AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
2 participantes
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Recuerdo del primer mensaje :
El barco se movía como una hoja mecida por el viento impulsada por la corriente del rio Cheyene.
Si hace unos meses alguien me hubiera dicho que me cortaría la trenza y emprendería un viaje hacia ninguna parte dejando atrás a los miso y sin vistas a poder volver algún día, lo hubiera tachado de loco, sin embargo la vida da tantas vueltas que ni siquiera eres consciente de a donde los espíritus te envían.
Para que mi historia se entienda tendría que empezar desde el principio.
Nací en las tierras fértiles de las llanuras de Norteamérica, de padre blanco y madre india, crecí como un niño mas en la tribu Cheyene, allí me convertí en un hombre y como tal, pasé la prueba que los míos imponen descubriendo así a mi guia espiritual y la complacencia de mis dioses.
Siempre viví en común unión con la naturaleza, madre tierra daba aquello que necesitas y no has de tomar mas de eso para que el espíritu del bosque te bendiga.
De allí donde provengo, el rio Cheyene siempre fue una frontera, la que afianzaba el tratado que mis antepasados sellaron con los licantropos.
Este rio separaba nuestras razas para evitar muertes innecesarias. Todo licantropo que cruzara sus lindes pisando nuestras tierras corría el riesgo de ser cazado y muerto por los guerreros a los que pertenecía, del mismo modo pobre del humano que osara cruzar el rio y pisar territorio enemigo.
La noche en la que todo pasó, las estrellas brillaban en le firmamento eclipsadas por madre luna que redonda coronaba la noche. Los aullidos de nuestros compañeros de viaje retumbaban feroces al otro lado del rio y las guardias se intensificaron por is le pacto no era respetado.
Aquella no che no fueron lobos lo que cruzó el rio si no dos bestias sangrientas en busca de su destino y ese camino forjo mi sino pues en la lucha contra una de ella fui herido.
Nada pudieron hacer por mi los chamanes, y tras la reunión del sabio consejo la única posibilidad para salvar mi alma era partir en busca de respuestas.
No eran licantropos, con lo cual no podía suponer que mi sino seria trasformarme en uno en luna llena.
La herida negruzca se extendía por mi brazo hambrienta y ahora mi vida estaba en manos de quien supiera lago sobre esos entes.
Seguí al que quedó con vida, su rastro se perdía por el día, mas lo reencontraba y así día a día hasta que como un polizón me colé en el barco en el que hoy voy rumbo a París, la única ruta que ese monstruo pudo seguir desde donde su ultimo rastro me condujo.
Nada sabia del idioma, ni de la cultura, no llevaba esas monedas que al hombre blanco tanto le servían.
Tras algo mas de una semana de viaje en la que apenas comí aquello que los pasajeros desechaban en las basuras, el navío alcanzó puerto.
En un descuidó me apeé del barco ,cruzar las aduanas no fue ni fácil, ni sencillo, de echo gran parte de la guardia de la ciudad se cruzó en mi camino.
Si algo podía decir de aquella gente, es que no dialogaban nunca, que la fuerza era su modo de vida y que la naturaleza había pasado a un plano insignificante frente a las grandes edificaciones.
El bosque se convirtió en mi único aliado, un bosque muy distinto al que yo estaba acostumbrado.
Una gruta mi hogar y un caballo pinto que atrapé con ligera facilidad en mi único amigo.
Tenia que dar con alguien que pudiera revelarme este misterio y desde luego no seria en el bosque donde hallaría el remedio.
Me obligué a adentrarme en una ruidosa ciudad, como un vagabundo deambulé por las calles bajo la mirada de muchos de esos rostro pálidos que me miraban de arriba a bajo con desprecio.
Magia, tenia que encontrar magia ¿mas como?
Dejé escapar el aire, solo se me ocurría un modo, dejar que mi totem me guiara.
En un callejón tomé la petaca pequeña de mi cinto y di un trago de ese té de Peyote. Me dejé caer contra la pared, los retortijones pronto llegaron, después la angustia, me retorcí en el suelo hasta que la imagen del gran lobo negro se presento ante mi. Me alce dando tumbos tras el, la droga era fuerte, pero me hacia contactar con los espíritus..seguí aquella sombra difusa hasta no se bien donde iba muy colocado en ese momento y bastante perdido para que mentir, peor impacte de bruces contra una mujer. Gruñí cuando el lobo desapareció frente a mis ojos y ambos quedáramos de frente mirándonos fijamente.
El barco se movía como una hoja mecida por el viento impulsada por la corriente del rio Cheyene.
Si hace unos meses alguien me hubiera dicho que me cortaría la trenza y emprendería un viaje hacia ninguna parte dejando atrás a los miso y sin vistas a poder volver algún día, lo hubiera tachado de loco, sin embargo la vida da tantas vueltas que ni siquiera eres consciente de a donde los espíritus te envían.
Para que mi historia se entienda tendría que empezar desde el principio.
Nací en las tierras fértiles de las llanuras de Norteamérica, de padre blanco y madre india, crecí como un niño mas en la tribu Cheyene, allí me convertí en un hombre y como tal, pasé la prueba que los míos imponen descubriendo así a mi guia espiritual y la complacencia de mis dioses.
Siempre viví en común unión con la naturaleza, madre tierra daba aquello que necesitas y no has de tomar mas de eso para que el espíritu del bosque te bendiga.
De allí donde provengo, el rio Cheyene siempre fue una frontera, la que afianzaba el tratado que mis antepasados sellaron con los licantropos.
Este rio separaba nuestras razas para evitar muertes innecesarias. Todo licantropo que cruzara sus lindes pisando nuestras tierras corría el riesgo de ser cazado y muerto por los guerreros a los que pertenecía, del mismo modo pobre del humano que osara cruzar el rio y pisar territorio enemigo.
La noche en la que todo pasó, las estrellas brillaban en le firmamento eclipsadas por madre luna que redonda coronaba la noche. Los aullidos de nuestros compañeros de viaje retumbaban feroces al otro lado del rio y las guardias se intensificaron por is le pacto no era respetado.
Aquella no che no fueron lobos lo que cruzó el rio si no dos bestias sangrientas en busca de su destino y ese camino forjo mi sino pues en la lucha contra una de ella fui herido.
Nada pudieron hacer por mi los chamanes, y tras la reunión del sabio consejo la única posibilidad para salvar mi alma era partir en busca de respuestas.
No eran licantropos, con lo cual no podía suponer que mi sino seria trasformarme en uno en luna llena.
La herida negruzca se extendía por mi brazo hambrienta y ahora mi vida estaba en manos de quien supiera lago sobre esos entes.
Seguí al que quedó con vida, su rastro se perdía por el día, mas lo reencontraba y así día a día hasta que como un polizón me colé en el barco en el que hoy voy rumbo a París, la única ruta que ese monstruo pudo seguir desde donde su ultimo rastro me condujo.
Nada sabia del idioma, ni de la cultura, no llevaba esas monedas que al hombre blanco tanto le servían.
Tras algo mas de una semana de viaje en la que apenas comí aquello que los pasajeros desechaban en las basuras, el navío alcanzó puerto.
En un descuidó me apeé del barco ,cruzar las aduanas no fue ni fácil, ni sencillo, de echo gran parte de la guardia de la ciudad se cruzó en mi camino.
Si algo podía decir de aquella gente, es que no dialogaban nunca, que la fuerza era su modo de vida y que la naturaleza había pasado a un plano insignificante frente a las grandes edificaciones.
El bosque se convirtió en mi único aliado, un bosque muy distinto al que yo estaba acostumbrado.
Una gruta mi hogar y un caballo pinto que atrapé con ligera facilidad en mi único amigo.
Tenia que dar con alguien que pudiera revelarme este misterio y desde luego no seria en el bosque donde hallaría el remedio.
Me obligué a adentrarme en una ruidosa ciudad, como un vagabundo deambulé por las calles bajo la mirada de muchos de esos rostro pálidos que me miraban de arriba a bajo con desprecio.
Magia, tenia que encontrar magia ¿mas como?
Dejé escapar el aire, solo se me ocurría un modo, dejar que mi totem me guiara.
En un callejón tomé la petaca pequeña de mi cinto y di un trago de ese té de Peyote. Me dejé caer contra la pared, los retortijones pronto llegaron, después la angustia, me retorcí en el suelo hasta que la imagen del gran lobo negro se presento ante mi. Me alce dando tumbos tras el, la droga era fuerte, pero me hacia contactar con los espíritus..seguí aquella sombra difusa hasta no se bien donde iba muy colocado en ese momento y bastante perdido para que mentir, peor impacte de bruces contra una mujer. Gruñí cuando el lobo desapareció frente a mis ojos y ambos quedáramos de frente mirándonos fijamente.
Última edición por Nayati Manitú el Miér Jul 05, 2017 9:58 am, editado 1 vez
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Volví del trace, Ammyt parecía francamente preocupada por mi, su inquietud se dibujaba en cada gesto y aunque no entendí aquello que me preguntaba, sin duda tendría que ver con lo que mi totem me había revelado durante el trance.
Me hubiera gustado poder explicarle, pero no yo era capaz de entender a que se debía todo aquello que me mostraba aquella mujer de ojos lobunos.
Se que borró con el pie la imagen del hombre que vi en la visión anterior, se difuminaba ese rostro y me señalaba a la mujer que me estaba ayudando, posiblemente para indicarme que ella era mi camino para dar con el paradero del demonio, pero eso ya lo sabia..nadie desde que emprendí viaje se había portado así conmigo.
La morena tiró de mi para colarme en su cabaña, ladeé la sonrisa mirando el lecho, al parecer la mujer tenia prisa por tenerme entre sus piernas y yo no iba a negarme en absoluto después del colocon que llevaba.
Llevé mi mano para desabrochar el pantalón, pero Ammyt se separó, enarque una ceja ¿no era eso lo que quería?
La morena tomó uno de los libros, pasaba las paginas sin parar como si buscara algo que pudiera ayudarme y admito que la esperanza volvió a mi creyendo que podía encontrar la solución definitiva al mal que asolaba mi antebrazo, esa maldición que me consumía sin pausa.
Machacaba unas hierbas como había hecho la vez que puso aquel ungüento sobre mi brazo para calmar mi dolor, pero esta vez a esa pócima añadió una gota de sangre del corte que hizo en mi dedo y otra gota de su propia mano.
Pronuncio unas palabras que hicieron que el liquido por un momento se iluminara dando un fogonazo.
Su sonrisa pintada en su rostro decía que lo que fuera que buscaba lo había conseguido, dio un trago y tras esto me lo acercó para que también bebiera yo.
Posé mis labios en el cuenco y bebí, poniendo una mueca de asco después.
Mi sorpresa vino cuando sus palabras eran perfectamente entendibles para mi, como si acabara de aprender por obra de magia mi idioma y viceversa.
-Ammyt tienes que ayudarme -dije atarantado, como si el efecto pudiera consumirse con la velocidad con la que lo hace una vela – el monstruo que me hizo esto, es tal y como te dibuje aquella vez, maté a una de las bestias, pero la otra escapó hacia París, el problema es que perdí su rastro y ahora gracias a la visión se que se esconde tras un hombre de mediana edad y cabello cano, he de encontrarlo, solo así salvaré mi vida y podré volver a casa.
Acerqué mi mano a su cuello y la atraje suavemente por la nuca depositando un cálido beso en sus labios, quería aprovechar ahora que me entendía.
-Gracias, no se como agradecer esto que estas haciendo por mi -jadeé contra su boca dejando que la escasa distancia entre nuestros labios fuera calentada por nuestros alientos -no se como voy a poder pagarte...
Ladeé la sonrisa con picardia desviando mi mirada hacia el lecho.
-Bueno, si lo se -bromeé tirando de su cintura para subirla a horcajadas, mi lengua se abrió paso entre sus labios, la enredé salvaje con al ajena proporcionándole un beso ,húmedo, salvaje y largo que arrojaba gruñidos y jadeos preso de la pasión y el calor que ella me producía.
-Cuando logremos matar a la bestia te llevaré conmigo a mis tierras, te mostraré las grandes praderas, los búfalos....te gustara mi mundo -susurré contra sus labios.
Me hubiera gustado poder explicarle, pero no yo era capaz de entender a que se debía todo aquello que me mostraba aquella mujer de ojos lobunos.
Se que borró con el pie la imagen del hombre que vi en la visión anterior, se difuminaba ese rostro y me señalaba a la mujer que me estaba ayudando, posiblemente para indicarme que ella era mi camino para dar con el paradero del demonio, pero eso ya lo sabia..nadie desde que emprendí viaje se había portado así conmigo.
La morena tiró de mi para colarme en su cabaña, ladeé la sonrisa mirando el lecho, al parecer la mujer tenia prisa por tenerme entre sus piernas y yo no iba a negarme en absoluto después del colocon que llevaba.
Llevé mi mano para desabrochar el pantalón, pero Ammyt se separó, enarque una ceja ¿no era eso lo que quería?
La morena tomó uno de los libros, pasaba las paginas sin parar como si buscara algo que pudiera ayudarme y admito que la esperanza volvió a mi creyendo que podía encontrar la solución definitiva al mal que asolaba mi antebrazo, esa maldición que me consumía sin pausa.
Machacaba unas hierbas como había hecho la vez que puso aquel ungüento sobre mi brazo para calmar mi dolor, pero esta vez a esa pócima añadió una gota de sangre del corte que hizo en mi dedo y otra gota de su propia mano.
Pronuncio unas palabras que hicieron que el liquido por un momento se iluminara dando un fogonazo.
Su sonrisa pintada en su rostro decía que lo que fuera que buscaba lo había conseguido, dio un trago y tras esto me lo acercó para que también bebiera yo.
Posé mis labios en el cuenco y bebí, poniendo una mueca de asco después.
Mi sorpresa vino cuando sus palabras eran perfectamente entendibles para mi, como si acabara de aprender por obra de magia mi idioma y viceversa.
-Ammyt tienes que ayudarme -dije atarantado, como si el efecto pudiera consumirse con la velocidad con la que lo hace una vela – el monstruo que me hizo esto, es tal y como te dibuje aquella vez, maté a una de las bestias, pero la otra escapó hacia París, el problema es que perdí su rastro y ahora gracias a la visión se que se esconde tras un hombre de mediana edad y cabello cano, he de encontrarlo, solo así salvaré mi vida y podré volver a casa.
Acerqué mi mano a su cuello y la atraje suavemente por la nuca depositando un cálido beso en sus labios, quería aprovechar ahora que me entendía.
-Gracias, no se como agradecer esto que estas haciendo por mi -jadeé contra su boca dejando que la escasa distancia entre nuestros labios fuera calentada por nuestros alientos -no se como voy a poder pagarte...
Ladeé la sonrisa con picardia desviando mi mirada hacia el lecho.
-Bueno, si lo se -bromeé tirando de su cintura para subirla a horcajadas, mi lengua se abrió paso entre sus labios, la enredé salvaje con al ajena proporcionándole un beso ,húmedo, salvaje y largo que arrojaba gruñidos y jadeos preso de la pasión y el calor que ella me producía.
-Cuando logremos matar a la bestia te llevaré conmigo a mis tierras, te mostraré las grandes praderas, los búfalos....te gustara mi mundo -susurré contra sus labios.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
La poción que había preparado estaba dando su resultado al hacer aquel fogonazo cuando terminé de pronunciar las palabras, bebí dando un par de tragos notando el sabor amargo del mismo y le pasé el bol a él para que también bebiera. Estaba asqueroso, debía de reconocerlo, pero quizás era la única forma que teníamos para poder entendernos y que no hubiera problema alguno, así como que eso le haría pensar y creer que estaba ayudándole y no sospecharía mucho más de mí, tenía que llevarlo por el camino equivocado todo el rato pero sin que pensara que lo estaba haciendo de forma deliberada, que no notara que quería que perdiera el tiempo llevándolo por callejones sin salida para volver a empezar de nuevo. El hombre que él había visto en la visión solo era otro de mis enemigos, uno que él se encargaría de matar por mí y que así creería que la maldición había terminado cuando esta seguía su ritmo todavía.
Su cara de sorpresa fue épica cuando se dio cuenta de que podía entender con total claridad, sus ojos se abrieron de la sorpresa y yo sonreí de lado mientras él podía entender a la perfección por efecto del hechizo que había creado, solo funcionaría con ambos, es decir, él no entendería lo que los demás dijeran sino que solamente entendería lo que yo hablaba, de ahí la necesidad de unas gotas de sangre en el hechizo, facilitaba y permitía la comunicación entre las personas que formaban el hechizo, pero no entendería nada más que otra persona le dijera… algo que a mí me beneficiaba bastante. Mientras la marca durara en nuestra muñeca el hechizo tendría efecto, una vez se desvaneciera la marca el hechizo terminaría y ya volveríamos de nuevo a las señas.
Rápido al darse cuenta de la oportunidad que tenía comenzó a hablarme como si temiera que el efecto se desvaneciera en unos segundos, me dijo lo que yo ya sabía aunque presté atención porque en teoría yo no sabía nada de eso. Me habló sobre el demonio que lo había atacado, que lo había seguido hasta París pero que le había perdido el rastro y que pensaba que el hombre tenía la culpa de ello, que era el causante de la maldición. Asentí a sus palabras mirándolo de forma fija, ahora tenía que buscar la forma de encontrarlo sin que él sepa que lo conozco, que sé dónde está porque no quiero que pueda pensar nada, mejor tenerlo todo al margen en ese aspecto. Asentí de nuevo con la cabeza cuando dijo que teníamos que encontrarlo, que solo de esa forma salvaría su vida y que así volvería a casa… si él supiera.
-Tranquilo Nayati, encontraremos la forma de dar con él. París es grande, pero seguro que hallamos la forma –le aseguré antes de que su mano fuera a mi nuca y me acercara a él, sus labios rozaron los míos mientras me decía que no sabía cómo pagarme, aunque al parecer, pensó de forma rápida una forma de hacerlo que me hizo reír. Su brazo rodeó mi cintura y tiró de mí para subirme a horcajadas, mis piernas rodearon su cintura y su boca buscó la mía enredándonos en un beso en donde sus gruñidos y jadeos murieron contra mis labios. Decía que me llevaría a su tierra para que la conociera cuando termináramos la maldición pero él no se daba cuenta de que eso jamás sucedería, que no iba a sobrevivir a ella. Asentí con la cabeza y ladeé la cabeza- dime, ¿qué es lo que viste cuando bebiste ese brebaje? ¿Es algo así como… una consulta? –Pregunté enarcando una ceja ahora que me entendía, quería saber todo lo que había visto y tener todas las cartas de la baraja controladas- si es lo que creo, nosotros podemos contactar mediante los espíritus pero no es siempre fiable y se paga un precio por ello –mis brazos rodeaban su cuello- daremos con ese hombre, hay muchas formas de utilizar la magia, donde te llevé antes era una biblioteca, un lugar donde se almacenan libros que la gente puede ir a consultar y donde creía que podía encontrar algo que me ayudara. La magia de sangre conlleva precios muy altos y no soy dada a utilizarla –era mentira, era la que más utilizaba realmente- podemos rastrear a quien te hizo eso, todavía no sé con qué hechizo ni cómo pero creo que es la mejor forma de hacerlo. De alguna forma quizás las marcas nos puedan llevar hasta quien te hizo esto –eran como si estuvieran grabadas en su piel, pero estas crecían y se movían- a lo mejor ha dejado un rastro mágico que podamos seguir y que nos ayude a localizarlo, sé que en la ciudad hay mucha gente que utiliza magia e ir uno por uno puede ser bastante pesado y sería perder mucho el tiempo –me mordí el labio porque claro que habían formas de localizar a alguien con magia, pero no quería que pensara que estaba casi todo calculado- puedo echar luego un vistazo a los libros que tengo para ver si encuentro algo, la magia tiene muchas variantes y muchas ramas diferentes, quizás lo que necesitemos yo no lo haya tocado pero no significa que sea imposible –lo miré de forma fija- pero eso tendremos que hacerlo luego, la magia siempre conlleva un precio que hay que pagar y a mí me drena las energías, necesito descansar un poco antes de ponerme a buscar algo que nos ayude. ¿Decías antes de… búfalos? –Reí entre dientes- me temo que aquí no encontrarás búfalos, jabalís, ciervos, cerdos… de eso sí, pero aquí no tenemos animales tan grandes para cazar –me bajé de su cuerpo y me acerqué con paso lento a la cama donde me tumbé- puedes ir a cazar algo mientras yo descanso, así podré centrarme en lo que necesitamos –la magia siempre conllevaba un precio, y sobre todo la magia de sangre, si quería que lo que llevaba en mente funcionara debía de recobrar fuerzas.
Su cara de sorpresa fue épica cuando se dio cuenta de que podía entender con total claridad, sus ojos se abrieron de la sorpresa y yo sonreí de lado mientras él podía entender a la perfección por efecto del hechizo que había creado, solo funcionaría con ambos, es decir, él no entendería lo que los demás dijeran sino que solamente entendería lo que yo hablaba, de ahí la necesidad de unas gotas de sangre en el hechizo, facilitaba y permitía la comunicación entre las personas que formaban el hechizo, pero no entendería nada más que otra persona le dijera… algo que a mí me beneficiaba bastante. Mientras la marca durara en nuestra muñeca el hechizo tendría efecto, una vez se desvaneciera la marca el hechizo terminaría y ya volveríamos de nuevo a las señas.
Rápido al darse cuenta de la oportunidad que tenía comenzó a hablarme como si temiera que el efecto se desvaneciera en unos segundos, me dijo lo que yo ya sabía aunque presté atención porque en teoría yo no sabía nada de eso. Me habló sobre el demonio que lo había atacado, que lo había seguido hasta París pero que le había perdido el rastro y que pensaba que el hombre tenía la culpa de ello, que era el causante de la maldición. Asentí a sus palabras mirándolo de forma fija, ahora tenía que buscar la forma de encontrarlo sin que él sepa que lo conozco, que sé dónde está porque no quiero que pueda pensar nada, mejor tenerlo todo al margen en ese aspecto. Asentí de nuevo con la cabeza cuando dijo que teníamos que encontrarlo, que solo de esa forma salvaría su vida y que así volvería a casa… si él supiera.
-Tranquilo Nayati, encontraremos la forma de dar con él. París es grande, pero seguro que hallamos la forma –le aseguré antes de que su mano fuera a mi nuca y me acercara a él, sus labios rozaron los míos mientras me decía que no sabía cómo pagarme, aunque al parecer, pensó de forma rápida una forma de hacerlo que me hizo reír. Su brazo rodeó mi cintura y tiró de mí para subirme a horcajadas, mis piernas rodearon su cintura y su boca buscó la mía enredándonos en un beso en donde sus gruñidos y jadeos murieron contra mis labios. Decía que me llevaría a su tierra para que la conociera cuando termináramos la maldición pero él no se daba cuenta de que eso jamás sucedería, que no iba a sobrevivir a ella. Asentí con la cabeza y ladeé la cabeza- dime, ¿qué es lo que viste cuando bebiste ese brebaje? ¿Es algo así como… una consulta? –Pregunté enarcando una ceja ahora que me entendía, quería saber todo lo que había visto y tener todas las cartas de la baraja controladas- si es lo que creo, nosotros podemos contactar mediante los espíritus pero no es siempre fiable y se paga un precio por ello –mis brazos rodeaban su cuello- daremos con ese hombre, hay muchas formas de utilizar la magia, donde te llevé antes era una biblioteca, un lugar donde se almacenan libros que la gente puede ir a consultar y donde creía que podía encontrar algo que me ayudara. La magia de sangre conlleva precios muy altos y no soy dada a utilizarla –era mentira, era la que más utilizaba realmente- podemos rastrear a quien te hizo eso, todavía no sé con qué hechizo ni cómo pero creo que es la mejor forma de hacerlo. De alguna forma quizás las marcas nos puedan llevar hasta quien te hizo esto –eran como si estuvieran grabadas en su piel, pero estas crecían y se movían- a lo mejor ha dejado un rastro mágico que podamos seguir y que nos ayude a localizarlo, sé que en la ciudad hay mucha gente que utiliza magia e ir uno por uno puede ser bastante pesado y sería perder mucho el tiempo –me mordí el labio porque claro que habían formas de localizar a alguien con magia, pero no quería que pensara que estaba casi todo calculado- puedo echar luego un vistazo a los libros que tengo para ver si encuentro algo, la magia tiene muchas variantes y muchas ramas diferentes, quizás lo que necesitemos yo no lo haya tocado pero no significa que sea imposible –lo miré de forma fija- pero eso tendremos que hacerlo luego, la magia siempre conlleva un precio que hay que pagar y a mí me drena las energías, necesito descansar un poco antes de ponerme a buscar algo que nos ayude. ¿Decías antes de… búfalos? –Reí entre dientes- me temo que aquí no encontrarás búfalos, jabalís, ciervos, cerdos… de eso sí, pero aquí no tenemos animales tan grandes para cazar –me bajé de su cuerpo y me acerqué con paso lento a la cama donde me tumbé- puedes ir a cazar algo mientras yo descanso, así podré centrarme en lo que necesitamos –la magia siempre conllevaba un precio, y sobre todo la magia de sangre, si quería que lo que llevaba en mente funcionara debía de recobrar fuerzas.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Por fin ambos podíamos comunicarnos, las palabras ahora entendibles para mi, me forzaron a ladear la sonrisa, atajé la distancia que nos separaba acallando su voz, aunque mucho era lo que necesitaba decirme y mas aun lo que yo necesitaba escuchar.
-Lo que bebo es una mezcla de hierbas, hongos, me lo dieron los chamanes para que mi totem, mi espíritu guía pudiera orientarme en este peligroso camino que emprendía.
El me llevó hasta ti -aseguré volviendo a colisionar impaciente con sus labios, mi lengua buscaba abrirse paso entre el precipicio de sus labios, pero ella insistía en que le contara que había visto hoy.
Jadeé contra su boca, con la respiración errática seguí hablando.
-Ha sido diferente, las visiones colocado no son muy claras, digamos que son señales que he de interpretar.
Mi totem, la loba negra se ha trasformado en humana, una bella india de pelo azabache que besando mis labios a borrado el dibujo del hombre que te había pintado en el suelo y te señalaba con el mismo pie con el que lo borraba.
Me encogí de hombros sin dejar de buscar en cada pausa su boca.
-Supongo que lo que me quiere decir es que tu puedes ayudarme, peor no entiendo porque ha borrado el rostro de ese hombre, en tu visión lo he visto claramente.
Hice una pausa, mi aliento contra sus labios al igual que las palabras que morían ansiosas contra su boca.
-Quizás quiere decir que lo borré de la faz de la tierra -apunté entre risas.
Ella me explicó que era posible por medio de las marcas de mi brazo dar con aquel tipo, solo que la magia de sangre conllevaba un gasto de energía poderoso y tras los últimos hechizos realizados se encontraba débil.
Vanos mis intentos de motivar un encuentro en el lecho, la bese hambriento, acariciando con mi nariz su cuello pero solo me pido unas horas para dormir, mientras yo podría cazar algo.
Me encogí de hombros frunciendo el ceño ligeramente, la verdad es que después del colocon tenia ganas de enredarme con ella y colarme entre sus piernas.
La dejé descansar como me pedía y me marche al bosque dispuesto a dar caza a algún animal que pudiera servirnos de cena.
El ruido de las rapaces, el ulular de los búhos acompañó gran parte de mi camino, muchos eran los animales nocturnos que atentos acompañaban mi paso.
Un rio se convirtió en mi lugar elegido, todo animal acude allí tarde o temprano.
Entre la maleza quedé agazapado, hasta que pasado una hora escuché como un animal de tamaño medio se acercaba a beber de las cristalinas aguas. Tomé el arco con cuidado, del carcaj saqué una de las flechas que calcé en la cuerda y abriendo los brazos tensé la cuerda dejando que la saeta volar hacia mi presa.
El animal cayó al suelo dando sus últimos coletazos de vida, corrí a su lado encomendando su espíritu al bosque, mi daga se clavó en su cuello para que cesara su sufrimiento mientras agradecía la cena que madre naturaleza me daba hoy.
Regresé a casa con la pieza cargada en mi hombro, me limpié los pies del barro en el felpudo del exterior y me adentre cruzando el marco de la puerta para encontrarme con la hechicera que aun dormitaba sobre el colchón.
Llevé la pieza al a cocina y empecé a despellejarla, con la piel podría Ammyt curtir alguna prenda de ropa, los cuernos podrían servir para crear nuevas armas y la carne nos daría de comer varios días.
Nada se desperdiciaba, pues el alimento era sagrado para yo mantenerme vivo, había arrebatado vida.
-Lo que bebo es una mezcla de hierbas, hongos, me lo dieron los chamanes para que mi totem, mi espíritu guía pudiera orientarme en este peligroso camino que emprendía.
El me llevó hasta ti -aseguré volviendo a colisionar impaciente con sus labios, mi lengua buscaba abrirse paso entre el precipicio de sus labios, pero ella insistía en que le contara que había visto hoy.
Jadeé contra su boca, con la respiración errática seguí hablando.
-Ha sido diferente, las visiones colocado no son muy claras, digamos que son señales que he de interpretar.
Mi totem, la loba negra se ha trasformado en humana, una bella india de pelo azabache que besando mis labios a borrado el dibujo del hombre que te había pintado en el suelo y te señalaba con el mismo pie con el que lo borraba.
Me encogí de hombros sin dejar de buscar en cada pausa su boca.
-Supongo que lo que me quiere decir es que tu puedes ayudarme, peor no entiendo porque ha borrado el rostro de ese hombre, en tu visión lo he visto claramente.
Hice una pausa, mi aliento contra sus labios al igual que las palabras que morían ansiosas contra su boca.
-Quizás quiere decir que lo borré de la faz de la tierra -apunté entre risas.
Ella me explicó que era posible por medio de las marcas de mi brazo dar con aquel tipo, solo que la magia de sangre conllevaba un gasto de energía poderoso y tras los últimos hechizos realizados se encontraba débil.
Vanos mis intentos de motivar un encuentro en el lecho, la bese hambriento, acariciando con mi nariz su cuello pero solo me pido unas horas para dormir, mientras yo podría cazar algo.
Me encogí de hombros frunciendo el ceño ligeramente, la verdad es que después del colocon tenia ganas de enredarme con ella y colarme entre sus piernas.
La dejé descansar como me pedía y me marche al bosque dispuesto a dar caza a algún animal que pudiera servirnos de cena.
El ruido de las rapaces, el ulular de los búhos acompañó gran parte de mi camino, muchos eran los animales nocturnos que atentos acompañaban mi paso.
Un rio se convirtió en mi lugar elegido, todo animal acude allí tarde o temprano.
Entre la maleza quedé agazapado, hasta que pasado una hora escuché como un animal de tamaño medio se acercaba a beber de las cristalinas aguas. Tomé el arco con cuidado, del carcaj saqué una de las flechas que calcé en la cuerda y abriendo los brazos tensé la cuerda dejando que la saeta volar hacia mi presa.
El animal cayó al suelo dando sus últimos coletazos de vida, corrí a su lado encomendando su espíritu al bosque, mi daga se clavó en su cuello para que cesara su sufrimiento mientras agradecía la cena que madre naturaleza me daba hoy.
Regresé a casa con la pieza cargada en mi hombro, me limpié los pies del barro en el felpudo del exterior y me adentre cruzando el marco de la puerta para encontrarme con la hechicera que aun dormitaba sobre el colchón.
Llevé la pieza al a cocina y empecé a despellejarla, con la piel podría Ammyt curtir alguna prenda de ropa, los cuernos podrían servir para crear nuevas armas y la carne nos daría de comer varios días.
Nada se desperdiciaba, pues el alimento era sagrado para yo mantenerme vivo, había arrebatado vida.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Ahora que aquel hechizo podía hacer que nos comunicáramos mejor necesitaba saber qué es lo que había visto cuando se tomó aquel brebaje, debía de estar al tanto de las cosas que pudieran los espíritus para yo ir con cuidado y pisar con pies de plomo. Él no dejaba de buscar mis labios cada vez que tenía oportunidad y aunque no me quejaba de ello sí que quería saber lo que bebía y lo que veía. Me explicó que era una mezcla de hierbas con hongos, algo que te hacía alucinar y que parecía que te metía en un trance que te comunicaba con espíritus. Me quedé con lo que dijo del “tótem” y sobre lo que había pasado cuando bebió. Al parecer quien lo había guiado hasta mí, un lobo negro decía él, le había borrado en su alucinación el rostro del hombre que yo le había inducido en la visión para señalarme a mí con el pie. Si no lo hubiera ayudado como lo había estado haciendo se habría dado cuenta, sin duda alguna, que su espíritu le estaba guiando por el buen camino y que la culpable de todo la tenía justo delante, la misma que ahora estaba besando. Irónico, pero no por ello menos divertido de lo que ya de por sí era. Por suerte para mí parecía que él creía firmemente de que iba a ayudarle cuando no se daba cuenta de que todo lo que hacía era perder el tiempo para que la marca se extendiera... no entendía como podía confiar en alguien tan pronto, sin conocerlo de nada.
Me encogí de hombros cuando dijo que quizás lo borró para que lo borrara del mapa y sonreí de lado, claro que no iba a decirle que lo había borrado porque era una mentira lo de aquel hombre y que yo era quien había lanzado aquella maldición que ahora portaba en su brazo y que se extendía. Debía de tener cuidado con sus visiones, quizás estas en algún momento le mostraran o le indicaran de mejor forma que era yo la culpable y no aquel hombre y entonces se daría cuenta de todo el engaño, de momento estaba más centrado en buscar mi boca y en intentar provocarme para llevarme a la cama que del hecho de que tenía que matarme u obligarme a que le curara. Sus labios me besaban voraces y hambrientos, su nariz perfilaba mi cuello buscándome pero si quería realizar lo que llevaba a cabo necesitaba descansar, así que muy a su pesar dejó que me fuera hacia la cama para descansar un poco y él se iba al parecer a cazar. En mi cabeza cuando él se fue comencé a trazar los planes para esa noche, en cenar iríamos a la caza y la búsqueda de aquel hombre que él creía era el culpable de todo.
No supe cuánto tiempo había estado durmiendo pero cuando desperté ya comenzaba a anochecer y un ruido hizo que me girara para encontrarme con Nayati quien limpiaba el animal para poder comerlo y me fijé en lo que hacía un par de segundos en los que no se enteró que estaba despierta centrado en su tarea. Se notaba que llevaba haciendo eso toda la vida, parecía que trataba al animal casi con mimo incluso aunque estaba muerto, pero quizás para ellos tuvieran gran importancia ya que básicamente se alimentaban de eso, no como en París donde la gente no le importaba nada, ellos miraban por la tierra y el lugar al que pertenecían... en eso pensaba como yo, me preocupaba más de la naturaleza que de las personas y quizás por ello empleaba la magia negra y me gustaba hacerlo. Acabé finalmente por levantarme y acercarme hacia donde estaba no sin antes coger un par de libros y comenzar a buscar el hechizo que nos ayudaría a rastrear la magia, o lo que él creía que sería eso, más unas cuantas cosas que necesitaba. Me senté a su lado dejándolo hacer y le sonreí cuando nuestras miradas se encontraron.
-Veo que has tenido suerte con la caza, algo me dice que no has tenido mucho problema –comenté con cierto tono jocoso y abrí uno de los libros para buscar lo que necesitaba, una vez encontrado al pasar las páginas del mismo anoté en un papel lo que necesitaba, lo otro que necesitaba para hacerle creer lo que tenía en mente lo sabía de memoria y no iba a sacarlo delante de él. Miré la lista y comprobé que tenía todo lo necesario, me faltaba un ingrediente pero sabía dónde encontrarlo en el bosque y así le dejaba terminar con lo que estaba haciendo- necesito buscar un ingrediente en el bosque, sé dónde está así que no voy a tardar mucho, lo necesito para esta noche –aclaré por si no sabía a lo que me refería- si necesitas cualquier cosa en la cocina encuentres algún cuchillo mejor o... no sé, tú sabrás, pareces todo un experto en esto –recogí el papel donde tenía apuntado lo necesario y lo dejé sobre la mesa, me levanté para coger una pequeña cesta y un pequeño tarro de cristal y me acerqué donde estaba- voy a por lo que necesito, no voy a tardar está cerca de aquí donde crece la planta que necesito, te dejo al cargo de la cena y después nos vamos en busca de ese hombre –para que no me replicara acorté la distancia con su rostro y dejé un beso en sus labios, cargado de sensualidad, para mirarlo y sonreírle- ahora vuelvo –salí por la puerta y me encaminé al bosque sabiendo donde estaba aquella flor que necesitaba, el líquido que contenía en el tallo era lo que necesitaba de la planta. Además en el camino para encontrarla prepararía lo otro que necesitaba y que ya había cogido y solo sería lanzar el hechizo en el momento oportuno antes de entrar a la casa para que él crea que, de verdad, fue él quien invocó aquel monstruo que le había maldito.
Me encogí de hombros cuando dijo que quizás lo borró para que lo borrara del mapa y sonreí de lado, claro que no iba a decirle que lo había borrado porque era una mentira lo de aquel hombre y que yo era quien había lanzado aquella maldición que ahora portaba en su brazo y que se extendía. Debía de tener cuidado con sus visiones, quizás estas en algún momento le mostraran o le indicaran de mejor forma que era yo la culpable y no aquel hombre y entonces se daría cuenta de todo el engaño, de momento estaba más centrado en buscar mi boca y en intentar provocarme para llevarme a la cama que del hecho de que tenía que matarme u obligarme a que le curara. Sus labios me besaban voraces y hambrientos, su nariz perfilaba mi cuello buscándome pero si quería realizar lo que llevaba a cabo necesitaba descansar, así que muy a su pesar dejó que me fuera hacia la cama para descansar un poco y él se iba al parecer a cazar. En mi cabeza cuando él se fue comencé a trazar los planes para esa noche, en cenar iríamos a la caza y la búsqueda de aquel hombre que él creía era el culpable de todo.
No supe cuánto tiempo había estado durmiendo pero cuando desperté ya comenzaba a anochecer y un ruido hizo que me girara para encontrarme con Nayati quien limpiaba el animal para poder comerlo y me fijé en lo que hacía un par de segundos en los que no se enteró que estaba despierta centrado en su tarea. Se notaba que llevaba haciendo eso toda la vida, parecía que trataba al animal casi con mimo incluso aunque estaba muerto, pero quizás para ellos tuvieran gran importancia ya que básicamente se alimentaban de eso, no como en París donde la gente no le importaba nada, ellos miraban por la tierra y el lugar al que pertenecían... en eso pensaba como yo, me preocupaba más de la naturaleza que de las personas y quizás por ello empleaba la magia negra y me gustaba hacerlo. Acabé finalmente por levantarme y acercarme hacia donde estaba no sin antes coger un par de libros y comenzar a buscar el hechizo que nos ayudaría a rastrear la magia, o lo que él creía que sería eso, más unas cuantas cosas que necesitaba. Me senté a su lado dejándolo hacer y le sonreí cuando nuestras miradas se encontraron.
-Veo que has tenido suerte con la caza, algo me dice que no has tenido mucho problema –comenté con cierto tono jocoso y abrí uno de los libros para buscar lo que necesitaba, una vez encontrado al pasar las páginas del mismo anoté en un papel lo que necesitaba, lo otro que necesitaba para hacerle creer lo que tenía en mente lo sabía de memoria y no iba a sacarlo delante de él. Miré la lista y comprobé que tenía todo lo necesario, me faltaba un ingrediente pero sabía dónde encontrarlo en el bosque y así le dejaba terminar con lo que estaba haciendo- necesito buscar un ingrediente en el bosque, sé dónde está así que no voy a tardar mucho, lo necesito para esta noche –aclaré por si no sabía a lo que me refería- si necesitas cualquier cosa en la cocina encuentres algún cuchillo mejor o... no sé, tú sabrás, pareces todo un experto en esto –recogí el papel donde tenía apuntado lo necesario y lo dejé sobre la mesa, me levanté para coger una pequeña cesta y un pequeño tarro de cristal y me acerqué donde estaba- voy a por lo que necesito, no voy a tardar está cerca de aquí donde crece la planta que necesito, te dejo al cargo de la cena y después nos vamos en busca de ese hombre –para que no me replicara acorté la distancia con su rostro y dejé un beso en sus labios, cargado de sensualidad, para mirarlo y sonreírle- ahora vuelvo –salí por la puerta y me encaminé al bosque sabiendo donde estaba aquella flor que necesitaba, el líquido que contenía en el tallo era lo que necesitaba de la planta. Además en el camino para encontrarla prepararía lo otro que necesitaba y que ya había cogido y solo sería lanzar el hechizo en el momento oportuno antes de entrar a la casa para que él crea que, de verdad, fue él quien invocó aquel monstruo que le había maldito.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Alcé la mirada cuando la vi sentarse sobre la bancada de la cocina con un libro en la mano. Me gustaba que se hubiera tomado tan en serio lo de ayudarme, eso me indicaba que de verdad estaba preocupada por mi, que lo poco que nos conocíamos había bastado para hacerme un hueco en su vida y que de algún modo nuestros espíritus bailaban juntos frente a las llamas de la hoguera.
Ladeé la sonrisa cuando nuestras miradas se encontraron, sin embargo, con las manos llenas de sangre de despellejar al anima, no vi en ella esa pasión que si existía en mi.
Hubiera ido a besarla, pero, algo me decía que no era exactamente lo que mas le apetecía.
Quizás porque yo era una salvaje, porque mis encuentros con las mujeres eran apasionados, nada nos guardábamos para nosotros cuando dos cuerpos se fundían en uno, pues eramos presos de la naturaleza que daba vida y muerte a voluntad.
Ademas pocas veces se producían, nuestras mujeres llegaban vírgenes ante nosotros, así que las veces que sucedían eran con damas de otras tribu de conciencia distinta a la de nuestras hembras.
Desvié mi mirada nuevamente a la carnaza, solo echándole pequeños vistazos para ver como escribía, había mucho de su cultura que yo no entendía, pero si algo sabia es que esto no pintaba con un para siempre.
-De allí de a donde vengo, se elige pareja pareja de por vida -no se ni porque se lo dije, pero ella alzo la cabeza del libro para volver a agacharla como si no me hubiera oído.
Se alzó poco después alegando que me dejaba cocinando, que veía que ni la caza, ni la cocina tenia secretos para mi y que ella mientras iría a buscar una planta que le faltaba para el hechizo de esa noche.
Asentí en silencio, solo entreabriendo los labios ligeramente para acoger el beso sin demasiado entusiasmo, creo que le mismo que puso ella al dármelo.
Salió por la puerta, casi de inmediato dejé lo que estaba haciendo limpiando la sangre de mis manos en un trapo y empecé a rebuscar por la casa, no sabia bien que era eso que pretendía encontrar, pero era como si de algún modo supiera que tenia que hacerlo.
Muchos eran los libros que esa mujer tenia de magia, por lo que podía ver en las imágenes no todos ellos eran de magia blanca, mas bien lo contrario.
No entendía nada de lo escrito, al parecer le conjuro nada tenia que ver con la escritura si no con el habla.
Pero pasando paginas veía muertos que se alzaban, los dibujos no daban lugar a dudas, necromancia, algo peligroso para jugar si eres una niña inocente.
Dejé las cosas tal y como estaban y regrese a la cocina para terminar de despellejar la pieza y en el exterior frente a una fogata la cociné con las brasas.
Alcé la mirada al verla regresar, estaba acuclillado girando la pieza pinchada y le dediqué una ladeada sonrisa.
-Esta casi la cena, espero que traigas hambre -apunté - ¿has encontrado lo que buscabas? -pregunté cuando esta me aseguró que olía de maravilla.
Entro dentro para dejar lo que llevaba en le cinto y al rato salio fuera para hacerme compañía.
Bajo le manto estrellado ambos tomamos asiento, un par de troncos basto para avivar las llamas y empezamos a degustar la carnaza debidamente salpimentada.
-¿vamos a buscar ese tipo verdad? -pregunté con cierta desconfianza que intenté no plasmar en mi voz.
Ladeé la sonrisa cuando nuestras miradas se encontraron, sin embargo, con las manos llenas de sangre de despellejar al anima, no vi en ella esa pasión que si existía en mi.
Hubiera ido a besarla, pero, algo me decía que no era exactamente lo que mas le apetecía.
Quizás porque yo era una salvaje, porque mis encuentros con las mujeres eran apasionados, nada nos guardábamos para nosotros cuando dos cuerpos se fundían en uno, pues eramos presos de la naturaleza que daba vida y muerte a voluntad.
Ademas pocas veces se producían, nuestras mujeres llegaban vírgenes ante nosotros, así que las veces que sucedían eran con damas de otras tribu de conciencia distinta a la de nuestras hembras.
Desvié mi mirada nuevamente a la carnaza, solo echándole pequeños vistazos para ver como escribía, había mucho de su cultura que yo no entendía, pero si algo sabia es que esto no pintaba con un para siempre.
-De allí de a donde vengo, se elige pareja pareja de por vida -no se ni porque se lo dije, pero ella alzo la cabeza del libro para volver a agacharla como si no me hubiera oído.
Se alzó poco después alegando que me dejaba cocinando, que veía que ni la caza, ni la cocina tenia secretos para mi y que ella mientras iría a buscar una planta que le faltaba para el hechizo de esa noche.
Asentí en silencio, solo entreabriendo los labios ligeramente para acoger el beso sin demasiado entusiasmo, creo que le mismo que puso ella al dármelo.
Salió por la puerta, casi de inmediato dejé lo que estaba haciendo limpiando la sangre de mis manos en un trapo y empecé a rebuscar por la casa, no sabia bien que era eso que pretendía encontrar, pero era como si de algún modo supiera que tenia que hacerlo.
Muchos eran los libros que esa mujer tenia de magia, por lo que podía ver en las imágenes no todos ellos eran de magia blanca, mas bien lo contrario.
No entendía nada de lo escrito, al parecer le conjuro nada tenia que ver con la escritura si no con el habla.
Pero pasando paginas veía muertos que se alzaban, los dibujos no daban lugar a dudas, necromancia, algo peligroso para jugar si eres una niña inocente.
Dejé las cosas tal y como estaban y regrese a la cocina para terminar de despellejar la pieza y en el exterior frente a una fogata la cociné con las brasas.
Alcé la mirada al verla regresar, estaba acuclillado girando la pieza pinchada y le dediqué una ladeada sonrisa.
-Esta casi la cena, espero que traigas hambre -apunté - ¿has encontrado lo que buscabas? -pregunté cuando esta me aseguró que olía de maravilla.
Entro dentro para dejar lo que llevaba en le cinto y al rato salio fuera para hacerme compañía.
Bajo le manto estrellado ambos tomamos asiento, un par de troncos basto para avivar las llamas y empezamos a degustar la carnaza debidamente salpimentada.
-¿vamos a buscar ese tipo verdad? -pregunté con cierta desconfianza que intenté no plasmar en mi voz.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Salí de la casa para buscar los ingredientes que me faltaban para el hechizo que esa noche nos llevaría hasta aquel hombre, atrás lo dejaba a él con la cena que iba a preparar esa noche y con todos los libros de magia que tenía en casa, que estaban a la vista que cualquiera que entrara podría ver y darse cuenta que poco tenían que ver con la magia blanca. Claro que, como legado que tenía de todas las antiguas generaciones que se habían dedicado a la magia tenía también muchos libros de magia blanca, aunque en realidad los libros más importantes y más peligrosos estaban bien escondidos y dudaba que alguien pudiera encontrarlos, mucho menos él. De todas formas aunque viera los libros de magia negra no podría leer nada, el hechizo que había lanzado solo era para entendernos cuando nos hablábamos y eso significaba que, si encontrábamos a ese hombre, nada de lo que él dijera él lo iba a entender puesto que así yo también lo había querido, solamente había utilizado mi sangre y la suya y solo nos afectaba a ambos... si él oía hablar al resto no entendería nada. Así me curaba si algo pasaba y decía algo el hombre al que íbamos a ir a buscar y al que le había hecho creer que había hecho aquel conjuro.
Claro que aquella escapada al bosque me servía también para preparar la otra parte que necesitaba, esa que le haría creer realmente que él era el culpable de todo y que me libraría a mí de toda sospecha, necesitaba hacerlo y que él no me viera porque entonces preguntaría y no quería mentirle, no por nada, sino porque tendría que utilizarlo delante de él y eso no era algo que quisiera hacer exactamente. Conseguí aquella flor, me conocía el bosque bastante bien y sabía dónde debía de ir a buscar para encontrar lo que necesitaba, lo que quería era lo que la flor llevaba en su interior así que cuando la encontré saqué aquella pequeña navaja que llevaba, hice un corte en el tallo de donde comenzó a salir pequeñas gotitas que fueron a caer al bote de cristal que había cogido para ello, siendo el ingrediente que me faltaba para ello. Quité los pétalos y los metí dentro del tarro también y dejé el tallo que ya no servía de nada, donde estaba me arrodillé y de la cesta que llevaba comencé a preparar lo que Nayati no podía ver, en un bol que había cogido comencé a poner hierbas, especias y demás así también como algunas gotas de mi sangre ya que la magia de sangre era mucho más potente y machaqué todo hasta que se hizo polvo, de un color negro que guardé en un pequeño tarro, recogí todo y volví sobre mis pasos.
Cuando llegué lo encontré fuera terminando de preparar la cena, había hecho una hoguera y le sonreí entrando en la cabaña para dejar las cosas, guardé el pequeño tubo de cristal con el polvo negro en el vestido escondido para que él no pudiera verlo y salí para verlo sentado en uno de los troncos que había junto a la hoguera y que estaban ahí para sentarse. Tenía que ser precisa y cuidadosa a la hora de lanzar aquel hechizo porque el polvo no era algo que él debiera de ver, así que la precisión iba a tener que ser exacta si quería que todo saliera como lo tenía previsto, en mi cabeza todo estaba perfectamente organizado y estructurado de forma que nada fallara, no que hubiera un cabo suelto sin atar... no debía de haber fallos o entonces yo quedaría expuesta, aunque siempre me valía de la magia para frenarlo pero quería ver como el proceso lo iba devorando lentamente, jamás había tenido tan de cerca los efectos de alguna maldición que yo había hecho y quería ver qué pasaba, cuál era su final. Salí de nuevo con todo preparado y me senté frente a él en la hoguera, olía todo de maravilla y se denotaba que él se sabía manejar con todo aquello... no por nada seguramente en su tribu todos se encargaban de todo y no era algo que me resultara extraño para nada.
-Huele muy bien –le sonreí sentándome en el tronco de madera mientras la hoguera creaba sombras que bailaban en nuestros cuerpos y fue entonces que me dio un plato con algo de lo que había preparado, esperé un poco para que no quemara tanto de estar recién hecho y lo llevé a mi boca, si olía bien mejor era la forma en la que sabía- oh, esto está delicioso –no había mentira en mi voz, no sabía cómo lo había hecho pero estaba muy bueno- ¿es alguna receta de tú tribu? –Pregunté llevándome otro trozo a la boca, estaba perfecto y la verdad es que si traía hambre, aunque había dormido y recuperado fuerzas no así pasaba lo mismo con el hambre y eso se podía notar porque me estaba comiendo todo lo que me había puesto en el plato- sí, me conozco este bosque a la perfección y sé dónde encontrar las cosas, hay otras que tengo que ir a la ciudad a comprarlas porque el bosque no me la puede proporcionar pero por lo general casi todo lo encuentro por aquí –volví a dar otro bocado y bebí de la botella que había sacado pasando la comida, mis ojos se centraron en los suyos dejando la botella en el suelo para mirarlo durante unos segundos, parecía como si dudara de que realmente fuéramos a por él... pobre ingenuo, si supiera realmente que aunque no fuéramos a por él nada cambiaría...- por supuesto que vamos a ir por a él –aseguré de forma firme, iríamos y así un enemigo menos que tendría en mi camino- estoy convencida de que con la marca que tienes podemos crear un hechizo que sirva de rastreador, que nos lleve hasta donde se encuentra... para ser sincera es la primera vez que voy a hacer algo como esto –no mentía, pero él no sabía a lo que realmente me estaba refiriendo- pero no tengo dudas sobre que el rastro funcionará. Debemos de estar preparados, si ha hecho que tengas esa marca y ha creado... bueno, los demonios esos tiene que ser alguien poderoso –terminé lo que quedaba en el plato y estiré mis piernas alzando mi rostro hacia las estrellas que brillaban con intensidad aquella noche dejando que él terminara de cenar- voy a buscar las cosas, ahora salgo –entré de nuevo a la cabaña cogiendo lo que había creado para el hechizo rastreador y salí de nuevo esa vez sentándome a su lado con los ingredientes y con uno de los libros en mi regazo- he encontrado este hechizo, dice que se puede rastrear la magia pero solo si alguien posee algo de dicho conjuro, es decir, podemos hacerlo porque en la marca que tienes “está” parte de la suya, si no tuvieras las marcas quizás el hechizo no nos serviría de nada... son las que nos van a guiar hasta él –claro que, lo que él no sabía es que yo iba a recitar otro hechizo, rastreador también, pero que sería para encontrar a la persona que llevaba en mente mientras pronunciara el hechizo, daba igual donde extendieras los ingredientes solo debías de formular las palabras y el hechizo comenzaría a ponerse en marcha. Saqué el bol con los ingredientes y los removí hecha ya una pasta, la extendí sobre su brazo donde tenía las marcas, cerré los ojos y comencé a recitar aquellas palabras mientras notaba que de mis manos emanaba calor y un pequeño aire nos envolvió a los dos, una vez terminé de hablar quité las manos de su brazo y pudimos ver como si una pequeña estela nos mostrara el camino que debíamos de seguir, muy débil a la vista de los demás que no estuvieran implicados en el camino. Lancé un suspiro y lo miré- tenemos un rumbo a seguir, la estela nos guiará por el camino.
Claro que aquella escapada al bosque me servía también para preparar la otra parte que necesitaba, esa que le haría creer realmente que él era el culpable de todo y que me libraría a mí de toda sospecha, necesitaba hacerlo y que él no me viera porque entonces preguntaría y no quería mentirle, no por nada, sino porque tendría que utilizarlo delante de él y eso no era algo que quisiera hacer exactamente. Conseguí aquella flor, me conocía el bosque bastante bien y sabía dónde debía de ir a buscar para encontrar lo que necesitaba, lo que quería era lo que la flor llevaba en su interior así que cuando la encontré saqué aquella pequeña navaja que llevaba, hice un corte en el tallo de donde comenzó a salir pequeñas gotitas que fueron a caer al bote de cristal que había cogido para ello, siendo el ingrediente que me faltaba para ello. Quité los pétalos y los metí dentro del tarro también y dejé el tallo que ya no servía de nada, donde estaba me arrodillé y de la cesta que llevaba comencé a preparar lo que Nayati no podía ver, en un bol que había cogido comencé a poner hierbas, especias y demás así también como algunas gotas de mi sangre ya que la magia de sangre era mucho más potente y machaqué todo hasta que se hizo polvo, de un color negro que guardé en un pequeño tarro, recogí todo y volví sobre mis pasos.
Cuando llegué lo encontré fuera terminando de preparar la cena, había hecho una hoguera y le sonreí entrando en la cabaña para dejar las cosas, guardé el pequeño tubo de cristal con el polvo negro en el vestido escondido para que él no pudiera verlo y salí para verlo sentado en uno de los troncos que había junto a la hoguera y que estaban ahí para sentarse. Tenía que ser precisa y cuidadosa a la hora de lanzar aquel hechizo porque el polvo no era algo que él debiera de ver, así que la precisión iba a tener que ser exacta si quería que todo saliera como lo tenía previsto, en mi cabeza todo estaba perfectamente organizado y estructurado de forma que nada fallara, no que hubiera un cabo suelto sin atar... no debía de haber fallos o entonces yo quedaría expuesta, aunque siempre me valía de la magia para frenarlo pero quería ver como el proceso lo iba devorando lentamente, jamás había tenido tan de cerca los efectos de alguna maldición que yo había hecho y quería ver qué pasaba, cuál era su final. Salí de nuevo con todo preparado y me senté frente a él en la hoguera, olía todo de maravilla y se denotaba que él se sabía manejar con todo aquello... no por nada seguramente en su tribu todos se encargaban de todo y no era algo que me resultara extraño para nada.
-Huele muy bien –le sonreí sentándome en el tronco de madera mientras la hoguera creaba sombras que bailaban en nuestros cuerpos y fue entonces que me dio un plato con algo de lo que había preparado, esperé un poco para que no quemara tanto de estar recién hecho y lo llevé a mi boca, si olía bien mejor era la forma en la que sabía- oh, esto está delicioso –no había mentira en mi voz, no sabía cómo lo había hecho pero estaba muy bueno- ¿es alguna receta de tú tribu? –Pregunté llevándome otro trozo a la boca, estaba perfecto y la verdad es que si traía hambre, aunque había dormido y recuperado fuerzas no así pasaba lo mismo con el hambre y eso se podía notar porque me estaba comiendo todo lo que me había puesto en el plato- sí, me conozco este bosque a la perfección y sé dónde encontrar las cosas, hay otras que tengo que ir a la ciudad a comprarlas porque el bosque no me la puede proporcionar pero por lo general casi todo lo encuentro por aquí –volví a dar otro bocado y bebí de la botella que había sacado pasando la comida, mis ojos se centraron en los suyos dejando la botella en el suelo para mirarlo durante unos segundos, parecía como si dudara de que realmente fuéramos a por él... pobre ingenuo, si supiera realmente que aunque no fuéramos a por él nada cambiaría...- por supuesto que vamos a ir por a él –aseguré de forma firme, iríamos y así un enemigo menos que tendría en mi camino- estoy convencida de que con la marca que tienes podemos crear un hechizo que sirva de rastreador, que nos lleve hasta donde se encuentra... para ser sincera es la primera vez que voy a hacer algo como esto –no mentía, pero él no sabía a lo que realmente me estaba refiriendo- pero no tengo dudas sobre que el rastro funcionará. Debemos de estar preparados, si ha hecho que tengas esa marca y ha creado... bueno, los demonios esos tiene que ser alguien poderoso –terminé lo que quedaba en el plato y estiré mis piernas alzando mi rostro hacia las estrellas que brillaban con intensidad aquella noche dejando que él terminara de cenar- voy a buscar las cosas, ahora salgo –entré de nuevo a la cabaña cogiendo lo que había creado para el hechizo rastreador y salí de nuevo esa vez sentándome a su lado con los ingredientes y con uno de los libros en mi regazo- he encontrado este hechizo, dice que se puede rastrear la magia pero solo si alguien posee algo de dicho conjuro, es decir, podemos hacerlo porque en la marca que tienes “está” parte de la suya, si no tuvieras las marcas quizás el hechizo no nos serviría de nada... son las que nos van a guiar hasta él –claro que, lo que él no sabía es que yo iba a recitar otro hechizo, rastreador también, pero que sería para encontrar a la persona que llevaba en mente mientras pronunciara el hechizo, daba igual donde extendieras los ingredientes solo debías de formular las palabras y el hechizo comenzaría a ponerse en marcha. Saqué el bol con los ingredientes y los removí hecha ya una pasta, la extendí sobre su brazo donde tenía las marcas, cerré los ojos y comencé a recitar aquellas palabras mientras notaba que de mis manos emanaba calor y un pequeño aire nos envolvió a los dos, una vez terminé de hablar quité las manos de su brazo y pudimos ver como si una pequeña estela nos mostrara el camino que debíamos de seguir, muy débil a la vista de los demás que no estuvieran implicados en el camino. Lancé un suspiro y lo miré- tenemos un rumbo a seguir, la estela nos guiará por el camino.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
No se que era eso que me hacia desconfiar de ella, se había portado bien conmigo, pero me había mentido, era un hecho los libros que encontré contenían magia negra, era obvio que algún secreto me guardaba y empezaba a pensar que mi totem, esa negra loba la señalaba directamente a ella como responsable de parte de mis males si no de todos.
No tenia pruebas, trataba de de disimular, pero era algo complicado para los míos que siempre hablaban con la sinceridad en la mano, abríamos nuestro corazón porque no teníamos necesidad de no hacerlo.
De allí de donde yo venia, la maldad que durante este mes había apreciado y vivido no existía.
Los nativos eramos puros, vivíamos en común unión con la naturaleza y aunque en su mayoría todos eramos guerreros, nunca fuimos malignos en nuestros actos, el honor era nuestra bandera.
Sonreí sin ganas por el cumplido mientras esta comía lo que le había servido en el plato.
-Solo lleva yerbas aromáticas y que le dan sabor, todo son ingredientes naturales que como tu, yo también he encontrado en el bosque -aseguré guiñándole un ojo.
No hubieron besos, ni de su parte ni de la mía, supongo que en ese momento para mi era forzado y para ella, un alivio pues no tuvo que enredarse con mi cuerpo.
Amyt entro para coger lo necesario para empezar el ritual, estaba pendiente de lo que hacia pero mi desconocimiento de la magia no me daba soluciones a este enigma, me dejé llevar, a fin de cuentas no estaba seguro de absolutamente nada.
Alcé la cabeza buscando sus pardos cuando aseguró que ya había un rastro que seguir.
-Pues vayamos, cuando demos con ese tipo se acabara mi maldición ¿cierto? -pregunté clavando mis ojos en sus pozos.
No pensaba darle muerte, no sin preguntar antes si conocía de algo a esa mujer que me acompañaba, lo que me faltaba es convertirme en su sicario personal con la burda mentira de que me estaba ayudando.
Atravesamos el bosque, yo iba en el mas profundo de los silencios, ella seguía la señal, pero me miraba de reojo de vez en cuando como si notara en mi cierto desasosiego.
Me limitaba a sonreirle de vez en cuando hasta que se cruzó de brazos mirándome preguntándome con la mirada que me pasaba.
-No me has dado ni un beso desde que has llegado -fue la burda medio mentira que se me ocurrió, hasta para mentir era inocente.
No era mentira del todo, en verdad no entendía porque se había acostado conmigo, no había necesidad de ello si su intención era la traición.
-Sigamos -pedí
No tenia pruebas, trataba de de disimular, pero era algo complicado para los míos que siempre hablaban con la sinceridad en la mano, abríamos nuestro corazón porque no teníamos necesidad de no hacerlo.
De allí de donde yo venia, la maldad que durante este mes había apreciado y vivido no existía.
Los nativos eramos puros, vivíamos en común unión con la naturaleza y aunque en su mayoría todos eramos guerreros, nunca fuimos malignos en nuestros actos, el honor era nuestra bandera.
Sonreí sin ganas por el cumplido mientras esta comía lo que le había servido en el plato.
-Solo lleva yerbas aromáticas y que le dan sabor, todo son ingredientes naturales que como tu, yo también he encontrado en el bosque -aseguré guiñándole un ojo.
No hubieron besos, ni de su parte ni de la mía, supongo que en ese momento para mi era forzado y para ella, un alivio pues no tuvo que enredarse con mi cuerpo.
Amyt entro para coger lo necesario para empezar el ritual, estaba pendiente de lo que hacia pero mi desconocimiento de la magia no me daba soluciones a este enigma, me dejé llevar, a fin de cuentas no estaba seguro de absolutamente nada.
Alcé la cabeza buscando sus pardos cuando aseguró que ya había un rastro que seguir.
-Pues vayamos, cuando demos con ese tipo se acabara mi maldición ¿cierto? -pregunté clavando mis ojos en sus pozos.
No pensaba darle muerte, no sin preguntar antes si conocía de algo a esa mujer que me acompañaba, lo que me faltaba es convertirme en su sicario personal con la burda mentira de que me estaba ayudando.
Atravesamos el bosque, yo iba en el mas profundo de los silencios, ella seguía la señal, pero me miraba de reojo de vez en cuando como si notara en mi cierto desasosiego.
Me limitaba a sonreirle de vez en cuando hasta que se cruzó de brazos mirándome preguntándome con la mirada que me pasaba.
-No me has dado ni un beso desde que has llegado -fue la burda medio mentira que se me ocurrió, hasta para mentir era inocente.
No era mentira del todo, en verdad no entendía porque se había acostado conmigo, no había necesidad de ello si su intención era la traición.
-Sigamos -pedí
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
El hechizo ya estaba lanzado y ahora solo hacía falta seguir la estela para que nos llevara hasta aquel hombre y le diéramos muerte, me iba a venir bien la presencia de Nayati para eso, utilizarlo para mis planes mientras pensaba que lo ayudaba era lo mejor que me habría podido ocurrir, además de que cuando se lanzaba una maldición como esas jamás se llegaba a ver el resultado, sin embargo yo sí tenía la oportunidad de ver cómo la marca crecía y en cuanto llegara a su corazón comprobaría qué era lo que pasaba con él, ¿moriría de inmediato, sucumbiría a las sombras, se convertiría en lo mismo que lo atacó? Para ser sincera estaba deseando comprobarlo, solo tenía que hacer que el tiempo pasara, que él pensara que de verdad había una solución para su problema pero si la había yo no pensaba decírselo, la magia blanca no era mi campo y la verdad es que tenía muchos libros sobre magia blanca porque mis ancestros habían sido chamanes que ayudaban a las personas y se entregaban por el bien de los demás, solo mi abuela se había desviado de ese camino y se había pasado a la nigromancia, todo su poder había sido traspasado a mí por un sueño en donde abrí una botella que contenía todo su poder y que ahora estaba encerrado en mi cuerpo, aún me quedaban muchas cosas que aprender de ella, cosas nuevas que inventar y peligros que debía de conocer para poder manejarlos... si mi abuela me viera quizás sonriera con cierta malicia al ver lo que estaba haciendo con Nayati.
Asentí cuando dijo que empezáramos a seguir el rastro y así lo hicimos mientras pensaba la forma en la que podía hacer que no notara que le tiraba esos polvos para confundirle cuando llegáramos a casa de aquel hombre. Yo iba delante caminando por el bosque y el me seguía mientras yo, de vez en cuando lo miraba de reojo para asegurarme de que me seguía porque estaba callado, no hablaba y sentía su mirada fija en la mía mientras íbamos por el camino que daba a la salida del bosque. ¿Podría sospechar? La verdad es que había sido meticulosa en ese aspecto y había llevado mucho cuidado para que no notara que tramaba algo pero su silencio era algo inesperado y me hacía que pensar, sus sonrisas eran cortas y finalmente acabé por girarme en mitad del camino y mirarle con los brazos cruzados bajo mi pecho para saber qué era lo que le pasaba. Estaba rato y necesitaba que no pensara en cosas que, realmente sí eran, para poder llevar a cabo todo mi plan o sino todo se habría ido al traste y no era algo que me gustara que pasara. Así que pensaba saber de una vez qué le pasaba y que me dijera qué era aquello que le molestaba o inquietaba porque, si me decía que no había nada, me estaría mintiendo. Enarqué una ceja cuando me dijo simplemente que era porque no le había dado ni un beso desde que había llegado... lo miré de forma fija, no me terminaba de creer aquello pero lancé un suspiro y di un par de pasos hacia él.
-Siento si ese hecho te ha... molestado, desde luego que para nada era mi intención –aclaré mirándolo, reconocía que era guapo y que esa piel más bronceada de las parisinas era más atractiva desde mi punto de vista, era atractivo y no iba a negar lo evidente- no es por ti ni por algo que hayas hecho, es que soy bastante fría en cuando a dar muestras de cariño se refiere –bueno, no mentía para nada en absoluto y para ser sincera era el primer hombre con el que pasaba la noche y al día siguiente lo tenía rondando por casa- cuando me he acostado con un hombre nunca suelo quedarme más de esa noche, ha sido un poco extraño tenerte rondando por mi casa después de lo que pasó anoche –lo miré- no me arrepiento, lo hice porque quise y porque me apetecía en ese momento –di un paso hacia él- nos divertimos, nos lo pasamos bien y disfruté... creo que eso es obvio –sonreí de lado por eso y dejé mi mano en una de las suyas sintiendo su calor- también fue... que escuché lo que dijiste, eso de las parejas –hice una pausa y me mordí el labio, todo lo que le decía no era mentira, era lo que pensaba de verdad- Nayati... no sé qué costumbres tendréis en vuestra tribu pero... no sé, aquí la gente es muy liberal. Que tengas una relación no significa nada para muchos, tú perteneces a tú pueblo y debes de volver con ellos, yo pertenezco a este lugar donde ayudo a la gente, como te ayudo a ti –aclaré y de paso, decidí contarle ahora que me escuchaba- mi familia procedía de áfrica, mis antepasados eran chamanes de sus tribus y que consiguieron llegar a París librándose de ser esclavos, mis abuelas eran chamanes y cada cierta generación nace una nueva... mi madre no lo fue pero mi abuela sí y ahora sigo su legado. No lo pedí ni lo quise pero un día se presentó y aunque soy joven se bastantes cosas, pero me queda mucho por aprender de lo que ella sabía, le preguntaría pero falleció cuando yo era pequeña... solo puedo “invocarla” como espíritu pero el tiempo es limitado –me callé mordiéndome el labio y asentí cuando pidió que siguiéramos- sigamos el rastro –lo miré una última vez antes de girarme y continuar siguiendo la estela del hechizo, ahora parecía que iba a ser más complicado pero no por ello imposible, seguimos caminando por el bosque hasta que salimos del mismo y nos adentramos en la ciudad, había bastante gente por las calles y para que no se perdiera cogí su mano para tirar de él mientras nos colábamos entre la gente y paseábamos por sus calles sin que nadie supiera cuál era nuestro objetivo y nuestro plan. Me paré en mitad de una de las esquinas de la calle menos transitada y me giré para mirarle- hemos llegado, la casa de hombre es la tercera empezando por la que tiene el balcón, la estela entra bajo la puerta –lo miré de forma fija- debemos de llevar cuidado, no sé cómo va a reaccionar cuando entremos, quizás nos esté esperando –lo miré para saber cuál era su plan, dependiendo de cuál fuera actuaría en consecuencia.
Asentí cuando dijo que empezáramos a seguir el rastro y así lo hicimos mientras pensaba la forma en la que podía hacer que no notara que le tiraba esos polvos para confundirle cuando llegáramos a casa de aquel hombre. Yo iba delante caminando por el bosque y el me seguía mientras yo, de vez en cuando lo miraba de reojo para asegurarme de que me seguía porque estaba callado, no hablaba y sentía su mirada fija en la mía mientras íbamos por el camino que daba a la salida del bosque. ¿Podría sospechar? La verdad es que había sido meticulosa en ese aspecto y había llevado mucho cuidado para que no notara que tramaba algo pero su silencio era algo inesperado y me hacía que pensar, sus sonrisas eran cortas y finalmente acabé por girarme en mitad del camino y mirarle con los brazos cruzados bajo mi pecho para saber qué era lo que le pasaba. Estaba rato y necesitaba que no pensara en cosas que, realmente sí eran, para poder llevar a cabo todo mi plan o sino todo se habría ido al traste y no era algo que me gustara que pasara. Así que pensaba saber de una vez qué le pasaba y que me dijera qué era aquello que le molestaba o inquietaba porque, si me decía que no había nada, me estaría mintiendo. Enarqué una ceja cuando me dijo simplemente que era porque no le había dado ni un beso desde que había llegado... lo miré de forma fija, no me terminaba de creer aquello pero lancé un suspiro y di un par de pasos hacia él.
-Siento si ese hecho te ha... molestado, desde luego que para nada era mi intención –aclaré mirándolo, reconocía que era guapo y que esa piel más bronceada de las parisinas era más atractiva desde mi punto de vista, era atractivo y no iba a negar lo evidente- no es por ti ni por algo que hayas hecho, es que soy bastante fría en cuando a dar muestras de cariño se refiere –bueno, no mentía para nada en absoluto y para ser sincera era el primer hombre con el que pasaba la noche y al día siguiente lo tenía rondando por casa- cuando me he acostado con un hombre nunca suelo quedarme más de esa noche, ha sido un poco extraño tenerte rondando por mi casa después de lo que pasó anoche –lo miré- no me arrepiento, lo hice porque quise y porque me apetecía en ese momento –di un paso hacia él- nos divertimos, nos lo pasamos bien y disfruté... creo que eso es obvio –sonreí de lado por eso y dejé mi mano en una de las suyas sintiendo su calor- también fue... que escuché lo que dijiste, eso de las parejas –hice una pausa y me mordí el labio, todo lo que le decía no era mentira, era lo que pensaba de verdad- Nayati... no sé qué costumbres tendréis en vuestra tribu pero... no sé, aquí la gente es muy liberal. Que tengas una relación no significa nada para muchos, tú perteneces a tú pueblo y debes de volver con ellos, yo pertenezco a este lugar donde ayudo a la gente, como te ayudo a ti –aclaré y de paso, decidí contarle ahora que me escuchaba- mi familia procedía de áfrica, mis antepasados eran chamanes de sus tribus y que consiguieron llegar a París librándose de ser esclavos, mis abuelas eran chamanes y cada cierta generación nace una nueva... mi madre no lo fue pero mi abuela sí y ahora sigo su legado. No lo pedí ni lo quise pero un día se presentó y aunque soy joven se bastantes cosas, pero me queda mucho por aprender de lo que ella sabía, le preguntaría pero falleció cuando yo era pequeña... solo puedo “invocarla” como espíritu pero el tiempo es limitado –me callé mordiéndome el labio y asentí cuando pidió que siguiéramos- sigamos el rastro –lo miré una última vez antes de girarme y continuar siguiendo la estela del hechizo, ahora parecía que iba a ser más complicado pero no por ello imposible, seguimos caminando por el bosque hasta que salimos del mismo y nos adentramos en la ciudad, había bastante gente por las calles y para que no se perdiera cogí su mano para tirar de él mientras nos colábamos entre la gente y paseábamos por sus calles sin que nadie supiera cuál era nuestro objetivo y nuestro plan. Me paré en mitad de una de las esquinas de la calle menos transitada y me giré para mirarle- hemos llegado, la casa de hombre es la tercera empezando por la que tiene el balcón, la estela entra bajo la puerta –lo miré de forma fija- debemos de llevar cuidado, no sé cómo va a reaccionar cuando entremos, quizás nos esté esperando –lo miré para saber cuál era su plan, dependiendo de cuál fuera actuaría en consecuencia.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Nos detuvimos en un pequeño claro en el bosque, la plateada luna bañaba la piel de la bruja mientras hablaba conmigo explicándome todo como si fuera un niño.
Entonces en algún momento había mentido o mejor dicho, fingido, pues la noche anterior, cuando eso paso me despertó con besos, no parecía incomoda por estar a mi lado sin embargo mientras el día iba pasando su corazón se iba enfriando.
Aseguró que su cultura era distinta a la mía y vamos me vino a decir que despertara, que esto había sido un polvo y después cada uno seguiría con lo suyo.
Me limité a asentir con frialdad mientras le pedía que continuáramos el rastro de ese que me había según ella maldito, si era cierto, si no me estaba engañando algo que empezaba a dudar sinceramente, acabaría con él hoy y podría regresar junto a los míos para que los dos siguiéramos así nuestro destino.
Llegamos ante una casa, según ella el tipo estaba dentro, no se bien cual era su plan, pero si cual era le mio.
Saque la daga de mi cinto, cerré los ojos escuchando el ulular de los búhos y demás bestias, me concentré hasta que escuche unos pasos en el interior de la casona, botas de un hombre de constitución fuerte.
De una patada tiré la puerta, ágil como una pantera me coloqué a la espalda del individuo con mi cuchillo en su cuello mas que dispuesto a rajarlo si no se estaba quieto.
-Yo no lo haría -le dije al ver como llevaba su mano al cinto posiblemente para desenvainar un acero.
El hombre al sentir el filo en su cuello apretar mas alzó sus manos temeroso y fui yo quien sacó el arma que portaba lanzandola lejos de ambos.
No entendía lo que me decía, pero esperaba que él si el lenguaje de signos, el universal para todos, sin aflojar el agarre del acero alcé el otro brazo poniendo frente a sus ojos la marca.
Si era él el que me había hecho eso, no vería duda ni sorpresa en sus ojos ,sabría que había venido a acabar con su vida.
La bruja estaba frente a los dos, por un momento mis pardos se clavaron en los ajenos.
-Pregúntale ¿como me deshago de esta marca? -le pedí -sin trucos bruja.
Era la primera vez que le dejaba claro que no me fiaba del todo de ella.
Su historia podía ser cierta, pero de serlo, era a medias, pues los libros que vi encerraban magia negra y ella siempre había hablado de magia blanca.
Entonces en algún momento había mentido o mejor dicho, fingido, pues la noche anterior, cuando eso paso me despertó con besos, no parecía incomoda por estar a mi lado sin embargo mientras el día iba pasando su corazón se iba enfriando.
Aseguró que su cultura era distinta a la mía y vamos me vino a decir que despertara, que esto había sido un polvo y después cada uno seguiría con lo suyo.
Me limité a asentir con frialdad mientras le pedía que continuáramos el rastro de ese que me había según ella maldito, si era cierto, si no me estaba engañando algo que empezaba a dudar sinceramente, acabaría con él hoy y podría regresar junto a los míos para que los dos siguiéramos así nuestro destino.
Llegamos ante una casa, según ella el tipo estaba dentro, no se bien cual era su plan, pero si cual era le mio.
Saque la daga de mi cinto, cerré los ojos escuchando el ulular de los búhos y demás bestias, me concentré hasta que escuche unos pasos en el interior de la casona, botas de un hombre de constitución fuerte.
De una patada tiré la puerta, ágil como una pantera me coloqué a la espalda del individuo con mi cuchillo en su cuello mas que dispuesto a rajarlo si no se estaba quieto.
-Yo no lo haría -le dije al ver como llevaba su mano al cinto posiblemente para desenvainar un acero.
El hombre al sentir el filo en su cuello apretar mas alzó sus manos temeroso y fui yo quien sacó el arma que portaba lanzandola lejos de ambos.
No entendía lo que me decía, pero esperaba que él si el lenguaje de signos, el universal para todos, sin aflojar el agarre del acero alcé el otro brazo poniendo frente a sus ojos la marca.
Si era él el que me había hecho eso, no vería duda ni sorpresa en sus ojos ,sabría que había venido a acabar con su vida.
La bruja estaba frente a los dos, por un momento mis pardos se clavaron en los ajenos.
-Pregúntale ¿como me deshago de esta marca? -le pedí -sin trucos bruja.
Era la primera vez que le dejaba claro que no me fiaba del todo de ella.
Su historia podía ser cierta, pero de serlo, era a medias, pues los libros que vi encerraban magia negra y ella siempre había hablado de magia blanca.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Podía notar por las miradas que me echaba que empezaba a dudar de todo lo que le decía, de todo cuanto hacía y no solamente lo podía notar en sus miradas, sino también el aura que lo rodeaba. Para una hechicera era bastante fácil leer el aura de las personas y leer lo que pudieran estar sintiendo, su aura me reflejaba las dudas y la incertidumbre que le recorrían y que eran hacia mi persona, asintió ante mis palabras y no dijo comentario alguno sobre lo que pasaba, así que supuse que ya debería de empezar a sospechar sobre mis “buenas” intenciones para con él pero de todas formas el plan seguía adelante. Seguí el rastro de la estela hasta que nos llevó a una casa algo apartada, perfecta para poder hacer lo que tenía planeado. Le pregunté cuál era el plan a seguir para yo trazar el mío propio, pero más que decirme algo sacó su daga del cinto y cerrando sus ojos como si se centrara en algo comenzó a andar hacia la entrada de la casa, abrió la puerta adentrándose en el interior donde aquel hombre al verlo fue a sacar su daga y mientras los dos estaban enfrascados en aquel momento de forma rápida y sin que me vieran saqué aquel pequeño frasco, puse aquel polvo negro en la palma de mi mano y soplé en su dirección mientras ellos seguían peleando, Nayati consiguió poner la daga en su cuello mientras Philippe le decía que se estaba equivocando de persona, claro que él jamás podría entenderlo porque solo entendería mis palabras. Lo que ninguno de los dos sabía es que el espectáculo no había hecho más que empezar, él se podría defender si quería puesto que poseía también magia pero lo que Nayati desconocía es que estaba ya bajo mi hecho, y mi dominación.
Tras quitarle el arma y lanzarla lejos le enseñó el brazo para que viera la marca, claro que él más centrado en la magia blanca no sabría lo que estaría viendo, sería una herida bastante extraña que intentaría curar pero no podría porque la maldición no la había soltado él, pero bajo mi hechizo de dominación que le había lanzado todo sería mucho más fácil de controlar y hacer ver que yo no era la culpable del todo. Nayati entonces me miró tras enseñarle la marca y fue por primera vez que me llamó “bruja”, no por mi nombre ni por nada más sino por el calificativo despectivo que todos utilizaban y que no era la primera vez que me llamaban. Casi me hizo sonreír de lado pero, frente a la idea de continuar la farsa, seguía como estaba y lo miré con el ceño fruncido porque igualmente no me gustaba que me dijeran de esa forma y su tono dejaba más que en claro que lo había hecho totalmente a posta. Me pedía que le preguntara cómo poder curarlo, sin trucos, cuando ya era tarde pues estaba ya bajo mis trucos y mis hechizos mucho antes de que él se diera cuenta, de que ninguno de los dos pudiera darse cuenta de ese hecho en concreto. Miré a Philippe que me miraba con el ceño fruncido mirando la marca que tenía en el brazo.
-¿Qué has hecho esta vez? ¿Has engañado a este pobre desgraciado para utilizarlo en tus beneficios? –Él no era tonto, pero si algo sabía es que muchos hechiceros querían apartarme porque para ellos no era algo bueno, los que solo utilizaban la magia blanca veían con malos ojos la magia negra y yo, siendo la más joven que poseía dichos dones y procediendo de quien procedían, querían eliminarme de la ecuación.
-Solo intento ayudarle a librarse de la maldición que porta en su brazo, la misma que quiere saber cómo librarse de ella. La misma que tú puedes curar –era consciente de que él solo podía entender mis palabras, así que respondería de forma que quedara yo como la buena, claro está- no quiere hacerte daño, solo quiere una cura y ya está –él me miró con el ceño fruncido e intentó moverse pero el agarre de Nayati no se lo permitió, además, estaba bajo mi influjo y no podría moverse por mucho que quisiera hacerlo.
-Eres una maldita zorra del demonio, debimos de eliminarte cuando tuvimos la ocasión –no me extrañaba su sorpresa, es más, sabía que reaccionaría así- chico, no hagas caso de lo que esta bruja te diga porque si alguien te ha maldecido ha sido ella –mordí mi labio evitando la sonrisa que quería asomar de estos, Nayati me miró esperando que tradujera y lo hice.
-Dice que no quiere ayudarte, que lanzó la maldición pero que no sabe cómo pararla –sabía que no iba a creerme ni una sola palabra, así que aprovechando mi domino sobre él hice que se moviera con rapidez y se quitara la daga el pecho, de un empujón envió lejos a Nayati y se giró para mirarme, oh, qué placer controlarlo y hacer que no hablara más de la cuenta. Hice que me atacara con magia pero antes murmuré unas palabras para poner esa barrera que me defendía de cualquier ataque, físico o mágico, y que hizo que absorbiera todo el impacto de aquel ataque que me lanzó. Aprovechando el caos que se había formado conjuré las palabras para el hechizo que había preparado de donde aquel demonio que había atacado a Nayati y le había dejado la marca emergió del cuerpo de Philippe, saliendo de su interior como si siempre lo hubiera tenido dentro. Un círculo de fuego se formó en el suelo y un vórtice se abrió paso en aquel círculo provocando un aire en el lugar.
-Cierra el portal, ¡ahora! –Me dijo mientras me miraba sin poder moverse y sin poder utilizar su magia, el demonio me obedecía y tras una orden fue a por Philippe, Nayati intentó ir a por el demonio para matarlo pero hice que el brujo extendiera la mano hacia él y se quedara parado, no por obra suya, sino por obra mía aunque di a entender que era cosa de él y no mía- zorra del demonio, te mataré cuanto tenga oportunidad.
-No vas a matar a nadie –lancé una bola de fuego que dio en el demonio pero no hizo nada, apenas le hizo daño y este cogiendo el cuerpo de Philippe lo llevó hasta el vórtice por el que se fueron los dos desapareciendo tras su paso donde todo cesó. Había gastado una considerable energía para ello pero había resultado como yo esperaba, había ganado más tiempo para que la maldición lo consumiera.
Tras quitarle el arma y lanzarla lejos le enseñó el brazo para que viera la marca, claro que él más centrado en la magia blanca no sabría lo que estaría viendo, sería una herida bastante extraña que intentaría curar pero no podría porque la maldición no la había soltado él, pero bajo mi hechizo de dominación que le había lanzado todo sería mucho más fácil de controlar y hacer ver que yo no era la culpable del todo. Nayati entonces me miró tras enseñarle la marca y fue por primera vez que me llamó “bruja”, no por mi nombre ni por nada más sino por el calificativo despectivo que todos utilizaban y que no era la primera vez que me llamaban. Casi me hizo sonreír de lado pero, frente a la idea de continuar la farsa, seguía como estaba y lo miré con el ceño fruncido porque igualmente no me gustaba que me dijeran de esa forma y su tono dejaba más que en claro que lo había hecho totalmente a posta. Me pedía que le preguntara cómo poder curarlo, sin trucos, cuando ya era tarde pues estaba ya bajo mis trucos y mis hechizos mucho antes de que él se diera cuenta, de que ninguno de los dos pudiera darse cuenta de ese hecho en concreto. Miré a Philippe que me miraba con el ceño fruncido mirando la marca que tenía en el brazo.
-¿Qué has hecho esta vez? ¿Has engañado a este pobre desgraciado para utilizarlo en tus beneficios? –Él no era tonto, pero si algo sabía es que muchos hechiceros querían apartarme porque para ellos no era algo bueno, los que solo utilizaban la magia blanca veían con malos ojos la magia negra y yo, siendo la más joven que poseía dichos dones y procediendo de quien procedían, querían eliminarme de la ecuación.
-Solo intento ayudarle a librarse de la maldición que porta en su brazo, la misma que quiere saber cómo librarse de ella. La misma que tú puedes curar –era consciente de que él solo podía entender mis palabras, así que respondería de forma que quedara yo como la buena, claro está- no quiere hacerte daño, solo quiere una cura y ya está –él me miró con el ceño fruncido e intentó moverse pero el agarre de Nayati no se lo permitió, además, estaba bajo mi influjo y no podría moverse por mucho que quisiera hacerlo.
-Eres una maldita zorra del demonio, debimos de eliminarte cuando tuvimos la ocasión –no me extrañaba su sorpresa, es más, sabía que reaccionaría así- chico, no hagas caso de lo que esta bruja te diga porque si alguien te ha maldecido ha sido ella –mordí mi labio evitando la sonrisa que quería asomar de estos, Nayati me miró esperando que tradujera y lo hice.
-Dice que no quiere ayudarte, que lanzó la maldición pero que no sabe cómo pararla –sabía que no iba a creerme ni una sola palabra, así que aprovechando mi domino sobre él hice que se moviera con rapidez y se quitara la daga el pecho, de un empujón envió lejos a Nayati y se giró para mirarme, oh, qué placer controlarlo y hacer que no hablara más de la cuenta. Hice que me atacara con magia pero antes murmuré unas palabras para poner esa barrera que me defendía de cualquier ataque, físico o mágico, y que hizo que absorbiera todo el impacto de aquel ataque que me lanzó. Aprovechando el caos que se había formado conjuré las palabras para el hechizo que había preparado de donde aquel demonio que había atacado a Nayati y le había dejado la marca emergió del cuerpo de Philippe, saliendo de su interior como si siempre lo hubiera tenido dentro. Un círculo de fuego se formó en el suelo y un vórtice se abrió paso en aquel círculo provocando un aire en el lugar.
-Cierra el portal, ¡ahora! –Me dijo mientras me miraba sin poder moverse y sin poder utilizar su magia, el demonio me obedecía y tras una orden fue a por Philippe, Nayati intentó ir a por el demonio para matarlo pero hice que el brujo extendiera la mano hacia él y se quedara parado, no por obra suya, sino por obra mía aunque di a entender que era cosa de él y no mía- zorra del demonio, te mataré cuanto tenga oportunidad.
-No vas a matar a nadie –lancé una bola de fuego que dio en el demonio pero no hizo nada, apenas le hizo daño y este cogiendo el cuerpo de Philippe lo llevó hasta el vórtice por el que se fueron los dos desapareciendo tras su paso donde todo cesó. Había gastado una considerable energía para ello pero había resultado como yo esperaba, había ganado más tiempo para que la maldición lo consumiera.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Con el filo de mi daga en su cuello, el desconcierto se apoderó de mi, ciertamente la bruja le hacia preguntas que yo si entendía, pero no las respuestas que él le daba y que solo podía interpretar por lo que de nuevo Amyt respondía.
Podía ser una farsa urgida por esa mujer, pero también podía ser que fuera un ingrato y estuviera juzgando a la única persona que había decidido tenderme su mano.
Mantuve el acero en el cuello del tipo, intentaba quedarme con alguna de sus palabras para luego poder buscar su significado en algún lado pero era prácticamente imposible con la tensa situación que acontecía, así que me limité a resoplar buscando respuestas en los ojos de la bruja.
“Dice que no quiere ayudarte, que lanzó la maldición pero que no sabe cómo pararla “
esa fue la traducción si era cierta o errada solo ella lo sabia, mas si bien es cierto que de ahí no podía sacar mucha información, si lo hice cuando el hombre trato de escapar de mi pillándome por sorpresa y lanzándome varios metros mas allá, gruñí dispuesto a terminar con su vida, si era cierto que él era el enemigo acabado el perro se terminaría la rabia o al menos esperaba que así fuera y la maldición de mi brazo desapareciera.
El brujo atacó a Amyt aprovechando la distancia mientras yo cargaba contra él, por suerte la hechicera plantó frente a si un escudo evitando que la dañara.
Lo que no esperé es que del interior del tipo saliera el mismo ser que me había dañado, un vórtice se abrió, no entendía bien, pero me lancé hacia el engendro dispuesto a darle muerte y caza.
El brujo lo controlaba, estaba a punto de asestarle con el filo de mi hoja un corte en el pecho cuando de nuevo Amyt interfirió y con una bola de fuego envió a ambos al infierno apagándose el vórtice en ese preciso momento.
Corrí hacia ella para sujetarla, parecía debilitada por la cantidad de magia usada, sin duda esa bola de fuego distaba mucho de ser magia blanca, pero también era cierto que el otro controlaba al demonio que me marco, así que supuse estar en el bando acertado.
Me miré la marca del brazo, ahora que ese bicho había desaparecido debería haberme curado, sin embargo seguía latente en mi piel, dolía, quemaba y se extendía, nada había cambiado y mis pardos se hundieron en los ajenos buscando respuestas que no alcanzaba a comprender.
-¿por que sigue ahí la marca si has destruido al que me maldijo y su aberración?
La ayudé a ponerse en pie, apenas pesaba así que la alcé entre mis brazos mirando su rostro fijamente, el sudor lo perlaba, parecía tan cansada.
-Te llevaré a la cabaña, descansa -le pedí mientras ella apoyaba su cabeza en mi pecho.
Tendríamos tiempo de hablar mas tarde, ahora lo importante es que se recuperara.
-Siento si he desconfiado -susurré contra su pelo -desde que abandoné mi pueblo todo es complicado, la gente no parece tener una sola intención, dicen y hacen cosas contrarias, no entiendo este mundo -confesé con sinceridad.
Llegamos a la cabaña y deposite con suavidad su cuerpo contra el lecho, la mire apartando unos mechones de su rostro.
-Duerme, mañana de seguro te sentirás mejor.
Podía ser una farsa urgida por esa mujer, pero también podía ser que fuera un ingrato y estuviera juzgando a la única persona que había decidido tenderme su mano.
Mantuve el acero en el cuello del tipo, intentaba quedarme con alguna de sus palabras para luego poder buscar su significado en algún lado pero era prácticamente imposible con la tensa situación que acontecía, así que me limité a resoplar buscando respuestas en los ojos de la bruja.
“Dice que no quiere ayudarte, que lanzó la maldición pero que no sabe cómo pararla “
esa fue la traducción si era cierta o errada solo ella lo sabia, mas si bien es cierto que de ahí no podía sacar mucha información, si lo hice cuando el hombre trato de escapar de mi pillándome por sorpresa y lanzándome varios metros mas allá, gruñí dispuesto a terminar con su vida, si era cierto que él era el enemigo acabado el perro se terminaría la rabia o al menos esperaba que así fuera y la maldición de mi brazo desapareciera.
El brujo atacó a Amyt aprovechando la distancia mientras yo cargaba contra él, por suerte la hechicera plantó frente a si un escudo evitando que la dañara.
Lo que no esperé es que del interior del tipo saliera el mismo ser que me había dañado, un vórtice se abrió, no entendía bien, pero me lancé hacia el engendro dispuesto a darle muerte y caza.
El brujo lo controlaba, estaba a punto de asestarle con el filo de mi hoja un corte en el pecho cuando de nuevo Amyt interfirió y con una bola de fuego envió a ambos al infierno apagándose el vórtice en ese preciso momento.
Corrí hacia ella para sujetarla, parecía debilitada por la cantidad de magia usada, sin duda esa bola de fuego distaba mucho de ser magia blanca, pero también era cierto que el otro controlaba al demonio que me marco, así que supuse estar en el bando acertado.
Me miré la marca del brazo, ahora que ese bicho había desaparecido debería haberme curado, sin embargo seguía latente en mi piel, dolía, quemaba y se extendía, nada había cambiado y mis pardos se hundieron en los ajenos buscando respuestas que no alcanzaba a comprender.
-¿por que sigue ahí la marca si has destruido al que me maldijo y su aberración?
La ayudé a ponerse en pie, apenas pesaba así que la alcé entre mis brazos mirando su rostro fijamente, el sudor lo perlaba, parecía tan cansada.
-Te llevaré a la cabaña, descansa -le pedí mientras ella apoyaba su cabeza en mi pecho.
Tendríamos tiempo de hablar mas tarde, ahora lo importante es que se recuperara.
-Siento si he desconfiado -susurré contra su pelo -desde que abandoné mi pueblo todo es complicado, la gente no parece tener una sola intención, dicen y hacen cosas contrarias, no entiendo este mundo -confesé con sinceridad.
Llegamos a la cabaña y deposite con suavidad su cuerpo contra el lecho, la mire apartando unos mechones de su rostro.
-Duerme, mañana de seguro te sentirás mejor.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
La finalidad de aquel engaño era que Nayati siguiera pensando que había acertado al pensar que podía ayudarlo, estaba más que claro que comenzaba a sospechar de mí y tenía que hacer que pensara que no se equivocaba, que yo podría ayudarlo para curar su maldición mientras veía cómo esta le iba consumiendo lentamente. Había gastado mucha magia pero el resultado había sido el esperado, controlar a Philippe había sido el punto clave para que se creyera mi engaño y además hacer que el demonio “saliera” de dentro de él era la confirmación perfecta de que todo estaba más que claro y que el culpable de todo era él. Claro que el pensamiento de Nayati con que había muerto era erróneo, el demonio solo se lo había llevado a otro lado para creer que de alguna forma lo había salvado pero no era así, sino más bien todo lo contrario. Cuando todo terminó y el vórtice desapareció se acercó hacia donde estaba sujetándome ya que había perdido mucha energía con aquellos hechizos y me sentía algo débil, drenaban mi energía y ahora pagaba el precio y las consecuencias de haber hecho todo aquello... pero merecía enormemente la pena. Sentí sus brazos que me rodeaban y la verdad es que no puse resistencia alguna dejando mi rostro apoyado contra su pecho.
El camino de vuelto fue algo más corto porque también se me cerraban los ojos en el trayecto y seguramente pegué alguna que otra cabeza que hizo que todo fuera más corto, abrí los ojos escuchando que sentía haber desconfiado de mí y sonreí de lado sin que él me viera, hacía bien en desconfiar pero eso era algo que él no podía saber bajo ningún concepto, había estado dispuesto a matar aquel hombre y sería exactamente lo que me hiciera a mí cuando se enterara de que había sido yo quien lanzó aquella maldición y que por mi culpa estaba con aquella marca. Abrió la puerta de la cabaña y me llevó hasta la cama donde me dejó tumbada apartando algún que otro mechón de pelo, decía que desconocía aquel mundo y lo cierto era que muy diferente de donde él venía, allí las cosas eran más claras y más directas mientras que aquí la gente te llevaba a la traición, al engaño... así era el mundo en el que vivíamos y era lo que ahora estaba descubriendo él. Me acomodé en la cama y cerré los ojos suspirando para luego mirarlos y abrirlos, me había hecho antes una pregunta que no le había respondido, una pregunta donde él se pensaba que todo había terminado pero estaba bastante equivocado.
-No lo hemos matado... no es eso lo que ha pasado –dije mirándole- cuando lo atacamos no le hicimos daño alguno, lo que pasó es que se lo llevó de allí, seguramente para protegerlo. Desconozco dónde puede estar ahora y a dónde llevaría aquel vórtice –eso era totalmente cierto, no sabía dónde podrían estar en esos momentos ni lo que el demonio podría haber hecho con él cuando se lo llevó. Quizás estuviera muerto, quizás siguiera vivo... no había forma segura ni exacta de averiguarlo- lo siento –dije antes de cerrar los ojos y caer rendida por el sueño tras el gasto enorme de energía que había utilizado, seguramente cuando despertara tendría muchas preguntas que hacerme pero estaba preparada para todas ellas así que esperaría para ver qué se le pasaba por la cabeza. La noche pasó y con ella mi descanso, cuando los rayos del sol se colaron por la ventana dando en mis ojos los abrí parpadeando para acostumbrarme a la claridad que había en el lugar, una noche reparadora donde mis energías volvieron y me sentía bien de nuevo. Me estiré en la cama y al levantarme me di cuenta de que Nayati estaba en el sofá durmiendo, así que no quise despertarlo y fui al aseo para darme un baño que terminara por despejarme por completo, cuando salí ya bañada y cambiada dejando que durmiera comencé a preparar el desayuno con lo que allí tenía. Finalmente cuando estaba casi terminando de prepararlo sentí que se levantaba y que se acercaba hacia donde estaba- buenos días –dije mirándole- puedes darte un baño si quieres, aún falta un poco para el desayuno –le sonreí levemente- luego podemos hablar si quieres, anoche perdí energía en aquellos hechizos y apenas fui consciente de mucho, pero gracias por traerme –me giré para que no se me quemara nada- ve, yo terminaré de preparar esto –le insté a que se diera un baño y se fue hacia el aseo mientras terminaba de preparar el desayuno, lo dejé todo sobre la mesa y justo cuando ponía el último plato salió de la ducha con el pelo mojado, unos pantalones y el torso al desnudo cayéndole alguna que otra gota, igual que del pelo. No evité recorrerlo con la mirada mientras se acercaba, era un joven atractivo y su piel dorada distaba mucho de la que tenían los parisinos, le indiqué con la mano que se sentara y así también lo hice yo- ¿estás bien? –Pregunté mientras cogía un trozo de pan que había tostado y lo untaba con mantequilla.
El camino de vuelto fue algo más corto porque también se me cerraban los ojos en el trayecto y seguramente pegué alguna que otra cabeza que hizo que todo fuera más corto, abrí los ojos escuchando que sentía haber desconfiado de mí y sonreí de lado sin que él me viera, hacía bien en desconfiar pero eso era algo que él no podía saber bajo ningún concepto, había estado dispuesto a matar aquel hombre y sería exactamente lo que me hiciera a mí cuando se enterara de que había sido yo quien lanzó aquella maldición y que por mi culpa estaba con aquella marca. Abrió la puerta de la cabaña y me llevó hasta la cama donde me dejó tumbada apartando algún que otro mechón de pelo, decía que desconocía aquel mundo y lo cierto era que muy diferente de donde él venía, allí las cosas eran más claras y más directas mientras que aquí la gente te llevaba a la traición, al engaño... así era el mundo en el que vivíamos y era lo que ahora estaba descubriendo él. Me acomodé en la cama y cerré los ojos suspirando para luego mirarlos y abrirlos, me había hecho antes una pregunta que no le había respondido, una pregunta donde él se pensaba que todo había terminado pero estaba bastante equivocado.
-No lo hemos matado... no es eso lo que ha pasado –dije mirándole- cuando lo atacamos no le hicimos daño alguno, lo que pasó es que se lo llevó de allí, seguramente para protegerlo. Desconozco dónde puede estar ahora y a dónde llevaría aquel vórtice –eso era totalmente cierto, no sabía dónde podrían estar en esos momentos ni lo que el demonio podría haber hecho con él cuando se lo llevó. Quizás estuviera muerto, quizás siguiera vivo... no había forma segura ni exacta de averiguarlo- lo siento –dije antes de cerrar los ojos y caer rendida por el sueño tras el gasto enorme de energía que había utilizado, seguramente cuando despertara tendría muchas preguntas que hacerme pero estaba preparada para todas ellas así que esperaría para ver qué se le pasaba por la cabeza. La noche pasó y con ella mi descanso, cuando los rayos del sol se colaron por la ventana dando en mis ojos los abrí parpadeando para acostumbrarme a la claridad que había en el lugar, una noche reparadora donde mis energías volvieron y me sentía bien de nuevo. Me estiré en la cama y al levantarme me di cuenta de que Nayati estaba en el sofá durmiendo, así que no quise despertarlo y fui al aseo para darme un baño que terminara por despejarme por completo, cuando salí ya bañada y cambiada dejando que durmiera comencé a preparar el desayuno con lo que allí tenía. Finalmente cuando estaba casi terminando de prepararlo sentí que se levantaba y que se acercaba hacia donde estaba- buenos días –dije mirándole- puedes darte un baño si quieres, aún falta un poco para el desayuno –le sonreí levemente- luego podemos hablar si quieres, anoche perdí energía en aquellos hechizos y apenas fui consciente de mucho, pero gracias por traerme –me giré para que no se me quemara nada- ve, yo terminaré de preparar esto –le insté a que se diera un baño y se fue hacia el aseo mientras terminaba de preparar el desayuno, lo dejé todo sobre la mesa y justo cuando ponía el último plato salió de la ducha con el pelo mojado, unos pantalones y el torso al desnudo cayéndole alguna que otra gota, igual que del pelo. No evité recorrerlo con la mirada mientras se acercaba, era un joven atractivo y su piel dorada distaba mucho de la que tenían los parisinos, le indiqué con la mano que se sentara y así también lo hice yo- ¿estás bien? –Pregunté mientras cogía un trozo de pan que había tostado y lo untaba con mantequilla.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Al despertar la escuchaba trastear en la cocina, estiré los músculos tratando de acomodarme a la luz que entraba por los postigos de la habitación.
No sabia bien que pensar, admito que estaba bastante tenso con la situación, el tipo al que habíamos mandado no se sabe bien donde era la clave de la maldición que llevaba anclada a la piel y sin embargo ahora estaba tan lejos como al principio de hallar cura alguna para esto.
Dolía, no solía decirlo, tensaba mi gesto y aguantaba el envite de su crecimiento, pero cada vez la oscuridad se apoderaba mas y mas de mi brazo, pronto alcanzaría mi pecho, mi corazón y seria mi final.
Me acerqué a la cocina, apoyé mi mano en su umbral mirándola sin decir demasiado solo un “buenos días” como respuesta.
Esta me dijo que me diera un baño, no me sentaría mal, así que sin hablar mucho mas me di un baño en la tina que sirvió para destensar mis músculos.
Me puse un pantalón cómodo y sin camiseta salí al encuentro de la morena.
Ella pronto tomo junto a mi asiento en la mesa, el desayuno estaba listo, así que empecé a comer en silencio, si algo quedaba claro es que mi estado de animo era taciturno.
-Si, estoy bien -mentí carente de esperanza -quiero disculparme, eres la única que me ha ayudado desde que llegué a tierras extranjeras y yo lo he pagado desconfiando de ti.
Podía entender que estuviera enfadada conmigo, no la iba a culpar, peor este mundo era para mi todo un misterio, la gente parecía tener intenciones ocultas, eran serpientes sibilinas cuando yo estaba acostumbrado a la claridad de las bravas aguas de mis ríos.
-Me iré con el siguiente barco, si aquí en París ya no hay solución para mi, buscaré otro modo de salvar mi vida o de acabarla con al menos la dignidad que los guerreros de mi tribu siempre han mantenido.
Se la responsabilidad que adquirí al dejar volar m isata hace ya muchas lunas, no voy a quejarme, pero tampoco voy a acabar convertido en un demonio.
Tenia las cosas claras, si este era mi final, acabaría con mi vida yo mismo, no iba a consentir que nadie sufriera la desgracia que sobre mi aldea cayó hace ya demasiadas lunas, cuando el final se acercara yo mismo hundiera en mi pecho la daga que me llevaría a pertenecer al bosque, el espíritu me guiaría en ese camino de luces y sombras, de deseos perdidos y senderos emprendidos.
La hechicera me miraba mientras hablaba, no sabia exactamente en lo que pensaba en esos momentos, tampoco le pregunte.
-¿sabes de algun otro lugar donde haya magia lo suficientemente poderosa como para acabar con esto? -le pregunté mostrandole mi brazo.
Puede que nuestros caminos se separaran ,no así mi lucha.
No sabia bien que pensar, admito que estaba bastante tenso con la situación, el tipo al que habíamos mandado no se sabe bien donde era la clave de la maldición que llevaba anclada a la piel y sin embargo ahora estaba tan lejos como al principio de hallar cura alguna para esto.
Dolía, no solía decirlo, tensaba mi gesto y aguantaba el envite de su crecimiento, pero cada vez la oscuridad se apoderaba mas y mas de mi brazo, pronto alcanzaría mi pecho, mi corazón y seria mi final.
Me acerqué a la cocina, apoyé mi mano en su umbral mirándola sin decir demasiado solo un “buenos días” como respuesta.
Esta me dijo que me diera un baño, no me sentaría mal, así que sin hablar mucho mas me di un baño en la tina que sirvió para destensar mis músculos.
Me puse un pantalón cómodo y sin camiseta salí al encuentro de la morena.
Ella pronto tomo junto a mi asiento en la mesa, el desayuno estaba listo, así que empecé a comer en silencio, si algo quedaba claro es que mi estado de animo era taciturno.
-Si, estoy bien -mentí carente de esperanza -quiero disculparme, eres la única que me ha ayudado desde que llegué a tierras extranjeras y yo lo he pagado desconfiando de ti.
Podía entender que estuviera enfadada conmigo, no la iba a culpar, peor este mundo era para mi todo un misterio, la gente parecía tener intenciones ocultas, eran serpientes sibilinas cuando yo estaba acostumbrado a la claridad de las bravas aguas de mis ríos.
-Me iré con el siguiente barco, si aquí en París ya no hay solución para mi, buscaré otro modo de salvar mi vida o de acabarla con al menos la dignidad que los guerreros de mi tribu siempre han mantenido.
Se la responsabilidad que adquirí al dejar volar m isata hace ya muchas lunas, no voy a quejarme, pero tampoco voy a acabar convertido en un demonio.
Tenia las cosas claras, si este era mi final, acabaría con mi vida yo mismo, no iba a consentir que nadie sufriera la desgracia que sobre mi aldea cayó hace ya demasiadas lunas, cuando el final se acercara yo mismo hundiera en mi pecho la daga que me llevaría a pertenecer al bosque, el espíritu me guiaría en ese camino de luces y sombras, de deseos perdidos y senderos emprendidos.
La hechicera me miraba mientras hablaba, no sabia exactamente en lo que pensaba en esos momentos, tampoco le pregunte.
-¿sabes de algun otro lugar donde haya magia lo suficientemente poderosa como para acabar con esto? -le pregunté mostrandole mi brazo.
Puede que nuestros caminos se separaran ,no así mi lucha.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Parecía bastante desganada y lo cierto es que hasta podía entender su comportamiento y su actitud, había llegado a París buscando una solución para aquella maldición que lo perseguía y lo condenaba y ahora se encontraba con que quien él creía que podía ayudarle no lo haría, porque había topado de bruces con la que había lanzado la maldición sin él saber ese dato y había puestos su esperanzas en mí, unas esperanzas que yo me había encargado de machacar y reducir a cenizas urdiendo un plan que había hecho que pensara que ya no podía hacer más, casi darse por vencido. Eso mientras él se duchaba como le había aconsejado me hizo sonreír mientras preparaba el desayuno, lo cierto es que todo había salido mejor de lo que yo misma hubiera podido imaginar, lo cierto era que mi abuela estaría orgullosa de lo que había logrado y de que aquel joven siguiera llevando la marca que se extendía con cada día que pasaba en su brazo, si estuviera viva me aplaudiría y diría lo malvada que era, claro que eso no sería ningún insulto puesto que cuando cogí aquella botella en un sueño y la destapé haciendo que sus poderes pasaran a mí... la maldad pasó a ser también una parte de mí. Mi abuela había sido la única que había practicado la magia negra cuando toda mi familia venía de una rama de chamanes que solía ayudar a la gente, de normalidad practicaban la magia blanca pero ella fue la primera que se atrevió con la negra.
Ahora solo tenía que pensar en cómo reconducirlo para que siguiera perdiendo el tiempo, podía ver que la marca le había crecido en el tiempo que llevaba allí y según los cálculos que había hecho quizás en un mes o mes y medio la marca alcanzaría su pecho y su corazón para matarlo, o convertirlo en algo que no sabía muy bien lo que podría ser exactamente, lo cierto es que tenía curiosidad por saber qué sería cuando llegara a la marca. Yo apostaba más a que se convertiría en un demonio como el mismo que le había puesto la marca así que tenía que hacer lo necesario para que aguantara todo ese tiempo. Mis pensamientos cambiaron cuando sentí que su baño había terminado y yo ya había puesto la mesa para desayunar, lo cierto es que había pasado bastante rápido aquellos minutos y me pareció que no había tardado nada de nada en bañarse. Se sentó en la mesa y yo lo hice a su lado preguntándole si estaba bien cuando sabía de sobra que no lo estaba, no hacía falta ver que estaba más desanimado de lo normal y parecía que meditaba bastante, me mordí el labio cuando dijo que se encontraba bien aunque sabía que era mentira, además de eso se disculpó por haber desconfiado de mí y tuve que hacer esfuerzos porque una sonrisa burlona no asomara en mis labios, si él supiera que hacía bien desconfiando...
Lo cierto es que su tótem, esa joven india que le había avisado sobre mí tenía toda la razón del mundo, él debía de haber interpretado mejor las señales que ella le mandó porque claramente le había dicho que yo era la culpable de su estado, la única que podría hacer que de alguna forma parara su maldición que se extendía hasta acabar con su vida cuando llegara a su corazón y lo matara, había hecho bien en desconfiar de mi anoche pero aquella interpretación magistral que hice fue lo necesario para que pensara que de verdad lo estaba ayudando y que no lo estaba haciendo perder el tiempo como en realidad pasaba, pero no podía culparle puesto que sus visiones eran difusas y bastante confusas también, todo se basaba en la interpretación. Negué con la cabeza lentamente como dándole a entender que no pasaba nada y cogí un trozo de tostada para llevarlo a mi boca viendo que su estado de ánimo era bastante decaído, y en vez de sentirme mal por ello en el fondo me alegraba, contemplaba mi obra en su máximo esplendor y no podía decir que no me gustara verlo así.
-No tienes que disculparte, en cierto modo lo entiendo –y eso sí que era verdad absoluta, yo tampoco me fiaría de nadie en una tierra desconocida porque no sabría sus intenciones, quizás la frase “piensa mal y acertarás” fuera de lo más apropiada, quizás es que yo era demasiado mala como para pensar en la bondad de la gente que veía malas intenciones de fondo por todos lados. Lo miré de forma fija cuando dijo que se iría con el primer barco que zarpara de París... mierda, no debía dejar que se fuera porque entonces ¿cómo vería yo el final de mi obra? Debía de hacer algo para convencerle de que se quedara, de que aquí encontraría una cura para su brazo, para su maldición y para su vida... que la opción de rendirse no era la mejor- entonces... ¿te vas a ir? –Pregunté tanteando un poco el tema de forma meditada, no quería ser demasiado brusca- ¿te vas a rendir, Nayati? –Cogí el vaso del zumo y le di un trago, joder, no quería que se largara por el simple hecho de que quería ver lo que le pasaba, era la obra de mi abuela y él había sido el afectado por ella... tenía que ver en qué terminaba su vida, qué pasaría con lo que portaba encima. Hice una pausa y miré hacia otro lado como si me sintiera culpable por no haberlo ayudado- yo... siento no haber sido de más ayuda, no había visto nada parecido –y eso tampoco era mentira porque era la primera vez que lanzaba un hechizo como ese, que hacía esa maldición que mi abuela dejó a medias... era muy potente, tenía que reconocerlo. Mierda, mierda.... estaba convencido en que iba a irse y yo tenía que hacer lo posible porque se quedara... joder, tendría que mostrar algún as bajo la manga para que se quedara, me mordí el labio cuando me lanzó esa pregunta y lo miré de forma fija... ¿se lo decía, le decía que podría haber algo?- Hay... bueno, hay leyendas sobre algunas zonas del país que cuentan que... están hechizadas –me levanté de a silla y fui a por uno de los libros que tenía en las estanterías, volví a la mesa y me senté a su lado abriendo el libro mostrándoselo. Dibujos aterradores se mostraban en el, demonios varios en sus páginas que no presagiaban nada bueno- son legados de mi familia –aclaré para que supiera por qué los tenía- mi familia se remonta antiguamente a una tribu africana que eran chamanes, luego emigraron aquí y se establecieron en París definitivamente. Hay historias que se cuentan desde hace muchos siglos pero no hay forma de saber si son ciertas o no... –fui pasando las páginas- se cree que son leyendas y algunos se las creen, otros no –fui pasando hasta llegar a una en concreto- no sé si esto será cierto pero... dicen que hay una cueva escondida en una montaña, atravesar su paso y su desfiladero es casi como una condena a muerte. El camino lleva casi hasta el corazón de la montaña donde dicen que hay una cueva, en su interior un río de aguas oscuras plagadas de magia. Dicen que son aguas purificadoras, que tienen el poder de quitar todo lo malo que hay en un cuerpo y que por ello sus aguas son negras, porque de alguna forma absorben dicha maldad –hice una pausa- pero como he dicho son leyendas, no sé si es cierto esto, si es alguna historia... no lo sé, tampoco sé en qué montaña podría estar esa cueva.
Ahora solo tenía que pensar en cómo reconducirlo para que siguiera perdiendo el tiempo, podía ver que la marca le había crecido en el tiempo que llevaba allí y según los cálculos que había hecho quizás en un mes o mes y medio la marca alcanzaría su pecho y su corazón para matarlo, o convertirlo en algo que no sabía muy bien lo que podría ser exactamente, lo cierto es que tenía curiosidad por saber qué sería cuando llegara a la marca. Yo apostaba más a que se convertiría en un demonio como el mismo que le había puesto la marca así que tenía que hacer lo necesario para que aguantara todo ese tiempo. Mis pensamientos cambiaron cuando sentí que su baño había terminado y yo ya había puesto la mesa para desayunar, lo cierto es que había pasado bastante rápido aquellos minutos y me pareció que no había tardado nada de nada en bañarse. Se sentó en la mesa y yo lo hice a su lado preguntándole si estaba bien cuando sabía de sobra que no lo estaba, no hacía falta ver que estaba más desanimado de lo normal y parecía que meditaba bastante, me mordí el labio cuando dijo que se encontraba bien aunque sabía que era mentira, además de eso se disculpó por haber desconfiado de mí y tuve que hacer esfuerzos porque una sonrisa burlona no asomara en mis labios, si él supiera que hacía bien desconfiando...
Lo cierto es que su tótem, esa joven india que le había avisado sobre mí tenía toda la razón del mundo, él debía de haber interpretado mejor las señales que ella le mandó porque claramente le había dicho que yo era la culpable de su estado, la única que podría hacer que de alguna forma parara su maldición que se extendía hasta acabar con su vida cuando llegara a su corazón y lo matara, había hecho bien en desconfiar de mi anoche pero aquella interpretación magistral que hice fue lo necesario para que pensara que de verdad lo estaba ayudando y que no lo estaba haciendo perder el tiempo como en realidad pasaba, pero no podía culparle puesto que sus visiones eran difusas y bastante confusas también, todo se basaba en la interpretación. Negué con la cabeza lentamente como dándole a entender que no pasaba nada y cogí un trozo de tostada para llevarlo a mi boca viendo que su estado de ánimo era bastante decaído, y en vez de sentirme mal por ello en el fondo me alegraba, contemplaba mi obra en su máximo esplendor y no podía decir que no me gustara verlo así.
-No tienes que disculparte, en cierto modo lo entiendo –y eso sí que era verdad absoluta, yo tampoco me fiaría de nadie en una tierra desconocida porque no sabría sus intenciones, quizás la frase “piensa mal y acertarás” fuera de lo más apropiada, quizás es que yo era demasiado mala como para pensar en la bondad de la gente que veía malas intenciones de fondo por todos lados. Lo miré de forma fija cuando dijo que se iría con el primer barco que zarpara de París... mierda, no debía dejar que se fuera porque entonces ¿cómo vería yo el final de mi obra? Debía de hacer algo para convencerle de que se quedara, de que aquí encontraría una cura para su brazo, para su maldición y para su vida... que la opción de rendirse no era la mejor- entonces... ¿te vas a ir? –Pregunté tanteando un poco el tema de forma meditada, no quería ser demasiado brusca- ¿te vas a rendir, Nayati? –Cogí el vaso del zumo y le di un trago, joder, no quería que se largara por el simple hecho de que quería ver lo que le pasaba, era la obra de mi abuela y él había sido el afectado por ella... tenía que ver en qué terminaba su vida, qué pasaría con lo que portaba encima. Hice una pausa y miré hacia otro lado como si me sintiera culpable por no haberlo ayudado- yo... siento no haber sido de más ayuda, no había visto nada parecido –y eso tampoco era mentira porque era la primera vez que lanzaba un hechizo como ese, que hacía esa maldición que mi abuela dejó a medias... era muy potente, tenía que reconocerlo. Mierda, mierda.... estaba convencido en que iba a irse y yo tenía que hacer lo posible porque se quedara... joder, tendría que mostrar algún as bajo la manga para que se quedara, me mordí el labio cuando me lanzó esa pregunta y lo miré de forma fija... ¿se lo decía, le decía que podría haber algo?- Hay... bueno, hay leyendas sobre algunas zonas del país que cuentan que... están hechizadas –me levanté de a silla y fui a por uno de los libros que tenía en las estanterías, volví a la mesa y me senté a su lado abriendo el libro mostrándoselo. Dibujos aterradores se mostraban en el, demonios varios en sus páginas que no presagiaban nada bueno- son legados de mi familia –aclaré para que supiera por qué los tenía- mi familia se remonta antiguamente a una tribu africana que eran chamanes, luego emigraron aquí y se establecieron en París definitivamente. Hay historias que se cuentan desde hace muchos siglos pero no hay forma de saber si son ciertas o no... –fui pasando las páginas- se cree que son leyendas y algunos se las creen, otros no –fui pasando hasta llegar a una en concreto- no sé si esto será cierto pero... dicen que hay una cueva escondida en una montaña, atravesar su paso y su desfiladero es casi como una condena a muerte. El camino lleva casi hasta el corazón de la montaña donde dicen que hay una cueva, en su interior un río de aguas oscuras plagadas de magia. Dicen que son aguas purificadoras, que tienen el poder de quitar todo lo malo que hay en un cuerpo y que por ello sus aguas son negras, porque de alguna forma absorben dicha maldad –hice una pausa- pero como he dicho son leyendas, no sé si es cierto esto, si es alguna historia... no lo sé, tampoco sé en qué montaña podría estar esa cueva.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Mi mano envolvía la suya con suavidad, acariciando sus dedos con calma en lo que se presentía una clara despedida, nada hacia ya en París si el monstruo al que perseguía se había largado a otro plano sin dejar rastro. Tenia que seguir mi camino y aunque a la mujer parecía dolerle que lo hiciera, era lo mejor para ambos, estaba sentenciado a muerte, eso era algo que ya sabia cuando me conoció, agradecía su ayuda, pero no quería meterla en mas problemas, lo mejor era que siguiera mi totem, si encontraba una cura tendría que ser por mis medios y si no de seguro este me llevaría a un buen lugar donde dar descanso eterno a mi cuerpo
-No me rindo, solo que no voy a arrastrarte a la oscuridad conmigo -confesé sin mas.
Acerqué mis labios a sus nudillos depositando un beso tierno.
-De verdad agradezco lo que por mi tu has hecho, nadie ayuda a un extraño tu lo has dado todo cuando no tenias necesidad, estoy en deuda contigo..solo que nada tengo para dar -confesé clavando mis pardos en sus ojos castaños.
Fue entonces cuando esta se levantó a por otro libro, uno de esos que yo ya había estado hurgando y en el que había dibujos de monstruos oscuros si no iguales similares al mio.
El dibujo de una cueva de aguas negras sembró la esperanza de nuevo en mi, al parecer y según contaba ella era capaz de purificar el cuerpo de cualquier tipo de mal.
-¿donde puede estar? -pregunté -he de encontrar ese lugar.
Se que no quería que me fuera pero yo ya estaba condenado a muerte, por peligrosos que ese sendero fuera, era esperanza, algo que necesitaba, era un guerrero no me asustaba morir luchando, lo que me asustaba es morir sin hacerlo.
-Tienes que encontrar ese lugar, iré, nada tengo que perder y lo sabes tan bien como yo.
Esta asintió, al parecer mis palabras desesperadas la convencieron ,se apiadó de mi mientras me miraba fijamente a los ojos.
Asentí agradecido, el día paso mientras ella estudiaba toda esa colección de libros, yo me limité a dar caza a un par de conejos que preparé en el exterior de la casa frente a las incandescentes llamas del fuego.
Cenamos allí compartiendo risas, confesiones, le hablaba de como era mi hogar, de las ganas que tenia de volver a él.
En mas de una ocasión busque el roce con ella, el contacto, ir mas allá de unas palabras...pero ella se mantenía rígida en su sitio.
Acabada la cena nos fuimos de nuevo al interior, ella tenia que acabar de leerse uno de los libros así que yo me entretuve fuera apagando el fuego y dejándolo todo recogido.
Cuando entré ella se encontraba ya en el lecho, se había quedado dormida con el libro en la mano, así que lo guardé a un lado de la cama sobre una mesilla de madera noble lacrada en blanco y apagué la lampara de aceite para dejar que descansara.
De nuevo el baño se convirtió en mi aliado, aunque esta vez llené la tina e intenté no hacer tanto ruido para que Amyt no me escuchara.
Entre nosotros la cosa se haba enfriado, así que aliviarme a mi mismo se había convertido de nuevo en la opción que me quedaba.
-No me rindo, solo que no voy a arrastrarte a la oscuridad conmigo -confesé sin mas.
Acerqué mis labios a sus nudillos depositando un beso tierno.
-De verdad agradezco lo que por mi tu has hecho, nadie ayuda a un extraño tu lo has dado todo cuando no tenias necesidad, estoy en deuda contigo..solo que nada tengo para dar -confesé clavando mis pardos en sus ojos castaños.
Fue entonces cuando esta se levantó a por otro libro, uno de esos que yo ya había estado hurgando y en el que había dibujos de monstruos oscuros si no iguales similares al mio.
El dibujo de una cueva de aguas negras sembró la esperanza de nuevo en mi, al parecer y según contaba ella era capaz de purificar el cuerpo de cualquier tipo de mal.
-¿donde puede estar? -pregunté -he de encontrar ese lugar.
Se que no quería que me fuera pero yo ya estaba condenado a muerte, por peligrosos que ese sendero fuera, era esperanza, algo que necesitaba, era un guerrero no me asustaba morir luchando, lo que me asustaba es morir sin hacerlo.
-Tienes que encontrar ese lugar, iré, nada tengo que perder y lo sabes tan bien como yo.
Esta asintió, al parecer mis palabras desesperadas la convencieron ,se apiadó de mi mientras me miraba fijamente a los ojos.
Asentí agradecido, el día paso mientras ella estudiaba toda esa colección de libros, yo me limité a dar caza a un par de conejos que preparé en el exterior de la casa frente a las incandescentes llamas del fuego.
Cenamos allí compartiendo risas, confesiones, le hablaba de como era mi hogar, de las ganas que tenia de volver a él.
En mas de una ocasión busque el roce con ella, el contacto, ir mas allá de unas palabras...pero ella se mantenía rígida en su sitio.
Acabada la cena nos fuimos de nuevo al interior, ella tenia que acabar de leerse uno de los libros así que yo me entretuve fuera apagando el fuego y dejándolo todo recogido.
Cuando entré ella se encontraba ya en el lecho, se había quedado dormida con el libro en la mano, así que lo guardé a un lado de la cama sobre una mesilla de madera noble lacrada en blanco y apagué la lampara de aceite para dejar que descansara.
De nuevo el baño se convirtió en mi aliado, aunque esta vez llené la tina e intenté no hacer tanto ruido para que Amyt no me escuchara.
Entre nosotros la cosa se haba enfriado, así que aliviarme a mi mismo se había convertido de nuevo en la opción que me quedaba.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Me había tocado desvelarle la leyenda de aquella montaña solamente para que se quedara más tiempo y pudiera ver cómo terminaba aquella maldición, lo cierto es que lo que le había dicho era cierto, corrían rumores y leyendas sobre dichas aguas en lo profundo de una montaña, también era cierto que yo no sabía dónde se encontraba dicho lugar pero mientras descubría el sitio, llegábamos y dábamos con las aguas si es que de verdad existían... perdería el tiempo necesario para que la maldición fuera creciendo por su cuerpo. Su pulgar acariciaba con delicadeza mis dedos tomando mi mano entre la suya, me agradecía lo que había hecho por él pero no se daba cuenta de que en realidad lo que hacía era condenarlo aún más, ganar tiempo para la maldición y ver como resultaba realmente. Le había quitado la idea de la cabeza de que se fuera de París, ahora su mente se centraba en encontrar dicha montaña y en curarse si eso era cierto con sus aguas negras. Dejó un beso en mis nudillos tras agradecerme lo que había hecho por él, decía que nadie más lo había ayudado en nada desde que llegó a París, también que no tenía como pagarme pero solamente por ver cómo sucumbía a la maldición... sería más que suficiente. Negué levemente con la cabeza ante sus palabras, sabía que no tenía nada que ofrecerme así que no importaba, no mientras me dejara ver cómo la maldición acababa con él.
Si él supiera que la oscuridad ya venía conmigo de la mano no me diría que no iba a meterme en aquel plan, pero lo cierto es que no era él quien decidía por mí así que lo acompañaría porque seguramente necesitase de mi ayuda para llegar y no solo por eso, sino porque realmente no quería perderme absolutamente nada. Negué levemente con la cabeza por eso y lo miré de forma fija unos segundos, seguía pensando que yo era una buena persona, el número que había montado en la casa del brujo había sido suficiente para hacerle ver que yo no era la causante de sus problemas. Sus ojos me miraban esperando que le dijera dónde se encontraba dicho lugar pero no tenía ni idea de dónde podría estar, así que me encogí de hombros levantándome a por un libro para ver si podía averiguar algo más pero no encontré nada, decía que debía de encontrar el lugar porque nada tenía que perder y asentí con la cabeza y así fue como comencé con la búsqueda de dicha montaña, revisé los libros a lo largo del día mientras él salía de caza pero era difícil encontrar algo que nos llevara a la ubicación exacta, no había un libro que pusiera dónde estaba en realidad y eso dificultaba la búsqueda. Pasé el día entre los libros para ver si hallaba algo pero no lograba dar con nada, él aprovechó el tiempo para cazar y preparar la cena como ya había hecho, supuse que sería la forma de agradecerme lo que estaba haciendo por él.
Me llamó cuando la cena estaba preparada y dejé el libro sobre el escritorio para salir y sentarme junto al fuego a degustar la carne que él había preparado, lo cierto es que me contó sobre su lugar y cómo era el sitio donde vivía, me contaba sobre su cultura, sus gentes, lo que él hacía allí... se le veía feliz cuando hablaba de su hogar y pareció que un brillo oscuro apagó su felicidad, quizás al pensar que nunca podría regresar de nuevo. Yo escuchaba mientras cenaba lo que él me contaba y le hacía preguntas, en más de una ocasión intentó provocar contacto y un acercamiento pero yo no hice nada por darle pie a que siguiera, ya me había acostado con él y aunque no debería de haberlo hecho no me arrepentía de ello, me había gustado y lo habría disfrutado, sin embargo con los planes que llevaba en mente prefería no inmiscuirme e implicarme más emocionalmente con él por lo que fui indiferente a cualquier signo de acercamiento por su parte. Cuando terminamos de cenar le agradecí que hubiera preparado la cena y me adentré para seguir leyendo aquel libro que había dejado a medias, me tumbé en la cama y lo cierto es que no supe en qué momento exacto pero me quedé durmiendo. Lo siguiente que supe es que ya era de día y que a pesar de que dormía también en la cama en ningún momento nuestros cuerpo se encontraron, me encontré con su espalda y parpadeé bostezando para levantarme y preparar el desayuno. Lo desperté una vez estuvo todo listo y lo miré mientras se desperezaba y se acercaba hacia la mesa donde me encontraba para empezar a desayunar.
-Buenos días –dije cogiendo un trozo de pan que había tostado- anoche me quedé dormida –dije aunque él ya lo sabía, seguramente fue él quien quitó el libro de mis manos y lo dejó en la mesita- seguiré revisando los libros que tengo, seguro que en alguno de ellos pone algo que nos lleve al lugar –terminamos de desayunar y me senté en el sofá con otro par de libros más para intentar averiguar algo, le di espacio y tiempo para que pudiera hacer lo que quisiera ya que era la única que entendía el idioma y para la media tarde di con lo que yo creía que era más o menos la ubicación de dicha montaña- Nayati –lo llamé para que entrara levantándome con el libro en la mano y dejarlo sobre la mesa- creo que he encontrado el lugar –dije esperando a que entrara y cuando lo hice le señale un mapa muy antiguo pero que se correspondía con ciertas montañas que había en el lugar- creo que reconozco estas montañas, es de un texto muy antiguo, dice que alguien con una enfermedad mortal emprendió un viaje y que al cabo de unas semanas de adentrarse en las montañas encontró como un manantial un tanto extraño, cuando volvió estaba completamente sano. Aquí pone que no lo creyeron pero él aseguraba de que ese manantial tenía propiedades curativas. Reconozco esas montañas, no he ido nunca pero sé dónde están... quizás llegando podamos hallar el camino, si tiene propiedades mágicas esas aguas se pueden rastrear, ¿qué me dices?
Si él supiera que la oscuridad ya venía conmigo de la mano no me diría que no iba a meterme en aquel plan, pero lo cierto es que no era él quien decidía por mí así que lo acompañaría porque seguramente necesitase de mi ayuda para llegar y no solo por eso, sino porque realmente no quería perderme absolutamente nada. Negué levemente con la cabeza por eso y lo miré de forma fija unos segundos, seguía pensando que yo era una buena persona, el número que había montado en la casa del brujo había sido suficiente para hacerle ver que yo no era la causante de sus problemas. Sus ojos me miraban esperando que le dijera dónde se encontraba dicho lugar pero no tenía ni idea de dónde podría estar, así que me encogí de hombros levantándome a por un libro para ver si podía averiguar algo más pero no encontré nada, decía que debía de encontrar el lugar porque nada tenía que perder y asentí con la cabeza y así fue como comencé con la búsqueda de dicha montaña, revisé los libros a lo largo del día mientras él salía de caza pero era difícil encontrar algo que nos llevara a la ubicación exacta, no había un libro que pusiera dónde estaba en realidad y eso dificultaba la búsqueda. Pasé el día entre los libros para ver si hallaba algo pero no lograba dar con nada, él aprovechó el tiempo para cazar y preparar la cena como ya había hecho, supuse que sería la forma de agradecerme lo que estaba haciendo por él.
Me llamó cuando la cena estaba preparada y dejé el libro sobre el escritorio para salir y sentarme junto al fuego a degustar la carne que él había preparado, lo cierto es que me contó sobre su lugar y cómo era el sitio donde vivía, me contaba sobre su cultura, sus gentes, lo que él hacía allí... se le veía feliz cuando hablaba de su hogar y pareció que un brillo oscuro apagó su felicidad, quizás al pensar que nunca podría regresar de nuevo. Yo escuchaba mientras cenaba lo que él me contaba y le hacía preguntas, en más de una ocasión intentó provocar contacto y un acercamiento pero yo no hice nada por darle pie a que siguiera, ya me había acostado con él y aunque no debería de haberlo hecho no me arrepentía de ello, me había gustado y lo habría disfrutado, sin embargo con los planes que llevaba en mente prefería no inmiscuirme e implicarme más emocionalmente con él por lo que fui indiferente a cualquier signo de acercamiento por su parte. Cuando terminamos de cenar le agradecí que hubiera preparado la cena y me adentré para seguir leyendo aquel libro que había dejado a medias, me tumbé en la cama y lo cierto es que no supe en qué momento exacto pero me quedé durmiendo. Lo siguiente que supe es que ya era de día y que a pesar de que dormía también en la cama en ningún momento nuestros cuerpo se encontraron, me encontré con su espalda y parpadeé bostezando para levantarme y preparar el desayuno. Lo desperté una vez estuvo todo listo y lo miré mientras se desperezaba y se acercaba hacia la mesa donde me encontraba para empezar a desayunar.
-Buenos días –dije cogiendo un trozo de pan que había tostado- anoche me quedé dormida –dije aunque él ya lo sabía, seguramente fue él quien quitó el libro de mis manos y lo dejó en la mesita- seguiré revisando los libros que tengo, seguro que en alguno de ellos pone algo que nos lleve al lugar –terminamos de desayunar y me senté en el sofá con otro par de libros más para intentar averiguar algo, le di espacio y tiempo para que pudiera hacer lo que quisiera ya que era la única que entendía el idioma y para la media tarde di con lo que yo creía que era más o menos la ubicación de dicha montaña- Nayati –lo llamé para que entrara levantándome con el libro en la mano y dejarlo sobre la mesa- creo que he encontrado el lugar –dije esperando a que entrara y cuando lo hice le señale un mapa muy antiguo pero que se correspondía con ciertas montañas que había en el lugar- creo que reconozco estas montañas, es de un texto muy antiguo, dice que alguien con una enfermedad mortal emprendió un viaje y que al cabo de unas semanas de adentrarse en las montañas encontró como un manantial un tanto extraño, cuando volvió estaba completamente sano. Aquí pone que no lo creyeron pero él aseguraba de que ese manantial tenía propiedades curativas. Reconozco esas montañas, no he ido nunca pero sé dónde están... quizás llegando podamos hallar el camino, si tiene propiedades mágicas esas aguas se pueden rastrear, ¿qué me dices?
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Bostezando y rascándome el pelo desordenado por las horas de sueño me acerqué a la cocina cogiendo algo de queso que había partido mientras la miraba con media sonrisa por la cara que ponía.
Desayunamos en la mesa durante un rato en el que fuimos conversando básicamente del descubrimiento de la noche anterior.
Volvía a confiar en ella pero había algo que no entendía, posiblemente porque de allí de donde venia las cosas de seguro funcionaban de otra manera a la de París.
-¿Por que ya no te acuestas conmigo? Fornicar me refiero -pregunté sin mas mientras hundía mis pardos en los suyos esperando una respuesta sincera.
Su silencio me quemó, es mas cambió de tema volviendo al rato al sofá para leer los libros que según ella aun quería repasar.
Salí fuera a cortar leña, mi frustración era evidente, la idea de largarme una continua en mi cabeza.
Me ayudaba pero me trataba de un modo frio, era como si algo en su actitud no acabara de cuadrarme, como si su interés por ayudarme se extralimitara y no la veía precisamente una buena samaritana.
Me encajaría si su sentimientos por mi la cegaran y por eso quisiera arriesgar su vida para tener conmigo la posibilidad de un futuro pero sin embargo mas bien era lo contrario, le interesaba mas el hecho de mantenerme a su lado que el de relacionarse conmigo...
Coloqué otro madero en el tocón y dejé caer con rabia el hacha sobre él partiendolo en dos.
No se las veces que repetí dicha operación, solo que cuando el ultimo tronco fue partido acudí al interior para beber agua.
Ella estaba sentada en el sofá leyendo un libro y me llamó, al parecer había encontrado algo, un mapa, un paso entre las montañas donde según ella podríamos encontrar dicho manantial de aguas negras.
-Puedes darme la ubicación ¿pregunté?
Creo que la idea de irme solo en su búsqueda cobraba fuerza en mi cabeza, algo que ella no tardó en sospechar pues negó con la cabeza, tenia que rastrear la magia de esas aguas, solo me perdería y nunca daría con ellas.
Apreté los puños ante su mirada.
-No se Ammyt, pero lago no me encaja ¿Por que tanto interés en ayudarme? Podría entender que te tomaras la molestia de ofrecerme cobijo, pero..arriesgar tu vida a cambio de nada ¿por que?
No albergas sentimientos por mi, buscas que no te toque y cuando lo hago te apartas como si mi piel quemara, no estas cómoda conmigo, me eludes y te mantienes sola metida en esos libros...me da la sensación de que algo no encaja aquí...
Quizás era un desconfiado, quizás esa mujer era pura bondad ..pero no se, algo me escamaba, algo que no lograba encajar, sobre todo porque el idioma no lo entendía, solo podía creerla a ella, jamas entendí la otra versión de la historia.
Dejé escapar el aire de forma pesada.
-Esta bien, emprendamos camino.
¿Acaso tenia otra opción? Por supuesto que no.
Desayunamos en la mesa durante un rato en el que fuimos conversando básicamente del descubrimiento de la noche anterior.
Volvía a confiar en ella pero había algo que no entendía, posiblemente porque de allí de donde venia las cosas de seguro funcionaban de otra manera a la de París.
-¿Por que ya no te acuestas conmigo? Fornicar me refiero -pregunté sin mas mientras hundía mis pardos en los suyos esperando una respuesta sincera.
Su silencio me quemó, es mas cambió de tema volviendo al rato al sofá para leer los libros que según ella aun quería repasar.
Salí fuera a cortar leña, mi frustración era evidente, la idea de largarme una continua en mi cabeza.
Me ayudaba pero me trataba de un modo frio, era como si algo en su actitud no acabara de cuadrarme, como si su interés por ayudarme se extralimitara y no la veía precisamente una buena samaritana.
Me encajaría si su sentimientos por mi la cegaran y por eso quisiera arriesgar su vida para tener conmigo la posibilidad de un futuro pero sin embargo mas bien era lo contrario, le interesaba mas el hecho de mantenerme a su lado que el de relacionarse conmigo...
Coloqué otro madero en el tocón y dejé caer con rabia el hacha sobre él partiendolo en dos.
No se las veces que repetí dicha operación, solo que cuando el ultimo tronco fue partido acudí al interior para beber agua.
Ella estaba sentada en el sofá leyendo un libro y me llamó, al parecer había encontrado algo, un mapa, un paso entre las montañas donde según ella podríamos encontrar dicho manantial de aguas negras.
-Puedes darme la ubicación ¿pregunté?
Creo que la idea de irme solo en su búsqueda cobraba fuerza en mi cabeza, algo que ella no tardó en sospechar pues negó con la cabeza, tenia que rastrear la magia de esas aguas, solo me perdería y nunca daría con ellas.
Apreté los puños ante su mirada.
-No se Ammyt, pero lago no me encaja ¿Por que tanto interés en ayudarme? Podría entender que te tomaras la molestia de ofrecerme cobijo, pero..arriesgar tu vida a cambio de nada ¿por que?
No albergas sentimientos por mi, buscas que no te toque y cuando lo hago te apartas como si mi piel quemara, no estas cómoda conmigo, me eludes y te mantienes sola metida en esos libros...me da la sensación de que algo no encaja aquí...
Quizás era un desconfiado, quizás esa mujer era pura bondad ..pero no se, algo me escamaba, algo que no lograba encajar, sobre todo porque el idioma no lo entendía, solo podía creerla a ella, jamas entendí la otra versión de la historia.
Dejé escapar el aire de forma pesada.
-Esta bien, emprendamos camino.
¿Acaso tenia otra opción? Por supuesto que no.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Lo eludía, eso era algo tan obvio que él mismo comenzaba a sospecharlo y a darse cuenta de esa realidad que se cernía sobre nosotros, nos habíamos acostado una vez y él seguía buscando mi contacto y volver a intentar pasar una noche como la que habíamos pasado, juraba que no era porque no me gustó o no disfruté, claro había quedado con la forma en la que había gemido y en la manera en que había alcanzado el orgasmo dejándome anclada a la cama mientras él me tomaba de esa forma salvaje que quizás caracterizaba a su pueblo y a su forma de hacer las cosas, sin demasiada delicadeza. La verdad es que sí lo eludía y aunque ya le había dejado en claro anteriormente cuando fuimos en busca de aquel hombre el por qué no lo hacía o él no quería entenderme o esperaba una respuesta de verdad. Era la segunda vez que me preguntaba, de forma directa, por qué no mantenía relaciones sexuales con él y ante mi silencio seguramente le quemaría algo por dentro al no darle una respuesta, pero la verdad es que ni yo misma entendía una respuesta. Había estado bien, me había gustado pero algo me frenaba de nuevo, yo era mucho más fría y solamente utilizaba a los hombres como me convenía y cuando los quería, cuando me apetecía utilizarlos y después no quedaba nada, no volvía a verlos y me largaba. Quizás es que no estaba acostumbrada a dicha situación y por eso me comportaba así con él, era atractivo, era guapo y desde luego que sabía cómo hacer disfrutar a una mujer en la cama. El problema no era él, sino yo.
Preferí no contestarle por lo que pudiera pasar y seguí buscando en los libros hasta que hallara aquel lugar, lo cierto es que no sabía por qué se lo había dicho cuando eso podría hacer que se curara de la maldición que portaba, de lo que le consumía y entonces yo no vería cómo terminaba y en qué quedaba cuando se extendiera hasta su corazón, tenía curiosidad por saber si se convertiría en aquel demonio, si se moriría... eran varias las opciones. Mientras yo miraba en los libros lo podía escuchar fuera cortando troncos partiéndolos por la mitad para la leña, para encender la lumbre. Podía notar por su aura la frustración que llevaba encima, quizás porque podía empezar a sospechar que mis intenciones no eran tan buenas como yo las hacía ver o porque estaba algo frustrado con el hecho de que cada vez que él se acercaba o rehuía el contacto con su piel, y eso sería algo casi normal si no nos hubiéramos acostado como habíamos hecho, ahora ese rechazo carecía totalmente de significado alguno. Entró por la puerta justo en el momento en que había encontrado aquel lugar que me sonaba, ese paso entre las montañas que reconocía pero que no sabía ubicar exactamente, según se decía aquellas aguas estaban en lo profundo de la montaña y solamente llegaríamos si podía rastrear el poder que había en ellas, pero el camino no sería nada fácil. Se lo dije para que supiera lo que había descubierto y negué con la cabeza cuando me preguntó si podía ubicarlas, no del todo.
Lo miré de forma más fija ante sus palabras, tenía razón, había una razón por la que lo estaba ayudando aunque con esta ayuda estaba haciendo que se pudiera curar de verdad, pero eso no era algo que le pudiera decir exactamente porque entonces se alejaría, lo perdería y jamás me dejaría ver en que acababa todo. Pero tenía razón, si de verdad no tuviera esa intención secreta ¿por qué ayudarle y más a cambio de nada? Aunque mi familia siempre había ayudado a la gente cuando más lo había necesitado pero siempre a cambio de algo, dinero, ofrendas, favores... nada en la vida se hacía gratis y la magia siempre conllevaba un precio, algo que yo misma sentía en mis carnes cuando hacía algún hechizo y notaba como drenaba mi energía para lanzar tales hechizos. Lo miré durante unos segundos dejando que él se expresara, que sacara lo que llevaba dentro y lo soltara porque sabía por el color de su aura que eso lo estaba haciendo algo de mal, como si retenerlo le asfixiara y no pudiera respirar bien, lo tenía intranquilo. Pero ¿qué le decía exactamente? La verdad no era una de las opciones para decirle así que tendría que decirle una verdad a medias, lancé un suspiro y cerrando la tapa del libro decidí responderle como buenamente pudiera y a lo que pudiera responderle, lo que no me convenía decirle porque no sería bueno no se lo diría.
-Mi familia siempre ha ayudado a quien lo ha necesitado, te lo dije, procedemos de una familia antigua de chamanes y utilizamos la magia en pos de ayudar a la gente. Sí, es cierto que siempre hay un precio para todo pero sé que no puedes pagarme, ni a mí ni a nadie de esta ciudad... siempre podemos buscar la forma de que me pagues por lo que he hecho por ti, mi familia antiguamente aceptaba cualquier cosa que pudieran darles –en eso no había mentido para nada- me interesa lo de esta cueva, me interesa el poder que tiene sus aguas aunque creo que no va a ser tan fácil como nosotros pensamos, tampoco estoy convencida de que sea verdad y no sea más que una leyenda que se inventaron hace tiempo... pero solo hay una forma de descubrirlo –hice una pausa dejando el último tema en cuestión a posta- sobre por qué te eludo... no estoy acostumbrada a estas cosas, yo soy más fría para esto y jamás he estado tanto tiempo con un hombre con el que me he acostado, suelo desaparecer la verdad... –sabía que sonaba mal, pero era la verdad- el roce hace el cariño Nayati, sé que no eres de aquí, sé que tú hogar y tu familia está lejos y que en cuanto te cures aquí nada te retiene, quizás es que me evito un mal mayor al no dejar que... bueno –dije haciendo un gesto con la mano, me mordí el labio, si iba a morir ¿qué importaba si nos acostábamos o no? Su destino ya estaba sellado, su muerte estaba garantizada- siento que hayas pensado que era por ti, la verdad es que más bien soy un poco idiota. Eres un joven atractivo y llamas mucho la atención por tus rasgos, tampoco pienses que lo hago porque no me gustó o no disfruté... –desvié mis ojos un par de segundos, vamos, eso había sido obvio- siento que eso te haya hecho sentir mal, no era mi intención –hice una pausa hasta que escuché que empezáramos, que emprendiéramos el camino- antes de irnos debo de pasar por casa un momento, hace días que no veo a mis padres y a veces se preocupaban demasiado por mí... hay quienes nos persiguen por los poderes que tenemos y nos cazan, o nos matan. Quiero pasar para hacerles saber que estoy bien y después emprenderemos camino, te lo prometo –lo miré de forma fija- voy.... voy a darme un baño antes de partir, creo que tengo todo preparado antes de irnos. Creo que tú también necesitas uno –miré el sudor que caía por su rostro- dejaré la puerta entornada por... si te apetece entrar, después partiremos –mis dedos apartaron un mechón de su pelo para tras una última mirada girarme y encaminarme hacia el baño empezando a desanudar los lazos del vestido. Sabía que no iba a entrar, había rehuido su contacto y ahora de buenas a primeras no iba a entrar así, llené la tina y me metí para enjabonar mientras pensaba en qué narices me estaba metiendo y qué diablos hacía.
Preferí no contestarle por lo que pudiera pasar y seguí buscando en los libros hasta que hallara aquel lugar, lo cierto es que no sabía por qué se lo había dicho cuando eso podría hacer que se curara de la maldición que portaba, de lo que le consumía y entonces yo no vería cómo terminaba y en qué quedaba cuando se extendiera hasta su corazón, tenía curiosidad por saber si se convertiría en aquel demonio, si se moriría... eran varias las opciones. Mientras yo miraba en los libros lo podía escuchar fuera cortando troncos partiéndolos por la mitad para la leña, para encender la lumbre. Podía notar por su aura la frustración que llevaba encima, quizás porque podía empezar a sospechar que mis intenciones no eran tan buenas como yo las hacía ver o porque estaba algo frustrado con el hecho de que cada vez que él se acercaba o rehuía el contacto con su piel, y eso sería algo casi normal si no nos hubiéramos acostado como habíamos hecho, ahora ese rechazo carecía totalmente de significado alguno. Entró por la puerta justo en el momento en que había encontrado aquel lugar que me sonaba, ese paso entre las montañas que reconocía pero que no sabía ubicar exactamente, según se decía aquellas aguas estaban en lo profundo de la montaña y solamente llegaríamos si podía rastrear el poder que había en ellas, pero el camino no sería nada fácil. Se lo dije para que supiera lo que había descubierto y negué con la cabeza cuando me preguntó si podía ubicarlas, no del todo.
Lo miré de forma más fija ante sus palabras, tenía razón, había una razón por la que lo estaba ayudando aunque con esta ayuda estaba haciendo que se pudiera curar de verdad, pero eso no era algo que le pudiera decir exactamente porque entonces se alejaría, lo perdería y jamás me dejaría ver en que acababa todo. Pero tenía razón, si de verdad no tuviera esa intención secreta ¿por qué ayudarle y más a cambio de nada? Aunque mi familia siempre había ayudado a la gente cuando más lo había necesitado pero siempre a cambio de algo, dinero, ofrendas, favores... nada en la vida se hacía gratis y la magia siempre conllevaba un precio, algo que yo misma sentía en mis carnes cuando hacía algún hechizo y notaba como drenaba mi energía para lanzar tales hechizos. Lo miré durante unos segundos dejando que él se expresara, que sacara lo que llevaba dentro y lo soltara porque sabía por el color de su aura que eso lo estaba haciendo algo de mal, como si retenerlo le asfixiara y no pudiera respirar bien, lo tenía intranquilo. Pero ¿qué le decía exactamente? La verdad no era una de las opciones para decirle así que tendría que decirle una verdad a medias, lancé un suspiro y cerrando la tapa del libro decidí responderle como buenamente pudiera y a lo que pudiera responderle, lo que no me convenía decirle porque no sería bueno no se lo diría.
-Mi familia siempre ha ayudado a quien lo ha necesitado, te lo dije, procedemos de una familia antigua de chamanes y utilizamos la magia en pos de ayudar a la gente. Sí, es cierto que siempre hay un precio para todo pero sé que no puedes pagarme, ni a mí ni a nadie de esta ciudad... siempre podemos buscar la forma de que me pagues por lo que he hecho por ti, mi familia antiguamente aceptaba cualquier cosa que pudieran darles –en eso no había mentido para nada- me interesa lo de esta cueva, me interesa el poder que tiene sus aguas aunque creo que no va a ser tan fácil como nosotros pensamos, tampoco estoy convencida de que sea verdad y no sea más que una leyenda que se inventaron hace tiempo... pero solo hay una forma de descubrirlo –hice una pausa dejando el último tema en cuestión a posta- sobre por qué te eludo... no estoy acostumbrada a estas cosas, yo soy más fría para esto y jamás he estado tanto tiempo con un hombre con el que me he acostado, suelo desaparecer la verdad... –sabía que sonaba mal, pero era la verdad- el roce hace el cariño Nayati, sé que no eres de aquí, sé que tú hogar y tu familia está lejos y que en cuanto te cures aquí nada te retiene, quizás es que me evito un mal mayor al no dejar que... bueno –dije haciendo un gesto con la mano, me mordí el labio, si iba a morir ¿qué importaba si nos acostábamos o no? Su destino ya estaba sellado, su muerte estaba garantizada- siento que hayas pensado que era por ti, la verdad es que más bien soy un poco idiota. Eres un joven atractivo y llamas mucho la atención por tus rasgos, tampoco pienses que lo hago porque no me gustó o no disfruté... –desvié mis ojos un par de segundos, vamos, eso había sido obvio- siento que eso te haya hecho sentir mal, no era mi intención –hice una pausa hasta que escuché que empezáramos, que emprendiéramos el camino- antes de irnos debo de pasar por casa un momento, hace días que no veo a mis padres y a veces se preocupaban demasiado por mí... hay quienes nos persiguen por los poderes que tenemos y nos cazan, o nos matan. Quiero pasar para hacerles saber que estoy bien y después emprenderemos camino, te lo prometo –lo miré de forma fija- voy.... voy a darme un baño antes de partir, creo que tengo todo preparado antes de irnos. Creo que tú también necesitas uno –miré el sudor que caía por su rostro- dejaré la puerta entornada por... si te apetece entrar, después partiremos –mis dedos apartaron un mechón de su pelo para tras una última mirada girarme y encaminarme hacia el baño empezando a desanudar los lazos del vestido. Sabía que no iba a entrar, había rehuido su contacto y ahora de buenas a primeras no iba a entrar así, llené la tina y me metí para enjabonar mientras pensaba en qué narices me estaba metiendo y qué diablos hacía.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Escuché todo aquello que me contó sobre como su familia ayudaba desde siempre a la gente a cambio prácticamente de nada.
Al parecer eran como buenos samaritanos, algo no terminaba de entender, quizás es que la marca empezaba a llevarme a un lado demasiado oscuro, nunca fui malpensado pero últimamente es como si algo, un instinto me dijera que las cosas no eran como las contaba.
Por contra si me creí lo de que era una mujer fría, que me esquivaba porque no deseaba encariñarse de mi, supongo que porque no era tonta, la marca se extendía y si las aguas negras solo eran una leyenda mi fin estaba cerca, demasiado cerca como para mantener esperanza.
No iba a culparla en lo que a eso se refería, lo entendía y aunque yo era mucho mas noble en lo que a sentimientos se refería, no podía culpar que en este mundo que vivía se hubiera endurecido y no los mostrara.
Ladeé la cabeza cuando me dijo que iba a meterse en el baño, que antes de partir quería meterse en la tina y relajarse.
La vi ponerse en pie, aflojaba las lazadas del corseé con una invitación velada, mientras su parda mirada buscó la mía por encima de su hombro de forma picara.
Había dicho que disfrutaba conmigo, perdiéndose en mi piel.
Mis labios se entreabrieron, mis ojos oscurecidos siguieron su estela hasta que sus pasos se perdieron en el baño.
Admito que deseaba entrar, llevaba demasiado tiempo sin fundirme con la piel de una mujer, pero si algo tenia mas grande que las ganas era el honor y el orgullo que ostentaba, así que me limité a salir por la puerta, necesitaba un baño, peor uno frio que pensaba darme en el lago.
De camino pesé en demasiadas cosas, la que mas inundo mi mente fue la idea de que jamas volvería a pisar mis tierras.
Cierta melancolía me invadió, había nacido en América, era duro morir en tierra extranjera.
Regresé tras hacerme unos largos, unos en los que traté de soltar toda la rabia que me invadía.
Al regresar Ammyt ya no estaba, intuí había acudido a ver a sus padres, así que tomé una botella de whisky y me senté frente al sofá, bebí directamente de la botella mientras mis ojos se perdían en las crepitantes llamas, seguramente este seria mi ultimo viaje, las montañas se convertirían en mi refugio, las aguas convertidas en leyenda o en realidad marcarían la una verdad, una cura o la muerte definitiva.
Al parecer eran como buenos samaritanos, algo no terminaba de entender, quizás es que la marca empezaba a llevarme a un lado demasiado oscuro, nunca fui malpensado pero últimamente es como si algo, un instinto me dijera que las cosas no eran como las contaba.
Por contra si me creí lo de que era una mujer fría, que me esquivaba porque no deseaba encariñarse de mi, supongo que porque no era tonta, la marca se extendía y si las aguas negras solo eran una leyenda mi fin estaba cerca, demasiado cerca como para mantener esperanza.
No iba a culparla en lo que a eso se refería, lo entendía y aunque yo era mucho mas noble en lo que a sentimientos se refería, no podía culpar que en este mundo que vivía se hubiera endurecido y no los mostrara.
Ladeé la cabeza cuando me dijo que iba a meterse en el baño, que antes de partir quería meterse en la tina y relajarse.
La vi ponerse en pie, aflojaba las lazadas del corseé con una invitación velada, mientras su parda mirada buscó la mía por encima de su hombro de forma picara.
Había dicho que disfrutaba conmigo, perdiéndose en mi piel.
Mis labios se entreabrieron, mis ojos oscurecidos siguieron su estela hasta que sus pasos se perdieron en el baño.
Admito que deseaba entrar, llevaba demasiado tiempo sin fundirme con la piel de una mujer, pero si algo tenia mas grande que las ganas era el honor y el orgullo que ostentaba, así que me limité a salir por la puerta, necesitaba un baño, peor uno frio que pensaba darme en el lago.
De camino pesé en demasiadas cosas, la que mas inundo mi mente fue la idea de que jamas volvería a pisar mis tierras.
Cierta melancolía me invadió, había nacido en América, era duro morir en tierra extranjera.
Regresé tras hacerme unos largos, unos en los que traté de soltar toda la rabia que me invadía.
Al regresar Ammyt ya no estaba, intuí había acudido a ver a sus padres, así que tomé una botella de whisky y me senté frente al sofá, bebí directamente de la botella mientras mis ojos se perdían en las crepitantes llamas, seguramente este seria mi ultimo viaje, las montañas se convertirían en mi refugio, las aguas convertidas en leyenda o en realidad marcarían la una verdad, una cura o la muerte definitiva.
Nayati Manitú- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 11/06/2017
Re: Lobo negro, rostro pálido. (privado) (+18)
Parecía que de alguna forma lo había convencido con mis palabras, aunque no se lo veía del todo seguro con lo que le había dicho y es que tenía razones para sospechar de mí, era yo y no otra la causante de aquella maldición y la que se aseguraría de que no pudiera librarse de ella, quería ver cómo terminaba su historia y si al final moriría o se convertiría en el mismo ser que le había puesto esa maldición, esperaba que más bien fuera esto último porque no tenía ganas de ver que todo lo que había hecho era simplemente para matarlo, eso se podía hacer sin tener que realizar aquel extraño y difícil ritual que me había llevado mucho tiempo preparar y que había sido muy peligroso, había consumido mucha de mi energía cuando lo hice pero el resultado había sido muy exitoso y la prueba de ello la tenía justo delante. Había tenido que sacar lo de aquellas aguas para que no se fuera y no se rindiera, por una parte alargaba su tiempo en París pero si lo que decían los libros era cierto al final y existían dichas aguas que tenían ese poder para curar cualquier mal... significaría entonces que se libraría de la maldición y nada de lo que hubiera hecho tendría sentido, esperaba sinceramente que no existieran dichas aguas y que al final solo fueran eso; meras leyendas que se contaban a la gente para que se las creyeran y así poder tener algo a lo que aferrarse, como pasaba con muchas otras más cosas. Sus ojos estaban puestos en los míos pero algo me decía que no me creía del todo y no le culpaba, hacía bien en seguir ese instinto que tenía que le decía que algo extraño pasaba, sin embargo si sospechó, o no alusión no hizo.
Le había dicho que si quería podía meterse a bañar conmigo antes de partir hacia aquellas montañas, sabía de sobra que me diría que no o que no iba a entrar tras mi excusa, que en realidad no lo era del todo, pero finalmente me giré en dirección al baño para abrir el grifo y llenar la tina con agua, al no entrar supuse que declinaba su oferta y en parte hasta me lo merecía por como me había comportado con él. Llené la tina y me di un baño pensando en lo que podría pasar o no en cuanto llegáramos a aquella cueva, al salir para cambiarme no lo encontré en la casa y su aura no estaba por los alrededores, como le había dicho salí para ver a mis padres y que no se preocuparan, sobre todo mi madre que sabía lo que había pasado desde que obtuve los poderes y aunque me había dicho millones de veces que lo dejara yo no fui capaz de hacerlo, me gustaba así que no pensaba cambiar. Pasé un rato con ellos y les dije que iba a estar unos días fuera, mi madre no preguntó pensando que sería algo sobre la magia y no le faltaba razón alguna, para ella era sin duda alguna mejor que no preguntara. Pasé un par de horas con ellos y finalmente me despedí para volver de nuevo a la casa, teníamos que emprender viaje y cuanto antes lo hiciéramos más podríamos aprovechar la luz del día. Cuando llegué a la casa sentí su presencia incluso antes de atravesar la puerta, me lo encontré bebiendo de la botella de whisky que tenía frente a la chimenea con aire pensativo, quizás estaría pensando sobre su futuro y que seguramente moriría aquí y no en sus tierras.
-Nayati –lo llamé acercándome para mirarlo, su rostro era un fiel reflejo de lo que podía leer en su alma y me agaché para quitarle la botella y mirarlo- deberíamos de partir cuanto antes –dije dejando la botella sobre la mesa y acercarme para coger y meter el libro donde había descubierto el lugar en una mochila donde me llevaría algunas cosas mientras lo miraba de reojo, cierto que no conocía exactamente el paradero de dicha cueva pero sí sabía cuál era esa montaña y por ahí sí que podíamos tirar un poco. Metí varias cosas en la mochila, algunas plantas con sus tarros así como algo de comida para el viaje, unas mantas... quizás no fuera suficiente pero tampoco podía cargar la mochila mucho más con lo que tenía ya dentro. Lo miré esperando a que se levantara también y volví a mirar el mapa una última vez, lo tenía ya todo preparado y listo para partir hacia aquel lugar que cambiaría su destino, o bien lo ayudaba a mi pesar a curarlo...o bien la maldición terminaba con él por completo. Podía ver su cansancio, sus dudas y no solo sus dudas hacia mí, sino también de si saldría vivo de aquel lugar. Pero solo no encontraría ese lugar y seguramente nos encontráramos con peligros por el camino, si no había ido mucha gente o no había vuelto mejor dicho... era por algo. Me acerqué hacia la puerta con todo preparado y me giré para esperarlo mirándolo hasta que se acercó hasta donde yo estaba- ¿preparado para este viaje? –Pregunté aunque no le quedaba de otra, no había otra opción más que esa y eso era algo que él lo sabía. Era un todo o nada para él en esos momentos, pero para su desgracia llevaba consigo a alguien que apostaba en su contra.
Le había dicho que si quería podía meterse a bañar conmigo antes de partir hacia aquellas montañas, sabía de sobra que me diría que no o que no iba a entrar tras mi excusa, que en realidad no lo era del todo, pero finalmente me giré en dirección al baño para abrir el grifo y llenar la tina con agua, al no entrar supuse que declinaba su oferta y en parte hasta me lo merecía por como me había comportado con él. Llené la tina y me di un baño pensando en lo que podría pasar o no en cuanto llegáramos a aquella cueva, al salir para cambiarme no lo encontré en la casa y su aura no estaba por los alrededores, como le había dicho salí para ver a mis padres y que no se preocuparan, sobre todo mi madre que sabía lo que había pasado desde que obtuve los poderes y aunque me había dicho millones de veces que lo dejara yo no fui capaz de hacerlo, me gustaba así que no pensaba cambiar. Pasé un rato con ellos y les dije que iba a estar unos días fuera, mi madre no preguntó pensando que sería algo sobre la magia y no le faltaba razón alguna, para ella era sin duda alguna mejor que no preguntara. Pasé un par de horas con ellos y finalmente me despedí para volver de nuevo a la casa, teníamos que emprender viaje y cuanto antes lo hiciéramos más podríamos aprovechar la luz del día. Cuando llegué a la casa sentí su presencia incluso antes de atravesar la puerta, me lo encontré bebiendo de la botella de whisky que tenía frente a la chimenea con aire pensativo, quizás estaría pensando sobre su futuro y que seguramente moriría aquí y no en sus tierras.
-Nayati –lo llamé acercándome para mirarlo, su rostro era un fiel reflejo de lo que podía leer en su alma y me agaché para quitarle la botella y mirarlo- deberíamos de partir cuanto antes –dije dejando la botella sobre la mesa y acercarme para coger y meter el libro donde había descubierto el lugar en una mochila donde me llevaría algunas cosas mientras lo miraba de reojo, cierto que no conocía exactamente el paradero de dicha cueva pero sí sabía cuál era esa montaña y por ahí sí que podíamos tirar un poco. Metí varias cosas en la mochila, algunas plantas con sus tarros así como algo de comida para el viaje, unas mantas... quizás no fuera suficiente pero tampoco podía cargar la mochila mucho más con lo que tenía ya dentro. Lo miré esperando a que se levantara también y volví a mirar el mapa una última vez, lo tenía ya todo preparado y listo para partir hacia aquel lugar que cambiaría su destino, o bien lo ayudaba a mi pesar a curarlo...o bien la maldición terminaba con él por completo. Podía ver su cansancio, sus dudas y no solo sus dudas hacia mí, sino también de si saldría vivo de aquel lugar. Pero solo no encontraría ese lugar y seguramente nos encontráramos con peligros por el camino, si no había ido mucha gente o no había vuelto mejor dicho... era por algo. Me acerqué hacia la puerta con todo preparado y me giré para esperarlo mirándolo hasta que se acercó hasta donde yo estaba- ¿preparado para este viaje? –Pregunté aunque no le quedaba de otra, no había otra opción más que esa y eso era algo que él lo sabía. Era un todo o nada para él en esos momentos, pero para su desgracia llevaba consigo a alguien que apostaba en su contra.
Ammyt- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 13/06/2017
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Fenrir Steit // Lobo negro sin miedo
» El rostro de la sombra {Privado}
» Un rostro familiar. |Privado|
» El mismo rostro de la serpiente — Privado
» El ángel del rostro sucio Privado
» El rostro de la sombra {Privado}
» Un rostro familiar. |Privado|
» El mismo rostro de la serpiente — Privado
» El ángel del rostro sucio Privado
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour