AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
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La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
Recuerdo del primer mensaje :
No era de los mejores sitios ni mucho menos, ni siquiera un sitio ideal, un viejo callejón que daba a las puertas de casas abandonadas...casi todas tapiadas con tablones mal clavados en ella, la cambiante se abría paso distraidamente contando los francos que había ganado en su ultimo espectaculo en las Parisinas calles, había exhibido sus habilidad de cortonsión mientras bailaba con agilidad su bonito y colorido aro, o exhibiendo un colorido espectaculo de malabares, la cosa es que Yendra a veces daba esos espectaculos al aire libre para abrir bocas para invitarlos a que fuesen al circo donde ella a veces tambien hacía acto de presencia como trapecista o escapista en numeros de magia. Yendra terminó de contar y miró a su alrededor, parecía no haberse dado cuenta de por donde se había metido, más algo escuchó, un bandido de mala muerte sin duda, con un fuerte olor a alcohol se aproximó sacando una navaja. -Vaya muñeca, lo siento dulzura pero yo que tú me daría esa bonita bolsa de francos...- Dijo con una voz notablemente quebrada por la borrachera, Yendra le miró y puso una expresión de sorpresa, pero simplemente se giró a seguir andando, el hombre se acercó por detras y la puso la navaja en el cuello .-¿Es que acaso eres sorda zorra?- Gruñó con enfado, Yendra miró de reojo su brazo y despues su expresión facial cambio a una de notable enfado. -No, te he oido perfectamente.- Dijo la cambiante con los dientes bien apretados, y antes de que aquel hombre le diese tiempo a reaccionar, Yendra dió una patada hacía atrás alcanzando la entrepierna de aquel hombre que cayó de rodillas gritando, a lo que Yendra se enganchó al brazo que aun sujetaba la navaja y giro sobre el enganchandole bien hasta que un "crack" se escuchó lo que aumento los aullidos de dolor del hombre. -Gracias por tu navaja.- La cogió y se la guardó en la bota, después continuó su camino de manera casi jovial.
Cuanto más se adentró un particular olor le llego, ella se frenaba y miraba hacía una de las casas abandonadas que tan mal entablonada estaba, olía a vampiro...sin duda, quizás por el temor a estos era el motivo de que tán alarmante le fuese esto. Ladeó la cabeza y entrecerró sus azules ojos, quizás la curiosidad fuese tan poderosa que apenas se pensó el trepar por la irregular pared y colarse por un hueco que encontró en uno de los ventanales de la vieja casa, apenas había luz, pero veía lo suficiente, investigaba la zona con cautela, aquí había habido sangre...eso estaba más que claro. Sin duda, Yendra torció el gesto y miro la ventana por la que había entrado y despues se aventuró al interior de la casa, bajo a la planta baja buscando quizás algo de valor que pudieran haber dejado olvidado en el momento que abandonaron aquella vieja casa, apenas había mas allá que platos rotos o algún marco tirado en el suelo con algún borroso retrato polvoriento, Yendra bufó a unas ratas que había solo por la diversión de que huyeran. Descubrió una planta más baja, un sotano más bien, tan tetrico y frio como el que se describiría en cualquier novela de terror.
Los tablones de las escaleras de madera crujían a cada paso que daban la cambiante, apenas entraba la luz natural por unas rendijas en la parte superior de aquel sotano. -¡Qué demonios..! ¿De donde sale un olor tan horrible?. - Gruñó la cambiante ante el agobiante pestazo a sangre que invadía el sitio, lo que los ojos de Yendra no captaban por la tremenda capa de polvo de la casa, era la cantidad de runas ceremoniales dibujadas con sangre que había en el sitio, y eso era lo que la cambiante olia, tropezó con algo cayendo al suelo, con enfado se sacudió el polvo y miro lo que había sido el culpable del tropecio, pesaba mucho, lo cogió y ladeo dejando caer una catarata de polvo, un negro libro de cuero, lo abrió dejandose embriagar por el olor a papiro de las hojas, sintió enorme curiosidad por lo que era todo eso, que aun sentada en el suelo, ni siquiera se dio cuenta que se había sentado justo en el centro de una runa pintada en el suelo con caracter ceremonial, y empezó a murmurar leyendo las estrañas hojas buscando sentido a lo que allí se habian dejado olvidado...o quizás no.
No era de los mejores sitios ni mucho menos, ni siquiera un sitio ideal, un viejo callejón que daba a las puertas de casas abandonadas...casi todas tapiadas con tablones mal clavados en ella, la cambiante se abría paso distraidamente contando los francos que había ganado en su ultimo espectaculo en las Parisinas calles, había exhibido sus habilidad de cortonsión mientras bailaba con agilidad su bonito y colorido aro, o exhibiendo un colorido espectaculo de malabares, la cosa es que Yendra a veces daba esos espectaculos al aire libre para abrir bocas para invitarlos a que fuesen al circo donde ella a veces tambien hacía acto de presencia como trapecista o escapista en numeros de magia. Yendra terminó de contar y miró a su alrededor, parecía no haberse dado cuenta de por donde se había metido, más algo escuchó, un bandido de mala muerte sin duda, con un fuerte olor a alcohol se aproximó sacando una navaja. -Vaya muñeca, lo siento dulzura pero yo que tú me daría esa bonita bolsa de francos...- Dijo con una voz notablemente quebrada por la borrachera, Yendra le miró y puso una expresión de sorpresa, pero simplemente se giró a seguir andando, el hombre se acercó por detras y la puso la navaja en el cuello .-¿Es que acaso eres sorda zorra?- Gruñó con enfado, Yendra miró de reojo su brazo y despues su expresión facial cambio a una de notable enfado. -No, te he oido perfectamente.- Dijo la cambiante con los dientes bien apretados, y antes de que aquel hombre le diese tiempo a reaccionar, Yendra dió una patada hacía atrás alcanzando la entrepierna de aquel hombre que cayó de rodillas gritando, a lo que Yendra se enganchó al brazo que aun sujetaba la navaja y giro sobre el enganchandole bien hasta que un "crack" se escuchó lo que aumento los aullidos de dolor del hombre. -Gracias por tu navaja.- La cogió y se la guardó en la bota, después continuó su camino de manera casi jovial.
Cuanto más se adentró un particular olor le llego, ella se frenaba y miraba hacía una de las casas abandonadas que tan mal entablonada estaba, olía a vampiro...sin duda, quizás por el temor a estos era el motivo de que tán alarmante le fuese esto. Ladeó la cabeza y entrecerró sus azules ojos, quizás la curiosidad fuese tan poderosa que apenas se pensó el trepar por la irregular pared y colarse por un hueco que encontró en uno de los ventanales de la vieja casa, apenas había luz, pero veía lo suficiente, investigaba la zona con cautela, aquí había habido sangre...eso estaba más que claro. Sin duda, Yendra torció el gesto y miro la ventana por la que había entrado y despues se aventuró al interior de la casa, bajo a la planta baja buscando quizás algo de valor que pudieran haber dejado olvidado en el momento que abandonaron aquella vieja casa, apenas había mas allá que platos rotos o algún marco tirado en el suelo con algún borroso retrato polvoriento, Yendra bufó a unas ratas que había solo por la diversión de que huyeran. Descubrió una planta más baja, un sotano más bien, tan tetrico y frio como el que se describiría en cualquier novela de terror.
Los tablones de las escaleras de madera crujían a cada paso que daban la cambiante, apenas entraba la luz natural por unas rendijas en la parte superior de aquel sotano. -¡Qué demonios..! ¿De donde sale un olor tan horrible?. - Gruñó la cambiante ante el agobiante pestazo a sangre que invadía el sitio, lo que los ojos de Yendra no captaban por la tremenda capa de polvo de la casa, era la cantidad de runas ceremoniales dibujadas con sangre que había en el sitio, y eso era lo que la cambiante olia, tropezó con algo cayendo al suelo, con enfado se sacudió el polvo y miro lo que había sido el culpable del tropecio, pesaba mucho, lo cogió y ladeo dejando caer una catarata de polvo, un negro libro de cuero, lo abrió dejandose embriagar por el olor a papiro de las hojas, sintió enorme curiosidad por lo que era todo eso, que aun sentada en el suelo, ni siquiera se dio cuenta que se había sentado justo en el centro de una runa pintada en el suelo con caracter ceremonial, y empezó a murmurar leyendo las estrañas hojas buscando sentido a lo que allí se habian dejado olvidado...o quizás no.
Yendra Isley- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
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Re: La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
La lascivia seguía flotando en el ambiente como el olor a catnip que embraguiaba y emborronaba la visión de la cambiante que atrapada estaba entre las garras de aquel enorme vampiro que ahí dominaba en ese oscuro lugar en el que la cambiante se había adentrado, con su engañoso aspecto humano, ya que de humano no tenía nada bien como había mostrado aquel vampiro, Yendra lo miraba mientras su lengua jugueteaba bien con su carne dura, sabía bien hacerlo como mostraba y parece que le gusto el jugueteo de dedos que no se mostro nada timido y siguio toqueteando juguetonamente, mientras sonreia de medio lado y usaba sus para masajear bien. Sonrió de medio lado .-¿Castigos? más acaso...no hice bien en invocaros si tán mala soy. - Dijo a modo probocación al enorme vampiro, pues el juego siguió.
Al menos así lo hizo hasta que el vampiro dió por finalizado el contranto que había en ese momento con su pilar de carne, Yendra se relamió y le observó juguetonamente, mientras ladeó la cabeza, ese vampiro era muy sadico sin duda eso se notaba de sobra. Su mano seguía el trabajo intenso ahi abajo por seguir estimulandole, desde luego la cambiante estaba drogada hasta limites insospechados, lo cual tambien ayudaba a la dicha docilidad de la que la cambiante no solía acostumbrar, pero con Maxwell era un caso muy distinto, eso estaba claro, lo miraba..la imagen en él era tanto distorsionada, a la vez que nitida, pues en ese momento solo tenía ojos para él. Aumento el masajeo intenso, solo con ganas de satisfacerlo. -Vamos...vamos...deseais rendiros al placer que os da la insolente gata, lo sé Dijo ella sonriendo dulcemente, con la mirada cada vez más perdida, y con el tono cada vez más suaves, en otras circunstancias sería aun más atrevida, pero ahora el embelesamiento del vampiro la nublaba el juicio, y solo se mostraba en un notable estado de emoción y juego. Se rió observandole esperando una respuesta y algo, se sentó jugando con un mechon de su pelo rubio clarito.
Al menos así lo hizo hasta que el vampiro dió por finalizado el contranto que había en ese momento con su pilar de carne, Yendra se relamió y le observó juguetonamente, mientras ladeó la cabeza, ese vampiro era muy sadico sin duda eso se notaba de sobra. Su mano seguía el trabajo intenso ahi abajo por seguir estimulandole, desde luego la cambiante estaba drogada hasta limites insospechados, lo cual tambien ayudaba a la dicha docilidad de la que la cambiante no solía acostumbrar, pero con Maxwell era un caso muy distinto, eso estaba claro, lo miraba..la imagen en él era tanto distorsionada, a la vez que nitida, pues en ese momento solo tenía ojos para él. Aumento el masajeo intenso, solo con ganas de satisfacerlo. -Vamos...vamos...deseais rendiros al placer que os da la insolente gata, lo sé Dijo ella sonriendo dulcemente, con la mirada cada vez más perdida, y con el tono cada vez más suaves, en otras circunstancias sería aun más atrevida, pero ahora el embelesamiento del vampiro la nublaba el juicio, y solo se mostraba en un notable estado de emoción y juego. Se rió observandole esperando una respuesta y algo, se sentó jugando con un mechon de su pelo rubio clarito.
Yendra Isley- Cambiante Clase Media
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Re: La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
Lujuria... Gula... Avaricia... Pereza... Ira... Envidia... Soberbia.
Soy todos y cada uno de ellos en su máximo explendor.
Soy todos y cada uno de ellos en su máximo explendor.
Aquél enorme vampiro se estremecía, con cada minuto que pasaba lo hacía aún más, entregándole su alma a quien quería poseer. De quien quería usar. De quien quería humillar. Pero allí estaba él, entregado totalmente a ella y a su lascivia. Sus ojos abiertos y blancos se posaban ante la escena de ella arrodillada ante él, ante su enorme pila de dura carne que amenazaba con atenazar los mismísimos cielos que los observaban. La mano de Yendra, todo lo atrás que ella se atrevía a tocar, los gemidos de Maxwell, sonoros como las campanadas, una voz potente y ecosa que llenaba el lugar de oscuridad. -¿Rendirme? -La garra de Max se atrevió a cruzarle la cara con malevolencia, haciendo que los colmillos crecieran por la enorme satisfacción y excitación que aquella simple acción le ocasionó al vampiro. Verla asi.. ese gritito de dolor.. abofetearla. Sin duda, el placer había crecido aún más en él. -¿Como va a hacer la Insolente Gata para que un Rey se rinda ante su Montura? -Dijo el Vampiro sin ningún tipo de tapujo ni temor en las agresivas palabras.
Finalmente sonrió, acariciando el lugar algo amoratado que dejó y que probablemente, ella volvería a desear, y no solo eso, si no a pedírselo personalmente. A implorarselo. A mendigarlo. A obligarle. Acariciándolo coló su dedo pulgar en los labios de Yendra, su Yendra. Lo introdujo, todo lo dentro que pudo, acariciando su garganta sin siquiera importarle que pudiese tener arcadas, o no. Le daba absolutamente igual. La miraba desde su altura, mientras los truenos danzaban y las campanas replicaban. El dedo entraba y salia, entraba y salía, como un pistón ardiente mientras los pechos botaban inconscientemente por el movimiento a la vez que Blackbird se masturbaba con fiereza. Pues las palabras de la gata, sus miradas.. y el hecho de dejarse humillar de todas las formas que se atreviera Maxwell, estaban haciendo demasiada mella en él. En su cabeza. En su cuerpo. -Pon las manos en cuenco, bajo tu bonita barbilla. -Inquirió con cruel voz. Incluso la ayudó, maquillando la obligación obvia. Una vez huvo puesto las dos manos en forma de cuenco, de plato, de recipiente, no dudo por un instante en rendirse. Tal y como ella pidió.
Una cadena de calambres recorrió sus piernas hasta llegar a completar su dura herramienta fálica la cual se tensó para proseguir con la acción. No tardó en escupir aquella lanza la tremenda salvas interminables del fragante nectar de sus adentros. Blanco. Espeso. Caliente. Como la dulce miel, se adhería firmemente a la cara de Yendra, a su frente, su nariz. A las comisuras de sus labios. Eran tantas las acometidas y los gruñidos sonoros del Señor Oscuro que pronto su cara quedó totalmente embadurnada de aquél zumo de los dioses. Goteó y goteó sin parar, con lentitud pero sin pausa, llenando paulatinamente sus dos manos, e incluso llegar a los límites y casi rebosar. Él sonreía, cruel, déspotamente. -Ahora, únete a mi en Profano Sacramento. En Oscuro Cortejo. El último paso, para ser mía para toda la eternidad.. y obtener mi bendición. Bebe, Yendra. Bebe y no dejes gota que pueda verse. Bebe, mi Gata insolente. Traga de la forma mas sonora que puedas. Traga, relame, juega con el pecado que en tus manos reposa, mi poderosa Gata. Mi poderosa Yendra isley. Este es mi presente.. Y no desearás otro.
No todo quedaba allí, pues la levantó con cuidado de que el dulce nectar no se derramase. De modo que sus piernas quedasen al alcance de sus garras, sus enormes dedos ganchudos. Desgarró sin miedo el muslo derecho, creando una marca de garra, la cual comenzaba a sangrar y llenar el suelo que pisaban. Sus dedos llegarón a aquellos labios húmedos, goteantes.. Jamás había visto un sexo femenino que gritase tanto que lo partieran en dos. Una catarata.. se quedaba corta en comparación a aquellas gotas brillantes que enseguida inhundaron la mano de Maxwell. Mordió el cuello de Yendra, mientras esperaba a que la chica aceptara su presente y escuchar lo que tuviera que decir. Y claro está.. lo que tuviera que decir.. Lo diría mientras su sangre engullía y sus dos dedos, totalmente arrítmicos el uno del otro, penetraban sus labios mojados ahondando en aquél sexo. Dando con los nudillos en la zona de su clítoris de forma estratégica. Sin perder la vista.. en aquellas dos manos llenas de su propio ser.
La sangre estaba deliciosa.
La sangre le daba poder.
Finalmente sonrió, acariciando el lugar algo amoratado que dejó y que probablemente, ella volvería a desear, y no solo eso, si no a pedírselo personalmente. A implorarselo. A mendigarlo. A obligarle. Acariciándolo coló su dedo pulgar en los labios de Yendra, su Yendra. Lo introdujo, todo lo dentro que pudo, acariciando su garganta sin siquiera importarle que pudiese tener arcadas, o no. Le daba absolutamente igual. La miraba desde su altura, mientras los truenos danzaban y las campanas replicaban. El dedo entraba y salia, entraba y salía, como un pistón ardiente mientras los pechos botaban inconscientemente por el movimiento a la vez que Blackbird se masturbaba con fiereza. Pues las palabras de la gata, sus miradas.. y el hecho de dejarse humillar de todas las formas que se atreviera Maxwell, estaban haciendo demasiada mella en él. En su cabeza. En su cuerpo. -Pon las manos en cuenco, bajo tu bonita barbilla. -Inquirió con cruel voz. Incluso la ayudó, maquillando la obligación obvia. Una vez huvo puesto las dos manos en forma de cuenco, de plato, de recipiente, no dudo por un instante en rendirse. Tal y como ella pidió.
Una cadena de calambres recorrió sus piernas hasta llegar a completar su dura herramienta fálica la cual se tensó para proseguir con la acción. No tardó en escupir aquella lanza la tremenda salvas interminables del fragante nectar de sus adentros. Blanco. Espeso. Caliente. Como la dulce miel, se adhería firmemente a la cara de Yendra, a su frente, su nariz. A las comisuras de sus labios. Eran tantas las acometidas y los gruñidos sonoros del Señor Oscuro que pronto su cara quedó totalmente embadurnada de aquél zumo de los dioses. Goteó y goteó sin parar, con lentitud pero sin pausa, llenando paulatinamente sus dos manos, e incluso llegar a los límites y casi rebosar. Él sonreía, cruel, déspotamente. -Ahora, únete a mi en Profano Sacramento. En Oscuro Cortejo. El último paso, para ser mía para toda la eternidad.. y obtener mi bendición. Bebe, Yendra. Bebe y no dejes gota que pueda verse. Bebe, mi Gata insolente. Traga de la forma mas sonora que puedas. Traga, relame, juega con el pecado que en tus manos reposa, mi poderosa Gata. Mi poderosa Yendra isley. Este es mi presente.. Y no desearás otro.
No todo quedaba allí, pues la levantó con cuidado de que el dulce nectar no se derramase. De modo que sus piernas quedasen al alcance de sus garras, sus enormes dedos ganchudos. Desgarró sin miedo el muslo derecho, creando una marca de garra, la cual comenzaba a sangrar y llenar el suelo que pisaban. Sus dedos llegarón a aquellos labios húmedos, goteantes.. Jamás había visto un sexo femenino que gritase tanto que lo partieran en dos. Una catarata.. se quedaba corta en comparación a aquellas gotas brillantes que enseguida inhundaron la mano de Maxwell. Mordió el cuello de Yendra, mientras esperaba a que la chica aceptara su presente y escuchar lo que tuviera que decir. Y claro está.. lo que tuviera que decir.. Lo diría mientras su sangre engullía y sus dos dedos, totalmente arrítmicos el uno del otro, penetraban sus labios mojados ahondando en aquél sexo. Dando con los nudillos en la zona de su clítoris de forma estratégica. Sin perder la vista.. en aquellas dos manos llenas de su propio ser.
La sangre estaba deliciosa.
La sangre le daba poder.
Maxwell Blackbird- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/04/2017
Re: La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
La respiración de la cambiante se aceleró notablemente, cerró los ojos notando esa enorme uña afilada acariciar su delicada piel de la cara, miraba al enorme vampiro que ante ella se mantenía aun imponente sobre todas las cosas. Yendra el observaba con los ojos azul cielo que ahora apenas eran perceptible por lo dilatado de su pupila, se relamía con deseo mientras el vampiro desafiaba a la rubia cambiante. Incluso se atrevió a sonreir de medio lado con cierta malicia. -Lo siento querido soy un potro dificil de domar.-Dijo con aire jugueton aun observandole, sabía que el vampiro le había encantado el intenso juego que había realizado con su juguetona lengua en sus zonas masculinas, y sabía que lo había echo bien.
Volvió a usar su lengua de juguetona forma en ese pilar de carne que tán humedo había quedado por el juego de aquella rubia platina cambiante, que le miraba con adoración y juego. Su lengua subía y bajaba incluso se iba algo más atrás con curiosidad y juego disfrutando del mometo. aunque deslizó su lengua muy atras mientras acariciaba el escroto, sin problema de pudor, de ningun tipo. Humedeció bien todo con su lengua, y despues se dejo atragantar por el vampiro, humedeciendo masajeado y apretando con los labios, despues se relamió y le observo mientras hacia la extraña petición a la que accedió sin problemas, aunque sabia exactamente para que quería que pusiera las manos asi, más le hizo caso mientras le miraba de esa forma pilla. Notaba la calidez de su placer en sus manos mientras el pedía algo muy morboso, ¿un cortejo? esto era un cortejo muy inusual sin duda alguna, eso estaba claro. Más la cambiante le miró. -Claro que si mi señor...-Dijo susurrante y de morbosa forma accediendo a sus peticiones tán lascivas como perversas, eso estaba claro, no tuvo problema en ello, ya que el morbo era la dominante en ese momento.
El vampiro tiró de la cambiante levantandola mientras aun se relamía el blanco placer y le miraba sonriente mientras se contoneaba, sabía que el vampiro estaba contento, aunque sentía aun la curiosidad de las acciones que había echo en el lado oscuro del vampiro y que opinara de eso cuando el morbo no le posea cuan demonio. Ahogo un grito cuando sintió la garra del vampiro arañando el muslo de la cambiante que enseguida se tiño de rojo sangre por la herida, la verdad es que la rubia estaba acabando notablemente magullada de ese ataque de pasión con el vampiro. Por suerte los cambiantes se solían curar bastante rapido. -Estaba delicioso...-Comentó para provocarlo a sabiendas que notaba el dolor del arañazo, pero eso añadia morbo ciertamente, más la respiración casi se la corta cuando noto que los dedos de Maxwell revisaban algo mojado, humedo y excitado, pero antes de dar tiempo a nada volvió a ser mordida por aquel vampiro que cada vez la tenía más debilitada por la perdida de sangre, y el cansancio que se hacía presente. -Se que lo deseais, clavarla ya..- Ordenó ella relamiendose y contoneandose con provocación.
Volvió a usar su lengua de juguetona forma en ese pilar de carne que tán humedo había quedado por el juego de aquella rubia platina cambiante, que le miraba con adoración y juego. Su lengua subía y bajaba incluso se iba algo más atrás con curiosidad y juego disfrutando del mometo. aunque deslizó su lengua muy atras mientras acariciaba el escroto, sin problema de pudor, de ningun tipo. Humedeció bien todo con su lengua, y despues se dejo atragantar por el vampiro, humedeciendo masajeado y apretando con los labios, despues se relamió y le observo mientras hacia la extraña petición a la que accedió sin problemas, aunque sabia exactamente para que quería que pusiera las manos asi, más le hizo caso mientras le miraba de esa forma pilla. Notaba la calidez de su placer en sus manos mientras el pedía algo muy morboso, ¿un cortejo? esto era un cortejo muy inusual sin duda alguna, eso estaba claro. Más la cambiante le miró. -Claro que si mi señor...-Dijo susurrante y de morbosa forma accediendo a sus peticiones tán lascivas como perversas, eso estaba claro, no tuvo problema en ello, ya que el morbo era la dominante en ese momento.
El vampiro tiró de la cambiante levantandola mientras aun se relamía el blanco placer y le miraba sonriente mientras se contoneaba, sabía que el vampiro estaba contento, aunque sentía aun la curiosidad de las acciones que había echo en el lado oscuro del vampiro y que opinara de eso cuando el morbo no le posea cuan demonio. Ahogo un grito cuando sintió la garra del vampiro arañando el muslo de la cambiante que enseguida se tiño de rojo sangre por la herida, la verdad es que la rubia estaba acabando notablemente magullada de ese ataque de pasión con el vampiro. Por suerte los cambiantes se solían curar bastante rapido. -Estaba delicioso...-Comentó para provocarlo a sabiendas que notaba el dolor del arañazo, pero eso añadia morbo ciertamente, más la respiración casi se la corta cuando noto que los dedos de Maxwell revisaban algo mojado, humedo y excitado, pero antes de dar tiempo a nada volvió a ser mordida por aquel vampiro que cada vez la tenía más debilitada por la perdida de sangre, y el cansancio que se hacía presente. -Se que lo deseais, clavarla ya..- Ordenó ella relamiendose y contoneandose con provocación.
Yendra Isley- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
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Re: La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
Dios es el ser mas cruel que existe, pues a veces hace que estemos vivos.
Maxwell Blackbird no daba crédito a las insolencias de aquella gata, salvaje, morbosa y lasciva. Le costaba creerlo, pero no sería el idiota que no se dejase llevar por ella, eso lo tenía pues cada vez mas claro, como una proyección límpia en su mente. Miraba relamiéndose los labios como Yendra bebía lametón a lametón lo que él dejó en su infinita misericordia sobre sus manos, hasta que no quedó miel alguna. Ni una gota había dejado.. y ni una mueca de gesto torcido en su rostro. ¿Era la mujer perfecta, o que le ocurría? Incluso su hermana, que tan curtida estaba por él, se le estremecía el cuerpo al ingerir tremenda cantidad de lascivia, pero no Yendra. Yendra estaba.. como nueva. Como si deseara aún más. ¿Más? ¿Cómo es posible? ¿Alguien con más apetito sexual que él? No. No. Eso es del todo imposible y él lo sabe. Allí, encima de él, desgarrandole el culo con sus garras oscuras y ella... ella no hacía mas que desear más, relamerse por si alguna gota de placer quedara. Incluso.. decepcionada por no encontrar dicha gota restante. ¿Le ha desafiado? Si. Le ha.. desafiado. Levantó la garra Maxwell y sin dudamen, le volvió a cruzar la cara a Yendra.
Con malevolencia. Sin cortarse. Le golpeó con fuerza en la cara. Una. Otra. Otra. Y otra vez más, con la mano, con el dorso. Con todo. Dioses, cómo de bruto ponía aquello al señor vampiro. La miraba. Ella seguía.. sin ¿Sin quejarse? Eso le daba más rabia.. y deseo. ¿Por que no se quejaba? Le había cruzado la cara varias veces seguidas, con fuerza demente, y ahí seguía, sonriendo, restregándose contra su miembro duro y álgido como el estandarte de una batalla que va hacia la victoria absoluta. Como si ella supiera de antemano que ha ganado. Como si ella supiera de antemano, que es una maldita diosa en esto, e incluso puede tener prendado.. a la Oscuridad en si misma. Al Pájaro negro. A Maxwell Blackbird. Con furia la soltó, la empujó de una patada a su espalda al borde del precipicio, al balcón de aquél alto campanario. Asomando el cuerpo de la mujer, Maxwell se acercó, desnudo y con carne en la mano. Agarró con la mano libre una de sus dos coletas rubias y mostró los dientes imperativo. -No te la voy a clavar por donde esperas, Mi zorra. Mi gata. -Tiró de aquella coleta, lo suficientemente fuerte para que ella sintiera el dolor de la dominación. -Te voy a romper ese precioso culo que tienes. -Dijo finalmente, con voz terrorifica, ecosa, sonora. Se agarró fuerte su trozo de carne y como si fuera una lanza portada por un fiero guerrero de edades pasadas, la clavó hasta el final, sin lubricación mas allá de los restos de blanco placer. Provocando el chillido de la cambiante.
Un chillido que adornó cada una de las farolas apagadas de la calle. Acompañando al fiel tesón de las campanadas, de los truenos. De la lluvia. La voz de la chica viajó a traves de cada una de las gotas transparentes de la lujuriosa lluvía que azotaba Paris de forma anti-natural. Maxwell volvió a a la carga, la embistió como el Toro enviste a Europa, tirando de sus coletas, esta vez, agarrado a ambas, sonriendo, sonriendo muchísimo. -Chilla... gata, gime como lo que eres. Gime para mi. Sé que el lobo feroz... jamás te dará lo que yo, ni de este modo. Por muchas camas que destroce contigo. -Se acercó con maldad y crueldad a su oido mientras se la... follaba con infinito odio. -El no será nada. Él no es nada. Ahora estas en profano matrimonio con la propia oscuridad. Dimelo, gata. Dimelo para que la noche te escuche. Y no te contengas. En el fondo.. mi gata, lo estas deseando. Deseas escupir ese morbo, ese juego.. ese deseo real y natural como la rompida que te estoy haciendo. Dilo mientras te follo... y dame las gracias.. por hacer que mi infinita bondad.. te muestre la verdad. Una verdad que solo tu y yo.. sabremos.-Volvió a sonreir con infinita crueldad. -Di que tu lobo no es nada. Di que me amas.
¿Podía existir alguien tan cruel, y que además, embelesara a Yendra de aquél modo? Él sabía lo que a ella le gustaba. Él sabía como llevarla. Como hacer que dijera todo aquello.. Y está seguro de que lo hará, y conforme lo haga.. Mas le amará. ¿Pero él se dará cuenta de que empieza a amarla a ella? -Dilo... atrévete... Poderosa Yendra. Eres increible.. y eso ambos lo sabemos. Eres algo grande.. y mas grande serás. Cuanto más.. veces lo digas.. mas veces mataré y degollaré.. al Vampiro que buscas. Esa es.. mi promesa. -Dijo finalmente, lamiéndole toda la cara. Invadiendo aquella puerta trasera al ritmo de incluso arrancarle algún que otro cabello rubio.
Azotes. Arañazos.
Crueldad infinita.
Maxwell Blackbird- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/04/2017
Re: La curiosidad que puede matar al gato. (+18)
La situación cada vez se volvió más tensa, más peligrosa, más tetrica, los golpes escocian, pero la cambiante no se iba a achantar, aunque vió un momento de maxima peligrosidad, sin duda alguna, eso estaba claro, los tirones al platino pelo de la muchacha cambiante eran dolorosos, aunque un huelco al corazón le dió cuando de cruelmente tras los bofetones encima se llevo una patada que hizo que al balcón de ese mirador fuese, con sus uñas se agarró con fuerza por la tensión al ver derrepente un vacio de suelo y la altura de ese enorme campanario, ahogo un grito pero recobró la compostura, nada había abajo mas que arida tierra oscurecida por la noche, Yendra respiró agitadamente, sí...miró al vampiro, que peligroso se cernia por segundos, incluso por un momento dudo la dominancia que pudiera tener sobre aquel cainita oscuro. Pero eso no iba a terminar ahí ni mucho menos, aun no había acabado, miró su pilar de carne bien herguido.
Las palabras del vampiro fueron duras, tan duras como estaba siendo la lujuria en esos momentos, no había delicadeza ahí por ningun lado, pero Yendra aguantaba el tipo. sin duda alguna, más pronto llego lo que más duro estaba, con ese ataque por la espalda, notó todo su grosor entrando de golpe, que el grito se escapó de manera quizas demasiado alto. Ella convertía esos gemidos en gritos, dolía notablemente, pero a la vez le gustaba, sín duda alguna. Ella se retorcia y arqueaba de tremenda forma, se notaba su capacidad de contorsión, que seguro eso el vampiro no se lo esperó en ningun momento, ella le miró mientras los gemidos no se diferenciaban de los gritos, pero él se lo pasaba bien, de eso no cabía duda. -El...no...n-no...es nada...- Dijo, con bastante dolor y de costosa forma, le costaba decir eso, no se sentía ni comoda lo más minimo. Lo siguiente fue más facil, pues ella creia que sí que lo sentía. -¡¡Os amo!!.- Dijo con casi la voz gutural que le salió a la cambiante.
Gracias al embelesamiento la primera frase no provocó el enfado, en otras circunstancias si lo habría hecho. Ella suspiró y miro al vampiro, desde luego hubo una motivación notable cuando soltó que le ayudaría con esa venganza personal que buscaba la cambiante, de echo no sabe si eso le dejo congelada por las palabras de Maxwell ¿como sabía eso? Yendra se quedó bastante impactada y algo cohibida.
Las palabras del vampiro fueron duras, tan duras como estaba siendo la lujuria en esos momentos, no había delicadeza ahí por ningun lado, pero Yendra aguantaba el tipo. sin duda alguna, más pronto llego lo que más duro estaba, con ese ataque por la espalda, notó todo su grosor entrando de golpe, que el grito se escapó de manera quizas demasiado alto. Ella convertía esos gemidos en gritos, dolía notablemente, pero a la vez le gustaba, sín duda alguna. Ella se retorcia y arqueaba de tremenda forma, se notaba su capacidad de contorsión, que seguro eso el vampiro no se lo esperó en ningun momento, ella le miró mientras los gemidos no se diferenciaban de los gritos, pero él se lo pasaba bien, de eso no cabía duda. -El...no...n-no...es nada...- Dijo, con bastante dolor y de costosa forma, le costaba decir eso, no se sentía ni comoda lo más minimo. Lo siguiente fue más facil, pues ella creia que sí que lo sentía. -¡¡Os amo!!.- Dijo con casi la voz gutural que le salió a la cambiante.
Gracias al embelesamiento la primera frase no provocó el enfado, en otras circunstancias si lo habría hecho. Ella suspiró y miro al vampiro, desde luego hubo una motivación notable cuando soltó que le ayudaría con esa venganza personal que buscaba la cambiante, de echo no sabe si eso le dejo congelada por las palabras de Maxwell ¿como sabía eso? Yendra se quedó bastante impactada y algo cohibida.
Yendra Isley- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 401
Fecha de inscripción : 21/01/2017
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