AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Time out. {priv. Aletheia}
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Time out. {priv. Aletheia}
Recuerdo del primer mensaje :
Repasó las arrugas de su camisa deslizando las yemas de los dedos para aplanarlas, el siempre impoluto Capitán Blackmore no sabía ir por la vida despeinado o con aspecto de haber pasado mala noche. Se peinó hacia atrás y anudó la corbata a su cuello. La segunda del día. La primera había acabado en el cesto de la ropa sucia al poco de ponérsela, una hemorragia nasal súbita la había echado a perder.
Comprobó los halos azulados bajo sus ojos y la palidez de su cara. Llevaba unos días así, y se sentía cansado. ¿Pero quién no lo estaría dado su cargo en la Orden? exceso de trabajo, noches de caza, días enteros aguantando la presión... pero él era fuerte, podía con ello. Excepto que esta vez no podía. Tenía la certeza de que le pasaba algo grave. Todo empezó con pequeños detalles, un poco de sangre al toser... una herida que tarda en cerrar más de lo habitual...un corte que no coagula como debe...pero con los días cada vez se acentuaba más y ahora su orina era de color coñac y su nariz sangraba cuando le apetecía. Sabía que estaba enfermo. Aurelius le había dado todas la pociones que conocía, había realizado los rituales wiccanos que recordaba, pero nada parecía funcionar.
Era la hora de recurrir a otros recursos, antes de darse por vencido intentaría cualquier cosa, no pensaba morirse así, como un cerdo desangrado en el matadero.
Llamó al timbre de la puerta de la bruja. Los informes que había recibido tras la boda de Elora y Xaryne era del todo favorables, esa mujer había domado a la bestia Paine, lo había sacado de la circulación por el momento, y ellos tenían un problema menos del que preocuparse. La mujer que le vendía las hierbas y remedios era una infiltrada y le comunicó el tipo de magia que hacía Aletheia en base a lo que compraba y también respecto a lo que decía la Logia de ella. Era una hechicera experta en pociones y herbología, tendría que servir, porque ya no le quedaban muchas más opciones. No se fiaba de Cirilla, la líder de la Logia, que si averiguaba su enfermedad quizás lo remitiese a alguien que pudiera acabar de rematarlo. A saber qué se pasaba por la cabeza de aquella hechicera ávida de poder.
No, aquello iba más allá de un mero asunto oficial, era un favor personal. Cuando la sirvienta de Aletheia abrió, lo hizo pasar a un saloncete donde su señora lo recibiría.
Repasó las arrugas de su camisa deslizando las yemas de los dedos para aplanarlas, el siempre impoluto Capitán Blackmore no sabía ir por la vida despeinado o con aspecto de haber pasado mala noche. Se peinó hacia atrás y anudó la corbata a su cuello. La segunda del día. La primera había acabado en el cesto de la ropa sucia al poco de ponérsela, una hemorragia nasal súbita la había echado a perder.
Comprobó los halos azulados bajo sus ojos y la palidez de su cara. Llevaba unos días así, y se sentía cansado. ¿Pero quién no lo estaría dado su cargo en la Orden? exceso de trabajo, noches de caza, días enteros aguantando la presión... pero él era fuerte, podía con ello. Excepto que esta vez no podía. Tenía la certeza de que le pasaba algo grave. Todo empezó con pequeños detalles, un poco de sangre al toser... una herida que tarda en cerrar más de lo habitual...un corte que no coagula como debe...pero con los días cada vez se acentuaba más y ahora su orina era de color coñac y su nariz sangraba cuando le apetecía. Sabía que estaba enfermo. Aurelius le había dado todas la pociones que conocía, había realizado los rituales wiccanos que recordaba, pero nada parecía funcionar.
Era la hora de recurrir a otros recursos, antes de darse por vencido intentaría cualquier cosa, no pensaba morirse así, como un cerdo desangrado en el matadero.
Llamó al timbre de la puerta de la bruja. Los informes que había recibido tras la boda de Elora y Xaryne era del todo favorables, esa mujer había domado a la bestia Paine, lo había sacado de la circulación por el momento, y ellos tenían un problema menos del que preocuparse. La mujer que le vendía las hierbas y remedios era una infiltrada y le comunicó el tipo de magia que hacía Aletheia en base a lo que compraba y también respecto a lo que decía la Logia de ella. Era una hechicera experta en pociones y herbología, tendría que servir, porque ya no le quedaban muchas más opciones. No se fiaba de Cirilla, la líder de la Logia, que si averiguaba su enfermedad quizás lo remitiese a alguien que pudiera acabar de rematarlo. A saber qué se pasaba por la cabeza de aquella hechicera ávida de poder.
No, aquello iba más allá de un mero asunto oficial, era un favor personal. Cuando la sirvienta de Aletheia abrió, lo hizo pasar a un saloncete donde su señora lo recibiría.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Aletheia durmió bien esa noche, aunque se había acostado algo más tarde, mirando algunos libros de la biblioteca. De hecho, habría sido bastante más tarde si el lobo no le hubiera gruñido al pasar por la puerta para que dejase lo que estaba haciendo y se fuera con él a dormir.
Sonrió mientras se peinaba ante el espejo. Su vida había cambiado tanto en unos pocos meses... Pero se sentía más viva que nunca, más auténtica, más en contacto con su verdadera esencia, más hechicera, más mujer, más todo. Así que se puso un vestido sencillo, no demasiado entallado, porque ya era más que evidente su estado, se arregló de la forma más sencilla, porque nunca fue mujer de grandes ostentosidades a diario, y se encaminó a la Logia para investigar un poco más acerca de los venenos y sus efectos, porque había muchos detalles que no recordaba con claridad y mucha otra información que desconocía directamente.
Cuando tuvo algunos datos, escribió una escueta nota para Axel y se la hizo llegar con uno de los cazadores de la Orden que coincidió con ella en la sede de la Logia. Desde que ambas organizaciones colaboraban, no era extraño ver hechiceros en la Orden o cazadores en la Logia. No demasiados, era cierto, pero siempre había tres o cuatro pululando por allí.
"Estimado Lord Blackmore,
le escribo estar líneas con ánimo de que sean esperanzadoras. Estamos muy cerca de descubrir a esa bestia de la que hablamos. He acotado mucho las opciones y podría casi asegurarle que es posible neutralizarla, sólo espero que estemos a tiempo.
Lo que aún no he conseguido descifrar es dónde tiene su guarida.
Disculpe que no le dé esta información en persona, pero ahora mismo me dirijo a buscar algo necesario para lo que nos traemos entre manos. Siento ser tan críptica, pero sé que usted entenderá y no me atrevo a ser más explícita.
Le mantendré informado.
Cordialmente,
Aletheia."
Sonrió mientras se peinaba ante el espejo. Su vida había cambiado tanto en unos pocos meses... Pero se sentía más viva que nunca, más auténtica, más en contacto con su verdadera esencia, más hechicera, más mujer, más todo. Así que se puso un vestido sencillo, no demasiado entallado, porque ya era más que evidente su estado, se arregló de la forma más sencilla, porque nunca fue mujer de grandes ostentosidades a diario, y se encaminó a la Logia para investigar un poco más acerca de los venenos y sus efectos, porque había muchos detalles que no recordaba con claridad y mucha otra información que desconocía directamente.
Cuando tuvo algunos datos, escribió una escueta nota para Axel y se la hizo llegar con uno de los cazadores de la Orden que coincidió con ella en la sede de la Logia. Desde que ambas organizaciones colaboraban, no era extraño ver hechiceros en la Orden o cazadores en la Logia. No demasiados, era cierto, pero siempre había tres o cuatro pululando por allí.
"Estimado Lord Blackmore,
le escribo estar líneas con ánimo de que sean esperanzadoras. Estamos muy cerca de descubrir a esa bestia de la que hablamos. He acotado mucho las opciones y podría casi asegurarle que es posible neutralizarla, sólo espero que estemos a tiempo.
Lo que aún no he conseguido descifrar es dónde tiene su guarida.
Disculpe que no le dé esta información en persona, pero ahora mismo me dirijo a buscar algo necesario para lo que nos traemos entre manos. Siento ser tan críptica, pero sé que usted entenderá y no me atrevo a ser más explícita.
Le mantendré informado.
Cordialmente,
Aletheia."
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Axel estaba postrado en una cama de la enfermería, de unos soportes colgaban las botellas de sangre que le estaban infundiendo a su brazo mediante unas gomas, sangre que lo mantenía con un hilo de vida. El veneno había hinchado su hígado y destruido su coagulación, había tenido hemprragias internas y otras que era perfectamente visibles en la piel allá donde se había golpeado o simplemente apoyado con algo más de fuerza. Respiraba débilmente y tenía los ojos cerrados. Sobre la pared de la cabecera había una enorme runa celta wiccana, Aurelius y su ayudante se habían esforzado hasta la extenuación en aplicar ciencia y magia para salvar a su capitán. Al parecer nada de lo que habían aplicado conseguía curarlo, pero las pociones suministradas, los medicamentos, todos los antídotos conocidos que le habían dado... al menos habían conseguido mantenerlo con vida. Porque de haber sido otro menos fuerte que Blackmore o de no haber contado con los cuidados de sus amigos, a estas horas ya estaría a dos palmos bajo tierra.
Cuando Anaé entró, olía a hirbas frescas y a otras que estaban quemando en pebeteros para ahuyentar a la Señora Oscura, como mandaba la tradición wiccana, y el ambiente estaba cargado de preocupación y una calma tensa que se podía masticar. Aurelius la acompañó hasta la cama del senescal y la dejó sentarse a su lado, tras haberla puesto al corriente de la gravedad del asunto. La instó a que sujetase la mano libre de Axel, pues si bien sabía algo el monje, es que los dolores del cuerpo duelen menos si nos acompañanan y reconfortan nuestros seres queridos.
Los dejó a solas unos minutos, sabía que la consciencia del inglés iba y venía a ratos, y él tenía que terminar una poción en el laboratorio, porque tenían que intentarlo todo. Justo al salir fue interceptado por el recadero de Aletheia, portando su nota, y de inmediato al saber quien era la remitente, la abrió, porque estaba al tanto de lo que podía contener. Al leer las líneas abrió los ojos con renovadas esperanzas y llamó a gritos a dos cazadores expertos a los que ordenó que volasen hasta donde estuviera la bruja y la trajesen a la plaza de Tertre. Sus órdenes eran obedecerla en todo y conseguir cualquier cosa que ella requiriese. Ambos salieron por la puerta como almas que persigue el diablo.
Axel abrió los ojos cuando sintió la caricia de las suaves manos de Anaé, giró apenas un poco el rostro y trató de sonreirle. Estaba muy cansado, navegaba entre las brumas de la inconsciencia y notaba una opresión en el pecho que no se marchaba.
— Catherina... lo siento...
Cuando Anaé entró, olía a hirbas frescas y a otras que estaban quemando en pebeteros para ahuyentar a la Señora Oscura, como mandaba la tradición wiccana, y el ambiente estaba cargado de preocupación y una calma tensa que se podía masticar. Aurelius la acompañó hasta la cama del senescal y la dejó sentarse a su lado, tras haberla puesto al corriente de la gravedad del asunto. La instó a que sujetase la mano libre de Axel, pues si bien sabía algo el monje, es que los dolores del cuerpo duelen menos si nos acompañanan y reconfortan nuestros seres queridos.
Los dejó a solas unos minutos, sabía que la consciencia del inglés iba y venía a ratos, y él tenía que terminar una poción en el laboratorio, porque tenían que intentarlo todo. Justo al salir fue interceptado por el recadero de Aletheia, portando su nota, y de inmediato al saber quien era la remitente, la abrió, porque estaba al tanto de lo que podía contener. Al leer las líneas abrió los ojos con renovadas esperanzas y llamó a gritos a dos cazadores expertos a los que ordenó que volasen hasta donde estuviera la bruja y la trajesen a la plaza de Tertre. Sus órdenes eran obedecerla en todo y conseguir cualquier cosa que ella requiriese. Ambos salieron por la puerta como almas que persigue el diablo.
Axel abrió los ojos cuando sintió la caricia de las suaves manos de Anaé, giró apenas un poco el rostro y trató de sonreirle. Estaba muy cansado, navegaba entre las brumas de la inconsciencia y notaba una opresión en el pecho que no se marchaba.
— Catherina... lo siento...
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
La situación era tal y como la esperaba, allí todo el mundo daba al capitán por perdido. El padre Aurelius le hizo pasar después de contarle lo que se encontraría, pero ya venía preparada para encontrarse con lo peor, había decidido que si esas eran las últimas horas de Axel Blackmore..De su Em...No Iba a permitir que fueran envueltas en tristeza y dolor. Al entrar en la habitación se fijó primero en los símbolos que cubrían las paredes y el olor de infusiones, preparados y medicaciones. Tragó saliva al mirar hacia el lecho, donde encontró a Axel con muy mal aspecto.
Aun así, se acercó con solemnidad y se ajustó el vestido antes de sentarse a su lado. No necesitó que el padre le instara a cogerle de la mano porque antes de terminar la frase ella ya se la había cogido, dejándola descansar sobre la palma de una de las suyas y con la que tenía libre sobre su dorso, como si quisiera protegerle y acogerle entre ellas. Le observó aprovechando que él no parecía reaccionar todavía, tal vez jamás lo hiciese. Suspiró, al menos podía estar a su lado, había llegado a tiempo de estar con él y solo por eso se sentía agradecida. Acarició suavemente su frente, echándole el cabello hacia atrás. Se había asustado en un primer momento, por todos esos tubos, la sangre, el aspecto del lord inglés, que siempre era tan pulcro y sereno, pero no bastó para hacerle dudar. Quería estar allí con él y procuraría mirarle como lo hacía siempre porque..Incluso con un pie en la tumba él seguía siendo el hombre del que estaba sinceramente enamorada.
Se incorporó en busca de un poco de agua para refrescarle, cuando vio la palangana y un trapo en el borde de ella, junto a la mesita. Humedeció el paño y lo escurrió bien para luego palpar la frente y las mejillas del capitán, continuó por su cuello, justo cuando se giró y abrió los ojos. A Anaé se le detuvo el corazón y dejó el paño en la mesita prestándole toda su atención, estaba tan..Contenta, tan aliviada.-Lo único que debe sentir es no habérmelo dicho antes.-Le miró con indulgencia, no estaba enfadada, a pesar de lo preocupada que había estado..Pensando que tenía una aventura con la señorita Brutus, ojalá hubiera sabido la verdad antes. Soltó aire con suavidad, mirándole a los ojos cogió su mano de nuevo entre las suyas, apretándolas, intentando transmitirle algo de su calor.- Me alegro tanto de contemplar sus ojos. De estar aquí con usted...-Cerró suavemente los ojos y se inclinó para besar su mano.- Ojalá pudiera quitarle todo este dolor. Lo sufriría con gusto.- Levantó la vista de nuevo, no quería dejarle solo, pero tampoco quería agobiarle así que solo mantuvo su mano entre las suyas. Sonrió con suavidad, notando lo cansado que él estaba, lo que le costaba seguir luchando.- No dejaré que se rinda, voy a cuidar de usted...Hasta el final.- Dijo, sonrojada, con toda la honestidad del mundo, no eran palabras típicas de amantes apasionados o guiadas por el momento, eran sinceras. Iba a cuidar de él, de su bienestar y no quería seguir al margen de su vida, por muy difícil y dolorosa que fuera esta, iba a hacer de la vida de Axel lo más confortable posible, para el resto de sus días. Si serían unas pocas horas o unos años solo los dioses lo sabían.
Aun así, se acercó con solemnidad y se ajustó el vestido antes de sentarse a su lado. No necesitó que el padre le instara a cogerle de la mano porque antes de terminar la frase ella ya se la había cogido, dejándola descansar sobre la palma de una de las suyas y con la que tenía libre sobre su dorso, como si quisiera protegerle y acogerle entre ellas. Le observó aprovechando que él no parecía reaccionar todavía, tal vez jamás lo hiciese. Suspiró, al menos podía estar a su lado, había llegado a tiempo de estar con él y solo por eso se sentía agradecida. Acarició suavemente su frente, echándole el cabello hacia atrás. Se había asustado en un primer momento, por todos esos tubos, la sangre, el aspecto del lord inglés, que siempre era tan pulcro y sereno, pero no bastó para hacerle dudar. Quería estar allí con él y procuraría mirarle como lo hacía siempre porque..Incluso con un pie en la tumba él seguía siendo el hombre del que estaba sinceramente enamorada.
Se incorporó en busca de un poco de agua para refrescarle, cuando vio la palangana y un trapo en el borde de ella, junto a la mesita. Humedeció el paño y lo escurrió bien para luego palpar la frente y las mejillas del capitán, continuó por su cuello, justo cuando se giró y abrió los ojos. A Anaé se le detuvo el corazón y dejó el paño en la mesita prestándole toda su atención, estaba tan..Contenta, tan aliviada.-Lo único que debe sentir es no habérmelo dicho antes.-Le miró con indulgencia, no estaba enfadada, a pesar de lo preocupada que había estado..Pensando que tenía una aventura con la señorita Brutus, ojalá hubiera sabido la verdad antes. Soltó aire con suavidad, mirándole a los ojos cogió su mano de nuevo entre las suyas, apretándolas, intentando transmitirle algo de su calor.- Me alegro tanto de contemplar sus ojos. De estar aquí con usted...-Cerró suavemente los ojos y se inclinó para besar su mano.- Ojalá pudiera quitarle todo este dolor. Lo sufriría con gusto.- Levantó la vista de nuevo, no quería dejarle solo, pero tampoco quería agobiarle así que solo mantuvo su mano entre las suyas. Sonrió con suavidad, notando lo cansado que él estaba, lo que le costaba seguir luchando.- No dejaré que se rinda, voy a cuidar de usted...Hasta el final.- Dijo, sonrojada, con toda la honestidad del mundo, no eran palabras típicas de amantes apasionados o guiadas por el momento, eran sinceras. Iba a cuidar de él, de su bienestar y no quería seguir al margen de su vida, por muy difícil y dolorosa que fuera esta, iba a hacer de la vida de Axel lo más confortable posible, para el resto de sus días. Si serían unas pocas horas o unos años solo los dioses lo sabían.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
- Mensajes : 99
Fecha de inscripción : 27/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Time out. {priv. Aletheia}
El capitán la contempló como la primera vez que ella posó sus ojos en la Victoria de Samotracia en el Louvre. Resplandecía, cualquier cosa que ella mirase sería digna de atención, como si miraba una piedra del suelo, sólo por aquella expresión en sus ojos, la vida que transmitían, la luz que brillaba en su interior.
Sus manos cálidas, suaves, sosteniendo una de las suyas, le infundía la fuerza para luchar por mantenerse consciente, vivo, le daba las ganas de vivir que neesitaba encontrar en aquellas horas oscuras.
— no me rendiré, te lo prometo. Además no puedo morirme, mi corazón es tuyo, si no le das permiso para parar... no lo puede hacer.— dejó de hablarle de usted porque estaban solos, y trató de aligerar el drama que vivían en ese momento, porque realmente estaba muy mal, todas las posibilidades las tenía en contra y mucho tenían que cambiar las tornas para salvar el pellejo esta vez.
El destino tenía una curiosa forma de hacer chistes. Cuando estuvo en la plenitud de su juventud, malgastó su tiempo amando a quien no lo merecía, después se enecrró en su trabajo, y ahora que recueraba la ilusión y las ganas de tener un futuro diferente, de atreverse a desear algo para sí mismo y no para la Orden, la familia o la humanidad... le asestaban aquel golpe fatal. Si salía de ésta, iba a tener que replantearse muchas cosas.
Sus manos cálidas, suaves, sosteniendo una de las suyas, le infundía la fuerza para luchar por mantenerse consciente, vivo, le daba las ganas de vivir que neesitaba encontrar en aquellas horas oscuras.
— no me rendiré, te lo prometo. Además no puedo morirme, mi corazón es tuyo, si no le das permiso para parar... no lo puede hacer.— dejó de hablarle de usted porque estaban solos, y trató de aligerar el drama que vivían en ese momento, porque realmente estaba muy mal, todas las posibilidades las tenía en contra y mucho tenían que cambiar las tornas para salvar el pellejo esta vez.
El destino tenía una curiosa forma de hacer chistes. Cuando estuvo en la plenitud de su juventud, malgastó su tiempo amando a quien no lo merecía, después se enecrró en su trabajo, y ahora que recueraba la ilusión y las ganas de tener un futuro diferente, de atreverse a desear algo para sí mismo y no para la Orden, la familia o la humanidad... le asestaban aquel golpe fatal. Si salía de ésta, iba a tener que replantearse muchas cosas.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Era ya bastante tarde cuando alcanzaron la plaza de Tertre. Tanto la bruja como los dos cazadores que la acommpañaban llevaban sendos paquetes en las manos. El de ella, de dos palmos de largo, por uno de ancho, no parecía pesar demasiado. Los que llevaban los hombres abultaban el doble y su peso era sensiblemente mayor, aunque la carga de la mujer era mucho más delicada.
Aletheia había sido interceptada por los cazadores, con la nota que ella misma había escrito como prueba de que les enviaban para ayudarla y que podía confiar en ellos. Los guió de tienda en tienda mientras adquiría los principales ingredientes que necesitaba para elaborar la poción que podía salvarle la vida a Axel. Después de eso, pasó por su propia casa, a recoger algunos útiles. Ocuparía el despacho que ocupaba Stein en la Sede.
Entraron con premura en las instalaciones de la orden y la hechicera se encerró a trabajar como si no hubiera un mañana. La noticia del empeoramiento de Lord Blackmore convertía todo en una carrera contrarreloj.
Había dejado una nota en casa para Leif, a sabiendas de que era bastante probable que el licántropo se enfurruñara y hasta cabía la opción de que se presentara allí, a buscarla. Sonrió al pensarlo. Después de todo, esa preocupación denotaba que su cariño por ella era verdadero.
Picó y mezcló ingredientes con precisión e insufló su magia para potenciar sus propiedades en el sentido que a ella le interesaba. Fueron largas horas de trabajo, pero, finalmente, pudo conseguir la pócima necesaria. Un elixir de color azul cobalto, que emitía un tenue fulgor pulsante.
Con la pequeña botellita de cristal en la mano, delante de ella, se encaminó hasta la habitación donde se encontraba el capitán y golpeó la puerta y la abrió, asomando la cabeza al interior.
-Buenas noches. Sé que es tarde, pero... acabo de terminar el elixir y ¿para qué esperar a mañana cuando las horas pueden ser cruciales?
Avanzó hasta la cama y le ofreció el recipiente al cazador. Si no tenía fuerzas, ella misma se lo daría a beber. Esperaba que fuera suficiente para ir remitiendo los efectos del envenenamiento, aunque no sería la única dosis necesaria.
Aletheia había sido interceptada por los cazadores, con la nota que ella misma había escrito como prueba de que les enviaban para ayudarla y que podía confiar en ellos. Los guió de tienda en tienda mientras adquiría los principales ingredientes que necesitaba para elaborar la poción que podía salvarle la vida a Axel. Después de eso, pasó por su propia casa, a recoger algunos útiles. Ocuparía el despacho que ocupaba Stein en la Sede.
Entraron con premura en las instalaciones de la orden y la hechicera se encerró a trabajar como si no hubiera un mañana. La noticia del empeoramiento de Lord Blackmore convertía todo en una carrera contrarreloj.
Había dejado una nota en casa para Leif, a sabiendas de que era bastante probable que el licántropo se enfurruñara y hasta cabía la opción de que se presentara allí, a buscarla. Sonrió al pensarlo. Después de todo, esa preocupación denotaba que su cariño por ella era verdadero.
Picó y mezcló ingredientes con precisión e insufló su magia para potenciar sus propiedades en el sentido que a ella le interesaba. Fueron largas horas de trabajo, pero, finalmente, pudo conseguir la pócima necesaria. Un elixir de color azul cobalto, que emitía un tenue fulgor pulsante.
Con la pequeña botellita de cristal en la mano, delante de ella, se encaminó hasta la habitación donde se encontraba el capitán y golpeó la puerta y la abrió, asomando la cabeza al interior.
-Buenas noches. Sé que es tarde, pero... acabo de terminar el elixir y ¿para qué esperar a mañana cuando las horas pueden ser cruciales?
Avanzó hasta la cama y le ofreció el recipiente al cazador. Si no tenía fuerzas, ella misma se lo daría a beber. Esperaba que fuera suficiente para ir remitiendo los efectos del envenenamiento, aunque no sería la única dosis necesaria.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Efectivamente, daba igual lo tarde que fuera, necesitaba arañarle horas a la Muerte, así que se tomó el contenido de ese frasco sin preguntar. Confiaba en Aletheia, por eso había ido a buscarla cuando comprendió que su vida estaba comprometida y se escapaba a su control. Confiaba en su honestidad, en que era una buena mujer, inteligente, sabia. Confiaba que lo ayudaría por el simple hecho de que estaba en su naturaleza, no por el interés o por quién fuera él.
Ya estaba hecho, ahora sólo podía esperar y tratar de sobrevivir, de aguantar el envite de la señora Oscura. Anaé lo veló toda la noche, noche en la que su mente se sumergió en lugares muy oscuros, viajando a los reinos de la muerte y el vacío. No quería estar allí, pero la vida lo arrastraba y su consciencia peleaba por salir a flote. La poción azul comenzó a hacer efecto uniéndose al veneno y permitiendo que éste comenzara a ser expulsado sin pasar por el dañado hígado de Blackmore. Al despuntar el alba abrió los ojos, la fiebre le daba un receso.
— Espero que no me hayáis encargado el traje del entierro aún...— susurró débilmente tratando de esbozar media sonrisa, y Aurelius resopló aliviado.
Ya estaba hecho, ahora sólo podía esperar y tratar de sobrevivir, de aguantar el envite de la señora Oscura. Anaé lo veló toda la noche, noche en la que su mente se sumergió en lugares muy oscuros, viajando a los reinos de la muerte y el vacío. No quería estar allí, pero la vida lo arrastraba y su consciencia peleaba por salir a flote. La poción azul comenzó a hacer efecto uniéndose al veneno y permitiendo que éste comenzara a ser expulsado sin pasar por el dañado hígado de Blackmore. Al despuntar el alba abrió los ojos, la fiebre le daba un receso.
— Espero que no me hayáis encargado el traje del entierro aún...— susurró débilmente tratando de esbozar media sonrisa, y Aurelius resopló aliviado.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 07/12/2016
Re: Time out. {priv. Aletheia}
Aletheia no fue ese día a la plaza Tertre. El día anterior había pasado demasiadas horas entregada a la búsqueda una cura y estaba realmente agotada. En su estado, ya bastante avanzado para realizar abusos, no le convenía exigirse a sí misma demasiado. Así que había optado por quedarse más horas de las habituales en la cama, amén de calmar las ansias sobreprotectoras de los lobos al su alrededor, que poco menos que habían estado a punto de poner París patas arriba para dar con ella.
Por la tarde, con más calma y ya jugando sobre seguro con los ingredientes que había acumulado en las largas horas anteriores, preparó una nueva ración de elixir para Axel. Llenó con el líquido varios viales para que tuviera más de una dosis preparada y los acomodó en una cajita de madera con el interior tapizado, para que no se rompieran.
Envió a Loui a la Sede con la preciada carga y una nota para el capitán de la Orden.
"Apreciado Lord Blackmore,
Lamento no poder acercarme personalmente a interesarme por su salud, pero me temo que debo romper una lanza hoy en favor de la mía. No obstante, le envío elixir para unos días. Recuerde que debe tomar únicamente uno al día. No queremos que el efecto sea contraproducente. Y repose mucho, que le vendrá bien. Aproveche y deje que la señorita Boissieu le colme de atenciones.
En los días siguientes, con más calma, podremos centrar nuestra atención en el origen de su mal. Pero ahora lo primordial es su recuperación.
Espero encontrarme en condiciones de visitarle mañana, para conocer de primera mano su estado. Mientras tanto, tenga a bien transmitírmelo a través de Loui.
Atentamente,
A. Paine."
Por la tarde, con más calma y ya jugando sobre seguro con los ingredientes que había acumulado en las largas horas anteriores, preparó una nueva ración de elixir para Axel. Llenó con el líquido varios viales para que tuviera más de una dosis preparada y los acomodó en una cajita de madera con el interior tapizado, para que no se rompieran.
Envió a Loui a la Sede con la preciada carga y una nota para el capitán de la Orden.
"Apreciado Lord Blackmore,
Lamento no poder acercarme personalmente a interesarme por su salud, pero me temo que debo romper una lanza hoy en favor de la mía. No obstante, le envío elixir para unos días. Recuerde que debe tomar únicamente uno al día. No queremos que el efecto sea contraproducente. Y repose mucho, que le vendrá bien. Aproveche y deje que la señorita Boissieu le colme de atenciones.
En los días siguientes, con más calma, podremos centrar nuestra atención en el origen de su mal. Pero ahora lo primordial es su recuperación.
Espero encontrarme en condiciones de visitarle mañana, para conocer de primera mano su estado. Mientras tanto, tenga a bien transmitírmelo a través de Loui.
Atentamente,
A. Paine."
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé aun tenía sus manos entre las suyas y sonrió tan avergonzada como agradecida. Si. Su corazón era suyo y no le permitía morir, no todavía, no ahora que acababan de templar el acero que forjaría su relación. Le dejó descansar, porque pensaba que necesitaba conservar sus fuerzas, darle tiempo a los entendidos de buscar una forma de ayudarle y si no podían...Dios, si no podía que al menos no sufriera, no soportaría verle de ese modo. Al ver aparecer a Aletheia, se puso en pie y se apartó de manera que no le estorbase mientras atendía a Axel manteniéndose en un silencio solemne pero totalmente atenta, para ver de qué manera podría ella ayudar si fuera necesario. No tenía la confianza de preparar la medicina con eficiencia con lo torpe que era, pero podía encargarse de dársela a las horas que correspondían y encargarse del resto de necesidades, lo que sea que el padre Aurelius pudiera encargarle.
No tenía palabras suficientes para expresar lo verdaderamente agradecida que se sentía hacia la bruja y por supuesto le dijo que contase con ella para lo que pudiera necesitar, fuera lo que fuese. Le dio la enhorabuena por su estado, totalmente ajena a la situación que ella vivía.
El resto del tiempo se lo pasó junto a Axel, aunque de vez en cuando aireaba la habitación abriendo las ventanas para que el ambiente no fuera sofocante. No sabía si el hombre se sentiría invadido por estar ella constantemente allí, pero aunque se lo hubiera impedido era egoísta y no podía irse. Limpió su pecho y su frente de sudor, intentó que estuviera lo más cómodo posible y habló de la situación con el padre que permanecía allí casi tanto como ella, siempre que otros asuntos de la Orden no se lo impidiera. En algún momento de la conversación, el padre comentó cómo iba a darles la noticia a sus familiares, que aun no sabía qué era lo que el lord inglés deseaba al respecto.
Ella lo tenía bastante claro , necesitaban saberlo..Porque si ella había pasado una auténtica agonía no quería ni pensar lo que sería para sus hermanos y sus padres..Ignorantes de todo lo que ocurría. No quería pensar en ello pero..¿Y si Axel moría? ¿Se enterarían así, después de que todo pasara, sin la oportunidad de verlarle o de verle por última vez? Anaé quería respetar el silencio de Axel, pero su corazón no le permitía dejarle pasar por todo esto solo. Le dijo a Aurelius que ella se encargaría de esa parte y que necesitaría las direcciones pertinentes. No quería dejarle solo, pero tuvo que hacerlo por fuerza mayor. Le condujeron al despacho del capitán y una vez sentada en frente del escritorio se sintió algo fuera de lugar, él se pasaba allí la mayoría de los días y esperaba que siguiera siendo así. No quería perder demasiado tiempo allí, así que hizo una carta para las direcciones que correspondían en ese momento a sus padres y a sus hermanos. Tuvo que preguntar los nombres y apuntarlos porque era todo un desastre, pero en pocas horas consiguió tenerlas listas para su envío. En ellas, explicaba a sus padres y los hermanos que eran desconocidos para ella la situación de Axel, diciéndoles que sufría sin mencionar desde cuándo y que estaban tratándole en París, pero que su gravedad le impedía quedarse callada y les pedía que considerase el ver a su hijo, para infundirle fuerzas y apoyarle. No explicaba claramente quién era, solo alguien que se había visto en la obligación de informarles por las circunstancias.
A Aveline, sin embargo, le habló claramente y le dijo todo cuanto sabía, que su hermano sufría un envenenamiento y que, tanto Aletheia como Aurelius, estaban tratando de buscar un remedio, también añadió que había avisado a Lady y Lord Blackmore, con la máxima discreción sin dar detalles exageradamente preocupantes. Al sellarlas, le entregó las cartas al padre Aurelius que se encargó de ellas, también envió una menos urgente a su madre diciéndole que, por el momento, no podía volver. No le dio más explicaciones puesto que sabía que a su madre no le importarían. Con la vista cansada y algo aturdida, volvió a la habitación y le veló durante toda la noche, sentada a su lado y rezando para que todos los esfuerzos no fueran en vano y..Para que Axel le perdonara por el atrevimiento.
Tenía la cara de alguien que había permanecido despierta durante toda la noche, pero toda ella se iluminó al verle despertar, sonrió ampliamente, divertida, con su absurdo e inoportuno humor.- Estaba planteando al padre Aurelius cogerle ya las medidas, porque se perfectamente que la puntualidad es para usted importante..Hasta para su propio entierro.-Bajó la mirada y cogió aire, hablar de muerte tan a la ligera le hacía quitarle importancia al asunto, pero luego recaía sobre ella las nubes de la duda y el pesar. Apoyó con delicadeza y algo de vergüenza la mano sobre su mejilla, mirándole con ternura, sin percatarse. ¿Debía decirle lo que había hecho?..Pero..Tal vez se enfadaría con ella, por tomarse unas libertades que no le correspondían.- ¿Se siente con ánimos de tomar su medicina? Tiene una carta de la señorita Brutus.
No tenía palabras suficientes para expresar lo verdaderamente agradecida que se sentía hacia la bruja y por supuesto le dijo que contase con ella para lo que pudiera necesitar, fuera lo que fuese. Le dio la enhorabuena por su estado, totalmente ajena a la situación que ella vivía.
El resto del tiempo se lo pasó junto a Axel, aunque de vez en cuando aireaba la habitación abriendo las ventanas para que el ambiente no fuera sofocante. No sabía si el hombre se sentiría invadido por estar ella constantemente allí, pero aunque se lo hubiera impedido era egoísta y no podía irse. Limpió su pecho y su frente de sudor, intentó que estuviera lo más cómodo posible y habló de la situación con el padre que permanecía allí casi tanto como ella, siempre que otros asuntos de la Orden no se lo impidiera. En algún momento de la conversación, el padre comentó cómo iba a darles la noticia a sus familiares, que aun no sabía qué era lo que el lord inglés deseaba al respecto.
Ella lo tenía bastante claro , necesitaban saberlo..Porque si ella había pasado una auténtica agonía no quería ni pensar lo que sería para sus hermanos y sus padres..Ignorantes de todo lo que ocurría. No quería pensar en ello pero..¿Y si Axel moría? ¿Se enterarían así, después de que todo pasara, sin la oportunidad de verlarle o de verle por última vez? Anaé quería respetar el silencio de Axel, pero su corazón no le permitía dejarle pasar por todo esto solo. Le dijo a Aurelius que ella se encargaría de esa parte y que necesitaría las direcciones pertinentes. No quería dejarle solo, pero tuvo que hacerlo por fuerza mayor. Le condujeron al despacho del capitán y una vez sentada en frente del escritorio se sintió algo fuera de lugar, él se pasaba allí la mayoría de los días y esperaba que siguiera siendo así. No quería perder demasiado tiempo allí, así que hizo una carta para las direcciones que correspondían en ese momento a sus padres y a sus hermanos. Tuvo que preguntar los nombres y apuntarlos porque era todo un desastre, pero en pocas horas consiguió tenerlas listas para su envío. En ellas, explicaba a sus padres y los hermanos que eran desconocidos para ella la situación de Axel, diciéndoles que sufría sin mencionar desde cuándo y que estaban tratándole en París, pero que su gravedad le impedía quedarse callada y les pedía que considerase el ver a su hijo, para infundirle fuerzas y apoyarle. No explicaba claramente quién era, solo alguien que se había visto en la obligación de informarles por las circunstancias.
A Aveline, sin embargo, le habló claramente y le dijo todo cuanto sabía, que su hermano sufría un envenenamiento y que, tanto Aletheia como Aurelius, estaban tratando de buscar un remedio, también añadió que había avisado a Lady y Lord Blackmore, con la máxima discreción sin dar detalles exageradamente preocupantes. Al sellarlas, le entregó las cartas al padre Aurelius que se encargó de ellas, también envió una menos urgente a su madre diciéndole que, por el momento, no podía volver. No le dio más explicaciones puesto que sabía que a su madre no le importarían. Con la vista cansada y algo aturdida, volvió a la habitación y le veló durante toda la noche, sentada a su lado y rezando para que todos los esfuerzos no fueran en vano y..Para que Axel le perdonara por el atrevimiento.
Tenía la cara de alguien que había permanecido despierta durante toda la noche, pero toda ella se iluminó al verle despertar, sonrió ampliamente, divertida, con su absurdo e inoportuno humor.- Estaba planteando al padre Aurelius cogerle ya las medidas, porque se perfectamente que la puntualidad es para usted importante..Hasta para su propio entierro.-Bajó la mirada y cogió aire, hablar de muerte tan a la ligera le hacía quitarle importancia al asunto, pero luego recaía sobre ella las nubes de la duda y el pesar. Apoyó con delicadeza y algo de vergüenza la mano sobre su mejilla, mirándole con ternura, sin percatarse. ¿Debía decirle lo que había hecho?..Pero..Tal vez se enfadaría con ella, por tomarse unas libertades que no le correspondían.- ¿Se siente con ánimos de tomar su medicina? Tiene una carta de la señorita Brutus.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
La poción que elaboró Aletheia comenzaba a surtir su efecto deteniendo la destrucción que causaba a su paso el veneno. Aún quedaba un largo camino hasta estar bien, si es que eso finalmente sucedía, pero era un comienzo. Despertó menos febril, con menos dolor en el abdomen, seguramente su hígado había dejado de rebelarse dándole un respiro al capitán. Seguía cansado, y en su duermevela había escuchado la voz de Anaé a lo lejos, pero ahora mucho más clara.
— No se me ocurriría llegar tarde a mi propio velatorio...pero hoy no va a ser el día ¿cierto? no me ha dado permiso para irme.
¿Si se sentía con ganas de tomarse el brevaje? no tenía ganas ni de respirar, pero lo haría porque sabía que era su única salvación. Asintió con la cabeza y dejó que ella se lo diera, incorporándolo un poco para que no se atragantase.
— Vaya practicando lo de dar de beber como si fuera un niño de pañales... si salgo de esta prometo hacerla enrojecer con una propuesta de matrimonio.— Y se quedó tan a gusto al soltarle una bomba así a la muchacha.— siempre puede cambiar el vial por agua y así no pasará el mal trago de tener que darme calabazas... lo comprenderé, soy un hombre comprensivo y tan sólo la perseguiré desde el más allá.
— No se me ocurriría llegar tarde a mi propio velatorio...pero hoy no va a ser el día ¿cierto? no me ha dado permiso para irme.
¿Si se sentía con ganas de tomarse el brevaje? no tenía ganas ni de respirar, pero lo haría porque sabía que era su única salvación. Asintió con la cabeza y dejó que ella se lo diera, incorporándolo un poco para que no se atragantase.
— Vaya practicando lo de dar de beber como si fuera un niño de pañales... si salgo de esta prometo hacerla enrojecer con una propuesta de matrimonio.— Y se quedó tan a gusto al soltarle una bomba así a la muchacha.— siempre puede cambiar el vial por agua y así no pasará el mal trago de tener que darme calabazas... lo comprenderé, soy un hombre comprensivo y tan sólo la perseguiré desde el más allá.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé sonrió, porque efectivamente, no le había dado ningún permiso y no podía dejarla sola así como así. Le sonrió con calidez, negando con la cabeza por sus comentarios, no quería ni pensar en entierros, ella no había empezado a preparar nada y mucho menos el padre Aurelius, ninguno se había dado por vencido todavía y no planeaban hacerlo pronto. Que el capitán abriera los ojos y estuviera de humor para hacer alarde de sus bromas quitó muchas nubes, pero no escampó la tormenta. Aun estaba asustada y muy preocupada, procuraba que no se le notase demasiado, no quería que él sufriera para nada.
Se quedó mirando a Axel, sin pestañear, durante demasiado tiempo, como si intentase buscar el sentido que su mente le había dado a sus palabras, porque estas no podían ser ciertas, se lo habría imaginado. ¿Verdad? Era imposible que le hubiera soltado algo como eso, tan tranquilamente, como quien pide té para desayunar. No sabía si había escuchado mal o no, pero automáticamente su rostro se encendió y no pudo mantenerle más tiempo la mirada, la bajó al suelo, muy incómoda y avergonzada, más cuando Aurelius podía también escucharles. Apretó los labios y le miró con todo el enfado que podía, que no era precisamente mucho.- Cómo se atreve, claro que no le daría calabazas y aunque no aceptase su proposición no seria tan cruel como para jugar con su vida por ello. ¡No se burle!- No dejaba de sonrojarse, sin ser consciente de que le había aceptado la proposición igual de casualmente que él se la había pedido, solo que sin darse cuenta.
Cogió aire, no vio un momento mejor para cambiarle de tema que ese, así podría dejar esa broma a un lado y volver a recuperar su tono pálido, se estaba muriendo de la vergüenza, más porque su corazón no distinguía entre broma y seriedad, así que se había desbocado en cuestión de segundos. Le miró a los ojos, con cierta seriedad y pena, porque suponía que iba a enfadarse con ella.
Lo primero era lo primero. Se separó de él y fue a por la medicina que la señorita Brutus había sido tan amable de preparar, volvió a él y le ayudó a incorporarse para que se la tomara. Después le dio algo de agua, para que pudiera pasar el mal trago, antes de volver a dejarlo todo como estaba y de paso darle la espalda.- He enviado una carta a Lord y Lady Blackmore. Así como a sus hermanos.-Se giró entonces, despacio, con miedo de enfrentarle pero haciéndolo de todas formas.
Se quedó mirando a Axel, sin pestañear, durante demasiado tiempo, como si intentase buscar el sentido que su mente le había dado a sus palabras, porque estas no podían ser ciertas, se lo habría imaginado. ¿Verdad? Era imposible que le hubiera soltado algo como eso, tan tranquilamente, como quien pide té para desayunar. No sabía si había escuchado mal o no, pero automáticamente su rostro se encendió y no pudo mantenerle más tiempo la mirada, la bajó al suelo, muy incómoda y avergonzada, más cuando Aurelius podía también escucharles. Apretó los labios y le miró con todo el enfado que podía, que no era precisamente mucho.- Cómo se atreve, claro que no le daría calabazas y aunque no aceptase su proposición no seria tan cruel como para jugar con su vida por ello. ¡No se burle!- No dejaba de sonrojarse, sin ser consciente de que le había aceptado la proposición igual de casualmente que él se la había pedido, solo que sin darse cuenta.
Cogió aire, no vio un momento mejor para cambiarle de tema que ese, así podría dejar esa broma a un lado y volver a recuperar su tono pálido, se estaba muriendo de la vergüenza, más porque su corazón no distinguía entre broma y seriedad, así que se había desbocado en cuestión de segundos. Le miró a los ojos, con cierta seriedad y pena, porque suponía que iba a enfadarse con ella.
Lo primero era lo primero. Se separó de él y fue a por la medicina que la señorita Brutus había sido tan amable de preparar, volvió a él y le ayudó a incorporarse para que se la tomara. Después le dio algo de agua, para que pudiera pasar el mal trago, antes de volver a dejarlo todo como estaba y de paso darle la espalda.- He enviado una carta a Lord y Lady Blackmore. Así como a sus hermanos.-Se giró entonces, despacio, con miedo de enfrentarle pero haciéndolo de todas formas.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
No había querido avisar a sus hermanos y padres por no preocuparlos, y cuando se dio cuenta de la gravedad del asunto simplemente no encontró las fuerzas para hacerlo. Fue una estupidez, pensar que su familia lo vería débil antes de morir y que guardarían ese recuerdo de él, era algo que no podía soportar. Pero llegados a ese punto y después de haber notado el gélido aliento de la señora oscura con guadaña soplándole en la nuca, ver a sus seres queridos para poderles decir alguna cosa antes de pasar al otro lado, no lo veía tan mal. Igualmente, estaba luchando por quedarse en este mundo, prefería tener que pedir disculpas por no haberlos avisado, que decir adiós.
Miró a Anaé y cerró los ojos un instante, no podía mantenerlos abiertos mucho tiempo. Tomó aire despacio y trató de mover los dedos hacia sus sonrojadas mejillas, pero le costaba un esfuerzo titánico que no podía permitirse.
— Mi querida Catherina... si quería conocer a su futura suegra, lo va a hacer en breve, y le estará eternamente agradecida por haberla avisado de lo que yo no fui capaz.— Ella le habia dicho que no le daría calabazas, y en ese instante no había mayor motivo que ese para aferrarse a la vida como un condenado.— Estoy moribundo, pero no sordo...ha dicho que si. Ahora con menos razón puedo morirme...cerraré los ojos un rato, si no le importa. Preferiría seguir contemplándola pero me pesan los párpados. No se vaya...se lo pido por favor.
Miró a Anaé y cerró los ojos un instante, no podía mantenerlos abiertos mucho tiempo. Tomó aire despacio y trató de mover los dedos hacia sus sonrojadas mejillas, pero le costaba un esfuerzo titánico que no podía permitirse.
— Mi querida Catherina... si quería conocer a su futura suegra, lo va a hacer en breve, y le estará eternamente agradecida por haberla avisado de lo que yo no fui capaz.— Ella le habia dicho que no le daría calabazas, y en ese instante no había mayor motivo que ese para aferrarse a la vida como un condenado.— Estoy moribundo, pero no sordo...ha dicho que si. Ahora con menos razón puedo morirme...cerraré los ojos un rato, si no le importa. Preferiría seguir contemplándola pero me pesan los párpados. No se vaya...se lo pido por favor.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Al notar su cansancio se acercó, no estaba tan bien como ambos quisieran, esa era la cruda realidad, aun no estaba fuera de peligro aunque se sintiera mucho mejor y tenía miedo de perderle, era así de sencillo. Le cogió de las manos al adivinar que quería dejarlas sobre su rostro y le apoyó cuando quiso tocarla aunque ella se muriese de vergüenza. Apretó nuevamente los labios, mirando un instante al suelo, sobrecogida. Su suegra. Era incapaz de volver al color natural de sus mejillas, porque él no se lo permitía. Cómo se le ocurría, no había avisado a Melinda Blackmore para conocerla, si que quería conocerla, pero no en esas circunstancias. ¡Él siempre lo retorcía todo! No tenía tan poca vergüenza como para presentarse ella misma, ¡Si ni siquiera le había dicho ni insinuado nada sobre el tema! Era una amiga anónima y eso era todo. Se mordió el labio inferior.- Yo no he…Yo no quería decir..-Pero entonces recordó sus palabras, si que había dicho que no le daría calabazas.
Bufó en su interior, frustrada, nunca podría ganarle pero tampoco sabía en qué momento las conversaciones con Lord Blackmore se habían vuelta una continua lucha, en la que él disfrutaba burlándose y aprovechándose de su abstraído cerebro. Era una especie de juego, que él amaba u ella no podía hacer otra cosa, porque aunque intentara seguirle la corriente, se sentía escandalizada de que él pudiera pensar así de ella, que hubiera tomado ventaja de la situación para conocer a su madre. ¡Ni siquiera se le había pasado por la cabeza! Quería volver atrás y pensar mejor en sus palabras, normalmente siempre cuidaba mucho lo que decía pero con él estaba siempre tan desesperada por negar lo que él insinuaba o justificarse que siempre se aturullaba y acababa diciendo justo lo que no quería.- ¡Ssh!- Apoyó los dedos suavemente sobre sus labios, para que dejase de decir tantas tonterías o acabaría por ser incapaz de volver a tener la tez pálida.
Cogió aire y apartó la mano cuando él cambió de tema, relajándose, le miró preocupada y le acomodó las almohadas para que pudiera acostarse de nuevo. Sus ojos estaban teñidos de preocupación, de ternura.- Escucha solo lo que le conviene, lord..Axel. -Acarició su cabello y su mejilla- No me iría de aquí ni aunque su afilada lengua insinuase lo contrario. Descanse..Yo cuidaré de usted.- Susurró, muy segura de sus palabras. Ni su madre ni el propio Señor podrían alejarle ahora de él.
Bufó en su interior, frustrada, nunca podría ganarle pero tampoco sabía en qué momento las conversaciones con Lord Blackmore se habían vuelta una continua lucha, en la que él disfrutaba burlándose y aprovechándose de su abstraído cerebro. Era una especie de juego, que él amaba u ella no podía hacer otra cosa, porque aunque intentara seguirle la corriente, se sentía escandalizada de que él pudiera pensar así de ella, que hubiera tomado ventaja de la situación para conocer a su madre. ¡Ni siquiera se le había pasado por la cabeza! Quería volver atrás y pensar mejor en sus palabras, normalmente siempre cuidaba mucho lo que decía pero con él estaba siempre tan desesperada por negar lo que él insinuaba o justificarse que siempre se aturullaba y acababa diciendo justo lo que no quería.- ¡Ssh!- Apoyó los dedos suavemente sobre sus labios, para que dejase de decir tantas tonterías o acabaría por ser incapaz de volver a tener la tez pálida.
Cogió aire y apartó la mano cuando él cambió de tema, relajándose, le miró preocupada y le acomodó las almohadas para que pudiera acostarse de nuevo. Sus ojos estaban teñidos de preocupación, de ternura.- Escucha solo lo que le conviene, lord..Axel. -Acarició su cabello y su mejilla- No me iría de aquí ni aunque su afilada lengua insinuase lo contrario. Descanse..Yo cuidaré de usted.- Susurró, muy segura de sus palabras. Ni su madre ni el propio Señor podrían alejarle ahora de él.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Durmió por varias horas, el antídoto de Aletheia estaba haciendo su función, purgar su organismo del plomo ingerido por desconocimiento. Cuando volvió a despertar, recibió de manos de Anaé la siguiente dosis, y así se matuvieron otro día más. Aurelius la envió a comer algo, a asearse y ducharse si lo necesitaba, en la Orden tenían de todo, baños, vestuarios, ropas de recambio... mientras tanto, asearon a Axel, lo ayudaron a ir al baño y cambiaron la ropa de su cama. El capitán comenzaba a estar más lúcido, parecía que el estado grave comenzaba a remitir lentamente.
La madre de Anaé fue a buscarla, pero no la dejaron pasar dentro de la Sede, la propia Xaryne Ackerman le impidió el paso y la mujer se marchó con cierto miedo en el cuerpo. Pensó que los guardaespaldas de Lord Blackmore eran muy convicentes, aunque algo no le cuadró. Como arpía que era se propuso investigar a fondo al Lord inglés y averiguar todos sus secretos. Fue pura mala suerte que Aveline se encontrase en Alemania, pero le llegó la nota de Anaé y pusieron rumbo a París de inmediato.
Tan sólo 48 horas después del empeoramiento brusco de Axel, la familia Blackmore al completo llegó a París, cada cual desde donde estuviera. El primero en atravesar las puertas de la sede de la plaza de Tertre fue Sir Leonard Blackmore, y su presencia no tardó en hacerse notar. Era un hombre con un carisma incuestionable, cazador de grandes habilidades, pero sobre todo más que una máquina de matar como Aveline o Xaryne, era un gran líder, como su hijo. Un hombre con la suficiente mala leche para no dejarse intimidar por las circunstancias, pero el necesario sentido común para manejarlas.
Sin perder mucho tiempo en saludos y agasajos, entró en la enfermería mientras Aurelius le ponía al tanto de su estado y de quien estaba cuidándolo noche y día. En primera instancia fijó los ojos sobre su hijo, que descansaba en la cama con los ojos cerrados y la mano de Anaé entralazada con la suya. Después devió la mirada hacia la muchacha.
— Está dormido... bien. Esperaré a que despierte.— le dijo a Aurelius.— señorita Boissieu, soy Leonard Blackmore, el padre de Emory. No se levante.— como ella estaba sentada y su mano ocupada, Sir Leonard tomó su mano libre y depositó un breve beso en el dorso, después asió una silla y se sentó a su lado mirando el lecho.
La madre de Anaé fue a buscarla, pero no la dejaron pasar dentro de la Sede, la propia Xaryne Ackerman le impidió el paso y la mujer se marchó con cierto miedo en el cuerpo. Pensó que los guardaespaldas de Lord Blackmore eran muy convicentes, aunque algo no le cuadró. Como arpía que era se propuso investigar a fondo al Lord inglés y averiguar todos sus secretos. Fue pura mala suerte que Aveline se encontrase en Alemania, pero le llegó la nota de Anaé y pusieron rumbo a París de inmediato.
Tan sólo 48 horas después del empeoramiento brusco de Axel, la familia Blackmore al completo llegó a París, cada cual desde donde estuviera. El primero en atravesar las puertas de la sede de la plaza de Tertre fue Sir Leonard Blackmore, y su presencia no tardó en hacerse notar. Era un hombre con un carisma incuestionable, cazador de grandes habilidades, pero sobre todo más que una máquina de matar como Aveline o Xaryne, era un gran líder, como su hijo. Un hombre con la suficiente mala leche para no dejarse intimidar por las circunstancias, pero el necesario sentido común para manejarlas.
- Sir Leonard Blackmore:
Sin perder mucho tiempo en saludos y agasajos, entró en la enfermería mientras Aurelius le ponía al tanto de su estado y de quien estaba cuidándolo noche y día. En primera instancia fijó los ojos sobre su hijo, que descansaba en la cama con los ojos cerrados y la mano de Anaé entralazada con la suya. Después devió la mirada hacia la muchacha.
— Está dormido... bien. Esperaré a que despierte.— le dijo a Aurelius.— señorita Boissieu, soy Leonard Blackmore, el padre de Emory. No se levante.— como ella estaba sentada y su mano ocupada, Sir Leonard tomó su mano libre y depositó un breve beso en el dorso, después asió una silla y se sentó a su lado mirando el lecho.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Casi se sintió aliviada de que Axel por fin se quedase dormido, cuando se trataba de aquella afilada lengua y su ingenio notaba que llegaba a su límite rápidamente hasta empezar a aturullarse, pero además se recuperaría con mayor prontitud, siempre le habían dicho que los dolores se pasaban mejor en la cama, eso era lo que su madre le repetía constantemente cuando se sentía contrariada y fingía estar terriblemente enferma. Como su padre apenas estaba en casa y ella había estado en Inglaterra, los berrinches los soportaban los criados, ahora le tocaba a Anaé desde que vivía bajo su techo, pero en algo tenía razón su madre..Al menos, así descansaba y dejaba que su organismo se centrase en la tarea importante.
Anaé odiaba separarse de él, tenía miedo de perderle mientras no le miraba, pero también era hija del decoro y de las formas, no podía pasarse las horas con el mismo vestido y sin asearse lo más mínimo. Pidió en una carta a su casa, de hecho, que le trajeran un vestido pero en cuanto abrió la caja que lo contenía su corazón se encogió, su madre pensaba que había algo sospechoso con los Blackmore, pero seguían siendo nobles y seguía codiciando ese título, fuera su hija una desgraciada o no, así que el vestido tenía mucho que desear. Apretando los labios, cerró la caja sin molestarse en ver del todo el traje. Axel medio muriendo y su madre pensando en..En..En barbaridades. Cogiendo aire pidió prestado un conjunto, era austero y muy sencillo, pero no le importó, se arregló en consonancia, con un sencillo recogido detrás de la nuca y disfrutó sinceramente del atuendo que le daba casi total libertad de movimientos en comparación con sus rígidos corsés.
Cuidó de Axel como siempre, le dio su medicación, le procuró comodidad y aseó y ventiló la habitación antes de ocupar su posición habitual. No se enteró de lo ocurrido con su madre, pero si lo hubiera hecho agradecería que alguien en el mundo pudiera poner a la mujer de vuelta en su casa, porque había que tener mucho valor y mucha presencia para hacer retroceder a alguien como la señora Boissieu.
Estaba totalmente centrada en Axel, a veces le hablaba de algún recuerdo sin importancia, o del viaje a Venecia, que aun estaba por planear, pero del que había oído grandes maravillas. A veces le dejaba descansar, no le importaba pasar horas y horas en silencio, pero cuando temía que él pudiera decidir no despertarse de nuevo solía leer algún libro de los que había encontrado en su despacho y pasar así el tiempo tanto ella como él, con la esperanza de que una voz tranquila le hiciera sentir acompañado y en paz. En esa ocasión relataba algo de Shakespeare, Otelo, para ser más exactos. Narraba con total fluidez, porque no era la primera vez que leía ese ejemplar, cuando notó la tensión y la sobre carga que repentinamente hubo en el ambiente, como si una nube oscura y amenazante empañara un día ya de por sí gris, dejó de leer.
Se giró para ver al hombre, que en principio no reconoció, aunque la autoridad era máxima y alguien tan receptiva como ella hacia ese tipo de sensaciones le afectó al momento. Al principio, no fue capaz de moverse, se quedó anonadada mirándole, simplemente eso. Sabía que era una persona importante pero en cuanto escuchó su nombre un hormigueó le subió desde el estómago hasta acabar haciendo palidecer sus mejillas primero, para luego convertirse en faros rojos. Estuvo a punto de levantarse de forma apresurada, tal y como él vio venir. Tragó saliva intimidada cuando él le besó la mano pero...Estaba indecisa entre obedecerle y obedecer el protocolo y lo que le pedía la conciencia que hiciera.
Se le notaba la lucha en el rostro, había algo que le estaba molestando y finalmente, miró a Axel, como si él pudiera aclararle lo que hacer. Él siempre hablaba del deber y era algo que compartía también su padre. Apretó los labios y cogió aire, buscando fuerzas y dejó suavemente la mano del caballero sobre su pecho para incorporarse y mirar al señor Blackmore de frente. Se inclinó en una reverencia, algo nerviosa y luego se apartó para darle espacio por si quería acercarse más a la cama donde yacía su hijo.- Soy Ca..Anaé Boissieu, ya sabrá que..Fui yo quien le escribió la carta. Axel ha mejorado mucho.- Aclaró, porque si ella estaba angustiada imaginaba que su familia no se quedaría atrás.- Quiere...Puedo traerle un té, si lo desea.- No quería alejarse de Axel pero suponía que el padre necesitaba tiempo con su hijo y que se lo merecía, le había pegado un buen susto diciéndole que él estaba enfermo y que sería conveniente que fueran a verlo, con la familia allí Anaé se sentía un poco en segundo plano, pero la familia era lo primero, al menos para ella..Ya que Em no pensaba así, al menos ella si podía permitírselo y dar importancia y prioridad a lo que realmente la tenía. La familia era lo que estaba por delante de todo en su mente, por encima incluso del deber. Aunque solo fuera así desde que conoció a Emory, le había colocado a él como lo más importante en su vida sin haberse dado cuenta, hasta el punto de cambiar los cimientos de sus valores.
Anaé odiaba separarse de él, tenía miedo de perderle mientras no le miraba, pero también era hija del decoro y de las formas, no podía pasarse las horas con el mismo vestido y sin asearse lo más mínimo. Pidió en una carta a su casa, de hecho, que le trajeran un vestido pero en cuanto abrió la caja que lo contenía su corazón se encogió, su madre pensaba que había algo sospechoso con los Blackmore, pero seguían siendo nobles y seguía codiciando ese título, fuera su hija una desgraciada o no, así que el vestido tenía mucho que desear. Apretando los labios, cerró la caja sin molestarse en ver del todo el traje. Axel medio muriendo y su madre pensando en..En..En barbaridades. Cogiendo aire pidió prestado un conjunto, era austero y muy sencillo, pero no le importó, se arregló en consonancia, con un sencillo recogido detrás de la nuca y disfrutó sinceramente del atuendo que le daba casi total libertad de movimientos en comparación con sus rígidos corsés.
Cuidó de Axel como siempre, le dio su medicación, le procuró comodidad y aseó y ventiló la habitación antes de ocupar su posición habitual. No se enteró de lo ocurrido con su madre, pero si lo hubiera hecho agradecería que alguien en el mundo pudiera poner a la mujer de vuelta en su casa, porque había que tener mucho valor y mucha presencia para hacer retroceder a alguien como la señora Boissieu.
Estaba totalmente centrada en Axel, a veces le hablaba de algún recuerdo sin importancia, o del viaje a Venecia, que aun estaba por planear, pero del que había oído grandes maravillas. A veces le dejaba descansar, no le importaba pasar horas y horas en silencio, pero cuando temía que él pudiera decidir no despertarse de nuevo solía leer algún libro de los que había encontrado en su despacho y pasar así el tiempo tanto ella como él, con la esperanza de que una voz tranquila le hiciera sentir acompañado y en paz. En esa ocasión relataba algo de Shakespeare, Otelo, para ser más exactos. Narraba con total fluidez, porque no era la primera vez que leía ese ejemplar, cuando notó la tensión y la sobre carga que repentinamente hubo en el ambiente, como si una nube oscura y amenazante empañara un día ya de por sí gris, dejó de leer.
Se giró para ver al hombre, que en principio no reconoció, aunque la autoridad era máxima y alguien tan receptiva como ella hacia ese tipo de sensaciones le afectó al momento. Al principio, no fue capaz de moverse, se quedó anonadada mirándole, simplemente eso. Sabía que era una persona importante pero en cuanto escuchó su nombre un hormigueó le subió desde el estómago hasta acabar haciendo palidecer sus mejillas primero, para luego convertirse en faros rojos. Estuvo a punto de levantarse de forma apresurada, tal y como él vio venir. Tragó saliva intimidada cuando él le besó la mano pero...Estaba indecisa entre obedecerle y obedecer el protocolo y lo que le pedía la conciencia que hiciera.
Se le notaba la lucha en el rostro, había algo que le estaba molestando y finalmente, miró a Axel, como si él pudiera aclararle lo que hacer. Él siempre hablaba del deber y era algo que compartía también su padre. Apretó los labios y cogió aire, buscando fuerzas y dejó suavemente la mano del caballero sobre su pecho para incorporarse y mirar al señor Blackmore de frente. Se inclinó en una reverencia, algo nerviosa y luego se apartó para darle espacio por si quería acercarse más a la cama donde yacía su hijo.- Soy Ca..Anaé Boissieu, ya sabrá que..Fui yo quien le escribió la carta. Axel ha mejorado mucho.- Aclaró, porque si ella estaba angustiada imaginaba que su familia no se quedaría atrás.- Quiere...Puedo traerle un té, si lo desea.- No quería alejarse de Axel pero suponía que el padre necesitaba tiempo con su hijo y que se lo merecía, le había pegado un buen susto diciéndole que él estaba enfermo y que sería conveniente que fueran a verlo, con la familia allí Anaé se sentía un poco en segundo plano, pero la familia era lo primero, al menos para ella..Ya que Em no pensaba así, al menos ella si podía permitírselo y dar importancia y prioridad a lo que realmente la tenía. La familia era lo que estaba por delante de todo en su mente, por encima incluso del deber. Aunque solo fuera así desde que conoció a Emory, le había colocado a él como lo más importante en su vida sin haberse dado cuenta, hasta el punto de cambiar los cimientos de sus valores.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Lord Stuart la observó con aquella mirada azul y profunda que parecía destripar con sólo mirar. Acostumbraba a pedir información de todas las personas con las que se relacionaba y con Anaé no fue diferente. Pidió informes, todo lo que supieran de ella, nunca se sabía qué secretitos desagradables podía uno encontrarse en una familia de buen apellido; podrían tener licántropos, vampiros y todo tipo de seres sobrenaturales en su haber. Había un lobo por ahí perdido entre los papeles, al parecer un bastardo ocultado, no era de lo peor que se podía esconder. Por lo demás, lo normal, empresas, apellidos, gente de la alta sociedad...todo correcto.
— Me alegra oir eso, señorita Boissieu, y le agradezco que escribiera, con mi hija fuera de la ciudad y mi hijo que nunca quiere preocupar sobre todo a su madre...mucho me temo que no nos habríamos enterado.— Tomó asiento a su lado contemplando el rostro de Axel.— se parece a su madre, ¿no cree? tiene sus mismo ojos. En cambio Faith es igual a mi.— Era difícil saber qué estaría pensando un hombre como aquel, tan feroz como Aveline y tan diplomático como Axel, pero a veces el patriarca Blackmore sorprendía con conversaciones que se salían del protocolo.— ¿Y cuál es la relación que les une exactamente a usted y a mi hijo?.— Pregunta trampa y complicada como pocas, pero no estaba Emory para contestarla, porque viajaba en brazos de Morfeo, así que Anaé tendría que demostrar sus habilidades dialécticas con el futuro suegro si no quería ser engullida por aquella familia de tiburones con gran ego.
— Me alegra oir eso, señorita Boissieu, y le agradezco que escribiera, con mi hija fuera de la ciudad y mi hijo que nunca quiere preocupar sobre todo a su madre...mucho me temo que no nos habríamos enterado.— Tomó asiento a su lado contemplando el rostro de Axel.— se parece a su madre, ¿no cree? tiene sus mismo ojos. En cambio Faith es igual a mi.— Era difícil saber qué estaría pensando un hombre como aquel, tan feroz como Aveline y tan diplomático como Axel, pero a veces el patriarca Blackmore sorprendía con conversaciones que se salían del protocolo.— ¿Y cuál es la relación que les une exactamente a usted y a mi hijo?.— Pregunta trampa y complicada como pocas, pero no estaba Emory para contestarla, porque viajaba en brazos de Morfeo, así que Anaé tendría que demostrar sus habilidades dialécticas con el futuro suegro si no quería ser engullida por aquella familia de tiburones con gran ego.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé no tenía nada que ocultar, al menos en cuanto a papeleos, a las habladurías ya sería más susceptible, sobre todo por la parte del comportamiento de su madre que para nadie eran desconocidos o los suyos propios, pues en todos los círculos acababa siendo una chiquilla sin talento y sin gracia, una buena para nada, pero tampoco se metía en líos ni ponía en entredicho su respetabilidad. A saber lo que decían las malas lenguas de los días en la cacería, porque desde luego la señora Marion no dejaría a la muchacha en muy buen lugar, pero como Anaé era ajena a todo lo que se decía, o si no lo era disimulaba muy bien que no le importaba, no se vio afligida por la dura mirada de lord Blackmore, por el contrario mantuvo los ojos a la altura de los suyos, así como el hombre parecía poder adivinas los deseos más profundos y oscuros, Anaé tenía esa mirada limpia de alguien que observa con curiosidad y sin maldad.
Le dejó hablar, caminando a un lado de la cama hasta apoyar la mano en la mesita para colocar mejor el cuenco de agua limpia que había. No sabía a quién se parecía Axel, pero se entretuvo pensando en cómo sería su madre y las líneas que tendría su rostro. ¿Tendría los mismos ojos? ¿Los mismos hoyuelos? Estaba abstraída, como siempre, imaginándose cómo hubiera sido un Axel joven, imposible no recordar a Marion, recordándole que nunca lo sabría y que esa etapa del caballero quedaría siempre con ella.
La pregunta le sorprendió tanto que por un momento estuvo a punto de volcar el cuenco con el agua, pero fue lo bastante rápida como para cogerlo antes de hacer un pequeño desastre. Secó la mesa, lo poco que había manchado y luego las manos girándose de nuevo hacia Stuart, ligeramente sonrojada...¿Y ahora qué le contestaba? Cogió aire y bajó la mirada..Si le decía que eran solo amigos, tal vez Axel se ofendería, pero tampoco era capaz de decirle nada más porque ni ella misma sabía cómo calificar su relación...Y tampoco entendía por qué tenía que decirlo, ni siquiera al padre del implicado. Apretó suavemente los labios, incómoda, pero aun así le miró a los ojos.- Su hijo no me es indiferente.-Fue lo único que dijo, no iba a contarle todo pero tampoco le mentiría y no implicaría a Axel con esa contestación, solo le confesaba lo que ella sentía, no comprometía al caballero para nada ni ponía palabras en su boca.
Le dejó hablar, caminando a un lado de la cama hasta apoyar la mano en la mesita para colocar mejor el cuenco de agua limpia que había. No sabía a quién se parecía Axel, pero se entretuvo pensando en cómo sería su madre y las líneas que tendría su rostro. ¿Tendría los mismos ojos? ¿Los mismos hoyuelos? Estaba abstraída, como siempre, imaginándose cómo hubiera sido un Axel joven, imposible no recordar a Marion, recordándole que nunca lo sabría y que esa etapa del caballero quedaría siempre con ella.
La pregunta le sorprendió tanto que por un momento estuvo a punto de volcar el cuenco con el agua, pero fue lo bastante rápida como para cogerlo antes de hacer un pequeño desastre. Secó la mesa, lo poco que había manchado y luego las manos girándose de nuevo hacia Stuart, ligeramente sonrojada...¿Y ahora qué le contestaba? Cogió aire y bajó la mirada..Si le decía que eran solo amigos, tal vez Axel se ofendería, pero tampoco era capaz de decirle nada más porque ni ella misma sabía cómo calificar su relación...Y tampoco entendía por qué tenía que decirlo, ni siquiera al padre del implicado. Apretó suavemente los labios, incómoda, pero aun así le miró a los ojos.- Su hijo no me es indiferente.-Fue lo único que dijo, no iba a contarle todo pero tampoco le mentiría y no implicaría a Axel con esa contestación, solo le confesaba lo que ella sentía, no comprometía al caballero para nada ni ponía palabras en su boca.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
— Pues menos mal que no le soy indiferente, porque le he propuesto matrimonio y me ha dicho que sí. Si le fuera indiferente tendríamos un problema matrimonial bastante curioso...¿no cree?
La voz de Axel, apenas un susurro, llenó la estancia, acompañando las palabras con media sonrisa ladeada aunque tenía los ojos cerrados. Lord Stuart amagó una carcajada y se acercó a su hijo.
— parece que estás mejor. Tienes una pinta horrible, y cuando estés repuesto...
— vamos a tener una conversación en la que me amonestarás de no haberos avisado.
— exacto.
— bien.
— Así que...¿matrimonio? Hum.— miró a Anaé.— te pega bastante, nunca me gustó esa arpía de Harmon.
Lord Blackmore realmente la había juzgado como si estuvieran valorando ganado o caballos, porque a fin de cuentas no la conocía de nada, pero sus dos reacciones le habían dicho muchas cosas, estaba acostumbrado a calar a la gente y saber de qué pasta estaban hechos.
— Que mi hijo no la engañe con sus historias y sus poesías. Si usted no sabe aún que casándose con él se está casando con todo esto, y con una familia que es un clan...se lo digo yo. No será la última vez que tenga que velarlo, es nuestro día a día.
— padre...ya lo sabe.
— no está de más advertirlo. Pero...me gusta, sí. Cuando estés repuesto venid a cenar.
— ¿Venid a cenar? si os vais a quedar todos en mi casa...
— Me has entendido. Señorita Boissieu, acepte mi invitación a cenar cuando Emory esté mejor. A Melinda le encantará conocerla, ella es la cara amable de los Blackmore... no pensaría que todos somos como mi hija o yo ¿no? es para compensar.
Aurelius entró en ese momento con su ayudante a tomarle las constantes y adiministrarle alguna medicina más. Lord Stuart se llevó a Anaé al pasillo unos momentos para dejarlo trabajar en paz.
—Confío en el criterio de mi hijo, es un hombre muy responsable y no toma decisiones a la ligera, así que...bienvenida a la familia.
Lord Stuart cogió de nuevo la mano de Anaé y besó el dorso con sus impecables modales. Sus incisivos ojos habían dejado de ser tan suspicaces para reflejar cierto alivio, ver hablar a Axel y bromear era síntoma de que estaba mejor y que ya no estaba en brazos de la muerte.
La voz de Axel, apenas un susurro, llenó la estancia, acompañando las palabras con media sonrisa ladeada aunque tenía los ojos cerrados. Lord Stuart amagó una carcajada y se acercó a su hijo.
— parece que estás mejor. Tienes una pinta horrible, y cuando estés repuesto...
— vamos a tener una conversación en la que me amonestarás de no haberos avisado.
— exacto.
— bien.
— Así que...¿matrimonio? Hum.— miró a Anaé.— te pega bastante, nunca me gustó esa arpía de Harmon.
Lord Blackmore realmente la había juzgado como si estuvieran valorando ganado o caballos, porque a fin de cuentas no la conocía de nada, pero sus dos reacciones le habían dicho muchas cosas, estaba acostumbrado a calar a la gente y saber de qué pasta estaban hechos.
— Que mi hijo no la engañe con sus historias y sus poesías. Si usted no sabe aún que casándose con él se está casando con todo esto, y con una familia que es un clan...se lo digo yo. No será la última vez que tenga que velarlo, es nuestro día a día.
— padre...ya lo sabe.
— no está de más advertirlo. Pero...me gusta, sí. Cuando estés repuesto venid a cenar.
— ¿Venid a cenar? si os vais a quedar todos en mi casa...
— Me has entendido. Señorita Boissieu, acepte mi invitación a cenar cuando Emory esté mejor. A Melinda le encantará conocerla, ella es la cara amable de los Blackmore... no pensaría que todos somos como mi hija o yo ¿no? es para compensar.
Aurelius entró en ese momento con su ayudante a tomarle las constantes y adiministrarle alguna medicina más. Lord Stuart se llevó a Anaé al pasillo unos momentos para dejarlo trabajar en paz.
—Confío en el criterio de mi hijo, es un hombre muy responsable y no toma decisiones a la ligera, así que...bienvenida a la familia.
Lord Stuart cogió de nuevo la mano de Anaé y besó el dorso con sus impecables modales. Sus incisivos ojos habían dejado de ser tan suspicaces para reflejar cierto alivio, ver hablar a Axel y bromear era síntoma de que estaba mejor y que ya no estaba en brazos de la muerte.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé estaba dispuesta a aguantar todas las miradas que lord Blackmore tuviera a bien dedicarle, incluso las preguntas indecorosas, no le importaba porque estaba acostumbrada a la censura de la sociedad y a la desaprobación que, por lo general, despertaba en todo el mundo, pero al menos tenía la certeza de haber hablado como debía, no se arrepentía de sus palabras y no comprometía a Axel con ellas, habían sido el acierto de su vida, había demostrado con toda la dignidad del mundo que no estaba dispuesta a contarle los por menores de su relación aunque tampoco estaba por la labor de negarla. Y entonces llegó la tenue y apagada voz de Axel obligando a sus mejillas a cubrirse de un escandaloso rojo sangre. Su vergüenza y sorpresa eran máximas, miró al inglés con una expresión de pánico y reproche al mismo tiempo, pero sin ningún odio o inquina, Anaé no guardaba nunca ese tipo de emociones y menos con él, que lo veía como un héroe de cuento, sacrificándose por el mundo.- ¡Axel!-Se quejó, apretando suavemente los labios, eso fue lo único que pudo hacer para expresar su enfado. Miró al suelo y se cogió las manos muy incómoda. Qué iba a pensar su padre de ella.
Cogió aire y le miró como una chiquilla que sabía que estaba a punto de hacer algo mal.- Le recuerdo, lord Blackmore, - Hizo hincapié en su forma de dirigirse a él, poniendo bien de distancia.- que no he dicho que si...Y si piensa que voy a aceptar la frase y media que me dijo cuando pensaba que estaba en su lecho de muerte como una proposición, está usted muy equivocado.- Acabáramos. No esperaba grandes circos para una proposición de matrimonio en realidad, le había salido decir aquella bravuconería por no dejar que se saliera con la suya. Ella no había dicho que si, no le diría que no, pero de estar comprometidos ni hablar. En su dedo no había anillo. Frente a ella no había ningún hombre de rodillas. Nunca se había considerado una romántica, pero era una mujer de principios y hasta con orgullo si se lo proponía. ¡De dejarle en la más absoluta evidencia delante de su suegro, nada de nada!
Se quedó en un segundo plano mientras ellos dos hablaban aun totalmente sonrojada e incómoda. No sabía qué había visto en Axel, si siempre conseguía que se le aturullasen las palabras y los pensamientos, desde el primer día que se encontraron. Cogió aire y esperó pacientemente a que se le fuera un poco del calor que le había invadido repentinamente. Pensándolo con frialdad..Ya no podía decir que Emory no hablase en serio, estuviera en su lecho de muerte o no, ella nunca había tomado sus palabras a la ligera y él, con total naturalidad y como si fuera un juego de niños, había comunicado a su padre los deseos de casarse con ella y, tal vez, pedirle su aprobación de forma implícita. ¡Pero de qué manera lo había hecho! Como si una propuesta de matrimonio fuera cosa de bajar a tomar el té de las cinco.
Les observó mientras interaccionaban, buscando las similitudes entre ellos, tal vez el padre hubiera dicho que no se parecían mucho pero él veía muchas expresiones idénticas en ambos, podía ver en Stuart mucho más de Axel de lo que había dado a entender. Por supuesto, sabía las consecuencias de estar con un hombre como Axel, las estaba viviendo en ese mismo instante, pero lo único que había querido era ayudarle en lo que pudiera, no había deseado que viviera en un mundo sin riesgos, quería a Emory por lo que era, altruista hasta para arriesgar su vida por una buena causa. Le gustó escuchar en boca de otra persona que Marion era una arpía, pero al segundo después se sintió con un pésimo gusto por sentirse de ese modo, aunque no pudiera negar lo evidente..Pensó que, al menos tenía algo en común con lord Stuart, además de a su hijo.
No sabía si tenía el derecho de aceptar sin más, pero de todas formas lo hizo asintiendo con la cabeza con una sonrisa amable, aunque aun estaba algo sonrojada.- Por supuesto..Iré encantada..- Sonrió con más amplitud, ¿Por qué todo el mundo mentaba a Ave como si fuera la más arisca de las personas?-Gracias a lady Aveline estamos hoy aquí...Tal vez le cuente en la cena qué ocurrió..Para que se avergüence de su deslenguado hijo..-Miró de reojo a Axel, con media sonrisa, pero con preocupación en los ojos cuando le abandonó un instante.
Le sorprendió la solemnidad con la que le estaba tratando, al principio pensó que era un hombre frío y duro como el acero, pero la calidez con la que le estaba dando la bienvenida fue una sorpresa que aceptó con mucha alegría..Seguramente era la primera persona que le abría las puertas a la familia con tanta sinceridad. Se le humedecieron ligeramente los ojos pero contuvo al emoción y se sonrojó, recordando las palabras punzantes, o todo lo punzantes que era capaz de imaginar, que había dicho a Axel delante de él.- Discúlpeme por la forma en la que hablé antes..No le estaba rechazando es que..-Suspiró.- Su hijo disfruta sacándome de quicio, es su pasatiempo favorito- No era una queja, ni mucho menos, Axel buscaba la forma de sacarle de sus casillas y de que su mente empezara a dar vueltas, aprovechándose de que la mayoría de veces estaba absorta. Cuanto más correcta intentaba ser ella, más le provocaba para sacarle de ese estado. Era una especie de juego que él se había inventado y a ella le volvía loca, pero que había aceptado sin dudarlo.- Lord Blackmore..-Había algo, mucho más importante, que ella tenía que decirle, antes de que le abrieran las puertas a ese hogar.- Axel me explicó sus responsabilidades y lo que podía esperar de él..Honestamente le digo que..No podría quererle de otra forma, entro en esta familia con los ojos abiertos y...Le agradezco de verdad que..Que lo apruebe. No puede imaginar cuánto.
Cogió aire y le miró como una chiquilla que sabía que estaba a punto de hacer algo mal.- Le recuerdo, lord Blackmore, - Hizo hincapié en su forma de dirigirse a él, poniendo bien de distancia.- que no he dicho que si...Y si piensa que voy a aceptar la frase y media que me dijo cuando pensaba que estaba en su lecho de muerte como una proposición, está usted muy equivocado.- Acabáramos. No esperaba grandes circos para una proposición de matrimonio en realidad, le había salido decir aquella bravuconería por no dejar que se saliera con la suya. Ella no había dicho que si, no le diría que no, pero de estar comprometidos ni hablar. En su dedo no había anillo. Frente a ella no había ningún hombre de rodillas. Nunca se había considerado una romántica, pero era una mujer de principios y hasta con orgullo si se lo proponía. ¡De dejarle en la más absoluta evidencia delante de su suegro, nada de nada!
Se quedó en un segundo plano mientras ellos dos hablaban aun totalmente sonrojada e incómoda. No sabía qué había visto en Axel, si siempre conseguía que se le aturullasen las palabras y los pensamientos, desde el primer día que se encontraron. Cogió aire y esperó pacientemente a que se le fuera un poco del calor que le había invadido repentinamente. Pensándolo con frialdad..Ya no podía decir que Emory no hablase en serio, estuviera en su lecho de muerte o no, ella nunca había tomado sus palabras a la ligera y él, con total naturalidad y como si fuera un juego de niños, había comunicado a su padre los deseos de casarse con ella y, tal vez, pedirle su aprobación de forma implícita. ¡Pero de qué manera lo había hecho! Como si una propuesta de matrimonio fuera cosa de bajar a tomar el té de las cinco.
Les observó mientras interaccionaban, buscando las similitudes entre ellos, tal vez el padre hubiera dicho que no se parecían mucho pero él veía muchas expresiones idénticas en ambos, podía ver en Stuart mucho más de Axel de lo que había dado a entender. Por supuesto, sabía las consecuencias de estar con un hombre como Axel, las estaba viviendo en ese mismo instante, pero lo único que había querido era ayudarle en lo que pudiera, no había deseado que viviera en un mundo sin riesgos, quería a Emory por lo que era, altruista hasta para arriesgar su vida por una buena causa. Le gustó escuchar en boca de otra persona que Marion era una arpía, pero al segundo después se sintió con un pésimo gusto por sentirse de ese modo, aunque no pudiera negar lo evidente..Pensó que, al menos tenía algo en común con lord Stuart, además de a su hijo.
No sabía si tenía el derecho de aceptar sin más, pero de todas formas lo hizo asintiendo con la cabeza con una sonrisa amable, aunque aun estaba algo sonrojada.- Por supuesto..Iré encantada..- Sonrió con más amplitud, ¿Por qué todo el mundo mentaba a Ave como si fuera la más arisca de las personas?-Gracias a lady Aveline estamos hoy aquí...Tal vez le cuente en la cena qué ocurrió..Para que se avergüence de su deslenguado hijo..-Miró de reojo a Axel, con media sonrisa, pero con preocupación en los ojos cuando le abandonó un instante.
Le sorprendió la solemnidad con la que le estaba tratando, al principio pensó que era un hombre frío y duro como el acero, pero la calidez con la que le estaba dando la bienvenida fue una sorpresa que aceptó con mucha alegría..Seguramente era la primera persona que le abría las puertas a la familia con tanta sinceridad. Se le humedecieron ligeramente los ojos pero contuvo al emoción y se sonrojó, recordando las palabras punzantes, o todo lo punzantes que era capaz de imaginar, que había dicho a Axel delante de él.- Discúlpeme por la forma en la que hablé antes..No le estaba rechazando es que..-Suspiró.- Su hijo disfruta sacándome de quicio, es su pasatiempo favorito- No era una queja, ni mucho menos, Axel buscaba la forma de sacarle de sus casillas y de que su mente empezara a dar vueltas, aprovechándose de que la mayoría de veces estaba absorta. Cuanto más correcta intentaba ser ella, más le provocaba para sacarle de ese estado. Era una especie de juego que él se había inventado y a ella le volvía loca, pero que había aceptado sin dudarlo.- Lord Blackmore..-Había algo, mucho más importante, que ella tenía que decirle, antes de que le abrieran las puertas a ese hogar.- Axel me explicó sus responsabilidades y lo que podía esperar de él..Honestamente le digo que..No podría quererle de otra forma, entro en esta familia con los ojos abiertos y...Le agradezco de verdad que..Que lo apruebe. No puede imaginar cuánto.
Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Así que Anaé contraatacaba intentado dejarlo en evidencia delante de Lord Blackmore... eso estaba bien, pero aún mordería el polvo unas cuantas veces más antes de pillarle el truco.
–¿lo ves padre? aún estoy moribundo y ya se aprovecha de mi debilidad para ponerme en entredicho. Me ha dicho que si, no intente escaquearse ahora.
Aurelius entró en la enfermeria y lo dejaron en manos del monje para salirse fuera. Bueno...no había ido nada mal, su padre, a menudo severo y de carácter algo difícil, la había acepatado en seguida. Tanto mejor. Porque a Stein lo habían amenazado todos los Blackmore sin excepción, el brujo podía darse por satisfecho.
Stuart escuchó las palabras amables de Anaé y asintió. Le había dado cierta confianza, cierto aspecto de mujer devota, pero que en vez de adorar santos, adoraría a Axel, y eso era cuanto podía desear para su primogénito. Para mujeres rabiosas y con mal pronto ya tenían dos campeonas en casa. Tanto ego junto era malsano.
— Ha sido usted de vital ayuda, tanto para los cuidados de mi hijo como por el hecho de avisarnos. Dígame...¿cómo puedo ayudarla yo? ¿necesita que haga llegar alguna nota a su casa? como si tengo que ir en persona. Mi mujer y mis otros dos hijos están de camino, y Aveline y su marido también. Está defendiendo el fuerte muy dignamente, señorita Boissieu, pero lo que necesite, pídamelo.
–¿lo ves padre? aún estoy moribundo y ya se aprovecha de mi debilidad para ponerme en entredicho. Me ha dicho que si, no intente escaquearse ahora.
Aurelius entró en la enfermeria y lo dejaron en manos del monje para salirse fuera. Bueno...no había ido nada mal, su padre, a menudo severo y de carácter algo difícil, la había acepatado en seguida. Tanto mejor. Porque a Stein lo habían amenazado todos los Blackmore sin excepción, el brujo podía darse por satisfecho.
Stuart escuchó las palabras amables de Anaé y asintió. Le había dado cierta confianza, cierto aspecto de mujer devota, pero que en vez de adorar santos, adoraría a Axel, y eso era cuanto podía desear para su primogénito. Para mujeres rabiosas y con mal pronto ya tenían dos campeonas en casa. Tanto ego junto era malsano.
— Ha sido usted de vital ayuda, tanto para los cuidados de mi hijo como por el hecho de avisarnos. Dígame...¿cómo puedo ayudarla yo? ¿necesita que haga llegar alguna nota a su casa? como si tengo que ir en persona. Mi mujer y mis otros dos hijos están de camino, y Aveline y su marido también. Está defendiendo el fuerte muy dignamente, señorita Boissieu, pero lo que necesite, pídamelo.
Axel Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: Time out. {priv. Aletheia}
Anaé aun seguía con lord Blackmore, sorprendiéndose cada vez más de su forma de tratarle. Pensó por un momento lo que provocaría la aparición de alguien como Stuart en su casa, a saber para qué, tal vez para interceder por su hijo, pero si no quería que Axel se inmiscuyera mucho menos su padre, no quería exponerle a las tonterías de su madre y le daba auténtico pánico y vergüenza que llegase a descubrir como es, su madre le pusiera en evidencia y Stuart dejara de tratarla tan amablemente. No, no quería arriesgarse, por una vez que todo iba bien..O casi bien.
Negó suavemente con la cabeza.- No se preocupe, Lord Blackmore, me encargaré de enviarle una nota a mi madre. De hecho, creo que sería buena idea ir y adecentarme un poco aprovechando que Axel no está solo.- No tenía ninguna intención de estar lejos de Emory mucho tiempo, pero no se sentía tan mal ahora que su familia estaba allí para cuidar de él tan diligentemente como ella pudiera hacerlo, así que se despidió del lord inglés y también de Axel, intentando no seguir enfadada con él por su lengua afilada, hasta le dio un beso en la frente, sonrojándose como mil soles antes de retirarse.
Aprovecharía para poner a su madre al día...Más o menos, no le había dicho nada del supuesto compromiso, solo le dijo que Axel había estado enfermo y que había ido a ayudarle, lo que su madre apreció como una muy buena idea por parte de su atolondrada hija, le comentó después que había sido invitada a la mansión de los Blackmore para cenar y en cuanto vio cómo la marabunta de preguntas se estaba acumulando en su cabeza, añadió que tal vez debería buscar algo para la ocasión. En cuanto los vestidos y la exhibición se añadieron a la conversación, su madre se tragó todas las preguntas y empezó a poner a toda la servidumbre patas arriba. Anaé no intentó detenerla, prefería tenerla ocupada que indagando sobre otras cosas, seguía escuchando de vez en cuando que tenía que cazarle bien.- Ocúpate de casarte cuanto antes, no sea que se muera y te deje sin un franco. Y que te haga un hijo en seguida.-...Madre..-De ese modo nadie podría desheredarte, su familia tendría que acogerte, no cabe duda, da igual cómo salga el niño..
Su madre siguió desvariando mientras ella se sentía abochornada y avergonzada, si apenas se habían dado unos cuantos besos y su madre ya estaba pensando en hijos. Cielos. Quería morirse. Se sentía tan culpable por engañar de esa manera a Elizabeth, pero no tenía más remedio, no quería defraudar a Axel, no quería que los Blackmore cambiaran de parecer, nunca le había importado la personalidad de su madre pero ahora le pesaba más que cualquier otra cosa. Dejó a su madre entretenida buscando un vestido y tocado apropiados para la gran noche.
Pasaron unos cuantos días, en los que Anaé no se había despegado de Axel, a no ser que tuviera otras visitas, ahora que podía tenerlas. Había costado, pero finalmente el senescal había conseguido remontar el veneno que había amenazado con su vida, aunque hasta Anaé quería saber quién y por qué motivo habrían querido separarle de él de esa manera. La noche de la cena su madre estaba histérica y terminó por contagiarle el ánimo, cuando llegó a la casa de los Blackmore, se detuvo un momento al ver la mansión. Era curioso, porque Axel nunca le había traído a ella, ni la había mencionado, solo le había enseñado la Sede, había tenido que ser su padre quien le invitase a ella..¿Estaría invadiendo un lugar que él no estaba dispuesto a mostrarle todavía? Suspiró, sabía que sus dudas eran culpa del nerviosismo en el que la señora Boissieu le había arrastrado. Había insistido mucho en ir por si misma, de lo contrario Emory habría ido a buscarla, pero no quería que él corriera ningún riesgo absurdo.
Poco después de llamar a la puerta, le indicaron el salón donde la familia estaba reunida mientras se ultimaban los preparativos para la cena. Estaba muy nerviosa y no pudo evitar entrar con timidez al salón, no sabía muy bien cómo comportarse, pero en cuanto llegó y empezó a contar cabezas decidió olvidarse de todo, seguiría su educación, que para algo había sido estricta y muy pesada y se inclinó, porque ante ella estaban los Blackmore de inglaterra.
Negó suavemente con la cabeza.- No se preocupe, Lord Blackmore, me encargaré de enviarle una nota a mi madre. De hecho, creo que sería buena idea ir y adecentarme un poco aprovechando que Axel no está solo.- No tenía ninguna intención de estar lejos de Emory mucho tiempo, pero no se sentía tan mal ahora que su familia estaba allí para cuidar de él tan diligentemente como ella pudiera hacerlo, así que se despidió del lord inglés y también de Axel, intentando no seguir enfadada con él por su lengua afilada, hasta le dio un beso en la frente, sonrojándose como mil soles antes de retirarse.
Aprovecharía para poner a su madre al día...Más o menos, no le había dicho nada del supuesto compromiso, solo le dijo que Axel había estado enfermo y que había ido a ayudarle, lo que su madre apreció como una muy buena idea por parte de su atolondrada hija, le comentó después que había sido invitada a la mansión de los Blackmore para cenar y en cuanto vio cómo la marabunta de preguntas se estaba acumulando en su cabeza, añadió que tal vez debería buscar algo para la ocasión. En cuanto los vestidos y la exhibición se añadieron a la conversación, su madre se tragó todas las preguntas y empezó a poner a toda la servidumbre patas arriba. Anaé no intentó detenerla, prefería tenerla ocupada que indagando sobre otras cosas, seguía escuchando de vez en cuando que tenía que cazarle bien.- Ocúpate de casarte cuanto antes, no sea que se muera y te deje sin un franco. Y que te haga un hijo en seguida.-...Madre..-De ese modo nadie podría desheredarte, su familia tendría que acogerte, no cabe duda, da igual cómo salga el niño..
Su madre siguió desvariando mientras ella se sentía abochornada y avergonzada, si apenas se habían dado unos cuantos besos y su madre ya estaba pensando en hijos. Cielos. Quería morirse. Se sentía tan culpable por engañar de esa manera a Elizabeth, pero no tenía más remedio, no quería defraudar a Axel, no quería que los Blackmore cambiaran de parecer, nunca le había importado la personalidad de su madre pero ahora le pesaba más que cualquier otra cosa. Dejó a su madre entretenida buscando un vestido y tocado apropiados para la gran noche.
Pasaron unos cuantos días, en los que Anaé no se había despegado de Axel, a no ser que tuviera otras visitas, ahora que podía tenerlas. Había costado, pero finalmente el senescal había conseguido remontar el veneno que había amenazado con su vida, aunque hasta Anaé quería saber quién y por qué motivo habrían querido separarle de él de esa manera. La noche de la cena su madre estaba histérica y terminó por contagiarle el ánimo, cuando llegó a la casa de los Blackmore, se detuvo un momento al ver la mansión. Era curioso, porque Axel nunca le había traído a ella, ni la había mencionado, solo le había enseñado la Sede, había tenido que ser su padre quien le invitase a ella..¿Estaría invadiendo un lugar que él no estaba dispuesto a mostrarle todavía? Suspiró, sabía que sus dudas eran culpa del nerviosismo en el que la señora Boissieu le había arrastrado. Había insistido mucho en ir por si misma, de lo contrario Emory habría ido a buscarla, pero no quería que él corriera ningún riesgo absurdo.
Poco después de llamar a la puerta, le indicaron el salón donde la familia estaba reunida mientras se ultimaban los preparativos para la cena. Estaba muy nerviosa y no pudo evitar entrar con timidez al salón, no sabía muy bien cómo comportarse, pero en cuanto llegó y empezó a contar cabezas decidió olvidarse de todo, seguiría su educación, que para algo había sido estricta y muy pesada y se inclinó, porque ante ella estaban los Blackmore de inglaterra.
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Anaé Boissieu- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
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