AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Pleine Lune {Privado}
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Pleine Lune {Privado}
Recuerdo del primer mensaje :
El cementerio había sido nuestro objetivo en esos momentos, aún quedaba día por delante para poder arreglar el panteón que él decía dónde pasaría la noche encerrado y encadenado para no herir a nadie, para mantenerse seguro y mantener seguros a los demás. Habíamos dejado el hotel hacía apenas una hora en donde nos habíamos dejado llevar de nuevo por lo que sentíamos el uno por el otro, el lobo me había tomado de una forma algo salvaje pero que había disfrutado enormemente, de hecho aún podía sentir la marca que me había hecho en el cuello marcándome como si fuera suya, de hecho es que podría serlo perfectamente. Él se había disculpado por las formas pero yo no tuve nada que disculpar, al fin y al cabo esa también era su forma de ser y era parte de él y me había gustado, lo había disfrutado más incluso que la primera vez. Después de eso un baño y volver a comer algo antes de salir para ver en qué estado nos encontrábamos el lugar. Podríamos ir a la Orden pero entendía que Caleb no quisiera, no debíamos de olvidar que habíamos ido años atrás y no era bueno que nos cruzáramos con nadie de esa época, aunque sí sentía curiosidad por ver a mis padres de jóvenes, incluso a Caleb pero sabía que era algo que no debíamos de hacer.
Llegamos al cementerio donde había poco gente que iba a hacerle una visita a sus seres queridos y comenzamos a buscar aquel panteón, el cementerio era bastante grande y habían varios panteones por lo que tendríamos que buscar el que más pudiéramos utilizar para esa noche. Lo seguí a él porque yo no tenía ni idea de cuál de todos sería pero él al parecer si sabía dónde se encontraba porque nada más entrar fue directo como si se supiera el camino de memoria. No tardamos demasiado en llegar a una zona algo más apartada de las demás donde había un panteón enorme donde tenía unas pequeñas escaleras antes de llegar a una puerta bastante grande de acero, Caleb subió primero las escaleras y yo le seguí hasta que nos acercamos a la puerta y entre los dos la abrimos para ver su interior. Era una sala bastante grande y amplia decorada con estatuas un poco tétricas pero que igualmente eran bellas, ángeles que parecían custodiar el lugar en mármol y piedra y en el centro de la sala un altar con algunos libros y algunas velas encima. Al fondo una puerta algo más pequeña aunque también de acero que parecía llevar a otra sala, al abrirla nos dimos cuenta de que habían unas pequeñas escaleras de caracol, cogimos unas antorchas y bajamos por ellas para llegar a otra sala donde habían cadenas por el suelo, grilletes clavados en las paredes… el lugar estaba totalmente oscuro e imaginarlo allí metido y encadenado era algo que no me gustaba.
-¿Estás seguro de esto? –Me giré para mirarlo, habían jaulas algo más pequeñas como si aquello hubiera sido refugio de algo, él tenía razón, seguramente se utilizaran para contener a las bestias encerradas pero estaba llenas de polvo y de telarañas, además los grilletes y las cadenas parecían no estar en buen estado y tendríamos que solucionar aquello. Sabía que él no iba a cejar en su idea de quedarse allí para no hacer daño a nadie, pero la idea de que estuviera encerrado y encadenado a merced de quien lo encontrara no era algo que me gustara en absoluto, me acerqué para coger una de las cadenas y comprobar que estaba rota por un eslabón, así como que varios grilletes estaban rotos por no decir que había alguna que otra mancha de sangre en las paredes como si se hubiera desatado hacía tiempo una lucha. No me gustaba, no me gustaba en absoluto- parece como si se hubiera producido una lucha aquí –las jaulas presentaban ciertas abolladuras y seguramente algún cazador hubiera encontrado el lugar, o eso o uno de los licántropos que se escondían se había escapado y en esa forma no había podido controlarse- tenemos que arreglar todo esto, las cadenas están todas rotas, los grilletes partidos… -no me gustaba, seguía sin gustarme la idea y menos el tener que quedarme en el hotel toda la noche sin saber lo que le pasaría. Me mordí el labio con fuerza observando el lugar, pero pasados unos segundos me acerqué a él y lo miré de forma fija- vamos a arreglar este lugar para que estés a salvo y nadie pueda encontrarte, esperemos que el estar aquí abajo haga que los cazadores no te oigan y los licántropos no puedan llegar hasta ti –estaba preocupada y no era algo que iba a ocultarle, menos cuando sería yo quien lo atara y lo encadenara- la puerta de arriba presenta algún fallo, deberíamos de arreglar también eso y solucionar el tema de las cadenas y de los grilletes, si te voy a dejar aquí toda la noche me voy a asegurar de que el lugar cumpla las condiciones adecuadas, ¿empezamos? –Lo miré unos segundos y esperé a que se moviera, teníamos trabajo que hacer y la luna se alzaría esa noche estuviera como estuviera el lugar, era mejor darnos prisa y dejarlo todo arreglado para que cuando llegara el momento yo me quedara algo más tranquila, poco más bien, y él quedara seguro ahí dentro.
El cementerio había sido nuestro objetivo en esos momentos, aún quedaba día por delante para poder arreglar el panteón que él decía dónde pasaría la noche encerrado y encadenado para no herir a nadie, para mantenerse seguro y mantener seguros a los demás. Habíamos dejado el hotel hacía apenas una hora en donde nos habíamos dejado llevar de nuevo por lo que sentíamos el uno por el otro, el lobo me había tomado de una forma algo salvaje pero que había disfrutado enormemente, de hecho aún podía sentir la marca que me había hecho en el cuello marcándome como si fuera suya, de hecho es que podría serlo perfectamente. Él se había disculpado por las formas pero yo no tuve nada que disculpar, al fin y al cabo esa también era su forma de ser y era parte de él y me había gustado, lo había disfrutado más incluso que la primera vez. Después de eso un baño y volver a comer algo antes de salir para ver en qué estado nos encontrábamos el lugar. Podríamos ir a la Orden pero entendía que Caleb no quisiera, no debíamos de olvidar que habíamos ido años atrás y no era bueno que nos cruzáramos con nadie de esa época, aunque sí sentía curiosidad por ver a mis padres de jóvenes, incluso a Caleb pero sabía que era algo que no debíamos de hacer.
Llegamos al cementerio donde había poco gente que iba a hacerle una visita a sus seres queridos y comenzamos a buscar aquel panteón, el cementerio era bastante grande y habían varios panteones por lo que tendríamos que buscar el que más pudiéramos utilizar para esa noche. Lo seguí a él porque yo no tenía ni idea de cuál de todos sería pero él al parecer si sabía dónde se encontraba porque nada más entrar fue directo como si se supiera el camino de memoria. No tardamos demasiado en llegar a una zona algo más apartada de las demás donde había un panteón enorme donde tenía unas pequeñas escaleras antes de llegar a una puerta bastante grande de acero, Caleb subió primero las escaleras y yo le seguí hasta que nos acercamos a la puerta y entre los dos la abrimos para ver su interior. Era una sala bastante grande y amplia decorada con estatuas un poco tétricas pero que igualmente eran bellas, ángeles que parecían custodiar el lugar en mármol y piedra y en el centro de la sala un altar con algunos libros y algunas velas encima. Al fondo una puerta algo más pequeña aunque también de acero que parecía llevar a otra sala, al abrirla nos dimos cuenta de que habían unas pequeñas escaleras de caracol, cogimos unas antorchas y bajamos por ellas para llegar a otra sala donde habían cadenas por el suelo, grilletes clavados en las paredes… el lugar estaba totalmente oscuro e imaginarlo allí metido y encadenado era algo que no me gustaba.
-¿Estás seguro de esto? –Me giré para mirarlo, habían jaulas algo más pequeñas como si aquello hubiera sido refugio de algo, él tenía razón, seguramente se utilizaran para contener a las bestias encerradas pero estaba llenas de polvo y de telarañas, además los grilletes y las cadenas parecían no estar en buen estado y tendríamos que solucionar aquello. Sabía que él no iba a cejar en su idea de quedarse allí para no hacer daño a nadie, pero la idea de que estuviera encerrado y encadenado a merced de quien lo encontrara no era algo que me gustara en absoluto, me acerqué para coger una de las cadenas y comprobar que estaba rota por un eslabón, así como que varios grilletes estaban rotos por no decir que había alguna que otra mancha de sangre en las paredes como si se hubiera desatado hacía tiempo una lucha. No me gustaba, no me gustaba en absoluto- parece como si se hubiera producido una lucha aquí –las jaulas presentaban ciertas abolladuras y seguramente algún cazador hubiera encontrado el lugar, o eso o uno de los licántropos que se escondían se había escapado y en esa forma no había podido controlarse- tenemos que arreglar todo esto, las cadenas están todas rotas, los grilletes partidos… -no me gustaba, seguía sin gustarme la idea y menos el tener que quedarme en el hotel toda la noche sin saber lo que le pasaría. Me mordí el labio con fuerza observando el lugar, pero pasados unos segundos me acerqué a él y lo miré de forma fija- vamos a arreglar este lugar para que estés a salvo y nadie pueda encontrarte, esperemos que el estar aquí abajo haga que los cazadores no te oigan y los licántropos no puedan llegar hasta ti –estaba preocupada y no era algo que iba a ocultarle, menos cuando sería yo quien lo atara y lo encadenara- la puerta de arriba presenta algún fallo, deberíamos de arreglar también eso y solucionar el tema de las cadenas y de los grilletes, si te voy a dejar aquí toda la noche me voy a asegurar de que el lugar cumpla las condiciones adecuadas, ¿empezamos? –Lo miré unos segundos y esperé a que se moviera, teníamos trabajo que hacer y la luna se alzaría esa noche estuviera como estuviera el lugar, era mejor darnos prisa y dejarlo todo arreglado para que cuando llegara el momento yo me quedara algo más tranquila, poco más bien, y él quedara seguro ahí dentro.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
La trampa estaba servida y yo era el cebo que atraería a Caleb para que lo apresaran, sabían de sobra que vendría a por mí, que alguien como él que era un alfa no dejaría a nadie bajo su protección que le pasara nada, menos si se trataba de alguien como yo. No sabía muy bien cómo pero aquel hombre nos había visto en el cementerio, había visto como incluso cuando estaba en su forma de lobo Caleb se dejaba cuidar por mí cuando un lobo, más en una noche como esa y con el frenesí que llevaba jamás se dejaría tocar o curar, despedazaría a cualquiera que se atreviese a tocarlo... sin embargo a mí no me había hecho nada y había dejado que lo curara e incluso me quedara durmiendo sobre su pelaje. Aquel hombre sabía que era de alguna forma su debilidad, aparte de que era suya, y que Caleb no dejaría pasar la afrenta por alto e iría a descuartizar a todo aquel que me hubiera apartado de su lado. Sabía que vendría porque además él me lo había dicho, no habían ocultado el olor del rastro y esperaba que supiera que iba directo hacia una trampa, aunque dudaba que pensara en un momento como ese. Me sentía impotente sin poder hacer nada por soltarme, sin poder hacer nada por liberarme y que no fuera hasta donde yo me encontraba, pero las esposas rodeaban mis muñecas y la cadena me ataba al tocón dejándome presa, por si eso fuera poco cubrieron de nuevo mi cabeza antes de alejarse preparados para cuando él llegara.
Me había mostrado lo que quería hacerle y la sola idea de verlo en aquella cruz me aterrorizaba, quería venganza por haber matado a su alfa aun cuando él ahora era el alfa de la manada, y qué mejor que atraerlo hacia donde estaba que teniéndome a mí de prisionera. Intenté desatarme incluso con la capucha en el rostro y recé porque no se abalanzara sin pensar en el lugar, pero mis temores fueron confirmados cuando desde lo lejos se escuchó claro y alto aquel rugido desafiante, cerré los ojos porque sabía que entraría y arrasaría con todo sin mirar a nada ni a nadie, cegado por la ira que debía de recorrerle en esos momentos. No sabía bien si venía como líder de manada, como líder de la orden que habían raptado a uno de sus miembros o porque sus sentimientos también pese a cómo habían quedado las cosas pugnaban en su interior por salir, quizás fuera un cúmulo de todos ellos y su rabia e ira se intensificara enormemente ante ese hecho. Poco tiempo pasó cuando la puerta se abrió de golpe dando un sonoro portazo y aunque no podía ver nada sentí que ahí estaba, no sabía cómo pero sabía que era él. Gruñó dándoles a entender que no tenía miedo hacia lo que pasara, dejando claro quien mandaba, y yo no sabía si el resto estaría escondido todavía o no.
Sacudí mi cabeza para intentar quitar lo que me cubría pero era imposible y pronto escuché la voz del que ahora era el líder de la manada, decía que lo había estado esperando y me mordí el labio. Caleb le respondió haciéndole ver que no le tenía ningún miedo y que los iba a matar a todos, en especial a él, ya que la manada mayormente no actuaba sino fuera porque su líder así lo dictaba. Más que nombrarme como cualquier otro miembro de su manada, aunque no estuviera convertida, dijo que era su “hembra” y que era suya, lancé un suspiro porque realmente me gustaría que fuera así, ser suya y que él fuera mío sin que nada más importara, sin que hubieran obstáculos por el medio que nos dificultaran nuestra unión. No se oyó nada más y pronto los gruñidos, mordiscos y zarpas comenzaron a sonar por el lugar dándome a entender que la pelea había empezado. Me removí intentando soltarme para poder parar todo aquello cuando de pronto me quitaron la capucha y mis ojos buscaron con desesperación a Caleb encontrándolo peleando de forma brusca y salvaje con todos los demás lobos que fueron a por él, sentí un pinchazo en el pecho cuando lo vi y tiré con fuerza de las cadenas haciéndome daño en las muñecas mientras tiraba y tiraba para intentar soltarme.
-¡No! –Dije en un vano intento de que pararan pero sabía que no lo iban a hacer, pronto uno de los lobos se acercó para que dejara de gritar y de revolverme y le di una patada en el pecho que lo lanzó hacia atrás, vino a por mí e incluso atada como estaba esquivé sus golpes aunque el rango de la cadena no es que fuera demasiado grande y dificultaba mis pasos, ni cuenta me di que una de las lobas se había acercado por detrás y me había enganchado por el pelo para llevar su otra mano a mi cuello donde podía sentir sus garras sobre mi piel, pidió a Caleb que parara y sus ojos se encontraron con los míos, gruñó al verme de esa forma incluso cuando yo intentaba deshacerme de su agarre pero ella más apretaba para que estuviera quieta y quitaba mis manos de su vista cogiendo la cadena que unía ambas esposas y dejando mis manos lejos de su alcance. Dijo que me decapitaría si no paraba y finalmente levantó sus brazos en señal de que paraba, pidió que me soltaran que yo no tenía nada que ver con todo aquello y negué con la cabeza- no lo hagas... –le pedí mirándole, si me soltaban irían a por él y lo apresarían para luego torturarlo y seguramente matarlo pero incluso así insistió en que me soltaran y yo negaba con la cabeza- no le hagas caso... yo también maté a esos lobos –dije mirando de forma fija al que ahora era el alfa que, con una sonrisa, nos miraba a uno y a otro disfrutando del espectáculo hasta que finalmente la loba le dijo que no era ajena, ¿cómo que no era ajena? Y que escuchara... ¿qué escuchara el qué? Pero ella traía una sonrisa en los labios y pronto la sala quedó en silencio, yo no podía oír absolutamente nada y fue que vi la cara de Caleb, parecía confundido y su pregunta.... me quedé quieta parada como en shock ante sus palabras, mis labios se abrieron ligeramente y el aire escapó lento de mis pulmones- ¿... qué? –Pregunté porque en esos momentos me costaba analizar aquellas palabras, ¿cómo era posible? Bueno Eileen, no era imposible del todo entiendo en cuenta que... oh, señor- ¿estoy embarazada? –Pregunté y de forma inconsciente mi mano fue hacia mi vientre dejándola allí, yo notaba el lugar como siempre y sin cambio alguno. Mis ojos se anclaron a los de Caleb mirándolo de forma fija, aquello cambiaba totalmente las cosas, aquello daba un giro dramático a los acontecimientos que ninguno de los dos había siquiera contemplado. Yo, embarazada. Embarazada del hombre que amaba. Embarazada del hombre que amaba y con el cual habíamos roto toda posibilidad... quizás hasta aquel preciso momento. Un hijo lo cambiaba todo, mi hijo, su hijo... nuestro. Me mordí el labio con fuerza y sentí que mis ojos se cristalizaban por aquel pensamiento, ¿no había soñado infinidad de veces con aquel pensamiento, aquella fantasía? Ahora la tenía hecha realidad, y me enteraba justo cuando estábamos presos por una manada de licántropos.
-Oh, pero qué conmovedor –dijo el alfa mirándonos a uno y a otro con una sonrisa en los labios que no presagiaba nada bueno- resulta que en vez de a uno tengo a dos y... bueno, a dos y a un poco –dijo riéndose a lo que fruncí el ceño, no debería de estar de muchas semanas teniendo en cuenta que no hacía mucho que... ¿me había quedado embarazada en mi primera vez? ¿Cuántas posibilidades había de eso?- Bien lobo, la cosa la veo clara... supongo que querrás intercambiarte por tú mujer y tu futuro hijo... si es que llega a nacer claro –dejó la amenaza velada- y ahora que sé que está embarazada comprenderás que no la puedo dejar ir –le hizo un gesto a la mujer que me tenía presa y esta quitó la cadena que rodeaba el tocón pero no me soltó de ella y comenzó a arrastrarme hacia el interior mientras yo me revolvía.
-¡No! Suéltame... ¡suéltame, maldición! –Tiré de la cadena para soltarme pero ella tenía mucha más fuerza, es más, me amenazó con pegarme ahora que sabía que estaba embarazada para que me quedara quieta... pero no iba a hacer y tiró de la cadena- maldita sea... eres loba y eres mujer, ¿no lucharías por lo que es tuyo? –Pareció que mi pregunta le pillo un poco por sorpresa así que aproveché para tirar de la cadena, acercarla a mí y darle una patada que hizo que sus manos soltaran la cadena dejándome libre, aun con las esposas, y corrí en dirección a Caleb. Uno de ellos se interpuso en mi camino y sin pensarlo utilizando la cadena como si fuera un arma le di en el rostro haciendo que cayera hacia atrás, tiré del brazo de Caleb para alejarlo del semi círculo donde estaba metido y lo puse tras mi espalda, pero enseguida me puso a él tras la suya en su afán de protegerme. Con las esposas poco podía hacer pero la cadena servía como buen arma a distancia para alejarlos en su intento de acercarse, hasta que uno de ellos aferró con su mano la cadena y tiró de ella, pero Caleb la cogió con su mano y acercó al lobo para asestarle un puñetazo que hizo que soltara la cadena.
-¡Maldita zorra! –Dijo el alfa mirándonos con rabia- ahora sí que no te pienso dejar con vida, ni a ti, ni a tu futuro hijo –fruncí el ceño y me hubiera lanzado a por él por tales palabras si no hubiera sido porque Caleb me agarró de la cintura parando mi avance, maldito hijo de puta.
-Y yo ahora sí que no pienso evitar matarte, eres un hijo de puta y estoy segura de que tú posición de líder la has adquirido saltándote las reglas.
-Cállate –me dijo y por la cara de algunos me di cuenta de que así era, quizás le tenían miedo y por eso no habían hecho nada.
-Seguro que no luchaste por reclamar el título y te lo adjudicaste como te dio la gana –volvió a gritarme que me callara pero no lo hice- seguro que todos te siguen porque te tienen miedo, no porque seas su verdadero líder –escupí y gruñó, su cuerpo pronto empezó a cambiar y supe que había tocado el punto clave.
Me había mostrado lo que quería hacerle y la sola idea de verlo en aquella cruz me aterrorizaba, quería venganza por haber matado a su alfa aun cuando él ahora era el alfa de la manada, y qué mejor que atraerlo hacia donde estaba que teniéndome a mí de prisionera. Intenté desatarme incluso con la capucha en el rostro y recé porque no se abalanzara sin pensar en el lugar, pero mis temores fueron confirmados cuando desde lo lejos se escuchó claro y alto aquel rugido desafiante, cerré los ojos porque sabía que entraría y arrasaría con todo sin mirar a nada ni a nadie, cegado por la ira que debía de recorrerle en esos momentos. No sabía bien si venía como líder de manada, como líder de la orden que habían raptado a uno de sus miembros o porque sus sentimientos también pese a cómo habían quedado las cosas pugnaban en su interior por salir, quizás fuera un cúmulo de todos ellos y su rabia e ira se intensificara enormemente ante ese hecho. Poco tiempo pasó cuando la puerta se abrió de golpe dando un sonoro portazo y aunque no podía ver nada sentí que ahí estaba, no sabía cómo pero sabía que era él. Gruñó dándoles a entender que no tenía miedo hacia lo que pasara, dejando claro quien mandaba, y yo no sabía si el resto estaría escondido todavía o no.
Sacudí mi cabeza para intentar quitar lo que me cubría pero era imposible y pronto escuché la voz del que ahora era el líder de la manada, decía que lo había estado esperando y me mordí el labio. Caleb le respondió haciéndole ver que no le tenía ningún miedo y que los iba a matar a todos, en especial a él, ya que la manada mayormente no actuaba sino fuera porque su líder así lo dictaba. Más que nombrarme como cualquier otro miembro de su manada, aunque no estuviera convertida, dijo que era su “hembra” y que era suya, lancé un suspiro porque realmente me gustaría que fuera así, ser suya y que él fuera mío sin que nada más importara, sin que hubieran obstáculos por el medio que nos dificultaran nuestra unión. No se oyó nada más y pronto los gruñidos, mordiscos y zarpas comenzaron a sonar por el lugar dándome a entender que la pelea había empezado. Me removí intentando soltarme para poder parar todo aquello cuando de pronto me quitaron la capucha y mis ojos buscaron con desesperación a Caleb encontrándolo peleando de forma brusca y salvaje con todos los demás lobos que fueron a por él, sentí un pinchazo en el pecho cuando lo vi y tiré con fuerza de las cadenas haciéndome daño en las muñecas mientras tiraba y tiraba para intentar soltarme.
-¡No! –Dije en un vano intento de que pararan pero sabía que no lo iban a hacer, pronto uno de los lobos se acercó para que dejara de gritar y de revolverme y le di una patada en el pecho que lo lanzó hacia atrás, vino a por mí e incluso atada como estaba esquivé sus golpes aunque el rango de la cadena no es que fuera demasiado grande y dificultaba mis pasos, ni cuenta me di que una de las lobas se había acercado por detrás y me había enganchado por el pelo para llevar su otra mano a mi cuello donde podía sentir sus garras sobre mi piel, pidió a Caleb que parara y sus ojos se encontraron con los míos, gruñó al verme de esa forma incluso cuando yo intentaba deshacerme de su agarre pero ella más apretaba para que estuviera quieta y quitaba mis manos de su vista cogiendo la cadena que unía ambas esposas y dejando mis manos lejos de su alcance. Dijo que me decapitaría si no paraba y finalmente levantó sus brazos en señal de que paraba, pidió que me soltaran que yo no tenía nada que ver con todo aquello y negué con la cabeza- no lo hagas... –le pedí mirándole, si me soltaban irían a por él y lo apresarían para luego torturarlo y seguramente matarlo pero incluso así insistió en que me soltaran y yo negaba con la cabeza- no le hagas caso... yo también maté a esos lobos –dije mirando de forma fija al que ahora era el alfa que, con una sonrisa, nos miraba a uno y a otro disfrutando del espectáculo hasta que finalmente la loba le dijo que no era ajena, ¿cómo que no era ajena? Y que escuchara... ¿qué escuchara el qué? Pero ella traía una sonrisa en los labios y pronto la sala quedó en silencio, yo no podía oír absolutamente nada y fue que vi la cara de Caleb, parecía confundido y su pregunta.... me quedé quieta parada como en shock ante sus palabras, mis labios se abrieron ligeramente y el aire escapó lento de mis pulmones- ¿... qué? –Pregunté porque en esos momentos me costaba analizar aquellas palabras, ¿cómo era posible? Bueno Eileen, no era imposible del todo entiendo en cuenta que... oh, señor- ¿estoy embarazada? –Pregunté y de forma inconsciente mi mano fue hacia mi vientre dejándola allí, yo notaba el lugar como siempre y sin cambio alguno. Mis ojos se anclaron a los de Caleb mirándolo de forma fija, aquello cambiaba totalmente las cosas, aquello daba un giro dramático a los acontecimientos que ninguno de los dos había siquiera contemplado. Yo, embarazada. Embarazada del hombre que amaba. Embarazada del hombre que amaba y con el cual habíamos roto toda posibilidad... quizás hasta aquel preciso momento. Un hijo lo cambiaba todo, mi hijo, su hijo... nuestro. Me mordí el labio con fuerza y sentí que mis ojos se cristalizaban por aquel pensamiento, ¿no había soñado infinidad de veces con aquel pensamiento, aquella fantasía? Ahora la tenía hecha realidad, y me enteraba justo cuando estábamos presos por una manada de licántropos.
-Oh, pero qué conmovedor –dijo el alfa mirándonos a uno y a otro con una sonrisa en los labios que no presagiaba nada bueno- resulta que en vez de a uno tengo a dos y... bueno, a dos y a un poco –dijo riéndose a lo que fruncí el ceño, no debería de estar de muchas semanas teniendo en cuenta que no hacía mucho que... ¿me había quedado embarazada en mi primera vez? ¿Cuántas posibilidades había de eso?- Bien lobo, la cosa la veo clara... supongo que querrás intercambiarte por tú mujer y tu futuro hijo... si es que llega a nacer claro –dejó la amenaza velada- y ahora que sé que está embarazada comprenderás que no la puedo dejar ir –le hizo un gesto a la mujer que me tenía presa y esta quitó la cadena que rodeaba el tocón pero no me soltó de ella y comenzó a arrastrarme hacia el interior mientras yo me revolvía.
-¡No! Suéltame... ¡suéltame, maldición! –Tiré de la cadena para soltarme pero ella tenía mucha más fuerza, es más, me amenazó con pegarme ahora que sabía que estaba embarazada para que me quedara quieta... pero no iba a hacer y tiró de la cadena- maldita sea... eres loba y eres mujer, ¿no lucharías por lo que es tuyo? –Pareció que mi pregunta le pillo un poco por sorpresa así que aproveché para tirar de la cadena, acercarla a mí y darle una patada que hizo que sus manos soltaran la cadena dejándome libre, aun con las esposas, y corrí en dirección a Caleb. Uno de ellos se interpuso en mi camino y sin pensarlo utilizando la cadena como si fuera un arma le di en el rostro haciendo que cayera hacia atrás, tiré del brazo de Caleb para alejarlo del semi círculo donde estaba metido y lo puse tras mi espalda, pero enseguida me puso a él tras la suya en su afán de protegerme. Con las esposas poco podía hacer pero la cadena servía como buen arma a distancia para alejarlos en su intento de acercarse, hasta que uno de ellos aferró con su mano la cadena y tiró de ella, pero Caleb la cogió con su mano y acercó al lobo para asestarle un puñetazo que hizo que soltara la cadena.
-¡Maldita zorra! –Dijo el alfa mirándonos con rabia- ahora sí que no te pienso dejar con vida, ni a ti, ni a tu futuro hijo –fruncí el ceño y me hubiera lanzado a por él por tales palabras si no hubiera sido porque Caleb me agarró de la cintura parando mi avance, maldito hijo de puta.
-Y yo ahora sí que no pienso evitar matarte, eres un hijo de puta y estoy segura de que tú posición de líder la has adquirido saltándote las reglas.
-Cállate –me dijo y por la cara de algunos me di cuenta de que así era, quizás le tenían miedo y por eso no habían hecho nada.
-Seguro que no luchaste por reclamar el título y te lo adjudicaste como te dio la gana –volvió a gritarme que me callara pero no lo hice- seguro que todos te siguen porque te tienen miedo, no porque seas su verdadero líder –escupí y gruñó, su cuerpo pronto empezó a cambiar y supe que había tocado el punto clave.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Gruñí plagado de rabia cuando descubrí sus claras intenciones, no les valía con mi muerte, querían antes ver mi sufrimiento y eso solo iban a lograrlo contemplando la muerte de la que había elegido como compañera de viaje y ahora ademas sabiendo que con ella moría mi hijo no nato.
Me abalancé rabioso, mas la loba negó con la cabeza apretando el acero lo suficiente como para marcarlo en su lobo.
Apreté los dientes deteniéndome, al resto parecía divertirle ver como un alfa era controlado por una hembra.
-Te mataré -esa fue mi promesa, una que cumpliría, pero primero tenia que poner a salvo a mi familia.
Dos betas de la manada me atraparon, cunado mis ojos ámbar se hundieron en ellos pude ver su miedo, podía notar como agachaban las orejas ante el poder que desprendía mi aura, yo no era un lobo mas, era un alfa y no precisamente uno de los mas débiles.
Claro que si algo pillo por sorpresa a todos, inclusive a mi fue Eileen, esa mujer era fuego y no solo por el rojo de su pelo.
Logró zafarse de la loba, algo complicado teniendo en cuenta que solo era una humana metida en medio de una vengativa manada.
Claro que el alfa no dudo en reaccionar y mandar contra ella a sus subordinados.
Con un rudo gruñido me situé delante de ella haciendo a un lado a zarpazos a todos aquellos que intentaban alcanzarnos.
Ella era fiera, en mas de una ocasión me costo engancharla de la cintura para atrasarla, la muy loca juraba que lo mataría, pero en ese arranque de rabia dio en el clavo, el modo de salir de esta.
Ladeé la sonrisa sin apartar ni por un instante mi brazo de delante de la mujer que amaba y que calumniaba encolerizada por encima de mi hombro.
-Eileen, por dios cálmate, ahora entiendo lo de la noche pasada, debes tener las hormonas …
Los lobos se rieron por mi comentario mientras ella me daba un manotazo en la paletilla de la espalda para que me centrara en el enfurecido alfa que a decir verdad no me intimidaba.
Mis mostaza se hundieron en los ajenos, el se sentía seguro respaldado por la manada, pero...
-te desafió, dices merecer ser el alfa, luchemos, si madre luna te cree merecedor de la manada te dará esta victoria, ella sera tuya y cuando mi vástago nazca podrás descuartizarlo, darle muerte al bastardo y tener hijos legítimos..pero, si pierdes, tu manda sera mía.
La batalla sera a muerte.
Lo vi recular, pero los lobos teníamos nuestras leyes y un desafió lanzado tenia que ser aceptado.
Sentí los aullidos del resto, animándolo a darme muerte, mis colmillos lo desafiaron, mi labio superior se retrajo al tiempo que mis zarpas crecían descomunalmente.
No esperé la invitación para el baile, entre gruñidos y aullidos me abalancé sobre la pera, a media trasformación los dos poseíamos una envergadura parecida, gruñíamos buscando morder la yugular, desquebrajar la carne del otro, darnos muerte, quedarnos con el premio la hembra y la manada, de eso se trataba todo desde el inicio de los tiempos, yo ademas protegía mi linaje, mi descendencia, aquel que algún día seria un alfa, mi heredero.
Me abalancé rabioso, mas la loba negó con la cabeza apretando el acero lo suficiente como para marcarlo en su lobo.
Apreté los dientes deteniéndome, al resto parecía divertirle ver como un alfa era controlado por una hembra.
-Te mataré -esa fue mi promesa, una que cumpliría, pero primero tenia que poner a salvo a mi familia.
Dos betas de la manada me atraparon, cunado mis ojos ámbar se hundieron en ellos pude ver su miedo, podía notar como agachaban las orejas ante el poder que desprendía mi aura, yo no era un lobo mas, era un alfa y no precisamente uno de los mas débiles.
Claro que si algo pillo por sorpresa a todos, inclusive a mi fue Eileen, esa mujer era fuego y no solo por el rojo de su pelo.
Logró zafarse de la loba, algo complicado teniendo en cuenta que solo era una humana metida en medio de una vengativa manada.
Claro que el alfa no dudo en reaccionar y mandar contra ella a sus subordinados.
Con un rudo gruñido me situé delante de ella haciendo a un lado a zarpazos a todos aquellos que intentaban alcanzarnos.
Ella era fiera, en mas de una ocasión me costo engancharla de la cintura para atrasarla, la muy loca juraba que lo mataría, pero en ese arranque de rabia dio en el clavo, el modo de salir de esta.
Ladeé la sonrisa sin apartar ni por un instante mi brazo de delante de la mujer que amaba y que calumniaba encolerizada por encima de mi hombro.
-Eileen, por dios cálmate, ahora entiendo lo de la noche pasada, debes tener las hormonas …
Los lobos se rieron por mi comentario mientras ella me daba un manotazo en la paletilla de la espalda para que me centrara en el enfurecido alfa que a decir verdad no me intimidaba.
Mis mostaza se hundieron en los ajenos, el se sentía seguro respaldado por la manada, pero...
-te desafió, dices merecer ser el alfa, luchemos, si madre luna te cree merecedor de la manada te dará esta victoria, ella sera tuya y cuando mi vástago nazca podrás descuartizarlo, darle muerte al bastardo y tener hijos legítimos..pero, si pierdes, tu manda sera mía.
La batalla sera a muerte.
Lo vi recular, pero los lobos teníamos nuestras leyes y un desafió lanzado tenia que ser aceptado.
Sentí los aullidos del resto, animándolo a darme muerte, mis colmillos lo desafiaron, mi labio superior se retrajo al tiempo que mis zarpas crecían descomunalmente.
No esperé la invitación para el baile, entre gruñidos y aullidos me abalancé sobre la pera, a media trasformación los dos poseíamos una envergadura parecida, gruñíamos buscando morder la yugular, desquebrajar la carne del otro, darnos muerte, quedarnos con el premio la hembra y la manada, de eso se trataba todo desde el inicio de los tiempos, yo ademas protegía mi linaje, mi descendencia, aquel que algún día seria un alfa, mi heredero.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Habíamos conseguido liberarnos y acercarnos para permanecer juntos de forma que así pudiéramos defendernos mejor, pero yo seguía llevando aquellas esposas que me restringían el rango de movimiento de ataque mientras que Caleb delante de mí se encargaba de quitar a todos los que se acercaba para acabar con nosotros, su furia no conocía límite y su deseo por matarlos a todos por lo que habían hecho o lo que habían intentado hacer no conocía parangón en ese momento. Yo no era una loba pero incluso sin serlo podía notar el “aura” que desprendía aquel hombre que incansable no dejaba de asestar zarpazos para que ninguno se acercara hacia nosotros. Miré su espalda durante unos segundos y me mordí el labio, ¿cuántas veces no habría deseado poder tener un hijo con él, formar una familia? Muchas veces había fantaseado con esa idea y ahora, como por obra del destino, estaba embarazada de él con lo que eso cambiaba todas las cosas y por ende cambiaba también nuestro futuro. Aquello era algo que no podíamos eludir, y de hecho no quería eludirlo, y que nos haría tomar decisiones porque se podía esconder por un tiempo pero en unos meses comenzaría a notarse y habría que decir lo que pasaba, lo que ocurría y... maldición, sabía que aquello lo perjudicaba a él sobre todo porque era mi maestro, podría ser tachado de algo que no lo era y su reputación como líder podría peligrar... tendríamos que tomar unas medidas pero primero, antes de eso, debíamos de salir de las fauces de aquellos lobos que no cesaban sus ataques hacia nosotros.
El líder de aquella manada no dejaba de provocarme en todo momento, quizás porque sabía de alguna forma que atacándome con sus palabras hacía mí y hacía mi hijo que todavía no había nacido era la forma perfecta de provocarme y de que fuera a por él, sabía que si me tenía controlaría a Caleb y no dudaba en lanzarme a por él asegurándole que lo mataría en cuanto tuviera la oportunidad, Caleb intentaba aferrarme de la cintura y en alguna que otra ocasión casi le costó atraparme y mantenerme quieta tras de él, pero no iba a dejar la ofensa pasada por alto cuando se metía con una vida totalmente inocente, que no tenía nada que ver, y que encima ni había nacido todavía... ni en broma. Los dos luchábamos contra los lobos que venían a por nosotros aunque su brazo me mantuviera tras su espalda todo el rato en su afán de protegerme, más ahora que sabíamos lo que había y que por nada del mundo dejaría que nada me pasara llevando a su hijo en mi vientre, llevando a su heredero. Mis palabras parecieron dar en el clavo con aquel líder, o el que se había llamar “líder” porque su rostro cambió y se podía ver las caras de sus subordinados, aquellos que decían que le seguían cuando más bien parecía que yo llevaba toda la razón: que se había proclamado líder porque así lo quiso. Allí vio su oportunidad Caleb quien ahora mantenía su brazo por delante de mi pecho, dejándome tras él, para que no volviera a lanzarme a por el líder. Soltó aquel comentario que me hizo mirarlo con el ceño fruncido y darle un golpe con fuerza en su espalda mientras los demás se reían por sus palabras y yo me enfurecía más, ¿a qué venían esas palabras? ¿Qué me calmara? Estaba amenazando a mi hijo y a lo que le haría cuando naciera, obvio que no iba a calmarme.
-Sólo me calmaré cuando ese hijo de puta esté muerto y deje de amenazarme... y tú duermes hoy en el sofá –sentencié cabreada por aquello, quizás fueran las hormonas, quizás no lo fueran y simplemente se tratase de todo lo que había pasado últimamente y de la noticia de que estaba embarazada... quizás fuera el cúmulo de todo por lo que estaba así, pero me callé cuando lanzó aquellas palabras desafiando al líder a un combate a muerte- no... –murmuré cogiendo su brazo para que se callara pero siguió hablando diciendo que uno de los dos ganaría, que quien ganara se quedaría con la manada, conmigo y con el hijo que esperaba... si era él podría hacer lo que quisiera cuando naciera y le di un puñetazo en la espalda aun cuando sabía, perfectamente, que Caleb tenía las de ganar. Lo había visto luchar a muerte contra el alfa de la manada, el que era el verdadero alfa y si aquel no había hecho ningún combate para ganarse el respeto sería porque quizás no pudiera obtener el puesto de esa forma. Confía en él pero eso no quitaba para que me gustara ver como peleaba a muerte, otra vez. Los lobos aullaron presagiando el inicio de la batalla y pronto ya estaba los dos enlazados en una pelea a muerte mientras el resto solo podía contemplan aquella lucha que tenían, no estaban transformados del todo pero sería suficiente como para acabar con el otro.
Mordiscos, gruñidos, zarpazos y demás comenzó a sonar en aquella fábrica abandonada donde la lucha era encarnizada, podía ver sin poder hacer nada como se daban golpes para acabar con el otro e intentaban buscar el cuello del rival para someterlo y matarlo. Hubo un momento en que el otro pareció tomar la ventaja sobre Caleb y temí que pudiera tomar el control de la pelea, y si eso pasaba los demás no me dejarían meterme porque era una lucha entre los dos y así eran sus leyes. Se oían los gruñidos, los quejidos, los mordiscos, las zarpas desgarrando la piel por todo el lugar mientras se movían luchando a muerte. Se me hizo eterno y sufrí, sufrí por verlo luchar de esa forma sin poder hacer nada por ayudarle y más sufrí cuando en un giro quedó contra la pared y el otro fue a morderle teniéndolo acorralado, pero por suerte Caleb logró esquivarlo y fue entonces quien aprovechó su oportunidad y hundió sus colmillos en el cuello del líder sin dejar de arremeter contra él en ningún momento, el otro perdía fuerza e intentaba liberarse pero era imposible hacerlo porque lo tenía bien agarrado y finalmente con unos desgarrones que hizo con sus colmillos en el cuello y la sangre bañaba el lugar... terminó muriendo contra el suelo. La fábrica quedó completamente en silencio en esos momentos y ninguno se movió, no se oía más que el respirar agitado de Caleb quien había ganado la batalla y me di cuenta de que había estado conteniendo el aire hasta ese preciso momento. Me alarmé cuando tras incorporarse y dar dos pasos su cuerpo cayó por las heridas que tenía, así que no me lo pensé dos veces y al ver que había ganado me acerqué a la loba y extendí mis brazos- desátame –le pedí mientras todos contemplaban la escena de Caleb en el suelo pero todavía con vida- ¡que me desates, joder! –Volví a pedir y le di un empujón para que reaccionara, me miró por un momento pero comprendió quién había ganado la batalla así que no opuso resistencia, quise pegarle y darle su merecido cuando me vi libre pero le tiré las esposas con fuerza y me fui donde estaba él arrodillándome a su lado viendo las heridas que tenía y que se curaría por su condición, pero debía de pararlos- Caleb –lo llamé cuando estuve a su lado ya con apariencia normal seguramente por el cansancio que llevaba en el cuerpo y las heridas recibidas y mis manos miraron sus heridas- Ssssh tranquilo, estoy aquí –mi pelo caía por un lado de su rostro y lo acaricié observándolo ahora que me miraba con los ojos entrecerrados y su respiración errática, teníamos muchas cosas de las que hablar pero ese no era el momento- estoy.... estamos bien –corregí y me puse a mirar sus heridas abriendo su camisa para ver los cortes, los mordiscos y las zarpas por todo su torso, sentí que los demás se acercaban y me giré para mirarlos con una furia asesina en mis ojos, cabreada por aquello y dispuesta a matarlos como se acercaran demasiado- Ni. Os. Acerquéis –la amenaza era clara y velada, no pensaba dejar que se acercaran hasta que él no estuviera bien y la misma mujer que me había dicho que estaba embarazada llegó con unas gasas y algo para vendar sus heridas mirándome como si temiera en parte mi reacción, pero una cosa estaba clara: ahora él era su líder –hasta que decidiera lo contrario- y contra él no se opondrían, y contra mí al saber que era su mujer... mucho menos. Cogí las cosas y asentí dándole las gracias para ponerme a curarlo mientras él me miraba y su mano acariciaba mi rostro dejándome hacer, lo miraba de vez en cuando y le sonreía para tranquilizarlo hasta que finalmente terminé y lo ayudé a levantarse, su brazo pasaba por mis hombros pero mantenía un agarre firme sobre mí como si dejara claro que era suya y que nadie se acercara. No sabía muy bien lo que pasaba cuando alguien se proclamaba líder de una manda así que dejé que fuera él quien solucionara aquello, sabía que ninguno pertenecíamos a esa época así que era imposible que la liderara, él tenía su manada pero quizás pudiéramos contar con ellos en la lucha contra el rey... aunque la última palabra la tenía él, como siempre- ¿qué quieres hacer, Caleb? –Pregunté mirándolo y creo que entendió por dónde iba mi pregunta, qué hacer con esa manada ahora.
El líder de aquella manada no dejaba de provocarme en todo momento, quizás porque sabía de alguna forma que atacándome con sus palabras hacía mí y hacía mi hijo que todavía no había nacido era la forma perfecta de provocarme y de que fuera a por él, sabía que si me tenía controlaría a Caleb y no dudaba en lanzarme a por él asegurándole que lo mataría en cuanto tuviera la oportunidad, Caleb intentaba aferrarme de la cintura y en alguna que otra ocasión casi le costó atraparme y mantenerme quieta tras de él, pero no iba a dejar la ofensa pasada por alto cuando se metía con una vida totalmente inocente, que no tenía nada que ver, y que encima ni había nacido todavía... ni en broma. Los dos luchábamos contra los lobos que venían a por nosotros aunque su brazo me mantuviera tras su espalda todo el rato en su afán de protegerme, más ahora que sabíamos lo que había y que por nada del mundo dejaría que nada me pasara llevando a su hijo en mi vientre, llevando a su heredero. Mis palabras parecieron dar en el clavo con aquel líder, o el que se había llamar “líder” porque su rostro cambió y se podía ver las caras de sus subordinados, aquellos que decían que le seguían cuando más bien parecía que yo llevaba toda la razón: que se había proclamado líder porque así lo quiso. Allí vio su oportunidad Caleb quien ahora mantenía su brazo por delante de mi pecho, dejándome tras él, para que no volviera a lanzarme a por el líder. Soltó aquel comentario que me hizo mirarlo con el ceño fruncido y darle un golpe con fuerza en su espalda mientras los demás se reían por sus palabras y yo me enfurecía más, ¿a qué venían esas palabras? ¿Qué me calmara? Estaba amenazando a mi hijo y a lo que le haría cuando naciera, obvio que no iba a calmarme.
-Sólo me calmaré cuando ese hijo de puta esté muerto y deje de amenazarme... y tú duermes hoy en el sofá –sentencié cabreada por aquello, quizás fueran las hormonas, quizás no lo fueran y simplemente se tratase de todo lo que había pasado últimamente y de la noticia de que estaba embarazada... quizás fuera el cúmulo de todo por lo que estaba así, pero me callé cuando lanzó aquellas palabras desafiando al líder a un combate a muerte- no... –murmuré cogiendo su brazo para que se callara pero siguió hablando diciendo que uno de los dos ganaría, que quien ganara se quedaría con la manada, conmigo y con el hijo que esperaba... si era él podría hacer lo que quisiera cuando naciera y le di un puñetazo en la espalda aun cuando sabía, perfectamente, que Caleb tenía las de ganar. Lo había visto luchar a muerte contra el alfa de la manada, el que era el verdadero alfa y si aquel no había hecho ningún combate para ganarse el respeto sería porque quizás no pudiera obtener el puesto de esa forma. Confía en él pero eso no quitaba para que me gustara ver como peleaba a muerte, otra vez. Los lobos aullaron presagiando el inicio de la batalla y pronto ya estaba los dos enlazados en una pelea a muerte mientras el resto solo podía contemplan aquella lucha que tenían, no estaban transformados del todo pero sería suficiente como para acabar con el otro.
Mordiscos, gruñidos, zarpazos y demás comenzó a sonar en aquella fábrica abandonada donde la lucha era encarnizada, podía ver sin poder hacer nada como se daban golpes para acabar con el otro e intentaban buscar el cuello del rival para someterlo y matarlo. Hubo un momento en que el otro pareció tomar la ventaja sobre Caleb y temí que pudiera tomar el control de la pelea, y si eso pasaba los demás no me dejarían meterme porque era una lucha entre los dos y así eran sus leyes. Se oían los gruñidos, los quejidos, los mordiscos, las zarpas desgarrando la piel por todo el lugar mientras se movían luchando a muerte. Se me hizo eterno y sufrí, sufrí por verlo luchar de esa forma sin poder hacer nada por ayudarle y más sufrí cuando en un giro quedó contra la pared y el otro fue a morderle teniéndolo acorralado, pero por suerte Caleb logró esquivarlo y fue entonces quien aprovechó su oportunidad y hundió sus colmillos en el cuello del líder sin dejar de arremeter contra él en ningún momento, el otro perdía fuerza e intentaba liberarse pero era imposible hacerlo porque lo tenía bien agarrado y finalmente con unos desgarrones que hizo con sus colmillos en el cuello y la sangre bañaba el lugar... terminó muriendo contra el suelo. La fábrica quedó completamente en silencio en esos momentos y ninguno se movió, no se oía más que el respirar agitado de Caleb quien había ganado la batalla y me di cuenta de que había estado conteniendo el aire hasta ese preciso momento. Me alarmé cuando tras incorporarse y dar dos pasos su cuerpo cayó por las heridas que tenía, así que no me lo pensé dos veces y al ver que había ganado me acerqué a la loba y extendí mis brazos- desátame –le pedí mientras todos contemplaban la escena de Caleb en el suelo pero todavía con vida- ¡que me desates, joder! –Volví a pedir y le di un empujón para que reaccionara, me miró por un momento pero comprendió quién había ganado la batalla así que no opuso resistencia, quise pegarle y darle su merecido cuando me vi libre pero le tiré las esposas con fuerza y me fui donde estaba él arrodillándome a su lado viendo las heridas que tenía y que se curaría por su condición, pero debía de pararlos- Caleb –lo llamé cuando estuve a su lado ya con apariencia normal seguramente por el cansancio que llevaba en el cuerpo y las heridas recibidas y mis manos miraron sus heridas- Ssssh tranquilo, estoy aquí –mi pelo caía por un lado de su rostro y lo acaricié observándolo ahora que me miraba con los ojos entrecerrados y su respiración errática, teníamos muchas cosas de las que hablar pero ese no era el momento- estoy.... estamos bien –corregí y me puse a mirar sus heridas abriendo su camisa para ver los cortes, los mordiscos y las zarpas por todo su torso, sentí que los demás se acercaban y me giré para mirarlos con una furia asesina en mis ojos, cabreada por aquello y dispuesta a matarlos como se acercaran demasiado- Ni. Os. Acerquéis –la amenaza era clara y velada, no pensaba dejar que se acercaran hasta que él no estuviera bien y la misma mujer que me había dicho que estaba embarazada llegó con unas gasas y algo para vendar sus heridas mirándome como si temiera en parte mi reacción, pero una cosa estaba clara: ahora él era su líder –hasta que decidiera lo contrario- y contra él no se opondrían, y contra mí al saber que era su mujer... mucho menos. Cogí las cosas y asentí dándole las gracias para ponerme a curarlo mientras él me miraba y su mano acariciaba mi rostro dejándome hacer, lo miraba de vez en cuando y le sonreía para tranquilizarlo hasta que finalmente terminé y lo ayudé a levantarse, su brazo pasaba por mis hombros pero mantenía un agarre firme sobre mí como si dejara claro que era suya y que nadie se acercara. No sabía muy bien lo que pasaba cuando alguien se proclamaba líder de una manda así que dejé que fuera él quien solucionara aquello, sabía que ninguno pertenecíamos a esa época así que era imposible que la liderara, él tenía su manada pero quizás pudiéramos contar con ellos en la lucha contra el rey... aunque la última palabra la tenía él, como siempre- ¿qué quieres hacer, Caleb? –Pregunté mirándolo y creo que entendió por dónde iba mi pregunta, qué hacer con esa manada ahora.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Los gruñidos se sucedieron, mordiscos, eramos dos alfas, claro que mi envergadura era mayor, también mi ferocidad y la causa por la que luchaba era demencial.
Mis ataques no cesaban, luche como la fiera que era hasta que contra el suelo le arranqué las entrañas, mis dientes despedazaron su yugular sintiendo como el lobo iba apagándose ante la presión de mis colmillos dando sus últimos coletazos.
Cuando expiró su ultimo aliento me alcé, gruñí aullando en clara señal de victoria, reclamando no solo a mi manada, si no a mi hembra.
Mis ámbar se perdieron en los ajenos, caí al suelo agotado, herido y la vi como luchaba por zafarse ordenando como toda una alfa por que la soltaran y lo hicieron.
Nunca me pareció mas bella que en ese instante en el que su pelo de fuego brillaba dejando atrás su estela.
Su voz contra mis labios, sujetándome mientras exigía al resto que no se me acercara, le obedecieron, como para no hacerlo, no tenia claro si los enviaría también al sofá o se limitaría a gruñirles sin mas.
Ladeé la sonrisa al sentir sus dedos acariciar mi rostro, mi mano sobrevoló la distancia hasta su vientre.
Lo acaricié despacio mientras ella me miraba, mi hijo, aun no me lo creía, pero escuchaba su latido y eso me tranquilizaba podía haberlos perdido a ambos.
Mi frente se apoyó en la ajena, en silencio, escuchando aquel pequeño latido tranquilizador mientras ella me curaba.
-¿el sofá? ¿en serio? -pregunté divertido
Fue cerrando mis heridas plagada de preocupación, no era la primera vez que me veía en este estado, sin embargo yo nunca la había visto así.
Alcé su mentón para que me mirara a los ojos, sus ojos estaban húmedos, supongo que por la cantidad de sentimientos enfrentados que ahora mismo debían asolar su mente.
-Saldremos de esta, no quiero presionarte, quiero que hablemos tranquilos..después si así lo quieres, me largaré al sofá o de la habitación..donde quieras.
Necesitaba que estuviera tranquila, la necesitaba fuerte.
Apoyado ligeramente sobre sus hombros la contemple fijamente, no olvidaba como habíamos acabado, sabia que había pasado pagina y ahora estaba embarazada, no sabia que se le pasaba por la cabeza.
Admito que estaba preocupado.
-De la manada ahora mismo no hay que preocuparse, la loba se posicionará como beta en mi ausencia...hablaremos mas adelante -sentencié – volvamos la hotel
Mis ataques no cesaban, luche como la fiera que era hasta que contra el suelo le arranqué las entrañas, mis dientes despedazaron su yugular sintiendo como el lobo iba apagándose ante la presión de mis colmillos dando sus últimos coletazos.
Cuando expiró su ultimo aliento me alcé, gruñí aullando en clara señal de victoria, reclamando no solo a mi manada, si no a mi hembra.
Mis ámbar se perdieron en los ajenos, caí al suelo agotado, herido y la vi como luchaba por zafarse ordenando como toda una alfa por que la soltaran y lo hicieron.
Nunca me pareció mas bella que en ese instante en el que su pelo de fuego brillaba dejando atrás su estela.
Su voz contra mis labios, sujetándome mientras exigía al resto que no se me acercara, le obedecieron, como para no hacerlo, no tenia claro si los enviaría también al sofá o se limitaría a gruñirles sin mas.
Ladeé la sonrisa al sentir sus dedos acariciar mi rostro, mi mano sobrevoló la distancia hasta su vientre.
Lo acaricié despacio mientras ella me miraba, mi hijo, aun no me lo creía, pero escuchaba su latido y eso me tranquilizaba podía haberlos perdido a ambos.
Mi frente se apoyó en la ajena, en silencio, escuchando aquel pequeño latido tranquilizador mientras ella me curaba.
-¿el sofá? ¿en serio? -pregunté divertido
Fue cerrando mis heridas plagada de preocupación, no era la primera vez que me veía en este estado, sin embargo yo nunca la había visto así.
Alcé su mentón para que me mirara a los ojos, sus ojos estaban húmedos, supongo que por la cantidad de sentimientos enfrentados que ahora mismo debían asolar su mente.
-Saldremos de esta, no quiero presionarte, quiero que hablemos tranquilos..después si así lo quieres, me largaré al sofá o de la habitación..donde quieras.
Necesitaba que estuviera tranquila, la necesitaba fuerte.
Apoyado ligeramente sobre sus hombros la contemple fijamente, no olvidaba como habíamos acabado, sabia que había pasado pagina y ahora estaba embarazada, no sabia que se le pasaba por la cabeza.
Admito que estaba preocupado.
-De la manada ahora mismo no hay que preocuparse, la loba se posicionará como beta en mi ausencia...hablaremos mas adelante -sentencié – volvamos la hotel
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Sabía que las heridas que tenía no presentaban un problema demasiado grave, con su condición de lobo sanarían bastante rápido y no había alguna que pudiera presentarle problema, sin embargo no podía dejar de estar nerviosa en aquellos momentos en lo que lo había curado bajo la atenta mirada de los demás miembros de la manada, ninguno se atrevió a acercarse cuando les amenacé con que no lo hicieran y al menos respetaron eso, hubiera matado a cualquiera que se acercara más de la cuenta para esos entonces y no me habría arrepentido bajo ningún concepto. Quizás la nueva manada pudiera ayudarnos con aquella batalla que teníamos o él la dejaría de lado, eso era algo que solamente le repercutía a él puesto que era el líder, líder de dos manadas además. Sabíamos que esa no sería siempre su manada y que en algún momento deberíamos de volver a la orden donde él tenía su posición como líder, un lugar que debíamos de proteger a toda costa para que el orbe que custodiábamos no acabara definitivamente en manos enemigas como había caído la otra reliquia, juntas podrían causar una devastación terrible y ya bastante era con que ese rey del norte tuviera la otra parte, nuestra misión y preocupación era recuperarla y de alguna forma quitársela a los vikingos... demasiadas cosas encima como para poder cargar con todas en aquel preciso momento. Desde que habíamos llegado a París todo había cambiado, todo se había ido sucediendo de una forma un poco extraña hasta que habíamos acabado en aquella situación en la que estaba embarazada. A decir verdad eso era lo que más me preocupaba de todo, no era algo que había buscado pero así había surgido y por demás estaba decir que iba a seguir adelante con aquello... aunque no sabía muy bien cómo.
Pareció que Caleb notó cómo me encontraba porque después de llevar su mano a mi vientre dejándola allí por unos segundos en los que sentí que su calidez me traspasaba, al levantarnos su mano subió a mi mentón y alzó mi mirada para que se encontrara con la suya. Mis ojos seguramente estarían algo cristalinos por todas las cosas que se me pasaban en esos precisos instantes, era una situación un tanto inusual y no eran las mejores condiciones tampoco para quedarme embarazada, se suponía que él era mi maestro y que debía de mantener una reputación en la orden, ¿qué clase de líder sería si se acostara con su aprendiz a quien había defendido para poder ocupar un puesto que, por leyes, me era imposible obtener? No era su mujer y no era nada suyo... la situación era un tanto complicada y lo que menos quería pese a todo era perjudicarlo en algún sentido. Sus ojos se quedaron fijos en los míos y me decía que saldríamos de esa situación, que quería que habláramos tranquilos y que tampoco quería presionarme... no sabía exactamente sobre qué quería presionarme, también que después de hablar si quería podía mandarle a dormir en el sofá o que se largara de la habitación... supuse que lo decía por cómo habíamos terminado la pasada noche, me mordí el labio porque ese hombre era demasiado idiota si pensaba que de la noche a la mañana podía cambiar lo que sentía por él después de haberlo querido en secreto durante más de diez años. Asentí solamente con la cabeza porque aquel no era el lugar idóneo para hablar las cosas y esperé a que dijera qué quería hacer con la manada.
Poner a la mujer como beta fue su decisión y que ya habría tiempo para hablar sobre la manada, ahora lo que quería era volver al hotel y ciertamente yo también quería hacerlo, teníamos cosas de las que hablar y no sabía muy bien cómo iba a ir esa conversación que teníamos pendiente. La última había acabado en desastre rompiendo lo poco que teníamos o habíamos tenido así que no quería pensar en cómo sería aquella. Asentí con la cabeza y tras unas indicaciones de su parte nos marchamos de aquella fábrica todavía con su brazo por mis hombros ya que sus heridas todavía no se habían cerrado y emprendimos camino para ir de vuelta al hotel. Admitía que durante el camino se me pasaron por la cabeza miles de escenarios posibles en cuanto llegáramos a la habitación, me preocupaba que el estar embarazada lo perjudicara como líder y no era algo que quisiera que pasara. Era el mejor líder que habíamos tenido nunca y haría lo posible porque siquiera así sin importar que llevara a su hijo en mi vientre. No hablé demasiado por el camino y lo cierto es que ninguno de los dos hablamos mucho por el camino de vuelta sumidos cada uno en nuestros propios pensamientos, tampoco sabía qué querría él ahora así que la única forma de saberlo era hablarlo. En cuanto llegamos a la habitación lo ayudé a tumbarse en la cama para recuperarse de las heridas, algo que yo también debería de hacer puesto que los puntos seguían estando ahí pero primero fui al aseo en cuando lo dejé en la cama, mojé mi rostro y mi nuca con agua mientras terminaba de asimilar el hecho de que estaba embarazada, había sido algo inesperado totalmente. Sequé mi rostro y finalmente salí para encontrármelo apoyado con la espalda en la pared esperando a que saliera, fui hasta la cama y me recosté también a su lado sin saber muy bien qué decir.
-Sé que tenemos que hablar –eso era algo mucho más que claro- sé que a los dos nos ha pillado por sorpresa pero... quiero hacer lo mejor para todos, para ti, para mí, para nuestro hijo –cogí una de sus manos y la dejé sobre mi vientre dejando mi mano sobre la suya- sé que esto cambia muchas cosas también pero lo solucionaremos, decías que querías que habláramos tranquilos y es el momento de hacerlo –yo admitía que no sabía muy bien qué decir porque... ¿en qué punto nos encontrábamos nosotros? ¿Había siquiera un punto?- me preocupa que cuestionen tu capacidad como líder por esto, sé que el consejo no me tiene en especial estima y cuando se enteren de que espero un hijo tuyo... no estoy segura de lo que harán al respecto y no voy a consentir que te tachen de lo que no eres –fruncí ligeramente el ceño al pensarlo- no voy a esconder quién es el padre cuando los meses pasen y sea imposible de ocultarlo –me mordí el labio esperando a que fuera él quien hablara y dijera lo que llevaba en su mente, de los dos sin duda alguna el más perjudicado sería él.
Pareció que Caleb notó cómo me encontraba porque después de llevar su mano a mi vientre dejándola allí por unos segundos en los que sentí que su calidez me traspasaba, al levantarnos su mano subió a mi mentón y alzó mi mirada para que se encontrara con la suya. Mis ojos seguramente estarían algo cristalinos por todas las cosas que se me pasaban en esos precisos instantes, era una situación un tanto inusual y no eran las mejores condiciones tampoco para quedarme embarazada, se suponía que él era mi maestro y que debía de mantener una reputación en la orden, ¿qué clase de líder sería si se acostara con su aprendiz a quien había defendido para poder ocupar un puesto que, por leyes, me era imposible obtener? No era su mujer y no era nada suyo... la situación era un tanto complicada y lo que menos quería pese a todo era perjudicarlo en algún sentido. Sus ojos se quedaron fijos en los míos y me decía que saldríamos de esa situación, que quería que habláramos tranquilos y que tampoco quería presionarme... no sabía exactamente sobre qué quería presionarme, también que después de hablar si quería podía mandarle a dormir en el sofá o que se largara de la habitación... supuse que lo decía por cómo habíamos terminado la pasada noche, me mordí el labio porque ese hombre era demasiado idiota si pensaba que de la noche a la mañana podía cambiar lo que sentía por él después de haberlo querido en secreto durante más de diez años. Asentí solamente con la cabeza porque aquel no era el lugar idóneo para hablar las cosas y esperé a que dijera qué quería hacer con la manada.
Poner a la mujer como beta fue su decisión y que ya habría tiempo para hablar sobre la manada, ahora lo que quería era volver al hotel y ciertamente yo también quería hacerlo, teníamos cosas de las que hablar y no sabía muy bien cómo iba a ir esa conversación que teníamos pendiente. La última había acabado en desastre rompiendo lo poco que teníamos o habíamos tenido así que no quería pensar en cómo sería aquella. Asentí con la cabeza y tras unas indicaciones de su parte nos marchamos de aquella fábrica todavía con su brazo por mis hombros ya que sus heridas todavía no se habían cerrado y emprendimos camino para ir de vuelta al hotel. Admitía que durante el camino se me pasaron por la cabeza miles de escenarios posibles en cuanto llegáramos a la habitación, me preocupaba que el estar embarazada lo perjudicara como líder y no era algo que quisiera que pasara. Era el mejor líder que habíamos tenido nunca y haría lo posible porque siquiera así sin importar que llevara a su hijo en mi vientre. No hablé demasiado por el camino y lo cierto es que ninguno de los dos hablamos mucho por el camino de vuelta sumidos cada uno en nuestros propios pensamientos, tampoco sabía qué querría él ahora así que la única forma de saberlo era hablarlo. En cuanto llegamos a la habitación lo ayudé a tumbarse en la cama para recuperarse de las heridas, algo que yo también debería de hacer puesto que los puntos seguían estando ahí pero primero fui al aseo en cuando lo dejé en la cama, mojé mi rostro y mi nuca con agua mientras terminaba de asimilar el hecho de que estaba embarazada, había sido algo inesperado totalmente. Sequé mi rostro y finalmente salí para encontrármelo apoyado con la espalda en la pared esperando a que saliera, fui hasta la cama y me recosté también a su lado sin saber muy bien qué decir.
-Sé que tenemos que hablar –eso era algo mucho más que claro- sé que a los dos nos ha pillado por sorpresa pero... quiero hacer lo mejor para todos, para ti, para mí, para nuestro hijo –cogí una de sus manos y la dejé sobre mi vientre dejando mi mano sobre la suya- sé que esto cambia muchas cosas también pero lo solucionaremos, decías que querías que habláramos tranquilos y es el momento de hacerlo –yo admitía que no sabía muy bien qué decir porque... ¿en qué punto nos encontrábamos nosotros? ¿Había siquiera un punto?- me preocupa que cuestionen tu capacidad como líder por esto, sé que el consejo no me tiene en especial estima y cuando se enteren de que espero un hijo tuyo... no estoy segura de lo que harán al respecto y no voy a consentir que te tachen de lo que no eres –fruncí ligeramente el ceño al pensarlo- no voy a esconder quién es el padre cuando los meses pasen y sea imposible de ocultarlo –me mordí el labio esperando a que fuera él quien hablara y dijera lo que llevaba en su mente, de los dos sin duda alguna el más perjudicado sería él.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Llegamos al hotel, me ayudó a recostarme en la cama, el camino había sido silencioso, demasiado ciertamente pues la verdad es que no sabia bien que decirle.
Prefería hacerlo en un sitio calmo donde si tenia que lanzarme algo a la cabeza no se enterara medio París.
Ella se metió en el cuarto de baño, supongo que necesitaba un momento para ella y yo me recosté sobre la pared esperándola, no pensaba dormirme sin antes mantener una mas que necesaria conversación con ella.
La situación no era fácil, sabia que su pequeña cabeza roja estaría dándole vueltas a todo esto. No iba a ser para mi favorable el hecho de haber dejado en cinta a mi aprendiz, eso era algo indiscutible, ante el consejo mi liderazgo quedaría en entredicho y también las intenciones que me llevaron a aceptar su pertenencia en el consejo.
Cuando llegó tomó asiento al borde del lecho, sus palabras salieron claras de sus labios, no quería implicarme en esto pero a la vez no iba a ocultar quien era el padre de la criatura algo que no podía ir de la mano ciertamente.
-Quiero a ese bebe que crece en tu interior -creo que era el único modo correcto de comenzar esta conversación sin dejar lugar a dudas sobre mi implicación en la paternidad de mi vástago -dicho esto, eres lo suficientemente lista como para saber que tu estado me ocasionará problemas, problemas que yo me he buscado y que acepto de buen grado pues no me arrepiento ni por un instante de lo que ha pasado.
Hice una nueva pausa buscando sus azules.
-Se que no me amas, me lo dejaste claro la noche pasada y yo necesito saber hasta que punto es cierto lo que dices.
Si yo ahora solo soy ante tus ojos tu maestro, si quieres una vida en la orden, en el consejo, ese niño que llevas dentro no puede ver el mundo contigo como madre.
Lo que siento por ti no es un secreto, mi propuesta es que abandones tus intenciones de pertenecer al consejo, diremos que en este viaje te diste cuenta que no era lo que querías y que nos prometimos... te convertiré en mi mujer, mi alfa y nuestro hijo nacerá fuerte y sao en el seno de un matrimonio.
Quizás no era justo lo que le proponía, para estar conmigo y con su hijo tenia que renunciar a aquello en lo que creía pero es que de todos modos estando embarazada no podía pertenecer ni mucho menos al consejo ¿como iba a pasar las pruebas con mi hijo en sus entrañas.
Esperé su respuesta, algo me decía que iba a dormir en el sofá.
Prefería hacerlo en un sitio calmo donde si tenia que lanzarme algo a la cabeza no se enterara medio París.
Ella se metió en el cuarto de baño, supongo que necesitaba un momento para ella y yo me recosté sobre la pared esperándola, no pensaba dormirme sin antes mantener una mas que necesaria conversación con ella.
La situación no era fácil, sabia que su pequeña cabeza roja estaría dándole vueltas a todo esto. No iba a ser para mi favorable el hecho de haber dejado en cinta a mi aprendiz, eso era algo indiscutible, ante el consejo mi liderazgo quedaría en entredicho y también las intenciones que me llevaron a aceptar su pertenencia en el consejo.
Cuando llegó tomó asiento al borde del lecho, sus palabras salieron claras de sus labios, no quería implicarme en esto pero a la vez no iba a ocultar quien era el padre de la criatura algo que no podía ir de la mano ciertamente.
-Quiero a ese bebe que crece en tu interior -creo que era el único modo correcto de comenzar esta conversación sin dejar lugar a dudas sobre mi implicación en la paternidad de mi vástago -dicho esto, eres lo suficientemente lista como para saber que tu estado me ocasionará problemas, problemas que yo me he buscado y que acepto de buen grado pues no me arrepiento ni por un instante de lo que ha pasado.
Hice una nueva pausa buscando sus azules.
-Se que no me amas, me lo dejaste claro la noche pasada y yo necesito saber hasta que punto es cierto lo que dices.
Si yo ahora solo soy ante tus ojos tu maestro, si quieres una vida en la orden, en el consejo, ese niño que llevas dentro no puede ver el mundo contigo como madre.
Lo que siento por ti no es un secreto, mi propuesta es que abandones tus intenciones de pertenecer al consejo, diremos que en este viaje te diste cuenta que no era lo que querías y que nos prometimos... te convertiré en mi mujer, mi alfa y nuestro hijo nacerá fuerte y sao en el seno de un matrimonio.
Quizás no era justo lo que le proponía, para estar conmigo y con su hijo tenia que renunciar a aquello en lo que creía pero es que de todos modos estando embarazada no podía pertenecer ni mucho menos al consejo ¿como iba a pasar las pruebas con mi hijo en sus entrañas.
Esperé su respuesta, algo me decía que iba a dormir en el sofá.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
“Quiero a ese bebe que crece en tu interior” no iba a negar que sus palabras me gustaron bastante, que quizás fue la mejor forma para empezar aquella conversación que había porque de alguna forma me dejaba bastante claro que lo quería, que pese a todo lo que aquello podía traer en consecuencia y acarrear, y no era poco precisamente dada la situación actual que teníamos y siendo maestro y aprendiz, a pesar de todo quería decir que lo quería. No fue algo que ninguno de los dos buscó, yo por el momento aunque siempre había sido mi sueño desde hacía muchos años no lo busqué para nada, porque sabía la situación que atravesábamos y eso sería ponernos entredicho a los dos, mucho más a él que a mí por el cargo y puesto que ostentaba, pero que daría mucho de que hablar y que sobre todo perjudicaría a Caleb, y eso no era algo que estuviera dispuesta a permitir que pasara. Era el padre de mi hijo, o de mi hija, y no iba a dejar que se cuestionara o se le tachara de algo que no era cuando yo había sido quien había hecho que todo aquello ocurriera, yo le había dicho que me tomara cuando él quiso poner una pausa y un freno, algo de cordura y coherencia a ese disparate y aun así fui yo quien le dijo que me hiciera suya. Fue imposible no hacerlo y no me arrepentía en ningún momento de esa decisión y de mis palabras, no había forma de arrepentirme cuando era el hombre que había querido durante más de diez años, con algo que había soñado desde que era una adolescente... ¿cómo no poder decirle que me tomara?
Lo miré de forma fija cuando me dijo que eso traería problemas, sobre todo a él, y asentí con la cabeza porque no había dejado de pensar en ello en ningún momento, no había dejado de pensar que él sufría más que nadie las consecuencias y no sería para nada justo, pero era de los dos el que mayor peso tenía en la orden. También decía que aceptaba esos problemas de buen grado porque no se arrepentía de nada de lo que había pasado, lo cierto es que yo tampoco lo hacía y por ello me mordí el labio. Sabía cómo eran esos del consejo, sabía lo que harían y dirían cuando se enteraran de que estaba embarazada y sobre todo después de haber sido él el único que me había apoyado en mi decisión de pertenecer a ellos, de ocupar la silla que un día había pertenecido a mi padre y que yo de alguna forma quería ocupar honrando su memoria. Pensarían que aceptó mi propuesto porque seguramente ya tendríamos algo, que por eso me aceptó como aprendiz y juzgarían todas sus decisiones por algo basado en una mentira... para mí sin duda era el mejor líder que podríamos tener y este asunto no debería de mancharlo, aunque sabía perfectamente que lo haría incluso aunque él hubiera dicho que aceptaba lo que pudiera pasar a partir de este preciso momento.
Mis ojos se quedaron fijos en los suyos cuando me dijo que no lo amaba, lancé un suspiro y fruncí el ceño por ello, ¿cómo podía ser tan imbécil ese hombre? ¿De verdad se había tragado todas mis palabras la pasada noche? Vale, quizás fui demasiado convincente pero se notaba que hablaba mi orgullo y mi dolor y quise dar por terminado aquello antes de que nos terminara por estallar, al parecer de nada había servido porque el esperar a su hijo lo cambiaba todo por completo, todos nuestros planes se desvanecían y se trastocaban con la noticia y ahora teníamos que afrontar la realidad, al menos quería al hijo que esperaba y yo no pensaba dejarlo de lado de esa paternidad, no iba a privarle –pasara lo que pasara- de que pudiera ver y estar con su hijo, no iba a ser tan cruel en ese sentido. Dejé que terminara de hablar ahora diciendo si quería una vida en el consejo y en la orden, lo cierto es que me habría gustado cerrarles la boca a esos imbéciles y dejar abierta una puerta para las demás mujeres, que sabía que no eran pocas, que querían unirse a la causa... pero eso también había sido antes, cuando no sabía lo que él sentía por mí ni que tampoco había hablado con mi padre días antes del ataque para pedir mi mano en matrimonio. Mi sueño, mi verdadero sueño, era estar con él... desde que tenía uso de razón quería estar con él así que... no había decisión alguna que tomar.
-¿De verdad crees que se pueden borrar tantos años de querer a una persona, de amarla, de un plumazo de la noche a la mañana? ¿Tan buena actriz soy? –Pregunté refiriéndome al hecho de que ya no lo amaba, negué levemente con la cabeza sin dejar de mirar esos ojos que ahora ya calmados me devolvían la mirada- creo que sabes por qué te dije todas esas palabras –no iba a disculparme por ellas, me sentí herida, herida en mis sentimientos, herida en mi orgullo... había hablado el dolor, el orgullo y en cierta manera el despecho- no he dejado de hacerlo Caleb, desde que tengo uso de razón siempre te he querido y luego cuando fui creciendo mis sentimientos crecieron conmigo a su vez. Yo no quería pertenecer al consejo, sí es cierto que quería honrar la memoria de mi padre ocupando su puesto en el consejo, siempre supe que quería tener un hijo que le hubiera sucedido tras su muerte pero solo me tuvo a mí, de alguna forma era mi forma de honrarle. Mi intención era solamente cerrarles la boca a esos imbéciles, hacerles ver que una mujer también tiene el mismo derecho de defender su causa y sus ideales si así lo desea... llegado el momento pensaba presentar a Wesh como candidato, una vez pasara las pruebas y les hiciera ver que una mujer es tan capaz y loable como un hombre –lo miré de forma fija- sé que las leyes son las leyes pero una oportunidad la merece cualquiera si así ellas lo desean, yo pretendía ser la primera que abriera las puertas y dejara el camino a las demás... pero no pensaba ocupar la silla, no después de decirme todo aquello que desconocía –hice una leve pausa- no te voy a mentir, me da en cierta forma rabia porque sé que se van a mofar de ello, que van a decir que yo no era capaz cuando sí lo soy, pero ¿sabes? Esto lo cambia todo –mi mano fue hacia mi vientre- soy consciente de que si quiero seguir adelante, y quiero hacerlo, tengo que renunciar a ello porque no voy a poder ocultarlo y tampoco quiero, pero llegado el momento no podré pasar las pruebas y sé que tú tampoco me dejarías que las pasara –porque ya me lo imaginaba ordenándome, con ese gen dominante que tenía, que no lo hiciera- me importa más la vida de mi hijo, de nuestro hijo –acabé para que supiera que no lo excluía, que no iba a hacerlo- me enorgullece que seas tú su padre –lo miré de forma fija y comencé a gatear por la cama hasta llegar a su rostro para mirarlo más de cerca, mis labios buscaron los suyos y los besé de forma lenta, dulce y sentida, mi mano recorrió su mejilla y la dejé allí sintiendo el calor de su piel, acabé sentándome sobre él pero no queriendo recargar todo mi peso en su cuerpo y cerré los ojos en aquel beso, si quería una respuesta ahí la tenía. Lo amaba, era una verdad tan grande que era imposible esconderla o negarla... me daba igual todo lo demás, sobre todo ahora. Me separé de sus labios y lamí el inferior mirándolo con una leve sonrisa- ¿te vale como respuesta? A la mierda todo Caleb, te elijo a ti, os elijo a los dos –enredé una de mis manos con la suya y la dejé sobre mi vientre sin apartar mis ojos de los suyos- esto no quiere decir para que te deje ir solo a esa misión, eso no es negociable. Voy a ir contigo, será lo último que haga, no podemos prescindir de un personal que no tenemos.
Lo miré de forma fija cuando me dijo que eso traería problemas, sobre todo a él, y asentí con la cabeza porque no había dejado de pensar en ello en ningún momento, no había dejado de pensar que él sufría más que nadie las consecuencias y no sería para nada justo, pero era de los dos el que mayor peso tenía en la orden. También decía que aceptaba esos problemas de buen grado porque no se arrepentía de nada de lo que había pasado, lo cierto es que yo tampoco lo hacía y por ello me mordí el labio. Sabía cómo eran esos del consejo, sabía lo que harían y dirían cuando se enteraran de que estaba embarazada y sobre todo después de haber sido él el único que me había apoyado en mi decisión de pertenecer a ellos, de ocupar la silla que un día había pertenecido a mi padre y que yo de alguna forma quería ocupar honrando su memoria. Pensarían que aceptó mi propuesto porque seguramente ya tendríamos algo, que por eso me aceptó como aprendiz y juzgarían todas sus decisiones por algo basado en una mentira... para mí sin duda era el mejor líder que podríamos tener y este asunto no debería de mancharlo, aunque sabía perfectamente que lo haría incluso aunque él hubiera dicho que aceptaba lo que pudiera pasar a partir de este preciso momento.
Mis ojos se quedaron fijos en los suyos cuando me dijo que no lo amaba, lancé un suspiro y fruncí el ceño por ello, ¿cómo podía ser tan imbécil ese hombre? ¿De verdad se había tragado todas mis palabras la pasada noche? Vale, quizás fui demasiado convincente pero se notaba que hablaba mi orgullo y mi dolor y quise dar por terminado aquello antes de que nos terminara por estallar, al parecer de nada había servido porque el esperar a su hijo lo cambiaba todo por completo, todos nuestros planes se desvanecían y se trastocaban con la noticia y ahora teníamos que afrontar la realidad, al menos quería al hijo que esperaba y yo no pensaba dejarlo de lado de esa paternidad, no iba a privarle –pasara lo que pasara- de que pudiera ver y estar con su hijo, no iba a ser tan cruel en ese sentido. Dejé que terminara de hablar ahora diciendo si quería una vida en el consejo y en la orden, lo cierto es que me habría gustado cerrarles la boca a esos imbéciles y dejar abierta una puerta para las demás mujeres, que sabía que no eran pocas, que querían unirse a la causa... pero eso también había sido antes, cuando no sabía lo que él sentía por mí ni que tampoco había hablado con mi padre días antes del ataque para pedir mi mano en matrimonio. Mi sueño, mi verdadero sueño, era estar con él... desde que tenía uso de razón quería estar con él así que... no había decisión alguna que tomar.
-¿De verdad crees que se pueden borrar tantos años de querer a una persona, de amarla, de un plumazo de la noche a la mañana? ¿Tan buena actriz soy? –Pregunté refiriéndome al hecho de que ya no lo amaba, negué levemente con la cabeza sin dejar de mirar esos ojos que ahora ya calmados me devolvían la mirada- creo que sabes por qué te dije todas esas palabras –no iba a disculparme por ellas, me sentí herida, herida en mis sentimientos, herida en mi orgullo... había hablado el dolor, el orgullo y en cierta manera el despecho- no he dejado de hacerlo Caleb, desde que tengo uso de razón siempre te he querido y luego cuando fui creciendo mis sentimientos crecieron conmigo a su vez. Yo no quería pertenecer al consejo, sí es cierto que quería honrar la memoria de mi padre ocupando su puesto en el consejo, siempre supe que quería tener un hijo que le hubiera sucedido tras su muerte pero solo me tuvo a mí, de alguna forma era mi forma de honrarle. Mi intención era solamente cerrarles la boca a esos imbéciles, hacerles ver que una mujer también tiene el mismo derecho de defender su causa y sus ideales si así lo desea... llegado el momento pensaba presentar a Wesh como candidato, una vez pasara las pruebas y les hiciera ver que una mujer es tan capaz y loable como un hombre –lo miré de forma fija- sé que las leyes son las leyes pero una oportunidad la merece cualquiera si así ellas lo desean, yo pretendía ser la primera que abriera las puertas y dejara el camino a las demás... pero no pensaba ocupar la silla, no después de decirme todo aquello que desconocía –hice una leve pausa- no te voy a mentir, me da en cierta forma rabia porque sé que se van a mofar de ello, que van a decir que yo no era capaz cuando sí lo soy, pero ¿sabes? Esto lo cambia todo –mi mano fue hacia mi vientre- soy consciente de que si quiero seguir adelante, y quiero hacerlo, tengo que renunciar a ello porque no voy a poder ocultarlo y tampoco quiero, pero llegado el momento no podré pasar las pruebas y sé que tú tampoco me dejarías que las pasara –porque ya me lo imaginaba ordenándome, con ese gen dominante que tenía, que no lo hiciera- me importa más la vida de mi hijo, de nuestro hijo –acabé para que supiera que no lo excluía, que no iba a hacerlo- me enorgullece que seas tú su padre –lo miré de forma fija y comencé a gatear por la cama hasta llegar a su rostro para mirarlo más de cerca, mis labios buscaron los suyos y los besé de forma lenta, dulce y sentida, mi mano recorrió su mejilla y la dejé allí sintiendo el calor de su piel, acabé sentándome sobre él pero no queriendo recargar todo mi peso en su cuerpo y cerré los ojos en aquel beso, si quería una respuesta ahí la tenía. Lo amaba, era una verdad tan grande que era imposible esconderla o negarla... me daba igual todo lo demás, sobre todo ahora. Me separé de sus labios y lamí el inferior mirándolo con una leve sonrisa- ¿te vale como respuesta? A la mierda todo Caleb, te elijo a ti, os elijo a los dos –enredé una de mis manos con la suya y la dejé sobre mi vientre sin apartar mis ojos de los suyos- esto no quiere decir para que te deje ir solo a esa misión, eso no es negociable. Voy a ir contigo, será lo último que haga, no podemos prescindir de un personal que no tenemos.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Ladeé la sonrisa al escuchar sus palabras, me elegía, elegía a nuestro hijo y un futuro a mi lado, eso era lo mas parecido a un si que había tenido a una petición de matrimonio que quedó en el aire, que nunca fue preguntada y menos respondida.
Ensanché mi sonrisa con picarda, llevando mi mano a su vientre junto a la ajena, mis pardos se perdieron en sus inmensos mares, decía que solo quería abrir el camino a otras mujeres pero que siempre quiso desposarse conmigo, que llegado el momento cedería su puesto sobre Wesh, algo que no era necesario.
-Mi hermano murió, Wesh tiene su sitio en el consejo, solo que no es merecedor, lucha bien, pero es insubordinado, piensa en demasía en su vendetta personal aunque eso ponga en riesgo el bien superior, la protección de la reliquia ¿crees que yo no deseo vengar la muerte de mi hermano? Buscar en este tiempo al causante de la desgracia de mi familia? ¿crees que no me empujan los mismos motivos que a Wesh? Pero entiendo que no debo trastocar esta época... no he venido a este tiempo usando la magia para mi bien personal si no para uno superior, Wesh a de aprender a pensar de ese modo.
Gateó por mi piel, mi boca la busco en un duelo lento, no dejaba caer su peso sobre mi cuerpo, la pelea con el alfa me había dejado herido en exceso y necesitaba recuperar mis heridas.
Aun así su cuerpo era mi cura, jadeé contra su boca cuando mordió mi inferior.
-Así que eres una buena actriz -apunté sin dejar de sonreír mostrando que me sentía feliz por su decisión aunque algo me decía que en ella un sabor agridulce la embargaba – tendré que ir con cuidado Eileen -dije haciéndole cosquilla para hacerla reír.
-Te he visto crecer, convertirte en mujer, llevo tiempo deseando perderme en tu piel, ayer me volví loco cuando creí todas y cada una de tus palabras, esta mañana al verte con esos he ardido de celos. Anoche creía que lo nuestro se había terminado y aunque sabia que era lo mejor para ti y tu sueño no pude evitar odiar lo que me decías.
La volqué sobre el lecho ascendiendo, cubriéndola con mi cuerpo, gruñí contra su boca preso de una necesidad que no podía explicar, recorrí con mis dientes su mandíbula, mis ojos se tornaron ámbar, empezaba a darme cuenta de que era mía, de que en su interior crecía mi linaje, el futuro alfa y mis instintos me llamaban con mucha fuerza.
-Es tu olor, ayer no me percaté, pero, hueles a mía, al estar en cinta de mi hijo siento que eres mi hembra, todo me empuja a protegerte, a cubrirte.
Traté de explicarle con la voz ronca como me sentía, mi miembro duro se perdía en su bajo vientre mientras sus manos dibujaban mi musculatura.
Alzó su torso para encontrarse con mis sedientos labios, solo repliqué cuando me dijo que el viaje al norte no era negociable, no teníamos soldados y ella era necesaria en esta misión.
-No correremos peligro, en el momento que algo se complique nos largaremos y dejaremos allí de ser necesario al vikingo, eres mi prioridad, dentro de ti crece nuestro hijo.
Había algo mas de lo que quería hablarle, la conversión, dado que estaba embarazada pensé que lo mejor seria esperar, esperar hasta que el niño naciera.
-Eileen, quiero que seas mía por completo, quiero decir que hay una noche al mes que no soy un humano y me gustaría que la luna llena se convirtiera en la madre de ambos.
Quiero tomarte como hembra, como mujer, quiero que seas mía por completo -gruñí excitado devorando su cuello, marcándolo con mis dientes de forma violeta.
-Eres mia -dilo gruñí de nuevo, succioné su piel volviéndome loco de deseo.
Ensanché mi sonrisa con picarda, llevando mi mano a su vientre junto a la ajena, mis pardos se perdieron en sus inmensos mares, decía que solo quería abrir el camino a otras mujeres pero que siempre quiso desposarse conmigo, que llegado el momento cedería su puesto sobre Wesh, algo que no era necesario.
-Mi hermano murió, Wesh tiene su sitio en el consejo, solo que no es merecedor, lucha bien, pero es insubordinado, piensa en demasía en su vendetta personal aunque eso ponga en riesgo el bien superior, la protección de la reliquia ¿crees que yo no deseo vengar la muerte de mi hermano? Buscar en este tiempo al causante de la desgracia de mi familia? ¿crees que no me empujan los mismos motivos que a Wesh? Pero entiendo que no debo trastocar esta época... no he venido a este tiempo usando la magia para mi bien personal si no para uno superior, Wesh a de aprender a pensar de ese modo.
Gateó por mi piel, mi boca la busco en un duelo lento, no dejaba caer su peso sobre mi cuerpo, la pelea con el alfa me había dejado herido en exceso y necesitaba recuperar mis heridas.
Aun así su cuerpo era mi cura, jadeé contra su boca cuando mordió mi inferior.
-Así que eres una buena actriz -apunté sin dejar de sonreír mostrando que me sentía feliz por su decisión aunque algo me decía que en ella un sabor agridulce la embargaba – tendré que ir con cuidado Eileen -dije haciéndole cosquilla para hacerla reír.
-Te he visto crecer, convertirte en mujer, llevo tiempo deseando perderme en tu piel, ayer me volví loco cuando creí todas y cada una de tus palabras, esta mañana al verte con esos he ardido de celos. Anoche creía que lo nuestro se había terminado y aunque sabia que era lo mejor para ti y tu sueño no pude evitar odiar lo que me decías.
La volqué sobre el lecho ascendiendo, cubriéndola con mi cuerpo, gruñí contra su boca preso de una necesidad que no podía explicar, recorrí con mis dientes su mandíbula, mis ojos se tornaron ámbar, empezaba a darme cuenta de que era mía, de que en su interior crecía mi linaje, el futuro alfa y mis instintos me llamaban con mucha fuerza.
-Es tu olor, ayer no me percaté, pero, hueles a mía, al estar en cinta de mi hijo siento que eres mi hembra, todo me empuja a protegerte, a cubrirte.
Traté de explicarle con la voz ronca como me sentía, mi miembro duro se perdía en su bajo vientre mientras sus manos dibujaban mi musculatura.
Alzó su torso para encontrarse con mis sedientos labios, solo repliqué cuando me dijo que el viaje al norte no era negociable, no teníamos soldados y ella era necesaria en esta misión.
-No correremos peligro, en el momento que algo se complique nos largaremos y dejaremos allí de ser necesario al vikingo, eres mi prioridad, dentro de ti crece nuestro hijo.
Había algo mas de lo que quería hablarle, la conversión, dado que estaba embarazada pensé que lo mejor seria esperar, esperar hasta que el niño naciera.
-Eileen, quiero que seas mía por completo, quiero decir que hay una noche al mes que no soy un humano y me gustaría que la luna llena se convirtiera en la madre de ambos.
Quiero tomarte como hembra, como mujer, quiero que seas mía por completo -gruñí excitado devorando su cuello, marcándolo con mis dientes de forma violeta.
-Eres mia -dilo gruñí de nuevo, succioné su piel volviéndome loco de deseo.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Sabía lo que implicaba elegirlo a él pero era lo que realmente quería, más ahora que íbamos a formar una familia y que lo tenía a él que era todo lo que una vez quise tener, ya no había ninguna duda y aunque sí me apenaba no poder honrar como debería a mi padre cierto era que nunca me dijo que era eso lo que quería para mí, siempre dejó que fuera yo quien tomara sus propias decisiones y quizás, allá donde estuviera, se alegraría de haber decidido formar una familia junto al que era su mejor amigo, el que mejor pensaría él sin duda alguna que me cuidaría y que me protegería. Él ya le había pedido, de alguna forma, o le había dicho que quería pedirme en matrimonio y si mi padre no se había opuesto sería también por alguna razón, ¿quizás habría podido saber de mi secreto mayor guardado? Quizás pudo notar algo en algún momento en los que Caleb pasaba por casa, que no eran pocos precisamente, dada la amistad que los unía a ambos. También sabía que estar con él implicaba ciertas cosas, ciertos protocolos que debería de cumplir al ser la mujer del líder, pero ya lidiaría con eso más adelante, lo cierto es que en ese instante solo quería disfrutar de tenerlo para mí. Seguía estando herido de la pelea con el alfa y yo también lo estaba de la noche pasada cuando fui al cementerio a velar por su vida, pero mis heridas tardarían más en curar y debía de descansar, seguro que me obligaba a guardar cierto “reposo” hasta recuperarme porque como ya le había dicho me negaba en rotundo que él fuera solo al norte con los vikingos, no era una opción a contemplar ni a debatir, mi decisión estaba tomada.
Mis labios recorrieron su mandíbula despacio y parte de su cuello escuchando sus palabras acerca de que Wesh tenía su sitio en el consejo, ciertamente no era algo que había pensado ni caído en ello pero ahí yo no podía hacer nada, yo lo podía recomendar pero no me acordaba de que él también le pasaba algo parecido a mí, que “tenía” su silla en el consejo y debía de demostrar que era digna merecedor de la misma. Conocía a Wesh bastante, sabía de su carácter y las formas que tenía de ser, ambos nos habíamos apoyado cuando más lo habíamos necesitado, cuando Caleb nos entrenaba y todos de alguna forma nos habían dado la espalda, fueron momentos duros y encontramos en el otro un apoyo que realmente necesitábamos en esos momentos, yo seguiría apoyándolo aunque yo no optara por estar en esa silla. Alcé mis ojos clavándolos en los suyos cuando dijo que él también había pensado en vengarse, en meterse en ese momento en el que perdió a su hermano y Wesh perdió a su padre, un momento que pasaba justo en la época en la que nos encontrábamos y quizás la fecha estuviera cerca, conociéndolo seguramente no podría evitar la tentación de acercarse y ver qué fue lo que pasó... pero no debía de inmiscuirse pues cambiaría por completo la línea temporal, no habíamos ido allí para eso, sino para solucionar el problema con el orbe.
-¿Temes que quizás Wesh pueda acercarse al lugar cuando ocurrió todo, que se acercaría para... no sé, salvar a su padre? –Mis dedos se deslizaron lentamente por su pecho escuchando sus palabras, yo no sabría qué haría en su situación... quizás intervendría aunque sabía que no era lo mejor para ninguno. Mordí de nuevo su labio inferior cuando dijo que era una buena actriz notando la sonrisa que traía en los labios, era la primera vez lo veía así de feliz en mucho tiempo y me alegré ser la causante de ello, sonreí de lado cuando dijo que debería de llevar cuidado y solté una risa corta- oh sí, porque puedo mandarte al sofá a dormir –acabé riéndome por las cosquillas que me hacía intentando pararlo porque yo tampoco debía de hacer movimientos bruscos, mi cabeza se recostó en su pecho escuchando sus palabras cuando dijo que hacía tiempo que quería perderse en mi piel y dejé un beso en su pecho, decía que había creído mis palabras y que se había vuelto loco de celos cuando me vio con los cazadores, que se había creído que habíamos terminado y que había dejado de quererlo... como si eso fuera tan fácil. Alcé mi rostro para dejarlo a su altura y mirarlo de frente a los ojos negando levemente con la cabeza- no se olvida de la noche a la mañana, tonto –dije con cierto tono de cariño porque no era un insulto para nada- los cazadores, los encontré la noche que fui al cementerio a protegerte, tú ya estabas inconsciente dentro después de la pelea. Solo querían información porque buscaban a una manada que había matado a uno de sus miembros a su hermana, nada más. Me invitaron a jugar un rato y acepté, supongo que me venía bien para no pensar en que todo se había terminado –se movió dejándome a mí contra el colchón de la cama y recorrí con mis dedos su espalda sobre la ropa notando sus labios sobre los míos- dime, ¿pensaste que podría...? –Dejé la frase sin terminar aunque él bien podría saber a lo que me estaba refiriendo- lobo idiota –le dije al igual que le había dicho en la casa de la egipcia cuando se peleó con él. Cerré los ojos dejando que sus labios recorrieran mi mandíbula, mi cuello y todo trozo de piel que él quisiera soltando un suspiro y un leve jadeo, al abrir mis ojos me encontré con los suyos color ámbar y sonreí ante sus palabras. Vaya, así que olía a él... bueno, ni me disgustaba ni me importaba en absoluto, cualquiera sabría que era suya y eso era algo que me gustaba. Mi mano acarició su rostro cuando intentó explicarme que todo lo orillaba a protegerme, a cuidarme... más ahora que estaba embarazada- ¿así que huelo a ti? Está bien, me gusta... –dije rozando mis labios con los suyos notando su cuerpo sobre el mío completamente, su miembro excitado contra mi vientre en clara señal de cómo estaba él, jadeé sobre sus labios buscándolos para fundirnos finalmente en un beso, uno en el que solo nos separamos cuando le dije que no ir al norte no era negociable, asentí con la cabeza cuando me dijo que no correríamos riesgos y es que sabía que me protegería frente a todo, no me pondría en peligro y en cuanto la cosa se pudiera torcer nos alejaríamos de allí. Lo observé y abrí ligeramente mis labios cuando me dijo que quería convertirme, que quería que fuera suya en todos los sentidos y aspectos posibles, en realidad no sabía por qué me pillaba por sorpresa pero una cosa era pensarlo y otra que él me lo dijera- sé lo que quieres decirme y nada me gustaría más que ser tuya por completo –dije antes de que descendiera a mi cuello, un jadeo salió de mis labios mientras me concentraba en lo que quería decirle- pero deberíamos de esperar a que nazca el bebé, ahora es arriesgado que me conviertas –yo, una loba que estaría junto al alfa y que dejaría a los demás bastante clara mi posición, mi padre fue un lobo cuando se unió a la orden y ahora yo también lo sería pero por un motivo diferente. Mis dedos se enredaron en su pelo cuando sentí que mordía mi cuello y gemí porque sabía, en parte, que era una clara señal de posesión y de dominación, que me reclamaba como suya- Caleb... –gemí su nombre arqueando mi cuerpo hacia el suyo ahora que ya no teníamos por qué contenernos, ahora que ya no éramos maestro y aprendiz- soy tuya... soy toda suya –jadeé moviendo mi cuerpo contra el suyo presa también del deseo, sus labios succionaban la piel de mi cuello y enviaba escalofríos por toda mi piel erizándola, llena de deseo- te deseo –fue lo que dije cuando metí mis manos abriendo su camisa deslizando luego mis dedos por su piel para quitársela, seguía llevando la venda que le había puesto para curar sus heridas aunque seguramente en un día estaría ya curado del todo, yo por el contrario tendría que esperar más tiempo para que se curaran las suturas que me había dado. Le quité la camisa que llevaba y mis dedos se enredaron en su pelo, lo acerqué a mi rostro para besarlo, juntar nuestros labios en un beso lento y calmado algo que contrastaba conforme estaban nuestros cuerpos en ese momento, su piel quemaba contra mis dedos cuando recorrí su espalda despacio porque ninguno de los dos estábamos para algo salvaje, estábamos heridos y aunque él se curaba antes yo por el contrario no- te necesito tanto... –murmuré bajando mis labios a su cuello dejando un pequeño mordisco, sus manos ya se perdían por mi cuerpo y levantaban mi vestido para dejarme en ropa interior, sus dedos recorrieron las suturas que me había hecho y sus ojos se alzaron para mirarme, sabía lo que estaba pensando y sonreí de lado- podemos hacerlo lento, muy lento –aunque notaba cómo de excitado estaba en ese momento, como su cuerpo pedía por algo más que solamente lento- no me harás daño –mis dedos recorrieron sus costados hasta bajar a su pantalón y comenzar a desabrocharlo- por favor... –pedí en mitad de un jadeo contra sus labios, quería tenerlo piel con piel, necesitaba tenerlo, sentirlo, saber que todo se había acabado por fin y que no tendríamos que esconder lo que sentíamos.
Mis labios recorrieron su mandíbula despacio y parte de su cuello escuchando sus palabras acerca de que Wesh tenía su sitio en el consejo, ciertamente no era algo que había pensado ni caído en ello pero ahí yo no podía hacer nada, yo lo podía recomendar pero no me acordaba de que él también le pasaba algo parecido a mí, que “tenía” su silla en el consejo y debía de demostrar que era digna merecedor de la misma. Conocía a Wesh bastante, sabía de su carácter y las formas que tenía de ser, ambos nos habíamos apoyado cuando más lo habíamos necesitado, cuando Caleb nos entrenaba y todos de alguna forma nos habían dado la espalda, fueron momentos duros y encontramos en el otro un apoyo que realmente necesitábamos en esos momentos, yo seguiría apoyándolo aunque yo no optara por estar en esa silla. Alcé mis ojos clavándolos en los suyos cuando dijo que él también había pensado en vengarse, en meterse en ese momento en el que perdió a su hermano y Wesh perdió a su padre, un momento que pasaba justo en la época en la que nos encontrábamos y quizás la fecha estuviera cerca, conociéndolo seguramente no podría evitar la tentación de acercarse y ver qué fue lo que pasó... pero no debía de inmiscuirse pues cambiaría por completo la línea temporal, no habíamos ido allí para eso, sino para solucionar el problema con el orbe.
-¿Temes que quizás Wesh pueda acercarse al lugar cuando ocurrió todo, que se acercaría para... no sé, salvar a su padre? –Mis dedos se deslizaron lentamente por su pecho escuchando sus palabras, yo no sabría qué haría en su situación... quizás intervendría aunque sabía que no era lo mejor para ninguno. Mordí de nuevo su labio inferior cuando dijo que era una buena actriz notando la sonrisa que traía en los labios, era la primera vez lo veía así de feliz en mucho tiempo y me alegré ser la causante de ello, sonreí de lado cuando dijo que debería de llevar cuidado y solté una risa corta- oh sí, porque puedo mandarte al sofá a dormir –acabé riéndome por las cosquillas que me hacía intentando pararlo porque yo tampoco debía de hacer movimientos bruscos, mi cabeza se recostó en su pecho escuchando sus palabras cuando dijo que hacía tiempo que quería perderse en mi piel y dejé un beso en su pecho, decía que había creído mis palabras y que se había vuelto loco de celos cuando me vio con los cazadores, que se había creído que habíamos terminado y que había dejado de quererlo... como si eso fuera tan fácil. Alcé mi rostro para dejarlo a su altura y mirarlo de frente a los ojos negando levemente con la cabeza- no se olvida de la noche a la mañana, tonto –dije con cierto tono de cariño porque no era un insulto para nada- los cazadores, los encontré la noche que fui al cementerio a protegerte, tú ya estabas inconsciente dentro después de la pelea. Solo querían información porque buscaban a una manada que había matado a uno de sus miembros a su hermana, nada más. Me invitaron a jugar un rato y acepté, supongo que me venía bien para no pensar en que todo se había terminado –se movió dejándome a mí contra el colchón de la cama y recorrí con mis dedos su espalda sobre la ropa notando sus labios sobre los míos- dime, ¿pensaste que podría...? –Dejé la frase sin terminar aunque él bien podría saber a lo que me estaba refiriendo- lobo idiota –le dije al igual que le había dicho en la casa de la egipcia cuando se peleó con él. Cerré los ojos dejando que sus labios recorrieran mi mandíbula, mi cuello y todo trozo de piel que él quisiera soltando un suspiro y un leve jadeo, al abrir mis ojos me encontré con los suyos color ámbar y sonreí ante sus palabras. Vaya, así que olía a él... bueno, ni me disgustaba ni me importaba en absoluto, cualquiera sabría que era suya y eso era algo que me gustaba. Mi mano acarició su rostro cuando intentó explicarme que todo lo orillaba a protegerme, a cuidarme... más ahora que estaba embarazada- ¿así que huelo a ti? Está bien, me gusta... –dije rozando mis labios con los suyos notando su cuerpo sobre el mío completamente, su miembro excitado contra mi vientre en clara señal de cómo estaba él, jadeé sobre sus labios buscándolos para fundirnos finalmente en un beso, uno en el que solo nos separamos cuando le dije que no ir al norte no era negociable, asentí con la cabeza cuando me dijo que no correríamos riesgos y es que sabía que me protegería frente a todo, no me pondría en peligro y en cuanto la cosa se pudiera torcer nos alejaríamos de allí. Lo observé y abrí ligeramente mis labios cuando me dijo que quería convertirme, que quería que fuera suya en todos los sentidos y aspectos posibles, en realidad no sabía por qué me pillaba por sorpresa pero una cosa era pensarlo y otra que él me lo dijera- sé lo que quieres decirme y nada me gustaría más que ser tuya por completo –dije antes de que descendiera a mi cuello, un jadeo salió de mis labios mientras me concentraba en lo que quería decirle- pero deberíamos de esperar a que nazca el bebé, ahora es arriesgado que me conviertas –yo, una loba que estaría junto al alfa y que dejaría a los demás bastante clara mi posición, mi padre fue un lobo cuando se unió a la orden y ahora yo también lo sería pero por un motivo diferente. Mis dedos se enredaron en su pelo cuando sentí que mordía mi cuello y gemí porque sabía, en parte, que era una clara señal de posesión y de dominación, que me reclamaba como suya- Caleb... –gemí su nombre arqueando mi cuerpo hacia el suyo ahora que ya no teníamos por qué contenernos, ahora que ya no éramos maestro y aprendiz- soy tuya... soy toda suya –jadeé moviendo mi cuerpo contra el suyo presa también del deseo, sus labios succionaban la piel de mi cuello y enviaba escalofríos por toda mi piel erizándola, llena de deseo- te deseo –fue lo que dije cuando metí mis manos abriendo su camisa deslizando luego mis dedos por su piel para quitársela, seguía llevando la venda que le había puesto para curar sus heridas aunque seguramente en un día estaría ya curado del todo, yo por el contrario tendría que esperar más tiempo para que se curaran las suturas que me había dado. Le quité la camisa que llevaba y mis dedos se enredaron en su pelo, lo acerqué a mi rostro para besarlo, juntar nuestros labios en un beso lento y calmado algo que contrastaba conforme estaban nuestros cuerpos en ese momento, su piel quemaba contra mis dedos cuando recorrí su espalda despacio porque ninguno de los dos estábamos para algo salvaje, estábamos heridos y aunque él se curaba antes yo por el contrario no- te necesito tanto... –murmuré bajando mis labios a su cuello dejando un pequeño mordisco, sus manos ya se perdían por mi cuerpo y levantaban mi vestido para dejarme en ropa interior, sus dedos recorrieron las suturas que me había hecho y sus ojos se alzaron para mirarme, sabía lo que estaba pensando y sonreí de lado- podemos hacerlo lento, muy lento –aunque notaba cómo de excitado estaba en ese momento, como su cuerpo pedía por algo más que solamente lento- no me harás daño –mis dedos recorrieron sus costados hasta bajar a su pantalón y comenzar a desabrocharlo- por favor... –pedí en mitad de un jadeo contra sus labios, quería tenerlo piel con piel, necesitaba tenerlo, sentirlo, saber que todo se había acabado por fin y que no tendríamos que esconder lo que sentíamos.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Mis manos alzaban su vestido, callosas por las mil y una batallas libradas se deslizaban por un cuerpo inmaculado, mio.
Gruñí con los ojos ámbar cuando ella me aseguró sin pensarlo que así era, que así se sentía y por primera vez en todo este tiempo nos convertimos en otra cosa muy distinta a la de aprendiz y maestro.
Mi lengua batalló en su boca en un duelo donde la luna era testigo del momento, menguante parecía columpiar en su cuna al nuevo hijo que pronto tendría.
Haces de plata que nos regalaba iluminando su pelo rojo como las llamas.
Sonreí contra su boca cuando lo hizo ella, mi hombría golpeaba su bajo vientre necesitada, pero no se me pasaba por alto las heridas de su vientre.
Deslicé mis dedos por ellas, recorriendo las suturas, debían de dolerle.
“Despacio” me pidió necesitada de sentirme, me aseguraba que no le haría daño, pero no estaba seguro de eso.
Me dejé caer en el lecho aferrando sus caderas, mi cuerpo contra su espalda, mi respiración movió su ondulado pelo en llamas mientras su boca por encima del hombro me buscaba.
-despacio -susurré como si me convenciera a mi mismo de que ese era el único modo de tomarla.
Mis dedos acariciaron su piel nívea, lentamente la despojé de cada prenda mientras ella sucumbía con jadeos a las caricias de mis dedos.
-Me volvería loco si otro te tocara.
Era verdad, los celos me consumían, antes me había preguntado si pensé que era capaz de estar con uno de esos cazadores y la respuesta era si, me lo creí, creí que me había olvidado.
Su olor me enloquecía, era mi hembra y casi lo sentía, mi respiración errática en su cuello, marcado por mis dientes, piel llena de moratones de un arranque difícilmente controlado.
Gruñí lamiendo cada marca mientras yo mismo liberé mi hombría al sentir su piel desnuda.
Mis dedos calcinaron sus pechos, no hubo un sendero que no surqué de sus montañas erguidas.
Las cúspides fueron atendidas de inmediato por la yema de mis dedos tiré de ellas logrando que mi hembra se sacudiera excitada.
Deslicé mi mano muy despacio por su vientre, acaricié la zona donde mi hijo se gestaba y pronto el monte de venus fue invadido por mi mano Dedos que se perdieron en su centro, su botón se convirtió en mi fuente, húmedas las yemas de mis dedos se pasearon por el pozo.
Gruñí excitado, mientras ella gemía sin parar.
Mi hombría en sus nalgas, presionándolas y de un tirón la pegue mas a mi apartando mi dedo para guiar hacia la entrada de su averno mi hombría mojada.
Gruñimos al unisono al sentir como entraba de forma lenta, resbalando por las paredes cálidas.
Mis manso en sus caderas la atrajeron con fuerza.
Tumbados de lados, plagandonos de lentas caricias empecé a moverme en su interior, mis dedos no daban tregua a su botón.
-Joder -aseguré moviendo su pelo con mi aliento completamente excitado.
Gruñí con los ojos ámbar cuando ella me aseguró sin pensarlo que así era, que así se sentía y por primera vez en todo este tiempo nos convertimos en otra cosa muy distinta a la de aprendiz y maestro.
Mi lengua batalló en su boca en un duelo donde la luna era testigo del momento, menguante parecía columpiar en su cuna al nuevo hijo que pronto tendría.
Haces de plata que nos regalaba iluminando su pelo rojo como las llamas.
Sonreí contra su boca cuando lo hizo ella, mi hombría golpeaba su bajo vientre necesitada, pero no se me pasaba por alto las heridas de su vientre.
Deslicé mis dedos por ellas, recorriendo las suturas, debían de dolerle.
“Despacio” me pidió necesitada de sentirme, me aseguraba que no le haría daño, pero no estaba seguro de eso.
Me dejé caer en el lecho aferrando sus caderas, mi cuerpo contra su espalda, mi respiración movió su ondulado pelo en llamas mientras su boca por encima del hombro me buscaba.
-despacio -susurré como si me convenciera a mi mismo de que ese era el único modo de tomarla.
Mis dedos acariciaron su piel nívea, lentamente la despojé de cada prenda mientras ella sucumbía con jadeos a las caricias de mis dedos.
-Me volvería loco si otro te tocara.
Era verdad, los celos me consumían, antes me había preguntado si pensé que era capaz de estar con uno de esos cazadores y la respuesta era si, me lo creí, creí que me había olvidado.
Su olor me enloquecía, era mi hembra y casi lo sentía, mi respiración errática en su cuello, marcado por mis dientes, piel llena de moratones de un arranque difícilmente controlado.
Gruñí lamiendo cada marca mientras yo mismo liberé mi hombría al sentir su piel desnuda.
Mis dedos calcinaron sus pechos, no hubo un sendero que no surqué de sus montañas erguidas.
Las cúspides fueron atendidas de inmediato por la yema de mis dedos tiré de ellas logrando que mi hembra se sacudiera excitada.
Deslicé mi mano muy despacio por su vientre, acaricié la zona donde mi hijo se gestaba y pronto el monte de venus fue invadido por mi mano Dedos que se perdieron en su centro, su botón se convirtió en mi fuente, húmedas las yemas de mis dedos se pasearon por el pozo.
Gruñí excitado, mientras ella gemía sin parar.
Mi hombría en sus nalgas, presionándolas y de un tirón la pegue mas a mi apartando mi dedo para guiar hacia la entrada de su averno mi hombría mojada.
Gruñimos al unisono al sentir como entraba de forma lenta, resbalando por las paredes cálidas.
Mis manso en sus caderas la atrajeron con fuerza.
Tumbados de lados, plagandonos de lentas caricias empecé a moverme en su interior, mis dedos no daban tregua a su botón.
-Joder -aseguré moviendo su pelo con mi aliento completamente excitado.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Sus labios buscaron los míos en un duelo en el que dejé que fuera él el vencedor, no me importaba perder siempre y cuando perdiera con él, fuera él quien ganara y me besara de esa forma. Mis dedos se deslizaban por la piel de su espalda sintiendo cada músculo contraerse bajo mis caricias, su cálida piel que me calentaba igual que sus manos y sus besos calentaban mi cuerpo, perdiéndome en él, dejándome hacer necesitada de sentirlo, necesitada de tenerlo. Necesitaba eso, dejar claro que habíamos dejado atrás un imposible y que a partir de ese momento podría tenerlo siempre que quisiera, confirmar que no era un sueño, sellar de alguna forma esas palabras con la unión de nuestros cuerpos, sentirlo piel con piel. ¿Cuántas veces había soñado, y fantaseado, con que me decía que era suya? Demasiadas, tantísimas que había perdido la cuenta de las veces que me había imaginado esa situación, las palabras saliendo de sus labios... la realidad era muchísimo mejor que la ficción y no se podía ni comparar. Sus manos se encargaron de quitarme el vestido dejándome en ropa interior y mis manos comenzaron a desabrochar su pantalón dejándolo abierto pero sin quitárselo todavía. Sentía sus ojos puestos en los míos, sentía sus dedos deslizándose con delicadeza por las suturas que él me había curado y supe que estaría preocupado por ellas, necesitaría más días para recuperarme dado que él con una noche tenía más que suficiente pero eso no iba a impedir que esa noche lo tuviera. Deslicé mis dedos por su rostro para que alzara sus ojos, que ya estaban de color ámbar, y me mirara para sonreírle. “Despacio” era todo cuanto necesitaba él saber para dejarle claro que quería que continuara, que lo quería en esa noche.
Las cosas habían cambiado de forma drástica dando un giro a los acontecimientos, había tomado una decisión firme y había apostado por él para continuar con aquello, formar una familia. Sus labios recorrieron con dulzura mi vientre pasando estos de forma delicada por las heridas en una caricia sin apartar mis ojos de los suyos y se tumbó a mí lado, girándome para apoyar su pecho en mi espalda. Podía sentir su respiración dar contra mi oreja y mi cuello provocándome ciertas cosquillas que me hizo sonreír, llevé uno de mis brazos hacia atrás para enredar mis dedos en su pelo y busqué su boca girando mi rostro buscándole, sonreí mordiendo con delicadeza su labio inferior cuando repitió ese “despacio” que me hizo reír levemente sintiendo sus manos que descendían por mi cuerpo colmándome de caricias, estremeciéndome por el calor abrasador que desprendía. Me quitó las últimas dos prendas para dejarme desnuda y yo me dejé hacer entre jadeos besando sus labios, mordiéndolos, dejando que recorriera mi cuello a placer, que dejara pequeños mordiscos y lo lamiera. Sabía perfectamente que él deseaba marcarme como suya, de hecho ya lo hizo la pasada noche dejándome su marca, una que se había encargado de repasar y que era visible, cualquier lobo que se acercara sabría que pertenecía a otro y ni siquiera se atreverían a tocarme.
-Nadie me ha tocado, y nadie va a tocarme –aseguré sintiendo su lengua recorrer las marcas que llevaba en mi cuello, un gruñido escapó de sus labios sintiendo su respiración en aquel lugar escuchando que era él quien se quitaba los pantalones quedándose también desnudo. Sus manos fueron entonces a mis pechos y los cogió entre sus dedos y sus palmas encerrándolos, los acarició como quiso mientras yo solo podía jadear y mover mi cuerpo contra el suyo por el placer que me daba, era como si tuviera la zona sensible y sentía mucho más lo que me hacía. Sus dedos jugaron con ellos y cuando tiró de mis pezones un gemido profundo emergió desde mi garganta pegando mi cuerpo contra el suyo con la cabeza hacia atrás casi recostada en su hombro. Tiré hacia atrás mi mano para recorrer su costado al mismo tiempo que sentía que ahora su mano bajaba por mi vientre y se quedaba justo ahí durante unos segundos con pequeñas caricias, luego siguió bajando hasta llegar a mi sexo y deslizó sus dedos arrancándome un jadeo por ello, presionó aquel lugar que me hizo pegar un leve respingo y un gemido salió de mis labios excitada por su toque y por lo que me hacía. Sentía su miembro presionarme por detrás y llevé mi mano para recorrerlo con mis dedos, sentir su dureza deslizando mis yemas por el tronco hasta llegar a la punta y recorrerla, notándola mojada. Hundió un par de demos y gemí cerrando mi mano entorno a su miembro aferrándome con su otro brazo pegándome más contra él, apartó mis dedos de su miembro, los quitó de mi sexo y comenzó a adentrarse de forma muy lenta, deslizándose de forma placentera que me hizo gemir enredando mis dedos en su nuca. Comenzó a moverse de forma lenta, despacio tal y como le había pedido sintiéndolo más así volviéndome loca con sus dedos- Caleb –gemí su nombre por el placer que me daba buscando su boca para besarlo, de forma lenta, moviendo mi cadera contra él sin dejar de buscarlo. Gemí contra sus labios por el placer que me otorgaba, su brazo me presionaba contra él con fuerza sin dejar de moverse despacio y el placer aumentaba, pudimos controlarlo durante unos cuantos minutos pero conforme el placer crecía lo hacían nuestros movimientos, éramos incapaces de controlar esa sensación y aunque lo hizo con toda la delicadeza que pudo sus movimientos fueron más y más rápidos, mi otra mano aferró la suya que rodeaba mi cadera y cerré los ojos gimiendo sin parar embistiéndome de esa forma, notaba que me llenaba por completo y jamás había sentido nada mejor ni más placentero que él moviéndose de esa forma, haciéndome suya- más.... no pares... –pedí contra sus labios sintiendo mi cuerpo tensarse, el placer que se extendía por mi cuerpo hasta que al final acabé alcanzando el orgasmo, tensando todo mi cuerpo pegándome al suyo, gimiendo contra sus labios notando que llegaba en mi interior, mi cuerpo cedió contra el suyo y nos quedamos así un par de minutos hasta que se separó para salir de mí y me giró dejándome apoyada sobre su pecho, apartó unos mechones de pelo de mi frente y rodeé su cintura pegándome a su cuerpo buscando su calor, su cercanía. Cerré los ojos y me relajé dejando algún que otro beso hasta que subí a sus labios besándolo despacio- te quiero –dije contra estos para luego buscar sus ojos, era la primera vez que se lo decía pero no le podía pillar de sorpresa cuando ambos sabíamos lo que sentíamos. Escondí mi rostro en su cuello dándome cierta vergüenza, aunque no entendía muy bien por qué, y me quedé allí disfrutando de él, de que por fin era mío, por fin lo tenía- ahora no tenemos porqué escondernos bajo las sábanas –apunté con una sonrisa recordando cuando él lo había hecho en nuestra primera vez, queriendo ganar horas al sol- ¿cómo crees que será? –Pregunté dejando pequeños besos en su cuello- me refiero a nuestro hijo, ¿quizás moreno con el pelo rojo? ¿Moreno como tú y con ojos azules? –Había miles de posibilidades, una que también que él no había comentado- Caleb, ¿qué pasaría si... no fuera un niño, y si tuviéramos una hija? –Ya conocía muy bien que en la orden eran los hombres quienes obtenían luego el legado de los padres, las mujeres por el contrario no tenían ese privilegio, y el caso más claro de ellos era el mío propio.
Las cosas habían cambiado de forma drástica dando un giro a los acontecimientos, había tomado una decisión firme y había apostado por él para continuar con aquello, formar una familia. Sus labios recorrieron con dulzura mi vientre pasando estos de forma delicada por las heridas en una caricia sin apartar mis ojos de los suyos y se tumbó a mí lado, girándome para apoyar su pecho en mi espalda. Podía sentir su respiración dar contra mi oreja y mi cuello provocándome ciertas cosquillas que me hizo sonreír, llevé uno de mis brazos hacia atrás para enredar mis dedos en su pelo y busqué su boca girando mi rostro buscándole, sonreí mordiendo con delicadeza su labio inferior cuando repitió ese “despacio” que me hizo reír levemente sintiendo sus manos que descendían por mi cuerpo colmándome de caricias, estremeciéndome por el calor abrasador que desprendía. Me quitó las últimas dos prendas para dejarme desnuda y yo me dejé hacer entre jadeos besando sus labios, mordiéndolos, dejando que recorriera mi cuello a placer, que dejara pequeños mordiscos y lo lamiera. Sabía perfectamente que él deseaba marcarme como suya, de hecho ya lo hizo la pasada noche dejándome su marca, una que se había encargado de repasar y que era visible, cualquier lobo que se acercara sabría que pertenecía a otro y ni siquiera se atreverían a tocarme.
-Nadie me ha tocado, y nadie va a tocarme –aseguré sintiendo su lengua recorrer las marcas que llevaba en mi cuello, un gruñido escapó de sus labios sintiendo su respiración en aquel lugar escuchando que era él quien se quitaba los pantalones quedándose también desnudo. Sus manos fueron entonces a mis pechos y los cogió entre sus dedos y sus palmas encerrándolos, los acarició como quiso mientras yo solo podía jadear y mover mi cuerpo contra el suyo por el placer que me daba, era como si tuviera la zona sensible y sentía mucho más lo que me hacía. Sus dedos jugaron con ellos y cuando tiró de mis pezones un gemido profundo emergió desde mi garganta pegando mi cuerpo contra el suyo con la cabeza hacia atrás casi recostada en su hombro. Tiré hacia atrás mi mano para recorrer su costado al mismo tiempo que sentía que ahora su mano bajaba por mi vientre y se quedaba justo ahí durante unos segundos con pequeñas caricias, luego siguió bajando hasta llegar a mi sexo y deslizó sus dedos arrancándome un jadeo por ello, presionó aquel lugar que me hizo pegar un leve respingo y un gemido salió de mis labios excitada por su toque y por lo que me hacía. Sentía su miembro presionarme por detrás y llevé mi mano para recorrerlo con mis dedos, sentir su dureza deslizando mis yemas por el tronco hasta llegar a la punta y recorrerla, notándola mojada. Hundió un par de demos y gemí cerrando mi mano entorno a su miembro aferrándome con su otro brazo pegándome más contra él, apartó mis dedos de su miembro, los quitó de mi sexo y comenzó a adentrarse de forma muy lenta, deslizándose de forma placentera que me hizo gemir enredando mis dedos en su nuca. Comenzó a moverse de forma lenta, despacio tal y como le había pedido sintiéndolo más así volviéndome loca con sus dedos- Caleb –gemí su nombre por el placer que me daba buscando su boca para besarlo, de forma lenta, moviendo mi cadera contra él sin dejar de buscarlo. Gemí contra sus labios por el placer que me otorgaba, su brazo me presionaba contra él con fuerza sin dejar de moverse despacio y el placer aumentaba, pudimos controlarlo durante unos cuantos minutos pero conforme el placer crecía lo hacían nuestros movimientos, éramos incapaces de controlar esa sensación y aunque lo hizo con toda la delicadeza que pudo sus movimientos fueron más y más rápidos, mi otra mano aferró la suya que rodeaba mi cadera y cerré los ojos gimiendo sin parar embistiéndome de esa forma, notaba que me llenaba por completo y jamás había sentido nada mejor ni más placentero que él moviéndose de esa forma, haciéndome suya- más.... no pares... –pedí contra sus labios sintiendo mi cuerpo tensarse, el placer que se extendía por mi cuerpo hasta que al final acabé alcanzando el orgasmo, tensando todo mi cuerpo pegándome al suyo, gimiendo contra sus labios notando que llegaba en mi interior, mi cuerpo cedió contra el suyo y nos quedamos así un par de minutos hasta que se separó para salir de mí y me giró dejándome apoyada sobre su pecho, apartó unos mechones de pelo de mi frente y rodeé su cintura pegándome a su cuerpo buscando su calor, su cercanía. Cerré los ojos y me relajé dejando algún que otro beso hasta que subí a sus labios besándolo despacio- te quiero –dije contra estos para luego buscar sus ojos, era la primera vez que se lo decía pero no le podía pillar de sorpresa cuando ambos sabíamos lo que sentíamos. Escondí mi rostro en su cuello dándome cierta vergüenza, aunque no entendía muy bien por qué, y me quedé allí disfrutando de él, de que por fin era mío, por fin lo tenía- ahora no tenemos porqué escondernos bajo las sábanas –apunté con una sonrisa recordando cuando él lo había hecho en nuestra primera vez, queriendo ganar horas al sol- ¿cómo crees que será? –Pregunté dejando pequeños besos en su cuello- me refiero a nuestro hijo, ¿quizás moreno con el pelo rojo? ¿Moreno como tú y con ojos azules? –Había miles de posibilidades, una que también que él no había comentado- Caleb, ¿qué pasaría si... no fuera un niño, y si tuviéramos una hija? –Ya conocía muy bien que en la orden eran los hombres quienes obtenían luego el legado de los padres, las mujeres por el contrario no tenían ese privilegio, y el caso más claro de ellos era el mío propio.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Gruñí contra sus labios, mis movimientos cada vez mas salvajes me hundieron por completo en su interior de forma salvaje. Sus paredes palpitaban contrayéndose contra mi mojado miembro mientras mis manso recorrían cada milímetro de su cuerpo.
Piel tersa que se contraía al deslizar mis callosas manos, su boca me mantenía preso entre sus labios.
Jadeos de uno y otro acallados mientras las embestidas se tornaron llamas crepitando encendidas por la fricción de nuestros cuerpos.
Nunca la sentí mas mía que en esos momentos, para un lobo la posesión de su hembra lo significaba todo, ella olía a mi, cada molécula de su piel me pertenecía y sus palabras susurradas de forma errática solo lo corroboraban volviéndome completamente loco.
-joder -rugí de nuevo haciéndola sonreír por un momento, mas cuando mi verga se introdujo hasta el fondo de su cavidad dando unos fuertes coletazos, la sentí tensarme plagada de placer entre mis manos.
Sus paredes golpeaban mi dureza, atrapándola con fuerza, gritó contra mi boca sin dejar de abrazarnos sintiendo el intenso orgasmo que nos pertenecía a ambos.
Nuestros cuerpos cayeron laxos sobre el lecho, perlados en sudor seguían pegados mientras mis dedos mojados de su esencia se deslizaban lentos por su cuerpo acariciándola despacio.
-¿Todo bien? -pregunté algo preocupado por la intensidad del encuentro -una loba tenia mas aguante pero...ella era humana.
No me esperé su “te quiero” retumbó fuerte en mis oídos y pintó una sonría de tonto que ella no vio pero que mantuve durante demasiado tiempo.
-¿cuanto? -pregunté divertido cuando escondió la cabeza en mi cuello avergonzada.
Mis dedos se pasearon por su espalda mientras la tenia completamente encima.
Alzó la mirada anclandola en mis pardos quería saber como seria nuestro hijo o al menos como yo lo imaginaba.
-No lo se...mientras sepa luchar como su madre y como su padre me conformo -apunté mordiendo sus labios.
Su preocupación venia por si era niña, en nuestra orden las mujeres no heredaban la silla del consejo, algo evidente en su persona, quedaban relegadas a ser madres, tareas domesticas y estudios.
-Pues si es niña, sera una preciosa mujer algún día a la que habré entrenado para hacer frente a la vida, sabrá como tu defenderse, te lo garantizo.
Deslicé mis dedos por sus nalgas acariciándoselas mientras me reía al sentir que se erizaba su piel
-Y seguiremos buscando al primogénito..así de sencillo, yo tengo muchas ganas de hacer hijos ¿y tu? -bromeé besando sus labios de nuevo de forma apasionada -¿cuanto me querías? -bromeé de nuevo.
Nos reímos buscándonos, besándonos, amándonos como si por primera vez fuéramos libres de hacerlo.
Ninguno hablaba de ello, pero en pocos días partiríamos al norte con el vikingo, de nuevo cruzaríamos el portal, algo que en su estado francamente me preocupaba.
Se que había dicho que era inegociable pero...no podía perderla, no ahora que la tenia y en parte sabia que era ese bebe, nuestro hijo quien me ataba a ella.
Era egoísta, pero la necesitaba en mi vida, nunca fui tan feliz como en este instante.
Piel tersa que se contraía al deslizar mis callosas manos, su boca me mantenía preso entre sus labios.
Jadeos de uno y otro acallados mientras las embestidas se tornaron llamas crepitando encendidas por la fricción de nuestros cuerpos.
Nunca la sentí mas mía que en esos momentos, para un lobo la posesión de su hembra lo significaba todo, ella olía a mi, cada molécula de su piel me pertenecía y sus palabras susurradas de forma errática solo lo corroboraban volviéndome completamente loco.
-joder -rugí de nuevo haciéndola sonreír por un momento, mas cuando mi verga se introdujo hasta el fondo de su cavidad dando unos fuertes coletazos, la sentí tensarme plagada de placer entre mis manos.
Sus paredes golpeaban mi dureza, atrapándola con fuerza, gritó contra mi boca sin dejar de abrazarnos sintiendo el intenso orgasmo que nos pertenecía a ambos.
Nuestros cuerpos cayeron laxos sobre el lecho, perlados en sudor seguían pegados mientras mis dedos mojados de su esencia se deslizaban lentos por su cuerpo acariciándola despacio.
-¿Todo bien? -pregunté algo preocupado por la intensidad del encuentro -una loba tenia mas aguante pero...ella era humana.
No me esperé su “te quiero” retumbó fuerte en mis oídos y pintó una sonría de tonto que ella no vio pero que mantuve durante demasiado tiempo.
-¿cuanto? -pregunté divertido cuando escondió la cabeza en mi cuello avergonzada.
Mis dedos se pasearon por su espalda mientras la tenia completamente encima.
Alzó la mirada anclandola en mis pardos quería saber como seria nuestro hijo o al menos como yo lo imaginaba.
-No lo se...mientras sepa luchar como su madre y como su padre me conformo -apunté mordiendo sus labios.
Su preocupación venia por si era niña, en nuestra orden las mujeres no heredaban la silla del consejo, algo evidente en su persona, quedaban relegadas a ser madres, tareas domesticas y estudios.
-Pues si es niña, sera una preciosa mujer algún día a la que habré entrenado para hacer frente a la vida, sabrá como tu defenderse, te lo garantizo.
Deslicé mis dedos por sus nalgas acariciándoselas mientras me reía al sentir que se erizaba su piel
-Y seguiremos buscando al primogénito..así de sencillo, yo tengo muchas ganas de hacer hijos ¿y tu? -bromeé besando sus labios de nuevo de forma apasionada -¿cuanto me querías? -bromeé de nuevo.
Nos reímos buscándonos, besándonos, amándonos como si por primera vez fuéramos libres de hacerlo.
Ninguno hablaba de ello, pero en pocos días partiríamos al norte con el vikingo, de nuevo cruzaríamos el portal, algo que en su estado francamente me preocupaba.
Se que había dicho que era inegociable pero...no podía perderla, no ahora que la tenia y en parte sabia que era ese bebe, nuestro hijo quien me ataba a ella.
Era egoísta, pero la necesitaba en mi vida, nunca fui tan feliz como en este instante.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Había escondido mi rostro contra su cuello mientras descansábamos después de aquel momento, mis dedos acariciaban la piel de su pecho mucho más caliente de la mía incluso con aquel encuentro pasional que habíamos tenido. Miré las heridas que tenía y que ya se estaban curando y dejé besos por su pecho antes de subir otra vez a su rostro para esconderlo, era la primera vez en toda mi vida que le decía “te quiero” a alguien, y aunque él ya supiera de mis sentimientos por él era una cosa muy distinta hacérselo saber y que lo supiera, no entendía por qué me daba vergüenza después de lo que habíamos pasado, pero así era y él se rió por mi actitud algo infantil aunque tampoco dijo nada al respecto ni hizo nada, dejó que escondiera allí mi rostro y cuando pasaron unos segundos buscó mis labios para besarnos de nuevo sintiendo su mano recorrer todo mi cuerpo, sentía sus dedos deslizándose por mi espalda sobre mi columna vertebral y el muy descarado en vez de decir que él también me quería o algo me preguntaba cuánto lo quería, haciendo que mordiera su cuello y le diera un ligero golpe por ello antes de mirarlo apoyando mi barbilla en su pecho tras la pregunta que le había lanzado. Yo me lo imaginaba moreno, con el pelo rojo y ojos azules como los míos, alto como él, igual de corpulento que él... pero con mi rostro.
-Pues yo me lo imagino igual de alto que tú, con tu constitución pero con mi rostro, con mi pelo y mis ojos –dije mordiendo su labio inferior tirando del mismo pasándome por la cabeza qué pasaría si fuera una niña, algo que le pregunté porque también cabía la posibilidad, y ya sabía que de serlo jamás podría obtener ni ocupar el puesto de él, algo que ya sabía porque yo lo había vivido. Mordí mi labio cuando dijo que quería que se defendiera como lo hacíamos nosotros, que sería hermosa cuando fuera mayor y que sabría defenderse en su vida, que eso me lo prometía sin embargo no era eso lo que me preocupaba del todo, ¿y si quisiera seguir los pasos de su padre, qué? Aquello era hablar por hablar pero yo quería ponerme en ese escenario, si salía como yo que quería aquello que le denegaban se encontraría con el mismo muro que me había encontrado yo, y tampoco lo veía justo. Él lo solucionó diciendo que iríamos a por el primogénito y yo rodé los ojos ante sus palabras, lo cierto es que no me había preguntado cuántos hijos quería tener porque la persona con quien quería tenerlos en ese momento era algo impensable e imposible- ¿y si no tenemos ningún hijo? –Lancé la pregunta dejándola al aire- ¿es imposible el pensar en cambiar esas normas que hay? –Enarqué una ceja sintiendo sus manos deslizarse por mis nalgas haciendo que riera entre dientes por las cosquillas, sentía que se erizaba la piel de mi cuerpo y acabé dejando otro mordisco en sus labios y luego por toda su mandíbula y su mentón- así que te gusta hacerlos, ¿eh? –Dije en tono divertido ahora recorriendo su pecho con mis dedos y bajaba para comenzar a besar su pecho dejando algún que otro mordisco, aparté mi pelo a un lado y luego subí para mirarlo a los ojos- eres un descarado, ¿me preguntas que cuánto te quiero cuando tú no me dices nada? –Le di un ligero golpe y mordí con fuerza su cuello- menudo valor tienes –dije sobre su cuello con un deje divertido para que supiera que lo estaba diciendo en broma y que no iba en serio, no quería que se enfadara por ello y luego subí mi vista a la suya para hacerle morritos y un mohín para que me lo dijera él también, lo más normal es que me lo hubiera dicho y no preguntado cuánto lo quería. Me acomodé mejor sobre su cuerpo y dejé mi rostro recorriendo su cuello con mi nariz totalmente tranquila y relajada, su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos acariciaban mi vientre haciendo que sonriera- estoy bien –dije como si supiera que estaba pensando en cómo me encontraba- no va a pasar nada porque de vez en cuando me hagas tuya, Caleb –comenté con una sonrisa divertida- yo de ti me preocuparía más por las cosas que te pida que me traigas de ahora en adelante en vez de que puedes hacerme daño o no –mordí su cuello de nuevo y luego lamí la zona que había mordido dejándome envolver por su esencia, por el calor que desprendía todo su cuerpo- estás tan calentito... pareces una manta –reí contra su cuello por eso y cerré los ojos repasando su pecho con mis dedos haciendo diferentes formas- por cierto, con todo lo que ha pasado se me ha olvidado preguntarte, ¿encontraste al final a Wesh? ¿Crees que nos podría ayudar cuando vayamos al norte? –Y sí, dije vayamos porque como ya le había dicho no pensaba no ir, era algo que tenía muy claro, no dejaría que fuera él solo aunque se empeñara millones de veces.
-Pues yo me lo imagino igual de alto que tú, con tu constitución pero con mi rostro, con mi pelo y mis ojos –dije mordiendo su labio inferior tirando del mismo pasándome por la cabeza qué pasaría si fuera una niña, algo que le pregunté porque también cabía la posibilidad, y ya sabía que de serlo jamás podría obtener ni ocupar el puesto de él, algo que ya sabía porque yo lo había vivido. Mordí mi labio cuando dijo que quería que se defendiera como lo hacíamos nosotros, que sería hermosa cuando fuera mayor y que sabría defenderse en su vida, que eso me lo prometía sin embargo no era eso lo que me preocupaba del todo, ¿y si quisiera seguir los pasos de su padre, qué? Aquello era hablar por hablar pero yo quería ponerme en ese escenario, si salía como yo que quería aquello que le denegaban se encontraría con el mismo muro que me había encontrado yo, y tampoco lo veía justo. Él lo solucionó diciendo que iríamos a por el primogénito y yo rodé los ojos ante sus palabras, lo cierto es que no me había preguntado cuántos hijos quería tener porque la persona con quien quería tenerlos en ese momento era algo impensable e imposible- ¿y si no tenemos ningún hijo? –Lancé la pregunta dejándola al aire- ¿es imposible el pensar en cambiar esas normas que hay? –Enarqué una ceja sintiendo sus manos deslizarse por mis nalgas haciendo que riera entre dientes por las cosquillas, sentía que se erizaba la piel de mi cuerpo y acabé dejando otro mordisco en sus labios y luego por toda su mandíbula y su mentón- así que te gusta hacerlos, ¿eh? –Dije en tono divertido ahora recorriendo su pecho con mis dedos y bajaba para comenzar a besar su pecho dejando algún que otro mordisco, aparté mi pelo a un lado y luego subí para mirarlo a los ojos- eres un descarado, ¿me preguntas que cuánto te quiero cuando tú no me dices nada? –Le di un ligero golpe y mordí con fuerza su cuello- menudo valor tienes –dije sobre su cuello con un deje divertido para que supiera que lo estaba diciendo en broma y que no iba en serio, no quería que se enfadara por ello y luego subí mi vista a la suya para hacerle morritos y un mohín para que me lo dijera él también, lo más normal es que me lo hubiera dicho y no preguntado cuánto lo quería. Me acomodé mejor sobre su cuerpo y dejé mi rostro recorriendo su cuello con mi nariz totalmente tranquila y relajada, su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos acariciaban mi vientre haciendo que sonriera- estoy bien –dije como si supiera que estaba pensando en cómo me encontraba- no va a pasar nada porque de vez en cuando me hagas tuya, Caleb –comenté con una sonrisa divertida- yo de ti me preocuparía más por las cosas que te pida que me traigas de ahora en adelante en vez de que puedes hacerme daño o no –mordí su cuello de nuevo y luego lamí la zona que había mordido dejándome envolver por su esencia, por el calor que desprendía todo su cuerpo- estás tan calentito... pareces una manta –reí contra su cuello por eso y cerré los ojos repasando su pecho con mis dedos haciendo diferentes formas- por cierto, con todo lo que ha pasado se me ha olvidado preguntarte, ¿encontraste al final a Wesh? ¿Crees que nos podría ayudar cuando vayamos al norte? –Y sí, dije vayamos porque como ya le había dicho no pensaba no ir, era algo que tenía muy claro, no dejaría que fuera él solo aunque se empeñara millones de veces.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Enarqué una ceja cuando dijo que y si ya no teníamos mas hijos, claro que los tendríamos, ella era una mujer joven, no veía el problema de tener mas descendencia, aunque claro algo me decía que su pregunta buscaba mas bien otra respuesta, la idea de que si lo que llevaba era una niña pudiera de querer seguir mis pasos poder hacerlo.
-De aquí a que nuestra hija sea adulta quizás las cosas cambien, si es la mitad de tenaz y terca que su madre lago me dice que el consejo no podrá negarse a sus propósitos de ocupar mi silla, pero ¿ya me quieres muerto? -bromeé contra sus labios mientras mis dedos le hacían cosquillas y ella se reía muerta de la risa.
Me fije en ella, los celos me consumieron cuando la vi con los cazadores, quería que entendiera que era mía, de ser mi pareja ya la habría marcado y convertido como dicta la tradición pero al estar embarazada la cosa tenia que retrasarse y eso me hacia sentir intranquilo.
De nuevo marqué su cuello con un gruñido, succioné su piel mientras ella deslizaba sus dedos por mi pelo, fue un impulso, no podía controlarme olía a mi, a mi hembra por el vástago que se gestaba en su interior y mi parte salvaje me exigía que la hiciera completamente mía.
-Lo siento susurré la ver le mordisco, el moratón en su cuello.
-Cuando me trasforme tendrás que mantenerte lejos, solo querré venir y hacerte mía, solo querré convertirte en mi alfa y yo no se si eso pasa si nuestro hijo sobreviviría a las fiebres y la trasformación -se lo advertí porque sabia lo terca que era para todo, prueba de ello que tras preguntarme si sabia algo de Wesh dijo que de encontrarlo podría acompañarnos al norte.
Asentí mirando sus azules, decirle que no pensaba llevarla conmigo hubiera supuesto una discusión épica para la que ni ella ni yo estábamos preparados.
Así que en el ultimo momento me encargaría de que se mantuviera ajena al peligro aunque tuviera que dejarla encerrada en cualquier sitio.
No iba a ponerla en peligro, ni a ella ni a mi hijo, los quería y ahora que la tenia no podía permitirme la idea de perderla.
-No encontré a Wesh, parece que se lo haya tragado la tierra, pero conociéndolo no descarto en absoluto que haya dado con los vikingos.
No es eso lo que mas me preocupa, en breve sucederá el derramamiento de sangre en el campamento gitano donde mi hermano perdió la vida.
Se que Wesh ira, es demasiado insensato para no hacerlo y tendré que impedírselo, cambiar el presente podría traer consecuencias al futuro ¿lo entiendes?
No podía olvidar que era mi hermano, mi sobrino mayor los que perecieron entre las llamas, no podía evitar desear como mi sobrino Wesh salvarlos a ambos, peor era consciente de que no habíamos venido para eso y de que si lo hacia o se lo permitía las cosas podrían acabar con un final mucho peor.
Jugar con la muerte siempre traía consecuencias y esta seria una de ellas de seguro si usando la magia interferíamos ya me avisaron de eso las hechiceras que nos trajeron a este tiempo abriendo el portal en el tiempo.
-Iré esa noche y alejaré de allí a Wesh, algo me dice que ira, lo se.
-De aquí a que nuestra hija sea adulta quizás las cosas cambien, si es la mitad de tenaz y terca que su madre lago me dice que el consejo no podrá negarse a sus propósitos de ocupar mi silla, pero ¿ya me quieres muerto? -bromeé contra sus labios mientras mis dedos le hacían cosquillas y ella se reía muerta de la risa.
Me fije en ella, los celos me consumieron cuando la vi con los cazadores, quería que entendiera que era mía, de ser mi pareja ya la habría marcado y convertido como dicta la tradición pero al estar embarazada la cosa tenia que retrasarse y eso me hacia sentir intranquilo.
De nuevo marqué su cuello con un gruñido, succioné su piel mientras ella deslizaba sus dedos por mi pelo, fue un impulso, no podía controlarme olía a mi, a mi hembra por el vástago que se gestaba en su interior y mi parte salvaje me exigía que la hiciera completamente mía.
-Lo siento susurré la ver le mordisco, el moratón en su cuello.
-Cuando me trasforme tendrás que mantenerte lejos, solo querré venir y hacerte mía, solo querré convertirte en mi alfa y yo no se si eso pasa si nuestro hijo sobreviviría a las fiebres y la trasformación -se lo advertí porque sabia lo terca que era para todo, prueba de ello que tras preguntarme si sabia algo de Wesh dijo que de encontrarlo podría acompañarnos al norte.
Asentí mirando sus azules, decirle que no pensaba llevarla conmigo hubiera supuesto una discusión épica para la que ni ella ni yo estábamos preparados.
Así que en el ultimo momento me encargaría de que se mantuviera ajena al peligro aunque tuviera que dejarla encerrada en cualquier sitio.
No iba a ponerla en peligro, ni a ella ni a mi hijo, los quería y ahora que la tenia no podía permitirme la idea de perderla.
-No encontré a Wesh, parece que se lo haya tragado la tierra, pero conociéndolo no descarto en absoluto que haya dado con los vikingos.
No es eso lo que mas me preocupa, en breve sucederá el derramamiento de sangre en el campamento gitano donde mi hermano perdió la vida.
Se que Wesh ira, es demasiado insensato para no hacerlo y tendré que impedírselo, cambiar el presente podría traer consecuencias al futuro ¿lo entiendes?
No podía olvidar que era mi hermano, mi sobrino mayor los que perecieron entre las llamas, no podía evitar desear como mi sobrino Wesh salvarlos a ambos, peor era consciente de que no habíamos venido para eso y de que si lo hacia o se lo permitía las cosas podrían acabar con un final mucho peor.
Jugar con la muerte siempre traía consecuencias y esta seria una de ellas de seguro si usando la magia interferíamos ya me avisaron de eso las hechiceras que nos trajeron a este tiempo abriendo el portal en el tiempo.
-Iré esa noche y alejaré de allí a Wesh, algo me dice que ira, lo se.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Mis dedos se deslizaban por su brazo de forma lenta en caricias sutiles, sentía su piel ardiendo bajo las yemas de mis dedos y la otra mano enredaba mis dedos en su pelo, mis labios recorrían su cuello dejando pequeños besos y mordiscos en el lugar que le hacían suspirar y que a mí me hacía sonreír por la forma en la que su cuerpo respondía al mío, en la que sentía su piel caliente contra la mía estando tumbada sobre él con su brazo rodeándome, sus dedos descender por mi columna y perderse por todo mi cuerpo regalándome placenteras y tranquilas caricias que me calmaban, que me provocaban leves escalofríos cada vez que cambiaba de lugar. Sabía perfectamente lo que quería al hacerle esa pregunta, claro que mi preocupación no iba alrededor de si no teníamos más hijos, seguramente tuviéramos más de uno, pero lo que me preocupaba era si todos nacían siendo mujeres y no teníamos ningún varón. Podría pasar, en la orden había varios casos en los que solamente habían tenido a niñas, claro que la implicación del padre no era tanto como los que se sentaban en el consejo ni tampoco se trataba del líder de la orden, yo entendía que tenía que tener descendencia masculina, alguien que lo relevara en la siguiente generación y que ocupara su puesto, un puesto que le pertenecería por linaje por ser su hijo... sabía de sobra, porque lo había vivido en mis propias carnes el hecho de no ser aceptada por ser una mujer aun cuando mi padre había pertenecido al consejo, mi preocupación radicaba en eso precisamente y era eso lo que le estaba preguntando.
Lo miré enarcando una ceja sin poder contener las sonrisa cuando dijo que quizás las cosas para cuando ella fuera adulta hubieran cambiando, aunque realmente me extrañaba, y que además si salía igual de terca y tenaz, aparte de obstinada, como lo era yo seguramente ni el mismo consejo se pudiera contener a sus ganas de suceder a su padre, claro que yo no estaba pensando en que ocupara su silla porque él estuviera muerto sino en la implicación de pertenecer por ejemplo al consejo y que de ahí luego pudiera ocupar su silla, pero no, claro que no quería verlo muerto todavía e iba a responderle cuando comenzó a hacerme cosquillas y yo comencé a reír intentando pararlo pero no podía, me conocía demasiado bien, me conocía desde bien pequeña y sabía exactamente dónde debía de ir para hacer que me riera sin parar hasta que él se apiadara de mí. Eso me recordó a un momento de mi infancia donde él estaba en casa, había llegado junto a padre de una reunión y como siempre se acercó a saludarme... más bien, yo corrí para que me cogiera y comenzó a hacerme cosquillas, yo me retorcía por el sofá riéndome intentando que parara pero fue imposible y solo se apiadó de mí cuando vio que no pude más... pues ahora básicamente estaba haciendo lo mismo conmigo, mordí su labio inferior cuando terminó y mis manos recorrieron su torso.
-No estaba pensando exactamente en que te mueras, podrías delegar tu cargo en otra persona, renunciar... –apunté con una sonrisa divertida porque sabía, de sobra, que eso era algo que él jamás haría. Sus labios volvieron a deslizarse por mi cuello y fue entonces que sentí sus dientes mordiéndome, su labio succionando mi piel haciendo que cerrara los ojos y gimiera bajito por ello aferrando la sábana entre mis dedos con fuerza, solo los abrí cuando se separó y repasó con su lengua el lugar que había vuelto a marcar pidiéndome perdón por ello, mis ojos azules subieron hasta sus ámbar para mirarlo fijamente y sonreí de lado negando levemente- no importa –sabía de la naturaleza de los lobos, sabía que deseaba más que nunca marcarme sobre todo ahora que decía que olía a él, a que era suya... los lobos eran demasiado territoriales y protegían lo que era suyo, los marcaban para que nadie pudiera acercarse y sabía por qué lo hacía, es más, en cierto sentido hasta me gustaba el hecho de que era suya. Mis dedos ahora recorrieron sus labios ante su advertencia y lo miré de forma fija, sabía que no me haría daño pero también era cierto que querría marcarme y convertirme y, en el estado en el que me encontraba, no era una buena idea. Entendía su preocupación y por eso fue que llevé mis dedos a su pelo para apartar algunos mechones de su frente y mirarlo de forma fija- te prometo que me mantendré lejos cuando llegue el momento, no creo que pueda resistir la transformación estando embarazada, deberíamos de esperar a tenerlo, esperar un par de meses y estar tranquilos, seguros... pasaré unos días hasta que la transformación se complete y quiero tenerlo todo seguro –lo miré y busqué sus labios para besarlos de forma lenta, entreteniéndome ahora que no teníamos porqué apartarnos, ahora que todo había cambiado- ¿crees que el consejo te va a poner pegas por no transformarme? Más de las que te van a poner, me refiero –dije rodando los ojos- no me gustaría que te pusieran en entredicho y soy consciente de que es la tradición que me conviertas, seguro que te ponen pegas hasta para eso –y más si se trataba de mí, desde que los había desafiado para ellos era como persona non grata. Lo miré cuando habló sobre lo que le sucedió a su hermano cuando perdió la vida en el campamento, en cierto modo yo también estaba preocupada por Wesh, mis dedos se deslizaron con delicadeza por su rostro mientras él parecía perderse en los recuerdos, ya nos habían advertido las hechiceras que algo así podría pasar y seguramente es que él fuera al campamento, conociéndolo era algo que no podría evitar y en cierto sentido no lo culpaba, yo también tendría los mismos pensamientos- siento mucho que lo perdieras, yo era demasiado pequeña como para saber lo que sucedió y no lo supe hasta mucho más tarde, hasta hace apenas un año que me lo contó Wesh –volví a besar sus labios de forma lenta, para mí su sobrino se había convertido en uno de mis mayores apoyos y juntos nos habíamos contado demasiadas cosas- veníamos de un entrenamiento y nos fuimos a beber algo, él bebió demasiado y me lo contó... no es que se arrepintiera de contármelo sino que más bien creo que lo necesitaba, como si fuera algo que le quemara. Entiendo que quiera ir a cambiarlo lo sucedido pero sé, y soy consciente, de que no es lo mejor para ninguno... ni siquiera para él mismo –iba a decirle algo sobre que lo acompañaría pero sabía que, con lo que pasó, lo que él menos querría sería acercarme más al peligro y no pensaba discutir con él- espero que lo encuentres antes de que llegue al campamento –mis labios bajaron por su cuello dejando pequeños besos por el lugar marcando mis dientes, lamiendo la piel que besaba y mordía- ¿sabes? Me imagino la cara que pondrá cuando se entere de lo nuestro... o de que estoy embarazada... estoy segura de que te daría un sermón sobre lo que se debe y no se debe hacer, como tú nos dabas a nosotros –me eché a reír divertida por ello y apoyé mi barbilla en su pecho para mirarle- me pregunto qué pensará mi madre, ¿ella sabía de tus intenciones sobre pedirme en matrimonio? –Enarqué una ceja esperando su respuesta, porque si era así ella jamás me había dicho nada.
Lo miré enarcando una ceja sin poder contener las sonrisa cuando dijo que quizás las cosas para cuando ella fuera adulta hubieran cambiando, aunque realmente me extrañaba, y que además si salía igual de terca y tenaz, aparte de obstinada, como lo era yo seguramente ni el mismo consejo se pudiera contener a sus ganas de suceder a su padre, claro que yo no estaba pensando en que ocupara su silla porque él estuviera muerto sino en la implicación de pertenecer por ejemplo al consejo y que de ahí luego pudiera ocupar su silla, pero no, claro que no quería verlo muerto todavía e iba a responderle cuando comenzó a hacerme cosquillas y yo comencé a reír intentando pararlo pero no podía, me conocía demasiado bien, me conocía desde bien pequeña y sabía exactamente dónde debía de ir para hacer que me riera sin parar hasta que él se apiadara de mí. Eso me recordó a un momento de mi infancia donde él estaba en casa, había llegado junto a padre de una reunión y como siempre se acercó a saludarme... más bien, yo corrí para que me cogiera y comenzó a hacerme cosquillas, yo me retorcía por el sofá riéndome intentando que parara pero fue imposible y solo se apiadó de mí cuando vio que no pude más... pues ahora básicamente estaba haciendo lo mismo conmigo, mordí su labio inferior cuando terminó y mis manos recorrieron su torso.
-No estaba pensando exactamente en que te mueras, podrías delegar tu cargo en otra persona, renunciar... –apunté con una sonrisa divertida porque sabía, de sobra, que eso era algo que él jamás haría. Sus labios volvieron a deslizarse por mi cuello y fue entonces que sentí sus dientes mordiéndome, su labio succionando mi piel haciendo que cerrara los ojos y gimiera bajito por ello aferrando la sábana entre mis dedos con fuerza, solo los abrí cuando se separó y repasó con su lengua el lugar que había vuelto a marcar pidiéndome perdón por ello, mis ojos azules subieron hasta sus ámbar para mirarlo fijamente y sonreí de lado negando levemente- no importa –sabía de la naturaleza de los lobos, sabía que deseaba más que nunca marcarme sobre todo ahora que decía que olía a él, a que era suya... los lobos eran demasiado territoriales y protegían lo que era suyo, los marcaban para que nadie pudiera acercarse y sabía por qué lo hacía, es más, en cierto sentido hasta me gustaba el hecho de que era suya. Mis dedos ahora recorrieron sus labios ante su advertencia y lo miré de forma fija, sabía que no me haría daño pero también era cierto que querría marcarme y convertirme y, en el estado en el que me encontraba, no era una buena idea. Entendía su preocupación y por eso fue que llevé mis dedos a su pelo para apartar algunos mechones de su frente y mirarlo de forma fija- te prometo que me mantendré lejos cuando llegue el momento, no creo que pueda resistir la transformación estando embarazada, deberíamos de esperar a tenerlo, esperar un par de meses y estar tranquilos, seguros... pasaré unos días hasta que la transformación se complete y quiero tenerlo todo seguro –lo miré y busqué sus labios para besarlos de forma lenta, entreteniéndome ahora que no teníamos porqué apartarnos, ahora que todo había cambiado- ¿crees que el consejo te va a poner pegas por no transformarme? Más de las que te van a poner, me refiero –dije rodando los ojos- no me gustaría que te pusieran en entredicho y soy consciente de que es la tradición que me conviertas, seguro que te ponen pegas hasta para eso –y más si se trataba de mí, desde que los había desafiado para ellos era como persona non grata. Lo miré cuando habló sobre lo que le sucedió a su hermano cuando perdió la vida en el campamento, en cierto modo yo también estaba preocupada por Wesh, mis dedos se deslizaron con delicadeza por su rostro mientras él parecía perderse en los recuerdos, ya nos habían advertido las hechiceras que algo así podría pasar y seguramente es que él fuera al campamento, conociéndolo era algo que no podría evitar y en cierto sentido no lo culpaba, yo también tendría los mismos pensamientos- siento mucho que lo perdieras, yo era demasiado pequeña como para saber lo que sucedió y no lo supe hasta mucho más tarde, hasta hace apenas un año que me lo contó Wesh –volví a besar sus labios de forma lenta, para mí su sobrino se había convertido en uno de mis mayores apoyos y juntos nos habíamos contado demasiadas cosas- veníamos de un entrenamiento y nos fuimos a beber algo, él bebió demasiado y me lo contó... no es que se arrepintiera de contármelo sino que más bien creo que lo necesitaba, como si fuera algo que le quemara. Entiendo que quiera ir a cambiarlo lo sucedido pero sé, y soy consciente, de que no es lo mejor para ninguno... ni siquiera para él mismo –iba a decirle algo sobre que lo acompañaría pero sabía que, con lo que pasó, lo que él menos querría sería acercarme más al peligro y no pensaba discutir con él- espero que lo encuentres antes de que llegue al campamento –mis labios bajaron por su cuello dejando pequeños besos por el lugar marcando mis dientes, lamiendo la piel que besaba y mordía- ¿sabes? Me imagino la cara que pondrá cuando se entere de lo nuestro... o de que estoy embarazada... estoy segura de que te daría un sermón sobre lo que se debe y no se debe hacer, como tú nos dabas a nosotros –me eché a reír divertida por ello y apoyé mi barbilla en su pecho para mirarle- me pregunto qué pensará mi madre, ¿ella sabía de tus intenciones sobre pedirme en matrimonio? –Enarqué una ceja esperando su respuesta, porque si era así ella jamás me había dicho nada.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Mis pardos se hundieron en sus dos aceros, ladeé la sonrisa cuando los rodó al preguntarme si el consejo me pondría problemas ¿cuando no lo hacían con respecto a ella?
La tradición lo era todo para los nuestros y según esta cuando una pareja se convertía en marido y mujer y antes de tener descendencia el hombre trasformaba a su esposa si no era ya licantropa.
El bebe siempre tenia que nacer de una loba, eso lo convertía en mas fuerte y si daba la coincidencia que el parto se producía en luna llena, la buenaventura de ese niño estaba garantizada, asi como su fuerza y valor.
En este caso nos habíamos saltado muchos pasos, pero..mi hijo crecía en su vientre y fuera loba o no nacería convirtiéndose en mi heredero en el caso de ser varón.
-No voy a correr ningún riesgo, me da igual lo que el consejo opine, eres mi mujer, es mi hijo y so he de enfrentarme a todos los haré -aseguré mostrado mis ámbar -ademas cuando encontremos la reliquia las cosas se tranquilizaran, estoy seguro -susurré contra sus labios tratando de aliviarla.
Ella como yo intuía que algo malo iba a suceder con Wesh, era demasiado temperamental e irreflexivo como para darse cuenta de que lo mejor era no tocar este tiempo.
Estaba seguro que acudiría para impedir el asesinado de sus padres y hermano y ese seria un error que no pensaba dejarle cometer, ese error no solo le costaría su silla en el consejo si no quizás la vida en ello.
Aun le daba vueltas a eso cuando la siguiente pregunta de Eileen me tensó pro completo, su madre.
¿Sabia que le pensaba pedir matrimonio? Por supuesto, quería que lo hiciera, creo que no.
Nosotros tuvimos una relación, una que no pudo llegar a buen puerto pues en ese momento ascendí convirtiéndome en líder de la orden, apenas tenia tiempo para mi propia vida y menos para una relación, no era le momento y juro que la amaba tanto como ella a mi, pero ...no era posible.
El padre de Eileen se convirtió en su apoyo y con el tiempo surgió el amor entre ambos.
Admito que en un principio me costó asumirlo, después me di cuneta de que sin duda era lo mejor para todos y volvimos a entendernos.
Eileen era idéntica a su madre, supongo que cuando supo que quería desposarla las heridas se removieron, supongo que era complicado para su madre y mas ahora que su padre había muerto, a fin de cunetas yo siempre fui el amor de su vida.. al menos eso creía yo en parte.
Contarle la verdad era algo que nos traería problemas, unos que ahora con mi hijo en su vientre no quería tener, así que me limité a asentir, sonreír y buscar sus labios sin vehemencia con el firme propósito de pasar de puntillas por esa conversación.
Me conocía bien, quizás demasiado como para saber que algo me pasaba pero...
-Te deseo Eileen, cuando volvamos hablaré con tu madre, estoy seguro que le hará feliz la idea de tener un nieto.
La tradición lo era todo para los nuestros y según esta cuando una pareja se convertía en marido y mujer y antes de tener descendencia el hombre trasformaba a su esposa si no era ya licantropa.
El bebe siempre tenia que nacer de una loba, eso lo convertía en mas fuerte y si daba la coincidencia que el parto se producía en luna llena, la buenaventura de ese niño estaba garantizada, asi como su fuerza y valor.
En este caso nos habíamos saltado muchos pasos, pero..mi hijo crecía en su vientre y fuera loba o no nacería convirtiéndose en mi heredero en el caso de ser varón.
-No voy a correr ningún riesgo, me da igual lo que el consejo opine, eres mi mujer, es mi hijo y so he de enfrentarme a todos los haré -aseguré mostrado mis ámbar -ademas cuando encontremos la reliquia las cosas se tranquilizaran, estoy seguro -susurré contra sus labios tratando de aliviarla.
Ella como yo intuía que algo malo iba a suceder con Wesh, era demasiado temperamental e irreflexivo como para darse cuenta de que lo mejor era no tocar este tiempo.
Estaba seguro que acudiría para impedir el asesinado de sus padres y hermano y ese seria un error que no pensaba dejarle cometer, ese error no solo le costaría su silla en el consejo si no quizás la vida en ello.
Aun le daba vueltas a eso cuando la siguiente pregunta de Eileen me tensó pro completo, su madre.
¿Sabia que le pensaba pedir matrimonio? Por supuesto, quería que lo hiciera, creo que no.
Nosotros tuvimos una relación, una que no pudo llegar a buen puerto pues en ese momento ascendí convirtiéndome en líder de la orden, apenas tenia tiempo para mi propia vida y menos para una relación, no era le momento y juro que la amaba tanto como ella a mi, pero ...no era posible.
El padre de Eileen se convirtió en su apoyo y con el tiempo surgió el amor entre ambos.
Admito que en un principio me costó asumirlo, después me di cuneta de que sin duda era lo mejor para todos y volvimos a entendernos.
Eileen era idéntica a su madre, supongo que cuando supo que quería desposarla las heridas se removieron, supongo que era complicado para su madre y mas ahora que su padre había muerto, a fin de cunetas yo siempre fui el amor de su vida.. al menos eso creía yo en parte.
Contarle la verdad era algo que nos traería problemas, unos que ahora con mi hijo en su vientre no quería tener, así que me limité a asentir, sonreír y buscar sus labios sin vehemencia con el firme propósito de pasar de puntillas por esa conversación.
Me conocía bien, quizás demasiado como para saber que algo me pasaba pero...
-Te deseo Eileen, cuando volvamos hablaré con tu madre, estoy seguro que le hará feliz la idea de tener un nieto.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Si algo tenía en claro es que el consejo no pondría buena cara cuando al volver supieran que los dos estábamos juntos, que íbamos a casarnos y que por si fuera poco llevaba en mi vientre al que sería el sucesor de Caleb, el que sería su futuro líder en caso de que naciera varón, pero también estaba convencida de que Caleb les plantaría cara como siempre había hecho cuando se trataba de mi ante el consejo, no era la primera vez que se rebelaba contra todos ellos cuando quise sentarme en esa silla que había ocupado mi padre, se habían negado todos pero él fue el único que me apoyó pese a la negativa del resto, claro que contábamos como ventaja que él era el líder y por mucho que a ellos no les gustara su decisión, y más si me implicaba a mí por el medio, él tenía la última palabra así que por mucho que le pusieran pegas nada frenaría a Caleb de hacer lo que llevaba en mente. Sabía que nos habíamos saltados muchas pautas, muchos pasos que hacían las parejas normales cuando se prometían, él convertía a la mujer en una loba y así su hijo nacería más sano y más fuerte... nosotros sin embargo tendríamos que esperar pero igualmente en el futuro podría convertirse en lobo si se daba la ocasión, o en loba, porque ninguno de los dos nos íbamos a arriesgar en ese sentido. Mis dedos recorrían su pecho mientras lo observaba pensar dubitativo, sabiendo seguramente en lo que estaría pensando y en la evidente preocupación que surcaba su rostro.
Lo conocía demasiado como para saber qué le pasaba en cada momento, lo conocía toda mi vida y cuando ponía ciertas expresiones sabía por qué las estaba poniendo, la de aquel momento por ejemplo era por su sobrino Wesh, temía que fuera a ese campamento y cambiara las cosas de como sucedieron en realidad, lo cierto es que a mí también me tenía preocupada y el hecho de no saber dónde se encontraba tampoco me dejaba muy tranquila, lo conocía y sabía cómo era pero igualmente no podía dejar de sentirme intranquila al no tener noticias suyas, había partido una semana antes y nosotros ya habíamos encontrado a los vikingos y habíamos quedado en ir al norte para intentar recuperar y conseguir aquella reliquia que les habían entregado antes de que consiguieran el orbe. Sabía que eso también le preocupaba sumándole el hecho de que ahora estaba embarazada y seguramente se centraría en protegerme de lo que pudiera pasarme descuidándose más él en la batalla, pero no iba a dejarme atrás en ese sentido, no éramos tanto como quisiéramos y no iba a quedarme de brazos cruzados mientras él estaba en el norte luchando junto a los vikingos, me negaba en rotundo, y aunque encontráramos a Wesh tampoco me quedaría, era una guerrera y no pensaba dejarlos a su suerte. Mis dedos recorrieron su rostro apartando algunos mechones de su pelo.
-Seguro que lo encuentras antes de que llegue al campamento, lo conocemos y sabemos que irá para intentar cambiar las cosas, pero eso quizás pueda afectar de forma negativa todo y cambiarlo por completo. Aunque no lo culpo por querer intentarlo... –mi barbilla seguía apoyada en su pecho, ahora me preguntaba si mi madre también sabría como lo supo mi padre el que él quería pedirme en matrimonio, me había preguntado cómo es que nunca me había percatado de las miradas que pudiera lanzarme, pero es que me había mirado siempre igual o al menos eso creía yo. Yo sí me cuidaba de quedarme mirándolo demasiado fijo o demasiado embobada como para que me pillara no solamente él sino también mi padre, con el tiempo había aprendido a no mostrar ese tipo de miradas y muchas veces cuando llegaba a casa intentaba no quedarme a solas con él para evitar tentaciones de mirarlo como una idiota, también me pregunté si mi padre sabría en algún momento lo que sentía por él pero si lo supo nunca me lo dijo. Vi que se tensó por un momento cuando le hablé sobre mi madre y enarqué una ceja mirándolo esperando a que me respondiera, si se lo había dicho ella jamás me había contado tal cosa y se había callado aun cuando sabía lo que yo sentía por aquel hombre. De hecho había tenido una pelea enorme con ella justo antes de presentarme como voluntaria para ocupar la silla de mi padre, me decía que debía de alejarme de esos mundos y centrarme en lo que debía, cuando le dije que él sería mi maestro montó en cólera diciéndome que ese no era mi lugar y que lo dejara, no entendiendo cómo es que Caleb había aceptado tal disparate y que no pensaba permitir que yo también me fuera en combate como mi padre... podía entenderla, yo era lo único que le quedaba y que le quedaba también en parte de él, pero yo ya había asumido mi destino aunque ahora había cambiado por completo. No me respondió enseguida a mi pregunta sino que simplemente asintió con la cabeza sonriendo- ¿eso es un sí? –Pero ahí sí que no me respondió porque sencillamente acercó sus labios a los míos besándome de manera profunda y sentida que me hizo jadear contra sus labios en mitad de aquel beso y deslizara mis dedos por su rostro y por su barba, pegando pequeños tirones cuando se separó aun rozando mis labios con los suyos. Mis ojos subieron a los suyos cuando me dijo que me deseaba y no pude evitar hacer un mohín ante esas palabras- ¿sólo me deseas? –Pregunté enredando ahora mis dedos en su pelo- ¿eso es lo único que sientes por mí? –Mis labios rozaban los suyos, de alguna forma esperaba oír un “te quiero” de sus labios, que me deseaba era algo que sabía igual que el hecho de que me quería pero... yo se lo había dicho, me había dado vergüenza pero lo había hecho y él sin embargo no me decía absolutamente nada- le alegrará saber que he dejado la orden en ese sentido, discutimos cuando me fui a presentar ante el consejo y luego cuando supo que ibas a ser mi maestro... siempre esperó que lo dejara y en parte la entiendo –mordí de forma suave su labio inferior dejando pequeños mordiscos de forma juguetona- seguro que se alegrará cuando le digamos que va a ser abuela –reí entre dientes imaginándome la cara de sorpresa ante las noticias y luego me moví sobre su cuerpo mirándolo a los ojos- tengo hambre –dije contra sus labios, podría interpretar mis palabras en muchos sentidos y en todos habría acertado- ¿por qué no traes algo para comer y alimentas a tu mujer y a tu hijo? Me apetece también algo dulce pero quizás te dejo a ti para el final –mis labios buscaron los suyos para fundirnos en un beso para luego separarme y mirarlo esperando a que me trajera algo para comer, después cuando llegara y se metiera de nuevo en la cama no saldríamos de ella por el resto del día, teníamos que descansar y recuperarnos.
Lo conocía demasiado como para saber qué le pasaba en cada momento, lo conocía toda mi vida y cuando ponía ciertas expresiones sabía por qué las estaba poniendo, la de aquel momento por ejemplo era por su sobrino Wesh, temía que fuera a ese campamento y cambiara las cosas de como sucedieron en realidad, lo cierto es que a mí también me tenía preocupada y el hecho de no saber dónde se encontraba tampoco me dejaba muy tranquila, lo conocía y sabía cómo era pero igualmente no podía dejar de sentirme intranquila al no tener noticias suyas, había partido una semana antes y nosotros ya habíamos encontrado a los vikingos y habíamos quedado en ir al norte para intentar recuperar y conseguir aquella reliquia que les habían entregado antes de que consiguieran el orbe. Sabía que eso también le preocupaba sumándole el hecho de que ahora estaba embarazada y seguramente se centraría en protegerme de lo que pudiera pasarme descuidándose más él en la batalla, pero no iba a dejarme atrás en ese sentido, no éramos tanto como quisiéramos y no iba a quedarme de brazos cruzados mientras él estaba en el norte luchando junto a los vikingos, me negaba en rotundo, y aunque encontráramos a Wesh tampoco me quedaría, era una guerrera y no pensaba dejarlos a su suerte. Mis dedos recorrieron su rostro apartando algunos mechones de su pelo.
-Seguro que lo encuentras antes de que llegue al campamento, lo conocemos y sabemos que irá para intentar cambiar las cosas, pero eso quizás pueda afectar de forma negativa todo y cambiarlo por completo. Aunque no lo culpo por querer intentarlo... –mi barbilla seguía apoyada en su pecho, ahora me preguntaba si mi madre también sabría como lo supo mi padre el que él quería pedirme en matrimonio, me había preguntado cómo es que nunca me había percatado de las miradas que pudiera lanzarme, pero es que me había mirado siempre igual o al menos eso creía yo. Yo sí me cuidaba de quedarme mirándolo demasiado fijo o demasiado embobada como para que me pillara no solamente él sino también mi padre, con el tiempo había aprendido a no mostrar ese tipo de miradas y muchas veces cuando llegaba a casa intentaba no quedarme a solas con él para evitar tentaciones de mirarlo como una idiota, también me pregunté si mi padre sabría en algún momento lo que sentía por él pero si lo supo nunca me lo dijo. Vi que se tensó por un momento cuando le hablé sobre mi madre y enarqué una ceja mirándolo esperando a que me respondiera, si se lo había dicho ella jamás me había contado tal cosa y se había callado aun cuando sabía lo que yo sentía por aquel hombre. De hecho había tenido una pelea enorme con ella justo antes de presentarme como voluntaria para ocupar la silla de mi padre, me decía que debía de alejarme de esos mundos y centrarme en lo que debía, cuando le dije que él sería mi maestro montó en cólera diciéndome que ese no era mi lugar y que lo dejara, no entendiendo cómo es que Caleb había aceptado tal disparate y que no pensaba permitir que yo también me fuera en combate como mi padre... podía entenderla, yo era lo único que le quedaba y que le quedaba también en parte de él, pero yo ya había asumido mi destino aunque ahora había cambiado por completo. No me respondió enseguida a mi pregunta sino que simplemente asintió con la cabeza sonriendo- ¿eso es un sí? –Pero ahí sí que no me respondió porque sencillamente acercó sus labios a los míos besándome de manera profunda y sentida que me hizo jadear contra sus labios en mitad de aquel beso y deslizara mis dedos por su rostro y por su barba, pegando pequeños tirones cuando se separó aun rozando mis labios con los suyos. Mis ojos subieron a los suyos cuando me dijo que me deseaba y no pude evitar hacer un mohín ante esas palabras- ¿sólo me deseas? –Pregunté enredando ahora mis dedos en su pelo- ¿eso es lo único que sientes por mí? –Mis labios rozaban los suyos, de alguna forma esperaba oír un “te quiero” de sus labios, que me deseaba era algo que sabía igual que el hecho de que me quería pero... yo se lo había dicho, me había dado vergüenza pero lo había hecho y él sin embargo no me decía absolutamente nada- le alegrará saber que he dejado la orden en ese sentido, discutimos cuando me fui a presentar ante el consejo y luego cuando supo que ibas a ser mi maestro... siempre esperó que lo dejara y en parte la entiendo –mordí de forma suave su labio inferior dejando pequeños mordiscos de forma juguetona- seguro que se alegrará cuando le digamos que va a ser abuela –reí entre dientes imaginándome la cara de sorpresa ante las noticias y luego me moví sobre su cuerpo mirándolo a los ojos- tengo hambre –dije contra sus labios, podría interpretar mis palabras en muchos sentidos y en todos habría acertado- ¿por qué no traes algo para comer y alimentas a tu mujer y a tu hijo? Me apetece también algo dulce pero quizás te dejo a ti para el final –mis labios buscaron los suyos para fundirnos en un beso para luego separarme y mirarlo esperando a que me trajera algo para comer, después cuando llegara y se metiera de nuevo en la cama no saldríamos de ella por el resto del día, teníamos que descansar y recuperarnos.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Re: Pleine Lune {Privado}
Eileen aseguraba estar hambrienta, hambrienta de todo algo que sinceramente dibujo en mi una ensanchada sonrisa que dejaba claro lo complacido que me sentía con el modo en el que iban las cosas.
-Traeré comida para mi hijo y mi mujer, para algo soy el alfa de esta familia -le dije lanzandole un bocado que ella se tomo a risa.
Gateé por su piel para besarla antes de ponerme en pie, calzarme los pantalones nuevamente dispuesto a abandonar la cámara y bajar al restaurante a pedir unos platos que saciaran el hambre de mi esposa.
-yo puedo darte después un postre dulce, si chupas sale leche -le dije señalando mi hombria meintras me reía y ella me lanzaba la almohada con cara de asco.
El buen humor que sentíamos era en este instante visible para los dos, ella había abandonado la idea de pertenecer a la orden y se centraba en ser mi mujer con lo cual no había nada que nos hiciera discutir, que nos enfrentara.
Cuando cerré la puerta dejé escapar el aire de forma lenta, su madre, el tema ese si me preocupaba, apenas había reparado en el, pero ahora dicho por ella, con esa relación tan estrecha que las dos tenían y mas tras la perdida de su padre..no sabia como se lo iba a tomar ella.
Supongo que nunca imagino que el amor de su vida pudiera acabar con su hija, supongo que vernos juntos no iba a gustarle.
Le pedí al padre la mano de Eileen, pero este me dijo que se lo pidiera a su hija, que ella era la que debía tomar la decisión, la bendición de mi amigo la tenia, pero la de su madre, eso era otra cosa.
El problema venia porque ahora me debatía entre seguir mintiéndole en la cara y sonreír cada vez que la nombraba o por ende, entrar con firmeza y confesarle la verdad, que su madre y yo de jóvenes fuimos pareja y que se termino cuando al morir mi hermano ascendí como jefe de la orden.
Decirle que su madre nunca me olvido seria aventurarme demasiado, pero así fue, pues aun casada con su padre...alguna noche me insinuó que seguía amándome.
Nunca jamas paso nada, ella respetaba a mi amigo, también yo, pero...
Pedí en el restaurante un par de platos de carne roja con patatas, ensalada, y dos trozos de tarta de chocolate y con la comanda volví a entrar en la habitación, quizás lo mas sensato seria contar una verdad a medias.
Decirle todo muy por encima saltándome los detalles, así, no podría acusarme de haber mentido llegado el caso.
-Eileen, le dije dejando la bandeja que preparé de comida en su regazo -he de contarte algo -apunté bordeando la cama con mi cena para sentarme a su lado -antes hablabas de tu madre, si sabia que iba a desposarte, ciertamente creo que si, pero quizás el motivo de no contentarlo es porque nosotros, en el pasado, antes de estar con tu padre tuvimos una relación, eramos jóvenes...después cuando se casó con tu padre pues fue la mujer perfecta, que decirte que no sepas de ella. Es una gran mujer y espero bendiga esto...se que se alegrará.
No estaba muy convencido de ello peor ¿que iba a decirle.
-¿te gusta la cena? -pregunté cambiando de tema como si acabara de contarle una cosa intrascendente.
-Traeré comida para mi hijo y mi mujer, para algo soy el alfa de esta familia -le dije lanzandole un bocado que ella se tomo a risa.
Gateé por su piel para besarla antes de ponerme en pie, calzarme los pantalones nuevamente dispuesto a abandonar la cámara y bajar al restaurante a pedir unos platos que saciaran el hambre de mi esposa.
-yo puedo darte después un postre dulce, si chupas sale leche -le dije señalando mi hombria meintras me reía y ella me lanzaba la almohada con cara de asco.
El buen humor que sentíamos era en este instante visible para los dos, ella había abandonado la idea de pertenecer a la orden y se centraba en ser mi mujer con lo cual no había nada que nos hiciera discutir, que nos enfrentara.
Cuando cerré la puerta dejé escapar el aire de forma lenta, su madre, el tema ese si me preocupaba, apenas había reparado en el, pero ahora dicho por ella, con esa relación tan estrecha que las dos tenían y mas tras la perdida de su padre..no sabia como se lo iba a tomar ella.
Supongo que nunca imagino que el amor de su vida pudiera acabar con su hija, supongo que vernos juntos no iba a gustarle.
Le pedí al padre la mano de Eileen, pero este me dijo que se lo pidiera a su hija, que ella era la que debía tomar la decisión, la bendición de mi amigo la tenia, pero la de su madre, eso era otra cosa.
El problema venia porque ahora me debatía entre seguir mintiéndole en la cara y sonreír cada vez que la nombraba o por ende, entrar con firmeza y confesarle la verdad, que su madre y yo de jóvenes fuimos pareja y que se termino cuando al morir mi hermano ascendí como jefe de la orden.
Decirle que su madre nunca me olvido seria aventurarme demasiado, pero así fue, pues aun casada con su padre...alguna noche me insinuó que seguía amándome.
Nunca jamas paso nada, ella respetaba a mi amigo, también yo, pero...
Pedí en el restaurante un par de platos de carne roja con patatas, ensalada, y dos trozos de tarta de chocolate y con la comanda volví a entrar en la habitación, quizás lo mas sensato seria contar una verdad a medias.
Decirle todo muy por encima saltándome los detalles, así, no podría acusarme de haber mentido llegado el caso.
-Eileen, le dije dejando la bandeja que preparé de comida en su regazo -he de contarte algo -apunté bordeando la cama con mi cena para sentarme a su lado -antes hablabas de tu madre, si sabia que iba a desposarte, ciertamente creo que si, pero quizás el motivo de no contentarlo es porque nosotros, en el pasado, antes de estar con tu padre tuvimos una relación, eramos jóvenes...después cuando se casó con tu padre pues fue la mujer perfecta, que decirte que no sepas de ella. Es una gran mujer y espero bendiga esto...se que se alegrará.
No estaba muy convencido de ello peor ¿que iba a decirle.
-¿te gusta la cena? -pregunté cambiando de tema como si acabara de contarle una cosa intrascendente.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Sonreí mirando a Caleb cuando dijo que traería la comida y le mordí el labio tras dejar un beso en estos mientras me quedaba tumbada en la cama y lo miraba vestirse sin perder detalle de cómo se vestía ni detalle alguno de su cuerpo. Me mordí el labio contemplándolo y le tiré un cojín poniendo cara de asco por sus palabras mientras él se reía por mi cara y se iba hacia la puerta para cumplir con mi petición de que trajera algo de comer. Cuando cerró la puerta me quedé tumbada en ella durante unos segundos y cerré los ojos apoyando mi rostro contra la almohada donde había estado él, el lugar tenía su esencia y jadeé al darme cuenta de que notaba su olor con mayor intensidad. Me quedé tumbada boca arriba y mi mano por inercia se fue a mi vientre donde se gestaba nuestro hijo, aún me costaba creérmelo todavía... estaba embarazada, y no solo eso, sino que lo estaba del hombre por el que había amado durante tantos años. Era algo increíble y ni en miles de fantasías habría podido imaginar algo así como lo que estaba pasando en esos momentos. Íbamos a tener a un hijo, o a una hija, que sería nuestro descendiente y en un futuro ocuparía el puesto de su padre en el consejo, un hijo de los dos... sabía que nos habíamos saltado muchísimos pasos en cuanto a reglas, normas y tradiciones se refería en cuanto a la orden pero... el amor es así, y aunque ninguno de los dos habíamos planeado que me quedara embarazada no nos íbamos a echar hacia atrás, íbamos a tenerlo, a criarlo y sacarlo a delante y sinceramente me importaba más bien nada, o poco, lo que pudiera decir el consejo sobre esto. Me preocupaba que se lanzaran contra Caleb y lo acusaran, a mí no podían meterme mucha mano porque no pertenecía a la orden pero a él, siendo el líder, sí que podían hacerlo. Pues pensaba defenderlo con uñas y dientes si hiciera falta, ahora que por fin lo tenía no iba a dejar que me separaran de él, ni muerta.
Me puse un camisón para no pasar algo de frío mientras lo esperaba y mis ojos se dirigieron hacia la puerta en cuanto entró por ella con dos bandejas para ambos, se acercó dejando la mía sobre mis piernas y miré el contenido, había traído hasta un trozo de tarta que tenía una pinta deliciosa y se me hacía la boca agua tan solo de mirarla, tenía todo muy buena pinta. Subí mis ojos antes de empezar a comer para mirarlo cuando me llamó por mi nombre viendo como se sentaba a mi lado, por la cara que traía sabía que pasaba algo, de hecho lo había sabido antes incluso de que saliera de la habitación porque conocía cada gesto de aquel hombre y su significado, pero simplemente no quise presionarlo. Aparté un mechón rebelde de mi pelo tras mi oreja y lo miré esperando que me dijera que era aquello que le preocupaba y que le rondara la cabeza. Sacó el tema de mi madre y no supe muy bien por qué lo hacía, mi madre era consciente de mis sentimientos hacia aquel hombre y estaba convencida de que se alegraría cuando supiera que no solo íbamos a desposarnos, sino que también estaba embarazada. Eso eliminaba de un plumazo las opciones sobre que perteneciera a la orden, así que dudaba que hubiera problema alguno... así que me mantuve callada esperando que dijera qué era lo que le preocupaba.
Si lo hubiera tenido que adivinar, jamás lo habría hecho. Lo escuché palabra por palabra y ciertamente me costaba asimilar lo que me estaba diciendo. Mi boca se abrió ligeramente mientras hablaba y dejé los cubiertos sobre la bandeja sin apartar mis ojos de los suyos. ¿Mi madre y él... juntos? Aquello fue como si me golpearan con un martillo en la cabeza y ni siquiera pude reaccionar durante unos segundos tratando de asimilar lo que me estaba diciendo. Decía que había sido cuando eran jóvenes cuando habían mantenido dicha relación, antes de que mi madre estuviera siquiera con mi padre pero... aparté la vista hacia otro lado al darme cuenta de que, de algún modo, las dos habíamos estado con el mismo hombre. De hecho me hacía pensar en más cosas que solamente en esa, mi madre y yo éramos idénticas... más bien yo era idéntica a ella, ¿qué me hacía pensar que cuando estaba conmigo no pensaba en ella? ¿Era demasiado injusto que se me pasaran aquellas preguntas por la cabeza, esas dudas? Quiso cambiar de tema preguntado sobre si estaba buena la comida pero ni la había tocado, mi mente solo estaba en esas palabras que me había dicho. Podría habérselo callado, podría haberlo dejado estar y yo jamás me hubiera enterado de ello... sin embargo me lo contaba y aunque se lo agradecía eso no quitaba mis dudas. Tenía muchas preguntas y quería respuestas.
—¿Cuánto tiempo estuviste con ella? –Fue la primera pregunta que lancé, aunque miraba la bandeja y no lo miraba a él- ¿por qué lo dejasteis? –Quizás no fuera importante para él, pero quería saber si lo dejaron por algún motivo en especial o porque mi madre comenzó a amar a mi padre- ¿la sigues queriendo? Dime Caleb, a quien ves cuando me tienes delante, o cuando me besas... ¿es a mi madre, o es a mí? –Alcé mis ojos para mirarlo y escuchar todas y cada una de sus respuestas, necesitaba saberlo aun cuando quizás estuviera siendo un poco injusta, él nunca me había dicho un “te quiero” aunque sí había demostrado que le gustaba, pero mi parecido con mi madre justo cuando ellos estuvieron juntos.... me hacía dudar de todo en esos momentos. Se me había quitado hasta el hambre en esos momentos y aparté la bandeja hacia un lado sin ganas de comer nada, tenía el estómago cerrado porque algo me decía que la cosa no era tan sencilla como él me lo había pintado- sé que me ocultas algo, y prefiero enterarme ahora y no con el tiempo. Si me vas a dar el golpe que sea todo en uno, puedo soportar eso que no en pequeñas dosis.
Me puse un camisón para no pasar algo de frío mientras lo esperaba y mis ojos se dirigieron hacia la puerta en cuanto entró por ella con dos bandejas para ambos, se acercó dejando la mía sobre mis piernas y miré el contenido, había traído hasta un trozo de tarta que tenía una pinta deliciosa y se me hacía la boca agua tan solo de mirarla, tenía todo muy buena pinta. Subí mis ojos antes de empezar a comer para mirarlo cuando me llamó por mi nombre viendo como se sentaba a mi lado, por la cara que traía sabía que pasaba algo, de hecho lo había sabido antes incluso de que saliera de la habitación porque conocía cada gesto de aquel hombre y su significado, pero simplemente no quise presionarlo. Aparté un mechón rebelde de mi pelo tras mi oreja y lo miré esperando que me dijera que era aquello que le preocupaba y que le rondara la cabeza. Sacó el tema de mi madre y no supe muy bien por qué lo hacía, mi madre era consciente de mis sentimientos hacia aquel hombre y estaba convencida de que se alegraría cuando supiera que no solo íbamos a desposarnos, sino que también estaba embarazada. Eso eliminaba de un plumazo las opciones sobre que perteneciera a la orden, así que dudaba que hubiera problema alguno... así que me mantuve callada esperando que dijera qué era lo que le preocupaba.
Si lo hubiera tenido que adivinar, jamás lo habría hecho. Lo escuché palabra por palabra y ciertamente me costaba asimilar lo que me estaba diciendo. Mi boca se abrió ligeramente mientras hablaba y dejé los cubiertos sobre la bandeja sin apartar mis ojos de los suyos. ¿Mi madre y él... juntos? Aquello fue como si me golpearan con un martillo en la cabeza y ni siquiera pude reaccionar durante unos segundos tratando de asimilar lo que me estaba diciendo. Decía que había sido cuando eran jóvenes cuando habían mantenido dicha relación, antes de que mi madre estuviera siquiera con mi padre pero... aparté la vista hacia otro lado al darme cuenta de que, de algún modo, las dos habíamos estado con el mismo hombre. De hecho me hacía pensar en más cosas que solamente en esa, mi madre y yo éramos idénticas... más bien yo era idéntica a ella, ¿qué me hacía pensar que cuando estaba conmigo no pensaba en ella? ¿Era demasiado injusto que se me pasaran aquellas preguntas por la cabeza, esas dudas? Quiso cambiar de tema preguntado sobre si estaba buena la comida pero ni la había tocado, mi mente solo estaba en esas palabras que me había dicho. Podría habérselo callado, podría haberlo dejado estar y yo jamás me hubiera enterado de ello... sin embargo me lo contaba y aunque se lo agradecía eso no quitaba mis dudas. Tenía muchas preguntas y quería respuestas.
—¿Cuánto tiempo estuviste con ella? –Fue la primera pregunta que lancé, aunque miraba la bandeja y no lo miraba a él- ¿por qué lo dejasteis? –Quizás no fuera importante para él, pero quería saber si lo dejaron por algún motivo en especial o porque mi madre comenzó a amar a mi padre- ¿la sigues queriendo? Dime Caleb, a quien ves cuando me tienes delante, o cuando me besas... ¿es a mi madre, o es a mí? –Alcé mis ojos para mirarlo y escuchar todas y cada una de sus respuestas, necesitaba saberlo aun cuando quizás estuviera siendo un poco injusta, él nunca me había dicho un “te quiero” aunque sí había demostrado que le gustaba, pero mi parecido con mi madre justo cuando ellos estuvieron juntos.... me hacía dudar de todo en esos momentos. Se me había quitado hasta el hambre en esos momentos y aparté la bandeja hacia un lado sin ganas de comer nada, tenía el estómago cerrado porque algo me decía que la cosa no era tan sencilla como él me lo había pintado- sé que me ocultas algo, y prefiero enterarme ahora y no con el tiempo. Si me vas a dar el golpe que sea todo en uno, puedo soportar eso que no en pequeñas dosis.
Eileen Indrisler- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2017
Re: Pleine Lune {Privado}
Sus ojos bajaron a la bandeja, supe en ese preciso instante que mis palabras acababan de desatar el desastre y empecé a plantearme si había sido acertado confesar la verdad, una que no iba a llevarnos a ninguna parte.
Lo hice porque no quería mentir a mi prometida, a la madre de mi vástago, pero por otro lado ¿como demonios hacerlo para que entendiera esto que le estaba contando?
En su estado posiblemente esto iba a tomarlo mucho pero. Sus preguntas retumbaron en mi cabeza.
¿Cuanto tiempo estuviste con ella?
Dejé escapar el aire de forma pesada mientras llevaba mi mano hasta la suya para enredar nuestros dedos, yo no quería discutir.
-Estuvimos cerca de cinco años, tu padre era un amigo, siempre quiso a tu madre pero ella estaba conmigo, la quería, me quería y hablamos muchas veces de futuro. Mi hermano murió, toda la responsabilidad de la orden cayó sobre mis hombros, yo no estaba preparado para tanta responsabilidad, no podía tener la cabeza en otra cosa que el bien común y para eso …
Hice una pausa tratando de ver como decirlo con tacto.
-Cada vez llegaba mas tarde a casa, tu madre quería un futuro, boda, hijos, no podía darle nada de eso, no en ese momento, así que hice lo único que creí mejor para ambos, ella podría rehacer su vida, ser madre, sentirse amada por un hombre que no la llenara de ausencias y yo podría centrarme en mi única obligación.
En ese entonces me quedé con un niño pequeño que necesitaba de sus padres y no los tenia, mi vida era un caos y por contra tenia que fingir que todo lo tenia controlado para que no se derrumbara la orden, hice lo que tuve que hacer y no me arrepiento.
Se que mis palabras no le iban a gustar, pero quería la verdad y esa era la que le estaba dando.
-Después tu padre y tu madre se enamoraron, se casaron, te tuvieron y yo me convertí en su amigo, dejé de ser su amante.
Tu madre siempre respetó a tu padre, tu madre es una gran mujer.
“¿la sigues queriendo? Dime Caleb, a quien ves cuando me tienes delante, o cuando me besas... ¿es a mi madre, o es a mí
Medité esa pregunta, era complicada de responder.
-Tu madre y yo nos quisimos mucho, es mas, aun casada con tu padre yo seguí amándola, no fue fácil para mi esa decisión tomada, pero se que fue lo correcto.
Te quiero Eileen, estoy enamorado de ti, te veo a ti, aunque es cierto que en muchos gestos la veo a ella, es una pregunta complicada, porque solo he estado enamorado de dos mujeres y sois ambas.
Lo mio con tu madre termino, estoy aquí, contigo, vamos a tener un hijo ¿crees que no estoy seguro de amarte? Iba a pedir tu mano antes de todo esto.
“sé que me ocultas algo, y prefiero enterarme ahora y no con el tiempo. Si me vas a dar el golpe que sea todo en uno, puedo soportar eso que no en pequeñas dosis.
Negué cuando elevó sus azules en busca de mis pardos.
-Tu madre siempre ha sentido algo por mi, cuando tu padre murió...estaba sola y ..no se...es personal entre nosotros, no creo que sinceramente esto nos ayude.
Te quiero a ti, eso debería bastar y tu madre es una mujer fuerte e inteligente que entenderá que tu felicidad y la mía pasa por estar juntos, se alegrará de tu embarazo y se convertirá en una gran abuela -le aseguré besando su hombro -come, por favor.
Lo hice porque no quería mentir a mi prometida, a la madre de mi vástago, pero por otro lado ¿como demonios hacerlo para que entendiera esto que le estaba contando?
En su estado posiblemente esto iba a tomarlo mucho pero. Sus preguntas retumbaron en mi cabeza.
¿Cuanto tiempo estuviste con ella?
Dejé escapar el aire de forma pesada mientras llevaba mi mano hasta la suya para enredar nuestros dedos, yo no quería discutir.
-Estuvimos cerca de cinco años, tu padre era un amigo, siempre quiso a tu madre pero ella estaba conmigo, la quería, me quería y hablamos muchas veces de futuro. Mi hermano murió, toda la responsabilidad de la orden cayó sobre mis hombros, yo no estaba preparado para tanta responsabilidad, no podía tener la cabeza en otra cosa que el bien común y para eso …
Hice una pausa tratando de ver como decirlo con tacto.
-Cada vez llegaba mas tarde a casa, tu madre quería un futuro, boda, hijos, no podía darle nada de eso, no en ese momento, así que hice lo único que creí mejor para ambos, ella podría rehacer su vida, ser madre, sentirse amada por un hombre que no la llenara de ausencias y yo podría centrarme en mi única obligación.
En ese entonces me quedé con un niño pequeño que necesitaba de sus padres y no los tenia, mi vida era un caos y por contra tenia que fingir que todo lo tenia controlado para que no se derrumbara la orden, hice lo que tuve que hacer y no me arrepiento.
Se que mis palabras no le iban a gustar, pero quería la verdad y esa era la que le estaba dando.
-Después tu padre y tu madre se enamoraron, se casaron, te tuvieron y yo me convertí en su amigo, dejé de ser su amante.
Tu madre siempre respetó a tu padre, tu madre es una gran mujer.
“¿la sigues queriendo? Dime Caleb, a quien ves cuando me tienes delante, o cuando me besas... ¿es a mi madre, o es a mí
Medité esa pregunta, era complicada de responder.
-Tu madre y yo nos quisimos mucho, es mas, aun casada con tu padre yo seguí amándola, no fue fácil para mi esa decisión tomada, pero se que fue lo correcto.
Te quiero Eileen, estoy enamorado de ti, te veo a ti, aunque es cierto que en muchos gestos la veo a ella, es una pregunta complicada, porque solo he estado enamorado de dos mujeres y sois ambas.
Lo mio con tu madre termino, estoy aquí, contigo, vamos a tener un hijo ¿crees que no estoy seguro de amarte? Iba a pedir tu mano antes de todo esto.
“sé que me ocultas algo, y prefiero enterarme ahora y no con el tiempo. Si me vas a dar el golpe que sea todo en uno, puedo soportar eso que no en pequeñas dosis.
Negué cuando elevó sus azules en busca de mis pardos.
-Tu madre siempre ha sentido algo por mi, cuando tu padre murió...estaba sola y ..no se...es personal entre nosotros, no creo que sinceramente esto nos ayude.
Te quiero a ti, eso debería bastar y tu madre es una mujer fuerte e inteligente que entenderá que tu felicidad y la mía pasa por estar juntos, se alegrará de tu embarazo y se convertirá en una gran abuela -le aseguré besando su hombro -come, por favor.
Caleb Montoya- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/05/2017
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