¿Que tal una chispa de pánico? (Libre)

por **Wenkyel Enhydra** Lun Jul 10, 2017 5:37 pm

Cuanto más fuego mejor, sin duda ese era el pensamiento de Wenkybel, que disfrutaba de la visión de la vieja tienda que se debatía en llamas, cobrandose la victima y la deuda quedaba pagada, nadie se endeudaba con la bruja y despues se iba de rositas, despues de acudir a ella no quiso pagar el precio, así que la respuesta ante eso fue esa vieja tienda envuelta en llamas, y con el dueño dentro, ignoraba si había escapado de las llamas o no, pero el mensaje cree que había calado lo suficiente, Wenkyel se sacaba la petaca de su gabardina y le daba un trago a ese Wisky irlandes tan sabroso que destilaba la familia en su tierra materna. Le dió un largo trago y despues observó como la madera se derrumbaba por las llamas antes de guardar la petaca entre las gabardinas y girarse para irse dejando escapar una risa.

Se metió las manos en los bolsillos y avanzó dejando atrás la casa a medio derruir por las llamas, y a los gritos de la gente alarmada por el incendió, Wenkyel no pudo evitar dejar escapar la más maliciosa de las risas, esa pasión que la bruja tenía por el fuego no era normal, pero sus estudios de la magia habían dado sus frutos para un buen control sobre ella, entre otras habilidades a las que sacaba partido, de hecho miró el cielo, ¿Crear una lluvia que apague ese fuego? no...¿para que? que arda...que arda más, que el humo se vea a calles de ahí, Wenkyel se saco una cerilla y mordisqueaba la madera, le encantaba hacerlo, a veces encender la cerilla solo por el placer de mirar una pequeña llama, hechaba de menos sus extraños inventos con la polvora para encender fuegos artificiales, pero haber creado ese incendio con un hechizo había sido notablemente satisfactorío. Se alejó lo suficiente mientras se colocaba su sombrero de copa negro y cobrizo bien para que tapase la sombra sus ojos, la verdad es que la joven tenía una particular forma de vestir, de colores negros, cobrizos y plateados. gabardina y sombrero de copa con una especie de gafas que usaba de protección cuando usaba la polvora, sonrió para si misma mientras se apoyaba en una fria pared, satisfecha de lo que había ocurrido...aun con ganas de realizar más hechizos de fuego..pero no había escusa ahora para quemar nada, lastima, más su habilidad de percepción del aura le indicaba que prontamente no estaría tan sola como estaba ahora, aunque por su bien esperaba que no fuese nadie de la autoridad de París.

por **Napayshni Yuvaraj** Miér Jul 19, 2017 6:28 am

El fin del mundo estaba cerca. Aquel fue el primer pensamiento que cruzó velozmente su cabeza cuando calor y luz le rodearon. Allá lejos en su tierra natal sacra el fuego era vida: daba calor en las noches más frías, cocía la carne que les sustentaba y su humo les permitía comunicarse en largas distancias, la mayoría de veces alertando algún peligro inminente. El fuego era vida si estaba controlado. Pero cuando las primeras lenguas de fuego rozaron su oscura piel, se dio cuenta que aquel fuego era sinónimo de muerte. Desde que fue desterrado sus ancestros se unieron a los dioses más antiguos para castigarle día tras día por el gran error de su elección. Ir contra naturaleza no era agrado ni siquiera para él, sin embargo era incapaz de seguir la senda que todos en su poblado elegían al nacer. Primero fue el destierro, más tarde ser apresado y ahora era el fuego, fuente de vida, lo que mandaron para condenarlo.

Horas antes había logrado escapar de su captor, el grotesco y sádico rostro pálido -aunque sucio- que le tenía cautivo en una jaula por motivos que aún desconocía, pues no entendía nada de lo que se hablaba a su alrededor, solo que unos barrotes y una gruesa cadena de hierro le mantenían alejado de su tan añorada libertad. Se había ocultado en aquella casa abandonada, donde sentado en un rincón dedicó las horas muertas a picar con una piedra el hierro que colgaba de su cuello, y poco después el fuego se inició. Más rápido, más poderoso, de lo que jamás hubiera visto, de modo que no le quedó más conocimiento que achacarlo a los dioses. Huyó entre las ardientes cortinas dejándose literalmente la piel en ello y, cuando logró salir al exterior, se arrodilló al suelo cogiendo el aire que el humo le robó.

Su larga melena, más oscura que la noche, caía enmarañada y humeante por sus robustos hombros. Sin más ropa que unos deshilachados pantalones, su piel quedó más oscurecida de lo que ya era por nacimiento. Se miró en el reflejo de un charco que la reciente lluvia dejó en el adoquinado y no se reconoció. Sin sus pinturas de orgullo, con la mirada triste y la cadena al cuello, no quedaba mucho del poderoso heredero del clan del cuervo rojo. Mas otra cosa captó su atención en el reflejo, la figura de una mujer de pie muy cerca de él. El intenso color de su cabello le recordó el fuego del que acababa de huir e, inmediatamente, se arrastró hacia atrás creyendo que estaba ante la presencia del vengativo dios que quería darle muerte.

por **Wenkyel Enhydra** Miér Jul 19, 2017 4:30 pm

La pelirroja cerraba los ojos, mientras se imaginaba las llamas embolviendo estructuras o incluso quemando y segando las vidas de cazadores o incluso ¿por que no? de algun inquisidor, sonrió de maliciosa forma mientras continuaba mordiendo la cerilla, la verdad es que eso siempre le relajaba, y venía bien despues de la euforia que tenía por haber quemado aquel establecimiento, suspiró mientras se perdía en sus pensamientos, pero no pudo evitar dar un pequeño sobresalto repentino, pues aunque gracias a su magia había percibido que no iba a estar sola en un rato nunca pensó que la acabaría pillando algo por sorpresa.

De hecho alguien había hecho una mirada muy inusual, Wenkyel le miró con atención mientras apenas cambio el gesto de su rostro, mas alla de morder un poco más fuerte la cerilla y alzar levemente la ceja, observó con atención a aquel hombre de ropas raidas, que atraía el dulce olor del humo, se sorprendió por el hecho de averiguar de donde venía ya que su objetivo había sido otra persona de más rango social a juzgar por la apariencia del joven, aunque podría ser por la circunstancia de huir de el fuego, se separó unos centimetros de la pared mientras vió como retrocedía, eso dejo algo absorta a la joven, ya que el joven parecía tener miedo, pero eso para ella no era necesariamente malo. -Vaya vaya, ¿que es lo que tenemos aquí? eres habil al escapar del abrazo de las llamas. - Dijo con cierto tono cinico, mientras empujaba con un dedo su sombrero de copa para tener una vista mejor de aquel joven.

Se acercaba a él con cierta curiosidad. -¿Has salido del comercio? pensé que estaba vació pero..bueno, ¿se ha quedado el dueño dentro? por favor dime que si. - No pudó evitar reir con cierta malicia, cogió la cerilla de entre sus labios y la encendió mirando la pequeña llama que se formaba en el fosforo, y le miró de reojo. -Ahora dime quien eres y..¿por que no deberia devolverte para alimentar a las dulces llamas?- Sonrió de manera cinica mientras le observabá, uhm...no parecía alguien muy influyente, de hecho ahora que se fijaba tenía la piel demasiado tostada, y no era por el hollín, si no por que era su color. -Espera...¿eres el sirviente?.- Preguntó de manera extrañada.

por **Napayshni Yuvaraj** Dom Jul 30, 2017 11:08 am

Llevaba el tiempo suficiente en Francia para saber que no podía aventurarse a definir el género de alguien por su aspecto. Había visto hombres delgados, de facciones finas, cual mujeres, y hembras vistiendo pantalones en lugar de faldas. Aquel nuevo mundo era demasiado extraño para él, pero en cuanto escuchó la voz de quien provocó el incendio supo que era una fémina y sus temores infundados, creyendo que era un dios, cayeron de inmediato. La única diosa en la tradición de su tribu era la madre tierra y jamás provocaría un incendio aunque tuviera que castigar al más malvado de los hombres. Se puso en pie entonces y la encaró. Sus casi dos metros de alto ante las llamas hicieron sombra a la pequeña mujer que tenía delante.

-¡Tepalkonetl tlachichinoa kali! ¡Napa tlania! ¡Tej siuanauali! - gritó, señalándola acusadoramente. Pero no tenía tiempo que perder, aquel incendio estaba empezando a atraer gente y el lugar del que escapó no estaba muy lejos, debía irse cuanto antes. - Siuanauali tlakixtia teposmekatl - avanzó hacia ella, cogiéndose la cadena que colgaba de su cuello para zarandearla. - ¡Tlakixtia teposmekatl! ¡Tlakixtia teposmekatl!

Vio entonces tras ella al hombre que lo tenía apresado y, desistiendo de tratar que ella le ayudara a quitarse la cadena, salió corriendo por la primera calle que vio a su alcance, chocando con el gentío que ya aglomeraba el lugar. El dueño, que le vio, empezó a gritar para que alguien lo detuviera, que era suyo y que, seguramente, fue el causante del incendio. Napa simplemente no entendía nada, solo quería escapar.

por **Wenkyel Enhydra** Lun Jul 31, 2017 5:19 pm

Ella miraba al hombre, con miles de malas intenciones o simplemente de intenciones que podría salir en algo de beneficio, rió de manera maliciosa, pero al parecer el hablar había cambiado las tornas, por alguna estraña razon al oir su voz el hombre se levantó encarandola, era notablemente alto, de hecho eso hizo que la pelirroja retrociese unos pasos cuando el enorme hombre se plantó ante ella, de hecho se planteó empezar a murmurar el siguiente hechizo para repelerlo, pero tardó apenas unos segundos en darse o al menos en intuir que era lo que ese enorme hombre de piel tostada le pedía. Quería que le liberará de sus cadenas, un sencillo hechizo soltaría la cerradura de esa pesada cadena que colgaba del hombre del cuello, debía de ser molesta, pero el viento volvió a cambiar la situación.

La gente había llegado para ver el incendio, Wenkyel puso los ojos en blanco. -Como polillas a las llamas.- Murmuró para sí misma, mientras observó por donde se había ido a toda prisa el hombre cuando había visto a alguien en particular, un hombre que gritaba que aquel extrangero era de su propiedad, Wenkyel sonrió de medio lado de manera maliciosa cuanto menos. -Con que es tuyo eh...- Murmuró de manera muy baja para sí misma, mientras miraba una de las vigas de la casa que sobresalia en vuelta en llamas, masculló un hechizo para hacer caer la enorme viga. -No si yo llego antes...- Dijo entre dientes haciendo caer la viga enorme en llamas, haciendo que el grupo de gente se viese obligado a dispersarse ante ello, e importandole bien poco si le había caido a alguien encima o no, pero eso entretendría a ese hombre, Wenkyel corrió en dirección a la calle por la que vió salir corriendo al extrangero, avanzó el paso, había varios callejones y ni puñetera idea de donde podría haberse metido, ella miraba a todos lados. -¡¡Eh!! ¿¿Donde estás?? voy a ayudarte.- Gritó la hechicera mientras miraba por todos lados buscando un rastro, aunque ahora que lo pensaba no estaba segura teniendo en cuenta lo que le gritó, que él pudiera entender lo que ella decía, pero no perdía nada por intentarlo.

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