Originales [libre]

por **Apolline D'Lau** Lun Mar 13, 2017 7:21 pm

Apolline, ese era mi nombre.

La noche había barrido casi todas las plantas del invernadero gracias al vendaval que hubo por ello estaba en la zona comercial buscando plantas específicas para poder reponer las que se estropearon en la noche. Gracias a que salimos beneficiados, mis padres están con un nuevo negocio del cual es al que voy para poder saludarlos como es debido, que tengan una vida normal, de una pareja normal que tiene una tienda para poder subsistir.

La vestimenta de hoy constaba de un traje oscuro por el luto que supuestamente estaba sobrellevando. Voy a ser sincera. Si, amaba a mi esposo pero para poder sacar a mis padres había que pagar un buen finiquito por lo que idee lo que fuera para sacarlos de ahí. No incluso nadie sabe lo que planee por mí misma aunque con ayuda de otros y de una poción que puse en la copa de mi esposo, pero las únicas últimas palabras de mi esposo fue un Te quiero cuando nos fuimos juntos a dormir. Ay, pobre de mí, sinceramente no pensaba en hacer esto pero nadie debía de saberlo.

Supervivencia es de lo que estamos hablando. Éramos muy pocos últimamente aunque haya pasado mi vida entera en esta ciudad, hemos crecido unidos, bastante unidos aunque mi hermano mayor aun no lo esté después de lo que pasó en la noche. Bien sabe el que desconoce todo. Como si alguien supiera lo que haría en su vida pero en realidad no conozco a nada, ni a nadie para poder decir que alguien se va de fiesta hasta altas horas de la noche.

Me detuve en uno de los bancos de aquella zona comercial, a la espera de sabios consejos de alguien mucho mejro que tu mismo.

por **Jacques Louis Ensch** Mar Mar 14, 2017 1:08 pm

Era víspera de domingo festivo por la iglesia. Los mercados habrían por la noche para la gente que hacía ayuno por el día, el mal tiempo que había surgido las últimas noches provocó que la gente se animase a venir a comprar pese a la oscura noche a al cual le estaba costando abrir. Aquello era un alivio para el vampiro, ya que la luz del sol lo mataría lentamente, provocandole quemaduras irreversibles.

Escoltado como era habitual por un par de vampiros más, había dejado atrás en un hostal a su rebaño. Un par de mujeres jóvenes que le servían de alimento cada vez que tenía hambre. Ambas estaban embriagadas por la sangre que él les proporcionaba después, disfrutando del placer de morder y ser mordidas. El vampiro sabía que aquella acción no era de voluntad propia, aun que una vez lo fuese. Pero ojos que no ven corazón que no siente. Y no iba a empezar a estar alturas a preocuparse de abusar de un par de humanas que disfrutaban de su compañía y les otorgaba un poco de poder.

Se paró frente a un banco cuando observó a una muchacha que parecía haber comprado hierbas. Por la forma de estas reconoció que trataba de hacer alguna poción bastante potente y la curiosidad que sintió el muchacho hizo que se acercara hasta poder agarrar con sus propios dedos la bolsa donde guardaba todo para el ungüento - ¿Qué vais a cocinar con esas hojas? - preguntó esbozando una sonrisa amable, y divertida.

por **Apolline D'Lau** Jue Abr 13, 2017 9:39 pm

Y esto era porque odiaba a algunas personas que se las daban de entrometidas completamente. Soy una bruja, si, tampoco voy diciéndoselo a todo el mundo pero desearía al menos tener el poder de echar a empujones a la gente simplemente porque se meten en asuntos donde no les llaman. Un chico que viene de no sé de donde, le veo que se acerca de reojo y me quita la bolsa de hierbas que compre de la tienda.

- ¡HEY! ¡Devuélvemelo! –Intente alcanzar la bolsa pero aquella sonrisa burlona me estaba dando dolor de cabeza – ¡Dame la bolsa que me has robado! ¡O llamaré a la policía!

Grité a modo de que algunas personas se dieran la vuelta para que vieran lo que me estaba haciendo este desconocido, de cabello corto, pelirrojo y estropeado.

- ¿te has mirado últimamente en un espejo? – Pregunte comenzando a ser ella misma la reina de las reinas de las bordes, sí señor, soy la que manda aquí cuando a mí se me da, la real gana. Si la educación suele convertir al bruto impulsivo en un ser razonable y magnánimo, la instrucción le enseña y le ilumina el sendero que debe seguir para no extraviarse en las encrucijadas de la vida. Mas divisar una senda no equivale a seguirla hasta el fin: se necesita firmeza en la voluntad y vigor en los pies. Se requiere también poseer un ánimo sin altivez y rebeldía, no de sumisión y respeto como el soldado y el monje.

Podía notar como la gente comenzaba a situarse curiosa a lo que estaba pasando a nuestro alrededor, si, parecía que todo estaba esperando su turno para poder decidir que iba a pasar, por lo que me abalance sobre el muchacho desconocido sin ni siquiera usar mi magia que podría haber acabado en un santiamén, pero prefiero que me vea como una mortal e indefensa aunque de indefensa tengo poco la verdad.

por **Jacques Louis Ensch** Miér Abr 26, 2017 5:24 am

El jolgorio y el cúmulo de gente les mantenía con la privacidad necesaria para pasar desapercibidos en aquel lugar, en el cual en otro momento cualquiera les hubiese mirado y seguramente hubiese pensado que Jacques estaba abusando de aquella muchacha, alguien le habría intentado atravesar el corazón con un palillo y el caos y el miedo se hubiesen apoderado del mercado. Pero por suerte, el tumulto de gente era tan grande, que hasta de vez en cuando la mujer parada frente a el sufría algún empujón.

Alzó la bolsa mirando mirando su interior para observar a la mujer histérica después - Estás llamando la atención - le recordó Jacques cuando sintió que la gente les miraba, alzó una mano con desgana para que aquella gente volviese a meterse en sus asuntos - ¿Un espejo? - le devolvió la bolsa alzando una ceja - ¿Tratas de lastimar mi autoestima? Que poco cortés por tu parte. ¿Has tenido una educación bastante nefasta para recurrir a ese tipo de ataques tan gratuitos - le esclareció mientras acomodaba su ropa. Sus guarda espaldas se incomodaron ante las palabras de la mujer, que una vez que tuvo su saco entre las manos volvía a convertirse en un activo potencialmente peligroso. Pese a que con tan poco espacio era realmente inútil. Lo único a lo que podía acceder era a dar un cachetazo a su jefe, pero seguramente este haría uso de su don para parar aquella fina mano de largos dedos, antes de que tocarse el rostro de marfil del pelirrojo.

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