AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
Después de casi un mes volvía de nuevo a casa, eso era lo que había durado aquel inesperado viaje hasta México, había avisado a mis padres antes de partir que me iba con Joe de viaje a aquel país pues tenía una importante reunión de negocios y me había pedido que lo acompañara para poder disfrutar del viaje y conocer el país, por supuesto mis padres no habían puesto pega alguna ya que se trataba de algo del vampiro pero aunque solo les había podido avisar mediante una carta, la noche antes de partir, habían llevado mis maletas a la mansión de Joe justo a tiempo por lo que supuse que no les habría molestado la carta sino más bien todo lo contrario, todo lo que tuviera que ver con el vampiro mis padres no ponían pega alguna, seguía sin saber qué les había hecho o dicho para que estuvieran así pero cuando supieron de mi regreso estaban bastante contentos y animados cuando nos recibieron tras aquel tiempo. Habíamos llegado a París de noche y el vampiro se había ofrecido a acompañarme hasta casa, había notado que por alguna extraña razón se había olvidado de la noche en que nos habíamos casado en el barco y yo no hice mención alguna ni quise recordárselo porque las veces que se lo había dicho había gruñido incapaz de recordarlo, yo sí lo hacía y lo cierto es que había sido tremendamente placentera en todo lo que habíamos hecho esa noche. Para todos seguíamos estando prometidos y por lo que pude averiguar cuando llegué mi madre tenía ya la mitad de los preparativos hechos para la boda, rodé los ojos porque mi madre era incorregible y aunque mi padre había tratado de disuadirla en ciertos aspectos había sido imposible.
Invitaron al vampiro a quedarse un rato más y que les contara sobre sus negocios en el país, era lo único que se me había ocurrido como excusa en aquella carta y tras lanzarme una rápida mirada enarqué una ceja y me mordí el labio mientras él como podía, aunque parecía que no le costaba demasiado, les relataba por encima a mis padres que había hecho un buen negocio y que esperaba diera sus frutos. También les había dicho que me había guiado por México para conocerlo y que seguramente pronto volveríamos a irnos de viaje hacia otro destino aprovechando que ahora tendríamos tiempo, seguramente ese vampiro buscaría un viaje lejos de París para la luna de miel, me lo veía venir antes incluso de que pasara. Nos pidieron que tomáramos asiento en el sofá y que les contáramos qué tal había ido el viaje en su afán y entusiasmo pero sabía que el vampiro también querría ver a Nim, aunque no me lo dijera sabía que estaba preocupado por ella y tras unos minutos les pedí que era mejor que nos retiráramos, que había sido un largo viaje y que tendríamos que descansar porque al día siguiente habían cosas que hacer, no se lo tomaron del todo mal –también porque intercedió el vampiro en aquello- y dejaron que nos despidiéramos antes de que él partiera y yo entrara de nuevo en casa, hacía mucho tiempo que no dormía en mi cama y lo cierto que las últimas veces habíamos dormido los dos juntos, algo un tanto extraño e insólito pero que así había sido. Sabía que no me pediría que me fuera con él después de haber estado tanto tiempo fuera y yo no dije nada al respecto.
-Bueno amor, veo que sigues manteniendo ese efecto sobre mis padres después de todo –comenté con una ceja enarcada sin saber qué les había hecho que le hizo sonreír de lado- seguramente quieras llegar a casa y ver como está Nim –lo miré al mismo tiempo que nuestros dedos se enlazaba y mi otra mano recorría su pecho- seguro que está deseando verte tras todo este tiempo, le darás una buena sorpresa –esa niña lo quería muchísimo y él la quería también, se podría decir que era el talón de Aquiles que tenía y eso ya me lo había dejado más que claro- mañana revisaré lo que está haciendo mi madre con la boda, algo me dice que no me va a gustar en absoluto –hice un mohín y luego lo miré- se hace un poco extraño que tengas que despedirme en mi puerta, ¿no te parece? –Había pasado ya un tiempo desde la última vez- deberías de ir a casa y darle una sorpresa a Nim antes de que sea más tarde, yo ya te tengo muy visto –sonreí con cierta malicia y él enarcó una ceja por ello- ¡oh, vamos! Sabes que es verdad –dije antes de que sus labios se acercaran a los míos y me besaran de esa forma que ya conocía tan bien dejando un mordisco en su labio inferior- nos vemos mañana por la noche, salvo que tengas alguna sorpresa especial para mí –sonreí de lado por ello y dejé finalmente que se fuera para vernos la noche siguiente como antaño hacíamos, volví dentro encontrándome con mi madre que ya me esperaba para que le contara algo más sobre el viaje y rodó los ojos. Estuve un rato hablando con ella hasta que finalmente me retiré alegando que estaba cansada para ir a la habitación e irme a dormir, fue algo extraño volver de nuevo a aquella cama tras tanto tiempo en el que me había pasado durmiendo con el vampiro pero finalmente me acosté. Esa noche volvía a soñar con lo mismo, no se lo había dicho pero desde que habíamos salido de aquel infierno tenía sueños con una figura, una persona que me era vagamente familiar pero que no lograba ubicar. Ojos de color plata, pelo del mismo color, tez algo morena... en sueños me acosaba y me atormentaba aunque no me pasaba nada realmente, sabía que solo eran pesadillas y que pronto pasarían, quizás fuera por la experiencia de haber estado en el infierno, no lo sabía pero notaba algo extraño, algo que no había dicho para preocuparlo y porque no sabía si era quizás por haber estado en ese lugar o por qué, por el momento preferí guardar silencio. Esa vez quería ser yo quien le diera una sorpresa al vampiro así que buscaría algo que hacer para la noche y así que no me pudiera sorprender con nada.
Después de casi un mes volvía de nuevo a casa, eso era lo que había durado aquel inesperado viaje hasta México, había avisado a mis padres antes de partir que me iba con Joe de viaje a aquel país pues tenía una importante reunión de negocios y me había pedido que lo acompañara para poder disfrutar del viaje y conocer el país, por supuesto mis padres no habían puesto pega alguna ya que se trataba de algo del vampiro pero aunque solo les había podido avisar mediante una carta, la noche antes de partir, habían llevado mis maletas a la mansión de Joe justo a tiempo por lo que supuse que no les habría molestado la carta sino más bien todo lo contrario, todo lo que tuviera que ver con el vampiro mis padres no ponían pega alguna, seguía sin saber qué les había hecho o dicho para que estuvieran así pero cuando supieron de mi regreso estaban bastante contentos y animados cuando nos recibieron tras aquel tiempo. Habíamos llegado a París de noche y el vampiro se había ofrecido a acompañarme hasta casa, había notado que por alguna extraña razón se había olvidado de la noche en que nos habíamos casado en el barco y yo no hice mención alguna ni quise recordárselo porque las veces que se lo había dicho había gruñido incapaz de recordarlo, yo sí lo hacía y lo cierto es que había sido tremendamente placentera en todo lo que habíamos hecho esa noche. Para todos seguíamos estando prometidos y por lo que pude averiguar cuando llegué mi madre tenía ya la mitad de los preparativos hechos para la boda, rodé los ojos porque mi madre era incorregible y aunque mi padre había tratado de disuadirla en ciertos aspectos había sido imposible.
Invitaron al vampiro a quedarse un rato más y que les contara sobre sus negocios en el país, era lo único que se me había ocurrido como excusa en aquella carta y tras lanzarme una rápida mirada enarqué una ceja y me mordí el labio mientras él como podía, aunque parecía que no le costaba demasiado, les relataba por encima a mis padres que había hecho un buen negocio y que esperaba diera sus frutos. También les había dicho que me había guiado por México para conocerlo y que seguramente pronto volveríamos a irnos de viaje hacia otro destino aprovechando que ahora tendríamos tiempo, seguramente ese vampiro buscaría un viaje lejos de París para la luna de miel, me lo veía venir antes incluso de que pasara. Nos pidieron que tomáramos asiento en el sofá y que les contáramos qué tal había ido el viaje en su afán y entusiasmo pero sabía que el vampiro también querría ver a Nim, aunque no me lo dijera sabía que estaba preocupado por ella y tras unos minutos les pedí que era mejor que nos retiráramos, que había sido un largo viaje y que tendríamos que descansar porque al día siguiente habían cosas que hacer, no se lo tomaron del todo mal –también porque intercedió el vampiro en aquello- y dejaron que nos despidiéramos antes de que él partiera y yo entrara de nuevo en casa, hacía mucho tiempo que no dormía en mi cama y lo cierto que las últimas veces habíamos dormido los dos juntos, algo un tanto extraño e insólito pero que así había sido. Sabía que no me pediría que me fuera con él después de haber estado tanto tiempo fuera y yo no dije nada al respecto.
-Bueno amor, veo que sigues manteniendo ese efecto sobre mis padres después de todo –comenté con una ceja enarcada sin saber qué les había hecho que le hizo sonreír de lado- seguramente quieras llegar a casa y ver como está Nim –lo miré al mismo tiempo que nuestros dedos se enlazaba y mi otra mano recorría su pecho- seguro que está deseando verte tras todo este tiempo, le darás una buena sorpresa –esa niña lo quería muchísimo y él la quería también, se podría decir que era el talón de Aquiles que tenía y eso ya me lo había dejado más que claro- mañana revisaré lo que está haciendo mi madre con la boda, algo me dice que no me va a gustar en absoluto –hice un mohín y luego lo miré- se hace un poco extraño que tengas que despedirme en mi puerta, ¿no te parece? –Había pasado ya un tiempo desde la última vez- deberías de ir a casa y darle una sorpresa a Nim antes de que sea más tarde, yo ya te tengo muy visto –sonreí con cierta malicia y él enarcó una ceja por ello- ¡oh, vamos! Sabes que es verdad –dije antes de que sus labios se acercaran a los míos y me besaran de esa forma que ya conocía tan bien dejando un mordisco en su labio inferior- nos vemos mañana por la noche, salvo que tengas alguna sorpresa especial para mí –sonreí de lado por ello y dejé finalmente que se fuera para vernos la noche siguiente como antaño hacíamos, volví dentro encontrándome con mi madre que ya me esperaba para que le contara algo más sobre el viaje y rodó los ojos. Estuve un rato hablando con ella hasta que finalmente me retiré alegando que estaba cansada para ir a la habitación e irme a dormir, fue algo extraño volver de nuevo a aquella cama tras tanto tiempo en el que me había pasado durmiendo con el vampiro pero finalmente me acosté. Esa noche volvía a soñar con lo mismo, no se lo había dicho pero desde que habíamos salido de aquel infierno tenía sueños con una figura, una persona que me era vagamente familiar pero que no lograba ubicar. Ojos de color plata, pelo del mismo color, tez algo morena... en sueños me acosaba y me atormentaba aunque no me pasaba nada realmente, sabía que solo eran pesadillas y que pronto pasarían, quizás fuera por la experiencia de haber estado en el infierno, no lo sabía pero notaba algo extraño, algo que no había dicho para preocuparlo y porque no sabía si era quizás por haber estado en ese lugar o por qué, por el momento preferí guardar silencio. Esa vez quería ser yo quien le diera una sorpresa al vampiro así que buscaría algo que hacer para la noche y así que no me pudiera sorprender con nada.
Última edición por Danerys Garnert el Miér Nov 29, 2017 10:29 am, editado 1 vez
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Si había algo que me gustaba del vampiro era el hecho de los juegos y de los retos que nos traíamos entre manos, los desafíos que nos lanzábamos y que no habíamos dejado de hacer desde la primera noche que pasamos juntos cuando en aquel baile en el palacio decidió que yo sería con la que se casaría, algo que él encontró francamente divertido por el hecho de que era una cazadora y seguramente porque era la única mujer en la fiesta que no caía rendida a sus pies como estaban haciendo el resto por donde él pasaba. En un principio yo pensaba que lo había hecho porque era un demonio, porque le divertía que una cazadora como yo tuviera que casarse con un ser de la noche al que supuestamente debería de matar ya que era para lo que había sido entrenada, llevando esa doble vida a escondidas de mi familia que no sabía nada y que esperaba nunca se enteraran, no quería que conocieran los horrores de la noche y no sabía cómo a esas alturas no habían sospechado nada sobre Joe, quizás era porque este los tenía encandilados y se había ganado su simpatía desde el principio, mi madre no podía estar más contenta y mi padre sentía más alivio al saber que gracias a mi boda con Joe parte de sus deudas serían saldadas, el motivo por el cual me llevó a dicho baile y por lo cual yo había mantenido la farsa con el vampiro, porque sabía que necesitábamos el dinero aun cuando ellos no habían dicho nada. Sin embargo no pensé que la “relación” que tenía con el vampiro acabara en eso, en un encuentro entre demonios que se reconocían y ansiaban cada vez que estaban cerca, me costaba comprender por qué motivo me era imposible estar demasiado tiempo lejos del vampiro y por qué todo me parecía tedioso y aburrido sin algo que me diera lo que andaba buscando como cuando me pasó las veces en que habíamos estados separados. Luego todo se había terciado y no sabía muy bien cómo definirlo, habían partes del vampiro que él intentaba guardarse y podía jurar que odiaba esa frase que muchas veces me había dicho sobre sus silencios y sus palabras, pero había aprendido a ver a través de sus máscaras porque yo las había llevado siempre desde que tenía diez años y conocí el mundo de oscuridad donde vampiros y licántropos reinaban en las sombras... sin embargo jamás nos habíamos sincerado realmente el vampiro y yo ¿el motivo? Ninguno quería terminar de exponer las cartas sobre la mesa quizás porque la “relación” que manteníamos en esos momentos era lo mejor para los dos, porque sabíamos que al final acabaríamos condenándonos y yo tenía demasiadas preguntas y demasiadas dudas con respecto al vampiro y su reciente pasado. Ambos nos manteníamos en un silencio que nos era demasiado cómodo y me pregunta cuánto tiempo tardaría en romperse dicho silencio y dicha comodidad de la cual disfrutábamos, porque otra cosa no, pero disfrutar con el vampiro lo hacía de formas en las que jamás lo hubiera hecho... quizás porque no había encontrado a nadie que compartiera ciertas aficiones y pudiera mostrarme sin las máscaras que debía de llevar frente a la sociedad, con él podía ser yo misma, mostrarme sin medir mis palabras o mis actos... y en el fondo aunque no lo expresara; me daba miedo. Miedo por lo bien que sentía, miedo por no saber realmente en qué estaba derivando lo que teníamos porque yo me había perdido hacía ya un tiempo y no sabía muy bien qué era lo que tenía que pensar exactamente, quizás por eso me centraba tanto en disfrutar; porque esperaba que la “burbuja” que nos rodeaba se explotara en cualquier momento, las cartas fueran expuestas y todo cambiara... no sabía si a mejor, o a peor.
Así que esa noche iba a dejar mis pensamientos a un lado y centrarme en disfrutar, yo había intentado sonsacarle al vampiro aunque no había logrado todo cuanto yo había querido, y no metía algo más de presión porque me había mantenido en un lugar cómodo donde él a mí no me preguntaba y no intentaba sonsacarme, pero sí, quería seguir haciéndolo porque él callaba demasiado y yo tenía dudas sobre ciertas cosas que pensaba averiguar. Desde nuestra vuelta de México no habíamos tenido una conversación como esa y yo ya pensaba la forma de volver a quitar sus máscaras, abrir sus barreras y corazas y adentrarme en lo que el vampiro escondía y callaba, que sabía era mucho. Pero esa noche era incapaz de pensar en todo eso cuando me tenía de esa manera tan caliente, excitada y necesitada en lo que solo podía pensar en una cosa; en él. Lo quería, lo necesitaba en mi interior moviéndose llevándome a esa cima que solo él sabía llevarme y entregarme, porque no lo negaba, me gustaba sentirlo dentro como ya le había dicho, el contraste de su piel más fría con mi interior que ardía en necesidad, mis ganas devorándome por dentro, mi cuerpo ansiando por una liberación que me estaba negando desde el principio de la noche. Alzó su rostro para rozar sus labios con los míos, sentí su gélido aliento en estos y sonreí ladina cuando dijo aquellas palabras y emití una pequeña risa por ello, ¿no era eso lo que acababa de decirle? Sí, claro que me gustaba, igual que a él le gustaba sentirse en mi cálido interior apretándolo como estaba haciendo ahora, parados, sin movernos porque un par de movimientos y me tendría cayendo por ese abismo placentero que solo él conseguía empujarme. Mordí sus labios para hacerle saber que tenía razón, mis uñas se clavaban en sus hombros notando el placer de tenerlo dentro, pero yo quería y necesitaba por más así que jadeé y lo miré con los ojos turbios pidiéndole en silencio que lo hiciera aunque bien sabía que no lo haría porque él era un hombre de palabras, y si había jurado que solo me correría en llegar a casa así sería. Le urgí porque se moviera, ronroneé sobre sus labios recorriendo su pecho en una caricia donde presioné ligeramente con mis uñas para que notara la caricia, subí mi mano a su pelo y moví mi cadera para provocar que los dos jadeáramos al unísono, su mirada rojiza me decía que no era así ni ahí como quería acabar pese a todos mis intentos. No le había mentido cuando le dije que podría haberme corrido solo con sentirlo dentro, estaba hasta arriba de lo que había consumido y mi cuerpo ardía en necesidad, lo quería, lo ansiaba y lo necesitaba... pero Joe, como el buen demonio que era, no cedió pese a que lo intenté por todos los medios tentándole para que se moviera y me llevara a ese orgasmo que necesitaba con urgencia, porque no había hecho más que negármelo toda la noche y no aguantaba más. Su sonrisa ladeada me dijo que algo estaba tramando, si había dicho que no me tomaría allí es porque no lo haría y quería seguir jugando conmigo, le gruñí atrapando su labio inferior con mis dientes pero sus manos pese a mi negativa intentaron moverme, su fuerza superior a la mía fue lo que hizo que pudiera levantarme pese a mi gruñido en desacuerdo cuando lo que quería era tenerlo dentro, sentirlo, que se moviera. Se levantó para que no pudiera actuar y, nada más ver su mirada rojiza y esa sonrisa torcida, supe lo que iba a hacer sin necesidad de que dijera nada.
-No serás capaz –dije pero estaba convencida de que sí, lo haría. Con Joe había aprendido que todo era válido, que todo era posible y que si decía una cosa la cumplía- ni de coña, Joe –le advertí dando un paso atrás para intentar coger mi ropa que seguía sobre la mesa donde él mismo la había dejado, pero su mano aferró mi muñeca y tiró de mí con la intención de sacarme del local... desnuda- ¡no, ni se te ocurra! –Intenté evitarlo pero tenía más fuerza que yo y tiró de mí dirección para salir del reservado donde estábamos y que cruzáramos todo el local hasta la salida- ¿de verdad vas a dejar que toda la gente me vea desnuda? ¿Tú, un obseso del control? –Enarqué una ceja porque ese hombre quería tenerlo todo bajo su control, y eso no era algo que pudiera hacer si yo salía así- no quiero pasearme desnuda, así que suéltame –pero no me hizo el menor caso, haciendo gala de su fuerza sin soltar mi muñeca por más que di tirones y lo intenté comenzó a andar hacia la salida- Joe, para –le advertí tirando de él pero no se inmutó, ladeó su cabeza para mirarme y pude ver el brillo de excitación que tenía, lo que le ponía ese juego entre ambos, el exhibirme como suya delante de todos para que vieran el trofeo que él llevaba y que nadie podría tocar bajo el riesgo de morir arrancándole el corazón del pecho, atravesando su esternón. Y así fue como atravesé todo el maldito local, desnuda, siguiendo al vampiro sin poder hacer otra cosa más que sentirme expuesta, observada por los presentes que centraban sus ojos en mi cuerpo desnudo para su deleite aunque no pudieran tocarme. Todos me miraban, recorriéndome de arriba abajo por entera centrándose sobre todo en mis pechos que no se mantenían erguidos sin sujeción alguna, en mis nalgas que se marcaban con cada paso, en mi sexo donde por mis muslos había un reguero de mi propia excitación que los vampiros podrían ver sin lugar a dudas. Era la segunda vez que me sentía tan expuesta, la primera había sido en aquel baile donde algunos me vieron mientras el vampiro me tomaba pegada contra un cristal que había como pared, la diferencia es que no llevaba máscara y todos podían saber quién era, ¿y si alguno me reconocía? No lo pude evitar y me sentí excitada mientras me observaban, el objeto de deseo del local que no podía ser tocado bajo sentencia de muerte, podía ver incluso como algunos se masturbaban observándome al pasar pero ninguno se atrevió a tocarme. El frío del exterior erizó todo mi cuerpo y puso más tiesos mis pezones, me pegué al vampiro como si este pudiera paliar ese frío y él, por naturaleza, no lo fuera cuando aseguró que estaba excitada. Alcé mi rostro para verlo, mostraba esa sonrisa de autosuficiencia como el que sabía que tenía razón y no se la podían negar, joder, ¡es que la tenía! Pero no se lo iba a admitir- ¿acaso tú no, no has disfrutado exhibiéndome por todo el local viendo cómo me devoraban con la mirada y algunos se daban placer mientras tirabas de mí? Admítelo; has disfrutado con ello igual que disfrutas cuando te hundes y me tomas hasta dejarme tal y como te gusta; exhausta y temblando –porque no lo negaría, lo hacía cada vez que me tomaba y negarlo era demasiado estúpido porque él bien lo sabía. No dijo nada más, tiró de mí con urgencia y yo me dejé llevar porque no podía hacer nada más, nos adentramos en el callejón, me volteó dejándome de cara a la pared quedando a mi espalda, mi respiración errática subía y bajaba porque sabía lo que venía y mi sexo palpitó en anticipación a eso, sentía el frío de la pared en mi pecho y eso hacía que mis pezones se pusieran más duros, jadeé preparándome para lo que venía y cuando alzó mis nalgas con sus manos... de una embestida se adentró por completo, duro como él solo solía hacerlo, llenándome de una- ¡Joe! –El gemido brotó de mis labios con fuerza por la embestida, por el placer, por el escalofrío que me recorrió pegándome contra la pared, estaba tan mojada y tan preparada que había resbalado con facilidad en mi interior. Cerré las manos en sendos puños cuando comenzó a moverse como el demonio que era, duro y raudo, entraba y salía marcando un ritmo demoledor que me encantaba. Arqueé mi cuerpo para darle un mejor acceso, un pie separó más mis piernas para darle una mejor entrada, su mano fue a mi pelo enredándolo y tiró del mismo para echar hacia atrás mi cabeza provocándome un gemido ronco de placer, ladeó mi rostro para estampar sus labios contra los míos, enredé mis dedos en su pelo para anclarme a algo mientras se movía como un demonio volviéndome loca, su otra mano recorrió mi pecho y los acarició mientras no dejaba de moverse, apretó mis pezones entre sus dedos tirando de estos en lo que yo me deshacía entre sus brazos, gimiendo con fuerza sobre sus labios. Rodeó mi cintura pegándome a él para que no me cayera ni venciera mi cuerpo, mi pelo caía a un lado cubriendo parcialmente mi pecho, nos besábamos entre roncos gemidos y jadeos que inundaron el callejón... mis piernas ya empezaban a flaquear anunciando lo inminente- Joe... –gemí sobre sus labios mientras él no cesaba sus movimientos- para o..... o yo.... –me costaba hablar, era tal el placer que sentía saciado después de lo que me había calentado, de lo que había tomado que solo podía centrarme en eso- como sigas..... me voy a correr... –avisé aunque él, conociéndome, sabía perfectamente en qué punto me encontraba para dejarme al límite, uno que lo estaba rozando, mis uñas se clavaron en su brazo, mordí su labio inferior a punto de alcanzar el orgasmo cuando sin previo aviso paró, salió por completo dejándome insatisfecha de nuevo, rogué porque siguiera contra sus labios pero él me giró y pegó su espalda a la pared sin dejar de sostenerme porque las piernas me fallaban- maldito demonio... –jadeé sobre sus labios con mis dedos enredados en su pelo, no iba a dejar que llegara todavía al orgasmo, me dejaba otra vez a las puertas- por favor Joe.... no puedo más –moví mis caderas rozando su miembro que duro se clavaba en mi vientre, estaba duro y necesitado pero la diferencia es que él podía correrse y yo no, no hasta llegar a casa. Su mirada rojiza me recorrió por entera, mis mejillas ruborizadas, mi pecho subiendo y bajando con fuera, mi cadera moviéndose en un intento porque cediera... pero era fiel a sus palabras y a sus promesas, y esa noche no iba a fallar- entonces vámonos a casa, no aguanto más... –él solo sonreía conocedor del fuego que arrasaba mi cuerpo, del deseo, de las ganas, de la necesidad. Sus labios tomaron los míos de forma salvaje, se adentró adueñándose de mi boca y yo jadeé por ello dejándome hacer sin parar de mover mi cadera una y otra vez, se separó con esa sonrisa tan suya y sin necesidad de decirme nada supe lo que quería: su liberación- entonces fóllame y lleguemos juntos... yo también lo necesito.... Joe –pero era férreo en eso y negó divertido, sus dedos se enredaron en mi pelo y un simple tirón hacia abajo me hizo saber qué quería: su liberación. Me gustara admitirlo o no estaba bajo su poder, él mandaba y yo obedecía porque así lo habíamos establecido, de hecho me ponía en cierto sentido que fuera contundente y no cediera... así que tras mirarlo y morder sus labios descendí por su cuerpo lamiendo y mordiendo con fuerza, quedé arrodillada frente a él y su enorme erección que necesitaba de atención y por culminar. Lamí sus bordes, chupé su glande repetidas veces hasta tomarlo con la boca y empezar a moverla, rugió de placer venciéndose contra la pared del callejón dejándome hacer, movía sus caderas en lo que yo lo tomaba con mi boca, mi lengua lamía su tronco ayudando a que culminara, gruñó con fuerza y su mano bajó para tomar mi pelo con fuerza, sujetó mi cabeza y marcó un ritmo en lo que yo me masturbaba incapaz de no tocarme mientras él tomaba mi boca y entre gruñidos y rocos jadeos donde pronunciaba mi nombre se corrió, tomé todo lo que tuvo para darme sin dejar de masturbarme en ningún momento, solo cuando se recuperó me alzó de nuevo y quitó mi mano de mi sexo- quiero mi premio, vamos a casa Joe... te necesito.
Así que esa noche iba a dejar mis pensamientos a un lado y centrarme en disfrutar, yo había intentado sonsacarle al vampiro aunque no había logrado todo cuanto yo había querido, y no metía algo más de presión porque me había mantenido en un lugar cómodo donde él a mí no me preguntaba y no intentaba sonsacarme, pero sí, quería seguir haciéndolo porque él callaba demasiado y yo tenía dudas sobre ciertas cosas que pensaba averiguar. Desde nuestra vuelta de México no habíamos tenido una conversación como esa y yo ya pensaba la forma de volver a quitar sus máscaras, abrir sus barreras y corazas y adentrarme en lo que el vampiro escondía y callaba, que sabía era mucho. Pero esa noche era incapaz de pensar en todo eso cuando me tenía de esa manera tan caliente, excitada y necesitada en lo que solo podía pensar en una cosa; en él. Lo quería, lo necesitaba en mi interior moviéndose llevándome a esa cima que solo él sabía llevarme y entregarme, porque no lo negaba, me gustaba sentirlo dentro como ya le había dicho, el contraste de su piel más fría con mi interior que ardía en necesidad, mis ganas devorándome por dentro, mi cuerpo ansiando por una liberación que me estaba negando desde el principio de la noche. Alzó su rostro para rozar sus labios con los míos, sentí su gélido aliento en estos y sonreí ladina cuando dijo aquellas palabras y emití una pequeña risa por ello, ¿no era eso lo que acababa de decirle? Sí, claro que me gustaba, igual que a él le gustaba sentirse en mi cálido interior apretándolo como estaba haciendo ahora, parados, sin movernos porque un par de movimientos y me tendría cayendo por ese abismo placentero que solo él conseguía empujarme. Mordí sus labios para hacerle saber que tenía razón, mis uñas se clavaban en sus hombros notando el placer de tenerlo dentro, pero yo quería y necesitaba por más así que jadeé y lo miré con los ojos turbios pidiéndole en silencio que lo hiciera aunque bien sabía que no lo haría porque él era un hombre de palabras, y si había jurado que solo me correría en llegar a casa así sería. Le urgí porque se moviera, ronroneé sobre sus labios recorriendo su pecho en una caricia donde presioné ligeramente con mis uñas para que notara la caricia, subí mi mano a su pelo y moví mi cadera para provocar que los dos jadeáramos al unísono, su mirada rojiza me decía que no era así ni ahí como quería acabar pese a todos mis intentos. No le había mentido cuando le dije que podría haberme corrido solo con sentirlo dentro, estaba hasta arriba de lo que había consumido y mi cuerpo ardía en necesidad, lo quería, lo ansiaba y lo necesitaba... pero Joe, como el buen demonio que era, no cedió pese a que lo intenté por todos los medios tentándole para que se moviera y me llevara a ese orgasmo que necesitaba con urgencia, porque no había hecho más que negármelo toda la noche y no aguantaba más. Su sonrisa ladeada me dijo que algo estaba tramando, si había dicho que no me tomaría allí es porque no lo haría y quería seguir jugando conmigo, le gruñí atrapando su labio inferior con mis dientes pero sus manos pese a mi negativa intentaron moverme, su fuerza superior a la mía fue lo que hizo que pudiera levantarme pese a mi gruñido en desacuerdo cuando lo que quería era tenerlo dentro, sentirlo, que se moviera. Se levantó para que no pudiera actuar y, nada más ver su mirada rojiza y esa sonrisa torcida, supe lo que iba a hacer sin necesidad de que dijera nada.
-No serás capaz –dije pero estaba convencida de que sí, lo haría. Con Joe había aprendido que todo era válido, que todo era posible y que si decía una cosa la cumplía- ni de coña, Joe –le advertí dando un paso atrás para intentar coger mi ropa que seguía sobre la mesa donde él mismo la había dejado, pero su mano aferró mi muñeca y tiró de mí con la intención de sacarme del local... desnuda- ¡no, ni se te ocurra! –Intenté evitarlo pero tenía más fuerza que yo y tiró de mí dirección para salir del reservado donde estábamos y que cruzáramos todo el local hasta la salida- ¿de verdad vas a dejar que toda la gente me vea desnuda? ¿Tú, un obseso del control? –Enarqué una ceja porque ese hombre quería tenerlo todo bajo su control, y eso no era algo que pudiera hacer si yo salía así- no quiero pasearme desnuda, así que suéltame –pero no me hizo el menor caso, haciendo gala de su fuerza sin soltar mi muñeca por más que di tirones y lo intenté comenzó a andar hacia la salida- Joe, para –le advertí tirando de él pero no se inmutó, ladeó su cabeza para mirarme y pude ver el brillo de excitación que tenía, lo que le ponía ese juego entre ambos, el exhibirme como suya delante de todos para que vieran el trofeo que él llevaba y que nadie podría tocar bajo el riesgo de morir arrancándole el corazón del pecho, atravesando su esternón. Y así fue como atravesé todo el maldito local, desnuda, siguiendo al vampiro sin poder hacer otra cosa más que sentirme expuesta, observada por los presentes que centraban sus ojos en mi cuerpo desnudo para su deleite aunque no pudieran tocarme. Todos me miraban, recorriéndome de arriba abajo por entera centrándose sobre todo en mis pechos que no se mantenían erguidos sin sujeción alguna, en mis nalgas que se marcaban con cada paso, en mi sexo donde por mis muslos había un reguero de mi propia excitación que los vampiros podrían ver sin lugar a dudas. Era la segunda vez que me sentía tan expuesta, la primera había sido en aquel baile donde algunos me vieron mientras el vampiro me tomaba pegada contra un cristal que había como pared, la diferencia es que no llevaba máscara y todos podían saber quién era, ¿y si alguno me reconocía? No lo pude evitar y me sentí excitada mientras me observaban, el objeto de deseo del local que no podía ser tocado bajo sentencia de muerte, podía ver incluso como algunos se masturbaban observándome al pasar pero ninguno se atrevió a tocarme. El frío del exterior erizó todo mi cuerpo y puso más tiesos mis pezones, me pegué al vampiro como si este pudiera paliar ese frío y él, por naturaleza, no lo fuera cuando aseguró que estaba excitada. Alcé mi rostro para verlo, mostraba esa sonrisa de autosuficiencia como el que sabía que tenía razón y no se la podían negar, joder, ¡es que la tenía! Pero no se lo iba a admitir- ¿acaso tú no, no has disfrutado exhibiéndome por todo el local viendo cómo me devoraban con la mirada y algunos se daban placer mientras tirabas de mí? Admítelo; has disfrutado con ello igual que disfrutas cuando te hundes y me tomas hasta dejarme tal y como te gusta; exhausta y temblando –porque no lo negaría, lo hacía cada vez que me tomaba y negarlo era demasiado estúpido porque él bien lo sabía. No dijo nada más, tiró de mí con urgencia y yo me dejé llevar porque no podía hacer nada más, nos adentramos en el callejón, me volteó dejándome de cara a la pared quedando a mi espalda, mi respiración errática subía y bajaba porque sabía lo que venía y mi sexo palpitó en anticipación a eso, sentía el frío de la pared en mi pecho y eso hacía que mis pezones se pusieran más duros, jadeé preparándome para lo que venía y cuando alzó mis nalgas con sus manos... de una embestida se adentró por completo, duro como él solo solía hacerlo, llenándome de una- ¡Joe! –El gemido brotó de mis labios con fuerza por la embestida, por el placer, por el escalofrío que me recorrió pegándome contra la pared, estaba tan mojada y tan preparada que había resbalado con facilidad en mi interior. Cerré las manos en sendos puños cuando comenzó a moverse como el demonio que era, duro y raudo, entraba y salía marcando un ritmo demoledor que me encantaba. Arqueé mi cuerpo para darle un mejor acceso, un pie separó más mis piernas para darle una mejor entrada, su mano fue a mi pelo enredándolo y tiró del mismo para echar hacia atrás mi cabeza provocándome un gemido ronco de placer, ladeó mi rostro para estampar sus labios contra los míos, enredé mis dedos en su pelo para anclarme a algo mientras se movía como un demonio volviéndome loca, su otra mano recorrió mi pecho y los acarició mientras no dejaba de moverse, apretó mis pezones entre sus dedos tirando de estos en lo que yo me deshacía entre sus brazos, gimiendo con fuerza sobre sus labios. Rodeó mi cintura pegándome a él para que no me cayera ni venciera mi cuerpo, mi pelo caía a un lado cubriendo parcialmente mi pecho, nos besábamos entre roncos gemidos y jadeos que inundaron el callejón... mis piernas ya empezaban a flaquear anunciando lo inminente- Joe... –gemí sobre sus labios mientras él no cesaba sus movimientos- para o..... o yo.... –me costaba hablar, era tal el placer que sentía saciado después de lo que me había calentado, de lo que había tomado que solo podía centrarme en eso- como sigas..... me voy a correr... –avisé aunque él, conociéndome, sabía perfectamente en qué punto me encontraba para dejarme al límite, uno que lo estaba rozando, mis uñas se clavaron en su brazo, mordí su labio inferior a punto de alcanzar el orgasmo cuando sin previo aviso paró, salió por completo dejándome insatisfecha de nuevo, rogué porque siguiera contra sus labios pero él me giró y pegó su espalda a la pared sin dejar de sostenerme porque las piernas me fallaban- maldito demonio... –jadeé sobre sus labios con mis dedos enredados en su pelo, no iba a dejar que llegara todavía al orgasmo, me dejaba otra vez a las puertas- por favor Joe.... no puedo más –moví mis caderas rozando su miembro que duro se clavaba en mi vientre, estaba duro y necesitado pero la diferencia es que él podía correrse y yo no, no hasta llegar a casa. Su mirada rojiza me recorrió por entera, mis mejillas ruborizadas, mi pecho subiendo y bajando con fuera, mi cadera moviéndose en un intento porque cediera... pero era fiel a sus palabras y a sus promesas, y esa noche no iba a fallar- entonces vámonos a casa, no aguanto más... –él solo sonreía conocedor del fuego que arrasaba mi cuerpo, del deseo, de las ganas, de la necesidad. Sus labios tomaron los míos de forma salvaje, se adentró adueñándose de mi boca y yo jadeé por ello dejándome hacer sin parar de mover mi cadera una y otra vez, se separó con esa sonrisa tan suya y sin necesidad de decirme nada supe lo que quería: su liberación- entonces fóllame y lleguemos juntos... yo también lo necesito.... Joe –pero era férreo en eso y negó divertido, sus dedos se enredaron en mi pelo y un simple tirón hacia abajo me hizo saber qué quería: su liberación. Me gustara admitirlo o no estaba bajo su poder, él mandaba y yo obedecía porque así lo habíamos establecido, de hecho me ponía en cierto sentido que fuera contundente y no cediera... así que tras mirarlo y morder sus labios descendí por su cuerpo lamiendo y mordiendo con fuerza, quedé arrodillada frente a él y su enorme erección que necesitaba de atención y por culminar. Lamí sus bordes, chupé su glande repetidas veces hasta tomarlo con la boca y empezar a moverla, rugió de placer venciéndose contra la pared del callejón dejándome hacer, movía sus caderas en lo que yo lo tomaba con mi boca, mi lengua lamía su tronco ayudando a que culminara, gruñó con fuerza y su mano bajó para tomar mi pelo con fuerza, sujetó mi cabeza y marcó un ritmo en lo que yo me masturbaba incapaz de no tocarme mientras él tomaba mi boca y entre gruñidos y rocos jadeos donde pronunciaba mi nombre se corrió, tomé todo lo que tuvo para darme sin dejar de masturbarme en ningún momento, solo cuando se recuperó me alzó de nuevo y quitó mi mano de mi sexo- quiero mi premio, vamos a casa Joe... te necesito.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Dan contra la pared acogía una a una mis embestidas entre roncos jadeos, la pared se había manchado de su flujo, sus muslos quedaban perlados de esencia mientras ella misma se acariciaba contra la pared suplicándome mas, su cuerpo ardía por la necesidad de correrse, vibraba cuando mis manos se deslizaban por su piel y mi boca ansiosa la devoraba entre mordidas delatando lo mucho que me excitaba verla en ese estado de perdición y sumisión.
Era lo que era, un demonio de la noche y verla así, restregándose para aliviarse jadeando contra mi boca me ponía muy burro.
La giré saliendome de golpe cuando sus piernas flaquearon delatando la inmediatez de un orgasmo que le tenía prohibido, rugió necesitada, su espalda cayó rendida contra la pared abierta de piernas, ofrecida, llevando su mano a su coño para ella misma darse placer.
-Shhhh -susurré acercándome para detener su muñeca -despacio -pedí ayudándola con mi dedo para que entendiera el desgarrador ritmo lento que quería llevara ahora mismo.
Mi dedo se hundía acompañando a sus dos en aquel pozo completamente empapado, ella gemía con los labios entreabiertos, iba muy muy colocada y por un momento pensé sucumbiría y se desplomaría allí mismo.
-Tranquila, lo estas haciendo bien.
Suplico que la tomara, ardía y yo con ella, verla así ,en ese estado era un regalo, mi polla palpitaba sin ser tocada.
-Vamos pequeña sabes lo que quiero.
Ella negó, quería correrse con mi estaca entro, pero yo tenía otros planes y sonriendo deposité un húmedo beso en sus labios.
-Quiero follarme tu boca, saborea mi esencia, se que te gusta tragártelo todo, que te excitas viéndote en este estado.
Tiré de su pelo hasta que la cazadora acabó de rodillas, incapaz de dejar de masturbarse siguió colando sus dedos separando sus labios sin dejar de tocarse y pellizcarse el clítoris.
Roncos sus jadeos cuando colé mi polla en su boca, dejé caer mi espalda contra la pared y me deje hacer sintiendo como la engullía como su aliento impactaba ardiente contra mi falo deslizando su lengua por los pliegues, succionando la punta.
-Así, lo estas haciendo muy bien.
Ella gemía sin pausa al borde del éxtasis, contra mas perdida estaba en el placer mas loco me volvía y tras enterrar mi verga dentro varias veces mas me corrí entre espasmos dentro de sus belfos, se lo bebió todo, relamiendo las gotas que quedaban en mi prepucio. Apenas podía ponerse en pie, tiré de ella levantadora del suelo y la forcé a sacar de su interior los dedos.
-Aun no -susurré contra sus labios, aun no -¿puedes andar?
Tiré de ella, suplicaba ir a casa, que la dejara liberarse de aquella sensación que la quemaba.
Durante todo el camino paramos varias veces para besarnos, mis dedos seguían masturbandola, no dejando que bajara aquel estado, de vez en cuando colaba mi polla en su coño y la embestía varias veces hasta llevarla al imite, saliendo de nuevo y así llegamos a casa de mi hermano.
Su cara de sorpresa fue evidente, me miró desconcertada cuando mi sonrisa se afilo.
-Vamos a bebernos una copa con ellos ¿no te lo he dicho?
Guardé mi verga dentro del pantalón y cubrí su cuerpo con mi camisa antes de que nos abrieran la puerta y nos hicieran pasar.
-Estas tan sexy colocada.
Era lo que era, un demonio de la noche y verla así, restregándose para aliviarse jadeando contra mi boca me ponía muy burro.
La giré saliendome de golpe cuando sus piernas flaquearon delatando la inmediatez de un orgasmo que le tenía prohibido, rugió necesitada, su espalda cayó rendida contra la pared abierta de piernas, ofrecida, llevando su mano a su coño para ella misma darse placer.
-Shhhh -susurré acercándome para detener su muñeca -despacio -pedí ayudándola con mi dedo para que entendiera el desgarrador ritmo lento que quería llevara ahora mismo.
Mi dedo se hundía acompañando a sus dos en aquel pozo completamente empapado, ella gemía con los labios entreabiertos, iba muy muy colocada y por un momento pensé sucumbiría y se desplomaría allí mismo.
-Tranquila, lo estas haciendo bien.
Suplico que la tomara, ardía y yo con ella, verla así ,en ese estado era un regalo, mi polla palpitaba sin ser tocada.
-Vamos pequeña sabes lo que quiero.
Ella negó, quería correrse con mi estaca entro, pero yo tenía otros planes y sonriendo deposité un húmedo beso en sus labios.
-Quiero follarme tu boca, saborea mi esencia, se que te gusta tragártelo todo, que te excitas viéndote en este estado.
Tiré de su pelo hasta que la cazadora acabó de rodillas, incapaz de dejar de masturbarse siguió colando sus dedos separando sus labios sin dejar de tocarse y pellizcarse el clítoris.
Roncos sus jadeos cuando colé mi polla en su boca, dejé caer mi espalda contra la pared y me deje hacer sintiendo como la engullía como su aliento impactaba ardiente contra mi falo deslizando su lengua por los pliegues, succionando la punta.
-Así, lo estas haciendo muy bien.
Ella gemía sin pausa al borde del éxtasis, contra mas perdida estaba en el placer mas loco me volvía y tras enterrar mi verga dentro varias veces mas me corrí entre espasmos dentro de sus belfos, se lo bebió todo, relamiendo las gotas que quedaban en mi prepucio. Apenas podía ponerse en pie, tiré de ella levantadora del suelo y la forcé a sacar de su interior los dedos.
-Aun no -susurré contra sus labios, aun no -¿puedes andar?
Tiré de ella, suplicaba ir a casa, que la dejara liberarse de aquella sensación que la quemaba.
Durante todo el camino paramos varias veces para besarnos, mis dedos seguían masturbandola, no dejando que bajara aquel estado, de vez en cuando colaba mi polla en su coño y la embestía varias veces hasta llevarla al imite, saliendo de nuevo y así llegamos a casa de mi hermano.
Su cara de sorpresa fue evidente, me miró desconcertada cuando mi sonrisa se afilo.
-Vamos a bebernos una copa con ellos ¿no te lo he dicho?
Guardé mi verga dentro del pantalón y cubrí su cuerpo con mi camisa antes de que nos abrieran la puerta y nos hicieran pasar.
-Estas tan sexy colocada.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Joe era un completo demonio y hacía gala a lo que él tanto se denominaba y decía que era, ese demonio que esa noche había decidido jugar conmigo y llevarme a niveles y a cotas insospechadas para dejarme caliente, tan caliente como si estuviera en el mismo Infierno y él me diera aquel paseo de su mano para que lo recorriera junto a él. Este no tenía nada que ver con el otro mucho más peligroso en el que habíamos estado en México, en este el vampiro se recreaba a su gusto y jugaba conmigo llevándome como si fuera una marioneta y él moviera sus hilos, estaba tan colocada, tan excitada y tan cachonda por lo que había bebido, tomado y fumado que era como un coctel explosivo que no sabía cuánto más iba a poder aguantar de esa forma sin poder contener más aquel orgasmo que ansiaba, que necesitaba como el mismo aire para respirar. Nadie, nunca, había jugado de esa forma conmigo como estaba haciendo el vampiro en esa precisa noche que estábamos pasando donde como hombre de palabra que era, y que había comprobado en multitud de ocasiones, no iba ni pensaba ceder ante el hecho de darme un orgasmo antes de que alcanzáramos la mansión... y ya se me antojaba demasiado lejana como para no pedirle que fuéramos allí y que me tomara. Me tenía donde quería, donde me había querido tener durante esa noche y yo me dejé porque en el fondo sus juegos me gustaban, me excitaban y disfrutaba mucho de su mano. Desde la primera noche que habíamos pasado juntos había descubierto que una parte de mí se activaba con el vampiro, como si hubiera permanecido dormida hasta que su llegada la había despertado, esa Lilith en mí que al vampiro tanto le gustaba y que congeniaba realmente con él como si hubiéramos sido creados el uno para el otro; nos complementábamos y nos entendíamos demasiado bien como para ser humana y vampiro. Sus juegos me encantaban porque con él podía ser yo realmente sin tener que llevar una máscara frente a los demás, con él no precisaba de fingir y eso era lo que me gustaba, la libertad con la que me sentía cuando estaba con él. Y esa noche me había vuelto a dejar llevar por lo que él despertaba en mí, esas ganas insaciables de jugar y divertirnos que me llevaban por la calle de la amargura esa noche con todas las veces que me había negado el orgasmo. Incluso aunque le rogué, le supliqué –algo que yo no hacía- que me tomara en ese callejón hasta alcanzar el orgasmo no me hizo ni caso, me tenía embistiéndome golpeando mi cuerpo contra la pared de lo rudo que me tomaba, ladeada la cabeza para que sus labios tomaran los míos mordiéndolos provocándome, su miembro otorgándome placer para luego cuando estaba a punto de sucumbir, de alcanzar el ansiado orgasmo, salir de mi cuerpo logrando que gruñera en desacuerdo y pegar mi espalda contra la pared. Me observaba con esos ojos rojizos brillantes, su pecho subiendo y bajando con rapidez, su miembro presionando contra mi vientre duro y mojado con mi esencia... aunque lo intenté no logré que sucumbiera, cumpliría su palabra y bien sabía que no lo haría cambiar de parecer. Incapaz de quedarme quieta con las ganas de saciar la necesidad que clamaba mi sexo llevé un par de dedos, mordí mis labios y arqueé mi cuerpo cuando comencé a moverlos buscando mi propia liberación, algo que no era la primera vez que hacía frente al vampiro. Gemí con él observándome pero me pidió calma acallando mis gemidos, sus labios tomaron los míos pidiéndome que fuera más despacio, ¿despacio con la necesidad ardiente que sentía? Imposible. Su mano aferró mi muñeca para marcar él el ritmo y jadeé sobre sus labios por cómo jugaba conmigo, por cómo sabía conducirme como él quería.
Acabó metiendo un dedo suyo en mi interior, mis caderas se movieron por inercia contra él notando ese contraste de su dedo frío con mi interior caliente y ardiente. Marcó un ritmo lento y demoledor, tortuoso, que me hacía gruñir y morder sus labios con fuerza pidiendo por más, ya temblaban mis piernas de nuevo cuando aferré su pelo entre mis dedos pensando que al fin me dejaría... pero me sujetó con fuerza y besó mis labios para hacerme saber que iba bien, que lo estaba haciendo bien. Él sabía lo que yo quería pero no iba a dármelo, no por el momento, pero sí sabía lo que él quería y le gruñí en desacuerdo total, no sirvió de nada porque caliente como estaba me condujo hacia abajo quedando él apoyado contra la pared, tomé su miembro arrodillada frente a él y lo lamí despacio queriendo devolverle en parte lo que él me había hecho, lo tomé con mi boca necesitada, jadeé por el placer que hasta eso me provocaba pero verlo gruñir, mover sus caderas y gemir mi nombre era pura satisfacción. Sus palabras sucias salían de sus labios y eso más me encendía, que me hablara así conforme estaba lograba aumentar más mi necesidad. Me decía que lo estaba haciendo bien como si no supiera lo que le gustaba, cómo lamerlo, cuándo succionar, cuándo hacer la presión justa y besar su punta con mi lengua recorriéndolo por entero. Mis dedos no me daban tregua en mi sexo, solo podía pensar en ese momento y en lo necesitada que estaba, el vampiro tomó mi cabeza y bombeó en mi boca entre gruñidos y roncos jadeos hasta que acabó corriéndose en esta, tomé lo que tuvo para darme y limpié su miembro entre lamidas, con la respiración agitada y sus ojos más rojos y brillantes que nunca me alzó para dejarme de pie, sacó mis dedos de mi sexo alegando que no era el momento, ¿cuándo lo sería? A ese paso comenzaba a pensar que nunca, que la noche no tendría fin. Me preguntó si podía andar y alcé mis ojos a los suyos, sonreí ladina aunque él ya conocía la respuesta y asentí con la cabeza. Le pedí ir a casa, lo necesitaba ya o no aguantaría mucho más aunque él me dijera lo bien que lo estaba haciendo, yo no podía más con aquel calentón que me consumía por dentro. Rodeó mi cintura y tapándome únicamente con su abrigo recorrimos las calles estando desnuda bajo su abrigo, con el sexo palpitante y húmedo de necesidad que él no saciaba. Lo miraba de reojo fulminándolo con la mirada solo para hacerlo reír porque me pillaba en cada ocasión, divertido con tenerme justo así para él. No podía decir que en el camino se comportó mejor, parábamos cada pocos minutos para devorarnos, ansiando un final que ambos queríamos aunque el vampiro lo hubiera obtenido de mi boca pues solo de tenerme así ya estaba cachondo de nuevo, su miembro duro se notaba. No quiso concederme un poco de descanso ni de vuelta a casa, sus dedos se colaban en mi sexo masturbándome de manera lenta y tortuosa provocando gemidos que escapaban de mis labios y que aferrara su pelo entre mis dedos con fuerza arqueando mi cuerpo contra el suyo quien me sostenía de la cintura. No dejaba que el calentón se bajara, aunque lo veía un poco complicado por la mezcla que llevaba mi cuerpo, nos devorábamos los labios hambrientos del otro, recorría mi cuerpo bajo su abrigo y de vez en cuando me alzaba de las nalgas –o simplemente hacía que rodeara su cintura con una de mis piernas- para penetrarme y tomarme con rudeza logrando llevarme al borde del mismo abismo para no permitirme caer. Yo lo arañaba, hundía mis uñas en su piel, marcaba esta con mis dientes desesperada y necesitada.
-Joe –gemí en una de las últimas ocasiones que con una pierna rodeando su cintura me tomaba con rudeza hundiéndose duro y raudo. Cuando paró gimoteé porque había perdido ya la cuenta de las veces que me había dejado al borde del precipicio- no voy a poder mucho más.... no aguanto... no más –pedí entre pequeños ruegos, él decía que iba bien y que lo estaba haciendo muy bien esa noche pero para mí no era suficiente. Al menos me conformé, por el momento, con el hecho de que nos íbamos acercando a la mansión que se me antojaba estaba demasiado lejos... pero no me percaté, conforme iba, de que realmente no nos dirigíamos a su mansión y solo me di cuenta cuando paramos en la puerta y tocó al timbre. Enarqué una ceja y lo miré viendo su sonrisa afilada, de esas que bien conocía y que decían “tengo el control, yo mando” que a veces odiaba del vampiro... reconocí la casa porque ya había estado allí; la mansión de Assur. Mi cara de sorpresa lo dijo todo mientras él afilaba más la sonrisa, fue cuando mencionó que íbamos a tomarnos una copa con ellos como si ya lo hubiera dicho, pero no había sido así- ¿me tomas el pelo? –Pregunté aunque bien sabía que no, ya había llamado y yo no iba a permitir que me encontraran en esa situación, caliente y excitada demandando por un orgasmo al vampiro que tenía al lado- hijo de puta –dije con la intención de darme la vuelta, pero supo agarrarme con rapidez y me colocó su camisa antes de que la puerta se abriera tapando así mi desnudez, un mayordomo nos hizo una seña para que entráramos y miré a Joe de manera fija- te vas a acordar de esta vampiro, te la pienso devolver con creces –y oh, cumpliría con mis palabras. Le di un sonoro golpe en su pecho cuando me dijo que estaba muy sexy de esa forma- vete a la mierda –comenté pasando al interior con todo el cuerpo a flor de piel, mi sexo palpitando, mi excitación bajando por mi muslo que podía notar cómo la gota caía hacia debajo de manera inevitable... y ellos lo iban a saber, no tardarían en saberlo y yo me quise morir de la vergüenza en ese momento. ¡Maldito vampiro depravado! Me arrastraba a sus juegos y ahora ardería como consecuencia de ellos, pero de vergüenza cuando se enteraran de que la humana estaba cachonda, caliente y necesitada por un orgasmo que su prometido le había estado negando hasta la saciedad- esto no formaba parte del trato demonio, no dijiste nada de ver a tú hermano –me giré para encararlo tapada únicamente con su camisa, de no limpiarme pronto se vería la gota caer por mi muslo y sería más que evidente el motivo- ¿qué hacemos aquí, Joe? Pensaba que la noche era para jugar los dos, no para mostrarles nuestros juegos a tú hermano y su novia –mi mano ascendió por su pecho hasta llegar al pelo de su nuca, enredé mis dedos en este con fuerza- en llegar a casa voy a castigarte, eres un vampiro muy malo –hice que su rostro bajara hasta quedar a mi altura, mordí su labio hasta hacerlo sangrar, lamí la sangre y tomé sus labios de manera ruda provocándolo, tentándolo de nuevo. Cuando sus manos quisieron tocar mi cuerpo y ascender bajo su camisa las aparté de mi cuerpo, pero no separé mi rostro del suyo- no vampiro, aquí no puedes jugar ni tocarme, pero ten –llevé mis dedos para tomar lo que caía por mi muslo y los subí hasta sus labios- esto es todo cuanto vas a tener de mí mientras estemos aquí, tú decides cuánto tiempo quieres pasar aquí... aunque te advierto, cuanto más pasemos más bajarán mis ganas si no haces nada –mordí su labio inferior y me separé cuando escuché pasos que se acercaban para recibirnos. Maldito vampiro, maldito millones de veces por tenerme así y llevarme ante su hermano, y como ya era obvio, no tardaron en reparar en cómo iba vestida... y en cómo estaba. Maldito Joe, iba a pagarme eso muy caro.
Acabó metiendo un dedo suyo en mi interior, mis caderas se movieron por inercia contra él notando ese contraste de su dedo frío con mi interior caliente y ardiente. Marcó un ritmo lento y demoledor, tortuoso, que me hacía gruñir y morder sus labios con fuerza pidiendo por más, ya temblaban mis piernas de nuevo cuando aferré su pelo entre mis dedos pensando que al fin me dejaría... pero me sujetó con fuerza y besó mis labios para hacerme saber que iba bien, que lo estaba haciendo bien. Él sabía lo que yo quería pero no iba a dármelo, no por el momento, pero sí sabía lo que él quería y le gruñí en desacuerdo total, no sirvió de nada porque caliente como estaba me condujo hacia abajo quedando él apoyado contra la pared, tomé su miembro arrodillada frente a él y lo lamí despacio queriendo devolverle en parte lo que él me había hecho, lo tomé con mi boca necesitada, jadeé por el placer que hasta eso me provocaba pero verlo gruñir, mover sus caderas y gemir mi nombre era pura satisfacción. Sus palabras sucias salían de sus labios y eso más me encendía, que me hablara así conforme estaba lograba aumentar más mi necesidad. Me decía que lo estaba haciendo bien como si no supiera lo que le gustaba, cómo lamerlo, cuándo succionar, cuándo hacer la presión justa y besar su punta con mi lengua recorriéndolo por entero. Mis dedos no me daban tregua en mi sexo, solo podía pensar en ese momento y en lo necesitada que estaba, el vampiro tomó mi cabeza y bombeó en mi boca entre gruñidos y roncos jadeos hasta que acabó corriéndose en esta, tomé lo que tuvo para darme y limpié su miembro entre lamidas, con la respiración agitada y sus ojos más rojos y brillantes que nunca me alzó para dejarme de pie, sacó mis dedos de mi sexo alegando que no era el momento, ¿cuándo lo sería? A ese paso comenzaba a pensar que nunca, que la noche no tendría fin. Me preguntó si podía andar y alcé mis ojos a los suyos, sonreí ladina aunque él ya conocía la respuesta y asentí con la cabeza. Le pedí ir a casa, lo necesitaba ya o no aguantaría mucho más aunque él me dijera lo bien que lo estaba haciendo, yo no podía más con aquel calentón que me consumía por dentro. Rodeó mi cintura y tapándome únicamente con su abrigo recorrimos las calles estando desnuda bajo su abrigo, con el sexo palpitante y húmedo de necesidad que él no saciaba. Lo miraba de reojo fulminándolo con la mirada solo para hacerlo reír porque me pillaba en cada ocasión, divertido con tenerme justo así para él. No podía decir que en el camino se comportó mejor, parábamos cada pocos minutos para devorarnos, ansiando un final que ambos queríamos aunque el vampiro lo hubiera obtenido de mi boca pues solo de tenerme así ya estaba cachondo de nuevo, su miembro duro se notaba. No quiso concederme un poco de descanso ni de vuelta a casa, sus dedos se colaban en mi sexo masturbándome de manera lenta y tortuosa provocando gemidos que escapaban de mis labios y que aferrara su pelo entre mis dedos con fuerza arqueando mi cuerpo contra el suyo quien me sostenía de la cintura. No dejaba que el calentón se bajara, aunque lo veía un poco complicado por la mezcla que llevaba mi cuerpo, nos devorábamos los labios hambrientos del otro, recorría mi cuerpo bajo su abrigo y de vez en cuando me alzaba de las nalgas –o simplemente hacía que rodeara su cintura con una de mis piernas- para penetrarme y tomarme con rudeza logrando llevarme al borde del mismo abismo para no permitirme caer. Yo lo arañaba, hundía mis uñas en su piel, marcaba esta con mis dientes desesperada y necesitada.
-Joe –gemí en una de las últimas ocasiones que con una pierna rodeando su cintura me tomaba con rudeza hundiéndose duro y raudo. Cuando paró gimoteé porque había perdido ya la cuenta de las veces que me había dejado al borde del precipicio- no voy a poder mucho más.... no aguanto... no más –pedí entre pequeños ruegos, él decía que iba bien y que lo estaba haciendo muy bien esa noche pero para mí no era suficiente. Al menos me conformé, por el momento, con el hecho de que nos íbamos acercando a la mansión que se me antojaba estaba demasiado lejos... pero no me percaté, conforme iba, de que realmente no nos dirigíamos a su mansión y solo me di cuenta cuando paramos en la puerta y tocó al timbre. Enarqué una ceja y lo miré viendo su sonrisa afilada, de esas que bien conocía y que decían “tengo el control, yo mando” que a veces odiaba del vampiro... reconocí la casa porque ya había estado allí; la mansión de Assur. Mi cara de sorpresa lo dijo todo mientras él afilaba más la sonrisa, fue cuando mencionó que íbamos a tomarnos una copa con ellos como si ya lo hubiera dicho, pero no había sido así- ¿me tomas el pelo? –Pregunté aunque bien sabía que no, ya había llamado y yo no iba a permitir que me encontraran en esa situación, caliente y excitada demandando por un orgasmo al vampiro que tenía al lado- hijo de puta –dije con la intención de darme la vuelta, pero supo agarrarme con rapidez y me colocó su camisa antes de que la puerta se abriera tapando así mi desnudez, un mayordomo nos hizo una seña para que entráramos y miré a Joe de manera fija- te vas a acordar de esta vampiro, te la pienso devolver con creces –y oh, cumpliría con mis palabras. Le di un sonoro golpe en su pecho cuando me dijo que estaba muy sexy de esa forma- vete a la mierda –comenté pasando al interior con todo el cuerpo a flor de piel, mi sexo palpitando, mi excitación bajando por mi muslo que podía notar cómo la gota caía hacia debajo de manera inevitable... y ellos lo iban a saber, no tardarían en saberlo y yo me quise morir de la vergüenza en ese momento. ¡Maldito vampiro depravado! Me arrastraba a sus juegos y ahora ardería como consecuencia de ellos, pero de vergüenza cuando se enteraran de que la humana estaba cachonda, caliente y necesitada por un orgasmo que su prometido le había estado negando hasta la saciedad- esto no formaba parte del trato demonio, no dijiste nada de ver a tú hermano –me giré para encararlo tapada únicamente con su camisa, de no limpiarme pronto se vería la gota caer por mi muslo y sería más que evidente el motivo- ¿qué hacemos aquí, Joe? Pensaba que la noche era para jugar los dos, no para mostrarles nuestros juegos a tú hermano y su novia –mi mano ascendió por su pecho hasta llegar al pelo de su nuca, enredé mis dedos en este con fuerza- en llegar a casa voy a castigarte, eres un vampiro muy malo –hice que su rostro bajara hasta quedar a mi altura, mordí su labio hasta hacerlo sangrar, lamí la sangre y tomé sus labios de manera ruda provocándolo, tentándolo de nuevo. Cuando sus manos quisieron tocar mi cuerpo y ascender bajo su camisa las aparté de mi cuerpo, pero no separé mi rostro del suyo- no vampiro, aquí no puedes jugar ni tocarme, pero ten –llevé mis dedos para tomar lo que caía por mi muslo y los subí hasta sus labios- esto es todo cuanto vas a tener de mí mientras estemos aquí, tú decides cuánto tiempo quieres pasar aquí... aunque te advierto, cuanto más pasemos más bajarán mis ganas si no haces nada –mordí su labio inferior y me separé cuando escuché pasos que se acercaban para recibirnos. Maldito vampiro, maldito millones de veces por tenerme así y llevarme ante su hermano, y como ya era obvio, no tardaron en reparar en cómo iba vestida... y en cómo estaba. Maldito Joe, iba a pagarme eso muy caro.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Era incapaz de borrar de mis labios aquella sonrisa pérfida mientras la veía a ella completamente excitada, necesitada de correrse mientras yo por contra acaba de hacerlo y eso prolongaba para mi el tiempo de juego.
Era un depredador, un depravado que había vivido tantas cosas, tantos milenios que pocas veces me saciaban por completo y supongo que desde que apalabre con ella eso que los mortales llamaban “fidelidad” esto era lo que me quedaba.
Jadeé contra sus dedos cuando los manchó de su esencia, mis dedos se iluminaron de un centelleante fuego mientras ella me maldecía en silencio y yo la volteaba pegando su espalda a mi pecho para animados por el alcohol y otras sustancias saludar a mi hermano y a su bella “novia”
-Veo que venís de fiesta -dijo Assur con un deje divertido -Sun ¿cuando vas a chorrear como esa? -preguntó llevándose un manotazo que nos hizo reír a ambos.
Dan gruñó furibunda al sentirse el tema de diversión, mas mis mansos no dejaban de sobarla por debajo de la camisa con descaro, importándome poco que frente a nosotros hubiera compañía.
Pellizqué sus pezones mientras le pedía a mi hermano nos sirviera lago fuerte para que a mi preciosa “prometida” no se le bajara el globo que llevaba.
Sun sirvió cuatro copas de Bourbon y le acercó una de ellas a Dan que siendo la única humana de allí estaba francamente sofocada, el ruido incesante de su corazón era motivador y su imagen semidesnuda y muy excitada demasiado sensual como para no ser mirada.
Ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por los labios bajos de mi prometida, bañándolos de esencia, separandolos para torturar su clítoris. Ella gemía ronca, apaciguaba su calor con alcohol, creo que la situación en el fondo la estaba poniendo mas y mas cachonda.
-Se me ha ocurrido Assur que deberíamos controlar un poco a nuestros neófitos, Raziel se ha hecho con Lenfern de padre, peor al lado hay un local -dije con un deje de diversión en la voz y si montamos el Cel.
Assur empezó a descojonarse.
-Vas mas borracho de lo que pensaba -dijo tirando de Sun para besar su cuello mientras me hablaba -lo que quieres es montar un antro de perversión para tus juegos.
Me encogí de hombros con un deje de soberbia.
-Que mal concepto tienes de mi -aseguré enterrando dos de mis dedos en su coño sacudiéndolos despacio -si hablo de un lugar con arpas y ángeles -bromeé
Era un depredador, un depravado que había vivido tantas cosas, tantos milenios que pocas veces me saciaban por completo y supongo que desde que apalabre con ella eso que los mortales llamaban “fidelidad” esto era lo que me quedaba.
Jadeé contra sus dedos cuando los manchó de su esencia, mis dedos se iluminaron de un centelleante fuego mientras ella me maldecía en silencio y yo la volteaba pegando su espalda a mi pecho para animados por el alcohol y otras sustancias saludar a mi hermano y a su bella “novia”
-Veo que venís de fiesta -dijo Assur con un deje divertido -Sun ¿cuando vas a chorrear como esa? -preguntó llevándose un manotazo que nos hizo reír a ambos.
Dan gruñó furibunda al sentirse el tema de diversión, mas mis mansos no dejaban de sobarla por debajo de la camisa con descaro, importándome poco que frente a nosotros hubiera compañía.
Pellizqué sus pezones mientras le pedía a mi hermano nos sirviera lago fuerte para que a mi preciosa “prometida” no se le bajara el globo que llevaba.
Sun sirvió cuatro copas de Bourbon y le acercó una de ellas a Dan que siendo la única humana de allí estaba francamente sofocada, el ruido incesante de su corazón era motivador y su imagen semidesnuda y muy excitada demasiado sensual como para no ser mirada.
Ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por los labios bajos de mi prometida, bañándolos de esencia, separandolos para torturar su clítoris. Ella gemía ronca, apaciguaba su calor con alcohol, creo que la situación en el fondo la estaba poniendo mas y mas cachonda.
-Se me ha ocurrido Assur que deberíamos controlar un poco a nuestros neófitos, Raziel se ha hecho con Lenfern de padre, peor al lado hay un local -dije con un deje de diversión en la voz y si montamos el Cel.
Assur empezó a descojonarse.
-Vas mas borracho de lo que pensaba -dijo tirando de Sun para besar su cuello mientras me hablaba -lo que quieres es montar un antro de perversión para tus juegos.
Me encogí de hombros con un deje de soberbia.
-Que mal concepto tienes de mi -aseguré enterrando dos de mis dedos en su coño sacudiéndolos despacio -si hablo de un lugar con arpas y ángeles -bromeé
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Iba a matar al vampiro en cuanto estuviéramos a solas en su mansión, en nuestra habitación, le haría pagar caro todo lo que me estaba haciendo esa noche con creces para disfrutar yo también de torturarlo un poco porque esa noche se estaba llevando la palma. Si había algo que sabía del vampiro es que lo que decía; lo cumplía. Se había propuesto volverme loca en ese juego que siempre nos traíamos, peligroso, ardiente, seductor, placentero... que quizá marcara la perdición de ambos pero nos arriesgábamos porque no temíamos a nada incluso cuando era caer ante el otro de una forma que ninguno imaginaríamos. Hasta el momento teníamos una “relación” que a ambos nos satisfacía y que no entrañaba problemas en cuanto a sentimientos se trataba... pero a veces no podía evitar preguntarme por todo lo que el vampiro callaba y no decía, por eso que guardaba recelosamente en su interior y que costaba arrancarle porque entonces se ponía a la defensiva e incluso una vez llegó a pegarme por ello cuando me adentré demasiado en ese interior que tenía y al que había rodeado con capas y murallas de hielo erigidas con el paso de los milenios. Quizás no sacar el tema a colación a mí también me venía bien porque, hasta la fecha, él no había preguntado tanto ni indagado en la herida como había hecho yo y eso a los dos nos mantenía a “salvo”, ¿de qué? Era lo que no llegaba a saber pero lo intuía: caer, caer en la más absoluta perdición. Se suponía que nuestro matrimonio era una farsa, algo que hacíamos por conveniencia y que nos beneficiaba a los dos pero no sabía dónde se había traspasado la frontera y cuando aquello comenzó a parecer una relación de verdad. Había dejado el tema aparcado porque en el fondo a mí también me interesaba que no se hablara al respecto pero sabía que llegaría el momento donde ambos expusiéramos las cartas, y no sabía cómo acabaría la jugada. Las otra veces habíamos acabado separados y peleados pero siempre, tras un tiempo, volvíamos a encontrarnos porque éramos incapaces de permanecer separados el uno del otro. Y tras juegos y juegos así me veía esa noche; caliente, cachonda, excitada y con mi propio flujo deslizándose en una gota por mi muslo en la puerta de la mansión de su hermano Assur porque, al parecer, al vampiro se le había antojado pasar a verlo para hablar unas cosas en esa noche en la que me tenía rogando y suplicando por un maldito orgasmo que me lo estaba negando segundo tras segundo. Se pensó que con una camisa suya cubriendo mi desnudez, esa de la que había gozado durante todo el camino, sería suficiente para paliar mi enfado y cuando estuve a punto de irme su brazo me atrapó de la cintura poniéndome delante de él mientras me miraba con esa sonrisa pérfida y altanera haciéndome saber que mandaba él, le gruñí en total desacuerdo y cuando intentó tocarme aparté sus manos porque eso no entraba dentro del juego, que nos vieran desconocidos me daba igual porque formaba parte del juego pero ¿delante de su hermano y su novia? Estaba loco, y como pago por lo que me estaba haciendo llevé mis dedos a mi sexo manchándolos con mi propia excitación, los subí a sus labios manchándolos con esta haciéndole ver que el tiempo que estuviéramos allí es lo que tendría de mí. Lamió mis dedos, dejó incluso un mordisco en mi carne y sus ojos se tornaron de ese color rojizo que tan bien conocía mientras yo sonreía, al menos se la devolvía un poco.
Terminó girándome para dejar mi espalda contra su pecho cuando llegaron su hermano y su novia, no tardaron demasiado tras el saludo en reparar ambos en cómo me encontraba porque no era demasiado complicado: mejillas sonrojadas, mi corazón bombeando a mil por hora, mi cuerpo ardiendo, la camisa como única prenda, el pelo seguramente algo alborotado... todas las pistas necesarias. De hecho Assur no tardó en darse cuenta de ello y le lanzó a Sun una pregunta que ella respondió con un “cuando te lo ganes” dándole un manotazo mientras los tres se reían y yo fruncía el ceño y maldecía al vampiro mil veces, millones de veces. En lo que pasábamos al salón Joe no dejó de acariciarme sobre la camisa, le daba manotazos para que parara siéndome algo complicado intentar calmarme porque el estado en el que me encontraba cualquier mínima caricia provocaba que me mordiera el labio. Nos sentamos en el salón en unos sofás, el vampiro pidió alcohol para que no se me bajara el “colocón” y la vampira preparó unos vasos con bourbon entregándolos a cada uno, lo tomé sintiéndome observada por los otros dos vampiros que me repasaban con una sonrisa ladeada en sus labios divertidos por mi situación, aunque a mí no me hacía la menor gracia. El vampiro, que no podía estar quieto y rompiendo todas las reglas impuestas en esa noche cuando llegamos a la mansión, deslizó su mano por el interior de la camisa hasta subir a mi pecho, pegué un ligero brinco en el sofá cuando sus dedos fueron a un pecho y tras unas caricias pellizcó mi pezón, eso hizo que bebiera para distraerme pero estaba tan sensible que el más mínimo roce provocaba corrientes eléctricas placenteras por todo mi cuerpo. Gruñí evitando que notaran lo que me hacía sentir el vampiro pero algo me decía que había fallado y que se habían dado cuenta, y yo no podía evitar estar más caliente y necesitada. Joe comenzó a hablar con Assur y reparé en sus palabras para preguntarle más tarde porque, en esos momentos, me iba a ser imposible que mi voz sonara clara y no se escapara ningún jadeo. Él tan tranquilo hablando con su hermano como si no pasara nada, y su hermano riéndose abiertamente mientras acercaba a la vampiro a su cuerpo y besaba su cuello, ¿en qué se había convertido aquello? Y si pensaba que su atrevimiento iba a quedarse en mis pechos estaba equivocada, su mano fue a mi sexo acariciándolo y el bote que pegué fue más grande que el anterior abriendo los ojos y ladeando la cabeza para mirarlo, ¿se había vuelto loco? Hablaba con su hermano como si nada mientras sus dedos recorrían mi sexo húmedo, bebí para querer acallar el gemido que hubiera brotado de mis labios mientras sentía que dejaba algún que otro beso en mi cuello, ¿cómo podía estar tan tranquilo mientras que yo ardía con cada caricia, con cada aliento que notaba de él en mi piel? Y por si fuera poco, en un momento dado, dos dedos fríos se colaron en mi interior caliente y abrasador, húmedo, provocando que abriera los labios y tomara aire con fuerza cerrando los ojos, movía sus dedos con descaro en un ritmo lento que me mataba, provocándome, masturbándome pero como si fuera una tortura que me obligó a agachar un poco la cabeza y morder mis labios con fuerza. No dejaba de pensar que delante estaban su hermano y su novia, no eran desconocidos, no llevábamos las máscaras... no era lo mismo y la vergüenza me podía casi tanto como el placer que me dejaba allí anclada. Llevé mi mano a su muñeca y la apreté con fuerza, con tanta que no me extrañaría que de clavar mis uñas le provocara una pequeña herida.
-Joe –lo llamé en tono bajo cuando supe que mi voz no se escucharía entrecortada por el placer- para... –pedí controlándome porque era complicado, demasiado alcohol, demasiadas drogas, demasiado placer y orgasmos negados como para que mi cuerpo no reaccionara con facilidad aunque no fuera el momento oportuno. Cerré mis piernas y aparté su mano de un tirón para buscar unos momentos, necesitaba recobrarme un poco- necesito ir al baño –dije para levantarme aunque ni siquiera supe cómo me mantuve en pie sin desfallecer, quizás porque no quería que me vieran así aunque los tres podrían intuirlo. Me alejé de allí con los puños apretados con fuerza mientras era conducida al baño, al entrar abrí el grifo y me apoyé respirando con rapidez, encendida, caliente, mi corazón latiendo que pensaba que se me saldría del pecho- maldito sea él mil veces... –dije cerrando los ojos para controlarme, llevé mis manos al agua y mojé mi rostro varias veces en un intento vano de calmarme porque sabía que solo había una opción para calmarme... y no negaba que la idea era tan tentadora que me daban ganas de culminar yo misma en ese maldito baño. Mientras mojaba mi rostro con agua cuando levanté la vista por el espejo vi, tras de mí apoyada en la puerta, a la vampira que me miraba con una sonrisa ladeada en su rostro- ¿vienes a regodearte, o te ha mandado Joe para que me espíes? –Ella se rió como si le hiciera gracia cruzándose de brazos y negó con la cabeza.
-Ni una cosa ni la otra, venía para ver cómo estabas –enarqué una ceja por ello sin comprender- verás humana creo que no has entendido lo que conlleva estar con un demonio, y si a veces para mí es complicado no quiero ni pensarlo para una humana como tú –no entendía por qué me decía eso pero, al menos, mi mente se despejaba un poco de todo- ellos se caracterizan por ser unos verdaderos demonios y esto es parte de sus vidas, de sus juegos... están tan acostumbrados a esto que para ellos no les supone nada, pero para alguien como tú es diferente... cuando estás con alguien como él te expones a este tipo de cosas –ladeé la sonrisa ante ello.
-¿Y quién ha dicho que yo no quiera algo así? No me asustan sus juegos, solo que no me gusta si no lo hemos pactado antes o entran en juego terceras personas que me gustaría se quedaran al margen –expliqué para que entendiera que ni ella, ni Assur, entraban en mis planes de juegos aunque fuera como espectadores, ella volvió a lanzar otra pequeña sonrisa mientras me miraba de manera fija.
-¿Segura que es eso solo, y no hay nada más escondido? –Preguntó fijándose en mí acariciando un mechón de su pelo de manera distraída- eres como un libro abierto cazadora, y creo que tienes suerte de que Joe no pueda leerte la mente en estos momentos... tus mente es una maraña de pensamientos ahora mismo, de situaciones, de contradicciones, de sentimientos... –fruncí el ceño por ello y ella, como si supiera que había dado en el clavo, sonrió- oh si, sentimientos de todo tipo y me temo que ni tú misma te das cuenta de ello. Me pregunto qué pasará cuando... –dejó la frase a medias y se mordió el labio- diré que estás bien y que no incumples la regla principal que te ha impuesto esta noche, tómate tu tiempo –se alejó sin que pudiera decir nada más mientras me dejaba allí con mil dudas en mi cabeza, ¿a qué se refería con sentimientos? Porque en esos momentos odiaba al vampiro por ponerme en esa situación, suspiré mojando mi rostro de nuevo y tras un par de minutos volví al salón y aunque me hubiera gustado hacerlo ya calmada y saciada las ganas estaban ahí, latentes, ansiando por ser atendidas. Me senté al lado del vampiro dándole vueltas a las palabras de Sun cuando esta me sonrió divertida y acaparó la atención del vampiro, ladeé mi rostro al de mi prometido y fruncí el ceño
-¿Te diviertes, amor? –Pregunté dando un trago al vaso de bourbon viendo su sonrisa perfilada- así que, ¿quieres jugar fuerte Joe? –me moría de la vergüenza pero ¿qué más podía hacer cuando me habían visto así? No íbamos a hacer nada delante de ellos, no iba a quedarme desnuda pero si de jugar se trataba entonces yo también podía y sabía- bien, juguemos entonces –no me iba a achantar pro mucha vergüenza que me diera, así que llevé mi mano a su pecho y esta descendió lenta hasta colarse por sus pantalones y llegar a su miembro, ella ya me había dicho que estaban acostumbrados a eso y yo no iba a dar un paso atrás. Mis dedos tomaron su tronco para recorrerlo y hacerle lo mismo que me había hecho él a mí, si quería jugar entonces yo le daría lo que pedía... quizás también era una forma de no pensar en las palabras de la vampira. Acerqué mi rostro al del vampiro y mordí su labio inferior con las mejillas sonrojadas- sé que estás siendo malo para que luego te castigue en casa, está bien amor, he captado tú mensaje –jadeé contra sus labios y subí mis ojos a sus rojizos ladeando la sonrisa- sabes que yo también puedo ser tan demonio como tú, por eso te gusto tanto.
Terminó girándome para dejar mi espalda contra su pecho cuando llegaron su hermano y su novia, no tardaron demasiado tras el saludo en reparar ambos en cómo me encontraba porque no era demasiado complicado: mejillas sonrojadas, mi corazón bombeando a mil por hora, mi cuerpo ardiendo, la camisa como única prenda, el pelo seguramente algo alborotado... todas las pistas necesarias. De hecho Assur no tardó en darse cuenta de ello y le lanzó a Sun una pregunta que ella respondió con un “cuando te lo ganes” dándole un manotazo mientras los tres se reían y yo fruncía el ceño y maldecía al vampiro mil veces, millones de veces. En lo que pasábamos al salón Joe no dejó de acariciarme sobre la camisa, le daba manotazos para que parara siéndome algo complicado intentar calmarme porque el estado en el que me encontraba cualquier mínima caricia provocaba que me mordiera el labio. Nos sentamos en el salón en unos sofás, el vampiro pidió alcohol para que no se me bajara el “colocón” y la vampira preparó unos vasos con bourbon entregándolos a cada uno, lo tomé sintiéndome observada por los otros dos vampiros que me repasaban con una sonrisa ladeada en sus labios divertidos por mi situación, aunque a mí no me hacía la menor gracia. El vampiro, que no podía estar quieto y rompiendo todas las reglas impuestas en esa noche cuando llegamos a la mansión, deslizó su mano por el interior de la camisa hasta subir a mi pecho, pegué un ligero brinco en el sofá cuando sus dedos fueron a un pecho y tras unas caricias pellizcó mi pezón, eso hizo que bebiera para distraerme pero estaba tan sensible que el más mínimo roce provocaba corrientes eléctricas placenteras por todo mi cuerpo. Gruñí evitando que notaran lo que me hacía sentir el vampiro pero algo me decía que había fallado y que se habían dado cuenta, y yo no podía evitar estar más caliente y necesitada. Joe comenzó a hablar con Assur y reparé en sus palabras para preguntarle más tarde porque, en esos momentos, me iba a ser imposible que mi voz sonara clara y no se escapara ningún jadeo. Él tan tranquilo hablando con su hermano como si no pasara nada, y su hermano riéndose abiertamente mientras acercaba a la vampiro a su cuerpo y besaba su cuello, ¿en qué se había convertido aquello? Y si pensaba que su atrevimiento iba a quedarse en mis pechos estaba equivocada, su mano fue a mi sexo acariciándolo y el bote que pegué fue más grande que el anterior abriendo los ojos y ladeando la cabeza para mirarlo, ¿se había vuelto loco? Hablaba con su hermano como si nada mientras sus dedos recorrían mi sexo húmedo, bebí para querer acallar el gemido que hubiera brotado de mis labios mientras sentía que dejaba algún que otro beso en mi cuello, ¿cómo podía estar tan tranquilo mientras que yo ardía con cada caricia, con cada aliento que notaba de él en mi piel? Y por si fuera poco, en un momento dado, dos dedos fríos se colaron en mi interior caliente y abrasador, húmedo, provocando que abriera los labios y tomara aire con fuerza cerrando los ojos, movía sus dedos con descaro en un ritmo lento que me mataba, provocándome, masturbándome pero como si fuera una tortura que me obligó a agachar un poco la cabeza y morder mis labios con fuerza. No dejaba de pensar que delante estaban su hermano y su novia, no eran desconocidos, no llevábamos las máscaras... no era lo mismo y la vergüenza me podía casi tanto como el placer que me dejaba allí anclada. Llevé mi mano a su muñeca y la apreté con fuerza, con tanta que no me extrañaría que de clavar mis uñas le provocara una pequeña herida.
-Joe –lo llamé en tono bajo cuando supe que mi voz no se escucharía entrecortada por el placer- para... –pedí controlándome porque era complicado, demasiado alcohol, demasiadas drogas, demasiado placer y orgasmos negados como para que mi cuerpo no reaccionara con facilidad aunque no fuera el momento oportuno. Cerré mis piernas y aparté su mano de un tirón para buscar unos momentos, necesitaba recobrarme un poco- necesito ir al baño –dije para levantarme aunque ni siquiera supe cómo me mantuve en pie sin desfallecer, quizás porque no quería que me vieran así aunque los tres podrían intuirlo. Me alejé de allí con los puños apretados con fuerza mientras era conducida al baño, al entrar abrí el grifo y me apoyé respirando con rapidez, encendida, caliente, mi corazón latiendo que pensaba que se me saldría del pecho- maldito sea él mil veces... –dije cerrando los ojos para controlarme, llevé mis manos al agua y mojé mi rostro varias veces en un intento vano de calmarme porque sabía que solo había una opción para calmarme... y no negaba que la idea era tan tentadora que me daban ganas de culminar yo misma en ese maldito baño. Mientras mojaba mi rostro con agua cuando levanté la vista por el espejo vi, tras de mí apoyada en la puerta, a la vampira que me miraba con una sonrisa ladeada en su rostro- ¿vienes a regodearte, o te ha mandado Joe para que me espíes? –Ella se rió como si le hiciera gracia cruzándose de brazos y negó con la cabeza.
-Ni una cosa ni la otra, venía para ver cómo estabas –enarqué una ceja por ello sin comprender- verás humana creo que no has entendido lo que conlleva estar con un demonio, y si a veces para mí es complicado no quiero ni pensarlo para una humana como tú –no entendía por qué me decía eso pero, al menos, mi mente se despejaba un poco de todo- ellos se caracterizan por ser unos verdaderos demonios y esto es parte de sus vidas, de sus juegos... están tan acostumbrados a esto que para ellos no les supone nada, pero para alguien como tú es diferente... cuando estás con alguien como él te expones a este tipo de cosas –ladeé la sonrisa ante ello.
-¿Y quién ha dicho que yo no quiera algo así? No me asustan sus juegos, solo que no me gusta si no lo hemos pactado antes o entran en juego terceras personas que me gustaría se quedaran al margen –expliqué para que entendiera que ni ella, ni Assur, entraban en mis planes de juegos aunque fuera como espectadores, ella volvió a lanzar otra pequeña sonrisa mientras me miraba de manera fija.
-¿Segura que es eso solo, y no hay nada más escondido? –Preguntó fijándose en mí acariciando un mechón de su pelo de manera distraída- eres como un libro abierto cazadora, y creo que tienes suerte de que Joe no pueda leerte la mente en estos momentos... tus mente es una maraña de pensamientos ahora mismo, de situaciones, de contradicciones, de sentimientos... –fruncí el ceño por ello y ella, como si supiera que había dado en el clavo, sonrió- oh si, sentimientos de todo tipo y me temo que ni tú misma te das cuenta de ello. Me pregunto qué pasará cuando... –dejó la frase a medias y se mordió el labio- diré que estás bien y que no incumples la regla principal que te ha impuesto esta noche, tómate tu tiempo –se alejó sin que pudiera decir nada más mientras me dejaba allí con mil dudas en mi cabeza, ¿a qué se refería con sentimientos? Porque en esos momentos odiaba al vampiro por ponerme en esa situación, suspiré mojando mi rostro de nuevo y tras un par de minutos volví al salón y aunque me hubiera gustado hacerlo ya calmada y saciada las ganas estaban ahí, latentes, ansiando por ser atendidas. Me senté al lado del vampiro dándole vueltas a las palabras de Sun cuando esta me sonrió divertida y acaparó la atención del vampiro, ladeé mi rostro al de mi prometido y fruncí el ceño
-¿Te diviertes, amor? –Pregunté dando un trago al vaso de bourbon viendo su sonrisa perfilada- así que, ¿quieres jugar fuerte Joe? –me moría de la vergüenza pero ¿qué más podía hacer cuando me habían visto así? No íbamos a hacer nada delante de ellos, no iba a quedarme desnuda pero si de jugar se trataba entonces yo también podía y sabía- bien, juguemos entonces –no me iba a achantar pro mucha vergüenza que me diera, así que llevé mi mano a su pecho y esta descendió lenta hasta colarse por sus pantalones y llegar a su miembro, ella ya me había dicho que estaban acostumbrados a eso y yo no iba a dar un paso atrás. Mis dedos tomaron su tronco para recorrerlo y hacerle lo mismo que me había hecho él a mí, si quería jugar entonces yo le daría lo que pedía... quizás también era una forma de no pensar en las palabras de la vampira. Acerqué mi rostro al del vampiro y mordí su labio inferior con las mejillas sonrojadas- sé que estás siendo malo para que luego te castigue en casa, está bien amor, he captado tú mensaje –jadeé contra sus labios y subí mis ojos a sus rojizos ladeando la sonrisa- sabes que yo también puedo ser tan demonio como tú, por eso te gusto tanto.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
Dan ardía contra mis dedos, sus fluidos empañaban mi mano llenando la palma de los mismos mientras yo hablaba con mi hermano como si nada pasara. Eramos monstruos, bestias a las que un día padre nos arrancó la humanidad, los sentimientos y aun así cuando Dan me apartó de un manotazo, mi gesto se tensó al verla ir al baño.
No estaba bien y me pregunté si me había pasado, nunca pensé en que mi perversión pudiera hacerle daño.
Sun fue tras ella, no se de que hablaron, mas si se que Assur me aseguró que debía encontrar calma, ella solo era una humana, tendría el tiempo justo para disfrutar de su efímera vida, pero llevarla al abismo era demasiado para ella y al final me arrepentiría.
Cuando regresó Sun aseguró estaba bien, asentí devolviendo mi mirada hacía la senda por la que había seguido y cuando volvió respiré tranquilo.
Dan buscó continuar el juego, coló su diestras por mi pantalón sintiendo como crecía mi polla entre sus dedos como las venas palpitaban de placer y como mi sonrisa se afilaba al sentir sus labios contra los míos llamándome demonio.
¿Quería jugar? Siempre, ese era el problema
Tiré de ella poniéndonos en pie, había llegado la hora de ir a casa a que pudiera castigarme, seguiríamos el juego de forma privada y lasciva.
Nos despedimos de Assur y Sun y rodeé su cintura para caminar hacia casa, sabía que en el fondo Dan no estaba bien y no solo porque iba tan colocada que a veces le costaba andar sobre sus tacones, si no porque había llevado el juego demasiado lejos.
Tiré de ella pegándola mas a mi, deslizando mis dedos por su vientre. Cuando alzó la mirada turbia perdiéndola en mis ojos besé sus labios.
-Se que me he pasado -aseguré -¿que te pasa? -pregunté esperando encontrar respuestas...unas que Dan se guardaba.
-¿Ahora tenemos secretos?
No estaba bien y me pregunté si me había pasado, nunca pensé en que mi perversión pudiera hacerle daño.
Sun fue tras ella, no se de que hablaron, mas si se que Assur me aseguró que debía encontrar calma, ella solo era una humana, tendría el tiempo justo para disfrutar de su efímera vida, pero llevarla al abismo era demasiado para ella y al final me arrepentiría.
Cuando regresó Sun aseguró estaba bien, asentí devolviendo mi mirada hacía la senda por la que había seguido y cuando volvió respiré tranquilo.
Dan buscó continuar el juego, coló su diestras por mi pantalón sintiendo como crecía mi polla entre sus dedos como las venas palpitaban de placer y como mi sonrisa se afilaba al sentir sus labios contra los míos llamándome demonio.
¿Quería jugar? Siempre, ese era el problema
Tiré de ella poniéndonos en pie, había llegado la hora de ir a casa a que pudiera castigarme, seguiríamos el juego de forma privada y lasciva.
Nos despedimos de Assur y Sun y rodeé su cintura para caminar hacia casa, sabía que en el fondo Dan no estaba bien y no solo porque iba tan colocada que a veces le costaba andar sobre sus tacones, si no porque había llevado el juego demasiado lejos.
Tiré de ella pegándola mas a mi, deslizando mis dedos por su vientre. Cuando alzó la mirada turbia perdiéndola en mis ojos besé sus labios.
-Se que me he pasado -aseguré -¿que te pasa? -pregunté esperando encontrar respuestas...unas que Dan se guardaba.
-¿Ahora tenemos secretos?
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Démons Dans La Noir ~ Privado {+18}
La situación ya de por sí era un tanto extraña, yo con aquella camisa del vampiro que tapaba lo justo y necesario sentada en aquel sofá con mi respiración agitada, mi corazón bombeando cual caballo desbocado en mi pecho, mis mejillas encendidas, el calor asfixiante de mi cuerpo, mi excitación que era muy palpable para los presentes en aquel salón sobre todo por ser vampiros... era extraña, y lejos de excitarme tanta atención como hubiera pasado en otras circunstancias, me sentía un tanto incómoda porque su hermano y su pareja me estuvieran viendo de esa forma, siendo conscientes de cómo me encontraba porque el vampiro lo había dejado más que claro cuando nos habíamos presentado en su mansión. Me gustaban los juegos, me gustaba jugar con Joe... pero siempre que todo estuviera dentro de un límite permitido y establecido y ese, sin duda, no lo estaba. Sin embargo él actuaba como si no le importara en absoluto y estuviera acostumbrado a ese tipo de cosas frente a su hermano, no dudaba en que así era, pero yo era otra cosa diferente y no permitiría que me vieran de esa forma porque ya era bastante vergonzoso presentarme solo con una camisa que cubría a duras penas mi cuerpo, como para dejar que le vampiro me tocara y me siguiera excitando y calentando frente a su hermano. Necesitaba unos minutos para poner en orden mis ideas y pensamientos porque no me había esperado aquello, o quizás sí pero pensé que se controlaría un poco... pero ¿cómo pedirle al mismísimo diablo que se controle? Acabé apartando su mano tras pedirle que parara y me levanté como pude del sofá para ir al servicio, me costaba andar porque me temblaban las piernas pero no permitiría que me vieran flaquear mientras intentaba mantenerme regia andando como si nada pasara. En el baño refresqué mi rostro con bastante agua intentando aplacar el calor sofocante de mi cuerpo, intentar no pensar en que mi excitación sumado a todo lo demás era un coctel explosivo que me estaba matando. Por un momento pensé en aliviarme, en buscar el orgasmo allí mismo antes de volver pero la visita inesperada de Sun hizo que ese pensamiento se cortara. Y por si fuera poco con todo lo que tenía en mi cabeza, sobre todo en mi cuerpo, sus palabras no es que mejoraran en absoluto con respecto al vampiro. Ella, que también lo era, decía que le resultaba complicado estar con un demonio y que para mí debía de serlo mucho más por ser humana, no entendí lo que quiso decir pero si pensaba que se iba a quedar ahí me equivoqué de lleno porque, sus siguientes palabras, fueron como mazas golpeando mi cuerpo logrando que abriera ligeramente los labios mirándola por el espejo del lugar. Sentimientos. Esos que ella decía que podía leer en mi cabeza y de los que yo no me había percatado, ¿a qué se estaría refiriendo? No dijo nada más al respecto y salió dejándome sola para pensar en aquello que me había dicho, había mencionado algo sobre darme cuenta pero la pregunta era ¿de qué exactamente? No lo sabía y tampoco quería pensar demasiado en esos momentos, bastante tenía con todo lo que llevaba encima como para ponerme a pensar en sentimientos. Ahí, en ese momento, odiaba al vampiro por dejarme en esa situación y llevarme frente a su hermano actuando como si no pasara nada mientras hacía lo que quería conmigo, en privado no me importaba pero ahí no me gustó demasiado y verlo tan cómodo tampoco es que me gustara.
Volví ya algo más calmada y con la mente preparada para lo que ocurriría, me senté al lado del vampiro y lo miré enarcando una ceja, si jugar era lo que quería entonces yo podría seguirle ese juego sin problema alguno. Mis labios rozaron los suyos y mi mano descendió hasta su miembro para hacerle, exactamente, lo mismo que me había hecho él frente a su hermano porque tras verme como estaba ¿qué más daba ya todo? Él era un demonio y como tal se lo dije, el problema venía en que una parte de mí le encantaba esa faceta suya y no podía evitarlo, y no podía negarme que eso a él era lo que tanto le gustaba de mí. Sin embargo las palabras de Sun volvieron de nuevo a mi mente y, de reojo, la miré por un breve segundo en lo que ella me miró y sonrió como si supiera lo que estaba pensando... que sería sin duda alguna lo que estaba haciendo. No la entendía pero tampoco quería entenderla en ese estado, no quería pensar en ello y por un minuto mi mente quedó en la nada hasta que el vampiro tiró de mí levantándome del sofá, me pregunté qué estaba pasando cuando comprendí que nos íbamos por fin a casa. Joder, lo estaba deseando demasiado y quizás hasta Joe se había dado cuenta de ello de que no podía aguantar mucho más en esa situación. Nos despedimos y su brazo rodeó mi cintura nada más salir a la calle, me costaba un poco andar pero era normal conforme me encontraba y mi mente solo pensaba en una cosa, o quería pensar en una única cosa: liberación. Demasiada tensión acumulada, demasiada frustración retenida por negarme tantos orgasmos que sentía mi cuerpo exhausto y casi al punto del colapso pero de una forma completamente diferente. Sentía los dedos fríos del vampiro recorrer mi vientre provocándome leves cosquillas, su agarre se hizo más fuerte pegándome a mí sin soltarme como si fuera consciente de que estaba en el límite de mi aguante, o todo el permitido para un humano, y elevé mi rostro para dejar mis castaños turbios en sus rojizos, observándome de manera detenida. Sus labios besaron los míos, jadeé contra el beso con cada terminación nerviosa en su punto máximo sintiendo cada cosa que me hacía el vampiro con más intensidad, mis dedos se deslizaron por su torso que se veía al descubierto por el abrigo sintiendo cada músculo definido hasta dejar mis dedos en su nuca enredando estos en su pelo, cada roce era intenso y yo me encontraba en el borde donde no le costaría demasiado dejar que cayera al precipicio... y joder, quería que lo hiciera porque de lo contrario iba a volverme loca. Mi sorpresa vino tras sus palabras, ¿se estaba disculpando por lo que había hecho? Lo contemplé de manera fija recorriendo su nuca, enredando su pelo entre mis dedos y mi otra mano trazar los músculos de su pecho, de su brazo sin dejar de mirarlo por un segundo.
-¿Acaso he oído bien? No puede ser que me estés diciendo que te has pasado a modo de disculpa, ¿un demonio como tú pidiendo perdón? –A su manera, claro, pero lo hacía- no me lo esperaba –aseguré lamiendo mi labio inferior degustando todavía su sabor, ¿por qué su cercanía no me dejaba pensar con raciocinio? Ah, sí; porque me tenía al mismo borde del deseo por él. Cuando preguntó qué me pasaba fruncí el ceño sin comprenderlo, ¿a qué se refería exactamente?- me pasa que estoy un poco borracha de lo que he bebido, colocada de lo que he tomado, caliente y excitada al punto de que como me vuelvas a rozar con tus dedos voy a correrme aquí mismo aunque me pidas que no lo haga... frustrada porque me has negado el orgasmo demasiadas veces para un cuerpo humano que está ardiendo de deseo, que te desea, te necesita y te quiere... ¿no crees que es suficiente? Y ¡ah! Añade a esa lista que te odio un poquito por tocarme de esa manera delante de tu hermano y su novia, eso no entraba en el juego y por ello voy a castigarte –ninguna de mis palabras fueron mentira, era toda la verdad sobre qué me pasaba... pero el vampiro al parecer no iba por esos lares y su última pregunta me hizo mirarlo extrañada, ¿secretos? Ladeé la sonrisa y lancé una pequeña risa sin creerme que, conforme me tenía, me estuviera hablando de secretos. No supe por qué, pero algo me hizo pensar en que se debía a lo que me había dicho Sun en el baño, ¿le habría dicho algo al vampiro?- ¿Me dices tú sobre secretos, Joe? Tú eres el que ha tenido secretos desde el primero momento en que nos conocimos, desde la primera noche que pasamos juntos has guardado muchos secretos encerrándolos en tu interior, ¿acaso te olvidas todas esas máscaras que portabas y que yo intenté desenmascarar? –Cómo olvidarlo cuando había sido objeto de la última pelea que habíamos tenido donde nos separamos algo más de una semana- tú que intentabas que no viera más allá de lo que dejas ver a simple vista, tú que incluso llegaste a pegarme cuando me adentré en lo que tienes escondido y guardado con recelo en tu interior, ¿te atreves tú a decirme de secretos? No eres el más apropiado, amor –le dije sin separarme- ¿con esto me quieres decir que tú no tienes ningún secreto para conmigo? No me creo que haya llegado a lo más profundo de ti, que haya superado toda barrera, capa y obstáculo que has puesto de camino a tu interior y ahora yo lo sepa todo... sigues sin decirme muchas cosas que no quieres contarme, sigues escondiéndome otras que no quieres que sepa y que cada vez que intento empezar te apartas y me alejas porque no quieres que indague y averigüe –esa era su forma de reaccionar siempre cuando lo intentaba, y por suerte para mí, él no lo había hecho conmigo- esclavo de mis palabras y dueño de mis silencios, ¿no era así? –Lo miré de manera fija, ¿por qué me venía con eso precisamente en ese momento en el que mi cabeza no funcionaba como de costumbre? Solo podía pensar en él y en saciar mis ganas acumuladas- cuando tú me cuentes tus secretos, entonces, te contaré yo los míos amor –algo me decía que pronto ambos expondríamos las cartas sobre la mesa y ni sabía cómo acabaría aquello- ahora bésame y vámonos a casa porque Joe, literalmente; no aguanto más –mordí su labio inferior para que dejara de pensar y se centrara en mí y en cómo me encontraba- necesito llegar, tenerte y que me sacies... voy a ser demasiado mala contigo, te lo has ganado a pulso –busqué sus labios para besarlo, cualquier roce me sacaba un gemido ahogado de pura necesidad- vámonos –susurré contra sus labios para comenzar a andar tirando de su mano y no tardó en rodearme la cintura y emprender camino hacia la mansión. Él mismo podía ver cómo me tenía y que no mentía, además alejar esa conversación en esos momentos era todo cuanto quería y lo conseguí. Decir que cuando llegamos a la mansión me cobré, todas y cada una de las cosas que me había hecho, era decir poco... porque lo hice. Cada orden, cada afrenta, cada desafío impuesto por él y sobre todo esa maldita norma que me llevó por el camino al infierno se lo hice pagar con creces. Disfruté, me sacié de él, liberé mi cuerpo de toda represión y lo castigué de manera dura jugando con él por ello hasta que el sol nos encontró en la cama entre gemidos y jadeos mientras tomaba el control del vampiro a mi voluntad y lo hacía mío. Tras toda una noche de juegos y de perversión sucumbimos al sueño en aquella enorme cama, uno al lado del otro, entre sus brazos encontré el descanso que ambos necesitábamos antes de dar paso a una nueva noche. La boda se acercaba a pasos agigantados y algo me decía que las cartas, entre ambos, pronto serían rebeladas.
Volví ya algo más calmada y con la mente preparada para lo que ocurriría, me senté al lado del vampiro y lo miré enarcando una ceja, si jugar era lo que quería entonces yo podría seguirle ese juego sin problema alguno. Mis labios rozaron los suyos y mi mano descendió hasta su miembro para hacerle, exactamente, lo mismo que me había hecho él frente a su hermano porque tras verme como estaba ¿qué más daba ya todo? Él era un demonio y como tal se lo dije, el problema venía en que una parte de mí le encantaba esa faceta suya y no podía evitarlo, y no podía negarme que eso a él era lo que tanto le gustaba de mí. Sin embargo las palabras de Sun volvieron de nuevo a mi mente y, de reojo, la miré por un breve segundo en lo que ella me miró y sonrió como si supiera lo que estaba pensando... que sería sin duda alguna lo que estaba haciendo. No la entendía pero tampoco quería entenderla en ese estado, no quería pensar en ello y por un minuto mi mente quedó en la nada hasta que el vampiro tiró de mí levantándome del sofá, me pregunté qué estaba pasando cuando comprendí que nos íbamos por fin a casa. Joder, lo estaba deseando demasiado y quizás hasta Joe se había dado cuenta de ello de que no podía aguantar mucho más en esa situación. Nos despedimos y su brazo rodeó mi cintura nada más salir a la calle, me costaba un poco andar pero era normal conforme me encontraba y mi mente solo pensaba en una cosa, o quería pensar en una única cosa: liberación. Demasiada tensión acumulada, demasiada frustración retenida por negarme tantos orgasmos que sentía mi cuerpo exhausto y casi al punto del colapso pero de una forma completamente diferente. Sentía los dedos fríos del vampiro recorrer mi vientre provocándome leves cosquillas, su agarre se hizo más fuerte pegándome a mí sin soltarme como si fuera consciente de que estaba en el límite de mi aguante, o todo el permitido para un humano, y elevé mi rostro para dejar mis castaños turbios en sus rojizos, observándome de manera detenida. Sus labios besaron los míos, jadeé contra el beso con cada terminación nerviosa en su punto máximo sintiendo cada cosa que me hacía el vampiro con más intensidad, mis dedos se deslizaron por su torso que se veía al descubierto por el abrigo sintiendo cada músculo definido hasta dejar mis dedos en su nuca enredando estos en su pelo, cada roce era intenso y yo me encontraba en el borde donde no le costaría demasiado dejar que cayera al precipicio... y joder, quería que lo hiciera porque de lo contrario iba a volverme loca. Mi sorpresa vino tras sus palabras, ¿se estaba disculpando por lo que había hecho? Lo contemplé de manera fija recorriendo su nuca, enredando su pelo entre mis dedos y mi otra mano trazar los músculos de su pecho, de su brazo sin dejar de mirarlo por un segundo.
-¿Acaso he oído bien? No puede ser que me estés diciendo que te has pasado a modo de disculpa, ¿un demonio como tú pidiendo perdón? –A su manera, claro, pero lo hacía- no me lo esperaba –aseguré lamiendo mi labio inferior degustando todavía su sabor, ¿por qué su cercanía no me dejaba pensar con raciocinio? Ah, sí; porque me tenía al mismo borde del deseo por él. Cuando preguntó qué me pasaba fruncí el ceño sin comprenderlo, ¿a qué se refería exactamente?- me pasa que estoy un poco borracha de lo que he bebido, colocada de lo que he tomado, caliente y excitada al punto de que como me vuelvas a rozar con tus dedos voy a correrme aquí mismo aunque me pidas que no lo haga... frustrada porque me has negado el orgasmo demasiadas veces para un cuerpo humano que está ardiendo de deseo, que te desea, te necesita y te quiere... ¿no crees que es suficiente? Y ¡ah! Añade a esa lista que te odio un poquito por tocarme de esa manera delante de tu hermano y su novia, eso no entraba en el juego y por ello voy a castigarte –ninguna de mis palabras fueron mentira, era toda la verdad sobre qué me pasaba... pero el vampiro al parecer no iba por esos lares y su última pregunta me hizo mirarlo extrañada, ¿secretos? Ladeé la sonrisa y lancé una pequeña risa sin creerme que, conforme me tenía, me estuviera hablando de secretos. No supe por qué, pero algo me hizo pensar en que se debía a lo que me había dicho Sun en el baño, ¿le habría dicho algo al vampiro?- ¿Me dices tú sobre secretos, Joe? Tú eres el que ha tenido secretos desde el primero momento en que nos conocimos, desde la primera noche que pasamos juntos has guardado muchos secretos encerrándolos en tu interior, ¿acaso te olvidas todas esas máscaras que portabas y que yo intenté desenmascarar? –Cómo olvidarlo cuando había sido objeto de la última pelea que habíamos tenido donde nos separamos algo más de una semana- tú que intentabas que no viera más allá de lo que dejas ver a simple vista, tú que incluso llegaste a pegarme cuando me adentré en lo que tienes escondido y guardado con recelo en tu interior, ¿te atreves tú a decirme de secretos? No eres el más apropiado, amor –le dije sin separarme- ¿con esto me quieres decir que tú no tienes ningún secreto para conmigo? No me creo que haya llegado a lo más profundo de ti, que haya superado toda barrera, capa y obstáculo que has puesto de camino a tu interior y ahora yo lo sepa todo... sigues sin decirme muchas cosas que no quieres contarme, sigues escondiéndome otras que no quieres que sepa y que cada vez que intento empezar te apartas y me alejas porque no quieres que indague y averigüe –esa era su forma de reaccionar siempre cuando lo intentaba, y por suerte para mí, él no lo había hecho conmigo- esclavo de mis palabras y dueño de mis silencios, ¿no era así? –Lo miré de manera fija, ¿por qué me venía con eso precisamente en ese momento en el que mi cabeza no funcionaba como de costumbre? Solo podía pensar en él y en saciar mis ganas acumuladas- cuando tú me cuentes tus secretos, entonces, te contaré yo los míos amor –algo me decía que pronto ambos expondríamos las cartas sobre la mesa y ni sabía cómo acabaría aquello- ahora bésame y vámonos a casa porque Joe, literalmente; no aguanto más –mordí su labio inferior para que dejara de pensar y se centrara en mí y en cómo me encontraba- necesito llegar, tenerte y que me sacies... voy a ser demasiado mala contigo, te lo has ganado a pulso –busqué sus labios para besarlo, cualquier roce me sacaba un gemido ahogado de pura necesidad- vámonos –susurré contra sus labios para comenzar a andar tirando de su mano y no tardó en rodearme la cintura y emprender camino hacia la mansión. Él mismo podía ver cómo me tenía y que no mentía, además alejar esa conversación en esos momentos era todo cuanto quería y lo conseguí. Decir que cuando llegamos a la mansión me cobré, todas y cada una de las cosas que me había hecho, era decir poco... porque lo hice. Cada orden, cada afrenta, cada desafío impuesto por él y sobre todo esa maldita norma que me llevó por el camino al infierno se lo hice pagar con creces. Disfruté, me sacié de él, liberé mi cuerpo de toda represión y lo castigué de manera dura jugando con él por ello hasta que el sol nos encontró en la cama entre gemidos y jadeos mientras tomaba el control del vampiro a mi voluntad y lo hacía mío. Tras toda una noche de juegos y de perversión sucumbimos al sueño en aquella enorme cama, uno al lado del otro, entre sus brazos encontré el descanso que ambos necesitábamos antes de dar paso a una nueva noche. La boda se acercaba a pasos agigantados y algo me decía que las cartas, entre ambos, pronto serían rebeladas.
Danerys Garnert- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/04/2017
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