AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Time out. {priv. Aletheia}
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Time out. {priv. Aletheia}
Repasó las arrugas de su camisa deslizando las yemas de los dedos para aplanarlas, el siempre impoluto Capitán Blackmore no sabía ir por la vida despeinado o con aspecto de haber pasado mala noche. Se peinó hacia atrás y anudó la corbata a su cuello. La segunda del día. La primera había acabado en el cesto de la ropa sucia al poco de ponérsela, una hemorragia nasal súbita la había echado a perder.
Comprobó los halos azulados bajo sus ojos y la palidez de su cara. Llevaba unos días así, y se sentía cansado. ¿Pero quién no lo estaría dado su cargo en la Orden? exceso de trabajo, noches de caza, días enteros aguantando la presión... pero él era fuerte, podía con ello. Excepto que esta vez no podía. Tenía la certeza de que le pasaba algo grave. Todo empezó con pequeños detalles, un poco de sangre al toser... una herida que tarda en cerrar más de lo habitual...un corte que no coagula como debe...pero con los días cada vez se acentuaba más y ahora su orina era de color coñac y su nariz sangraba cuando le apetecía. Sabía que estaba enfermo. Aurelius le había dado todas la pociones que conocía, había realizado los rituales wiccanos que recordaba, pero nada parecía funcionar.
Era la hora de recurrir a otros recursos, antes de darse por vencido intentaría cualquier cosa, no pensaba morirse así, como un cerdo desangrado en el matadero.
Llamó al timbre de la puerta de la bruja. Los informes que había recibido tras la boda de Elora y Xaryne era del todo favorables, esa mujer había domado a la bestia Paine, lo había sacado de la circulación por el momento, y ellos tenían un problema menos del que preocuparse. La mujer que le vendía las hierbas y remedios era una infiltrada y le comunicó el tipo de magia que hacía Aletheia en base a lo que compraba y también respecto a lo que decía la Logia de ella. Era una hechicera experta en pociones y herbología, tendría que servir, porque ya no le quedaban muchas más opciones. No se fiaba de Cirilla, la líder de la Logia, que si averiguaba su enfermedad quizás lo remitiese a alguien que pudiera acabar de rematarlo. A saber qué se pasaba por la cabeza de aquella hechicera ávida de poder.
No, aquello iba más allá de un mero asunto oficial, era un favor personal. Cuando la sirvienta de Aletheia abrió, lo hizo pasar a un saloncete donde su señora lo recibiría.
Comprobó los halos azulados bajo sus ojos y la palidez de su cara. Llevaba unos días así, y se sentía cansado. ¿Pero quién no lo estaría dado su cargo en la Orden? exceso de trabajo, noches de caza, días enteros aguantando la presión... pero él era fuerte, podía con ello. Excepto que esta vez no podía. Tenía la certeza de que le pasaba algo grave. Todo empezó con pequeños detalles, un poco de sangre al toser... una herida que tarda en cerrar más de lo habitual...un corte que no coagula como debe...pero con los días cada vez se acentuaba más y ahora su orina era de color coñac y su nariz sangraba cuando le apetecía. Sabía que estaba enfermo. Aurelius le había dado todas la pociones que conocía, había realizado los rituales wiccanos que recordaba, pero nada parecía funcionar.
Era la hora de recurrir a otros recursos, antes de darse por vencido intentaría cualquier cosa, no pensaba morirse así, como un cerdo desangrado en el matadero.
Llamó al timbre de la puerta de la bruja. Los informes que había recibido tras la boda de Elora y Xaryne era del todo favorables, esa mujer había domado a la bestia Paine, lo había sacado de la circulación por el momento, y ellos tenían un problema menos del que preocuparse. La mujer que le vendía las hierbas y remedios era una infiltrada y le comunicó el tipo de magia que hacía Aletheia en base a lo que compraba y también respecto a lo que decía la Logia de ella. Era una hechicera experta en pociones y herbología, tendría que servir, porque ya no le quedaban muchas más opciones. No se fiaba de Cirilla, la líder de la Logia, que si averiguaba su enfermedad quizás lo remitiese a alguien que pudiera acabar de rematarlo. A saber qué se pasaba por la cabeza de aquella hechicera ávida de poder.
No, aquello iba más allá de un mero asunto oficial, era un favor personal. Cuando la sirvienta de Aletheia abrió, lo hizo pasar a un saloncete donde su señora lo recibiría.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Decir que le sorprendía la visita del capitán Blackmore era decir poco. Habían coincidido en alguna ocasión, hacía tres o cuatro años, cuando su hermano Eugène recibió una medalla al mérito militar. Un orgullo para la familia. Hubo un gran acto y una recepción que duró toda la noche, con cena y música para amenizar la velada. Sabía perfectamente quién era él, tanto en su faceta más visible, como en aquella que ocultaba al mundo y que sólo conocían los que sabían de la existencia de una Orden de cazadores. Y él sabía perfectamente quién era ella, quién era su familia y, seguramente, supiera muchas más cosas gracias a los espias de la Orden, pero no iba a entrar en esos detalles. Entendía la labor que hacían y, mientras no se metieran en su vida, ella tampoco sería una molestia.
Entró al saloncito donde Adele había hecho pasar al capitán y cerró la puerta tras ella, para tener intimidad en aquella conversación. Aunque allí sólo podían escucharles Adele y Loui y ambos eran de la plena confianza de la hechicera.
-Buenas tardes, monsieur Blackmore. Qué agradable sorpresa -con un gesto de la mano, invitó al inglés a tomar asiento frente al que ella ocupó-. Le he pedido a Adele que nos traiga un poco de té. ¿Le parece bien o le apetece otra cosa?
El inicio de una conversación cordial, porque no quería ir al grano directamente y preguntarle qué hacía allí, cuando su relación era prácticamente inexistente y ambos sabían que aquella no era sólo una visita de cortesía.
Entró al saloncito donde Adele había hecho pasar al capitán y cerró la puerta tras ella, para tener intimidad en aquella conversación. Aunque allí sólo podían escucharles Adele y Loui y ambos eran de la plena confianza de la hechicera.
-Buenas tardes, monsieur Blackmore. Qué agradable sorpresa -con un gesto de la mano, invitó al inglés a tomar asiento frente al que ella ocupó-. Le he pedido a Adele que nos traiga un poco de té. ¿Le parece bien o le apetece otra cosa?
El inicio de una conversación cordial, porque no quería ir al grano directamente y preguntarle qué hacía allí, cuando su relación era prácticamente inexistente y ambos sabían que aquella no era sólo una visita de cortesía.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
— Siento molestarla señora...¿debo llamarla Paine? disculpe, pero no estoy muy al tanto de su situación... ya me entiende.— pasó al interior de la casa y se sentó donde le indicó Aletheia delante de una mesilla donde habitualmente tomaban el té de las cinco, todo un ritual inglés que él siempre había respetado.
— El té estará bien, gracias...¿Cómo le va el...?— señaló su prominente vientre que estaba claro lo que portaba en su interior.— Mi madre siempre dice que sufrió un infierno conmigo, soy el primero y al parecer no estaba muy conforme cuando ella dormía o comía.— sonrió débilmente en un intento de parecer que estaba bien.— A día de hoy creo que todavía no se lo he compensado.
Adele le trajo el té y lo sirvió en la mesilla. El olor familiar de aquella bebida caliente siempre lo reconfortaba, pero hacía días que le daba un poco de náusea aleatoriamente y aquella era una de esas veces. Suspiró y dejó la taza sin tocar sobre el platillo.
— lo siento... es que no me encuentro muy bien. Ese es el motivo por el que acudo a usted. Hace días que mi salud merma y no sé qué hacer. Los remedios que me da Aurelius no me funcionan y cada vez va a peor. — levantó aquellos extraños ojos verdes y la miró intensamente.— no he acudido a la Logia porque no me fio de Cirilla. Confío en usted, porque Elora y Xaryne también lo hacen.
— El té estará bien, gracias...¿Cómo le va el...?— señaló su prominente vientre que estaba claro lo que portaba en su interior.— Mi madre siempre dice que sufrió un infierno conmigo, soy el primero y al parecer no estaba muy conforme cuando ella dormía o comía.— sonrió débilmente en un intento de parecer que estaba bien.— A día de hoy creo que todavía no se lo he compensado.
Adele le trajo el té y lo sirvió en la mesilla. El olor familiar de aquella bebida caliente siempre lo reconfortaba, pero hacía días que le daba un poco de náusea aleatoriamente y aquella era una de esas veces. Suspiró y dejó la taza sin tocar sobre el platillo.
— lo siento... es que no me encuentro muy bien. Ese es el motivo por el que acudo a usted. Hace días que mi salud merma y no sé qué hacer. Los remedios que me da Aurelius no me funcionan y cada vez va a peor. — levantó aquellos extraños ojos verdes y la miró intensamente.— no he acudido a la Logia porque no me fio de Cirilla. Confío en usted, porque Elora y Xaryne también lo hacen.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
-En realidad da un poco igual.
Porque no era realmente la señora Paine; Leif y ella no estaban casados. Pero a todos los efectos ella era su mujer. Iban a convivir juntos, iban a tener un hijo, iba a pasar a su lado los buenos y malos momentos... En la práctica, era su esposa, aunque no tuviera ningún papel que lo dijera, aunque su apellido siguiera siendo el de su padre en todos los registros. ¿Qué importaba?
-Va muy bien, gracias. Tampoco tengo mucha experiencia en estas lides, pero creo que no hay nada fuera de la normalidad.
Con una sonrisa, se pasó la mano por el vientre, que empezaba a notarse, aunque todavía se disimulaba suficientemente bien con la ropa puesta.
-Vaya, gracias. Espero estar a la altura de su confianza. Pero, por favor, cuénteme más. ¿Qué síntomas presenta? ¿Fiebre? ¿Mareos? Desde ya le digo que mis conocimientos no son los más extensos de la Logia, pero puedo asegurarle que haré lo que esté en mi mano.
Porque salvar una vida era siempre un reto personal. Buscaría en los libros que tenía en casa o conseguiría otros en la Logia. Además, así tenía algo más en lo que emplear el tiempo, porque había dejado completamente de lado esas eventuales clases que daba de lectura o idiomas a los hijos de familias nobles. Necesitaba mantenerse ocupada o se moriría.
Porque no era realmente la señora Paine; Leif y ella no estaban casados. Pero a todos los efectos ella era su mujer. Iban a convivir juntos, iban a tener un hijo, iba a pasar a su lado los buenos y malos momentos... En la práctica, era su esposa, aunque no tuviera ningún papel que lo dijera, aunque su apellido siguiera siendo el de su padre en todos los registros. ¿Qué importaba?
-Va muy bien, gracias. Tampoco tengo mucha experiencia en estas lides, pero creo que no hay nada fuera de la normalidad.
Con una sonrisa, se pasó la mano por el vientre, que empezaba a notarse, aunque todavía se disimulaba suficientemente bien con la ropa puesta.
-Vaya, gracias. Espero estar a la altura de su confianza. Pero, por favor, cuénteme más. ¿Qué síntomas presenta? ¿Fiebre? ¿Mareos? Desde ya le digo que mis conocimientos no son los más extensos de la Logia, pero puedo asegurarle que haré lo que esté en mi mano.
Porque salvar una vida era siempre un reto personal. Buscaría en los libros que tenía en casa o conseguiría otros en la Logia. Además, así tenía algo más en lo que emplear el tiempo, porque había dejado completamente de lado esas eventuales clases que daba de lectura o idiomas a los hijos de familias nobles. Necesitaba mantenerse ocupada o se moriría.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Axel apretó los puños sobre las rodillas durante un segundo, confesar la debilidad que le estaba corroyendo era muy duro. Él, que nunca había dicho que no a una cacería o entrenamiento; él, que siempre trabajaba hasta la extenuación y sólo necesitaba un buen té y una ducha para cargar fuerzas.
— hace unas semanas que aleatoriamente tengo náuseas, no se trata de un aliemento en sí mismo, igual me dan con un plato que con un té como ahora. No es siempre, otras veces está todo normal. Los golpes se convierten en moratones extensos, mucho más de lo que deberían. Los cortes tardan en coagular y me sangra la nariz sin control de vez en cuando. La última vez fue esta misma mañana. Lo que más me preocupa es... que en la orina también hay sangre, es del color del coñac.— resopló y se pasó la mano por el pelo impolutamente peinado.— sé que no es cosa de broma, no tengo fiebre ni me ha mordido un licántropo. Así que sólo se me ocurre que sea algun conjuro de magia negra o una enfermedad como la de cualquier mortal...incluso pensé en algun veneno, pero no encuentro relación con nada.
Observó a la hechicera tratando de adivinar el gesto de su cara ¿alguien le quería muerto en la Logia y ella lo sabía? no, seguramente no. Lo más probable es que tuviera un tumor o una enfermedad de la sangre o del hígado. Toda la vida pensando que moriría con honores tras aniquilar a algun enemigo conocido... y se lo iba a llevar por delante una miserable enfermedad.
— hace unas semanas que aleatoriamente tengo náuseas, no se trata de un aliemento en sí mismo, igual me dan con un plato que con un té como ahora. No es siempre, otras veces está todo normal. Los golpes se convierten en moratones extensos, mucho más de lo que deberían. Los cortes tardan en coagular y me sangra la nariz sin control de vez en cuando. La última vez fue esta misma mañana. Lo que más me preocupa es... que en la orina también hay sangre, es del color del coñac.— resopló y se pasó la mano por el pelo impolutamente peinado.— sé que no es cosa de broma, no tengo fiebre ni me ha mordido un licántropo. Así que sólo se me ocurre que sea algun conjuro de magia negra o una enfermedad como la de cualquier mortal...incluso pensé en algun veneno, pero no encuentro relación con nada.
Observó a la hechicera tratando de adivinar el gesto de su cara ¿alguien le quería muerto en la Logia y ella lo sabía? no, seguramente no. Lo más probable es que tuviera un tumor o una enfermedad de la sangre o del hígado. Toda la vida pensando que moriría con honores tras aniquilar a algun enemigo conocido... y se lo iba a llevar por delante una miserable enfermedad.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
La hechicera se tomó unos segundos para procesar aquella información y tratar de encajar las piezas.
-Podría ser un hechizo, sí. La magia es muy extensa y se presenta de múltiples maneras. Pero también podría tratarse de un envenenamiento. Intuyo que es usted un hombre cuidadoso al respecto, pero... ¿cree que es posible que alguien le haya hecho llegar comida envenenada? No me mienta por proteger a alguien si lo sospecha, por favor. Si se trata de eso, cuánto antes averigüemos de qué se trata, antes podremos dar con un antídoto.
Ella sí que tomó algo de té y un par de pastas. Tenía hambre y, dado que el cazador ya sabía más que de sobras su estado, no tenía caso disimular que el aroma del té le había abierto el apetito.
-Puedo darle ahora algunas hierbas para que las tome en infusión. Le ayudarán a paliar los síntomas, pero no atajarán el mal. Eso requerirá un poco más de tiempo y un estudio más profundo. ¿Me permite su mano, por favor?
Alargó la suya hacia el hombre, en espera de que su petición fuera atendida, para poder tantear si percibía restos de magia en él. Pero, si era un conjuro, había sido hacía mucho tiempo y el rastro de magia era muy débil. No podía saber si era debido al conjuro o a los restos de magia que pudieran quedar en el capitán por su interacción con otras criaturas.
-Podría ser un hechizo, sí. La magia es muy extensa y se presenta de múltiples maneras. Pero también podría tratarse de un envenenamiento. Intuyo que es usted un hombre cuidadoso al respecto, pero... ¿cree que es posible que alguien le haya hecho llegar comida envenenada? No me mienta por proteger a alguien si lo sospecha, por favor. Si se trata de eso, cuánto antes averigüemos de qué se trata, antes podremos dar con un antídoto.
Ella sí que tomó algo de té y un par de pastas. Tenía hambre y, dado que el cazador ya sabía más que de sobras su estado, no tenía caso disimular que el aroma del té le había abierto el apetito.
-Puedo darle ahora algunas hierbas para que las tome en infusión. Le ayudarán a paliar los síntomas, pero no atajarán el mal. Eso requerirá un poco más de tiempo y un estudio más profundo. ¿Me permite su mano, por favor?
Alargó la suya hacia el hombre, en espera de que su petición fuera atendida, para poder tantear si percibía restos de magia en él. Pero, si era un conjuro, había sido hacía mucho tiempo y el rastro de magia era muy débil. No podía saber si era debido al conjuro o a los restos de magia que pudieran quedar en el capitán por su interacción con otras criaturas.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
El capitán escuchó las sabias palabras de Aletheia, sin duda la forma que tenía de tratar a la gente, sus maneras firmes pero gentiles, y la determinación que debía tener para poder sobrevivir a una relación con el Loco Paine, eran dignas de admiración. Había hecho bien de confiar en ella. No era un hecho fehaciente, pero tenía el pálpito, y confiaba en sus instinto más que en cualquier cosa.
Se desabrochó el gemelo del antebrazo y le mostró las marcas de un corte que no acababa de curar, y unas moraduras oscuras. Se arremangó la manga para ello y le tendió la mano sacudida por un leve temblor.
— Lo del veneno no es muy probable, cada día sale el alimento de las cocinas de la Orden y la mia es igual a la del resto. Me gusta comer en el comedor con cualquiera que lo haga en ese momento, ayuda a estrechar los lazos en la hermandad. En mi casa siempre se ha respetado las comidas en la mesa todos juntos, es una costumbre. Alguien más deberia estar mal y no hay nadie con síntomas, generalmente nos servimos de las misma cazuela que está a la vista. Sólo el té de las 5 es lo que me tomo a solas en muchas ocasiones, porque me pilla sumergido en el trabajo, pero me consta que también lo hacen en las cocinas y el cocinero es de confianza... aunque no lo sé...supongo que todo es posible.
Respiró profundamente cuando Aletheia le tomó la manos, seguramente iba a activar algún poder de bruja para detectar la magia, era mejor dejarle paso si lo necesitaba.
—Si necesita acceso a la Sede, a la nuestra biblioteca o cualquier lugar que quiera analizar o visitar, se lo daré. El asunto es lo suficientemente serio para algo así.
Se desabrochó el gemelo del antebrazo y le mostró las marcas de un corte que no acababa de curar, y unas moraduras oscuras. Se arremangó la manga para ello y le tendió la mano sacudida por un leve temblor.
— Lo del veneno no es muy probable, cada día sale el alimento de las cocinas de la Orden y la mia es igual a la del resto. Me gusta comer en el comedor con cualquiera que lo haga en ese momento, ayuda a estrechar los lazos en la hermandad. En mi casa siempre se ha respetado las comidas en la mesa todos juntos, es una costumbre. Alguien más deberia estar mal y no hay nadie con síntomas, generalmente nos servimos de las misma cazuela que está a la vista. Sólo el té de las 5 es lo que me tomo a solas en muchas ocasiones, porque me pilla sumergido en el trabajo, pero me consta que también lo hacen en las cocinas y el cocinero es de confianza... aunque no lo sé...supongo que todo es posible.
Respiró profundamente cuando Aletheia le tomó la manos, seguramente iba a activar algún poder de bruja para detectar la magia, era mejor dejarle paso si lo necesitaba.
—Si necesita acceso a la Sede, a la nuestra biblioteca o cualquier lugar que quiera analizar o visitar, se lo daré. El asunto es lo suficientemente serio para algo así.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
La bruja asintió.
-No estaría de más echarle un ojo a los lugares por donde suele moverse, para descartar que sea algún conjuro u objeto mágico que le esté afectando. ¿Le importa si paso un día con usted? Prometo no entrometerme en sus tareas. Únicamente quiero observar el entorno en que se mueve, para ver si hay algo que se nos esté pasando.
Retuvo la mano del cazador un poco más entre las suyas, pero finalmente le soltó.
-No hay nada fuera de lugar, aparentemente. Si es un conjuro, ahora mismo no está activo, por eso me planteo que pueda ser algún objeto que tenga en la Sede. O eso, o tendremos que inclinarnos por el veneno.
De eso, seguramente, no debería decirle nada a Leif, pero... al final lo descubriría y sería peor el remedio que la enfermedad. Ya tenía bastantes problemas con el licántropo como para añadir uno más a la lista.
-Sé que no son muy dados a conceder accesos a la Sede y que, dadas mis relaciones, podrían pensar que no soy de fiar, pero Leif no se meterá mientras yo esté a salvo.
-No estaría de más echarle un ojo a los lugares por donde suele moverse, para descartar que sea algún conjuro u objeto mágico que le esté afectando. ¿Le importa si paso un día con usted? Prometo no entrometerme en sus tareas. Únicamente quiero observar el entorno en que se mueve, para ver si hay algo que se nos esté pasando.
Retuvo la mano del cazador un poco más entre las suyas, pero finalmente le soltó.
-No hay nada fuera de lugar, aparentemente. Si es un conjuro, ahora mismo no está activo, por eso me planteo que pueda ser algún objeto que tenga en la Sede. O eso, o tendremos que inclinarnos por el veneno.
De eso, seguramente, no debería decirle nada a Leif, pero... al final lo descubriría y sería peor el remedio que la enfermedad. Ya tenía bastantes problemas con el licántropo como para añadir uno más a la lista.
-Sé que no son muy dados a conceder accesos a la Sede y que, dadas mis relaciones, podrían pensar que no soy de fiar, pero Leif no se meterá mientras yo esté a salvo.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
— Tranquila, por suerte en la Sede hay mucho trajín y nadie la molestará. Además, no estoy seguro de quien estaría más en peligro si usted o nsotros.— trató de sonreir y bromear un poco, pero estaba tan cansado que no conseguía imprimir a sus palabras la jovial ironía inglesa que solía tener.— estará por allí también Stein Ackerman, puede preguntarle lo que necesite, él ya es casi un miembro más, pasa más tiempo allí que en la Logia.
Aletheia fue a buscar las hirbas para infusión que le había dicho y el capitán Blackmore se puso en pie, empezaba a notar que le picaba la nariz y sacó el pañuelo del bolsillo, que de inmediato se tinó de rojo.
— le pido por favor que no se lo comente a nadie, no quiero preocupar de más a mis seres queridos, y si ha llegado mi hora, prefiero caer con las botas puestas que en la cama de un hospital. Seguro que lo entiende.
La emplazó al día siguiente en la Sede de la Plaza de Tertre y se marchó, en coche de caballos, porque no tenía ni fuerzas para cabalgar.
Aletheia fue a buscar las hirbas para infusión que le había dicho y el capitán Blackmore se puso en pie, empezaba a notar que le picaba la nariz y sacó el pañuelo del bolsillo, que de inmediato se tinó de rojo.
— le pido por favor que no se lo comente a nadie, no quiero preocupar de más a mis seres queridos, y si ha llegado mi hora, prefiero caer con las botas puestas que en la cama de un hospital. Seguro que lo entiende.
La emplazó al día siguiente en la Sede de la Plaza de Tertre y se marchó, en coche de caballos, porque no tenía ni fuerzas para cabalgar.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
-Por supuesto que lo entiendo, Capitán. Los hombres como usted siempre están más preocupados por los demás que por sí mismos. Cualquier muestra de debilidad por su parte puede ser percibida como debilidad de la institución que representa. Además, ¿para qué engañarnos? Después de toda una vida de batallas, no sería un final justo. Así que vamos a trabajar juntos para que no sea un final. Y espero que esto abra la puerta a futuros entendimientos en otras cuestiones. Sé que la Orden y la Logia colaboran en muchos aspectos. Mañana nos reuniremos en la Sede. Tómese la infusión de hierbas y procure descansar. Buenas noches, Capitán.
En París había una mascarada y varias organizaciones que se encargaban de mantenerse a raya mutuamente para que dicha farsa se mantuviera por los siglos de los siglos. La Orden de cazadores, la Logia de hechiceros, el Consejo de los vampiros, la Inquisición... y si todo iba bien, pronto habría una pieza más en el tablero: la Manada.
Al día siguiente, en torno a las nueve de la mañana, la hechicera estaba ante las puertas de la Sede. Preguntó a uno de los cazadores jóvenes que estaban por allí dónde podía encontrar al capitán y el muchacho le indicó el camino, amén de avisar a su superior de la llegada de la mujer.
-Buenos días, Lord Blackmore. Espero no llegar en mal momento.
En París había una mascarada y varias organizaciones que se encargaban de mantenerse a raya mutuamente para que dicha farsa se mantuviera por los siglos de los siglos. La Orden de cazadores, la Logia de hechiceros, el Consejo de los vampiros, la Inquisición... y si todo iba bien, pronto habría una pieza más en el tablero: la Manada.
Al día siguiente, en torno a las nueve de la mañana, la hechicera estaba ante las puertas de la Sede. Preguntó a uno de los cazadores jóvenes que estaban por allí dónde podía encontrar al capitán y el muchacho le indicó el camino, amén de avisar a su superior de la llegada de la mujer.
-Buenos días, Lord Blackmore. Espero no llegar en mal momento.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Estaba cansado, esa noche había tosido mucho y alguna vez con trazas de sangre. Los halos oscuros bajo sus ojos revelaban su precario estado de salud. Lo que fuera que le estaba matando, estaba más activo que nunca. Sobre la mesa de su escritorio había una taza de delicada manufactura con bordes dorados y filigranas, y un líquido verde humeaba dentro, era la infusión de hierbas que Aletheia le había dado. Pero le costaba mucho beberla, era amarga y aunque sabía que era algo que le aliviaría, no lo tomaba con gusto porque estaba realmente malo.
Se levantó despacio y le tendió la mano, la buena educación ante todo aunque no tuviera ganas ni de haberse levantado de la cama.
— buenos días señorita. Gracias por venir. No interrumpe nada importante, sólo otro día de trabajo en el paraíso.— trató de esbozar una sonrisa pero su gesto expresaba su verdadero estado, y es que no sólo se sentía agotado físicamente, es que también este hecho había minado su férrea determinación.— ¿por dónde quiere que empecemos? aquí es donde paso la mayor parte de tiempo. ¿Quiere probar aquí su radar detector de magia? también he escrito en esta lista mis rutinas por si pueden servirle de algo..- el cazador era metódico y no sólo en cada rutina que establecía en su vida, sino en el registro que había hecho de todos y cada uno de los sitios donde había ido en las últimas semanas.
Se levantó despacio y le tendió la mano, la buena educación ante todo aunque no tuviera ganas ni de haberse levantado de la cama.
— buenos días señorita. Gracias por venir. No interrumpe nada importante, sólo otro día de trabajo en el paraíso.— trató de esbozar una sonrisa pero su gesto expresaba su verdadero estado, y es que no sólo se sentía agotado físicamente, es que también este hecho había minado su férrea determinación.— ¿por dónde quiere que empecemos? aquí es donde paso la mayor parte de tiempo. ¿Quiere probar aquí su radar detector de magia? también he escrito en esta lista mis rutinas por si pueden servirle de algo..- el cazador era metódico y no sólo en cada rutina que establecía en su vida, sino en el registro que había hecho de todos y cada uno de los sitios donde había ido en las últimas semanas.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
-Gracias a usted. Veo que ha seguido mi consejo, ¿le han sentado bien? -cuestionó, acercándose al escritorio para estrechar su mano, refiriéndose a la infusión de hierbas-. Pruebe a mezclarla con un poco de miel, no le mentiré, no hará que sepa de maravilla, pero será más pasable.
Desde donde estaba, echó un vistazo rápido alrededor, para ver si algo llamaba su atención de forma rápida, antes de decidir si merecía la pena un examen más minucioso. Tomó la hoja con las rutinas y la leyó de pasada.
-Esto es muy detallado, Capitán -sonrió, con un deje de admiración por la meticulosidad de su trabajo-. He traído un par de viales -levantó levemente su bolsito de saco- que reaccionarán con una buena parte de los venenos, si es el caso. No con todos, obviamente, pero nos ayudará a acotar la búsqueda.
Con un gesto de la mano le pidió permiso para zascandilear un poco por la habitación.
-Usted haga como que yo no estoy, no quisiera interrumpirle demasiado. Sólo voy a pasearme un poco por aquí, a ver si encuentro algún foco de magia que no esté donde deba estar.
Porque daba por sentado que en la Sede había objetos mágicos, igual que había armas en la Logia. Dejó el bolsito en el asiento frente al escritorio y se acercó a una de las estanterías que cubrían los laterales. Puso la mano contra la madera y cogió aire con profundidad. Lo soltó poco a poco, dejando que su aura se extendiera para buscar restos de magia.
Unos minutos más tarde, se detuvo delante del escritorio de Axel.
-No encuentro nada. No parece que sea un conjuro o un objeto mágico. O no está activo ahora. ¿Le molesta si dejo yo un hechizo chivato aquí? No interferirá en nada importante, simplemente me hará saber si se activa magia aquí. Pero necesitaré unas cuantas cosas y una habitación donde prepararlo.
Desde donde estaba, echó un vistazo rápido alrededor, para ver si algo llamaba su atención de forma rápida, antes de decidir si merecía la pena un examen más minucioso. Tomó la hoja con las rutinas y la leyó de pasada.
-Esto es muy detallado, Capitán -sonrió, con un deje de admiración por la meticulosidad de su trabajo-. He traído un par de viales -levantó levemente su bolsito de saco- que reaccionarán con una buena parte de los venenos, si es el caso. No con todos, obviamente, pero nos ayudará a acotar la búsqueda.
Con un gesto de la mano le pidió permiso para zascandilear un poco por la habitación.
-Usted haga como que yo no estoy, no quisiera interrumpirle demasiado. Sólo voy a pasearme un poco por aquí, a ver si encuentro algún foco de magia que no esté donde deba estar.
Porque daba por sentado que en la Sede había objetos mágicos, igual que había armas en la Logia. Dejó el bolsito en el asiento frente al escritorio y se acercó a una de las estanterías que cubrían los laterales. Puso la mano contra la madera y cogió aire con profundidad. Lo soltó poco a poco, dejando que su aura se extendiera para buscar restos de magia.
Unos minutos más tarde, se detuvo delante del escritorio de Axel.
-No encuentro nada. No parece que sea un conjuro o un objeto mágico. O no está activo ahora. ¿Le molesta si dejo yo un hechizo chivato aquí? No interferirá en nada importante, simplemente me hará saber si se activa magia aquí. Pero necesitaré unas cuantas cosas y una habitación donde prepararlo.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Estaba cansado, muy cansado. Tomó un sorbo de la infusión que Aletheia le recetó y trató de centrarse en el trabajo, leyendo unos informes de una operación encubierta para rastrear a los responsables de un negocio muy turbio que suministraban humanos a ciertos vampiros, como si suministrasen tomates a un restaurante. Pero en algun momento le dio la tos, y el acceso fue violento. Notó como se le cerraba la vía aérea, como sus ojos se llenaban de lágrimas por el escozor y el no poder llenar los pulmones de oxígenos y se levantó alarmado, boqueando y expulsando pequeñas gotitas de sangre que ensuciaron los papeles.
Aurelius iba por el pasillo en ese momento y se asomó con premura al despacho.
— Capit...joder!!! Axel!! siéntate!! respira...vamos, tranquilo... así... coge aire, no te pongas nervioso...adhair eileamaideach bheir mi ath-thagradh, cuir a-steach e, a 'giùlan agaibh gaothan..— entonó un conjuro wiccano para atraer al elemental de aire a los pulmones de Axel, pero eso no lo curaría, sólo evitaría que muriese asfixiado en ese momento.
El hermano Aurelius había sido monje franciscano, era brujo wiccano y finalmente abrazó la Orden porque la Iglesia no era su camino. Tenía unos sesenta años, una calva rodeada de pelo cano y unas lentes sobre su chata nariz.
Aurelius iba por el pasillo en ese momento y se asomó con premura al despacho.
— Capit...joder!!! Axel!! siéntate!! respira...vamos, tranquilo... así... coge aire, no te pongas nervioso...adhair eileamaideach bheir mi ath-thagradh, cuir a-steach e, a 'giùlan agaibh gaothan..— entonó un conjuro wiccano para atraer al elemental de aire a los pulmones de Axel, pero eso no lo curaría, sólo evitaría que muriese asfixiado en ese momento.
El hermano Aurelius había sido monje franciscano, era brujo wiccano y finalmente abrazó la Orden porque la Iglesia no era su camino. Tenía unos sesenta años, una calva rodeada de pelo cano y unas lentes sobre su chata nariz.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
-¡Señor Blackmore!
Al igual que el wiccano, Aletheia se sobresaltó con el repentino acceso de tos del cazador. Dejó lo que tenía entre manos con premura para ayudar al monje a socorrer a Axel. ¿Qué demonios sería lo que le tenía así? ¿Por qué no era capaz de encontrar la fuente de magia o el veneno o lo que fuera? Y si...
Mientras el hermano Aurelius llenaba de aire los pulmones del capitán, la hechicera tomó uno de los documentos que habían quedado manchados. El que Axel tenía justo delante y que había recibido la mayoría de gotas de sangre.
-Espero que esto no sea importante, porque voy a destrozarlo un poco.
Dejó el documento sobre el escritorio, apartado del resto, y tomó su bolsito de la silla. Se sentó y lo dejó en su regazo, abierto, de forma que se veían claramente los viales. Cogió el primero de ellos, lo abrió y dejó caer una gota o dos sobre una de las manchas de sangre. Repitió el gesto con otro vial.
-Ay, Dios -murmuró, observando una de las manchas, que se había puesto negra y estaba extendiéndose hasta doblar su tamaño-. Es un veneno. Le están envenenado, Capitán. Ahora sólo falta averiguar con qué y cómo para poder ayudarle.
Al igual que el wiccano, Aletheia se sobresaltó con el repentino acceso de tos del cazador. Dejó lo que tenía entre manos con premura para ayudar al monje a socorrer a Axel. ¿Qué demonios sería lo que le tenía así? ¿Por qué no era capaz de encontrar la fuente de magia o el veneno o lo que fuera? Y si...
Mientras el hermano Aurelius llenaba de aire los pulmones del capitán, la hechicera tomó uno de los documentos que habían quedado manchados. El que Axel tenía justo delante y que había recibido la mayoría de gotas de sangre.
-Espero que esto no sea importante, porque voy a destrozarlo un poco.
Dejó el documento sobre el escritorio, apartado del resto, y tomó su bolsito de la silla. Se sentó y lo dejó en su regazo, abierto, de forma que se veían claramente los viales. Cogió el primero de ellos, lo abrió y dejó caer una gota o dos sobre una de las manchas de sangre. Repitió el gesto con otro vial.
-Ay, Dios -murmuró, observando una de las manchas, que se había puesto negra y estaba extendiéndose hasta doblar su tamaño-. Es un veneno. Le están envenenado, Capitán. Ahora sólo falta averiguar con qué y cómo para poder ayudarle.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
¿Veneno? cierto era que tenía muchos enemigos, pero desde luego no podía concebir que nadie dentro de la Orden quisiera quitárselo de en medio. Aquello era una familia, sangraban jutos, entrenaban juntos, velaban a sus muertos juntos...Nadie entre esas cuatro paredes podía querer socavar su poder, porque nadie de los allí presentes podía heredar su puesto, si él caía seguramente trajeran otro senescal de otro lugar, alguien con experiencia y cierto nombre. Pero seguramente esa labor recaería en Aveline porque no conocía a nadie más preparada que ella en ese momento para asumir el puesto. Y su hermana no le estaba envenenando, eso por descontado.
— Esto es más grave de lo que me temía... si es un veneno y hay alguien detrás, no podemos levantar la liebre o jamás la cazaremos. Tengo que actuar como si no hubiera pasado nada pero... no pienso probar ni el agua del grifo, me traeré platos, vasos y comida, todo nuevo, para ver si conseguimos saber dónde está el veneno. Las aves son más sensibles y mueren rápido con los venenos, tendremos que probar a darles todo aquello que se supone que como yo. Recogeré una muestra de todo diariamente y se la llevaré a su casa, aquí no podemos hacer el experimento.
— Esto es más grave de lo que me temía... si es un veneno y hay alguien detrás, no podemos levantar la liebre o jamás la cazaremos. Tengo que actuar como si no hubiera pasado nada pero... no pienso probar ni el agua del grifo, me traeré platos, vasos y comida, todo nuevo, para ver si conseguimos saber dónde está el veneno. Las aves son más sensibles y mueren rápido con los venenos, tendremos que probar a darles todo aquello que se supone que como yo. Recogeré una muestra de todo diariamente y se la llevaré a su casa, aquí no podemos hacer el experimento.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
La mujer asintió.
-Toda su rutina tiene que seguir como siempre. Como si nada hubiera cambiado y no tuviéramos la menor idea de lo que acontece. Puede pasar por mi casa a la hora que desee, aunque sea tarde, si prefiere horas discretas. O puedo enviar a Loui. Es el muchacho que trabaja en mi casa, de mi total confianza. Necesitaré llevarme la vajilla y los cubiertos que haya estado utilizando. Llegaremos al fondo de este asunto, Lord Blackmore.
Guardó los viales en el bolso y se quedó mirando las manchas de sangre en el documento, tratando de recordar qué tipos de veneno producían esos efectos y cuáles no para acortar la búsqueda.
-Me dijo que Stein Ackerman frecuentaba este lugar. ¿Es posible que tenga algunos tomos aquí? Me serían de utilidad si alguno versa sobre venenos o elixires. Mañana consultaré algunos más en la Logia, pero todo lo que podamos descubrir hoy, es tiempo ganado.
-Toda su rutina tiene que seguir como siempre. Como si nada hubiera cambiado y no tuviéramos la menor idea de lo que acontece. Puede pasar por mi casa a la hora que desee, aunque sea tarde, si prefiere horas discretas. O puedo enviar a Loui. Es el muchacho que trabaja en mi casa, de mi total confianza. Necesitaré llevarme la vajilla y los cubiertos que haya estado utilizando. Llegaremos al fondo de este asunto, Lord Blackmore.
Guardó los viales en el bolso y se quedó mirando las manchas de sangre en el documento, tratando de recordar qué tipos de veneno producían esos efectos y cuáles no para acortar la búsqueda.
-Me dijo que Stein Ackerman frecuentaba este lugar. ¿Es posible que tenga algunos tomos aquí? Me serían de utilidad si alguno versa sobre venenos o elixires. Mañana consultaré algunos más en la Logia, pero todo lo que podamos descubrir hoy, es tiempo ganado.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Asintió y le indicó el tercer despacho del fondo a la derecha, donde Aveline solía estar arregalndo los asuntos entre Logia y Orden, a fin de cuentas Stein era el enviado, el embajador de los hechiceros allí, y ella lo era en la Logia de los magos. Cuando Aveline entrenaba, o tenía alguna cosa relacionada con la Ópera donde tocaba de primera arpista, Stein solía ocupar el despacho y practicar o leer o lo que fuera que fuese. En una estantería habían algunos tomos del hechicero y referencias apuntadas en papeles. La Orden también tenía una biblioteca en el primer sótano, al lado del archivo y encima de la armería. Era bastante extensa porque tocaban todos los palos, desde tratados de historia, compendios de armas, el arte dela lucha y la guerra, sanación y hierbas, supervicencia, criaturas sobrenaturales, enciclopedias sobre cada una de las razas y especies...en definitiva un montón de libros ordenados y catalogados y la bibliotecaria era una cazadora que de muy joven quedó en una silla de ruedas y servía a la Orden de esa forma y con gran eficacia.
Axel decidió ir a la enfermería con Aurelius, si era alguien de dentro, también estaría bien que supiera que Axel no estaba bien, que sus venenos estaban haciendo efecto porque el capitán requería de cuidados en el dispensario del wiccano. Dejó que Aletheia se moviera libremente por allí, confiaba en ella. Estaba algo aterrado, no sabía si ya era demasiado tarde, si el veneno en cuestión ya había dañado demasiado en su organismo. Anaé no sabía nada, pero es que no quería decirle nada por no preocuparla, y sin embargo sentia que debía hacerlo, o quedarían muchas cosas sin decir.
Axel decidió ir a la enfermería con Aurelius, si era alguien de dentro, también estaría bien que supiera que Axel no estaba bien, que sus venenos estaban haciendo efecto porque el capitán requería de cuidados en el dispensario del wiccano. Dejó que Aletheia se moviera libremente por allí, confiaba en ella. Estaba algo aterrado, no sabía si ya era demasiado tarde, si el veneno en cuestión ya había dañado demasiado en su organismo. Anaé no sabía nada, pero es que no quería decirle nada por no preocuparla, y sin embargo sentia que debía hacerlo, o quedarían muchas cosas sin decir.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
La hechicera accedió al despacho que le habían indicado y rebuscó entre los tomos que allí había para localizar información sobre venenos. Agradeció que Stein hubiera ido dejando allí un poco de todo, porque entre algunos capitulos de herbología y varias decenas de páginas de pócimas, logró descartar un buen número de opciones. Pero todavía necesitaría afinar un poco más.
Al menos había descartado que fuera víctima de un encantamiento o embrujo, lo que dificultaría aún más el hallar una cura, porque las opciones y combinaciones eran infinitas. Los venenos eran un campo más limitado.
Tomó algunas notas para tener un punto de partida al día siguiente en la Logia y fue a reunirse con Axel de nuevo.
-Capitán, se hace tarde y no quisiera que se me hiciera de noche antes de llegar a casa. No sé lo que pueda tardar ya Leif y últimamente está un poco sobreprotector de más. He encontrado información interesante, pero me gustaría indagar más. Es posible que en un par de días pueda tener algo que alivie los síntomas con mayor eficacia que la infusión de hierbas. Renovando todos los útiles y vigilando las comidas es bastante probable que eliminemos la fuente, así que eso nos da un poco más de margen hasta que pueda llegar a una cura. Sólo le pido paciencia, sé que es difícil, pero la magia no es algo exacto e inamovible y no puedo darle un tiempo exacto. Procure descansar esta noche, señor Blackmore. Hasta mañana.
Al menos había descartado que fuera víctima de un encantamiento o embrujo, lo que dificultaría aún más el hallar una cura, porque las opciones y combinaciones eran infinitas. Los venenos eran un campo más limitado.
Tomó algunas notas para tener un punto de partida al día siguiente en la Logia y fue a reunirse con Axel de nuevo.
-Capitán, se hace tarde y no quisiera que se me hiciera de noche antes de llegar a casa. No sé lo que pueda tardar ya Leif y últimamente está un poco sobreprotector de más. He encontrado información interesante, pero me gustaría indagar más. Es posible que en un par de días pueda tener algo que alivie los síntomas con mayor eficacia que la infusión de hierbas. Renovando todos los útiles y vigilando las comidas es bastante probable que eliminemos la fuente, así que eso nos da un poco más de margen hasta que pueda llegar a una cura. Sólo le pido paciencia, sé que es difícil, pero la magia no es algo exacto e inamovible y no puedo darle un tiempo exacto. Procure descansar esta noche, señor Blackmore. Hasta mañana.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Se sentía mal, estaba físicamente agotado, mareado, débil. Parecía que Aletheia estaba sobre la pista, pero se le estaba haciendo eterno. ¿Y si ya no le quedaba tiempo? ¿y si era demasiado tarde? debería hablar con Aveline y con Anaé, ellas no sabían nada. Faith estaba de viaje en Alemania con Stein y regresarían en dos días, pero conforme se sentía, no sabía si aguantaría dos días. Aurelius le dijo que su sangre estaba muy líquida, y sus mucosas muy pálidas, tenía mucha anemia y el hígado hinchado.
Se obligó a subir al despacho y se sentó frente al escritorio a escribir una extensa carta. Por si acaso.
París, septiembre de 1810
Mi querida Catherina,
Disculpa esta letras tan tardías que llegan cuando tu preocupación ya te ha hecho sufrir más de lo que hubiera deseado. No estoy bien, sé que lo has notado a pesar de que soy incapaz de admitir que mi salud es débil. He tardado semanas en pedir ayuda, pensando que esto no podía pasarme a mí, porque mi destino era morir de viejo rodeado mi familia, o en segunda instancia, batallando contra la oscuridad, con honor, fuerza y coraje. Pero parece que nada de eso va a ser posible.
No sé si ya es tarde o todavía queda esperanza para mi, al parecer un veneno ha mermado mi salud lo suficiente como para que en la mirada de Aurelius encuentre resignación e impotencia.
Si estas son mis últimas horas, quiero decirte que mi corazón es tuyo, que lo fue desde las primeras palabras que me dirigiste para decirme que tenía los ojos raros. En ese momento me invadió la extrañeza pero cada vez que lo recuerdo me arranca un sonrisa. Quiero decirte que le sacudiste el olvido a mi polvoriento corazón, que rompiste mi escudo de piedra sin proponértelo, tan sólo siendo tú. Si algo me amarga profundamente de toda esta situación es la posibilidad de perder ese futuro que he imaginado para nosotros, cuando pensaba que había perdido la capacidad de imaginar. Estoy en paz con el mundo, he dado todo de mi cada día de mi vida, pero te debo tantos besos, tantas confidencias, tantos recuerdos nuevos, que si me marcho ahora sentiré que fracasé por completo como hombre.
Mi querida Catherina, jamás pierdas la luz de tus ojos, ni tu sonrisa, ni tu preciosa colección de gestos que son la esencia de tu ser, un ser maravilloso. Si estas son mis últimas horas, quiero pedirte un favor: recuérdame alguna vez porque donde quiera que esté, velaré por tu felicidad.
Siempre tuyo,
Axel Emory Blackmore.
La carta quedó plegada y con el destinatario escrito en un sobre encima de su mesa. Tenía que colocarse el abrigo y marcharse a casa, pero la cabeza comenzó a darle vueltas y se desvaneció. El hermano Aurelius llamó a gritos a los que andaban por allí, y entre todos lo llevaron a la enfermería, necesitaban practicarle una transfusión de urgencia.
Se obligó a subir al despacho y se sentó frente al escritorio a escribir una extensa carta. Por si acaso.
París, septiembre de 1810
Mi querida Catherina,
Disculpa esta letras tan tardías que llegan cuando tu preocupación ya te ha hecho sufrir más de lo que hubiera deseado. No estoy bien, sé que lo has notado a pesar de que soy incapaz de admitir que mi salud es débil. He tardado semanas en pedir ayuda, pensando que esto no podía pasarme a mí, porque mi destino era morir de viejo rodeado mi familia, o en segunda instancia, batallando contra la oscuridad, con honor, fuerza y coraje. Pero parece que nada de eso va a ser posible.
No sé si ya es tarde o todavía queda esperanza para mi, al parecer un veneno ha mermado mi salud lo suficiente como para que en la mirada de Aurelius encuentre resignación e impotencia.
Si estas son mis últimas horas, quiero decirte que mi corazón es tuyo, que lo fue desde las primeras palabras que me dirigiste para decirme que tenía los ojos raros. En ese momento me invadió la extrañeza pero cada vez que lo recuerdo me arranca un sonrisa. Quiero decirte que le sacudiste el olvido a mi polvoriento corazón, que rompiste mi escudo de piedra sin proponértelo, tan sólo siendo tú. Si algo me amarga profundamente de toda esta situación es la posibilidad de perder ese futuro que he imaginado para nosotros, cuando pensaba que había perdido la capacidad de imaginar. Estoy en paz con el mundo, he dado todo de mi cada día de mi vida, pero te debo tantos besos, tantas confidencias, tantos recuerdos nuevos, que si me marcho ahora sentiré que fracasé por completo como hombre.
Mi querida Catherina, jamás pierdas la luz de tus ojos, ni tu sonrisa, ni tu preciosa colección de gestos que son la esencia de tu ser, un ser maravilloso. Si estas son mis últimas horas, quiero pedirte un favor: recuérdame alguna vez porque donde quiera que esté, velaré por tu felicidad.
Siempre tuyo,
Axel Emory Blackmore.
La carta quedó plegada y con el destinatario escrito en un sobre encima de su mesa. Tenía que colocarse el abrigo y marcharse a casa, pero la cabeza comenzó a darle vueltas y se desvaneció. El hermano Aurelius llamó a gritos a los que andaban por allí, y entre todos lo llevaron a la enfermería, necesitaban practicarle una transfusión de urgencia.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé estaba leyendo un libro, el que le había prestado Aletheia en su repentino encuentro: Orgullo y prejuicio. Era increíble encontrarse una situación parecida a la suya, la sra. Bennet era prácticamente su madre, aunque ya podría parecerse más a la protagonista. Gild irrumpió en su habitación, por su tono de voz al decirle que tenía visita no pareció agradarla y mientras bajaba las escaleras la sirvienta murmuró sobre algo de no tener derecho ni respeto por nada. Llegó a la puerta de la mansión Boissieu y le sorprendió ver allí a un muchacho que parecía algo tenso y nervioso, le preguntó si ella era Anaé Boissieu y solo cuando se aseguró una respuesta afirmativa le entregó la carta que tenía que entregar en mano. Al ver el nerviosismo del joven y su mirada anhelante y hasta compungida, Anaé miró el remitente pero a pesar de no haber ninguno distinguió el sello de la Orden. Alzó la vista hacia el chico que le miró con complicidad, había algo en la forma de actuar del cazador que no le gustó nada, así que se apresuró a abrir la carta y sus ojos se movieron por encima de las letras, que no estaban tan logradas ni tenían ese estilo cuidado que tanto describía a un hombre tan perfeccionista como Axel, pero estaba en cada trazo de ellas.
Bebió la carta, pero a medida que leía lo que le había escrito su rostro fue cambiando. No se esperaba algo así, si hubiera leído algo como su falta de interés o que había llevado sus atenciones a otra parte no le habría afectado tanto ni le habría hecho perder la compostura. Pero las noticias le hicieron palidecer, la carta temblaba en su mano cuando perdió el pulso. No podía ser lo que estaba leyendo, era una especie de broma..Pero Axel, a pesar de su humor absurdo, no era de los que jugaba con algo tan importante como su vida o con las confesiones. Si fuera una broma, el muchacho no estaría allí tan nervioso como ella.
Apenas pudo terminar de leerla, extendió la mano libre para intentar asirse a algo cuando notó que sus rodillas perdieron la fuerza. Por suerte, tanto Gild como el muchacho reaccionaron a tiempo para sostenerla. Gild intentó abanicarla y hacer que reaccionara pero los ojos de Anaé estaban abiertos de par en par, bloqueada, con la cabeza dándole vueltas a las palabras, con las difuminadas frases de la lectura bailando en su cabeza. Axel no hablaba como si la muerte le rondase, hablaba como si ya estuviese muerto. Las lágrimas de sus ojos no fueron nunca tan sinceras, ni tampoco la congoja de su corazón. No había sentido un dolor tan grande, solo comparable a la pérdida de su querida nani que era la única persona que la había amado en este mundo y ahora iba a perder aquello que se había atrevido a desear para sí. Recordó entonces las palabras del caballero, cuando ocurrió el accidente de su hermana, que aun sin estar en la primera línea del peligro, siempre le acechaba. No podía perder a la única persona que la quería, no otra vez. La vida no podía ser tan injusta.
Gild hacía rato que llamaba a la señora con desesperación y entre ambas intentaban meter a Anaé en casa para evitar la curiosidad de sus vecinos mientras la muchacha se había hundido en la desesperanza. Lidió con las dos mujeres para evitar que la llevaran lejos, que la alejasen de Emory para siempre, se apartó de ellas y miró al muchacho fijamente. Al parecer, no necesitó más palabras porque el joven cazador se dio la vuelta y buscó un carruaje en seguida, a gritos, perdiendo también al compostura. Cuando Anaé intentó seguirle su madre la detuvo.- ¡A dónde vas! ¡No pienso permitir que salgas así!- Anaé ni siquiera se molestó en responder, se sacudió con firmeza, tanta que la señora Boissieu tuvo que soltarla.- Entra en casa Anaé...¡Acabarás en una institución!- Dijo, a la desesperada, no sabía lo que ocurría pero su hija estaba muy alterada y no iba a permitir habladurías de ningún tipo ahora que todo iba tan bien.- ¡Anaé! Si sales por esa puerta, te juro que...¡Te juro que..!- ¡Haga lo que le venga en gana, madre!
Nunca antes había contestado así a su madre, ni tan sinceramente. Ni ella, ni nadie, iba a evitar que fuera a buscarle y a estar con él. Se metió en el carruaje y cerró la puerta con firmeza y los caballos cruzaron la avenida a toda velocidad. Ella volvió a leer las palabras que habían encendido su llanto: Si estas son mis últimas horas. Se llevó las manos al rostro cuando sollozó. Por favor. Tenía que llegar a tiempo. Por favor. Por favor. Por favor. Que no fuera demasiado tarde. Cruzó las manos un instante, pidiendo, rogando a quien fuera que no le dejase marchar. No era justo. No era justo para ninguno de los dos.
El carruaje se detuvo al llegar a la Sede y Anaé prácticamente saltó del carro en cuanto el servil muchacho le abrió la puerta y no se molestó en guardar las apariencias. No estaba hecha para correr y no lo hubiera hecho tanto ni con tanta prisa ni aunque su vida estuviera en juego, pero era de Axel de quien se hablaba allí. Intentó abrir la puerta, pero el muchacho fue quien le dio el empujón que le hizo traspasar el umbral y quien le dijo dónde estaba la enfermería. Anaé dejó de correr, no porque quisiera, si no porque le faltaba el aliento, mientras jadeaba cruzaba el pasillo a grandes zancadas y por primera vez en toda su vida no se perdió, esperaba que también fuera la primera vez que no llegaba tarde.
No entró inmediatamente. Cogió aire varias veces y se apoyó una mano en el estómago intentando recuperar el aliento. Cerró los ojos, se obligó a calmarse. Miró una habitación contigua y se metió sin ninguna clase de permiso, vertió agua de una jarra en una palangana y se lavó la cara, procurando refrescarla y secarla. Volvió a coger aire, a infundirse de valor, porque si esas iban a ser las últimas horas que tuvieran juntos se negaba a pasarlas llorando, se negaba a que los últimos recuerdos de Axel en vida fueran amargos.
Tragó saliva y entró en la enfermería con delicadeza, procurando no molestas y buscó a Axel en cada rincón, con todo su miedo y dolor instalado en su pecho.
Bebió la carta, pero a medida que leía lo que le había escrito su rostro fue cambiando. No se esperaba algo así, si hubiera leído algo como su falta de interés o que había llevado sus atenciones a otra parte no le habría afectado tanto ni le habría hecho perder la compostura. Pero las noticias le hicieron palidecer, la carta temblaba en su mano cuando perdió el pulso. No podía ser lo que estaba leyendo, era una especie de broma..Pero Axel, a pesar de su humor absurdo, no era de los que jugaba con algo tan importante como su vida o con las confesiones. Si fuera una broma, el muchacho no estaría allí tan nervioso como ella.
Apenas pudo terminar de leerla, extendió la mano libre para intentar asirse a algo cuando notó que sus rodillas perdieron la fuerza. Por suerte, tanto Gild como el muchacho reaccionaron a tiempo para sostenerla. Gild intentó abanicarla y hacer que reaccionara pero los ojos de Anaé estaban abiertos de par en par, bloqueada, con la cabeza dándole vueltas a las palabras, con las difuminadas frases de la lectura bailando en su cabeza. Axel no hablaba como si la muerte le rondase, hablaba como si ya estuviese muerto. Las lágrimas de sus ojos no fueron nunca tan sinceras, ni tampoco la congoja de su corazón. No había sentido un dolor tan grande, solo comparable a la pérdida de su querida nani que era la única persona que la había amado en este mundo y ahora iba a perder aquello que se había atrevido a desear para sí. Recordó entonces las palabras del caballero, cuando ocurrió el accidente de su hermana, que aun sin estar en la primera línea del peligro, siempre le acechaba. No podía perder a la única persona que la quería, no otra vez. La vida no podía ser tan injusta.
Gild hacía rato que llamaba a la señora con desesperación y entre ambas intentaban meter a Anaé en casa para evitar la curiosidad de sus vecinos mientras la muchacha se había hundido en la desesperanza. Lidió con las dos mujeres para evitar que la llevaran lejos, que la alejasen de Emory para siempre, se apartó de ellas y miró al muchacho fijamente. Al parecer, no necesitó más palabras porque el joven cazador se dio la vuelta y buscó un carruaje en seguida, a gritos, perdiendo también al compostura. Cuando Anaé intentó seguirle su madre la detuvo.- ¡A dónde vas! ¡No pienso permitir que salgas así!- Anaé ni siquiera se molestó en responder, se sacudió con firmeza, tanta que la señora Boissieu tuvo que soltarla.- Entra en casa Anaé...¡Acabarás en una institución!- Dijo, a la desesperada, no sabía lo que ocurría pero su hija estaba muy alterada y no iba a permitir habladurías de ningún tipo ahora que todo iba tan bien.- ¡Anaé! Si sales por esa puerta, te juro que...¡Te juro que..!- ¡Haga lo que le venga en gana, madre!
Nunca antes había contestado así a su madre, ni tan sinceramente. Ni ella, ni nadie, iba a evitar que fuera a buscarle y a estar con él. Se metió en el carruaje y cerró la puerta con firmeza y los caballos cruzaron la avenida a toda velocidad. Ella volvió a leer las palabras que habían encendido su llanto: Si estas son mis últimas horas. Se llevó las manos al rostro cuando sollozó. Por favor. Tenía que llegar a tiempo. Por favor. Por favor. Por favor. Que no fuera demasiado tarde. Cruzó las manos un instante, pidiendo, rogando a quien fuera que no le dejase marchar. No era justo. No era justo para ninguno de los dos.
El carruaje se detuvo al llegar a la Sede y Anaé prácticamente saltó del carro en cuanto el servil muchacho le abrió la puerta y no se molestó en guardar las apariencias. No estaba hecha para correr y no lo hubiera hecho tanto ni con tanta prisa ni aunque su vida estuviera en juego, pero era de Axel de quien se hablaba allí. Intentó abrir la puerta, pero el muchacho fue quien le dio el empujón que le hizo traspasar el umbral y quien le dijo dónde estaba la enfermería. Anaé dejó de correr, no porque quisiera, si no porque le faltaba el aliento, mientras jadeaba cruzaba el pasillo a grandes zancadas y por primera vez en toda su vida no se perdió, esperaba que también fuera la primera vez que no llegaba tarde.
No entró inmediatamente. Cogió aire varias veces y se apoyó una mano en el estómago intentando recuperar el aliento. Cerró los ojos, se obligó a calmarse. Miró una habitación contigua y se metió sin ninguna clase de permiso, vertió agua de una jarra en una palangana y se lavó la cara, procurando refrescarla y secarla. Volvió a coger aire, a infundirse de valor, porque si esas iban a ser las últimas horas que tuvieran juntos se negaba a pasarlas llorando, se negaba a que los últimos recuerdos de Axel en vida fueran amargos.
Tragó saliva y entró en la enfermería con delicadeza, procurando no molestas y buscó a Axel en cada rincón, con todo su miedo y dolor instalado en su pecho.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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