AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sun of Justice - Libre-
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Sun of Justice - Libre-
Dieter había encontrado a su familia y aún estaba recuperándola. Cuando su hijo era nada más que un pequeño infante, este sonrió, los recuerdos que una vez en familia disfrutaron en algún momento, antes de que fuesen arrebatados por su suegro el malvado, aunque tenía peores motes para él. Estaba en una plaza, observando con una sonrisa a unos críos mientras entre sus manos había un periódico abierto, precisamente en la sección de personas desaparecidas.
Tenía la esperanza de que el nombre de su suegro apareciera, pero no, aún no hubo suerte. Tuvo que reírse interiormente, pero después al plegar el periódico, Dieter pensó en si de verdad estaban seguros como estaban. Viendo por última vez a esos críos jugando tranquilamente, suspiró, se levantó y comenzó a andar pensativo hasta un banco en el que se volvió a sentar.
Actualmente, se preguntaba dónde o como estaría haciendo aquel que dejo al mando de su poblado. Lo había dejado por recuperar su familia, la cual podría estar o no vigilada, pero ahora que medianamente estaban todos unidos quería volver a protegerlos como antaño hizo cuando Solveig era tan solo su prometida y la protegía incluso más de que algún desgarbado se la llevase como esclava, pero como nada de eso pasó pensó en que había sido por él y su manera de proteger lo que era suyo.
Ahora estaba en un país donde podría comprar cosas para protegerlos, las casas de aquí parecían fortalezas en miniatura y con extensos jardines, muy a la vista de cualquier mirón o precisamente de cualquier amenaza ya sea exterior o interior, barrotes extensos hasta tocar las nubes; bien era cierto que en su poblado tenían una fortaleza pero tenían barreras lo suficientemente altas para protegerse, lo que veía en las mansiones en sus paseos era algo exagerado, al menos en algunas mansiones de la zona rica.
Deben ser por los ladrones que es una de las pegas por las que tiene que proteger más a Solveig y a su hijo. Sinceramente, pensándolo bien, si Solveig le diera un presupuesto podría comprar una fortaleza para su familia que por lo que sabía todavía, su hijo y su esposa vivían en una casa de dos pisos bien amueblada pero demasiado pequeña para él, no se sentía a gusto en esa casa el sonido de un gato le sacó de sus pensamientos sentado en aquel banco de madera con el periódico debajo de su axila. El sol era de justicia y podrían hacer un poco más de 20º pero no demasiado. Estaba también con ropas de abrigo por lo que posiblemente tendría calor en exceso.
Tenía la esperanza de que el nombre de su suegro apareciera, pero no, aún no hubo suerte. Tuvo que reírse interiormente, pero después al plegar el periódico, Dieter pensó en si de verdad estaban seguros como estaban. Viendo por última vez a esos críos jugando tranquilamente, suspiró, se levantó y comenzó a andar pensativo hasta un banco en el que se volvió a sentar.
Actualmente, se preguntaba dónde o como estaría haciendo aquel que dejo al mando de su poblado. Lo había dejado por recuperar su familia, la cual podría estar o no vigilada, pero ahora que medianamente estaban todos unidos quería volver a protegerlos como antaño hizo cuando Solveig era tan solo su prometida y la protegía incluso más de que algún desgarbado se la llevase como esclava, pero como nada de eso pasó pensó en que había sido por él y su manera de proteger lo que era suyo.
Ahora estaba en un país donde podría comprar cosas para protegerlos, las casas de aquí parecían fortalezas en miniatura y con extensos jardines, muy a la vista de cualquier mirón o precisamente de cualquier amenaza ya sea exterior o interior, barrotes extensos hasta tocar las nubes; bien era cierto que en su poblado tenían una fortaleza pero tenían barreras lo suficientemente altas para protegerse, lo que veía en las mansiones en sus paseos era algo exagerado, al menos en algunas mansiones de la zona rica.
Deben ser por los ladrones que es una de las pegas por las que tiene que proteger más a Solveig y a su hijo. Sinceramente, pensándolo bien, si Solveig le diera un presupuesto podría comprar una fortaleza para su familia que por lo que sabía todavía, su hijo y su esposa vivían en una casa de dos pisos bien amueblada pero demasiado pequeña para él, no se sentía a gusto en esa casa el sonido de un gato le sacó de sus pensamientos sentado en aquel banco de madera con el periódico debajo de su axila. El sol era de justicia y podrían hacer un poco más de 20º pero no demasiado. Estaba también con ropas de abrigo por lo que posiblemente tendría calor en exceso.
Dieter- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 13/07/2013
Re: Sun of Justice - Libre-
El pergamino que es entregado en las manos enguantadas, estoico como una estatua permanece sin mirar más que aquello que hurga entre sus dedo en silencio hasta mostrar el nombre y otras instrucciones a seguir así como el acompañamiento de una imagen del objetivo de la noche. El humo del cigarro inunda la habitación pero aquel oscuro ser se mantiene en perpetua efigie de una persona de piedra, el hombre corpulento que se haya tras la mesa busca conversación con quien se pone de pie con una reverencia se marcha de la secreta habitación del hotel.
—Son ciertos los rumores y tú solo eres el perro de esa mujer, quien es capaz de aceptar cualquier encargo por coger___—
La frase quedó suspendida cuando una espada atraviesa el lado del humano, la fría mirada con la que es atendido en el momento que gira, en un chasquido retira el arma que ha rasgado el traje del hombre, su mirada no muestra signo alguno de enojo y aun así su sonrisa indica lo contrario, un desagrado total por estar compartiendo espacio con aquella manifestación de inmundicia humana.
—Agradecería que los comentarios se mantengan en lo estrictamente profesional y laboral, caso contrario me veré en la obligación de hacer un cliente personal y por lo tanto su lengua podría terminar en la basura ¿le parece, señor Dugès?—
El hombre solo puede asentir temblando de miedo; marcha a prisa desapareciendo de la habitación pudiendo oír las maldiciones de aquel que ha dejado atrás, camina por las calles con papel en mano leyendo una y otra vez las indicaciones respectivas, sus pasos lo han llevado por cada rincón de la ciudad. A punto de entrar en una espiral sin retorno el objetivo es alcanzado entre los callejones cerca de un negocio de bajo prestigio, sin dudar ni vacilar lo siguen aun cuando siente la sombra del acecho sobre él pero, como en su trabajo no consta el nombre de alguien más sigue de lleno a su blanco de la noche a quien tiene enfrente
—Te daré más de lo que ese tipo te paga el triple—
Sin esperar el hombre toma el cuello de humano sin dejarle tocar el suelo, su cabeza se ladea constantemente hasta que la sonrisa filosa en su rostro se muestra; el cuerpo sale volando Chocando contra la pared y aun con los pedidos de clemencia la espada en mano es la que acaba con la vida de aquel ser, el arma corta y sus manos tiran de los huesos desmembrando el cuerpo frágil hasta que sus dedos negros por los guantes toman entre la columna vertebral de quien fue un ser humano parte de los huesos que es guardado en un pergamino viejo y en una bolsa. Sabe que tiene que limpiar el desastre que ha dejado pero solo tiene un bote de basura en el que deposita los restos.
En él más mínimo silencio con el pergamino en mano que termina en trozos grandes en el suelo de aquel callejón, su rostro impasible y algo serio con la espada en mano, no le ha dado tiempo de guardarla así como limpiarse las manos que al verlas le molesta por lo sucias que han quedado limpiando con un pañuelo sus guantes negros.
Sin evidencia alguna parte del lugar de aquel acto violento al caminar como si no hubiera ocurrido nada malo en aquel callejón; ajusta la corbata y pasar la mano izquierda por los cabellos para mantener su apariencia. Con la noche sobre el luego de aquel acto de no llamar la atención de sus pasos asesinos que con mira impávida camina entre las calles evitando cruzar sus pasos con la demás gente llena de bacterias por su asquerosa vida humana tan inmunda y miserable. Observa en completo silencio a un hombre y un pergamino en su otra mano con la imagen que era igual al de él aunque faltaba algo más otra persona. Sin reparo se acercó al hombre con una reverencia muy propia de su estilo
—Disculpe, conoce a madame Solveig, al parecer ella está en mi lista de encargos junto a su esposo y ese veo que es usted—
Palabras tan frías las que emitió Adolphe en ese momento frente a aquel desconocido con un rostro sin emoción.
—Son ciertos los rumores y tú solo eres el perro de esa mujer, quien es capaz de aceptar cualquier encargo por coger___—
La frase quedó suspendida cuando una espada atraviesa el lado del humano, la fría mirada con la que es atendido en el momento que gira, en un chasquido retira el arma que ha rasgado el traje del hombre, su mirada no muestra signo alguno de enojo y aun así su sonrisa indica lo contrario, un desagrado total por estar compartiendo espacio con aquella manifestación de inmundicia humana.
—Agradecería que los comentarios se mantengan en lo estrictamente profesional y laboral, caso contrario me veré en la obligación de hacer un cliente personal y por lo tanto su lengua podría terminar en la basura ¿le parece, señor Dugès?—
El hombre solo puede asentir temblando de miedo; marcha a prisa desapareciendo de la habitación pudiendo oír las maldiciones de aquel que ha dejado atrás, camina por las calles con papel en mano leyendo una y otra vez las indicaciones respectivas, sus pasos lo han llevado por cada rincón de la ciudad. A punto de entrar en una espiral sin retorno el objetivo es alcanzado entre los callejones cerca de un negocio de bajo prestigio, sin dudar ni vacilar lo siguen aun cuando siente la sombra del acecho sobre él pero, como en su trabajo no consta el nombre de alguien más sigue de lleno a su blanco de la noche a quien tiene enfrente
—Te daré más de lo que ese tipo te paga el triple—
Sin esperar el hombre toma el cuello de humano sin dejarle tocar el suelo, su cabeza se ladea constantemente hasta que la sonrisa filosa en su rostro se muestra; el cuerpo sale volando Chocando contra la pared y aun con los pedidos de clemencia la espada en mano es la que acaba con la vida de aquel ser, el arma corta y sus manos tiran de los huesos desmembrando el cuerpo frágil hasta que sus dedos negros por los guantes toman entre la columna vertebral de quien fue un ser humano parte de los huesos que es guardado en un pergamino viejo y en una bolsa. Sabe que tiene que limpiar el desastre que ha dejado pero solo tiene un bote de basura en el que deposita los restos.
En él más mínimo silencio con el pergamino en mano que termina en trozos grandes en el suelo de aquel callejón, su rostro impasible y algo serio con la espada en mano, no le ha dado tiempo de guardarla así como limpiarse las manos que al verlas le molesta por lo sucias que han quedado limpiando con un pañuelo sus guantes negros.
Sin evidencia alguna parte del lugar de aquel acto violento al caminar como si no hubiera ocurrido nada malo en aquel callejón; ajusta la corbata y pasar la mano izquierda por los cabellos para mantener su apariencia. Con la noche sobre el luego de aquel acto de no llamar la atención de sus pasos asesinos que con mira impávida camina entre las calles evitando cruzar sus pasos con la demás gente llena de bacterias por su asquerosa vida humana tan inmunda y miserable. Observa en completo silencio a un hombre y un pergamino en su otra mano con la imagen que era igual al de él aunque faltaba algo más otra persona. Sin reparo se acercó al hombre con una reverencia muy propia de su estilo
—Disculpe, conoce a madame Solveig, al parecer ella está en mi lista de encargos junto a su esposo y ese veo que es usted—
Palabras tan frías las que emitió Adolphe en ese momento frente a aquel desconocido con un rostro sin emoción.
Adolphe D. O'Donnell- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 03/12/2016
Re: Sun of Justice - Libre-
Dieter estaba distraído un momento hasta que el joven le llamo la atención, nombro a su esposa y después a él. Las palabras del joven que veía eran sospechosas o eso, o los vellos de su brazo se erizaron porque si sin más, su intuición que era raro que un desconocido te hablara de esa manera tan repentina – mmm….- Pensó en hacerse el loco, pero estaba completamente confuso. Se quedó unos segundos patidifuso, pensando en que poder decir – Creo que se confunde señor…y es bastante tarde como para estar por estas calles usted solo –dijo con una sonrisa, haciendo un gesto con la cabeza de asentimiento para después comenzar a moverse hacia un lado, ir hacia donde un poco de luces alumbraba un pequeño recinto de bancos de madera.
El día lo había pasado en la calle. Yendo de un sitio a otro, visitando lugares que le pudieran traer algún tipo de inspiración y visitando hogares que pretendían estar a la venta, pensando en un nuevo hogar para su esposa y su hijo. Sinceramente, creyendo en la posibilidad de formar parte de algo, se quería esmerar tanto que no había encontrado ninguna de su gusto o de su esposa. De momento la visitaba a su actual hogar, con su hijo entrando y saliendo que comenzaba a preocuparle.
Ahora estaba completamente exhausto, pero la extraña y repentina visita nocturna de aquel joven preguntando por su esposa le hizo entrar en una adrenalina desconocida, en una adrenalina que le devolvió la energía que había perdido durante todo el día que estuvo en exteriores y buscando inspiración. Se sentó en uno de los bancos a lo que a la luz de la farola, sacó un pequeño cuaderno de algunas notas de los libros de aquel anciano que en principio le dio cobijo mientras intentaba adaptarse a su nueva naturaleza, a su nuevo sitio en la vida, a un nuevo lugar en el mundo cuando llegó a Paris.
Dieter anoto, en aquel cuaderno cada palabra de información sobre criaturas desconocidas o peligrosas que la mayoría de las personas desconocían de su existencia. Se paró en el listón rojo, un listón de color para cada una de las diferentes especies que ha encontró en aquellos libros de aquel anciano. Se paró en una especie ancestral y sanguinaria, que siempre iba a por sus víctimas, las cuales siempre acaban desangradas y siempre muertas sin un rastro de sangre. Se fijó en el párrafo que describía estos seres: Pálidos, ojos claros o simplemente oscuros como un vacío negro de soledad, pero sobre todo destacan unos colmillos afilados que perforan la superficie cutánea llevándose consigo mismo el vitae de las personas.
Dieter comenzó a estar un poco nervioso.
Pensó en el joven que se había acercado a él con esa extraña pregunta que le había erizado el vello de su cuerpo. Ahora supo que nada le estaba dando buena espina.
El día lo había pasado en la calle. Yendo de un sitio a otro, visitando lugares que le pudieran traer algún tipo de inspiración y visitando hogares que pretendían estar a la venta, pensando en un nuevo hogar para su esposa y su hijo. Sinceramente, creyendo en la posibilidad de formar parte de algo, se quería esmerar tanto que no había encontrado ninguna de su gusto o de su esposa. De momento la visitaba a su actual hogar, con su hijo entrando y saliendo que comenzaba a preocuparle.
Ahora estaba completamente exhausto, pero la extraña y repentina visita nocturna de aquel joven preguntando por su esposa le hizo entrar en una adrenalina desconocida, en una adrenalina que le devolvió la energía que había perdido durante todo el día que estuvo en exteriores y buscando inspiración. Se sentó en uno de los bancos a lo que a la luz de la farola, sacó un pequeño cuaderno de algunas notas de los libros de aquel anciano que en principio le dio cobijo mientras intentaba adaptarse a su nueva naturaleza, a su nuevo sitio en la vida, a un nuevo lugar en el mundo cuando llegó a Paris.
Dieter anoto, en aquel cuaderno cada palabra de información sobre criaturas desconocidas o peligrosas que la mayoría de las personas desconocían de su existencia. Se paró en el listón rojo, un listón de color para cada una de las diferentes especies que ha encontró en aquellos libros de aquel anciano. Se paró en una especie ancestral y sanguinaria, que siempre iba a por sus víctimas, las cuales siempre acaban desangradas y siempre muertas sin un rastro de sangre. Se fijó en el párrafo que describía estos seres: Pálidos, ojos claros o simplemente oscuros como un vacío negro de soledad, pero sobre todo destacan unos colmillos afilados que perforan la superficie cutánea llevándose consigo mismo el vitae de las personas.
Dieter comenzó a estar un poco nervioso.
Pensó en el joven que se había acercado a él con esa extraña pregunta que le había erizado el vello de su cuerpo. Ahora supo que nada le estaba dando buena espina.
Dieter- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 13/07/2013
Re: Sun of Justice - Libre-
El silencio irrumpió entre los dos. El pergamino se arrugo entre sus dedos manifestando con una sonrisa y una ligera asentir de su cabeza las razones del joven.
—Lamento los inconvenientes, señor. Pero por otro lado, no creo que algo que pueda hacer daño, así como a usted. Nosotros seríamos los monstruos de la noche a quienes deben temer y ocultarse a nuestros pasos —
Reverenció al hombre dando un paso al costado. El hombre caminó por la ciudad tomando el camino de regreso luego de horas de búsqueda al callejón como la taberna sucia y andrajosa de la París.
—¿Los encontraste? O tendré que pedir a tu dueña perro que te castigue merecidamente—
Las carcajadas de todos los vulgares corpulentos y sucios hombres se hicieron presentes hasta que le filo de la espada cercenó dos gargantas arrojando la sangre al rostro de quien le había soltado la pregunta. Con asco observó el hombre que ante el horror de lo causado se levantó al paso del hombre que lo amenazaba de nuevo con la espada en el cuello
—Al parecer las descripciones que me has dado no son ciertas, el rostro del hombre no concuerda. Hoy lo he abordado a uno tan parecido pero no contestó mis preguntas ¿Acaso no tienes una dirección para ir directo? No quiero andar por toda la ciudad, o ella te cortará la garganta con sus manos—
El hombre recibió una sonrisa con un papel más sucio y desgastado al que le daba asco tocar pero fue el filo de su espada el que abrió aquel pergamino con la dirección. Dirigió su camino hasta donde indicaba la dirección, como buen caballero tocó la puerta tres veces esperando a que fuera abierta para dar comienzo a su encargo. Con la espalda contra la puerta alisó sus cabellos con la mano enguantada con el trato de evitar todo rastro de impecabilidad.
—Lamento los inconvenientes, señor. Pero por otro lado, no creo que algo que pueda hacer daño, así como a usted. Nosotros seríamos los monstruos de la noche a quienes deben temer y ocultarse a nuestros pasos —
Reverenció al hombre dando un paso al costado. El hombre caminó por la ciudad tomando el camino de regreso luego de horas de búsqueda al callejón como la taberna sucia y andrajosa de la París.
—¿Los encontraste? O tendré que pedir a tu dueña perro que te castigue merecidamente—
Las carcajadas de todos los vulgares corpulentos y sucios hombres se hicieron presentes hasta que le filo de la espada cercenó dos gargantas arrojando la sangre al rostro de quien le había soltado la pregunta. Con asco observó el hombre que ante el horror de lo causado se levantó al paso del hombre que lo amenazaba de nuevo con la espada en el cuello
—Al parecer las descripciones que me has dado no son ciertas, el rostro del hombre no concuerda. Hoy lo he abordado a uno tan parecido pero no contestó mis preguntas ¿Acaso no tienes una dirección para ir directo? No quiero andar por toda la ciudad, o ella te cortará la garganta con sus manos—
El hombre recibió una sonrisa con un papel más sucio y desgastado al que le daba asco tocar pero fue el filo de su espada el que abrió aquel pergamino con la dirección. Dirigió su camino hasta donde indicaba la dirección, como buen caballero tocó la puerta tres veces esperando a que fuera abierta para dar comienzo a su encargo. Con la espalda contra la puerta alisó sus cabellos con la mano enguantada con el trato de evitar todo rastro de impecabilidad.
Adolphe D. O'Donnell- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 03/12/2016
Re: Sun of Justice - Libre-
Dieter se habia quedado pensando en una esquina pero con la mirada del desconocido en su mente. Prefirio seguirlo a ver hasta donde le llevaba, queria sentirse seguro porque ademas tenia una sospecha sobre el tipo estirado que le hizo una pregunta tan inquietante sobre especialmente Solveig que solamente ella conocia de su existencia.
El caso es que prefurio ir con cuidado, lentamente para no ser descubierto. Esto le recordaba cuando en su temprana edad iba a espiar a las muchachas del poblado hasta que les pillaron y Brömir y él recibieron una buena reprimenda que luego quedo en unas risas.
La noche parecia estar tranquila.
No habia demasiada gente con lo que terminaría sin testigos. Dieter temia lo pepr con aquel sujeto al que seguiria durante la noche. Le seguia por las calles de Paris, poco a poco, las personas mas curiosas parecían mirarle raro, pero eso a Dieter no le importaba. Él seguiría a lo suyo por lo que cuando vio al sujeto pararse con otro hombrez este mismo se escondio para no ser visto por los dos jombres que hacian malos negocios.
Observo desde lejos al que le hizo la pregunta, tenia temperamento, Dieter se dió cuenta del placer que le dio al tipo cuando mato a aquellos dos hombres y para cuando vio qur se volvía, Dieter se escondio y de nuevo le siguio....hasta las afueras de Paris, alli donde vivia con su anciano amigo, al que le habia estado ayudando en adaptarse a tierras francesas. Estaba en duda. No sabia que hacer. Tenia que intervenir tarde o temprano porque si no el asesinato de su anciano amigo quedaris en su consciencia.
El caso es que prefurio ir con cuidado, lentamente para no ser descubierto. Esto le recordaba cuando en su temprana edad iba a espiar a las muchachas del poblado hasta que les pillaron y Brömir y él recibieron una buena reprimenda que luego quedo en unas risas.
La noche parecia estar tranquila.
No habia demasiada gente con lo que terminaría sin testigos. Dieter temia lo pepr con aquel sujeto al que seguiria durante la noche. Le seguia por las calles de Paris, poco a poco, las personas mas curiosas parecían mirarle raro, pero eso a Dieter no le importaba. Él seguiría a lo suyo por lo que cuando vio al sujeto pararse con otro hombrez este mismo se escondio para no ser visto por los dos jombres que hacian malos negocios.
Observo desde lejos al que le hizo la pregunta, tenia temperamento, Dieter se dió cuenta del placer que le dio al tipo cuando mato a aquellos dos hombres y para cuando vio qur se volvía, Dieter se escondio y de nuevo le siguio....hasta las afueras de Paris, alli donde vivia con su anciano amigo, al que le habia estado ayudando en adaptarse a tierras francesas. Estaba en duda. No sabia que hacer. Tenia que intervenir tarde o temprano porque si no el asesinato de su anciano amigo quedaris en su consciencia.
Dieter- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 13/07/2013
Re: Sun of Justice - Libre-
El sonido de una puerta abriéndose mostrando a un anciano que sonríe al hombre de negro, apático y parco que se esfuerza en mostrar una sonrisa de educación. El anciano trata de estrechar la mano de aquel invitado inesperado pero se niega a aceptarla dejando sus manos tras su espalda para inclinar la cabeza como saludo.
—Buena noche, señor. Disculpe mi intrusión estoy buscando a la señora Solveig y al su esposo ¿me puede decir si esta es la casa donde viven?—
El anciano se apartó un momento dejando ingresar al extraño.
—Esta es la casa de los señores pero por el momento no se encuentran en casa ¿es usted algún pariente o amigo de los señores?—
No cruzó más de la puerta. Mantuvo su estancia a unos cinco pasos de la entrada aguardando, negando la invitación de cruzar más allá. El hombre sabía que el anciano no era del todo un simple hombre, podía sentir el aire electrificado del ambiente. Con su rechazo a continuar el anciano lo atacó con un bastón que golpeo el brazo del vampiro, la mirada del hombre mayor era de enojo así como de retarlo a un encuentro
—Responde ¿Quién te ha enviado? Y quizás sea condescendiente contigo—
Toma el bastón con fuerza y al tirarlo el humano se ve obligado a soltarlo por la brutalidad con la que le es arrancado su arma al ver que es inmediatamente partida a la mitad.
—¿Van a demorar los señores? No quiero gastar todas mis energías y armas en usted, no he venido por su cabeza—
Sonrió arrojando el bastón a los pies del anciano que no podía creer las palabras de aquel hombre que regresó con sus manos tras la espalda aguardando a la llegada de sus objetivos para poder regresar a su encierro con su dueña.
—Buena noche, señor. Disculpe mi intrusión estoy buscando a la señora Solveig y al su esposo ¿me puede decir si esta es la casa donde viven?—
El anciano se apartó un momento dejando ingresar al extraño.
—Esta es la casa de los señores pero por el momento no se encuentran en casa ¿es usted algún pariente o amigo de los señores?—
No cruzó más de la puerta. Mantuvo su estancia a unos cinco pasos de la entrada aguardando, negando la invitación de cruzar más allá. El hombre sabía que el anciano no era del todo un simple hombre, podía sentir el aire electrificado del ambiente. Con su rechazo a continuar el anciano lo atacó con un bastón que golpeo el brazo del vampiro, la mirada del hombre mayor era de enojo así como de retarlo a un encuentro
—Responde ¿Quién te ha enviado? Y quizás sea condescendiente contigo—
Toma el bastón con fuerza y al tirarlo el humano se ve obligado a soltarlo por la brutalidad con la que le es arrancado su arma al ver que es inmediatamente partida a la mitad.
—¿Van a demorar los señores? No quiero gastar todas mis energías y armas en usted, no he venido por su cabeza—
Sonrió arrojando el bastón a los pies del anciano que no podía creer las palabras de aquel hombre que regresó con sus manos tras la espalda aguardando a la llegada de sus objetivos para poder regresar a su encierro con su dueña.
Adolphe D. O'Donnell- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 03/12/2016
Re: Sun of Justice - Libre-
Dieter se quedó de piedra por lo que visiono ante sus ojos. Aquel muchacho había desafiado al anciano que le había ayudado a sobrevivir sus primeros días en Paris, le estaba demasiado agradecido por ello, no quería que le pasara nada malo al anciano a manos de un desconocido que por lo que vio, este parecía tener un mal temperamento, no sabría comportarse en ningún sitio a menos que alguien le diera una buena tunda – Diablos – susurró para sí mismo un apelativo referente al muchacho que rompió el bastón del anciano. Dieter a lo mejor no podría arriesgarse de sobre manera pero quería hacer algo por el anciano, pero ¿el qué?
Aparecer de la nada y combatirle sin ningún plan sería un plan suicida. No quería arriesgarse a perder la vida. Estaba en su forma humana y era más vulnerable que el aura que rodeaba al joven que rompió el bastón del anciano –Tengo que alcanzarle….-susurro de nuevo para sí mismo, observando con detenimiento las posibilidades de una situación provechosa para él y anciano, pero nada venía a su mente, nada podría darle la situación de poder salir ganando tampoco si no intentaba solucionar las cosas y procurar que aquí todos pudieran vivir en paz.
¿Por qué preguntaba tanto por el nombre de su esposa? Entonces las cosas posiblemente comenzaron a tener sentido para sus pensamientos sin atar. Escucho del joven que no venía a por la cabeza del anciano, posiblemente quería su cabeza y la de Solveig porque ya se intuía quien era el culpable de todo esto.
Su suegro muy a su pesar podría ser el primer sospechoso pero también estaba a lo mejor una fuerza mayor aunque esto le sonaba de algo pero no sabía el que.
-¿Me buscas acaso? – Dieter salió de su escondite mostrándose tal y como era. No le tenía nada de miedo.
Aparecer de la nada y combatirle sin ningún plan sería un plan suicida. No quería arriesgarse a perder la vida. Estaba en su forma humana y era más vulnerable que el aura que rodeaba al joven que rompió el bastón del anciano –Tengo que alcanzarle….-susurro de nuevo para sí mismo, observando con detenimiento las posibilidades de una situación provechosa para él y anciano, pero nada venía a su mente, nada podría darle la situación de poder salir ganando tampoco si no intentaba solucionar las cosas y procurar que aquí todos pudieran vivir en paz.
¿Por qué preguntaba tanto por el nombre de su esposa? Entonces las cosas posiblemente comenzaron a tener sentido para sus pensamientos sin atar. Escucho del joven que no venía a por la cabeza del anciano, posiblemente quería su cabeza y la de Solveig porque ya se intuía quien era el culpable de todo esto.
Su suegro muy a su pesar podría ser el primer sospechoso pero también estaba a lo mejor una fuerza mayor aunque esto le sonaba de algo pero no sabía el que.
-¿Me buscas acaso? – Dieter salió de su escondite mostrándose tal y como era. No le tenía nada de miedo.
Dieter- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 13/07/2013
Re: Sun of Justice - Libre-
Solo el sonido del reloj que marca los minutos que corren interrumpe el silencio fúnebre que impera tras la visita del extraño hombre, su mano dominante apenas se posa sobre el cabello para evitar desprolijos en su presentación, la sonrisa es un imán de educación pero siniestra.
—¿Tardarán los señores?—
El anciano se encrespó más por la presencia del desconocido.
—No te diré más hasta que digas quien eres y que quieres de los señores de esta casa—
Mantuvo su postura con esa sonrisa silenciosa enfureciendo al anciano que trató por los mejores medios encontrar alguna forma de evitar el encuentro del extraño con sus señores pero nada lo movía de ahí. Una vez encontrado su objetivo no había nada que lo detuviera de cumplirlo. Quieto y silencioso se mantuvo unos minutos más hasta la sentir la presencia de un nuevo integrante; su cabeza de inclinó hacia un costado observando al hombre que salía con algo de enojo en su rostro como aura, la de él se mantenía neutral lo que asustaba a sus enemigos. Inclinó la cabeza en un saludo amable
El anciano se colocó en medio de su señor y del intruso.
—Ya veo, usted me ha mentido, no, usted me engañado; ¿Pensó que eso me desviaría o despistaría de mi objetivo? Espero que comprenda que esto no es nada personal son solo negocios para lo que soy contratado y usted es un negocio más con su esposa ¿está ella?—
Sonrió sacando de su chaqueta negra la carta en la que se le ha contrato para acabar con la mujer y su marido si este se entrometía. Entregó la carta al anciano para que le dirija a su señor, su apariencia tomó otra perspectiva un poco amenazante listo para atacar en el momento idóneo. Retrocedió un paso, abrió el botón de su chaqueta y aguardó la batalla que se daría entre los dos
—Me presento, Adolphe O'Donnell, asesino contratado para matar a su esposa y a usted si se entromete—
Sonrió cual plática normal y ligera que tuvieran dos caballeros, cual negocio a cerrar.
—¿Tardarán los señores?—
El anciano se encrespó más por la presencia del desconocido.
—No te diré más hasta que digas quien eres y que quieres de los señores de esta casa—
Mantuvo su postura con esa sonrisa silenciosa enfureciendo al anciano que trató por los mejores medios encontrar alguna forma de evitar el encuentro del extraño con sus señores pero nada lo movía de ahí. Una vez encontrado su objetivo no había nada que lo detuviera de cumplirlo. Quieto y silencioso se mantuvo unos minutos más hasta la sentir la presencia de un nuevo integrante; su cabeza de inclinó hacia un costado observando al hombre que salía con algo de enojo en su rostro como aura, la de él se mantenía neutral lo que asustaba a sus enemigos. Inclinó la cabeza en un saludo amable
El anciano se colocó en medio de su señor y del intruso.
—Ya veo, usted me ha mentido, no, usted me engañado; ¿Pensó que eso me desviaría o despistaría de mi objetivo? Espero que comprenda que esto no es nada personal son solo negocios para lo que soy contratado y usted es un negocio más con su esposa ¿está ella?—
Sonrió sacando de su chaqueta negra la carta en la que se le ha contrato para acabar con la mujer y su marido si este se entrometía. Entregó la carta al anciano para que le dirija a su señor, su apariencia tomó otra perspectiva un poco amenazante listo para atacar en el momento idóneo. Retrocedió un paso, abrió el botón de su chaqueta y aguardó la batalla que se daría entre los dos
—Me presento, Adolphe O'Donnell, asesino contratado para matar a su esposa y a usted si se entromete—
Sonrió cual plática normal y ligera que tuvieran dos caballeros, cual negocio a cerrar.
Adolphe D. O'Donnell- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 03/12/2016
Re: Sun of Justice - Libre-
Aquello le pilló por sorpresa, pero Dieter cogió la carta del anciano y la leyó – Hm...- Dieter sonreía, bufándose de lo que aquel joven traía en sus manos. Una ridícula carta en la que mandaban al joven matar a su esposa - ¿Quién quiere matar a mi esposa? –Pregunto con calma- Si alguien debe matarla, ese seré yo en la cama después de contentármela satisfactoriamente –Acabo por burlarse del joven, aunque este le hubiera dicho que era asesino muchos peores se habían enfrentado a Dieter.
- ¿Te manda Thumery? Ese viejo bribón –Dijo aun riéndose ahora con el anciano a su lado – Mira joven – Le devolvió la carta – Hoy no va a morir nadie por lo que respondiendo a tu pregunta, desgraciadamente no conozco el paradero de mi esposa ya que después de que me separasen de ella no he vuelto a verla, pero si la ves, espera a que la mate de placer antes de que la mates tú y me jodas la vida porque después iré yo a buscarte para empalarte desde tu culo estrecho hasta que la pica salga de esa escuálida y asquerosa boca de payaso que tienes - Dieter dijo con tranquilidad aunque por dentro los nervios estaban hirviendo a mil, quería arrancar la feliz cabeza que sujetaba ese escurridizo cuerpo, pero a pesar de ello se mostraba como si estuviera en paz consigo mismo.
– Por cierto hace una bonita noche para que la estés desperdiciando con nosotros – Se cruzó de brazos, acercándose unos pasos más hacia aquel que quería asesinarlos – Te propongo un receso caballero O'Donnell – Ladeo un poco su rostro – Parece que la medianoche aún no ha cogido un calentamiento para hacer una matanza a tan sangre fría – se echa hacia atrás, pero le mira detenidamente, observando cada movimiento que hace o pudiera hacer.
- ¿Qué opina de ir a por algún refrigerio que hagan más eficientes su sangrienta labor? – Dieter se detuvo y miro al perro que pasaba por las calles y luego se escondía en un cubo de la basura para buscar comida, poco después de ello, el anciano y amigo de Dieter se pone delante de este, protegiendo a su único amigo, pero Dieter le detuvo, le negó mirándolo y le calmo con la mirada – no pasa nada amigo – Miró a quien decía ser un asesino – No va a hacernos nada ¿verdad? De momento creo que su cruzada se ha visto compleja ya que no ha encontrado a ninguna de las dos personas que a él le han mandado buscar a eliminar….bueno sí, yo estoy aquí pero no creo que quiera eliminarme a mi primero – Decía Dieter con demasiada confianza en sí mismo.
¿Y si en realidad no era su suegro y en realidad una antigua relación de la cual él pueda ignorar? No lo sabía, pero siempre y cuando se esperaba cualquier cosa del monigote de delante que decía ser el asesino de la pareja.
- ¿Te manda Thumery? Ese viejo bribón –Dijo aun riéndose ahora con el anciano a su lado – Mira joven – Le devolvió la carta – Hoy no va a morir nadie por lo que respondiendo a tu pregunta, desgraciadamente no conozco el paradero de mi esposa ya que después de que me separasen de ella no he vuelto a verla, pero si la ves, espera a que la mate de placer antes de que la mates tú y me jodas la vida porque después iré yo a buscarte para empalarte desde tu culo estrecho hasta que la pica salga de esa escuálida y asquerosa boca de payaso que tienes - Dieter dijo con tranquilidad aunque por dentro los nervios estaban hirviendo a mil, quería arrancar la feliz cabeza que sujetaba ese escurridizo cuerpo, pero a pesar de ello se mostraba como si estuviera en paz consigo mismo.
– Por cierto hace una bonita noche para que la estés desperdiciando con nosotros – Se cruzó de brazos, acercándose unos pasos más hacia aquel que quería asesinarlos – Te propongo un receso caballero O'Donnell – Ladeo un poco su rostro – Parece que la medianoche aún no ha cogido un calentamiento para hacer una matanza a tan sangre fría – se echa hacia atrás, pero le mira detenidamente, observando cada movimiento que hace o pudiera hacer.
- ¿Qué opina de ir a por algún refrigerio que hagan más eficientes su sangrienta labor? – Dieter se detuvo y miro al perro que pasaba por las calles y luego se escondía en un cubo de la basura para buscar comida, poco después de ello, el anciano y amigo de Dieter se pone delante de este, protegiendo a su único amigo, pero Dieter le detuvo, le negó mirándolo y le calmo con la mirada – no pasa nada amigo – Miró a quien decía ser un asesino – No va a hacernos nada ¿verdad? De momento creo que su cruzada se ha visto compleja ya que no ha encontrado a ninguna de las dos personas que a él le han mandado buscar a eliminar….bueno sí, yo estoy aquí pero no creo que quiera eliminarme a mi primero – Decía Dieter con demasiada confianza en sí mismo.
¿Y si en realidad no era su suegro y en realidad una antigua relación de la cual él pueda ignorar? No lo sabía, pero siempre y cuando se esperaba cualquier cosa del monigote de delante que decía ser el asesino de la pareja.
Dieter- Licántropo Clase Baja
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Re: Sun of Justice - Libre-
Estoico sin mover músculo alguno se mantuvo cual soldado de pie frente al lobuno que exponía sus razones y argumentos que para él no eran válidos y solo le hacían perder tiempo. De su bolsillo extrajo el reloj de oro observando atento la hora hasta que terminó por hablar y cuestionar el hombre.
Sin más preámbulos, aquel desconocido portó una reverencia a los dos hombres que quedaron en silencio, al menos unos segundos hasta que enfrentó con la mirada a los dos.
—Aun con su buen acto de voluntad deberé recharzarle la invitación de un aperitivo como el de incrustarme una lanza por el culo, si lo hiciera antes de que pudiera tomar la madera le cortaría las manos y la cabeza, pero como dije, solo si usted lo hiciera, pero como no lo hará porque no creo que quiera dejar a su esposa sin ser follada—
El anciano iba a protestar pero la mirada que le lanzó con su ojo izquierdo lo paralizo por segundos. Sonrió al tirar y sacar de las manos del lupino aquella carta guardándola dentro de su terno negro
—Si la señora no está, entonces tendré que venir otro día y como usted no sabe de su paradero, por ser un idiota con una boca tan impertinente y lívido muy alto, es que la ha perdido, disculpe olvidé que los perros son así cuando les toma la luna ya que no son otra cosa que animales, y para que entienda mejor —
Mantuvo su postura pero su cabeza se ladeo unos centímetros sonriéndole.
—Para que un animal entienda hay que darle de golpes, pero quien me contrato me dijo que no pierda mi tiempo con usted si no que fuera directo por la señora Solveig, que la asesine delante de usted para que sienta lo que esa persona sintió, pero no se preocupe—
Dio la espalda retirándose de aquel hogar
—No le haré lo que usted le hará, yo si cortaré su cuello ante sus ojos, y por cierto de un animal a otro, no se meta en el territorio de otro o saldrá muerto. Usted no sabe lo que es ser un perro de caza, un domesticado como usted poco entendería—
Percibió el aroma de la mansión sonriendo para sí mismo al salir con sus ojos brillando ante la oscuridad de la noche regresando la mirada al lobo.
—Es una bella noche para cazar—
Sin más preámbulos, aquel desconocido portó una reverencia a los dos hombres que quedaron en silencio, al menos unos segundos hasta que enfrentó con la mirada a los dos.
—Aun con su buen acto de voluntad deberé recharzarle la invitación de un aperitivo como el de incrustarme una lanza por el culo, si lo hiciera antes de que pudiera tomar la madera le cortaría las manos y la cabeza, pero como dije, solo si usted lo hiciera, pero como no lo hará porque no creo que quiera dejar a su esposa sin ser follada—
El anciano iba a protestar pero la mirada que le lanzó con su ojo izquierdo lo paralizo por segundos. Sonrió al tirar y sacar de las manos del lupino aquella carta guardándola dentro de su terno negro
—Si la señora no está, entonces tendré que venir otro día y como usted no sabe de su paradero, por ser un idiota con una boca tan impertinente y lívido muy alto, es que la ha perdido, disculpe olvidé que los perros son así cuando les toma la luna ya que no son otra cosa que animales, y para que entienda mejor —
Mantuvo su postura pero su cabeza se ladeo unos centímetros sonriéndole.
—Para que un animal entienda hay que darle de golpes, pero quien me contrato me dijo que no pierda mi tiempo con usted si no que fuera directo por la señora Solveig, que la asesine delante de usted para que sienta lo que esa persona sintió, pero no se preocupe—
Dio la espalda retirándose de aquel hogar
—No le haré lo que usted le hará, yo si cortaré su cuello ante sus ojos, y por cierto de un animal a otro, no se meta en el territorio de otro o saldrá muerto. Usted no sabe lo que es ser un perro de caza, un domesticado como usted poco entendería—
Percibió el aroma de la mansión sonriendo para sí mismo al salir con sus ojos brillando ante la oscuridad de la noche regresando la mirada al lobo.
—Es una bella noche para cazar—
Adolphe D. O'Donnell- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 03/12/2016
Re: Sun of Justice - Libre-
El lobo sabia los riesgos que traían mezclarse con esa gente, pero por alguna razón no se atrevía a meter la pata y que este en verdad fuera en la búsqueda de su amada Solveig. No quería perderla aunque todavía no la había encontrado.
- ¿Quién te ha contratado engominado? –Preguntando aquella pregunta se cruzó de brazos sobre su chaqueta marrón oscura y capa de piel sobre otra capa oscura. La noche estaba siendo horriblemente fría y no quería perder calor corporal para poder soportar la noche que se avecinaba esa noche. Dieter seguía observando al larguirucho que seguía vistiendo ropas demasiado apretadas para su propio gusto. Le escuchaba todas sus frases, todas sus palabras y hacia un esfuerzo para no poder bostezar del aburrimiento que estaba sintiendo en aquel momento.
– Por cierto, deberías de dar clases de comportamiento animal ya que sabes tanto del tema, digo, ya que te sientes tan suelto en el tema aquí la verdad estás prácticamente perdiendo el tiempo….Además aquel o aquella que te ha dicho que mates a Solveig debe de ser un hombre demasiado cruel como para matar a su propia hija….me pregunto quién podría pedir algo así…. – Repentinamente saco de su bota un pequeño puñal pero aquel que lo acompañaba, bien que era sabio le detuvo y negó, porque sabía su amigo que el otro ya sabría de su táctica.
– Hagamos un trato. Ahora mismo soy pobre como las ratas, dispongo de pocos recursos para poder pagarte para que dejes a Solveig viviendo entre los vivos….Sé que no es para nada atractivo para ti lo que estoy diciendo, pero créeme que intento decirte una buena propuesta. – Dieter se lamió los labios tras notarlos un poco resecos - ¿Qué te parece…Sergey? – dijo con una sonrisa que de seguro lo que dijo no podría esperarlo – Te pegaban mucho en el orfanato. Cuando….-Sus palabras fueron detenidas, aquel viejo no le estaba dejando quedar bien – Mira anciano, si tienes miedo quédate en el interior de la casa – Dieter se giró hacia su amigo – Métete en casa y cierra toda ventana y puerta – dijo mirándole con firmeza y poco después, se quedó a solas con aquel personajillo engominado y vestido con ropas de cuero ajustadas. De verdad, no era su gusto ver a un hombre con ropas tan ajustadas. Precisamente él solía dormir en pelota picada, como dios le trajo al mundo y era delicioso excepto cuando era invierno que ahí si que se congelaba las pelotas facilmente.
Ahora en cambio era momento de concentrarse en cosas más importantes. El tipo raro con el traje ajustado - En serio, tenemos que negociar. Si quieres venganza soy bueno encontrando gente. Si quieres otro tipo de cosa también puedo ayudarte...-encogiendo los hombros se fue después poniendo en guardia, solo por si acaso se presentaba una batalla que tener que pelear.
- ¿Quién te ha contratado engominado? –Preguntando aquella pregunta se cruzó de brazos sobre su chaqueta marrón oscura y capa de piel sobre otra capa oscura. La noche estaba siendo horriblemente fría y no quería perder calor corporal para poder soportar la noche que se avecinaba esa noche. Dieter seguía observando al larguirucho que seguía vistiendo ropas demasiado apretadas para su propio gusto. Le escuchaba todas sus frases, todas sus palabras y hacia un esfuerzo para no poder bostezar del aburrimiento que estaba sintiendo en aquel momento.
– Por cierto, deberías de dar clases de comportamiento animal ya que sabes tanto del tema, digo, ya que te sientes tan suelto en el tema aquí la verdad estás prácticamente perdiendo el tiempo….Además aquel o aquella que te ha dicho que mates a Solveig debe de ser un hombre demasiado cruel como para matar a su propia hija….me pregunto quién podría pedir algo así…. – Repentinamente saco de su bota un pequeño puñal pero aquel que lo acompañaba, bien que era sabio le detuvo y negó, porque sabía su amigo que el otro ya sabría de su táctica.
– Hagamos un trato. Ahora mismo soy pobre como las ratas, dispongo de pocos recursos para poder pagarte para que dejes a Solveig viviendo entre los vivos….Sé que no es para nada atractivo para ti lo que estoy diciendo, pero créeme que intento decirte una buena propuesta. – Dieter se lamió los labios tras notarlos un poco resecos - ¿Qué te parece…Sergey? – dijo con una sonrisa que de seguro lo que dijo no podría esperarlo – Te pegaban mucho en el orfanato. Cuando….-Sus palabras fueron detenidas, aquel viejo no le estaba dejando quedar bien – Mira anciano, si tienes miedo quédate en el interior de la casa – Dieter se giró hacia su amigo – Métete en casa y cierra toda ventana y puerta – dijo mirándole con firmeza y poco después, se quedó a solas con aquel personajillo engominado y vestido con ropas de cuero ajustadas. De verdad, no era su gusto ver a un hombre con ropas tan ajustadas. Precisamente él solía dormir en pelota picada, como dios le trajo al mundo y era delicioso excepto cuando era invierno que ahí si que se congelaba las pelotas facilmente.
Ahora en cambio era momento de concentrarse en cosas más importantes. El tipo raro con el traje ajustado - En serio, tenemos que negociar. Si quieres venganza soy bueno encontrando gente. Si quieres otro tipo de cosa también puedo ayudarte...-encogiendo los hombros se fue después poniendo en guardia, solo por si acaso se presentaba una batalla que tener que pelear.
Dieter- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 13/07/2013
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