Skulls under your feets (Libre)

por **Elisha Gilmerië** Vie Sep 29, 2017 10:31 pm

Elisha había estado en silencio durante una semana. No había hablado ni había tenido noticias de su doncella que había sido experta espía, pero que por cosas de la vida dejo el espionaje. Elisha la conoció cuando tenía tan solo pocos años de edad. Elisha la miraba siempre con admiración y su doncella haría lo que fuera por complacer a Elisha. Entonces la mando a la búsqueda de su hija, a la búsqueda de su primogénita e hija de ambos, de Raúl y de ella.

Ahora ella misma estaba en el cementerio. Agradecía estar ahí con todo el silencio a su alrededor que al menos la dejaban pensar y alejaba sus pesadillas que le causaban mal estar e insomnio. Era una tortura estar todo el rato soñando lo mismo siempre temiendo que en cualquier momento todo pudiera terminar de repente sin previo aviso. Razones de más para venir a los bosques que había cerca del cementerio. Elisha se quedó ahí sin ni siquiera moverse ni un ápice. Estaba tranquila y serena pero cuando decidió irse de aquel lugar, Elisha se fue hasta una cafetería en la que servían pasteles demasiado tiempo.

Elisha encontró un banco en el cementerio en el que se sentó y su mente comenzó a dar vueltas. Demasiadas pensaría ella pero el asunto de su hija la consumía. Siente también que aquella vez que volvió con Raúl se sintió estúpida por hablar y por su padrastro el espectáculo que monto delante de todos. Le dio una vergüenza ajena que quería que la tierra se la tragase. No quería soportar más vergüenza, más deshonra sobre sí mismo, estaba harta de que todos la mirasen de mala gana o de cualquier otra manera un poco más despectiva. Sin embargo volvió a levantarse de aquel banco de piedra que era parte de la macabra decoración del cementerio. Sus pasos lentos pero seguros sobre la piedra se dirigían hacia cualquier sitio. De repente ya no le apetecía ir a aquella cafetería donde servían seguramente pasteles bastante ricos. Elisha solamente estaba esa noche a solas, en un cementerio rodeada de muerte.

Su apariencia tampoco era muy alegre. Sus cabellos estaban sueltos y desordenados por el viento. Su vestido sencillo era negro y con escote recatado. Llevaba un rosario negro entre sus manos y no había puesto nada de maquillaje o de polvos sobre su rostro. Sus ojeras parecían estar palpables, podría pasar por una vagabunda o una muchacha de clase baja. Podría desaparecer y nadie se enteraría. Sin embargo no quería desaparecer del lado de su familia aunque su padre fuera una persona horrible y cruel que no la deja estar con su hija, que apenas….su madre está atenta a lo que le cuenta.

- ¡Agh! – Tan sumida estaba en sus pensamientos que no vio con quién se cruzó. Una figura oscura se alzaba delante de ella, no se dio cuenta de que su faldón se había elevado hasta mostrar un poco la pantorrilla derecha – ¡ay..! – Se miró las manos mientras estaba ahí tumbada en el suelo de la caída, estaba herida y tenía ardor en las manos. Como pudo se levantó del suelo por ella misma - ¡Ten cuidado por donde andas! – Dijo a la extraña figura que no veía porque estaba cubriéndose de la luz de la luna, solo veía sombras en frente suya.

por **Malek Flint** Dom Oct 08, 2017 11:02 pm

Todo tiene un comienzo. En la noche/

La luz de la luna transmitía en el cementerio una vida que en el día en ocasiones no existe. O tal vez era por la condición de Malek. –Temo , mi señor. Qué la noche es muy avanzada para que siga aquí –advirtió George Weastley, su mayordomo. Malek observó una vez más el mausoleo de Babier Boutex. Depositó una rosa blanca sobre los arreglos suntuosos que el viejo Boutex recibió en su funeral.

Es extraño como cambian las cosas. Hace diez años no te presentarías en un funeral y ahora lo haces en la noche, solo, para poder pasar desapercibido de ojos de brujos, licantropos y otras alimañas

La voz del espectro que sólo escuchaba Malek, fue la verdadera razón de que determinara abandonar el lugar. No obstante, Weastley merecía una respuesta ante la ausencia de palabra de su amo. –Que así sea, ve adelante yo te seguiré de cerca. Has que cejen a los caballos y los preparen. Son estos días en los que comienzan a alterarse –dijo. La luna llena estaba a días de hacer su gloriosa presencia y como Malek expresaba al espectro, «a las bestias no las puedes engañar».

Un disturbio se generó más adelante. Previo a que una dama expresara su queja. El oído de Malek escuchó como cayó al suelo, la exhalación temerosa de Weastley y el momento en que ella se levantaba para hacer su exclamación. La cercanía de los dos hombres sobre la figura femenina pareció intimidar a la misma luna que no hizo más que ocultarse mientras Malek se abría paso dejando atrás a George. –Ten listo el carruaje –ordenó y después miró a la joven que no demostraba, aún, temor alguno.

–Disculpe a mi acompañante señorita, no soy de esta tierra pero sí está perdida puedo llevarla a la ciudad. Salvo que su intención sea estar aquí, lo que deja de ser de mi incumbencia –dijo con una sonrisa cortés y pretendió avanzar, rodeándola para no salirse del sendero. Pero al estar junto a ella, captando ese olor que indicaba que su apariencia no era lo que pretendía ser, y menos aún el rosario de perlas negras. Por alguna razón sintió la necesidad de asegurarse de que estuviera bien, si sus sentidos estaban en lo cierto y era una joven adinerada correría peligro en ese lugar. Weastley hubo pedido a su señor dejar el lugar por ese motivo, y siendo él un licántropo capaz de defenderse. Cómo ella, una mujer indefensa podría protegerse.

Se giró hacía ella y volvió a sonreírle con cortesía. –Necesita compañía.

por **Elisha Gilmerië** Miér Nov 29, 2017 6:14 pm

Elisha observó al hombre.

- Lamento mi lenguaje. Me ha sobresaltado... -Elisha solamente suspiro y aun con sus manos ensangrentadas, sujetaba el rosario entre sus dedos y manos. Se fijó en aquel que estaba delante de ella, al parecer si que parecia de otro sitio, que no habia vivido nunca en París - ¿Usted cree? - Pregunto confusa y suspiró - Lo lamento, pero apenas le conozco y no querría ir con cualquier desconocido - Sonrio con lentitud, flojo, no quiso mostrar mucha emoción en el sentimiento - No es por usted caballero - sonrio tranquilamente - Es solo, ya sabe.

-En medio de un cementerio, que habra venido a hacer sus cosas aqui...y de repente una desconocida se queda en el suelo - sonrie - Pero si puede acompañarme a la salida que es donde tambien me espera mi carruaje para que me pueda recoger también.... -sonriendo de lado, sujeto con fuerza su rosario de perlas negras. Era una reliquia familiar de su amada abuela que en paz descansara, un rosario que según su padre tenia una gran historia detrás y emocionante, a lo mejor, lo más cerca que Elisha estaría de tener una gran aventura segun su padre.

Elisha se quedo mirando al hombre que estaba delante de ella. Aun esperando a ver que podria pensar el caballero de ella, se acordó de sus manos ensangrentadas por querer frenar el impacto de su caida, se las miro y sacó un pañuelo de seda con el que se las cubrio para poder quitarse restos de suciedad, sangre que pudiera estar corriendo aún o probablemente taparse alguna herida abierta que pudiera tener riesgo a poder infectarse de manera descuidada.

Heridas, tenía pocas superficiales pero dentro de su corazón estaba completamente rota y sintiendose de esa manera, pensaba cambiar para poder al menos salir hacia delante en la vida, con su esposo a ser, Raoul y su hija en cuanto la encontraran por alguna parte de Italia o por donde estuviera. Si alguien podia ayudarla, era su madre, que su madre pudiera sacarle informacion a su padre que era quien seguramente sabría todo de todo.

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