El reencuentro se forja a base de alcohol y fuego. (privado)

Hacia unos años que mi camino se había separado del de la bruja, la ultima vez que vi a Elora fue un día antes de su boda, nos tomamos unas cerveza y le di el regalo de bodas, un colgante en forma de brújula que marcaba la dirección exacta de mi castillo en el norte.
Cuando un mensajero llego en su nombre con una carta sellada por Elora no pude creerlo, aunque admito me apetecía volver a reencontrarme con ella.
Mucho habíamos pasado juntos desde que nos conocíamos y no se podía decir que todos nuestros encuentros habían resultado especialmente tranquilos.

Devolví el mensaje para que le llegara cuanto antes, en un mes Elora vendría al norte en un viaje mas de negocios que de placer, pero no había dudado sacar algo de tiempo para reencontrarse conmigo.
Le aseguré que estaría a los pies de la rampa del puerto esperándola cuando su embarcación atracara y que yo mismo le haría de guía por las mejores tabernas norteñas.


Llegaban las luces anaranjadas del ocaso cuando Elora hacia aparición en el puerto, corrió como una niña ilusionada a mis brazos y yo la alcé abrazándola con entusiasmo.
-Así vienes al norte -apunté entre risas mirando el vestido que lucia la bruja – ¿has venido así de guapa para mi? -bromeé quitándome la capa de pieles curtidas de los hombros para dejarla caer sobre los ajenos.
-Tranquila pronto entraremos en calor, lo que se sirve aquí si es alcohol y no esa mierda que tomábamos en París – le aseguré rodeando su cintura con mi mano para arrastrarla pasando las aduanas sin necesidad de hacer papeleo alguno.

Me despedí de dos de los hombres que me acompañaban, quedándome así a solas con la bruja. Sobre el negro corcel cruzamos parte de la ciudad hasta llegar a una taberna muy distinta a las parisinas.
La fachada mucho mas rustica y hecha en piedra tenia sobre el dintel de su puerta un madero cortado en forma rectangular con la palabra taberna pintada con pintura roja.
Entramos, la chimenea calentaba el ambiente, era ruidosa, varios barriles repartidos a modo de mesas y unos taburetes alrededor.
Muchos vikingos bebiendo hidromiel que no se estaban quietos, jugaban a los dardos contaban sus gestas entre gritos incluso alguna pelea que otra que terminaba al final en nada.

Saludé a unos cuantos de los que conocía, les presenté a la bruja y finalmente acabamos tomando asiento frente a la lumbre con sendas jarras de hidromiel frente a nosotros.
-¿que me cuentas bruja? Hace mucho que no te veo ¿a cuantos has mandado ya al infierno? -pregunté entre risas llevándome la jarra a los labios dándole un buen trago.
Mis ojos la miraban por encima del cristal de la jarra esperando alguno de sus mordaces comentarios.

—Pues vengo como me da la gana, para variar!! jajajajaj. Me alegro tanto de verte!!! Eh! has sacado tripa!! el matrimonio y el norte te están volviendo perezoso y gordinflón.— le pellizqué los inexistentes michelines.

Viajé al norte en busca de uno de los cien ingredientes que necesitaba para el conjuro de longevidad de Aletheia. Me había pedido ayuda para alargar su vida, ya que su marido (mi padre) y su hijo eran licántropos y ella moriría en la mitad de tiempo que ellos. Entendía su punto de vista. Xaryne y yo habíamos aceptado que moriríamos como cualquier mortal cuando la Parca viniese a buscarnos, pero permaneceríamos juntas en la eternidad. Podía entender el punto de vista de mi "madrastra", que tenía casi mi misma edad. Necesitaba ni más ni menos que media onza de polvo de un cuerno de mamut, y sólo se conservaban algunos ejemplares en los glaciares noruegos.

— ¿Cuántos hijos tienes ya? he perdido la cuenta...mira, esta es Arya, tiene casi 2 años y es preciosa...como tú me diste calabazas tuve que buscarme un grandullón guapetón que me diera un meneo.— abrí el medallón que llevaba al cuello y se lo enseñé; había dos pequeñas pinturas, la inconfundible Xaryne y la de una niña de ojos azules inmensos y oscura cabellera. Olisqueé la hidromiel del vaso y puse una mueca rara.— ahora entiendo muchas cosas...ya sé por qué esto no te funciona muy bien...— esbocé una enorme sonrisa señalándome la cabeza, haciendo alusión a que aquella bebida norteña te dejaba gilipollas.

Lo cierto es que lo de Arya no fue del todo buscado, pero claro, tras cada uno de mis pasos siempre había ese elemento de caos que me perseguía, y esa vez casi pierdo a Xaryne por aquel enfado en el que rompí los frascos del hechizo y me poseyó un espíritu que me llevó a hacer lo que hice. Pero no me arrepentía, es más, la niña quería a Xar de una forma alucinante. No me cabía duda de que sería más como ella que como yo. Eso si, con una niña nos plantábamos, no iba a tentar la suerte de pedirle más hijos a Xar, bastante había pasado ya la pobre, Arya cubría todos mis instintos maternales, y en caso de querer más, adoptaríamos alguno del orfanato, así lo habíamos pactado.

La bruja siempre tan mordaz buscaba haciéndome reír a carcajadas los michelines inexistentes de mi vientre.
Mis dedos acortaron la distancia tirando de su taburete para tenerla mas cerca, mis pardos se hundieron en sus ojos verduscos.
-Se te ve bien -apunté repasándola de arriba a bajo -al parecer a ti el matrimonio no te ha puesto michelines que pellizcar -bromeé dando un nuevo sorbo de la jarra -¿no me habrás echado alguna pócima de esas que nos vinculan o nos llevan a otro tiempo? -pregunté echándome a reír a carcajadas.

Enarqué una ceja cuando dijo lo de la hidromiel.
-Gilipollas te deja eso verde que bebes bruja ¿absenta? -hice una pausa poniendo cara de diversión recordando ese te que hacia y los colocones que pillábamos en la azotea – tenias que haber traído te para ver dragones -apunté entre risas golpeando su frente con dos de mis dedos -que no piensas ¿o ahora que eres madre has dejado las locuras solo para Xar?

Me encogí de hombros ante su pregunta, no quería amargar la única noche que teníamos hablándole de mis problemas conyugales, así que me limité a decir que tenia dos hijas omitiendo el reciente embarazo de mi mujer.
Era una historia larga, había sido violada y huyo de mi lado ocultandomelo, así que cuando regresó seis meses después poco podía hacer.
En breve nacería ese bastardo que seria la mancha en mi apellido.
-De momento Odin solo me ha dado dos hijas, una de ellas es una oráculo, tiene el carácter infernal de su madre y la verdad es clavada a ella. La otra se llama Fio y es idéntica a mi, tendrías que verla sacudir la espada -apunté guiñándole un ojo -claro que tu ya las conoces.

Negué riéndome al decirme que yo le di calabazas y que se tuvo que buscar a otro maromo.
-¿aun conserva la cabeza sobre los hombros o tu cazadora ya se la a arrancado de cuajo?
Era cierto que Elora en uno de esos ataques de verdad en medio de una borrachera me pidió que colaborara para darle un hijo pero ni era el momento para ella ni para mi tampoco.
Nuestras vidas estaban ligadas a las de otras personas y eramos amigos, joderla era absurdo.

No negaré esa atracción que siempre sentí por lela, seria de necios pero...mi vida estaba ligada a la mujer que quería, como la suya a la de su alma gemela.
-No era nuestro tiempo -apunté con una ladeada sonrisa -¿es bruja tu hija? -pregunte dando otro trago de la jarra.

— Pues claro...¿creías que Odín es tonto? eres tan sumamente cansino gastándole el nombre, que el viejo dios de Asgard ha decidido darte tu merecido rodeándote de mujeres infernales que te hagan la vida imposible. ¿No querías Valquirias? pues apechuga, ahora tienes 3 dándote por saco.

Empinó el cuerno que le pasó Höor y se bebió un buen trago, pero su paladar se había vuelto fino con eso de ser una rica parisina y le gustaba más el vino blanco que los mejunjes alcohólicos destilados de todo tipo de cosas que pudieran fermentar.

— Pues no sé si Arya es bruja, es pronto para saberlo, su aura está indefinida. Su padre es un licántropo, y mantiene la cabeza sobre los hombros porque no le he dicho a nadie quién es, ni siquiera a Xar. Especialmente a Xar.— corrigió.— el día que lo conozca, no me cabe duda que lo matará, y el pobre hombre no ha hecho nada. Bueno, nada de nada... es un licántropo loco, caníbal y con dos...— señaló las partes nobles de Höor. Cuando vio la expresión del moreno se encogió de hombros y puso gesto de "¿y qué quieres que haga yo?".— eh! estaba poseída por un espíritu que lo buscaba y ... en fin.

Le restó importancia con un gesto de la mano. Sonrió al recordar algunas de las cosas más heavys que le habían pasado junto al noruego, porque tenían para escribir un libro.

— ¿Crees que la Elora y el Höor de aquel futuro habrán rehecho sus vidas? a veces lo pienso y es extraño porque éramos tú y yo y a la vez no lo éramos...Creo que será mejor no abusar del té de setas mágicas porque somos muy propensos a liarla parda. Con nuestra suerte...puede pasar cualquier cosa.

Me eche a reír cuando señalo mi hombría para hacer mención a lo que encontraba en el lobo ese que la había dejado preñada.
Negué entre risas empinando el codo para vaciar el cuerno y pedí a la posadera que volviera rellenarlo mientras la bruja y yo bromeábamos sin parar recordando la cantidad de “aventuras” que habíamos vivido desde el día que nos conocimos en aquella vieja tienda de reliquias.

Los jarras se iban vaciando, los dos nos reíamos sin parar si no por una ocurrencia por la otra mientras nos tocábamos como de costumbre haciéndonos rabiar el uno al otro, pues siempre mantuvimos mucha cercanía, eramos grandes amigos y la distancia de estos años parecía haber quedado reducida a la nada ahora que de nuevo estábamos juntos.
-A saber que será de ese futuro, tendríamos que volver para ver que ha pasado -reí malicioso -yo apuesto a que te habré hecho ya mínimo un par de hijos -bromeé riéndome sin parar por la cara que ponía -admitamos que se daban el lote bien cuando abandonamos esa realidad -apunté borracho y desinhibido  -¿o no bruja?

Se me pasó una idea por la cabeza,tire de su cintura acercándola mas a mi para susurrar en su oído.
-¿y si volvemos? -pregunté con una ladeada sonrisa -apostemos y a bien que de los dos tiene razón, volvemos como meros observadores, vemos que ha pasado y antes de que acabe la noche volvemos a nuestra realidad a seguir con nuestro trabajo de padres y esposos.

Podía ver como la mirada de la bruja centelleaba contra la mía, siempre acabábamos liandola juntos y ahora borrachos esto podía terminar en desastre, pero a mi no me vendría mal una noche sin preocupaciones en la que olvidara mi propia realidad para observar la de otro y creo que Elora también necesitaba un poco de acción aunque no lo reconociera.
-Después prometo ayudarte con la búsqueda del ingrediente ese -dije ladeando la sonrisa mientras alzaba mi mano como si fuera un juramente y explotaba en carcajadas cuando esta me pegó un puñetazo en el pecho para que dejara de mirarla así.

La perspectiva de regresar a ese futuro donde Xaryne no existía no me alentaba lo más mínimo. Jamás había sentido tanto dolor como cuando viajamos en el tiempo con el hechizo Temporis. Esa Elora era un fantasma, un reflejo barato y roto de lo que yo era ahora. Estaba feliz, tenía a la mujer de mis sueños a mi lado, nuestra hija Arya llenaba de luz cada rincón oscuro de mi alma y su padre no había dado señales de querer participar en su vida, así que todo bajo control y correcto.

¿Para qué querría yo volver a ese tiempo donde el dolor nos llenaba y la desesperación nos había llevado a hacer cosas impensables? Pero en parte quería saber qué había sido de nosotros. ¿Habríamos hecho caso a las cartas que les dejamos?

Temporis:

Finalmente no pude evitarlo, cada vez que se juntaba la combinación letal de Höor más alcohol, acabábamos haciendo alguna temeridad. ¿Y por qué no? ese carácter temerario me definía, era una Paine, no pensaba muy bien algunas cosas de las que hacía y así había que quererme. No sé cómo nos las ingeniábamos siempre para acabar liándola, pero sabía que esa sería otra de nuestras locas aventuras. Sonreí y me puse en pie, agarré la mano del noruego y tiré de él hacia el exterior de la taberna.

— Vale... esta vez se supone que debería salir bien, he estado practicando y aunque no he vuelto a viajar en el tiempo, me sé el hechizo de ida y de vuelta. Lo apuntaré aquí por si pierdo la memoria o algo en el proceso, para que podamos regresar.

Hice unos garabatos en un papel y los guardé en mi cartera, ya había sufrido suficientes accidentes mágicos como para no ir algo más preparada. Me agaché y dibujé el pentagrama en el suelo, pronuncié el ritual y puse las manos sobre las de Höor, bajo su piel fluía la energía mágica residual de su madre, tenía algo de magia de oráculo, y esa era la fuente de energía que me había alterado el hechizo la última vez. Pero hoy estaba preparada, así que el aire empezó a distorsionarse y nuestras manos unidas nos mantuvieron a flote cuando el portal nos engulló, trasladándonos a otro tiempo.

Para variar Elora y yo nos embarcábamos en otra de esas aventuras que de normal terminaban en desastre.
Esta vez decía tenerlo todo bien atado, mi magia residual no la pillaría de improvisto, algo que ciertamente me hizo reír, no se si por el alcohol ingerido o porque cada vez que decía eso acabábamos metidos en un lio.
-Intenta por una vez ceñirte a lo que queremos hacer, ir, ver, no tocar nada y volver.
Todo en una noche, mañana buscaríamos el ingrediente y nos despediriamos en el puerto posiblemente hasta de aquí unos años mas.

Los dos teníamos nuestras vidas, la suya feliz al lado de la cazadora y su hija.
La mía aunque atravesando algunos problemas, no la cambiaría por nada, recordé lo mal que lo pasé en ese futuro en el que Valeria moría, una parte de ese Höor se fue con ella y eso me hacia apreciar mas lo que en este tiempo tenia, a ella, a mi mujer que me había dado dos hijas sanas, fuertes.

Con nuestras mano enlazadas fuimos devorados por un vórtice que nos arrojó a otra realidad, al futuro, ese que ya visitamos una vez, uno en que lo habíamos perdido todo pero que sirvió en cierto modo para arreglar nuestro presente.
Caí de golpe en el suelo escupido por el portal.
-Joder -gruñí clavando mi rodilla en el suelo para ponerme en pie ligeramente mareado.
-¡Espera! - rugí mirando mis mano pequeñas, ascendiendo por mis brazos y esa manga farol. Mis pupilas se dilataron, mis ojos se agrandaron y la confirmación se la llevaron mis manos cuando palpé por encima lo que tenia que ser mi cuerpo que por el contrario era el de la maldita bruja que volvía a haberla liado.

Mis, sus, lo que fueran, se clavaron en la mirada sorprendida del que era yo, pero que ahora era ella.
-¡Elora! -rugí desesperado -¿que cojones a pasado? ¡Teníamos que ir la pasado no cambiar de cuerpo!
Ella parecía estar procesando la información que llegaban a sus retinas mientras yo luchaba con esa prenda del demonio que no me dejaba respirar y con esa falda con la que no sabia como podían andar.
Los zapatos eran un imposible, guardar con eso el equilibrio era digno del peor de los entrenamientos.
Una paso y casi me voy de bruces la suelo, así que acabé por lanzarlos a un lado poniendo cara de mala ostia.
-¿dime que esto tiene solución? -traté de decir paciente.
Hasta mi voz era ridícula y estridente. Rugí, bufé, maldije moviéndome descalzo como un animal acorralado.
Cabreado por las veces que mis piernas se enredaban en aquella maldita prenda partí un trozo.

Al caer en el otro lado del tiempo, rodando y me incorporé pensando que me habría golpeado en el hombro...¡Joder! debía tenerlo dislocado y fuera del sitio, porque tocaba un bulto enorme...giré la cara esperando ver el hueso fuera del sitio y sólo vi un hombro redondo, musculado, bajo una camisa negra como la de Höor... ???????
Posé mis manos en las mejillas para frotarme los ojos y noté la barba...¿pero qué....? entonces me giré y me vi a mi misma maldicendo y gruñendo y caminando de forma grotesca. No podía ser...esa no era yo...yo era...¿¿¿Habíamos intercambiando los cuerpos???

— no, no, no!!! esto no puede ser!! el hechizo era el correcto!!! es tu magia!!! es lo que hace que todo salga mal!!! yo... yo no quiero tener esto...— me miré las ingles, bajo los pantalones había algo que me molestaba al caminar. Vi a Höor en mi cuerpo palpar la ropa y le increpé.— ¡¡Eh, no seas cerdo!! saca tus sucias manos de mis tetas!! ya sé que son suaves pero no te atrevas a...— enarqué una ceja y lo miré con cara de estar pensando una maldad. Bajé la mano y la metí por la cinturilla del pantalón, palpando todo lo que había por allí abajo.— sólo tienes una...pero no está mal.— Estallé en carcajadas. Aquello era surrealista.— de todos los malditos cuerpos que podía haber invadido he ido a parar al tuyo!!! esto es de chiste!!. Dios...¿qué te he hecho? por lo menos me podrías haber enviado al cuerpo del puto rey de Francia, no de un vikingo que apesta a castor putrefacto!!!

La bruja se limitaba a descojonarse con la mano en mi paquete, alegando que no estaba mal, como si la situación fuera lo mas cómico que le había pasado en años, algo que ciertamente no descartaba.
-Tócala que crece -mascullé entre dientes con un deje divertido en mi voz -vale, como broma a estado bien ahora devuélveme mi cuerpo bruja -dije dejándome caer al suelo con las piernas abiertas mientras la bruja se reía mas aun por el pose que tenia -¿que? -dije sin entender muy bien porque tanta risa.

Le hubiera lanzado uno de los zapatos a la cabeza a ver si se callaba de una vez, el problema es que de seguro luego seria yo el que tendría que lidiar con el dolor.
Elora dijo que no podía volver a hacer el cambio de cuerpos, como siempre la magia no iba en las direcciones que yo quería y necesitaría algo de tiempo para ver como podía rehacer este entuerto, así que por el momento tendríamos que convivir con esto.
-Claro, para ti es fácil, tienes el cuerpo de un guerrero entrenado ¿que cojones hago yo con esto aparte de tocarle las tetas? -dije llevando mis manos a ellas tratando de aflojar de paso ese corseé que las comprimía y no me dejaba respirar.

Maldije en norteño mil veces tirando de las lazadas como un animal para dejar el corseé flojo y algo desmontado.
Elora seguía muerta de la risa por mis gestos y yo arremangaba la falda andando con las piernas entreabiertas, descalzo y murmurando mas maldiciones a cada paso.
-Dame la espada mujer, que tengas mi cuerpo no quiere decir que sepas usarla.
Esta aflojó los correajes de su pecho incapaz de dejar de reírse y de un tirón se la quité de las manos para colgarla a mi espalda.
Me chafaba las tetas, esto de ser una mujer era Hel en la tierra.
-Vamos a ver que ha sido de nuestros yos y mientras ves pensando como deshacer esto -rugí mirándola fijamente.

Intuía que nuestros “yos” futuros vivirían a caballo entre el castillo y las tierras de París. Así que esperaba que tuviéramos suerte y en este momento estuvieran aquí.

— ¿Cómo cojones podéis andar con esto entre las piernas?.— La bruja caminaba como un pato, entre los pantalones que le parecían de lo más incómodos porque se le clavaban en el culo, y el peso delantero...aquello era un sindiós.— Ah! pues mira ahora entiendes por lo que tenemos que pasar las mujeres con corsé, zapatos de tacón y toda la parafernalia...Höor, no sé como deshacer esto, creo que en uno de mis libros hay algo que habla del cambio de corporeidad, pero no lo tengo aquí, si la otra Elora lo conserva, quizás pueda hacer algo al respecto.

Sacó la espada y comprobó que pesaba, pero con el brazo de su nuevo cuerpo le parecía bastante más ligera. Como era de esperar, se la arrebató argumentando que aunque tuviera cuerpo de guerrero, no sabía usarla. En eso tenía razón. Resopló cuando cayó en la cuenta de algo.

— intenta no ponerte nervioso... ya sabes, como cuando empieza a flotarme el pelo y pongo los ojos en blanco...que ahora tengas magia no significa que sepas usarla.

Como Höor entrase en trance estaban jodidos, porque si ella lo controlaba a medias, él no sabía nada de nada, y además sacarlo de ese estado sería hasta peligroso. Se dirigieron hacia donde Höor supuso que sus "yos" vivirían y tuvieron que hacerlo montando a caballo. La bruja se bajó de un salto cuando llegaron.

— Oye, esto de que estés tan entrenado es genial, no me duele el culo.— por la misma razón a Höor debía dolerle hasta el alma, porque aunque Elora montaba de vez en cuando el caballo que le regaló Xar, no era una gran amazona, y desde que nació Arya, apenas se movía de casa.— ¿y ahora qué hacemos? llamamos al timbre y se mueren del susto? quizás deberíamos avisarles con ua carta o algo...

Enarqué una ceja cuando desmontó de un salto, ni de coña con este vestido podía hacer yo lo mismo, eso por no decir que me dolía el culo, los muslos y la espalda, este cuerpo era una mierda, lo único bueno que tenia es que estaba de muy buen ver, algo que a mi no me valía de nada.
-Me alegro de que estés tan a gustó ahí dentro -dije frunciendo el ceño.

Me dejé caer del lomo del caballo con cuidado, casi me meto una soberana ostia cuando los pies se me enredaron en la falda y perdí el equilibrio, gruñí, bufe y maldije a Elora, a mis dioses y a los suyos mientras la escuchaba decirme que no podíamos llamar a la puerta sin mas.
¿Que no? A estas alturas me importaba una mierda si les daba un infarto, al que le iba a dar algo de seguir aquí dentro metido era a mi.

Me arremangué el vestido andando con las piernas abiertas hacia la puerta mirando a Elora con cara de mala ostia.
-¿que no puedo? -rugí -pues mira.
Ahora entendía porque las mujeres vivían en un eterno cabreo, no era para menos si tenían que lidiar con esto a diario.
Me rasqué la cabeza, me picaban las horquillas esas que llevaban incrustadas como dagas en su cerebro, por Odin, las mujeres eran unas sádicas...entre los corseé que te cortan la respiración, los vestidos inamovibles de telas infernales y los recogidos estos que te atraviesan la cabeza no se como la raza humana no estaba ya extinta.

Fuí a golpear la puerta con los nudillos cuando “Elora futura” la abrió sin mas.
-Pasar, os estábamos esperando -dijo con cierta tensión en su rostro pese a que nuestra estampa sin duda alguna resultaba algo cómica.
Gruñí, entrando por el hueco que dejaba y atravesando el portón de la casa busqué con la mirada un lugar donde poner mi culo.
-La bruja -dije señalando a mi propio cuerpo -necesita un libro para deshacer este entuerto, no preguntes, a sido todo culpa suya.
Elora en mi cuerpo se descojonaba al verme cabreado sin poder evitarlo y yo fruncía mas el ceño porque no sabia que cojones podía hacerle tanta risa mientras me alzaba la falda para acariciarme las nalgas que me dolían la ostia por el intenso galope del caballo.
-Poner el culo mas duro no te iría mal señora Elora -rugí buscando un sofá donde dejar caer mi maltrecho cuerpo.

Nota:
- Elora del futuro: color amarillo
- Höor del futuro: color verde
- Elora del pasado: rosa
- Höor del pasado: azul



En el interior de la casona olía a salvia y lavanda, sin duda por rituales de protección y de buena suerte, también a leña en el fuego y a pintura nueva. Una de las estancias parecía haber sido destrozada por un huracán y la estaban arreglando. En el hall esperaban Elora y Höor, eran ellos mismos pero con diez años más. La Elora del futuro seguía teniendo el mechón blanco en su pelo, encanecido por el dolor y el sufrimiento que tuvo que pasar tras la muerte de Xar, y Höor peinaba algunas canas entreveradas en su negra cabeza. Pero era extraño verse cara a cara con ellos mismos.

La magia flotaba en esa casa, era potente y densa, sabía que una de las gemelas de Höor tenía el Don, y que la propia Elora había avanzado en el dominio de las artes oscuras, pero aún así se notaba una impregnación mágica fuera de lo común, sólo que ella no lo notó porque no estaba en su propio cuerpo, y Höor no podía entender lo que era, tan sólo notaba la desazón.

— Oh! pues mejor así porque esto empezaba a ser muy extraño...necesitamos regresar a nuestros cuerpos. ¿Tienes el Compendio de Rarezas de Slimmerman? creo que fue el monje alemán el que registró el hechizo para regresar las almas a los cuerpos cambiados.— preguntó el pseudo-Höor del pasado a la bruja de pelo blanco.

— sí, desde luego, no sé tú, pero yo jamás destruyo un libro.— a Elora futura contestó y guió a su alter ego hacia el despacho, donde rebuscaron en el libro y prepararon los ingredientes para realizar el hechizo.

— Toma, te vendrá bien si eres yo ahí dentro...— Höor futuro le pasó a la pseudo-Elora un vaso bien cargado de hidromiel.— pero cuidado, que no es tu cuerpo, y lo mismo la emborrachas, que esta mujer no tiene nada de aguante.

— ¿que no tengo aguante? pfff y tú que sabrás!!!...eh!! deja de emborrachar a mi cuerpo, maldita sea!! que luego te quejarás de que no me tengo en pie...— Pseudo-Höor apareció trotando del despacho seguido por Elora.— lo tenemos!! quédate quieto y deja ese vaso.

— Creo que sabe bien el aguante que tienes... bueno, mejor dejemos este tema y procedamos a devolveros vuestros cuerpos.

Las brujas entonaron el ritual, Elora y Höor unieron sus manos y en algun momento del hechizo cayeron inconscientes, pero les duró apenas unos minutos. Al despertar, estaban de vuelta en sus propios recipientes, lo cual era una alivio.

— Que sepas que no va quedar impune la sobada que le has pegado a mis tetas.— la bruja frunció el ceño y apuntó con el dedo a Höor mientras los otros dos se miraba entre ellos negando con la cabeza.— y vosotros dos...¿qué esperabais? es decir!! nosotros somos vostros y al revés...esta combinación nunca ha funcionado!! juando nos juntamos Elora y Höor siempre pasan cosas extrañas y caóticas.

— desde luego...es una tendencia que parece que mantenéis en el futuro.— se miraron entre ellos enigmáticamente.— Realmente... necesitamos vuestra ayuda, por eso os estábamos esperando.

Nos adentramos en el hogar de nuestros “yos futuros” era capaz con ese cuerpo de percibir algo que no entendía, como un ambiente denso, cargado de algo que ni de lejos comprendía
La bruja dentro de mi cuerpo se fue con la futura Elora a buscar un libro que gracias a lso dioses había sido conservado y me sacaría de aquí.

Agradecí la jarra que Höor futuro me paso, iba a necesitar varias de esas para asimilar este trance, pero la voz varonil de Elora gruñendo sobre que no emborrachara su cuerpo me hizo negar frunciendo el ceño y alzar la jarra con un simple “Skol” antes de dar un buen trago relamiendome los labios.

Observé a mi yo futuro, había envejecido pero dentro de esa tristeza que supongo aun lo acompañaba por la perdida de Valeria, la madre de nuestras hijas, parecía haber rehecho su vida con la bruja. La complicidad entre esos dos era fuerte y aunque podía intuir que no todo les iba bien... parecían seguir en pie junto al otro.

Cuando las brujas nos avisaron fuimos hacia el despacho, yo jarra en mano mientras Elora dentro de mi cuerpo volvía a quejarse de que bebiera.
-Cállate bruja -repliqué -y céntrate en el libro.
Nuestros futuros se rieron por como nos hablábamos el uno al otro, era cierto que nuestra complicidad también era grande, en nuestro tiempo amábamos a otras personas pero ambos conectábamos bien como amigos.

Tomamos enlazando nuestras manos y en un momento dado mientras el ritual era entonado caí inconsciente, algo que no duró demasiado.
Cuando abrí los ojos estaba dentro de mi cuerpo, así que de un tirón arrebaté la jarra de la mano de la bruja riéndome por como decía que no me perdonaba lo de las tetas.
-¿Te tengo que recordar donde metiste la mano bruja? -Los dos nos reímos -voy a echarlas de menos -dije señalando sus tetas -tendrás que dejar que te meta mano de vez en cuando.
Todos nos echamos a reír mientras Elora me daba un capón y yo le devolvía un mordisco en el hombro.
-Y a vosotros ¿como os va? Como dice Elora juntos siempre acabamos cagandola y sembrando el caos así que...me intriga saber si en vuestro futuro es igual.

La cara de ambos cambio, Höor futuro rodeó con su brazo a la bruja tirando de su cintura para sentarla a su regazo.
Pude ver la tristeza reflejada en ambos rostros por mucho que uno y otro trataban de fingir lo contrario.
Höor futuro acariciaba a la bruja con sus dedos entrelazados, como si aquello que iban a contarnos, a pedirnos, o sendas cosas les resultara demasiado doloroso.
Fue Höor el que tomo la iniciativa en esta conversación que parecía seria y que cambio mi semblante jocoso por otro con cierta tensión.
-A ver, no se bien como empezar, que sepáis que no os pediríamos esto de haber encontrado otra solución.
Tengo un hijo de dos años, un varón, su nombre es Sirius y posee un gran poder mágico. El problema es la incapacidad que tiene de controlarlo, con cada rabieta, con cada instante en el que se enfada, pone en riesgo al resto de niños que viven en esta casa.

Busqué con la mirada a Elora sin entender
-¿y porque no lo controla Elora? - pregunté.
-En este tiempo, Elora a perdido su poder, ya no es una bruja si no una humana como tu y como yo Höor.
El niño mato a dos hombres al sentirse asediado por la inquisición y ahora lo persiguen, creen que es un monstruo, la reencarnación del demonio en la tierra.

El semblante de Höor futuro iba oscureciéndose con cada palabra -esos malditos cristianos y sus estúpidas creencias. Los mataría yo mismo con mi acero, peor eso como dice Elora, solo acabaría trayéndonos mas problemas y tenemos también que proteger al resto de nuestros hijos.
Rugió cabreado, bufando y esta vez fue Elora la que lo calmo para proseguir ella.

— Abusé de mi poder, no sé qué hice, cuando sucedió...o si simplemente algun ente superior bloqueó mis poderes. La cuestión es que no puedo contrarrestar los de Sirius y la situación es insostenible. No podemos marcharnos de París, hay algo que nos obliga a quedarnos y ... si permanecemos aquí lo capturarán y acabarán con él. Os suplicamos que os lo llevéis a vuestro tiempo. Al menos temporalmente...y si las cosas mejoran aquí... encontraremos la manera de avisaros. Valeska tiene el don de la magia, pero es muy epqueña y necesita desarrollarlo.

La suplica desesperada se reflejaba en los ojos de la bruja. Elora no odía creerlo...¿perder su magia? ¿cómo era eso posible? ahora que estaba en su prpio cuerpo observó el aura de la otra Elora y era verdad, no brillaba como brillaría la de un hechicero, era un aura común, humana. No les pedirian eso si no estuvieran desesperados. Miró a Höor, al de su tiempo. Había dicho que el niño era suyo...¿cómo se lo tomaría Höor? en el presente tenía a Valeria y una bonita familia.

— Yo te ayudaré como pueda...pero no sé ni por donde empezar. En nuestro tiempo Xar y yo tenemos una preciosa niña, se llama Arya y no tiene el don de la magia. Es una larga historia y... La Inquisición también va tras de mi. He hecho algunas cosas que no debería: uní mi alma a la de Xar despues de venir aqui y saber lo que sucedió...invoqué a los Priimgenios, no les hizo mucha gracia. Leif se ha casado y tiene un niño, su mujer es bruja y la he ayudado a hacer algunas cosas algo ilegales para alargar su vida.— volvió sus ojos hacia el noruego. ¿Se quedaría al niño aun a riesgo de que eso afectase a su matrimonio?

La situación era seria, pero de no haber sido absolutamente necesario, no se lo estarían pidiendo. Además sería de forma temporal. Pero si Elora no tenia poderes ¿cómo se las apañarían para contactar con ellos? eso la carcomía. Hasta que Valeska pudiera hacerlo pasarían años. El bienestar de Sirius estaba en sus manos. Elora lo trajo consigo, era un niño de pelo oscuro y ojos azules. ¿A quién se parecería? ninguno de los dos tenía esos ojos. De inmediato le dio un vuelco el corazón y tiró de la manga de Höor.

— no podemos dejarlo!! si aquñi no está a salvo, tendremos que arriesgarnos.

Veía desesperación en los ojos de la bruja, frustración en los de Höor, conociéndolos a los dos sabia que lo que nos estaban pidiendo era sin duda su única opción y muy meditada. Tenían que estar en una gran encrucijada cuando nos pedían que nos lleváramos al pequeño que ahora cargaba en brazos la bruja mientras este calmo se le adormecía en sus brazos jugando con los bucles pardos que caían hasta sus pequeñas manos.

La Elora de mi tempo veía el inconveniente mientras yo permanecía en silencio barajando lo que podría suceder en mi familia si llevaba a Sirius a mi hogar.
Elora no dudó en decir que su vida también era un caos, que ella tenia una hija preciosa a la que tenia que defender y que la inquisición también le pisaba los talones.

Seguí en silencio mirando a ese que aun no habiéndolo engendrado yo, era mi hijo. Sus ojos, los de mi madre, no podía abandonar a mi linaje y de quedarse aquí moriría quemado con tan solo dos años, no iba a permitirlo. Me jugaba cada día la vida por salvar el norte y a esas mujeres y niños que habitaban esas tierras que yo amaba ¿como no iba a hacer lo mismo por la sangre de mi sangre?
-En mi tiempo estoy casado con Valeria, ha sido duro el camino y aun nos quedan muchos escollos por sortear. Tengo dos preciosas hijas, Valeska y Fio eso es algo que compartimos en sendas realidades.
Hace poco Orn, un niño se unió a nuestra familia, es inquieto y siempre lleva una espada en sus manos. Valeria quedó de nuevo en cinta y apenas hace unas semanas trajo al mundo a Dritt, y con el a Soleil, una niña que mi mujer compró en París..es una larga historia -apunté cuando el Höor de esa realidad me miro fijamente -el caso es que mi castillo esta lleno de niños y para los vikingos un gran linaje es una bendición.
Valeria aprenderá a quererlo porque me quiere, da igual las dificultades que los dos encontremos, nada puede romper un amor indestructible y se que no sera Sirius el causante de discursion alguna con mi mujer, ademas, se nos da bien arreglar problemas -apunté con una sonrisa ladeada pensando en como solíamos acabar tras discutir -así que yo me lo llevaré, lo educaré como al resto de mis hijos y juro por Odin que haré de él un hombre que respete a sus dioses, que ame el norte, que proteja a su familia y que se comprenda a si mismo.

Elora futura me miraba, casi podía saber lo que pensaba, que sin magia no seria capaz de controlar al pequeño, pero se equivocaba de nuevo.
-Hace poco mi general Ulf se ha desposado con una hechicera, se que me ayudará en todo lo que necesite porque es una buena mujer y porque de seguro en breve llenara el norte de niños que junto a los míos inundaran el patio de armas, me las arreglaré con Sirius ¿acaso no lo hago siempre? -pregunté mirando a la bruja con una altiva sonrisa -Se Elora que te cuesta desprenderte de tu hijo, pero también que si no fuera tu única salida no lo harías.

Höor futuro centro sus tormentas en mis pardos.
-Es mi hijo Höor, hasta ahí sabrá Sirius, su madre es desconocida para él.
No acababa de entender lo que me quería decir ¿no había tenido a ese niño con Elora? Pero parecían una pareja.

La bruja los escuchaba en silencio y miró a su otra yo, la que no tenía poderes, y sus miradas hablaron entre ellas. Entendió de inmediato lo que sucedía allí y le contestó con un leve asentimiento. Ella mejor que nadie la comprendía, pues eran la misma persona, sabía cómo era Xaryne, sabía cómo de caótica era mi magia, sabía cómo de testarudo era Leif y lo complicada que sería mi vida. Era mejor que ese niño se criase con los Cannif, alejado de esa magia destructiva que nos podía condenar a todos. A fin de cuentas, ese niño no era mío, de la misma forma que Ian, el que pertenecía a la Elora y al Stein de la otra realidad. Siempre me uniría algo a él, pero si en verdad quería ayudar, tendría que apartarme, como estaba haciendo ella. Renunciar a él por su propio bien, velar por su bienestar desde la distancia.

Posé mi mano sobre la de Höor, que explicó cual era su situación en nuestra realidad y aceptó llevarse al niño, encontrando la solución apoyándose en sus mejores amigos, que estarían allí para aplacar la descontrolada magia de Sirius.

— Estaré ahí cuando me necesites... pero es mejor así, ellos tienen razón. Yo sólo conseguiría contribuir a los desastres. Si necesitas que hable con Valeria... lo haré. Lo que haga falta. Este niño necesita protección, y se la daremos, te lo prometo. Incluso si tengo que desviar las miradas de la Inquisicion hacia mi, lo haré.

Miró a sus alter egos que los observaban con la gravedad y el dolor que esa decisión comportaba. De seguro llevaban meses pensando qué hacer, meditando cuál sería la mejor solución para ese niño, y ciertamente, que lo criase su padre, aunque fuera en otra realidad, era una idea tan disparatada como coherente.

Se levantó y abrazó a la otra Elora y después a Höor, se iban a despedir de su niño, y eso debía ser desgarrador.

— estará bien, os lo prometo. Y cuando lo deseéis, ya sabéis, sólo tenéis que cruzar a nuestro lado, seréis bienvenidos.

La tristeza mas absoluta se reflejaba en los ojos de ambos, Höor trataba de sujetar a la que en ese tiempo era su mujer, arroparla ante una despedida que también lo quebraba a él.
Nos miramos por unos instantes, le juraba en silencio que seria uno mas de mis hijos, a fin de cuentas, lo era, lucharía por él como lo hago por el norte, por aquellos que no pueden alzar el acero, lucharía por Sirius y aseguraba que nada malo le pasaría en mi tiempo aunque tuviera que perder mi vida en el intento.

Los miré despedirse del niño, besandole, abrazandole, me giré para darles un poco de intimidad, podía imaginar su dolor porque si yo tuviera que separarme de cualquiera de mis hijos no se si encontraría el valor.
Busqué la mirada cómplice de Elora, sabia que si la necesitaba estaría, pero también ella sabia que yo nunca le pediría ayuda.
Su vida estaba ligada a la de Xar, como la mía a la de Valeria, Sirius se convertiría en mi hijo y en cierto modo en el de mi mujer, sabia que Valeria primero me mataría y después me follaría pero acabaríamos como siempre juntos enredados hasta que el amanecer nos encontrara.

Elora futura puso en mis brazos al niño, él reía ajeno a todo, una de sus manos jugueteo con el broche de mis pieles, posiblemente porque lo conocía, era el mismo que ataba las de su padre. Supongo que no extrañaba porque en el fondo seguía siendo yo, aunque mas joven.
-Os juro por Odin que siempre sabrá la verdad de su procedencia, juro que no os odiara y sabrá que no tuvisteis otra elección mas que ponerlo en mis brazos hoy y os juro que estará bien, se hará un hombre a mi lado.

Höor asintió tomando mis palabras como un juramento mientras abrazaba a su esposa en un intento de consuelo.
-Vamonos Elora -le pedí a la bruja -y por favor a casa -bromeé ladeando la sonrisa mirándola mientras esta me sacaba la lengua -y con mis huevos colgando a poder ser, no mas cambios de sexo por hoy -apunté frunciendo el ceño mientras esta me pegaba una colleja.

Una vez fuera de la mansión detuve a Elora por la muñeca.
-Se que es lo mejor, los dos conocemos a Xar, a tu padre y el caos de tu magia, pero si algún día quieres verlo, solo dímelo, no es necesario que sepa nada de ti, mas allá de que eres una amiga de la familia...¿de acuerdo?
Ese era nuestro pacto silencioso en el que ninguna responsabilidad tendría sobre ese niño jamas.

Quizás no pudiera ayudar con su magia, que usualmente causaba más problemas que ventajas; quizás no pudiera ayudar dándole el calor de una madre, pues aunque quisiera, ellos no eran pareja, ni lo serían nunca. Lo mejor es que esa figura la ocupase Valeria. ¿Qué le quedaba entonces? tan sólo hacer lo que podía.

— mantendré a la Inquisición lejos del Norte, te prometo que Sirius crecerá libre de sospechas, ajeno a la estupidez de esos fanaticos. Me encargaré desde París de que así sea.— aunque eso supusiera tener sobre ella las miradas de los jueces religiosos que creían tener la potestad de juzgar a aquellos que eran diferentes. Trabajaría codo con codo con Lord Blackmore, con las manadas más importantes de licántropos, con la Logia liderada por brujos como Stein Ackerman...lo que fuera con tal de mantener a salvo a Sirius, al legado de aquellos dos padres desesperados. Se le encogía el corazón al pensarlo, pero uno de los dos debía renunciar a su crianza, y lo lógico es que fuera ella.

De nuevo su amistad se veía puesta a prueba, pero sabía que ninguno de los dos flaquearían en su empeño.

— ¿Te importa que os escriba? en esto vais a estar juntos Valeria y tu y aunque sé que podrás solucionarlo, me gustaría explicarle algunas cosas de mi puño y letra. Estamos los tres juntos en esto, creo que es lo justo. Y ahora... vamonos a casa.

Se aplicó con esmero para esta vez conjurar el portal correcto y que no sucediesen más desacatos como el del cambio de sexo. Cualquier cosa podía pasar, pero la situación era grave y la bruja trató de hacerlo lo mejor posible. Aparecieron donde habían empezado aquella descabellada locura, sólo que esta vez, eran tres.

Necesitaba el ingrediente para la poción de Aletheia y lo consiguió al día siguiente. Antes de embarcar de nuevo, escribió unas letras en un pliego de papel, que coló dentro de un sobre y lo hizo entregar a Valeria Cannif.

Estimada Valeria,

Supongo que hoy no es el día más feliz de tu vida, a raíz de los recientes acontecimientos que han sucedido. Siento escribirte en estas horas oscuras, pero necesito decirte algo.

El futuro en el que no existes, es terrible. Tampoco mi amor vive y las personas que somos hoy no se parecen en nada a quienes nos han entregado a Sirius. Por fortuna hoy estamos aquí, tenemos la posibilidad de ser felices al lado de las personas que amamos. Sé que no hace falta que te lo diga, pero para tu marido lo eres todo, aunque sea un terco cabezota e insufrible. Tampoco yo puedo quejarme, Xaryne es la rabia personificada...pero nos queremos.

No es ningun secreto que Höor y yo somos amigos, muy buenos amigos. Hemos compartido cosas muy fuertes y así seguirá con lo que se nos viene encima. Yo no puedo ayudaros con Sirius,mi magia es demasiado caótica y sólo causaría más problemas, el niño estará mejor con vosotros. Te ruego, te suplico, de madre a madre...que lo quieras. Que lo protejas. Y a sé que no ha salido de tu vientre, tampoco del mío. Pero de la misma forma que la otra Elora aceptó a tus hijas en el futuro y las cria como propias, te pido que hagas lo mismo con Sirius.

Desde París me encargaré de desviar la atención de la Inquisición, os prometo que no llegarán al Norte, y que podréis estar tranquilos.

Me duele mucho esta situación, tanto o más que a ti porque aunque quiera llevarmelo conmigo, no puedo. Pídeme lo que necesites, dime cómo puedo hacerte esto más fácil... porque lo único que me importa es ese niño y su bienestar.

Gracias por tu comprensión,

Eternamente agradecida,

Elora Paine.