Young and beautiful (Privado)

He visto los días girar en torno a mi persona aunque en realidad han sido siempre completamente oscuros. Ya no veo la luz del sol ni la siento sobre mi ahora pálida piel. Solo el pensar de que mi hija estuviera completamente viva, allí en donde estuviera solo me hacía levantarme cada noche de la cama, saber que mi hija ha aprendido a escribir y que me envía cartas, hace que me atreva a beber sangre cada vez con menos asco, con menos nauseas, saber que mi hija está allí viviendo con la garantía de que siga aquí en esta casa de grillados, me hacía comunicarme con uno o dos de este sitio del cual aún no consigo acostumbrarme.

Habría posiblemente alguna posibilidad de que pudiera escaparme la cual nunca he pensado en intentarlo. La vida de mi hija estaría en juego, moriría en el mismo instante en que yo intentara algo irracional contra esta casa de locos sangrientos.

Han pasado unos meses desde el cambio.

Aún me cuesta, como el pequeño pajarillo que sale del cascarón y aún le cuesta andar sobre dos patas, pues yo, aún estoy aprendiendo a soportar el quitarle la vida a una persona mientras la otra grita de dolor, aún intento aguantar el sofoco de tristeza que me da cuando veo o tengo sangre de un humano tragando por mi boca. Es una sensación completamente horrible, no entiendo como unos seres así han podido soportar tantos años vivos. Solo no quiero que hagan ahora encima presa mis pensamientos, pues ¿Qué libertad me quedaría?

Ninguna me temo.


El lugar en el que me encuentro en este mismo instante es en una enorme cama. Todas mis pertenencias están en mi habitación y es una enorme alcoba, casi como la de un palacio me imagino, pero mi cama estaba vacía, extraño a mi esposo quien me tranquilizaba cada noche, el que hacía de mis días grises que fueran olvidados por completo, aquel que en algún futuro nos hubiéramos ido juntos a un paraíso tranquilo en el que pasar nuestros últimos días de vida juntos, con canas y con pocos dientes. Un futuro así si era normal, pero no ahora, mi vida se detuvo hace unos meses, mi vida murió para pasar una vida llena de pesadillas. Mi piel ahora estaba pálida, el camisón apenas ahora lo necesitaba. Puse mis pies sobre el…. No sé cómo de frio está el suelo. No noto nada aunque puedo escuchar, ver y mis papilas gustativas ahora son extraordinariamente agudizadas. ¿Cómo podían disfrutar por unas cualidades meramente agudizadas? O ¿buscar la vida eterna?

Mis pasos fueron hacia el baño el cual estaba ya preparado, mis ropas de hoy estaban sobre un perchero de pie y había una doncella mirándome de un modo ausente, como si estuviera esperando a que le mandara hacer algo.

– Ya puedo yo, gracias – Dije secamente y gracias a Dios, la muchacha se fue del baño dejándome completamente a solas.

No necesitaba ayuda de estos monstruos.