La reina de espadas ( Privado )

por **Henry Bennet** Mar Sep 05, 2017 8:21 pm

Henry aquella mañana estaba organizando ficheros desordenados que había en su propio despacho y fue en ese mismo momento en el que descubrió un retrato que le hizo a su difunta esposa en un momento de afecto efímero. En realidad si la había amado, pero había amado más la fortuna que la muchacha tenía, aquello le salvaría mientras esperaba noticia de los cazadores y vampiros que mando para poder matar a su hermano y así él poder heredar la maldita herencia. Estaba quedándose sin dinero apenas. Tenía la fortuna de su difunta esposa pero de todas maneras, el dinero no le iba a aguantar demasiado. De un momento a otro, todo acabaría. El lobo tendría que volver a salir de caza, inventarse alguna historia dramática para hundir el corazón de alguna sensible dama, casarse con ella y nuevamente asesinarla.

- ¿Dónde están esas hojas?

Buscando unas hojas que necesitaban sus abogados para poder acelerar el proceso de cambio de heredero, Henry se dio cuenta que esos papeles se encontraban en otro sitio mucho más seguro. En su banco. Sí. Ahora recordaba que lo primero que hizo al llegar a París fue meter esos ficheros en el banco donde nadie pudiera meterle mano.

- Agh…Pues nada. Al banco tendré que ir…que pocas ganas.

Cuando fue a su habitación, se puso algo de ropa de calle e inmediatamente se peinó como solía peinarse normalmente, un poco hacia atrás y que los pelos cortos de su frente le cayeran de manera galante sobre su rostro. Eligio un conjunto marrón tierra y un abrigo negro que le quedaba todo como un guante. Para cuando llegó a la puerta principal de su residencia en las calles parisinas, llamaron al timbre de su puerta.

Deteniéndose en seco a mitad de las escaleras observaba como su mayordomo y las doncellas se preguntaban quién era. Todos sabían que el Sr Bennet nunca esperaba a nadie a no ser que él mismo Henry Bennet los avisara antes de que viniera gente. El caso es que ordeno al mayordomo de que saliera a ver de quien se trataba. Para cuando abrió la puerta su mayordomo vio quien era.

A lo mejor el banco tendría que esperar en esos momentos.