AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bajo la mascara de un guerrero (privado)
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Bajo la mascara de un guerrero (privado)
Recuerdo del primer mensaje :
En plena guerra en el norte había llegado una invitación para un baile de mascaras en París, al parecer se casaba la hija de uno del duque de tierras francesas y aunque busque el modo de no asistir a dicho evento, mis intentos fueron frustrados por esos que hablaban de protocolo y del desafió que supondría ante la corona francesa que un conde de mi prestigió no apareciera.
Finalmente decidí embarcar, mi plan era muy básico, ir, dejare ver, entregar no solo mi mas ferviente enhorabuena si no un regalo que agradara a la dama y desaparecer de allí sin mas para regresar al norte.
Nada se me había perdido en tierras francesas, bueno, si, pero realmente no estaba perdida, se perdió en el norte y había ido allí a encontrarse.
Fuere como fuere no se me ocurrió hablar sobre mi asistencia a Valeria, entre otras cosas porque no deseaba quedarme en la mansión Cavey, no tenia nada que hablar con la que era mi mujer, menos en su tierras, en su hogar.
Además mi idea era partir al día siguiente, aquí, en el norte la guerra se recrudecía, mi presencia era fundamental en estos momentos y una estúpida fiesta no iba a apartarme de los míos, no ahora que me necesitaban.
Yo era Höor Cannif, no huía ante las dificultades, las enfrentaba, luchaba y vencía y si no me esperaba el Valhalla.
París:
Tedio, aburrimiento y cierto desazón sentía mientras con mi mascara negra cubriendo mi rostro me entremezclaba con la multitud como un espectro.
Admito que mi animo no estaba para fiestas, ni tenia ganas de aguantar las estúpidas conversaciones de todos los tipos de alta clase a los que solo les importaban los negocios bajo manga, las putas de la noche y cerrar negocios con puro y mamada.
No me había dado cuenta hasta ahora de cuanto odiaba esas tierras, de lo poco reflejado que me sentía con sus gentes.
Dejé escapar el aire sobre el vidrio dando otro trago, ni siquiera la bebida era buena para ir borracho iba a necesitar un milagro.
Saludé a la prometida, una mujer con nariz aguileña que de seguro lucia mejor con mascara que sin ella.
Todos los hombres se deshacían en halagos acerca de su belleza, en estas tierras las mentiras lucian ciertas si se entonaban con la sutileza.
Dispuesto estaba a largarme cuando en mi afán de salir corriendo pasando desapercibido por le tumulto choque precipitadamente con una rubia que portaba un vestido rojo y mascara a juego.
-Disculpa -añadí con poco intereses ayudándola a levantarse y dispuesto a emprender mi marcha hacia las caballerizas, largarme de esa fiesta era en todo cuanto pensaba.
En plena guerra en el norte había llegado una invitación para un baile de mascaras en París, al parecer se casaba la hija de uno del duque de tierras francesas y aunque busque el modo de no asistir a dicho evento, mis intentos fueron frustrados por esos que hablaban de protocolo y del desafió que supondría ante la corona francesa que un conde de mi prestigió no apareciera.
Finalmente decidí embarcar, mi plan era muy básico, ir, dejare ver, entregar no solo mi mas ferviente enhorabuena si no un regalo que agradara a la dama y desaparecer de allí sin mas para regresar al norte.
Nada se me había perdido en tierras francesas, bueno, si, pero realmente no estaba perdida, se perdió en el norte y había ido allí a encontrarse.
Fuere como fuere no se me ocurrió hablar sobre mi asistencia a Valeria, entre otras cosas porque no deseaba quedarme en la mansión Cavey, no tenia nada que hablar con la que era mi mujer, menos en su tierras, en su hogar.
Además mi idea era partir al día siguiente, aquí, en el norte la guerra se recrudecía, mi presencia era fundamental en estos momentos y una estúpida fiesta no iba a apartarme de los míos, no ahora que me necesitaban.
Yo era Höor Cannif, no huía ante las dificultades, las enfrentaba, luchaba y vencía y si no me esperaba el Valhalla.
París:
Tedio, aburrimiento y cierto desazón sentía mientras con mi mascara negra cubriendo mi rostro me entremezclaba con la multitud como un espectro.
Admito que mi animo no estaba para fiestas, ni tenia ganas de aguantar las estúpidas conversaciones de todos los tipos de alta clase a los que solo les importaban los negocios bajo manga, las putas de la noche y cerrar negocios con puro y mamada.
No me había dado cuenta hasta ahora de cuanto odiaba esas tierras, de lo poco reflejado que me sentía con sus gentes.
Dejé escapar el aire sobre el vidrio dando otro trago, ni siquiera la bebida era buena para ir borracho iba a necesitar un milagro.
Saludé a la prometida, una mujer con nariz aguileña que de seguro lucia mejor con mascara que sin ella.
Todos los hombres se deshacían en halagos acerca de su belleza, en estas tierras las mentiras lucian ciertas si se entonaban con la sutileza.
Dispuesto estaba a largarme cuando en mi afán de salir corriendo pasando desapercibido por le tumulto choque precipitadamente con una rubia que portaba un vestido rojo y mascara a juego.
-Disculpa -añadí con poco intereses ayudándola a levantarse y dispuesto a emprender mi marcha hacia las caballerizas, largarme de esa fiesta era en todo cuanto pensaba.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
Volver a reincidir en porque se largo del norte no nos iba a hacer ningún bien, por supuesto que ella tenia sus razones, no iba a entrar en eso, el caso es que con o sin ellas yo me había enfriado, su abandono por segunda vez había roto mi confianza.
Me acostumbré a vivir sin ella, a encontrarme un lecho frio, a ser padre, conde y guerrero y me olvidé de ser marido.
Mis pardos siguieron sus pasos, se sirvió otra copa, copa que le quité de las manos casi de inmediato.
-Llevas toda la noche bebiendo, creo que ya has bebido demasiado ¿no crees? -dije con mi mano aun sobre su vaso sin dejar de mirarla fijamente.
Empezó a aflojar las prendas de ropa que la oprimían, un sudor frio perlo su frente y su tez se tornó pálida, no lo dijo pero estaba mareada posiblemente por la dureza de mis palabras, algo que ni de lejos Valeria, la mujer que siempre habia tenido todo esperaba.
Rodeé su cintura acompañándola hacia el lecho mientras sentía su cuerpo temblar.
Me acuclillé quedando de frente a ella, apartando los mechones de pelo de su cara.
-Valeria, túmbate, voy a pedir que te traigan algo de comer, mandaré a uno de mis hombres a la mansion Cavey. Las doncellas prepararan tu equipaje y yo mismo iré a por los niños con las primeras luces del alba, después partiremos hacia Akershus.
Esperé su respuesta mientras la ayudaba a tumbarse, si prefería tomarse un descanso y venir mas tarde no iba a impedírselo, no podía tampoco hacerlo, ella era libre, lo fue desde el día que abandono mi reino.
Lo que me preocupaba es como descuidaba lo que llevaba dentro, la había visto beber sin parar, se que mis palabras no iba a ayudar a que empezara a cuidarse, la conocía y era capaz de muchas estupideces.
-Si te parece bien, podemos buscar un par de doncellas que te ayuden, los niños y el embarazo serán demasiado para ti ¿quieres?
No sabia como hacerlo, como acercar posturas, como acertar ahora mismo con la nueva noticia.
Yo si que necesitaba una copa, o dos, o tres...
Me acostumbré a vivir sin ella, a encontrarme un lecho frio, a ser padre, conde y guerrero y me olvidé de ser marido.
Mis pardos siguieron sus pasos, se sirvió otra copa, copa que le quité de las manos casi de inmediato.
-Llevas toda la noche bebiendo, creo que ya has bebido demasiado ¿no crees? -dije con mi mano aun sobre su vaso sin dejar de mirarla fijamente.
Empezó a aflojar las prendas de ropa que la oprimían, un sudor frio perlo su frente y su tez se tornó pálida, no lo dijo pero estaba mareada posiblemente por la dureza de mis palabras, algo que ni de lejos Valeria, la mujer que siempre habia tenido todo esperaba.
Rodeé su cintura acompañándola hacia el lecho mientras sentía su cuerpo temblar.
Me acuclillé quedando de frente a ella, apartando los mechones de pelo de su cara.
-Valeria, túmbate, voy a pedir que te traigan algo de comer, mandaré a uno de mis hombres a la mansion Cavey. Las doncellas prepararan tu equipaje y yo mismo iré a por los niños con las primeras luces del alba, después partiremos hacia Akershus.
Esperé su respuesta mientras la ayudaba a tumbarse, si prefería tomarse un descanso y venir mas tarde no iba a impedírselo, no podía tampoco hacerlo, ella era libre, lo fue desde el día que abandono mi reino.
Lo que me preocupaba es como descuidaba lo que llevaba dentro, la había visto beber sin parar, se que mis palabras no iba a ayudar a que empezara a cuidarse, la conocía y era capaz de muchas estupideces.
-Si te parece bien, podemos buscar un par de doncellas que te ayuden, los niños y el embarazo serán demasiado para ti ¿quieres?
No sabia como hacerlo, como acercar posturas, como acertar ahora mismo con la nueva noticia.
Yo si que necesitaba una copa, o dos, o tres...
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
La copa que llené, se la tendí para que él la tomase. Apenas le di un sorbo a la que me ofreció antes, bebí agua fría durante toda la noche, al menos en el tiempo que estuve en la fiesta. No dije nada al respecto, apoyé las palmas en el mueble... en completo silencio donde antes seguramente mi reacción sería una muy diferente, estallaría en cólera por no tener todo bajo control y a mi merced. Suspiré pesadamente, me estaba abrumando y el calor del sofoco , pronto hizo aparición cortándome el aire por unos segundos. Necesitaba respirar, me faltaba el aire e incluso la vista se me nubló...perdiendo por unos segundos la conciencia y ni saber dónde me encontraba.
Negué con la cabeza, rehusé su mirada...ni podía ni deseaba perderme en su mirada, mis ojos mostraban demasiadas emociones y me prometí a mí misma que no iba a derrumbarme, él no podía verme débil y vulnerable, en esos momentos más que eso...le necesitaba. No importaba lo ocurrido, ni el tiempo transcurrido desde que no nos veíamos...solo sabía que mis sentimientos no habían cambiado un ápice, puse orden en mi cabeza y mi corazón. Me costó caro, muy caro pero aceptaba las consecuencias pues no pedía que me perdonase, ni lo obligaría a tomar decisiones en las que él no estuviese de acuerdo...volvería a ser esa Valeria egoísta que solo pensaba en sí misma sin importar nada más.
Él y mis hijos me importaban. Le oía de fondo pero no con claridad, busqué su mano...aferrándome a ella, tuve la sensación de caer al vacío y solo necesitaba su mano para devolverme a la realidad. Solo asentí, sin soltarle...impidiéndole que se marchase. Llevaba un par de días en el que los mareos eran continuos y apenas tenía apetito. Suspiré aliviada, poco a poco iba pasando... alcé la mirada y me encontré con su rostro, más cerca de lo que creía y sonreí, deslizando los dedos de mi mano libre por su mejilla, acunando el lugar con suavidad.
-Höor...-me moví en la cama, quedando de perfil...dejándole hueco para que tomase asiento si lo deseaba -Concédeme unos minutos. Dritt y Soleil te están esperando desde hace mucho, sé que te han echado de menos aunque sean tan pequeños...y no han sido los únicos. -suspiré, el pesado vestido apenas me dejaba moverme -Quédate, hasta que amanezca...no te pido más. Solo... -”te he echado de menos”... susurré sin voz pero que se pudo leer perfectamente de mis labios carmesís.
-Te escribía en las noches en las que no podía dormir, eran todas . No te las mandé todas, las guardé pero si quieres... puedes leerlas -ni sabía que estaba diciendo...pues eso a él no le interesaría, a pesar de todo me pidió que regresase al norte...esa parte importante me la había saltado y quería que él supiese la verdad -Echo de menos las fiestas frente a la lumbre, bailar sin importar si llevas tus mejores galas, beber hasta perder el sentido... -reí porque eso habíamos hecho esa noche -Me lo he pasado muy bien contigo esta noche... aunque no lo creas, he echado de menos tu tierra, el frío y los espléndidos días cuando salíamos a pasear... -siseé quería que me escuchase...cada una de mis palabras eran sinceras, estaba aturdida y con demasiados sentimientos encontrados -Te he echado de menos. Y te busqué en cada rincón...hasta que tú esta noche me has encontrado a mí...
me incorporé en la cama, el maldito vestido me estaba resultando más pesado que nunca. Le hice un gesto para que me ayudase a quitármelo, debajo un camisón fino blanco como la nieve. Busqué su mirada en silencio, estaba horrible...y lo sabía, reí sin poder evitarlo.
-Ahora mismo no soy tu demonio...y tú, creo que hemos intercambiado los papeles con la diferencia ...-dejé caer el vestido por su peso, una ligera curvatura en mi vientre, deslicé la mano por el lugar, acurrucándome en mí misma...estábamos en el mismo lecho y tan alejados al mismo tiempo... -Cuéntame cosas de las niñas, de Orn y Sirius...-me senté en el borde, apoyando mi cabeza en su hombro, buscando su mano...pero no me atreví a tomársela... quería espacio y yo se lo estaba dando. -No me comportaré como una inconsciente...te lo prometo. Y me da igual pero necesito... -busqué sus labios pero no llegué ni a rozarlos, su rechazo de antes me dejó claro demasiadas cosas sin tener que decirlas en palabras.
Negué con la cabeza, rehusé su mirada...ni podía ni deseaba perderme en su mirada, mis ojos mostraban demasiadas emociones y me prometí a mí misma que no iba a derrumbarme, él no podía verme débil y vulnerable, en esos momentos más que eso...le necesitaba. No importaba lo ocurrido, ni el tiempo transcurrido desde que no nos veíamos...solo sabía que mis sentimientos no habían cambiado un ápice, puse orden en mi cabeza y mi corazón. Me costó caro, muy caro pero aceptaba las consecuencias pues no pedía que me perdonase, ni lo obligaría a tomar decisiones en las que él no estuviese de acuerdo...volvería a ser esa Valeria egoísta que solo pensaba en sí misma sin importar nada más.
Él y mis hijos me importaban. Le oía de fondo pero no con claridad, busqué su mano...aferrándome a ella, tuve la sensación de caer al vacío y solo necesitaba su mano para devolverme a la realidad. Solo asentí, sin soltarle...impidiéndole que se marchase. Llevaba un par de días en el que los mareos eran continuos y apenas tenía apetito. Suspiré aliviada, poco a poco iba pasando... alcé la mirada y me encontré con su rostro, más cerca de lo que creía y sonreí, deslizando los dedos de mi mano libre por su mejilla, acunando el lugar con suavidad.
-Höor...-me moví en la cama, quedando de perfil...dejándole hueco para que tomase asiento si lo deseaba -Concédeme unos minutos. Dritt y Soleil te están esperando desde hace mucho, sé que te han echado de menos aunque sean tan pequeños...y no han sido los únicos. -suspiré, el pesado vestido apenas me dejaba moverme -Quédate, hasta que amanezca...no te pido más. Solo... -”te he echado de menos”... susurré sin voz pero que se pudo leer perfectamente de mis labios carmesís.
-Te escribía en las noches en las que no podía dormir, eran todas . No te las mandé todas, las guardé pero si quieres... puedes leerlas -ni sabía que estaba diciendo...pues eso a él no le interesaría, a pesar de todo me pidió que regresase al norte...esa parte importante me la había saltado y quería que él supiese la verdad -Echo de menos las fiestas frente a la lumbre, bailar sin importar si llevas tus mejores galas, beber hasta perder el sentido... -reí porque eso habíamos hecho esa noche -Me lo he pasado muy bien contigo esta noche... aunque no lo creas, he echado de menos tu tierra, el frío y los espléndidos días cuando salíamos a pasear... -siseé quería que me escuchase...cada una de mis palabras eran sinceras, estaba aturdida y con demasiados sentimientos encontrados -Te he echado de menos. Y te busqué en cada rincón...hasta que tú esta noche me has encontrado a mí...
me incorporé en la cama, el maldito vestido me estaba resultando más pesado que nunca. Le hice un gesto para que me ayudase a quitármelo, debajo un camisón fino blanco como la nieve. Busqué su mirada en silencio, estaba horrible...y lo sabía, reí sin poder evitarlo.
-Ahora mismo no soy tu demonio...y tú, creo que hemos intercambiado los papeles con la diferencia ...-dejé caer el vestido por su peso, una ligera curvatura en mi vientre, deslicé la mano por el lugar, acurrucándome en mí misma...estábamos en el mismo lecho y tan alejados al mismo tiempo... -Cuéntame cosas de las niñas, de Orn y Sirius...-me senté en el borde, apoyando mi cabeza en su hombro, buscando su mano...pero no me atreví a tomársela... quería espacio y yo se lo estaba dando. -No me comportaré como una inconsciente...te lo prometo. Y me da igual pero necesito... -busqué sus labios pero no llegué ni a rozarlos, su rechazo de antes me dejó claro demasiadas cosas sin tener que decirlas en palabras.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 421
Fecha de inscripción : 26/05/2016
Localización : Paris
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
Me pidió que me quedara, no iba a irme, no dejándola como estaba, podía ver la palidez en su piel, como temblaba, mis palabras habían sido duras y aunque posiblemente sinceras y necesarias no merecía el dolor que sonetiza, nunca fue mi intención castigarla.
Buscaba el modo de deshacerse del pesado vestido, así que llevé mis dedos a las lazadas de su corseé y como otras tantas miles de veces había hecho aunque con finalidad muy distinta a esta las afloje.
Despacio me deshice de la prenda que cubría su cuerpo dejándola con un camisón blanco que marcaba cada curva de su cuerpo perfecto. Su vientre abultado fue cubierto por sus manos y no pude evitar que mis ojos se centraran en ese acto.
-¿Sera un varón?
Me deje´caer sobre la cama dejando que se apoyara en mi pecho para poder dormir un poco, creo que necesitaba ese descanso y que no estuviéramos juntos no nos convertía en dos extraños.
-Si me duermo despiertame -la avise ladeando la sonrisa -estoy cansado.
Me había pedido que le hablara de los niños, que le contara sus progresos, como estaban y que hacían, tenia tantas anécdotas que no sabia por donde empezar, así que empecé por la que era idéntica a ella.
-Valeska esta estudiando magia como Sirius con Giuliana, la muer de Ulf. Hacen cosas sencillas, bueno, sencillas para los que tienen magia -apunté dejando claro que yo de eso no tenia la menor idea -esta ayudando a ambos. Sirius se descontrola con facilidad así que centrarse en trucos sencillos le ayuda a ganar seguridad cuando lo logra y también a controlar su poder para hacer algo sencillo y no algo mucho mas caótico de lo pedido.
Valeska es la alumna perfecta, aunque es caprichosa, su carácter es endemoniado y a veces me saca de quicio con sus enfados.
Cuando paso muchos días fuera de casa porque la guerra me lleva lejos se enfada y me coloca un escudo frente a ella para que no pueda tocarla, es su forma de decirme que no esta de acuerdo con lo que hago, supongo que solo se preocupa.
Hice una pausa viendo como sus esmeraldas seguían atentas mis palabras.
-Fio, ella es la niña de mis ojos, su carácter mas apacible que el de Valeska es inquieto, siempre esta pensando que travesura hacer, en que lio meterse. Golpea mi escudo sin papar con una pequeña espada de madera que tallé para ella...será una gran escudera. Entrena con Orn, apenas hace nada pero es imposible decirle que ella no puede y su hermano mayor si.
Orn se esta haciendo un hombre, hace poco le regalé su primera espada de acero, entrena con los hombres en el patio de armas, es joven pero audaz, es valiente, tozudo y muy capaz. En un par de años lo llevaré conmigo para que vea de cerca lo que es una batalla real.
Sirius busca su lugar, es mas tímido que el resto, tiene un carácter fuerte pero lo intenta controlar, su vida esta llena de autocontrol, de culpabilidad y me cuesta verle en ocasiones apretar los puños de pura frustración cuando desencadena momentos complicados, no llora, disimula pero lo noto.
Admito que con él estoy mas perdido, hago lo que puedo.
Descansa -le pedí cerrando los ojos, aun quedaban un par de horas para el alba.
Pedí que uno de mis hombres fuera a la mansión Cavey a pedir prepararan el equipaje de la señora y de los niños.
Buscaba el modo de deshacerse del pesado vestido, así que llevé mis dedos a las lazadas de su corseé y como otras tantas miles de veces había hecho aunque con finalidad muy distinta a esta las afloje.
Despacio me deshice de la prenda que cubría su cuerpo dejándola con un camisón blanco que marcaba cada curva de su cuerpo perfecto. Su vientre abultado fue cubierto por sus manos y no pude evitar que mis ojos se centraran en ese acto.
-¿Sera un varón?
Me deje´caer sobre la cama dejando que se apoyara en mi pecho para poder dormir un poco, creo que necesitaba ese descanso y que no estuviéramos juntos no nos convertía en dos extraños.
-Si me duermo despiertame -la avise ladeando la sonrisa -estoy cansado.
Me había pedido que le hablara de los niños, que le contara sus progresos, como estaban y que hacían, tenia tantas anécdotas que no sabia por donde empezar, así que empecé por la que era idéntica a ella.
-Valeska esta estudiando magia como Sirius con Giuliana, la muer de Ulf. Hacen cosas sencillas, bueno, sencillas para los que tienen magia -apunté dejando claro que yo de eso no tenia la menor idea -esta ayudando a ambos. Sirius se descontrola con facilidad así que centrarse en trucos sencillos le ayuda a ganar seguridad cuando lo logra y también a controlar su poder para hacer algo sencillo y no algo mucho mas caótico de lo pedido.
Valeska es la alumna perfecta, aunque es caprichosa, su carácter es endemoniado y a veces me saca de quicio con sus enfados.
Cuando paso muchos días fuera de casa porque la guerra me lleva lejos se enfada y me coloca un escudo frente a ella para que no pueda tocarla, es su forma de decirme que no esta de acuerdo con lo que hago, supongo que solo se preocupa.
Hice una pausa viendo como sus esmeraldas seguían atentas mis palabras.
-Fio, ella es la niña de mis ojos, su carácter mas apacible que el de Valeska es inquieto, siempre esta pensando que travesura hacer, en que lio meterse. Golpea mi escudo sin papar con una pequeña espada de madera que tallé para ella...será una gran escudera. Entrena con Orn, apenas hace nada pero es imposible decirle que ella no puede y su hermano mayor si.
Orn se esta haciendo un hombre, hace poco le regalé su primera espada de acero, entrena con los hombres en el patio de armas, es joven pero audaz, es valiente, tozudo y muy capaz. En un par de años lo llevaré conmigo para que vea de cerca lo que es una batalla real.
Sirius busca su lugar, es mas tímido que el resto, tiene un carácter fuerte pero lo intenta controlar, su vida esta llena de autocontrol, de culpabilidad y me cuesta verle en ocasiones apretar los puños de pura frustración cuando desencadena momentos complicados, no llora, disimula pero lo noto.
Admito que con él estoy mas perdido, hago lo que puedo.
Descansa -le pedí cerrando los ojos, aun quedaban un par de horas para el alba.
Pedí que uno de mis hombres fuera a la mansión Cavey a pedir prepararan el equipaje de la señora y de los niños.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
La distancia, a cada segundo era mayor. Decidí marcharme para volver, cosa que él entendió como abandono. ¿Acaso cometí un pecado? No confiaba en mí y dudaba que lo hiciera alguna vez. Recordé las palabras de Hoör hacia mi mano derecha, cuando todo comenzó “si le haces daño, te buscaré y te mataré”. Ahora, todo había cambiado, nos hacíamos daño mutuamente pero en esta historia yo fui la culpable, el malo. Ya no me importaba, ¿cómo importarme? Si ya lo había perdido. Si volvía, era por mis hijas...esas niñas que nos unieron y me ataban al norte.
-Puede. Tu guerrero si es así, lo que siempre deseaste -vi su rechazo en mis intentos por amenizar todo, no fuese tan violento e instintivamente, di un paso hacia el frente para que no me rozase, sus dedos dejaron libre mi cuerpo y se lo agradecí con un asentimiento de cabeza. Mientras hablaba de cada uno de ellos , mis esmeraldas se perdieron en el techo del barco, me los imaginaba. Fiolett era preciosa, su sonrisa de medio lado tan característica de su padre.
Sonreí feliz por cómo me las relataba, mis niñas se habían amoldado a su hogar , al Norte y no parecían necesitarme. No obré bien yéndome así pero las quería, no dejé ni un segundo en pensar en ellas. Y después de lo de Drittsekk, nuestras vidas cambiaron para siempre, Soleil llegó a mis brazos para darme esa calma que necesitaba y unirme más a mi hijo, quién en su inocencia...ajeno a lo que representaba en el norte, un niño risueño y cariñoso, fuerte y que físicamente se parecía a él...pero eso no iba a discutirlo, aún quedaba esa incógnita, solo esperaba que Elora no le dijese nada pero ¿y si llevaba razón?
-Prometí que le cuidaría como mi hijo, a Sirius. -no entendía como podía considerarlo un Cannif y a mi hijo no, tampoco se lo eché en cara...en otra realidad sí que fue él y tuvo un hijo con esa bruja. Imaginé muchas veces, si no se habría cruzado en mi camino...seguramente ahora, estarían juntos y eso era algo que nadie iba a negarme, ni siquiera él. Tantas preguntas sin respuesta, qué hubiese pasado sí...y otras muchas más. Nunca pregunté por esa noche en la que vino con Sirius, no le pedí explicaciones y creo que en parte, me fui por lo que iba a escuchar aunque la verdad...no me excusaba.
-Lo cuidarás y le darás la mejor vida, estoy segura. Es un Cannif -no cerré los ojos, seguí despierta, evitando todo contacto con su cuerpo. Antes no podíamos vivir sin el otro y ahora, entre los dos había una laguna inmensa de la que no cruzábamos, no lo intentaría...sabía bien que no me quería tener cerca y sin querer, por primera vez... lo dije -Nunca vas a perdonar mis errores, da igual lo que haga en el futuro, ciertas cosas que hiciera en el presente pues siempre volveremos a esos momentos en los que me equivoqué. Te has acostumbrado a estar sin mí, te has dado cuenta que no soy tan prescindible en tu vida como creías. ¿por qué iba a serlo ahora? -
me senté en la cama, abrazándome a mis piernas. Quería volver, recuperar a mi familia pero su frialdad me dejaba helada, no hice algo tan malo para pagármelo de esta forma. Aún así lo estaba aceptando, ya no era esa niña caprichosa... hablaba las cosas. Antes seguramente me hubiese tomado la libertad de otra manera, desde que lo conocí no hubo nadie más aunque me tomase ciertos espacios de tiempo.
-Es tuyo. Lo es porque desde que apareciste en mi casa, aquel día...no ha habido nadie más, porque sé que piensas que he estado buscando en esas fiestas que odias algo que no tengo contigo. No lo hice, solo hablaba de negocios. Nunca me has creído, da igual si era verdad o no. Ya no me quieres, es un hecho -me encogí de hombros, darse cuenta de algo así, te partía el alma y en mi caso...mi reacción fue buscar su mirada, me lo confirmase, mis orbes esmeraldas parecían nubes negras a punto de soltar un vendaval -Te quiero, siempre lo he hecho aunque no me creas, aunque te lo repita mil veces y por esa razón, no voy a obligarte a lidiar conmigo si no sientes nada, si te has enfriado tanto que me rehuyes cuando simplemente me acerco a hablarte cara a cara. No pido que nos acostemos y lo solucionemos, es demasiado estúpido. Estoy siendo sincera, si me quieres lucharé como nunca lo he hecho pero si ya no sientes nada... dímelo, los niños no tienen culpa, si lo haces por ellos... tranquilo, sé cuál es su sitio y es el Norte. Y el mío... el mío siempre fue donde allí estuvieses aunque no me creas. -deslicé las yemas por mi abultado vientre y bajé la mirada, esperando su respuesta , una crucial que encauzaría o no nuestro futuro.
-Puede. Tu guerrero si es así, lo que siempre deseaste -vi su rechazo en mis intentos por amenizar todo, no fuese tan violento e instintivamente, di un paso hacia el frente para que no me rozase, sus dedos dejaron libre mi cuerpo y se lo agradecí con un asentimiento de cabeza. Mientras hablaba de cada uno de ellos , mis esmeraldas se perdieron en el techo del barco, me los imaginaba. Fiolett era preciosa, su sonrisa de medio lado tan característica de su padre.
Sonreí feliz por cómo me las relataba, mis niñas se habían amoldado a su hogar , al Norte y no parecían necesitarme. No obré bien yéndome así pero las quería, no dejé ni un segundo en pensar en ellas. Y después de lo de Drittsekk, nuestras vidas cambiaron para siempre, Soleil llegó a mis brazos para darme esa calma que necesitaba y unirme más a mi hijo, quién en su inocencia...ajeno a lo que representaba en el norte, un niño risueño y cariñoso, fuerte y que físicamente se parecía a él...pero eso no iba a discutirlo, aún quedaba esa incógnita, solo esperaba que Elora no le dijese nada pero ¿y si llevaba razón?
-Prometí que le cuidaría como mi hijo, a Sirius. -no entendía como podía considerarlo un Cannif y a mi hijo no, tampoco se lo eché en cara...en otra realidad sí que fue él y tuvo un hijo con esa bruja. Imaginé muchas veces, si no se habría cruzado en mi camino...seguramente ahora, estarían juntos y eso era algo que nadie iba a negarme, ni siquiera él. Tantas preguntas sin respuesta, qué hubiese pasado sí...y otras muchas más. Nunca pregunté por esa noche en la que vino con Sirius, no le pedí explicaciones y creo que en parte, me fui por lo que iba a escuchar aunque la verdad...no me excusaba.
-Lo cuidarás y le darás la mejor vida, estoy segura. Es un Cannif -no cerré los ojos, seguí despierta, evitando todo contacto con su cuerpo. Antes no podíamos vivir sin el otro y ahora, entre los dos había una laguna inmensa de la que no cruzábamos, no lo intentaría...sabía bien que no me quería tener cerca y sin querer, por primera vez... lo dije -Nunca vas a perdonar mis errores, da igual lo que haga en el futuro, ciertas cosas que hiciera en el presente pues siempre volveremos a esos momentos en los que me equivoqué. Te has acostumbrado a estar sin mí, te has dado cuenta que no soy tan prescindible en tu vida como creías. ¿por qué iba a serlo ahora? -
me senté en la cama, abrazándome a mis piernas. Quería volver, recuperar a mi familia pero su frialdad me dejaba helada, no hice algo tan malo para pagármelo de esta forma. Aún así lo estaba aceptando, ya no era esa niña caprichosa... hablaba las cosas. Antes seguramente me hubiese tomado la libertad de otra manera, desde que lo conocí no hubo nadie más aunque me tomase ciertos espacios de tiempo.
-Es tuyo. Lo es porque desde que apareciste en mi casa, aquel día...no ha habido nadie más, porque sé que piensas que he estado buscando en esas fiestas que odias algo que no tengo contigo. No lo hice, solo hablaba de negocios. Nunca me has creído, da igual si era verdad o no. Ya no me quieres, es un hecho -me encogí de hombros, darse cuenta de algo así, te partía el alma y en mi caso...mi reacción fue buscar su mirada, me lo confirmase, mis orbes esmeraldas parecían nubes negras a punto de soltar un vendaval -Te quiero, siempre lo he hecho aunque no me creas, aunque te lo repita mil veces y por esa razón, no voy a obligarte a lidiar conmigo si no sientes nada, si te has enfriado tanto que me rehuyes cuando simplemente me acerco a hablarte cara a cara. No pido que nos acostemos y lo solucionemos, es demasiado estúpido. Estoy siendo sincera, si me quieres lucharé como nunca lo he hecho pero si ya no sientes nada... dímelo, los niños no tienen culpa, si lo haces por ellos... tranquilo, sé cuál es su sitio y es el Norte. Y el mío... el mío siempre fue donde allí estuvieses aunque no me creas. -deslicé las yemas por mi abultado vientre y bajé la mirada, esperando su respuesta , una crucial que encauzaría o no nuestro futuro.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 26/05/2016
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Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
Valeria se alzó del lecho abrazándose las piernas, de nuevo temblaba como si lo que hasta ahora habíamos hablado no sirviera de nada cinco malditos minutos después.
Solo le había pedido tiempo, tiempo para descubrir que había cambiado, que no era esa niña malcriada que por dos veces me había dejado tirado en el norte a mi suerte, ver si lo nuestro podía salvarse o por el contrario la situación había enfriado esto tanto que era irreconducible.
Claro que a la señorita Cavey nadie puede pedirle tiempo, eso si, habia que respetar lso suyos, su idas y venidas, sus necesidades para buscarse y encontrarse.
¿Y si ahora era yo el perdido? ¿y si ahora era yo quien no tenia claro nada?
No, a mi no se me permitía dudar, tenia que ser voraz, voraz en el norte con mi geste, voraz en la batalla contra Randulf y voraz en este matrimonio donde ella marcaba los ritmos y yo solo era un maldito pelele.
-Si, eres prescindible en mi vida, tu me enseñaste eso cada vez que volvía de la guerra magullado, apenas podía del dolor aflojar los correajes de la armadura, pero no estabas, ciertamente aun estando, nunca te importó lo mas mínimo el norte o mis tierras. Eras ajena a la guerra, claro que ¿cuanto tiempo has estado en el norte? Has huido de allí con los primeros vientos.
¿Y ahora me exiges que exactamente? Una respuesta...no la tengo Valeria.
Si piensas que como la primera vez voy a abrirte mis brazos y a acogerte en ellos como si nada hubiera pasado, te equivocas..quizás la primera vez peque de ingenuo, pero la segunda he aprendido la lección con creces y como siempre dicen que no hay dos sin tres, siento si no estoy tan dispuesto como esperabas a abrirte los brazos y mi alma en canal de paso.
Estoy cabreado, es evidente, podría llenar esta conversación de reproches, pero eso no nos haría ningún bien a ninguno de los aquí presentes.
Hablas de errores ¿de si puedo o no perdonarlos? No lo se..eso trato de averiguar con el tiempo que te he pedido, no estas dispuesta a dármelo ,de acuerdo, te mandaré a mis abogados para que luchen por la custodia de esos vástagos que llevas en tu vientre, por suerte el padre tiene las de ganar en estos casos.
Puede que mis palabras fueran dañinas, puede que duras y puede que por primera vez plagadas de rabia, pero me cansaba tener que bajarme los pantalones cada vez que sus esmeraldas me desarmaban.
No creo que estuviera actuando mal, no creo que pedir tiempo fuera un crimen, no cuando ella había tomado todos los tiempos, respiro y distancias que había querido.
-¿Te rehuyo? -negué con la cabeza dejando escapar una sarcástica sonrisa -Quizás lo hago porque estoy cansado de que entre tu y yo las cosas se arreglen follando. Te he abrazado, te he cuidado y me he tumbado contigo en el lecho para hablar de nuestros hijos ¿que es exactamente lo que he hecho para rehuirte? No buscar un beso...¿seria eso coherente con lo que te he dicho? ¿quieres un polvo? No tengo problema en echártelo, soy un hombre y tengo necesidades...unas que no has cubierto durante meses, pero no creo que ese polvo cambiara una coma de lo dicho en esta cámara.
Estoy frio, es un hecho. Si tu pregunta es si he dejado de sentir por ti del todo, no, no lo he hecho...es solo que no confió en ti..que no se si tu vida o lo que esperas de tu vida encaja con la mía, tiempo para comprobar eso es lo que pido, pero si es demasiado mi señora, puede bajar de este barco ahora mismo.
Solo le había pedido tiempo, tiempo para descubrir que había cambiado, que no era esa niña malcriada que por dos veces me había dejado tirado en el norte a mi suerte, ver si lo nuestro podía salvarse o por el contrario la situación había enfriado esto tanto que era irreconducible.
Claro que a la señorita Cavey nadie puede pedirle tiempo, eso si, habia que respetar lso suyos, su idas y venidas, sus necesidades para buscarse y encontrarse.
¿Y si ahora era yo el perdido? ¿y si ahora era yo quien no tenia claro nada?
No, a mi no se me permitía dudar, tenia que ser voraz, voraz en el norte con mi geste, voraz en la batalla contra Randulf y voraz en este matrimonio donde ella marcaba los ritmos y yo solo era un maldito pelele.
-Si, eres prescindible en mi vida, tu me enseñaste eso cada vez que volvía de la guerra magullado, apenas podía del dolor aflojar los correajes de la armadura, pero no estabas, ciertamente aun estando, nunca te importó lo mas mínimo el norte o mis tierras. Eras ajena a la guerra, claro que ¿cuanto tiempo has estado en el norte? Has huido de allí con los primeros vientos.
¿Y ahora me exiges que exactamente? Una respuesta...no la tengo Valeria.
Si piensas que como la primera vez voy a abrirte mis brazos y a acogerte en ellos como si nada hubiera pasado, te equivocas..quizás la primera vez peque de ingenuo, pero la segunda he aprendido la lección con creces y como siempre dicen que no hay dos sin tres, siento si no estoy tan dispuesto como esperabas a abrirte los brazos y mi alma en canal de paso.
Estoy cabreado, es evidente, podría llenar esta conversación de reproches, pero eso no nos haría ningún bien a ninguno de los aquí presentes.
Hablas de errores ¿de si puedo o no perdonarlos? No lo se..eso trato de averiguar con el tiempo que te he pedido, no estas dispuesta a dármelo ,de acuerdo, te mandaré a mis abogados para que luchen por la custodia de esos vástagos que llevas en tu vientre, por suerte el padre tiene las de ganar en estos casos.
Puede que mis palabras fueran dañinas, puede que duras y puede que por primera vez plagadas de rabia, pero me cansaba tener que bajarme los pantalones cada vez que sus esmeraldas me desarmaban.
No creo que estuviera actuando mal, no creo que pedir tiempo fuera un crimen, no cuando ella había tomado todos los tiempos, respiro y distancias que había querido.
-¿Te rehuyo? -negué con la cabeza dejando escapar una sarcástica sonrisa -Quizás lo hago porque estoy cansado de que entre tu y yo las cosas se arreglen follando. Te he abrazado, te he cuidado y me he tumbado contigo en el lecho para hablar de nuestros hijos ¿que es exactamente lo que he hecho para rehuirte? No buscar un beso...¿seria eso coherente con lo que te he dicho? ¿quieres un polvo? No tengo problema en echártelo, soy un hombre y tengo necesidades...unas que no has cubierto durante meses, pero no creo que ese polvo cambiara una coma de lo dicho en esta cámara.
Estoy frio, es un hecho. Si tu pregunta es si he dejado de sentir por ti del todo, no, no lo he hecho...es solo que no confió en ti..que no se si tu vida o lo que esperas de tu vida encaja con la mía, tiempo para comprobar eso es lo que pido, pero si es demasiado mi señora, puede bajar de este barco ahora mismo.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Bajo la mascara de un guerrero (privado)
-No te exijo nada, Te he exigido muchas cosas hasta el día que me despedí de ti en el Norte para volver pero ahora, en este instante no te exijo una respuesta porque no la hay -me salió de lo más profundo del alma, estaba siendo sincera, mi tono era suave y conciliador. Esa madrugada estábamos hablando por fin, nuestro amor se basaba en esa pasión de locura en la que todo lo arreglábamos entre las sabanas, demasiado acumulado tras nuestras espaldas, haciendo la vista a un lado y ahora... el muro que habíamos creado entre ambos se había solidificado, no podía traspasarlo con tan solo “quiero volver y empezar”.
-No espero nada, Höor porque sé que te he decepcionado, te he herido y no es una simple herida que tratar con hierbas o puntos de aguja. No confías en mí, diga lo que diga no vas a creerme y lo entiendo, yo tampoco lo haría. Esa niña caprichosa tuvo lo que deseó, a aquel guerrero que iba tras ella prometiéndole amor incondicional, lealtad, fuego... y esa niña rehuyó el tenerlo todo porque creía que ya era así. Valeria Cavey no necesitaba a un hombre que la colmase de atenciones porque ya tenía muchos que estaban dispuestos a hacer lo que quería pero la inquebrantable y fría Valeria tuvo miedo por primera vez. -sonreí negando con la cabeza, oírle decirme que lucharía por sus hijos, creyendo que se los arrebataría me entristeció, me decepcioné a mí misma porque en el pasado en mis ansias de venganza se lo podía haber arrebatado todo y aunque ahora era aún más rica, sentía que no tenía nada. Me sentía vacía.
-Nunca, jamás te arrebataría a tus hijos. -mis esmeraldas centellearon de impotencia ¿me veía capaz de hacer tal atrocidad? [/color]-reí de pura incredulidad, quería saber si tenía algo por lo que luchar, sentí que ese amor tan inmenso se había apagado ante mis ojos, como si yo misma hubiese creado una tormenta copiosa para que no quedase chispa que volver a prender -Sería estúpido arreglarlo entre las sabanas, ya te lo he dicho. Tienes todo el derecho a rehuirme, no estuve cuando me necesitabas y te has dado cuenta que no es lo que realmente necesitas en tu vida, una mujer que te dé una de cal y otra de arena, si no alguien que luche...una guerrera, una mujer que cuide a tus hijos y te ame como me amaste -estuve a punto de romperme en mil pedazos cuando dije lo último pero aguanté, mirando hacia el frente intentando encauzar esto, si podía ser..
-No te pido nada, el hecho de estar embarazada no cambia absolutamente nada y no lo esperaba. Volveré al norte porque allí están mis hijas, Drittsekk tiene que criarse allí y ellos también -deslicé los dedos por mi vientre, ahora el que le rehuía era yo, no merecía ninguna clase de trato después del daño que le había causado, eso era lo que más me dolía de todo -Lo peor es que el daño que te he hecho no voy a poder recomponerlo, no vas a creerme aunque cambie porque ahora, somos dos desconocidos. Ya no somos dos niños caprichosos que se casaron creyendo que sería para siempre. Lo que tengo muy claro, es que mis sentimientos por ti no han cambiado...me han hecho ver que de toda esa realidad que creía , lo único real...eras tú. -hablar solo eran eso palabras, a partir de ahora debía demostrar no solo que había cambiado...
-Si ver las cosas como son, aclarar mi mente y estar segura de mis sentimientos... si todo eso ha servido para a la vez perderte. Lo acepto pero no voy a aceptar rendirme -busqué su mirada, con él nunca fui tierna, mis dedos se deslizaron por su rostro, le observé con detenimiento y sonreí, mis esmeraldas centellearon presas de lo que sentía cuando lo tenía cerca, lo único real - Alt eller getting -me aparté, acomodándome en el lecho, cerrar los ojos y esperar , esperar que al abrirlos todo fuese un sueño.
-No espero nada, Höor porque sé que te he decepcionado, te he herido y no es una simple herida que tratar con hierbas o puntos de aguja. No confías en mí, diga lo que diga no vas a creerme y lo entiendo, yo tampoco lo haría. Esa niña caprichosa tuvo lo que deseó, a aquel guerrero que iba tras ella prometiéndole amor incondicional, lealtad, fuego... y esa niña rehuyó el tenerlo todo porque creía que ya era así. Valeria Cavey no necesitaba a un hombre que la colmase de atenciones porque ya tenía muchos que estaban dispuestos a hacer lo que quería pero la inquebrantable y fría Valeria tuvo miedo por primera vez. -sonreí negando con la cabeza, oírle decirme que lucharía por sus hijos, creyendo que se los arrebataría me entristeció, me decepcioné a mí misma porque en el pasado en mis ansias de venganza se lo podía haber arrebatado todo y aunque ahora era aún más rica, sentía que no tenía nada. Me sentía vacía.
-Nunca, jamás te arrebataría a tus hijos. -mis esmeraldas centellearon de impotencia ¿me veía capaz de hacer tal atrocidad? [/color]-reí de pura incredulidad, quería saber si tenía algo por lo que luchar, sentí que ese amor tan inmenso se había apagado ante mis ojos, como si yo misma hubiese creado una tormenta copiosa para que no quedase chispa que volver a prender -Sería estúpido arreglarlo entre las sabanas, ya te lo he dicho. Tienes todo el derecho a rehuirme, no estuve cuando me necesitabas y te has dado cuenta que no es lo que realmente necesitas en tu vida, una mujer que te dé una de cal y otra de arena, si no alguien que luche...una guerrera, una mujer que cuide a tus hijos y te ame como me amaste -estuve a punto de romperme en mil pedazos cuando dije lo último pero aguanté, mirando hacia el frente intentando encauzar esto, si podía ser..
-No te pido nada, el hecho de estar embarazada no cambia absolutamente nada y no lo esperaba. Volveré al norte porque allí están mis hijas, Drittsekk tiene que criarse allí y ellos también -deslicé los dedos por mi vientre, ahora el que le rehuía era yo, no merecía ninguna clase de trato después del daño que le había causado, eso era lo que más me dolía de todo -Lo peor es que el daño que te he hecho no voy a poder recomponerlo, no vas a creerme aunque cambie porque ahora, somos dos desconocidos. Ya no somos dos niños caprichosos que se casaron creyendo que sería para siempre. Lo que tengo muy claro, es que mis sentimientos por ti no han cambiado...me han hecho ver que de toda esa realidad que creía , lo único real...eras tú. -hablar solo eran eso palabras, a partir de ahora debía demostrar no solo que había cambiado...
-Si ver las cosas como son, aclarar mi mente y estar segura de mis sentimientos... si todo eso ha servido para a la vez perderte. Lo acepto pero no voy a aceptar rendirme -busqué su mirada, con él nunca fui tierna, mis dedos se deslizaron por su rostro, le observé con detenimiento y sonreí, mis esmeraldas centellearon presas de lo que sentía cuando lo tenía cerca, lo único real - Alt eller getting -me aparté, acomodándome en el lecho, cerrar los ojos y esperar , esperar que al abrirlos todo fuese un sueño.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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