Cadavere /privado

por **Benneth Mozes-Kor** Jue Jul 13, 2017 6:13 pm

Podría haber matado a todos en aquél bar de mala muerte, pero sólo se había dedicado a terminar con la vida de aquél hechicero que la Iglesia le había encomendado; terminó por dejar los restos sin vida en un bote de basura, no se merecía más. Después de todo era una escoria, tanto como Burke, el punto es que este se suponía que trabajaba para los buenos. Había tomado el alimento necesario para sentirse de nuevo mucho mejor, pues la escasez a veces le mermaba en los sentidos.

Sacó un cigarro de su abrigo mientras caminaba sin un rumbo fijo para donde sus pies le quisieran llevar. La noche apenas había comenzado, tendría bastantes horas libres y no le apetecía encerrarse en la Iglesia a entrenar o a escuchar sermones sin sentido, necesitaba estirarse, saber que podía ir y venir cuando él quisiera. Él no era de las personas que se tiraban al encierro, no le iba bien, necesitaba estar haciendo cualquier cosa con tal de o aburrirse o podía mandar todo al carajo, era todo o nada, así pasaba siempre.

El humo salía de sus labios haciendo círculos que se difuminaban conforme avanzaban ascendentemente y terminó como de costumbre en el cementerio, sus pies ya sabían lo que buscaban, ese era el lugar en donde los muertos reposaban y alguno que otro distraído podría llegar a perderse sin que nadie se percatara de eso, era un lugar perfecto para poder hacer cualquier clase de fechoría sin que nadie se diera cuenta, todo mundo estaba vulnerable, con los sentidos perdidos, tanto que terminar con la vida ajena era cuestión de un juego de infantes, que a Burke le podía gustar o bien terminaba por hacerse notar, para escuchar los pasos apresurados que intentaban alejarse de él, sin éxito, al igual que sus gritos, que se perdían en la nada al no llegar a ningún oído que pudiera ir en su ayuda, era de los que les gustaba cazar a las presas, disfrutaba el juego en demasía.

Se colocó en una lápida y terminó del cigarro, aventando las sobras hacia el piso, no pudo estar demasiado tiempo en calma, pues la lluvia decidió azotar. Se elevó con un ágil movimiento para terminar sobre las capillas y alcanzar a cubrirse, mientras se levantaba las solapas de su abrigo para cubrir el agua que pudiera llegar a mojarle, no es que fuera demasiado exigente con ello, pero la lluvia no era de su total agrado, llevaba consigo bastante basura.

Sintió una presencia extraña y sus sentidos comenzaron a alterarse un poco, observó todo el sitio hasta dar con la causa de su desasosiego.