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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Tabitha Denveraux Miér Jul 05, 2017 9:58 am

Desde que aquella noche en la mansión Joe se había cambiado por su hermano para compartir la maldición y así darnos algo de tiempo en busca de una solución, de una cura y de ese libro… no había descansado demasiado empeñada en encontrar  alguna pista que nos llevara hacia la identidad o el paradero de ese libro. No había sido fácil y no habíamos encontrado demasiado, era como había dicho la gitana, como si se hubiera perdido en el tiempo y nadie supiera del paradero ni de dicha existencia del propio libro… algo que debía de admitir me había desesperado en los días que acontecieron. La marca se había extendido un par de veces pero lo hacían tan, tan poco que a veces costaba darse cuenta de ello… claro que para mí era más que evidente ya que cada vez que se extendía notaba la quemazón expandirse, no lo hacía mucho, apenas muy poco y supuse que sería a que estaba compartida con Joe y que de no haber sido por eso… quizás a esas alturas le faltara poco para alcanzar mi corazón.

Me había dado cuenta que no crecía hacia arriba sino que, más bien, era como un patrón aleatorio al extenderse; hacia los lados, hacia abajo, en diagonal… pensaba que se extendería hacia arriba pero al parecer estaba diseñada para proporcionar el mayor sufrimiento posible, agotándote poco a poco cada vez que se extendía con el fin de que sea durante bastante tiempo y no fuera algo rápido, sino más bien todo lo contrario. La mía se había extendido un poco hacia abajo y a los lados, solo una vez había crecido hacia arriba y supe que estaba diseñada para que perdurara en el tiempo, para que tuvieras una muerte muy lenta y agonizante. Intentaba no decirle nada al vampiro las veces que se había expandido para no preocuparlo más, pero era algo imposible dado que dormía con él cada noche. Tampoco se podía saber en qué momento se expandiría, había veces que no lo hacía en un par de días y tampoco en qué momento, una vez me había despertado ante la quemazón de la marca… sucedía aleatoriamente, o eso es lo que yo creía por lo que había vivido esos días.

Por fin tras una búsqueda incansable hallé un antiguo libro en la biblioteca, me había colado en la sala donde tenían varios libros guardados y custodiados y con mis habilidades no había sido difícil adentrarme, colarme en esa sección de archivos “prohibidos” y que no estaban a disposición de nadie, allí había encontrado un pequeño relato muy antiguo que mencionaba el mismo libro que nos había descrito la gitana. Antiguo y poderoso se decía que había sido destruido antiguamente por los dioses ante el poder que desataba tremendo libro… pero una leyenda contaba que no se había destruido sino que, más bien, había sido escondido para que nadie pudiera utilizarlo. Se creía perdido cuando se destruyó la biblioteca de Alejandría, que era donde residía principalmente, nadie sabía de dónde había salido o quién era su autor pero que se encontraba en dicha biblioteca.

Escrito en una lengua arcaica, con runas que eran difíciles de comprender y de entender en la descripción que encontré del libro se decía que su portada era oscura, como si estuviera hecha con piel humana, rugosa por el paso del tiempo y que en su interior dibujos demoníacos, anagramas, maldiciones poderosas capaces de destruir y arrasar imperios… un libro de magia oscura, secreto y poderoso, un libro que muchos denominaban como “El libro del Diablo”, como si hubiera sido escrito por el mismísimo Lucifer. Había varias leyendas que no pude descifrar por el idioma en el que estaba escrito, así que no dudé en llevarme dicho libro por si Assur podía ayudarme a descifrarlo, así pudimos descubrir la pista que en esos momentos nos llevaba hacia nuestro destino: Noruega.

Se decía que el libro había sido escondido y custodiado por lo que se denominaba “las capuchas negras”, una organización secreta que desde la edad antigua custodiaban los libros más peligrosos que existían en el mundo, y que fue la misma orden quien decidió llevar el libro tan al norte y tan lejos para que nadie pudiera encontrarlo, según se decía “escondido en lo profundo de los fiordos”… y nosotros íbamos en su búsqueda, solo así podríamos parar mi maldición, solo así nos salvaríamos aunque algo me decía que nada iba a ser tan fácil como aparentaba. Cuanto más nos acercábamos al país más nerviosa me ponía, era inevitable por mucho que quisiera disimularlo, el hecho de que la leyenda fuera falsa era un pensamiento que rondaba mi cabeza, me preguntaba qué pasaría si resultaba que era todo mentira y que todo era eso, una leyenda. No quería ni pensarlo, llevábamos con nosotros el libro que me llevé de la biblioteca por si podía aportarnos información aunque algo me decía que allí tendríamos que buscar mucho más.

Tras una semana y unos cuantos días de viaje por fin llegábamos a Bergen, una de las ciudades del país y que era un lugar portuario, según se decía era la puerta de la entrada a los fiordos, motivo por el que habíamos decidido empezar a investigar por allí. Lo primero que pudimos ver fue un cielo despejado plagado de estrellas que era como si nos diera la bienvenida en esos momentos. Mis ojos se centraron en el vampiro que tenía a mí lado por unos segundos, debía de admitir que me sentía más tranquila si me acompañaba en la búsqueda y mis dedos buscaron los suyos en un intento por darme fuerzas, tenía que mantener mi mente con cosas positivas aunque por dentro me carcomieran las dudas. Llegar hasta allí había sido lo fácil, lo difícil empezaba ahora con aquella búsqueda.



-Assur –lo llamé para que sus ojos oscuros se giraran y se pusieran en los míos, mordí mi labio tragándome las palabras que iba a decirle para cambiarlas por otras, no quería que notara mis miedos y mis dudas- gracias por venir conmigo y acompañarme –sabía que también lo hacía por salvar a su hermano al haberse cambiado por él y que Joe lo hizo por aliviar la carga de sus hombros, aunque algo me decía que el vampiro igualmente soportaba esa carga pero… bastante era con que uno de los dos llevara y soportara aquello y si por mí hubiera sido solamente yo sufriría aquella maldición. Mis dedos acariciaron su mano como si de alguna forma necesitara tocarlo, sentirlo, saber que estaba ahí… quería aprovechar cada maldito segundo que tuviera por lo que pudiera pasar- vamos a por ese maldito libro –le sonreí al ironizar mis palabras hacia el libro, busqué sus labios para besarlo y al separarme lo miré- deberíamos de buscar un sitio donde quedarnos y dejar todo, luego podemos empezar con la búsqueda.


Última edición por Sunshine Denveraux el Miér Jul 05, 2017 6:57 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Assur Black** Miér Jul 05, 2017 3:34 pm

Desde que Sun fue maldita había bajado cada noche a las mazmorras de mi mansión para torturar a la bruja que el daño causo, ni una palabra pronuncio, pero no sabia aun esa mujer a lo que se enfrentaba y si creía que su sufrimiento seria corto y la muerte la bendeciría con su presencia, se equivocaba.
La desangraba como si fuera un cuenta gotas, la torturaba quebrando sus huesos, debilitando su alma hasta que perdía el sentido y en ese momento la curaba para dejarla sola con el compás de una gota de agua que resbalaba lenta de una de las piedras golpeado su cabeza en una erosión perfecta.

Muchos eran los problemas que se sucedían en estos tiempos, no solo el abandono de Hania me tenia  apesadumbrado, si no que ver el estado que consumía a la mujer que amaba me torturaba, por no decir que que mi hermano hubiera decidido sustituirme  no me ayudaba en absoluto.
Ademas padre había irrumpido en nuestras no vidas, como de costumbre dispuesto a humillarnos, arrastrarnos a las profundidades del infierno y esperando que lo amaramos porque sus actos siempre eran considerados a favor de sus hijos.

Padre se equivocaba conmigo, sabia que no tardaría en meter el hocico en el consejo, ese que yo destruí y de lo que me sentía completamente orgulloso de haberlo echo.
Padre posiblemente alegaría mi impulsividad o vete tu a saber, pero la verdad, me importaba una mierda todos los negocios que necesitara hacer con Hector, mientras no salpicaran a Hania, por mi perfecto.
Mientras se entretuviera el viejo con el titan no tendría que buscarle una residencia donde pasar sus últimos días en la tierra.
Ladeé la sonrisa, creo que en el fondo la mordacidad y el sarcasmo los había heredado de él.

Viajamos en barco durante días, la pista que Sun había encontrado en un viejo libro en una zona prohibida de la biblioteca nos llevaba a los países nórdicos.
Hacia mucho que no visitaba ese territorio, creo que la ultima vez que pisé Noruega iba con mi hermano Marduk y con Utukki.
El olor de muerte nos alertó así que acudimos a un lugar donde había una aldea vikinga arrasada y sobrevolada por los cuervos.
Allí encontramos a Erlend moribundo, luchaba por su vida aun viendo abiertas las puertas del Valhalla.
Marduk lo convirtió y lo tomo como su “hijo” padre diría que uno ingrato pues nunca cambió su apellido ni pronuncio un gracias de sus labios, aun así, era fiel a su manera a la familia “Black” y de algún modo todos teníamos cierto aprecio por el rudo hombre que encontramos.

El barco atracó en Noruega regalándonos un paisaje verde, típico de aquellos parajes. Mis dedos se enredaron con los de la vampiresa, su inquietud crecía como la misma marca que la condenaba.
Mis labios se perdieron suavemente en su cuello, los deslice plagandola de besos y en su oído susurré un “de nada”

Tire de ella rodeando con mi brazo su cintura, a simple vista eramos una feliz pareja, realmente así me sentía con ella, atrás habían quedado los malos entendidos que hubo entre ambos, ahora mismo mi lealtad y la suya eran caras.
-Iremos a un hotel, descargaremos el equipaje y pediremos nos suban una botella de champan, algo de fruta... -ladeé la sonrisa acaparando su boca en un beso lento, sentido.
Me relamí tirando de ella para pasar las aduanas.
-Quita esa cara de preocupación ,te aseguro que daremos con ese libro, siempre consigo lo que quiero..fíjate..llevas huyendo de mi una eternidad y aquí te tengo -bromeé mordiendo su hombro.
No había sido exactamente así, pero al menos la hice reír, algo que necesitábamos los dos.
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Mensaje por Tabitha Denveraux Jue Jul 06, 2017 12:23 pm

Noruega era el destino donde esperaba encontrar el libro que pudiera ayudarnos a parar, curar o desvanecer la maldición que llevaba conmigo y que quedaba marcada en mi vientre como recordatorio permanente de lo que aquella bruja había logrado llevar como venganza personal hacia mí por algo que, en realidad, yo no había tenido nada que ver ni en lo que había sido la culpable de su desafortunado desenlace y posterior muerte. Sobre mí había caído su venganza y aunque sabía que el vampiro se había encargado de torturarla las noches que sucedieron a esa no había logrado sacarle nada en claro, tampoco lo sentía por ella en ningún momento y sabía sin necesidad de preguntar que se lo estaría haciendo pagar caro aquello, porque conociéndolo no dejaría que muriera así porque así, y seguramente alargaría su sufrimiento hasta que la maldición pasara y la pudiéramos quitar de mi cuerpo y del de Joe.

Recordaba haber estado una vez solamente en Noruega, hacía muchos siglos atrás en la época donde había menos horas de luz al día, había ido sola pero el aspecto había cambiado bastante desde hacía tantos siglos atrás, seguía teniendo ese paisaje tan característico que seguramente habría predominado siempre pero los siglos no pasaban en balde e incluso aquella civilización de guerreros vikingos también había cambiado. No pensé que volvería de nuevo aunque eso no se podía decir al tener toda la eternidad por delante, pero sí que no esperaba volver para buscar un libro que me ayudara a que mi existencia siguiera siendo eterna y no se acabara. Tener al vampiro conmigo ayudaba bastante en esos momentos ya que no me había visto en una situación tan extrema como esa en la que mi vida pendía de un hilo que podría cortarse en algún momento que desconocía. Había pasado por peligros pero como aquel… no recordaba ninguno.

No quería que notara como estaba en esos momentos y que su carga fuera mayor, intentaba en la medida de lo posible que mi rostro ni mis ojos delataran como me encontraba y las dudas que me carcomían por dentro. Habíamos puesto toda nuestra confianza en una leyenda que no pudimos comprobar si era verdadera o falsa, con la esperanza de que fuera cierto y nos diera la solución que necesitábamos. Ni siquiera nos lo habíamos pensado para embarcarnos y comprobarlo y, en cierta forma, me daba miedo que fuera mentira y que el tiempo que perdiéramos la maldición siguiera expandiéndose y no hubiera solución alguna. Pese a compartir la maldición con su hermano dándonos tiempo seguía pensando en lo que una vez le había hecho prometerme, claro que él no me había prometido nada pero… si no había forma de salvarme, prefería que fuera él quien acabara con mi existencia.

Sus dedos acariciando los míos y sus labios recorriendo mi cuello fue lo que me trajo de vuelta al momento en el que estábamos sacándome de mis pensamientos, de mis dudas y de mis temores. Me dejé hacer por él reconociendo que de alguna forma me sentía bien cuando me acariciaba y me tocaba, porque me hacía no pensar en nada más que en sentirlo, y sonreí de lado cuando respondió con un susurro un simple “de nada”. Ni siquiera le pregunté si me acompañaba, fue él mismo quien organizó todo y él ya era consciente de que le agradecía su presencia conmigo, me daba fuerzas. Sonreí escuchando sus palabras pegándome a él con su brazo por mi cintura y negué levemente con la cabeza mirándolo de forma fija, sabía cómo sacarme una sonrisa en momentos como aquellos.



-¿Champán, frutas…? –Enarqué una ceja sonriendo de lado- ¿ya quieres emborracharme tan pronto? –Mi mano subió a su nuca cuando sus labios buscaron los míos correspondiendo gustosa a su beso para dejar un sutil mordisco en su labio inferior- pretendes llevarme por el mal camino… no por nada siempre fuiste mi demonio –dije con una leve sonrisa pasando las aduanas para así poder entrar finalmente al país y lo miré cuando dijo que cambiara la cara de preocupación, me conocía lo suficiente como para a pesar de llevar una sonrisa en los labios ver la preocupación en mis ojos, mordí mi labio por ello- lo siento –dije bajando un momento la mirada para luego subirla a sus ojos y acabar riéndome negando con la cabeza por sus palabras con mordisco incluido en mi hombro- ¿qué te puedo decir? Me atrapaste en tú tela de araña, jugaste bien tus piezas en esa partida –sonreí por ello- aunque… más bien me dejé caer enredándome para ver si me atrapabas –mordí el lóbulo de su oreja y comenzamos a pasear por la ciudad para encontrar un hotel donde dejar lo que llevábamos y ver cuáles eran los pasos a seguir. Me gustaba estar así con él, se notaba que estábamos bien y que atrás había quedado todo, que lo que pasó nos había de alguna forma unido más y se notaba en la forma en la que estábamos. Encontramos un hotel donde pudimos coger una habitación donde dejamos todo lo que habíamos traído, desde las ventanas se podía ver el puerto y la ciudad iluminada con sus luces, las casas pintadas de colores… una imagen bastante bonita. Me giré para mirar al vampiro y acercarme hasta él rodeando su cuello con mis brazos, mis labios rozaron los suyos y teniendo la cama tras de mí me dejé caer arrastrándolo conmigo con el agarre de mis brazos y sonreí de lado mordiendo su labio inferior- Te propongo algo –dije mirándolo con una sonrisa ladeada- ¿por qué no damos una vuelta por la ciudad, damos un vistazo, nos paseamos por sus calles y… cazamos algo para alimentarnos? A la vuelta podemos pedir esa botella y las frutas que quieras, descansamos y mañana empezamos con fuerzas –mi dedo se deslizó por su cuello de forma lenta dejando que mi aliento rozara sus labios y se mezclara con el suyo- ¿Qué me dices? Nos hemos pasado bastantes días en ese barco y ya he tenido suficiente encierro –mi lengua recorrió su labio en una sutil caricia para tentarlo- hace siglos que vine y un poco de diversión no nos viene nada mal –sonreí ladina pensando que él consideraría otras cosas divertidas que hacer sin salir de allí y que seguro que me decía como contra de hacer- anda… -hice un mohín divertido y le puse morritos para ver si cedía para luego reírme acariciando su espalda con mi mano, la verdad es que estaba cómoda así con él pero quedaba poca noche por delante y bastante encerrados habíamos estado en ese barco.
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Mensaje por Assur Black** Vie Jul 07, 2017 1:48 am

Me encogí de hombros con una divertida sonrisa ante su pregunta, no respondí pero no era necesario, mi lasciva mirada dedicada exclusivamente para ella era la respuesta.
-no digas que mi pan no es tentador -susurré contra sus labios mientras caminábamos abrazados por las calles de noruega.
Me gustaba lo sombría que era esta tierra, parecía echa para seres de la noche, para nosotros exactamente.
-El mal camino suena prometedor -dije lanzandole un par de bocados al aire mientras mis dedos se colaban inquietos por debajo de su corseé.

Las calle olían a alcohol, allí la gente iba a lo suyo, en cada calle una taberna, las risas de sus gentes se sucedían por doquier, era como si todos tuviéramos cabida en una ciudad sin ley.
No estaba exactamente como lo recordaba, también porque habíamos atracado en una ciudad bastante grande, pero posiblemente cuando emprendiéramos camino hacia los lugares mas oscuros, aldeas pequeñas, todo se parecería infinitamente mas a lo que recordábamos de antaño.

Sabia que el norte estaba en guerra, muchas revueltas se sucedían en sus calles y algo parecido a un juego de tronos entre dos bandos rivales empezaba a gestarse como una peligrosa semilla que sin duda germinaría.
Antes de que todo estallase teníamos que dar con ese libro, así que, si algo conocía del norte con respecto a la magia era el poder de los oráculos.

Llegamos por fin a una habitacion de uno de los hoteles que no destacaba precisamente por ser lujoso, como todo el norte era bastante rudo, atendido por un rubia rechoncha de tez pálida que apuntaba en su registro apenas unos datos de aquellos que se alojaban.
Una vez en la habitación Sun no perdió el tiempo, me empujó delicadamente hacia la cama decidida a seducir al diablo en todas sus formas.
El lóbulo de mi oreja fue torturado con suavidad por su lengua, palabras delicadamente susurradas en mi oído para pedirme salir del hotel y probar una noche diferente.

Me hice de rogar, su aliento calcinaba mis labios mientras su lengua libertina los repasaba trazando su forma.
-Teniendo en cuenta que en este hotel no encontraremos ni frutas, ni champan... -musité llevando mis manso a sus nalgas para hacerla sobre mi danzar -si me lo pides de esta manera...-susurré contra su boca dejándome hacer – podemos ir a alguna taberna, beber hidromiel, mezclarnos con los bárbaros y borrachos volver a esta habitación a comernos.

Su sonrisa ladina me dijo que el plan iba cogiendo forma y color claro que le faltaba algo mas en esa ecuación.
-No es que me haya olvidado del alimento ,es solo que tengo un plan mejor...hay un templo a las afueras, vírgenes jóvenes custodiadas por algunos guerreros.
Desconocía si me seguía.
-El libro, quizás esas chicas que ven el futuro sean capaces de descubrir algo mas sobre la maldición, sobre el libro que es guardado en el norte... -apunté ladeando la sonrisa -y si no, pues podremos darnos un festín ¿has probado la sangre de oráculo? -susurré contra su boca con delicadeza -pues que sepas que ademas de deliciosa ofrece un dulce colocon..así que... descubramos algo o no, solo por el viaje merecerá probar suerte ¿no crees?
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Mensaje por Tabitha Denveraux Sáb Jul 08, 2017 9:11 am

La ciudad había cambiado desde la última vez que la había visitado hacía ya varios siglos y en el camino que hicimos hasta buscar un hotel donde poder quedarnos se podían escuchar las risas procedentes de la taberna, denotando el carácter típico de aquel país y sus formas de ser. Allí pasábamos algo más desapercibidos porque allí también eran bastante pálidos, pero las vestimentas nos delataban como turistas y quedaríamos solamente en eso sin que pudiera sospechar demasiado. Los países norteños tenían mucha conexión con lo que era la magia y su cultura estaba plagada de esta ya que muchas de sus tradiciones eran ofrendas a sus dioses, pero todo imbuido con la magia y creían mucho en ella. No tardamos demasiado en encontrar un lugar donde poder quedarnos y dejar las cosas, no sabíamos el tiempo que íbamos a tardar en dar con aquel libro pero esperaba que no fuera demasiado, los nervios a veces podían conmigo y era algo inevitable.

Necesitaba salir y aprovechar esa noche que teníamos para no volver a estar encerrados, más de una semana metidos en aquel barco sin poder movernos a como yo al menos estaba acostumbrada hacían que mis ganas de quedarme, en esos momentos, en la habitación del hotel fueran bastante remotas. Aún habían horas por delante de noche así que ¿qué mejor que salir a dar una vuelta y mezclarnos con sus gentes? Mucho mejor que quedarnos allí sin duda alguna, por eso mismo me había acercado al vampiro cuando lo dejamos todo preparado, por eso mismo había hecho que cayera sobre la cama para encarcelarlo con mi cuerpo dispuesta a que cediera en dar una vuelta por la ciudad, ya mañana empezaríamos con la búsqueda del libro, ahora tenía que convencerlo de que diéramos una vuelta.

Mis labios recorrieron su cuello despacio y con delicadeza dejando que notara mi aliento contra su piel, su oreja fue la primera que recibió las caricias de mis labios bajo mis tentadoras palabras, dejé un pequeño mordisco sutil e inocente en su lóbulo y dejé un sendero hasta sus labios donde volví a seguir con lo mismo para que cediera, incluso hice un mohín como si fuera una niña pequeña para ver si cedía algo más con ese gesto aunque no pude evitar reírme entre dientes por aquel gesto, atípico en mí, dejando que mi lengua provocara y tentara sus labios para dejarlo arrastrar por lo que quería hacer, por las palabras que salían de mis labios. Mis manos recorrían su pecho con lentitud y mi pelo caía como una cascada oscura por ambos lados de su rostro, haciendo que solo me tuviera a mí en su visión.

Lo miré de forma fija escuchando sus palabras para ver qué era lo que tenía que decir y me mordí el labio de forma provocativa pero sin perder la sonrisa, reí levemente al sentir sus manos en mis nalgas animándome a moverme sobre él, lo hice, pero de forma muy suave y muy leve apenas provocando un contacto entre nosotros porque ese no era el plan que llevaba en mente, y el vampiro lo sabía. Sus labios rozaron los míos en una sutil caricia y dejé mi aliento sobre los suyos para de alguna forma ser yo quien llevara el control. Assur era demasiado bueno en lo que a negociar se refería, sabía que de alguna forma lo llevaría a su terreno y sus palabras me lo dejaban en claro, pero cedía a lo que le estaba pidiendo por el plan que ahora me presentaba, uno que con la sonrisa que asomó en mis labios le bastó como un “sí” que no hacía falta que respondiera directamente.



-Si te lo pidiera de mejor forma, Assur… no saldríamos de esta cama –sonreí de lado sabiendo ambos que no era ninguna mentira, mordí su labio inferior por sus últimas palabras- eres un bocado muy tentador, tengo que reconocerlo –escuché sus siguientes palabras sobre ir a un templo que estaba en la afueras donde por lo que pensé habrían oráculos. Para los vikingos estas eran importantes por su capacidad de poder ver el futuro… y el plan del vampiro no se hizo de esperar, haciendo que riera entre dientes dejando que sus labios me buscaran divertida por el plan que habíamos formado entre los dos, sintiéndome bastante cómoda y a gusto con él- tus planes siempre suenan muy apetecibles… por eso mismo me dejaba tentar por el demonio –comenté contra sus labios mirándolo de forma fija, recordando esa primera vez en la que me había tendido su mano para ofrecerme un mundo diferente por descubrir, uno que nos había llevado hasta aquel momento- nunca he probado la sangre de una oráculo, pero si es como la describes… será un bocado muy dulce. Tenemos sustito del “champán” y de las “frutas” así que, ¿a qué estamos esperando? –Dejé un beso más profundo, largo y sentido para separarme del cuerpo del vampiro o al final pasaríamos allí la noche, tiré de su mano para ponerlo en pie entrelazando mis dedos con los suyos y le sonreí- venga, quiero ver como intentas emborracharme a base de hidromiel –solté una leve risa y salimos de la habitación para de nuevo mezclarnos entre sus gentes paseando por las calles, teníamos un plan a trazar como antaño aunque algo diferente, pero una noche así en aquel momento no nos vendría nada mal, a mí me ayudaría a no pensar y podría centrarme plenamente en el vampiro y disfrutar de su compañía.

Dejé que fuera él quien eligiera una de las tabernas donde beber las jarras de hidromiel tan típicas de aquella tierra y tras decantarse por una entramos para pedir sendas jarras y sentarnos en una de las mesas que había en el lugar. Se podía notar la diferencia con los locales y tabernas de París, aquí todo era más rudo, más tosco… distaba mucho de lo que el vampiro frecuentaba y eso me hizo sonreír de lado, sin duda alguna él prefería más lo lujoso y era algo que se notaba, a mí en realidad me daba exactamente igual cómo fuera el lugar, lujoso o no, carecía de importancia. Las bromas y las risas se sucedían entre ambos y era algo que me gustaba, denotaba que estábamos mejor que nunca aunque… la verdad es que no habíamos estado de esa forma antes, no con todo claro entre los dos, sabiendo lo que había entre ambos. Había costado un poco asumir ese hecho cuando ambos habíamos pasado toda la existencia libres y sin ataduras, pero la verdad es que no echaba de menos para nada aquello, los momentos que pasaba con él eran los mejores después de las adversidades que habíamos tenido que afrontar, todo sabía mejor.



-¿Sabes qué? –Lo miré de forma fija con la… no sabía si segunda o tercera jarra de la noche, mis dedos acariciaban los suyos de forma lenta como si se me hiciera imposible tenerlo cerca y no tocarlo aunque así era- desde el primer momento en que te vi y te acercaste ofreciéndome tú mano para mostrarme un mundo diferente al que conocía en esos momentos… supe que ibas a ser mi mayor perdición –reconocí dando un trago a la jarra dejándola otra vez sobre la mesa- no sabía por qué pero ese era el presentimiento que me daba, claro que… ahora lo entiendo todo –sonreí de lado acercando mi rostro al suyo para buscar sus labios de una forma necesitada, ya no me extrañaba sentir que no me saciaba nunca de él, que no tenía suficiente. Acerqué el taburete de un movimiento para estar más cerca del vampiro y mirarlo de forma fija teniendo claro que esa maldición no me separaría de su lado- ¿alguna vez te has preguntado cómo sería el no haber coincidido nunca, no habernos cruzado esa noche? –Enarqué una ceja ante mi propia pregunta, algo que a veces sí me había preguntado- yo creo que seguiría vagando por el mundo buscando aquello que me faltara –hice una leve pausa- pero creo que si teníamos que encontrarnos no importaría cuando lo hiciéramos, un siglo, dos, cinco más tarde… el resultado habría sido el mismo. Nos condenamos desde el principio sin saber qué aquello marcaría de alguna forma nuestro sino –mordí su labio inferior de forma suave- me alegro que vinieras a rescatarme de ese aburrimiento del que era presa –era mi forma de hacerle ver al vampiro lo que sentía por él y lo que era para mí, con algo más que un “te quiero” de mis labios.
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Mensaje por Assur Black** Sáb Jul 08, 2017 4:39 pm

Recorrimos aquellas calles abrazados, el frio invernal de aquel país invitaba no solo a beber para calentar unos cuerpos que en nuestro caso no sufrían por las inclemencias del tiempo, si no que también a caminar bien pegado a la otra persona, me preguntaba si quizás por eso y no por ser unos bárbaros, esos tipos eran tan dados al sexo.

Llegamos frente a una taberna bastante rustica, supongo que como todas las de ese lugar, apestaba a alcohol, a sudor y los gritos de los borrachos acompañados de risas y de jolgorio llegaban a mis oídos desde la otra manzana.
Tampoco esperaba encontrar nada mejor, así que nos adentramos en la taberna pidiendo sendas jarras y fundiendonos con el ambiente pegamos nuestros cuerpos para susurrarnos de cerca.
Sus labios empapados en alcohol acariciaban los míos no solo con palabras si no con besos tiernos, prolongados, que iban incrementando nuestra pasión.

No se cuantas jarras llevábamos en el cuerpo cuando la dama me aseguro que desde el primer día que me conoció supo que iba a ser su perdición ,algo que me causo mucha risa y me forzó a rodear su cintura subiéndola sobre mi a horcajadas.
-El primer día que te vi apenas eras una neófita, no conocías este mundo de tinieblas mas allá de lo que tu creador te mostró y la verdad es que quise descubrirte mi mundo, quizás quería que vieras algo mas, pero ya me conoces Sun, huir siempre se me ha dado bien y cuando la cosa se ponía seria, me asustaba y corría en la dirección contraria. Tu te cabreabas y así empezaba el juego de nuevo pasados unos siglos en nuestro reencuentro.

Deslicé mi lengua entre sus labios, estaba bastante hambriento de ella y empezaba a pensar que salir del hotel había sido un error, de estar allí tendría mi hombría rugiendo en su interior.
Gruñí ligeramente por la intensidad de mis pensamientos tirando de su labio inferior.
-supongo que sin ti no seria débil y humano como me ve mi hermano -bromeé volviendo a tomar su boca con cierta ansiedad -tampoco tan feliz, así que bueno..veamos a donde nos lleva este “contrato”

Muchas jarras después salimos de la taberna, desplegué un mapa dándole vueltas entre mis dedos mientras fruncía ligeramente le ceño.
-Es lo malo de ir borracho ¿no se donde estamos? -bromeé entre risas tratando de descifrar entre las mil tabernas cual era esta y a su vez la dirección a tomar para adorar a la bella Freya.
-Sus oráculos nos estarán esperando para contarnos todos los secretos ¿estas preparada para conocer los designios de los dioses? -pregunté sin poder dejar de reírme mientras tiraba de su cintura y arrugaba el mapa entre mis dedos para lanzadlo echo una bola al suelo.
-Lo haremos como antaño, preguntando.

Sun reía contra mis labios, cada farola era una excusa para besarnos mientras nuestros pasos iban marcando el sendero señalado por varios transeúntes que no veían en nosotros mayor peligro que el de un par de enamorados que quieren presentar tributo a la gran valquiria y de paso ser bendecidos con el don de la fecundidad.
No podían estar mas equivocados claro que no seria yo quien los sacara del error.

Un par de horas después llegamos frente a un templo de piedra blanca a las afueras de la ciudad rodeado de un inmenso valle con un camino central.
En la parte colindante un bosque frondoso de grandes arboles que convertían aquel lugar en casi un paraje.
Columnas enredadas con motivos florales y en la parte alta del portón de hierro forjado las figuras talladas a mano de las valquirias alargando la mano para tocar a su padre el gran Odin sentado en le trono del Valhalla.
Estos dioses siempre fueron muy teatrales, con su porte orgullosos y sus necias enseñanzas.
¿que hombre vive una vida añorando su muerte, luchando acero en mano para ir la Valhalla para una vez muerto seguir luchando? No le encontraba el sentido a todo aquello pero bueno, con los norteños no se podía discutir sobre lo absurdo de su religión.
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Mensaje por Tabitha Denveraux Lun Jul 10, 2017 9:41 am

La taberna en la que nos encontrábamos bebiendo estaba bastante abarrotada, el bullicio lo habíamos escuchado desde fuera así que dentro era algo mucho mayor, sentados en una mesa algo alejados al fondo éramos los únicos en aquel lugar que eran seres de la noche, los demás eran todo humanos por las auras que tenían y por los latidos de sus corazones, todos y cada uno de ellos resonaban creando como una melodía de ritmos diferentes, como sonidos de tambores, no era difícil escucharlos para los dos. El plan del vampiro me había gustado así lo primero era tomar unas jarras de hidromiel, unas cuantas si el vampiro quería intentar emborracharme, y luego visitar a los oráculos. La verdad es que tenía cierta curiosidad por probar su sangre, nunca lo había hecho y si era como él me había descrito ya tenía ganas de beber de alguna de ellas… bien nos dieran información necesaria, o bien no nos dijeran nada.

Mis palabras salieron de mis labios entorno a lo que había pensado la primera vez que lo había visto, no le estaba mintiendo en absoluto, fue como… una “intuición” que tuve que en ese preciso momento y la verdad es que con el paso del tiempo y mucho más en ese instante entendí por qué tuve ese presentimiento. Él solamente se rió a carcajadas por mi sincera confesión, algo que nunca le había dicho, para notar que rodeaba mi cintura y me subía sobre su regazo teniéndolo más cerca. No sabía qué le había hecho gracia de lo que le dije, quizás la palabra “perdición”, algo que claramente ahora era el vampiro y que cada día podía notarse más y más. Lo miré de forma fija cuando dijo que cuando me vio por primera vez era una neófita, algo que me hizo hacer un mohín como respuesta a sus palabras dejando que acabara llevando la jarra a mis labios y enredando mis dedos en su nuca, jugando con su pelo.



-Si me comparo contigo siempre voy a ser una neófita, me sacas poco más de cinco milenios. Más bien eres como… un “abuelo” –reí divertida por mis palabras rozando sus labios con los míos, era “joven” cuando nos vimos por primera vez, yo rondaría el primer siglo o poco más- ¿algo más? –Enarqué una ceja por ello- ¿lo que siempre has escondido y tratabas de mantener alejado? –Mi mano se deslizó por su pecho hasta de nuevo quedarse en su nuca. Era cierto que durante mucho tiempo habíamos jugado al gato y al ratón aunque muchas veces no sabía quién era el gato, y quién el ratón- siempre volvíamos a encontrarnos de nuevo, diferentes lugares y tiempos, pero al final acababa pasando lo mismo –dejé que fuera él quien esa vez me buscara en el beso, que correspondí de la misma forma que él teniéndole ganas, siempre con ganas, para dejar que siguiera hablando. Para su hermano era débil y humano, y lo irónico de todo es que cuando lo conocí aquella noche era él el que estaba enamorado y el que le había dicho a Assur que era un cobarde… y ahora las tornas habían cambiado. Sonreí de lado cuando dijo lo de “contrato”, no me acostumbraba a llamarlo de esa forma ya que lo hacía ver algo más frío e impersonal de lo que realmente era- ¿Por qué no cambiamos la palabra contrato y llamamos esto por lo que es? Llamarlo de esa forma lo hace más frío, y aunque pueda parecer un acuerdo… se me hace raro que llames a la relación todavía de esa forma –sonreí de lado, sabía que para él era más fácil pero… después de lo que había pasado y de tener las cosas claras no veía sentido de seguir utilizando esa palabra. Seguimos bebiendo durante un rato y con bastantes jarras encima salimos de la taberna, miré al vampiro que intentaba ubicarnos en un mapa y me eché a reír divertida por la situación- espera, espera… ¿el gran Assur no sabe dónde estamos mirando en un mapa? Eso sí que no me lo esperaba –reí contra sus labios divertida, la verdad es que habíamos tomado bastante cantidad de hidromiel como para ir algo afectados, si fuéramos humanos… no nos tendríamos ni en pie y hubiéramos caído fijo- que le den al mapa –cuando lo hizo una bola lo tiré de su mano y como él había dicho fuimos preguntando para que nos dieran indicaciones para ir al templo, todos pensaban que éramos una pareja enamorada que iba al templo para presentar un tributo y que fuéramos bendecidos como la diosa de la fertilidad era, algo que me hacía reír entre dientes.

Estaba preparada para lo que tuviéramos que decirnos aunque en parte me asustaba que no pudieran ayudarnos, que no hubiera solución alguna posible… aunque no lo pensé demasiado, era imposible cuando cada dos por tres nuestros labios se encontraban y nuestros cuerpo se pegaban de esa forma necesitada, realmente era mi perdición ese vampiro y siempre tenía más ganas de él. Nuestros cuerpos ardían y no solo por el alcohol que habíamos bebido, de haber estado en el hotel otro hubiera sido el resultado, mucho más placentero. Por fin tras un par de horas llegamos a las afueras de la ciudad y a la entrada de aquel templo, de piedra blanca que brillaba por la luz de la luna, en mitad de lo que era un valle que tenía un camino que conducía directamente hacia la puerta. Columnas adornadas con flores, un inmenso bosque que se perdía por uno de los lados y en la entrada una enorme puerta de hierro, me paré a contemplar lo que había tallado en la puerta donde al cruzarla encontraríamos en su interior a los oráculos.

Assur fue el primero que subió los peldaños que había hasta la puerta y yo le seguí, no fue extraño que pudiera escuchar algunos pensamientos de las jóvenes que aguardaban tras esas puertas, con el paso de los siglos había ido perfeccionando aquel poder y a veces dependiendo el grado de la intensidad, y también de mi estado y lo fuerte que estuviera, captaba pensamientos sin siquiera ver a la persona que tenía enfrente… y sí, sabían que íbamos y también por qué íbamos y lo que teníamos pensado hacer. Fruncí el ceño porque antes incluso de que abriéramos las puertas se pudo oír como una de ellas llamaba a gritos a los guardias para que acudieran donde estaban, y me pregunté por qué no estarían en la misma sala con ellas. Al abrir la puerta una enorme sala con columnas y diferentes estatuas adornaba el lugar, en el centro un estanque con una fuente de donde caía agua y las jóvenes sentadas en diferentes partes, dispuestos para su comodidad. Dimos un par de pasos en el interior cuando cuatro guardias aparecieron pidiendo que nos retiráramos, que allí nada teníamos que hacer, pero ellas sabían a qué habíamos ido. Bueno, un poco de lucha a esas alturas no venía nada mal.

No nos costó demasiado acabar con los guardias que las custodiaban, aunque eran muy buenos guerreros la desventaja de ser humanos era un hándicap en su contra que no pudieron vencer, expertos en las armas, brutos, resistentes y fuertes… pero nada pudieron hacer contra los dos en esos momentos, nuestras ventajas eran superiores y ya sin ningún guardia que las defendieran las jóvenes que allí habían, y que no había contado pero que serían unas diez más o menos, quedaron a nuestra merced. Sus pensamientos iban y venían sobre diferentes aspectos cuando mis ojos se centraron en unos extraños y raros ojos de un color casi violeta, la joven de tez pálida, pelo castaño y ese extraño color de ojos me miraba de forma fija y cuando nuestros ojos conectaron… la marca comenzó de nuevo a extenderse. El dolor se extendía esa vez de forma mucho más fuerte, más intensa que las otras veces y fui incapaz de mantenerme en pie en esos momentos, caí de rodillas al suelo y llevé una de mis manos al vientre, que ardía como cuando me habían echado aquella maldición.
Gruñí ante el dolor que me atravesó por completo en ese momento y cerré los ojos mientras buscaba por algo de oxígeno, respirar, aunque no lo necesitara para sobrellevar aquel terrible dolor.



-Marchaos, seres de la noche –dijo una de ellas con la voz profunda, parecía que era la que de alguna forma “mandaba” allí ya que era la que tenía dado un paso al frente cuando todas se habían agrupado juntas- nada podemos hacer por vosotros, vuestras preguntas jamás tendrán respuesta de alguna de nosotras, aquí no encontraréis solución alguna de vuestros males –el dolor cesó y cogí aire a bocanadas como si lo necesitara, ¿qué narices…? Esa era la vez que más fuerte había sentido extenderse la marca, me alcé todavía sintiendo la quemazón del lugar y miré a la mujer que había hablado, la más mayor de todas las que había allí aunque todas en su mayoría eran jóvenes.
-No me pienso ir de aquí hasta que me digáis exactamente qué es lo que necesito para parar lo que llevo… por mucho que intentes esconderlo sé que una de vosotras tiene la solución que necesito, así que no… no me voy a marchar- imágenes confusas pasaban por mi mente, como en forma de flases, difícil de conectarlas y unirlas de forma coherente, pero allí estaban en mí mente.
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Mensaje por Assur Black** Lun Jul 10, 2017 2:12 pm

Subí aquellos bellos peldaños de piedra blanca cincelados a mano, las puertas de hierro forjado repletas de grabados mitológicos se abrieron de par en par cuando mis manos se apoyaron en el portón para empujarla.

Nos adentramos escuchando el alboroto de las doncellas llamando a sus guarda espaldas, pobres inocentes oráculos, nada tenían esos hombres que hacer contra los hijos de la noche.
Una retaila de columnas blancas esculpidas de forma retorcida daban paso a una gran piscina natural que caía de distintas fuertes naturales en un paraje idílico para cualquiera.
La diosa Freya y sus valquirias coronaban aquel templo creado para su adoración.

Los humano cayeron bajo nuestras fauces, por muy vikingos, rudos y fieros que fueran, nada tenían que hacer frente a dos vampiros como nosotros, aunque reconozco que lucharon con fiereza y que posiblemente las valquirias ahora mismo emprenderían viaje con ellos hacia el Valhalla.
Me fije que una de esas doncellas ataviadas de un vestido blanco que mostraba su pureza centraba sus violetas en los de la inmortal que me acompañaba.

Sun se desplomó, cayo de rodillas presa del dolor, como si esa mujer tuviera algún tipo de poder sobre la marca que ardía en su estomago ahora de forma intensa.
Movimiento voraz el que movió mi cuerpo para acabar tras la doncella ladeando con una de mis manso suavemente su cuello con la otra rodear su cintura para inmovilizarla.

Otra oráculo, la mas anciana alzo la voz para pedirnos que saliéramos del templo, era obvio que no eramos bienvenidos, pero la verdad es que eso me importaba bien poco, si Odin me quería fuera que bajara espada en mano a sacarme de us maldito templo que derruiría si no obtenía la información necesaria.

Ladeé la sonrisa escuchando la voz de mi “novia” dejando claro que sabia que algo escondían y que de allí ni Freya nos movería.
Carraspeé para llamar la atención de la vieja, que aun siendo mas mayor que el resto que eran apenas una crías, guardaba una belleza digna de las diosas.
-Si en algo te estimas la vida de tus pequeñas hijas vírgenes te aconsejo que colaboréis con nosotros, nada tengo en contra de vuestra existencia -susurré deslizando mi lengua por el cuello de la dama -pero..admito que el olor que desprende es embriagador, sentir su sangre contra mis labios se invita a que guardéis silencio para devorar a las jóvenes doncellas y teñir su camisón de escarlata.

Ladeé la sonrisa con cierta picardia sin dejar de desafiarlas con mis ojos rojos fuego.
-Podemos solucionar esto como personas civilizadas, vosotras habláis y yo escucho o guardáis silencio y yo os mato ¿que me decís?
Desvié mi mirada hacia Sun preguntándole como se encontraba para mi ella era lo mas importante, lo único que ahora tras la partida de Hania me quedaba y no pensaba perderla de ninguna de las maneras.






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Mensaje por Tabitha Denveraux Mar Jul 11, 2017 1:02 pm

La llegada a aquel templo no había sido exactamente como había imaginado y previsto, había que decir que el lugar era idílico, en mitad de un valle, con un frondoso bosque que se extendía por el horizonte en uno de sus lados, las montañas detrás… era un sitio bastante bonito teniendo en cuenta que estarían recluidas allí durante el resto de su vida. Nada más abrir el portón pudimos contemplar que el interior no se quedaba atrás en belleza, al menos esa sala que estábamos viendo, columnas perfectamente esculpidas y grabadas, como si enredaderas las rodearan, algunas estatuas por el lugar y una piscina algo más al fondo con fuentes a los lados de donde caía el agua, seguramente procedente de la montaña, todo decorado y dispuesto para que estuvieran cómodas en la larga estancia que sería su vida allí, custodiadas por algunos guerreros que no tardaron en aparecer para defenderlas, ya que en su cultura las oráculos eran bastante importantes. Los guardias apenas fueron una complicación para lo que nos habíamos enfrentado con anterioridad, serían fieros, salvas y duros pero nada que hacer contra dos vampiros.

Mis ojos repasaban a todas y cada una de las jóvenes que había allí, en aquella sala, cuando mi mirada se cruzó con una joven de extraños ojos violetas que al conectar las miradas la marca comenzó a dolerme y a expandirse, no sabía si por obra de ella o no pero aquella vez dolía mucho más que las otras veces cuando aquello pasaba. Quemaba demasiado y el dolor era tal que me hizo caer de rodillas en ese momento, cerré los ojos y llevé una de mis manos al lugar notando el calor que manaba de mi piel mientras aquello se extendía, la otra la cerré en un puño y por mi mente pasaron varias imágenes, a una velocidad tal que apenas pude distinguir con claridad lo que en ellas salían; un lugar, oscuridad, sangre, una mujer de espaldas… poco más llegué a acertar ver o a distinguir, el dolor era intenso en esos momentos pero por suerte cesó, abrí la boca buscando aire para poder recuperarme al tiempo que la voz de aquella mujer sonó en el lugar, pidiendo que nos marcháramos mientras Assur tenía a la misma joven que al mirarla me había pasado aquello aunque no sabía si ella había tenido que ver en algo o había sido todo fruto de la casualidad.

Me incorporé ahora que podía y que notaba que el dolor iba cesando de forma paulatina y me alcé la mirada hacia la mujer que había hablado, algo más mayor que las otras pero igualmente bella como las demás. Nos pedía que nos marcháramos pero ahora que había visto aquello no pensaba irme, alguien de allí sabía lo que me pasaba y podía darme información y no iba a dejar que aquella mujer me echara, es más, si sabía lo que le convenía nos ayudaría. Habíamos acabado con sus guardias, ¿qué le hacía pensar que no lo haríamos también con ellas? Pronto el vampiro respondiendo también a sus palabras, su lengua recorrió el cuello de la joven con su rostro ladeado en otra dirección para que no me mirara aunque no sabíamos si había sido casualidad, o lo había provocado ella. Su amenaza era clara; o colaboraban con nosotros o acabaríamos con ellas… no había una tercera opción, no tenían escapatoria. No pude evitar sonreír levemente cuando dijo que podíamos hacer las cosas civilizadas, y él se quedaba callado escuchando lo que tenían que decirnos o bien se quedaban calladas y morían, típico de aquel demonio.

Su mirada roja como el mismo fuego se puso en mí y claramente pude ver que lo hacía para ver cómo me encontraba, un “estoy bien” que murmuré para que él pudiera oírme y mi vista de nuevo se centró en la más mayor de todas, estaba claro que no quería que muriera nadie ni se derramara sangre, era algo que podía leer sin esfuerzo alguno de su mente, ellas podían ver el futuro, podían ver las diferentes opciones que pasarían dependiendo de la decisión que tomaran, estaba claro que de alguna forma había “visto” que si no colaboraban con nosotros acabarían muertas, Assur jamás amenazaba en vano y todo lo que prometía lo cumplía, si no quería que la sangre corriera en aquel templo ya podrían empezar a decirme exactamente qué era lo que podía ayudarme para parar aquello y qué sabían al respecto.  Mis pasos se dirigieron con seguridad hacia la joven que el vampiro sujetaba y al estar delante de ella llevé mi mano hacia su mentón, podía sentir la mirada fija del vampiro puesta en la mía y en lo que pensaba sin necesidad de leer su mente; que no lo hiciera o de nuevo la marca se extendería.


-No hay más opción –dije mirándole durante unos segundos en aquel silencio que ahora reinaba en el lugar, el corazón de la joven latía con ritmo y fuerza, su sangre corría con rapidez y fluidez por su torrente sanguíneo tentándonos, Assur tenía razón; olía de maravilla. “Necesito saber si esta joven tiene algo que ver con la maldición de forma directa, nos esconden algo, y si es ella la causante descubrir qué más puede hacer” mis propias palabras sonaron en su cabeza sin necesidad de decirle nada, algo que solo podía hacer cuando estaba cerca de la persona y cuando la conexión entre ambas era tal como la que tenía con el vampiro. Giré su rostro finalmente para ver de nuevo sus orbes violetas, contemplándome… pero la marca no se extendió en ese momento, ella no era quien estaba buscando así que quité mis dedos de su rostro y me giré para mirar a la mayor de todas- sé que aquí hay alguien que sabe lo que me pasa, no intentes negármelo puesto que he visto las imágenes pasar por mi cabeza proyectadas por alguien –me acerqué para quedar frente a ella observando sus ojos castaños- quiero respuestas, no mataros –afirmé para que supiera cuáles eran mis intenciones- lo has visto, sabías que veníamos y lo que queríamos al venir aquí… pero yo he visto la imagen de los dos yéndonos de este lugar con todas con vida –frunció levemente el ceño pero no apartó su mirada de la mía en ningún momento, se mordió el labio y finalmente lanzó un suspiro.
-¿Prometes que ninguno nos hará daño si te decimos lo que buscas, si te ayudamos? –Su mirada claramente fue al vampiro y ante la amenaza que este había hecho minutos antes, para luego mirarme a mí.
-No necesitas una respuesta a tú pregunta, ya lo has visto –volví a repetir afirmándolo, miré a Assur haciéndole un gesto para que la soltara, de necesitar persuadirlas de nuevo nos sería fácil capturarlas y luego la miré a ella.
-Portas la marca de la maldición, ser de la noche, una antigua bruja que habitó el mundo hace muchos siglos, tan antigua casi como el mismo mundo… una bruja llamada Dreifest –la miré de forma fija, sin entender lo que me decía- este templo está protegido contra cualquier amenaza mágica, cualquier hechizo… eso incluye tú marca, ninguna de nosotras tenemos el poder para hacerte daño –eso explicaba de alguna manera por qué me había dolido de esa forma- llevas un hechizo muy peligroso, potente y antiguo marcado en tú cuerpo y mientras estés aquí sufrirás las consecuencias de su maldición.
-No me importa –aseguré si con ello podría poner fin a aquella maldición, o si con ello me decían lo que necesitaba para ponerle fin- pero quien me hizo esto no era la bruja de la que hablas –no podía ser  si era tan antigua como decía.
-Nosotras no podemos ver lo que ya ha pasado, solo podemos ver lo que está por venir, pero sí hay alguien que puede ayudarte –hizo una leve pausa y dio un paso atrás mientras las demás guardaban silencio- pero no es oráculo como nosotras, su don va más allá que el nuestro, rara vez la gente viene en busca de ella y su pago depende de lo que te ofrezca y de lo que encuentre, si aun así quieres continuar entonces sígueme –se giró bajando unos pequeños peldaños que había en el lugar y abrir una de las puertas, miré al vampiro y sin dudarlo la seguí, no habíamos ido allí por nada y si alguien tenía información que darme entonces pagaría el precio, fuera cual fuese. Nos condujo por pasillos bien decorados donde mayormente predominaba el blanco, como un paralelismo con el hecho de que eran vírgenes y aquello lo recordara. Se paró frente a una puerta que había y nos miró antes de abrir la puerta, una sala amplia e iluminada como la que estábamos pero algo más pequeña, con una pequeña piscina en el centro, grandes ventanales que daban al frondoso bosque, del lugar provenía una música suave, al hacernos pasar me di cuenta de que había una joven en el centro de la sala, sentada sobre lo que parecía un diván de color crema. Un vestido blanco como el de las otras, una melena roja como el fuego contrastaba con su pálida piel, al girarse unos ojos blancos nos devolvieron la mirada… estaba ciega, pero parecía saber dónde estábamos.
-Los dioses me dijeron que llegaríais, os he estado esperando –se levantó poniéndose en pie para entrelazar los dedos de su mano frente a su cuerpo- puedo notar la marca que llevas en tu vientre, noto su energía, su poder y su fuerza y como esta se ha extendido por tú cuerpo –mi mirada se posó en el vampiro, aquello sí que no me lo esperaba para nada- no tenéis que temer nada de mí, pero sí tendríais que temer lo que pueda llegar a deciros. Sé lo que quieres, los dioses me han hablado de ello y creo que puedo ayudarte, o al menos, guiarte –hice un movimiento con su mano- por favor, sentaos –señaló un sofá que había al otro lado de la sala frente al diván donde estaba ella y esta tomó asiento esperando a que lo hiciéramos nosotros. No podía vernos pero seguramente su sentido del oído estaría más desarrollado, su mente era una maraña extraña de pensamientos y de voces como si hablara consigo misma, sumamente extraño todo.
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Mensaje por Assur Black** Miér Jul 12, 2017 3:02 am

Aflojé el agarré de la oráculo cuando la mas vieja se decidió a hablar, admito que el olor de esas chicas era demencial, no me extrañaba que los dioses hablaran a través de ellas, eran especiales, vírgenes y de gran belleza.
Pero no habíamos llegado hasta allí para divertirnos, bueno, si, pero primaba por encima de eso la seguridad de Sun y si daba mi palabra de que ninguna de esas mujeres seria tocada, seria algo que no pasaría.

La vieja nos hablo de una leyenda, aquí todo funcionaba, así, mitos, cantos de juglares...esta hablaba de una bruja que se remontaba al inicio de los tiempos.
Dreifest, ese era el nombre de la mujer a la que buscábamos..pero dudaba mucho fuera aquella que teníamos en los calabozos, si su poder era tan inmenso se hubiera soltado.
-¿Donde podemos encontrar a esa bruja? -pregunté enarcando una ceja

Su don era ver el futuro, no así el pasado, pero conocían a alguien que podría ayudarnos, así que con la mano hice un gesto instigandolas a llevarnos con esa mujer, odiaba perder el tiempo y mas cuando mi cruzada era un contrarreloj.
-Espero por vuestro bien que esto no sea una argucia para escapar, podría seguir vuestro encantador olor hasta el fin del mundo, si no me creéis mirarlo en vuestras visiones.

Las amenacé antes de emprender camino hacia la parte baja del templo, seguimos a la anciana por unos pasillos decorados con motivos florales y doncellas desnudas donde mayoritariamente predominaba el color blanco referente de la pureza que aquel templo destilaba.
Nos detuvimos frente a un portón que fue abierto por la anciana con un leve quejido.
Al otro lado una bella mujer de cabellos lacios y dorados, eso si, con los ojos blancos, vacíos de expresión, era ciega.

Nos adentramos en la sala solos y tras nosotros la puerta fue cerrada, mi mirada voló por aquel rostro, parecía capaz de vernos aun estando seguro de que ciertamente no era así.
Se dirigió a Sun, portadora de la maldición, dijo no querer hacernos daños, aunque aquello que iba a contarnos sin duda alguna podría llevarnos a nuestro fin.
-Déjanos juzgar eso a nosotros, habla bruja ¿como damos con la tal Dreifest? -pregunté ansioso.

Se removió tranquila en su sofá invitándonos a tomar asiento sintiendo seguramente mi inquisidora mirada en sus ojos.
-Dreifest fue hace siglos encerrada y custodiada para que no pudiera traer el caos a este mundo, su poder se remonta a los anales de la historia.
Fue capturada por las cuatro ordenes que en esos tiempos se ocupaban de custodiar los objetos mas peligrosos del mundo.
Objetos que de caer en manos infames serian el fin de lo que hoy conocemos.
Las cuatro ordenes lideradas en esencia por las razas distintas, almas limpias todas ellas, acordaron en un concilio darle caza a esa mujer y tras muchas muertes por el camino lograron encerrarla en un templo, uno bajo la fría capa del invierno, uno que no es pisado durante milenios, uno que encierra magia, dolor y muerte y del que nadie a salido vivo ¿aun queréis que siga hablándoos de Dreifest o quizás preferís pasar vuestros últimos días juntos descubriendo lo que es un sentimiento del que habéis huido durante milenios. No existirá cura sin sacrificio, eso os lo aseguro vampiros.
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Mon Âme Au Diable ~ Privado Empty Re: Mon Âme Au Diable ~ Privado

Mensaje por Tabitha Denveraux Jue Jul 13, 2017 10:02 am

Al parecer habíamos podido hacer que la mujer que nos había pedido que nos marcháramos nos condujera hacia la única allí que podría ayudarnos, sabía que algo escondían por las imágenes extrañas que había visto en mi cabeza cuando cruzamos el portón, imágenes que aun cuando trataba de darles un significado y las intenta hilar me era imposible, como si no fuera capaz de recordarlas con claridad… habían pasado tan rápidas que solo había podido distinguir apenas un par de cosas pero no lo suficiente como para darles total significado. Seguimos en silencio a la mujer bajando unos escalones para adentrarnos en una puerta que conducía a un pasillo donde el blanco era lo que más predominaba, aunque era extraño que en aquel templo donde todas eran vírgenes hubieran estatuas de mujeres desnudas. Pronto llegamos al final del pasillo y la mujer nos miró unos segundos antes de finalmente abrir la puerta y cedernos el paso para que entráramos en su interior.

Una sala parecida a la que habíamos estado antes pero más pequeña, con grandes ventanales, farolas por el lugar para iluminar la estancia y una pequeña chimenea al fondo era lo que daba luz al lugar, en ella una joven pálida, vestida totalmente de blanco y con el pelo suelto nos miró aunque se podía ver que la joven era ciega. Nos invitó a sentarnos, nos dijo que sabía que íbamos y que esperaba nuestra llegada, sin decirle demasiado habló sobre la marca que tenía en el vientre, dijo que notaba su poder y su fuerza y lo que esta se había extendido… sin duda alguna tenía un don diferente a las del resto, y aunque quise mirar en su mente para ver qué era lo que pensaba me era complicado y extraño; muchas voces en su cabeza, como si hablara consigo misma más bien… algo que no lograba entender. Dijo que podía ayudarnos o al menos guiarnos para lo que queríamos, que los Dioses se lo habían hecho saber y que no temiéramos lo que pudiera hacernos, sino más bien lo que pudiera decirnos.

Assur dijo que eso ya lo juzgaríamos nosotros y le instó a que hablara para encontrar a Dreifest, cierto era que no teníamos tiempo como para andar perdiéndolo, porque las arenas del reloj corrían en nuestra contra pero igualmente nos sentamos en aquel sofá esperando a que ella comenzara a hablar, decía que podría ayudarnos o al menos guiarnos en lo que necesitábamos, así que realmente esperé que eso fuera cierto y que nos arrojara alguna pista, alguna luz entre toda aquella oscuridad y que el viaje no hubiera sido una pérdida de tiempo por completo. Comenzó a hablar y mi atención fue directamente a lo que aquella joven decía, nos contó que era una bruja tan antigua como el mismo mundo, que era muy poderosa y que fue capturada por una orden que custodiaba los objetos más peligrosos, que acordaron darle caza y que al final tras muchas pérdidas consiguieron encerrarla en un templo, uno que según ella decía estaba bajo capas de hielo. Uno muy peligroso donde la magia, la muerte y el dolor se unían y reinaban en el lugar, y de donde nadie había logrado salir vivo jamás.

Mi mano fue hacia la del vampiro y enredé mis dedos con los suyos sin dejar de escucharla, centrada en la información que acababa de darnos sobre la bruja. Por lo que parecía no la habían llegado a matar del todo, sino que estaba recluida y custodiada en un templo perdido en algún lugar, custodiado a saber por quién y con qué y que nadie de los que había ido a aquel templo había vuelto del lugar, misterioso, peligroso y que era el único lugar donde encontraríamos la cura para la maldición que tenía. Me mordí el labio pensando en las posibilidades que teníamos, si habían encerrado a esa bruja sería porque era muy peligrosa, a lo que me pregunté por qué no la mataron directamente y así se aseguraron de que jamás volvería a la “vida” de nuevo, jamás nadie se atrevería a ir a liberarla. Mis ojos se posaron en ella de nuevo cuando preguntó si queríamos que continuara o por el contrario preferíamos pasar lo que nos quedaba juntos, como si de alguna forma supiera lo que habíamos pasado… quizás fuera así. También dijo que no habría cura sin sacrificio, y eso fue una parte que no me gustó en absoluto.



-No hemos venido hasta aquí para rendirnos y dar media vuelta, si puedes decirnos todo lo que sepas te lo agradeceremos y como hemos prometido nos iremos sin hacer daño a ninguna de tus compañeras –aunque no nos veía, de alguna forma, era como si pudiera sentir que nos miraba. No quería pasar mis últimos días con el vampiro, quería no tener que preocuparme de que mi tiempo se acababa y poder disfrutar con él sin pensar en nada, sin temer nada- encontré un libro que fue lo que nos trajo aquí, algo sobre una leyenda de una antigua bruja –que suponía ahora era Dreifest- y de un libro que podría ayudarnos a parar la maldición, ¿sabes algo de eso? –Ella solamente sonrió y llevó su mano hacia delante donde tenía una pequeña mesita con una copa, la cogió para llevarla a sus labios y dar un trago.
-Eso es lo que os ha traído hasta aquí –no lo preguntaba, lo afirmaba- cierto es que hay un libro que puede ayudarte pero dicho libro permanece encerrado con la misma bruja. Es un libro muy poderoso como para ser usado a la ligera. Cuando fueron a capturar a Dreifest ella ya había tenido algunas seguidoras a las que les había enseñado ciertos hechizos, ciertos conjuros y maldiciones que perduraron en el tiempo puesto que no pudiera cazarlas, la marca de la maldición que tú llevas es originaria de ella, creada a partir de su propia sangre pero que ha sido aprendida por las olvidadas, por aquellas que enseñaron sus poderes y sus conocimientos. No quedan muchas en el mundo, podría deciros que una de las últimas la tenéis en vuestro poder –su mirada se dirigió entonces al vampiro, como si de alguna forma le estuviera hablando a él- pero no conseguiréis nada de ella, ella no os puede ayudaros, la única que puede parar la maldición es la misma que la creó –mordí mi labio ante aquello, las cosas se ponían más complicadas de lo que había pensado en un principio.
-Pero, ¿y el libro? ¿No nos puede ayudar en nada? –Ella negó lentamente con la cabeza- Entonces… si la matamos, ¿la maldición acabará? –Asintió levemente.
-Si la matáis, o si lográis hacerlo, es posible que la maldición desaparezca al no haber nada que la tenga “activada”, sin embargo no garantizo que sea así. Sé de la existencia de otro libro, diferente al que está encerrado junto con ella, que quizás si una cosa falla podríais utilizar para parar la maldición. Pero no será fácil de encontrar, es uno de los objetos custodiados por las cuatro ordenes, y sus ingredientes para tal hechizo son raros y muy escasos –hizo una pausa- En cuanto al libro que mencionabas; no poseéis la magia necesaria como para poder utilizarlo, la única que puede parar la maldición es la misma que la creó en un principio. Si la maldición tiene efecto es porque, de alguna forma, ella sigue con “vida”. Está enterrada, sí, pero descansa bajo un letargo que la ha sumido en un profundo sueño para que no pueda despertar jamás. El templo donde está encerrada tiene protecciones mágicas fuertes para contrarrestar su poder y que no pueda despertar nunca. Muchos son los que intentaron hacerlo pero no solo hay quienes vigilan y velan porque nunca despierte, hay trampas, hechizos y demás a lo largo de todo el templo para que nadie pueda llegar hasta ella. De despertar podría desatar el caos en el mundo, un caos diferente que sembraría el mundo de hambre, de oscuridad y de muerte… sumiría la humanidad bajo su reinado, se proclamaría la reina y nadie podría detenerla… no habría raza capaz de pararla, todos le serviríamos, abriría las puertas del infierno para que este mundo sirviera como portal a los demonios. Lo maldijo antes de su muerte, fue la última maldición que puso antes de que el hechizo la sumiera bajo el letargo; si la despertáis sumiréis el mundo a su caos y a su devastación –hizo una pausa como si supiera, de alguna forma, que no íbamos a detenernos.
-¿Y dónde podemos encontrar ese templo, dónde está? –Ella volvió a coger la copa y la llevó de nuevo a sus labios, como si de alguna forma sopesara darnos la respuesta, notaba al vampiro ansioso a mí lado y no era para menos. No teníamos tiempo que perder y mucho en lo que pensar, lo que nos había dicho era para tenerlo en cuenta por lo que podríamos desatar y ese “sacrificio” del que había hablado seguía produciéndome un escalofrío. No iba a arriesgar nada, ni a nadie, por salvarme y eso era algo que tenía claro.
-Tú ya lo sabes –su respuesta me dejó desconcertada, ¿cómo que lo sabía?- Aunque no lo recuerdes lo tienes en tú mente, ¿no viste unas imágenes cuando entraste dentro? Pasaron rápidas pero están ahí, en tú cabeza, fue las imágenes que yo misma vi cuando entrasteis y los Dioses me dijeron por qué de vuestra visita –dejó la copa encima de la mesa y extendió su mano hacia mí- toma mí mano Sunshine, te mostraré en la medida de lo que pueda aquello que yo misma vi -¿Cómo es que sabía mi nombre? ¿Los dioses? Miré al vampiro un momento, no había otra opción más que lo que ella nos decía, así que extendí mí mano y ella extendió la otra hacia el vampiro- Si tú también lo ves Assur os será más fácil entre los dos discernir las imágenes. No soltad vuestras manos, es un vínculo cerrado que os permitirá a los dos ver lo que yo vi sin necesidad de tener que leer los pensamientos –sonrió de lado, cerró los ojos y las mismas imágenes se sucedieron en mi cabeza aunque esa vez de forma más lenta, pudiendo ver aunque fuera solamente un par de segundos, todas y cada una de ellas: un arco de hielo sobre un mar de hielo, una cueva de hielo con unos escalones hacia la profundidad, una urna de cristal que encerraba un libro negro, forrado como de piel humana oscurecido y degastado por el tiempo, un círculo de fuego, salpicaduras de sangre que surcaban el aire y que manchaban la blanca nieve, cadenas entorno a un cuerpo suspendido por una cuerda, una espada incrustada en un cuerpo oscuro como si fuera una sombra, manchas de sangre sobre la marca de mi cuerpo, un libro blanco, una muerte, una pérdida, un grito de dolor y unos ojos cerrados que se abrían mostrando el fuego del infierno como si las llamas danzaran en su interior y una risa siniestra y oscura… quité las manos de ambos cuando sentí de nuevo el dolor de la marca quemar mi piel, apenas un par de segundos pero los suficientes para que doliera- Te queda poco tiempo, Sunshine, aquí la marca cobra mucha más fuerza y cuanto más te acerques a ella… más crecerá –me mordí el labio con fuerza- ya no os puedo ayudar más y os he dicho todo lo que sé, ahora en compensación demando mi pago: iba a pedir tu sangre vampiro, pero hay algo que me puede ser demás utilidad –la miré por sus palabras, ni en broma iba a dejar que bebiera de él- en vuestro camino encontraréis un objeto de suma importancia, el libro blanco –ella me “miró” a mí y sonrió de lado- espero que tengáis suerte en vuestra búsqueda, el camino no es fácil pero puede que al final consigáis libraros de la maldición.
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Mensaje por Assur Black** Jue Jul 13, 2017 1:14 pm

La mujer ciega no dudó en advertirnos de los peligros que encontraríamos por el camino, ladeé la sonrisa al escuchar sus palabras, estaba acostumbrado a los sacrificios y mas aun a seguir andando por escarpada que fuera la montaña.
Habíamos ido hasta allí a por respuestas y no nos iríamos con el rabo entre las piernas.

La joven comenzó a hablar, al parecer la historia de esa bruja era fascinante, podría pasar días, siglos sabiendo de ella y sus maravillosos enigmas ,pero la verdad lo único que escuchaba galopar en mi cabeza era el maldito tic tac del reloj.
Ya lidiaría yo con ese ser mitológico que no habían sido capaces de matar cuatro ordenes, estaba claro que estaba viva por un único motivo, no se había cruzado con un Black.

Ladeé la sonrisa con altivez, la mano de Sun se apretó contra la mía impresionada seguramente por las palabras de la oráculo, asustada por todo aquello que contaba.
-Aquí en el norte son muy catastrófistas pequeña ¿que puedes esperar de unos hombres que desde que nacen anhelan la muerte mas que nada?
Exhalé aire haciendo un gesto con la mano para que cortara el rollo y se apresurara, lo que menos quería era que Sun se angustiara mas de lo que estaba.
-Bueno, si, el ragnarok se acerca, si la bruja sale el caos sera impuesto...etc... -reí con malicia -si la bruja sale de su cueva le presentaré a mi padre para que se vayan juntos al infierno de copas -ahora al grano ¿donde esta ese templo del que nadie a salido con vida?

La hechicera alegó que la respuesta la conocía ya Sun, algo que me hizo enarcar una ceja, pero estaba claro que era el “cumbaya” lo que la mujer quería al parecer bailar pues todos nos cogimos las manso como hermanos para ver entre visiones compartidas un paraje extraño, un páramo helado, sangre sobre el vientre de Sun, un libro blanco, cuervos, Una urna de cristal con un negro libro en su interior...sin duda todo muy tétrico.
-¿que esperamos pequeña? -le dije a Sun con animo en mi voz -pongámonos en marcha hacia la casa del terror.

No pensaba desistir en mi empeño de salvar su vida, la quería, y si tenia que luchar contra la misma parca con su hoz, lo haría porque no estaba preparado para luchar contra otra perdida mas.
Hania había decidido alejarse de mi por pura voluntad, no la culpaba seguramente con Hector le iría infinitamente mejor que conmigo, pero Sun, pese a las dificultades estaba aquí, conmigo y no iba a consentir que una maldición me la arrebatara, eso por no decir que la vida de Joe estaba sujeta a la de ella y perder a uno de mis hermanos tampoco entraba en el menú de mi cena.

Me puse en pie, al parecer iba a pedirme como pago beber de mi sangre, algo que sin duda le hubiera otorgado un gran poder, pero el libro blanco de la visión le pareció mejor pago y así sellamos finalmente el trato.
-Te lo traeremos, tienes mi palabra -aseguré estrechando su mano – también cumpliré con la anteriormente dada, ninguno de los aquí presentes sufrirá un rasguño, nos iremos en paz por donde hemos venido.

Mi brazo rodeó la cintura de la inmortal, la notaba realmente frágil en ese momento, sabia que era eso a lo que daba vueltas sin parar.
-Hay muchos tipos de sacrificio Sun, deja de preocuparte, he vivido a lo largo de mi existencia tantos fines del mundo, que para mi se han convertido en una utopía.
Te necesito -susurré contra su boca y aunque hasta hace unos meses para mi era imposible pronunciar esas palabras, ahora lo hago sin miedo, no puedo perderte Sun, así que sacrificaré lo que haga falta para que la maldición no se te llevé ¿lo entiendes?
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Mensaje por Tabitha Denveraux Vie Jul 14, 2017 1:10 pm

Todo lo que aquella joven nos podía decir sobre la maldición y lo que hacer para pararla ya lo había dicho, es más, incluso hasta nos había enseñado imágenes de lo que ella misma había visto, imágenes que yo contemplé cuando entramos al templo pero que habían pasado muchísimos más rápidas que aquella vez y sí que era cierto que había visto algunas antes pero no había sido capaz de distinguir nada. Ahora parecíamos que teníamos un lugar al que acudir, y una misión que cumplir para acabar con todo aquello. Además también estaba el pago que había que hacerle a la joven por darnos información sobre Dreifest, enseñarnos lo que vio y ayudarnos en todo momento. Me habría negado, en rotundo, a que el vampiro le diera de su sangre a la joven pero al parecer quería algo más importante que ella misma había visto y que era en pago por sus palabras, pago que el vampiro aceptó como un trato así como el de también irnos sin hacerles nada a las demás jóvenes que habían en el templo. Al final había resultado buena opción acudir allí para preguntar por el libro, habíamos acabado obteniendo mucho más de lo que pensábamos en un principio, aunque claro está, no iba a probar al menos por ese momento a una oráculo.

Había notado que el vampiro intentaba que la joven no diera demasiada información, quizás notando mi estado, pero cuanto más supiéramos mejor sería para nosotros y así contábamos con más ventaja. Además aunque él le hiciera gestos con sus manos como para que prosiguiera parecía olvidar que era ciega y que no veía nada de lo que hacía. Había sido mucha información de golpe como para asimilarla en unos segundos, había cosas que ella dijo que me tenían preocupada y que de alguna forma le daba vueltas. Además las imágenes vistas y que los tres compartimos en ese momento tampoco me dejaban muy tranquila, aunque nos había dado una pista sobre dónde buscar aquel templo en el que estaba la bruja. Me levanté finalmente del sofá mirando por última vez a la joven dejando que el vampiro rodeara mi cintura, la quemazón que sentí tras ver las imágenes ya había desaparecido y me encontraba bien… pero igualmente la preocupación no era algo que se fuera así como así.

Salimos de aquella sala para volver sobre nuestros pasos por el pasillo llegando hasta la sala grande donde se encontraban las demás jóvenes, en cuanto entramos la que nos había guiado hacia la fuente de nuestra información nos miró y le hice un gesto con la cabeza a modo de “gracias” mientras nos alejábamos de allí tal y como habíamos prometido sin hacer daño alguna, sin derramar más sangre en el lugar. Parecía que el vampiro notaba mi estado de ánimo porque su brazo rodeó mi cintura como si quisiera hacer que mis ojos se centraran en él y dejara de pensar, algo que era algo complicado. Él había parecido animado pero sabía que, en el fondo, lo hacía para tener uno de los dos algo de “ánimo” frente a lo que teníamos por delante. Mis ojos subieron a los suyos cuando supo perfectamente, en parte, qué era aquello que me traía de cabeza y que no dejaba de darle vueltas. Decía que había muchos tipos de sacrificios y que había vivido en su larga y milenaria existencia muchos fines del mundo que ya casi que carecían de importancia. ¿Me importaba realmente el fin del mundo, o lo que pudiéramos desatar? Demonios, no. Quizás sí que debiera hacerlo pero no iba por ahí por lo que estaba preocupada. Mi mano subió por su pecho cuando pronunció esas palabras sobre mis labios, unas que me hizo mirarlo de forma fija embebiéndome de sus palabras como si de alguna forma me dieran algo de aliento, entendía sus palabras, las entendía demasiado bien.


-Y eso es lo que más temo de todo –afirmé para que entendiera por qué realmente estaba así, aunque no era tonto, bien podría saberlo sin necesidad de que se lo dijera- que sacrifiques lo que haga falta para acabar con la maldición -negué levemente con la cabeza sin moverme de cómo estábamos- no puedo dejar que entres en esa ecuación y que de alguna forma te condenes para salvarme a mí… no lo pienso consentir. Te quiero y te necesito conmigo, así que si hay alguna opción de librarnos de esto sin que nadie sacrifique nada créeme que la encontraré –no iba a dejar que nada le pasara y en ese momento odié, sobre todo, que Joe estuviera conectado a la maldición de modo que cualquier cosa que me pasara a mi le pasara a él- No hablemos de eso ahora, por favor –pedí acortando la distancia con sus labios para besarlos de forma necesitada, de forma que pudiera sentirlo y que me hiciera olvidar aquello de los sacrificios y demás cosas, ahora no quería pensar en nada que tuviera que ver con nada. No quería preocuparme por algo que quizás no fuera a pasar, ya habría tiempo, podríamos encontrar el modo sin pasar por los sacrificios. Dejé un mordisco en su labio inferior y miré alrededor estando en aquel valle, a unos pasos de la puerta del templo- bueno, al final tú idea de venir aquí nos ha salido bastante bien –mis dedos apartaron unos mechones de su rostro y mi nariz acarició la suya- aunque me he quedado con las ganas de probar su sangre, quizás en otra ocasión -lo miré entonces con una sonrisa divertida- ya sé que habíamos dicho de beber de ellas pero… podríamos de vuelta al hotel cazar alguna humana, beber de ella –mis labios recorrieron su cuello sobre la vena que tenía el vampiro por donde fluía su sangre- y luego podríamos volver al hotel ya saciados y alimentados –mi lengua recorrió su yugular dejando un mordisco sutil al final para subir por su mandíbula, rozar sus labios con los míos e ir hacia su oreja siguiendo la línea de su mandíbula donde dejé un mordisco en el lóbulo- te tengo tantas ganas, Assur –murmuré pasando a recorrer el contorno de su oreja con mis labios para luego mirarle con una sonrisa algo ladina- ¿Vamos? Poco más podemos hacer aquí en el templo, tengo hambre, ¿tú no tienes hambre? –Mordí su labio inferior antes de con una sonrisa tomar su mano y tirar de él olvidándome de lo que pudiera depararnos el futuro, ya llegaría el momento para ello, por esa noche solo quería disfrutar a su lado como el bálsamo que necesitaba en esos momentos.
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Mensaje por Assur Black** Sáb Jul 15, 2017 4:07 pm

Rehicimos nuestros pasos cumpliendo la palabra dada, yo siempre que cerraba un trato lo llevaba hasta su ultima instancia siempre que no fuera traicionado en la ejecución del mismo.
La ciega nos había dado la información necesaria, ahora nosotros teníamos que salir del templo sin dañar a ninguna de sus compañeras oráculo y volver con el libro blanco entre nuestras manos.

Sun parecía preocupada, por mas caricias, besos y palabras que susurré con tibieza en su oído, su nerviosismo, su miedo, no menguó un ápice, aunque su sonrisa pretendía disimular lo que yo tras una eternidad jugando al gato y al ratón con ella conocía de sobra.
-Olvidemos por esta noche los sacrificios -musité contra su boca, atrayendola de la cintura para enredarme en su piel, besar sus labios color fuego y deleitarme lentamente en ellos.

Sun mordió mi labio inferior, como yo, hoy no necesitaba hablar de sacrificios, realmente solo queríamos disfrutar como una pareja de vampiros de un país desconocido..así que, nuestros ojos se pasearon pro aquel verde valle encarcelado por dos escarpadas montañas, el templo detrás y un frondoso bosque obsequian dolo de detalles.

Una lastima no haber podido probar la sangre de las oráculos, pero su plan se me antojaba envidiable, estaba hambriento, de sangre y de la mujer que tenia en frente, así que...porque no divertirnos, cazar alguna presa juntos y volver al hotel para dejarnos embriagar por nuestros cuerpos serpenteando en el lecho.
-Cacemos a una bella doncella norteña que nos sirva de sustento, juguemos con nuestra presa hasta que exhale su ultimo aliento ,recordemos porque estamos en la cima de la cadena alimenticia y por ultimo, follaremos como si esta fuera la ultima noche en la tierra -aseguré con mis ojos fuego clavándose cual estacas en los ajenos -porque en este instante estamos aquí Sun y ¿sabes? Me alegro de haber dejado de huir de ti para empezar a correr hacia ti.

Abandonamos aquel paraje cogidos de la mano, de nuevo nuestras bocas se perdían en una danza de lenguas que marcaban el inicio de una noche en la que íbamos a dejar a un lado la maldición, a mi padre, Hania....y nos íbamos a centrar en nosotros, en ser dos demonios de la noche hambrientos de vitae.

Nos adentramos en una taberna bastante menos concurrida que la anterior, mas sombría y donde la peste a sudor y alcohol tiraban atrás a cualquier hombre de mi categoría.
En una mesa al final del todo, entre la penumbra y cerca de una chimenea un hombre corpulento con un hacha a dos manso que reposaba en el filo de la pata de la mesa, otro encapuchado que por lo que podía ver a simple vista llevaba un arco corto compuesto y un carcaj colgando del respaldo de su silla y por ultimo una dama con un chaleco plagado de aceros.

En la barra varios hombres ya ebrios hablando sobre hazañas de guerras pasadas a una pelirroja de ojos verdes que al otro lado de la barra fingía interesarle sus histerias mientras les servia mas jarras.
En otra mesa un hombre borracho dormido, con una botella casi acabada sobre la pequeña mesa estropeada.

Dos mujeres jugaban a beber y tirar una moneda para encalarla en los vasos de chupito, ambas ya bastante perjudicadas, todo apuntaba a que eran lesbianas por como se metían mano sin ningún tipo de reparo.
Atraje a Sun de la cintura colisionando con sus labios, ladeé la sonrisa con cierta picardia.
-¿y bien princesa? La cena esta servida ¿por que suculento plato desea comenzar la dama mas bella sobre la faz de la tierra?
Me eche a reír por lo adulador que había sonado eso, pero realmente le tenia muchas ganas y ..todos sabemos que si quieres acabar en caliente hay que tenerlas contentas.
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Mensaje por Tabitha Denveraux Lun Jul 17, 2017 2:14 am

Habíamos hecho un trato con la joven así que tal y como habíamos prometido al salir ninguna de las demás oráculos fue dañada, salimos de allí sin derramar más sangre cogidos de la mano tal y como había visto en una de las visiones que habían tenido, sin más sangre que la de aquellos guerreros que querían defenderlas y que habían acabado muertos protegiéndolas. Atrás dejábamos el bello paraje que se extendía ante nuestros ojos, el valle donde estaba situado aquel templo rodeado por un bosque y montañas que de alguna forma las dejan allí encerradas en la localización donde se encontraban. La idea de Assur de ir allí había dado sus frutos y aunque no habíamos podido beber de ellas, y yo me quedara con las ganas de probar la sangre de una oráculo, había que decir que teníamos más de lo que quizás ninguno de los dos pudo pensar en un principio, y es que pensar en las palabras de la joven invidente o incluso rememorar las imágenes… no presagiaban nada bueno. El vampiro lo notaba, notaba como estaba porque no paraba de intentar animarme y distraerme besándome, hablándome al oído para que dejara de pensar y yo simplemente le regalaba una sonrisa algo forzada que pretendía hacer creer que estaba bien cuando no lo estaba.

Pero él me conocía tan bien como yo lo conocía a él, no por nada llevábamos siglos persiguiéndonos y en todo ese tiempo sabíamos perfectamente descifrar lo que una mirada o incluso los silencios querían decir, y aunque no me preguntara exactamente qué era lo que me pasaba lo sabía de sobra. Sus palabras me hicieron confirmarlo cuando dijo nada de sacrificios por esa noche, era lo que más rondaba mi cabeza y a lo que más había temido de las palabras de ella. Mordí su labio dejando atrás aquello para centrarme en él, en esa noche que teníamos por delante de libertad y en la que podíamos disfrutar el uno del otro como si fuera una noche antes de una batalla, como si supiéramos que nos deparaba el mañana y solo tuviéramos el presente. Le dije el plan que tenía en mente, la verdad es que no era muy distinto del que íbamos a tener inicialmente solo había que cambiar alimentarnos de oráculos para hacerlo de alguna humana, y decía humana porque seguramente el vampiro se negara de cazar a un humano y a mí me daba igual siempre y cuando me alimentara.

Su sonrisa ladeada en cuanto escuchó mis palabras me hizo saber, sin que me dijera nada, de que le apetecía la idea. Estaba hambrienta y nada mejor que cazar para saciar la sed y despejar la mente, centrarme en la presa, en esperar al momento perfecto para cazarla y después saborear el momento en el que los colmillos atravesaban la sangre, ellos gemían sorprendidos y por el dolor del mordisco y degustar la sangre de sus cuerpos. Luego podríamos cazarnos el uno al otro en el hotel y disfrutar del vampiro ya saciados y alimentados, solamente quedando por saciar las ganas que él me provocaban. Miré de forma fija al vampiro escuchando el plan de sus labios y sonriendo de lado porque ni siquiera pensó en apuntarse o no, se había lanzado de cabeza ante mi propuesta.



-La última noche en la tierra, ¿eh? –Pregunté con mis labios sobre los suyos, sintiendo su mirada como si de alguna forma llegara a lo más hondo- no veo entonces mejor forma de pasarla –mordí su labio inferior notando ya las ganas que le tenía en esos momentos con mi cuerpo pegado al suyo, para terminar sonriendo por sus palabras- espero que nunca más vuelvas a huir de mí –fue lo único que dije antes de juntar nuestras manos y alejarnos de aquel lugar para volver de nuevo a la ciudad con un plan en mente, encontrar una presa y cazarla, luego volver al hotel y terminar la noche. Dejé que fuera él de nuevo quien guiara nuestros pasos hasta que nos paramos delante de una taberna, enarqué una ceja porque era bastante peor que la anterior y se me hacía extraño que él, conforme era, entrara en un lugar como aquel. Pronto entramos y comenzamos a observar las posibles presas que había en el lugar, dos hombres junto a una mujer al fondo que parecían ser los tres guerreros, un hombre borracho con una botella vacía durmiendo sobre una mesa, dos mujeres algo bebidas que se tocaban de forma descarada bebiendo y riendo, dos hombres en la barra junto a la camarera quien les servía más jarra mientras escuchaba sus historias y sus batallas. El vampiro me tomó de la cintura pegándome a él haciendo que mis ojos fueran a los suyos y nuestros labios volvieran a encontrarse en otro beso, con una sonrisa pícara en sus labios que bien sabía lo que significaba, la había visto muchas veces que habíamos salido a cazar hacía tantos siglos. Reí sin poder evitarlo por sus palabras sonando tan adulador, tanto, que era extraño escuchar algo así de sus labios- No sigas por ahí… de verdad que no te pega nada… -comenté entre risas negando con la cabeza divertida pero dejándole igualmente, mi mano se puso en su nuca y me acerqué a sus labios- ¿me dejas a mí elegir presa, demonio? –Murmuré sobre sus labios recorriendo su pecho con mi otra mano, con una sonrisa en mis labios, dejé un nuevo mordisco en su labio inferior paseando mi mirada por el lugar- ¿conociendo tus gustos?, muy bien. Que empiece la caza –dije antes de separarme del vampiro, echar un último vistazo al lugar y dirigirme hacia la barra sentándome en la otra punta donde estaban aquellos hombres, pronto la pelirroja se fijó en que estaba sentada en la barra y no tardó en venir a preguntar qué era lo que quería, le pedí dos jarras con una sonrisa mientras el vampiro observaba y le hice una seña para que se acercara- O pon tres, mejor, supongo que no te vendrá nada mal que te libre de esos dos ¿no es cierto? –Hice un gesto leve con la cabeza hacia los hombres y ella se rió entre dientes para poner tres jarras al mismo tiempo que Assur se sentaba a mi lado, cuando la joven volvió a acercarse de nuevo se podía notar lo bien que olía, la forma en la que su sangre corría un poco más rápida de lo normal mientras estaba con nosotros. Sus ojos nos repasaban a uno y a otro por igual mientras entrar en su mente era bastante fácil y sabía qué era lo que estaba pensando, por una parte estaba agradecida de que le libraran de esos dos hombres, por otra se preguntaba qué haríamos alguien como nosotros en aquel lugar.

Sonreí de lado cuando comencé a hablar con ella viendo que se fijaba más de la cuenta en el vampiro, podía entender esa sensación que provocaba, así que desvié su atención diciéndole que éramos una pareja recién casada que acababa de llegar a la ciudad, tuve que hacer un esfuerzo para no reírme ante la mención de estar casados y ella se mordió el labio fijando su atención en mi como si hubiera estado mal fijarse tanto en el vampiro tras saber que estábamos casados. Nos felicitó por ello y le resté importancia preguntándole qué cosas podríamos visitar de la ciudad mientras mi mano se deslizaba por la pierna del vampiro, que lo tenía pegado a mi lado en el taburete, marcando un camino hasta su miembro en un movimiento que no hice por ocultar a la camarera quien se imaginaba qué le estaba haciendo al vampiro tras la barra, algo que la hizo morderse el labio. Como si él leyera mis intenciones sus labios se pasearon por mi cuello y su mano rodeaba mi cintura mientras la joven intentaba mantener la calma y su imaginación volaba, el resto iba demasiado borracho como para fijarse en nosotros.



-La verdad es que a nosotros nos gusta más las… emociones fuertes –mi mirada se centró en ella pronunciando las palabras en el tono justo y adecuado mientras que, lo que ella creía que estábamos pensando pasaba por su mente haciendo que me mordiera el labio, algo que le hizo soltar un leve jadeo que no nos pasó desapercibido a ninguno de los dos. ¿La verdad? Es que fue la única que se había dado cuenta al entrar que estábamos ahí dentro, la que se fijó en nosotros y de la que pude captar pensamientos lascivos hacia ambos… de ahí mi elección de la noche y del lugar, porque sabía que si la presionaba en cierto sentido… no iba a decirnos que no, claro que no íbamos a hacer nada con ella pero su entrega me parecía deliciosa- ¿te gustan las emociones fuertes? –Pregunté en un tono más bajo, algo más sensual sintiendo la sonrisa del vampiro en mi cuello que bien sabía lo que estaba haciendo aunque no hacía falta seducirla, solo debía de empujarla un poco para que cediera. Alegó que estaba trabajando y que no podía, mi mirada se paseó por el lugar como si quisiera darle a entender que nadie iba a notarlo pero aunque quería, porque en su mente se imaginaba cosas lascivas y pervertidas sobre los tres, su pequeña parte con aquel trabajo no se lo permitía. Chasqueé la lengua casi decepcionada por ello apartando mi mano del vampiro y haciendo que él apartara su rostro de mi cuello- una lástima… yo que pensaba divertirme con una pelirroja esta noche –hice alusión a ella mirando al vampiro, lamí su labio inferior tirando luego del mismo y me separé levantándome para terminar la jarra y mirarla pagando lo que debíamos- ha sido… un placer, podría haber sido más pero… -dejé la frase a medias y tiré del vampiro para que me siguiera saliendo a la calle dejando atrás el bar, lo miré con una sonrisa ladina- le doy cinco segundos –me reí contra sus labios- si te digo en lo que pensaba cuando nos veía… la pobre no sabe que nada de lo que se ha imaginado va a pasar-me mordí el labio y justo cuando comenzamos a andar fue que la voz de la joven nos llamó, al girarnos vimos que nos hacía un gesto con la mano para que la siguiéramos hacia la parte de atrás de la taberna- ¿qué te he dicho? Vamos demonio, yo ya he elegido la presa ahora solo falta degustarla –claro que, para su desgracia, nada iba a ser como ella había pensado, pero su entrega me había parecido tan dulce que no pude evitar escogerla a ella.
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Mensaje por Assur Black** Lun Jul 17, 2017 7:30 am

Sun ladeó su sonrisa, su mano se deslizaba por mi rostro con esa mirada lasciva que tanto me ponía, casi antes de que tomara asiento en la barra alegando cocer bien mis gustos ya sabia quien seria la presa que esa noche degustaríamos.
Me acerque a la inmortal relamiendome los labios sin poder borrar la picara sonrisa pintada en mis labios.

La camarera llegó rauda, sus ojos nos repasaban de arriba a bajo, realmente su mente gritaba tan alto que era complicado no escuchar sus pensamientos.
Claro que la inmortal sabia bien como manejar a la presa y yo quedé en un segundo plano disfrutando de esa cacería, ese duelo que Sun se traía con la pobre humana que caía como una mosca en la telaraña de la araña.

Pegué un respingo cuando dijo que estábamos casados, su mano se paseo por mi pierna rumbo a mi miembro que se alzaba ante el contacto.
-Uffff -resople abriendo mas las piernas para dejar que siguiera tocándome.
La humana ya no sabia que hacer, su corazón bombeaba veloz, su boca se entreabría y mordía sus labios imaginando un trió en toda regla.

La repasé con mi mirada, turbia de deseo, mi mano tiro de la silla de mi reciente “esposa” pegando nuestros cuerpos, jadeé cuando su boca se encontró furtiva con la mía, aquella imagen era mas que suficiente para notar como la posadera apretaba las piernas presa del deseo que sentía en ese momento.

Sun le ofreció ir con nosotros a un lugar mas intimo, pero no por falta de ganas si no por trabajo la pelirroja dudaba.
La inmortal asedió a su presa, como si pescara acortaba sedal y daba de nuevo para que picara por completo.
La mujer no dudó en seguirnos presa de la imaginación lasciva que Sun con sus palabras había metido en su cabeza.

El callejón de detrás de la taberna serviría, oscuro, apenas iluminado por una maltrecha farola y la mortecina luz de la luna.
Nos adentramos allí los tres, mis labios se entreabrieron tirando de la mano de Sun para colisionar con su boca. Mis dedos surcaban su muslo clavandose en su piel, alzando su vestido que se deslizaba por su muslo dejando la pierna al aire cara a la pelirroja.
Alcé mas la falda perdiendo mis manos en sus nalgas. Su culo al descubierto y la joven pelirroja mirándolo.
-Ven -le pedí quitando una de mis manos del culo de mi preciosa “mujer” para ofrecérsela a la pelirroja.

Tomé la mano de la joven norteña, la atraje para dejarla entre nuestros cuerpos, mi boca se deslizo por su mandíbula, jadeé casi rozando su boca mientras mi hombría alzada golpeaba su vientre excitándola.
Sun tiró de su pelo cuando la joven buscó mi boca, ella gruñó y yo sonreí con malicia centrando mis azules en ldo pardos de Sun.
-Me estoy poniendo muchísimo -confesé sintiendo como la joven movía sus caderas contra mi entrepierna presa de la necesidad de que se la metiera.

La boca de la inmortal se deslizo por su cuello ella apoyaba su cabeza en el hombro de la morena buscando ahora la boca de mi inmortal.
Gruñí tirando de las caderas de la joven que chocaron con mi martillo como un yunque, mi mirada roja seguía fija en ellas.
Por un momento mi imaginación voló a un trió distinto...


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Mensaje por Tabitha Denveraux Mar Jul 18, 2017 4:39 am

Lo cierto es que había sido muy fácil elegir una presa con la que jugar esa noche, conociendo los gustos del vampiro no me resultó difícil elegir a la camarera que, tras la barra, estaba bastante aburrida de tener que escuchar historias pasadas de esos dos hombres que borrachos contaban sus batallitas pasadas. Además había sido muy fácil captar los pensamientos que tuvo sobre los dos cuando entramos al local y, de todos, era la única que seguro no llevaría demasiado alcohol en la sangre. Me gustaba buscar presas que no estuvieran excesivamente borrachas, me gustaba notar el sabor de la sangre limpio sin contaminar por ninguna sustancia o droga, así que todos los requisitos la apuntaban a ella y tras dedicarle una mirada al vampiro me acerqué dispuesta a jugar con la humana y convencerla, sin necesidad de hacer mucho, para que jugara con nosotros. La verdad es que lo tuve fácil, no me hizo falta utilizar mi poder de seducción con ella en ningún momento, desde el principio cuando ambos estuvimos en la barra se fijó más de la cuenta en los dos, denotando su gusto por ambos, y la primera ficha del dominó que hizo que todo el efecto fuera cayendo pieza a pieza fue la jugada que hice de mi mano recorriendo la pierna del vampiro para perderla en su entrepierna.

Ese fue el detonante de todo, donde ella ya empezaba a caer si es que no lo había hecho ya en la red que había tejido a su alrededor. Leer su mente, o sentir su respiración entrecortada y los latidos de su corazón que bombeaba con fuerza fueron las pistas necesarias para que al final terminara por caer en mi trampa, una donde ella pensaba que iba a montarse un trío con los dos cuando no sabía que iba a ser la presa de esa noche. El toque final fue decirle que había sido un placer pero que podría haber sido más, y todo el juego mental que había hecho con ella solamente con unas pocas palabras claves dichas en el tono adecuado, vernos al vampiro y a mí cómo nos tocábamos –aunque eso realmente no lo vio- y como nos besábamos frente a ella fue lo que la terminó por convencer y antes de que los dos abandonáramos el local ya sabía de primera mano que iba a salir para buscarnos. Porque, ¿cuántas oportunidades como aquella se le presentarían a diario? Poner un poco de emoción y placer en su cotidiana vida, salir de esa taberna donde nadie notaría su ausencia y donde ella creería que iba a tener una experiencia sexual con ambos… nada más lejos de la realidad.

La seguimos hasta aquel callejón casi en penumbras iluminado únicamente por una farola y por la luz de la luna que brillante nos regalaba sus haces de plata para aquella ocasión, el vampiro no dudó en tomar la iniciativa en ese momento y cogió mi mano para tirar de mí y pegarme a su cuerpo, sus labios enseguida me buscaron en un beso bastante pasional y algo salvaje mientras notaba sus manos ascendiendo por mi muslo, elevé la pierna para enredarla en su cadera y que tuviera un mejor acceso a mí piel mientras la humana lo presenciaba todo mordiéndose el labio. Mi mano en la nuca del vampiro y la suya subiendo mi vestido marcando un camino con sus dedos abrasador sobre mi piel, incinerante, llegando hasta mis nalgas donde dejó sus manos en el lugar con la vista de ella puesta en cada movimiento de mano que el vampiro daba y seguía su recorrido con sus ojos. Su mirada se fijó en ella que nos contemplaba sin saber muy bien si meterse o disfrutar del espectáculo y finalmente le tendió su mano, con un “ven” que ella hubiera seguido hasta el mismo infierno si se lo hubiera pedido.

Su voz ronca pidiéndole que se acercara hizo que mordiera el lóbulo de su oreja marcando mis caderas contra las suyas notando la excitación del vampiro antes de que la humana tomara su mano que la llevaba al camino de la perdición y sonreí cuando la puso en medio de ambos, su piel caliente y ardiendo por cómo estaba ella en esos momentos, deseosa, necesitada y muy excitada. Su olor era notorio y eso me hizo sonreír mirando al vampiro mientras el olor de su sangre era como un reclamo, pero todavía no, primero debíamos de jugar con ella. Aquello me recordó a las antiguas cacerías que hacíamos el vampiro y yo, siempre lascivas acabando por tener relaciones con las jóvenes pero esa noche no iba a ser así la cosa. Mis manos subieron por la cintura de la joven dejándose hacer por ambos quienes sin siquiera decirle nada, con nuestro toque y nuestras acciones la llevábamos por el camino del placer y de la perdición más absoluta.

El vampiro recorrió la mandíbula de ella y mis manos subían ya por sus costados para que no diera a lugar a pensar en cosas extrañas y se centrara en lo que le hacíamos desviando así su verdadera atención. Un jadeo del vampiro contra la piel de la humana y sus caderas moviéndose contra ella rozando seguramente su miembro para que notara cómo estaba él, vi las intenciones de querer acercar la boca a la de mi demonio y cogí su pelo para tirarlo hacia atrás ejerciendo una dominación sobre ella que la hizo jadear, gruñí por su atrevimiento y noté la sonrisa y los ojos del vampiro puestos en mí denotando que sabía que no me había gustado su decisión. Ella movía sus caderas contra el vampiro y no me hacía falta leer su mente para saber que quería que la tomara, que se hundiera en su interior… pobre insensata, lo único que hundiría sería los colmillos en su carne, nada más. Sonreí ante la confesión del vampiro dejando que la humana apoyara su cabeza en mi hombro y mis labios recorrieran su cuello notando su sangre fluir con rapidez, llamándome su sangre a gritos. Ella fue a buscar mis labios pero un tirón de sus caderas por parte del vampiro desvió su atención al notar más su miembro presionando el centro de su cuerpo, caliente y seguramente húmedo a esas alturas.

Lo miré viendo sus ojos rojos y sonreí tal y como él había hecho, ambos marcábamos unas reglas sin necesidad de decir palabra alguna: nada de besarnos, nada de tocarnos más allá… solamente beber. La humana jadeó rogando, un “por favor” salió de sus labios mientras una de sus manos se deslizaba por el pecho del vampiro hacia abajo y su otra mano se enredaba en mi pelo sin dejar de mover sus caderas contra las del vampiro, encendida, necesitada de más. Lamí su cuello ascendiendo hasta dejar mis labios en su oído y silenciarla mientras ella gemía denotando lo que necesitaba que la tocáramos, o que él se hundiera en su interior para saciar y calmar la necesidad abrumadora que sentía en todo su cuerpo. Mis manos descendieron desde sus hombros pasando por sus pechos sin detenerme bajando y bajando por su cuerpo hasta llegar a su falda y comenzar a levantarla centrando mi mirada en el vampiro.


-Ssssh, tranquila, lo mejor empieza ahora dulzura –susurré sensual en su oído mientras mi mirada no se apartaba de la de Assur, llevando las riendas en esos momentos de la caza, si él quería mandar que buscara a la próxima víctima y lo hiciera. “Muerde su ingle” Le pedí proyectando mi voz en su cabeza para que la humana no supiera lo que le decía. “Agáchate, pon su pierna en tú hombro y bebe de su ingle” Volví a repetir sonriendo de lado esperando a que lo hiciera “vamos a jugar con ella un poco más” aclaré sonriéndole de forma ladina. Tenía la falda completamente remangada dejando al descubierto su ropa interior y para cuando el vampiro clavó sus colmillos en su carne yo, a ella, le hice creer que la tomaba directamente con su boca dándole placer. Gimió, movió sus caderas con mis ojos puestos en los de ella sujetándola mientras el placer del mordisco se extendía por su cuerpo y ella pensaba que en vez de beber de su sangre le ofrecía placer. Se aferró con fuerza a mi brazo, cerró los ojos y gimió con cada tirón que él daba moviendo sus caderas contra él, totalmente encendida en esos momentos mientras ahora mis ojos estaban fijos en los del vampiro mirando cómo se alimentaba, me mordí el labio con fuerza, siempre me había excitado ver cómo bebía de nuestras presas para luego cuando nos fundiéramos dejar que me mordiera y me marcara, me gustaba demasiado. Para cuando él dejó de jugar con ella y se alzó acabé la ilusión y la giré haciendo que ahora su espalda quedara contra su pecho, acerqué mi rostro al de Assur para lamer sus labios con la sangre de ella, jadear por ello atrayéndolo de la nuca y esta rodeó su cuello cogiéndose a él, casi rozando el orgasmo, y su mano paseándose por mis pechos que aparté para llevar sus dedos a mis labios y lamerlos como excusa por apartarlos sin que pensara que no quería que me tocara cuando habíamos ido allí por eso, y ahora era cuando me tocaba a mí disfrutar- muévete contra ella, deja sienta lo que luego va a disfrutar en su interior –apoyó la cabeza contra su hombro y gimió cuando este movió su cadera como había pedido, su sangre volvía a fluir de nuevo de forma rápida, su corazón bombeaba con rapidez y el calor que antes había experimentado volvía a su cuerpo, rozando casi el orgasmo.
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Mensaje por Assur Black** Mar Jul 18, 2017 11:36 am

La joven parecía extasiada entre los dos, aquel instante lo estábamos disfrutando, se asemejaba a las cacerías de antaño, cuando los dos nos encontrábamos después de rehuirnos durante siglos.
De mi mano descubrió grandes placeres, hicimos tríos, bacanales y sin duda, si algo tenia todo ello de especial es que siempre nuestras rojas miradas estaban ancladas a la del otro.

En aquella ocasión un pacto no estipulado, pero claro estaba vigente, podíamos alimentarnos, excitarnos, pero no abrían besos, ni follaríamos con la joven, solo entre nosotros.
La pelirroja movía sus caderas ansiosa danzando contra mi miembro, petición velada para que la penetrara en ese momento.
Buscaba por igual la boca de la inmortal, estaba tan excitada en ese momento que su sangre corría por sus venas con una violencia inusitada.

Sun cobraba el control de aquella situación ,era la pantera que devoraba la pieza poco a poco mientras yo, el león, rey de la jungla, permanecía al acecho.
Sun me pidió en silencio que bebiera de la doncella, alzaba su falda dejando unos muslos perfectos la descubierto.
Mis ojos bajaron por sus piernas, mi entrepierna estaba muy dura en ese momento y deseando ser liberada para adentrarse en las profundidades de la inmortal.
Caldeando su escoté con mi aliento, me dejé caer de rodillas frente a la mujer, la vi jadear llena de placer por sentir mis labios recorrer su muslo, mi lengua dibujo su piel antes de como un bálsamo hundir mis colmillos en su entrepierna.

Nuestros ojos se buscaron, la humana jadeaba excitada, me buscaba trazando círculos para buscar mas, al borde del orgasmo, pero yo solo tenia ojos para la rojiza mirada de la inmortal, que restregaba su sexo contra las nalgas de ella excitándose sin poder dejar de mirarme.
Bebía de su sangre dando bruscos tirones, saciado en parte me alcé, la sangre chorreaba por mis labios y Sun bebió de ellos, lamiéndolos hambrienta.

Giramos a la doncella, ahora cara a ella, los dedos de la joven acortaron la distancia hasta su sexo, se metía los dedos pidiéndole a mi “esposa” que la masturbara ella y a mi que la penetrara por detrás.
Yo restregaba mi hombría por sus nalgas, aun con la tela del pantalón oprimiendo mi acero completamente envainado pero rugiendo por ser liberado, listo para morder en cualquier momento.

Sun mordió la zona alta del pecho de la inmortal, ahora era ella la que daba tirones incapaz de dejar de mirar mi turbia mirada.
Mi mano acompañó a la ajena para que siguiera masturbándose, iba cediendo débil por la ausencia de sangre entre nuestros cuerpos, pero yo sacudía sus dedos para que se corriera mientras Sun seguía dando tirones de esa sangre completamente excitada por la situación.

El cuerpo de la norteña cedió, preso entre el de los dos depredadores quedó como una muñeca de rapo sin gota alguna de sangre que bombear un corazón inerte, la hice a un lado, su cuerpo cayo a plomo en el suelo y nuestras bocas con sabor férreo chocaron hambrientas.
Gruñí contra los labios de la inmortal, mis manso sobrevolaban la falda de esta alzándola rudamente.
-Estoy a mil Sun -susurré con la voz ronca contra su boca -ya no recordaba lo excitante que era cazar a tu lado.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Miér Jul 19, 2017 9:53 am

Si algo nos caracterizábamos el vampiro y yo es que en cierta manera y en cierta forma éramos totalmente iguales, nos entendíamos y nos complementábamos el uno al otro, teníamos los mismos gustos y por eso cazar con él siempre había sido tan excitante. Jamás encontró un problema que me gustaran las mujeres, es más, creía que eso le daba mucha más libertad cuando íbamos de caza por las noches, por eso siempre acababan teniendo ese toque de lujuria, de pasión, de sexo voraz y hambriento… pero al final siempre quedábamos nosotros, no importaba lo que pasara en la cacería, siempre acabábamos los dos en un arrebato de lujuria y lascivia. Y la cacería de esa noche estaba haciéndome recordar algunas que habíamos tenido en el pasado, aunque en las otras había valido todo, alcohol, drogas, sexo… en esta sin embargo solo íbamos a beber de la humana y como colofón los dos, solos, el uno contra el otro firmando el final de una noche como no habíamos tenido en tiempo.

Ver cazar a Assur siempre había sido un placer, cierto era que me enseñó un mundo que quizás no todos hubieran valido para él, que habíamos hecho muchas cosas en aquel momento y que los dos lo habíamos disfrutado, y también era cierto que me gustaba y me ponía mucho ver cómo se alimentaba de sus presas, ver cómo succionaba la sangre y bebía otorgándoles ese placer que todo humano sentía cuando le mordían, uno que la joven iba a experimentar de primera mano aunque no supiera lo que estuviera pasando realmente, porque bastó para decirle lo que quería hacer con ella, lo que él tenía que hacer, para que no perdiera el tiempo y se agachara para morder su entrepierna y yo le hacía creer que la tomaba con la boca, ella movía sus caderas entre gemidos de placer, cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en mi hombro perdida entre lo que ella creía que estaba pasando, rebosante de placer a punto de alcanzar un orgasmo que hacía que su corazón se acelerara mucho más mientras mis ojos no apartaban la vista del vampiro, viendo como bebía y excitándome mientras me movía contra la joven.

Cuando terminó y se alzó mis labios buscaron los suyos dejando esa vez a la humana de cara a mí para que no viera la sangre, sangre que me encargué de limpiar y lamer de la boca del vampiro mientras ella incapaz de contener el estado en el que estaba sumida llevó sus dedos a su sexo para masturbarse, es más, me pidió con descaro que fuera yo quien lo hiciera haciendo que riera entre dientes y que el vampiro la tomara desde atrás. Gruñí por ello cuando lo dijo, el vampiro no iba a hacer mucho más de lo que había hecho con ella, porque de lo contrario no moriría de forma dulce como planeaba. Bastó mirarnos a los ojos rojos que cada uno llevaba para sonreír y saber lo que teníamos que hacer, descubrí su pecho abriendo la blusa que llevaba o más bien rompiéndola dejando su pecho libre, uno que mordí por bebiendo directamente del lugar mientras ella no dejaba de masturbarse ahora incentivada y ayudada por el vampiro ya que esta iba cediendo poco a poco ante la falta de sangre mientras yo bebía de ella y no apartaba mi mirada de la del vampiro.

Se notaba que poco a poco se iba quedando sin fuerzas, sin energía y sin sangre porque el ritmo de su mano iba menguando cada vez más mientras daba ávidos tirones de su sangre notando que en parte también iba rozando su cuerpo el orgasmo. Assur tuvo que ayudarla sacudiendo sus dedos para que ella siguiera y pudiera llegar a un orgasmo, uno que cuando estuvo próximo llevé mi mano al cuello del vampiro y le obligué a que bebiera de nuevo de ella y experimentáramos a la vez su orgasmo, uno que le llegó y que le hizo temblar su cuerpo para luego notar como su vida se apagaba ya vacía de sangre en su cuerpo y así nos separamos, aparté mis colmillos de su cuerpo y entreabrí los labios totalmente excitada por aquello, hacía demasiado tiempo que no cazaba así y el recordarlo aunque de forma diferente me había gustado. El cuerpo cayó laxo sobre ambos y Assur lo apartó a un lado haciendo que cayera con aplomo al suelo y no pasó ni dos segundos cuando ya nos estábamos besando.

Nos besamos de forma algo ruda, pasional y salvaje por la excitación que llevábamos encima y que recorría nuestros cuerpos por lo que habíamos hecho, un gruñido escapó de sus labios contra los míos y un gemido fue lo que obtuvo de respuesta por mí parte notando sus manos que alzaban mi falda con sus dedos dejando un camino abrasador por mi piel y yo comenzaba a desabrochar su pantalón notando su miembro contra mi cuerpo pidiendo por ser liberado. Mordí su labio inferior incapaz de controlarme por como estaba en esos momentos bajando su pantalón finalmente y liberando su miembro que acaricié antes de separar nuestras bocas acallando el gemido gutural que salió de sus labios cuando mis manos lo abarcaron por completo y mis caderas se movían contra su cuerpo, totalmente encendida. Sabía cómo estaba, lo notaba contra mi cuerpo y en mis manos pero igualmente una sonrisa asomó en mis labios por saberlo, sus manos no tardaron es abrirse camino hacia mi ropa interior para romperla de un simple tirón y acariciar mi sexo que ya estaba húmedo y necesitado de más.


-Tan sólo aprendí del mejor –respondí contra sus labios, di un pequeño salto y él me cogió dejando sus manos en mis nalgas, mis piernas rodearon su cintura y mi boca no se apartaba de la suya mientras mis caderas se movían restregando ambos sexos, mis manos cogieron su rostro sabiendo que el hotel quedaba algo lejos para como estábamos los dos y yo lo necesitaba en esos momentos- Assur –gemí contra sus labios incapaz de contenerme, me había puesto muchísimo haber cazado de esa forma y no podía pensar en otra cosa en que el vampiro me saciara y aplacara la necesidad que sentía por su cuerpo- te necesito –dije antes de mover mis caderas y de notar como su miembro me penetraba de una notándolo por completo en mi interior, gemí echando hacia atrás la cabeza sin importarme estar en un callejón, que alguien pudiera oírnos o descubrirnos… en ese momento nada me importaba, solo me importaba el vampiro que tenía delante, el que me estaba tomando de esa forma que solo él hacía y de mis labios en los suyos besándolo, muriendo mis gemidos contra estos mientras no dejábamos de movernos, mi mano en su nuca, la otra en su espalda clavando mis uñas dejándome llevar, sin pensar en nada más, solo centrada en lo que él me hacía, en él embistiéndome de forma enloquecedora y placentera, como si el resto del mundo hubiera desaparecido por completo.
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Mensaje por Assur Black** Jue Jul 20, 2017 3:08 pm

Frenesí, si algo en ese momento marcaba el ritmo de nuestra agitada respiración era el puro sentimiento de lascivia que nos recorría por completo.
Olvidé donde estaba, solo su cuerpo sacudiéndose contra el mio marco el tiempo que no acababa.
Hacia demasiado que no hacíamos esto, que no bailábamos con otra persona para otorgarle la muerte, un placentero final de la existencia y compartíamos esas miradas cómplices que encendían nuestros cuerpos de una forma inusitada.

Su salto bastó para que mis brazos se convirtieran en la prisión que ella reclamaba, mi glande se paseó aventajado por la abertura de su vagina que rugía hambrienta de profundas embestidas.
La pared de ese callejón poco iluminado nuestro lecho y contra el, abarqué la totalidad de su cuerpo embistiéndola de un modo tan salvaje que su espalda golpeaba el adoquinado quebrándose.
Gruñía de la fuerza con la que imprimía cada empalamiento, placentero dolor que a los dos nos carcomía.
Mi espalda sangraba, allí la pantera había hundido sus garras y ahora con los colmillos fuera marco mi sino con sus afilados colmillos.

Rugí sintiendo la piel sajarse por completo, abrí la boca emitiendo un ronco gemido gutural que escapó de mis entrañas y marco el ritmo de aquel encuentro en el que rey y reina se desplazaban ansiosos por el tablero.
Solo cuando me sacudí en su interior, cuando los ríos escarlata fueron compartidos por nuestras bocas y sus paredes vibraron estimulando el apocalipsis que ahora, como jinetes al galope demandamos a un mundo que no se sostenía, cese y caí contra ella.
Respiración agitada clamada por sus labios, balsamo para mis heridas y una sonrisa que presagiaba muchas mas noches como esta.
-Lo necesitaba -confesé contra su boca mientras mi frente quedaba apoyada en la ajena.

Nos recolocamos la ropa, apenas eramos capaces de dejar de tocarnos, besarnos y mirarnos, era como si la lujuria hubiera marcado el camino de la perdición de ambos y admitía que tras estar sumido en un caos de preocupaciones, se sentía tan bien un momento de liberaciones que ni siquiera quería pensar en lo que me había arrastrado al norte.
Por esa noche solo seriamos ella y yo...y si hacia falta se lo volvería a recordar contra el colchón del cuchitril donde pasaríamos el día.

Juntos, de la mano, entre confesiones varias, juegos de palabras y dulces caricias regresamos al hotel, si alguien me hubiera hablado hace unos meses del amor me hubiera reído en su cara, es mas lo hice cuando Joe me habló de lo que sentía cuando miraba a su prometida y lo cobarde que era por no dar el paso, tenia razón, me equivocaba, este sentimiento no te hacia débil, si no mas bien todo lo contrario.
Nunca me sentí mas fuerte que en este momento, ni mas libre..atrás habían quedado las peleas, los celos y la desconfianza...nuestra relación había sobrevivido a todo ello.
-¿que somos Sun? Me dijiste que no querías que lo llamara un contrato..tienes razón..¿novios, amantes, prometidos...? -apunté hundiendo mis azules en sus pardos.
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