AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Chemin Du L'enfer ~ Privado
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Chemin Du L'enfer ~ Privado
Recuerdo del primer mensaje :
Salir de aquel templo había sido una verdadera tortura, conmigo llevaba ambos libros dejando atrás aquel lugar donde todo había sucedido de forma tan rápida que había sido imposible hacer algo por evitarlo. ¿Me culpaba? Por supuesto que lo hacía, mucho, a cada maldito segundo que pasaba me culpaba por lo que había pasado, ¿cómo no pude prever que iba a hacer algo tan estúpido como eso? Pensé que el sacrificio debía de ser yo, sacrificarme para que la marca dejara de existir y que eso no afectara para nada a Joe, Assur había vivido miles de años y él mejor que nadie podría reponerse de lo que pudiera pasarme tras mi pérdida... sim embargo ahora me encontraba con la agónica y dura realidad de que el que se había marchado había sido él, encerrado en un mundo que no era aquel junto a aquella bruja, perdido, solo... gruñí mientras encontrándome mejor aceleraba el paso viendo de lejos aquel templo de las oráculos. Había tardado menos tiempo en volver de aquel maldito templo movida también por la sensación de aflicción que me recorría junto a la rabia y a la impotencia más amarga de no haber podido haber hecho nada. Entré al templo y cuando las oráculos me vieron ni siquiera preguntaron, directa pasé de ellas y me encaminé hacia donde estaba la que me había mostrado la visiones y que quería aquel libro que portaba entre mis manos.
No fue agradable las palabras que tuve con ella y en parte descargué parte de mi rabia, de mi ira y de todo mi dolor con ella... la hice la culpable de lo que había pasado directamente, sabía desde un principio cuál iba a ser el resultado de sus palabras, sabía que calaría en el vampiro y que él se ofrecería como ese sacrificio que me lo había arrebatado de mi lado. Quise matarla, quise hundir mis colmillos en ella y desangrarla de la forma más cruel y dolorosa que conocía, hacerle pagar por lo que ella había propiciado pero sin embargo no lo hice, la necesitaba para que me dijera dónde encontrar exactamente a Joe, México era una información demasiado basta y supe que ella podría verlo, ella tenía poderes más fuertes e importantes que el resto y de alguna forma le obligué a que lo hiciera. Sus palabras habían sido que ella veía diferentes finales y futuros, pero que éramos nosotros mismos los que escribíamos con tinta el final de estos, que nuestros pasos y nuestras decisiones eran los que marcaban nuestro destino y que ella no sabía cuál de las opciones pasaría, reconoció que sí había visto aquel final pero que había sido uno de tantos otros porque ella veía “hipótesis”, posibles desenlaces.
No supe qué me frenó de matarla pero pareció que mi pena y mi dolor era grande y tras recibir el libro importándome una mierda sus agradecimientos por llevárselos me mostró lo que quería: el punto exacto donde encontrar a Joe. No le di las gracias ni me despedí siquiera, en cuanto tuve lo que había ido a buscar me alejé de allí para poner rumbo a la ciudad, acercarme al puerto y coger el primer barco que zarpara para ponerme en marcha cuanto antes fuera posible. Mi destino era encontrar a Joe, por lo que sabía estaba tras una pista que había encontrado para poder parar la maldición... sonreí sin ganas por ello, la maldición parecía haberse quedado “parada” porque desde que la bruja se había desvanecido junto al vampiro no había vuelto a sufrir como crecía, se había detenido y no supe realmente el por qué, quizás por no estar en aquel mundo y no tener su magia efecto alguno. Mientras la marca estuviera visible había esperanzas, iría a ese maldito infierno y traería yo misma al vampiro de vuelta a mí lado, mataría con mis manos a la bruja y la reduciría a cenizas para que jamás viera un nuevo amanecer. Había tocado lo único de mi existencia que era importante, lo único que tenía sentido y lo único que no debió de haber tocado: Assur. El vampiro era mío, mío por derecho, mío porque había luchado por tenerlo contra viento y marea y no iba a dejar que me lo arrebatara esa maldita zorra. Su cuerpo era mío, su alma era mía y su corazón me pertenecía. Todo, absolutamente todo de él era mío, así como todo cuanto yo era le pertenecía a él.
La semana que duró el viaje hasta que por fin llegamos a México fue desesperante, lenta, agónica y veía que no se acercaba el momento de llegar de una maldita vez. Pensar a cada minuto que no lo tenía conmigo y que no sabía dónde podía estar me mataba, su ausencia me mataba a cada instante que pasaba y me culpaba por no haber visto lo que él pretendía hacer para salvarme. Ahora debía de devolverle aquello, ir a por él y no dejar que nada más nos separara de nuevo porque no iba a permitirlo, suficiente tormento estaba ya sufriendo como para dejar que de nuevo pasara... me encargaría de ello, costara lo que costara. Por fin había llegado a México y mi búsqueda empezaba para encontrar a Joe, por suerte sabía la zona en la que estaba y eso reducía bastante el área por el que debía buscarlo. Incluso pensé en ir a París para buscar a Erlend y que me ayudara, era el mejor rastreador que conocía pero eso era perder tiempo que no tenía, mientras Assur estaba con aquella maldita zorra, y además con la preocupación que tenía hacia su mujer era mejor dejarlo junto a ella y no molestarlo. Me puse a buscarlo una vez recuperé fuerzas y energías alimentándome del primer pobre desgraciado que se cruzó en mi camino y aprovechando que era de noche empecé la búsqueda. Ni siquiera opté por quedar en algún sitio las horas de luz, solo necesitaba de mis poderes para ello y fue más que suficiente.
Al segundo día de estar en México y tras una incansable búsqueda apurando cada uno de los minutos que tenía de oscuridad di con su rastro, estaba cerca y podía notarlo además me di cuenta de que le acompañaba la cazadora y me hizo sonreír de lado por ello, así era mucho más fácil de seguir el rastro hasta donde se encontraban. Nos habíamos metido ya en la jungla y debía de encontrarlo sí o sí, así que fui todo lo rápida que mi condición me permitía y al cabo de unos veinte minutos siguiendo el olor de la humana... di con ellos. Me paré observándolo tan sólo unos segundos y pareció que él se dio cuenta de mi presencia porque, antes de que yo dijera nada, él se había dado la vuelta para mirarme. Su mirada me repasó por completo y siendo sincera jamás me había alegrado tanto de verlo. Nuestras diferencias eran notorias, no sabía por qué no le caía bien al vampiro pero eso no me había importado nunca, ahora lo necesitaba más que nunca. No dije nada, simplemente acorté la distancia y contra todo pronóstico... lo abracé. Él era la clave para ayudarme a salvar a mi demonio y tras aquellos días por fin parecía ver algo de luz en mitad de toda la oscuridad que me envolvía. Seguramente se sorprendió por mi acción pero al menos no me apartó de malas maneras y me dejó hacer mientras, seguramente, buscaba a su hermano con la mirada. Si yo tenía la marca de esa forma seguramente que él también la tendría igual, me separé para mirarlo y su primera pregunta fue clara: dónde estaba Assur.
-Assur... –hacía tiempo que no pronunciaba su nombre, no al menos en voz alta y hacerlo recordando lo que había pasado me provocó un sollozo que brotó de mi pecho, apoyé la frente en el pecho de Joe y aferré su camisa entre mis dedos con fuerza. No lo quería hacer ver pero estaba hundida y rota, perderlo había sido un golpe demasiado duro para el que no estaba preparada y todo pesaba sobre mí, como una carga que era incapaz de sostener ni de aguantar- la tiene ella... Dreifest –sabía que Joe quería y necesitaba respuestas pero no me azuzó en ningún momento, como si viera y comprendiera mi dolor dejó que me calmara y me separó para mirarme de forma fija pidiéndome que le contara qué había pasado. Lancé un suspiro y lo hice, desde que nos habíamos separado para ir al norte hasta que Assur había desaparecido se lo conté todo- por eso la marca está de esa forma, tú tampoco has tenido otros ataques ¿verdad? –Se le veía bien también y eso era porque la marca nos había dado un respiro- pienso patear su trasero de vuelta en cuanto lo encuentre –afirmé frunciendo el ceño, pareció una broma pero lo decía en serio- ese vampiro no sabe que es mío y que si tengo que ir al mismísimo y jodido infierno para traerlo de vuelta... lo haré. Lo necesito conmigo Joe y sé que estabas siguiendo una pista, necesito que me ayudes a llegar hasta donde él está para sacarlo de allí.
Salir de aquel templo había sido una verdadera tortura, conmigo llevaba ambos libros dejando atrás aquel lugar donde todo había sucedido de forma tan rápida que había sido imposible hacer algo por evitarlo. ¿Me culpaba? Por supuesto que lo hacía, mucho, a cada maldito segundo que pasaba me culpaba por lo que había pasado, ¿cómo no pude prever que iba a hacer algo tan estúpido como eso? Pensé que el sacrificio debía de ser yo, sacrificarme para que la marca dejara de existir y que eso no afectara para nada a Joe, Assur había vivido miles de años y él mejor que nadie podría reponerse de lo que pudiera pasarme tras mi pérdida... sim embargo ahora me encontraba con la agónica y dura realidad de que el que se había marchado había sido él, encerrado en un mundo que no era aquel junto a aquella bruja, perdido, solo... gruñí mientras encontrándome mejor aceleraba el paso viendo de lejos aquel templo de las oráculos. Había tardado menos tiempo en volver de aquel maldito templo movida también por la sensación de aflicción que me recorría junto a la rabia y a la impotencia más amarga de no haber podido haber hecho nada. Entré al templo y cuando las oráculos me vieron ni siquiera preguntaron, directa pasé de ellas y me encaminé hacia donde estaba la que me había mostrado la visiones y que quería aquel libro que portaba entre mis manos.
No fue agradable las palabras que tuve con ella y en parte descargué parte de mi rabia, de mi ira y de todo mi dolor con ella... la hice la culpable de lo que había pasado directamente, sabía desde un principio cuál iba a ser el resultado de sus palabras, sabía que calaría en el vampiro y que él se ofrecería como ese sacrificio que me lo había arrebatado de mi lado. Quise matarla, quise hundir mis colmillos en ella y desangrarla de la forma más cruel y dolorosa que conocía, hacerle pagar por lo que ella había propiciado pero sin embargo no lo hice, la necesitaba para que me dijera dónde encontrar exactamente a Joe, México era una información demasiado basta y supe que ella podría verlo, ella tenía poderes más fuertes e importantes que el resto y de alguna forma le obligué a que lo hiciera. Sus palabras habían sido que ella veía diferentes finales y futuros, pero que éramos nosotros mismos los que escribíamos con tinta el final de estos, que nuestros pasos y nuestras decisiones eran los que marcaban nuestro destino y que ella no sabía cuál de las opciones pasaría, reconoció que sí había visto aquel final pero que había sido uno de tantos otros porque ella veía “hipótesis”, posibles desenlaces.
No supe qué me frenó de matarla pero pareció que mi pena y mi dolor era grande y tras recibir el libro importándome una mierda sus agradecimientos por llevárselos me mostró lo que quería: el punto exacto donde encontrar a Joe. No le di las gracias ni me despedí siquiera, en cuanto tuve lo que había ido a buscar me alejé de allí para poner rumbo a la ciudad, acercarme al puerto y coger el primer barco que zarpara para ponerme en marcha cuanto antes fuera posible. Mi destino era encontrar a Joe, por lo que sabía estaba tras una pista que había encontrado para poder parar la maldición... sonreí sin ganas por ello, la maldición parecía haberse quedado “parada” porque desde que la bruja se había desvanecido junto al vampiro no había vuelto a sufrir como crecía, se había detenido y no supe realmente el por qué, quizás por no estar en aquel mundo y no tener su magia efecto alguno. Mientras la marca estuviera visible había esperanzas, iría a ese maldito infierno y traería yo misma al vampiro de vuelta a mí lado, mataría con mis manos a la bruja y la reduciría a cenizas para que jamás viera un nuevo amanecer. Había tocado lo único de mi existencia que era importante, lo único que tenía sentido y lo único que no debió de haber tocado: Assur. El vampiro era mío, mío por derecho, mío porque había luchado por tenerlo contra viento y marea y no iba a dejar que me lo arrebatara esa maldita zorra. Su cuerpo era mío, su alma era mía y su corazón me pertenecía. Todo, absolutamente todo de él era mío, así como todo cuanto yo era le pertenecía a él.
La semana que duró el viaje hasta que por fin llegamos a México fue desesperante, lenta, agónica y veía que no se acercaba el momento de llegar de una maldita vez. Pensar a cada minuto que no lo tenía conmigo y que no sabía dónde podía estar me mataba, su ausencia me mataba a cada instante que pasaba y me culpaba por no haber visto lo que él pretendía hacer para salvarme. Ahora debía de devolverle aquello, ir a por él y no dejar que nada más nos separara de nuevo porque no iba a permitirlo, suficiente tormento estaba ya sufriendo como para dejar que de nuevo pasara... me encargaría de ello, costara lo que costara. Por fin había llegado a México y mi búsqueda empezaba para encontrar a Joe, por suerte sabía la zona en la que estaba y eso reducía bastante el área por el que debía buscarlo. Incluso pensé en ir a París para buscar a Erlend y que me ayudara, era el mejor rastreador que conocía pero eso era perder tiempo que no tenía, mientras Assur estaba con aquella maldita zorra, y además con la preocupación que tenía hacia su mujer era mejor dejarlo junto a ella y no molestarlo. Me puse a buscarlo una vez recuperé fuerzas y energías alimentándome del primer pobre desgraciado que se cruzó en mi camino y aprovechando que era de noche empecé la búsqueda. Ni siquiera opté por quedar en algún sitio las horas de luz, solo necesitaba de mis poderes para ello y fue más que suficiente.
Al segundo día de estar en México y tras una incansable búsqueda apurando cada uno de los minutos que tenía de oscuridad di con su rastro, estaba cerca y podía notarlo además me di cuenta de que le acompañaba la cazadora y me hizo sonreír de lado por ello, así era mucho más fácil de seguir el rastro hasta donde se encontraban. Nos habíamos metido ya en la jungla y debía de encontrarlo sí o sí, así que fui todo lo rápida que mi condición me permitía y al cabo de unos veinte minutos siguiendo el olor de la humana... di con ellos. Me paré observándolo tan sólo unos segundos y pareció que él se dio cuenta de mi presencia porque, antes de que yo dijera nada, él se había dado la vuelta para mirarme. Su mirada me repasó por completo y siendo sincera jamás me había alegrado tanto de verlo. Nuestras diferencias eran notorias, no sabía por qué no le caía bien al vampiro pero eso no me había importado nunca, ahora lo necesitaba más que nunca. No dije nada, simplemente acorté la distancia y contra todo pronóstico... lo abracé. Él era la clave para ayudarme a salvar a mi demonio y tras aquellos días por fin parecía ver algo de luz en mitad de toda la oscuridad que me envolvía. Seguramente se sorprendió por mi acción pero al menos no me apartó de malas maneras y me dejó hacer mientras, seguramente, buscaba a su hermano con la mirada. Si yo tenía la marca de esa forma seguramente que él también la tendría igual, me separé para mirarlo y su primera pregunta fue clara: dónde estaba Assur.
-Assur... –hacía tiempo que no pronunciaba su nombre, no al menos en voz alta y hacerlo recordando lo que había pasado me provocó un sollozo que brotó de mi pecho, apoyé la frente en el pecho de Joe y aferré su camisa entre mis dedos con fuerza. No lo quería hacer ver pero estaba hundida y rota, perderlo había sido un golpe demasiado duro para el que no estaba preparada y todo pesaba sobre mí, como una carga que era incapaz de sostener ni de aguantar- la tiene ella... Dreifest –sabía que Joe quería y necesitaba respuestas pero no me azuzó en ningún momento, como si viera y comprendiera mi dolor dejó que me calmara y me separó para mirarme de forma fija pidiéndome que le contara qué había pasado. Lancé un suspiro y lo hice, desde que nos habíamos separado para ir al norte hasta que Assur había desaparecido se lo conté todo- por eso la marca está de esa forma, tú tampoco has tenido otros ataques ¿verdad? –Se le veía bien también y eso era porque la marca nos había dado un respiro- pienso patear su trasero de vuelta en cuanto lo encuentre –afirmé frunciendo el ceño, pareció una broma pero lo decía en serio- ese vampiro no sabe que es mío y que si tengo que ir al mismísimo y jodido infierno para traerlo de vuelta... lo haré. Lo necesito conmigo Joe y sé que estabas siguiendo una pista, necesito que me ayudes a llegar hasta donde él está para sacarlo de allí.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 374
Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Sun agradeció mi ayuda, la verdad es que no era necesario, los dos habíamos venido con un mismo fin, quitarnos la marca y sacar del infierno a mi hermano, no lo hacia por ella, si no por ambos.
-Esta de mas que te explique como puedes agradecérmelo ¿no? -bromeé señalando mi mástil.
Estaba claro que era una broma, no porque Sun me pareciera una mujer desdeñable ante los ojos, si no porque pertenecía a mi hermano y porque en mi cabeza solo quería volver con Dan, aunque no lo reconociera.
Nos apeamos de la barca al otro lado, caminamos entre la bruma hasta llegar a unas enormes puertas doradas con tallados pintados en ella que representaban el dolor y el sufrimiento.-Hay que reconocer que esta gente es imaginativa, primero nos dan una vuelta en barca por los canales de Venecia y ahora una cena privada en el Tártaro, teníamos que habernos traído ropa mas elegante pequeña -bromeé antes de poner mi mano para que la puerta se abriera lentamente.
Enarqué una ceja al ver el cenagal.
-He dicho ropa elegante, quería decir que teníamos que haber venido en chandal -bromeé adentrando mis pies en aquel asqueroso cieno oscuro que parecía ir engullendonos a cada paso que dábamos.
Aun así no nos rendimos, caminábamos sin tregua, no pensaba darme la vuelta, así que a ver a donde nos llevaba todo esto.
Habíamos atravesado un buen trozo cuando ante nosotros emergió de la ciénaga un ente polimorfo con una boca y unos ojos echos de la misma lava oscura.
-Este debe ser el que vende las invitaciones para el baile, así que no desesperes -le dije a Sun -dos directas al infierno, por favor -le pedí ladeando la sonrisa -lo tenéis aquí bien montado, quizás os faltan unas bailarinas...
Ni caso, aquel ser no tenia ni sentido del humor ni nada que se le pareciera y como si tuviera estudiado le discurso para que nada se le olvidara al abrir su gran bocaza nos advirtió que si queríamos pasar deberíamos de dejar allí algo.
Enarqué una ceja, si con “algo” se refería a mi miembro íbamos a tener un serio problema porque tenia la fea costumbre de que me acompañara a todos lados.
Lo dejé hablar con cierta resignación, Sun ponía la misma cara que yo y casi se nos desencaja la mandíbula al saber que ese algo tenia que ser un recuerdo, el mas importante que tuviéramos.
Uno que por supuesto no íbamos a recuperar.
Medité unos segundos, muchos recuerdos venían a mi mente, pasados principalmente, dolorosos muchos de ellos, pero sin duda el que mas conmemoraba últimamente fue el día en el que en el barco Dan soltó esas tontas palabras que no significaban nada pero que a su vez nos habían encadenado para toda la eternidad “si quiero” el día de nuestra rápida y absurda boda.
Todo había sido una farsa y sin embargo recordar esa noche me hacia sonreír, supongo que si no era mi recuerdo mas importante, pues tenia muchos de la niñez que nunca volvería a tener, ese era el que mas feliz me hacia.
La bruma me invadió, pude sentir como aquellas imágenes se evaporaban de mi cabeza, luché por aferrar su risa, sus labios y el tequila implícito en ellos, la lujuria del camarote pero voló, mi recuerdo desapareció.
-Esta de mas que te explique como puedes agradecérmelo ¿no? -bromeé señalando mi mástil.
Estaba claro que era una broma, no porque Sun me pareciera una mujer desdeñable ante los ojos, si no porque pertenecía a mi hermano y porque en mi cabeza solo quería volver con Dan, aunque no lo reconociera.
Nos apeamos de la barca al otro lado, caminamos entre la bruma hasta llegar a unas enormes puertas doradas con tallados pintados en ella que representaban el dolor y el sufrimiento.-Hay que reconocer que esta gente es imaginativa, primero nos dan una vuelta en barca por los canales de Venecia y ahora una cena privada en el Tártaro, teníamos que habernos traído ropa mas elegante pequeña -bromeé antes de poner mi mano para que la puerta se abriera lentamente.
Enarqué una ceja al ver el cenagal.
-He dicho ropa elegante, quería decir que teníamos que haber venido en chandal -bromeé adentrando mis pies en aquel asqueroso cieno oscuro que parecía ir engullendonos a cada paso que dábamos.
Aun así no nos rendimos, caminábamos sin tregua, no pensaba darme la vuelta, así que a ver a donde nos llevaba todo esto.
Habíamos atravesado un buen trozo cuando ante nosotros emergió de la ciénaga un ente polimorfo con una boca y unos ojos echos de la misma lava oscura.
-Este debe ser el que vende las invitaciones para el baile, así que no desesperes -le dije a Sun -dos directas al infierno, por favor -le pedí ladeando la sonrisa -lo tenéis aquí bien montado, quizás os faltan unas bailarinas...
Ni caso, aquel ser no tenia ni sentido del humor ni nada que se le pareciera y como si tuviera estudiado le discurso para que nada se le olvidara al abrir su gran bocaza nos advirtió que si queríamos pasar deberíamos de dejar allí algo.
Enarqué una ceja, si con “algo” se refería a mi miembro íbamos a tener un serio problema porque tenia la fea costumbre de que me acompañara a todos lados.
Lo dejé hablar con cierta resignación, Sun ponía la misma cara que yo y casi se nos desencaja la mandíbula al saber que ese algo tenia que ser un recuerdo, el mas importante que tuviéramos.
Uno que por supuesto no íbamos a recuperar.
Medité unos segundos, muchos recuerdos venían a mi mente, pasados principalmente, dolorosos muchos de ellos, pero sin duda el que mas conmemoraba últimamente fue el día en el que en el barco Dan soltó esas tontas palabras que no significaban nada pero que a su vez nos habían encadenado para toda la eternidad “si quiero” el día de nuestra rápida y absurda boda.
Todo había sido una farsa y sin embargo recordar esa noche me hacia sonreír, supongo que si no era mi recuerdo mas importante, pues tenia muchos de la niñez que nunca volvería a tener, ese era el que mas feliz me hacia.
La bruma me invadió, pude sentir como aquellas imágenes se evaporaban de mi cabeza, luché por aferrar su risa, sus labios y el tequila implícito en ellos, la lujuria del camarote pero voló, mi recuerdo desapareció.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Joe parecía que tenía buen sentido del humor en aquellos momentos negué con la cabeza ante la forma que me dijo en que le diera las gracias por haberme salvado, claro que sabía perfectamente que estaba bromeando porque como ya había sabido desde el día en que lo conocí jamás me tocaría un pelo porque estaba con Assur y había, por así decirlo, un pacto entre ambos, y además porque sabía de los sentimientos que tenía por la cazadora así que no me molestaron en absoluto sus palabras. Seguimos remando hasta que llegamos a la orilla donde el farolillo iluminaba el lugar con aquel color azul para continuar el camino que nos llevó hasta una enorme puerta con diferentes grabados, de dolor prácticamente todos, y miré al vampiro cuando habló enarcando una ceja por el sentido del humor que tenía en esos momentos. Lo cierto era que en ese aspecto era igual que su hermano, haciendo el ambiente distendido cuando en peores momentos estábamos. Sonreí de lado por sus palabras cuando dijo que deberíamos de habernos traído ropa elegante, y lo cierto era que tras abrir la puerta solté una carcajada ante lo que se extendía ante nosotros, un vasto cenagal que parecía no tener fin y lo miré de reojo ante lo que había dicho sin quitar la sonrisa algo burlona de mi rostro cruzándome de brazos con cierta diversión, tenía que hablar para que le callaran la boca de esa forma.
-¿Qué era lo que decías, Joe? –Pregunté para luego escuchar que rectificaba y negué con la cabeza. No me gustaba aquel lugar y mucho menos meterme en una ciénaga pero... era lo que debíamos de hacer si queríamos rescatar a Assur. Comenzamos a caminar por aquel lugar con un poco de complicación sintiendo que el vestido se pegaba a mis piernas y me dificultaba un poco el andar, incluso así no paré en ningún momento y deseé que aquel lugar se acabara pronto porque me estaba cansando de andar por allí. Pasados unos minutos de entre las profundidades de aquel lugar salió un monstruo que nos cortó el paso, y cómo no, Joe tuvo que lanzar una gracia sobre que era quien vendía las entradas de aquel lugar y yo negué con la cabeza pero no dije nada al respecto. El monstruo era de color negro y casi se podía confundir con el lugar perfectamente de no haber emergido, de hecho, me hacía preguntarme qué más cosas encontraríamos o si había algún monstruo más escondido en el lugar. Su boca y sus ojos eran también negros pero se podían distinguir porque parecía que llevaran brillo o eso es lo que a mí me pareció. No tardó demasiado en decirnos que para continuar debíamos de entrar algo, ¿algo? Si pensaba ese monstruo que le iba a entregar la daga con la que podría matar a Dreifest estaba muy equivocado, era mi única baza y pensaba aprovecharla todo lo que pudiera porque juraba que esa bruja sí que no saldría de aquel lugar con vida. El vampiro y yo nos miramos unos segundos para luego escuchar lo que aquel ser tenía que decirnos, cuando se refería a “algo” se refería a un recuerdo, uno que no podríamos recuperar. Abrí mi boca ante lo que aquel ser decía repitiéndolo como si fuera una oración y luego fruncí el ceño, un recuerdo, un recuerdo a cambio de continuar por aquel camino. Pero no uno cualquiera, sino el más importante de todos.
Lo cierto es que pensé en qué recuerdo le daría a aquel ser para que nos dejara pasar, el más importante de todos... la verdad es que sí que había uno que para mí era importante, bastante importante además, y si era el precio a pagar para continuar y salvar a Assur... entonces pagaría el precio. Quizás podría haber sido cuando me pidió, de esa manera tan poco convencional y tan suya, que me casara con él cuando me entregó el corazón de aquel oso, pero ese no era el más importante. Para mí el más importante fue cuando me dijo por primera vez que me quería, no era muy dado a expresar lo que sentía y lo cierto es que me lo había dicho tras una noche bastante catastrófica donde casi pude perderlo en dos ocasiones; una por mi gran desacierto con aquella joven, y otra por el veneno de Batshiva. Hasta ese momento hacía un par de meses que habíamos empezado con aquel “contrato” pero él jamás me había dicho que me quería aun cuando yo sí se lo había dicho. No me importaba, sabía cómo era el vampiro y también sabía que me lo demostraría más con acciones que con palabras... así que cuando me dijo que me quería, por primera vez, sentí revoloteos en el estómago. Él quiso dejarlo pasar y cambiar de tema pero yo quise aferrarme a esos momentos, porque era la primera vez que me sentía “segura” de lo que teníamos pese a que Assur era un hombre de palabra. Su primer “te quiero” era sin duda el más importante y el que más atesoraba y me hacía sonreír cuando lo recordaba. Pronto comencé a sentir como el recuerdo se iba desvaneciendo, como si me lo estuvieran arrebatando y la imagen clara del vampiro tumbado en la cama bajo mi cuerpo comenzó a evaporarse y a desvanecerse, traté de luchar por aferrar ese recuerdo pero... se esfumó, se había ido. Aquel ser tras unos segundos en los que me sentí un poco perdida sintiendo que algo me faltaba desapareció y en su lugar en lo que parecía que seguía aquella extensión de cenagal apareció una puerta como si siempre hubiera estado allí y no hubiéramos sido capaces de verla. Ambos habíamos entregado un recuerdo para seguir, así que lo miré y le hice una seña con la cabeza.
-Sigamos, quiero llegar de una maldita vez –no dije demasiado mientras me acercaba a aquella puerta de un tono caoba, más pequeña y sencilla que la que habíamos atravesado y que parecía más bien un portal que otra cosa. Acabamos para abrir la puerta simplemente para caer de nuevo en un lugar rocoso rodeado por lava, como si fuera el mismo centro de un volcán que parecía estar a punto de estallar. Se oían gritos y lamentos, gritos desgarradores que pedían por ayuda y por auxilio y mientras nos levantábamos dos figuras negras se aproximaron. Parecía que estábamos en uno de los extremos de aquel lugar porque el suelo era de roca negra y a nuestro lado se extendía un río de lava, el lugar parecía el mismo centro de un volcán porque las paredes eran de la misma roca negra y caían como pequeños hilos de lava por ellos. Al mirar hacia las dos figuras me di cuenta de que no eran dos personas, sino más bien parecían dos demonios negros de los que solo se veía la boca y los afilados colmillos que destacaban por lo brillantes que lo tenían, lanzaron un rugido que pareció traspasarnos y comenzaron a correr hacia nosotros- parece que vamos a tener que luchar, Joe. Un baile en el infierno, esto se parece más a lo que tenía en mente cuando supe que íbamos a bajar aquí.
-¿Qué era lo que decías, Joe? –Pregunté para luego escuchar que rectificaba y negué con la cabeza. No me gustaba aquel lugar y mucho menos meterme en una ciénaga pero... era lo que debíamos de hacer si queríamos rescatar a Assur. Comenzamos a caminar por aquel lugar con un poco de complicación sintiendo que el vestido se pegaba a mis piernas y me dificultaba un poco el andar, incluso así no paré en ningún momento y deseé que aquel lugar se acabara pronto porque me estaba cansando de andar por allí. Pasados unos minutos de entre las profundidades de aquel lugar salió un monstruo que nos cortó el paso, y cómo no, Joe tuvo que lanzar una gracia sobre que era quien vendía las entradas de aquel lugar y yo negué con la cabeza pero no dije nada al respecto. El monstruo era de color negro y casi se podía confundir con el lugar perfectamente de no haber emergido, de hecho, me hacía preguntarme qué más cosas encontraríamos o si había algún monstruo más escondido en el lugar. Su boca y sus ojos eran también negros pero se podían distinguir porque parecía que llevaran brillo o eso es lo que a mí me pareció. No tardó demasiado en decirnos que para continuar debíamos de entrar algo, ¿algo? Si pensaba ese monstruo que le iba a entregar la daga con la que podría matar a Dreifest estaba muy equivocado, era mi única baza y pensaba aprovecharla todo lo que pudiera porque juraba que esa bruja sí que no saldría de aquel lugar con vida. El vampiro y yo nos miramos unos segundos para luego escuchar lo que aquel ser tenía que decirnos, cuando se refería a “algo” se refería a un recuerdo, uno que no podríamos recuperar. Abrí mi boca ante lo que aquel ser decía repitiéndolo como si fuera una oración y luego fruncí el ceño, un recuerdo, un recuerdo a cambio de continuar por aquel camino. Pero no uno cualquiera, sino el más importante de todos.
Lo cierto es que pensé en qué recuerdo le daría a aquel ser para que nos dejara pasar, el más importante de todos... la verdad es que sí que había uno que para mí era importante, bastante importante además, y si era el precio a pagar para continuar y salvar a Assur... entonces pagaría el precio. Quizás podría haber sido cuando me pidió, de esa manera tan poco convencional y tan suya, que me casara con él cuando me entregó el corazón de aquel oso, pero ese no era el más importante. Para mí el más importante fue cuando me dijo por primera vez que me quería, no era muy dado a expresar lo que sentía y lo cierto es que me lo había dicho tras una noche bastante catastrófica donde casi pude perderlo en dos ocasiones; una por mi gran desacierto con aquella joven, y otra por el veneno de Batshiva. Hasta ese momento hacía un par de meses que habíamos empezado con aquel “contrato” pero él jamás me había dicho que me quería aun cuando yo sí se lo había dicho. No me importaba, sabía cómo era el vampiro y también sabía que me lo demostraría más con acciones que con palabras... así que cuando me dijo que me quería, por primera vez, sentí revoloteos en el estómago. Él quiso dejarlo pasar y cambiar de tema pero yo quise aferrarme a esos momentos, porque era la primera vez que me sentía “segura” de lo que teníamos pese a que Assur era un hombre de palabra. Su primer “te quiero” era sin duda el más importante y el que más atesoraba y me hacía sonreír cuando lo recordaba. Pronto comencé a sentir como el recuerdo se iba desvaneciendo, como si me lo estuvieran arrebatando y la imagen clara del vampiro tumbado en la cama bajo mi cuerpo comenzó a evaporarse y a desvanecerse, traté de luchar por aferrar ese recuerdo pero... se esfumó, se había ido. Aquel ser tras unos segundos en los que me sentí un poco perdida sintiendo que algo me faltaba desapareció y en su lugar en lo que parecía que seguía aquella extensión de cenagal apareció una puerta como si siempre hubiera estado allí y no hubiéramos sido capaces de verla. Ambos habíamos entregado un recuerdo para seguir, así que lo miré y le hice una seña con la cabeza.
-Sigamos, quiero llegar de una maldita vez –no dije demasiado mientras me acercaba a aquella puerta de un tono caoba, más pequeña y sencilla que la que habíamos atravesado y que parecía más bien un portal que otra cosa. Acabamos para abrir la puerta simplemente para caer de nuevo en un lugar rocoso rodeado por lava, como si fuera el mismo centro de un volcán que parecía estar a punto de estallar. Se oían gritos y lamentos, gritos desgarradores que pedían por ayuda y por auxilio y mientras nos levantábamos dos figuras negras se aproximaron. Parecía que estábamos en uno de los extremos de aquel lugar porque el suelo era de roca negra y a nuestro lado se extendía un río de lava, el lugar parecía el mismo centro de un volcán porque las paredes eran de la misma roca negra y caían como pequeños hilos de lava por ellos. Al mirar hacia las dos figuras me di cuenta de que no eran dos personas, sino más bien parecían dos demonios negros de los que solo se veía la boca y los afilados colmillos que destacaban por lo brillantes que lo tenían, lanzaron un rugido que pareció traspasarnos y comenzaron a correr hacia nosotros- parece que vamos a tener que luchar, Joe. Un baile en el infierno, esto se parece más a lo que tenía en mente cuando supe que íbamos a bajar aquí.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Despojados de aquellos recuerdos que nos ataban a nuestras “parejas” seguimos avanzando, me acogí ferviente al resto de recuerdos, habían tantos, noches en las que nos encontrábamos regalador placer y ese juego que nos traíamos en una eterna lucha de egos, los dos eramos buenos apostando y ahora podía apostar mi vida y no la perdería que Dan estaría cabreada conmigo hasta un grado que no lograba ni imaginar.
Cruzamos esa puerta, al menos habíamos superado otro nivel mas, estábamos mas cerca de mi hermano y de meterle el puñal por el culo a la bruja esa de los cojones que nos había maldito.
Tenia muy claro que de este infierno ella no iba a salir con vida, no sabia aun en donde se había metido esa víbora, los Black somos vengativos, mucho.
Atravesada esa puerta llegamos a otro lugar que parecía un volcán a punto de entrar en erupción, la lava salia bulliciosa.
Ladeé la sonrisa contemplando a Sun cuando unos demonios negros como el carbón corrieron dispuestos a hacernos frente en estos momentos.
-¿Bailar? Siempre tengo un hueco para un baile -apunté divertido mientras mis colmillos crecían, mi labios se contraían y mis zarpas se convertían en afiladas armas.
No esperé a que llegaran, no cuando estaba sediento no solo de sangre si no de muerte.
Corrí hacia ellos con mi velocidad sobrenatural y pronto me enredé en una justa batalla a melé donde uno y otro se dedicaba al ataque y a la defensa entre terribles gruñidos.
Paraba con su antebrazo mis garras, yo sus golpes con los miso mientras nos gruñíamos mutuamente buscando encontrar el menos error para golpearnos salvajemente.
En un quiebro encontré el hecho directo a su cuello, clave mis colmillos, mas no sorbí su putrefacto liquido si no que arranque de cuajo parte de su yugular viendo como una sangre negra y ponzoñosa emergía de él.
Ladeé la sonrisa, mas mi confianza me llevó a cometer un error y alzándome el demonio me lanzó contra el suelo haciendo que mi cuerpo crujiera del golpe de efecto.
Se lanzó a por mi desangrándose, rodé evitando su agarré y desde el lateral hundí mi mano en su esternón en busca de ese corazón que descubrí no bombeaba.
Rugí de nuevo esta voz metiendo mi otra mano ,con ambas abrí sus costillas, ss tripas cayeron e aullaba de dolor y yo gritaba de placer quedando embadurnado con sangre y vísceras.
Mis ojos rojos como el fuego buscaron a Sun que de seguro estaría luchando con el otro ente diabólico, algo me decía que con la rabia que acumulaba no necesitaba mi ayuda.
Encontrar a Assur era un motor que la movía con fuerza, tenia que reconocer, aunque no me gustara que mi hermano había elegido bien y eso que en un principio estaba algo reticente, pero ahora viéndola me di cuenta que era perfecta para el loco psicópata de mi hermano.
Cruzamos esa puerta, al menos habíamos superado otro nivel mas, estábamos mas cerca de mi hermano y de meterle el puñal por el culo a la bruja esa de los cojones que nos había maldito.
Tenia muy claro que de este infierno ella no iba a salir con vida, no sabia aun en donde se había metido esa víbora, los Black somos vengativos, mucho.
Atravesada esa puerta llegamos a otro lugar que parecía un volcán a punto de entrar en erupción, la lava salia bulliciosa.
Ladeé la sonrisa contemplando a Sun cuando unos demonios negros como el carbón corrieron dispuestos a hacernos frente en estos momentos.
-¿Bailar? Siempre tengo un hueco para un baile -apunté divertido mientras mis colmillos crecían, mi labios se contraían y mis zarpas se convertían en afiladas armas.
No esperé a que llegaran, no cuando estaba sediento no solo de sangre si no de muerte.
Corrí hacia ellos con mi velocidad sobrenatural y pronto me enredé en una justa batalla a melé donde uno y otro se dedicaba al ataque y a la defensa entre terribles gruñidos.
Paraba con su antebrazo mis garras, yo sus golpes con los miso mientras nos gruñíamos mutuamente buscando encontrar el menos error para golpearnos salvajemente.
En un quiebro encontré el hecho directo a su cuello, clave mis colmillos, mas no sorbí su putrefacto liquido si no que arranque de cuajo parte de su yugular viendo como una sangre negra y ponzoñosa emergía de él.
Ladeé la sonrisa, mas mi confianza me llevó a cometer un error y alzándome el demonio me lanzó contra el suelo haciendo que mi cuerpo crujiera del golpe de efecto.
Se lanzó a por mi desangrándose, rodé evitando su agarré y desde el lateral hundí mi mano en su esternón en busca de ese corazón que descubrí no bombeaba.
Rugí de nuevo esta voz metiendo mi otra mano ,con ambas abrí sus costillas, ss tripas cayeron e aullaba de dolor y yo gritaba de placer quedando embadurnado con sangre y vísceras.
Mis ojos rojos como el fuego buscaron a Sun que de seguro estaría luchando con el otro ente diabólico, algo me decía que con la rabia que acumulaba no necesitaba mi ayuda.
Encontrar a Assur era un motor que la movía con fuerza, tenia que reconocer, aunque no me gustara que mi hermano había elegido bien y eso que en un principio estaba algo reticente, pero ahora viéndola me di cuenta que era perfecta para el loco psicópata de mi hermano.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Una vez nos habíamos despojado de aquel recuerdo que era importante para nosotros aquel ser nos dejó pasar creando una puerta que parecía que siempre había estado ahí pero que no habíamos podido ver hasta ese momento, como si todo terminara allí y el hecho de que la ciénaga se extendiera fuera todo una ilusión. Cruzamos la puerta solamente para llegar a lo que parecía ser el centro de un volcán activo, caímos por la puerta hasta llegar justo a un camino de roca negra que empezaba en aquel lugar, a nuestra espalda un río de lava del cual procedía bastante calor, las paredes eran también de roca negra de donde caían pequeños hilos de lava que llegaban hasta el río, poco a poco aquello se iba pareciendo más a la idea o al concepto que tenía por Infierno. Solamente teníamos un camino para seguir pero antes siquiera de dar dos pasos oímos unos ruidos que procedían de lo alto del camino, dos figuras negras que se acercaban corriendo hacia nosotros como si fuéramos la presa y ellos los depredadores hambrientos. Se podían ver sus ojos rojos que brillaban en el lugar sobre aquel cuerpo negro que parecía ser hecho de ceniza o de carbón, abrieron la boca para enseñarnos unos colmillos afilados que parecían sierras capaces de desgarrar cualquier cosa, blancos y brillantes que destacaban con su cuerpo.
Sonreí de lado cuando escuché las palabras del vampiro y antes de que los demonios llegaran hacia donde él estaba se abalanzó corriendo en dirección a ellos y pronto comenzó una lucha con uno de ellos mientras que el otro venía derecha a por mí. Se abalanzó como una fiera y esquivé el primer golpe que quería darme, sus garras afiladas intentaron desgarrar mi carne pero no lo consiguió y pronto empezamos una lucha en la que ambos queríamos acabar con el otro. Nuestros gruñidos y golpes se mezclaban con los ruidos de la otra pelea y así los cuatro nos enzarzamos en una batalla a muerte donde solamente podían quedar dos de pie, y eso seríamos Joe y yo. El demonio comenzó a intentar darme dentelladas con sus afilados y peligrosos colmillos que yo esquivé porque parecía que, de las puntas de los colmillos, un líquido verde fluía como si fueran los colmillos de una serpiente que podían inyectar veneno y, lo cierto, es que si era así no me sorprendería en absoluto. Esquivé los golpes pero mi enemigo también lo hacía con los míos, en uno de sus envites caímos rodando por el suelo hasta casi llegar al final del camino donde comenzaba el río de lava, una de sus manos aferró mi muñeca e intentaba ejercer fuerza para llevarla al río de lava mientras intentaba morderme y yo me revolvía como podía.
Puse un pie en su pecho y lo lancé hacia atrás liberándome de su agarre, me lancé contra él y con la daga que me había dado la semidiosa intenté clavársela en el pecho pero solamente rocé su brazo cuando rodó para esquivarme, gritó de dolor y un líquido negruzco salió de la herida como si tuviera la sangre negra, me enseñó más los dientes y con la herida sangrando todavía volvió a lanzarse contra mí pero esa vez lo esquivé y volví a hacerle otro corte en el cuerpo, parecía cabrearse por momentos y ya atacaba casi sin pensar, tras una consecución de golpes que intentó darme y llevándome algún que otro arañón de sus afiladas garras en mi brazo conseguí pararlo y la daga cortó una de sus manos que cayó al suelo y pareció convertirse en ceniza, la sangre salpicó por el lugar y sin perder el tiempo demasiado lo desestabilicé haciendo que cayera de rodillas y la daga cortó la cabeza de aquel demonio que salió rodando por el suelo hasta caerse a la lava donde se hundió enseguida, el cuerpo se evaporó reduciéndose a ceniza y me giré para encontrarme con la mirada del vampiro quien también había acabado con el otro, él estaba mucho más manchado de sangre que yo y me acerqué mientras limpiaba la daga que parecía mucho más dura y afilada de lo que se veía a simple vista.
-¿Estás bien? –Pregunté porque, con tanta sangre, era difícil de saberlo pero la mirada que me echó y la sonrisa que puse fue suficiente para darme cuenta de que estaba bien- bien, sigamos, solo tenemos un camino y quizá lleguemos pronto al centro de todo –no sabíamos cuánto tiempo había transcurrido desde que entramos a aquel lugar pero el tiempo corría y no debíamos de perder el tiempo. Seguimos el camino de roca negra que nos llevó hasta lo alto de una ladera donde, al otro lado, se extendía el río de lava donde en su interior se podían ver las almas condenadas que intentaban salir de allí pero no podían hacerlo como si se sintieran atrapadas, aunque más bien parecía un mar de lava porque su extensión era enorme y parecía que no tenía fin. Cada vez que alguno salía del río había unos pequeños demonios que les volvían a empujar cayendo de nuevo a su castigo eterno. Miré al vampiro y sonreí de lado- esto ya se va pareciendo un poco más al infierno, quizás estemos cerca. Ahora pasemos sin que caigamos al río y que los demonios no nos empujen al río –bajamos con cuidado por la ladera hasta llegar al único camino que había, un pasaje estrecho de roca negra que conducía al otro lado, se podía oír los gritos y los lamentos de quienes estaban en el río y las risas diabólicas de los pequeños demonios que los volvían a empujar al río. Por extraño que parezca ninguno se acercó hacia nosotros y pudimos pasar sin mayor complicación, como si los demonios solo estuvieran allí para evitar que los condenados salieran del río de lava. Llegamos hasta una puerta que había al otro lado, nos miramos antes de abrirla sin saber qué nos encontraríamos y al hacerlo seguía el mismo paisaje; paredes de roca negra donde caían hilos de lava y en el centro del lugar rodeado por la lava un laberinto con una única salida, un laberinto enorme con muros bastante altos que no nos dejaba ver lo que había en su interior, habían unas escaleras para llegar y no teníamos más remedio, tendríamos que atravesar el laberinto y buscar la salida para seguir y llegar hasta Assur- ¿cómo se te dan los laberintos, Joe? ¿Tienes buena orientación? –Pregunté mientras bajábamos los escalones que conducían hacia la entrada del laberinto. Al principio de esta una puerta enorme de piedra con las puertas abiertas, a sus lados dos columnas donde había antorchas y una figura mitológica estaba dibujada en ella. Un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro, enarqué una ceja porque en ambas columnas estaba representado con un enorme martillo. Las paredes del laberinto eran muy altas con un jardín de espinas que las envolvían creando un aspecto más lúgubre por donde no te dejaban escapatoria, se oían gritos del interior como si alguien estuviera siendo torturado o simplemente era el lugar en sí mismo, miré al vampiro- no nos queda de otra, espero que esas imágenes de las columnas solo sea un simple mito –pero algo me decía que no iba a ser tan fácil.
Sonreí de lado cuando escuché las palabras del vampiro y antes de que los demonios llegaran hacia donde él estaba se abalanzó corriendo en dirección a ellos y pronto comenzó una lucha con uno de ellos mientras que el otro venía derecha a por mí. Se abalanzó como una fiera y esquivé el primer golpe que quería darme, sus garras afiladas intentaron desgarrar mi carne pero no lo consiguió y pronto empezamos una lucha en la que ambos queríamos acabar con el otro. Nuestros gruñidos y golpes se mezclaban con los ruidos de la otra pelea y así los cuatro nos enzarzamos en una batalla a muerte donde solamente podían quedar dos de pie, y eso seríamos Joe y yo. El demonio comenzó a intentar darme dentelladas con sus afilados y peligrosos colmillos que yo esquivé porque parecía que, de las puntas de los colmillos, un líquido verde fluía como si fueran los colmillos de una serpiente que podían inyectar veneno y, lo cierto, es que si era así no me sorprendería en absoluto. Esquivé los golpes pero mi enemigo también lo hacía con los míos, en uno de sus envites caímos rodando por el suelo hasta casi llegar al final del camino donde comenzaba el río de lava, una de sus manos aferró mi muñeca e intentaba ejercer fuerza para llevarla al río de lava mientras intentaba morderme y yo me revolvía como podía.
Puse un pie en su pecho y lo lancé hacia atrás liberándome de su agarre, me lancé contra él y con la daga que me había dado la semidiosa intenté clavársela en el pecho pero solamente rocé su brazo cuando rodó para esquivarme, gritó de dolor y un líquido negruzco salió de la herida como si tuviera la sangre negra, me enseñó más los dientes y con la herida sangrando todavía volvió a lanzarse contra mí pero esa vez lo esquivé y volví a hacerle otro corte en el cuerpo, parecía cabrearse por momentos y ya atacaba casi sin pensar, tras una consecución de golpes que intentó darme y llevándome algún que otro arañón de sus afiladas garras en mi brazo conseguí pararlo y la daga cortó una de sus manos que cayó al suelo y pareció convertirse en ceniza, la sangre salpicó por el lugar y sin perder el tiempo demasiado lo desestabilicé haciendo que cayera de rodillas y la daga cortó la cabeza de aquel demonio que salió rodando por el suelo hasta caerse a la lava donde se hundió enseguida, el cuerpo se evaporó reduciéndose a ceniza y me giré para encontrarme con la mirada del vampiro quien también había acabado con el otro, él estaba mucho más manchado de sangre que yo y me acerqué mientras limpiaba la daga que parecía mucho más dura y afilada de lo que se veía a simple vista.
-¿Estás bien? –Pregunté porque, con tanta sangre, era difícil de saberlo pero la mirada que me echó y la sonrisa que puse fue suficiente para darme cuenta de que estaba bien- bien, sigamos, solo tenemos un camino y quizá lleguemos pronto al centro de todo –no sabíamos cuánto tiempo había transcurrido desde que entramos a aquel lugar pero el tiempo corría y no debíamos de perder el tiempo. Seguimos el camino de roca negra que nos llevó hasta lo alto de una ladera donde, al otro lado, se extendía el río de lava donde en su interior se podían ver las almas condenadas que intentaban salir de allí pero no podían hacerlo como si se sintieran atrapadas, aunque más bien parecía un mar de lava porque su extensión era enorme y parecía que no tenía fin. Cada vez que alguno salía del río había unos pequeños demonios que les volvían a empujar cayendo de nuevo a su castigo eterno. Miré al vampiro y sonreí de lado- esto ya se va pareciendo un poco más al infierno, quizás estemos cerca. Ahora pasemos sin que caigamos al río y que los demonios no nos empujen al río –bajamos con cuidado por la ladera hasta llegar al único camino que había, un pasaje estrecho de roca negra que conducía al otro lado, se podía oír los gritos y los lamentos de quienes estaban en el río y las risas diabólicas de los pequeños demonios que los volvían a empujar al río. Por extraño que parezca ninguno se acercó hacia nosotros y pudimos pasar sin mayor complicación, como si los demonios solo estuvieran allí para evitar que los condenados salieran del río de lava. Llegamos hasta una puerta que había al otro lado, nos miramos antes de abrirla sin saber qué nos encontraríamos y al hacerlo seguía el mismo paisaje; paredes de roca negra donde caían hilos de lava y en el centro del lugar rodeado por la lava un laberinto con una única salida, un laberinto enorme con muros bastante altos que no nos dejaba ver lo que había en su interior, habían unas escaleras para llegar y no teníamos más remedio, tendríamos que atravesar el laberinto y buscar la salida para seguir y llegar hasta Assur- ¿cómo se te dan los laberintos, Joe? ¿Tienes buena orientación? –Pregunté mientras bajábamos los escalones que conducían hacia la entrada del laberinto. Al principio de esta una puerta enorme de piedra con las puertas abiertas, a sus lados dos columnas donde había antorchas y una figura mitológica estaba dibujada en ella. Un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro, enarqué una ceja porque en ambas columnas estaba representado con un enorme martillo. Las paredes del laberinto eran muy altas con un jardín de espinas que las envolvían creando un aspecto más lúgubre por donde no te dejaban escapatoria, se oían gritos del interior como si alguien estuviera siendo torturado o simplemente era el lugar en sí mismo, miré al vampiro- no nos queda de otra, espero que esas imágenes de las columnas solo sea un simple mito –pero algo me decía que no iba a ser tan fácil.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Los demonios sucumbieron ante nosotros, estaba claro que eramos dos depredadores únicos, en mi caso mi existencia se remontaba hasta Cain, posiblemente aquellos que habían sucumbido ante mi eran hermanos de segundo o tercer grado. Mi padre era un demonio, uno que había poblado la noche en la tierra de sus vástagos.
No iba a ser tan fácil mantenernos recluidos en este xivalba o como quiera que esos mejicanos lo llamaran.
Ensangrentados continuamos avanzando. Dale a un hombre un motivo, un cuchillo y se convertirá en un demonio, dale a un demonio una razón y sera el fin del mundo.
Yo tenia mi razón, pobres de aquellos que se interpusieran en mi camino por ahora mismo ni los jinetes del apocapipto cabalgaban con mas ira de la que guiaba mis pasos.
Estaba cansado, cansado de juegos, de xibalbas, de brujas, maldiciones y despojos humanos, atravesaríamos este lugar volcánico, recuperaríamos a mi hermano y le meteríamos la daga por el culo a la bruja..
Después me esperaba a Dan dispuesta a clavarme una estaca en el corazón, pero bueno, esa gesta la tenia que librar solo yo.
Seguimos caminando por el filo del volcán, lava negra hecha ceniza negra, roja como el fuego en ebullición, y los demonios con sus tridentes ahogando a los desgraciados que no lograban salir del fuego abrasador.
Atravesado este nivel, ensangrentados y con el gesto sombrío como la noche llegamos ante un laberinto.
Mis recuerdos en el laberinto eran nefastos, allí me largué dejando a Dan pues ella tenia la necesidad de amar ¿podría yo darle lo que quería? Solo era un monstruo, un demonio no muy diferente a los de atrás, pero mucho mas atractivo a decir verdad.
-Los laberintos son mi especialidad preciosa, tiendo a salir rápidamente de todos ellos -bromeé no mintiendo ciertamente.
Del interior llantos, suplicas, posiblemente de los desgraciados que no habían logrado emerger de él.
-Vamos preciosa, piensa que si no escapamos de aquí vas a tener que soportarme por el resto de tu eternidad
Sun torció el gesto en una mueca divertida, creo que prefería aguantar a Assur para toda su vida.
-o se que tiene él que no tenga yo -bromeé con picardia haciéndome el indignado y adentrándome entre las gruesas paredes que cambiaban como si fueran un reloj a nuestro paso.
El laberinto no era inmóvil, por eso era casi imposible escapar, pero todos los mecanismos siguen un patrón, solo teníamos que encontrar cual era y vencerlo o inutilizarlo si llegábamos a su centro.
-Morenita despliega tus encantos y busca algo en el suelo, nos anclajes o algo que podamos encontrar, engranajes de las paredes.
Con una velocidad sobrenatural y un abrasador sol corrimos entre las paredes que se movían.
Llegamos corriendo a una zona circular lo malo es que las paredes cubrían cada dos por tres los mecanismos dorados, así que era complicado ver como desactivarlos.
-¿alguna idea princesa? Si hubiera alguna vara de hierro que nos diera algo mas de tiempo para poner entre las paredes y mantenerlas alejadas mientras inutilizamos el mecanismo.
No iba a ser tan fácil mantenernos recluidos en este xivalba o como quiera que esos mejicanos lo llamaran.
Ensangrentados continuamos avanzando. Dale a un hombre un motivo, un cuchillo y se convertirá en un demonio, dale a un demonio una razón y sera el fin del mundo.
Yo tenia mi razón, pobres de aquellos que se interpusieran en mi camino por ahora mismo ni los jinetes del apocapipto cabalgaban con mas ira de la que guiaba mis pasos.
Estaba cansado, cansado de juegos, de xibalbas, de brujas, maldiciones y despojos humanos, atravesaríamos este lugar volcánico, recuperaríamos a mi hermano y le meteríamos la daga por el culo a la bruja..
Después me esperaba a Dan dispuesta a clavarme una estaca en el corazón, pero bueno, esa gesta la tenia que librar solo yo.
Seguimos caminando por el filo del volcán, lava negra hecha ceniza negra, roja como el fuego en ebullición, y los demonios con sus tridentes ahogando a los desgraciados que no lograban salir del fuego abrasador.
Atravesado este nivel, ensangrentados y con el gesto sombrío como la noche llegamos ante un laberinto.
Mis recuerdos en el laberinto eran nefastos, allí me largué dejando a Dan pues ella tenia la necesidad de amar ¿podría yo darle lo que quería? Solo era un monstruo, un demonio no muy diferente a los de atrás, pero mucho mas atractivo a decir verdad.
-Los laberintos son mi especialidad preciosa, tiendo a salir rápidamente de todos ellos -bromeé no mintiendo ciertamente.
Del interior llantos, suplicas, posiblemente de los desgraciados que no habían logrado emerger de él.
-Vamos preciosa, piensa que si no escapamos de aquí vas a tener que soportarme por el resto de tu eternidad
Sun torció el gesto en una mueca divertida, creo que prefería aguantar a Assur para toda su vida.
-o se que tiene él que no tenga yo -bromeé con picardia haciéndome el indignado y adentrándome entre las gruesas paredes que cambiaban como si fueran un reloj a nuestro paso.
El laberinto no era inmóvil, por eso era casi imposible escapar, pero todos los mecanismos siguen un patrón, solo teníamos que encontrar cual era y vencerlo o inutilizarlo si llegábamos a su centro.
-Morenita despliega tus encantos y busca algo en el suelo, nos anclajes o algo que podamos encontrar, engranajes de las paredes.
Con una velocidad sobrenatural y un abrasador sol corrimos entre las paredes que se movían.
Llegamos corriendo a una zona circular lo malo es que las paredes cubrían cada dos por tres los mecanismos dorados, así que era complicado ver como desactivarlos.
-¿alguna idea princesa? Si hubiera alguna vara de hierro que nos diera algo mas de tiempo para poner entre las paredes y mantenerlas alejadas mientras inutilizamos el mecanismo.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Habíamos atravesado el último nivel y sin embargo parecía que estábamos cada vez más cerca del final, de ese momento en el que llegaríamos al centro y podríamos buscar a Assur, no solamente teníamos que buscarlo a él sino que para que la semidiosa nos dejara volver tendríamos que buscar al hombre que nos había enseñado y esperaba que no tardáramos mucho en encontrarlo porque una vez tuviera a Assur conmigo el resto no me importaba para nada, pero si queríamos salir era lo que había que hacer, en eso no había discusión posible y era el trato que hicimos con ella, ahora debíamos de cumplirlo. Dejamos atrás aquel río de lava donde los demonios empujaban a los pobres desgraciados que habían caído en sus aguas para no dejar que salieran de ella, para que cumplieran su castigo impuesto mientras se reían de ellos, como un buen demonio haría. La puerta que cruzamos nos llevó hasta un laberinto y al bajar por sus escaleras y pararnos en la puerta para entrar en él miré al vampiro, lo cierto es que no parecía que fuera un laberinto demasiado fácil y su aspecto era más bien tétrico, de su interior se oían las voces de los que allí se habían quedado atrapados, sus gritos y sus llantos desesperados pidiendo por ayuda y por auxilio. Sonreí de lado ante las palabras de Joe, si era tan bueno como decía en salir de laberintos entonces este no sería un problema demasiado grande para los dos. Torcí el gesto pero no quité mi sonrisa por sus palabras porque sabía que lo estaba diciendo en broma, solté una leve risa sin mirarlo todavía.
-No te ofendas Joe, pero lo cierto es que imaginar que nos quedamos aquí no es algo que entre en mis planes, y tener que soportarte a ti durante lo que me quede de vida creo que se me haría una eternidad demasiado pesada –sonreí de lado y lo miré negando levemente con la cabeza- mejor no lo sepas... –dije antes de ver que parecía indignado negando con la cabeza para luego adentrarse en el laberinto y yo seguirle a su paso para darnos cuenta de que el laberinto se movía, sus paredes cambiaban a placer y hacían que nos perdiéramos más de lo que ya estábamos, por eso era imposible de salir y por eso se quedaban allí los condenados para siempre, intentando hallar una salida. Lo cierto es que no era demasiado sencillo ni fácil pero nada lo había sido desde que habíamos atravesado aquel portal y nos había dejado en el infierno, pero pensar que iba a ser fácil era una idea bastante errónea y equivocada. Pero presentía que nos íbamos acercando al centro de todo donde podríamos encontrar al vampiro, habíamos pasado por varios niveles y aunque no habían sido fáciles porque habíamos tenido que pagar un precio por seguir adelante pero incluso así todo valía la pena si era para salvarlo y para finalmente acabar con la maldición, suponía que Joe estaría igual de cansado de ella como lo estaba yo misma, nos había hecho pasar por mucho y lo cierto es que quería olvidarlo de una maldita vez. Seguimos por el laberinto aprovechándonos de nuestra velocidad para colarnos entre las paredes que se movían mientras el calor allí no descendía, en todo momento era abrasador y conforme nos íbamos acercando al centro de todo más calor notábamos. Por el camino nos íbamos encontrando a los condenados que vagan sin rumbo por allí intentando hallar una salida, algunos habían muerto al intentar cruzar las paredes móviles fracasando en el intento y los demás vagaban sin rumbo mientras nosotros los esquivábamos e íbamos atravesando paredes con nuestra velocidad antes de que se cerraran del todo pues la velocidad era bastante alta, pero nada comparada con la nuestra. Miré a Joe de nuevo y enarqué una ceja cuando me dijo que desplegara mis encantos- ¿y qué quieres que haga, que me comunique telepáticamente con las paredes? –Ironicé negando con la cabeza pero sí estando atenta a cualquier botón, cualquier mecanismo que nos hiciera pensar que pudiéramos parar de alguna forma aquel laberinto para llegar hasta el centro y continuar con nuestro camino una vez saliéramos de aquel maldito lugar.
Por el momento no habíamos encontrado nada mientras llegamos a lo que parecía el centro de aquel laberinto, un lugar circular donde habían marcas en el suelo y las paredes seguían moviéndose, habían unas que eran fijas donde nos dimos cuenta que había un mecanismo dorado pero que era tapado continuamente para que nadie pudiera romperlo o desactivarlo, las paredes se movían mucho más rápido de lo que lo hacían en otros lugares y nos era casi imposible acceder al mecanismo. Aparte de eso parecía que las marcas del suelo eran como guías aunque no lo parecieran del todo e iban desde el centro de aquel lugar hasta algunas paredes, fijándote en sus patrones era como si algunos no llegaran a ninguna parte y otros sí, cuando seguías el camino te dabas cuenta de que algunas de las guías iban hacia las paredes que tenían el mecanismo dorado, en total eran cuatro aunque en las paredes –en todas ellas- había un mecanismo puesto- que seguramente fuera falso y que si lo presionábamos pasaría algo grave seguro. Así que solamente teníamos que romper cuatro de los ocho o nueve que había ya que eran los que realmente harían que se pararan las paredes y pudiéramos continuar. El problema, básicamente, era cómo hacer para que las paredes se frenaran el par de segundos suficientes para que pudiéramos destruirlos, de lo contrario nada podríamos hacer. Lancé un suspiro cuando me dijo de buscar algo y enarqué una ceja cuando me llamó princesa sin perder la sonrisa mientras miraba a mi alrededor.
-¿Princesa? Vaya Joe, ahora sí que voy a pensar que te caigo bien –lo miré un par de segundos y luego le señalé el suelo- ¿has visto esas marcas? Están por todas direcciones y van hacia todas las paredes, pero si te das cuenta solo cuatro de las marcas llegan hasta algunas de las paredes, las demás se pierden por el camino –hice una leve pausa- he contado que son ocho o nuevo los mecanismos dorados que hay y, si estas marcas solo guían a cuatro de ellos, quiere decir que solamente hay que parar esos cuatros y que los demás pueden ser una trampa, o a saber qué pasaría –miré de nuevo el lugar pensando qué podíamos utilizar para frenar el tiempo suficiente las puertas y darle a los mecanismos- no he visto nada por el camino que nos pueda ayudar y tampoco sé cómo hacer que... –me callé y miré al suelo, diferente del que nos habíamos encontrado hasta ahora estaba hecho del mismo material que las paredes pero... ¿y si había algo más que se ocultaba? ¿Y si las marcas estuvieran ahí por algo?- Tengo una idea –me arrodillé en el centro y con mis dedos recorrí las marcas que habían, los surcos que había en el suelo para darme cuenta de que era como si fueran pequeños canales que salían desde el centro e iban hasta las paredes, sin pensarlo demasiado cogí la mano de Joe y con mis colmillos le hice un corte en la muñeca al igual que hice en la mía y las junte ambas para que las gotas cayeran sobre uno de los surcos, uno que iba hacia una de las paredes. Las gotas comenzaron a caer y pronto se deslizaron por aquel pequeño canal cayendo hasta que finalmente llegó hasta la pared y, el mecanismo dorado en esos momentos se iluminó aunque la velocidad de las paredes no disminuyó y miré al vampiro- necesitamos sangre para pasar Joe, e imagino que no será poca la que... –un rugido de un animal salvaje, de una bestia primitiva emergió desde un lugar del laberinto pero que hizo temblar ligeramente el lugar. Ruidos como si fueran los cascos de los caballos al correr se escucharon cada vez acercándose más hacia donde estábamos, un rugido de nuevo lleno de furia se escuchó y los dos nos levantamos casi pensando qué era aquello que se acercaba- me parece que no va a ser tan fácil salir de aquí –ambos miramos en todas direcciones para saber de dónde saldría porque estaba claro que habíamos oído aquello justo cuando el botón dorado se encendió. A nuestra espalda, cayendo con una fuerza que hizo retumbar el suelo apareció aquel ser mitológico que había estado tallado en las columnas de la entrada. Cuerpo de hombre, cabeza de toro y hacha en mano... de sus fosas nasales parecía salir una especie de humo negro y su pecho subía y bajaba con rapidez, sus ojos rojos brillaban como con furia y no nos quitaba la vista de encima, todo su cuerpo era oscuro y parecía dispuesto a matarnos para que no saliéramos de allí, seguramente porque sería el guardián del laberinto y su función sería esa; impedir que nadie escapara- me parece Joe, que no nos va a dejar que salgamos de aquí
-No te ofendas Joe, pero lo cierto es que imaginar que nos quedamos aquí no es algo que entre en mis planes, y tener que soportarte a ti durante lo que me quede de vida creo que se me haría una eternidad demasiado pesada –sonreí de lado y lo miré negando levemente con la cabeza- mejor no lo sepas... –dije antes de ver que parecía indignado negando con la cabeza para luego adentrarse en el laberinto y yo seguirle a su paso para darnos cuenta de que el laberinto se movía, sus paredes cambiaban a placer y hacían que nos perdiéramos más de lo que ya estábamos, por eso era imposible de salir y por eso se quedaban allí los condenados para siempre, intentando hallar una salida. Lo cierto es que no era demasiado sencillo ni fácil pero nada lo había sido desde que habíamos atravesado aquel portal y nos había dejado en el infierno, pero pensar que iba a ser fácil era una idea bastante errónea y equivocada. Pero presentía que nos íbamos acercando al centro de todo donde podríamos encontrar al vampiro, habíamos pasado por varios niveles y aunque no habían sido fáciles porque habíamos tenido que pagar un precio por seguir adelante pero incluso así todo valía la pena si era para salvarlo y para finalmente acabar con la maldición, suponía que Joe estaría igual de cansado de ella como lo estaba yo misma, nos había hecho pasar por mucho y lo cierto es que quería olvidarlo de una maldita vez. Seguimos por el laberinto aprovechándonos de nuestra velocidad para colarnos entre las paredes que se movían mientras el calor allí no descendía, en todo momento era abrasador y conforme nos íbamos acercando al centro de todo más calor notábamos. Por el camino nos íbamos encontrando a los condenados que vagan sin rumbo por allí intentando hallar una salida, algunos habían muerto al intentar cruzar las paredes móviles fracasando en el intento y los demás vagaban sin rumbo mientras nosotros los esquivábamos e íbamos atravesando paredes con nuestra velocidad antes de que se cerraran del todo pues la velocidad era bastante alta, pero nada comparada con la nuestra. Miré a Joe de nuevo y enarqué una ceja cuando me dijo que desplegara mis encantos- ¿y qué quieres que haga, que me comunique telepáticamente con las paredes? –Ironicé negando con la cabeza pero sí estando atenta a cualquier botón, cualquier mecanismo que nos hiciera pensar que pudiéramos parar de alguna forma aquel laberinto para llegar hasta el centro y continuar con nuestro camino una vez saliéramos de aquel maldito lugar.
Por el momento no habíamos encontrado nada mientras llegamos a lo que parecía el centro de aquel laberinto, un lugar circular donde habían marcas en el suelo y las paredes seguían moviéndose, habían unas que eran fijas donde nos dimos cuenta que había un mecanismo dorado pero que era tapado continuamente para que nadie pudiera romperlo o desactivarlo, las paredes se movían mucho más rápido de lo que lo hacían en otros lugares y nos era casi imposible acceder al mecanismo. Aparte de eso parecía que las marcas del suelo eran como guías aunque no lo parecieran del todo e iban desde el centro de aquel lugar hasta algunas paredes, fijándote en sus patrones era como si algunos no llegaran a ninguna parte y otros sí, cuando seguías el camino te dabas cuenta de que algunas de las guías iban hacia las paredes que tenían el mecanismo dorado, en total eran cuatro aunque en las paredes –en todas ellas- había un mecanismo puesto- que seguramente fuera falso y que si lo presionábamos pasaría algo grave seguro. Así que solamente teníamos que romper cuatro de los ocho o nueve que había ya que eran los que realmente harían que se pararan las paredes y pudiéramos continuar. El problema, básicamente, era cómo hacer para que las paredes se frenaran el par de segundos suficientes para que pudiéramos destruirlos, de lo contrario nada podríamos hacer. Lancé un suspiro cuando me dijo de buscar algo y enarqué una ceja cuando me llamó princesa sin perder la sonrisa mientras miraba a mi alrededor.
-¿Princesa? Vaya Joe, ahora sí que voy a pensar que te caigo bien –lo miré un par de segundos y luego le señalé el suelo- ¿has visto esas marcas? Están por todas direcciones y van hacia todas las paredes, pero si te das cuenta solo cuatro de las marcas llegan hasta algunas de las paredes, las demás se pierden por el camino –hice una leve pausa- he contado que son ocho o nuevo los mecanismos dorados que hay y, si estas marcas solo guían a cuatro de ellos, quiere decir que solamente hay que parar esos cuatros y que los demás pueden ser una trampa, o a saber qué pasaría –miré de nuevo el lugar pensando qué podíamos utilizar para frenar el tiempo suficiente las puertas y darle a los mecanismos- no he visto nada por el camino que nos pueda ayudar y tampoco sé cómo hacer que... –me callé y miré al suelo, diferente del que nos habíamos encontrado hasta ahora estaba hecho del mismo material que las paredes pero... ¿y si había algo más que se ocultaba? ¿Y si las marcas estuvieran ahí por algo?- Tengo una idea –me arrodillé en el centro y con mis dedos recorrí las marcas que habían, los surcos que había en el suelo para darme cuenta de que era como si fueran pequeños canales que salían desde el centro e iban hasta las paredes, sin pensarlo demasiado cogí la mano de Joe y con mis colmillos le hice un corte en la muñeca al igual que hice en la mía y las junte ambas para que las gotas cayeran sobre uno de los surcos, uno que iba hacia una de las paredes. Las gotas comenzaron a caer y pronto se deslizaron por aquel pequeño canal cayendo hasta que finalmente llegó hasta la pared y, el mecanismo dorado en esos momentos se iluminó aunque la velocidad de las paredes no disminuyó y miré al vampiro- necesitamos sangre para pasar Joe, e imagino que no será poca la que... –un rugido de un animal salvaje, de una bestia primitiva emergió desde un lugar del laberinto pero que hizo temblar ligeramente el lugar. Ruidos como si fueran los cascos de los caballos al correr se escucharon cada vez acercándose más hacia donde estábamos, un rugido de nuevo lleno de furia se escuchó y los dos nos levantamos casi pensando qué era aquello que se acercaba- me parece que no va a ser tan fácil salir de aquí –ambos miramos en todas direcciones para saber de dónde saldría porque estaba claro que habíamos oído aquello justo cuando el botón dorado se encendió. A nuestra espalda, cayendo con una fuerza que hizo retumbar el suelo apareció aquel ser mitológico que había estado tallado en las columnas de la entrada. Cuerpo de hombre, cabeza de toro y hacha en mano... de sus fosas nasales parecía salir una especie de humo negro y su pecho subía y bajaba con rapidez, sus ojos rojos brillaban como con furia y no nos quitaba la vista de encima, todo su cuerpo era oscuro y parecía dispuesto a matarnos para que no saliéramos de allí, seguramente porque sería el guardián del laberinto y su función sería esa; impedir que nadie escapara- me parece Joe, que no nos va a dejar que salgamos de aquí
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Tenia que reconocer que la vampiresa era una mujer inteligente, supongo que tenia que serlo para haber mantenido ese duelo con mi hermano durante siglos sin que este se aburriera en ningún momento.
Ella era su perdición, creo que por eso se largaba cada vez que estaba demasiado cerca de ella, para no caer en eso que padre nos hizo temer.
El amor no era un sentimiento permitido para los Black, padre se encargo de ello. Quizás no entendieran ninguna de ellas que crecimos entre torturas, fuimos vejados, sometidos y al final eramos los monstruos, los hijos de un demonio mayor.
Baje la mirada hacia esos mecanismos que Sun tocaba, parecía habersele ocurrido algo y no pidió permiso cuando sajo mi mano y la mezclo con la sangre que emanaba de la suya.
Al parecer tenia razón, la sangre activaba aquello, pero con lo que habíamos dejado caer no era ni de lejos suficiente y algo me decía que desangrarnos tampoco seria la mejor solución, pues aun logrando escapar del laberinto estaríamos demasiado débiles para encontrar a mi hermano y al otro tipo, por no decir que aun nos quedaba la ardua tarea de degollar a la bruja de los cojones, así que..
-Mala idea preciosa, prefiero conservar la sangre en mis vena..
No termine la frase cuando un gruñido que emergía de las entrañas de una bestia retumbó entre las paredes del laberinto.
Ladeé la sonrisa desviando mi mirada hacia la inmortal al ver aparecer al mino-tauro ante nosotros.
-¿no querías sangre? Pues tomemonosla -rugí como el demonio de ojos rojos que era antes de salir hacia la bestia disparado haciendo que el choque de nuestros cuerpos sonara atronador, haciendo que las paredes retumbaran con un eco sordo que acompañaba a los lamentos de los desgraciados en penitencia que carcomidos, con medio rostro convertido en calavera y devorándose a si mismos ante la falta de alimento y la locura que los asolaba caminaban como almas en pena sin descaso aparente.
-Lo siento toro, pero tengo una cita con mi mujer y odia que llegue tarde a la cena -gruñí dándole un zarpazo en su endurecido torso.
Era duro el hijo de puta, me envistió con sus cuernos, hundiendo uno de ellos en mi costado.
-Yo me lo haría mirar, creo que tu mujer es una de las miles que me he follado y al parecer a la tuya muchas veces por el tamaño de..
Gruñí al sentir que mi espalda impactaba en la pared del laberinto.
Mis huesos se quebraban pero gracias a la acelerada regeneración se soldaban de nuevo, fueron mis colmillos los que encontraron su tupida piel negra, los hundí allí desgarrando la carne.
Ambos sangrábamos en abundancia mientras nos enfrentábamos como las bestias que éramos.
-No querías sangre princesa -le dije a Sun – pues piensa que cojones hacer con ella -la instigué antes de hundir mi zarpa en su pecho con claras intenciones de sacar su corazón de cuajo y comérmelo de ser necesario.
Claro que el minotauro no parecía querer morir, así que volvió a embestirme haciéndome sangrar en abundancia, quebrando mis huesos mientras forcejeábamos entre gruñidos.
Ella era su perdición, creo que por eso se largaba cada vez que estaba demasiado cerca de ella, para no caer en eso que padre nos hizo temer.
El amor no era un sentimiento permitido para los Black, padre se encargo de ello. Quizás no entendieran ninguna de ellas que crecimos entre torturas, fuimos vejados, sometidos y al final eramos los monstruos, los hijos de un demonio mayor.
Baje la mirada hacia esos mecanismos que Sun tocaba, parecía habersele ocurrido algo y no pidió permiso cuando sajo mi mano y la mezclo con la sangre que emanaba de la suya.
Al parecer tenia razón, la sangre activaba aquello, pero con lo que habíamos dejado caer no era ni de lejos suficiente y algo me decía que desangrarnos tampoco seria la mejor solución, pues aun logrando escapar del laberinto estaríamos demasiado débiles para encontrar a mi hermano y al otro tipo, por no decir que aun nos quedaba la ardua tarea de degollar a la bruja de los cojones, así que..
-Mala idea preciosa, prefiero conservar la sangre en mis vena..
No termine la frase cuando un gruñido que emergía de las entrañas de una bestia retumbó entre las paredes del laberinto.
Ladeé la sonrisa desviando mi mirada hacia la inmortal al ver aparecer al mino-tauro ante nosotros.
-¿no querías sangre? Pues tomemonosla -rugí como el demonio de ojos rojos que era antes de salir hacia la bestia disparado haciendo que el choque de nuestros cuerpos sonara atronador, haciendo que las paredes retumbaran con un eco sordo que acompañaba a los lamentos de los desgraciados en penitencia que carcomidos, con medio rostro convertido en calavera y devorándose a si mismos ante la falta de alimento y la locura que los asolaba caminaban como almas en pena sin descaso aparente.
-Lo siento toro, pero tengo una cita con mi mujer y odia que llegue tarde a la cena -gruñí dándole un zarpazo en su endurecido torso.
Era duro el hijo de puta, me envistió con sus cuernos, hundiendo uno de ellos en mi costado.
-Yo me lo haría mirar, creo que tu mujer es una de las miles que me he follado y al parecer a la tuya muchas veces por el tamaño de..
Gruñí al sentir que mi espalda impactaba en la pared del laberinto.
Mis huesos se quebraban pero gracias a la acelerada regeneración se soldaban de nuevo, fueron mis colmillos los que encontraron su tupida piel negra, los hundí allí desgarrando la carne.
Ambos sangrábamos en abundancia mientras nos enfrentábamos como las bestias que éramos.
-No querías sangre princesa -le dije a Sun – pues piensa que cojones hacer con ella -la instigué antes de hundir mi zarpa en su pecho con claras intenciones de sacar su corazón de cuajo y comérmelo de ser necesario.
Claro que el minotauro no parecía querer morir, así que volvió a embestirme haciéndome sangrar en abundancia, quebrando mis huesos mientras forcejeábamos entre gruñidos.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Los mecanismos dorados parecían la clave para salir de aquel laberinto y lo cierto es que debíamos de buscar algo para poder pararlos y continuar con nuestro camino, estaba cansada de aquel lugar, de la marca que llevaba en el vientre y de estar separada del vampiro... solo pensaba en encontrarlo, encontrar al que la semidiosa nos había pedido, matar a Dreifest y terminar con toda aquella locura de una maldita vez para volver de nuevo a la normalidad, ¿hacía cuánto tiempo que no pasaba un día tranquilo sin ningún incidente? Ni siquiera me acordaba ya de ese día, quizás estaba demasiado lejano como para recordarlo ciertamente, el caso era que gracias a las marcas que había visto en el suelo y que había podido seguir nos dimos cuenta de que solo cuatro de todos los mecanismos que habían eran los buenos, los otros quizás activaran alguna trampa que sin duda alguna habría por el lugar porque me parecía extraño que solamente fuera un laberinto normal y corriente, no cuando se trataba de uno que estaba en el infierno... entonces ahí las cosas cambiaban demasiado. Sin pedirle permiso al agacharme para ver los surcos que habían en el suelo me di cuenta de que solo algunos terminaban en dichos mecanismos así que debíamos de simplemente hacer algo para llenarlos, ni siquiera lo pensé demasiado cuando le hice la herida en su muñeca e hice lo propio en la mía, nuestra sangre cayó para filtrarse por el canal y llegar hasta el mecanismo que se encendió como si se hubiera activado.
Miré al vampiro con una sonrisa ladeada ahora sabiendo lo que teníamos que hacer, el problema es que no teníamos tanta sangre entre los dos para llenar los tres surcos restantes que fueran a los mecanismos, con lo cual era un problema que debíamos de solucionar y casi iba a contestarle a su frase diciéndole que no tenía pensado gastar toda nuestra sangre porque entonces nosotros nos quedaríamos sin fuerzas cuando oímos aquel gruñido que parecía salir de las mismas profundidades del propio infierno , aunque él había pensado lo mismo que yo, necesitábamos sangre o cualquier otro fluido para llenar los surcos y aquel ser mitológico era lo que andábamos buscando. Joe se lanzó sin siquiera pensarlo hacia el minotauro que ya lo esperaba, parecía que era el guardián de aquel laberinto y que no nos iba a dejar salir tan fácilmente como nosotros teníamos pensado, pero nos proporcionaría lo necesario para salir de allí porque su sangre sería nuestra salvación... el único problema que veía y que él al parecer no había pensado era que si la sangre caía en cualquier otro de los surcos que necesitábamos... no sabría lo que pasaría, pero seguramente cualquier trampa se activaría.
El choque de sus cuerpo fue atronador y pronto comenzaron una lucha donde Joe intentó hundir sus garras en el torso del animal pero pareció que no le hizo demasiado, sin embargo sí que se llevó que sus cuernos se hundieran en uno de sus costados ante las palabras que le había dicho, ¿cómo se le ocurría sacar ese humor tan negro en esos momentos? La sangre cayó de nuevo estando el vampiro contra la pared mientras peleaba con el minotauro, la sangre de ambos comenzó a caer al suelo y para nuestra desgracia no llenó uno de los surcos que necesitábamos, sino que cayó en otro diferente que al llegar hasta el mecanismo se iluminó de color negro, las paredes se cerraron reduciendo el lugar y miré al vampiro pensando en algo que pudiera sernos de utilizado para llenar los diferentes surcos, debía de pensar rápido alguna forma de canalizar la sangre hacia los lugares que queríamos... pero allí no había nada y otra trampa se activó de nuevo de donde surgieron dos demonios negros, dos demonios como los que habíamos matado al principio y mientras el vampiro se ocupaba del minotauro yo me encargué de aquellos dos demonios que habían aparecido, al tener la daga que me había dado la semidiosa no dudé en utilizarla para reducir a esos demonios que se abalanzaron sobre mí haciendo que se redujeran a cenizas mientras Joe se encargaba del minotauro, debía de pensar en algo para que no se activaran más trampas o de lo contrario nuestra suerte podría cambiar de forma drástica.
Tras acabar con los dos demonios que aparecieron al activarse la segunda trampa me giré para contemplar que de nuevo los dos seguían en una lucha así que fui directa hacia el minotauro que ahora estaba dándome la espalda y sin pensarlo demasiado clavé la daga en su espalda no sin antes mirar al vampiro y hacerle un gesto para que me siguiera hacia uno de los lados donde debíamos de llenar uno de los surcos, sin pensarlo demasiado le dije al vampiro aprovechando nuestro poder que clavara sus cuernos en la pared para mantenerlo mientras la sangre caía, así que fue lo que hicimos y fue entonces que quité la daga para llenar el siguiente surco asegurándome de que no cayera fuera, no fue fácil porque no dejaba de moverse pero era la mejor idea que había tenido. Volví a incrustar la daga en la espalda del minotauro taponando la herida y volvimos a llevarlo hasta el siguiente donde estaba el tercero repitiendo la misma operación con los dos últimos de forma que los cuatro botones dorados se encendieron, ahora sí era el momento de acabar con aquel ser que parecía menguado en fuerzas y supuse que sería por el veneno de la misma daga, fue Joe quien acabó con la bestia mientras yo activaba los cuatro mecanismos y del centro del laberinto se abría una trampilla donde parecía haber una escalera de caracol, miré al vampiro y comenzamos a bajar por ella porque no había otra salida y no había vuelta atrás.
-Espero que se acaben los juegos de una maldita vez –el lugar estaba un poco a oscuras pero eso no era impedimento para ninguno de los dos, éramos capaces de ver en la oscuridad así que continuamos bajando a lo que eran las profundidades del infierno para toparnos con lo que parecía otro lugar totalmente diferente tras unas puertas, un lugar algo lúgubre donde parecían que estaban todos los allí condenados, vagaban sin rumbo fijo entre fuego y llamas que salían de diferentes lugares de aquel suelo parecido al que habíamos cruzado, desde donde estábamos se podía ver que el lugar era inmenso y que estaba plagado de los allí condenados, algunos más enteros que otros pero que todos vagaban por igual- esto es enorme –comenté pero no por ello perdí la esperanza, habíamos llegado hasta allí y solo quedaba encontrarlo- tiene que estar aquí, deberíamos de comenzar a buscarlo, matar a Dreifest y encontrar al hombre ese para poder largarnos de aquí... ya he tenido suficiente de este maldito infierno.
Miré al vampiro con una sonrisa ladeada ahora sabiendo lo que teníamos que hacer, el problema es que no teníamos tanta sangre entre los dos para llenar los tres surcos restantes que fueran a los mecanismos, con lo cual era un problema que debíamos de solucionar y casi iba a contestarle a su frase diciéndole que no tenía pensado gastar toda nuestra sangre porque entonces nosotros nos quedaríamos sin fuerzas cuando oímos aquel gruñido que parecía salir de las mismas profundidades del propio infierno , aunque él había pensado lo mismo que yo, necesitábamos sangre o cualquier otro fluido para llenar los surcos y aquel ser mitológico era lo que andábamos buscando. Joe se lanzó sin siquiera pensarlo hacia el minotauro que ya lo esperaba, parecía que era el guardián de aquel laberinto y que no nos iba a dejar salir tan fácilmente como nosotros teníamos pensado, pero nos proporcionaría lo necesario para salir de allí porque su sangre sería nuestra salvación... el único problema que veía y que él al parecer no había pensado era que si la sangre caía en cualquier otro de los surcos que necesitábamos... no sabría lo que pasaría, pero seguramente cualquier trampa se activaría.
El choque de sus cuerpo fue atronador y pronto comenzaron una lucha donde Joe intentó hundir sus garras en el torso del animal pero pareció que no le hizo demasiado, sin embargo sí que se llevó que sus cuernos se hundieran en uno de sus costados ante las palabras que le había dicho, ¿cómo se le ocurría sacar ese humor tan negro en esos momentos? La sangre cayó de nuevo estando el vampiro contra la pared mientras peleaba con el minotauro, la sangre de ambos comenzó a caer al suelo y para nuestra desgracia no llenó uno de los surcos que necesitábamos, sino que cayó en otro diferente que al llegar hasta el mecanismo se iluminó de color negro, las paredes se cerraron reduciendo el lugar y miré al vampiro pensando en algo que pudiera sernos de utilizado para llenar los diferentes surcos, debía de pensar rápido alguna forma de canalizar la sangre hacia los lugares que queríamos... pero allí no había nada y otra trampa se activó de nuevo de donde surgieron dos demonios negros, dos demonios como los que habíamos matado al principio y mientras el vampiro se ocupaba del minotauro yo me encargué de aquellos dos demonios que habían aparecido, al tener la daga que me había dado la semidiosa no dudé en utilizarla para reducir a esos demonios que se abalanzaron sobre mí haciendo que se redujeran a cenizas mientras Joe se encargaba del minotauro, debía de pensar en algo para que no se activaran más trampas o de lo contrario nuestra suerte podría cambiar de forma drástica.
Tras acabar con los dos demonios que aparecieron al activarse la segunda trampa me giré para contemplar que de nuevo los dos seguían en una lucha así que fui directa hacia el minotauro que ahora estaba dándome la espalda y sin pensarlo demasiado clavé la daga en su espalda no sin antes mirar al vampiro y hacerle un gesto para que me siguiera hacia uno de los lados donde debíamos de llenar uno de los surcos, sin pensarlo demasiado le dije al vampiro aprovechando nuestro poder que clavara sus cuernos en la pared para mantenerlo mientras la sangre caía, así que fue lo que hicimos y fue entonces que quité la daga para llenar el siguiente surco asegurándome de que no cayera fuera, no fue fácil porque no dejaba de moverse pero era la mejor idea que había tenido. Volví a incrustar la daga en la espalda del minotauro taponando la herida y volvimos a llevarlo hasta el siguiente donde estaba el tercero repitiendo la misma operación con los dos últimos de forma que los cuatro botones dorados se encendieron, ahora sí era el momento de acabar con aquel ser que parecía menguado en fuerzas y supuse que sería por el veneno de la misma daga, fue Joe quien acabó con la bestia mientras yo activaba los cuatro mecanismos y del centro del laberinto se abría una trampilla donde parecía haber una escalera de caracol, miré al vampiro y comenzamos a bajar por ella porque no había otra salida y no había vuelta atrás.
-Espero que se acaben los juegos de una maldita vez –el lugar estaba un poco a oscuras pero eso no era impedimento para ninguno de los dos, éramos capaces de ver en la oscuridad así que continuamos bajando a lo que eran las profundidades del infierno para toparnos con lo que parecía otro lugar totalmente diferente tras unas puertas, un lugar algo lúgubre donde parecían que estaban todos los allí condenados, vagaban sin rumbo fijo entre fuego y llamas que salían de diferentes lugares de aquel suelo parecido al que habíamos cruzado, desde donde estábamos se podía ver que el lugar era inmenso y que estaba plagado de los allí condenados, algunos más enteros que otros pero que todos vagaban por igual- esto es enorme –comenté pero no por ello perdí la esperanza, habíamos llegado hasta allí y solo quedaba encontrarlo- tiene que estar aquí, deberíamos de comenzar a buscarlo, matar a Dreifest y encontrar al hombre ese para poder largarnos de aquí... ya he tenido suficiente de este maldito infierno.
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
No se puede decir que matar al mino-tauro fuera precisamente fácil, pero después de que sus cuernos me dejaran como un colador y que la sangre de ambos fuera llevada allí donde la princesa morena que mandaba en demasía, se abrió la boca del averno y logramos escapar de aquel maldito laberinto que a decir verdad empezaba a sacarme de mis casillas.
-Tengo malos recuerdos en los laberintos -dije frunciendo el ceño -y tu amigo el cornudo me ha jodido el traje, esta aventura empieza a resultarme un tanto cargante.
Mi mal humor se incrementaba al paso que caminábamos por un lugar oscuro donde las lamas se cruzaban con nosotros como si nada vieran, almas errantes en una inmensidad de sufrimientos que las hacían lamentarse.
-Si Assur ya de por si es un penas, no quiero imaginarlo vagando por este mundo infinito.
Sun me dio un manotazo para que cerrara el pico mientras yo me limité a encogerme de hombros ladeando la sonrisa con cierta picarda.
-puedo hacer el esfuerzo Sun de manteneros saciadas y contentas a las dos, todo sea en memoria de mi hermano -bromeé riéndome a carcajadas cuando sus ojos enrojecieron clavándose en los míos -bueno, ya le plantearé a mi hermano la idea de hacer un cuarteto.
Esquivé su puñetazo mientras me sacudia la tierra de la chaqueta negando sin perder la sonrisa.
-Preciosa se te esta agriando el carácter, se nota que necesitas un polvo, o dos...
Esta comenzó a caminar sin mas mascullando entre dientes que me podía ir al infierno, algo que aun me hizo reír con mas ganas.
-¿donde crees que estamos princesa? -bromeé guiñandole el ojo mientras ella resoplaba y las lamas seguían caminando como desgraciados a nuestro paso.
Andamos por ese lugar durante horas, ni siquiera sabia cuanto tiempo había pasado desde que entramos, en aquel lugar el tiempo pasaba de un modo ilógico por completo.
Fue entonces cuando vi al hombre ese de la foto o si no era el era su doble porque joder se parecían, aunque este estaba mas demacrado, peor bueno, mientras la siguiera teniendo gorda dudaba que la diosa nos pudiera por eso problemas.
Le di un golpe a Sun señalando al tipo.
-vamos a cazarlo, quizás él sepa donde esta mi hermano.
Los ojos de la inmortal brillaron, supongo que porque eso implicaba que estábamos mas cerca de escapar de allí, apretaba con fuerza el cuchillo con el que mataría a la bruja, esa que le había arrebatado a mi hermano.
-lo encontraremos Sun, mi hermano no es de los que se deja vencer con facilidad, lo conoces bien.
-Tengo malos recuerdos en los laberintos -dije frunciendo el ceño -y tu amigo el cornudo me ha jodido el traje, esta aventura empieza a resultarme un tanto cargante.
Mi mal humor se incrementaba al paso que caminábamos por un lugar oscuro donde las lamas se cruzaban con nosotros como si nada vieran, almas errantes en una inmensidad de sufrimientos que las hacían lamentarse.
-Si Assur ya de por si es un penas, no quiero imaginarlo vagando por este mundo infinito.
Sun me dio un manotazo para que cerrara el pico mientras yo me limité a encogerme de hombros ladeando la sonrisa con cierta picarda.
-puedo hacer el esfuerzo Sun de manteneros saciadas y contentas a las dos, todo sea en memoria de mi hermano -bromeé riéndome a carcajadas cuando sus ojos enrojecieron clavándose en los míos -bueno, ya le plantearé a mi hermano la idea de hacer un cuarteto.
Esquivé su puñetazo mientras me sacudia la tierra de la chaqueta negando sin perder la sonrisa.
-Preciosa se te esta agriando el carácter, se nota que necesitas un polvo, o dos...
Esta comenzó a caminar sin mas mascullando entre dientes que me podía ir al infierno, algo que aun me hizo reír con mas ganas.
-¿donde crees que estamos princesa? -bromeé guiñandole el ojo mientras ella resoplaba y las lamas seguían caminando como desgraciados a nuestro paso.
Andamos por ese lugar durante horas, ni siquiera sabia cuanto tiempo había pasado desde que entramos, en aquel lugar el tiempo pasaba de un modo ilógico por completo.
Fue entonces cuando vi al hombre ese de la foto o si no era el era su doble porque joder se parecían, aunque este estaba mas demacrado, peor bueno, mientras la siguiera teniendo gorda dudaba que la diosa nos pudiera por eso problemas.
Le di un golpe a Sun señalando al tipo.
-vamos a cazarlo, quizás él sepa donde esta mi hermano.
Los ojos de la inmortal brillaron, supongo que porque eso implicaba que estábamos mas cerca de escapar de allí, apretaba con fuerza el cuchillo con el que mataría a la bruja, esa que le había arrebatado a mi hermano.
-lo encontraremos Sun, mi hermano no es de los que se deja vencer con facilidad, lo conoces bien.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
A veces Joe me sacaba de mis casillas y me enervaba enormemente, habíamos podido salir de aquel laberinto gracias a la sangre del minotauro que aunque no fue fácil logramos conducirla por los surcos que necesitábamos hasta que el círculo del suelo se abrió para dejarnos paso, nos encargamos del minotauro que cayó con la daga que llevaba guardada y que reservaba para Dreifest y descendimos por las escaleras a lo que parecía el centro del infierno, estaba todo un poco a oscuras y la extensión era completamente enorme en donde las almas perdidas y condenas vagaban por doquier, mis ojos se centraron en el vampiro cuando mencionó a su hermano y rodé los ojos intentando pasar de él aunque sí es cierto que le di un manotazo para que se callara y siguiera andando, mi prioridad era encontrarlo y luego buscar al otro hombre para poder salir de allí, nada más me importaba. Pero parecía que Joe no se callaba porque siguió hablando con una sonrisa ladeada, ahora decía que podía hacer el esfuerzo de saciarnos y tenernos contentas tanto a Dan como a mí y lo fulminé con la mirada, con mis ojos de color rojos puestos en su figura haciéndole ver que para nada era algo que me gustara y que además comenzaba a cabrearme. Él se reía por sus bromas pero a mí no me hacía ningún tipo de gracia, terminó diciendo que ya le comentaría a su hermano de hacer un cuarteto y ni siquiera lo pensé, mi lancé contra él con el puño cerrado con la intención de darle y me esquivó pero luego mientras se sacudía el polvo de la chaqueta le di el puñetazo y lo miré de forma fija.
-Me gustaría ver cómo le dices eso a Assur solamente para ver cómo te destroza, sabes lo celoso que es y yo no soy una mujer que me guste compartir –cogí el cuello de su camisa y lo bajé lo suficiente para que me mirara a los ojos- céntrate en lo que hemos venido a buscar y deja a un lado tus jueguecitos, o de lo contrario le contaré a tú mujer no sólo que pretendes hacer un cuarteto sino que también le diré aquello que con tanto recelo le escondes y no le dices –si quería jugar bien, jugaríamos, yo también sabía dónde dolía- sí, estoy de muy mala leche y él único que puede quitármela es tú hermano así que sigamos buscando ¿te parece? –Lo solté maldiciéndolo para mis adentros y mandándolo al infierno entre susurros pero este me contestó que era allí donde estábamos llamándome princesa, como si fuera una mujer que necesitara de un hombre para rescatarla de cuando estuviera en apuros. Seguimos andando por aquel lugar infernal durante bastantes horas, cuántas era algo imposible de saber porque allí parecía que el tiempo era diferente. Pero no debería de quedarnos mucho tiempo para que se cumplieran las cuarenta y ocho horas, allí el tiempo pasaba de forma diferente y no había forma de saber cuánto estábamos ahí abajo, pero algo me decía que el tiempo se nos agotaba y que todo el viaje que habíamos hecho hasta llegar allí nos había quitado bastante tiempo. Andábamos rodeados por las almas en pena que allí habitaban con la esperanza de encontrar pronto al vampiro, no notaba su aura por ningún lado y eso me tenía ciertamente preocupada, además que no quería pensar en donde podría estar con la bruja, o si estaba junto a ella... pero si estaba con ella no quería ni imaginarme lo que podría estar pasando... mejor que no pensara en ello. Me giré para mirar de nuevo a Joe para darme cuenta de que me señalaba a alguien, al llevar mis ojos a ese lugar me di cuenta de que al que señalaba era el hombre que la semidiosa nos había mandado buscar para traerlo de vuelta de los infiernos, mis ojos brillaron porque eso significaba que estábamos más cerca de encontrar a Assur y matar a la bruja, volver a casa y que todo hubiera sido como una pesadilla de la que ya habíamos salido. Miré a Joe cuando me dijo que él no se daba por vencido y sonreí ligeramente- sé que tú hermano nunca se rinde, me preocupa no encontrarlo o en todo caso saber que está la bruja... pero sé que él no es de los que se rinden, jamás –eso era algo que conocía bastante bien del vampiro y no temía por eso- vayamos a por él, quizás logremos encontrar donde está Assur o quizás nos pueda llevar más hacia donde esté, dudo que este lugar tenga un fin y que esta sea la última “sala” –asentí con la cabeza para comenzar a andar hacia el hombre que estaba algo demacrado, a saber del tiempo que llevaría en aquel infierno y cuando me acerqué para cogerlo mi mano atravesó su cuerpo como si no tuviera forma corpórea- ¿qué narices? –Dije antes de volver a llevar mi mano hacia el hombre para atravesarlo de nuevo, no podíamos cogerlo y algo me decía que no iba a ser fácil llevárnoslo de allí, intenté coger a otro pero no podía tampoco, atravesaba a todos como si no tuvieran cuerpo como si solamente fueran almas que no se podían coger- esto no me lo esperaba –dije alzando la mirada a Joe pensando ahora en su hermano, ¿y si Assur también...? No, no hacía demasiado que había pasado aquello y él no había muerto, su cuerpo debería de estar en forma corpórea todavía- me parece que nos lo tendremos que llevar de otra forma que no sea por la fuerza –ahora estaba más preocupada- ¿y si tu hermano también está así? Tenemos que encontrarlo ya Joe, luego veremos la forma de coger a este –mi nerviosismo y desesperación eran palpables, lo cierto es que solamente podía pensar en que Assur estuviera bien y nos lo pudiéramos llevar de allí, ya encontraríamos la forma de coger al otro- quizás en su búsqueda hallemos algo para poder llevárnoslo, ya sabemos dónde está y yo voto por ir en busca de tú hermano –lo miré esperando en que él pensara también lo mismo.
-Me gustaría ver cómo le dices eso a Assur solamente para ver cómo te destroza, sabes lo celoso que es y yo no soy una mujer que me guste compartir –cogí el cuello de su camisa y lo bajé lo suficiente para que me mirara a los ojos- céntrate en lo que hemos venido a buscar y deja a un lado tus jueguecitos, o de lo contrario le contaré a tú mujer no sólo que pretendes hacer un cuarteto sino que también le diré aquello que con tanto recelo le escondes y no le dices –si quería jugar bien, jugaríamos, yo también sabía dónde dolía- sí, estoy de muy mala leche y él único que puede quitármela es tú hermano así que sigamos buscando ¿te parece? –Lo solté maldiciéndolo para mis adentros y mandándolo al infierno entre susurros pero este me contestó que era allí donde estábamos llamándome princesa, como si fuera una mujer que necesitara de un hombre para rescatarla de cuando estuviera en apuros. Seguimos andando por aquel lugar infernal durante bastantes horas, cuántas era algo imposible de saber porque allí parecía que el tiempo era diferente. Pero no debería de quedarnos mucho tiempo para que se cumplieran las cuarenta y ocho horas, allí el tiempo pasaba de forma diferente y no había forma de saber cuánto estábamos ahí abajo, pero algo me decía que el tiempo se nos agotaba y que todo el viaje que habíamos hecho hasta llegar allí nos había quitado bastante tiempo. Andábamos rodeados por las almas en pena que allí habitaban con la esperanza de encontrar pronto al vampiro, no notaba su aura por ningún lado y eso me tenía ciertamente preocupada, además que no quería pensar en donde podría estar con la bruja, o si estaba junto a ella... pero si estaba con ella no quería ni imaginarme lo que podría estar pasando... mejor que no pensara en ello. Me giré para mirar de nuevo a Joe para darme cuenta de que me señalaba a alguien, al llevar mis ojos a ese lugar me di cuenta de que al que señalaba era el hombre que la semidiosa nos había mandado buscar para traerlo de vuelta de los infiernos, mis ojos brillaron porque eso significaba que estábamos más cerca de encontrar a Assur y matar a la bruja, volver a casa y que todo hubiera sido como una pesadilla de la que ya habíamos salido. Miré a Joe cuando me dijo que él no se daba por vencido y sonreí ligeramente- sé que tú hermano nunca se rinde, me preocupa no encontrarlo o en todo caso saber que está la bruja... pero sé que él no es de los que se rinden, jamás –eso era algo que conocía bastante bien del vampiro y no temía por eso- vayamos a por él, quizás logremos encontrar donde está Assur o quizás nos pueda llevar más hacia donde esté, dudo que este lugar tenga un fin y que esta sea la última “sala” –asentí con la cabeza para comenzar a andar hacia el hombre que estaba algo demacrado, a saber del tiempo que llevaría en aquel infierno y cuando me acerqué para cogerlo mi mano atravesó su cuerpo como si no tuviera forma corpórea- ¿qué narices? –Dije antes de volver a llevar mi mano hacia el hombre para atravesarlo de nuevo, no podíamos cogerlo y algo me decía que no iba a ser fácil llevárnoslo de allí, intenté coger a otro pero no podía tampoco, atravesaba a todos como si no tuvieran cuerpo como si solamente fueran almas que no se podían coger- esto no me lo esperaba –dije alzando la mirada a Joe pensando ahora en su hermano, ¿y si Assur también...? No, no hacía demasiado que había pasado aquello y él no había muerto, su cuerpo debería de estar en forma corpórea todavía- me parece que nos lo tendremos que llevar de otra forma que no sea por la fuerza –ahora estaba más preocupada- ¿y si tu hermano también está así? Tenemos que encontrarlo ya Joe, luego veremos la forma de coger a este –mi nerviosismo y desesperación eran palpables, lo cierto es que solamente podía pensar en que Assur estuviera bien y nos lo pudiéramos llevar de allí, ya encontraríamos la forma de coger al otro- quizás en su búsqueda hallemos algo para poder llevárnoslo, ya sabemos dónde está y yo voto por ir en busca de tú hermano –lo miré esperando en que él pensara también lo mismo.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Admito que no fue muy ético cuando estallé en carcajadas ante la cara de desesperación de Sun, ese ente era inalcanzable para nosotros, todo se complicaba y la verdad creo que una parte de mi sacaba así su frustración.
También admito que ayudaba saber que Dan estaba a salvo, lejos de aquel puto infierno llamado Xivalba y que a mi se me antojaba dantesco.
Todo lo que por allí pululaba eran almas demacradas y en pena, torturadas por el paso de los siglos ¿como íbamos a atraparlo.
Sun propuso continuar en busca de Assun ¿acaso no habíamos venido a eso? A eso y a dar sepultura a la maldita bruja que nos había condenado a muerte a ambos.
No podíamos olvidar que aunque en letargo todavía eramos portadores de la maldición de los cojones y si no la matábamos y escapaba, se volvería a desatar la maldición y podíamos acabar en el eterno cadalso.
-Te imaginas que Assur es trasparente, la vas a tener complicada para sentirle la verga dentro cuando te folla.
Si las miradas mataran yo estaría mas que muerto, pero bueno, tampoco es que al resto del mundo le resultara mucho mas agradable mi humor negro, bueno, a Dan creo que le gustaba, al menos no me decía lo contrario, se reía de mis gilipolleces, sabia que en el fondo no las decía con un mal sentido.
Assur era mi hermano, lo quería aunque tampoco lo reconociera y si había aceptado esa maldición era para que él no la portara, Sun me importaba francamente una mierda.
Seguimos vagando por aquel lugar, entonces creo que lo entendí...si no volvíamos antes del plazo establecido nos convertiríamos en justo eso, lamas errantes sin presente, ni futuro, solo torturadas a vagar hasta el sinfín de los tiempos por aquel infierno.
¿Seria ya eso mi hermano?
Pronto saldríamos de dudas, pues al fondo, el fuego luchaba contra un hombre con el infierno en su mirada, llamas centelleaban de sus ojos rojos como el abismo.
La bruja no dejaba de lanzar contra este todo su repertorio mientras él luchaba con garras y dientes por seguir una implacable lucha en la que ninguno moría pero si se dañaban.
Charco de sangre de ambos se convertía en un mar bajo sus pies, pero seguían vivos, lo que me dio a entender que en ese lugar ya estabas muerto o al menos en esencia así era.
-Ahí tienes a tu demonio ¿que tal si lo saludas y nos cargamos a la puta que contra él pelea?
Nos acercamos corriendo, pero ambos parecían estar ajenos a todo, como si eso que los había engullido los hubiera llevado allí sin mas y la batalla se hubiera instaurado en sus corazones sin tomarse ni un segundo para respirar.
Sun trataba de alcanzarlo, pero un campo magnético la expulsaba de aquella cúpula de odio que encerraba a dos bestias sedientas de venganza.
Esa debía sin duda de ser una gran tortura, el dolor, la ira y la muerte se veía teñida en sus rostros...
-¿alguna idea princesa?
También admito que ayudaba saber que Dan estaba a salvo, lejos de aquel puto infierno llamado Xivalba y que a mi se me antojaba dantesco.
Todo lo que por allí pululaba eran almas demacradas y en pena, torturadas por el paso de los siglos ¿como íbamos a atraparlo.
Sun propuso continuar en busca de Assun ¿acaso no habíamos venido a eso? A eso y a dar sepultura a la maldita bruja que nos había condenado a muerte a ambos.
No podíamos olvidar que aunque en letargo todavía eramos portadores de la maldición de los cojones y si no la matábamos y escapaba, se volvería a desatar la maldición y podíamos acabar en el eterno cadalso.
-Te imaginas que Assur es trasparente, la vas a tener complicada para sentirle la verga dentro cuando te folla.
Si las miradas mataran yo estaría mas que muerto, pero bueno, tampoco es que al resto del mundo le resultara mucho mas agradable mi humor negro, bueno, a Dan creo que le gustaba, al menos no me decía lo contrario, se reía de mis gilipolleces, sabia que en el fondo no las decía con un mal sentido.
Assur era mi hermano, lo quería aunque tampoco lo reconociera y si había aceptado esa maldición era para que él no la portara, Sun me importaba francamente una mierda.
Seguimos vagando por aquel lugar, entonces creo que lo entendí...si no volvíamos antes del plazo establecido nos convertiríamos en justo eso, lamas errantes sin presente, ni futuro, solo torturadas a vagar hasta el sinfín de los tiempos por aquel infierno.
¿Seria ya eso mi hermano?
Pronto saldríamos de dudas, pues al fondo, el fuego luchaba contra un hombre con el infierno en su mirada, llamas centelleaban de sus ojos rojos como el abismo.
La bruja no dejaba de lanzar contra este todo su repertorio mientras él luchaba con garras y dientes por seguir una implacable lucha en la que ninguno moría pero si se dañaban.
Charco de sangre de ambos se convertía en un mar bajo sus pies, pero seguían vivos, lo que me dio a entender que en ese lugar ya estabas muerto o al menos en esencia así era.
-Ahí tienes a tu demonio ¿que tal si lo saludas y nos cargamos a la puta que contra él pelea?
Nos acercamos corriendo, pero ambos parecían estar ajenos a todo, como si eso que los había engullido los hubiera llevado allí sin mas y la batalla se hubiera instaurado en sus corazones sin tomarse ni un segundo para respirar.
Sun trataba de alcanzarlo, pero un campo magnético la expulsaba de aquella cúpula de odio que encerraba a dos bestias sedientas de venganza.
Esa debía sin duda de ser una gran tortura, el dolor, la ira y la muerte se veía teñida en sus rostros...
-¿alguna idea princesa?
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Cuando abrí los ojos no sabía exactamente dónde me encontraba ni lo que había pasado, mi mano fue a mi cabeza ante el dolor que me atravesó y el mareo que sentí en esos momentos, miré el lugar que me rodeaba y me acordé entonces de lo que había pasado... el vampiro me había clavado algo en el cuerpo con una jeringuilla, no lo había visto venir y para cuando quise reaccionar la droga que me había puesto ya estaba haciendo su función y caí en sus brazos mientras él me decía que no podía dejar que fuera y que me necesitaba con vida, sus palabras habían resonado con eco cuando me drogó pero ahora las recordaba con claridad; había tomado la decisión de dejarme en aquel poblado para que no fuera con ellos y aquel era su modo de asegurarse de que se cumplía con lo que él pedía. Lo había maldecido cuando se alejó y volvía a hacerlo ahora de nuevo mientras el sopor se me pasaba así también como el mareo y puse los pies en el suelo, me levanté de aquella cama en la cabaña en la que me había dejado y finalmente abrí la puerta encontrándome con los demás miembro de la tribu que seguían sentados alrededor del fuego, algunos bailaban, otros cantaban mientras seguían el ritmo de un tambor que los acompañaba en aquellas cánticos. Estaba realmente cabreada y enfadada con el vampiro, ¿cómo se atrevía a drogarme y a dejarme allí tirada? Porque él sabía perfectamente que si me decía “no vengas” no le iba a hacer ni puñetero caso, y había tenido que recurrir a drogarme para poder dejarme allí con ellos.
Mi mirada cabreada y ceñuda buscó al jefe de aquella tribu quien me miró como si no esperara que estuviera despierta en esos momentos, así que con paso decidido me acerqué hasta él y un hombre bastante alto y corpulento me cortó el paso, elevé mi rostro para mirarle y darle a entender que no me intimidaba su estatura ni su tamaño, no cuando había bailado con el demonio en el infierno y había salido con vida, así que aquello no era ni la mitad de la mitad. Esperé a que se apartara y al ver que no me movía el jefe le dijo que se apartara para que me acercara, en realidad no tenía nada contra ellos porque sabía los trucos y lo persistente que podía ser el vampiro, así que mi furia realmente estaba con Joe y no con los miembros de la tribu. Me paré delante del jefe y le pedí explicaciones de lo que había pasado, me contó que había hecho un pacto con Joe para que me quedara allí y no fuera con ellos, que era peligroso, pero esa decisión se le olvidaba al vampiro que era mía tomarla y no de él. Aceptó el trato esperando que yo estuviera durmiendo hasta que ellos volvieran pero me había despertado antes de hora. Bufé negando con la cabeza recorriendo mi frente con mis dedos acordándome de lo que él había dibujado, de la ruta que debían de seguir para llegar al templo.
-Quiero que me digas cómo llegar al templo donde han ido ellos –vi el miedo reflejado en su rostro, quizás porque sabía lo que había si llegaba allí pero estaba decidida, ¿de verdad se creía el vampiro que me quedaría de brazos cruzados? Ni de coña, no me conocía en absoluto... aunque bueno, sí me conocía para haberme drogado como había hecho. Juré que le daría una paliza en cuanto lo viera por dejarme allí en contra de mi voluntad, y ya podría recompensarme bien luego para que le perdonara por ello. El jefe negó y yo volví a insistir de nuevo- tenemos dos opciones; o me dices dónde está el templo ese y voy a buscarlos, o voy por mi cuenta con la opción de que pueda perderme... y créeme, a mi marido no le hará ninguna gracia que me haya perdido por la selva –parecía que me creía y es que no mentía, así que al final acabó aceptando porque no quería problemas y asentí no sin antes pedirle un par de dagas para llevarme porque no llevaba arma alguna, tras indicarme el camino y darme lo que necesitaba así como agua para el camino me encaminé en busca de ese templo, recordaba que había dicho que estaba a una hora así que podría llegar en ese tiempo de ser necesario. Lo cierto fue que me costó bastante, incluso con las indicaciones, encontrar la maldita entrada a aquel lugar. La gruta apenas era visible incluso con la antorcha que llevaba pero finalmente tras seguir el rastro de esos dos vampiros, algo que como cazadora se me daba bastante bien, pude seguir sus pasos atravesando una gruta que daba a un valle bastante grande y que entendía por qué estaba oculto el templo. Se alzaba algo siniestro pero majestuoso en mitad de la selva como si esta se hubiera intentado apoderar del lugar pero no hubiera podido hacerlo. Subí los escalones mirando las estatuas que había que presagiaban peligro, dolor y muerte en advertencia para que no siguiera pero nada me detuvo. Me adentré en el interior y vi la trampilla abierta y ninguna salida más, así que bajé por esa escalera sinuosa de caracol hasta llegar a una primera sala, en el suelo descabezado alguien que se había cruzado en el camino de esos dos vampiros, la cabeza había sido arrancada a mordiscos y habían signos de lucha y de diferentes sangres en el suelo, aparte de la de aquel bicho y supe que seguía el rastro correcto. Me adentré en una sala mucho más grande y más iluminada donde sobre unos peldaños sentada en un trono con dos brazos que eran dos cabezas de dragones me miraba una mujer hermosa, su rostro estaba apoyado en su puño dejando el codo en el brazo del asiento y levantó la cabeza al verme entrar, sonrió de lado con cierta malicia y recorrí la sala viendo todos los objetos que habían allí.
-Vaya vaya, este día está lleno de sorpresas –me paré a los pies de aquellos peldaños y ella se levantó para bajarlos y acercarse hacia donde yo estaba- llevo milenios sin recibir visita alguna y en una misma noche me encuentro con dos vampiros y con una humana –me rodeó observándome mientras yo permanecía con la antorcha en la mano y la otra fue hacia una de las dagas pero ella se paró delante de mi rostro y me miró de forma fija y seria- yo no te lo aconsejaría, humana, salvo que quieras conocer toda mi furia –sus ojos resplandecieron cuando lo dijo y sonrió de lado- además, una daga no puede matarme mortal, deberías de tenerme un poco más de respeto humana, estás en presencia de una diosa –abrí los labios ante aquello y su risa resonó por la estancia- y bien, ¿qué puedo hacer por ti? ¿Qué vas a querer tú esta vez? –Me miró como si, en el fondo, supiera lo que iba a pedirle exactamente.
-Sé que han venido dos vampiros antes que yo y que, seguramente, les habrás dado alguna forma para llegar al... bueno, al infierno –ella sonrió de lado y llevó sus manos tras su espalda.
-¡Ah, sí! Esos que se han cargado a mi mascota... sí, les he abierto un portal para que vayan en busca de alguien y maten a... bueno, no presté mucha atención en realidad –matar a la bruja, sí, eso es lo que habían estado buscando- ¿son amigos tuyos? –Preguntó aunque no supe si lo hacía por curiosidad o porque de verdad lo quería saber.
-Mi marido y mi cuñada –apunté enarcando una ceja y ella se rió divertida por mis palabras.
-¡Una humana que se casa con un vampiro! Vaya, ahora me caes mejor... se supone que no deberíais de casaros, es antinatural... sin embargo, yo también cometí una estupidez como tú –ladeó su rostro como si recordara algo del pasado y luego me miró de nuevo- y supongo que tú deseo es ir a ayudarlos si estás aquí –asentí con la cabeza y ella lo pensó durante unos segundos- a ellos les he dado cuarenta y ocho horas para volver, pero ya llevan la mitad del tiempo consumido –no entendí eso- verás, el tiempo ahí abajo pasa de forma... diferente –movió sus hombros como si restara importancia- la única forma de regresar es con ellos, tendrás que darte prisa si quieres encontrarlos –se alejó unos pasos de mí y tras unas palabras abrió un portal que, en cierta forma, parecía que me quisiera engullir y tragar... ¿y ya estaba, así de fácil? Su risa sonó de nuevo y la miré- oh no querida, no va a ser tan fácil. Portarás mí marca y... ya lo descubrirás –tocó mi hombro donde sentí un pequeño escozor pero era imposible apartarme- buena suerte, humana –el portal me absorbió por completo y al atravesarlo me llevó directa a un lugar bastante oscuro, plagado de... ¿almas? El calor allí era asfixiante y había lava por todos lados, como si estuviera en mitad de uno de ellos. Gritos de almas en pena, gritos de dolor y de auxilio se escuchaban en el lugar, me levanté observando aquel siniestro lugar y suspiré, ahora solo cabía encontrar a Joe.
Mi mirada cabreada y ceñuda buscó al jefe de aquella tribu quien me miró como si no esperara que estuviera despierta en esos momentos, así que con paso decidido me acerqué hasta él y un hombre bastante alto y corpulento me cortó el paso, elevé mi rostro para mirarle y darle a entender que no me intimidaba su estatura ni su tamaño, no cuando había bailado con el demonio en el infierno y había salido con vida, así que aquello no era ni la mitad de la mitad. Esperé a que se apartara y al ver que no me movía el jefe le dijo que se apartara para que me acercara, en realidad no tenía nada contra ellos porque sabía los trucos y lo persistente que podía ser el vampiro, así que mi furia realmente estaba con Joe y no con los miembros de la tribu. Me paré delante del jefe y le pedí explicaciones de lo que había pasado, me contó que había hecho un pacto con Joe para que me quedara allí y no fuera con ellos, que era peligroso, pero esa decisión se le olvidaba al vampiro que era mía tomarla y no de él. Aceptó el trato esperando que yo estuviera durmiendo hasta que ellos volvieran pero me había despertado antes de hora. Bufé negando con la cabeza recorriendo mi frente con mis dedos acordándome de lo que él había dibujado, de la ruta que debían de seguir para llegar al templo.
-Quiero que me digas cómo llegar al templo donde han ido ellos –vi el miedo reflejado en su rostro, quizás porque sabía lo que había si llegaba allí pero estaba decidida, ¿de verdad se creía el vampiro que me quedaría de brazos cruzados? Ni de coña, no me conocía en absoluto... aunque bueno, sí me conocía para haberme drogado como había hecho. Juré que le daría una paliza en cuanto lo viera por dejarme allí en contra de mi voluntad, y ya podría recompensarme bien luego para que le perdonara por ello. El jefe negó y yo volví a insistir de nuevo- tenemos dos opciones; o me dices dónde está el templo ese y voy a buscarlos, o voy por mi cuenta con la opción de que pueda perderme... y créeme, a mi marido no le hará ninguna gracia que me haya perdido por la selva –parecía que me creía y es que no mentía, así que al final acabó aceptando porque no quería problemas y asentí no sin antes pedirle un par de dagas para llevarme porque no llevaba arma alguna, tras indicarme el camino y darme lo que necesitaba así como agua para el camino me encaminé en busca de ese templo, recordaba que había dicho que estaba a una hora así que podría llegar en ese tiempo de ser necesario. Lo cierto fue que me costó bastante, incluso con las indicaciones, encontrar la maldita entrada a aquel lugar. La gruta apenas era visible incluso con la antorcha que llevaba pero finalmente tras seguir el rastro de esos dos vampiros, algo que como cazadora se me daba bastante bien, pude seguir sus pasos atravesando una gruta que daba a un valle bastante grande y que entendía por qué estaba oculto el templo. Se alzaba algo siniestro pero majestuoso en mitad de la selva como si esta se hubiera intentado apoderar del lugar pero no hubiera podido hacerlo. Subí los escalones mirando las estatuas que había que presagiaban peligro, dolor y muerte en advertencia para que no siguiera pero nada me detuvo. Me adentré en el interior y vi la trampilla abierta y ninguna salida más, así que bajé por esa escalera sinuosa de caracol hasta llegar a una primera sala, en el suelo descabezado alguien que se había cruzado en el camino de esos dos vampiros, la cabeza había sido arrancada a mordiscos y habían signos de lucha y de diferentes sangres en el suelo, aparte de la de aquel bicho y supe que seguía el rastro correcto. Me adentré en una sala mucho más grande y más iluminada donde sobre unos peldaños sentada en un trono con dos brazos que eran dos cabezas de dragones me miraba una mujer hermosa, su rostro estaba apoyado en su puño dejando el codo en el brazo del asiento y levantó la cabeza al verme entrar, sonrió de lado con cierta malicia y recorrí la sala viendo todos los objetos que habían allí.
-Vaya vaya, este día está lleno de sorpresas –me paré a los pies de aquellos peldaños y ella se levantó para bajarlos y acercarse hacia donde yo estaba- llevo milenios sin recibir visita alguna y en una misma noche me encuentro con dos vampiros y con una humana –me rodeó observándome mientras yo permanecía con la antorcha en la mano y la otra fue hacia una de las dagas pero ella se paró delante de mi rostro y me miró de forma fija y seria- yo no te lo aconsejaría, humana, salvo que quieras conocer toda mi furia –sus ojos resplandecieron cuando lo dijo y sonrió de lado- además, una daga no puede matarme mortal, deberías de tenerme un poco más de respeto humana, estás en presencia de una diosa –abrí los labios ante aquello y su risa resonó por la estancia- y bien, ¿qué puedo hacer por ti? ¿Qué vas a querer tú esta vez? –Me miró como si, en el fondo, supiera lo que iba a pedirle exactamente.
-Sé que han venido dos vampiros antes que yo y que, seguramente, les habrás dado alguna forma para llegar al... bueno, al infierno –ella sonrió de lado y llevó sus manos tras su espalda.
-¡Ah, sí! Esos que se han cargado a mi mascota... sí, les he abierto un portal para que vayan en busca de alguien y maten a... bueno, no presté mucha atención en realidad –matar a la bruja, sí, eso es lo que habían estado buscando- ¿son amigos tuyos? –Preguntó aunque no supe si lo hacía por curiosidad o porque de verdad lo quería saber.
-Mi marido y mi cuñada –apunté enarcando una ceja y ella se rió divertida por mis palabras.
-¡Una humana que se casa con un vampiro! Vaya, ahora me caes mejor... se supone que no deberíais de casaros, es antinatural... sin embargo, yo también cometí una estupidez como tú –ladeó su rostro como si recordara algo del pasado y luego me miró de nuevo- y supongo que tú deseo es ir a ayudarlos si estás aquí –asentí con la cabeza y ella lo pensó durante unos segundos- a ellos les he dado cuarenta y ocho horas para volver, pero ya llevan la mitad del tiempo consumido –no entendí eso- verás, el tiempo ahí abajo pasa de forma... diferente –movió sus hombros como si restara importancia- la única forma de regresar es con ellos, tendrás que darte prisa si quieres encontrarlos –se alejó unos pasos de mí y tras unas palabras abrió un portal que, en cierta forma, parecía que me quisiera engullir y tragar... ¿y ya estaba, así de fácil? Su risa sonó de nuevo y la miré- oh no querida, no va a ser tan fácil. Portarás mí marca y... ya lo descubrirás –tocó mi hombro donde sentí un pequeño escozor pero era imposible apartarme- buena suerte, humana –el portal me absorbió por completo y al atravesarlo me llevó directa a un lugar bastante oscuro, plagado de... ¿almas? El calor allí era asfixiante y había lava por todos lados, como si estuviera en mitad de uno de ellos. Gritos de almas en pena, gritos de dolor y de auxilio se escuchaban en el lugar, me levanté observando aquel siniestro lugar y suspiré, ahora solo cabía encontrar a Joe.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Mi hermano parecía ajeno a todo, en esa batalla sin fin rodeados por una cúpula que parecía no tener realidad distinta que su lucha encarnizada. No había forma ninguna de llegar a él, un campo los rodeaba haciéndolos ajenos a esta realidad.
Fue en ese preciso instante cuando percibí su aura, mis ojos enrojecieron presos de una rabia desmedida.
Gruñí tan fuerte que le infierno se detuvo y como si nada mas existiera esquivé las lamas en aquella oscuridad manifiesta hasta quedar de frente a ella.
Mi mirada turbia por la ira se hundió en sus pardos, no se como era tan terca, inconsciente y desobediente ¿no había quedado claro que no la quería aquí abajo? ¿que parte de que solo intentaba protegerla aun no había entendido mi prometida?
-¿Que cojones haces aquí? -rugí sacudiéndola del brazo plagado de ira.
Mi voz retumbaba entre las paredes si es que las había de aquel infierno mexicano, por suerte ni un solo alma se detuvo ante mis actos, era como si solo les importara la tortura a la que eran sometidos mientras daban cada paso.
-Te deje allí por algo Dan, porque esto es peligroso, te necesito viva ¿que parte no entiendes de que tu eres humana y yo un maldito demonio? -rugí rabioso sin soltar mi agarre.
Resoplé, lo hecho, hecho estaba, tiré de su cintura abrazándola, pegándola a mi cuerpo mientras mis dedos se paseaban por su pelo castaño.
-¿estas bien? -Pregunté en un susurró.
No podía perderla, la idea de eso me torturaba por dentro, necesitaba saber ¿como había llegado?¿que había pasado? ¿y que era eso que la diosa le había pedido a cambio?
Alcé su mentón perdiendo mis rojos en sus orbes.
-¿que has hecho Dan? -le pregunté -se que la diosa no te hubiera dejado pasar a cambio de nada ¿que has prometido?
Busqué sus labios con los míos, rozándolos, no soportaba la idea de poder perderla ahora que todo parecía estar mas o menos encauzado.
Tanto le costaba a esa maldita mujer quedarse fuera, nos casaríamos a la vuelta, la convertiría en mi mujer.
-Quiero que nos casemos Dan, tu decisión complica las cosas, si te dejé fue para protegerte.
La llevé tirando de su mano hacia donde estaba Assur y una preocupada Sun que ya no sabia que hacer por sacar de ahí a mi hermano.
-Tu y yo tenemos que hablar -le deje´claro mirando sus pardos
Fue en ese preciso instante cuando percibí su aura, mis ojos enrojecieron presos de una rabia desmedida.
Gruñí tan fuerte que le infierno se detuvo y como si nada mas existiera esquivé las lamas en aquella oscuridad manifiesta hasta quedar de frente a ella.
Mi mirada turbia por la ira se hundió en sus pardos, no se como era tan terca, inconsciente y desobediente ¿no había quedado claro que no la quería aquí abajo? ¿que parte de que solo intentaba protegerla aun no había entendido mi prometida?
-¿Que cojones haces aquí? -rugí sacudiéndola del brazo plagado de ira.
Mi voz retumbaba entre las paredes si es que las había de aquel infierno mexicano, por suerte ni un solo alma se detuvo ante mis actos, era como si solo les importara la tortura a la que eran sometidos mientras daban cada paso.
-Te deje allí por algo Dan, porque esto es peligroso, te necesito viva ¿que parte no entiendes de que tu eres humana y yo un maldito demonio? -rugí rabioso sin soltar mi agarre.
Resoplé, lo hecho, hecho estaba, tiré de su cintura abrazándola, pegándola a mi cuerpo mientras mis dedos se paseaban por su pelo castaño.
-¿estas bien? -Pregunté en un susurró.
No podía perderla, la idea de eso me torturaba por dentro, necesitaba saber ¿como había llegado?¿que había pasado? ¿y que era eso que la diosa le había pedido a cambio?
Alcé su mentón perdiendo mis rojos en sus orbes.
-¿que has hecho Dan? -le pregunté -se que la diosa no te hubiera dejado pasar a cambio de nada ¿que has prometido?
Busqué sus labios con los míos, rozándolos, no soportaba la idea de poder perderla ahora que todo parecía estar mas o menos encauzado.
Tanto le costaba a esa maldita mujer quedarse fuera, nos casaríamos a la vuelta, la convertiría en mi mujer.
-Quiero que nos casemos Dan, tu decisión complica las cosas, si te dejé fue para protegerte.
La llevé tirando de su mano hacia donde estaba Assur y una preocupada Sun que ya no sabia que hacer por sacar de ahí a mi hermano.
-Tu y yo tenemos que hablar -le deje´claro mirando sus pardos
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Quizás el vampiro se pensaba que haciendo esa clase de bromas y de comentarios podría hacer que el ambiente fuera algo menos tenso y más distendido, pero lo cierto es que se equivocaba enormemente. Mis ojos, rojos como las mismas llamas que había en aquel lugar, lo contemplaron mientras deseaba con todas mis fuerzas cerrarle la maldita bocaza que tenía y matarlo para que dejara de decir gilipolleces. ¿Se creía que a mí me hacía alguna gracia encontrarme con su hermano en el estado en el que estaba aquel que debíamos de llevarnos ante la semidiosa? Pues lo cierto es que no me hacía ni puta gracia, y ya no por el maldito chiste verde que había soltado para de alguna forma hacer que me riera, sino porque pensar que de esa forma aunque lo encontremos jamás podríamos llevárnoslo de allí... me dolía y me quemaba por dentro. Significaría que habría pasado tanto tiempo que sería imposible llevárnoslo de vuelta, que no volvería a sentir su tacto de nuevo, sus manos sobre las mías, recorriendo mi cuerpo, sus labios besándome, haciéndome suya... eso iba mucho más allá de solamente que me tomara, quería decir que sería como un fantasma sin poder tocarlo y cada vez que lo intentara lo atravesaría... joder, eso no me ayudaba de ninguna de las formas posibles y por ello fulminé al vampiro de tal forma que de tener algún poder más lo habría matado con la mirada.
No hice caso de eso y dejé a aquel hombre que debíamos de llevarnos para otro momento, ahora mi mayor prioridad era encontrar a Assur y que no se hubiera convertido en lo mismo que ese o, de lo contrario, no sabía exactamente qué haría de ser así. Seguimos en la búsqueda de Assur hasta que tras un buen rato andando vagando por aquel lugar en pena fue la voz de Joe quien me paró, seguí su vista en la misma dirección en la que estaba él para encontrarme, a lo lejos, con la figura de mi demonio... pero no estaba solo, tal y como yo había temido estaba con aquella bruja en la que los dos no dejaban de pelear a muerte. La bruja le lanzaba sus hechizos que Assur esquivaba como podía, ambos se enfrentaban a muerte y pude comprobar que los dos estaban heridos, de su cuerpo manaba sangre que había formado ya un charco en el suelo. Un escalofrío me recorrió al comprender aquello a la vez que el alivio, por saber que estaba vivo, me azotó por partes iguales. La pregunta que me hizo Joe no fue siquiera ni respondida, eché a correr en su dirección dejándolo atrás para seguirme dispuesta a cargarme a la maldita bruja que nos había metido en todo aquel lío, que me había puesto indirectamente la maldición, aunque ella la había creado, y terminar con esa pesadilla de la cual ya estaba francamente cansada. Oh, cómo iba a disfrutar hundiendo la daga en su corazón notando como moría, o mejor, clavarle la daga, sacarle el corazón y estrujarlo entre mis dedos... sí, esa idea me gustaba mucho más.
Fui corriendo dispuesta a meterme en medio cuando me di de bruces contra una barrera que me impedía el paso, no me dejaba acceder hasta donde estaban ellos. Mi cuerpo rebotó pero pronto me rehíce volviendo a ponerme en pie para volver a acercarme pero aquello que los rodeaba y que los protegía me repelía con cada intento, cada vez que intentaba adentrarme. No solamente yo no podía entrar, sino que Joe tampoco y alzando la mirada pudimos ver que era como una cúpula, casi transparente pero de color negra que los envolvía por completo, ajenos totalmente a lo que les rodeaba no se habían percatado siquiera de nuestra presencia, como si los aislara por completo en aquel lugar. Me desesperé, ¿qué narices íbamos a hacer ahora para llegar hasta dónde estaban? Mientras, ajenos a todo, ellos seguían peleando en el interior de la cúpula sin que nosotros pudiéramos entrar. Llevé mis puños a aquel borde y di golpetazos pero nada, no había forma de romper aquello. Mis ojos no se apartaban de Assur en ningún momento, lo veía como luchaba de forma implacable contra la bruja hiriéndose mutuamente pero sin cesar en sus ataques, como si fuera lo único que los moviera y los motivara. Sus ojos estaban de ese color burdeos que tanto conocía, la bestia había salido a relucir y mantenía una encarnizada lucha contra la bruja, como si fuera lo único que pudieran hacer, como si de alguna forma estuvieran condenados a enfrentarse eternamente... al menos no estaba transparente como el resto, eso quería decir que podíamos sacarlo de allí. A ninguno se nos ocurría qué hacer y alcé mis ojos ante la pregunta de Joe. No tenía ninguna idea en concreto, pero algo teníamos que hacer.
-¿Si tengo alguna idea? Reventar la puta cúpula que nos envuelve, ¿te parece una buena y maldita idea? –Rugí, cabreada en aquel momento, desesperada porque por más que pensaba, por más que tratábamos de entrar no lo conseguíamos. Fue entonces cuando ambos sentimos un aura que ya conocíamos, Joe se fue como el alma que llevaba al diablo hacia la cazadora que había aparecido por arte de magia aunque supuse que lo que quisiera que hizo el vampiro para retenerla no había hecho efecto, y que además la semidiosa la habría mandado allí con algún objetivo que cumplir, con algo a cambio. Eso solo empeoraba las cosas y así se lo hice saber al vampiro cuando volvió a mi lado con Dan de su mano, los dos sabíamos que allí corría muchísimos más peligro de lo que ella jamás llegaría a pensar pero no me tocaba a mí decírselo- apartaos, aléjate, Joe –le pedí como último intento para intentar llamar su atención, esa maldita bruja me quería a mí por encima de todo para liberar mis poderes, su lucha con el vampiro era porque él le había privado de ello así que... ¿y si me ofrecía como cebo?- ¡Dreifest! –Ni siquiera lo pensé cuando elevé mi voz mientras andaba de forma que me alejaba de la pareja y bordeaba la cúpula, parecieron no oírme como si no les permitieran tampoco ver qué había detrás de la misma, así que volví a intentarlo otra vez, y otra vez, y una vez más- ¡DREIFEST! –Mi voz retumbó por todo el lugar y, no supe cómo, pero pareció que consiguió traspasar aquella cúpula que nos separaba, porque ambos dejaron de luchar al reconocer mi voz y miraron en la dirección en la que procedía, pero no lograban enfocarme. No supe por qué no se me había ocurrido antes, pero llevé mi mano hacia la daga que tenía guardada reservándola para cuando la encontrara y cogiendo el mango con fuerza apuñalé aquella maldita cúpula, la hoja entró y pude ver que era mucho más gruesa de lo que parecía a simple vista. Volví a arremeter contra la cúpula otra vez de forma que hice un pequeño agujero, lo suficiente grande como para que ambos me vieran, y sobre todo me viera ella- Dreifest –la llamé a lo que ella gruñó al centrar sus ojos en los míos, miré al vampiro de forma rápido y no supe si estaba pensando que era una alucinación o de verdad estaba allí, pero me enfoqué en ella- ¿me andabas buscando, maldita bruja? –Sonreí de lado a lo que ella se enfureció aún más, bien, alejaba de sus ataques al vampiro y era precisamente lo que pretendía.
-¡Tú! –Masculló con rabia en su mirada, con desprecio en su voz- maldita vampira, por tú culpa estoy aquí atrapada –me reí burlándome de ella solo para cabrearla y que se enfocara en mí, con la daga preparada para clavársela de una vez por todas.
-Hola, vieja zorra –mascullé aferrando la daga con fuerza- me buscabas para liberar los poderes que llevo en mi interior ¿no es así? Entonces ven a buscarlos –di un par de pasos hacia atrás, quizás si antes no supiera que estaban en aquella cúpula ella pudiera romperla definitivamente, momento que aprovecharía para clavarle la daga y darle muerte, quería alejarla de Assur y que se centrara en mí, al fin y al cabo era yo quien portaba la daga que la mataría. Gruñó, lo hizo tan fuerte que las paredes de la cúpula temblaron y comenzaron a resquebrajarse, alzó sus manos y lanzó al vampiro estrellándolo con fuerza contra la cúpula de forma que este con su cuerpo rompiera la pared en la que se había estrellado, luego unos rayos salieron de sus manos justo hacia arriba impactando en el centro de la cúpula que brilló con fuerza para romperse y estallar en miles de pedazos que, como si de una onda expansiva, recorrieron el lugar. Joe cubrió a la cazadora con su cuerpo de los trozos que saltaron y yo me cubrí preparándome para los impactos, lo que no esperé es que aprovechara ese momento para acercarse hacia donde yo estaba, su mano fue directamente a mi cuello y me alzó como si no pesara nada, sus ojos eran una mezcla entre ámbar y rojo que brillaban con fuerza, su otra mano fue directa a mi vientre donde tenía la marca y sentí como si hubiera atravesado mi piel y de alguna forma me robara la energía mientras ella se hacía fuerte. Gruñí de dolor y rápida con la daga rasqué su piel haciendo que me lanzara lejos soltándome, mi cuerpo rodó por el suelo y acabé boca arriba jadeando, dolía de nuevo la marca y me levanté para enfrentarla de nuevo, ella ya estaba de pie esperándome y, como la primera vez, había hecho una barrera con su magia como si estuviera electrificada, como si pequeños rayos azules la recorrieran y la protegieran, su mirada se clavó en mí en aquel espacio en el que ahora nos encontrábamos. De alguna forma siempre supe que aquello al igual que había empezado conmigo, también terminaría.
No hice caso de eso y dejé a aquel hombre que debíamos de llevarnos para otro momento, ahora mi mayor prioridad era encontrar a Assur y que no se hubiera convertido en lo mismo que ese o, de lo contrario, no sabía exactamente qué haría de ser así. Seguimos en la búsqueda de Assur hasta que tras un buen rato andando vagando por aquel lugar en pena fue la voz de Joe quien me paró, seguí su vista en la misma dirección en la que estaba él para encontrarme, a lo lejos, con la figura de mi demonio... pero no estaba solo, tal y como yo había temido estaba con aquella bruja en la que los dos no dejaban de pelear a muerte. La bruja le lanzaba sus hechizos que Assur esquivaba como podía, ambos se enfrentaban a muerte y pude comprobar que los dos estaban heridos, de su cuerpo manaba sangre que había formado ya un charco en el suelo. Un escalofrío me recorrió al comprender aquello a la vez que el alivio, por saber que estaba vivo, me azotó por partes iguales. La pregunta que me hizo Joe no fue siquiera ni respondida, eché a correr en su dirección dejándolo atrás para seguirme dispuesta a cargarme a la maldita bruja que nos había metido en todo aquel lío, que me había puesto indirectamente la maldición, aunque ella la había creado, y terminar con esa pesadilla de la cual ya estaba francamente cansada. Oh, cómo iba a disfrutar hundiendo la daga en su corazón notando como moría, o mejor, clavarle la daga, sacarle el corazón y estrujarlo entre mis dedos... sí, esa idea me gustaba mucho más.
Fui corriendo dispuesta a meterme en medio cuando me di de bruces contra una barrera que me impedía el paso, no me dejaba acceder hasta donde estaban ellos. Mi cuerpo rebotó pero pronto me rehíce volviendo a ponerme en pie para volver a acercarme pero aquello que los rodeaba y que los protegía me repelía con cada intento, cada vez que intentaba adentrarme. No solamente yo no podía entrar, sino que Joe tampoco y alzando la mirada pudimos ver que era como una cúpula, casi transparente pero de color negra que los envolvía por completo, ajenos totalmente a lo que les rodeaba no se habían percatado siquiera de nuestra presencia, como si los aislara por completo en aquel lugar. Me desesperé, ¿qué narices íbamos a hacer ahora para llegar hasta dónde estaban? Mientras, ajenos a todo, ellos seguían peleando en el interior de la cúpula sin que nosotros pudiéramos entrar. Llevé mis puños a aquel borde y di golpetazos pero nada, no había forma de romper aquello. Mis ojos no se apartaban de Assur en ningún momento, lo veía como luchaba de forma implacable contra la bruja hiriéndose mutuamente pero sin cesar en sus ataques, como si fuera lo único que los moviera y los motivara. Sus ojos estaban de ese color burdeos que tanto conocía, la bestia había salido a relucir y mantenía una encarnizada lucha contra la bruja, como si fuera lo único que pudieran hacer, como si de alguna forma estuvieran condenados a enfrentarse eternamente... al menos no estaba transparente como el resto, eso quería decir que podíamos sacarlo de allí. A ninguno se nos ocurría qué hacer y alcé mis ojos ante la pregunta de Joe. No tenía ninguna idea en concreto, pero algo teníamos que hacer.
-¿Si tengo alguna idea? Reventar la puta cúpula que nos envuelve, ¿te parece una buena y maldita idea? –Rugí, cabreada en aquel momento, desesperada porque por más que pensaba, por más que tratábamos de entrar no lo conseguíamos. Fue entonces cuando ambos sentimos un aura que ya conocíamos, Joe se fue como el alma que llevaba al diablo hacia la cazadora que había aparecido por arte de magia aunque supuse que lo que quisiera que hizo el vampiro para retenerla no había hecho efecto, y que además la semidiosa la habría mandado allí con algún objetivo que cumplir, con algo a cambio. Eso solo empeoraba las cosas y así se lo hice saber al vampiro cuando volvió a mi lado con Dan de su mano, los dos sabíamos que allí corría muchísimos más peligro de lo que ella jamás llegaría a pensar pero no me tocaba a mí decírselo- apartaos, aléjate, Joe –le pedí como último intento para intentar llamar su atención, esa maldita bruja me quería a mí por encima de todo para liberar mis poderes, su lucha con el vampiro era porque él le había privado de ello así que... ¿y si me ofrecía como cebo?- ¡Dreifest! –Ni siquiera lo pensé cuando elevé mi voz mientras andaba de forma que me alejaba de la pareja y bordeaba la cúpula, parecieron no oírme como si no les permitieran tampoco ver qué había detrás de la misma, así que volví a intentarlo otra vez, y otra vez, y una vez más- ¡DREIFEST! –Mi voz retumbó por todo el lugar y, no supe cómo, pero pareció que consiguió traspasar aquella cúpula que nos separaba, porque ambos dejaron de luchar al reconocer mi voz y miraron en la dirección en la que procedía, pero no lograban enfocarme. No supe por qué no se me había ocurrido antes, pero llevé mi mano hacia la daga que tenía guardada reservándola para cuando la encontrara y cogiendo el mango con fuerza apuñalé aquella maldita cúpula, la hoja entró y pude ver que era mucho más gruesa de lo que parecía a simple vista. Volví a arremeter contra la cúpula otra vez de forma que hice un pequeño agujero, lo suficiente grande como para que ambos me vieran, y sobre todo me viera ella- Dreifest –la llamé a lo que ella gruñó al centrar sus ojos en los míos, miré al vampiro de forma rápido y no supe si estaba pensando que era una alucinación o de verdad estaba allí, pero me enfoqué en ella- ¿me andabas buscando, maldita bruja? –Sonreí de lado a lo que ella se enfureció aún más, bien, alejaba de sus ataques al vampiro y era precisamente lo que pretendía.
-¡Tú! –Masculló con rabia en su mirada, con desprecio en su voz- maldita vampira, por tú culpa estoy aquí atrapada –me reí burlándome de ella solo para cabrearla y que se enfocara en mí, con la daga preparada para clavársela de una vez por todas.
-Hola, vieja zorra –mascullé aferrando la daga con fuerza- me buscabas para liberar los poderes que llevo en mi interior ¿no es así? Entonces ven a buscarlos –di un par de pasos hacia atrás, quizás si antes no supiera que estaban en aquella cúpula ella pudiera romperla definitivamente, momento que aprovecharía para clavarle la daga y darle muerte, quería alejarla de Assur y que se centrara en mí, al fin y al cabo era yo quien portaba la daga que la mataría. Gruñó, lo hizo tan fuerte que las paredes de la cúpula temblaron y comenzaron a resquebrajarse, alzó sus manos y lanzó al vampiro estrellándolo con fuerza contra la cúpula de forma que este con su cuerpo rompiera la pared en la que se había estrellado, luego unos rayos salieron de sus manos justo hacia arriba impactando en el centro de la cúpula que brilló con fuerza para romperse y estallar en miles de pedazos que, como si de una onda expansiva, recorrieron el lugar. Joe cubrió a la cazadora con su cuerpo de los trozos que saltaron y yo me cubrí preparándome para los impactos, lo que no esperé es que aprovechara ese momento para acercarse hacia donde yo estaba, su mano fue directamente a mi cuello y me alzó como si no pesara nada, sus ojos eran una mezcla entre ámbar y rojo que brillaban con fuerza, su otra mano fue directa a mi vientre donde tenía la marca y sentí como si hubiera atravesado mi piel y de alguna forma me robara la energía mientras ella se hacía fuerte. Gruñí de dolor y rápida con la daga rasqué su piel haciendo que me lanzara lejos soltándome, mi cuerpo rodó por el suelo y acabé boca arriba jadeando, dolía de nuevo la marca y me levanté para enfrentarla de nuevo, ella ya estaba de pie esperándome y, como la primera vez, había hecho una barrera con su magia como si estuviera electrificada, como si pequeños rayos azules la recorrieran y la protegieran, su mirada se clavó en mí en aquel espacio en el que ahora nos encontrábamos. De alguna forma siempre supe que aquello al igual que había empezado conmigo, también terminaría.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Un grito desgarrados entró en la cúpula, la voz de Sun llego clara a mis oídos, ambos cesamos en esa guerra que nos había tenido envueltos desde hace ya demasiado tiempo.
Ni un momento habíamos dejado de pelear, mi empeño por acabar con ella no solo residía en que no había espacio para esa bruja que me haba separado de Sun y para mi en este infierno, si no porque aun tenia la creencia de que mientras siguiera viva la maldición seguiría acechando a mi prometida y no estaba dispuesto a permitir que eso sucediera.
Creí ver una visión cuando mis ojos azules se clavaron en los de ella, fue un instante pues Dreifest no dudo en dirigirse a ella y acapara su atención por completo.
-¿Que demonios haces aquí? -rugí cabreado.
Mi sacrificio no era para que viniera a buscarme, era para que viviera.
Rugí explotando de ira, mis ojos rojos como el fuego se hundieron en los de mi hermano que había sido tan estúpido de traerla ¿acaso no entendía que mi decisión había sido por protegerla?
Sun era terca como una mula, incrustó la daga en esa cúpula para sacarme.
-¡Lárgate! -le pedí invadido por la rabia. Esa bruja era muy peligrosa, demasiado, y ella parecía decidida a ofrecerse como sacrificio, sacrificio que si tomaba despertaría sus poderes completos y nada podríamos hacer por contenerla.
-¡Llevatelas! -rugí a mi hermano que ahora cubría con su cuerpo a su prometida para que la cúpula que Dreifest había hecho estallar en mil pedazos no la rozara.
Drifest quedó libre, andaba hacia Sun mientras esta alzaba la daga para enfrentarla, nada había podido hacer yo en el tiempo que llevaba alli encerrado con ella, estábamos en unas tablas que no nos permitían matarnos pero si ofrecernos un dolor inusitado.
No me lo pensé, salí corriendo en dirección a Dreifest y me lancé a sus espaldas hundiendo mis colmillos en su yugular, un rayo me atravesó.
Aullé de dolor, aflojando el agarre de msi colmillos, mis ojos enrojecieron mas oscuros todavía.
-¡Corre! -le pedí a Sun mientras insertaba mi zarpa en el vientre de la bruja y esta sobre mi una bola de fuego que abrió un boquete en mi costado.
Joe se lanzó también contra ella, la bruja se defendía de los dos como podía, jadeé por el dolor, la bruja activó con mas fuerza la maldición, mi hermano apretaba los dientes sin ceder un ápice de terreno aunque de seguro la maldición lo carcomía por dentro.
Ni un momento habíamos dejado de pelear, mi empeño por acabar con ella no solo residía en que no había espacio para esa bruja que me haba separado de Sun y para mi en este infierno, si no porque aun tenia la creencia de que mientras siguiera viva la maldición seguiría acechando a mi prometida y no estaba dispuesto a permitir que eso sucediera.
Creí ver una visión cuando mis ojos azules se clavaron en los de ella, fue un instante pues Dreifest no dudo en dirigirse a ella y acapara su atención por completo.
-¿Que demonios haces aquí? -rugí cabreado.
Mi sacrificio no era para que viniera a buscarme, era para que viviera.
Rugí explotando de ira, mis ojos rojos como el fuego se hundieron en los de mi hermano que había sido tan estúpido de traerla ¿acaso no entendía que mi decisión había sido por protegerla?
Sun era terca como una mula, incrustó la daga en esa cúpula para sacarme.
-¡Lárgate! -le pedí invadido por la rabia. Esa bruja era muy peligrosa, demasiado, y ella parecía decidida a ofrecerse como sacrificio, sacrificio que si tomaba despertaría sus poderes completos y nada podríamos hacer por contenerla.
-¡Llevatelas! -rugí a mi hermano que ahora cubría con su cuerpo a su prometida para que la cúpula que Dreifest había hecho estallar en mil pedazos no la rozara.
Drifest quedó libre, andaba hacia Sun mientras esta alzaba la daga para enfrentarla, nada había podido hacer yo en el tiempo que llevaba alli encerrado con ella, estábamos en unas tablas que no nos permitían matarnos pero si ofrecernos un dolor inusitado.
No me lo pensé, salí corriendo en dirección a Dreifest y me lancé a sus espaldas hundiendo mis colmillos en su yugular, un rayo me atravesó.
Aullé de dolor, aflojando el agarre de msi colmillos, mis ojos enrojecieron mas oscuros todavía.
-¡Corre! -le pedí a Sun mientras insertaba mi zarpa en el vientre de la bruja y esta sobre mi una bola de fuego que abrió un boquete en mi costado.
Joe se lanzó también contra ella, la bruja se defendía de los dos como podía, jadeé por el dolor, la bruja activó con mas fuerza la maldición, mi hermano apretaba los dientes sin ceder un ápice de terreno aunque de seguro la maldición lo carcomía por dentro.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
No sabía dónde me había dejado exactamente aquel remolino que me había engullido, de repente pasé a estar en aquella sola frente a la diosa que me había permitido cruzar aquel vórtice llevándome al infierno donde estaban Sun y Joe, y de repente cuando abrí los ojos me encontraba en otro lugar totalmente diferente donde el calor era francamente asfixiante, según lo que ella había dicho teníamos solamente la mitad del tiempo que les había dado para encontrarlos y volver con ellos, decía que solo así podría salir y que era la única forma de volver, junto con ellos. Me levanté de aquel suelo rocoso negro y me sacudí el vestido mirando hacia todos lados, no veía demasiado en aquel lugar pero si podía ver las almas que pasaban por allí, almas en pena que parecían ajenas totalmente a mi presencia y que al principio sacara las dagas que llevaba dispuesta a enfrentarme de ser necesario, de hecho cuando uno de los filos de las dagas fue a dar al primero de ellos me di cuenta de que lo atravesaba, como si no tuviera forma corpórea realmente, el filo atravesó su carne como si fuera aire, algo que me dejó en claro que seguramente no podría hacerles nada y del mismo modo esperaba que ellos no pudieran hacerme nada a mí tampoco. No podía ver demasiado lejos pero todo presentaba el mismo ambiente, roca negra como suelo y había algunos sitios de donde parecía salir lava como si fuera expulsada, como si fueran pequeñas fosas en forma de volcán... suspiré llevando mi brazo para quitar el sudor de mi frente que ya se había perlado en los escasos minutos que estaba allí, de hecho para poder moverme mejor porque no llevaba ropa de cazar hice una raja en el vestido para tener más movimiento.
Comencé a andar sin rumbo fijo pero por algún sitio tendría que empezar a buscarlos, no había mucho tiempo que perder y según lo que ella me había dicho solo junto a ellos podría salir de aquel lugar, así que lo primordial era encontrarlos. Esperaba que estuvieran bien y que hubieran podido encontrar a Assur, la verdad es que la idea de estar en aquel lugar no era algo que me gustara demasiado pero había ido allí con la intención de ayudar y el vampiro me había dejado al margen cuando yo ya había tomado mi decisión, debía de comprender que no podía dirigir mi vida de esa forma, que si yo decía que iba él nada podría hacer para hacerme cambiar de idea. No estuve andando mucho tiempo cuando lo vi, desde lejos, acercarse como alma que llevaba al diablo con los ojos totalmente rojos fijos en mi persona, andaba a grandes zancadas acortando la distancia que nos separaba esquivando a las almas que nos rodeaban y finalmente se clavó frente a mí, su mirada me dejaba en claro que estaba cabreado pero yo también lo estaba, su mano fue a mi brazo y lo agitó mientras me exigía preguntándome qué hacía allí. Su voz retumbó en el lugar por el tono en el que lo dijo, decía que me había dejado por algo que yo era humana y él un demonio mientras no soltaba mi brazo, y yo fruncí el ceño ante su enfado porque joder, la que debía de estar ahí enfadada realmente era yo y no él. Así que sin pensarlo demasiado elevé mi otro brazo y estampé mi mano en su rostro bastante cabreada y enfadada.
-Eso para que no vuelvas a drogarme de nuevo y dejarme triada atrás, no vuelvas a hacerlo nunca más –le dije furiosa yo también, no era la primera vez que me dejaba atrás y odiaba francamente que lo hiciera- ¿qué tú estás enfadado? ¡Enfada tendría que estar yo cuando me pinchaste con la maldita aguja para drogarme! –Le escupí para que viera que no me había gustado ni un maldito pelo, pero antes de que dijera nada volví a estamparle otro golpe en el rostro- ¡y esto por recibirme de esta forma! –Nos miramos de forma que volvíamos a desafiarnos de nuevo, él decía que era un demonio pero se le olvidaba que yo también podía hacerlo- tomo mis propias decisiones Joe, te gusten o no y tendrás que aguantarlas y digerirlas, asúmelo –terminé diciendo enfrentando nuestras miradas, al final acabó lanzando un suspiro y su brazo rodeó mi cintura pegándome a su cuerpo para abrazarme, ¿ahora me abrazaba?- ¿después de zarandearme me abrazas? Eres el mundo al revés, Joe Black –sus dedos comenzaron a recorrer mi pelo y en un susurro me preguntó si me encontraba bien, oh, ¿ahora se preocupaba? Podría haber sido incisiva y mordaz como la mayor de las serpientes venenosas, pero preferí dejarlo estar al ver que parecía realmente preocupado y solamente asentí con la cabeza. Sus dedos alzaron mi mentón para enfrentar nuestras miradas de nuevo y me preguntó qué había hecho a lo que fruncí el ceño sin entender, ¿acaso no era obvio?- Solo seguir vuestro rastro, he de decir que no sabes cubrir tus huellas vampiro –sonreí de lado pero luego lo miré de forma fija, ¿prometer? Yo no le había prometido nada- nada, no le he prometido nada –me miró como si no me creyera pero es que no había prometido nada- me abrió un portal para seguiros pero te prometo que no me pidió nada a cambio... –sus labios buscaron los míos rozándolos y yo dejé que me besara, mordí su labio inferior cuando dijo que nos casaríamos a la vuelta y sonreí de forma pícara ante sus palabras- ¿quieres volver a casarte, vampiro? ¿No te basta con una vez... o es porque quieres repetir la noche de bodas? –Quité hierro al asunto con aquella broma pero bien sabía por qué lo había hecho- no quería que me dejaras fuera Joe, sé defenderme –fue lo único que dije antes de que tirara de mi mano y me llevara de vuelta hacia donde él se encontraba para verme a una Sun preocupada y desesperada parada frente a lo que era una cúpula donde dentro veía a Assur peleando con lo que debería de ser la bruja, miré al vampiro cuando dijo que tendríamos que hablar y enarqué una ceja- ¿hablar sobre qué? –Eso me recordó a algo- Joe, solo tenéis menos de la mitad del tiempo que os dio para poder salir de aquí, me lo dijo antes de cruzar –le advertí cuando Sun le dijo que nos alejáramos, comenzó a llamar a la bruja y pareció que esta la escuchó aún dentro de aquella cúpula, Assur le gritó que se fuera después de quedarse sorprendido por verla allí y le dijo a Joe que nos sacara de aquel lugar a ambas, no supe exactamente qué fue lo que pasó pero esta se rompió en miles de pedazos y sentí que Joe me protegía con su cuerpo para que los trozos no impactaran en mi cuerpo, para cuando quise darme cuenta la bruja estaba libre y se encaminaba hacia Sun quien llevaba una daga en su mano preparada para encararse con la bruja. Assur se fue contra la bruja cogiéndola por detrás y Joe no tardó también en lanzarse a ayudarlo, de hecho yo misma iba a lanzarme a ayudarlos cuando sentí una presencia tras mi espalda, una presencia diferente a las que había sentido en cualquier otro momento y que me puso los vellos de punta.
-Te encontré –fue lo único que escuché antes de poder girarme, una voz que parecía sacada de ultratumba y que me erizó por completo el cuerpo, no entendía qué estaba pasando- por fin podré ser libre –fue lo que dijo antes de sentir un tacto sumamente frío, muchísimo más del tacto que podría sentir con el vampiro y al que ya estaba acostumbrada, tomarme del brazo mientras yo me giraba y me intentaba liberar de su agarre.
-Suéltame –llevé la daga hacia la mano que me aferraba pero esta no le hizo nada, aquella masa negra que no tenía una definición exacta en cuanto a forma se trataba se rió con fuerza y unos ojos totalmente oscuros se centraron en los míos.
-No tienes escapatoria ahora, humana –pensé en cómo podría estar tocándome y recordé que antes de atravesar el portal la diosa me había puesto una marca en el hombro... ¿sería a causa de ello? No pude hacer mucho más porque cuando fui a llamar a Joe para que me ayudara uno de sus dedos atravesó mi garganta y lo giró de forma que me quedé sin habla, no salía sangre ni nada era como si simplemente me hubiera cerrado las cuerdas vocales o las hubiera apagado. Me vi presa del pánico y el suelo se abrió bajo mis pies donde comencé a caer en mitad de oscuridad hacia la nada mientras en la caía oía la risa de nuevo y finalmente caí al suelo, pero para mi enorme sorpresa no me hice daño alguno, como si no estuviera en el mismo plano... era algo sumamente extraño. Oscuridad era todo cuanto me envolvía y de repente se iluminó una farola donde había una puerta roja, sin pared y sin nada más... oscuridad y más oscuridad, y yo no sabía qué hacer ni donde estaba.
Comencé a andar sin rumbo fijo pero por algún sitio tendría que empezar a buscarlos, no había mucho tiempo que perder y según lo que ella me había dicho solo junto a ellos podría salir de aquel lugar, así que lo primordial era encontrarlos. Esperaba que estuvieran bien y que hubieran podido encontrar a Assur, la verdad es que la idea de estar en aquel lugar no era algo que me gustara demasiado pero había ido allí con la intención de ayudar y el vampiro me había dejado al margen cuando yo ya había tomado mi decisión, debía de comprender que no podía dirigir mi vida de esa forma, que si yo decía que iba él nada podría hacer para hacerme cambiar de idea. No estuve andando mucho tiempo cuando lo vi, desde lejos, acercarse como alma que llevaba al diablo con los ojos totalmente rojos fijos en mi persona, andaba a grandes zancadas acortando la distancia que nos separaba esquivando a las almas que nos rodeaban y finalmente se clavó frente a mí, su mirada me dejaba en claro que estaba cabreado pero yo también lo estaba, su mano fue a mi brazo y lo agitó mientras me exigía preguntándome qué hacía allí. Su voz retumbó en el lugar por el tono en el que lo dijo, decía que me había dejado por algo que yo era humana y él un demonio mientras no soltaba mi brazo, y yo fruncí el ceño ante su enfado porque joder, la que debía de estar ahí enfadada realmente era yo y no él. Así que sin pensarlo demasiado elevé mi otro brazo y estampé mi mano en su rostro bastante cabreada y enfadada.
-Eso para que no vuelvas a drogarme de nuevo y dejarme triada atrás, no vuelvas a hacerlo nunca más –le dije furiosa yo también, no era la primera vez que me dejaba atrás y odiaba francamente que lo hiciera- ¿qué tú estás enfadado? ¡Enfada tendría que estar yo cuando me pinchaste con la maldita aguja para drogarme! –Le escupí para que viera que no me había gustado ni un maldito pelo, pero antes de que dijera nada volví a estamparle otro golpe en el rostro- ¡y esto por recibirme de esta forma! –Nos miramos de forma que volvíamos a desafiarnos de nuevo, él decía que era un demonio pero se le olvidaba que yo también podía hacerlo- tomo mis propias decisiones Joe, te gusten o no y tendrás que aguantarlas y digerirlas, asúmelo –terminé diciendo enfrentando nuestras miradas, al final acabó lanzando un suspiro y su brazo rodeó mi cintura pegándome a su cuerpo para abrazarme, ¿ahora me abrazaba?- ¿después de zarandearme me abrazas? Eres el mundo al revés, Joe Black –sus dedos comenzaron a recorrer mi pelo y en un susurro me preguntó si me encontraba bien, oh, ¿ahora se preocupaba? Podría haber sido incisiva y mordaz como la mayor de las serpientes venenosas, pero preferí dejarlo estar al ver que parecía realmente preocupado y solamente asentí con la cabeza. Sus dedos alzaron mi mentón para enfrentar nuestras miradas de nuevo y me preguntó qué había hecho a lo que fruncí el ceño sin entender, ¿acaso no era obvio?- Solo seguir vuestro rastro, he de decir que no sabes cubrir tus huellas vampiro –sonreí de lado pero luego lo miré de forma fija, ¿prometer? Yo no le había prometido nada- nada, no le he prometido nada –me miró como si no me creyera pero es que no había prometido nada- me abrió un portal para seguiros pero te prometo que no me pidió nada a cambio... –sus labios buscaron los míos rozándolos y yo dejé que me besara, mordí su labio inferior cuando dijo que nos casaríamos a la vuelta y sonreí de forma pícara ante sus palabras- ¿quieres volver a casarte, vampiro? ¿No te basta con una vez... o es porque quieres repetir la noche de bodas? –Quité hierro al asunto con aquella broma pero bien sabía por qué lo había hecho- no quería que me dejaras fuera Joe, sé defenderme –fue lo único que dije antes de que tirara de mi mano y me llevara de vuelta hacia donde él se encontraba para verme a una Sun preocupada y desesperada parada frente a lo que era una cúpula donde dentro veía a Assur peleando con lo que debería de ser la bruja, miré al vampiro cuando dijo que tendríamos que hablar y enarqué una ceja- ¿hablar sobre qué? –Eso me recordó a algo- Joe, solo tenéis menos de la mitad del tiempo que os dio para poder salir de aquí, me lo dijo antes de cruzar –le advertí cuando Sun le dijo que nos alejáramos, comenzó a llamar a la bruja y pareció que esta la escuchó aún dentro de aquella cúpula, Assur le gritó que se fuera después de quedarse sorprendido por verla allí y le dijo a Joe que nos sacara de aquel lugar a ambas, no supe exactamente qué fue lo que pasó pero esta se rompió en miles de pedazos y sentí que Joe me protegía con su cuerpo para que los trozos no impactaran en mi cuerpo, para cuando quise darme cuenta la bruja estaba libre y se encaminaba hacia Sun quien llevaba una daga en su mano preparada para encararse con la bruja. Assur se fue contra la bruja cogiéndola por detrás y Joe no tardó también en lanzarse a ayudarlo, de hecho yo misma iba a lanzarme a ayudarlos cuando sentí una presencia tras mi espalda, una presencia diferente a las que había sentido en cualquier otro momento y que me puso los vellos de punta.
-Te encontré –fue lo único que escuché antes de poder girarme, una voz que parecía sacada de ultratumba y que me erizó por completo el cuerpo, no entendía qué estaba pasando- por fin podré ser libre –fue lo que dijo antes de sentir un tacto sumamente frío, muchísimo más del tacto que podría sentir con el vampiro y al que ya estaba acostumbrada, tomarme del brazo mientras yo me giraba y me intentaba liberar de su agarre.
-Suéltame –llevé la daga hacia la mano que me aferraba pero esta no le hizo nada, aquella masa negra que no tenía una definición exacta en cuanto a forma se trataba se rió con fuerza y unos ojos totalmente oscuros se centraron en los míos.
-No tienes escapatoria ahora, humana –pensé en cómo podría estar tocándome y recordé que antes de atravesar el portal la diosa me había puesto una marca en el hombro... ¿sería a causa de ello? No pude hacer mucho más porque cuando fui a llamar a Joe para que me ayudara uno de sus dedos atravesó mi garganta y lo giró de forma que me quedé sin habla, no salía sangre ni nada era como si simplemente me hubiera cerrado las cuerdas vocales o las hubiera apagado. Me vi presa del pánico y el suelo se abrió bajo mis pies donde comencé a caer en mitad de oscuridad hacia la nada mientras en la caía oía la risa de nuevo y finalmente caí al suelo, pero para mi enorme sorpresa no me hice daño alguno, como si no estuviera en el mismo plano... era algo sumamente extraño. Oscuridad era todo cuanto me envolvía y de repente se iluminó una farola donde había una puerta roja, sin pared y sin nada más... oscuridad y más oscuridad, y yo no sabía qué hacer ni donde estaba.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
La batalla contra Dreifest era sangrienta, desgarrado por el dolor de la marca de mi vientre hacia lo posible por sujetarla en una lucha por controlar su poder que se incrementaba por la cercanía de Sun.
-¡Vamos clavale la daga a esta zorra! -rugí apretando los dientes mientras mi hermano la sujetaba de un lado y yo del otro con sendas manos adheridas a los costados de la bruja.
Tres demonios que no parecían decididos a ofrecer la bandera blanca al otro.
No existía rendición cuando la oscuridad de apellidaba Black.
El grito sordo de Dan llegó a mis oídos, giré la cabeza con el rostro desencajado para por encima del hombro verla caer por un agujero negro que parecía la engullo ante mis ojos.
Mi gritó resulto ensordecedor, aullé de dolor sintiendo mi alma quebrarse, mis entrañas despedazarse y soltando a la bruja corrí hacia el agujero que se cerraba.
Cuando llegué arrodillado como un perro escarbé con las uñas, gruñendo de pura rabia y frustración.
No se que se elevó del suelo, peor no era yo o si lo era, un parte muy oscura de mi persona, mis ojos rojo burdeos se hundieron en la bruja.
Caminé hacia ella mientras cada paso se incrustaba en el suelo haciendo que el infierno se partiera bajo mis pies.
Assur corrió hacia Sun protegiéndola con su cuerpo, nada me pararia, nada debía interponerse en el camino de Satan.
Devastación era cuanto portaba en mi alma, todo lo había perdido, era como cuando pasé siglos encerrado por los iluminatti sin que ninguno de mis hermanos viniera por mi, abandonado por mi familia el dolor quebró mis entrañas convirtiéndome en muerte.
Jinete de la apocalipsis dueño del infernó, nada me importaba si nada tenia.
Ladeé la cabeza mostrando a Dreifest una pérfida sonrisa, vacía, hueca.
Alzó su mano hacia mi, mi zarpa lo cerceno sin tan siquiera meditarlo. Mis dos manos se abrieron paso en su vientre, abrí sus costillas que sonaron de forma desquebrajada.
La bruja hacia llover sobre mi el fuego de las mil llamas, ardía mi cuerpo pero mas lo hacia mi alma.
Un rugido hizo que las almas se detuvieran, por primera vez en este tiempo no eran presas de sus miedos si no del mio, la había perdido.
Partí a Dreifest por la mitad, su corazón se salio de su pecho aun latiendo, yo era fuego pero no sentía el dolor de las llamas en ese momento
Sun hundió el puñal en el órgano palpitante alzándolo como si de una manzana ahora putrefacta se tratase.
Las llamas cesaron y la maldición con ellas.
-¡Dan! -rugí antes de desmoronarme sobre el suelo sumiéndome en la oscuridad de un profundo sueño.
-¡Vamos clavale la daga a esta zorra! -rugí apretando los dientes mientras mi hermano la sujetaba de un lado y yo del otro con sendas manos adheridas a los costados de la bruja.
Tres demonios que no parecían decididos a ofrecer la bandera blanca al otro.
No existía rendición cuando la oscuridad de apellidaba Black.
El grito sordo de Dan llegó a mis oídos, giré la cabeza con el rostro desencajado para por encima del hombro verla caer por un agujero negro que parecía la engullo ante mis ojos.
Mi gritó resulto ensordecedor, aullé de dolor sintiendo mi alma quebrarse, mis entrañas despedazarse y soltando a la bruja corrí hacia el agujero que se cerraba.
Cuando llegué arrodillado como un perro escarbé con las uñas, gruñendo de pura rabia y frustración.
No se que se elevó del suelo, peor no era yo o si lo era, un parte muy oscura de mi persona, mis ojos rojo burdeos se hundieron en la bruja.
Caminé hacia ella mientras cada paso se incrustaba en el suelo haciendo que el infierno se partiera bajo mis pies.
Assur corrió hacia Sun protegiéndola con su cuerpo, nada me pararia, nada debía interponerse en el camino de Satan.
Devastación era cuanto portaba en mi alma, todo lo había perdido, era como cuando pasé siglos encerrado por los iluminatti sin que ninguno de mis hermanos viniera por mi, abandonado por mi familia el dolor quebró mis entrañas convirtiéndome en muerte.
Jinete de la apocalipsis dueño del infernó, nada me importaba si nada tenia.
Ladeé la cabeza mostrando a Dreifest una pérfida sonrisa, vacía, hueca.
Alzó su mano hacia mi, mi zarpa lo cerceno sin tan siquiera meditarlo. Mis dos manos se abrieron paso en su vientre, abrí sus costillas que sonaron de forma desquebrajada.
La bruja hacia llover sobre mi el fuego de las mil llamas, ardía mi cuerpo pero mas lo hacia mi alma.
Un rugido hizo que las almas se detuvieran, por primera vez en este tiempo no eran presas de sus miedos si no del mio, la había perdido.
Partí a Dreifest por la mitad, su corazón se salio de su pecho aun latiendo, yo era fuego pero no sentía el dolor de las llamas en ese momento
Sun hundió el puñal en el órgano palpitante alzándolo como si de una manzana ahora putrefacta se tratase.
Las llamas cesaron y la maldición con ellas.
-¡Dan! -rugí antes de desmoronarme sobre el suelo sumiéndome en la oscuridad de un profundo sueño.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
Si algo podía jurar en aquel momento es que Assur estaba realmente cabreado de que yo estuviera allí, podía verlo en la forma en la que me había mirado entre mitad sorprendido y mitad enfadado por encontrarme allí pero ¿qué esperaba, que lo dejara en aquel infierno? Su pregunta retumbó por el lugar y dejando mis ojos en los suyos apenas unos segundos desvié mi atención a la bruja ahora que sus ojos los calvaba en los míos, debía de centrarla en mí para que rompiera es cúpula y se liberara, cuando lo hiciera me encargaría de clavarle la daga que la semidiosa me había dado para acabar con su maldita vida. Mis palabras parecieron calar hondo en la bruja y sonreí de lado observándola con cierta diversión mientras Assur no dejaba de pedir que nos largáramos, que me fuera de allí pero como no le hacía caso buscó a su hermano para pedirle que nos sacara a ambas... tarde, había hecho un descenso al infierno, había cruzado sus niveles, pasado sus desafíos y atravesado el mismo centro del infierno para encontrarlo, ¿se pensaba que me iba a largar? Qué poco me conocía ese demonio, entonces, o quizás sí me conocía y sabría que no me largaría sin él. Vanos sus intentos de alejarnos de allí cuando Dreifest estalló con todo su poder en aquella cúpula haciendo que estallara y volaran trozos que impactaron contra todos los que estábamos allí, ella aprovechó ese momento para acercarse hacia mí y alzarme por el cuello con una de sus manos como si no pesara nada, hundió su mano en mi vientre y me revolví por el dolor consiguiendo librarme al arañarle con la daga en el brazo.
Me lanzó lejos y rodé por el suelo quedando boca arriba jadeando, mi vientre dolía de nuevo como hacía unos días que no hacía y gruñí al notar que intentaba de nuevo obtener sus poderes, como de nuevo la maldición me robaba esas energías y esas fuerzas como hacía antaño. Me levanté para contemplar que se acercaba a mí, cubriéndose las espaldas había creado una protección en forma de capa que parecía estar electrificada mientras sus ojos se quedaban fijos en los míos y me miraba con una sonrisa de pura maldad, supe lo que pensaba, extraer todas mis energías y renovar sus poderes para tenerlos completos de nuevo. Assur fue el primero que se lanzó a por ella parando su avance, clavó sus colmillos en su cuello pero la protección que ella tenía era fuerte e hizo que se soltara, Joe acudió en su ayuda y yo me incorporé con aquel dolor de nuevo que me atenazaba, pero era ahora o nunca para acabar con ella, de allí no saldría con vida alguna. Assur me pidió que corriera mientras hundía sus zarpas en el vientre de la bruja a quien parecía que no le afectaba demasiado lo que él pudiera estar haciéndole.
Como respuesta a lo que le hacía de su mano salió una bola de fuego que estampó contra el costado del vampiro y gruñí por ello, sentía como activaba de nuevo la maldición y siseé ante el dolor que me atravesó por completo, la maldita hija de puta estaba dispuesta a sacar de mi sus poderes pero no pensaba dejar que lo hiciera, ni en aquel momento ni nunca, acabaría con ella y todo terminaría por fin. Joe y Assur trataban de contener a la bruja cogiéndola cada una de una parte e intentando dejarla quieta para que yo me acercara, podía ver que a Joe también le dolía la maldición de nuevo y lo cierto es que a mí me estaba doliendo más que nunca, notaba que mis fuerzas me dejaban y abandonaban mi cuerpo y era como si me desgastara rápidamente mientras aferraba con fuerza la daga y me acercaba hacia donde estaban como buenamente podía, miré a Joe quien me apremiaba para que le clavara la daga y le gruñí molesta por ello, ¿se pensaba que me quedaba así contemplándolo porque quería? Maldito imbécil
-¿Qué piensas que trato de hacer, imbécil? –Le espeté mientras me acercaba intentando ignorar el dolor solamente con la idea de clavar la daga en la bruja, pero cuando ya estaba llegando y me preparaba a insertar la daga en su pecho buscando abrírselo para sacarle el corazón un grito sordo llegó hasta nuestros oídos, reconocí la voz de Dan y fue entonces que Joe se separó dejando libre a Dreifest quien no dudó en aprovechar aquella ventaja y mandar con su mano ya libre a Assur lejos mandándolo a volar quedando las dos cara a cara, volvió a alzarme del cuello cansándome ya que me tratara de esa forma y volvió a hundir su mano en la maldición extrayendo más poder. Como pude clavé la daga en su hombro para que me soltara, gritó por el dolor y aferrando de nuevo la misma sin soltarla le di una patada para que me soltara dejándome caer al suelo y ella se miraba la herida que le había hecho, de ella salía humo y supuse que debía de ser por el veneno que impregnaba esta. Fue entonces cuando vi el cuerpo de Joe acercarse con los ojos puestos en la bruja, unos ojos color burdeos que conocía perfectamente de habérselos visto a su hermano, antes de que pudiera siquiera moverme sentí el cuerpo de Assur rodeando el mío alejándome del camino de Joe, lo sentí y respiré tranquila al darme cuenta de que a él sí podía tocarlo y no como al otro que debíamos de sacar de allí. Abrazada al vampiro contemplamos lo que Joe estaba haciendo con la bruja, como si no le doliera nada en absoluto y como si no fuera él cuando la bruja alzó su mano en su dirección él la cortó sin contemplaciones, metió sus manos en su vientre y abrió su carne separando su pecho en lo que sus costillas sonaron partiéndose, me mordí el labio sin perder detalle de lo que hacía aferrándome al vampiro como si temiera perderlo ahora que lo había encontrado, Dreifest no se quedó atrás y lanzó fuego sobre el vampiro quien no parecía inmutarse centrado en una única idea, rugió con tanta fuerza de forma desgarradora que retumbó por aquel lugar y acabó partiéndola por la mitad y sin siquiera pensarlo me separé del vampiro para atrapar aquel corazón que todavía seguía palpitando, lo cogí con mi mano y sentí la mirada de la bruja que no sabía por qué razón aún seguía con vida, sonreí con maldad apretando un poco el órgano entre mis dedos- te dije que algún día te arrancaría el corazón y te mataría –le recordé por mis palabras, feliz de haberlas cumplido, y con placer hundí la daga en el corazón atravesándolo. Un grito salió de sus labios mientras sentía que el corazón ennegrecía y comenzaba a arder en mis manos pero yo no me quemaba, lo contemplé hasta que se hizo cenizas y fue entonces que su cuerpo también se convirtió en cenizas. Las soplé dejando que cayeran de mi mano y sentí una liberación en mi interior, además de un dolor como si me estuvieran extrayendo algo y sentí que la marca desaparecía de mi vientre, ya no estaban los surcos negros, ya no estaban aquellas runas que tanto dolor me habían traído. Sentí que mis fuerzas volvían de nuevo a mí y por primera vez en aquellos meses... respiré tranquila. Lo primero que hice fue girarme al vampiro contemplándolo de forma fija, corrí en su dirección y salté sobre él ahora que todo se había acabado, ahora que habíamos acabado con la bruja. Mis dedos se enredaron en su pelo y mis labios de forma desesperada buscaron los suyos después de tanto tiempo sin tenerlo, después de haberlo echado tanto de menos, de necesitarlo... jadeé en el beso y me separé para mirarlo de forma fija rodeando su cuello con mi brazo- nunca, nunca, nunca, nunca vuelvas a hacerme algo como eso nunca más, ¿me has entendido? Nunca –afirmé sin apartar mis ojos de los suyos, mis dedos recorrieron su rostro y apoyé mi frente en la suya sin poder creerme que todo hubiera acabado y que lo hubiera encontrado después de haberlo perdido de esa forma- ¿pensabas que no iba a venir a por lo que es mío? He bajado hasta el maldito infierno a por ti Assur y lo volvería a hacer de ser necesario, nada me va a separar de ti, nada, así que espero que te quede claro de una vez –volví a besarlo de nuevo mordiendo su labio inferior con fuerza- no puedo vivir sin mi querido demonio –mis manos se quedaron en sus mejillas cuando el grito desgarrador de Joe nos hizo mirarlo, dándonos cuenta de que la cazadora no estaba y que el vampiro se había desplomado en el suelo. Nos acercamos hacia donde estaba para ver que estaba inconsciente, busqué a la cazadora pero no había rastro de ella- mierda, esto complica las cosas –miré al vampiro- tenemos que encontrarla pero no tenemos tiempo –además estaba al otro que debíamos de llevarnos con nosotros. Toqué el rostro de Joe y le di unos golpes para ver si despertaba- vamos maldito imbécil tenemos que buscar a Dan y no tenemos tiempo, no hay tiempo que perder... no me quiero quedar aquí así que venga, despierta de una jodida vez.
Me lanzó lejos y rodé por el suelo quedando boca arriba jadeando, mi vientre dolía de nuevo como hacía unos días que no hacía y gruñí al notar que intentaba de nuevo obtener sus poderes, como de nuevo la maldición me robaba esas energías y esas fuerzas como hacía antaño. Me levanté para contemplar que se acercaba a mí, cubriéndose las espaldas había creado una protección en forma de capa que parecía estar electrificada mientras sus ojos se quedaban fijos en los míos y me miraba con una sonrisa de pura maldad, supe lo que pensaba, extraer todas mis energías y renovar sus poderes para tenerlos completos de nuevo. Assur fue el primero que se lanzó a por ella parando su avance, clavó sus colmillos en su cuello pero la protección que ella tenía era fuerte e hizo que se soltara, Joe acudió en su ayuda y yo me incorporé con aquel dolor de nuevo que me atenazaba, pero era ahora o nunca para acabar con ella, de allí no saldría con vida alguna. Assur me pidió que corriera mientras hundía sus zarpas en el vientre de la bruja a quien parecía que no le afectaba demasiado lo que él pudiera estar haciéndole.
Como respuesta a lo que le hacía de su mano salió una bola de fuego que estampó contra el costado del vampiro y gruñí por ello, sentía como activaba de nuevo la maldición y siseé ante el dolor que me atravesó por completo, la maldita hija de puta estaba dispuesta a sacar de mi sus poderes pero no pensaba dejar que lo hiciera, ni en aquel momento ni nunca, acabaría con ella y todo terminaría por fin. Joe y Assur trataban de contener a la bruja cogiéndola cada una de una parte e intentando dejarla quieta para que yo me acercara, podía ver que a Joe también le dolía la maldición de nuevo y lo cierto es que a mí me estaba doliendo más que nunca, notaba que mis fuerzas me dejaban y abandonaban mi cuerpo y era como si me desgastara rápidamente mientras aferraba con fuerza la daga y me acercaba hacia donde estaban como buenamente podía, miré a Joe quien me apremiaba para que le clavara la daga y le gruñí molesta por ello, ¿se pensaba que me quedaba así contemplándolo porque quería? Maldito imbécil
-¿Qué piensas que trato de hacer, imbécil? –Le espeté mientras me acercaba intentando ignorar el dolor solamente con la idea de clavar la daga en la bruja, pero cuando ya estaba llegando y me preparaba a insertar la daga en su pecho buscando abrírselo para sacarle el corazón un grito sordo llegó hasta nuestros oídos, reconocí la voz de Dan y fue entonces que Joe se separó dejando libre a Dreifest quien no dudó en aprovechar aquella ventaja y mandar con su mano ya libre a Assur lejos mandándolo a volar quedando las dos cara a cara, volvió a alzarme del cuello cansándome ya que me tratara de esa forma y volvió a hundir su mano en la maldición extrayendo más poder. Como pude clavé la daga en su hombro para que me soltara, gritó por el dolor y aferrando de nuevo la misma sin soltarla le di una patada para que me soltara dejándome caer al suelo y ella se miraba la herida que le había hecho, de ella salía humo y supuse que debía de ser por el veneno que impregnaba esta. Fue entonces cuando vi el cuerpo de Joe acercarse con los ojos puestos en la bruja, unos ojos color burdeos que conocía perfectamente de habérselos visto a su hermano, antes de que pudiera siquiera moverme sentí el cuerpo de Assur rodeando el mío alejándome del camino de Joe, lo sentí y respiré tranquila al darme cuenta de que a él sí podía tocarlo y no como al otro que debíamos de sacar de allí. Abrazada al vampiro contemplamos lo que Joe estaba haciendo con la bruja, como si no le doliera nada en absoluto y como si no fuera él cuando la bruja alzó su mano en su dirección él la cortó sin contemplaciones, metió sus manos en su vientre y abrió su carne separando su pecho en lo que sus costillas sonaron partiéndose, me mordí el labio sin perder detalle de lo que hacía aferrándome al vampiro como si temiera perderlo ahora que lo había encontrado, Dreifest no se quedó atrás y lanzó fuego sobre el vampiro quien no parecía inmutarse centrado en una única idea, rugió con tanta fuerza de forma desgarradora que retumbó por aquel lugar y acabó partiéndola por la mitad y sin siquiera pensarlo me separé del vampiro para atrapar aquel corazón que todavía seguía palpitando, lo cogí con mi mano y sentí la mirada de la bruja que no sabía por qué razón aún seguía con vida, sonreí con maldad apretando un poco el órgano entre mis dedos- te dije que algún día te arrancaría el corazón y te mataría –le recordé por mis palabras, feliz de haberlas cumplido, y con placer hundí la daga en el corazón atravesándolo. Un grito salió de sus labios mientras sentía que el corazón ennegrecía y comenzaba a arder en mis manos pero yo no me quemaba, lo contemplé hasta que se hizo cenizas y fue entonces que su cuerpo también se convirtió en cenizas. Las soplé dejando que cayeran de mi mano y sentí una liberación en mi interior, además de un dolor como si me estuvieran extrayendo algo y sentí que la marca desaparecía de mi vientre, ya no estaban los surcos negros, ya no estaban aquellas runas que tanto dolor me habían traído. Sentí que mis fuerzas volvían de nuevo a mí y por primera vez en aquellos meses... respiré tranquila. Lo primero que hice fue girarme al vampiro contemplándolo de forma fija, corrí en su dirección y salté sobre él ahora que todo se había acabado, ahora que habíamos acabado con la bruja. Mis dedos se enredaron en su pelo y mis labios de forma desesperada buscaron los suyos después de tanto tiempo sin tenerlo, después de haberlo echado tanto de menos, de necesitarlo... jadeé en el beso y me separé para mirarlo de forma fija rodeando su cuello con mi brazo- nunca, nunca, nunca, nunca vuelvas a hacerme algo como eso nunca más, ¿me has entendido? Nunca –afirmé sin apartar mis ojos de los suyos, mis dedos recorrieron su rostro y apoyé mi frente en la suya sin poder creerme que todo hubiera acabado y que lo hubiera encontrado después de haberlo perdido de esa forma- ¿pensabas que no iba a venir a por lo que es mío? He bajado hasta el maldito infierno a por ti Assur y lo volvería a hacer de ser necesario, nada me va a separar de ti, nada, así que espero que te quede claro de una vez –volví a besarlo de nuevo mordiendo su labio inferior con fuerza- no puedo vivir sin mi querido demonio –mis manos se quedaron en sus mejillas cuando el grito desgarrador de Joe nos hizo mirarlo, dándonos cuenta de que la cazadora no estaba y que el vampiro se había desplomado en el suelo. Nos acercamos hacia donde estaba para ver que estaba inconsciente, busqué a la cazadora pero no había rastro de ella- mierda, esto complica las cosas –miré al vampiro- tenemos que encontrarla pero no tenemos tiempo –además estaba al otro que debíamos de llevarnos con nosotros. Toqué el rostro de Joe y le di unos golpes para ver si despertaba- vamos maldito imbécil tenemos que buscar a Dan y no tenemos tiempo, no hay tiempo que perder... no me quiero quedar aquí así que venga, despierta de una jodida vez.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/10/2015
Localización : París
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Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
La atrapé en el aire cuando saltó sobre mi magullado cuerpo, su boca apresó mis labios de una forma desesperada, mordiéndolos, jadeando mientras los míos se curvaron en una picara sonrisa al verla tan desenfrenada.
El tiempo de seguro había pasado de forma distinta en el infierno y en la tierra.
Yo no había dejado de luchar, para mi apenas llevaba unas horas en una guerra encarnizada.
Atrapé su rostro con mis manos, atrayendola mas para evitar que se separara, mi lengua se coló intrépida en su boca, lo devasté todo a mi paso mientras gruñía y nuestros cuerpos friccionaban presos del deseo que el contacto del otro nos producía.
Sus palabras susurradas sin apartarse un ápice me hicieron sonreír nuevamente.
-Bueno, algo me olía de que era importante para ti -bromeé atrayendola de las nalgas mientras recibía un suave mordisco en los labios -pero no me ha quedado del todo claro, creo que me lo tendras que explicar con calma ahí arriba -dije señalando lo que imaginaba seria la tierra.
Su sonrisa perfilo mis labios mientras nuestros ojos fuego se hundieron en los ajenos en un claro signo de excitación, de deseo contenido y de pasión.
Nunca lo habíamos hecho despacio, nos limitábamos a consumirnos amándonos sobre el lecho y creo que en este instante...necesitábamos sentirlo, sentirnos de un modo distinto.
Un demonio pensando en hacer el amor, padre me arrancaría la cabeza por blando y no lo culpaba por ello, siempre huí de esto..pero en un año haba sentido demasiado por dos mujeres...
Sun se deslizó por mi cuerpo, el gruñido de mi hermano nos hizo volver a la realidad, al infierno.
Joe se desplomó ante nuestras miradas y los dos corrimos a su encuentro.
Inconsciente posiblemente por haber sido quemado, por el derroche de energía empleado mi hermano no reaccionaba, su curación poco a poco iba haciendo efecto regenerando su piel.
Sun le dio un golpe instigandole a levantarse, la miré de soslayo.
-Tu estrecha lazos con mi hermano -bromeé antes de ver como la mano de mi hermano se alzaba cogiéndola del cuello y lanzandola varios metros allá.
Rugí encarnadolo y él hizo lo propio contra mi rostro.
Estaba desquiciado, entendía que el golpe en la cara le hubiera sobrado, pero no iba a consentirle una mas de esas, algo que mis ojos burdeos dejaron mas que claro.
Fue Sun la que se interpuso con tino entre ambos, eramos dos demonios y de entrar en combate el infierno podía ser engullido por nosotros.
-Buscaremos a Dan -aseguré tratando de calmarme, no nos largaremos sin ella, pero ahora relájate, hay que pensar.
Observé el suelo, por el que había sido engullida peor fue un alma si mal no recuerdo la que creó ese agujero negro ¿quizás solo teníamos que encontrarla.
La verdad es que no pude ver demasiado, estaba enfrentando a la Bruja.
-¿Quien puede necesitar una humana?
-Un alma que quiera abandonar este infierno con un cuerpo -aseguró mi hermano sin pensar -hay que encontrarla -rugió fuera de si.
El tiempo de seguro había pasado de forma distinta en el infierno y en la tierra.
Yo no había dejado de luchar, para mi apenas llevaba unas horas en una guerra encarnizada.
Atrapé su rostro con mis manos, atrayendola mas para evitar que se separara, mi lengua se coló intrépida en su boca, lo devasté todo a mi paso mientras gruñía y nuestros cuerpos friccionaban presos del deseo que el contacto del otro nos producía.
Sus palabras susurradas sin apartarse un ápice me hicieron sonreír nuevamente.
-Bueno, algo me olía de que era importante para ti -bromeé atrayendola de las nalgas mientras recibía un suave mordisco en los labios -pero no me ha quedado del todo claro, creo que me lo tendras que explicar con calma ahí arriba -dije señalando lo que imaginaba seria la tierra.
Su sonrisa perfilo mis labios mientras nuestros ojos fuego se hundieron en los ajenos en un claro signo de excitación, de deseo contenido y de pasión.
Nunca lo habíamos hecho despacio, nos limitábamos a consumirnos amándonos sobre el lecho y creo que en este instante...necesitábamos sentirlo, sentirnos de un modo distinto.
Un demonio pensando en hacer el amor, padre me arrancaría la cabeza por blando y no lo culpaba por ello, siempre huí de esto..pero en un año haba sentido demasiado por dos mujeres...
Sun se deslizó por mi cuerpo, el gruñido de mi hermano nos hizo volver a la realidad, al infierno.
Joe se desplomó ante nuestras miradas y los dos corrimos a su encuentro.
Inconsciente posiblemente por haber sido quemado, por el derroche de energía empleado mi hermano no reaccionaba, su curación poco a poco iba haciendo efecto regenerando su piel.
Sun le dio un golpe instigandole a levantarse, la miré de soslayo.
-Tu estrecha lazos con mi hermano -bromeé antes de ver como la mano de mi hermano se alzaba cogiéndola del cuello y lanzandola varios metros allá.
Rugí encarnadolo y él hizo lo propio contra mi rostro.
Estaba desquiciado, entendía que el golpe en la cara le hubiera sobrado, pero no iba a consentirle una mas de esas, algo que mis ojos burdeos dejaron mas que claro.
Fue Sun la que se interpuso con tino entre ambos, eramos dos demonios y de entrar en combate el infierno podía ser engullido por nosotros.
-Buscaremos a Dan -aseguré tratando de calmarme, no nos largaremos sin ella, pero ahora relájate, hay que pensar.
Observé el suelo, por el que había sido engullida peor fue un alma si mal no recuerdo la que creó ese agujero negro ¿quizás solo teníamos que encontrarla.
La verdad es que no pude ver demasiado, estaba enfrentando a la Bruja.
-¿Quien puede necesitar una humana?
-Un alma que quiera abandonar este infierno con un cuerpo -aseguró mi hermano sin pensar -hay que encontrarla -rugió fuera de si.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Chemin Du L'enfer ~ Privado
No sabía dónde estaba ni dónde me encontraba, lo último que sabía era que había pasado de estar frente a los hermanos que sujetaban a la bruja para que Sun la matara con la daga esa de la que habían hablado por el camino, a sentir como tomaban mi brazo y engullirme el suelo cayendo casi como por un abismo oscuro y frío el cual me había topado contra el suelo. Oscuridad era lo único que podía ver a mi alrededor, una oscuridad abrumadora que era como si te engullera y de repente una farola se encendió iluminando una puerta roja que parecía estar semi abierta, no entendía absolutamente nada y por más que miré y miré no logré dar con nada. Se oían susurros, murmullos que era como si estuvieran en el lugar, como si me estuvieran observando pero allí no había absolutamente nadie, estaba yo sola. Me levanté sin saber qué hacer, no veía nada y me pregunté si comenzaba a andar daría con algún lugar o caería por un vacío que no podía ver... pero también cabía la posibilidad de que me perdiera entre la oscuridad y jamás encontrara la salida. Miré hacia arriba viendo que no había nada, oscuridad solamente era todo cuanto me rodeaba y aquella puerta roja iluminada por una farola. Lo cierto es que llamaba demasiado la atención y que fuera lo único iluminado me daba mala espina, como si quisieran conducirme por un lugar y me estuvieran dejando migas de pan pero... ¿acaso tenía otra salida? No oía nada salvo los murmullos y recordaba que había caído mucho hacia abajo, ni siquiera sabía si el vampiro se habría percatado de que no estaba pero seguramente me estuviera maldiciendo y un “te lo dije” saldría de sus labios en cuanto me encontrara.
Tenía las dagas por si algo pasaba y allí parada y quieta no iba a quedarme a expensas de que me encontraran, en cuanto se dieran cuenta el vampiro empezaría a buscarme y allí no había nada, así que comencé a andar hacia la puerta escuchando risas de fondo, murmullos, susurros, voces que parecían decir cosas inteligibles y que no entendía para nada. Me paré frente a la puerta roja y vi el pomo de esta de un color cobre, llevé mis manos hacia la misma y rodeé el pomo para luego abrir la puerta encontrándome con un paraje totalmente extraño. Parecía un bosque pero, más bien, parecía un bosque sumamente tétrico, oscuro, misterioso, profundo y peligroso. No había cielo ya que tenía la misma oscuridad que me rodeaba, el bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista ya que la puerta estaba sobre una colina, los árboles negros y de color ceniza como si hubieran sido quemados, sin césped alguno, todo muy muerto y no parecía que hubiera nada rondando ese bosque. Me adentré en el lugar y en cuanto lo hice la puerta se cerró de golpe a mi espalda, miré hacia atrás para ver que la puerta había desaparecido y que más bosque se extendía a mi espalda. Seguía sin entender nada pero ya que estaba allí decidí encontrar la salida de aquel lugar y comencé a andar hacia el bosque, quizás no fue lo más sensato pero ¿me quedaba parada? Lo cierto es que no podía hacerlo, quizás encontraría una salida de aquel lugar.
Me adentré en aquel bosque sin hojas totalmente muerto, había una leve brisa que parecía traer murmullos de llantos y lamentos como si hubiera más gente en el lugar pero no había nada, no había nadie... De todas formas llevaba las dagas en las manos por lo que pudiera pasar y seguí andando. En un momento dado escuché una risa a mi espalda y como si algo pasara corriendo por detrás de mí, me giré para darme cuenta de que no había nadie, de que todo estaba en su sitio, miré un par de segundos más y seguí andando por aquel bosque. Sentía de vez en cuando como si me observaran pero yo no veía a nadie, no había nada en aquel lugar salvo yo... o quizás es que no lo veía, pero la sensación constante de que me miraban no me dejaba e incluso llegaba a erizarme la piel. Risas, llantos y murmullos era lo que traía la brisa y llegado un punto me encontré con un pequeño lago, me dirigí hacia allí pero al llegar me di cuenta de que sus aguas distaban mucho de ser eso, porque tenían un color plata y no me daba demasiada confianza. De nuevo esa sensación de que me observaban y me alejé del agua porque me daba mala espina para volver al bosque sintiendo que el aire parecía cargado y viciado, cada vez que me adentraba un poco más me costaba igual forma de respirar. Fue cuando escuché de nuevo un ruido que, al girarme, me encontré con una figura negra que me observaba, sus ojos negros brillaban y una fila de colmillos apareció por su boca, iba a girarme para empezar a correr cuando tras mi espalda del suelo emergió otra igual que me miraban de forma fija, como si fuera una presa y ellos los depredadores. Me preparé con las dagas dispuesta a plantarles cara cuando la que tenía frente a mí se lanzó con la mandíbula abierta y los colmillos asomando, esquivé el golpe y clavé la daga en la nuca de aquel ser viendo que se retorcía en el suelo hasta desaparecer como si fuera ceniza. La que tenía frente a mí estiró sus brazos con sus afiladas garras en mi dirección pero sin moverse, como si pudiera cambiar su cuerpo a voluntad y estirarlo y rodé por el suelo para esquivar sus zarpas, gruñó cuando no logró alcanzarme y volvió a intentarlo de nuevo pero esa vez consiguió darme en el brazo, siseé por el dolor viendo como la manga de la camisa se desintegraba y la herida comenzaba a arder y a picar como si fuera veneno, un veneno muy potente. Hice un corte para que no se extendiera y que supurara y la bestia gruñó por lo que hacía, me incorporé para enfrentarla cuando se abalanzó sobre mí y empezamos una lucha en la que le hería pero no llegaba a ser de muerte y esquivaba sus golpes, ya sabía que llevaba veneno y como me pillara podría acabar conmigo sin duda alguna. Hubo un momento en que casi lo consiguió pero, de pronto, volví a sentir esa presencia fría que había sentido antes de que me atraparan y una sombra pasó por delante interponiéndose al ataque, como una estela de plata en forma borrosa que acabó con aquel bicho hasta hacerlo desaparecer.
-Podrían haberte matado, humana –de nuevo esa voz que reconocí, el mismo que me había atrapado y arrastrado a aquel lugar. Iba vestido con ropaje oscuro y su pelo era de color plata, al girarse sus ojos también eran del mismo color y los fijó en los míos- muerta no me sirves de nada, he esperado demasiado este momento –comenzó a acercarse a mí y me alejé dispuesta a luchar.
-Ni se te ocurra acercarte –amenacé pero se rió por mis palabras y no paró en ningún momento- ¿qué quieres de mí, por qué me has traído aquí? –Se paró, entonces, y me miró con una sonrisa llena de maldad en sus labios.
-Para poder salir de aquí –se acercó tan rápido que no lo vi venir y ya lo tenía frente a mí, su sonrisa se ensanchó y llevó su mano a mi rostro cuando yo intentaba apartarlo. Perdí la consciencia en ese momento y es lo último que recordé de aquel momento.
Tenía las dagas por si algo pasaba y allí parada y quieta no iba a quedarme a expensas de que me encontraran, en cuanto se dieran cuenta el vampiro empezaría a buscarme y allí no había nada, así que comencé a andar hacia la puerta escuchando risas de fondo, murmullos, susurros, voces que parecían decir cosas inteligibles y que no entendía para nada. Me paré frente a la puerta roja y vi el pomo de esta de un color cobre, llevé mis manos hacia la misma y rodeé el pomo para luego abrir la puerta encontrándome con un paraje totalmente extraño. Parecía un bosque pero, más bien, parecía un bosque sumamente tétrico, oscuro, misterioso, profundo y peligroso. No había cielo ya que tenía la misma oscuridad que me rodeaba, el bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista ya que la puerta estaba sobre una colina, los árboles negros y de color ceniza como si hubieran sido quemados, sin césped alguno, todo muy muerto y no parecía que hubiera nada rondando ese bosque. Me adentré en el lugar y en cuanto lo hice la puerta se cerró de golpe a mi espalda, miré hacia atrás para ver que la puerta había desaparecido y que más bosque se extendía a mi espalda. Seguía sin entender nada pero ya que estaba allí decidí encontrar la salida de aquel lugar y comencé a andar hacia el bosque, quizás no fue lo más sensato pero ¿me quedaba parada? Lo cierto es que no podía hacerlo, quizás encontraría una salida de aquel lugar.
Me adentré en aquel bosque sin hojas totalmente muerto, había una leve brisa que parecía traer murmullos de llantos y lamentos como si hubiera más gente en el lugar pero no había nada, no había nadie... De todas formas llevaba las dagas en las manos por lo que pudiera pasar y seguí andando. En un momento dado escuché una risa a mi espalda y como si algo pasara corriendo por detrás de mí, me giré para darme cuenta de que no había nadie, de que todo estaba en su sitio, miré un par de segundos más y seguí andando por aquel bosque. Sentía de vez en cuando como si me observaran pero yo no veía a nadie, no había nada en aquel lugar salvo yo... o quizás es que no lo veía, pero la sensación constante de que me miraban no me dejaba e incluso llegaba a erizarme la piel. Risas, llantos y murmullos era lo que traía la brisa y llegado un punto me encontré con un pequeño lago, me dirigí hacia allí pero al llegar me di cuenta de que sus aguas distaban mucho de ser eso, porque tenían un color plata y no me daba demasiada confianza. De nuevo esa sensación de que me observaban y me alejé del agua porque me daba mala espina para volver al bosque sintiendo que el aire parecía cargado y viciado, cada vez que me adentraba un poco más me costaba igual forma de respirar. Fue cuando escuché de nuevo un ruido que, al girarme, me encontré con una figura negra que me observaba, sus ojos negros brillaban y una fila de colmillos apareció por su boca, iba a girarme para empezar a correr cuando tras mi espalda del suelo emergió otra igual que me miraban de forma fija, como si fuera una presa y ellos los depredadores. Me preparé con las dagas dispuesta a plantarles cara cuando la que tenía frente a mí se lanzó con la mandíbula abierta y los colmillos asomando, esquivé el golpe y clavé la daga en la nuca de aquel ser viendo que se retorcía en el suelo hasta desaparecer como si fuera ceniza. La que tenía frente a mí estiró sus brazos con sus afiladas garras en mi dirección pero sin moverse, como si pudiera cambiar su cuerpo a voluntad y estirarlo y rodé por el suelo para esquivar sus zarpas, gruñó cuando no logró alcanzarme y volvió a intentarlo de nuevo pero esa vez consiguió darme en el brazo, siseé por el dolor viendo como la manga de la camisa se desintegraba y la herida comenzaba a arder y a picar como si fuera veneno, un veneno muy potente. Hice un corte para que no se extendiera y que supurara y la bestia gruñó por lo que hacía, me incorporé para enfrentarla cuando se abalanzó sobre mí y empezamos una lucha en la que le hería pero no llegaba a ser de muerte y esquivaba sus golpes, ya sabía que llevaba veneno y como me pillara podría acabar conmigo sin duda alguna. Hubo un momento en que casi lo consiguió pero, de pronto, volví a sentir esa presencia fría que había sentido antes de que me atraparan y una sombra pasó por delante interponiéndose al ataque, como una estela de plata en forma borrosa que acabó con aquel bicho hasta hacerlo desaparecer.
-Podrían haberte matado, humana –de nuevo esa voz que reconocí, el mismo que me había atrapado y arrastrado a aquel lugar. Iba vestido con ropaje oscuro y su pelo era de color plata, al girarse sus ojos también eran del mismo color y los fijó en los míos- muerta no me sirves de nada, he esperado demasiado este momento –comenzó a acercarse a mí y me alejé dispuesta a luchar.
-Ni se te ocurra acercarte –amenacé pero se rió por mis palabras y no paró en ningún momento- ¿qué quieres de mí, por qué me has traído aquí? –Se paró, entonces, y me miró con una sonrisa llena de maldad en sus labios.
-Para poder salir de aquí –se acercó tan rápido que no lo vi venir y ya lo tenía frente a mí, su sonrisa se ensanchó y llevó su mano a mi rostro cuando yo intentaba apartarlo. Perdí la consciencia en ese momento y es lo último que recordé de aquel momento.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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