Rinascere [Libre]

por **Éferon Gianetti** Miér Ago 16, 2017 2:31 am

Vive, siente, renace...

Un día ajetreado y una noche libre. La noche libre que tanto estaba deseando que llegase para poder hacer lo que había estado rondando por mi cabeza durante toda esa semana. Cumplí con toda la clientela hasta el momento. El trabajo me hacía sentir satisfecho y mejor si lo había hecho bien. No era cualquier trabajo pero ¿no hay peores? Me encontraba perfectamente en aquella ciudad, una que me brindó tantas oportunidades en el pasado y que ahora, podría ser mi salvación, todo sería cuestión de tiempo.

En el bolsillo, los francos justos para una botella de vino. Lo prefería rojo como la sangre, delicioso e intenso. Me gustaban así las cosas. Esa botella iba a ser toda para mí a no ser que alguien quisiera compartirla, su más íntima amiga, confidente y amante. Tras comprarla, me dirigí con rumbo a las afueras pues necesitaba aire fresco y por fin un momento de soledad con aquel manjar exquisito que me atraparía y me volvería loco.

Al día siguiente tendría un dolor de cabeza monumental pero ¿no sería divertido? beber solo en determinadas circunstancias era lo mejor que podías hacer para olvidar ciertas cosas. Ese día era importante a su modo pero no bebía por ello, solo brindaría por esa persona que fue significativa en su vida y poco más. Una persona que se encontraba en un lugar en donde esperaba no regresase jamás "la muerte".

Caminando por las calles , giré en la última para desaparecer y alejarme de donde mi sitio de confort, mis alrededores que frecuentaba. Allí sí que reinaba la tranquilidad, solo con los ruidos nocturnos y la conversación de su ahora apreciado vino. Escondía la botella bajo la gabardina y en cuanto no había ojos acusadores, la saqué de su escondite para descorcharla antes de buscar un claro en donde poder disfrutar de ella. No conseguí abrirla, algo me cruzó en el camino, ¿un animal quizás? Parpadeé, entrecerrando los ojos para acostumbrar la vista a la oscuridad y cuando por fin pude apreciar qué era, suspiré largamente, acercándome sigiloso, con cuidado…no quería asustar aquel minino. Curioso...cuando tantas veces me compararon con uno.

-Pero mira lo que ha traído la noche. Buona notte, piccolo ¿te has perdido o has venido a buscar diversión?¿haciendo …travesuras?. No eres el único

Me relamí al preguntar lo último, riendo por lo bajo porque acababa de intentar entablar conversación con un felino y aún no había probado gota de alcohol. Me agaché para intentar tener un acercamiento pero sin intentar tocarlo, no lo haría si él no me dejaba.

-Eres precioso… serías un excelente compañero ¿me acompañas? Cuando me la beba entera podrás arañarme toda la cara, eso sí que sería divertido y…vuelvo a hablarte como si me entendieses y menos me contestases… Es en este instante en el que me he perdido el juicio -alcé la botella al cielo, como si brindase con la misma luna...

por **Sylvana Di Angelo** Jue Ago 17, 2017 1:14 am

Si algo que no había perdido aun después de muerta y que agradecía con todo su corazón era esos momentos donde podía andar en su forma gatuna, paseando sin ninguna preocupación, sin ninguna prisa. Disfrutaba de esas noches donde se reconectaba con esa parte salvaje suya que nunca seria capaz de dejar ir. Aprovechaba al máximo las tres horas que ahora era capaz de dominar, paseando de un lado a otro sin esperar nada.

Pronto fue claro para ella que esa noche no seria el caso al menos, ya que al pasar en frente de un hombre este casi tropezó con ella, haciendo que lo mirara y estando a punto de sisearle cuando este le hablo de repente, dándole más atención de la que había esperado hasta el punto de hablarle y ponerse casi a su altura.

Curiosa como siempre, evaluó a la persona enfrente suyo mientras dejaba que su cola se moviera de un lado a otro, notando como él parecía ser italiano igual que ella por las palabras que usaba a veces para expresarse, algo que le hizo recordar su hogar y le provoco unas enormes ganas de sonreír aunque no pudiera notarse en su actual estado.

Aun más intrigada por la persona en frente suyo se acerco con cautela sin dejar de verlo a los ojos hasta que quedo cerca de su mano, dándole un ligero toque con su nariz antes de separarse, maullando con diversión por la idea de rasguñarle la cara, algo que no haría si no la provocaban.

—Tal vez solo necesita a alguien que lo escuche sin juzgar—pensó con expectativa al notar en su mirada que no buscaba nada más que compañía, aunque esa fuera solo un gato negro quien normalmente era evitado la mayoría del tiempo. A Sylvana también le intrigaba el porque estaría en esa situación tan tarde en la noche.

Así que solo se sentó en frente del sujeto, esperando a que él terminara de admirar la luna antes de decidir a donde quería ir.

por **Éferon Gianetti** Jue Ago 24, 2017 9:48 am

Esa noche necesitaba olvidar y evadirme, de mi trabajo y mis quebraderos de cabeza. La botella iba a darme total satisfacción, solo me necesitaba a mí mismo...perder el norte y terminar dormido...seguramente abrazado a mi persona. Un largo trago al vino y suspiré, revolviéndome el cabello. Siempre lo llevaba bien peinado , mi imagen era de total importancia...en eso no había cambiado en mi profesión de ahora.

En mi absoluta y completa soledad, no me percaté de la presencia de nadie en cuestión. Eché hacia atrás la cabeza, mirando al cielo...perderme en su inmensidad. Era hermoso, la naturaleza te regalaba ese presente sin pedirlo, la total belleza de un cielo despejado plagado de estrellas...las mismas que podía ver desde mi ático, en Venecia. La anhelaba,...como muchas otras cosas. Terminaba perdiendo a toda la gente que me importaba de verdad..y ¿qué decir? Me culpaba, jamás podría echar raíces en ningún sitio.

Bajé la mirada hacia el suelo, tuve que dar un respingo pues no me esperaba en absoluto que estuviese acompañado por el minino al que antes di atenciones. Algún que otro felino tuve en Venecia pero me fue imposible traerlo hasta aquí. Me incliné lo justo para acariciar su cogote, deslizando las yemas por sus orejas...no le temía, es más...le sonreí ampliamente. Decían que los gatos negros traen mala suerte y...bah, supersticiones...siempre tuve gatos de todos colores y así me iba ahora.

-Quizás tú me des mejor suerte que la que tengo ¿no, piccolo? -acaricié el lomo, sin perder la sonrisa, con la botella en la mano... al menos me escucharía sin recibir nada a cambio, solo caricias...un poco de atención.-Dime ¿por qué aquí? ¿por qué conmigo? No soy buena compañía...al menos si no quieres ser tú el desgraciado, el de la superstición soy yo...si te acercas a un Éferon...tendrás mala suerte. Y vale...vuelvo a hablar con animales, al menos puedo ser sincero...quitarme el antifaz y asegurar que no siempre mi sonrisa es sincera -venían a satisfacer sus deseos, buscar ese amor que solo yo podía ofrecer si me pagaban pero...¿y yo? ¿que era de mí? Me condené...y este quizás era mi castigo.

por **Sylvana Di Angelo** Sáb Ago 26, 2017 6:33 pm

Observo al hombre de manera impasible, esperando con una paciencia que había adquirido con el tiempo y que conservaba mejor en su forma gatuna. El porte del sujeto en frente suyo era bastante elegante, probablemente fuera de clase alta, por lo que no entendía del todo el por que querría tomar una botella de vino tan fina en un lugar tan común y con la compañía de un gato al que siempre consideraban de mala suerte.

Le dejo que acariciara su cuello, aguantando el querer moverse cuando paso su mano por su espalda, algo que no le gustaba tanto que hicieran los extraños. Sin embargo, la mirada que poseía le hacia entender varias cosas.

Se sentía solo, eso era lo que más destacaba, un anhelo que ella creía entender aunque fuera un poco, una tristeza que callaba en lo mas hondo de su alma. Sus palabras solo le hicieron confirmar que aquel caballero no había tenido una vida fácil, a tal grado que el mismo se consideraba un símbolo de mala suerte.

—Que vida a tenido que llevar —pensó Sylvana meneando un poco su cabeza.

Sintiendo algo de simpatía por él, trepo por su brazo hasta su pecho antes de apoyarse en sus hombros, cuidando que sus garras no arruinaran su traje antes de frotar su cabeza contra su mejilla en una muda señal de consuelo, maullando de nuevo antes de bajarse de un salto.

Si aquel hombre quería un momento de privacidad y descanso ella iba a dárselo, por lo que maullando con más fuerza hizo señas hacia una parte apartada de las calles donde había una pequeña y modesta fuente con algunas bancas en frente suyo. Solo una de las farolas estaba prendida, dándole un cierto margen de privacidad ya que era poco visitada y las personas no deseaban estar en un punto donde no había casi nada de luz a esas horas de la noche.

Señalando varias veces con su cabeza hacia esa dirección para que él entendiera que la siguiera, avanzo apenas un poco maullando de nuevo y mirándolo a los ojos, esperando que entendiera la indirecta.

por **Éferon Gianetti** Dom Sep 03, 2017 6:52 am

No había mejor compañía que la botella unida a la de ese minino que se convirtió en su distracción. Un gato negro hermoso, bien cuidado y de pelaje seguro que suave. Sonreí al verla trepar por mi brazo, esperaba no salir dañado mi hermoso traje...lo adoraba casi más que mi propia vida, algunos estaban enamorados de otros enseres y no de personas. ¿Era extraño? El traje no iba a dañarme ni yo al traje así que éramos el compañero del otro perfectos.

Entrecerré los ojos, ladeando la cabeza para que el contacto fuese mutuo, unido a mis yemas en su barbilla hasta su cogote en el que me deleité y el minino vio oportuno. Solo un gato de sexo femenino me acariciaría de tal modo, los gatos eran más ariscos y celosos...eso sí que podía atribuirlo a esos hombres posesivos que solo esperaba que su mujer fuese suya. Nadie era de nadie, me gustaba tratar a las mujeres como merecían, con tacto, mimo y un deseo y fervor que en sus camas no conseguían y del que prescindían.

Ensimismado en mis pensamientos, busqué con la mirada. Sus maullidos habían absorbido toda mi atención. No supe qué quería hasta que empezó a caminar, no podía seguirla si... antes me aseguraba de que no me tambalearía en mis pasos, el alcohol comenzaba a subir y con razón...casi de un par de tragos acabé con media botella. Mientras mis ojos se amoldaban a la oscuridad, aparté toda rama a mi paso hasta llegar al lugar indicado.

A esas horas, pocas personas tenían la suculenta idea de caminar solos así que... me atreví a sentarme en uno de esos bancos, jugueteando con la botella entre mis dedos...mirando absorto a la nada. Quien se había convertido en mi acompañante no podía darme conversación, sí mimos y cariño...no los pedí pero los animales sabían perfectamente lo que necesitaban las personas, así al menos lo pensaba.

Sonreí echando la cabeza hacia atrás, estirando el brazo para que al menos mi afecto fuese devuelto de aquella forma. No pensaba, solo respiraba pausadamente, perdiendo mi mirada esmeralda en las estrellas.

-Si pudieses hablar te abrazaría reí ebrio...fuera de mí, una noche diferente a todas las que acostumbraba...pues complacer se convirtió en mi trabajo desde que el sol se ponía hasta que volvía a salir.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Sep 03, 2017 5:25 pm

—Si me abrazara yo saldría corriendo—pensó la joven divertida, maullando en respuesta. En su forma gatuna se sentía algo mas confiada, pero cuando era ella misma su ligera resistencia a los hombres le jugaría en contra, estaba segura de eso.

Sentándose a su lado, alzo la mirada hacia el mismo punto donde el caballero miraba, admitiendo que las estrellas estaban bastante hermosas esa noche, era una suerte que no hubiera nubes que las taparan.

—Me pregunto si en casa se verán igual. —Sintiendo como empezaba a invadirla la nostalgia bajo la cabeza para después acostarse con pereza, dejando una pata encima de la rodilla del hombre sin que sus garras tocaran el traje.

Solo eso podría hacer por él para demostrar su compresión. El estado de su acompañante empezaba a preocuparla un poco. Tarde se había dado cuenta que empezaba a embriagarse y además su forma gatuna se estaba terminando, podía sentirlo en sus músculos, como se contraían al querer deshacer la forma.

Nerviosa empezó a idear que hacer cuando su transformación llegara a su fin. Ella podría simplemente desaparecer, el hombre a su lado parecía sentirla a medias, podría aprovechar un momento de descuido para irse. Pero Sylvana no quería hacer eso; algo que nunca podía evitar era preocuparse por los demás aun si no los conocía, y ella no podría perdonarse dejarlo en ese estado cuando era obvio que necesitaba un escape de su situación.

—¿Y si le roban?—pensó preocupada, sus orejas enderezándose en señal de alerta. No podría defenderse como se debía por el alcohol en su sistema. ¿Que tal si lo encontraba algún delincuente? Definitivamente irse así como así no era una opción.

—¿Que hago entonces?—se cuestiono de nuevo, moviendo su cola de un lado a otro y dejando que su cabeza descansara en sus patas delanteras.

Una idea vino a su cabeza que le hizo enderezarse casi de golpe, su cola moviéndose con más velocidad. Le quedaba media hora como máximo, si en ese tiempo el caballero se embriagaba un poco más...tal vez no le parecería tan raro si ella aparecía, podría hacerle creer que estaba soñando y entonces ayudarlo a llegar a un lugar seguro.

Con esa idea en mente, enderezo su espalda y observo al hombre con atención, permitiendo que le acariciara el cuello y cabeza, esperando un momento conveniente.

por **Éferon Gianetti** Sáb Sep 30, 2017 2:36 am

El alcohol comenzaba a hacer efecto, me sentí un tanto mareado. Debería volver a mi habitación y dormir de un tirón. Beber solo no era tan divertido, recordé a todas las fiestas a las que asistí, rodeado de personas importantes , mujeres que me devoraban con los ojos. Y ahora, estaba a su total disposición, mis ojos verdes se cerraron por aquello, ser lo que era no me avergonzaba pero tenía que hacerlo por cumplir esa parte de mi deber.

No podía odiar a nadie, quise a mi padre demasiado como para hacerlo. Me revolví el cabello, desorientado por unos segundos, mis ojos se abrieron fijándose en el minino que no se apartaba de mí, qué curioso cuando me comparaban con uno de ellos. Suspiré largamente intentando ponerme de pie, casi me caigo de bruces al suelo pero conseguí mantenerme en pie.

La botella estaba vacía, a un lado del banco. No necesitaba más que la compañía de mi perro y mi mullida cama. Reí divertido al dar un par de pasos en falso , el gato parecía mirarme como si realmente tuviese a un loco frente a él y realmente no se equivocaba.

-Buenas noches, minino. Creo que será mejor vaya a dormir... o intentarlo, llegar al burdel. No es sitio para un gato -le mostré la más sincera de mis sonrisas y me perdí por las calles, no imaginé que la compañía de esa noche fuese un gato negro que siguiera mis pasos. Ahora, solo quería dormir pues por unos minutos había olvidado.

Mis pasos se alejaron por el centro de París, terminé apoyado en la puerta del burdel y dos de mis compañeras me ayudaron a pasar, alguna que otra palabra cariñosa en italiano. Mis orbes verdes se cerraron y solo susurré un nombre, la extrañaba.

Una noche extraña en la que no debí salir de allí.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Oct 01, 2017 5:01 pm

Casi se convierte ahí mismo cuando el hombre parecía a punto de besar el suelo. Se paro con rapidez, observándolo con bastante atención sin dejar de mover su cola en un vaivén nervioso.

Penso que su oportunidad estaría cerca cuando le vio cerrar los ojos un momento, estaba a punto de liberar su transformación cuando este levanto la mano para revolver sus cabellos antes de tratar de avanzar por si mismo.

—¿Podrá caminar sin caerse?—se cuestiono Sylvana viendo su errático andar, su risa saliendo algo cortada por su estado. Lo siguió unos cuantos pasos hasta que el caballero se despidió de ella, extrañandole una palabra en especifico. —¿Burdel?

Ladeo la cabeza sin entender del todo. ¿Por que iría en ese estado a un burdel? Que ella supiera, ese lugar no era el mejor de todos para descansar.

Negando con la cabeza ahuyento esas ideas. Decidió seguirlo para estar segura de que llegaba a salvo, al fin y al cabo ella no tenia por que cuestionar las decisiones de los demás.

Lo vigilo con atención estando a su lado y al mismo tiempo observando sus al rededores por si había alguna persona sospechosa. Para su alivio no tuvieron ningún problema para llegar.

Sylvana no pudo evitar mirar todo con curiosidad. Ella nunca había estado en esa parte de la ciudad y no conocía a nadie de ahí, por lo que no estaba familiarizada con aquellos locales.

—Que curiosa vida tiene que ser—pensó para si misma sin estar segura del todo. Para ella era imposible imaginarse en aquella situación, ya fuera buscando los servicios de alguien o dándolos.

Un escalofrió le recorrió la espalda ante esa idea, por lo que se volvió a enfocar en el hombre al que estuvo acompañando esa noche, notando como era ayudado por dos mujeres que le hablaban de manera cariñosa antes de hacerle pasar.

Hubo algo en la manera en que lo trataron, en la forma tan familiar de hablarle que le hizo tener una idea del por que dijo que podría descansar ahí. Estaba casi segura que él debía trabajar en ese lugar, por lo que entrometiéndose más de lo necesario se metió en un pequeño callejón. Su forma de gato le abandono para recuperar su aspecto humano mientras se hacia invisible, atravesando las paredes del local hasta que dio con su objetivo.

Lo observo dormido entre los brazos de ambas mujeres quienes trataban de ayudarlo a llegar hasta su habitación. No pudo evitar sonreirle con calidez antes de palmear su cabeza unas cuantas veces en un gesto amable y comprensivo.

—Buen trabajo, monsieur Éferon—susurro Sylvana—, mantenga esa fuerza en su alma siempre. —Sonriendole una ultima vez, dejo de palmear su cabeza para después abandonar el lugar, dirigiéndose hacia el hogar que compartía con Odette, pensando que podría visitar aquel lugar de vez en cuando.

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