In memory (Libre)

por **Alexia Voltaire** Dom Jun 04, 2017 10:16 pm

"Quien regresa de la muerte jamás vuelve a ser el mismo"

Ese último año había traído demasiados cambios para Alexia Voltaire; primero, había sido el hecho de que el espíritu de su madre tomara posesión de ella en más ocasiones de las que habían sucedido siempre. La razón, era el continuo riesgo en el que había estado la bruja por causa de los vampiros. Los enfrentamientos habían sido singulares e incluso bajo la posesión, había usado su don con la nigromancia para revivir animales y humanos durante un lapso de tiempo para actuar en su defensa. Al final si le habían salvado la vida, pero también la habían transformado haciéndola más iracunda e incluso demente.

Y luego había aparecido Drake, el último que la había visto con vida, y el único que no sabía que ella había revivido y había perdido cualquier don mágico en ese proceso. Alexia Voltaire ya no era una bruja, aunque sí seguía estando un poco loca. En efecto, el más allá le duró pocos minutos. Alexia regresó de la muerte pero no era la misma, porque había pagado un alto precio para volver a la vida. Ahora permanecía más tiempo callada, no saltaba por ahí todo el tiempo como le era costumbre e incluso su gato también se mostraba más pasivo, al igual que ella. La enfermedad la había puesto más delgada, más silenciosa y menos infantil o ingenua. Parecía en un trance que le duraría un tiempo antes de volver a ser ella misma.

Esa tarde no salió al anochecer como solía hacerlo, sino que salió bajo los rayos del sol y caminó con calma hacia el cementerio para recoger el romero para alejar los espíritus, la canela que masticaba y una diminuta y maltrecha libreta con notas para hechizos sencillos que guardaba en una de las tumbas de la cripta en la que dormía, como si pudiera regresar sobre sus pasos y recuperar algo. Ese había sido de paso el principio de todo, el modo insalubre en el que vivía ella en compañía del gato con el que comía aves y ratas por igual. Pasaba todo por el fuego, pero al final era lo mismo.

Apenas llegó, avanzó observándolo todo como si fuera la primera vez que estaba allí. El gato la seguía a una distancia prudente y entró con ella a la que consideraran su cripta. Bajó los peldaños uno a uno y observó durante un rato la tumba que estaba en el medio. Aquella pertenecía a alguien a quien había conocido en vida y a quien apreciaba incluso en la muerte. —Ya sé que no estás entre los nuestros, pero de todos modos te extraño— susurró acariciando el ataúd que habían dejado allí como si nada, como si no fuera apropiado sepultarlo como se debe. Alexia se sentó al lado, en el suelo, cruzando las piernas y dejando que el gato se posara allí para acariciarlo. Sin embargo no estaban solos y tampoco era tan temprano, había caído la tarde y una sombra se asomó al principio de las escaleras y, tanto gato como ex bruja no retiraron la mirada de allí.

por **Auguste October De Rais** Mar Ago 08, 2017 5:32 pm

"Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña"

Él no debería estar haciendo aquello, ni siquiera tenía ganas de estar allí. Decían constantemente que en la vida, lo más triste era perder a la familia, pero él sabía que eso no necesariamente era cierto. Lo peor en el mundo era ver cómo se hería la persona a la que se quería, viéndola sufrir y sin poder hacer nada para evitar tanto dolor. Siempre quiso crecer rápido para proteger a su frágil madre, nunca imaginó cuán rápido su deseo llegaría, aunque lamentablemente para él, después de la ineludible muerte de ella.

Caminó con lentitud por el Cementerio, recorriendo las tumbas con cierta nostalgia. ¿Qué personas seguirían yendo a recordar a sus muertos?. ¿Les afligiría aún su muerte o habrían aprendido con el tiempo a entender que todo tenía un final?.

El sol del atardecer se ocultaba con cierta pereza entre las mismas lápidas, otorgándoles un brillo anaranjado, como si el Cementerio estuviera ardiendo sobre todos aquellos cuerpos. Ojalá las flamas del sol inundasen la tumba que iba a visitar, calcinando los huesos y el ataúd, hasta que no quedara más que cenizas y tierra. Hasta que viera cómo aquella horrible persona terminaba por fin desapareciendo de su vida.

Suspiró y se apoyó sobre las puertas de un mausoleo, retomando algo de aire tras su larga caminata. A pesar de que su cochero le había recordado que hacía demasiado calor para llevar un traje como el suyo, ignoró su comentario y se dejó el traje de mañana, pensando que era mejor terminar cuanto antes el día sin siquiera cambiarse. Quería terminar con aquella tarea cuanto antes, más no podía quitarse aquella sensación de opresión cuanto más se acercaba a la tumba. Si no pudieran tacharle de supersticioso, juraría que aquel muerto tampoco se alegraba de que estuviera allí.

- Deja tu estupidez Auguste, sólo es un muerto - Sacó un pañuelo del bolsillo de su chaleco y secó el sudor de su frente, obligándose a tomar valor para continuar. El ramo de hortensias negras seguían en su mano derecha, siendo cruelmente asfixiadas en sus tallos por sus dedos. Era evidente que no quería estar allí.

Tras su espalda, un sonido fantasmagórico resonó desde el interior de aquella cripta semiabierta. Una especie de maullido grotesco dado que parecía venir de las mismas entrañas de la tierra.

- ¿ Hay ... hay alguien ahí ? - Se había vuelto loco definitivamente, ¿quién a su edad creía en cosas como fantasmas?. Si fuera así, el alma de su padre iría por él, perturbándole hasta el día de su muerte por llevarle aquellas hortensias, símbolo público de que lo odiaba tanto como para gritar a todo el que las viera, que su padre era alguien sin corazón o alma al que llorar.

Hortensia negra:

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