AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
Después de casi un mes volvía de nuevo a casa, eso era lo que había durado aquel inesperado viaje hasta México, había avisado a mis padres antes de partir que me iba con Joe de viaje a aquel país pues tenía una importante reunión de negocios y me había pedido que lo acompañara para poder disfrutar del viaje y conocer el país, por supuesto mis padres no habían puesto pega alguna ya que se trataba de algo del vampiro pero aunque solo les había podido avisar mediante una carta, la noche antes de partir, habían llevado mis maletas a la mansión de Joe justo a tiempo por lo que supuse que no les habría molestado la carta sino más bien todo lo contrario, todo lo que tuviera que ver con el vampiro mis padres no ponían pega alguna, seguía sin saber qué les había hecho o dicho para que estuvieran así pero cuando supieron de mi regreso estaban bastante contentos y animados cuando nos recibieron tras aquel tiempo. Habíamos llegado a París de noche y el vampiro se había ofrecido a acompañarme hasta casa, había notado que por alguna extraña razón se había olvidado de la noche en que nos habíamos casado en el barco y yo no hice mención alguna ni quise recordárselo porque las veces que se lo había dicho había gruñido incapaz de recordarlo, yo sí lo hacía y lo cierto es que había sido tremendamente placentera en todo lo que habíamos hecho esa noche. Para todos seguíamos estando prometidos y por lo que pude averiguar cuando llegué mi madre tenía ya la mitad de los preparativos hechos para la boda, rodé los ojos porque mi madre era incorregible y aunque mi padre había tratado de disuadirla en ciertos aspectos había sido imposible.
Invitaron al vampiro a quedarse un rato más y que les contara sobre sus negocios en el país, era lo único que se me había ocurrido como excusa en aquella carta y tras lanzarme una rápida mirada enarqué una ceja y me mordí el labio mientras él como podía, aunque parecía que no le costaba demasiado, les relataba por encima a mis padres que había hecho un buen negocio y que esperaba diera sus frutos. También les había dicho que me había guiado por México para conocerlo y que seguramente pronto volveríamos a irnos de viaje hacia otro destino aprovechando que ahora tendríamos tiempo, seguramente ese vampiro buscaría un viaje lejos de París para la luna de miel, me lo veía venir antes incluso de que pasara. Nos pidieron que tomáramos asiento en el sofá y que les contáramos qué tal había ido el viaje en su afán y entusiasmo pero sabía que el vampiro también querría ver a Nim, aunque no me lo dijera sabía que estaba preocupado por ella y tras unos minutos les pedí que era mejor que nos retiráramos, que había sido un largo viaje y que tendríamos que descansar porque al día siguiente habían cosas que hacer, no se lo tomaron del todo mal –también porque intercedió el vampiro en aquello- y dejaron que nos despidiéramos antes de que él partiera y yo entrara de nuevo en casa, hacía mucho tiempo que no dormía en mi cama y lo cierto que las últimas veces habíamos dormido los dos juntos, algo un tanto extraño e insólito pero que así había sido. Sabía que no me pediría que me fuera con él después de haber estado tanto tiempo fuera y yo no dije nada al respecto.
-Bueno amor, veo que sigues manteniendo ese efecto sobre mis padres después de todo –comenté con una ceja enarcada sin saber qué les había hecho que le hizo sonreír de lado- seguramente quieras llegar a casa y ver como está Nim –lo miré al mismo tiempo que nuestros dedos se enlazaba y mi otra mano recorría su pecho- seguro que está deseando verte tras todo este tiempo, le darás una buena sorpresa –esa niña lo quería muchísimo y él la quería también, se podría decir que era el talón de Aquiles que tenía y eso ya me lo había dejado más que claro- mañana revisaré lo que está haciendo mi madre con la boda, algo me dice que no me va a gustar en absoluto –hice un mohín y luego lo miré- se hace un poco extraño que tengas que despedirme en mi puerta, ¿no te parece? –Había pasado ya un tiempo desde la última vez- deberías de ir a casa y darle una sorpresa a Nim antes de que sea más tarde, yo ya te tengo muy visto –sonreí con cierta malicia y él enarcó una ceja por ello- ¡oh, vamos! Sabes que es verdad –dije antes de que sus labios se acercaran a los míos y me besaran de esa forma que ya conocía tan bien dejando un mordisco en su labio inferior- nos vemos mañana por la noche, salvo que tengas alguna sorpresa especial para mí –sonreí de lado por ello y dejé finalmente que se fuera para vernos la noche siguiente como antaño hacíamos, volví dentro encontrándome con mi madre que ya me esperaba para que le contara algo más sobre el viaje y rodó los ojos. Estuve un rato hablando con ella hasta que finalmente me retiré alegando que estaba cansada para ir a la habitación e irme a dormir, fue algo extraño volver de nuevo a aquella cama tras tanto tiempo en el que me había pasado durmiendo con el vampiro pero finalmente me acosté. Esa noche volvía a soñar con lo mismo, no se lo había dicho pero desde que habíamos salido de aquel infierno tenía sueños con una figura, una persona que me era vagamente familiar pero que no lograba ubicar. Ojos de color plata, pelo del mismo color, tez algo morena... en sueños me acosaba y me atormentaba aunque no me pasaba nada realmente, sabía que solo eran pesadillas y que pronto pasarían, quizás fuera por la experiencia de haber estado en el infierno, no lo sabía pero notaba algo extraño, algo que no había dicho para preocuparlo y porque no sabía si era quizás por haber estado en ese lugar o por qué, por el momento preferí guardar silencio. Esa vez quería ser yo quien le diera una sorpresa al vampiro así que buscaría algo que hacer para la noche y así que no me pudiera sorprender con nada.
Después de casi un mes volvía de nuevo a casa, eso era lo que había durado aquel inesperado viaje hasta México, había avisado a mis padres antes de partir que me iba con Joe de viaje a aquel país pues tenía una importante reunión de negocios y me había pedido que lo acompañara para poder disfrutar del viaje y conocer el país, por supuesto mis padres no habían puesto pega alguna ya que se trataba de algo del vampiro pero aunque solo les había podido avisar mediante una carta, la noche antes de partir, habían llevado mis maletas a la mansión de Joe justo a tiempo por lo que supuse que no les habría molestado la carta sino más bien todo lo contrario, todo lo que tuviera que ver con el vampiro mis padres no ponían pega alguna, seguía sin saber qué les había hecho o dicho para que estuvieran así pero cuando supieron de mi regreso estaban bastante contentos y animados cuando nos recibieron tras aquel tiempo. Habíamos llegado a París de noche y el vampiro se había ofrecido a acompañarme hasta casa, había notado que por alguna extraña razón se había olvidado de la noche en que nos habíamos casado en el barco y yo no hice mención alguna ni quise recordárselo porque las veces que se lo había dicho había gruñido incapaz de recordarlo, yo sí lo hacía y lo cierto es que había sido tremendamente placentera en todo lo que habíamos hecho esa noche. Para todos seguíamos estando prometidos y por lo que pude averiguar cuando llegué mi madre tenía ya la mitad de los preparativos hechos para la boda, rodé los ojos porque mi madre era incorregible y aunque mi padre había tratado de disuadirla en ciertos aspectos había sido imposible.
Invitaron al vampiro a quedarse un rato más y que les contara sobre sus negocios en el país, era lo único que se me había ocurrido como excusa en aquella carta y tras lanzarme una rápida mirada enarqué una ceja y me mordí el labio mientras él como podía, aunque parecía que no le costaba demasiado, les relataba por encima a mis padres que había hecho un buen negocio y que esperaba diera sus frutos. También les había dicho que me había guiado por México para conocerlo y que seguramente pronto volveríamos a irnos de viaje hacia otro destino aprovechando que ahora tendríamos tiempo, seguramente ese vampiro buscaría un viaje lejos de París para la luna de miel, me lo veía venir antes incluso de que pasara. Nos pidieron que tomáramos asiento en el sofá y que les contáramos qué tal había ido el viaje en su afán y entusiasmo pero sabía que el vampiro también querría ver a Nim, aunque no me lo dijera sabía que estaba preocupado por ella y tras unos minutos les pedí que era mejor que nos retiráramos, que había sido un largo viaje y que tendríamos que descansar porque al día siguiente habían cosas que hacer, no se lo tomaron del todo mal –también porque intercedió el vampiro en aquello- y dejaron que nos despidiéramos antes de que él partiera y yo entrara de nuevo en casa, hacía mucho tiempo que no dormía en mi cama y lo cierto que las últimas veces habíamos dormido los dos juntos, algo un tanto extraño e insólito pero que así había sido. Sabía que no me pediría que me fuera con él después de haber estado tanto tiempo fuera y yo no dije nada al respecto.
-Bueno amor, veo que sigues manteniendo ese efecto sobre mis padres después de todo –comenté con una ceja enarcada sin saber qué les había hecho que le hizo sonreír de lado- seguramente quieras llegar a casa y ver como está Nim –lo miré al mismo tiempo que nuestros dedos se enlazaba y mi otra mano recorría su pecho- seguro que está deseando verte tras todo este tiempo, le darás una buena sorpresa –esa niña lo quería muchísimo y él la quería también, se podría decir que era el talón de Aquiles que tenía y eso ya me lo había dejado más que claro- mañana revisaré lo que está haciendo mi madre con la boda, algo me dice que no me va a gustar en absoluto –hice un mohín y luego lo miré- se hace un poco extraño que tengas que despedirme en mi puerta, ¿no te parece? –Había pasado ya un tiempo desde la última vez- deberías de ir a casa y darle una sorpresa a Nim antes de que sea más tarde, yo ya te tengo muy visto –sonreí con cierta malicia y él enarcó una ceja por ello- ¡oh, vamos! Sabes que es verdad –dije antes de que sus labios se acercaran a los míos y me besaran de esa forma que ya conocía tan bien dejando un mordisco en su labio inferior- nos vemos mañana por la noche, salvo que tengas alguna sorpresa especial para mí –sonreí de lado por ello y dejé finalmente que se fuera para vernos la noche siguiente como antaño hacíamos, volví dentro encontrándome con mi madre que ya me esperaba para que le contara algo más sobre el viaje y rodó los ojos. Estuve un rato hablando con ella hasta que finalmente me retiré alegando que estaba cansada para ir a la habitación e irme a dormir, fue algo extraño volver de nuevo a aquella cama tras tanto tiempo en el que me había pasado durmiendo con el vampiro pero finalmente me acosté. Esa noche volvía a soñar con lo mismo, no se lo había dicho pero desde que habíamos salido de aquel infierno tenía sueños con una figura, una persona que me era vagamente familiar pero que no lograba ubicar. Ojos de color plata, pelo del mismo color, tez algo morena... en sueños me acosaba y me atormentaba aunque no me pasaba nada realmente, sabía que solo eran pesadillas y que pronto pasarían, quizás fuera por la experiencia de haber estado en el infierno, no lo sabía pero notaba algo extraño, algo que no había dicho para preocuparlo y porque no sabía si era quizás por haber estado en ese lugar o por qué, por el momento preferí guardar silencio. Esa vez quería ser yo quien le diera una sorpresa al vampiro así que buscaría algo que hacer para la noche y así que no me pudiera sorprender con nada.
Última edición por Danerys Garnert el Miér Nov 29, 2017 10:29 am, editado 1 vez
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Había podido desviar la atención de su preocupación hacia mi persona, ahora que conocía más al vampiro sabía exactamente qué puntos tocar para que en cierta forma claudicara o dejara algo de lado, no es que fuera precisamente fácil, pero había descubierto que podía distraerlo de sus pensamientos centrándome en recorrer su rostro con mis labios, tentarlo, provocarlo con mis manos paseándose por su pecho haciendo figuras sin un patrón fijo totalmente a mi aire, había logrado que se desviara del tema que ocupaba mi persona y se centrara ahora en Nim, algo que me hizo morderme el labio al ver que me había salido con la mía mientras sentía de igual forma sus ojos recorriendo mi rostro, sus manos perdiéndose por mi espalda y envolviendo algunos mechones de mi pelo que libre caía por mi espalda en pequeñas ondas oscuras, mi cuerpo seguía pegado al suyo mientras me reponía de aquella sesión que me había dado el vampiro y que siempre me dejaba exhausta, no quería que se preocupara en exceso porque era innecesario, solamente era cansancio como ya había demostrado en el restaurante y necesitaba acostumbrarme al horario de dormir por las noches de nuevo, solamente era eso, y el cansancio que provocaba mi madre cada vez que tenía que organizar la boda con ella... esa mujer era incansable y agotaba toda mi paciencia y mis energías. Habíamos tenido una buena sesión en aquel laberinto y aunque mis piernas temblaban ligeramente, señal de lo que había disfrutado, mis manos perfilaban su pecho con mis dedos mientras lo escuchaba hablar sobre Nim y las intenciones que tenía para con la pequeña. Entendía que para él era una debilidad, me lo había dejado más que claro desde el primer día que me había conocido, siempre me había dicho que si le pasaba algo a la pequeña por mi culpa no habría lugar en la tierra donde esconderme de su furia y lo creía, lo veía capaz sin lugar a dudas. Para él ella era importante, podía ver cómo la miraba, cómo se preocupaba por ella... pero es que Nim sentía devoción hacia Joe, se notaba demasiado por la forma en la que se comportaba cuando estaba con él, la pequeña me caía bien y me preocupaba también su estado, era demasiado pequeña para acarrear la enfermedad que llevaba.
Entendía que Joe no pudiera perderla y que tuviera en mente convertirla cuando llegara el momento, que fuera eso lo que lo hacía estar tan pendiente de ella porque su estado de salud era muy débil y necesitaba de mucha atención, de cuidados que solo el vampiro podía darle... cuando fuera mayor de edad la convertiría y la haría lo que él decía su “chiquilla”, él pasaría a ser su Sire y ella sería vampiro con lo que podría seguir con vida durante muchísimos siglos sin dolor alguno, sin enfermedad que quisiera arrebatarle la vida. Por una parte, la cazadora que era, no podía dejar que Joe convirtiera a la niña en una vampira porque yo había sido entrenada para matarlos, para decapitarlos y acabar con ellos... pero la otra parte de mí, la que conocía a la pequeña, pensaba que era lo mejor. Sabía que a Nim le preocupaba perder el “afecto” o la “atención” que tenía por su parte, pensaba que el vampiro y yo tendríamos hijos y que entonces dejaría de ser su “hija”... pero no era para nada así porque Joe no podía tener hijos y yo jamás me había replanteado la idea de tenerlos, mucho menos ahora conforme estaban las cosas. Quería hablar con ella para calmarla y tranquilizarla, que supiera que eso no podía pasar... pero también debía de saber lo que el vampiro pretendía hacer con ella, dudaba que la niña a esas alturas no supiera lo que él era, pero en ese tema yo no tenía ni voz ni voto porque era algo solamente que correspondía con el vampiro y yo no iba a meterme, solo esperaba que Nim entendiera que no sería desplazada en cuanto la boda se celebrara y que en unos años cuando creciera se olvidaría de la enfermedad que tenía. El vampiro para mi sorpresa aceptó no solo que me quedara a dormir en la mansión, sino que también pudiera pasar al día siguiente la mañana con Nim, a lo que sonreí y me mordí el labio cuando me puso su chaqueta para tapar mi cuerpo ya que mi vestido estaba más bien roto, sus brazos me alzaron y yo enredé los suyos en su cuello.
-Nim es una niña muy lista y dudo mucho que, a estas alturas, no sospeche algo sobre ti Joe... deberías de decírselo –contemplé mirándolo con algunos de mis dedos enredados en el pelo de su nuca- merece saberlo, merece saber no solo que no vamos a tener hijos y que no se va a sentir desplazada cuando nos casemos, sino que planeas salvarla de la enfermedad convirtiéndola en lo que eres tú –hice una pequeña pausa- no te voy a mentir, la cazadora que llevo dentro me grita que debo de impedir que la transformes, pero sé cómo es esa niña y lo importante que es para ti, no se merece morir y creo que lo mejor para ella sería que en cumplir la mayoría de edad la transformaras –sabía también que la niña me quería, era algo que se podía notar por la forma en la que se comportaba cuando estaba en la mansión- estoy segura de que lo entenderá y de que se sentirá más tranquila cuando se lo cuentes, le explicaré lo mejor que pueda que no podemos tener hijos y que no debe de preocuparse –mis labios rozaron los suyos y mordí su inferior ante la idea de encender la lumbre y beber una copa de vino, hablaríamos con Nim y al día siguiente podría pasar la mañana con ella, que saliera y se despejara un poco. Lo miré de forma algo más fija y enarqué una ceja cuando dijo que nos íbamos a acostar pronto, señalándome con el dedo, advirtiéndome de que no tendríamos sexo- ¿me estás diciendo que no vas a darme las buenas noches, hoy que duermo contigo, con un orgasmo para despedir el día? –Me mordí el labio pero acabé soltando una leve risa, ¿ese vampiro lo estaba diciendo en serio, precisamente él?- Oh vaya, creo que estoy perdiendo facultades como Lilith –bromeé deslizando mis dedos por su pecho mientras lo miraba- yo pensaba que después de esa copa y de la charla con Nim me llevarías a tu habitación, me desnudarías y me harías tuya de esa forma endemoniadamente placentera que tienes –mordí su labio inferior porque el vampiro tenía otros planes y sus ojos me dejaron en claro que no bromeaba en absoluto- oh, eres un mandón, le quitas la diversión a todo –sonreí de lado mientras me subía al carruaje, se montaba él detrás de mí, y decía al cochero que fuera hacia su mansión mientras yo, por el camino, intentaba provocarlo para hacerle cambiar de idea haciendo que tuviera que llamarme para que parara entre jadeos sentada sobre él, disfrutando con esa pequeña tortura que le estaba haciendo al vampiro hasta que llegamos a las puertas de la verja de su mansión, me abroché el abrigo y con esa velocidad que tenía entramos para llevarme arriba donde tenía un par de vestidos que ponerme y cambiarme, una vez con otro vestido nuevo que cubriera mi cuerpo bajamos para ir hacia ese salón donde estuvimos la primera noche, con la lumbre encendida y un par de copas de vino que acercó el vampiro sentados sobre aquella alfombra frente a la lumbre- aun puedo recordar la primera noche que me trajiste aquí –mis ojos fueron hacia el fuego para observarlo, las llamas nos calentaban y creaban figuras en nuestros rostros bañados por su luz anaranjada- te odiaba tanto, tenía tantas ganas de matarte... –murmuré sin contemplarlo, no es que esas ganas hubieran pasado pero en su mayor parte así había sido- recuerdo que me amenazaste con no tocar a Nim nunca, también recuerdo que me enseñaste con ese atizador dónde debía de hundirlo en tu pecho para llegar hasta tu corazón –mis ojos se desviaron al vampiro- ¿de verdad no pensaste que intentaría por todos los medios escapar de ti después de lo que había pasado en el palacio? –Sonreí de lado- habría hecho cualquier cosa para largarme de aquí, solo pensaba en la manera de matarte y que no sospecharan de mí –no había rastro de mentira en mis palabras- también recuerdo que luego, en tu bañera, me regalaste un orgasmo –sonreí de lado- dime Joe, ¿qué te dolió más? Darme el orgasmo y que me fuera, o que te atravesara con el atizador en el pecho –di un trago a la copa de vino y mordí el borde de la misma sin apartar mi mirada de sus ojos rojos, como las mismas llamas que prendían en la lumbre.
Entendía que Joe no pudiera perderla y que tuviera en mente convertirla cuando llegara el momento, que fuera eso lo que lo hacía estar tan pendiente de ella porque su estado de salud era muy débil y necesitaba de mucha atención, de cuidados que solo el vampiro podía darle... cuando fuera mayor de edad la convertiría y la haría lo que él decía su “chiquilla”, él pasaría a ser su Sire y ella sería vampiro con lo que podría seguir con vida durante muchísimos siglos sin dolor alguno, sin enfermedad que quisiera arrebatarle la vida. Por una parte, la cazadora que era, no podía dejar que Joe convirtiera a la niña en una vampira porque yo había sido entrenada para matarlos, para decapitarlos y acabar con ellos... pero la otra parte de mí, la que conocía a la pequeña, pensaba que era lo mejor. Sabía que a Nim le preocupaba perder el “afecto” o la “atención” que tenía por su parte, pensaba que el vampiro y yo tendríamos hijos y que entonces dejaría de ser su “hija”... pero no era para nada así porque Joe no podía tener hijos y yo jamás me había replanteado la idea de tenerlos, mucho menos ahora conforme estaban las cosas. Quería hablar con ella para calmarla y tranquilizarla, que supiera que eso no podía pasar... pero también debía de saber lo que el vampiro pretendía hacer con ella, dudaba que la niña a esas alturas no supiera lo que él era, pero en ese tema yo no tenía ni voz ni voto porque era algo solamente que correspondía con el vampiro y yo no iba a meterme, solo esperaba que Nim entendiera que no sería desplazada en cuanto la boda se celebrara y que en unos años cuando creciera se olvidaría de la enfermedad que tenía. El vampiro para mi sorpresa aceptó no solo que me quedara a dormir en la mansión, sino que también pudiera pasar al día siguiente la mañana con Nim, a lo que sonreí y me mordí el labio cuando me puso su chaqueta para tapar mi cuerpo ya que mi vestido estaba más bien roto, sus brazos me alzaron y yo enredé los suyos en su cuello.
-Nim es una niña muy lista y dudo mucho que, a estas alturas, no sospeche algo sobre ti Joe... deberías de decírselo –contemplé mirándolo con algunos de mis dedos enredados en el pelo de su nuca- merece saberlo, merece saber no solo que no vamos a tener hijos y que no se va a sentir desplazada cuando nos casemos, sino que planeas salvarla de la enfermedad convirtiéndola en lo que eres tú –hice una pequeña pausa- no te voy a mentir, la cazadora que llevo dentro me grita que debo de impedir que la transformes, pero sé cómo es esa niña y lo importante que es para ti, no se merece morir y creo que lo mejor para ella sería que en cumplir la mayoría de edad la transformaras –sabía también que la niña me quería, era algo que se podía notar por la forma en la que se comportaba cuando estaba en la mansión- estoy segura de que lo entenderá y de que se sentirá más tranquila cuando se lo cuentes, le explicaré lo mejor que pueda que no podemos tener hijos y que no debe de preocuparse –mis labios rozaron los suyos y mordí su inferior ante la idea de encender la lumbre y beber una copa de vino, hablaríamos con Nim y al día siguiente podría pasar la mañana con ella, que saliera y se despejara un poco. Lo miré de forma algo más fija y enarqué una ceja cuando dijo que nos íbamos a acostar pronto, señalándome con el dedo, advirtiéndome de que no tendríamos sexo- ¿me estás diciendo que no vas a darme las buenas noches, hoy que duermo contigo, con un orgasmo para despedir el día? –Me mordí el labio pero acabé soltando una leve risa, ¿ese vampiro lo estaba diciendo en serio, precisamente él?- Oh vaya, creo que estoy perdiendo facultades como Lilith –bromeé deslizando mis dedos por su pecho mientras lo miraba- yo pensaba que después de esa copa y de la charla con Nim me llevarías a tu habitación, me desnudarías y me harías tuya de esa forma endemoniadamente placentera que tienes –mordí su labio inferior porque el vampiro tenía otros planes y sus ojos me dejaron en claro que no bromeaba en absoluto- oh, eres un mandón, le quitas la diversión a todo –sonreí de lado mientras me subía al carruaje, se montaba él detrás de mí, y decía al cochero que fuera hacia su mansión mientras yo, por el camino, intentaba provocarlo para hacerle cambiar de idea haciendo que tuviera que llamarme para que parara entre jadeos sentada sobre él, disfrutando con esa pequeña tortura que le estaba haciendo al vampiro hasta que llegamos a las puertas de la verja de su mansión, me abroché el abrigo y con esa velocidad que tenía entramos para llevarme arriba donde tenía un par de vestidos que ponerme y cambiarme, una vez con otro vestido nuevo que cubriera mi cuerpo bajamos para ir hacia ese salón donde estuvimos la primera noche, con la lumbre encendida y un par de copas de vino que acercó el vampiro sentados sobre aquella alfombra frente a la lumbre- aun puedo recordar la primera noche que me trajiste aquí –mis ojos fueron hacia el fuego para observarlo, las llamas nos calentaban y creaban figuras en nuestros rostros bañados por su luz anaranjada- te odiaba tanto, tenía tantas ganas de matarte... –murmuré sin contemplarlo, no es que esas ganas hubieran pasado pero en su mayor parte así había sido- recuerdo que me amenazaste con no tocar a Nim nunca, también recuerdo que me enseñaste con ese atizador dónde debía de hundirlo en tu pecho para llegar hasta tu corazón –mis ojos se desviaron al vampiro- ¿de verdad no pensaste que intentaría por todos los medios escapar de ti después de lo que había pasado en el palacio? –Sonreí de lado- habría hecho cualquier cosa para largarme de aquí, solo pensaba en la manera de matarte y que no sospecharan de mí –no había rastro de mentira en mis palabras- también recuerdo que luego, en tu bañera, me regalaste un orgasmo –sonreí de lado- dime Joe, ¿qué te dolió más? Darme el orgasmo y que me fuera, o que te atravesara con el atizador en el pecho –di un trago a la copa de vino y mordí el borde de la misma sin apartar mi mirada de sus ojos rojos, como las mismas llamas que prendían en la lumbre.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
En el carruaje de vuelta a casa Dan intentaba motivarme para que cediera a sus encantos y la tomara tras esas copas de vino planeadas frente a la chimenea.
En el fondo sabia que estaba cansada, que solo quería demostrarme que podía como Lilith arrastrarme al infierno y volverme loco con un solo roce de su cuerpo.
Algo que sucedió porque jadeando y con el miembro duro clavado en su muslo le pedía que parara, eso si mordiendo y devorando sus labios.
Mi deseo por esa mujer no conocía parangón, entre caricias, abrazos y besos rudos que dejaban claro que mantener mis reglas me iba a costar mas a mi que a ella llegamos ante la chimenea.
Saqué una buena botella de vino tinto del mueble bar y lo serví en sendas copas llevando junto a estas la botella para ir rellenandolas a lo largo de la noche.
-Nos acostaremos pronto -sentencié como advertencia con el dedo en alto que se encontró con aquella preciosa sonrisa ladeada.
Era cierto aquel instante me recordaba a la primera vez que pisamos mi casa, claro que los ánimos andaban bastante mas revueltos, y acabó para mi en desastre, con un atizador en mi pecho que casi arranca mi corazón de hecho.
-pues la verdad es que esa me la esperaba, pero la del orgasmo, esa si jodió porque ...por mucho que me odies, después de correrte, que menos que devolverme el favor -apunté muerto de la risa mientras esta me daba un golpe en el pecho y después un beso.
Pasamos un par de horas bebiendo, besándonos hasta que tocamos de nuevo ese tema que me preocupaba mas de la cuenta.
-Se que tu eres una cazadora, entiendo perfectamente que no puedas aceptar lo que soy, un hombre que se mantiene en pie a base de arrebatar la vida a mortales, ni siquiera voy a justificarme, mato y me da placer, no soy un buen hombre, ni siquiera soy un hombre..pero, supongo esa fase contigo la he superado.
Quería que me odiaras y lo hiciste, por eso te elegí y ahora estamos en un punto que no podría definir con exactitud...
No por ella, si no porque todavía no sabia como asumir eso que sentía por esa mujer que pronto se convertiría en mi esposa. Yo era un monstruo, mi padre me convirtió en bestia y muchos eran los traumas que albergaba en lo mas profundo de mi alma.
-¿Y si me odia? -pregunté refiriéndome a Nim -¿y si le digo que es lo que soy y lo que hago y me odia? ¿y si deja de admirarme? Es demasiado pequeña para entender...
apoyé mi frente contra la suya, mi aliento bañado en alcohol se perdió en su boca – no puedo decirle lo que soy, digamosle que soy infertil, es una verdad a medias...pero mas factible que confesarle que estoy muerto, que el sol me convierte en cenizas y que me alimento de sangre.
En el fondo sabia que estaba cansada, que solo quería demostrarme que podía como Lilith arrastrarme al infierno y volverme loco con un solo roce de su cuerpo.
Algo que sucedió porque jadeando y con el miembro duro clavado en su muslo le pedía que parara, eso si mordiendo y devorando sus labios.
Mi deseo por esa mujer no conocía parangón, entre caricias, abrazos y besos rudos que dejaban claro que mantener mis reglas me iba a costar mas a mi que a ella llegamos ante la chimenea.
Saqué una buena botella de vino tinto del mueble bar y lo serví en sendas copas llevando junto a estas la botella para ir rellenandolas a lo largo de la noche.
-Nos acostaremos pronto -sentencié como advertencia con el dedo en alto que se encontró con aquella preciosa sonrisa ladeada.
Era cierto aquel instante me recordaba a la primera vez que pisamos mi casa, claro que los ánimos andaban bastante mas revueltos, y acabó para mi en desastre, con un atizador en mi pecho que casi arranca mi corazón de hecho.
-pues la verdad es que esa me la esperaba, pero la del orgasmo, esa si jodió porque ...por mucho que me odies, después de correrte, que menos que devolverme el favor -apunté muerto de la risa mientras esta me daba un golpe en el pecho y después un beso.
Pasamos un par de horas bebiendo, besándonos hasta que tocamos de nuevo ese tema que me preocupaba mas de la cuenta.
-Se que tu eres una cazadora, entiendo perfectamente que no puedas aceptar lo que soy, un hombre que se mantiene en pie a base de arrebatar la vida a mortales, ni siquiera voy a justificarme, mato y me da placer, no soy un buen hombre, ni siquiera soy un hombre..pero, supongo esa fase contigo la he superado.
Quería que me odiaras y lo hiciste, por eso te elegí y ahora estamos en un punto que no podría definir con exactitud...
No por ella, si no porque todavía no sabia como asumir eso que sentía por esa mujer que pronto se convertiría en mi esposa. Yo era un monstruo, mi padre me convirtió en bestia y muchos eran los traumas que albergaba en lo mas profundo de mi alma.
-¿Y si me odia? -pregunté refiriéndome a Nim -¿y si le digo que es lo que soy y lo que hago y me odia? ¿y si deja de admirarme? Es demasiado pequeña para entender...
apoyé mi frente contra la suya, mi aliento bañado en alcohol se perdió en su boca – no puedo decirle lo que soy, digamosle que soy infertil, es una verdad a medias...pero mas factible que confesarle que estoy muerto, que el sol me convierte en cenizas y que me alimento de sangre.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Había algo en lo que Joe al parecer no iba a ceder ni un ápice, algo que me extrañaba un poco porque pensé que cuando lo dijo en el laberinto se había referido a ello como en broma pero, incluso en la vuelta a la mansión en el carruaje cuando intentaba hacerle ver que su idea no me gustaba ni me parecía acertada para un día que podíamos dormir juntos me susurró y me pidió que parara, reí contra sus labios sabiendo el efecto que causaba en ese hombre y mordiendo su labio inferior asentí con la cabeza, no muy conforme de que solo fuéramos a dormir y pareciéndome extraño porque aquel vampiro siempre se había empeñado en que nada de compartir lecho, nada de dormir juntos y ahora... ahora iba y me pedía precisamente eso, a veces no lo entendía por más que quería comprenderlo. Nos fuimos hacia el salón y nos sentamos en la alfombra frente a la lumbre con un par de copas, fue inevitable que los recuerdos volaran en mi mente y me trasladaran hacia aquel momento que habíamos compartido al principio cuando decidió convertirme en su prometida pese a mis negaciones, mi padre me había llevado un poco a traición a aquella fiesta y yo intenté escaparme y escabullirme en cuanto tuve oportunidad pero Joe se cruzó en mi camino, al parecer era la única de todas las mujeres que había en aquella sala del palacio que no le prestaba la más mínima atención y que no quería ganarse sus favores, para mí desgracia en aquel momento tuvo que elegir a la única mujer que no quería prometerse con él y que no caía rendida a sus pies como hacían las demás, encontraba más interesante prometerse con una cazadora para según sus palabras textuales “recitarme pasajes del apocalipsis cada noche”. Claro que no me había recitado pasajes del apocalipsis precisamente, sino más bien, habíamos ido derechos hacia allí consumándonos en una pasión desmedida y desenfrenada que nos había llevado hasta esa situación, ¿quién me iba a decir a mí que iba a disfrutar tanto en la cama con un vampiro? ¿Qué iba a pedirle que me mordiera porque eso me producía placer aun cuando yo era una cazadora? Pero así había sido, nuestros demonios se deseaban fervientemente y eso nos había arrastrado a ambos a aquella delicada e inexplicable situación que no sabía catalogar muy bien, aunque más bien no quería hacerlo.
Sonreí de lado recordando la primera noche que pasé en la mansión, cómo él me había enseñado dónde tenía que insertar el atizador para buscar su corazón como si fuera primeriza, mi huida de allí en dirección a la cabaña del bosque donde él se me adelantó, el baño que tuvimos juntos, sus dedos recorriendo mi cuerpo otorgándome un orgasmo para yo luego dejarlo totalmente con las ganas, y recordarlo me hizo soltar una leve risa. Ahora las cosas habían cambiado bastante desde aquella primera noche, pero las peleas, las broncas y las discusiones, esos tiras y aflojas no habían cambiado para nada y todavía los seguíamos teniendo, salvo que los terminábamos en la cama con el vampiro tomándome con el demonio que era dejándome tan exhausta y saciada que era incapaz de moverme por unos minutos, con las piernas temblando. Sabía que le gustaba tener se poder sobre mí, igual que a mí me gustaba ejercer el poder dominarlo con tan solo mi cuerpo, de encenderlo con simples caricias llevándolo a la locura... éramos una “pareja” extraña, una cazadora y un vampiro, némesis, la antítesis del otro por excelencia... y después de todo aquel tiempo ahí estábamos, contemplándonos frente a la luz de la lumbre que dotaba a nuestras pieles de tonos anaranjados, bebiendo unas copas mientras hablábamos sobre un tema que al vampiro le preocupaba: Nim. Aunque antes de ello me recordó, por enésima vez, que nos acostaríamos a dormir pronto mientras yo solo me reía y él me señalaba con el dedo negando con la cabeza, así le quitaba la diversión a todo pero parecía bastante decidido en cumplir con sus palabras. Reí levemente cuando respondiendo a mi pregunta me dijo que se esperaba lo del atizador, pero es que era para esperárselo porque esa noche lo único que yo tenía en mi mente era en matarlo, en largarme y alejarme lo más de él que podía mientras pensaba la forma en deshacerme de ese compromiso, y sin embargo en esos momentos me encontraba organizándolo todo con mi madre. Qué ironía era la vida a veces. Pero sí que me reí, tras dar un trago a la copa, cuando me dijo que la que le dolió de verdad fue cuando le dejé a medias en el baño tras darme aquel orgasmo ya que según él yo debía de haber hecho lo mismo.
-Creo que no te dabas cuenta de que quería matarte, ¿verdad? No se me pasó por la cabeza el darte un orgasmo y, si mal no recuerdo, fuiste tú quién decidió meterse en mitad de mi baño, colocarse tras mi cuerpo, y enjabonar mi cuerpo provocándome –sonreí- ¡oh vamos! La tragedia se veía venir desde el primer momento, pero al menos te agradecí el orgasmo –levanté mi copa sin dejar de sonreír y di un trago pasando al tema en cuestión, esa niña que protegía y que cuidaba salvándola de la muerte, alargando su vida con la esperanza de que algún día pudiera convertirse en adulta y él la mordiera para que fuera vampira, librándola así de toda muerte por enfermedad. Mis dedos se deslizaban por la piel de su brazo sentados cerca ya con un par de copas de más, él decía que matar le gustaba y le daba placer y yo sonreí de lado inclinándome un poco hacia él- yo también mato y me da placer Joe, siempre he disfrutado de hacerlo –pero ambos lo hacíamos por diferentes motivos y, la cazadora en mí, sabía que lo que él hacía no estaba bien, por eso no podía dejar que bebiera de mí aunque él le gustaba, no concebía la idea de ser parte de su alimento como tal, pero si era durante el sexo en cambio no me importaba en absoluto- me elegiste porque querías convertir de mis noches un infierno, pero no sabíamos que al final acabaríamos en un infierno de lo más placentero –mordí su labio inferior sin dejar de mirarlo y sin querer responder a lo otro, lo cierto es que yo tampoco sabía muy bien hacia dónde nos llevaba todo aquello, estando en un punto que como él bien había dicho era difícil. Lo miré cuando comenzó a preguntarme y dejé que hablara, pocas veces podías ver al vampiro hablando tan abiertamente sobre el tema de Nim, preocupándose de verdad por ella y dejando ver esa preocupación. A mí no me había mentido y desde un principio me dijo que era su debilidad, él quería a esa niña quizás de una forma ni en la que él mismo se daba cuenta que quería- Nim no va a cambiar su forma de pensar o de actuar contigo porque le digas la verdad, a veces pienso que la haces más tonta de lo que es a esa niña y no es para nada así. Está enferma pero no es ingenua, ¿crees que no se habrá dado cuenta de que por las mañanas nunca estás? ¿Qué apenas te habrá visto comer? Puede que no sepa ni entienda el concepto de “vampiro”, pero seguro que ha leído o escuchado sobre leyendas que se cuentan desde tiempos inmemoriales, no solo sobre vosotros, sino de más seres. Yo no digo que lo sepa pero quizás te sorprendería si hablaras con ella –su frente se apoyó contra la mía, su aliento gélido impactó contra mis labios, tenía los ojos cerrados y suspiró realmente preocupado por lo que esa niña podría pensar sobre él, mi mano ascendió hasta su cabeza y mis dedos se enredaron en su pelo- esa niña es más lista y más fuerte de lo que nos pensamos, si no quieres decirle todavía lo que eres es algo que veo bien, le diremos que no puedes tener hijos y que para ti ella siempre va a ser tú hija... pero Joe, conforme pase el tiempo y vea que no envejeces va a sospechar y tendrás que decirle la verdad. Temes su reacción porque temes perderla pero yo creo que te quiere tanto y te admira que le dará igual, siempre y cuando pueda estar contigo –hice una pausa y rocé mis labios con los suyos- mañana si quieres puedo tantear el terreno sutilmente con ella, aunque no voy a decirle nada, eso es algo que tienes que hablar tú con ella –lo veía realmente preocupado por ese tema, Nim era un punto débil que tenía el vampiro y si algo le pasara a la pequeña... entonces desataría el infierno sobre la tierra. Mis labios buscaron los suyos para fundirnos en un beso que sabía a alcohol, su lengua se abrió paso entre mis labios y su brazo pegó mi cuerpo al suyo a lo que emití un pequeño jadeo por ello- ¿de verdad quieres irte a dormir pronto? ¿Qué tal si nos vamos a la cama, jugamos un ratito, y nos vamos a dormir? Es pronto –Lo miré mordiendo su labio inferior pero algo me decía que, en ese asunto, el vampiro no iba a ceder.
Sonreí de lado recordando la primera noche que pasé en la mansión, cómo él me había enseñado dónde tenía que insertar el atizador para buscar su corazón como si fuera primeriza, mi huida de allí en dirección a la cabaña del bosque donde él se me adelantó, el baño que tuvimos juntos, sus dedos recorriendo mi cuerpo otorgándome un orgasmo para yo luego dejarlo totalmente con las ganas, y recordarlo me hizo soltar una leve risa. Ahora las cosas habían cambiado bastante desde aquella primera noche, pero las peleas, las broncas y las discusiones, esos tiras y aflojas no habían cambiado para nada y todavía los seguíamos teniendo, salvo que los terminábamos en la cama con el vampiro tomándome con el demonio que era dejándome tan exhausta y saciada que era incapaz de moverme por unos minutos, con las piernas temblando. Sabía que le gustaba tener se poder sobre mí, igual que a mí me gustaba ejercer el poder dominarlo con tan solo mi cuerpo, de encenderlo con simples caricias llevándolo a la locura... éramos una “pareja” extraña, una cazadora y un vampiro, némesis, la antítesis del otro por excelencia... y después de todo aquel tiempo ahí estábamos, contemplándonos frente a la luz de la lumbre que dotaba a nuestras pieles de tonos anaranjados, bebiendo unas copas mientras hablábamos sobre un tema que al vampiro le preocupaba: Nim. Aunque antes de ello me recordó, por enésima vez, que nos acostaríamos a dormir pronto mientras yo solo me reía y él me señalaba con el dedo negando con la cabeza, así le quitaba la diversión a todo pero parecía bastante decidido en cumplir con sus palabras. Reí levemente cuando respondiendo a mi pregunta me dijo que se esperaba lo del atizador, pero es que era para esperárselo porque esa noche lo único que yo tenía en mi mente era en matarlo, en largarme y alejarme lo más de él que podía mientras pensaba la forma en deshacerme de ese compromiso, y sin embargo en esos momentos me encontraba organizándolo todo con mi madre. Qué ironía era la vida a veces. Pero sí que me reí, tras dar un trago a la copa, cuando me dijo que la que le dolió de verdad fue cuando le dejé a medias en el baño tras darme aquel orgasmo ya que según él yo debía de haber hecho lo mismo.
-Creo que no te dabas cuenta de que quería matarte, ¿verdad? No se me pasó por la cabeza el darte un orgasmo y, si mal no recuerdo, fuiste tú quién decidió meterse en mitad de mi baño, colocarse tras mi cuerpo, y enjabonar mi cuerpo provocándome –sonreí- ¡oh vamos! La tragedia se veía venir desde el primer momento, pero al menos te agradecí el orgasmo –levanté mi copa sin dejar de sonreír y di un trago pasando al tema en cuestión, esa niña que protegía y que cuidaba salvándola de la muerte, alargando su vida con la esperanza de que algún día pudiera convertirse en adulta y él la mordiera para que fuera vampira, librándola así de toda muerte por enfermedad. Mis dedos se deslizaban por la piel de su brazo sentados cerca ya con un par de copas de más, él decía que matar le gustaba y le daba placer y yo sonreí de lado inclinándome un poco hacia él- yo también mato y me da placer Joe, siempre he disfrutado de hacerlo –pero ambos lo hacíamos por diferentes motivos y, la cazadora en mí, sabía que lo que él hacía no estaba bien, por eso no podía dejar que bebiera de mí aunque él le gustaba, no concebía la idea de ser parte de su alimento como tal, pero si era durante el sexo en cambio no me importaba en absoluto- me elegiste porque querías convertir de mis noches un infierno, pero no sabíamos que al final acabaríamos en un infierno de lo más placentero –mordí su labio inferior sin dejar de mirarlo y sin querer responder a lo otro, lo cierto es que yo tampoco sabía muy bien hacia dónde nos llevaba todo aquello, estando en un punto que como él bien había dicho era difícil. Lo miré cuando comenzó a preguntarme y dejé que hablara, pocas veces podías ver al vampiro hablando tan abiertamente sobre el tema de Nim, preocupándose de verdad por ella y dejando ver esa preocupación. A mí no me había mentido y desde un principio me dijo que era su debilidad, él quería a esa niña quizás de una forma ni en la que él mismo se daba cuenta que quería- Nim no va a cambiar su forma de pensar o de actuar contigo porque le digas la verdad, a veces pienso que la haces más tonta de lo que es a esa niña y no es para nada así. Está enferma pero no es ingenua, ¿crees que no se habrá dado cuenta de que por las mañanas nunca estás? ¿Qué apenas te habrá visto comer? Puede que no sepa ni entienda el concepto de “vampiro”, pero seguro que ha leído o escuchado sobre leyendas que se cuentan desde tiempos inmemoriales, no solo sobre vosotros, sino de más seres. Yo no digo que lo sepa pero quizás te sorprendería si hablaras con ella –su frente se apoyó contra la mía, su aliento gélido impactó contra mis labios, tenía los ojos cerrados y suspiró realmente preocupado por lo que esa niña podría pensar sobre él, mi mano ascendió hasta su cabeza y mis dedos se enredaron en su pelo- esa niña es más lista y más fuerte de lo que nos pensamos, si no quieres decirle todavía lo que eres es algo que veo bien, le diremos que no puedes tener hijos y que para ti ella siempre va a ser tú hija... pero Joe, conforme pase el tiempo y vea que no envejeces va a sospechar y tendrás que decirle la verdad. Temes su reacción porque temes perderla pero yo creo que te quiere tanto y te admira que le dará igual, siempre y cuando pueda estar contigo –hice una pausa y rocé mis labios con los suyos- mañana si quieres puedo tantear el terreno sutilmente con ella, aunque no voy a decirle nada, eso es algo que tienes que hablar tú con ella –lo veía realmente preocupado por ese tema, Nim era un punto débil que tenía el vampiro y si algo le pasara a la pequeña... entonces desataría el infierno sobre la tierra. Mis labios buscaron los suyos para fundirnos en un beso que sabía a alcohol, su lengua se abrió paso entre mis labios y su brazo pegó mi cuerpo al suyo a lo que emití un pequeño jadeo por ello- ¿de verdad quieres irte a dormir pronto? ¿Qué tal si nos vamos a la cama, jugamos un ratito, y nos vamos a dormir? Es pronto –Lo miré mordiendo su labio inferior pero algo me decía que, en ese asunto, el vampiro no iba a ceder.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Negué con la cabeza aun con los ojos cerrados y con mi frente reposando cansina sobre la suya.
Su aliento entraba entre mis labios calcinando mi boca, mi deseo por ella aumentaba al paladear aquel sabor a licor.
Mi lengua se adentró en su cueva envolviendo la ajena, jadeé cuando sentí como húmeda la envolvía formando un tornado de placer.
Su cuerpo se pegaba al mio, ella sabia bien usar sus armas de mujer, esas curvas perfectas, sus labios de pecado y el modo en el que sus manos se colaban por debajo de mi camisa prometiéndome un camino muy oscuro.
-¡para! -le pedí con mi mástil pugnando por adentrarse en su centro.
Bien sabia Lilith el poder que ostentaba sobre mi, pero en esta ocasión y no por falta de ganas si no porque sabia que no se encontraba bien y necesitaba descansar, dormir.
-¡No cazadora, hoy no -susurré contra su labios sin poder dejar de tomarlo -haremos eso que me pedías con tanto entusiasmo, dormir juntos, abrazados .. -apuntillé con una sonrisa sarcástica.
Bien recordaba las veces que esa mujer me echaba en cara mi cobardía para compartir lecho con ella y si bien era cierto aun no me había acostumbrado por completo que mis fantasmas me asolaban día y noche, empezaba a confiar en ella, a abrirme de algún modo, por eso le permitía sacar a Nim, hablar con ella y mostrar sin tapujos que esa niña era y seria lo mas parecido a lo que a una hija se refería.
Acabamos la botella entre besos, caricias y cómplices confesiones, recordamos el pasado, no todo había sido fácil, mas bien todo lo contrario, nos desafiábamos de forma constante, pero la atracción entre los dos era tan fuerte que no estaba preparado para dejar de buscarla a cada instante.
La alcé en brazos para subir con ella las escaleras.
-Así voy a subirte el día de nuestra boda -dije con una picara sonrisa -aunque estaré mas ebrio que ahora -aseguré buscando sus labios con un hambre desmedida.
-Sabes algo que siempre me ha puesto mucho, beber de ti, se que lo odias, que va contra tu naturaleza de cazadora, pero me excita justo por eso, porque es una lucha interna que has de superar para complacerme y eso es algo que me vuelve completamente loco.
Abrí con el pie la puerta, no podía evitar reír por la borrachera que ella llevaba encima, se cogía a mi con sus brazos, rodeando mi cuello, besando mi yugular, eso también me ponía mucho, su corazón palpitar, su cadencioso cuerpo ardiendo como ascuas.
-Dan, pórtate bien -susurré ladeando el cuello al sentir sus desafiantes labios, su aliento erizando mi piel.
La dejé caer en el lecho, su bota en mi pecho mientras esta reía mirándome desde el colchón.
Tiré de la bota perdiéndome en su mirada y en esa cascada parda que se esparcía como un abanico sobre las sabanas blancas.
Sus ojos se entrecerraban, estaba preciosa, antes de terminar de descalzarla se había dormido, acabé de quitarle la ropa y la tumbé bien sobre el lecho.
Me serví una copa de whisky y me senté en un sofá junto a al lumbre, observando el placido sueño de la mujer que pronto seria mi esposa.
Su aliento entraba entre mis labios calcinando mi boca, mi deseo por ella aumentaba al paladear aquel sabor a licor.
Mi lengua se adentró en su cueva envolviendo la ajena, jadeé cuando sentí como húmeda la envolvía formando un tornado de placer.
Su cuerpo se pegaba al mio, ella sabia bien usar sus armas de mujer, esas curvas perfectas, sus labios de pecado y el modo en el que sus manos se colaban por debajo de mi camisa prometiéndome un camino muy oscuro.
-¡para! -le pedí con mi mástil pugnando por adentrarse en su centro.
Bien sabia Lilith el poder que ostentaba sobre mi, pero en esta ocasión y no por falta de ganas si no porque sabia que no se encontraba bien y necesitaba descansar, dormir.
-¡No cazadora, hoy no -susurré contra su labios sin poder dejar de tomarlo -haremos eso que me pedías con tanto entusiasmo, dormir juntos, abrazados .. -apuntillé con una sonrisa sarcástica.
Bien recordaba las veces que esa mujer me echaba en cara mi cobardía para compartir lecho con ella y si bien era cierto aun no me había acostumbrado por completo que mis fantasmas me asolaban día y noche, empezaba a confiar en ella, a abrirme de algún modo, por eso le permitía sacar a Nim, hablar con ella y mostrar sin tapujos que esa niña era y seria lo mas parecido a lo que a una hija se refería.
Acabamos la botella entre besos, caricias y cómplices confesiones, recordamos el pasado, no todo había sido fácil, mas bien todo lo contrario, nos desafiábamos de forma constante, pero la atracción entre los dos era tan fuerte que no estaba preparado para dejar de buscarla a cada instante.
La alcé en brazos para subir con ella las escaleras.
-Así voy a subirte el día de nuestra boda -dije con una picara sonrisa -aunque estaré mas ebrio que ahora -aseguré buscando sus labios con un hambre desmedida.
-Sabes algo que siempre me ha puesto mucho, beber de ti, se que lo odias, que va contra tu naturaleza de cazadora, pero me excita justo por eso, porque es una lucha interna que has de superar para complacerme y eso es algo que me vuelve completamente loco.
Abrí con el pie la puerta, no podía evitar reír por la borrachera que ella llevaba encima, se cogía a mi con sus brazos, rodeando mi cuello, besando mi yugular, eso también me ponía mucho, su corazón palpitar, su cadencioso cuerpo ardiendo como ascuas.
-Dan, pórtate bien -susurré ladeando el cuello al sentir sus desafiantes labios, su aliento erizando mi piel.
La dejé caer en el lecho, su bota en mi pecho mientras esta reía mirándome desde el colchón.
Tiré de la bota perdiéndome en su mirada y en esa cascada parda que se esparcía como un abanico sobre las sabanas blancas.
Sus ojos se entrecerraban, estaba preciosa, antes de terminar de descalzarla se había dormido, acabé de quitarle la ropa y la tumbé bien sobre el lecho.
Me serví una copa de whisky y me senté en un sofá junto a al lumbre, observando el placido sueño de la mujer que pronto seria mi esposa.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Joe no iba a ceder y lo sabía perfectamente por mucho que yo intentara que cambiara de idea y de que aprovecháramos esa noche, había abierto una botella de vino y había llenado sendas copas mientras al menos yo me calentaba frente a la lumbre sentados en aquella alfombra, las llamas tintaban nuestra piel en tonalidades rojizas y anaranjadas mientras se escuchaba el crepitar de la madera al ser por consumida por las llamas. Cada vez que me acababa la copa volvía a llenarla de nuevo mientras hablábamos de lo que a él más le preocupaba que era Nim, esa niña que quería muchísimo y que luchaba contra una enfermedad que bien podría costarle la vida, si llegaba a la mayoría de edad acabaría siendo lo mismo que Joe pero ninguno podíamos garantizar que llegara, además, la niña no sabía de la condición de Joe aunque yo más bien pensaba que ella no era tonta aunque le ocultara las cosas, era más lista de lo que él mismo se creía y no le hacía ningún favor el tratarla ocultándole cosas, sobre todo si luego iba a saberse todo. Hablamos también de la primera vez que estuvimos en su casa y lo que ocurrió esa noche, había acudido al palacio sin ganas y con la esperanza de poder irme y escabullirme en cuanto pudiera pero él había tenido que aparecer para arruinar mis planes... desde entonces mis noches ya no eran lo mismo y habían cambiado algunas cosas, de hecho, jamás llegué a pensar que acabaría sentada en esa misma alfombra, frente a aquel hombre, bebiendo una copa de vino y manteniendo una conversación sin que nos lanzáramos nada a la cabeza o no estuviéramos siempre insultándonos. Reconocía que los piques habían sido divertidos y de vez en cuando los habíamos tenido, pero todo se había basado en una atracción fatal que nos había empujado hasta ese momento y del cual no pudimos escapar ninguno de los dos. Ahora en vez de planear la forma de evitar casarme con él lo que hacía era planear nuestra boda frente a los ojos de los demás, no dejaba de seguir siendo todo mentira pero a diferencia del principio los dos habíamos cambiado la forma de comportarnos con el otro, había dejado de querer matarlo aunque no así de sonsacarle o intentarlo al menos todo lo que tenía ese vampiro en su interior.
Sabía que Nim le preocupaba muchísimo y por la mañana intentaría hablar con ella de forma sutil para decirle las cosas y que no pensara que la íbamos a dejar de lado tras la boda, ella no entendía que el vampiro no podía tener hijos y es que yo no pensaba tenerlos y ese nunca había sido mi pensamiento... y todavía no había cambiado, pero ella que no conocía la verdad pensaba que le íbamos a dejar de lado tras la boda y no quería que pensara eso tampoco porque no era cierto, seguiría todo como estaba hasta ese momento con la única diferencia de que yo viviría allí con ellos, por lo demás nada cambiaría. Intenté durante el rato que estuvimos frente a la lumbre que el vampiro sucumbiera y cediera a mis peticiones pero se mantenía firme y férreo como una roca que no cambiaba de opinión, decía que debía de descansar si quería pasar la mañana con Nim y nos iríamos a dormir, ¡quién me lo iba a decir! Antes que me costaba horrores que el vampiro cediera a que durmiéramos juntos porque no se atrevía a dar ese paso y ahora era él quien me pedía que durmiéramos... era de locos, para una noche que podíamos aprovechar el quería que descansara. Lo intenté y conforme iba pillando más el punto lo intenté más y más... pero era imposible, ni siquiera sentada sobre él a horcajadas pude hacer que cambiara de opinión incluso cuando sentía su miembro duro contra mi centro. Me pedía que parara cuando mis labios atormentaban su cuello con mordiscos y caricias, mis caderas se movían solas y él solo me paraba mientras me reía de lo absurdo de la situación... se había propuesto no hacer nada esa noche y lo estaba logrando. Al final acabó llevándome en brazos escaleras arriba hacia la habitación, decía que así me llevaría la noche de bodas aunque él iría algo más borracho para después devorar mis labios... y quería que me estuviera quieta cuando me incitaba de esa manera pecaminosa. Lo miré mordiendo su labio aferrándome a su cuello, porque yo sí que iba borracha por tantas copas, que le ponía mucho cuando me mordía y bebía de mi sangre.... como él ya sabía no me importaba que lo hiciera durante el sexo, pero de normalidad no me gustaba porque lidiaba con mi convicciones que tenía como cazadora, pero a él esa lucha interna que tenía le ponía. Decía que esa noche no íbamos a hacer nada salvo lo que yo le había pedido varias veces: dormir juntos. Acabó llegando frente a la puerta abriéndola con el pie mientras yo me reía incapaz de controlar la risa, aprovechaba para atacar su cuello y sonreí de lado cuando me dijo que me portara bien para que parara.
-No sé portarme bien, Joe –dije contra su piel antes de que el vampiro me dejara caer sobre la cama, seguía riéndome contemplándolo viendo como sus ojos recorrían mi cuerpo, apoyé la bota en su pecho con una sonrisa ladeada y comenzó a quitarme la bota mientras yo mordía mi labio y lo miraba, luchando con el sopor que sentía y del que seguro él era consciente. Por eso no se acercaba ni me tocaba porque estaría pensando que iba a dormirme, pero yo luchaba por mantenerme despierta... hasta que caí dormida sin darme cuenta, cedí a Morfeo sin siquiera notarlo. Lo cierto es que, a diferencia de las demás noches, por esa vez no tuve ninguna pesadilla ni ningún sueño extraño... dormí de un tirón pegada mayormente a su cuerpo inconscientemente cuando se metió más tarde en la cama conmigo, todo estaba a oscuras para cuando abrí los ojos aunque sí se podía notar una leve claridad que me hacía pensar que ya era por la mañana, el vampiro me rodeaba con sus brazos pegándome a su cuerpo y yo parpadeaba en mitad de un bostezo. Era extraño que no tuviera ninguna pesadilla esa noche como solían acecharme desde que habíamos vuelto... pero me sentía bastante bien, con ánimos y con energía así que me levanté en cuanto pude deshacerme del agarre que el vampiro tenía sobre mi cuerpo, dejé un beso en sus labios donde él emitió un leve murmullo y un pequeño gruñido y acabé saliendo de la habitación ya vestida para dirigirme a la cocina y comer algo ya que tenía hambre. Me encontraba bien y sabía que una buena noche de descanso era todo cuanto necesitaba realmente para recuperarme, cuando terminé de tomar algo busqué a Nim para tal y como le había prometido pasar el día con ella. Pedí que nos prepararan algo para tomar fuera y cogimos un mantel que extendimos en el jardín donde nos sentamos bajo la sombra de uno de los tantos árboles que había en aquel inmenso lugar. La niña parecía emocionada de poder salir un rato y yo solo sonreí mientras destapábamos la cesta y comíamos algo, ella me dijo que no había hecho un picnic nunca así que aquel sería el primero que hiciera. Parecía que ese día se encontraba bien y yo me alegré por ello, era una niña muy buena y si aguantaba hasta los dieciocho viviría sin preocuparse de que la muerte la acechara en casa esquina y a cada segundo. Eso lidiaba con la cazadora que era pero, tras conocerla, no podía pensar de otra forma. Pasamos una mañana divertida y alegre y aproveché, estando a solas, para explicarle que ella no iba a ser desplazada en ningún momento cuando me casara con Joe, ella tenía la firme idea de que tendríamos a nuestros hijos y ella ya dejaría de importarle al vampiro así que le hice ver que así no era, que por el momento no podíamos tener hijos y que para él ella era muy importante. También le hice ver que, si en algún momento teníamos un hijo aunque fuera imposible pero eso ella no lo sabía, jamás sería desplazada y sería como la “hermana mayor”. Pareció que lo entendió y que se quedó algo más tranquila así que ya no había más problema, pasamos todo el día juntas y aprovechamos todo el rato del buen día que hacía hasta que ya comenzaba a oscurecer y no era bueno que estuviera fuera, sabía que el vampiro pronto se levantaría así que pedí que nos preparan algo para los dos y lo llevaran al salón donde le pregunté a Nim si sabía tocar el piano, me dijo que no así que nos sentamos las dos en la banqueta y toqué una canción para ella y le enseñé cómo podía tocarla, mis padres sí me habían hecho aprender a tocar el piano y así al menos Nim pasaba un buen rato y se entretenía.
Sabía que Nim le preocupaba muchísimo y por la mañana intentaría hablar con ella de forma sutil para decirle las cosas y que no pensara que la íbamos a dejar de lado tras la boda, ella no entendía que el vampiro no podía tener hijos y es que yo no pensaba tenerlos y ese nunca había sido mi pensamiento... y todavía no había cambiado, pero ella que no conocía la verdad pensaba que le íbamos a dejar de lado tras la boda y no quería que pensara eso tampoco porque no era cierto, seguiría todo como estaba hasta ese momento con la única diferencia de que yo viviría allí con ellos, por lo demás nada cambiaría. Intenté durante el rato que estuvimos frente a la lumbre que el vampiro sucumbiera y cediera a mis peticiones pero se mantenía firme y férreo como una roca que no cambiaba de opinión, decía que debía de descansar si quería pasar la mañana con Nim y nos iríamos a dormir, ¡quién me lo iba a decir! Antes que me costaba horrores que el vampiro cediera a que durmiéramos juntos porque no se atrevía a dar ese paso y ahora era él quien me pedía que durmiéramos... era de locos, para una noche que podíamos aprovechar el quería que descansara. Lo intenté y conforme iba pillando más el punto lo intenté más y más... pero era imposible, ni siquiera sentada sobre él a horcajadas pude hacer que cambiara de opinión incluso cuando sentía su miembro duro contra mi centro. Me pedía que parara cuando mis labios atormentaban su cuello con mordiscos y caricias, mis caderas se movían solas y él solo me paraba mientras me reía de lo absurdo de la situación... se había propuesto no hacer nada esa noche y lo estaba logrando. Al final acabó llevándome en brazos escaleras arriba hacia la habitación, decía que así me llevaría la noche de bodas aunque él iría algo más borracho para después devorar mis labios... y quería que me estuviera quieta cuando me incitaba de esa manera pecaminosa. Lo miré mordiendo su labio aferrándome a su cuello, porque yo sí que iba borracha por tantas copas, que le ponía mucho cuando me mordía y bebía de mi sangre.... como él ya sabía no me importaba que lo hiciera durante el sexo, pero de normalidad no me gustaba porque lidiaba con mi convicciones que tenía como cazadora, pero a él esa lucha interna que tenía le ponía. Decía que esa noche no íbamos a hacer nada salvo lo que yo le había pedido varias veces: dormir juntos. Acabó llegando frente a la puerta abriéndola con el pie mientras yo me reía incapaz de controlar la risa, aprovechaba para atacar su cuello y sonreí de lado cuando me dijo que me portara bien para que parara.
-No sé portarme bien, Joe –dije contra su piel antes de que el vampiro me dejara caer sobre la cama, seguía riéndome contemplándolo viendo como sus ojos recorrían mi cuerpo, apoyé la bota en su pecho con una sonrisa ladeada y comenzó a quitarme la bota mientras yo mordía mi labio y lo miraba, luchando con el sopor que sentía y del que seguro él era consciente. Por eso no se acercaba ni me tocaba porque estaría pensando que iba a dormirme, pero yo luchaba por mantenerme despierta... hasta que caí dormida sin darme cuenta, cedí a Morfeo sin siquiera notarlo. Lo cierto es que, a diferencia de las demás noches, por esa vez no tuve ninguna pesadilla ni ningún sueño extraño... dormí de un tirón pegada mayormente a su cuerpo inconscientemente cuando se metió más tarde en la cama conmigo, todo estaba a oscuras para cuando abrí los ojos aunque sí se podía notar una leve claridad que me hacía pensar que ya era por la mañana, el vampiro me rodeaba con sus brazos pegándome a su cuerpo y yo parpadeaba en mitad de un bostezo. Era extraño que no tuviera ninguna pesadilla esa noche como solían acecharme desde que habíamos vuelto... pero me sentía bastante bien, con ánimos y con energía así que me levanté en cuanto pude deshacerme del agarre que el vampiro tenía sobre mi cuerpo, dejé un beso en sus labios donde él emitió un leve murmullo y un pequeño gruñido y acabé saliendo de la habitación ya vestida para dirigirme a la cocina y comer algo ya que tenía hambre. Me encontraba bien y sabía que una buena noche de descanso era todo cuanto necesitaba realmente para recuperarme, cuando terminé de tomar algo busqué a Nim para tal y como le había prometido pasar el día con ella. Pedí que nos prepararan algo para tomar fuera y cogimos un mantel que extendimos en el jardín donde nos sentamos bajo la sombra de uno de los tantos árboles que había en aquel inmenso lugar. La niña parecía emocionada de poder salir un rato y yo solo sonreí mientras destapábamos la cesta y comíamos algo, ella me dijo que no había hecho un picnic nunca así que aquel sería el primero que hiciera. Parecía que ese día se encontraba bien y yo me alegré por ello, era una niña muy buena y si aguantaba hasta los dieciocho viviría sin preocuparse de que la muerte la acechara en casa esquina y a cada segundo. Eso lidiaba con la cazadora que era pero, tras conocerla, no podía pensar de otra forma. Pasamos una mañana divertida y alegre y aproveché, estando a solas, para explicarle que ella no iba a ser desplazada en ningún momento cuando me casara con Joe, ella tenía la firme idea de que tendríamos a nuestros hijos y ella ya dejaría de importarle al vampiro así que le hice ver que así no era, que por el momento no podíamos tener hijos y que para él ella era muy importante. También le hice ver que, si en algún momento teníamos un hijo aunque fuera imposible pero eso ella no lo sabía, jamás sería desplazada y sería como la “hermana mayor”. Pareció que lo entendió y que se quedó algo más tranquila así que ya no había más problema, pasamos todo el día juntas y aprovechamos todo el rato del buen día que hacía hasta que ya comenzaba a oscurecer y no era bueno que estuviera fuera, sabía que el vampiro pronto se levantaría así que pedí que nos preparan algo para los dos y lo llevaran al salón donde le pregunté a Nim si sabía tocar el piano, me dijo que no así que nos sentamos las dos en la banqueta y toqué una canción para ella y le enseñé cómo podía tocarla, mis padres sí me habían hecho aprender a tocar el piano y así al menos Nim pasaba un buen rato y se entretenía.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Cuando la dejé sobre el lecho Dan con la mirada turbia y esa sonrisa ebria en los labios me miraba buscando provocarme como durante toda la noche había hecho, mentiría si dijera que no me resultaba sumamente excitante su cuerpo, si no confesara el hambre que me producían sus labios entreabiertos y ese curvilíneo cuerpo que sin duda Lilith había esculpido a fuego para aplacar mi deseo.
Mas mi decisión estaba tomada, esa noche debía permitirle descansar, porque su aspecto había empeorado mucho desde que escapamos del infierno mexicano y ahora mi deber como futuro esposo era cuidar de ella, no quería quedarme viudo en dos miseros días.
Yo tenia sentimientos por ella, sabia que tarde o temprano la perdería, era la norma inquebrantable de nuestras vidas. Siempre mis hermanos y yo habíamos permanecido imperecederos a lo largo de los tiempos, civilizaciones, culturas, religiones, todo cambió con el inescrutable paso del reloj de arena, mas no así nosotros que solo nos adaptamos a las nuevas eras.
Todos estábamos acostumbrados a que nada duraba para siempre, ni siquiera los vampiros mas antiguos lo hacían...solo los primigenios habíamos logrado combatir el paso de los años. Quizás de ahí que fuéramos monstruos perturbados. Nada podía esperarse de nosotros y aun así, teníamos suerte pues dos mujeres, no se si demasiado necias o por contra inteligentes habían puesto sus vidas en nuestras manos llenas de sangre.
Pase horas admirando su belleza, apenas rozando su piel cálida por miedo a despertarla, incesante el rítmico latir de un corazón que me pertenecía y así mecido por el arrullo del fuego acabé sucumbiendo ante el sueño.
Abrazado a la humana pasé las horas de sueño que quedaban hasta que su cuerpo abandonó el mio. Me gustaba estar con ella, durante mucho tiempo había estado solo y ahora cuando se iba, gruñia de forma inconsciente para que no lo hiciera.
Mas fue al anochecer cuando salí de nuevo a su encuentro, junto a Nym, la encontré en el gran salón tocando el piano.
La pequeña al verme saltó de la silla con una amplia sonrisa en sus labios y se colgó de mi cuello contándome todo lo que había hecho ese día. Al parecer no habían parado, ella atarantada me contaba todo sin dejarse ni uno solo de los detalles, mas como de costumbre no me pedía que estuviera con ellas durante la luz del día, como si ese código ya entre nosotros se hubiera establecido y no le ocasionara preguntas.
-Me alegro te lo hayas pasado bien -dije caminando con Nym entre mis brazos hacia mi prometida que me miraba con sus manos todavía en las teclas.
Besé sus labios despacio, relamiendome, me gustaba verla mas recuperada, sin duda tenia que estar aquí, conmigo ,en su casa, su madre era incapaz de vigilarla como yo lo hacia y de nuevo emergió ahí esa vena que tenia, una en al que necesitaba tener todo bajo mi control de un modo u otro.
Lo que me importaba al menos sentía que debía estar protegido y solo conmigo podría estar a salvo.
-¿habéis cenado? -pregunté bajando a Nym al suelo y tendiéndole mi mano a Dan para que me acompañara frente a la lumbre que crepitaba para nosotros.
Mas mi decisión estaba tomada, esa noche debía permitirle descansar, porque su aspecto había empeorado mucho desde que escapamos del infierno mexicano y ahora mi deber como futuro esposo era cuidar de ella, no quería quedarme viudo en dos miseros días.
Yo tenia sentimientos por ella, sabia que tarde o temprano la perdería, era la norma inquebrantable de nuestras vidas. Siempre mis hermanos y yo habíamos permanecido imperecederos a lo largo de los tiempos, civilizaciones, culturas, religiones, todo cambió con el inescrutable paso del reloj de arena, mas no así nosotros que solo nos adaptamos a las nuevas eras.
Todos estábamos acostumbrados a que nada duraba para siempre, ni siquiera los vampiros mas antiguos lo hacían...solo los primigenios habíamos logrado combatir el paso de los años. Quizás de ahí que fuéramos monstruos perturbados. Nada podía esperarse de nosotros y aun así, teníamos suerte pues dos mujeres, no se si demasiado necias o por contra inteligentes habían puesto sus vidas en nuestras manos llenas de sangre.
Pase horas admirando su belleza, apenas rozando su piel cálida por miedo a despertarla, incesante el rítmico latir de un corazón que me pertenecía y así mecido por el arrullo del fuego acabé sucumbiendo ante el sueño.
Abrazado a la humana pasé las horas de sueño que quedaban hasta que su cuerpo abandonó el mio. Me gustaba estar con ella, durante mucho tiempo había estado solo y ahora cuando se iba, gruñia de forma inconsciente para que no lo hiciera.
Mas fue al anochecer cuando salí de nuevo a su encuentro, junto a Nym, la encontré en el gran salón tocando el piano.
La pequeña al verme saltó de la silla con una amplia sonrisa en sus labios y se colgó de mi cuello contándome todo lo que había hecho ese día. Al parecer no habían parado, ella atarantada me contaba todo sin dejarse ni uno solo de los detalles, mas como de costumbre no me pedía que estuviera con ellas durante la luz del día, como si ese código ya entre nosotros se hubiera establecido y no le ocasionara preguntas.
-Me alegro te lo hayas pasado bien -dije caminando con Nym entre mis brazos hacia mi prometida que me miraba con sus manos todavía en las teclas.
Besé sus labios despacio, relamiendome, me gustaba verla mas recuperada, sin duda tenia que estar aquí, conmigo ,en su casa, su madre era incapaz de vigilarla como yo lo hacia y de nuevo emergió ahí esa vena que tenia, una en al que necesitaba tener todo bajo mi control de un modo u otro.
Lo que me importaba al menos sentía que debía estar protegido y solo conmigo podría estar a salvo.
-¿habéis cenado? -pregunté bajando a Nym al suelo y tendiéndole mi mano a Dan para que me acompañara frente a la lumbre que crepitaba para nosotros.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Al final no pude convencer al vampiro para pasar una noche más divertida y entretenida ya que me quedaba en su mansión a dormir, cuando algo se le metía entre ceja y ceja era difícil hacerle cambiar de opinión por lo que aunque hice todos mis intentos para que cambiara de idea al final acabé sucumbiendo a Morfeo sin siquiera darme cuenta, el vampiro se salió con la suya y por esa noche me tuvo durmiendo y descansando tal y como él había querido. Lo cierto es que sí necesitaba descansar ya que las últimas noches no había podido hacerlo así que el vampiro se contentaría al salirse con la suya, había sido una de sus condiciones para que pudiera pasar el día con Nim, de lo contrario no me dejaría porque según él debía de descansar. Se preocupaba más de lo que debía por ese asunto al que yo no le veía tanta importancia, simplemente era por el cambio repentino que había tenido con las rutinas, acostumbrarme a dormir por el día en México me había pasado factura y cuando ya estaba acostumbrada tuve que cambiar el hábito de nuevo... esos trastoques habían provocado que estuviera así y no descansara bien, aparte tenía que sumarle lo de la boda y todo los preparativos, debía de reconocer que mi madre cansaba mucho más que el hecho de organizarlo todo. Necesitaba quizás un par de días para recuperarme y descansar bien, era solo agotamiento aunque el vampiro no lo pensara ni lo creyera... pero era cierto. Había tenido que beber de su sangre para dejarlo tranquilo y esa noche en la que dormí en su cama, después de todo lo que le había dicho sobre compartir lecho, mi cuerpo lo buscó de forma inconsciente cuando se tumbó a mi lado y a diferencia de otras noches no tuve ninguna pesadilla, no me había despertado a mediante noche por el sudor y por los sueños que tenía. Fue un poco extraño pero algo a lo que no le di importancia porque solamente eran eso; sueños. Cuando el día llegó me alejé de su cuerpo dejándolo descansar escuchando el gruñido que hizo cuando me separé de él y busqué a Nim para empezar ese día juntas, se lo había prometido a la pequeña y lo cierto es que parecía necesitarlo. Una vez le había dicho a Joe que alargaba su vida pero en cambio la mantenía en una jaula sin que pudiera salir de la mansión, era una niña y se estaba perdiendo muchas cosas que hacían los demás a su edad.
Pude tener una conversación con ella tranquilamente cuando hicimos el picnic en los jardines que tenía la mansión, Nim era bastante comprensiva aunque su miedo seguía estando latente, seguía pensando que cuando nos casáramos podríamos tener hijos y ella se sentiría “desplazada”, algo que no pasaría porque Joe y yo jamás íbamos a tener descendencia y aunque era un tema que no habíamos hablado tampoco hacía falta porque, a la vista quedaba, de que era imposible. De hecho yo no me había planteado nunca el tener descendencia y ahora tampoco iba a hacerlo, pero entendía que Nim pensara eso. Seguía creyendo que el vampiro debía de decirle lo que él era y no seguir mintiéndole porque no hacía falta, la niña parecía estar acostumbrada a que el vampiro no estuviera con ella por el día y en algún momento tendría que decírselo, sobre todo si pensaba convertirla cuando fuera mayor de edad para acabar con la enfermedad y que no mermara su vida. pasamos el día juntas y lo cierto es que la niña se veía algo más feliz por poder hacer cosas, debía de admitir que la cazadora que era no estaba de acuerdo con el hecho de que la convirtiera, pero conociéndola entendía por qué Joe quería hacerlo. Ese día ella se encontraba bastante bien y parecía tener energías más renovadas que yo por lo que no paramos en todo el día hasta que llegó la noche, nos habíamos sentado en la banqueta del piano y había comenzado a tocar una canción mientras ella escuchaba, me pidió que le enseñara algunas notas así que lo hice justo cuando el vampiro hacía acto de presencia en el salón enseñándole esos acordes. Nim no tardó en bajar de la banqueta y correr hacia él quien se agachó para que la pequeña lo abrazara y la alzara con sus brazos rodeando su cuello, empezó a contarle lo que habíamos hecho durante todo el día mientras yo sonreí de lado terminando de tocar la pieza que había empezado. Alcé mis ojos para contemplarlos cuando se acercó con la niña en sus brazos hasta quedar a mi lado, se inclinó para buscar sus labios con los míos en un beso mientras la canción terminaba. Al separarse dejó a Nim en el suelo en lo que yo bajá la tapa del piano y me tendía su mano que tomé para acercarnos a la lumbre y sentarnos junto al fuego en la alfombra, la niña se sentó entre las piernas del vampiro recostándose en su pecho y yo servía dos copas y le tendía una al vampiro mientras la pequeña parecía que estaba cansada y tenía sueño porque sus ojos se entrecerraban de vez en cuando.
-Lo cierto es que no, Nim quería esperarte para cenar –dije respondiendo a su pregunta de si habíamos cenado, había intentado que cenáramos antes porque sabía que el vampiro no lo haría pero no funcionó- así que he pedido que estuviera la cena hecha para cuando bajaras –dije sin dar demasiados detalles del motivo por el que había bajado ahora- supongo que estará ya preparada, deberíamos de ir a cenar –dije mirando a la pequeña recostada contra su pecho para luego mirar al vampiro y hacerle un gesto con la cabeza para que fuéramos, mientras me levantaba él se encargó de levantar también a la pequeña y de la mano los tres, con ella en medio, nos sentamos en la mesa del comedor justo cuando la cena estuvo servida para que la pequeña se fuera a la cama a descansar tras el día que habíamos llevado. Como era de suponer el vampiro no es que comiera mucho o demasiado pero Nim y yo sí lo hicimos bajo su atenta mirada que, no dudaba, que nos estaba controlando para que cenáramos como debíamos. La cena pasó de forma amena entre charlas y alguna que otra risa, pero tras terminar la pequeña estaba cansada y Joe pidió que se acostara a dormir, no rechistó demasiado supuse porque ella misma notaba lo cansada que estaba y tras despedirse de ambos acompañada con la mujer que siempre iba con ella nos dejó a solas, volvimos de nuevo a la alfombra frente a la lumbre y tomé las copas sirviéndolas de nuevo para tender la suya al vampiro- Nim es una niña muy buena, he podido hablar con ella y creo que se ha quedado más tranquila tras mis palabras. Necesitaba un día como el que ha pasado, aunque tenga esa enfermedad no debes de olvidar que es una niña y encerrada aunque por su propio bien no es lo mejor para ella. Al menos hoy ha hecho buen día y ha podido disfrutar... también me había pedido que le enseñara a tocar el piano –hice una pausa dando un trago a la copa y lo miré durante unos segundos- por cierto, ¿has cenado vampiro? –Pregunté con una sonrisa de lado porque bien sabía que no, pero no lo hacía por eso, sino como si lo imitara sobre alimentarse- deberías de hacerlo –dije dejando la copa en el suelo para mirarlo con una sonrisa ladina en mis labios- y bien, ¿qué planes hay para esta noche? ¿También me vas a mandar dormir como anoche, o esta vez puedo portarme algo mal? –Dije acercándome a él quedando justo a su lado los dos girados hacia el otro, mi mano subió por su brazo recorriéndolo hasta alcanzar su pecho- podríamos hacer algo esta noche, la niña ya está durmiendo y como ves yo me encuentro bastante bien como para que me mandes a mí también a la cama –me mordí el labio- te dije que solo necesitaba descansar y que estaba bien –mi rostro se acercó al suyo sin quitar la sonrisa- hoy no puedes decirme que “no”. ¿Por qué no buscamos algo de adrenalina para esta noche y nos divertimos un rato? Sería el culmen de un buen día en el que no he tenido que lidiar con mi madre por los preparativos, además tienes que alimentarte y tú no tienes esclavas para hacerlo –gateé hasta su cuerpo y me subí sentándome encima para tentarlo mejor y que cediera a mis peticiones- luego podríamos volver y, esta vez sí, vamos a jugar arriba en tú cama –mordí su labio inferior con cierta diversión- mañana volveré con mi madre a seguir preparándolo todo, como ves solo necesitaba descanso. ¿Qué me dices, Joe?
Pude tener una conversación con ella tranquilamente cuando hicimos el picnic en los jardines que tenía la mansión, Nim era bastante comprensiva aunque su miedo seguía estando latente, seguía pensando que cuando nos casáramos podríamos tener hijos y ella se sentiría “desplazada”, algo que no pasaría porque Joe y yo jamás íbamos a tener descendencia y aunque era un tema que no habíamos hablado tampoco hacía falta porque, a la vista quedaba, de que era imposible. De hecho yo no me había planteado nunca el tener descendencia y ahora tampoco iba a hacerlo, pero entendía que Nim pensara eso. Seguía creyendo que el vampiro debía de decirle lo que él era y no seguir mintiéndole porque no hacía falta, la niña parecía estar acostumbrada a que el vampiro no estuviera con ella por el día y en algún momento tendría que decírselo, sobre todo si pensaba convertirla cuando fuera mayor de edad para acabar con la enfermedad y que no mermara su vida. pasamos el día juntas y lo cierto es que la niña se veía algo más feliz por poder hacer cosas, debía de admitir que la cazadora que era no estaba de acuerdo con el hecho de que la convirtiera, pero conociéndola entendía por qué Joe quería hacerlo. Ese día ella se encontraba bastante bien y parecía tener energías más renovadas que yo por lo que no paramos en todo el día hasta que llegó la noche, nos habíamos sentado en la banqueta del piano y había comenzado a tocar una canción mientras ella escuchaba, me pidió que le enseñara algunas notas así que lo hice justo cuando el vampiro hacía acto de presencia en el salón enseñándole esos acordes. Nim no tardó en bajar de la banqueta y correr hacia él quien se agachó para que la pequeña lo abrazara y la alzara con sus brazos rodeando su cuello, empezó a contarle lo que habíamos hecho durante todo el día mientras yo sonreí de lado terminando de tocar la pieza que había empezado. Alcé mis ojos para contemplarlos cuando se acercó con la niña en sus brazos hasta quedar a mi lado, se inclinó para buscar sus labios con los míos en un beso mientras la canción terminaba. Al separarse dejó a Nim en el suelo en lo que yo bajá la tapa del piano y me tendía su mano que tomé para acercarnos a la lumbre y sentarnos junto al fuego en la alfombra, la niña se sentó entre las piernas del vampiro recostándose en su pecho y yo servía dos copas y le tendía una al vampiro mientras la pequeña parecía que estaba cansada y tenía sueño porque sus ojos se entrecerraban de vez en cuando.
-Lo cierto es que no, Nim quería esperarte para cenar –dije respondiendo a su pregunta de si habíamos cenado, había intentado que cenáramos antes porque sabía que el vampiro no lo haría pero no funcionó- así que he pedido que estuviera la cena hecha para cuando bajaras –dije sin dar demasiados detalles del motivo por el que había bajado ahora- supongo que estará ya preparada, deberíamos de ir a cenar –dije mirando a la pequeña recostada contra su pecho para luego mirar al vampiro y hacerle un gesto con la cabeza para que fuéramos, mientras me levantaba él se encargó de levantar también a la pequeña y de la mano los tres, con ella en medio, nos sentamos en la mesa del comedor justo cuando la cena estuvo servida para que la pequeña se fuera a la cama a descansar tras el día que habíamos llevado. Como era de suponer el vampiro no es que comiera mucho o demasiado pero Nim y yo sí lo hicimos bajo su atenta mirada que, no dudaba, que nos estaba controlando para que cenáramos como debíamos. La cena pasó de forma amena entre charlas y alguna que otra risa, pero tras terminar la pequeña estaba cansada y Joe pidió que se acostara a dormir, no rechistó demasiado supuse porque ella misma notaba lo cansada que estaba y tras despedirse de ambos acompañada con la mujer que siempre iba con ella nos dejó a solas, volvimos de nuevo a la alfombra frente a la lumbre y tomé las copas sirviéndolas de nuevo para tender la suya al vampiro- Nim es una niña muy buena, he podido hablar con ella y creo que se ha quedado más tranquila tras mis palabras. Necesitaba un día como el que ha pasado, aunque tenga esa enfermedad no debes de olvidar que es una niña y encerrada aunque por su propio bien no es lo mejor para ella. Al menos hoy ha hecho buen día y ha podido disfrutar... también me había pedido que le enseñara a tocar el piano –hice una pausa dando un trago a la copa y lo miré durante unos segundos- por cierto, ¿has cenado vampiro? –Pregunté con una sonrisa de lado porque bien sabía que no, pero no lo hacía por eso, sino como si lo imitara sobre alimentarse- deberías de hacerlo –dije dejando la copa en el suelo para mirarlo con una sonrisa ladina en mis labios- y bien, ¿qué planes hay para esta noche? ¿También me vas a mandar dormir como anoche, o esta vez puedo portarme algo mal? –Dije acercándome a él quedando justo a su lado los dos girados hacia el otro, mi mano subió por su brazo recorriéndolo hasta alcanzar su pecho- podríamos hacer algo esta noche, la niña ya está durmiendo y como ves yo me encuentro bastante bien como para que me mandes a mí también a la cama –me mordí el labio- te dije que solo necesitaba descansar y que estaba bien –mi rostro se acercó al suyo sin quitar la sonrisa- hoy no puedes decirme que “no”. ¿Por qué no buscamos algo de adrenalina para esta noche y nos divertimos un rato? Sería el culmen de un buen día en el que no he tenido que lidiar con mi madre por los preparativos, además tienes que alimentarte y tú no tienes esclavas para hacerlo –gateé hasta su cuerpo y me subí sentándome encima para tentarlo mejor y que cediera a mis peticiones- luego podríamos volver y, esta vez sí, vamos a jugar arriba en tú cama –mordí su labio inferior con cierta diversión- mañana volveré con mi madre a seguir preparándolo todo, como ves solo necesitaba descanso. ¿Qué me dices, Joe?
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Dan tenía mucho mejor aspecto, quizás tenía razón y solo necesitaba un poco de descanso lejos de su madre y esos preparativos de bodas que ya se me hacían eternos. Pronto llegaría la fecha señalada, pasaríamos a convivir juntos como una familia y pensarlo logró que se me erizara la espalda y me recorriera un escalofrió de vértigo, Padre no nos educó para esto, algo mundano, que no debíamos permitirnos. En teoría era un matrimonio concertado que no buscaba el fin señalado, si no mas bien un acuerdo para normalizar mi existencia ,y para ella, un simple contrato mercantil. Quizás así esto se inició peor hoy quedaba claro que algo mas eramos para el otro ¿que exactamente? Lo desconocía, nunca habíamos volteado las cartas ante el otro, siempre íbamos de farol y algo me decía se guardaba mas de un as en la manga como quizás hacía yo.
Cenamos, reímos, bebimos y Nim tras haber hablado con mi prometida parecía mas feliz que nunca. La niña estaba eso si cansada y fue la nana quien se la llevó para bañarla, ponerle el pijama y acostarla bien arropada.
Dan y yo nos quedamos bebiendo frente a la lumbre, su cuerpo eran brasas que sobre el mio se calentaban, su espalda se arqueaba su sus palabras azuzadas por el alcohol en forma de viento golpeaban mis labios con su cálido aliento.
-Estas animada para ir de caza -susurre rellenando de nuevo su copa de vino -como deduces amor, no he comido, estoy hambriento -susurré contra su boca dejando que nuestros labios se rozaran aun sin tomarse, prolongando ese momentos de pasión sin limites que alzaba mi envergadura y mojaba su centro de ganas.
-hagamos un trato -mis manos surcaban cada borde, cada curva de su cuerpo -cazamos algo y después nos vamos a un bar de vampiros, se llama “el Peccato di nostro” - allí sirven sangre, drogas alcohol, es un centro de perversión, hay espectáculos y bueno..digamos que podemos divertirnos, a la vuelta, puedes ser todo lo mala que desees conmigo.
Ladeé la sonrisa cuando esta estaba dispuesta a aceptar.
-No he terminado, juguemos, pongamos reglas a la noche ¿de acuerdo? Si algo le gustaba a Dan, si algo le excitaba era que estando conmigo ningún día era monótono...- voy a ponerte muy cachonda durante toda la noche, pero no podrás correrte hasta que yo te lo permita ¿de acuerdo? Puedes hacerte lo que necesite, alcohol, drogas, tocarte a ti misma, pero no correrte, eso solo sucederá cuando yo lo ordene. Digamos que hoy eres...-mis ojos resplandecieron en un tono burdeos -mía
Las reglas del juego quedaron claras, así que enfundados en ropa oscura, mas que dispuestos para empezar este delicioso juego emprendimos camino hacía los barrios mas bajos, doncellas en las calles enseñaban sus atributos, olor a orín ,a podredumbre y enfermedad, chulos que golpeaban a clientes que no podían pagar y el trafico de drogas en cada esquina para soportar la noche en un París de putas y mal-follados.
Cenamos, reímos, bebimos y Nim tras haber hablado con mi prometida parecía mas feliz que nunca. La niña estaba eso si cansada y fue la nana quien se la llevó para bañarla, ponerle el pijama y acostarla bien arropada.
Dan y yo nos quedamos bebiendo frente a la lumbre, su cuerpo eran brasas que sobre el mio se calentaban, su espalda se arqueaba su sus palabras azuzadas por el alcohol en forma de viento golpeaban mis labios con su cálido aliento.
-Estas animada para ir de caza -susurre rellenando de nuevo su copa de vino -como deduces amor, no he comido, estoy hambriento -susurré contra su boca dejando que nuestros labios se rozaran aun sin tomarse, prolongando ese momentos de pasión sin limites que alzaba mi envergadura y mojaba su centro de ganas.
-hagamos un trato -mis manos surcaban cada borde, cada curva de su cuerpo -cazamos algo y después nos vamos a un bar de vampiros, se llama “el Peccato di nostro” - allí sirven sangre, drogas alcohol, es un centro de perversión, hay espectáculos y bueno..digamos que podemos divertirnos, a la vuelta, puedes ser todo lo mala que desees conmigo.
Ladeé la sonrisa cuando esta estaba dispuesta a aceptar.
-No he terminado, juguemos, pongamos reglas a la noche ¿de acuerdo? Si algo le gustaba a Dan, si algo le excitaba era que estando conmigo ningún día era monótono...- voy a ponerte muy cachonda durante toda la noche, pero no podrás correrte hasta que yo te lo permita ¿de acuerdo? Puedes hacerte lo que necesite, alcohol, drogas, tocarte a ti misma, pero no correrte, eso solo sucederá cuando yo lo ordene. Digamos que hoy eres...-mis ojos resplandecieron en un tono burdeos -mía
Las reglas del juego quedaron claras, así que enfundados en ropa oscura, mas que dispuestos para empezar este delicioso juego emprendimos camino hacía los barrios mas bajos, doncellas en las calles enseñaban sus atributos, olor a orín ,a podredumbre y enfermedad, chulos que golpeaban a clientes que no podían pagar y el trafico de drogas en cada esquina para soportar la noche en un París de putas y mal-follados.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Habíamos pasado un día agradable Nym y yo en el que la niña era la que mejor se lo estaba pasando, a veces me daba pena que por su enfermedad tuviera que estar encerrada en casa por su propia salud para que no le pasara nada, era una niña que debía de estar disfrutando de jugar con otros niños de su edad y pasárselo bien en vez de estar encerrada como lo estaba ella. Pero su enfermedad era grave y si algo me había quedado claro es que Joe jamás permitiría que le pasara algo, porque le había cogido muchísimo cariño a la niña y porque además pensaba mantenerla los diez años que quedaban para que fuese mayor de edad y poder transformarla para no tener que vivir una vida a base de restricciones sin poder salir, sin pensar en que su enfermedad pudiera matarla. La cazadora que había en mí no creía que fuera una buena idea, al fin y al cabo, me dedicaba a cazar a vampiros y a licántropos que acababan con la vida de otras personas... por lo que el saber que ella acabaría como vampira a mi parte cazadora no le hacía especial gracia. Sin embargo, como Dan, entendía perfectamente el motivo por el que Joe la mantenía de esa forma con tal cuidado para que no le pasara nada y su enfermedad no se agravara más, si Nim se encontraba tan bien era porque el vampiro le daba de su sangre en pequeñas dosis para que la enfermedad no se la llevara. Era una niña adorable y aunque en un principio en mi mente había pensado utilizarla contra el vampiro para darle donde más le dolía, a día de hoy, me era imposible hacerle daño a la pequeña porque ella no tenía la culpa de haber caído en “garras” del vampiro y estar bajos u cuidado y protección. Las cosas habían cambiado demasiado desde la primera noche que pasé en la mansión, en la que mis ansias por vengarme del vampiro no conocían parangón e incluso le clavé en su pecho el atizador para acabar con su vida fugándome de la mansión con la idea de encontrarme con mi maestro, ¿cómo habían cambiado tanto las cosas? Quizás fuera porque nuestros demonios se entendían perfectamente, porque no tenía que poner máscaras y fingir lo que no era cuando estaba a su lado; esa señorita educada y refinada que jamás había roto un plato cuando en realidad ya había roto varias vajillas a lo largo de toda mi vida. Porque me sentía como esa Lilith en su presencia y eso me hacía estar más segura en su presencia con ese demonio que había en mi interior, ese que pedía por sangre y que con él no debía de esconder porque era igual que yo.
Nos deseábamos, nos atraíamos como imanes incapaces de controlar lo que nos provocábamos cuando nos rozábamos o estábamos cerca, un vampiro y una cazadora, parecía demasiado cliché pero era cierto. Cuando nos quedamos solos le había pedido al vampiro hacer algo para culminar bien la noche, había descansado, me sentía muchísimo mejor que el día anterior y tenía ganas de hacer algo con el vampiro, de sacar los demonios que llevábamos dentro y salir de caza por esa noche. Además sabía que el vampiro no se había alimentado porque él no tenía esclavas, así que era solamente una excusa más para salir de caza y disfrutar de una noche como hacía tiempo que no teníamos. Sabía que con el vampiro las noches podían ser de los más interesantes y entretenidas, que él ponía esa chispa y esa adrenalina que muchas veces me faltaba en mi día y día y había sido en parte ese mismo motivo por el que mi demonio no podía estar separado del vampiro, él sacaba esa parte que tenía en mi interior y le daba vida y juego... y quería volver a recuperar eso dejando atrás todo lo que habíamos vivido en los últimos meses. Me apetecía salir de caza con él y dejar que nuestros demonios se divirtieran como hacían tiempo que no hacían, ya les tocaba a ellos algo de diversión. Tentar al vampiro era algo que se me daba demasiado bien y sabía qué puntos presionar para que sucumbiera a mis peticiones y a mis deseos, mis labios habían perfilado los suyos sentada sobre él, mis manos abarcaban su pecho y ya podía notar su miembro presionando contra mi centro en lo que sonreí de lado. Sabía que el vampiro estaba hambriento porque él no tenía esclavas, él tenía que ir a por sus presas y cazarlas para alimentarse por lo que había sido esa idea de lo que había surgido todo. Mis ojos se quedaron en los suyos cuando me pidió que hiciéramos un trato y dejé que hablara, sus manos recorrían mi cuerpo mientras escuchaba sus palabras en las que me pedía una noche de caza para luego ir a un bar de vampiros por el que quería pasarse, al parecer, aquel lugar los humanos se ofrecían a los vampiros para que bebieran de ellos y había algún que otro espectáculo. Enarqué una ceja ante la idea de llevar a una cazadora a un bar infestado de vampiros, vale que no matara a Joe pero... no sabía si prometería lo mismo con el resto y sería tan indulgente, pero también me prometía que a la vuelta podría ser todo lo mala que quisiera con el vampiro y teniendo en cuenta que la pasada noche me había tratado como una niña pequeña llevándome en brazos a la cama y arropándome... oh, quería devolvérsela al vampiro y que viera lo mala que podría a llegar a ser con él. Mis labios sonrieron de una forma un tanto perversa al pensar en lo que podría hacerle para cobrármela.
-¿Pretendes llevar a una cazadora a un bar de vampiros, Joe? –Mis labios rozaban los suyos, su aliento gélido golpeaba mis labios mientras que el mío más cálido calcinaba los suyos- ¿no crees que es una apuesta un tanto arriesgada? Que no te mate a ti no significa que sea tan indulgente con el resto –mordí su inferior tirando levemente del mismo- es un juego peligroso amor, pero ya veo que como de costumbre te gusta arriesgarte –reí entre dientes y fue entonces cuando comentó la otra parte de la noche, quería ponerle reglas y eso me hizo enarcar una ceja y acordarme de forma inevitable de la noche del baile de máscaras en el palacio donde la sensualidad, el sexo y el placer iban de la mano en todos los rincones, las veces que me preguntó si quería hacerlo sin reglas, mis dudas sobre el por qué él querría ponerlas... sabía que en algún momento volveríamos a imponer reglas- así que reglas, ¿cuáles exactamente? –Sus palabras sonaron limpias y claras con lo que pretendía hacerme y sonreí escuchándolo hablar, ponerme cachonda durante toda la noche pero sin poder llegar al orgasmo- pero qué malo que eres –dije sobre sus labios dejando pequeños mordiscos en su inferior en lo que él seguía hablando, podía hacer cualquier cosa que necesitara, pero no alcanzar el orgasmo porque eso solo pasaría cuando él lo ordenara. Sus ojos brillaron en matices rojizos cuando dijo que esa noche iba a ser suya, terminé por expandir mi sonrisa sabiendo que ese vampiro intentaba imponer un control sobre mí como lo había hecho en el hotel la primera vez que nos fuimos juntos, dejarme al borde de la locura y no permitirme rozarla a menos que así él lo ordenara- eres un vampiro muy malo y perverso, pero me encanta –sellado el acuerdo entre ambos nos levantamos para cambiarnos de ropa y ponernos algo más oscuro, yo me puse la ropa con la que solía ir a cazar y tras ocultar mis armas salimos de la mansión rumbo a los lugares más bajos de la ciudad francesa, las zonas abandonadas donde la peor calaña se mezclaba entre sus calles. Dos depredadores al acecho en busca de sus presas y de paso que el vampiro se alimentara antes de ir al club de vampiros al que quería acudir. Allí la moralidad no existía y aunque el demonio de mi interior clamaba por diversión no lo haría a menos que fuera un vampiro o un licántropo aunque no era noche de luna llena, pero por allí seguro que encontrábamos algo. Fue pasando por una de sus calles cuando vi algo que me llamó la atención, más bien, unos gritos y unos ruidos de golpes que hicieron que mirara hacia el interior de aquel oscuro callejón donde una niña estaba siendo golpeada por un hombre algo más mayor que la tenía sujeta de la muñeca, la niña luchaba por soltarse pero su fuerza no se podía comparar con la del hombre quien, tras darle un sonoro golpetazo en el rostro la giró estampándola contra la pared en lo que empezó a hacer jirones su vestido manchado por la suciedad. Lo que más me asqueó de la situación fue que la niña lo llamó pidiéndole que parara pero sin duda fue la palabra “padre” lo que terminó por hacer que saltara y sacando la daga de la funda del cinto me fui directa a por él sin tan siquiera pensarlo. El hombre que me había visto acercarme me increpó para que parara y no me acercara, sacó un cuchillo y lo puso en el cuello de la joven amenazándome con que la mataría mientras ella suplicaba a su padre que no lo hiciera- suéltala –le increpé para que soltara a la niña que llorando asustada- hazlo y te aseguro que tu muerte no será tan lenta y extremadamente dolorosa si le llegas a hacer algo –claro que aun con mis ropas y la daga en mis manos el hombre no me creyó y comenzó a reírse hasta que el vampiro quedó tras mi espalda, su presencia imponía y aquel hombre no era tan idiota como para saber que él podría hacerle daño. Ni siquiera le di la opción a que me replicara porque en cuanto me llamó “zorra” lancé la daga que se clavó en su hombro haciendo que soltara a la niña que cayó arrodillada en el suelo sin parar de llorar, el hombre sangrando me miró aún con el cuchillo en su mano pero yo fui mucho más rápida y ágil que él –mermado algo por el alcohol- y lo lancé clavándolo en la mano que portaba el cuchillo haciendo que gritara por el dolor en lo que cayó al suelo, nos contempló desde el suelo y me fui acercando hacia él en lo que se levantaba y comenzaba a correr para salir huyendo, ¿se creía que lo iba a dejar con vida? Corrí hacia él y saltando a su espalda conseguí aplacarlo tirándolo al suelo, encima de él comencé a asestarle golpe tras golpe sin siquiera parar, salpicándome con su sangre mientras él no podía hacer absolutamente nada por librarse de mí ni por apartarme. Medio consciente pero vivo todavía cogí la daga que tenía clavada en su mano y la saqué haciendo que gritara de nuevo- si me hubieras hecho caso te habría matado, no así, pero tu muerte habría sido menos dolorosa que la vas a sufrir ahora –un corte en su pecho cruzándolo en donde comenzó a brotar la sangre mientras mi rostro se salpicaba de la suya- ahora sabrás lo que es el infierno antes de conocerlo, podría haber sido algo más rápida pero ahora tú muerte será lenta y con tu sangre darás vida –giré mi rostro para ver al vampiro que se acercaba mientras la joven parecía estar inconsciente en el suelo, llena de moratones por los golpes- amor, creo que hemos encontrado a tu cena.
Nos deseábamos, nos atraíamos como imanes incapaces de controlar lo que nos provocábamos cuando nos rozábamos o estábamos cerca, un vampiro y una cazadora, parecía demasiado cliché pero era cierto. Cuando nos quedamos solos le había pedido al vampiro hacer algo para culminar bien la noche, había descansado, me sentía muchísimo mejor que el día anterior y tenía ganas de hacer algo con el vampiro, de sacar los demonios que llevábamos dentro y salir de caza por esa noche. Además sabía que el vampiro no se había alimentado porque él no tenía esclavas, así que era solamente una excusa más para salir de caza y disfrutar de una noche como hacía tiempo que no teníamos. Sabía que con el vampiro las noches podían ser de los más interesantes y entretenidas, que él ponía esa chispa y esa adrenalina que muchas veces me faltaba en mi día y día y había sido en parte ese mismo motivo por el que mi demonio no podía estar separado del vampiro, él sacaba esa parte que tenía en mi interior y le daba vida y juego... y quería volver a recuperar eso dejando atrás todo lo que habíamos vivido en los últimos meses. Me apetecía salir de caza con él y dejar que nuestros demonios se divirtieran como hacían tiempo que no hacían, ya les tocaba a ellos algo de diversión. Tentar al vampiro era algo que se me daba demasiado bien y sabía qué puntos presionar para que sucumbiera a mis peticiones y a mis deseos, mis labios habían perfilado los suyos sentada sobre él, mis manos abarcaban su pecho y ya podía notar su miembro presionando contra mi centro en lo que sonreí de lado. Sabía que el vampiro estaba hambriento porque él no tenía esclavas, él tenía que ir a por sus presas y cazarlas para alimentarse por lo que había sido esa idea de lo que había surgido todo. Mis ojos se quedaron en los suyos cuando me pidió que hiciéramos un trato y dejé que hablara, sus manos recorrían mi cuerpo mientras escuchaba sus palabras en las que me pedía una noche de caza para luego ir a un bar de vampiros por el que quería pasarse, al parecer, aquel lugar los humanos se ofrecían a los vampiros para que bebieran de ellos y había algún que otro espectáculo. Enarqué una ceja ante la idea de llevar a una cazadora a un bar infestado de vampiros, vale que no matara a Joe pero... no sabía si prometería lo mismo con el resto y sería tan indulgente, pero también me prometía que a la vuelta podría ser todo lo mala que quisiera con el vampiro y teniendo en cuenta que la pasada noche me había tratado como una niña pequeña llevándome en brazos a la cama y arropándome... oh, quería devolvérsela al vampiro y que viera lo mala que podría a llegar a ser con él. Mis labios sonrieron de una forma un tanto perversa al pensar en lo que podría hacerle para cobrármela.
-¿Pretendes llevar a una cazadora a un bar de vampiros, Joe? –Mis labios rozaban los suyos, su aliento gélido golpeaba mis labios mientras que el mío más cálido calcinaba los suyos- ¿no crees que es una apuesta un tanto arriesgada? Que no te mate a ti no significa que sea tan indulgente con el resto –mordí su inferior tirando levemente del mismo- es un juego peligroso amor, pero ya veo que como de costumbre te gusta arriesgarte –reí entre dientes y fue entonces cuando comentó la otra parte de la noche, quería ponerle reglas y eso me hizo enarcar una ceja y acordarme de forma inevitable de la noche del baile de máscaras en el palacio donde la sensualidad, el sexo y el placer iban de la mano en todos los rincones, las veces que me preguntó si quería hacerlo sin reglas, mis dudas sobre el por qué él querría ponerlas... sabía que en algún momento volveríamos a imponer reglas- así que reglas, ¿cuáles exactamente? –Sus palabras sonaron limpias y claras con lo que pretendía hacerme y sonreí escuchándolo hablar, ponerme cachonda durante toda la noche pero sin poder llegar al orgasmo- pero qué malo que eres –dije sobre sus labios dejando pequeños mordiscos en su inferior en lo que él seguía hablando, podía hacer cualquier cosa que necesitara, pero no alcanzar el orgasmo porque eso solo pasaría cuando él lo ordenara. Sus ojos brillaron en matices rojizos cuando dijo que esa noche iba a ser suya, terminé por expandir mi sonrisa sabiendo que ese vampiro intentaba imponer un control sobre mí como lo había hecho en el hotel la primera vez que nos fuimos juntos, dejarme al borde de la locura y no permitirme rozarla a menos que así él lo ordenara- eres un vampiro muy malo y perverso, pero me encanta –sellado el acuerdo entre ambos nos levantamos para cambiarnos de ropa y ponernos algo más oscuro, yo me puse la ropa con la que solía ir a cazar y tras ocultar mis armas salimos de la mansión rumbo a los lugares más bajos de la ciudad francesa, las zonas abandonadas donde la peor calaña se mezclaba entre sus calles. Dos depredadores al acecho en busca de sus presas y de paso que el vampiro se alimentara antes de ir al club de vampiros al que quería acudir. Allí la moralidad no existía y aunque el demonio de mi interior clamaba por diversión no lo haría a menos que fuera un vampiro o un licántropo aunque no era noche de luna llena, pero por allí seguro que encontrábamos algo. Fue pasando por una de sus calles cuando vi algo que me llamó la atención, más bien, unos gritos y unos ruidos de golpes que hicieron que mirara hacia el interior de aquel oscuro callejón donde una niña estaba siendo golpeada por un hombre algo más mayor que la tenía sujeta de la muñeca, la niña luchaba por soltarse pero su fuerza no se podía comparar con la del hombre quien, tras darle un sonoro golpetazo en el rostro la giró estampándola contra la pared en lo que empezó a hacer jirones su vestido manchado por la suciedad. Lo que más me asqueó de la situación fue que la niña lo llamó pidiéndole que parara pero sin duda fue la palabra “padre” lo que terminó por hacer que saltara y sacando la daga de la funda del cinto me fui directa a por él sin tan siquiera pensarlo. El hombre que me había visto acercarme me increpó para que parara y no me acercara, sacó un cuchillo y lo puso en el cuello de la joven amenazándome con que la mataría mientras ella suplicaba a su padre que no lo hiciera- suéltala –le increpé para que soltara a la niña que llorando asustada- hazlo y te aseguro que tu muerte no será tan lenta y extremadamente dolorosa si le llegas a hacer algo –claro que aun con mis ropas y la daga en mis manos el hombre no me creyó y comenzó a reírse hasta que el vampiro quedó tras mi espalda, su presencia imponía y aquel hombre no era tan idiota como para saber que él podría hacerle daño. Ni siquiera le di la opción a que me replicara porque en cuanto me llamó “zorra” lancé la daga que se clavó en su hombro haciendo que soltara a la niña que cayó arrodillada en el suelo sin parar de llorar, el hombre sangrando me miró aún con el cuchillo en su mano pero yo fui mucho más rápida y ágil que él –mermado algo por el alcohol- y lo lancé clavándolo en la mano que portaba el cuchillo haciendo que gritara por el dolor en lo que cayó al suelo, nos contempló desde el suelo y me fui acercando hacia él en lo que se levantaba y comenzaba a correr para salir huyendo, ¿se creía que lo iba a dejar con vida? Corrí hacia él y saltando a su espalda conseguí aplacarlo tirándolo al suelo, encima de él comencé a asestarle golpe tras golpe sin siquiera parar, salpicándome con su sangre mientras él no podía hacer absolutamente nada por librarse de mí ni por apartarme. Medio consciente pero vivo todavía cogí la daga que tenía clavada en su mano y la saqué haciendo que gritara de nuevo- si me hubieras hecho caso te habría matado, no así, pero tu muerte habría sido menos dolorosa que la vas a sufrir ahora –un corte en su pecho cruzándolo en donde comenzó a brotar la sangre mientras mi rostro se salpicaba de la suya- ahora sabrás lo que es el infierno antes de conocerlo, podría haber sido algo más rápida pero ahora tú muerte será lenta y con tu sangre darás vida –giré mi rostro para ver al vampiro que se acercaba mientras la joven parecía estar inconsciente en el suelo, llena de moratones por los golpes- amor, creo que hemos encontrado a tu cena.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
No pude evitar recorrer su cuello rozando su piel clara con mis dientes, dejé un reguero de besos y lamidas mientras sonreía complacido. Por primera vez en mucho tiempo parecían irme bien las cosas, si bien era cierto fui educado para no amar, para no tener ningún tipo de debilidad, ahora mismo ella era la mayor de todas ellas. Con Celine las cosas no funcionaron, pero empezaba a creer en la posibilidad de que las cosas pudieran ser distintas con Dan. Celine me dijo muchas veces que me quería, por contra Dan ninguna, quizás eso bastara para que no desapareciera de mi vida, a fin de cuentas era un negocio mercantil y mientras yo cumpliera mi parte ¿por que ella no iba a cumplir la suya?
Mi brazo rodeo su cintura, entre besos, caricias y risas cómplices empezamos a caminar por las calles de París, aquella noche hacía una bonita noche abierta, las farolas iluminaban las calles con sus tonos naranjas, habíamos decidido acudir al Peccato di Nostro, un local de vampiros, donde entraban algunos humanos, en su mayoría ghoulds o otros que esperaban serlo ,adictos a nuestra sangre que suplicaban por algún día acabar siendo convertidos.
Bromeábamos sobre lo mucho que iba a divertirme aquella noche, mientras mi lengua gélida recorría sus labios a lametazos, colándose entre sus dos filas de dientes par encontrarse en un beso rudo y violento que nos arrancó un gruñido a ambos.
Pensé en empotrarla contra la pared de un callejón cercano, mis manos dibujaban su silueta, perdiéndose en sus dos alzadas montañas mientras ella me pegaba entre risas palmadas pidiéndome que yo estuviera quieto, fue en ese momento cuando se detuvo en seco
Había escuchado lo que yo hacía rato, un padre golpear a su hija, adoctrinarla o no se bien que hacía, mas en un inicio no era mi problema, no lo era hasta que Dan corrió hacia el callejón interponiéndose entre la chiquilla y el ebrio padre.
La seguí dejándola hacer, solo cuando el hombre se envalentono, me coloqué detrás para dejarle claro que si le tocaba un pelo a mi prometida era hombre muerto, mas por suerte eso no sucedió, porque la misma Dan acabó con su vida de forma lenta y despiadada.
El humano se desangraba ante mis iris que se trasformaron en dos gigantes rojas.
Sediento contemplé el aun bombeante corazón de la fémina que maltrecha e inconsciente seguía tendida en el suelo.
El humano estaba muerto ya, por contra ella no y la sangre era mas deliciosa cuando la impulsaba un corazón, mas pronto me di cuenta de como me miraba Dan.
-Soy un monstruo, tu salvas gente, mas para mi solo son rebaño ¿lo entiendes? Mandala a casa, la contrataran como doncella, si no su sino será el de prostituir su cuerpo como ha hecho hasta ahora.
Salí del callejón con el gesto oscurecido, sombrío ¿cuanto tiempo tardaría en descubrir que distaba mucho de ser ese príncipe de las tinieblas de buen corazón, de no haberme encontrado con sus ojos pardos hubiera matado a padre e hija sin pestañear, pues el mal anidaba en mi como una lacra.
Quizás debería preguntarme cuanta responsabilidad tuve para que Celine me abandonara.
Mi brazo rodeo su cintura, entre besos, caricias y risas cómplices empezamos a caminar por las calles de París, aquella noche hacía una bonita noche abierta, las farolas iluminaban las calles con sus tonos naranjas, habíamos decidido acudir al Peccato di Nostro, un local de vampiros, donde entraban algunos humanos, en su mayoría ghoulds o otros que esperaban serlo ,adictos a nuestra sangre que suplicaban por algún día acabar siendo convertidos.
Bromeábamos sobre lo mucho que iba a divertirme aquella noche, mientras mi lengua gélida recorría sus labios a lametazos, colándose entre sus dos filas de dientes par encontrarse en un beso rudo y violento que nos arrancó un gruñido a ambos.
Pensé en empotrarla contra la pared de un callejón cercano, mis manos dibujaban su silueta, perdiéndose en sus dos alzadas montañas mientras ella me pegaba entre risas palmadas pidiéndome que yo estuviera quieto, fue en ese momento cuando se detuvo en seco
Había escuchado lo que yo hacía rato, un padre golpear a su hija, adoctrinarla o no se bien que hacía, mas en un inicio no era mi problema, no lo era hasta que Dan corrió hacia el callejón interponiéndose entre la chiquilla y el ebrio padre.
La seguí dejándola hacer, solo cuando el hombre se envalentono, me coloqué detrás para dejarle claro que si le tocaba un pelo a mi prometida era hombre muerto, mas por suerte eso no sucedió, porque la misma Dan acabó con su vida de forma lenta y despiadada.
El humano se desangraba ante mis iris que se trasformaron en dos gigantes rojas.
Sediento contemplé el aun bombeante corazón de la fémina que maltrecha e inconsciente seguía tendida en el suelo.
El humano estaba muerto ya, por contra ella no y la sangre era mas deliciosa cuando la impulsaba un corazón, mas pronto me di cuenta de como me miraba Dan.
-Soy un monstruo, tu salvas gente, mas para mi solo son rebaño ¿lo entiendes? Mandala a casa, la contrataran como doncella, si no su sino será el de prostituir su cuerpo como ha hecho hasta ahora.
Salí del callejón con el gesto oscurecido, sombrío ¿cuanto tiempo tardaría en descubrir que distaba mucho de ser ese príncipe de las tinieblas de buen corazón, de no haberme encontrado con sus ojos pardos hubiera matado a padre e hija sin pestañear, pues el mal anidaba en mi como una lacra.
Quizás debería preguntarme cuanta responsabilidad tuve para que Celine me abandonara.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Habíamos decido volver un poco a los viejos tiempos y salir esa noche de caza, hacía tiempo que no lo hacíamos y sentía que lo necesitaba para también liberar tensiones y estrés acumulado provocado únicamente por la reciente boda y sus preparativos. No pensé que fuera algo exhausto aunque, más bien, creía que era mi madre la que me tenía en ese estado porque tenía que estar pendiente de ella para que la boda fuera como más o menos yo quería y no lo que ella deseaba. Debía de admitir que pasar ese día libre me había venido muy bien, no solo porque anoche no tuve las típicas pesadillas que solía tener últimamente, sino porque además había podido descansar bien y me sentía llena de energía, con las pilas completamente cargadas para afrontar la recta final que nos quedaba para casarnos. Joder, ¿quién me iba a decir que acabaría casándome con el vampiro? ¿Dónde había quedado el pensar una excusa para que la boda no se celebraba? Pues por el camino, hacía tiempo que se habían quedado por el maldito camino. ¿Qué había cambiado? Algo que me preguntaba y que no hallaba una respuesta demasiado clara a mi pregunta, lo cierto es que las cosas habían cambiado desde entonces, Joe todavía no era demasiado claro y conciso y seguía escondiéndose tras sus máscaras, sabía que tenía una conversación pendiente con él porque cuando habíamos ido a México el vampiro estaba en una actitud derrotista, él creía que su existencia se acabaría antes de que pusiera solución a la maldición que él y Sun compartían aunque yo le había dicho que no iba a ser así, después a la vuelta el vampiro había cambiado un poco su actitud aunque volvía siempre a sus escudos como si todo lo que hubiera dicho durante el viaje se hubiera olvidado de ello, pero yo no lo había hecho y quería tener una conversación en la que sentía que el vampiro podría enfadarse por presionarlo pero... ¿cómo no mantenerla después de todo lo que me había dicho durante el viaje al llevar la maldición? Sabía que siempre llevaba máscaras y aunque sí había concedido en que pudiera dormir con él aquella noche había algo que seguía sin cuadrarme, aunque quería dejar pasar un poco el tiempo para mantener una más que necesaria charla con él. Si se pensaba que no sabía leer a través de sus mentiras, y bajo todas las máscaras que llevaba, es que todavía no me conocía tras lo que habíamos pasado.
Cuando llegamos al callejón y me enfrenté a aquel padre mi intención había sido que Joe se pudiera alimentar de él mientras la hija estaba contra la pared semi inconsciente, pero tras oír lo que le había dicho y ver el estado en el que se encontraba la joven, su propia hija, la rabia y la ira habían salido a flote y me había cargado al hombre entre terribles sufrimientos y de una manera lenta y agónica. Había elegido ese presa para el vampiro y cuando quise darme cuenta ya lo había matado, mi rostro había sido salpicado de sangre y cuando me giré vi al vampiro mirar a la joven que seguía sin responder todavía pero que al parecer estaba viva. Los ojos de un color rojizo del vampiro se clavaron en los míos cuando estuvo frente a la joven, por un momento pensé que le iba a dar un final “dulce” tras ver el estado en el que se encontraba sin embargo y contra todo pronóstico se alzó observándome, alegando que él no salvaba a la gente sino que era un monstruo y que para él solamente eran alimento... aquello me hizo fruncir el ceño observándolo, ¿qué diablos le había dado? Me pidió que la enviara a la mansión donde trabajaría como sirvienta y salió del callejón dejándome allí cubierta de sangre, con la daga en mi mano goteando la sangre del hombre que había matado y la respiración acelerada. Miré a la joven y me acerqué hasta comprobar que seguía respirando, estaba viva y tras moverla un poco consiguió despertarse, parecía bastante ida sin saber dónde se encontraba y le tendí un papel en donde apunté la dirección del vampiro y que fuera allí cuando se encontrara mejor aunque no sabía si lo haría o no. Por aquella zona pasaban muy pocos carruajes así que tendría que buscar la forma de ir hasta la mansión si quería salir de esa forma de vida, al menos trabajando como sirvienta estaría protegida, tendría un techo, comida y no recibiría más abusos de la escoria que había en aquel lugar. Me aseguré de que acudiría y solo así me levanté para buscar al vampiro que me esperaba fuera del callejón dándome la espalda a unos pasos, él sabía perfectamente que me estaba acercando y ni siquiera se giró para mirarme como si estuviera sumido en sus propios pensamientos, sinceramente, no sabía qué le había pasado al vampiro para que actuara de esa forma pero pensaba averiguarlo.
-Joe –lo llamé tomando su mano para que se girara pero sin embargo no lo hizo, siguió dándome la espalda así que opté por bordearlo para quedar frente a él, observándolo con detenimiento por si podía averiguar qué narices había pasado en el callejón y por qué se había marchado diciéndome esas palabras- ¿ocurre algo? –Pregunté limpiando la daga y guardándola en su funda alzando mis ojos a los suyos para observarlo, seguía teniendo ese matiz y brillo rojizo que denotaba que su demonio estaba ahí y que pedía por sangre- no puedes engañarme, ¿no te acuerdas que puedo ver a través de todas tus capas? ¿Qué sé cuándo me lanzas una mentira? –Di un par de pasos acercándome a él para quedar más cerca, no entendía porque después de todo lo vivido me decía que era un “monstruo”- tú no eres un monstruo Joe, eres un demonio... eres mi pequeño demonio –sonreí de lado alzando mi mano para acariciar su rostro- eres el demonio de Lilith y una parte de mí se excita cuando te ve cazar y alimentarte, después de todo, ¿por qué me avisas como si fuera la primera vez que viera esa parte de ti? –Pregunté enredando mis dedos en el pelo de su nuca acariciando con mi otra mano su pecho- mi intención era que te alimentaras del padre pero algo despertó dentro de mí cuando vi lo que estaba haciendo y... no pude contenerme. No te voy a mentir; lo he disfrutado –ladeé ligeramente mi rostro observándolo en todo momento- sé lo que eres, sé quién eres y no huyo de ello, como Lilith que soy me gusta y me excita esa parte tuya... además, ¿quién ha dicho que yo sea buena? –Sonreí de lado rozando mis labios con los suyos- me gusta esa parte tuya, oscura, peligrosa y salvaje –mordí su labio inferior- sé que mis principios de cazadora a veces chocan, pero disfruto tanto como tú de ser un demonio y eso no puedes negármelo –no podía porque, después de todo lo que habíamos pasado, era imposible que me lo negara- desde que volvimos de México te noto algo raro y, si no te he dicho nada, es porque sé que no es algo que te guste... pero lo noto, y me aventuraría a decir que es porque no quieres reconocer que yo tenía razón todo el tiempo y que al final acabarías por tragarte todas y cada una de tus palabras –mi lengua lamió su labio mientras su brazo rodeaba mi cintura y acortaba distancias con mi cuerpo- pero no vamos a hablar de eso ahora, esta noche es para disfrutar los dos, así que vamos a buscar una buena presa de la que puedas alimentarte y luego vayamos a esa apuesta arriesgada que has hecho al decir de ir al club, quiero disfrutar de esta noche contigo y tenemos una apuesta y unas reglas; primero te dejaré jugar y ser malo a ti y luego, cuando volvamos, yo seré mala contigo –sonreí observando sus ojos que brillaban con fuerza- vamos a cazar, mi querido demonio –dije dejando un beso en sus labios que, con el paso de los segundos, se fue tornando algo más intenso y rudo encendiendo nuestros cuerpos como siempre pasaba cuando nos tocábamos hasta que me dejó sin respiración- a cazar, Joe –dije separándome para buscar una presa al vampiro de la que pudiera beber, en el lugar donde nos encontrábamos no sería demasiado difícil encontrar una presa como esa.
Habían muchos drogadictos pero no quería que bebiera de esa sangre llena de drogas, quería una víctima que no estuviera drogada para que el vampiro bebiera así que tirando de su mano tras un buen rato pasamos por un callejón donde se oían golpes, al pasar por este nos dimos cuenta de que había un hombre, bastante grande y corpulento, encima de otro al que le estaba clavando algo afilado, como una daga pequeña, de donde salía sangre de su cuerpo formando un charco de sangre. Sonreí y miré al vampiro para que esperara mientras me adentraba en el callejón, para él sería demasiado fácil apresarlo y beber, quería hacerlo bien esa vez no como la anterior. El hombre no tardó en increparme gritándome de todo, entre otras, que me fuera de allí si no quería acabar muerta como el hombre... creo que fue ver la daga en mi mano lo que lo confundió bastante. La lancé haciendo que se estrellara en su hombro y me gruñera por el dolor, pero no le di tiempo cuando rápida acostumbrada a luchar contra sobrenaturales le hice una llave, rompí su brazo para que soltara el arma, mis brazos rodeando su garganta lo asfixiaban privándole del aire solamente para debilitarlo pues mi intención no era matarlo, forcejeó y tuve que soltarlo y alejarme antes de que me cazara, pero me logré soltar del agarre y le di una patada que lo estampé de cabeza contra la pared donde se hizo una herida en la frente quedando medio atontado, todavía vivo y sin haber derramado demasiada sangre para que el vampiro pudiera beber de él.
-Ven amor, esta vez sí he cazado tú cena –mi mano se extendió hacia él invitándole para que fuera a mi lado- aliméntate, bebe de él –dije apremiándolo para que lo hiciera, él todavía no se había alimentado y tenía que hacerlo. Me miró y le sonreí justo antes de que tomara al humano por el cuello y lo levantara sin apenas esfuerzo, él todavía medio inconsciente por el golpe no se percató de mucho cuando el vampiro clavó sus colmillos en su cuello y comenzó a alimentarse mientras sus ojos rojos estaban fijos en los míos. Debía de admitir que como cazadora no me gustaba, pero mi otra parte estaba más que encantada de ver al vampiro alimentarse succionando la sangre hasta que acabó con la vida del humano que, tras terminar, soltó cayendo con aplomo al suelo. Acortó la distancia y sus labios, tras lamerlos limpiándolos de sangre, surcaron los míos devorándolos haciendo que jadeara, notando el sabor ferroso de la sangre aunque no me importó demasiado. Éramos dos demonios bajando por las calles parisinas en busca de nuestra propia satisfacción, al separarse ladeó mi rostro y lamió las gotas que tenía en mi rostro mientras yo respiraba de forma acelerada- y ahora que te has alimentado, ¿vamos a ese club? Tenemos un trato y quiero saber si eres capaz de cumplirlo, de tenerme tan excitada hasta que decidas otorgarme la liberación –mordí su labio inferior, sabía que al vampiro le encantaban los juegos y además sabía que lo cumpliría también, iba a jugar conmigo esa noche tanto como él quisiera- después cuando volvamos a casa tú serás mío.
Cuando llegamos al callejón y me enfrenté a aquel padre mi intención había sido que Joe se pudiera alimentar de él mientras la hija estaba contra la pared semi inconsciente, pero tras oír lo que le había dicho y ver el estado en el que se encontraba la joven, su propia hija, la rabia y la ira habían salido a flote y me había cargado al hombre entre terribles sufrimientos y de una manera lenta y agónica. Había elegido ese presa para el vampiro y cuando quise darme cuenta ya lo había matado, mi rostro había sido salpicado de sangre y cuando me giré vi al vampiro mirar a la joven que seguía sin responder todavía pero que al parecer estaba viva. Los ojos de un color rojizo del vampiro se clavaron en los míos cuando estuvo frente a la joven, por un momento pensé que le iba a dar un final “dulce” tras ver el estado en el que se encontraba sin embargo y contra todo pronóstico se alzó observándome, alegando que él no salvaba a la gente sino que era un monstruo y que para él solamente eran alimento... aquello me hizo fruncir el ceño observándolo, ¿qué diablos le había dado? Me pidió que la enviara a la mansión donde trabajaría como sirvienta y salió del callejón dejándome allí cubierta de sangre, con la daga en mi mano goteando la sangre del hombre que había matado y la respiración acelerada. Miré a la joven y me acerqué hasta comprobar que seguía respirando, estaba viva y tras moverla un poco consiguió despertarse, parecía bastante ida sin saber dónde se encontraba y le tendí un papel en donde apunté la dirección del vampiro y que fuera allí cuando se encontrara mejor aunque no sabía si lo haría o no. Por aquella zona pasaban muy pocos carruajes así que tendría que buscar la forma de ir hasta la mansión si quería salir de esa forma de vida, al menos trabajando como sirvienta estaría protegida, tendría un techo, comida y no recibiría más abusos de la escoria que había en aquel lugar. Me aseguré de que acudiría y solo así me levanté para buscar al vampiro que me esperaba fuera del callejón dándome la espalda a unos pasos, él sabía perfectamente que me estaba acercando y ni siquiera se giró para mirarme como si estuviera sumido en sus propios pensamientos, sinceramente, no sabía qué le había pasado al vampiro para que actuara de esa forma pero pensaba averiguarlo.
-Joe –lo llamé tomando su mano para que se girara pero sin embargo no lo hizo, siguió dándome la espalda así que opté por bordearlo para quedar frente a él, observándolo con detenimiento por si podía averiguar qué narices había pasado en el callejón y por qué se había marchado diciéndome esas palabras- ¿ocurre algo? –Pregunté limpiando la daga y guardándola en su funda alzando mis ojos a los suyos para observarlo, seguía teniendo ese matiz y brillo rojizo que denotaba que su demonio estaba ahí y que pedía por sangre- no puedes engañarme, ¿no te acuerdas que puedo ver a través de todas tus capas? ¿Qué sé cuándo me lanzas una mentira? –Di un par de pasos acercándome a él para quedar más cerca, no entendía porque después de todo lo vivido me decía que era un “monstruo”- tú no eres un monstruo Joe, eres un demonio... eres mi pequeño demonio –sonreí de lado alzando mi mano para acariciar su rostro- eres el demonio de Lilith y una parte de mí se excita cuando te ve cazar y alimentarte, después de todo, ¿por qué me avisas como si fuera la primera vez que viera esa parte de ti? –Pregunté enredando mis dedos en el pelo de su nuca acariciando con mi otra mano su pecho- mi intención era que te alimentaras del padre pero algo despertó dentro de mí cuando vi lo que estaba haciendo y... no pude contenerme. No te voy a mentir; lo he disfrutado –ladeé ligeramente mi rostro observándolo en todo momento- sé lo que eres, sé quién eres y no huyo de ello, como Lilith que soy me gusta y me excita esa parte tuya... además, ¿quién ha dicho que yo sea buena? –Sonreí de lado rozando mis labios con los suyos- me gusta esa parte tuya, oscura, peligrosa y salvaje –mordí su labio inferior- sé que mis principios de cazadora a veces chocan, pero disfruto tanto como tú de ser un demonio y eso no puedes negármelo –no podía porque, después de todo lo que habíamos pasado, era imposible que me lo negara- desde que volvimos de México te noto algo raro y, si no te he dicho nada, es porque sé que no es algo que te guste... pero lo noto, y me aventuraría a decir que es porque no quieres reconocer que yo tenía razón todo el tiempo y que al final acabarías por tragarte todas y cada una de tus palabras –mi lengua lamió su labio mientras su brazo rodeaba mi cintura y acortaba distancias con mi cuerpo- pero no vamos a hablar de eso ahora, esta noche es para disfrutar los dos, así que vamos a buscar una buena presa de la que puedas alimentarte y luego vayamos a esa apuesta arriesgada que has hecho al decir de ir al club, quiero disfrutar de esta noche contigo y tenemos una apuesta y unas reglas; primero te dejaré jugar y ser malo a ti y luego, cuando volvamos, yo seré mala contigo –sonreí observando sus ojos que brillaban con fuerza- vamos a cazar, mi querido demonio –dije dejando un beso en sus labios que, con el paso de los segundos, se fue tornando algo más intenso y rudo encendiendo nuestros cuerpos como siempre pasaba cuando nos tocábamos hasta que me dejó sin respiración- a cazar, Joe –dije separándome para buscar una presa al vampiro de la que pudiera beber, en el lugar donde nos encontrábamos no sería demasiado difícil encontrar una presa como esa.
Habían muchos drogadictos pero no quería que bebiera de esa sangre llena de drogas, quería una víctima que no estuviera drogada para que el vampiro bebiera así que tirando de su mano tras un buen rato pasamos por un callejón donde se oían golpes, al pasar por este nos dimos cuenta de que había un hombre, bastante grande y corpulento, encima de otro al que le estaba clavando algo afilado, como una daga pequeña, de donde salía sangre de su cuerpo formando un charco de sangre. Sonreí y miré al vampiro para que esperara mientras me adentraba en el callejón, para él sería demasiado fácil apresarlo y beber, quería hacerlo bien esa vez no como la anterior. El hombre no tardó en increparme gritándome de todo, entre otras, que me fuera de allí si no quería acabar muerta como el hombre... creo que fue ver la daga en mi mano lo que lo confundió bastante. La lancé haciendo que se estrellara en su hombro y me gruñera por el dolor, pero no le di tiempo cuando rápida acostumbrada a luchar contra sobrenaturales le hice una llave, rompí su brazo para que soltara el arma, mis brazos rodeando su garganta lo asfixiaban privándole del aire solamente para debilitarlo pues mi intención no era matarlo, forcejeó y tuve que soltarlo y alejarme antes de que me cazara, pero me logré soltar del agarre y le di una patada que lo estampé de cabeza contra la pared donde se hizo una herida en la frente quedando medio atontado, todavía vivo y sin haber derramado demasiada sangre para que el vampiro pudiera beber de él.
-Ven amor, esta vez sí he cazado tú cena –mi mano se extendió hacia él invitándole para que fuera a mi lado- aliméntate, bebe de él –dije apremiándolo para que lo hiciera, él todavía no se había alimentado y tenía que hacerlo. Me miró y le sonreí justo antes de que tomara al humano por el cuello y lo levantara sin apenas esfuerzo, él todavía medio inconsciente por el golpe no se percató de mucho cuando el vampiro clavó sus colmillos en su cuello y comenzó a alimentarse mientras sus ojos rojos estaban fijos en los míos. Debía de admitir que como cazadora no me gustaba, pero mi otra parte estaba más que encantada de ver al vampiro alimentarse succionando la sangre hasta que acabó con la vida del humano que, tras terminar, soltó cayendo con aplomo al suelo. Acortó la distancia y sus labios, tras lamerlos limpiándolos de sangre, surcaron los míos devorándolos haciendo que jadeara, notando el sabor ferroso de la sangre aunque no me importó demasiado. Éramos dos demonios bajando por las calles parisinas en busca de nuestra propia satisfacción, al separarse ladeó mi rostro y lamió las gotas que tenía en mi rostro mientras yo respiraba de forma acelerada- y ahora que te has alimentado, ¿vamos a ese club? Tenemos un trato y quiero saber si eres capaz de cumplirlo, de tenerme tan excitada hasta que decidas otorgarme la liberación –mordí su labio inferior, sabía que al vampiro le encantaban los juegos y además sabía que lo cumpliría también, iba a jugar conmigo esa noche tanto como él quisiera- después cuando volvamos a casa tú serás mío.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Dan me conocía, no podía negar la evidencia, sabía que algo me pasaba y en parte creo que eran mis miedos los que me pasaban factura. Era un ser poderoso, junto a mis hermanos el peor que nadaba sobre la faz de la tierra, una bestia, un monstruo y de ello me jactaba. Eso me ayudo a superar mi encierro, a convivir frente a al idea de que mis hermanos no hubieran venido en mi búsqueda, a fin de cuentas todos eramos unos hijos de puta egoístas y ahora, allí estaba, frente a una mujer que acaba de salvar a una niña porque su padre la pegaba.
¿Cuantas niñas como esa, jovencitas que tras follármelas me había comido, no era un buen hombre aunque se empeñara en verlo así, era un monstruo infame, pero de lo que ella era capaz de ver. Decía que le excitaba mi demonio y quizás así era, pero también sabía que una parte de ella lo odiaba y esa era la parte que mas miedo me daba ¿acaso no me abandono Celine por ser lo que era?
Simplemente guardé silencio, silencio porque era lo que mas me convenía, mi cuerpo y el suyo se orillaron y como las llamas poco a poco se consumieron ardientes como el fuego. Mi hombro chocaba contra su vientre humedeciéndolo y ladeé la sonrisa cuando habló de excitación de jugar y como no de olvidar, eso necesitaba hoy, beber, jugar tomarnos un tiempo para los dos después de que el infierno se hubiera convertido en mi hogar.
-Huelo tu excitación desde aquí -apunte lamiendo sus labios con hambre mientras su sonrisa se erguía frente a la mia en lo que a todas todas suponía un reto..un juego en el que ambos acabaríamos ardiendo.
Me alimenté de lo que ella me cazo, admito que durante todo ese instante mis ojos rojos como el fuego excitados por la sangre y sus movimientos vieron a Lilith, a un demonio y no a una humana que protegía a la humanidad y en ese momento me pregunte cuando te ella quedaba, de esa que cazaba y por contra si estando a mi lado había comprendido un camino distinto, uno oscuro que corrompería su lama pero le permitiría una vida conmigo.
-Me excitas -aseguré cuando esta me aseguró haber cazado para mi y sin mas, mis colmillos se hundieron en el grueso cuello de aquel cerdo, a tirones me embebí de el, sin despegar mi mirada de mi complacida prometida que parecía disfrutar de aquella imagen mas que nunca.
Cuando el cuerpo calló al suelo inerte retumbando en el callejón, vació, muerto, inerte, mi sonrisa se ensancho. Como un depredador busqué su candor, sus gruesos labios y con ellos me encontré en un beso voraz, hambriento en el que mi lengua se adentró en los confines de su humedad. Lengua que danzó contra la ajena, nuestros labios se acoplaban con mas ganas, lamidas, sierpes dentro y fuera de nuestras bocas en un beso muy necesitado y con sabor a hierro y a necesidad del otro, de silenciar los miedos.
Dan con esa mirada oscura y esos iris marrones que apenas bordeaban la luna tiró de mi mano para ir al antro vampirico. Negué con la cabeza aferrando su mano y de nuevo nuestros cuerpos colisionaron, se pegaron, se buscaron. Mis dedos treparon por sus muslos, ascendiendo voraces por su piel, mi aliento golpeaba su boca gélido, adentrándose en su boca entreabierta.
-quiero calentarte -susurré haciendo a un lado sus bragas en un impulso, paseando la yema de mis dedos por su precipicio húmedo hasta que los jadeos colmaron aquellas paredes que antes habían escuchado el gruñir de la muerte.
No me detuve hasta que note como al borde del clímax sus piernas temblaban, un ultimo pellizco a su clítoris que envió ráfagas a su bajo vientre y mis dedos salieron completamente empapados de su coño para manchar sus labios.
-Ahora podemos irnos.
¿Cuantas niñas como esa, jovencitas que tras follármelas me había comido, no era un buen hombre aunque se empeñara en verlo así, era un monstruo infame, pero de lo que ella era capaz de ver. Decía que le excitaba mi demonio y quizás así era, pero también sabía que una parte de ella lo odiaba y esa era la parte que mas miedo me daba ¿acaso no me abandono Celine por ser lo que era?
Simplemente guardé silencio, silencio porque era lo que mas me convenía, mi cuerpo y el suyo se orillaron y como las llamas poco a poco se consumieron ardientes como el fuego. Mi hombro chocaba contra su vientre humedeciéndolo y ladeé la sonrisa cuando habló de excitación de jugar y como no de olvidar, eso necesitaba hoy, beber, jugar tomarnos un tiempo para los dos después de que el infierno se hubiera convertido en mi hogar.
-Huelo tu excitación desde aquí -apunte lamiendo sus labios con hambre mientras su sonrisa se erguía frente a la mia en lo que a todas todas suponía un reto..un juego en el que ambos acabaríamos ardiendo.
Me alimenté de lo que ella me cazo, admito que durante todo ese instante mis ojos rojos como el fuego excitados por la sangre y sus movimientos vieron a Lilith, a un demonio y no a una humana que protegía a la humanidad y en ese momento me pregunte cuando te ella quedaba, de esa que cazaba y por contra si estando a mi lado había comprendido un camino distinto, uno oscuro que corrompería su lama pero le permitiría una vida conmigo.
-Me excitas -aseguré cuando esta me aseguró haber cazado para mi y sin mas, mis colmillos se hundieron en el grueso cuello de aquel cerdo, a tirones me embebí de el, sin despegar mi mirada de mi complacida prometida que parecía disfrutar de aquella imagen mas que nunca.
Cuando el cuerpo calló al suelo inerte retumbando en el callejón, vació, muerto, inerte, mi sonrisa se ensancho. Como un depredador busqué su candor, sus gruesos labios y con ellos me encontré en un beso voraz, hambriento en el que mi lengua se adentró en los confines de su humedad. Lengua que danzó contra la ajena, nuestros labios se acoplaban con mas ganas, lamidas, sierpes dentro y fuera de nuestras bocas en un beso muy necesitado y con sabor a hierro y a necesidad del otro, de silenciar los miedos.
Dan con esa mirada oscura y esos iris marrones que apenas bordeaban la luna tiró de mi mano para ir al antro vampirico. Negué con la cabeza aferrando su mano y de nuevo nuestros cuerpos colisionaron, se pegaron, se buscaron. Mis dedos treparon por sus muslos, ascendiendo voraces por su piel, mi aliento golpeaba su boca gélido, adentrándose en su boca entreabierta.
-quiero calentarte -susurré haciendo a un lado sus bragas en un impulso, paseando la yema de mis dedos por su precipicio húmedo hasta que los jadeos colmaron aquellas paredes que antes habían escuchado el gruñir de la muerte.
No me detuve hasta que note como al borde del clímax sus piernas temblaban, un ultimo pellizco a su clítoris que envió ráfagas a su bajo vientre y mis dedos salieron completamente empapados de su coño para manchar sus labios.
-Ahora podemos irnos.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Sabía que al vampiro algo le pasaba aunque él no quisiera decírmelo, pero después del tiempo que llevábamos juntos y tras todo lo que había pasado podía decir que sabía cuándo algo le pasaba sin necesidad de que él me dijera nada, porque se le notaba y lo que había pasado en el callejón había sido solo una muestra de que tenía razón. No sabía lo que era aunque intuía que podía deberse a lo que habíamos hablado de camino a México cuando, en ese arrebato loco, nos habíamos casado en el barco por decisión del vampiro como medida por si no llegábamos a solucionar la maldición que pesaba contra él y contra la vampira, una medida en la que él pretendía cumplir con su parte del trato y además dejarme a mí al cuidado de Nim, algo que de ni lejos creía que le hubiera dejado a otra persona. Creía firmemente que sus palabras, esas que había dicho a lo largo del camino, pesaban ahora como una losa para el vampiro porque todo lo había visto desde la perspectiva de que no saldría de aquello, me había enfadado muchísimo en el viaje cuando se dio por vencido sin siquiera luchar e intentarlo, me enervó muchísimo porque no entendía como alguien con miles de años a su espalda podía tenerle miedo a un tropiezo cuando tenía toda una eternidad por delante... algo que seguía sin comprender y pensaba firmemente que todo lo que me dijo una vez, cuando la maldición todavía asolaba su cuerpo, ahora le habían caído como losas sobre él sin que pudiera sujetarlas bien por el enorme peso. Le daba tanto miedo sentir como había podido comprobar que se cerraba todas y cada una de las puertas sin siquiera contemplar lo que pudiera pasar. Ya había intentado llegar a ese punto con el vampiro y siempre habíamos terminado peleando porque se negaba en banda a reconocer las cosas, se pensaba que no podía leer tras sus máscaras y sus mentiras y eso hacía que me enfadara porque no entendía a qué le tenía tanto miedo. Por otra parte que él no hiciera lo mismo conmigo y no intentara llegar al fondo de todo me tenía por un lado salvada, tan centrado estaba en que yo no llegara hasta él que no pensaba en que yo hacía exactamente lo mismo. No entendía muy bien en el punto en el que nos encontrábamos y no quería pensarlo demasiado, nos habíamos acostumbrado a estar juntos aunque más bien “acostumbrado” no era la palabra adecuada para definir aquello, pero es que no sabía cuál utilizar porque ninguna encajaba realmente. Nos necesitábamos y eso estaba claro, había quedado más que patente cuando habíamos estado separados y nos habíamos buscado de manera desesperada y necesitada... algo dentro de nosotros se entendía a la perfección, más allá de atracción magnética que teníamos, más allá que ninguno queríamos ver porque quizá así nos resultaba mucho más cómodo. Como de costumbre el vampiro no dijo nada a mis palabras quedándose callado como siempre, a veces odiaba que hiciera eso pero es que sabía que si le preguntaba me diría su ya tan típica frase de “dueño de mis palabras y esclavo de mis silencios”, una que me había repetido varias veces y que me enervaba porque la utilizaba cuando más le convenía. Ahora sin embargo se había quedado callado, algo típico en él, mientras yo como de costumbre le decía aquello que pensaba sin cortarme ni un pelo como había hecho siempre con él.
Supe que no iba a responderme pero igualmente yo dije lo que pensaba al respecto de su actitud, él quizás pensara que era un monstruo y muchos lo podrían ver de esa forma, incluso la parte que era cazadora en mí lo pensaba... sin embargo había otra parte que no le importaba en absoluto, que sabía cómo era el vampiro y lo asumía. Esa parte donde Lilith reinaba y moraba, donde incitaba a su demonio para que bailaran ambos al mismo son... donde se encontraban y se necesitaban, sea traían de forma inevitable. Nuestros labios se encontraron y el vampiro me pegó a su cuerpo, me provocaba demasiado y yo quería disfrutar de esa noche que teníamos juntos y donde teníamos aquel reto, algo que al separarnos mordí mi labio y sonreí cuando me dijo que podía oler mi excitación desde ahí, provocando una leve risa mientras sus ojos rojos estaban fijos en mis castaños. Debíamos de seguir con la noche y lo que teníamos preparado, y fue por ese motivo que busqué una presa para que él se alimentara, en un callejón un despojo de la humanidad que nadie echaría en falta, uno que se convirtió en mi presa y que sería la cena del vampiro sin lugar a dudas. En todo momento pude sentir los ojos del vampiro puestos en mi persona, quedándose a unos pocos pasos de donde yo estaba listo para saltar si hiciera falta, me dejó hacer en todo momento y solo se acercó cuando el dije que ya podía beber de su cena. Lo hizo mientras yo, parada apenas a unos pasos de él, podía ver como sus colmillos se hundían en la piel del hombre y comenzaba a beber de su sangre... encontraba erótico eso pese a que mi parte de cazadora no pensaba de igual forma, pero algo me hacía mantener mis ojos en los suyos viendo como se alimentaba mordiendo mi labio inferior, solo cuando el cuerpo cayó al suelo sonreí sabiendo que acortaría la distancia y ahí estaba; sus labios tomaron los míos haciendo que degustara el sabor férreo de la sangre. No dejábamos de provocarnos y solamente habíamos empezado la noche, debíamos de reservarnos para ese reto que él había lanzado y que yo tenía ganas de que comenzara, solo de pensarlo me excitaba, el saber que volveríamos a nuestros juegos aunque esta vez sí con normas impuestas por el vampiro. Seguía pensando que no era buena idea ir al local que había mencionado pero si él quería llevarme allí veríamos que pasaba. Tras separarnos del beso tomé su mano para comenzar con la noche de diversión y placer pero paró mi avance tirando hacia su cuerpo negando con la cabeza y yo lo miré enarcando una ceja, ¿a qué estábamos esperando? Ya se había alimentado y habíamos cazado, era hora de pasar a la siguiente fase del juego. Sin embargo volvió a pegarme a su cuerpo sin dejar espacio entre ambos, sentía sus dedos deslizándose por mi muslo por encima de la tela del pantalón pero con la presión justa para que notara la caricia como si la hiciera sobre mi piel, su aliento gélido impactaba contra el mío más cálido en una mezcla extraña pero explosiva, gruñí cuando dijo que quería calentarme dándome el motivo por el que todavía seguíamos en el callejón.
-¿Ya quieres empezar el juego, Joe? –Pregunté con un tono juguetón en lo que lamía su labio inferior y me dejaba hacer- está bien, empieza –pedí en un susurro dejando que mi aliento cálido invadiera su boca sin dejar de mirarnos en ningún momento, sabía que algo tramaba y cuando su mano se coló por mi pantalón de cazadora que llevaba y colándose entre mi ropa interior supe que quería marcarse el primer tanto de la noche. Un jadeo escapó de mis labios cuando sus dedos rozaron mi sexo húmedo dejando que mi aliento se adentrara entre sus labios entreabiertos, sus dedos seguían deslizándose por mi sexo colmándome de sensaciones placenteras, separé mis piernas para darle mejor acceso y mis manos fueron a sus brazos para mantener el apoyo. Cerré los ojos echando hacia atrás la cabeza mientras mis jadeos llenaban aquel callejón, mi cadera se arqueó hacia él cuando sus dedos se adentraron en mi interior volviéndome loca, haciendo que clavara mis uñas en sus brazos para mantener mi agarre, su brazo rodeó mi cintura mientras yo me perdía entre sensaciones placenteras provocadas por sus dedos entrando y saliendo. Mi boca abierta respirando de forma acelerada, mi cadera moviéndose para ir a cada encuentro de sus dedos y mis gemidos llenando aquel callejón- Joe –gemí sintiendo que estaba a punto de alcanzar el orgasmo, que apenas un par de movimientos más y me habría dado la liberación que necesitaba... pero el vampiro quería jugar duro y apartó sus dedos haciendo que gruñera de frustración y abriera mis ojos para mirarlo, sacó su mano y me dejó con todas las ganas, el cuerpo temblando ligeramente y mi sexo con la necesidad de que acabara- eres un demonio muy malo –dije con la respiración agitada antes de que sus dedos fueran a mis labios, manchándolos con mi esencia, dedos que lamí limpiándolos sin apartar mi mirada de la suya para dejar un mordisco en sus yemas de forma provocativa sabiendo que estaría pensando en otra cosa- ya claro, ahora sí. Está bien, disfruta ahora amor porque luego cuando volvamos voy a ser muy pero que muy mala contigo –sonreí de forma ladina dejando que tirara él de mi mano atravesando las calles de la ciudad para ir hasta el local de vampiros donde los humanos se prestaban para que se alimentaran de ellos con la intención de que luego pudieran probar de su sangre, adictos a esta. Sabía el efecto que provocaba beber de un vampiro porque Joe me había dado de su sangre un par de veces, pero no sentía la adicción imperante que estos tenían. Miré al vampiro como diciéndole si estaba seguro una vez en la entrada pero este no hizo caso alguno y lo dejaron entrar porque al parecer no era la primera vez que iba a ese lugar- así que te conocen aquí, ¿has venido más veces con humanas? –Pregunté con un cierto deje oscuro que no sé de dónde salió, pero que ahí estuvo en mi pregunta. Me dejé guiar por él porque yo no tenía ni idea mientras veía a los humanos paseándose casi desnudos por el lugar, varias mesas y reservados donde al fondo había como un escenario, además de la zona de la barra. Era un local bastante amplio y el vampiro se dirigió hacia un reservado donde había una pequeña mesa redonda y en semicírculo estaba el sofá, unas cortinas de seda daban cierta intimidan pero se podía ver todo lo que los demás hacían. Me fijé en la cantidad de vampiros que había en el lugar y mordí mi labio, que no matara a Joe era una cosa pero al resto sí tenía ganas de matarlos- si supieran lo que soy no se pasearían tan alegres exhibiendo sus presas –algunos iban vestidos totalmente de cuero negro, algunos humanos llevaban incluso hasta collares en sus cuellos donde pendía una cadena de la cual tiraban los vampiros, se parecía al baile de máscaras al que habíamos acudido salvo que allí todos se exhibían sin máscaras, se saludaban e incluso pactaban con los humanos que se iban ofreciendo por allí- ¿es normal eso de los collares? –Pregunté justo cuando un camarero humanos se acercó para saber qué pedíamos, llevaba un collar también pero sin cadena, sus ojos se fijaron en mí como si intentara saber si era como las demás o venía con el vampiro porque era “suya”, parecía que allí las cosas iban más diferentes de lo que yo pensaba. Tras pedir las cosas apoyada contra el respaldo observé el espectáculo que había sobre el escenario, varias jóvenes bailaban de forma sensual al ritmo de la música, los humanos buscaban a los vampiros para que bebieran de ellos- así que quieres retarme a jugar en este local y con reglas –unas reglas bastante claras, el joven volvió para dejar las bebidas y tomé la copa dando un trago estando encarada ligeramente hacia el vampiro- se nota que has venido aquí muchas veces –dije refiriéndome a que lo habían dejado pasar directamente y que había ido hacia aquel reservado, el vampiro también había pedido algo de droga para calentar el ambiente o más bien para calentarme a mí y que el humano había dejado sobre la mesa, un frasco que no supe qué contenía pero que entendía como afrodisíaco, y una cachimba de lo que entendía que sería de opio- así que el vampiro quiere jugar y apostar fuerte, ¿cómo era que habías dicho? Ah sí, ponerme tan cachonda que no pueda correrme, a pesar de que sí puedo tocarme y hasta en cierto sentido aliviarme... pero no llegar al orgasmo –sonreí de lado- y lo del callejón era una muestra de lo que me espera, eres muy malo –dije con un tono bajo mordiendo mi labio, me ponía mucho y me excitaba esos tipos de juegos con el vampiro y había quedado más que claro en aquel baile de máscaras- ¿y por qué no empiezas, Joe? Siento mucha curiosidad por saber qué vas a hacerme –dije recorriendo su pecho con mis manos desabrochando un par de botones- ¿y yo, qué puedo hacerte yo en lo que estemos aquí? ¿Qué me vas a prohibir hacerte en lo que estamos aquí?
Supe que no iba a responderme pero igualmente yo dije lo que pensaba al respecto de su actitud, él quizás pensara que era un monstruo y muchos lo podrían ver de esa forma, incluso la parte que era cazadora en mí lo pensaba... sin embargo había otra parte que no le importaba en absoluto, que sabía cómo era el vampiro y lo asumía. Esa parte donde Lilith reinaba y moraba, donde incitaba a su demonio para que bailaran ambos al mismo son... donde se encontraban y se necesitaban, sea traían de forma inevitable. Nuestros labios se encontraron y el vampiro me pegó a su cuerpo, me provocaba demasiado y yo quería disfrutar de esa noche que teníamos juntos y donde teníamos aquel reto, algo que al separarnos mordí mi labio y sonreí cuando me dijo que podía oler mi excitación desde ahí, provocando una leve risa mientras sus ojos rojos estaban fijos en mis castaños. Debíamos de seguir con la noche y lo que teníamos preparado, y fue por ese motivo que busqué una presa para que él se alimentara, en un callejón un despojo de la humanidad que nadie echaría en falta, uno que se convirtió en mi presa y que sería la cena del vampiro sin lugar a dudas. En todo momento pude sentir los ojos del vampiro puestos en mi persona, quedándose a unos pocos pasos de donde yo estaba listo para saltar si hiciera falta, me dejó hacer en todo momento y solo se acercó cuando el dije que ya podía beber de su cena. Lo hizo mientras yo, parada apenas a unos pasos de él, podía ver como sus colmillos se hundían en la piel del hombre y comenzaba a beber de su sangre... encontraba erótico eso pese a que mi parte de cazadora no pensaba de igual forma, pero algo me hacía mantener mis ojos en los suyos viendo como se alimentaba mordiendo mi labio inferior, solo cuando el cuerpo cayó al suelo sonreí sabiendo que acortaría la distancia y ahí estaba; sus labios tomaron los míos haciendo que degustara el sabor férreo de la sangre. No dejábamos de provocarnos y solamente habíamos empezado la noche, debíamos de reservarnos para ese reto que él había lanzado y que yo tenía ganas de que comenzara, solo de pensarlo me excitaba, el saber que volveríamos a nuestros juegos aunque esta vez sí con normas impuestas por el vampiro. Seguía pensando que no era buena idea ir al local que había mencionado pero si él quería llevarme allí veríamos que pasaba. Tras separarnos del beso tomé su mano para comenzar con la noche de diversión y placer pero paró mi avance tirando hacia su cuerpo negando con la cabeza y yo lo miré enarcando una ceja, ¿a qué estábamos esperando? Ya se había alimentado y habíamos cazado, era hora de pasar a la siguiente fase del juego. Sin embargo volvió a pegarme a su cuerpo sin dejar espacio entre ambos, sentía sus dedos deslizándose por mi muslo por encima de la tela del pantalón pero con la presión justa para que notara la caricia como si la hiciera sobre mi piel, su aliento gélido impactaba contra el mío más cálido en una mezcla extraña pero explosiva, gruñí cuando dijo que quería calentarme dándome el motivo por el que todavía seguíamos en el callejón.
-¿Ya quieres empezar el juego, Joe? –Pregunté con un tono juguetón en lo que lamía su labio inferior y me dejaba hacer- está bien, empieza –pedí en un susurro dejando que mi aliento cálido invadiera su boca sin dejar de mirarnos en ningún momento, sabía que algo tramaba y cuando su mano se coló por mi pantalón de cazadora que llevaba y colándose entre mi ropa interior supe que quería marcarse el primer tanto de la noche. Un jadeo escapó de mis labios cuando sus dedos rozaron mi sexo húmedo dejando que mi aliento se adentrara entre sus labios entreabiertos, sus dedos seguían deslizándose por mi sexo colmándome de sensaciones placenteras, separé mis piernas para darle mejor acceso y mis manos fueron a sus brazos para mantener el apoyo. Cerré los ojos echando hacia atrás la cabeza mientras mis jadeos llenaban aquel callejón, mi cadera se arqueó hacia él cuando sus dedos se adentraron en mi interior volviéndome loca, haciendo que clavara mis uñas en sus brazos para mantener mi agarre, su brazo rodeó mi cintura mientras yo me perdía entre sensaciones placenteras provocadas por sus dedos entrando y saliendo. Mi boca abierta respirando de forma acelerada, mi cadera moviéndose para ir a cada encuentro de sus dedos y mis gemidos llenando aquel callejón- Joe –gemí sintiendo que estaba a punto de alcanzar el orgasmo, que apenas un par de movimientos más y me habría dado la liberación que necesitaba... pero el vampiro quería jugar duro y apartó sus dedos haciendo que gruñera de frustración y abriera mis ojos para mirarlo, sacó su mano y me dejó con todas las ganas, el cuerpo temblando ligeramente y mi sexo con la necesidad de que acabara- eres un demonio muy malo –dije con la respiración agitada antes de que sus dedos fueran a mis labios, manchándolos con mi esencia, dedos que lamí limpiándolos sin apartar mi mirada de la suya para dejar un mordisco en sus yemas de forma provocativa sabiendo que estaría pensando en otra cosa- ya claro, ahora sí. Está bien, disfruta ahora amor porque luego cuando volvamos voy a ser muy pero que muy mala contigo –sonreí de forma ladina dejando que tirara él de mi mano atravesando las calles de la ciudad para ir hasta el local de vampiros donde los humanos se prestaban para que se alimentaran de ellos con la intención de que luego pudieran probar de su sangre, adictos a esta. Sabía el efecto que provocaba beber de un vampiro porque Joe me había dado de su sangre un par de veces, pero no sentía la adicción imperante que estos tenían. Miré al vampiro como diciéndole si estaba seguro una vez en la entrada pero este no hizo caso alguno y lo dejaron entrar porque al parecer no era la primera vez que iba a ese lugar- así que te conocen aquí, ¿has venido más veces con humanas? –Pregunté con un cierto deje oscuro que no sé de dónde salió, pero que ahí estuvo en mi pregunta. Me dejé guiar por él porque yo no tenía ni idea mientras veía a los humanos paseándose casi desnudos por el lugar, varias mesas y reservados donde al fondo había como un escenario, además de la zona de la barra. Era un local bastante amplio y el vampiro se dirigió hacia un reservado donde había una pequeña mesa redonda y en semicírculo estaba el sofá, unas cortinas de seda daban cierta intimidan pero se podía ver todo lo que los demás hacían. Me fijé en la cantidad de vampiros que había en el lugar y mordí mi labio, que no matara a Joe era una cosa pero al resto sí tenía ganas de matarlos- si supieran lo que soy no se pasearían tan alegres exhibiendo sus presas –algunos iban vestidos totalmente de cuero negro, algunos humanos llevaban incluso hasta collares en sus cuellos donde pendía una cadena de la cual tiraban los vampiros, se parecía al baile de máscaras al que habíamos acudido salvo que allí todos se exhibían sin máscaras, se saludaban e incluso pactaban con los humanos que se iban ofreciendo por allí- ¿es normal eso de los collares? –Pregunté justo cuando un camarero humanos se acercó para saber qué pedíamos, llevaba un collar también pero sin cadena, sus ojos se fijaron en mí como si intentara saber si era como las demás o venía con el vampiro porque era “suya”, parecía que allí las cosas iban más diferentes de lo que yo pensaba. Tras pedir las cosas apoyada contra el respaldo observé el espectáculo que había sobre el escenario, varias jóvenes bailaban de forma sensual al ritmo de la música, los humanos buscaban a los vampiros para que bebieran de ellos- así que quieres retarme a jugar en este local y con reglas –unas reglas bastante claras, el joven volvió para dejar las bebidas y tomé la copa dando un trago estando encarada ligeramente hacia el vampiro- se nota que has venido aquí muchas veces –dije refiriéndome a que lo habían dejado pasar directamente y que había ido hacia aquel reservado, el vampiro también había pedido algo de droga para calentar el ambiente o más bien para calentarme a mí y que el humano había dejado sobre la mesa, un frasco que no supe qué contenía pero que entendía como afrodisíaco, y una cachimba de lo que entendía que sería de opio- así que el vampiro quiere jugar y apostar fuerte, ¿cómo era que habías dicho? Ah sí, ponerme tan cachonda que no pueda correrme, a pesar de que sí puedo tocarme y hasta en cierto sentido aliviarme... pero no llegar al orgasmo –sonreí de lado- y lo del callejón era una muestra de lo que me espera, eres muy malo –dije con un tono bajo mordiendo mi labio, me ponía mucho y me excitaba esos tipos de juegos con el vampiro y había quedado más que claro en aquel baile de máscaras- ¿y por qué no empiezas, Joe? Siento mucha curiosidad por saber qué vas a hacerme –dije recorriendo su pecho con mis manos desabrochando un par de botones- ¿y yo, qué puedo hacerte yo en lo que estemos aquí? ¿Qué me vas a prohibir hacerte en lo que estamos aquí?
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Nada mas llegar al local nos dejaron entrar, conocía a los dueños porque frecuentaba el sitio a menudo, sobre todo antes de estar con la humana prometido.
Aquel lugar estaba orientado a cumplir las fantasías de los seres de la noche como nosotros, los humanos nos servían desnudos, sumisos. Nada había en ese recinto que no se pudiera comprar con el dinero necesario y eso era algo que a mi me sobraba.
Ademas de espectáculos varios, la inmensa mayoría actos lesbicos entre humanas que nos iban calentando, también hacían bailes exóticos de vampiresas que se morían por ser admiradas y quizás al fin de la noche acabar bailando sobre otro palo mas duro.
En definitiva ese lugar era perfecto para pecar y mientras tiraba de la mano de mi prometida la veía por el rabillo del ojo ver con descaro las cadenas que pendían de esclavas semidesnudas.
-Lo son -aclaré adivinando sus pensamientos – les pertenecen, las han comprado y digamos son esclavas de sangre y cumplen también otros menesteres. Algunas son chicas normales, estudiantes que a cambio de dinero y joyas permiten esto por las noches. Otras viven con los vampiros y son como eso, mascotas -ladeé la sonrisa imaginaba l oque por su cabecita se le estaba pasando -si, somos unos depravados.
Me detuve de golpe tirando de su mano hasta que nuestros labios se encontraron -yo, el peor de todos ellos porque solo pienso en follarte, en comerte el coño y en que tus jadeos inunden esta estancia.
Dan recorrió mis labios con su lengua con suma picaresca, y así, calientes, llegamos hasta el reservado que siempre me tenían preparado.
-No es la primera vez que vengo, y si, he venido con humanas, he follado muchas veces aquí mismo, he devorado presas, no eres la primera y la inmortalidad que yo ostento me asegura que no seras la única.
Nos trajeron un pequeño bote con una sustancia afrodisíaca, así moco una pipa de opio y una buena botella de brandy con sendos vasos.
-El juego es sencillo, yo puedo hacerte lo que quiera, tu puedes hacerme lo que quieras, peor en tu caso no puedes correrte, has de aguantar hasta llegar a casa, solo ahí podrás alcanzar el climas -susurré contra su boca antes de llevar mis labios a la boquilla de la pipa y prenderla dando un par de caladas rápidas. El humo blanquecino escapó por mis fosas nasales como si fuera un dragón interponiéndose como un neblina entre los dos, su boca se orilló a la mía paladeando en un beso hambriento el sabor del opio.
-Quiero que pierdas la cordura -susurré tirando de su cintura hasta que mi prometida quedo a horcajadas sobre mi.
Llené sendas copas de brandy mientras esta daba varias caladas al opio, sus caderas se movían sobre mi ya endurecido miembro, estaba llena de lujuria aquella noche, seguramente porque el ambiente acompañaba, porque aquel lugar era pura perversión y porque antes de llegar la había masturbado dejándola a las puertas del infierno, lugar donde habíamos llegado.
Volqué el contenido del vial en su copa y ladeé la sonrisa.
-Bebe -ordené.
Aquel lugar estaba orientado a cumplir las fantasías de los seres de la noche como nosotros, los humanos nos servían desnudos, sumisos. Nada había en ese recinto que no se pudiera comprar con el dinero necesario y eso era algo que a mi me sobraba.
Ademas de espectáculos varios, la inmensa mayoría actos lesbicos entre humanas que nos iban calentando, también hacían bailes exóticos de vampiresas que se morían por ser admiradas y quizás al fin de la noche acabar bailando sobre otro palo mas duro.
En definitiva ese lugar era perfecto para pecar y mientras tiraba de la mano de mi prometida la veía por el rabillo del ojo ver con descaro las cadenas que pendían de esclavas semidesnudas.
-Lo son -aclaré adivinando sus pensamientos – les pertenecen, las han comprado y digamos son esclavas de sangre y cumplen también otros menesteres. Algunas son chicas normales, estudiantes que a cambio de dinero y joyas permiten esto por las noches. Otras viven con los vampiros y son como eso, mascotas -ladeé la sonrisa imaginaba l oque por su cabecita se le estaba pasando -si, somos unos depravados.
Me detuve de golpe tirando de su mano hasta que nuestros labios se encontraron -yo, el peor de todos ellos porque solo pienso en follarte, en comerte el coño y en que tus jadeos inunden esta estancia.
Dan recorrió mis labios con su lengua con suma picaresca, y así, calientes, llegamos hasta el reservado que siempre me tenían preparado.
-No es la primera vez que vengo, y si, he venido con humanas, he follado muchas veces aquí mismo, he devorado presas, no eres la primera y la inmortalidad que yo ostento me asegura que no seras la única.
Nos trajeron un pequeño bote con una sustancia afrodisíaca, así moco una pipa de opio y una buena botella de brandy con sendos vasos.
-El juego es sencillo, yo puedo hacerte lo que quiera, tu puedes hacerme lo que quieras, peor en tu caso no puedes correrte, has de aguantar hasta llegar a casa, solo ahí podrás alcanzar el climas -susurré contra su boca antes de llevar mis labios a la boquilla de la pipa y prenderla dando un par de caladas rápidas. El humo blanquecino escapó por mis fosas nasales como si fuera un dragón interponiéndose como un neblina entre los dos, su boca se orilló a la mía paladeando en un beso hambriento el sabor del opio.
-Quiero que pierdas la cordura -susurré tirando de su cintura hasta que mi prometida quedo a horcajadas sobre mi.
Llené sendas copas de brandy mientras esta daba varias caladas al opio, sus caderas se movían sobre mi ya endurecido miembro, estaba llena de lujuria aquella noche, seguramente porque el ambiente acompañaba, porque aquel lugar era pura perversión y porque antes de llegar la había masturbado dejándola a las puertas del infierno, lugar donde habíamos llegado.
Volqué el contenido del vial en su copa y ladeé la sonrisa.
-Bebe -ordené.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Si algo había aprendido de estar todo este tiempo con el vampiro era sin duda alguna que era capaz de hacer todo cuanto se proponía sin lugar a dudas, si él había pensado en que esa noche me volviera loca hasta el punto en el que acabara rogándole por algo que no iba a darme hasta llegar a casa lo haría, porque había conocido de su mano placeres que no los habría conocido en mis propias carnes de no estar con él, y debía de decir que ese lado suyo oscuro y peligroso me encantaba. Quizás lo hacía tanto porque había estado tan “reprimida” por los convencionalismos sociales de la alta clase y el hecho de que se debían de tener unos modales refinados que no había podido conocer de primera mano el mundo en el que Joe se movía como pez en el agua, siendo un medio que él bien sabía y que trataba con una experiencia digna de un vampiro, o de un demonio, como lo era él. Había planeado esa noche con la intención de hacerme saber quién mandaba, o quién tenía la potestad sobre mi cuerpo, algo que había quedado más que claro en las incontables ocasiones en las que nos habíamos entregado... porque aunque yo fuera una humana y mi vida fuera frágil a diferencia de la suya, sí que tenía a esa Lilith que él tanto hablaba en mi interior y que se complementaba con el demonio, esa parte que lo había echado en falta cuando nos habíamos separado y que quería vivir más aventuras a su lado, riesgos, adrenalina fluyendo por mis venas... una dosis que solo el vampiro era capaz de darme y a la que me había enganchado de alguna forma porque sin él, por mucho que me jodiera pensarlo, mis días no eran lo mismo. Necesitaba de esa parte que él tenía para que todo fluyera, sin lugar a dudas jamás pensé que cuando mi padre me llevó a aquel baile mi vida pudiera dar un giro como este totalmente inesperado y que además terminara casándome con el vampiro. Yo, que siempre había renegado de los convencionalismos de la alta clase, de sus bailes, de sus vestidos, de sus compromisos y sobre todo del hecho de que casarme ya que siempre había huido de eso, ahora me venía haciendo los preparativos de la boda que uniría mi vida de forma oficial ante los ojos de mis padres con la del vampiro. los dos habíamos empezado aquel matrimonio concertado con unas intenciones claras que se habían ido desbancando a medida que pasaba el tiempo para acabar en lo que ahora teníamos, aunque más bien, ¿qué teníamos exactamente el vampiro y yo? Porque de cara a la sociedad éramos una pareja más, sin embargo entre ambos no estaba demasiado claro... yo seguía pensando que Joe tenía una herida abierta que no quería cerrar y por eso tenía miedo de sentir, en mi caso... ni siquiera quería pensarlo. Y por fin llegamos al local de los vampiros tras alimentarse en aquel callejón, después de haberme dejado ansiando por el orgasmo que me había negado a aquel antro de perversión donde los vampiros daban rienda suelta a sus más oscuros deseos.
Los humanos se exhibían para que los vampiros se fijaran en ellos y al final de la noche pudieran encontrar a uno que saciara sus ansias y su adicción a la sangre de vampiro, algunos incluso llevaban collares en sus cuellos que Joe me había confirmado que es porque les pertenecían a los vampiro, según había dicho allí se podía comprar todo con dinero y los que llevaban collares eran porque tenían dueño. La mayoría de los humanos iban desnudos mostrando sus cuerpos, paseándose con collares o sin ellos mientras al fondo en varios escenarios hacían actuaciones dirigidas sobre todo a vampiros, por humanos, aunque alguna que otra vampira sí había sobre el escenario buscando ser el centro de atención. Joe parecía que había frecuentado aquel lugar mucho tiempo porque lo habían dejado pasar nada más se acercó y él por sí solo fue hasta un reservado como si fuera suyo siempre, algo que teniendo en cuenta del vampiro no me sorprendería para nada. De camino al reservado mientras me hacía ver que allí se daban rienda suelta a los deseos más oscuros de los vampiros, y que eran unos depravados, mientras tiraba de mi mando conduciéndome por el local se paró para girarse y quedar frente a mí observándome con aquellos ojos rojizos de depredador salvaje que tenía pegando sus labios con los míos sintiendo su aliento gélido dar contra estos, en una mezcla de hielo y fuego que nos hacía arder a ambos por igual. Sonreí ante sus palabras lascivas, no era la primera vez que me decía algo como eso y sabía que lo cumpliría porque él siempre lo hacía, que al final acabaría cumpliéndolo porque era más que capaz de ellos. Una risa salió de mis labios en lo que mi lengua perfilaba estos de manera provocativa para continuar camino hasta llegar al reservado. Desde donde estábamos se podía ver con claridad todo el local y la privacidad que teníamos nos confería que solo unos pocos podrían ver lo que estaría pasando, pero en un local lleno de vampiros solo necesitaban oír qué ocurría con esos sentidos aumentados que tenían. Un camarero que portaba un collar se acercó para que pidiéramos y nos dejó solos en lo que yo miraba al local ahora ya sentada en el reservado y observaba el lugar, me preguntaba qué podía hacerle al vampiro ya que sus reglas hacia mí habían quedado más que claras, no así para con él. Miré al vampiro a los ojos mordiéndome el labio cuando dijo que no era la primera vez que venía, que había hecho allí muchas cosas, que había llevado a humanas y que por su condición yo no sería la primera, pero tampoco sería la última. Mordí mi labio con fuerza por sus palabras y fruncí ligeramente el ceño sin saber por qué me lo decía exactamente, sin embargo no me gustó que lo dijera aunque suponía que había sido un comentario sin más, sin intención alguna de por medio.
-Sí, pero estoy convencida y totalmente segura de que por muchas humanas que hayas traído, o que puedas traer, con ningún disfrutarás tanto como conmigo -¿estaba marcando terreno? Podría ser perfectamente, aunque no quise decir nada más al respecto mientras el camarero volvía dejando todas las cosas que Joe había pedido en la mesa y yo las miraba, desde luego se había propuesto volverme loca con todo aquello. Mi mano subía por su pecho deslizándola de forma lenta mientras le preguntaba qué podía hacerle en aquel lugar para tenerlo claro ya que había sido él y no yo quien había puesto las reglas de esa noche. Dijo que podía hacerle cualquier cosa, igual que él podía hacerme cualquier cosa salvo por la diferencia de que yo no podía correrme hasta llegar a casa... donde entonces como ya le había advertido sería muy, pero que muy mala. Reí entre dientes porque su juego siempre era peligroso y ardiente en lo que encendía la pipa para darle un par de caladas, el humo blanco salió de sus labios formando una leve neblina entre ambos que nos separaba, acerqué mi rostro hasta sus labios donde parte del humo fue a mi boca que tras separarme lo expulsé de mis labios. Me aseguró que quería que perdiera la cordura y sonreí de lado justo cuando su brazo rodeó mi cintura y de un movimiento ágil me subió sobre él quedando sentada a horcajadas donde ya podía sentir la dureza de su miembro en mi centro ardiente, palpitante y necesitado- así que quieres que pierda la cordura... ¿y para eso necesitas de todo esto, Joe? –En realidad no le hacía falta y eso él lo sabía, mis labios fueron a la pipa para dar un par de caladas dejando que el humo llenara mis pulmones antes de expulsarlo notando el sabor del opio y el colocón que me daría seguro pues no era mucho de fumar de aquello- sabes que no lo necesitas, pero si quieres jugar... –sonreí moviendo mis caderas sobre su miembro en lo que él servía un par de vasos, yo no necesitaba de todo eso porque ya estaba más que encendida, me había prendido en el callejón y sabía que lo que quería era calentarme y llevarme al borde del éxtasis para no dejarme caer por este en ningún momento volviéndome loca- juguemos pues, disfruta ahora que puedes Joe porque en llegar a casa sería mi turno y créeme, ni el mismo Infierno va a evitar que entonces yo sea muy mala contigo –mordí su nariz entre risas en lo que mis dedos desabrochaban la camisa que llevaba el vampiro siempre vestido de forma impoluta y elegante para dejar su pecho al descubierto, mis dedos recorrieron su piel de mármol notando sus músculos definidos hasta llegar a su vientre donde recorrí el lugar donde por tanto tiempo había estado aquella marca, esa maldición que nos había hecho pelearnos en incontables ocasiones. Subí mis ojos a los suyos cuando acercó sendos vasos y vi como en uno echaba un vial con algo en su interior que supe sería afrodisíaco sin lugar a dudas, sonreí observándole cuando me tendió el vaso y me pidió que bebiera, enarqué una ceja como si pensara que no iba a hacerlo y ya entre mis dedos lo alcé mirándolo como si hiciera en brindis en su honor- por esta noche en la que el Infierno será nuestro ardiente y placentero paraíso –sin dejar de mirarlo tomé el vaso y di un gran trago de este notando el alcohol quemar mi garganta, sintiendo como bajaba por esta hasta que dejé el vaso y que había bebido más de la mitad sobre la mesa de nuevo. Cerré los ojos sintiendo el calor que sentía recorrer mi cuerpo y que nada tenía que ver con el alcohol para abrir mis ojos y mirarle de forma fija, más que encendida desde que habíamos dejado aquel callejón. Mi mano subió por su pecho dejando que notara el paso de mis uñas en su piel hasta subir a su pelo, enredé allí mis dedos y acerqué mi rostro para morder su barbilla moviendo en círculos mi cadera tentándole, provocándole- ¿te he dicho alguna vez, lo mucho que me gusta jugar contigo Joe? –Pregunté mordiendo su mandíbula mientras mi mano libre se había encargado de ir bajando por sus hombros su camisa hasta dejar su pecho por completo al descubierto- contigo puedo mostrar una parte de mí que, de normal, tengo que reprimir y que de mostrarla frente a los demás tacharían de indecoro... pero contigo me gusta jugar fuerte, me gusta ver hasta dónde me haces llegar y cuál es mi límite –acerqué mis labios a los suyos, tiré de su pelo hacia atrás para dejar su rostro más a mi alcance dejando su cuello expuesto y tirante- me gusta cuando me retas de esta forma aunque odio que me vayas a dejar toda la noche sin un orgasmo... porque sé que vas a ser un demonio conmigo y te vas a portar muy mal, ¿pero sabes algo? Eso me pone mucho más de ti, que juegues exactamente a lo que eres –tiré de su labio inferior succionándolo moviendo mis caderas sobre él despacio, en círculos, porque ya estaba muy caliente y el mínimo roce me arrancaba un jadeo- y aparte de follarme como solo tú sabes, y de devorarme por completo... ¿qué más tienes pensado para mí, Joe? Créeme que esta noche voy a odiarte mucho por eso de dejarme a las puertas del orgasmo, pero por otra parte me gusta que juegues conmigo –porque había quedado claro y no era algo que le pillara por sorpresa, mis labios bajaron por su cuello donde comencé a dejar mordiscos para luego lamer la piel, las marcas de mis dientes apenas duraban unos cuantos segundos, poco más de un minuto, antes de volver a desaparecer de nuevo como si no le hubiera hecho nada- y tú Joe, ¿puedes correrte tú o esa regla solo está prohibida para mí? –Mordí su hombro con tal fuerza que sangre brotó de la misma, mis labios lamieron las gotas viendo como la herida se cerraba sola en unos segundos, su clavícula fue lo siguiente que lamí y mordí en lo que mí mano bajaba por su pecho notando sus abdominales marcados, cómo si vientre se contraía por mis caricias. Colé sin titubear mi mano por sus pantalones para apresar entre mis dedos su tronco que pugnaba por la liberación, duro y caliente necesitando por una atención que no recibía en esos momentos- si quisiera comértela ahora mismo para que te corrieras en mi boca, ¿lo puedo hacer porque así es mi deseo? –Pregunté siendo consciente de que sí, podía hacerlo pero quería incrementar más su excitación aunque no fuera necesario. Mis dedos recorrieron su tronco mojando con mi pulgar su glande de donde salía líquido, mis labios subieron a los suyos mordiéndolos- mira lo duro y mojado que estás, ¿quieres que mi cálida y húmeda boca engulla tu miembro hasta hacer que te corras, verdad Joe? –Porque si él iba a ser malo conmigo esa noche, ¿qué problema había en que yo fuera mala con él también? No le dejé responder cuando mi boca tomó posesión de la suya sin dejar de masturbarlo en pasadas lentas de mis dedos, disfrutando también del poder que tenía sobre el vampiro porque bien sabía que esa noche el que más triunfos se llevara sería él y llevarme un tanto no estaba para nada mal. Tan absorta estaba en aquel juego que nos traíamos que ni siquiera me percaté de que había otra presencia más en el reservado, uno de los tantos vampiros que estaban por el lugar y que se había acercado al ver que yo no tenía collar en mi cuello.
-Buena pieza has escogido... ¿cuánto pides por la humana cachonda? Veo que no lleva collar alguno, ¿está en venta? Sino podríamos llegar a un acuerdo, puedo ofrecerte el dinero que me pidas –dejé mi mano sobre el pecho del vampiro porque conociéndolo era capaz de matarlo allí mismo sin contemplaciones por interrumpir y por joder el momento.
-No estoy en venta, no soy un vulgar trozo de carne al que puedas hincarle tus jodidos colmillos –el vampiro se rió por mi osadía mientras Joe gruñía en advertencia, su paciencia tenía un límite demasiado bajo.
-Las normas aquí están muy claras, si no llevas collar es que no tienes dueño y puede que estés en busca de uno... medio local se ha fijado en ti, una combinación salvaje explosiva y preciosa con la que poder jugar. Quizás quisieras divertirte con otros vampiros... o incluso compartirte con otro vampiro. No he podido evitar tus palabras y mi verga también le gustaría que te la comieras –muerto, ese descarado y desgraciado vampiro había firmado su sentencia de muerte tras esas palabras y ni siquiera lo pensé cuando con un gruñido me lancé hacia él para matarlo.
Los humanos se exhibían para que los vampiros se fijaran en ellos y al final de la noche pudieran encontrar a uno que saciara sus ansias y su adicción a la sangre de vampiro, algunos incluso llevaban collares en sus cuellos que Joe me había confirmado que es porque les pertenecían a los vampiro, según había dicho allí se podía comprar todo con dinero y los que llevaban collares eran porque tenían dueño. La mayoría de los humanos iban desnudos mostrando sus cuerpos, paseándose con collares o sin ellos mientras al fondo en varios escenarios hacían actuaciones dirigidas sobre todo a vampiros, por humanos, aunque alguna que otra vampira sí había sobre el escenario buscando ser el centro de atención. Joe parecía que había frecuentado aquel lugar mucho tiempo porque lo habían dejado pasar nada más se acercó y él por sí solo fue hasta un reservado como si fuera suyo siempre, algo que teniendo en cuenta del vampiro no me sorprendería para nada. De camino al reservado mientras me hacía ver que allí se daban rienda suelta a los deseos más oscuros de los vampiros, y que eran unos depravados, mientras tiraba de mi mando conduciéndome por el local se paró para girarse y quedar frente a mí observándome con aquellos ojos rojizos de depredador salvaje que tenía pegando sus labios con los míos sintiendo su aliento gélido dar contra estos, en una mezcla de hielo y fuego que nos hacía arder a ambos por igual. Sonreí ante sus palabras lascivas, no era la primera vez que me decía algo como eso y sabía que lo cumpliría porque él siempre lo hacía, que al final acabaría cumpliéndolo porque era más que capaz de ellos. Una risa salió de mis labios en lo que mi lengua perfilaba estos de manera provocativa para continuar camino hasta llegar al reservado. Desde donde estábamos se podía ver con claridad todo el local y la privacidad que teníamos nos confería que solo unos pocos podrían ver lo que estaría pasando, pero en un local lleno de vampiros solo necesitaban oír qué ocurría con esos sentidos aumentados que tenían. Un camarero que portaba un collar se acercó para que pidiéramos y nos dejó solos en lo que yo miraba al local ahora ya sentada en el reservado y observaba el lugar, me preguntaba qué podía hacerle al vampiro ya que sus reglas hacia mí habían quedado más que claras, no así para con él. Miré al vampiro a los ojos mordiéndome el labio cuando dijo que no era la primera vez que venía, que había hecho allí muchas cosas, que había llevado a humanas y que por su condición yo no sería la primera, pero tampoco sería la última. Mordí mi labio con fuerza por sus palabras y fruncí ligeramente el ceño sin saber por qué me lo decía exactamente, sin embargo no me gustó que lo dijera aunque suponía que había sido un comentario sin más, sin intención alguna de por medio.
-Sí, pero estoy convencida y totalmente segura de que por muchas humanas que hayas traído, o que puedas traer, con ningún disfrutarás tanto como conmigo -¿estaba marcando terreno? Podría ser perfectamente, aunque no quise decir nada más al respecto mientras el camarero volvía dejando todas las cosas que Joe había pedido en la mesa y yo las miraba, desde luego se había propuesto volverme loca con todo aquello. Mi mano subía por su pecho deslizándola de forma lenta mientras le preguntaba qué podía hacerle en aquel lugar para tenerlo claro ya que había sido él y no yo quien había puesto las reglas de esa noche. Dijo que podía hacerle cualquier cosa, igual que él podía hacerme cualquier cosa salvo por la diferencia de que yo no podía correrme hasta llegar a casa... donde entonces como ya le había advertido sería muy, pero que muy mala. Reí entre dientes porque su juego siempre era peligroso y ardiente en lo que encendía la pipa para darle un par de caladas, el humo blanco salió de sus labios formando una leve neblina entre ambos que nos separaba, acerqué mi rostro hasta sus labios donde parte del humo fue a mi boca que tras separarme lo expulsé de mis labios. Me aseguró que quería que perdiera la cordura y sonreí de lado justo cuando su brazo rodeó mi cintura y de un movimiento ágil me subió sobre él quedando sentada a horcajadas donde ya podía sentir la dureza de su miembro en mi centro ardiente, palpitante y necesitado- así que quieres que pierda la cordura... ¿y para eso necesitas de todo esto, Joe? –En realidad no le hacía falta y eso él lo sabía, mis labios fueron a la pipa para dar un par de caladas dejando que el humo llenara mis pulmones antes de expulsarlo notando el sabor del opio y el colocón que me daría seguro pues no era mucho de fumar de aquello- sabes que no lo necesitas, pero si quieres jugar... –sonreí moviendo mis caderas sobre su miembro en lo que él servía un par de vasos, yo no necesitaba de todo eso porque ya estaba más que encendida, me había prendido en el callejón y sabía que lo que quería era calentarme y llevarme al borde del éxtasis para no dejarme caer por este en ningún momento volviéndome loca- juguemos pues, disfruta ahora que puedes Joe porque en llegar a casa sería mi turno y créeme, ni el mismo Infierno va a evitar que entonces yo sea muy mala contigo –mordí su nariz entre risas en lo que mis dedos desabrochaban la camisa que llevaba el vampiro siempre vestido de forma impoluta y elegante para dejar su pecho al descubierto, mis dedos recorrieron su piel de mármol notando sus músculos definidos hasta llegar a su vientre donde recorrí el lugar donde por tanto tiempo había estado aquella marca, esa maldición que nos había hecho pelearnos en incontables ocasiones. Subí mis ojos a los suyos cuando acercó sendos vasos y vi como en uno echaba un vial con algo en su interior que supe sería afrodisíaco sin lugar a dudas, sonreí observándole cuando me tendió el vaso y me pidió que bebiera, enarqué una ceja como si pensara que no iba a hacerlo y ya entre mis dedos lo alcé mirándolo como si hiciera en brindis en su honor- por esta noche en la que el Infierno será nuestro ardiente y placentero paraíso –sin dejar de mirarlo tomé el vaso y di un gran trago de este notando el alcohol quemar mi garganta, sintiendo como bajaba por esta hasta que dejé el vaso y que había bebido más de la mitad sobre la mesa de nuevo. Cerré los ojos sintiendo el calor que sentía recorrer mi cuerpo y que nada tenía que ver con el alcohol para abrir mis ojos y mirarle de forma fija, más que encendida desde que habíamos dejado aquel callejón. Mi mano subió por su pecho dejando que notara el paso de mis uñas en su piel hasta subir a su pelo, enredé allí mis dedos y acerqué mi rostro para morder su barbilla moviendo en círculos mi cadera tentándole, provocándole- ¿te he dicho alguna vez, lo mucho que me gusta jugar contigo Joe? –Pregunté mordiendo su mandíbula mientras mi mano libre se había encargado de ir bajando por sus hombros su camisa hasta dejar su pecho por completo al descubierto- contigo puedo mostrar una parte de mí que, de normal, tengo que reprimir y que de mostrarla frente a los demás tacharían de indecoro... pero contigo me gusta jugar fuerte, me gusta ver hasta dónde me haces llegar y cuál es mi límite –acerqué mis labios a los suyos, tiré de su pelo hacia atrás para dejar su rostro más a mi alcance dejando su cuello expuesto y tirante- me gusta cuando me retas de esta forma aunque odio que me vayas a dejar toda la noche sin un orgasmo... porque sé que vas a ser un demonio conmigo y te vas a portar muy mal, ¿pero sabes algo? Eso me pone mucho más de ti, que juegues exactamente a lo que eres –tiré de su labio inferior succionándolo moviendo mis caderas sobre él despacio, en círculos, porque ya estaba muy caliente y el mínimo roce me arrancaba un jadeo- y aparte de follarme como solo tú sabes, y de devorarme por completo... ¿qué más tienes pensado para mí, Joe? Créeme que esta noche voy a odiarte mucho por eso de dejarme a las puertas del orgasmo, pero por otra parte me gusta que juegues conmigo –porque había quedado claro y no era algo que le pillara por sorpresa, mis labios bajaron por su cuello donde comencé a dejar mordiscos para luego lamer la piel, las marcas de mis dientes apenas duraban unos cuantos segundos, poco más de un minuto, antes de volver a desaparecer de nuevo como si no le hubiera hecho nada- y tú Joe, ¿puedes correrte tú o esa regla solo está prohibida para mí? –Mordí su hombro con tal fuerza que sangre brotó de la misma, mis labios lamieron las gotas viendo como la herida se cerraba sola en unos segundos, su clavícula fue lo siguiente que lamí y mordí en lo que mí mano bajaba por su pecho notando sus abdominales marcados, cómo si vientre se contraía por mis caricias. Colé sin titubear mi mano por sus pantalones para apresar entre mis dedos su tronco que pugnaba por la liberación, duro y caliente necesitando por una atención que no recibía en esos momentos- si quisiera comértela ahora mismo para que te corrieras en mi boca, ¿lo puedo hacer porque así es mi deseo? –Pregunté siendo consciente de que sí, podía hacerlo pero quería incrementar más su excitación aunque no fuera necesario. Mis dedos recorrieron su tronco mojando con mi pulgar su glande de donde salía líquido, mis labios subieron a los suyos mordiéndolos- mira lo duro y mojado que estás, ¿quieres que mi cálida y húmeda boca engulla tu miembro hasta hacer que te corras, verdad Joe? –Porque si él iba a ser malo conmigo esa noche, ¿qué problema había en que yo fuera mala con él también? No le dejé responder cuando mi boca tomó posesión de la suya sin dejar de masturbarlo en pasadas lentas de mis dedos, disfrutando también del poder que tenía sobre el vampiro porque bien sabía que esa noche el que más triunfos se llevara sería él y llevarme un tanto no estaba para nada mal. Tan absorta estaba en aquel juego que nos traíamos que ni siquiera me percaté de que había otra presencia más en el reservado, uno de los tantos vampiros que estaban por el lugar y que se había acercado al ver que yo no tenía collar en mi cuello.
-Buena pieza has escogido... ¿cuánto pides por la humana cachonda? Veo que no lleva collar alguno, ¿está en venta? Sino podríamos llegar a un acuerdo, puedo ofrecerte el dinero que me pidas –dejé mi mano sobre el pecho del vampiro porque conociéndolo era capaz de matarlo allí mismo sin contemplaciones por interrumpir y por joder el momento.
-No estoy en venta, no soy un vulgar trozo de carne al que puedas hincarle tus jodidos colmillos –el vampiro se rió por mi osadía mientras Joe gruñía en advertencia, su paciencia tenía un límite demasiado bajo.
-Las normas aquí están muy claras, si no llevas collar es que no tienes dueño y puede que estés en busca de uno... medio local se ha fijado en ti, una combinación salvaje explosiva y preciosa con la que poder jugar. Quizás quisieras divertirte con otros vampiros... o incluso compartirte con otro vampiro. No he podido evitar tus palabras y mi verga también le gustaría que te la comieras –muerto, ese descarado y desgraciado vampiro había firmado su sentencia de muerte tras esas palabras y ni siquiera lo pensé cuando con un gruñido me lancé hacia él para matarlo.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Ladeé la sonrisa al escucharla hablar, aseguraba que por muchas mujeres que me abrieran las piernas con ninguna disfrutaría como con ella y en parte no era mentira, porque aunque frecuentaba fiestas donde se llevaban a cabo orgías y todo tipo de perversidades para los inmortales, ella era muy capaz de arrastrarme al infierno con cada mamada.
-¡Ah, si! -respondí haciéndome el interesante en ese juego que nos traíamos -¡tendré que comprobarlo!
La risa de Dan inundó mi boca antes de que ese hueco lo ocupara su lengua, besándome con ansia, con la necesidad que en ella imperaba cada vez que nuestros sexos se encentraban y friccionaban.
Fumamos e la pipa pasado aquel humo blanquecino de boca a boca, aspirando el mismo aire, colocándonos entre besos ávidos y lenguas voraces.
-No, no necesito nada de esto, peor así es mucho mas entretenido -susurré ocntra sus belfos lamiéndolos y mordiéndolos mientras ella jadeaba bailando sobre la endurecida verga que amaba a través de la tela.
Sus manso se habían colado por debajo de mi camisa, ansiosa dibujaba la musculatura de mi abdomen, consiguiendo que por las cosquillas contrajera mi vientre.
-¿así que vas a ser mala en casa? -pregunté torciendo el gesto en una mueca -que decepción, creía que también aquí ibas a ser mala.
Su sonrisa se ladeo llevando sus dedos a los botones de mi camisa desabrochandolos uno a uno sin apartar sus turbios orbes de mis ojos entre esa neblina de opiáceos que quedaba frente a nuestros labios.
Expulsé el humo creando círculos que se difuminaban sobre nuestras cabeza, mientras la escuchaba hablar de lo mucho que le gustaban nuestros juegos, conmigo se sentía libre, esa Lilith que anidaba en su interior y que como cazadora nunca descubrió.
Eramos polos opuestos, razas enfrentadas y admito que cuando a elegí para desposarme con ella solo fue un modo de imponerme, de retarla, desafiarla, joderla y de alguna manera de saber que nunca podría amarla ni amarme, hoy las cosas parecían muy distintas, allí estábamos los dos mirándonos de frente siendo lo que eramos, sin mascaras.
-Nunca seré algo diferente a un demonio, pero creo que te importa poco que se el hijo de Cain, creo que te excita la idea de saber lo grande que es la polla que se pasea entre tus piernas. Esto no es amor, pero creo que tampoco esto te importa.
Nos devoramos de nuevo los labios entre roncos jadeos, su diestra se paseo por mi pecho rumbo al botón de mis pantalones que desabrocho para colar su mano enganchando la enorme y enardecida verga que mojada en la punta palpitó contra su diestra.
Su boca trepó por mi cuello, tiró de mi pelo para alzarlo mordiendo mi nuez, mi mentón mientras su cálido aliento susurraba lo deliciosa que estaría mi polla y el sabor de sentir mi corrida.
-Vas a ser mala conmigo.
Me gustaba dejarla hacer, básicamente porque solo estaba dejando que se calentar,a yo podía correrme, y lo haría, pero ella por contra no y no la dejaría.
Ensimismados el uno en el otro no nos dimos cuenta de que entre la neblina apareció un tercero en discordia que me hizo ladear la sonrisa, si en un principio gruñí por las estupideces que soltaba su sarnosa boca después comprendí que había venido a jugar y eso haría.
Dan quería matarlo pero yo enganché su cintura para no permitirle llegar al tipo.
-Follemonosla entre los dos, es una buena hembra, tiene el coño bastante grande para nuestras vergas -dije con picarda llevándome un guantazo de una enfadada Dan que me hizo sonreír antes de enganchar su cuello con mi zurda y estampar su cuerpo sobre la mesa.
-¿una copa? -pregunté al inmortal que con los ojos rojos observaban el manjar que acaba de colocar ante su turbia mirada.
Este tomó asiento en la mesa sirviendo mi vaso y el suyo y dejo caer un chorro sobre la boca de Dan que gruñía tratando de clavarme en el pecho sus tacones de aguja.
Una de mis manos bastaba para aferrar sus muñecas, así que mientras ella se revolvía excitandonos a ambos por la lucha que se traía ambos bebimos del vaso entre risas.
Metí la zurda por debajo de su falda y de un tirón desgarré sus bragas, su coño aun quedaba cubierto por la tela de su falda.
Hundí sin compasión mis dedos masturbandola, haciéndola gruñir, jadear y gemir en una mezcla extraña de excitación y sin razón mientras el otro se sacaba la polla cascandosela ante la demencial imagen de mi preciosa prometida.
Tiré de sus manso sentándola, ella me miraba con fijeza, podía ver el odio reflejado en su mirada y también la excitación que mi mano le otorgaba.
Fue cuando el tipo fue a tocarla cuando de golpe saqué mi zurda empapada de fluidos y antes de que la rozara la hundí en su yugular tirando de las aorta hasta que media cabeza acabó colgando y su cuerpo convulsionó violento ante la mirada histérica de la mujer que me acompañaba y que ahora manchada de sangre de vampiro supongo entendía.
El cuerpo cayó al suelo inerte, casi al tiempo que su espalda choco nuevamente contra la mesa, ahora si lacé su falda, hundí mi boca en su coño empapado sin dejarla revolverse y perfilé con mis colmillos sus dobleces, lamiendo cada pliegue, apropiándome de su clítoris el que tiré y torture entre gruñidos guturales.
-¡Ah, si! -respondí haciéndome el interesante en ese juego que nos traíamos -¡tendré que comprobarlo!
La risa de Dan inundó mi boca antes de que ese hueco lo ocupara su lengua, besándome con ansia, con la necesidad que en ella imperaba cada vez que nuestros sexos se encentraban y friccionaban.
Fumamos e la pipa pasado aquel humo blanquecino de boca a boca, aspirando el mismo aire, colocándonos entre besos ávidos y lenguas voraces.
-No, no necesito nada de esto, peor así es mucho mas entretenido -susurré ocntra sus belfos lamiéndolos y mordiéndolos mientras ella jadeaba bailando sobre la endurecida verga que amaba a través de la tela.
Sus manso se habían colado por debajo de mi camisa, ansiosa dibujaba la musculatura de mi abdomen, consiguiendo que por las cosquillas contrajera mi vientre.
-¿así que vas a ser mala en casa? -pregunté torciendo el gesto en una mueca -que decepción, creía que también aquí ibas a ser mala.
Su sonrisa se ladeo llevando sus dedos a los botones de mi camisa desabrochandolos uno a uno sin apartar sus turbios orbes de mis ojos entre esa neblina de opiáceos que quedaba frente a nuestros labios.
Expulsé el humo creando círculos que se difuminaban sobre nuestras cabeza, mientras la escuchaba hablar de lo mucho que le gustaban nuestros juegos, conmigo se sentía libre, esa Lilith que anidaba en su interior y que como cazadora nunca descubrió.
Eramos polos opuestos, razas enfrentadas y admito que cuando a elegí para desposarme con ella solo fue un modo de imponerme, de retarla, desafiarla, joderla y de alguna manera de saber que nunca podría amarla ni amarme, hoy las cosas parecían muy distintas, allí estábamos los dos mirándonos de frente siendo lo que eramos, sin mascaras.
-Nunca seré algo diferente a un demonio, pero creo que te importa poco que se el hijo de Cain, creo que te excita la idea de saber lo grande que es la polla que se pasea entre tus piernas. Esto no es amor, pero creo que tampoco esto te importa.
Nos devoramos de nuevo los labios entre roncos jadeos, su diestra se paseo por mi pecho rumbo al botón de mis pantalones que desabrocho para colar su mano enganchando la enorme y enardecida verga que mojada en la punta palpitó contra su diestra.
Su boca trepó por mi cuello, tiró de mi pelo para alzarlo mordiendo mi nuez, mi mentón mientras su cálido aliento susurraba lo deliciosa que estaría mi polla y el sabor de sentir mi corrida.
-Vas a ser mala conmigo.
Me gustaba dejarla hacer, básicamente porque solo estaba dejando que se calentar,a yo podía correrme, y lo haría, pero ella por contra no y no la dejaría.
Ensimismados el uno en el otro no nos dimos cuenta de que entre la neblina apareció un tercero en discordia que me hizo ladear la sonrisa, si en un principio gruñí por las estupideces que soltaba su sarnosa boca después comprendí que había venido a jugar y eso haría.
Dan quería matarlo pero yo enganché su cintura para no permitirle llegar al tipo.
-Follemonosla entre los dos, es una buena hembra, tiene el coño bastante grande para nuestras vergas -dije con picarda llevándome un guantazo de una enfadada Dan que me hizo sonreír antes de enganchar su cuello con mi zurda y estampar su cuerpo sobre la mesa.
-¿una copa? -pregunté al inmortal que con los ojos rojos observaban el manjar que acaba de colocar ante su turbia mirada.
Este tomó asiento en la mesa sirviendo mi vaso y el suyo y dejo caer un chorro sobre la boca de Dan que gruñía tratando de clavarme en el pecho sus tacones de aguja.
Una de mis manos bastaba para aferrar sus muñecas, así que mientras ella se revolvía excitandonos a ambos por la lucha que se traía ambos bebimos del vaso entre risas.
Metí la zurda por debajo de su falda y de un tirón desgarré sus bragas, su coño aun quedaba cubierto por la tela de su falda.
Hundí sin compasión mis dedos masturbandola, haciéndola gruñir, jadear y gemir en una mezcla extraña de excitación y sin razón mientras el otro se sacaba la polla cascandosela ante la demencial imagen de mi preciosa prometida.
Tiré de sus manso sentándola, ella me miraba con fijeza, podía ver el odio reflejado en su mirada y también la excitación que mi mano le otorgaba.
Fue cuando el tipo fue a tocarla cuando de golpe saqué mi zurda empapada de fluidos y antes de que la rozara la hundí en su yugular tirando de las aorta hasta que media cabeza acabó colgando y su cuerpo convulsionó violento ante la mirada histérica de la mujer que me acompañaba y que ahora manchada de sangre de vampiro supongo entendía.
El cuerpo cayó al suelo inerte, casi al tiempo que su espalda choco nuevamente contra la mesa, ahora si lacé su falda, hundí mi boca en su coño empapado sin dejarla revolverse y perfilé con mis colmillos sus dobleces, lamiendo cada pliegue, apropiándome de su clítoris el que tiré y torture entre gruñidos guturales.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
La noche había empezado de una manera muy buena, sí era cierto que quizás Joe no comprendía que sí entendía esa parte oscura y peligrosa que era el vampiro, precisamente, porque era también esa parte oscura y peligrosa lo que me gustaba de él y lo que mi Lilith anhelaba del vampiro porque se sentía en sintonía plena con él por la forma de ser, de pensar y hasta de proceder. Éramos como un calco del otro y no podía negar que en ciertas acciones por mucho que la cazadora que era gritara por lo que hacía otra parte de mí más oscura aprobara y disfrutara de lo que hacía el vampiro. Él se empeñaba en hacerme ver que era un monstruo y yo, consciente del hecho de que el vampiro era un demonio mayor que procedía del mismísimo Infierno ya sabía exactamente lo que era, y sin embargo, seguía a su lado porque una parte de mí no se sentía tan diferente con respecto a él. Había buscado una presa para que se alimentara y en los barrios bajos era bastante fácil hallar una y antes de ir al local el vampiro ya había dado el primer paso en ese juego tentador, morboso y peligroso que se traía esa noche conmigo. En el local no es que las cosas cambiaran sino que el ambiente entre ambos era más que obvio y evidente y si a eso se le sumaba que el vampiro había pedido una cachimba para fumar del opio, alcohol y además un pequeño frasco que algo me hacía pensar que era totalmente afrodisíaco y que había echado en el vaso que me había ordenado que bebiera se podría decir que nosotros éramos como las mismas llamas del infierno. Estábamos jugando, o más bien, empezando con aquel juego y esas normas que el vampiro había impuesto y por las cuales lo odiaría toda la noche porque iba a dejar al borde del orgasmo seguro que más veces de las que me imaginara y pensara sin que me diera la tregua por mucho que le rogara y le pidiera, pero eso no quitaba para que yo fuera igual de mala con él aunque él si pudiera alcanzar el orgasmo y de alguna forma quería hacerle ver o pagar un poco de lo que a mí me haría. Me tenía encendida y caliente por completo, le había bastado aquel callejón y su toque para encenderme y tenerme justo como él quería para disfrutar de la noche, me había dicho que yo podía hacerle todo lo que quisiera y que la única condición era que no podía correrme, era un maldito demonio pero nadie me había dicho que no pudiera hacerle pagar con la misma moneda. Mis manos habían desbrochado y quitado su camisa que reposaba a un lado sobre aquel sofá enorme, mis caderas se movían sobre las suyas creando una fricción que a ambos nos volvía locos y no perdí demasiado el tiempo cuando mis dedos desabrocharon su pantalón y se colaron para cernirse sobre su tronco sintiéndolo duro aunque frío por la condición del vampiro. Nos besábamos mientras mi otra mano echaba su cabeza hacia atrás con mis dedos en su pelo recorriendo su cuello dejando mordiscos, pequeñas marcas que desaparecían al momento y que no duraban sobre su piel. Habíamos entrado los dos en aquel juego peligroso y caliente mientras nos provocábamos mutuamente entre susurros, hablando sobre los labios del otro sin dejar de movernos cuando un tercero apareció en escena sin que ninguno nos lo esperábamos. No solo jodió aquel momento caliente y lascivo que teníamos entre ambos por las cosas que nos decíamos, sino que además pensó que yo era una humana más que entraba en aquel juego que se traían con el resto y que me creía libre porque no tenía ese collar que el resto de humanos llevaban cuando tenían dueño.
Gruñí mirándolo por las cosas que decía en lo que claramente quería unirse al juego y participar, más que eso, pensaba que se podía unir y que podría hacer conmigo lo que quisiera y compartirme con Joe ya que por sus palabras quedaba más que claro que era precisamente eso lo que quería. Cuando me dijo que a él también le gustaría que se la comiera le gruñí enfadada por ello, ¿quién se había creído que era? Es más, estaba convencida de que Joe nada dispuesto con compartirme ya que me había dejado claro que esa noche era “suya” mataría al desgraciado por su osadía. Ni siquiera lo pensé cuando me abalancé sobre él pero el vampiro con mucha más rapidez y reflejos que yo me tomó de la cintura y me frenó en seco provocando que enarcara una ceja por ello al frenarme. Sin embargo lo que no me esperé fueron sus palabras que le daban una carta blanca al hombre para que me follaran los dos por igual, giré mi rostro para verlo y gruñirle enfadada por lo que decía como si me tratara como cualquier otra mujer o “mercancía” que había en el local ya que yo no era así para nada. Enfada con él por seguirle el juego le di un sonoro guantazo que cruzó su rostro y que le hizo reírse solo para llevar su mano a mi cuello y de un movimiento brusco estampar mi espalda contra la mesa dejándome sobre esta, me revolví intentando levantarme pero el vampiro tenía más fuerza y solo con coger mis muñecas entre una de sus manos era suficiente para dejarme sobre la mesa expuesta a sus ojos aunque todavía vestida. Gruñí revolviéndome mientras le preguntaba al otro vampiro si quería otra copa y yo luchaba por soltarme, ¿en serio? Iba a matarlos a los dos, a uno por ser un soberano gilipollas y al otro por imbécil. El vampiro sirvió ambas copas de las cuales bebieron observándome porque no dejaba de moverme intentando soltarme, los tacones de aguja de mis zapatos intentaba clavarlos en el pecho del vampiro pero no había forma, el muy gilipollas del otro vampiro dejó un caer un chorro de alcohol sobre mi boca abriéndola con sus dedos para que bebiera hasta que tosí ladeando mi rostro por beberlo de esa forma. La mano de Joe no perdió el tiempo y ascendió por mi cuerpo colándose bajo mi falda, llegó hasta mi ropa interior y la arrancó sin contemplación hundiendo sus dedos en mi sexo, para esas alturas estaba muy excitada y mojada y arqueé mi cuerpo tras un gemido por la sensación placentera que me provocó. Cerré los ojos mientras él aún seguía masturbándome volviéndome loca, jadeé y gruñí por las sensaciones pero sin poder soltarme porque me mantenía contra la mesa. Me olvidé del vampiro hasta que pude oír que se desabrochaba el pantalón y para cuando miré vi como sus dedos se masturbaban sin perderme ojo, no vi mucho más porque Joe tiró de mí sentándome sobre el borde de la mesa con sus dedos implacables masturbándome en lo que mis ojos se centraron en los suyos, lo fulminé con la mirada por estar haciéndome eso en lo que mi pecho subía y bajaba con rapidez, con las mejillas sonrojadas por toda la excitación y lo que llevaba en el cuerpo que también hacía su efecto.
-Eres un maldito demonio –gruñí sobre sus labios separando mis piernas porque no podía negar lo que sentía mi cuerpo, cómo se rendía y cedía ante el vampiro y lo que sus dedos masturbándome me provocaban. Fue entonces cuando todo pasó de golpe; sus dedos salieron de mi interior y se abalanzó sobre el vampiro que al parecer había extendido su brazo con la intención de tocarme, Joe había gruñido como una bestia enjaulada por ello y lo siguiente que vi fue su mano que me había estado dando placer fue al vampiro directo a su yugular para tirar de la aorta y hacer que la sangre nos salpicara por completo dando muerte al vampiro que había osado tocarme. Ahí estaba el vampiro y el demonio que había querido que saliera hacía unos minutos, esa parte oscura y salvaje que tanto me ponía y por lo que me mordí el labio sin importarme estar salpicada con la sangre de aquel gilipollas que había osado interrumpirnos. Esa noche era del vampiro y como él había dicho era “suya”, bastante le había concedido con dejar que me viera pero tocarme... eso él lo llevaba muy mal. Sus ojos rojos que evidenciaban el toque de peligro en ellos se posaron en los míos, una sonrisa en mis labios mientras lamía mi inferior sin dejar de observarlo- sí, mi demonio –asentí recorriendo con mi mano su pecho solo unos pocos segundos antes de que su mano en mi pecho empujara este hacía atrás donde mi espalda de nuevo tocó la mesa, subida sobre esta y sin la molestia del vampiro Joe subió mi falda dejando mi sexo al descubierto para su vista, expuesta sobre aquella mesa para su disfrute. Apenas me dio tiempo a decir algo cuando separó mis piernas y su rostro se hundió en mi sexo donde su lengua dio el primer lametazo que me arrancó un gemido profundo- Joe –arqueé mi espalda gimiendo su nombre sintiendo lo que me hacía, su lengua recorrer mi sexo, centrarse en mi clítoris que lamía, succionaba y mordía en lo que yo abría más mis piernas dándole todo el acceso que quisiera. Mi mano bajó a su pelo enredando mis dedos en este moviendo mi cadera encendida queriendo más de lo que me hacía perdida en su toque devorándome solo como él sabía hacerlo tan típico de un demonio y que me había prometido que haría- ah sí.... sigue –pedí moviendo mis caderas en lo que subida sobre la mesa me sentía como un manjar que el vampiro degustaría y no me alejaría demasiado de esa afirmación. Me estaba conduciendo al orgasmo, mi cuerpo ardía y quemaba por completo en lo que gemía sin parar y me movía contra él para crear más roce, uno de mis tacones presionando sobre su espalda enardecida y mis dedos tirando de su pelo para que no se separa- Joe –gemí con fuerza cuando sentí que el orgasmo se acercaba y que pronto me alcanzaría, sin embargo como él bien había dicho allí no tendría liberación posible y Joe que conocía bien mi cuerpo supo cunando estaba a punto de sucumbir entre gemidos que llenaban el lugar y justo en el momento que tan solo faltaba una lamida a mi sexo y un mordisco a mi clítoris... se apartó, se apartó dejándome con todas las ganas y mi cuerpo frustrado por la negación del orgasmo. Gruñí insatisfecha y para nada contenta con el resultado en lo que tiré de su pelo para que siguiera pero él, con sus ojos rojos clavados en los míos e incluso moviendo mi pelvis en su dirección parecía dispuesto a negarme aquello. Fruncí el ceño y gruñí por ello ante la sensación que recorría mi cuerpo en lo que el vampiro subía hasta llegar a mi rostro, sus labios tomaron los míos en lo que podía probar mi propio sabor moviendo mi cuerpo con la intención de que cediera... pero su sonrisa sobre mis labios y su forma de mirarme me dio a entender que iba en serio y que no pensaba darme el orgasmo, aunque gruñí en descuerdo y mordí su inferior tirando de este con mis uñas recorriendo su pecho- por eso eres un maldito demonio y el mejor de ellos –él se divertía y yo tenía que aguantar la frustración que sentía en esos momentos- eres malvado –sin embargo eso no quitaba para que yo me divirtiera con él también en lo que sus manos me despojaban del resto de mi ropa dejándome desnuda acariciando mis pechos, apretándolos entre sus dedos. Mi pierna subió por su costado hasta apoyar el tacón en su hombro y hacerlo para atrás devolviéndolo a su sito en lo que yo me sentaba en el borde con las piernas abiertas dejándole que me contemplara así- ¿te gusta lo que ves? ¿La forma en la que me tienes, Joe? –Sonreí ladina volviendo a beber de la copa al llenarla sabiendo que por mucho que rogara y pidiera no me iba a complacer en ese sentido, por mucho que mi cuerpo frustrado lo reclamara a gritos. Acabé levantándome de la mesa solo para caer arrodillada entre sus piernas quitándole la ropa acariciando sus piernas y su vientre pero sin tocar su miembro que se alzaba duro listo para la acción- te gusta tener el control de todo, ¿no es verdad? –Estaba ardiendo por completo pero él se había empeñado en esa norma y la cumpliría a raja tabla, bien lo sabía yo. Mi índice recorrió su glande mojándose de su líquido para esparcirlo por todo su miembro mirándolo- a mí también me gusta tenerlo –dije bajando mi boca para lamer su tronco escuchando sus gruñidos observándolo antes de llevarlo a mi boca tomándolo por entero, frío pero duro como una roca dispuesto para darme placer. Lo tomé, lo tomé con ganas con todo lo que llevaba en el cuerpo que me calentaba más de lo que ya estaba, con el calentón que me había dejado el vampiro escuchándolo disfrutar por lo que mi boca le provocaba, mi mano acarició sus testículos para incrementar el placer volviéndolo loco o al menos algo de lo loca que yo estaba. Sabía que estaba al borde por cómo se movía, por sus gruñidos y como me apretaba para que lo tomara más dentro y más rápido guiando mi pelo... sin embargo me separé lamiendo su glande solo para observarlo con una sonrisa ladeada, dejar un mordisco en el hueso de su cadera y trepar por su cuerpo recorriéndolo con mis uñas hasta acabar sentada sobre él- ¿quieres correrte, amor? Entonces fóllame y hagámoslo los dos juntos –mordí su labio inferior moviendo mis caderas, enredando mis dedos en su pelo y luego descender por su cuello en un intento de que así, quizás, yo también consiga el orgasmo aunque algo me decía que era un completo demonio y como tal me volvería a dejar a las puertas del mismo.
Gruñí mirándolo por las cosas que decía en lo que claramente quería unirse al juego y participar, más que eso, pensaba que se podía unir y que podría hacer conmigo lo que quisiera y compartirme con Joe ya que por sus palabras quedaba más que claro que era precisamente eso lo que quería. Cuando me dijo que a él también le gustaría que se la comiera le gruñí enfadada por ello, ¿quién se había creído que era? Es más, estaba convencida de que Joe nada dispuesto con compartirme ya que me había dejado claro que esa noche era “suya” mataría al desgraciado por su osadía. Ni siquiera lo pensé cuando me abalancé sobre él pero el vampiro con mucha más rapidez y reflejos que yo me tomó de la cintura y me frenó en seco provocando que enarcara una ceja por ello al frenarme. Sin embargo lo que no me esperé fueron sus palabras que le daban una carta blanca al hombre para que me follaran los dos por igual, giré mi rostro para verlo y gruñirle enfadada por lo que decía como si me tratara como cualquier otra mujer o “mercancía” que había en el local ya que yo no era así para nada. Enfada con él por seguirle el juego le di un sonoro guantazo que cruzó su rostro y que le hizo reírse solo para llevar su mano a mi cuello y de un movimiento brusco estampar mi espalda contra la mesa dejándome sobre esta, me revolví intentando levantarme pero el vampiro tenía más fuerza y solo con coger mis muñecas entre una de sus manos era suficiente para dejarme sobre la mesa expuesta a sus ojos aunque todavía vestida. Gruñí revolviéndome mientras le preguntaba al otro vampiro si quería otra copa y yo luchaba por soltarme, ¿en serio? Iba a matarlos a los dos, a uno por ser un soberano gilipollas y al otro por imbécil. El vampiro sirvió ambas copas de las cuales bebieron observándome porque no dejaba de moverme intentando soltarme, los tacones de aguja de mis zapatos intentaba clavarlos en el pecho del vampiro pero no había forma, el muy gilipollas del otro vampiro dejó un caer un chorro de alcohol sobre mi boca abriéndola con sus dedos para que bebiera hasta que tosí ladeando mi rostro por beberlo de esa forma. La mano de Joe no perdió el tiempo y ascendió por mi cuerpo colándose bajo mi falda, llegó hasta mi ropa interior y la arrancó sin contemplación hundiendo sus dedos en mi sexo, para esas alturas estaba muy excitada y mojada y arqueé mi cuerpo tras un gemido por la sensación placentera que me provocó. Cerré los ojos mientras él aún seguía masturbándome volviéndome loca, jadeé y gruñí por las sensaciones pero sin poder soltarme porque me mantenía contra la mesa. Me olvidé del vampiro hasta que pude oír que se desabrochaba el pantalón y para cuando miré vi como sus dedos se masturbaban sin perderme ojo, no vi mucho más porque Joe tiró de mí sentándome sobre el borde de la mesa con sus dedos implacables masturbándome en lo que mis ojos se centraron en los suyos, lo fulminé con la mirada por estar haciéndome eso en lo que mi pecho subía y bajaba con rapidez, con las mejillas sonrojadas por toda la excitación y lo que llevaba en el cuerpo que también hacía su efecto.
-Eres un maldito demonio –gruñí sobre sus labios separando mis piernas porque no podía negar lo que sentía mi cuerpo, cómo se rendía y cedía ante el vampiro y lo que sus dedos masturbándome me provocaban. Fue entonces cuando todo pasó de golpe; sus dedos salieron de mi interior y se abalanzó sobre el vampiro que al parecer había extendido su brazo con la intención de tocarme, Joe había gruñido como una bestia enjaulada por ello y lo siguiente que vi fue su mano que me había estado dando placer fue al vampiro directo a su yugular para tirar de la aorta y hacer que la sangre nos salpicara por completo dando muerte al vampiro que había osado tocarme. Ahí estaba el vampiro y el demonio que había querido que saliera hacía unos minutos, esa parte oscura y salvaje que tanto me ponía y por lo que me mordí el labio sin importarme estar salpicada con la sangre de aquel gilipollas que había osado interrumpirnos. Esa noche era del vampiro y como él había dicho era “suya”, bastante le había concedido con dejar que me viera pero tocarme... eso él lo llevaba muy mal. Sus ojos rojos que evidenciaban el toque de peligro en ellos se posaron en los míos, una sonrisa en mis labios mientras lamía mi inferior sin dejar de observarlo- sí, mi demonio –asentí recorriendo con mi mano su pecho solo unos pocos segundos antes de que su mano en mi pecho empujara este hacía atrás donde mi espalda de nuevo tocó la mesa, subida sobre esta y sin la molestia del vampiro Joe subió mi falda dejando mi sexo al descubierto para su vista, expuesta sobre aquella mesa para su disfrute. Apenas me dio tiempo a decir algo cuando separó mis piernas y su rostro se hundió en mi sexo donde su lengua dio el primer lametazo que me arrancó un gemido profundo- Joe –arqueé mi espalda gimiendo su nombre sintiendo lo que me hacía, su lengua recorrer mi sexo, centrarse en mi clítoris que lamía, succionaba y mordía en lo que yo abría más mis piernas dándole todo el acceso que quisiera. Mi mano bajó a su pelo enredando mis dedos en este moviendo mi cadera encendida queriendo más de lo que me hacía perdida en su toque devorándome solo como él sabía hacerlo tan típico de un demonio y que me había prometido que haría- ah sí.... sigue –pedí moviendo mis caderas en lo que subida sobre la mesa me sentía como un manjar que el vampiro degustaría y no me alejaría demasiado de esa afirmación. Me estaba conduciendo al orgasmo, mi cuerpo ardía y quemaba por completo en lo que gemía sin parar y me movía contra él para crear más roce, uno de mis tacones presionando sobre su espalda enardecida y mis dedos tirando de su pelo para que no se separa- Joe –gemí con fuerza cuando sentí que el orgasmo se acercaba y que pronto me alcanzaría, sin embargo como él bien había dicho allí no tendría liberación posible y Joe que conocía bien mi cuerpo supo cunando estaba a punto de sucumbir entre gemidos que llenaban el lugar y justo en el momento que tan solo faltaba una lamida a mi sexo y un mordisco a mi clítoris... se apartó, se apartó dejándome con todas las ganas y mi cuerpo frustrado por la negación del orgasmo. Gruñí insatisfecha y para nada contenta con el resultado en lo que tiré de su pelo para que siguiera pero él, con sus ojos rojos clavados en los míos e incluso moviendo mi pelvis en su dirección parecía dispuesto a negarme aquello. Fruncí el ceño y gruñí por ello ante la sensación que recorría mi cuerpo en lo que el vampiro subía hasta llegar a mi rostro, sus labios tomaron los míos en lo que podía probar mi propio sabor moviendo mi cuerpo con la intención de que cediera... pero su sonrisa sobre mis labios y su forma de mirarme me dio a entender que iba en serio y que no pensaba darme el orgasmo, aunque gruñí en descuerdo y mordí su inferior tirando de este con mis uñas recorriendo su pecho- por eso eres un maldito demonio y el mejor de ellos –él se divertía y yo tenía que aguantar la frustración que sentía en esos momentos- eres malvado –sin embargo eso no quitaba para que yo me divirtiera con él también en lo que sus manos me despojaban del resto de mi ropa dejándome desnuda acariciando mis pechos, apretándolos entre sus dedos. Mi pierna subió por su costado hasta apoyar el tacón en su hombro y hacerlo para atrás devolviéndolo a su sito en lo que yo me sentaba en el borde con las piernas abiertas dejándole que me contemplara así- ¿te gusta lo que ves? ¿La forma en la que me tienes, Joe? –Sonreí ladina volviendo a beber de la copa al llenarla sabiendo que por mucho que rogara y pidiera no me iba a complacer en ese sentido, por mucho que mi cuerpo frustrado lo reclamara a gritos. Acabé levantándome de la mesa solo para caer arrodillada entre sus piernas quitándole la ropa acariciando sus piernas y su vientre pero sin tocar su miembro que se alzaba duro listo para la acción- te gusta tener el control de todo, ¿no es verdad? –Estaba ardiendo por completo pero él se había empeñado en esa norma y la cumpliría a raja tabla, bien lo sabía yo. Mi índice recorrió su glande mojándose de su líquido para esparcirlo por todo su miembro mirándolo- a mí también me gusta tenerlo –dije bajando mi boca para lamer su tronco escuchando sus gruñidos observándolo antes de llevarlo a mi boca tomándolo por entero, frío pero duro como una roca dispuesto para darme placer. Lo tomé, lo tomé con ganas con todo lo que llevaba en el cuerpo que me calentaba más de lo que ya estaba, con el calentón que me había dejado el vampiro escuchándolo disfrutar por lo que mi boca le provocaba, mi mano acarició sus testículos para incrementar el placer volviéndolo loco o al menos algo de lo loca que yo estaba. Sabía que estaba al borde por cómo se movía, por sus gruñidos y como me apretaba para que lo tomara más dentro y más rápido guiando mi pelo... sin embargo me separé lamiendo su glande solo para observarlo con una sonrisa ladeada, dejar un mordisco en el hueso de su cadera y trepar por su cuerpo recorriéndolo con mis uñas hasta acabar sentada sobre él- ¿quieres correrte, amor? Entonces fóllame y hagámoslo los dos juntos –mordí su labio inferior moviendo mis caderas, enredando mis dedos en su pelo y luego descender por su cuello en un intento de que así, quizás, yo también consiga el orgasmo aunque algo me decía que era un completo demonio y como tal me volvería a dejar a las puertas del mismo.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Me relamí los labios paladeando su excitación mientras mis dos infiernos la buscaban, sus mejillas sonrosadas delataban como la sangre fluía por su cuerpo atarantada, sus dos orbes pardos brillaban, mi prometida era tremendamente excitante.
Gruñí jadeando, mordiéndole el clítoris mientras sus caderas buscaban mi boca ansiosa. Su bulto se engrosaba contra mis labios, estaba hambrienta , al borde del orgasmo, suplicaba que siguiera y justo cuando noté el calor de su sangre subir hundí mis colmillos en su labio
Rugió la borde del orgasmo, sus piernas temblaron y tras un tirón de su sangre completamente oxigenada aparté mis labios manchados de carmesí.
Su quejido fue gutural, quería mas, llegar, correrse, pero habíamos llegado a un trato, uno en el que no pensaba claudicar.
Dan se sentó al borde de la mesa, mirándome con sus dos profundos pozos, me eche a reír divertido al escuchar sus palabras.
-Me gusta tenerte as, excitada, abierta de piernas, que sepas, que entiendas que ningún hombre podrá darte lo mismo que yo.
Dan necesitada se dejo caer sobre mi cuerpo con las piernas abiertas, no dudo en quitarme la ropa acariciando mi pecho con sus manos, descendiendo por mi vientre que se contraía con el paso de sus dedos, pero aun sin tocar mi vega mojada, dura y lista para tomarla.
-Soy un obseso del control, peor eso ya lo sabias -aseveré con la voz ronca contra sus labios.
Sonrió tomando mi miembro entre sus dedos, bajó la mirada a mi palpitante punta enrojecida y mojada y por ella deslizó la yema de su indice mojandola por completo por las gotas que emergían.
-¿Vas a comérmela? -pregunté buscando sus labios pero aun sin tocarlos.
Nuestros alientos se encontraban, se acariciaban despacio, frio contra caliente en una combinación delirante.
No hubo respuesta, se escurrió entre mi cuerpo colándose entre mis piernas mientas yo me acomodaba en el sofá dejándola hacer, su lengua recorrió mi tronco y pronto engulló mi polla por completo, succionando, mamando de ella, colándola hasta el fondo, golpeando su campana con mi punta mientras la embadurnaba de saliva.
Me estaba volviendo loco con la lengua torturándome los pliegues del capullo, el calor que desprendían sus labios con aquel movimiento infernal arriba y abajo.
Al borde de llenar su boca de mi leche se detuvo, al parecer estaba dispuesta a dejarme con las ganas o mas bien a que acabara mi cometido en su coño mojado.
Subió a la mesa abriéndose los labios para enseñarme el agujero por el que quería que le metiera, uno de sus dedos se adentró en su coño mostrándome el camino mientras ms ojos contemplaban aquel delicioso espectáculo con mi polla palpitando.
-No puedes correrte -susurré mirándola con la voz ronca -sigue masturandote para mi -pedí mientras llevaba mi diestra a mi arma y la sacudía despacio.
-Vamos a casa -pidió impaciente, suplicante, ardiendo de necesidad, sabiendo que no cedería.
-a casa, no, vamos al callejón de las putas, quiero follar allí -dije con la perversión implícita en mi voz -acábate la copa y follemos rodeados de los pobres diablos que pagan por perderse entre las piernas de mujeres de bajo estatus.
Gruñí jadeando, mordiéndole el clítoris mientras sus caderas buscaban mi boca ansiosa. Su bulto se engrosaba contra mis labios, estaba hambrienta , al borde del orgasmo, suplicaba que siguiera y justo cuando noté el calor de su sangre subir hundí mis colmillos en su labio
Rugió la borde del orgasmo, sus piernas temblaron y tras un tirón de su sangre completamente oxigenada aparté mis labios manchados de carmesí.
Su quejido fue gutural, quería mas, llegar, correrse, pero habíamos llegado a un trato, uno en el que no pensaba claudicar.
Dan se sentó al borde de la mesa, mirándome con sus dos profundos pozos, me eche a reír divertido al escuchar sus palabras.
-Me gusta tenerte as, excitada, abierta de piernas, que sepas, que entiendas que ningún hombre podrá darte lo mismo que yo.
Dan necesitada se dejo caer sobre mi cuerpo con las piernas abiertas, no dudo en quitarme la ropa acariciando mi pecho con sus manos, descendiendo por mi vientre que se contraía con el paso de sus dedos, pero aun sin tocar mi vega mojada, dura y lista para tomarla.
-Soy un obseso del control, peor eso ya lo sabias -aseveré con la voz ronca contra sus labios.
Sonrió tomando mi miembro entre sus dedos, bajó la mirada a mi palpitante punta enrojecida y mojada y por ella deslizó la yema de su indice mojandola por completo por las gotas que emergían.
-¿Vas a comérmela? -pregunté buscando sus labios pero aun sin tocarlos.
Nuestros alientos se encontraban, se acariciaban despacio, frio contra caliente en una combinación delirante.
No hubo respuesta, se escurrió entre mi cuerpo colándose entre mis piernas mientas yo me acomodaba en el sofá dejándola hacer, su lengua recorrió mi tronco y pronto engulló mi polla por completo, succionando, mamando de ella, colándola hasta el fondo, golpeando su campana con mi punta mientras la embadurnaba de saliva.
Me estaba volviendo loco con la lengua torturándome los pliegues del capullo, el calor que desprendían sus labios con aquel movimiento infernal arriba y abajo.
Al borde de llenar su boca de mi leche se detuvo, al parecer estaba dispuesta a dejarme con las ganas o mas bien a que acabara mi cometido en su coño mojado.
Subió a la mesa abriéndose los labios para enseñarme el agujero por el que quería que le metiera, uno de sus dedos se adentró en su coño mostrándome el camino mientras ms ojos contemplaban aquel delicioso espectáculo con mi polla palpitando.
-No puedes correrte -susurré mirándola con la voz ronca -sigue masturandote para mi -pedí mientras llevaba mi diestra a mi arma y la sacudía despacio.
-Vamos a casa -pidió impaciente, suplicante, ardiendo de necesidad, sabiendo que no cedería.
-a casa, no, vamos al callejón de las putas, quiero follar allí -dije con la perversión implícita en mi voz -acábate la copa y follemos rodeados de los pobres diablos que pagan por perderse entre las piernas de mujeres de bajo estatus.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
El vampiro era un completo demonio que sabía muy bien a lo que jugaba y lo que se hacía para llevarme a ese estado, al borde del mismo abismo no dejándome caer por este y que alcanzara el orgasmo tal y como había prometido que pasaría esa noche, no al menos fuera de su mansión donde jugaría conmigo y me llevaría tantas veces al borde del abismo para no dejarme caer consciente de la enorme necesidad que eso me provocaría, de lo loca que estaría por no dejarme alcanzar el orgasmo mientras él se divertía y jugaba conmigo y con mi cuerpo como si fuera el dueño del mismo, aunque a ser sinceros era el único que tomaba mi cuerpo desde hacía ya bastante tiempo... el mismo que lo había conocido. Las cosas habían cambiado muchísimo desde esa primera noche en la que había buscado atacarle, hacerle daño y escaparme para anular la boda con el tiempo que teníamos en ese momento, con la situación que vivíamos en aquel local lleno de vampiros donde él se había propuesto volverme tan loca que mi cabeza se perdiera por completo. Y no tenía dudas de que lo conseguiría, porque lo conocía y era capaz de eso y de muchísimo más que se propusiera para conmigo, era un maldito demonio y como tal actuaba esa noche jugando sus cartas primero con ese imbécil que había osado interrumpirnos y que había acabado muerto por pasarse de la raya y de listo, y ahora con la promesa que me había hecho de jugar conmigo y no dejar que me corriera porque era lo que estaba haciendo. Se había apoderado de mi sexo lamiéndolo, succionándolo y mordiéndolo en lo que me tenía sobre la mesa desnuda, abierta de piernas expuesta para él como si fuera su propio y particular manjar aunque no se alejaba mucho de la realidad. Él era conocedor de mi cuerpo, se lo sabía de tal forma que era capaz de saber cuándo estaba en el límite y con una lamida y un mordisco a mi clítoris hacer que cayera por ese abismo placentero gimiendo su nombre... pero no, paró antes de que eso pasara y aunque gruñí en protesta, moví mis caderas contra él con mis dedos en su pelo para que no se alejara fue imposible evitar que trepara por mi cuerpo hasta mis labios, me besara haciéndome partícipe de probar mi propia excitación en lo que sus manos recorrían mi cuerpo y me dejaban con toda la enorme frustración de no obtener el orgasmo, con una horrible sensación por todo mi cuerpo que no me gustó y que aunque le rogué por más no conseguí que claudicara en ese punto que había puesto como norma. Le gruñí con fuerza cuando con mi tacón lo tiré hacia atrás para contemplarlo sentada, debía reconocer que a Joe siempre le había gustado jugar con fuego y llevarme hasta que me quemara ardiendo entre sus brazos, esa noche quería jugar duro pero ¿quién decía que yo no pudiera? Oh, claro que podía devolvérsela hasta que llegáramos a su casa y pudiera dejar que me corriera porque otra cosa no, pero cuando daba su palabra la cumplía sin importar las consecuencias... algo que bien conocía del vampiro en ese tiempo que llevábamos juntos. Sonreí ladina observándole, sus ojos rojos recorrían mi cuerpo en lo que yo abrí mis piernas para que viera mejor mi cuerpo, mostrándole m sexo que pedía por atención de nuevo hasta que bajé a su cuerpo.
Mis dedos desabrocharon su camisa dejándolo desnudo, mis labios recorrieron su cuello dejando mordiscos, lamidas y succiones de piel que no tardaron en desaparecer de esta como si nunca las hubiera hecho. Fui de nuevo a buscar sus labios en lo que él se dejaba hacer esa vez por mí, una vez la camisa fuera descendí por su pecho pasando por su vientre hasta llegar a su pantalón que desabroché dejando que su miembro emergiera duro y listo, acariciándolo con mis dedos en lo que él sin duda alguna sabía cuáles eran mis intenciones. Mordí su labio inferior cuando me dijo que ya sabía que era un obseso del control y que no me extrañaba, lo cierto es que no lo hacía porque incluso los días que habíamos estado separados –al menos la primera vez- no había dejado de observarme y de controlarme pese a que nuestro “compromiso” se había roto y esfumado, por eso supo lo de Matthew, por eso luego me lo echó en cara cuando vino a salvarme de esos licántropos. Sus labios rozaban los míos sintiendo su aliento gélido contra los míos, más cálidos en esa diferencia explosiva y placentera que éramos ambos, ante su pregunta de si se la iba a comer solo sonreír mirándolo en lo que lamía mi labio, descendí quedando entre sus piernas y él se acomodó dejándome hacer a mi voluntad y a mi placer. Lo tomé con mi boca tras recorrerlo con mi lengua por sus lados, lamiendo todo su tronco antes de meterlo en mi boca y tomarlo escuchando sus gruñidos y jadeos de fondo, como sus caderas se movían por la inercia ante lo que le provocaba conmigo entre sus piernas arrodillada. Lo tomaba hasta el fondo como le gustaba, lo apretaba entre mi boca succionando, lo lamía con mi lengua bajo el enorme e incontrolable calentón que tenía por todo mi cuerpo, con la intención de llevarlo a ese abismo al que antes él me había conducido. Su mano en mi pelo aferrándolo, guiándome en lo que aumenté la velocidad notando que entraba tan dentro que me costaba respirar, que me provocaba pequeñas arcadas de las que él disfrutaba con mis ojos empañados en lágrimas, unas que él mismo quitó con sus dedos apremiándome a que siguiera tomándolo. Y lo hice, excitándome yo también de verlo y escucharlo, disfrutando de lo que le hacía al vampiro hasta que me aparté cuando estuvo al punto de caer por el abismo y correrse en mi boca. Mordí el hueso de su cadera y consciente de que estaba igual que yo, igual que como me había dejado antes, me senté en la mesa abriendo mis piernas para que me viera ahora que estaba mucho más duro que antes, más necesitado y frustrado.
-¿Te gusta la sensación, Joe? Pues igual me has dejado tú antes amor, me has pedido que fuera mala y es lo que he hecho –sonreí alzando una de mis manos hasta dejarla en mi pecho, acariciándolo con mis dedos, rodeando el pezón que luego pellizqué con mis dedos arqueando mi espalda, todo cuanto me hacía enviaba corrientes eléctricas que acababan en mi sexo y me encendían más de lo que ya estaba como si eso fuera posible. Una combinación en mi cuerpo de alcohol y afrodisíacos, solo faltaba a esa mezcla un poco de la sangre del vampiro como colofón final para terminar por tener un orgasmo por sí solo, sin necesidad de más sintiendo mi sexo palpitar con fuerza, movía mis caderas necesitada de que él me diera ese orgasmo que me había negado como si lava líquida recorriera cada rincón de mi cuerpo a punto de explotar- te necesito aquí, Joe –mi otra mano bajó a mi sexo sin dejar de tocar mi pecho, mi dedo se deslizó por mi sexo mojado arrancándome un jadeo ronco, tan mojada que goteaba a la mesa, el mínimo toque y hacía temblar todo mi cuerpo- pero sobre todo te necesito aquí dentro, que me tomes... –jadeé llevando un dedo colándolo en mi interior, me arqueé por el placer notando lo caliente y mojado que estaba, resbalaba con facilidad y fui incapaz de no darme placer a mí misma con todo lo que llevaba encima. Sus ojos fijos en lo que me hacía y cómo me daba placer, no era la primera vez que experimentábamos algo así, me recordó que no podía correrme y gruñí en respuesta como muestra de total desacuerdo, me pidió que me siguiera masturbando para él con esa voz ronca y vi que su mano iba a su miembro acariciándolo para masturbarse él también, y gemí por la imagen en lo que me senté mejor en la mesa, apoyé mis talones en el borde separando mis piernas sin dejar de tocarme, sin apartar mi mirada de cómo su mano subía y bajaba por su miembro que yo había tomado en mi boca minutos antes- Joe –gemí presa del placer que me recorría pero que incluso así no era suficiente, yo sola no conseguía aplacar mi necesidad porque me follara- te necesito a ti, te quiero a ti dentro.... tómame –pedí pero él negó con la cabeza y yo volví a gruñir- entonces fóllame aquí, necesito que lo hagas... –pero él volvió a negar asegurando que no quería follarme allí, sino en un callejón de putas notando el tono de perversión en su voz, asegurando que quería follar delante de aquellos que pagaban por necesidad, y yo me reí como pude entre dientes- ¿de verdad? Eres un maldito demonio –mi dedo seguía entrando y saliendo llenándome de mis propios jugos, de mi propia excitación... y fui incapaz de parar borracha de más y de obtener placer. Tuvo que ser él quien tomó mi mano inclinándose hacia delante para tomar mi muñeca, y de un tirón, quitarla de mi sexo en lo que le gruñí por volver a dejarme de nuevo a las puertas con mis ojos brillando por ello, turbios de placer pero encantada con ese juego- no voy a hacer que cedas, ¿verdad que no? –Bien lo sabía, conocedora de que él no daba su brazo a torcer cuando prometía algo. Acabé sentándome sobre él a horcajadas en lo que él seguía masturbándose sin dejar de mirarme, mi otra mano bajó para repasar y acariciar su glande con mis dedos mientras mi sexo friccionaba contra su tronco totalmente encendida, alcé mis dedos hacia su boca manchando sus labios con mi excitación para ver cómo los lamía limpiándolos- ¿te gusta tomar mi excitación, te vuelve loco cuando la pruebas? A mí me pasa con la tuya –rodeé su cuello con mi brazo acercando mi rostro al suyo- ¿de verdad quieres follarme en un callejón lleno de prostitutas? ¿Acaso quieres que todos me vean desnuda y cómo disfrutas de mi cuerpo? Oh, demonio pervertido, ¿te gusta que nos miren mientras lo hacemos y que vean cómo disfrutamos, cómo te hundes en mi interior de manera salvaje colmándome de placer? Que vean que solo tú puedes hacerlo, que solo tú me vuelves loca cuando me tomas y que me dejas exhausta y temblando sin fuerzas –hablaba sobre sus labios en un tono bajo y provocativo, tentándole con mis palabras más de lo que ya estaba tentando- si quieres que nos vayamos vas a tener que vestirme, ¿o quieres pasearme desnuda por todo el local? –Mis ojos lo observaron fijos, nuestras respiraciones agitadas, jadeando contra los labios del otro en un juego donde los dos podíamos ganar a la par que perder al mismo tiempo- no serás capaz... –pero sí, claro que lo veía muy capaz de eso, y de mucho más porque cuando se trataba de perversión había aprendido que con Joe todo era posible- entonces, en ese caso... –dije para de un movimiento rápido elevarme como estaba y descender sobre su miembro metiéndome entero por completo sintiendo el contraste entre uno y otro- oh joder, sí –arqueé mi cuerpo rozando mi pecho contra el suyo, mis uñas hundidas en sus hombros dejándole algunos surcos, aunque no me moví en ningún momento- no te muevas, quédate así –pedí entre jadeos con mi sexo apretándole en contracciones que me hacían apretar más mis uñas en sus hombros- me encanta tenerte dentro, me llenas por completo y tocas un punto que.... joder –gemí bajando mi rostro para mirarlo- creo que podría correrme solo así –murmuré muy excitada por lo que había tomado, caliente como el mismo infierno, y necesitada como si llevara años sin probar el sexo.
Mis dedos desabrocharon su camisa dejándolo desnudo, mis labios recorrieron su cuello dejando mordiscos, lamidas y succiones de piel que no tardaron en desaparecer de esta como si nunca las hubiera hecho. Fui de nuevo a buscar sus labios en lo que él se dejaba hacer esa vez por mí, una vez la camisa fuera descendí por su pecho pasando por su vientre hasta llegar a su pantalón que desabroché dejando que su miembro emergiera duro y listo, acariciándolo con mis dedos en lo que él sin duda alguna sabía cuáles eran mis intenciones. Mordí su labio inferior cuando me dijo que ya sabía que era un obseso del control y que no me extrañaba, lo cierto es que no lo hacía porque incluso los días que habíamos estado separados –al menos la primera vez- no había dejado de observarme y de controlarme pese a que nuestro “compromiso” se había roto y esfumado, por eso supo lo de Matthew, por eso luego me lo echó en cara cuando vino a salvarme de esos licántropos. Sus labios rozaban los míos sintiendo su aliento gélido contra los míos, más cálidos en esa diferencia explosiva y placentera que éramos ambos, ante su pregunta de si se la iba a comer solo sonreír mirándolo en lo que lamía mi labio, descendí quedando entre sus piernas y él se acomodó dejándome hacer a mi voluntad y a mi placer. Lo tomé con mi boca tras recorrerlo con mi lengua por sus lados, lamiendo todo su tronco antes de meterlo en mi boca y tomarlo escuchando sus gruñidos y jadeos de fondo, como sus caderas se movían por la inercia ante lo que le provocaba conmigo entre sus piernas arrodillada. Lo tomaba hasta el fondo como le gustaba, lo apretaba entre mi boca succionando, lo lamía con mi lengua bajo el enorme e incontrolable calentón que tenía por todo mi cuerpo, con la intención de llevarlo a ese abismo al que antes él me había conducido. Su mano en mi pelo aferrándolo, guiándome en lo que aumenté la velocidad notando que entraba tan dentro que me costaba respirar, que me provocaba pequeñas arcadas de las que él disfrutaba con mis ojos empañados en lágrimas, unas que él mismo quitó con sus dedos apremiándome a que siguiera tomándolo. Y lo hice, excitándome yo también de verlo y escucharlo, disfrutando de lo que le hacía al vampiro hasta que me aparté cuando estuvo al punto de caer por el abismo y correrse en mi boca. Mordí el hueso de su cadera y consciente de que estaba igual que yo, igual que como me había dejado antes, me senté en la mesa abriendo mis piernas para que me viera ahora que estaba mucho más duro que antes, más necesitado y frustrado.
-¿Te gusta la sensación, Joe? Pues igual me has dejado tú antes amor, me has pedido que fuera mala y es lo que he hecho –sonreí alzando una de mis manos hasta dejarla en mi pecho, acariciándolo con mis dedos, rodeando el pezón que luego pellizqué con mis dedos arqueando mi espalda, todo cuanto me hacía enviaba corrientes eléctricas que acababan en mi sexo y me encendían más de lo que ya estaba como si eso fuera posible. Una combinación en mi cuerpo de alcohol y afrodisíacos, solo faltaba a esa mezcla un poco de la sangre del vampiro como colofón final para terminar por tener un orgasmo por sí solo, sin necesidad de más sintiendo mi sexo palpitar con fuerza, movía mis caderas necesitada de que él me diera ese orgasmo que me había negado como si lava líquida recorriera cada rincón de mi cuerpo a punto de explotar- te necesito aquí, Joe –mi otra mano bajó a mi sexo sin dejar de tocar mi pecho, mi dedo se deslizó por mi sexo mojado arrancándome un jadeo ronco, tan mojada que goteaba a la mesa, el mínimo toque y hacía temblar todo mi cuerpo- pero sobre todo te necesito aquí dentro, que me tomes... –jadeé llevando un dedo colándolo en mi interior, me arqueé por el placer notando lo caliente y mojado que estaba, resbalaba con facilidad y fui incapaz de no darme placer a mí misma con todo lo que llevaba encima. Sus ojos fijos en lo que me hacía y cómo me daba placer, no era la primera vez que experimentábamos algo así, me recordó que no podía correrme y gruñí en respuesta como muestra de total desacuerdo, me pidió que me siguiera masturbando para él con esa voz ronca y vi que su mano iba a su miembro acariciándolo para masturbarse él también, y gemí por la imagen en lo que me senté mejor en la mesa, apoyé mis talones en el borde separando mis piernas sin dejar de tocarme, sin apartar mi mirada de cómo su mano subía y bajaba por su miembro que yo había tomado en mi boca minutos antes- Joe –gemí presa del placer que me recorría pero que incluso así no era suficiente, yo sola no conseguía aplacar mi necesidad porque me follara- te necesito a ti, te quiero a ti dentro.... tómame –pedí pero él negó con la cabeza y yo volví a gruñir- entonces fóllame aquí, necesito que lo hagas... –pero él volvió a negar asegurando que no quería follarme allí, sino en un callejón de putas notando el tono de perversión en su voz, asegurando que quería follar delante de aquellos que pagaban por necesidad, y yo me reí como pude entre dientes- ¿de verdad? Eres un maldito demonio –mi dedo seguía entrando y saliendo llenándome de mis propios jugos, de mi propia excitación... y fui incapaz de parar borracha de más y de obtener placer. Tuvo que ser él quien tomó mi mano inclinándose hacia delante para tomar mi muñeca, y de un tirón, quitarla de mi sexo en lo que le gruñí por volver a dejarme de nuevo a las puertas con mis ojos brillando por ello, turbios de placer pero encantada con ese juego- no voy a hacer que cedas, ¿verdad que no? –Bien lo sabía, conocedora de que él no daba su brazo a torcer cuando prometía algo. Acabé sentándome sobre él a horcajadas en lo que él seguía masturbándose sin dejar de mirarme, mi otra mano bajó para repasar y acariciar su glande con mis dedos mientras mi sexo friccionaba contra su tronco totalmente encendida, alcé mis dedos hacia su boca manchando sus labios con mi excitación para ver cómo los lamía limpiándolos- ¿te gusta tomar mi excitación, te vuelve loco cuando la pruebas? A mí me pasa con la tuya –rodeé su cuello con mi brazo acercando mi rostro al suyo- ¿de verdad quieres follarme en un callejón lleno de prostitutas? ¿Acaso quieres que todos me vean desnuda y cómo disfrutas de mi cuerpo? Oh, demonio pervertido, ¿te gusta que nos miren mientras lo hacemos y que vean cómo disfrutamos, cómo te hundes en mi interior de manera salvaje colmándome de placer? Que vean que solo tú puedes hacerlo, que solo tú me vuelves loca cuando me tomas y que me dejas exhausta y temblando sin fuerzas –hablaba sobre sus labios en un tono bajo y provocativo, tentándole con mis palabras más de lo que ya estaba tentando- si quieres que nos vayamos vas a tener que vestirme, ¿o quieres pasearme desnuda por todo el local? –Mis ojos lo observaron fijos, nuestras respiraciones agitadas, jadeando contra los labios del otro en un juego donde los dos podíamos ganar a la par que perder al mismo tiempo- no serás capaz... –pero sí, claro que lo veía muy capaz de eso, y de mucho más porque cuando se trataba de perversión había aprendido que con Joe todo era posible- entonces, en ese caso... –dije para de un movimiento rápido elevarme como estaba y descender sobre su miembro metiéndome entero por completo sintiendo el contraste entre uno y otro- oh joder, sí –arqueé mi cuerpo rozando mi pecho contra el suyo, mis uñas hundidas en sus hombros dejándole algunos surcos, aunque no me moví en ningún momento- no te muevas, quédate así –pedí entre jadeos con mi sexo apretándole en contracciones que me hacían apretar más mis uñas en sus hombros- me encanta tenerte dentro, me llenas por completo y tocas un punto que.... joder –gemí bajando mi rostro para mirarlo- creo que podría correrme solo así –murmuré muy excitada por lo que había tomado, caliente como el mismo infierno, y necesitada como si llevara años sin probar el sexo.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Si algo disfrutaba con Dan era del juego de perversión, nada le parecía demasiado, al revés, cada nuevo encuentro significaba un reto por superar el anterior, nos retábamos, jugábamos de forma atroz devorándonos por fuera y consumiéndonos por dentro.
Juntos eramos demonios que danzaban frente al fuego del infierno y ambos sabíamos que quizás esta relación nos condenaría, pero allí, dentro de sus entrañas, con mi verga palpitando llena de sangre y con el calor húmedo de sus paredes cubriéndola me sentía rozando el averno y me gustaba caer en el una y otra vez.
Elevé la cabeza para dejar que nuestros alientos se fundieran, temperaturas distintas que se entremezclaron en el centro de nuestras bocas.
-Te gusta notarme ahí -susurré contra sus labios – te gusta saber que solo yo puedo dejarte exhausta, temblando y suplicando.
Mi voz sonaba ronca, para ese momento los dos estábamos al borde, moverme implicaría corrernos y no era que no me apeteciera hacerlo, pero mi palabra era ley y había asegurado que hasta volver no se podía correr, eran las reglas de mi propio juego y las llevaría a termino.
Ladeé la sonrisa divertido tirando de ella para que abandonara mi erección y desnuda como estaba tiré de ella para que se lazara.
Dan gritó la ver en mi mirada las claras intenciones que me gastaba, estiró la mano para recoger las prendas de su ropa mas no se lo permití, ella negaba con la cabeza, suplicaba porque no quería ser vista de esta guisa, por contra para mi solo era parte del juego y sin prestarle atención me impuse tirando de ella cada vez mas excitado.
Dan se dejo guiar con todas las miradas lujuriosas puestas en su piel, en el movimiento de sus pechos que se movían con cada paso que la desnuda cazadora daba de mi mano.
Ella sabia que nadie osaría tocarla, pero también que esto la rendía a mi voluntad.
Así salimos del local, el gélido frio del exterior erizo su piel, su vaho calcinaba mi boca.
-Estas muy excitada, lo noto.
Tiré de ella hasta el callejón de atrás, sin mediar palabra la volteé con ansia, sus astas acariciaron la rugosa pared mientras mis manso alzaban sus nalgas.
Una estocada basto para hundirme en sus confines con tal violencia que grito venciéndose contra la pared.
Enredé una de mis manos en su pelo, tiré de el con fuerza girándole la cara, mordiéndole los labios con hambre mientras seguía moviéndome dentro de ella de forma animal.
Juntos eramos demonios que danzaban frente al fuego del infierno y ambos sabíamos que quizás esta relación nos condenaría, pero allí, dentro de sus entrañas, con mi verga palpitando llena de sangre y con el calor húmedo de sus paredes cubriéndola me sentía rozando el averno y me gustaba caer en el una y otra vez.
Elevé la cabeza para dejar que nuestros alientos se fundieran, temperaturas distintas que se entremezclaron en el centro de nuestras bocas.
-Te gusta notarme ahí -susurré contra sus labios – te gusta saber que solo yo puedo dejarte exhausta, temblando y suplicando.
Mi voz sonaba ronca, para ese momento los dos estábamos al borde, moverme implicaría corrernos y no era que no me apeteciera hacerlo, pero mi palabra era ley y había asegurado que hasta volver no se podía correr, eran las reglas de mi propio juego y las llevaría a termino.
Ladeé la sonrisa divertido tirando de ella para que abandonara mi erección y desnuda como estaba tiré de ella para que se lazara.
Dan gritó la ver en mi mirada las claras intenciones que me gastaba, estiró la mano para recoger las prendas de su ropa mas no se lo permití, ella negaba con la cabeza, suplicaba porque no quería ser vista de esta guisa, por contra para mi solo era parte del juego y sin prestarle atención me impuse tirando de ella cada vez mas excitado.
Dan se dejo guiar con todas las miradas lujuriosas puestas en su piel, en el movimiento de sus pechos que se movían con cada paso que la desnuda cazadora daba de mi mano.
Ella sabia que nadie osaría tocarla, pero también que esto la rendía a mi voluntad.
Así salimos del local, el gélido frio del exterior erizo su piel, su vaho calcinaba mi boca.
-Estas muy excitada, lo noto.
Tiré de ella hasta el callejón de atrás, sin mediar palabra la volteé con ansia, sus astas acariciaron la rugosa pared mientras mis manso alzaban sus nalgas.
Una estocada basto para hundirme en sus confines con tal violencia que grito venciéndose contra la pared.
Enredé una de mis manos en su pelo, tiré de el con fuerza girándole la cara, mordiéndole los labios con hambre mientras seguía moviéndome dentro de ella de forma animal.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
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