En bordure de l'irrationnel -Libre-

por **Jezabel Falivene** Mar Jun 20, 2017 1:57 pm

Simplemente no tenía ni idea de lo que hablaban su madre y abuela , pues según sus sueños no eran más que "premoniciones " y Jezabel comenzaba a creer que estaba perdiendo la cordura , hace un instante su abuela le pido que le dejara hablar a solas con su progenitora , aunque quería enterarse de que iba la visita de su abuela Aitiana, no le quedó más remedio que aceptar aquella petición y ahí se encontraba la rubia al otro extremo del restaurante mirando la taza que estaba entre sus manos . No había ni siquiera tocado el pan dulce que tenía enfrente lo único que le apetecía era saber por qué le sucedía eso a ella.

Sus ojos verdes se abrieron y sus manos soltaron la taza , perdió la visión todo se volvió oscuro y de pronto luz, estaba en un prado y un hombre frente a ella le tendía la mano quiso enfocar la mirada para verle el rostro pero no podía distinguirle, el cielo nublado y la lluvia a punto de caer y detrás de el un ejército o eso parecía.

Y como un golpe la vista le regreso , se encontró temblando, parpadeo varias veces ya que todo era borroso; ambas manos apretadas contra la mesa sentía que iba a perder el conocimiento pues le estaba costando demaciado respirar. Cómo pudo se levantó y a pesar de que uno de los camareros se le acercó a auxiliarle está negó, sentía la necesidad de salir de aquel lugar y así lo hizo. Una vez afuera recargo su espalda en la pared tratando de respirar pausado, con miedo de perder la vista de nuevo llevo una mano a su pecho y miro al cielo, que le estaba pasando?

por **Erikson Draven** Jue Jul 13, 2017 9:18 pm

Había estado ensimismado durante toda la semana, aquellas cosas le pasaban a Erik cuando se aislaba un poco de la sociedad y para él era normal. Pero se sentía inquieto, observando el techo con forma de una cúpula de vidrios viejos en su casona, también muy antigua. Observaba el cielo, estaba claro y parecía invitarlo a elevarse con sus alas de cuervo para observar entre las sombras de los muebles, o las puertas. A veces la vida del hombre era monótona, estaba llena de disfraces y matices inesperados y Draven se la pasaba reflexionando sobre ello.

Su trabajo, el cual no se comparaba al de un soldado era siempre observar, contemplar, plasmar en su memoria y su ojo de cuervo todos aquellos movimientos de los enemigos… pero la verdad es que Erik casi no tenía enemigos, pues trabajaba más para sí mismo que para la inquisición. Su mano era el juez, y sus alas eran el veredicto…Erik se levantó de su cama, se vistió y salió con una rapidez instantánea. Pensó que sería buena idea tomar el desayuno en algún restaurante, para entrar nuevamente a la sociedad después de largas y frías noches de encierro.

Llegó hasta un conocido restaurante, llamado “Les Deux Magots” donde hacían exquisitos cafés importados, acompañados de un almuerzo a gusto. Se sentó en una mesa de esquina al entrar, y encontró una gran multitud a esa hora. A lo lejos divisó a una joven señorita que se sentó sola y parecía algo preocupada, extrañada... ensimismada en sus pensamientos, tal y como él había estado hace unos momentos atrás y entonces Erik pareció verse como en un espejo. Ella parecía una joven normal, hasta que los ojos de la muchacha cambiaron de color y Erik supo realmente lo que era: una hechicera, que al parecer estaba teniendo una especie de visión. Los instintos sobrenaturales de Erik, no fallaron en ese aspecto.

Pero él estaba impresionado ya que nadie se había percatado de lo sucedido con la muchacha hasta cuando la vieron salir muy perturbada del lugar y además de que la vida de los parisienses continuaba su curso y nadie más era tan observador como lo era el Cuervo. Erik suspiró y sin quererlo sintió aquella preocupación por la muchacha, que era el tradicional llamado de su deber. Erik siempre ha protegido a los más débiles, pero él también piensa que todas las almas humanas tienen una fuerza superior que puede protegerlos, sólo que algunos no saben utilizarla.
Se levantó de su asiento, su comida había llegado pero la dejó estar y salió buscando a la joven. La vio afirmada en la pared, con una mano en su regazo susurrando un par de palabras para ella sola.

-Disculpe, no quiero intrometerme pero la vi salir de aquí muy rápidamente… ¿Usted se encuentra bien señorita?- le dije amablemente, buscando su mirada.

Podía esperar cualquier reacción de la muchacha, quizás yo estaba siendo un personaje muy fuera de lugar en el cuadro, pero ante cualquier indicio de socorro era mi deber acudir. Así era mi trabajo, en vez de atacar a los que estaban contra la iglesia, los ayudaba. Pero la inquisición creía que mi trabajo era condenar. No todos los individuos elegimos la vida que nos toca vivir, eso lo sé muy bien y lo llevo muy arraigado en mi ser.

por **Jezabel Falivene** Vie Jul 14, 2017 12:49 am

Oia su propia respiración agitada y su corazón correr de manera desbocada...que sensación tan asfixiante era esa, era como si le oprimieran el pecho de manera constante. Podía sentir el aire rozando su rostro y el murmullo de la gente cercana pero nadie acudió a cerciorarse que estuviera bien, acaso toda la gente de este lugar era tan indiferente? Bueno era mejor así o eso suponía ya que no le agradaba ser el centro de atención de hecho la rubia siempre lo evitaba, de pronto una voz masculina la saco de sus acuchillantes pensamientos sus ojos se clavaron en los desconocidos de manera insistente pues se percato que aun veia un poco distorsionado.

-Yo...no se preocupe, estoy bien...solo fue un golpe de calor , supongo- no le agradaba mentir, de hecho lo evitaba a toda costa pero sabia que si le decía lo que en realidad le llevo a salir de aquella manera, fue una visión, se ganaría quedar como una verdadera loca. Parpadeo varias veces esperando a que se le ajustara la vista e incluso trato de enderezarse despegando la espalda de la pared pero solo logro tambalearse y para no caer apoyo su mano en donde momentos antes había estado su espalda -Si así esta el clima no quiero saber cómo se pondrá en verano -dijo la joven de ojos aceitunados tratando de restarle importancia a su desvarío, no le agradaba causar preocupación ajena, con su mano libre hizo ademán de echarse aire como si con esa acción aquello que la aquejaba desapareciera.

Su vista se termino por aclarar y por fin pudo ver a su interlocutor, no puedo evitar abrir los ojos sorprendida pues extrañamente podía ver como una tenue luz emanaba del cuerpo varonil que era aquello?, acaso su vista estaba atrofiada por la ceguera que le provoco aquella visión?. Era la única que podía ver aquello?.

Trato de recobrar la compostura sosteniendo su cuerpo sin ayuda de la pared, era difícil ignorar esa luz que el cuerpo emanaba - Le agradezco su atención, solo...-su mirada seguía clavada en el, admirando esos colores que significaba?, se dio cuenta que su escrutinio a aquel hombre no era precisamente discreto y este lo podía tomar a mal. Sintió sus mejillas enrojecer avergonzada y sin mas desvío la mirada a la calle. -solo necesitaba un poco de aire...lamento si le alarme. Incluso no vengo sola, me acompañan mi madre y abuela- dijo con evidente nerviosismo acomodando un mechón de cabello que se había liberado de su tocado, le vio de reojo y aquel destello ya no estaba... Que rayos, sus ojos reflejaron la confusion interna que se iba generando a pasos gigantes.

-Jezabel Falivene...-dijo la joven presentandose de manera educada sin quitarle la vista de encima, a donde habian ido esos destellos?

por **Erikson Draven** Dom Jul 23, 2017 2:02 pm

Erik observó claramente a la rubia mujer, realmente algo en su interior había hecho un efecto adverso que la perturbó bastante. Seguramente mi acercamiento fue un tanto imprudente, pero mi instinto me decía que la joven podía llegar a desvanecerse en el suelo, y nadie se daría cuenta. Tampoco es que la consideraba una muchacha frágil, tampoco la conocía pero Erik sabía lo que estaba pasando, obviamente no vivía en carne propia los dolores de los demás pero con el ojo del cuervo en su interior, siempre podía tener una vista general.

Contempló extrañado a la joven, parecía estar disimulando toda la escena como si nada hubiera pasado. Aquello le hizo esbozar una media sonrisa, porque entendía que seguramente ella no quería pasar la vergüenza de que un extraño se preocupara de lo que le sucediera. Él dejó su preocupación a un lado, pues ya parecía que la joven se había recuperado y se presentó ante él con su nombre.

-Es un placer, señorita Falivene… Mi nombre es Erik Draven.- esbozó nuevamente una ligera sonrisa y suspiró. -Bueno dama, espero que eso de la temperatura no le afecte demasiado… Si usted no está muy acostumbrada a temperaturas altas, de seguro pueden afectarle.- dijo un poco como siguiéndole el juego con respecto a la explicación que ella había dado. –Como sea, si anda en la compañía de su familia, lo que no entiendo es por qué estaba sentada en solitario… dama- Erik se rió un poco, porque aquella observación la hizo más como una broma.

Luego Draven comenzó a rememorar toda la escena, y pudo contemplar en su propia mente lo que la hechicera había visto en él, antes de responderle. Ella había visto su aura protectora, y tranquila mientras que la joven sufría de sus alucinaciones (o visiones). En aquel momento, miró a los ojos de la joven rubia con quietud y habló: -Si no es molestia, ¿me acompañaría usted a comer mi almuerzo?, que lo dejé abandonado allá dentro en la mesa– y volvió a reír con simpatía, esperando que aquel comentario, pudiera hacer nacer en la joven una sonrisa que le ayudara a olvidar su bochorno.

por **Jezabel Falivene** Mar Jul 25, 2017 3:15 pm

-Ya veis lo que dicen Monsieur, qué la familia entre mas lejos mejor...al menos eso decía mi padre al cuestionarle el por que vivíamos lejos de mi abuela- dijo también en tono de broma. El comentario anterior del caballero le había sacado una sonrisa distrayéndole por completo y de verdad le agradeció que le siguiera el juego no quería ganarse una mirada que le hiciera sentir como una loca si le contaba el por que de su aflicción. Si bien ya sabia que esa reunión entre su abuela y su madre era por su causa no dejaba de molestarle el hecho que no le dijeran nada sobre esos episodios de estas "visiones" si es que en verdad eran eso...quizas lo habían dicho para tranquilizarla y estaban planeando llevarla a un hospital mental, gracias al cielo el hombre que le acompañaba le saco de sus enredos mentales una vez mas.

-Por supuesto no me es molestia,de verdad espero que no se haya enfriado su almuerzo. - la risa del caballero logro contagiar a Jezabel haciendo que sus finas facciones se relajaran por fin. Volvió a entrar al lugar ahora en compañía de Monsieur Draven esperando a que este le mostrara donde estaba sentado pues todas las mesas lucían limpias o con gente, giro un poco su rostro para encontrarse con el rostro varonil. - Creo que su almuerzo a huido...-susurro con el animo que la caracterizaba al no lograr encontrar una mesa con un platillo esperando.

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