La vida es como el humo del cigarro - Privado

por **Chiara Augustini** Vie Sep 15, 2017 12:00 pm

Las oportunidades se daban una sola vez en la vida, y Tajsha, había dejado pasar la suya, con respecto a su familia. Siempre poniéndose excusas, fue dejando día si y día también, aquel viaje que le permitiría retomar su relación con sus padres biológicos y su hermana menor. Ahora, solo podía arrugar un trozo de papel, en el que le comunicaban que ello había muerto asesinados, en manos de revolucionarios que derrocaron al antiguo Zar.

Ofuscada, se giró, dando la espalda al ventanal que le permitía ver una hermosa postal de las calles mas céntricas de la ciudad de París. Se sentía tan nerviosa, que solo su vicio podría llevar a calmarla por un tiempo. Caminó hasta el escritorio y abrió un cofre de madera ricamente aderezado, de allí extrajo una pitillera y unos cerillos. Con mano temblorosa, se dedicó a prender un cigarro. No usaba boquilla, como era costumbre en las damas que fumaban, puesto que ella luchaba por la igualdad de la mujer, - aún en los vicios - caviló, haciendo que una sonrisa de lado iluminara fugazmente su rostro.

Ante la primera bocanada de humo, dejó salir un suspiro, se mordió suavemente el labio inferior, como lo hacía cuando maquinaba alguna idea para sus misiones. ¿como podría presentarse ante su hermana? ¿como estar presente sin que ella se enterara de su existencia? puesto que hacerlo, sería ponerla en peligro nuevamente y ese no era el caso. Aun algo frustrada, decidió tomar un largo paseo por las calles del centro de París y dejar que la mente se le despejara.

Tomó su bolso, guardó una daga en la caña de su bota, disimulada bajo el coqueto vestido de terciopelo negro, y se abrigó con una de sus inconfundibles capas negras, que le permitían pasar mas desapercibida o por lo menos así se lo creía ella. Cuando comenzó su paseo, la noche ya había caído, y el aire aunque mucho mas cálido que el de hacía unos pocos días, aún se notaba algo frío y destemplado, lo que provocó que un temblor recorriera su cuerpo, l momento en que un hombre, cruzaba a su lado.

por **Drake Ende** Jue Sep 28, 2017 10:23 pm

Drake podía vivir con la idea de no volver a comer, de no ser capaz de ver el sol, incluso podía tolerar sobrevivir a costa de otros, pero lo que aún no le cabía en la cabeza era el no poder dormir. La idea de permanecer el resto de su existencia completamente consciente de lo que ocurría a su alrededor, era una verdadera tortura para el vampiro, quien esa noche caminaba a pasos calmos por las calles principales de París. Extrañaba poder dormir de noche más que cualquier otra cosa en el mundo, no porque en su humanidad fuera su actividad favorita, de hecho, era el olvido, la perdida de consciencia momentánea que brindaba el sueño lo que él tanto echaba de menos, en especial desde que se hubiera encontrado con su pequeña hermana, Vanesa.

La fatídica noche en que Drake coincidió en una calle solitaria con su hermana Vanesa, fue el día en que verdaderamente se dio cuenta de lo mucho que extrañaba tener cerca de su familia. Durante años, el menor de los gemelos Ende se había mentido a si mismo, repitiéndose una y otra vez que a sus hermanos no les importó dejarlo atrás. Quizá el abandono era soportable si venía de Kristoff que siempre se mostro más interesado en sus propios asuntos, o de Vanesa que al ser la única mujer era la consentida de todos, sin embargo, lo que Drake nunca superó, fue que su gemelo le mirase a la cara y no le dijera que lo siguiera, que juntos protegerían a Vanesa y tendrían una gran vida. Una sonrisa triste asomó a sus labios y la idea de reunirse una vez más con su hermana pero esta vez pedirle a ella que lo llevará hasta Ryley cruzó su mente. ¿Qué sucedería si se encontraba una vez más con su gemelo?.

Los posibles desenlaces de un encuentro con su gemelo aparecían en su mente como destellos a los que le era imposible ignorar. Los probables resultados llevaban además al Ende a decirse a ratos que ver a sus hermanos no era tan mala idea, mientras que otros le hacían jurar que nunca volvería a verlos; aún así, todo lo que circulaba por su mente no eran más que posibilidades.

Tan inmiscuido se encontraba en sus propias cavilaciones que no se percató que llevaba ya varios minutos siguiendo a una dama. Sus pasos seguían los de una mujer elegante de cabellos castaños. La fémina, había pasado al lado de Drake calles atrás y su aroma resultó tan atractivo para el vampiro que actuando su cuerpo por voluntad propia, giró sobre sus talones, volviendo por las mismas calles que transitara antes solo que esta vez, tras alguien especifico y no solo ideas o sueños, como los que se había formado de sus hermanos.

por **Chiara Augustini** Dom Oct 22, 2017 7:09 pm

Los pasos del caballero que había pasado a su lado, se escuchaban alejarse, le había observado con el rabillo del ojo, un aire de misterio le envolvía, - Qué hombre tan particular - caviló, pero pronto sus pensamientos volvieron a enfocarse en la necesidad de encontrar alguna manera de contactar con su hermana, debía ponerla sobre aviso, no creía que los enemigos de su padre, estuvieran dispuestos a dejar cabos sueltos, y el hecho de que Annuska estuviera viva, era un claro llamado de atención. Volverían, y de seguro en breve intentarían atacar nuevamente.

El ruido de sus tacones en el empedrado, se oían acompasado, como el ritmo de una canción, mas de pronto se dió cuenta que tras el golpe de su tacón, el paso de otro transeúnte se podía escuchar claramente. ¿acaso la estaban siguiendo? se preguntó, al momento en que giraba levemente su rostro intentando descubrir quién era la persona que estaba caminando detrás de ella. La calle estaba vacía, solo Tajha y la otra persona que caminaba tras de ella, eran los únicos seres que se encontraban en ese lugar. Pensar que podía ser alguno de los enemigos de su padre, era algo descabellado. por un lado, ella jamás había logrado contactar con su padre, lo que era improbable que supieran de su existencia, y por el otro lado, ella era una espía, una asesina a sueldo, que podía eliminar a su oponente de ser necesario, ¿quién podría ser lo demasiado valiente, o imprudente, como para venir por ella?

- La mejor defensa es el ataque -, pensó, - pero... a veces, la mejor forma de descubrir la amenaza, es hacer creer que nos encontramos indefensos - caviló, mientras sonreía de lado, pues si existía algo que la hacía sentir viva, era enfrentarse con el enemigo. Si el extraño que la estaba siguiendo, pensaba que ella era una víctima indefensa, se daría una gran sorpresa. Continuó caminando, hasta casi llegar al final de la acera, fue allí cuando se dejó caer, como si se hubiera torcido un pie, se quejó, y apretó su tobillo, solo para poder recuperar la daga que mantenía oculta en la bota, se quedó en silencio, expectante, para ver cuál sería el próximo movimiento de su acechador.

por **Drake Ende** Mar Oct 31, 2017 10:10 pm

De haber prestado más atención al camino que seguía y menos a sus pensamientos inservibles respecto a sus hermanos, Drake se hubiera dado cuenta mucho antes de que estaba siguiendo los pasos de la castaña que minutos antes pasará a su lado. También se habría percatado de que la seguía no porque buscara beber su sangre, sino porque su olor era peculiar, llamativo y su corazón fuerte, quizás parecido al que alguna vez latiera en el pecho del Ende cuando aún se encontraba con vida, pues ahora, ahí donde alguna vez existió vida, no quedaba más que silencio y oscuridad.

Tras varias calles siguiendo de cerca de la hermosa castaña, fue ella quien decidió poner fin a aquel juego de las persecuciones en el que Drake había entrado sin siquiera darse cuenta de ello.

Cuando estaba por llegar a una esquina, el quejido emitido por una voz femenina le obligó a hacer sus cavilaciones a un lado y centrarse en el presente. Por un par de segundos Drake se sintió perdido. Las calles por las que transitaba no las recordaba, así como tampoco podía recordar haber visto a una dama caminar delante de él. Pesé a la confusión inicial y a las interrogantes que se forjaban en su mente debido a la nueva ruta que se descubría siguiendo, el Ende fue capaz de enfocarse, tras unos segundos en la dama que se encontraba en el suelo, sujetando su tobillo y luciendo frágil y desamparada. El vampiro sabía que meterse en los problemas de los mortales no debía ser de su incumbencia, pero era la idea de lo correcto que aprendiera durante sus años de humano, lo que le llevo a acercarse a la joven y estirar su mano en dirección a ella de manera despreocupada.
– ¿Puede ponerse de pie señorita o necesita que le ayude? – preguntó antes de mantenerse en silencio, esperando que ella tomara su mano para ponerse de pie o en su defecto, para indicarle que estaba bien que la tocará y que necesitaba su ayuda.

por **Chiara Augustini** Miér Nov 22, 2017 7:37 pm

Como esperaba, el caballero se acercó a ella, pero a diferencia de lo que había creído, solo lo hizo para ofrecer su ayuda, preguntando por su estado y extendiendo la mano para que Tashja pudiera levantarse. Los expresivos y seductores ojos de la rusa, se clavaron en la mirada del extraño caballero, y no supo cual fue la razón, pero una sensación extraña le provocó los ojos del extraño, que eran de mirada profunda, oscuros como la noche y sus labios aunque inexpresivos, no dejaban de mostrar una sensualidad que hacía imposible dejar de fijar la vista en ellos.

La sensación que sentía al contemplarle, no tenía que ver con sentimientos como temor, o la sensación de estar alerta a un posible ataque. Lo que sentía, lo que experimentaba era una extraña sensación de cercanía, de comprensión. La extraña sensación de haber encontrado en ese desconocido un alma que en cierta forma sufría de la misma manera que la suya, ¿como podía estar segura? no lo podía afirmar, pero aquellos orbes mostraban la soledad que lo rodeaba y Tashja se sintió unida a esa sensación.

Todos sus presentimientos de un posible ataque se desvanecieron, y en su cabeza surgió la respuesta a sus dudas y miedos. De seguro, solo la había seguido porque la soledad, es un sentimiento que puede hacer mas daño que mil puñaladas, pues te va destruyendo lentamente, aislando te de todos, hasta de tu propia familia, como le había pasado a ella, -casi sin darnos cuenta, un día descubrimos que la barrera que antes nos protegía, ahora nos asfixia -, había pensado, mientras sonreía levemente y extendía su mano hasta sujetarse de la ajena. - Si, necesito ayuda, creo que me he lastimado el tobillo - dijo fingiendo una voz compungida - ay, ay - casi gritó, al querer levantarse, pues sintió un dolor punzante, y un liquido caliente que mojaba su piel y su bota. Fue allí que se dio cuenta que su estúpida interpretación de dama en apuros, se había convertido en realidad. Estúpidamente se había lastimado la pierna, con la daga que supuestamente debía protegerla de cualquier peligro. El arma había provocado una profunda herida a la altura del tobillo, ¿que podría hacer ahora? ¿pedir ir a un hospital? ¿que diría el caballero al ver que la herida se había creado por guardar una daga en un lugar inapropiado.

Las lagrimas se deslizaron por sus mejillas, aunque no eran por el dolor, sino por al impotencia, por sentirse una total fracasada, ¿como podía una espía haber cometido semejante torpeza? si había sido unir sus miradas y toda su astucia se había evaporado.

por **Drake Ende** Jue Nov 30, 2017 8:50 pm

Curioso resultaba que Drake se hubiera dejado embaucar por el latido en el pecho de la joven a la que ahora ignorante se acercaba. Ella le había llamado desde que sus caminos se cruzaran calles atrás y aunque quizás en aquel momento su llamado no hubiera sido intencional, ahora, su aparente vulnerabilidad era completamente intencional. Desconociendo entonces lo que surcaba la mente de la humana pero sobre todo, desconociendo que la manera en que ella actuaba era provocada por su persecución inconsciente; Drake se acercó hasta donde la fémina se encontraba con la única intención de ofrecerle ayuda y saber si es que se encontraba bien como para continuar con su camino o necesitaría del apoyo del Ende para llegar a su destino.

Con la mano extendida en dirección a la dama, Drake se mantuvo inmóvil, congelado ante aquel par de intensos ojos con los que se topaba. Una sonrisa fue lo único capaz de esbozar, mientras que todo su ser se perdía completamente en aquellos hermosos ojos que le miraban con sorpresa, algo a lo que el inmortal no le dio importancia, ¿Cómo darla cuando aquella mirada parecía engullirlo y alejar todo su dolor?. Aquella dama parecía estar de una manera que él no podía explicar, unida a él. En aquellos orbes Drake Ende encontraba compresión aunque más que eso, él veía un refugio.

La sonrisa en los labios de la dama lo trajo de nuevo al momento, de la misma manera en que la mano cálida que se posaba sobre su muerta piel le recordó al inmortal, que pese a la sensación de comprensión y hogar que descubría en ella, algo como la cercanía era imposible. Drake no solamente abandonó a su familia para seguir el sueño de ser un cazador y demostrar al hacerlo, que era más valioso que Ryley así como que no necesitaba de nadie para sobrevivir, cuanto se equivoco, pues aunque encontró en el grupo de cazadores una verdadera familia, se termino alejado de todos sus conocidos para mantenerlos a salvo de la sed que le llevaba a actuar muchas veces de manera impulsiva, los dejó a todos porque sabía que no podría formar nunca más parte de sus vidas, pues la suya ya no sería normal, además, tenía que concentrarse en la promesa hecha a Jossette, la bailarina a quien noches atrás auxiliara, joven que ahora dependía enteramente de la sangre de Drake para avanzar y para poco a poco, curarse.

– ¿Puedo llevarla a algún lugar para que revisen su tobillo? – No era buena idea seguir al lado de aquella dama pero tampoco podía abandonarla a su suerte en las oscuras calles de París. Sin embargo, el vampiro no espero que de un segundo a otro el seductor aroma de la sangre llegara hasta sus fosas nasales. Con una mueca de repulsión apareció en su rostro, no por hecho de que ella se encontrase herida, sino por su propio deseo de probar aquella sangre, de drenarle la vida a la hermosa mujer que con trabajo se incorporaba y derramaba un par de lágrimas incomprensibles para Drake. En las lágrimas ajenas vio entonces a su hermana y el dolor que saberlo vampiro le ocasionó cuando accidentalmente se encontraron. Fue gracias al recuerdo de su hermana y al deseo incumplido de tener la oportunidad de consolar a Vanessa que Drake acarició suavemente la mejilla derecha de la joven, llevándose entre sus frías yemas las lágrimas derramadas de la muchacha – Todo estará bien, todo va a estar bien – susurró, creyendo que aquellas palabras ayudarían a la joven y también que aunque se las decía a alguien más, de alguna forma Vanessa las escucharía y así dejaría de preocuparse por él.

por **Chiara Augustini** Sáb Dic 23, 2017 6:44 pm

El rose de aquellos dedos en su tersa piel, la hicieron estremecer, eran dedos un poco fríos, al tacto, lo que pensó que tal vez el caballero tenía frío. Mordió su labio inferior, no podía dejar que por su culpa el caballero siguiera tomando frío, ademas, lo había prejuzgado, creyéndolo un espía o un enemigo y ahora él la consolaba. Su mirada clavada en la ajena, pudo distinguir un atisbo de dolor, de tristeza, y no supo porque razón se sintió unida en ese sentimiento. Pensó en su pequeña hermana Annushka, y en que no sabía como deshacer ese abismo que las separaba, y sin poder evitarlo su mano también cruzó el espacio hasta posarse en la mejilla ajena y acariciarle, intentando consolarlo.

El tiempo, los minutos, se quedaron suspendidos en el espacio, su mirada colgada de la ajena, se mantenía fija en ésta, como si su vida dependiera de ella. El dolor de la herida había desaparecido y si no fuera que el rechinar de un coche la hizo volver de ese embrujo al que cayera por un leve momento, no se hubiera percatado de su accionar, ni de su mano acariciando aquellos cabellos. Totalmente colorada, roja de la vergüenza, ocultó su mano tras su espalda, bajó su mirada y se disculpó con el caballero, - Lo siento, no... no sé que me pasó -, volvió a levantar la mirada en busca de aquellos orbes de mágica belleza y le sonrió, - es que me he lastimado, con lo que se suponía, debía protegerme si me atacaban - dijo sin importarle que le rebelaba su secreto, ni que lo ponía en sobre aviso, si su intención había sido la de atacarla. Al ver aquella mueca en el rostro del caballero, volvió a esquivar su mirada y llevó su mano a la bota, de donde extrajo la daga, y la guardó en su bolso, para luego intentar levantarse. Era una mujer en excelente estado físico y aunque se encontrara algo mal herida, podía moverse como para buscar un coche y dirigirse a su residencia en donde su doncella la ayudaría a curar su herida. Hacer algo así, no sería algo nuevo, pues en mas de una ocasión, había llegado a su hogar en estado lamentable.

Ya en pie, intentó no poner el peso en su pie malherido, - Lamento la forma de conocernos, soy Tajsha, Tajsha Brullova - dijo, sonriendo y extendiendo su mano al caballero, esperando que la tomara y así poder despedirse correctamente, puesto que no podía pedirle que la ayudara en una situación como la que vivía, en donde no podía dejar de sentirse como una total tonta.

por **Drake Ende** Sáb Abr 07, 2018 11:05 pm

Ya no existía espacio. La mano de Drake, acariciaba suavemente la mejilla femenina mientras que sus pensamientos se enfocaban en el deseo de consolarla y ya no de beber de ella. La idea de que aquella joven podía estar sufriendo de la misma manera en que lo hacía su hermana, era motivación suficiente para que Drake resistiera al deseo de drenarle la vida. Y resistía aun a pesar de que no dejarla vivir fuera lo mejor, pues una existencia que atrajera a un vampiro de una manera tan intensa, no solo por su sangre sino por la manera en que su alma se unía a la del vampiro, significaba siempre un peligro.

El peligro se volvió de hecho más real cuando sin temor o recato alguno la humana también estiro la mano para acariciar la mejilla de Drake, en un gesto de consuelo que solo ellos dos eran capaces de comprender, pues ahí, un frente al otro, habían formado su pequeño mundo. El tiempo, ese que ya no significaba nada para una existencia como la del Ende transcurrió sin hacerse notar y no fue sino hasta que un carruaje paso cerca de ambos que la fémina abandono el mundo de ambos y volvió a la realidad. Que ella moviera su sonrojado rostro provocó que Drake alejará su mano pero no sus ojos.
– No debería ser usted quien se disculpe, que he sido yo el primero en actuar de una manera imprudente al tocarla sin conocerla o pedirle siquiera su consentimiento – hizo una pausa, pensando una vez más en el temor y el dolor que su presencia había generado en su propia hermana – es solo que verla llorar me ha hecho recordar a mi hermana y quise consolarla a usted ya que a ella me es imposible hacerlo – porque Vanessa no quería que se le acercara, eso ya le había quedado claro.

– ¿Lastimarse con lo que debía protegerse? – aquellas palabras entonces dieron sentido a la manera tan desconfiada en que ella lo mirase en un primer momento – ¿Trataba de protegerse de mi? – se topaban en una calle solitaria, por lo que lo más probable es que fuera de esa manera, sin embargo, de haber deseado Drake verdaderamente herirla, la joven poco hubiera sido capaz de hacer para defenderse de él.

No dejo de mirarla mientras se levantaba y para su sorpresa, descubrió que ella era más resistente de lo que aparentaba, pues cualquier otra dama que se hubiera herido, habría pedido ayuda desesperadamente. Más sin importar que fuera ella más fuerte de lo esperado, resultaba evidente a los ojos de Drake que no se hallaba del todo bien, pues se notaba que cargaba todo el peso de su cuerpo en la pierna sana.
– Señorita Brullova, hubiera deseado conocerla en una circunstancia menos desafortunada – estiro su mano para saludarla – pero bueno, no siempre podemos tener lo que deseamos. Mi nombre es Drake Ende y espero sinceramente que me disculpe por lo que hice y por lo que hare – se acercó a ella entonces y sin más, la tomó entre sus brazos – ¿Dónde es que vive señorita Brullova?.

por **Chiara Augustini** Mar Abr 24, 2018 11:30 am

Drake, aquel nombre sonó en sus oídos, con la fuerza de una premonición, de un augurio que hacía muchos años, una gitana en la puerta de una de las tantas catedrales rusas, le dijera - Señorita, veo que en su vida, el amo, la muerte, y el peligro, estarán siempre unidos... mas el que marcará su vida eternamente, será un hombre, un ser que traerá luz, aunque siembre oscuridad... su nombre... - el recuerdo golpeó en su cabeza, y de sus labios surgió aquel que la gitana le dijera - Drake - susurró, llevando su mirada a los orbes misteriosos. Sintió que sus mejillas se encendían, bajó la mirada, aún con su mano extendida, escuchando lo que el caballero decía. Aunque volvió a elevarla, en cuanto él se disculpó de lo que había hecho y lo que iba a hacer.

Quiso interrogarle, pero los rápidos movimientos del vampiro la sorprendieron, en un instante se encontró entre sus brazos, con sus propios brazos alrededor del cuello masculino, y su rostro junto al ajeno. Tragó saliva, sentía que su corazón bombeaba con rapidez, mas se quedó quieta, como si de un animalillo pequeño y asustado se tratase. Ella, que era una mujer, capaz de matar a uno o mas hombres, si la circunstancias o la misión lo ameritaba, se sentía en ese instante, como una dulce e inocente muchachita. Su mirada buscó la ajena, no para pedirle que la soltara, o reprocharle que aquello no era propio de un caballero, sino para contemplarle aún mas de cerca, sonreír tímidamente, e indicarle que tan solo estaba a dos o tres calles de su residencia. Podría haberse negado, mas algo en ella le hizo permanecer en silencio, tal vez era solo que se había cansado de ser fuerte, deseaba vivir una vida diferente, una mas semejante a la de su hermana, con alguien a quien cuidar y que la cuidara.

Cuando se pusieron en marcha, ella, acomodó su cabeza en el fuerte hombro masculino, un leve suspiro se escapó de sus labios, mientras cerraba sus ojos y volvía a pensar en aquella gitana, - Sería feliz, si aquel augurio fuera verdad... si las premoniciones de una anciana se cumplieran - susurró, -¿alguna vez no lo ha deseado señor Ende? - preguntó, mientras dejaba que el perfume del vampiro le embriagara los sentidos.

por **Drake Ende** Sáb Jun 09, 2018 9:16 pm

El mundo humano estaba prohibido para él, que sin desearlo, había dejado de estar vivo y pasado de ser un salvador de los indefensos mortales a ser una de esas criaturas que arrancaban la vida para poder seguir existiendo. Drake pues sabía que lo mejor era dejar que la señorita Brullova continuara su camino y se alejase lo más pronto posible de él, que no haría más que exponerla al peligro y no porque el Ende fuera perseguido por cazadores o inquisidores, sino porque él mismo simbolizaba peligro para ella, en especial al recordarse que sin darse cuenta, la había asechado durante un buen tramo.
– Así es, mi nombre es Drake – corroboro su nombre al escuchar la manera en que ella lo susurraba, como si le resultase familiar.

Y el momento apto para la despedida se presentaba, más fueron las heridas de la señorita Tajsha las que hicieron que Drake decidiera arriesgarse a permanecer más tiempo al lado de la humana. La verdad era que no tenía necesidad de alimentarse y que lo mejor sería que él la acompañase hasta su hogar, para prevenir que algún otro vampiro detectara la sangre y decidiera hacerla su presa, cosa que de suceder, el inmortal no podría perdonarse. Así pues, antes de que ella se despidiera o hiciera por continuar su camino, Drake la tomó entre sus brazos y le interrogó sobre la ubicación de su hogar.

Los rostros de ambos se encontraban muy cerca y hasta los sentidos aumentados del Ende llegaba no solo el agradable aroma que la mujer despedía, sino también sus acelerados latidos y el sonrojo casi imperceptible que se apoderaba de sus mejillas. Una sonrisa apareció en los labios de Drake.
– Una pena que su casa se encuentre tan cerca – con aquello hacía evidente que deseaba pasar más tiempo al lado de ella, por más que su cordura le dijera que eso no era lo apropiado y que necesitaba pensar con frialdad para mantenerla a ella segura.

Siguiendo las indicaciones de la joven Tajsha, el vampiro comenzó a avanzar entre las calles, no sin percatarse de la manera en que la Brullova se aferraba a él y suspiraba, solo para después hacerle una pregunta que aunque lo intrigo, no fue explorada de más, solo respondida.
– Depende de la premonición que se trate – aseguró, llevando entonces mirada al rostro de la joven – pero si he llegado a desear que algunas se cumplan, y lo he deseado con la misma intensidad que he pedido porque otras no sean verdaderas – hizo una pausa – Aunque en su caso, ya que ha dicho que esa premonición la haría feliz – sonrió – espero que se cumpla.

por **Chiara Augustini** Miér Jul 04, 2018 5:24 pm

Estar tan cerca de aquel hombre, que poseía una energía tan fuerte, tan especial, que ella no podía describir, la hacía sentirse pequeña, pero a la vez, protegida. Tashja, se dio cuenta que después de tantos años, en los que había decidido no confiar en nadie, no darse el permiso para poner sus ojos, sus sentimientos, sus emociones, sobre hombre o ser alguno, ahora, así, como si fuese lo mas normal del mundo, se encontraba pensando en lo agradable que sería pasar las horas junto a un hombre como Drake.

Su sonrojo volvió a sus mejillas, cuando el caballero unió su mirada a la suya, contestando su pregunta, asintió con un movimiento de cabeza, - Si, espero que se cumpla - suspiró - y debo confesar... que creo, en el fondo de mi pecho... que si lo hará - entrecerró los ojos, mientras continuaba contemplando la intensa mirada del vampiro. -¿Le puedo pedir algo? - dijo con voz suave, - ¿Podría quedarse conmigo... en parte de ésta noche? ¿Tal vez cenar conmigo? - bajó la mirada avergonzada, ¿acaso no le había conocido apenas unos minutos atrás? pero, si las palabras de la gitana eran ciertas, no habría nada malo en pedir aquello, así que prosiguió con su extraño pedido - es que toda mi vida, he permanecido sola, y estoy demasiado cansada de esa sensación... ¿alguna vez la ha sentido? - quiso saber, - Pues en mi caso, toda la vida fue así, sentir que en todos loados molestas, incomodas, por lo que terminas alejándote de todos y de todo... amando aún el silencio y la soledad... pero hoy... hoy deseo mas que nunca compañía... su... compañía - terminó de expresar sus sentimientos, en el instante en que llegaban a la entrada de su residencia, un edificio de fachada neo clásica, con altos ventanales y diseño simétrico.

No fue necesario que tocaran a la puerta, ya que desde una de las ventanas, el rostro asombrado de Silvia, una jovencita parisina que trabajaba como doncella en su hogar, se dejó ver, para luego, sentir un taconeo y el ruido de la cerradura al ser abierta, - Madmoiselle Brullova - dijo asustada, mientras se había a un lado para que traspusieran la puerta, - ¿Que le ha ocurrido? oh, por aquí señor, llévela hasta el sillón del salón de lectura - la rusa sonrió, al ver lo mandona que se había vuelto la niña, - No te preocupes, es solo un rasguño - aseguró, - solo trae lo necesario para curar la herida - ordenó, mientras Drake la conducía por el pasillo que conectaba la entrada al primoroso saloncito que había indicado su doncella.

por **Drake Ende** Lun Jul 09, 2018 11:48 pm

Caminaba a paso calmo pues aunque llevaba cargada a Tajsha, su cuerpo ya no se cansaba como el de un humano normal, así que bien hubiera podido llevar a la dama hasta el fin del mundo entre sus brazos, desafortunadamente ella vivía cerca y quizá por eso era que Drake trataba de hacer más tiempo con su paso lento.

El sonrojo en las mejillas femeninas volvió a aparecer cuando los ojos de ambos se encontraron y Drake pensó en lo hermosa que lucía de aquella manera, viéndose tan vulnerable y soñando con premoniciones que aseguraba ella, se volverían realidad.
– Siga creyendo se esa manera señorita Brullova, tenga esperanza en que esa premonición que menciona se cumplirá y vera que así será – los ojos del inmortal abandonaron entonces el rostro lleno de sueños de la mortal. El silencio se instalo por un par de segundos, tras los cuales vino una petición de parte de la humana que el vampiro cargaba tan cuidadosamente entre sus brazos - ¿Pasar parte de la noche con usted? – la sorpresa en el rostro del Ende no pudo ocultarse, pues aquella era la primera ocasión en la que una mujer a la que acabara de conocer le hacía esa petición, sin mencionar, que desde que fuera convertido, fueron pocas las mujeres con las que se permitió alguna clase de apertura y con ninguna, paso parte de la noche a solas – Yo no sé si… – antes de poder continuar y negarse, le conmovieron las palabras de la Brullova, esas que sentía el Ende tan personales.

Desde que Vanesa naciera y separase a Ryley de él, Drake se había sentido solo. Si bien con el pasar de los años se acostumbro y disfruto de la soledad, la libertad y la independencia, desde que se convirtiera en inmortal experimentaba la necesidad de compañía, esa que trato de encontrar con sus hermanos, o más bien, que trato de recibir de Vanesa, quien al darse cuenta de su realidad acabo por rechazarlo, ahora, existía alguien que le decía que necesitaba su compañía y a algo así, alguien necesitado no podía negarse.

Antes de ser capaz de responder, llegaron hasta la residencia de la señorita Tajsha donde fueron recibidos por una joven mujer que le pidió a Drake que entrara y llevará a la señorita Brullova hasta un pequeño pero elegante salón, sitió donde la joven dejó de encargado al vampiro antes de desaparecer en busca de los materiales de curación. Un suspiro innecesario fluyó de los labios entreabiertos del Ende tras dejar a Tajsha sobre un sillón.
– Puedo comprender perfectamente la sensación agradable de soledad de la que hablaba antes – comenzó a hablar mientras que su mirada recorría la decoración del salón – y también puedo comprender la necesidad de compañía que menciona ya que al igual que usted, gran parte de mi vida he estado solo – sus ojos se encontraron con los de la dama – así que, aunque no puedo cenar más de lo que ya cene antes, me sentiré honrado de acompañarle un rato – porque no tenía nada que perder, ya no.

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