AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ma vie, ma vôtre [Privado]
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Ma vie, ma vôtre [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Porque TÚ eres mi hogar.
Después de nuestras últimas palabras, no volvimos a coincidir nada más que en lo preciso. Siempre juntos, donde con una simple sonrisa o una mirada, terminábamos confesándonos cualquier tipo de sentimiento o secreto, menos el que llevaba a mis espaldas. Estaba tan enamorada de aquel guerrero que ya ni me preocupaba en ocultarlo, ¿para qué? Si yo misma acababa de sentenciarnos a ambos, mis palabras fueron duras y nunca, jamás tuvimos una pelea como esa.
Le echaba de menos a cada segundo, era ante todo mi mejor amigo, mi compañero desde que tuve conocimiento. Mi manía de verle entrenar por la misma ventana de siempre, limpiar la leonera que llamaba habitación, despertarle con la bandeja del desayuno y bromear entre risas. Lo echaba tanto de menos que dolía, dolía más saber que era mi culpa. Lo alejé de mí cuando más lo necesitaba y era algo que no me perdonaría nunca.
Me advirtieron que no fuera a ese entrenamiento en especial pero como siempre, hice caso omiso. Pasó tanto tiempo que me creó angustia, una que no me dejaba respirar en determinados momentos. Mi Drittsekk se había convertido en una gran parte de mí, crecimos juntos, compartimos tanto y más. Le echaba en falta, mi vida se había vuelto vacía sin él, el evitar encontrarnos...dejarnos perder por el orgullo, algo de lo que carecía pues siempre me lo tragaba y daba mi brazo a torcer, pues él era más importante que una disputa del tipo que fuese. Era mi guerrero, el mejor de todos y pudo demostrarlo, más lo haría.
Vestía de oscuro, prefería camuflarme que ser un blanco fácil. Caminé durante al menos una hora, dónde se encontraban estaba alejado de Akershus, me conocía esas tierras como la palma de mi mano pero de noche...no era tan fácil seguir un camino en cuestión. Al sur, llevaban días de entrenamiento y rastreo, asegurándose que todo estaba en orden y quedásemos a salvo. Mi guerrero custodiaba como ninguno, fuerte y voraz, seguro de sí mismo y enfadado con una pobre criada que no había hecho otra cosa que echarle de menos.
Vi a lo lejos a uno de los nuestros, me apresuré a caminar más aprisa. No sentía miedo de la oscuridad, sí de haber perdido la oportunidad de haberme pertenecido y yo mismo desecharlo como si no me importase. El miedo y el temor te jugaban malas pasadas, esta vez...volví a por él. Ya casi llegaba, solo veía un sendero a media luz, la luna apenas podía alumbrarme. Sonreí, le vi a lo lejos, su silueta la conocía a la perfección, alto y ese pelo endemoniado, rebelde como él. No debía estar allí pero cuando algo te importa vas a por ello aunque sea al mismo Valhalla.
-¡Dritt! Dritts..-mi sonrisa se congeló cuando me detuve de golpe, pude notar como mi ropa fue rasgada, la piel dejando entrar una flecha afilada a la altura de mi hombro, creían que era el enemigo y como si fuese éste, abatido...caí al suelo susurrando su nombre, una y otra vez.
Porque TÚ eres mi hogar.
Después de nuestras últimas palabras, no volvimos a coincidir nada más que en lo preciso. Siempre juntos, donde con una simple sonrisa o una mirada, terminábamos confesándonos cualquier tipo de sentimiento o secreto, menos el que llevaba a mis espaldas. Estaba tan enamorada de aquel guerrero que ya ni me preocupaba en ocultarlo, ¿para qué? Si yo misma acababa de sentenciarnos a ambos, mis palabras fueron duras y nunca, jamás tuvimos una pelea como esa.
Le echaba de menos a cada segundo, era ante todo mi mejor amigo, mi compañero desde que tuve conocimiento. Mi manía de verle entrenar por la misma ventana de siempre, limpiar la leonera que llamaba habitación, despertarle con la bandeja del desayuno y bromear entre risas. Lo echaba tanto de menos que dolía, dolía más saber que era mi culpa. Lo alejé de mí cuando más lo necesitaba y era algo que no me perdonaría nunca.
Me advirtieron que no fuera a ese entrenamiento en especial pero como siempre, hice caso omiso. Pasó tanto tiempo que me creó angustia, una que no me dejaba respirar en determinados momentos. Mi Drittsekk se había convertido en una gran parte de mí, crecimos juntos, compartimos tanto y más. Le echaba en falta, mi vida se había vuelto vacía sin él, el evitar encontrarnos...dejarnos perder por el orgullo, algo de lo que carecía pues siempre me lo tragaba y daba mi brazo a torcer, pues él era más importante que una disputa del tipo que fuese. Era mi guerrero, el mejor de todos y pudo demostrarlo, más lo haría.
Vestía de oscuro, prefería camuflarme que ser un blanco fácil. Caminé durante al menos una hora, dónde se encontraban estaba alejado de Akershus, me conocía esas tierras como la palma de mi mano pero de noche...no era tan fácil seguir un camino en cuestión. Al sur, llevaban días de entrenamiento y rastreo, asegurándose que todo estaba en orden y quedásemos a salvo. Mi guerrero custodiaba como ninguno, fuerte y voraz, seguro de sí mismo y enfadado con una pobre criada que no había hecho otra cosa que echarle de menos.
Vi a lo lejos a uno de los nuestros, me apresuré a caminar más aprisa. No sentía miedo de la oscuridad, sí de haber perdido la oportunidad de haberme pertenecido y yo mismo desecharlo como si no me importase. El miedo y el temor te jugaban malas pasadas, esta vez...volví a por él. Ya casi llegaba, solo veía un sendero a media luz, la luna apenas podía alumbrarme. Sonreí, le vi a lo lejos, su silueta la conocía a la perfección, alto y ese pelo endemoniado, rebelde como él. No debía estar allí pero cuando algo te importa vas a por ello aunque sea al mismo Valhalla.
-¡Dritt! Dritts..-mi sonrisa se congeló cuando me detuve de golpe, pude notar como mi ropa fue rasgada, la piel dejando entrar una flecha afilada a la altura de mi hombro, creían que era el enemigo y como si fuese éste, abatido...caí al suelo susurrando su nombre, una y otra vez.
Soleil- Humano Clase Media
- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Despertar entre las sabanas, contigo.
Podría acostumbrarse a cada mañana despertar de ese modo, ataques de risa, caricias y más risas. No era el momento de que ocurriese nada, menos después de lo de anoche. El dolor persistía pero en cuanto le diese un poco el aire y se centrase en otros menesteres, se le pasaría. Recogió la ropa del suelo, tan diferente a como solía vestir en Akershus, una vida muy distinta en la que cada segundo vivía algo nuevo, se conocía mejor a sí misma sin pensar en nada más que vivir el día a día.
Mientras se abrochaba la camisola, le observó en silencio, cierto que le vio desnudo desde la cuna pero para ella, cada día era uno nuevo en el que volvías a conocer a las personas que te rodeaban. Y cada día desde que compartieron su niñez, su día a día... Soleil conocía a Drittsekk en todas sus facetas, lo conocía demasiado bien como para saber que en ese momento, una brújula no serviria para encontrar su camino, destino y sino.
El cabello imposible, intentó peinarlo con los dedos, no consiguió domarlo pero al menos serviría para no parecer una loca. En cuanto repusiesen fuerzas y llenasen de provisiones para el largo camino, partirían a destino de ninguna parte en donde estaba segura encontrarían la paz, lo que les faltaba a ambos.
Y sonrió, imposible que a la alegre Sol se le apagase la sonrisa. No se sentía triste, sí en paz. Nadie aceptaba como compañero de viaje a cualquiera, la confianza depositada en ella era el timón que necesitaba para emprender el viaje, a su lado. Junto a Drittsekk, se acercaron a un grupo de amazonas que comían contando sus vivencias y anécdotas, ella misma podría contar mil y una, del Conde, de sus hermanos y hermanas...de las vividas, frente al fuego te abrías como un libro en el que no faltaban las hazañas y las aventuras.
-Me gustaría contar una si me permitís, él no pero eso no importa -miró fijamente a Dritt, sacándole la lengua y de paso levantarse para captar la atención de aquellas mujeres -Porque todas conoceis a esos hombres que se atribuyen poderes extraordinarios, ya sabeis a qué me refiero. Por ser hombre tomar lo que les place, cuando y donde lo deseen y algo así me ocurrió allá donde vinimos. Uno de los nuestros decidió esa noche tomarme, porque así lo deseó sin tener en cuenta nada más que su desahogo y... él limpió mi honor. -se giró hacia Dritt, nunca se lo había agradecido tan abiertamente -Has sido aquel que ha cuidado que jamás ocurra nada a Sol...y frente a ellas, te prometo que haré lo mismo contigo. No soy la mejor escudera, algo torpe porque tarde en reaccionar pero mi promesa es que protegeré tu vida con la mía. Y quita esa engreída sonrisa que no voy a darte más privilegios -las risas de las amazonas, dos de ellas las que le animaron a unirse al entrenamiento... insistieron en que siguiese el tiempo que estuviesen allí, fuese corto.
Mientras conversaba con ellas, los ojos castaños de Soleil, buscaron los de Drittsekk, un guiño y una sonrisa resplandeciente.
Podría acostumbrarse a cada mañana despertar de ese modo, ataques de risa, caricias y más risas. No era el momento de que ocurriese nada, menos después de lo de anoche. El dolor persistía pero en cuanto le diese un poco el aire y se centrase en otros menesteres, se le pasaría. Recogió la ropa del suelo, tan diferente a como solía vestir en Akershus, una vida muy distinta en la que cada segundo vivía algo nuevo, se conocía mejor a sí misma sin pensar en nada más que vivir el día a día.
Mientras se abrochaba la camisola, le observó en silencio, cierto que le vio desnudo desde la cuna pero para ella, cada día era uno nuevo en el que volvías a conocer a las personas que te rodeaban. Y cada día desde que compartieron su niñez, su día a día... Soleil conocía a Drittsekk en todas sus facetas, lo conocía demasiado bien como para saber que en ese momento, una brújula no serviria para encontrar su camino, destino y sino.
El cabello imposible, intentó peinarlo con los dedos, no consiguió domarlo pero al menos serviría para no parecer una loca. En cuanto repusiesen fuerzas y llenasen de provisiones para el largo camino, partirían a destino de ninguna parte en donde estaba segura encontrarían la paz, lo que les faltaba a ambos.
Y sonrió, imposible que a la alegre Sol se le apagase la sonrisa. No se sentía triste, sí en paz. Nadie aceptaba como compañero de viaje a cualquiera, la confianza depositada en ella era el timón que necesitaba para emprender el viaje, a su lado. Junto a Drittsekk, se acercaron a un grupo de amazonas que comían contando sus vivencias y anécdotas, ella misma podría contar mil y una, del Conde, de sus hermanos y hermanas...de las vividas, frente al fuego te abrías como un libro en el que no faltaban las hazañas y las aventuras.
-Me gustaría contar una si me permitís, él no pero eso no importa -miró fijamente a Dritt, sacándole la lengua y de paso levantarse para captar la atención de aquellas mujeres -Porque todas conoceis a esos hombres que se atribuyen poderes extraordinarios, ya sabeis a qué me refiero. Por ser hombre tomar lo que les place, cuando y donde lo deseen y algo así me ocurrió allá donde vinimos. Uno de los nuestros decidió esa noche tomarme, porque así lo deseó sin tener en cuenta nada más que su desahogo y... él limpió mi honor. -se giró hacia Dritt, nunca se lo había agradecido tan abiertamente -Has sido aquel que ha cuidado que jamás ocurra nada a Sol...y frente a ellas, te prometo que haré lo mismo contigo. No soy la mejor escudera, algo torpe porque tarde en reaccionar pero mi promesa es que protegeré tu vida con la mía. Y quita esa engreída sonrisa que no voy a darte más privilegios -las risas de las amazonas, dos de ellas las que le animaron a unirse al entrenamiento... insistieron en que siguiese el tiempo que estuviesen allí, fuese corto.
Mientras conversaba con ellas, los ojos castaños de Soleil, buscaron los de Drittsekk, un guiño y una sonrisa resplandeciente.
Soleil- Humano Clase Media
- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Tomamos asiento para desayunar con las amazonas, que constantemente hacían bromas. Yo era el centro de atención, el único hombre guerrero de esos lares, pues el resto servían para poco mas que llevarles el desayuno, servirlas y los machos mas aventajados fornicaban para traer nuevas amazonas al mundo.
Hubiera preguntado que hacían con los bebes varones una vez nacidos, pero creo eso nos hubiera hecho entrar en un debate del que no hubiera salido bien parado, cada uno tenia sus costumbres y tradiciones, eramos invitados y como tal debíamos comportarnos.
Sol tomó la palabra para contar una de las hazañas que recordaba me sorprendió que fuera algo sobre mi lo que contará, como limpie su honor una vez sufrió la violación.
Mi sonrisa se ensancho, tanto que ella misma me dijo quitara esa cara de tonto.
El resto de las amazonas se reían y yo le sacaba la lengua en un gesto un tanto infantil.
Cuando Sol y yo estábamos bien, estábamos muy bien, lo malo era cuando o uno otro le daba por hacer cosas ilógicas y encabronaba al otro.
Mi carácter era complicado, yo mismo podía dar fe de ellos y ahora mismo no tenia claro nada, nada mas allá de que necesitaba hacer este viaje y ver que era eso que me deparaba el destino.
Tras el copioso desayuno preparamos las alforjas con los víveres que amablemente las mujeres nos ofrecieron y tras mandar recuerdos para mi padre, y recordarme lo mucho que decían me parecía a él, emprendí de nuevo camino hacia ninguna parte con sol acompañándome.
Cabalgamos por una bosque de amplio transito, nada tenía que ver con los frondosos bosques que rodeaban Akershus, este estaba lleno de claros, la hierba verde crecía con fuerza en el suelo y contrastaba con las flores silvestres de distintos colores, había un camino ya árido de tanto pasar los caballos, era una senda, apenas había fauna, y no me extrañaba el lugar era de todo menos tranquilo. Tal y como el sol iba avanzando hacia el oeste, el bosque se fue haciendo más espeso, una gran cantidad de arboles de copas altas y frondosas, cambiaron totalmente el paisaje, ya estábamos cerca de los bosques mas alejados, el suelo era árido, la tierra marrón y húmeda, ningún claro a la vista, solo entraba a trabes del follaje unos plateados rayos de sol. Al atardecer llegamos a la zona este del bosque, los caballos estaban extenuados y para que mentir nosotros también.
Lo mas sensato seria buscar una posada en las aldeas que habitaban estos lares, de aquí ya tomaríamos el paso por las montañas.
Hubiera preguntado que hacían con los bebes varones una vez nacidos, pero creo eso nos hubiera hecho entrar en un debate del que no hubiera salido bien parado, cada uno tenia sus costumbres y tradiciones, eramos invitados y como tal debíamos comportarnos.
Sol tomó la palabra para contar una de las hazañas que recordaba me sorprendió que fuera algo sobre mi lo que contará, como limpie su honor una vez sufrió la violación.
Mi sonrisa se ensancho, tanto que ella misma me dijo quitara esa cara de tonto.
El resto de las amazonas se reían y yo le sacaba la lengua en un gesto un tanto infantil.
Cuando Sol y yo estábamos bien, estábamos muy bien, lo malo era cuando o uno otro le daba por hacer cosas ilógicas y encabronaba al otro.
Mi carácter era complicado, yo mismo podía dar fe de ellos y ahora mismo no tenia claro nada, nada mas allá de que necesitaba hacer este viaje y ver que era eso que me deparaba el destino.
Tras el copioso desayuno preparamos las alforjas con los víveres que amablemente las mujeres nos ofrecieron y tras mandar recuerdos para mi padre, y recordarme lo mucho que decían me parecía a él, emprendí de nuevo camino hacia ninguna parte con sol acompañándome.
Cabalgamos por una bosque de amplio transito, nada tenía que ver con los frondosos bosques que rodeaban Akershus, este estaba lleno de claros, la hierba verde crecía con fuerza en el suelo y contrastaba con las flores silvestres de distintos colores, había un camino ya árido de tanto pasar los caballos, era una senda, apenas había fauna, y no me extrañaba el lugar era de todo menos tranquilo. Tal y como el sol iba avanzando hacia el oeste, el bosque se fue haciendo más espeso, una gran cantidad de arboles de copas altas y frondosas, cambiaron totalmente el paisaje, ya estábamos cerca de los bosques mas alejados, el suelo era árido, la tierra marrón y húmeda, ningún claro a la vista, solo entraba a trabes del follaje unos plateados rayos de sol. Al atardecer llegamos a la zona este del bosque, los caballos estaban extenuados y para que mentir nosotros también.
Lo mas sensato seria buscar una posada en las aldeas que habitaban estos lares, de aquí ya tomaríamos el paso por las montañas.
Drittsekk- Humano Clase Alta
- Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Una despedida triste pero cargada de buenos deseos y ánimos para encontrar lo que buscasen, esa fue el adiós al dejar el campamento de las amazonas. Esas mujeres no sólo le enseñaron valores y disciplina, creer en sí misma, una increíble experiencia e historias que contar. La primera vez que perdió el norte con el alcohol, comportándose de esa forma en dónde mejor se la hubiese tragado la tierra que hacer el absoluto y completo ridículo.
Dejó a amigas y compañeras, almas libres con tanto por ofrecer y dar, sin pedir nada a cambio. No hubiese sido tan mala idea quedarse en la aldea pero no era su sitio, cuando encontrabas tu sino lo sabías y Soleil lo supo en cuanto imaginó a Dritt a caballo, alejándose. La necesitaba, se necesitaban y con esa promesa de una palabra “iré” bastaba para dejar claro que lo seguiría a dónde fuese, ser su escudo y su refugio, ambos debían encontrarse, saber con certeza lo que deseaban realmente y no tomar las riendas de la vida de forma apresurada, todo a su tiempo.
Cabalgaron durante todo el día, apenas parando para comer y demás. El paisaje se extendía ante ellos como un abanico plagado de oportunidades y experiencias. No lo entendió hasta entonces, la mejor decisión fue dejar el lugar donde creció con él y conocerse. Cierto que se conocían desde pequeños pero no era suficiente, no llegaban a conocer realmente al otro si antes no pasaban por otras circunstancias aparte de lo cotidiano, saber de qué eran capaces.
Ya había anochecido cuando las luz de las farolas daban la bienvenida a aquella aldea de pocos habitantes. Descansar era lo primordial y por Odin, necesitaba un baño, el barro y el sudor no eran buenos compañeros de viaje. Sol señaló hacia un cartel, sería el perfecto lugar para descansar por esa noche, el caballo no aguantaría toda la noche cabalgando y al alba, partirían a tierras desconocidas con renovadas fuerzas.
-Necesito un baño y un buen plato de sopa caliente, aprovecharé para lavar las prendas de ropa e intentaré que salga todo el barro ¿cómo te puedes manchar tanto si voy en el mismo lugar que tú? -negó con la cabeza, esperando que él bajase del caballo para ser ayudada. Una sonrisa de agradecimiento , una mirada en la que todo a su alrededor desaparecía para ella... en su campo de visión, esas orbes oscuras como la noche la atrapaban sin desear salir de su cárcel.
Se sonrojó inevitablemente, él tenía ese poder en ella, e inconsciente y a sabiendas de lo conversado... sus dedos se enredaron en el cabello de su nuca, acercándose a sus labios y no perder ni un segundo en rozarle la nariz con su propio labio inferior y sonreír contra los pétalos prohibido del que sería su alma gemela, su amigo, compañero....
-¿Te alegras de tenerme de frente o es que es tu bastarda? Deberías de darte un baño, caliente... -pellizcó su nariz con dos de sus dedos, una bañera con agua caliente y jabón... el recuerdo del instante de haber probado una vez más sus labios, no se atrevía a traspasar cierta línea después de lo que hablaron pero...no podía evitarlo, tenerle cerca le llenaba de vida, de deseo...y sí, de amor.
Las miradas lo decían todo, nadie miraría del mismo modo que a él.
Dejó a amigas y compañeras, almas libres con tanto por ofrecer y dar, sin pedir nada a cambio. No hubiese sido tan mala idea quedarse en la aldea pero no era su sitio, cuando encontrabas tu sino lo sabías y Soleil lo supo en cuanto imaginó a Dritt a caballo, alejándose. La necesitaba, se necesitaban y con esa promesa de una palabra “iré” bastaba para dejar claro que lo seguiría a dónde fuese, ser su escudo y su refugio, ambos debían encontrarse, saber con certeza lo que deseaban realmente y no tomar las riendas de la vida de forma apresurada, todo a su tiempo.
Cabalgaron durante todo el día, apenas parando para comer y demás. El paisaje se extendía ante ellos como un abanico plagado de oportunidades y experiencias. No lo entendió hasta entonces, la mejor decisión fue dejar el lugar donde creció con él y conocerse. Cierto que se conocían desde pequeños pero no era suficiente, no llegaban a conocer realmente al otro si antes no pasaban por otras circunstancias aparte de lo cotidiano, saber de qué eran capaces.
Ya había anochecido cuando las luz de las farolas daban la bienvenida a aquella aldea de pocos habitantes. Descansar era lo primordial y por Odin, necesitaba un baño, el barro y el sudor no eran buenos compañeros de viaje. Sol señaló hacia un cartel, sería el perfecto lugar para descansar por esa noche, el caballo no aguantaría toda la noche cabalgando y al alba, partirían a tierras desconocidas con renovadas fuerzas.
-Necesito un baño y un buen plato de sopa caliente, aprovecharé para lavar las prendas de ropa e intentaré que salga todo el barro ¿cómo te puedes manchar tanto si voy en el mismo lugar que tú? -negó con la cabeza, esperando que él bajase del caballo para ser ayudada. Una sonrisa de agradecimiento , una mirada en la que todo a su alrededor desaparecía para ella... en su campo de visión, esas orbes oscuras como la noche la atrapaban sin desear salir de su cárcel.
Se sonrojó inevitablemente, él tenía ese poder en ella, e inconsciente y a sabiendas de lo conversado... sus dedos se enredaron en el cabello de su nuca, acercándose a sus labios y no perder ni un segundo en rozarle la nariz con su propio labio inferior y sonreír contra los pétalos prohibido del que sería su alma gemela, su amigo, compañero....
-¿Te alegras de tenerme de frente o es que es tu bastarda? Deberías de darte un baño, caliente... -pellizcó su nariz con dos de sus dedos, una bañera con agua caliente y jabón... el recuerdo del instante de haber probado una vez más sus labios, no se atrevía a traspasar cierta línea después de lo que hablaron pero...no podía evitarlo, tenerle cerca le llenaba de vida, de deseo...y sí, de amor.
Las miradas lo decían todo, nadie miraría del mismo modo que a él.
Soleil- Humano Clase Media
- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
No podía evitar reírme, sin ningún tipo de duda tenia respuesta para esa pregunta.
-Pues la verdad es que yo cabalgo normal, peor eres tu, la princesita que no se mancha las ropas la que tiene el problema.
La bajé de la montura despacio, mi aliento de adentraba entre sus húmedos labios mientras nos mirábamos fijamente.
Ella no quería besarme, parecía que o lo tenia todo o no se conformaría con tenerme a mitad, podía respetar eso, sus sentimientos hoy parecían claros, mas hace un tiempo, uno en el que le pedí matrimonio dudaba de ser lo que ella necesitaba.
-Mi bastarda se alegra de verte ¿te sirve esa respuesta? -pregunté con picarda.
Sin cortarme un ápice de desnudé ante sus ojos, traviesa mi mirada cuando esta abrió los labios con cara de sorpresa sin acabar de entender mi poca vergüenza.
-Puedes lavar mi ropa -bromeé guiñándole un ojo – yo te esperaré, as, desnudo arriba-dije arrastrando las palabras - ¿de verdad quieres ...lavar mi ropa ahora?
Sus ojos se deslizaban pro la musculatura de mi cuerpo, me relamió los labios ante ella en un claro gesto prometedor.
-Quizás pueda yo...hacer que tu también te alegres de verme. Somo vikingos, el sexo sin compromisos es parte de nuestra existencia.
Me di la vuelta y empecé a caminar hacia dentro de la casa donde nos alojaríamos esperando que entrara en razón, dejase lo de la ropa y se viniera conmigo a pasar un rato distinto.
Iba a cruzar la puerta cuando una joven doncella con lagrimas en los ojos se chocó conmigo cayendo al suelo.
Alzó su mirada nerviosa al verme de esa guisa mientras sollozaba incapaz de dejar de llorar.
-¿estas bien? Pregunté ayudándola a ponerse en pie.
La joven, yo creo que de unos 15 años, estaba nerviosa, su llanto no le permitía hablar, solo escuchaba algo de su hermano.
-Explícate -ordené al bajar la mirada hasta el dorso de su mano donde un triangulo con un ojo en su centro tatuaba su piel.
Elevé la mirada hasta volver a sus ojos esperando una respuesta.
-Pues la verdad es que yo cabalgo normal, peor eres tu, la princesita que no se mancha las ropas la que tiene el problema.
La bajé de la montura despacio, mi aliento de adentraba entre sus húmedos labios mientras nos mirábamos fijamente.
Ella no quería besarme, parecía que o lo tenia todo o no se conformaría con tenerme a mitad, podía respetar eso, sus sentimientos hoy parecían claros, mas hace un tiempo, uno en el que le pedí matrimonio dudaba de ser lo que ella necesitaba.
-Mi bastarda se alegra de verte ¿te sirve esa respuesta? -pregunté con picarda.
Sin cortarme un ápice de desnudé ante sus ojos, traviesa mi mirada cuando esta abrió los labios con cara de sorpresa sin acabar de entender mi poca vergüenza.
-Puedes lavar mi ropa -bromeé guiñándole un ojo – yo te esperaré, as, desnudo arriba-dije arrastrando las palabras - ¿de verdad quieres ...lavar mi ropa ahora?
Sus ojos se deslizaban pro la musculatura de mi cuerpo, me relamió los labios ante ella en un claro gesto prometedor.
-Quizás pueda yo...hacer que tu también te alegres de verme. Somo vikingos, el sexo sin compromisos es parte de nuestra existencia.
Me di la vuelta y empecé a caminar hacia dentro de la casa donde nos alojaríamos esperando que entrara en razón, dejase lo de la ropa y se viniera conmigo a pasar un rato distinto.
Iba a cruzar la puerta cuando una joven doncella con lagrimas en los ojos se chocó conmigo cayendo al suelo.
Alzó su mirada nerviosa al verme de esa guisa mientras sollozaba incapaz de dejar de llorar.
-¿estas bien? Pregunté ayudándola a ponerse en pie.
La joven, yo creo que de unos 15 años, estaba nerviosa, su llanto no le permitía hablar, solo escuchaba algo de su hermano.
-Explícate -ordené al bajar la mirada hasta el dorso de su mano donde un triangulo con un ojo en su centro tatuaba su piel.
Elevé la mirada hasta volver a sus ojos esperando una respuesta.
Drittsekk- Humano Clase Alta
- Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
El gesto enfurruñado pero sin perder la sonrisa, no dejaron de perder esa complicidad que les caracterizaba. Cuando las miradas se anclaban, todo lo demás dejaba de existir y en completo silencio como había hecho siempre, lo admiraba y observaba como si fuese realmente un dios bajado del mismo Valhalla. Las mejillas se tornaron rosadas por el leve sonrojo, no importaba lo que hiciese, conseguía dejarla sin palabras y sí, ¿qué demonios? Era su talón de aquiles, su debilidad y no importaba si no eran nada, los mejores amigos o amantes. Para Soleil, Dritt sería su Dritt y eso jamás cambiaría, pasase lo que pasase.
Se mordió el labio inferior, recorriéndole con la mirada sin querer, ¡maldita tentación!. Se le escapó una risa nerviosa, regañándole entre risas y terminar por perseguirle a la carrera. Se detuvo de golpe, al alcanzarlo y rodear con uno de sus brazos su cintura, sin darse cuenta de la presencia de la joven hasta oír su llanto. La sonrisa se le congeló, ver a alguien sufrir le superaba con creces. El hecho de que Dritt estuviese desnudo fue en lo que menos pensó en ese momento, se arrodilló a la asustada jovencita, parecía huir y el miedo en su mirada lo mostraban sus lagrimas cristalinas.
Los dedos finos de Sol, se pasearon por las mejillas esmorecidas, le sonrió tierna infligiéndole calma, siseando para que no perdiese el control. No comprendió el empeño de Dritt en la mano ajena, lo primero era calmarla si no no podrían ayudarla. Se arrodilló ante ella, comprobando que en su cuerpo no hubiese signos de violencia, si fuese así el que lo hiciera lo iba a pagar muy caro. El tierno gesto de Soleil, cambió a uno más fiero, odiaba las injusticias y por como la muchacha se agarró a su ropa para que no la abandonase.
-Tranquila ¿qué ocurre...? -desvió la mirada, hasta apreciar algo en particular en la mano de la desconocida. Ese símbolo, un triángulo y un ojo... ¿por qué le era tan familiar? No era capaz de asociarlo con nada, el nerviosismo y la situación le eran imposible...encontrar alguna pista en su mente. -Ven. Caliéntate al fuego de la lumbre y Dritt ¿traes una manta? Creo que... -aturdida, se dirigió con la joven frente a la chimenea, sus orbes se perdieron un instante en la chimenea... -Valeska me entregó algo antes de irme, está en mi bolsa . Lo he visto antes y... -al girar el rostro y verle desnudo, volvió a sonrojarse, tanto que se quedó sin palabras.
-¿Quieres vestirte? Por Odín -una risa nerviosa, intentaba hacer memoria... -El ojo ...el ojo de la providencia. ¿Estoy en lo cierto? -susurró sin saber a quién tenían ante ellos -Valeska me dio su cuaderno de anotaciones, se lo sabía de memoria y...supuso me serviría de algo... ¿Drittsekk? -preguntó intentando encajar aquella situación irreal, como si esa joven hubiese caído del cielo. -¿Qué decías de tu hermano? no te preocupes, estamos aquí...a tu lado -
Se mordió el labio inferior, recorriéndole con la mirada sin querer, ¡maldita tentación!. Se le escapó una risa nerviosa, regañándole entre risas y terminar por perseguirle a la carrera. Se detuvo de golpe, al alcanzarlo y rodear con uno de sus brazos su cintura, sin darse cuenta de la presencia de la joven hasta oír su llanto. La sonrisa se le congeló, ver a alguien sufrir le superaba con creces. El hecho de que Dritt estuviese desnudo fue en lo que menos pensó en ese momento, se arrodilló a la asustada jovencita, parecía huir y el miedo en su mirada lo mostraban sus lagrimas cristalinas.
Los dedos finos de Sol, se pasearon por las mejillas esmorecidas, le sonrió tierna infligiéndole calma, siseando para que no perdiese el control. No comprendió el empeño de Dritt en la mano ajena, lo primero era calmarla si no no podrían ayudarla. Se arrodilló ante ella, comprobando que en su cuerpo no hubiese signos de violencia, si fuese así el que lo hiciera lo iba a pagar muy caro. El tierno gesto de Soleil, cambió a uno más fiero, odiaba las injusticias y por como la muchacha se agarró a su ropa para que no la abandonase.
-Tranquila ¿qué ocurre...? -desvió la mirada, hasta apreciar algo en particular en la mano de la desconocida. Ese símbolo, un triángulo y un ojo... ¿por qué le era tan familiar? No era capaz de asociarlo con nada, el nerviosismo y la situación le eran imposible...encontrar alguna pista en su mente. -Ven. Caliéntate al fuego de la lumbre y Dritt ¿traes una manta? Creo que... -aturdida, se dirigió con la joven frente a la chimenea, sus orbes se perdieron un instante en la chimenea... -Valeska me entregó algo antes de irme, está en mi bolsa . Lo he visto antes y... -al girar el rostro y verle desnudo, volvió a sonrojarse, tanto que se quedó sin palabras.
-¿Quieres vestirte? Por Odín -una risa nerviosa, intentaba hacer memoria... -El ojo ...el ojo de la providencia. ¿Estoy en lo cierto? -susurró sin saber a quién tenían ante ellos -Valeska me dio su cuaderno de anotaciones, se lo sabía de memoria y...supuso me serviría de algo... ¿Drittsekk? -preguntó intentando encajar aquella situación irreal, como si esa joven hubiese caído del cielo. -¿Qué decías de tu hermano? no te preocupes, estamos aquí...a tu lado -
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Me eché a reír al escuchar a sol que me pedía que por Odin me vistiera.
Le saqué la lengua dejando a las dos cara a la lumbre, la niña estaba en shock, no hablaba, parecía sumida mas en el crepitar de las llamas que en nosotros mismos.
Me largué a la habitación y busqué en el petate algo de ropa de muda limpia, mas le valía a Sol lavarme la sucia.
Me lavé en la palangana por encima y una vez vestido regresé con ellas dos tomando asiento en el suelo frente a la lumbre.
-¿cuéntame lo de tu hermano?
La jovencita carraspeó desviando su mirada hacia mis ojos.
-Mi hermano ha sido apresado por la guardia -acabó confesando – no ha hecho nada, nada malo pero dicen que ha robado una joya y por eso lo van a juzgar. Teniendo en cuenta lo que somos se que le condenaran a muerte, lo he visto.
Su ellos partido, su cuerpo colgaba de una soga mientras pataleaba por no asfixiarse, el publico jaleando y lanzandole verduras y fruta podrida por ladrón.
No hay juicio justo para un ladrón.
Tomé su mano sacando esa marca que había visto antes y que durante toda la conversación ella se había esforzado en ocultar, el triangulo con el ojo, el símbolo de una sociedad de forigados, gente de clase baja que sobrevivía robando, comerciando y con triquiñuelas varias.
-No te creo -atajé – no necesito el don de la clarividencia para saber que me mientes... ¿donde está la joya que tu hermano a robado?
La niña sorprendida trato de zafarse de mi agarre, Sol me pedía que no le hiciera daño, pero no podría ayudarla si me mentía.
-¿quieres largarte? -dije soltando su muñeca -ve, pero te aseguro que nadie va a ayudarte, cuéntame donde está la joya y ayudaré a tu hermano a salir de esta.
No podía ayudar a dos ladrones a robar.
Le saqué la lengua dejando a las dos cara a la lumbre, la niña estaba en shock, no hablaba, parecía sumida mas en el crepitar de las llamas que en nosotros mismos.
Me largué a la habitación y busqué en el petate algo de ropa de muda limpia, mas le valía a Sol lavarme la sucia.
Me lavé en la palangana por encima y una vez vestido regresé con ellas dos tomando asiento en el suelo frente a la lumbre.
-¿cuéntame lo de tu hermano?
La jovencita carraspeó desviando su mirada hacia mis ojos.
-Mi hermano ha sido apresado por la guardia -acabó confesando – no ha hecho nada, nada malo pero dicen que ha robado una joya y por eso lo van a juzgar. Teniendo en cuenta lo que somos se que le condenaran a muerte, lo he visto.
Su ellos partido, su cuerpo colgaba de una soga mientras pataleaba por no asfixiarse, el publico jaleando y lanzandole verduras y fruta podrida por ladrón.
No hay juicio justo para un ladrón.
Tomé su mano sacando esa marca que había visto antes y que durante toda la conversación ella se había esforzado en ocultar, el triangulo con el ojo, el símbolo de una sociedad de forigados, gente de clase baja que sobrevivía robando, comerciando y con triquiñuelas varias.
-No te creo -atajé – no necesito el don de la clarividencia para saber que me mientes... ¿donde está la joya que tu hermano a robado?
La niña sorprendida trato de zafarse de mi agarre, Sol me pedía que no le hiciera daño, pero no podría ayudarla si me mentía.
-¿quieres largarte? -dije soltando su muñeca -ve, pero te aseguro que nadie va a ayudarte, cuéntame donde está la joya y ayudaré a tu hermano a salir de esta.
No podía ayudar a dos ladrones a robar.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
"Not really sure how to feel about it
Something in the way you move
Makes me feel like I can't live without you
It takes me all the way
I want you to stay"
No le creía, ni Sol tampoco. Demasiados mentirosos se habían cruzado en sus vidas y esa niña no iba a salirse con la suya. Soleil, se mantuvo en silencio, observando la escena, analizando cada gesto y palabra, nada de lo que decía de sus labios era cierto y Dritt comenzaba a perder la paciencia. Como costumbre, hundió las yemas de sus dedos en la nuca y éstos, bailasen en su cuero cabelludo, relajándolo... no perdiese el control, no era necesario en ese momento, menos con una desconocida.
-¿Por qué mientes? ¿Crees de verdad que vamos a creerte? Quién cree llevar razón no huye, enfrente los problemas, les planta cara y tú...parece justo lo contrario. Estoy segura de que has traicionado a tu hermano -su tono fue lejos de dulce y apaciguador, determinante...odiaba que los tomasen por idiotas, si quería ser ayudada debía primero decir la verdad, poner las cartas sobre la mesa -Dritt, vamos. Creo que el baño es mucho más interesante que lo que tenga que decir esta niña -la mano libre, la dejó caer deslizándola por uno de los brazos de su amigo de siempre, su compañero...enredando los dedos en los ajenos y tirar de él.
Una estrategia para que esa muchacha se diese cuenta de que no estaba mintiendo, iban a marcharse y dejarla a su suerte. Una mirada cómplice con Dritt, terminaría diciendo dónde se encontraba la joya y su hermano. No se fiaba de ellos, era un hecho pero ellos tampoco de ella. Tiró de él arrancando el paso hacia las escaleras, en donde una tina bien caliente les vendría mejor que escuchar una sarta de mentiras.
La sonrisa de Sol, iluminó la estancia, sus pardos bailaban al son de las llamas en la chimenea, fuego en su mirada. Él causaba ese efecto, siempre pero en ese momento, la razón era una diferente. Acercó el rostro al ajeno, buscando su boca, en el último segundo, desvió sus sonrosados labios hacia su oreja, dejó que el cálido aliento acariciase su cuello perfilándolo con sus labios.
-Hablará, hazme caso... en cuanto se vea sola. Vendrá corriendo suplicando ayuda -una estrategia, las manos de Sol se enredaron en la cintura ajena, obligándole a dar un par de vueltas en el sitio, entre risas... desviándose por un instante a la joven que dudosa los observaba desde su posición. -Subo arriba, antes de que suba el segundo peldaño... reclamará tu atención -entre risas, lo soltó, haciendo ademán de subir las escaleras.
No tuvo que asegurarse mirando hacia atrás, la atención de aquella joven se centró en su única salvación: Drittsekk. Sol, mientras tanto, aprovecharía para preparar lo prometido, una tina de agua caliente que calase bien en los huesos, necesitaban aquello para entrar en calor. Pidió dos buenos cuencos de sopa caliente, una buena jarra de vino y esa tina en dónde le esperaba, el agua estaba en su punto, más caliente de lo debido pero así le gustaba. Sonrojada por el vapor, observaba por la pequeña ventana de ojo de buey, pasó la palma por el cristal empañado, comenzaba a nevar... era agradable sentirse bien, en calor...después del viaje.
Something in the way you move
Makes me feel like I can't live without you
It takes me all the way
I want you to stay"
No le creía, ni Sol tampoco. Demasiados mentirosos se habían cruzado en sus vidas y esa niña no iba a salirse con la suya. Soleil, se mantuvo en silencio, observando la escena, analizando cada gesto y palabra, nada de lo que decía de sus labios era cierto y Dritt comenzaba a perder la paciencia. Como costumbre, hundió las yemas de sus dedos en la nuca y éstos, bailasen en su cuero cabelludo, relajándolo... no perdiese el control, no era necesario en ese momento, menos con una desconocida.
-¿Por qué mientes? ¿Crees de verdad que vamos a creerte? Quién cree llevar razón no huye, enfrente los problemas, les planta cara y tú...parece justo lo contrario. Estoy segura de que has traicionado a tu hermano -su tono fue lejos de dulce y apaciguador, determinante...odiaba que los tomasen por idiotas, si quería ser ayudada debía primero decir la verdad, poner las cartas sobre la mesa -Dritt, vamos. Creo que el baño es mucho más interesante que lo que tenga que decir esta niña -la mano libre, la dejó caer deslizándola por uno de los brazos de su amigo de siempre, su compañero...enredando los dedos en los ajenos y tirar de él.
Una estrategia para que esa muchacha se diese cuenta de que no estaba mintiendo, iban a marcharse y dejarla a su suerte. Una mirada cómplice con Dritt, terminaría diciendo dónde se encontraba la joya y su hermano. No se fiaba de ellos, era un hecho pero ellos tampoco de ella. Tiró de él arrancando el paso hacia las escaleras, en donde una tina bien caliente les vendría mejor que escuchar una sarta de mentiras.
La sonrisa de Sol, iluminó la estancia, sus pardos bailaban al son de las llamas en la chimenea, fuego en su mirada. Él causaba ese efecto, siempre pero en ese momento, la razón era una diferente. Acercó el rostro al ajeno, buscando su boca, en el último segundo, desvió sus sonrosados labios hacia su oreja, dejó que el cálido aliento acariciase su cuello perfilándolo con sus labios.
-Hablará, hazme caso... en cuanto se vea sola. Vendrá corriendo suplicando ayuda -una estrategia, las manos de Sol se enredaron en la cintura ajena, obligándole a dar un par de vueltas en el sitio, entre risas... desviándose por un instante a la joven que dudosa los observaba desde su posición. -Subo arriba, antes de que suba el segundo peldaño... reclamará tu atención -entre risas, lo soltó, haciendo ademán de subir las escaleras.
No tuvo que asegurarse mirando hacia atrás, la atención de aquella joven se centró en su única salvación: Drittsekk. Sol, mientras tanto, aprovecharía para preparar lo prometido, una tina de agua caliente que calase bien en los huesos, necesitaban aquello para entrar en calor. Pidió dos buenos cuencos de sopa caliente, una buena jarra de vino y esa tina en dónde le esperaba, el agua estaba en su punto, más caliente de lo debido pero así le gustaba. Sonrojada por el vapor, observaba por la pequeña ventana de ojo de buey, pasó la palma por el cristal empañado, comenzaba a nevar... era agradable sentirse bien, en calor...después del viaje.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Sol no erró en su predicción, sin duda así era, la niña en cuanto se sintió sola, sabiendo sobrada que nadie mas en aquella ciudad la ayudaría con su hermano, volvió a mi con esos dos grandes ojos de pupilas dilatadas por el terror y la desconfianza qUe posiblemente yo y muchos otros le ocasionábamos.
-Habla pues -pedí centrándome en sus dos tormentas.
-Vale, si se donde está la joya, pero no te la daré hasta que mi hermano no sea liberado -negoció la muy rufián como si en parte estuviera acostumbrada a todo tipo de trapicheos.
Algo me decía que esta no era ni de lejos la primera vez que se metía en algún lio.
-No funciona así -aseveré -no puedo ayudarte sin la joya, dámela y sacaré a tu hermano de las mazmorras, de no ser así bien sabemos el destino que le espera, si son benevolentes le cortaran una mano o quizás las dos, pero también cabe la posibilidad de que si es reincidente, o el conde de la ciudadela tiene un mal día, acabe con su cabeza como predijiste sobre una soga. Tu eliges..a mi arriba me espera una mujer preciosa desnuda...
La niña resopló y dejó escapar el aire despacio después mirándome.
-¿y como se que no me la vas a robar? - preguntó elevando una ceja de forma inquisitiva mientras me apuntaba con su indice.
-Porque te doy mi palabra y es todo cuanto tengo -conteste con firmeza.
-Bahhhh, la palabra en mi mundo no significa nada.
-Por contra en el mio lo es todo -repliqué -¿tienes una opción mejor? -pregunté.
La niña dudó, mas finalmente sacó de un bolsillo bordado por el interior de la falda un paño, en este envuelto una joya de grandes dimensiones y sin duda gran valor.
-Bien -dije sin mas tomándola con mi mano para guardarla en el bolsillo del chaleco, vamos a visitar al conde, estoy seguro de que entrará en razón.
La niña tomó mi mano y nos fuimos hacia el palacete de la ciudadela, dos guardias cortaron nuestro paso, mas cuando les expliqué quien era yo, no tardaron en avisar a conde que me recibió de inmediato, ser el “hijo” de Höor Cannif te abría muchas puertas, aunque yo esperaba algún día lograr le mismo efecto sin tener que pronunciar mi apellido.
Bebimos durante horas, sentados alrededor de una mesa de madera, el palacete decorado la mas puro estilo vikingo no era muy distinto a nuestro gran salón, me contó las chanzas de gestas vividas con mi padre y me hablo de que la ultima vez que pisó Akershus yo solo era un mocoso al que aun cambiaban los pañales.
Tras esto, ya bastante animados por el alcohol el hombre cedió en liberar al muchacho, por supuesto a cambio de que la joya regresara a su legitima dueña.
Yo entregué el medallon y él mandó liberar a chico que se abrazó a su hermana.
Ambos fueron tirados de la ciudadela, era lo justo y no intervine en ello, pero al menos seguía con el cuello entero y posiblemente era mas de lo que el joven merecía..
Regresé después con Sol, que ya no estaba en la tina, lo que me llevó a hacer una mueca de disgusto.
-Yo que venia animado de mas -aseveré por si no se notaba ya.
-Habla pues -pedí centrándome en sus dos tormentas.
-Vale, si se donde está la joya, pero no te la daré hasta que mi hermano no sea liberado -negoció la muy rufián como si en parte estuviera acostumbrada a todo tipo de trapicheos.
Algo me decía que esta no era ni de lejos la primera vez que se metía en algún lio.
-No funciona así -aseveré -no puedo ayudarte sin la joya, dámela y sacaré a tu hermano de las mazmorras, de no ser así bien sabemos el destino que le espera, si son benevolentes le cortaran una mano o quizás las dos, pero también cabe la posibilidad de que si es reincidente, o el conde de la ciudadela tiene un mal día, acabe con su cabeza como predijiste sobre una soga. Tu eliges..a mi arriba me espera una mujer preciosa desnuda...
La niña resopló y dejó escapar el aire despacio después mirándome.
-¿y como se que no me la vas a robar? - preguntó elevando una ceja de forma inquisitiva mientras me apuntaba con su indice.
-Porque te doy mi palabra y es todo cuanto tengo -conteste con firmeza.
-Bahhhh, la palabra en mi mundo no significa nada.
-Por contra en el mio lo es todo -repliqué -¿tienes una opción mejor? -pregunté.
La niña dudó, mas finalmente sacó de un bolsillo bordado por el interior de la falda un paño, en este envuelto una joya de grandes dimensiones y sin duda gran valor.
-Bien -dije sin mas tomándola con mi mano para guardarla en el bolsillo del chaleco, vamos a visitar al conde, estoy seguro de que entrará en razón.
La niña tomó mi mano y nos fuimos hacia el palacete de la ciudadela, dos guardias cortaron nuestro paso, mas cuando les expliqué quien era yo, no tardaron en avisar a conde que me recibió de inmediato, ser el “hijo” de Höor Cannif te abría muchas puertas, aunque yo esperaba algún día lograr le mismo efecto sin tener que pronunciar mi apellido.
Bebimos durante horas, sentados alrededor de una mesa de madera, el palacete decorado la mas puro estilo vikingo no era muy distinto a nuestro gran salón, me contó las chanzas de gestas vividas con mi padre y me hablo de que la ultima vez que pisó Akershus yo solo era un mocoso al que aun cambiaban los pañales.
Tras esto, ya bastante animados por el alcohol el hombre cedió en liberar al muchacho, por supuesto a cambio de que la joya regresara a su legitima dueña.
Yo entregué el medallon y él mandó liberar a chico que se abrazó a su hermana.
Ambos fueron tirados de la ciudadela, era lo justo y no intervine en ello, pero al menos seguía con el cuello entero y posiblemente era mas de lo que el joven merecía..
Regresé después con Sol, que ya no estaba en la tina, lo que me llevó a hacer una mueca de disgusto.
-Yo que venia animado de mas -aseveré por si no se notaba ya.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Aguardó su vuelta en la habitación que compartirían el tiempo necesario hasta retomar de nuevo el viaje. Durante las horas de ausencia de Dritt, se encargó de buscar algún bocado que llenar sus estómagos y de remendar para reforzar los jirones de las prendas y lavarlas a conciencia. El frío del exterior se hacía notar dentro de la habitación, enseguida se dispuso a encender una buena lumbre y aprovechar el calor para tender las prendas de ropa para que se secasen. Sólo las pieles cubrían su piel de ébano.
La tina no había sido preparada, imaginó que tardaría en ayudar a la joven y su hermano, confiaba en que volvería antes del alba y ella, como siempre...una vez más, estaría esperándole pacientemente. No estaba preocupada por si le ocurría algo, en peores gestas se enfrentó en el pasado y todas las que quedaban por llegar. No importaba la distancia o el tiempo, esa conexión entre los dos jamás desaparecería, se apagaría. No era ningún secreto , él era su debilidad más absoluta y estaría dispuesta a cualquier cosa por él. Le deseaba la gloria, subir los peldaños hasta conseguir llegar a la cima, iba a lograrlo, estaba tan segura de ello...
Las prendas de ropa comenzaban a secarse, las orbes oscuras de la joven se perdieron en el baile de las llamas, hipnotizada por el espectáculo. Y se dejó llevar por sus pensamientos, recordando ciertos momentos y en cada uno de ellos, él aparecía. Sonrió al recordar la sonrisa picara de ese hombre que le robaba la razón y al que sin dudarlo le entregaría todo ese amor que nació cuando tan sólo era una niña. El paso del tiempo, no había hecho otra cosa más que crecer y reforzarse, nadie sería para Sol como él pues amar, sólo se amaba una vez y él tenía su corazón.
Cuando la puerta se abrió, una breve sonrisa apareció en sus labios. Supo que era él en el mismo instante en el que reconoció sus pasos, el temperamento al abrir la puerta y esa risa traviesa que escapó de sus labios con sabor a alcohol, en los que se perdería sin dudar ni un instante. Se levantó del suelo, sólo las pieles tapaban el cuerpo ébano, como si las llamas dibujasen brillos dorados en su piel.
Los dedos finos de Soleil, se perdieron en el rebelde cabello de su flequillo, intentando peinarlo y adecentarlo, como si eso pudiese ser posible. La sonrisa apareció en sus labios en cuanto reclamaba el baño, no podía saber a qué hora llegaba, decidió dejarlo para más tarde en cuanto se deshiciese de la bastarda a su espalda, de la ropa sucia y masajease sus hombros, relajando los músculos y terminar en la tina, ese era el plan antes de que esa muchacha se cruzase en su camino.
-Y sucio de más, borracho de más...-sonrió sin apartar la mirada de aquellos ojos oscuros que la dejaron sin palabras durante unos segundos, a lo que contestó con una risa por lo bajo, arrugando la nariz como si lo estuviese regañando. -Desnúdate. Prepararé la tina -aún así sus manos comenzaron a desabotonar la parte superior, abriéndole la prenda y deslizar la palma por su pecho, delineando cada uno de los músculos de su abdomen, duros y perfectos, como él en sí lo era...la enloquecía y se podía apreciar en su mirada.
Se mordió el labio inferior, volviendo en sus pasos hacia la chimenea y arrastrar hasta la lumbre el agua para calentarla. Sintió sus mejillas arder al imaginarlo desnudo, en cuanto se diese la vuelta... no estaba muy segura de que pudiese controlarse. La provocaba, la tentaba y deleitarse en su cuerpo era la tentación más absoluta...sus pensamientos y el calor de la chimenea no ayudó demasiado, sus mejillas se tornaron sonrosadas.
-El agua... comienza a estar caliente. Quiero decir, a punto... para la tina. ¡Deja de reírte, Drittsekk! -de nuevo las risas hacían eco en la habitación, esa complicidad... y al girarse sus orbes no pudieron evitar el recorrerle en silencio, a medida que se iba acerando a la tina para llenarla... -Estoy lista. Me refiero al baño...entra de una maldita vez -le tomó de la mano, acercándole hacia sí, buscando su boca... una vez más, negándosela a sí misma. Una sonrisa, sus dedos enredados en las mejillas... perdiéndose en su mirada, rogándole que no termine de perder la cabeza, aún más por él.
La tina no había sido preparada, imaginó que tardaría en ayudar a la joven y su hermano, confiaba en que volvería antes del alba y ella, como siempre...una vez más, estaría esperándole pacientemente. No estaba preocupada por si le ocurría algo, en peores gestas se enfrentó en el pasado y todas las que quedaban por llegar. No importaba la distancia o el tiempo, esa conexión entre los dos jamás desaparecería, se apagaría. No era ningún secreto , él era su debilidad más absoluta y estaría dispuesta a cualquier cosa por él. Le deseaba la gloria, subir los peldaños hasta conseguir llegar a la cima, iba a lograrlo, estaba tan segura de ello...
Las prendas de ropa comenzaban a secarse, las orbes oscuras de la joven se perdieron en el baile de las llamas, hipnotizada por el espectáculo. Y se dejó llevar por sus pensamientos, recordando ciertos momentos y en cada uno de ellos, él aparecía. Sonrió al recordar la sonrisa picara de ese hombre que le robaba la razón y al que sin dudarlo le entregaría todo ese amor que nació cuando tan sólo era una niña. El paso del tiempo, no había hecho otra cosa más que crecer y reforzarse, nadie sería para Sol como él pues amar, sólo se amaba una vez y él tenía su corazón.
Cuando la puerta se abrió, una breve sonrisa apareció en sus labios. Supo que era él en el mismo instante en el que reconoció sus pasos, el temperamento al abrir la puerta y esa risa traviesa que escapó de sus labios con sabor a alcohol, en los que se perdería sin dudar ni un instante. Se levantó del suelo, sólo las pieles tapaban el cuerpo ébano, como si las llamas dibujasen brillos dorados en su piel.
Los dedos finos de Soleil, se perdieron en el rebelde cabello de su flequillo, intentando peinarlo y adecentarlo, como si eso pudiese ser posible. La sonrisa apareció en sus labios en cuanto reclamaba el baño, no podía saber a qué hora llegaba, decidió dejarlo para más tarde en cuanto se deshiciese de la bastarda a su espalda, de la ropa sucia y masajease sus hombros, relajando los músculos y terminar en la tina, ese era el plan antes de que esa muchacha se cruzase en su camino.
-Y sucio de más, borracho de más...-sonrió sin apartar la mirada de aquellos ojos oscuros que la dejaron sin palabras durante unos segundos, a lo que contestó con una risa por lo bajo, arrugando la nariz como si lo estuviese regañando. -Desnúdate. Prepararé la tina -aún así sus manos comenzaron a desabotonar la parte superior, abriéndole la prenda y deslizar la palma por su pecho, delineando cada uno de los músculos de su abdomen, duros y perfectos, como él en sí lo era...la enloquecía y se podía apreciar en su mirada.
Se mordió el labio inferior, volviendo en sus pasos hacia la chimenea y arrastrar hasta la lumbre el agua para calentarla. Sintió sus mejillas arder al imaginarlo desnudo, en cuanto se diese la vuelta... no estaba muy segura de que pudiese controlarse. La provocaba, la tentaba y deleitarse en su cuerpo era la tentación más absoluta...sus pensamientos y el calor de la chimenea no ayudó demasiado, sus mejillas se tornaron sonrosadas.
-El agua... comienza a estar caliente. Quiero decir, a punto... para la tina. ¡Deja de reírte, Drittsekk! -de nuevo las risas hacían eco en la habitación, esa complicidad... y al girarse sus orbes no pudieron evitar el recorrerle en silencio, a medida que se iba acerando a la tina para llenarla... -Estoy lista. Me refiero al baño...entra de una maldita vez -le tomó de la mano, acercándole hacia sí, buscando su boca... una vez más, negándosela a sí misma. Una sonrisa, sus dedos enredados en las mejillas... perdiéndose en su mirada, rogándole que no termine de perder la cabeza, aún más por él.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Trataba de mantenerme en pie, no solo porque el cansancio me pesaba, mi cuerpo no daba mas de si, si no porque iba bastante borracho.
Pero no podía evitar reírme por como los ojos de la mujer de ébano me miraban de arriba a bajo pidiendo que me desnudar. Empecé a desabrochar torpemente los botones de mi camisola, de nuevo la picara sonrisa asomaba a mis labios mientras esta me decía que dejara de reírme avergonzada de como sus mejillas teñidas en carmín la traicionaban
Sol me dijo que podía dar baño en la tina, la atraje de la cintura para quedar cerca de su boca, mi lengua dibujo sus labios de forma lenta, incitándola a un beso mas profundo, húmedo.
-Tengo hambre -susurré dejando que mi aliento penetrara en la húmeda cavidad.
Su risa contra ellos acarició mi lengua mientras me empujó del pecho hacia el baño para que me pusiera ropa seca, que me quitara el barro de encima y me relajara alegando que después podría comer todo cuanto quisiera.
-No de ese hambre -bromeé – un intercambio de placeres tu llenas mi estomago y yo … -deje´que mis palabras impactaran contra su boca.
Cogió algo de ropa para que me la pusiera tras el baño y apoyándose en el marco de la puerta me la dio si borrar esa sonrisa de sus labios.
Me desnudé bajo su atenta mirada y tiré de su brazo para que me acompañara, me apetecía mucho estar con ella en ese instante, perderme en su piel y quizás que bailara para mi.
Pero entre risas se zafo alegando que seguro no había probado bocado durante todo el día, a decir verdad, estaba en lo cierto, decía que mis tripas rugían y así se marcho para dejarme solo.
Me metí en la bañera, poco a poco fui quitando los restos de barro incrustados en mi piel, sentía mi cuerpo pesado, mi cabeza acabó apoyandose en el borde de la bañera, no se cuando exactamente pero acabé sucumbiendo a los designios de Morfeo, la oscuridad me acogió cuando mis ojos se cerraron por completo dejando mi cuerpo inerte entre las cálidas aguas del baño.
Entreabrí los ojos sintiendo las manos de sol enjabonandome despacio, silenciosa, como si no quisiera despertara.
-Estas preciosa -aseguré enredando las palabras por la borrachera y el cansancio, todo mezclado.
Pero no podía evitar reírme por como los ojos de la mujer de ébano me miraban de arriba a bajo pidiendo que me desnudar. Empecé a desabrochar torpemente los botones de mi camisola, de nuevo la picara sonrisa asomaba a mis labios mientras esta me decía que dejara de reírme avergonzada de como sus mejillas teñidas en carmín la traicionaban
Sol me dijo que podía dar baño en la tina, la atraje de la cintura para quedar cerca de su boca, mi lengua dibujo sus labios de forma lenta, incitándola a un beso mas profundo, húmedo.
-Tengo hambre -susurré dejando que mi aliento penetrara en la húmeda cavidad.
Su risa contra ellos acarició mi lengua mientras me empujó del pecho hacia el baño para que me pusiera ropa seca, que me quitara el barro de encima y me relajara alegando que después podría comer todo cuanto quisiera.
-No de ese hambre -bromeé – un intercambio de placeres tu llenas mi estomago y yo … -deje´que mis palabras impactaran contra su boca.
Cogió algo de ropa para que me la pusiera tras el baño y apoyándose en el marco de la puerta me la dio si borrar esa sonrisa de sus labios.
Me desnudé bajo su atenta mirada y tiré de su brazo para que me acompañara, me apetecía mucho estar con ella en ese instante, perderme en su piel y quizás que bailara para mi.
Pero entre risas se zafo alegando que seguro no había probado bocado durante todo el día, a decir verdad, estaba en lo cierto, decía que mis tripas rugían y así se marcho para dejarme solo.
Me metí en la bañera, poco a poco fui quitando los restos de barro incrustados en mi piel, sentía mi cuerpo pesado, mi cabeza acabó apoyandose en el borde de la bañera, no se cuando exactamente pero acabé sucumbiendo a los designios de Morfeo, la oscuridad me acogió cuando mis ojos se cerraron por completo dejando mi cuerpo inerte entre las cálidas aguas del baño.
Entreabrí los ojos sintiendo las manos de sol enjabonandome despacio, silenciosa, como si no quisiera despertara.
-Estas preciosa -aseguré enredando las palabras por la borrachera y el cansancio, todo mezclado.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
No podía apartar la mirada de él ni un mísero segundo, siempre había sido así, le hacía olvidarse de lo demás. Incontables veces se le cayó lo que llevaba en las manos por quedarse mirando y no detener sus pasos, sonreír y suspirar en silencio, ocultando lo que para todos los que la conocían no era ningún secreto. Se enamoró de él desde que la señora Valeria la dejó a su lado en la cuna y los pequeños dedos de ambos se enredaron para...no soltarse jamás. Y lo que no era un secreto, Soleil lo tenía guardado bien dentro en su pecho después de lo ocurrido, volver al lugar que le correspondía en la vida de aquel que sería el gran amor de su vida.
La decisión de seguir sus pasos supondría un antes y un después en la vida de la joven que fue acogida por Valeria Cavey. Ella misma decidió servirles, ser la joven de confianza del servicio pero jamás ser tratada como tal, si algo diferenciaba a esa familia era justo por eso, trataba a los suyos por igual aunque la clase social no fuese la misma... si no como realmente lo sentían en el corazón. Por él su cariño y afecto, tan diferente a cualquier otro de sus hermanos, para Soleil, Dritt era su rayo de luz en una vida tan diferente a la que habría tenido si la señora no la hubiese sacado de la calle.
Las bromas entre ellos seguían siendo las mismas, las miradas ancladas que duraban una eternidad y Sol...se conformaba. La sonrisa no se borraba de su rostro, la inconsciencia la obligaba a mirarle de reojo, perdiendo sus orbes oscuras en su cuerpo que delineaba a conciencia, dándose el placer y el capricho de obtener de él tan sólo su imagen desnuda, despeinado, perdida en su voz y amándole aún más a cada segundo en silencio. Tuvo que apartar la mirada cuando la atrajo hacia sí, de repente se asustó por si se había dado cuenta de que su mirada desvelase lo que realmente pensaba en ese momento y aquella noche con alcohol en sangre, dijo sin poder contenerse más, fue impulsiva por una vez cuando debió callar pues no fue el momento y lo aceptó.
Cuando regresó, abrió despacio la puerta, sus orbes oscuras buscaron su silueta dentro del agua. Entreabrió los labios al apreciarle en el interior de la tina, la piel del guerrero brillaba , gotas de agua que acariciaban su piel, dándole envidia. Necesitaba ese baño y ella...ella le necesitaba a él, aunque sólo fuese tocarle una vez más. Con un trozo de jabón en las palmas, sus delicadas manos comenzaron a darse el lujo de empezar a enjabonarle, desde su hombro derecho, paseándose por su brazo, perder las yemas en cada centímetro de su piel e imaginar en silencio, fantasear como cuando era niña. Imaginaba que la invitaba a no ser el único invitado a la tina, sus dedos se perdieron en su abdomen, hundiendo con suavidad y delinear cada cicatriz de guerra, su voz...le devolvió a la realidad. No lo esperó por lo que se sonrojó visiblemente, sus labios eran incapaces de emitir palabra alguna.
-Maldito borracho, calla y déjame acabar, no te muevas -no se estaba moviendo, no era ningún secreto que a Sol le perdiese ese joven, su compañero, su amigo. Con cuidado y mimo, trataba su piel como el tesoro más valioso, relajando sus músculos y contribuyese al descanso que merecía tras toda la noche de viaje. Soleil comenzó a temblar cuando la mano libre de la esponja aclaró su torso, tocarle se había convertido en algo tan prohibido como amarle.
No controlaba los sentimientos, se le escapaba de la razón. No le pedía nada, nunca lo hizo...sólo tiempo, uno que le costó aquella oportunidad de poder pasar una vida como siempre deseó pero si hubiese aceptado, él jamás se encontraría en sí mismo. Verdaderamente pensó que era su atadura a Akershus, lo que le impedía a conocerse a sí mismo por ello, ahora que eran libres, tenían ambos la posibilidad de buscar y encontrar una nueva vida, juntos o separados.
Inconscientemente, la voz de Sol comenzó a tararear una canción, como si fuese un susurro lejano, no era consciente de que la estaba oyendo, ni siquiera de si era mejor o no seguir con aquella tortura de recorrer su cuerpo. Sonrió de forma triste al imaginar que sus manos no serían las únicas que lo recorrerían, cerró los ojos para controlar sus emociones, no volver a cometer ninguna tontería. Ambas manos, se dirigieron a perfilar su rostro, dejando sentir su tacto mientras esas palabras susurradas en forma de canción llegaba a sus oídos, no atreviéndose a tan siquiera decir palabra que no fuese canción. Apoyó su frente en la ajena, cantándole desde el mismo fondo de su alma, sólo le pedía que la escuchase y volviese a dormir.
-Descansa, descansa amor.. voy a hacer los panecillos , como siempre. Para eso está Sol.-cerró los ojos, haciendo ademán de apartarse, ese baño le hubiese bastado para descansar, relajarse. Y ella, volviese a mimarle con sus panecillos de siempre, sólo que en este caso... ahora, sí que sabía defenderse. Acepta y seguir.
La decisión de seguir sus pasos supondría un antes y un después en la vida de la joven que fue acogida por Valeria Cavey. Ella misma decidió servirles, ser la joven de confianza del servicio pero jamás ser tratada como tal, si algo diferenciaba a esa familia era justo por eso, trataba a los suyos por igual aunque la clase social no fuese la misma... si no como realmente lo sentían en el corazón. Por él su cariño y afecto, tan diferente a cualquier otro de sus hermanos, para Soleil, Dritt era su rayo de luz en una vida tan diferente a la que habría tenido si la señora no la hubiese sacado de la calle.
Las bromas entre ellos seguían siendo las mismas, las miradas ancladas que duraban una eternidad y Sol...se conformaba. La sonrisa no se borraba de su rostro, la inconsciencia la obligaba a mirarle de reojo, perdiendo sus orbes oscuras en su cuerpo que delineaba a conciencia, dándose el placer y el capricho de obtener de él tan sólo su imagen desnuda, despeinado, perdida en su voz y amándole aún más a cada segundo en silencio. Tuvo que apartar la mirada cuando la atrajo hacia sí, de repente se asustó por si se había dado cuenta de que su mirada desvelase lo que realmente pensaba en ese momento y aquella noche con alcohol en sangre, dijo sin poder contenerse más, fue impulsiva por una vez cuando debió callar pues no fue el momento y lo aceptó.
Cuando regresó, abrió despacio la puerta, sus orbes oscuras buscaron su silueta dentro del agua. Entreabrió los labios al apreciarle en el interior de la tina, la piel del guerrero brillaba , gotas de agua que acariciaban su piel, dándole envidia. Necesitaba ese baño y ella...ella le necesitaba a él, aunque sólo fuese tocarle una vez más. Con un trozo de jabón en las palmas, sus delicadas manos comenzaron a darse el lujo de empezar a enjabonarle, desde su hombro derecho, paseándose por su brazo, perder las yemas en cada centímetro de su piel e imaginar en silencio, fantasear como cuando era niña. Imaginaba que la invitaba a no ser el único invitado a la tina, sus dedos se perdieron en su abdomen, hundiendo con suavidad y delinear cada cicatriz de guerra, su voz...le devolvió a la realidad. No lo esperó por lo que se sonrojó visiblemente, sus labios eran incapaces de emitir palabra alguna.
-Maldito borracho, calla y déjame acabar, no te muevas -no se estaba moviendo, no era ningún secreto que a Sol le perdiese ese joven, su compañero, su amigo. Con cuidado y mimo, trataba su piel como el tesoro más valioso, relajando sus músculos y contribuyese al descanso que merecía tras toda la noche de viaje. Soleil comenzó a temblar cuando la mano libre de la esponja aclaró su torso, tocarle se había convertido en algo tan prohibido como amarle.
No controlaba los sentimientos, se le escapaba de la razón. No le pedía nada, nunca lo hizo...sólo tiempo, uno que le costó aquella oportunidad de poder pasar una vida como siempre deseó pero si hubiese aceptado, él jamás se encontraría en sí mismo. Verdaderamente pensó que era su atadura a Akershus, lo que le impedía a conocerse a sí mismo por ello, ahora que eran libres, tenían ambos la posibilidad de buscar y encontrar una nueva vida, juntos o separados.
Inconscientemente, la voz de Sol comenzó a tararear una canción, como si fuese un susurro lejano, no era consciente de que la estaba oyendo, ni siquiera de si era mejor o no seguir con aquella tortura de recorrer su cuerpo. Sonrió de forma triste al imaginar que sus manos no serían las únicas que lo recorrerían, cerró los ojos para controlar sus emociones, no volver a cometer ninguna tontería. Ambas manos, se dirigieron a perfilar su rostro, dejando sentir su tacto mientras esas palabras susurradas en forma de canción llegaba a sus oídos, no atreviéndose a tan siquiera decir palabra que no fuese canción. Apoyó su frente en la ajena, cantándole desde el mismo fondo de su alma, sólo le pedía que la escuchase y volviese a dormir.
-Descansa, descansa amor.. voy a hacer los panecillos , como siempre. Para eso está Sol.-cerró los ojos, haciendo ademán de apartarse, ese baño le hubiese bastado para descansar, relajarse. Y ella, volviese a mimarle con sus panecillos de siempre, sólo que en este caso... ahora, sí que sabía defenderse. Acepta y seguir.
- Spoiler:
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Si algo podía leer en la mirada parda de la mujer de ébano que tenia frente a mi, es el amor que me procesaba. Sonreí divertido cuando sus manos se deslizaban despacio por mi cuerpo, enjabonandolo, limpiándolo no solo del barro del camino, si no del cansancio que entre caricias se iba relajando.
-¿panecillos? -pregunté adormilado.
Mis dedos se enredaron en el oscuro pelo de su nuca, que a través de mis dedos y como una cascada oscura caía sobre su hombro.
Tiré de ella hasta que nuestros labios se rozaron, mi aliento penetró en la cavidad húmeda de su boca fundiéndose con el ajeno mientras nos mirábamos en silencio.
Nos conocíamos desde que eramos unos niños, el deseo al que me arrastraba su cuerpo era demencial, mas lo mas peligroso eran los sentimientos fuertes que me ataban a esa mujer que tenia de frente.
Si bien era cierto que hubo un tiempo donde lo hubiera dado todo por desposarla, por mantenerla a mi lado, después entendí que ella necesitaba madurar y yo un camino lejos de Akershus para encontrarme a mi mismo. El amor es un sentimiento peligroso, por eso tenía que controlarlo, de no ser así terminaríamos ambos mal y yo no quería eso ni de lejos. Si el camino nos llevaba a unir nuestras vidas necesitaba la seguridad absoluta de que yo era lo que ella quería, pues ya cometí una vez el error de lanzarme al vació sin red y la ostia que me dí rasgo mi corazón con tanta fuerza que ahora ante mi había alzado una alta muralla que no le permitía traspasar.
Atajé la distancia, depredé su boca con hambruna, lamiendo sus labios, mordiéndolos entre jadeos.
-vamos a la cama -le pedí contra su boca.
Un reguero de agua sobre el suelo de madera, mis pies tambaleantes por el efecto del alcohol hasta que sobre el lecho caímos los dos.
Nuestros cuerpos se enredaron como la hiedra, besos húmedos, largos prolongados, plagados de deseo y promesas susurradas.
La fricción de nuestros cuerpos hacían saltar chispas, gemidos que inundaron aquella cámara mientras entre gruñidos sus caderas bailaban contra mi abultada entrepierna.
Rendidos al placer acabamos cayendo exhaustos sobre el lecho ,mis dedos acariciaron su rostro, mirándola fijamente, sintiéndome tranquilo y saciado en cuerpo y alma.
No se el tiempo que permanecí despierto, pero debió ser poco pues aun dentro de ella sucumbí a los designios de Morfeo dejandome mecer por el crepitar de las llamas.
-¿panecillos? -pregunté adormilado.
Mis dedos se enredaron en el oscuro pelo de su nuca, que a través de mis dedos y como una cascada oscura caía sobre su hombro.
Tiré de ella hasta que nuestros labios se rozaron, mi aliento penetró en la cavidad húmeda de su boca fundiéndose con el ajeno mientras nos mirábamos en silencio.
Nos conocíamos desde que eramos unos niños, el deseo al que me arrastraba su cuerpo era demencial, mas lo mas peligroso eran los sentimientos fuertes que me ataban a esa mujer que tenia de frente.
Si bien era cierto que hubo un tiempo donde lo hubiera dado todo por desposarla, por mantenerla a mi lado, después entendí que ella necesitaba madurar y yo un camino lejos de Akershus para encontrarme a mi mismo. El amor es un sentimiento peligroso, por eso tenía que controlarlo, de no ser así terminaríamos ambos mal y yo no quería eso ni de lejos. Si el camino nos llevaba a unir nuestras vidas necesitaba la seguridad absoluta de que yo era lo que ella quería, pues ya cometí una vez el error de lanzarme al vació sin red y la ostia que me dí rasgo mi corazón con tanta fuerza que ahora ante mi había alzado una alta muralla que no le permitía traspasar.
Atajé la distancia, depredé su boca con hambruna, lamiendo sus labios, mordiéndolos entre jadeos.
-vamos a la cama -le pedí contra su boca.
Un reguero de agua sobre el suelo de madera, mis pies tambaleantes por el efecto del alcohol hasta que sobre el lecho caímos los dos.
Nuestros cuerpos se enredaron como la hiedra, besos húmedos, largos prolongados, plagados de deseo y promesas susurradas.
La fricción de nuestros cuerpos hacían saltar chispas, gemidos que inundaron aquella cámara mientras entre gruñidos sus caderas bailaban contra mi abultada entrepierna.
Rendidos al placer acabamos cayendo exhaustos sobre el lecho ,mis dedos acariciaron su rostro, mirándola fijamente, sintiéndome tranquilo y saciado en cuerpo y alma.
No se el tiempo que permanecí despierto, pero debió ser poco pues aun dentro de ella sucumbí a los designios de Morfeo dejandome mecer por el crepitar de las llamas.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Describir lo que le hacía sentir, era completamente imposible. La mirada oscura de Dritt la desarmaba, como si con un simple pestañeo la desnudase y recorriese cada centímetro de su piel, sin tan siquiera tocarla. El tacto de sus dedos sobre la ropa, le quemó directamente la piel, entreabriendo los labios y recibir su beso, su ansiada boca a la que no le importaría devorar durante todo lo que le quedaba de vida. No podía evitarlo, menos controlarlo, lo que él provocaba en ella sobrepasaba más allá de la razón.
Desnudó su cuerpo con prisa pero con mimo, repasando cada línea de su piel, dibujándola con las yemas, sonriendo contra sus labios, susurrando palabras que murieron en cada gemido. Aún en ese momento cumbre, no le pidió otra cosa que la amase de ese modo, sentirse única y especial entre sus brazos, así había sido siempre. Sin pedirle nada a cambio, sólo unas horas en donde dejarle mostrarle todo lo que tantos años calló y por miedo de tenerlo todo de golpe, perderlo.
No cerró los ojos, verle perdido de deseo y ganas por ella, era lo que realmente significaba en esos momentos. Tan hermoso y rebelde, su sol resplandeciente. Sol, dejó un reguero de mordiscos en su labio inferior, tentada a devorarle por entero, la oportunidad de decirle sin palabras lo que él fue y sería para ella, pasase lo que pasase. El amor que mostraba sus ojos oscuros como el café, era tan infinito, tan difícil ocultarlo. En ese momento cumbre en el que fueron uno, no le importó lo más mínimo que leyese lo que realmente pasaba por su cabeza, cada descarga de infinitas sensaciones al sentirle suyo, dentro de ella...sí, completa y absolutamente suyo. Su Drittsekk, guerrero, compañero, amigo y amante.
Jadeó contra su boca, totalmente perdida en el orgasmo. Llegar a la cumbre y ser la única ante sus ojos, avivaba la esperanza de poder recuperarlo del modo que lo tuvo y se le escapó de las manos. Temblaba de emoción, piel de gallina por las emociones, los sentimientos que no dejaban de crecer y crecer. Drittsekk, su sol. Aún con la respiración entrecortada, sus manos atraparon el rostro ajeno, acariciándolo con mimo, dejando un camino de besos hasta llegar a sus ojos en donde besó los parpados cuando él cerró los ojos y se abandonó al sueño.
Y fue entonces , cuando en silencio, dos lagrimas cruzaron sus mejillas. Los dedos de la mulata, se pasearon por el rostro perfecto del amor de su vida, el único y verdadero. Sus labios tomaron vida propia, susurrando una y mil veces que lo amaba, así era, sería siempre. Y sin separarse de él, se quedó dormida entre sus brazos hasta que los rayos de sol se colaron por la vidriera de la ventana. Fue la primera en despertar, sin moverse, lo contempló dormido, seguramente con un dolor de cabeza monumental por haber bebido. Trepó por su cuerpo, quedando abrazada a él y dejar un beso en su frente y mejilla, uno corto en los labios.
-Bonjour...Dritt, vamos. Tenemos que emprender camino. -el remolón le hizo reír por lo bajo, echó la manta por encima, enredada en él y quedar sobre su cuerpo, tomándole de las muñecas para que no pudiese moverse -He aprendido mucho de las amazonas, con sólo un movimiento de rodilla, puedo tenerte a mi merced... -susurró bajito, juguetona, tan guerrera como siempre.
Desnudó su cuerpo con prisa pero con mimo, repasando cada línea de su piel, dibujándola con las yemas, sonriendo contra sus labios, susurrando palabras que murieron en cada gemido. Aún en ese momento cumbre, no le pidió otra cosa que la amase de ese modo, sentirse única y especial entre sus brazos, así había sido siempre. Sin pedirle nada a cambio, sólo unas horas en donde dejarle mostrarle todo lo que tantos años calló y por miedo de tenerlo todo de golpe, perderlo.
No cerró los ojos, verle perdido de deseo y ganas por ella, era lo que realmente significaba en esos momentos. Tan hermoso y rebelde, su sol resplandeciente. Sol, dejó un reguero de mordiscos en su labio inferior, tentada a devorarle por entero, la oportunidad de decirle sin palabras lo que él fue y sería para ella, pasase lo que pasase. El amor que mostraba sus ojos oscuros como el café, era tan infinito, tan difícil ocultarlo. En ese momento cumbre en el que fueron uno, no le importó lo más mínimo que leyese lo que realmente pasaba por su cabeza, cada descarga de infinitas sensaciones al sentirle suyo, dentro de ella...sí, completa y absolutamente suyo. Su Drittsekk, guerrero, compañero, amigo y amante.
Jadeó contra su boca, totalmente perdida en el orgasmo. Llegar a la cumbre y ser la única ante sus ojos, avivaba la esperanza de poder recuperarlo del modo que lo tuvo y se le escapó de las manos. Temblaba de emoción, piel de gallina por las emociones, los sentimientos que no dejaban de crecer y crecer. Drittsekk, su sol. Aún con la respiración entrecortada, sus manos atraparon el rostro ajeno, acariciándolo con mimo, dejando un camino de besos hasta llegar a sus ojos en donde besó los parpados cuando él cerró los ojos y se abandonó al sueño.
Y fue entonces , cuando en silencio, dos lagrimas cruzaron sus mejillas. Los dedos de la mulata, se pasearon por el rostro perfecto del amor de su vida, el único y verdadero. Sus labios tomaron vida propia, susurrando una y mil veces que lo amaba, así era, sería siempre. Y sin separarse de él, se quedó dormida entre sus brazos hasta que los rayos de sol se colaron por la vidriera de la ventana. Fue la primera en despertar, sin moverse, lo contempló dormido, seguramente con un dolor de cabeza monumental por haber bebido. Trepó por su cuerpo, quedando abrazada a él y dejar un beso en su frente y mejilla, uno corto en los labios.
-Bonjour...Dritt, vamos. Tenemos que emprender camino. -el remolón le hizo reír por lo bajo, echó la manta por encima, enredada en él y quedar sobre su cuerpo, tomándole de las muñecas para que no pudiese moverse -He aprendido mucho de las amazonas, con sólo un movimiento de rodilla, puedo tenerte a mi merced... -susurró bajito, juguetona, tan guerrera como siempre.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Pasamos el día cabalgando recorriendo tierras norteñas, hasta alcanzar uno de los poblados.
Entramos en la posada cuando la luna se encontraba en lo más alto. Al entrar note un ambiente extremadamente cargado, hacia muchísima calor, por no hablar del humo de varias pipas con las que fumaban algunos de los viajeros. Unas cuantas mesas cuadradas distribuidas por el comedor daban sustento a muchos de los viajeros que cenaban y bebían alegremente. Frente a las mesas se encontraba una enorme barra de madera, con varios bidones de cerveza e hidromiel, de donde un hombre de mediana edad se esforzaba por llenar unas grandes jarras que lanzaba resbalando por la barra apresuradamente, hacia dos mujeres jóvenes de cabellos dorados, que las cogían y llevaban con un ritmo frenético a las distintas mesas.
Había todo tipo de viajeros, y de todas las razas conocidas. Aunque sin dudarlo lo que más abundaban eran los humano.
-Vamos a cenar, me muero de hambre.
No tardo ni un minuto en llegar una de aquellas jóvenes, su cabello rubio recogido en lo alto con un lápiz mostraba un brillo espectacular, gotas de sudor resbalaban por su rostro, sus ojos eran azules y sus labios de un color rojo intenso.
-Hola que os pongo –pregunto desenfadada.
-a ti –conteste guiñándole un ojo sonriente.
-Os traeré el menú de la casa, seguro que os saciara –sonrió de nuevo mirando a Sol por la cruz que le había caído a mi lado- ¿hidromiel y cerveza de beber?
-perfecto –le conteste.
-Trae agua también – pidió Sol.
-vale –sonrió la chica antes de alejarse de la mesa.
Acerque la jarra a mis labios y di un trago, que entro suavemente por mi garganta.
La chica no tardo en volver con toda la comida .
-Estaba de broma -aseguré ante el ceño fruncido de Sol.
Cogí un trozo de pan y me lo lleve a la boca, deboré la cena y seguí bebiendo.
Tras acabarme la jarra y el pan me serví la segunda, empezaba a sentirme un poco más animado, y a reírme con los absurdos comentarios de Sol que me decía que no tenia remedio.
-Luego podemos subir arriba y ..ya sabes -dije lanzandole un bocado.
Cuando todos los viajeros terminaron los turnos de cenas, las camareras ayudadas de algunos de estos apartaron las mesas pegándolas contra la pared, colocándolas formando otra barra supletoria. En el centro quedo un enorme hueco que dejaba al descubierto un suelo de madera rojiza lleno de migajas de comidas.
Una alegre música comenzó a sonar, desvié la vista hacia allí, dos hombres tocaban sendas violas, y una mujer de cabellos largos y negros cantaba al ritmo de ellas, con una voz angelical. Algunos de los viajeros subieron escaleras para arriba, otros sin embargo parecían animados a disfrutar de la música mientras apuraban sus vasos. Tal y como pasaba el tiempo, los viajeros comenzaban a animarse y salían a bailar, acompañados de algunas de aquellas mujeres de vida alegre que merodeaban la sala en busca de clientela.
-¿Bailamos morenita?
Entramos en la posada cuando la luna se encontraba en lo más alto. Al entrar note un ambiente extremadamente cargado, hacia muchísima calor, por no hablar del humo de varias pipas con las que fumaban algunos de los viajeros. Unas cuantas mesas cuadradas distribuidas por el comedor daban sustento a muchos de los viajeros que cenaban y bebían alegremente. Frente a las mesas se encontraba una enorme barra de madera, con varios bidones de cerveza e hidromiel, de donde un hombre de mediana edad se esforzaba por llenar unas grandes jarras que lanzaba resbalando por la barra apresuradamente, hacia dos mujeres jóvenes de cabellos dorados, que las cogían y llevaban con un ritmo frenético a las distintas mesas.
Había todo tipo de viajeros, y de todas las razas conocidas. Aunque sin dudarlo lo que más abundaban eran los humano.
-Vamos a cenar, me muero de hambre.
No tardo ni un minuto en llegar una de aquellas jóvenes, su cabello rubio recogido en lo alto con un lápiz mostraba un brillo espectacular, gotas de sudor resbalaban por su rostro, sus ojos eran azules y sus labios de un color rojo intenso.
-Hola que os pongo –pregunto desenfadada.
-a ti –conteste guiñándole un ojo sonriente.
-Os traeré el menú de la casa, seguro que os saciara –sonrió de nuevo mirando a Sol por la cruz que le había caído a mi lado- ¿hidromiel y cerveza de beber?
-perfecto –le conteste.
-Trae agua también – pidió Sol.
-vale –sonrió la chica antes de alejarse de la mesa.
Acerque la jarra a mis labios y di un trago, que entro suavemente por mi garganta.
La chica no tardo en volver con toda la comida .
-Estaba de broma -aseguré ante el ceño fruncido de Sol.
Cogí un trozo de pan y me lo lleve a la boca, deboré la cena y seguí bebiendo.
Tras acabarme la jarra y el pan me serví la segunda, empezaba a sentirme un poco más animado, y a reírme con los absurdos comentarios de Sol que me decía que no tenia remedio.
-Luego podemos subir arriba y ..ya sabes -dije lanzandole un bocado.
Cuando todos los viajeros terminaron los turnos de cenas, las camareras ayudadas de algunos de estos apartaron las mesas pegándolas contra la pared, colocándolas formando otra barra supletoria. En el centro quedo un enorme hueco que dejaba al descubierto un suelo de madera rojiza lleno de migajas de comidas.
Una alegre música comenzó a sonar, desvié la vista hacia allí, dos hombres tocaban sendas violas, y una mujer de cabellos largos y negros cantaba al ritmo de ellas, con una voz angelical. Algunos de los viajeros subieron escaleras para arriba, otros sin embargo parecían animados a disfrutar de la música mientras apuraban sus vasos. Tal y como pasaba el tiempo, los viajeros comenzaban a animarse y salían a bailar, acompañados de algunas de aquellas mujeres de vida alegre que merodeaban la sala en busca de clientela.
-¿Bailamos morenita?
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
La fortaleza de Akershus iba quedando atrás, cada vez más lejana pero en el corazón. Soleil nació en Paris pero su hogar era el norte, prácticamente se crió allí con sus hermanos, con él y por ende, le era incapaz dejar su tierra pues sería como enterrar una parte de ella. En la parada para pasar la noche y comer algo, emprenderían de nuevo el viaje, ¿si quedaba mucho? Difícil saberlo, no llevaban destino concreto, sí la brújula que eran ellos mismos. Desde que abandonaron Akershus, Drittsekk se había prestado a ayudar a aquellos que lo necesitaban y no pedir nada cambio, sólo gratitud sin importarle nada más que hacer lo correcto.
Eso era algo que Soleil le atrapaba de su compañero, su forma de ser y de actuar. Ese temperamento imposible e insoportable se mezclaba con la valentía de sus actos, un auténtico guerrero que no necesitaba título ni apellido. Y sus pensamientos la llevaron a evadirse de todo un instante hasta que la posadera se acercó a tomar nota, sabía lo que ocurriría y ¡voilá! Los piropos y el coqueteo constante de se hombre con toda falda que se le pusiese por delante, Sol sólo apartó la mirada con el ceño ligeramente fruncido, algo tan normal y predecible, no cambiaría nunca y tampoco se lo tomaba a mal, él era así...un conquistador nato capaz de encandilar a cualquier dama. De todas pero de ninguna.
-Lo sé. De broma pero en serio -tenía tanta hambre que lo de esa joven le trajo sin cuidado ¿qué iba a montar una escena? No era de esas y no iba a serlo ahora. Sus ojos pardos, le observaron en completo silencio, como de costumbre, sin perder ni un segundo. Mera espectadora y jamás la protagonista, así se sentía muchas veces, lo aceptó hacía mucho y no iba a pedir privilegios, menos a exigir nada. Soleil era diferente a cualquier otra mujer que pasó por los brazos de su amigo de la infancia, el amor anclado en su corazón.
-¿Morenita? ¿Qué clase de invitación es esa? -se echó a reír inevitablemente, siendo ella quién tomó la iniciativa y cogerle de las manos, tirando hacia sí para arrastrarle hacia la improvisada pista de baile. Nunca bailaron antes, Dritt era más de barra y de risas, no solía bailar con mujeres y eso , le hizo especial gracia. Junto los pies, tomando posición inicial y comenzar el baile cuando una nueva pieza de baile hizo eco en la alegre taberna. Gente de todas clases bailaban al son de unos músicos de calle que como ellos mismos habían pasado allí la noche resguardándose del frío.
La sonrisa de la mulata, se ensanchó al enredar los dedos en los ajenos, muy elegante pero muy diferente al paso siguiente. Tiró de él hacia sí, hundiendo las yemas de los dedos en el final de la espalda del guerrero para atrarle y sus frentes quedasen apoyadas, un beso inacabado...un roce en la comisura de la fuente en la que bebería hasta la última gota...los labios de su Drittsekk.
-Espero que sepas seguirme el ritmo. Me tendré que buscar a otro en ese caso -no avisó, empezó a dar vueltas con él, entre risas... dejándose guiar por la música. En medio de la canción, lo soltó para en medio de la pista, realizar ella sola unos pasos perfectos de baile que acaparó las miradas de alguno de los presentes. La alegre risa de Sol inundó la sala al igual que la música, sus ojos...anclados en los de él, buscándole a cada segundo, un momento importante...el primero de muchos.
Y un hombre, se animó a pedirle un baile a lo que Sol accedió, guardando las distancias. Un momento divertido en el que el hombre en cuestión aprovechó para deslizar las manos por su cuerpo, atreverse a tomar lo que no era suyo. En otro momento, hubiese temblado pero las cosas habían cambiado. Alzó la rodilla el momento perfecto para proporcionarle un golpe en la entrepierna, la mirada dedicada lo dijo todo y sus ojos ojos centellearon, no podía quitarle la vida con tantos ojos mirándole.
-Vuelve a tan siquiera pensarlo y te encontrarán flotando en el abrevadero -buscó a Dritt, no le importó que no quisiera, le cogió de la mano para subirse a una de las mesas, el cansancio del baile, la adrenalina que supuso ser ella quien sola se quitó al hombre de encima. Buscó sus labios con hambruna, dejando claro a quién pertenecía.
Eso era algo que Soleil le atrapaba de su compañero, su forma de ser y de actuar. Ese temperamento imposible e insoportable se mezclaba con la valentía de sus actos, un auténtico guerrero que no necesitaba título ni apellido. Y sus pensamientos la llevaron a evadirse de todo un instante hasta que la posadera se acercó a tomar nota, sabía lo que ocurriría y ¡voilá! Los piropos y el coqueteo constante de se hombre con toda falda que se le pusiese por delante, Sol sólo apartó la mirada con el ceño ligeramente fruncido, algo tan normal y predecible, no cambiaría nunca y tampoco se lo tomaba a mal, él era así...un conquistador nato capaz de encandilar a cualquier dama. De todas pero de ninguna.
-Lo sé. De broma pero en serio -tenía tanta hambre que lo de esa joven le trajo sin cuidado ¿qué iba a montar una escena? No era de esas y no iba a serlo ahora. Sus ojos pardos, le observaron en completo silencio, como de costumbre, sin perder ni un segundo. Mera espectadora y jamás la protagonista, así se sentía muchas veces, lo aceptó hacía mucho y no iba a pedir privilegios, menos a exigir nada. Soleil era diferente a cualquier otra mujer que pasó por los brazos de su amigo de la infancia, el amor anclado en su corazón.
-¿Morenita? ¿Qué clase de invitación es esa? -se echó a reír inevitablemente, siendo ella quién tomó la iniciativa y cogerle de las manos, tirando hacia sí para arrastrarle hacia la improvisada pista de baile. Nunca bailaron antes, Dritt era más de barra y de risas, no solía bailar con mujeres y eso , le hizo especial gracia. Junto los pies, tomando posición inicial y comenzar el baile cuando una nueva pieza de baile hizo eco en la alegre taberna. Gente de todas clases bailaban al son de unos músicos de calle que como ellos mismos habían pasado allí la noche resguardándose del frío.
La sonrisa de la mulata, se ensanchó al enredar los dedos en los ajenos, muy elegante pero muy diferente al paso siguiente. Tiró de él hacia sí, hundiendo las yemas de los dedos en el final de la espalda del guerrero para atrarle y sus frentes quedasen apoyadas, un beso inacabado...un roce en la comisura de la fuente en la que bebería hasta la última gota...los labios de su Drittsekk.
-Espero que sepas seguirme el ritmo. Me tendré que buscar a otro en ese caso -no avisó, empezó a dar vueltas con él, entre risas... dejándose guiar por la música. En medio de la canción, lo soltó para en medio de la pista, realizar ella sola unos pasos perfectos de baile que acaparó las miradas de alguno de los presentes. La alegre risa de Sol inundó la sala al igual que la música, sus ojos...anclados en los de él, buscándole a cada segundo, un momento importante...el primero de muchos.
Y un hombre, se animó a pedirle un baile a lo que Sol accedió, guardando las distancias. Un momento divertido en el que el hombre en cuestión aprovechó para deslizar las manos por su cuerpo, atreverse a tomar lo que no era suyo. En otro momento, hubiese temblado pero las cosas habían cambiado. Alzó la rodilla el momento perfecto para proporcionarle un golpe en la entrepierna, la mirada dedicada lo dijo todo y sus ojos ojos centellearon, no podía quitarle la vida con tantos ojos mirándole.
-Vuelve a tan siquiera pensarlo y te encontrarán flotando en el abrevadero -buscó a Dritt, no le importó que no quisiera, le cogió de la mano para subirse a una de las mesas, el cansancio del baile, la adrenalina que supuso ser ella quien sola se quitó al hombre de encima. Buscó sus labios con hambruna, dejando claro a quién pertenecía.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Comenzamos a bailar, al ritmo de la música, un hombre se lanzo solo felizmente junto a nosotros mientras se movía bruscamente a nuestro lado, la verdad es que resultaba muy divertido ver que carecía de todo ritmo.
Peor cuando tiro de Sol para aprovecharse de su cuerpo, mi gesto cambio a uno mucho mas sombrío, no era la primera vez que alguien buscaba hacer de ella lo que quisiera.
Al final no hizo falta que interviniera, pues ella misma lo puso en su sitio, su boca colisiono con la mía ansiosa, dejando claro que en esa pista era el único que tenia derecho a tocarla.
No me di cuenta pero besándome con Sol me choque con un humano de gran tamaño que se paró de golpe mirándome.
-perdona- le dije sin darle importancia y volviendo a coger a Sol por la cintura.
Note un empujón seco por la espalda, que me lanzó contra Sol haciéndola caer al suelo.
-¿estas bien? –le pregunte ayudándola a levantarse.
Me gire de golpe hacia el hombre que prácticamente me duplicaba en tamaño, portaba una espada a dos manos anclada a la espalda por una funda de piel, y mostraba una sonrisa burlona que enseñaba a un grupo de humanos, que a simple vista parecían tan imbéciles como él.
-tu gilipollas, como vuelvas a poner una mano encima de mi amigo –dijo Sol encarándose a el hecha una furia.
Al pasar por mi lado extendí la mano y la pare. Algo ardía en mi interior, tome aire.
-eh tu retrasado, porque no tratas de empujarme ahora que estoy de cara –dije clavando una mirada salvaje que salió de lo más profundo de mi alma.
Las risas de sus amigos cesaron, parece que nadie tendía a meterse con él.
Sol corrió frente a mí.
-¡Dritt que coño haces! –Dijo tratando de calmarme- perdónale -dijo dirigiéndose al humano- ha bebido demasiado y…
La cogí por la cintura y la aparte con suavidad.
-ya no te ríes mole de mierda, te lo repito porque parece que no me has oído ¿porque no tratas de empujarme ahora?
El tipo se acerco a mi apartando a todo aquel que se entrometía inconscientemente a su paso, me mantuve allí firme esperándole, su cara mostraba una terrible incredibilidad.
-¡voy a matarte! –balbuceo al llegar frente a mi, mientras en la posada se hizo un profundo silencio.
-supongo que no será con el mal olor de tu aliento –bromee desafiante.
Oí una carcajada proveniente de una de las mesas, un tipo seguía allí sentado, parecía extremadamente divertido, con una posadera sentada en sus rodillas.
-aquí no –gruño el posadero sacando una ballesta de atrás de la barra y apuntándonos- si queréis pelea salir fuera.
Asentí, mientras encaminaba mis pasos serenamente hacia el exterior.
-Dritt por favor esto tampoco te hará sentirte mejor, créeme –suplico Sol.
-ahora vuelvo –le dije apartando mi brazo suavemente de su mano.
El humano también salió hacia fuera seguido de todos sus compañeros que lo animaban, creyendo que la batalla la tenia ganada.
Sol salió tras de mi, al igual que una gran cantidad de viajeros sedientos de sangre.
-¿preparado para morir? –pregunto la mole lanzándose con la espada en alto contra mí.
Me quede quieto, y con un ágil movimiento esquive el golpe que cayó a plomo justo al lado de mi pie, hincándose en la húmeda tierra.
-de momento solo pareces poder matarme de aburrimiento –le conteste divertido.
El tipo parecía enrabietado ante las risas del resto de los viajeros, y alzo de un golpe seco su espada hacia mí, me agache y esta paso velozmente sobre mi cabeza, seguida del brusco movimiento del humano, que dejo al descubierto su costado. Lance mi pie con un golpe seco sobre este, haciéndole perder el equilibrio, y forzándole a apoyar su espada de nuevo en el suelo para no caer.
Las risas del resto volvieron a acompañarme mientras volvía a tomar mi posición inicial.
La gran mole, comenzó a dar golpes sin sentido con el único propósito de partirme en dos, pero para mí esquivarlos era tremendamente fácil.
-¡deja de moverte mequetrefe! –gruño el humano mientras le salía saliva de la boca fruto del cansancio
Clave mis ojos en los suyos poniéndome serio
-sigo aburrido, pensé que esto me haría sentir mejor, pero hasta peleando contigo no puedo dejar de pensar en otras cosas.
Alargue mi mano y saque mi arco, mientras mi pecho seguía ardiendo. El hombre corrió hacia mí de nuevo espada en alto, pero antes de que llegara clave sendas flechas en sus brazos, forzándole a soltar su espada.
Me miro jadeando frente a mí incapaz de dar un paso, su gesto era de profundo dolor, parecía esperar su final con resignación.
Apreté los dientes y volví a cargar una flecha. Estaba enfadado, dispuesto a acabar con la vida de aquel maldito hombre, que no me había dado una batalla digna.
-Basta Dritt –oí la voz de Sol que se acerco a mi- esto no hará que te sientas mejor, todo lo contrario.
Tense el arco mientras mi mano derecha temblaba fruto de la rabia. Recordaba como la habían violado y ...
-vamos Dritt, tú no eres así, baja el arco –repitió.
Deje volar mi flecha que paso a escasos centímetros de su mejilla clavándose salvajemente en la puerta de la taberna.
Colgué de nuevo el arco en mi espalda mientras el hombre caía de rodillas sabedor de que acababa de perdonarle la vida.
Peor cuando tiro de Sol para aprovecharse de su cuerpo, mi gesto cambio a uno mucho mas sombrío, no era la primera vez que alguien buscaba hacer de ella lo que quisiera.
Al final no hizo falta que interviniera, pues ella misma lo puso en su sitio, su boca colisiono con la mía ansiosa, dejando claro que en esa pista era el único que tenia derecho a tocarla.
No me di cuenta pero besándome con Sol me choque con un humano de gran tamaño que se paró de golpe mirándome.
-perdona- le dije sin darle importancia y volviendo a coger a Sol por la cintura.
Note un empujón seco por la espalda, que me lanzó contra Sol haciéndola caer al suelo.
-¿estas bien? –le pregunte ayudándola a levantarse.
Me gire de golpe hacia el hombre que prácticamente me duplicaba en tamaño, portaba una espada a dos manos anclada a la espalda por una funda de piel, y mostraba una sonrisa burlona que enseñaba a un grupo de humanos, que a simple vista parecían tan imbéciles como él.
-tu gilipollas, como vuelvas a poner una mano encima de mi amigo –dijo Sol encarándose a el hecha una furia.
Al pasar por mi lado extendí la mano y la pare. Algo ardía en mi interior, tome aire.
-eh tu retrasado, porque no tratas de empujarme ahora que estoy de cara –dije clavando una mirada salvaje que salió de lo más profundo de mi alma.
Las risas de sus amigos cesaron, parece que nadie tendía a meterse con él.
Sol corrió frente a mí.
-¡Dritt que coño haces! –Dijo tratando de calmarme- perdónale -dijo dirigiéndose al humano- ha bebido demasiado y…
La cogí por la cintura y la aparte con suavidad.
-ya no te ríes mole de mierda, te lo repito porque parece que no me has oído ¿porque no tratas de empujarme ahora?
El tipo se acerco a mi apartando a todo aquel que se entrometía inconscientemente a su paso, me mantuve allí firme esperándole, su cara mostraba una terrible incredibilidad.
-¡voy a matarte! –balbuceo al llegar frente a mi, mientras en la posada se hizo un profundo silencio.
-supongo que no será con el mal olor de tu aliento –bromee desafiante.
Oí una carcajada proveniente de una de las mesas, un tipo seguía allí sentado, parecía extremadamente divertido, con una posadera sentada en sus rodillas.
-aquí no –gruño el posadero sacando una ballesta de atrás de la barra y apuntándonos- si queréis pelea salir fuera.
Asentí, mientras encaminaba mis pasos serenamente hacia el exterior.
-Dritt por favor esto tampoco te hará sentirte mejor, créeme –suplico Sol.
-ahora vuelvo –le dije apartando mi brazo suavemente de su mano.
El humano también salió hacia fuera seguido de todos sus compañeros que lo animaban, creyendo que la batalla la tenia ganada.
Sol salió tras de mi, al igual que una gran cantidad de viajeros sedientos de sangre.
-¿preparado para morir? –pregunto la mole lanzándose con la espada en alto contra mí.
Me quede quieto, y con un ágil movimiento esquive el golpe que cayó a plomo justo al lado de mi pie, hincándose en la húmeda tierra.
-de momento solo pareces poder matarme de aburrimiento –le conteste divertido.
El tipo parecía enrabietado ante las risas del resto de los viajeros, y alzo de un golpe seco su espada hacia mí, me agache y esta paso velozmente sobre mi cabeza, seguida del brusco movimiento del humano, que dejo al descubierto su costado. Lance mi pie con un golpe seco sobre este, haciéndole perder el equilibrio, y forzándole a apoyar su espada de nuevo en el suelo para no caer.
Las risas del resto volvieron a acompañarme mientras volvía a tomar mi posición inicial.
La gran mole, comenzó a dar golpes sin sentido con el único propósito de partirme en dos, pero para mí esquivarlos era tremendamente fácil.
-¡deja de moverte mequetrefe! –gruño el humano mientras le salía saliva de la boca fruto del cansancio
Clave mis ojos en los suyos poniéndome serio
-sigo aburrido, pensé que esto me haría sentir mejor, pero hasta peleando contigo no puedo dejar de pensar en otras cosas.
Alargue mi mano y saque mi arco, mientras mi pecho seguía ardiendo. El hombre corrió hacia mí de nuevo espada en alto, pero antes de que llegara clave sendas flechas en sus brazos, forzándole a soltar su espada.
Me miro jadeando frente a mí incapaz de dar un paso, su gesto era de profundo dolor, parecía esperar su final con resignación.
Apreté los dientes y volví a cargar una flecha. Estaba enfadado, dispuesto a acabar con la vida de aquel maldito hombre, que no me había dado una batalla digna.
-Basta Dritt –oí la voz de Sol que se acerco a mi- esto no hará que te sientas mejor, todo lo contrario.
Tense el arco mientras mi mano derecha temblaba fruto de la rabia. Recordaba como la habían violado y ...
-vamos Dritt, tú no eres así, baja el arco –repitió.
Deje volar mi flecha que paso a escasos centímetros de su mejilla clavándose salvajemente en la puerta de la taberna.
Colgué de nuevo el arco en mi espalda mientras el hombre caía de rodillas sabedor de que acababa de perdonarle la vida.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
« Parce que tu es mon bouclier et que je suis à toi. “
El ambiente resultó ser de lo más agradable, el primer baile de ambos dejando atrás su niñez. Los amigos que ahora se miraban, en su caso, una mirada de absoluto y puro amor, uno imposible. Entre risas, dejó algún que otro beso en su mejilla mientras daba vueltas y vueltas con él tomado de las manos, enredados como deseaba que estuviesen durante toda esa noche. Se lo imaginó, entregándoselo todo, proclamándole suyo una vez por unas horas, minutos, segundos...disfrutando de cada uno de los momentos a su lado.
La disputa y el enfrentamiento, finalizó la velada. Siguió sus pasos, siempre a su espalda, temiendo que pudiese ocurrir cualquier cosa. Los ojos pardos de Sol se perdieron en la figura del rival que poco tenía que hacer, prefería dejarlo pasar y seguir el camino pero insistía, no se daba por vencido y la única solución era parar esa locura. La mirada de la mejor amiga del guerrero, aquella que siempre estuvo frente a él ofreciéndole su mano, curándole las heridas, su apoyo incondicional y siempre así sería.
-¿Estás bien, Dritt? -preocupada, deslizó las yemas de sus dedos por su rostro. La gente comenzó a disiparse pero aquel hombre y su séquito seguían allí, mirándoles como si fuesen gusanos que aplastar. Apenas a unos metros, aprovechar que el guerrero la miraba para calmarla, apenas un rasguño en la mejilla, el dedo índice de la mulata se paseó despacio por la herida, apenas unas gotas de sangre impregnaron sus dedos y éstos, los llevó a sus labios, limpiando el resto de sangre y en silencio, hacer una promesa.
El hombre, lejos de aceptar y agradecer que le acabase de perdonar la vida, se levantó raudo a acabar con aquel quien había interrumpido su tiempo de descanso. Sol, sobre el hombro del guerrero, divisó al individuo, sus ojos chispeantes de rabia y en su mano, empuñaba el arma. Todo pasó muy deprisa, apenas en un pestañeo, Fiolett le dijo un sin fin de veces que pensar las cosas dos veces, te llevaría a la elección equivocada. No tuvo que tan siquiera replanteárselo, actuó por instinto. Apartó a Dritt a un lado, a la vez que recogía la espada de su cinto, con decisión tomó el mango y el destino de la hoja fue el gaznate del infeliz.
Un corte limpio, un contra ataque por la otra parte. El corte de la bastarda de Dritt, condenó a una muerte segura al hombre quien cayó de rodillas mirando al cielo, las gotas de sangre marcaban el camino hacia los dos amigos que sólo se tenían al otro en esa gesta. El golpe recibido hacia ella fue un tajo en el costado, la respiración entrecortada de Soleil no le dejó oír nada más que su propio corazón palpitar aprisa, desbocado, sentía que se le salía del pecho.
La ropa comenzó a teñirse de carmesí, no importaba, sólo que ese malnacido se pudriese bajo tierra. Se giró hacia Drittsekk con una sonrisa, incrédula pues jamás había matado a nadie. Aún con la bastarda en la mano, volvió en sus pasos hacia su amigo, arrastrando la punta por el suelo, marcando el destino hasta estar frente a él.
-Te mentí, sí te hace sentir mejor. Estás bien -cerró los ojos, la herida no dolió hasta que le fue incapaz de andar más, la perdida de sangre le nubló la visión pero su sonrisa seguía permanente en sus labios, un par de pasos hacia él, sus manos buscaron como sustento a los brazos que siempre le habían arropado... y cayó sobre él. El cuerpo inerte en el suelo, era su escudo.
El ambiente resultó ser de lo más agradable, el primer baile de ambos dejando atrás su niñez. Los amigos que ahora se miraban, en su caso, una mirada de absoluto y puro amor, uno imposible. Entre risas, dejó algún que otro beso en su mejilla mientras daba vueltas y vueltas con él tomado de las manos, enredados como deseaba que estuviesen durante toda esa noche. Se lo imaginó, entregándoselo todo, proclamándole suyo una vez por unas horas, minutos, segundos...disfrutando de cada uno de los momentos a su lado.
La disputa y el enfrentamiento, finalizó la velada. Siguió sus pasos, siempre a su espalda, temiendo que pudiese ocurrir cualquier cosa. Los ojos pardos de Sol se perdieron en la figura del rival que poco tenía que hacer, prefería dejarlo pasar y seguir el camino pero insistía, no se daba por vencido y la única solución era parar esa locura. La mirada de la mejor amiga del guerrero, aquella que siempre estuvo frente a él ofreciéndole su mano, curándole las heridas, su apoyo incondicional y siempre así sería.
-¿Estás bien, Dritt? -preocupada, deslizó las yemas de sus dedos por su rostro. La gente comenzó a disiparse pero aquel hombre y su séquito seguían allí, mirándoles como si fuesen gusanos que aplastar. Apenas a unos metros, aprovechar que el guerrero la miraba para calmarla, apenas un rasguño en la mejilla, el dedo índice de la mulata se paseó despacio por la herida, apenas unas gotas de sangre impregnaron sus dedos y éstos, los llevó a sus labios, limpiando el resto de sangre y en silencio, hacer una promesa.
El hombre, lejos de aceptar y agradecer que le acabase de perdonar la vida, se levantó raudo a acabar con aquel quien había interrumpido su tiempo de descanso. Sol, sobre el hombro del guerrero, divisó al individuo, sus ojos chispeantes de rabia y en su mano, empuñaba el arma. Todo pasó muy deprisa, apenas en un pestañeo, Fiolett le dijo un sin fin de veces que pensar las cosas dos veces, te llevaría a la elección equivocada. No tuvo que tan siquiera replanteárselo, actuó por instinto. Apartó a Dritt a un lado, a la vez que recogía la espada de su cinto, con decisión tomó el mango y el destino de la hoja fue el gaznate del infeliz.
Un corte limpio, un contra ataque por la otra parte. El corte de la bastarda de Dritt, condenó a una muerte segura al hombre quien cayó de rodillas mirando al cielo, las gotas de sangre marcaban el camino hacia los dos amigos que sólo se tenían al otro en esa gesta. El golpe recibido hacia ella fue un tajo en el costado, la respiración entrecortada de Soleil no le dejó oír nada más que su propio corazón palpitar aprisa, desbocado, sentía que se le salía del pecho.
La ropa comenzó a teñirse de carmesí, no importaba, sólo que ese malnacido se pudriese bajo tierra. Se giró hacia Drittsekk con una sonrisa, incrédula pues jamás había matado a nadie. Aún con la bastarda en la mano, volvió en sus pasos hacia su amigo, arrastrando la punta por el suelo, marcando el destino hasta estar frente a él.
-Te mentí, sí te hace sentir mejor. Estás bien -cerró los ojos, la herida no dolió hasta que le fue incapaz de andar más, la perdida de sangre le nubló la visión pero su sonrisa seguía permanente en sus labios, un par de pasos hacia él, sus manos buscaron como sustento a los brazos que siempre le habían arropado... y cayó sobre él. El cuerpo inerte en el suelo, era su escudo.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
De espaldas al hombre al que le había perdonado la vida no me di cuenta del craso error cometido, apreté los dientes al sentir el empujón de sol y como el miedo por un instante se reflejaba en sus ojos mientras la diestra sobrevolaba la distancia que quedaba hasta mi cinto tomando la bastarda y desenvainandola de un certero movimiento.
No me dio tiempo a reaccionar, cuando me gire, Sol había hundido la punta en el ahora moribundo cadáver andante, mas eso no quitó que de igual forma el golpe hacia mi dirigido hubiera acabado asestado en su trémulo cuerpo que se desplomaba entre mis brazos sin perder una sonrisa que me arranco un gruñido de ira.
-Paños, agua hirviendo rápido -rugí mirando a la tabernera que de inmediato emprendió camino hacia las cocinas para traer la comanda que en esa ocasión era de vida o muerte.
Con el brazo lancé todo aquello que había sobre la mesa mas cercana, los platos se hicieron añicos, las jarras nada quedó excepto una botella que afiance con la zurda.
Subí el cuerpo de Sol con cuidado.
-Aguanta pequeña -pedí hundiendo mi cuello en su cuello dejando un reguero de besos por este.
-Rápido joder
Empecé a quitarle la ropa allá donde el tajo había quedado y pronto su torso quedo libre de toda tela mientras yo le examinaba la herida que sangraba en abundancia.
Apreté haciendo presión, una de las camareras me trajo el agua hervida, unos paños y le ordené que hiciera sobre la herida presión.
-Sol mírame, no puedes dormirte ¿me oyes? -besé sus labios -no puedo perderte, abre los ojos maldita sea.
Me acerqué sacando la daga de mi bota a la lumbre que prendía viva con sus tonos naranjas acerqué a ella la hoja hasta que este tomó un tono rojizo.
Regrese junto a sol aferrando su mano con la zurda.
-esto va a doler -aseveré -llevando el acero a su costado para cerrar la herida.
Había hablado de las mujeres que venían en mi busca, mas eso no era culpa mía así que no iba a darle explicaciones, hasta ese mismo día era libre, esto no iba a de amor...si no de intereses cruzados -quizás no has venido solo a darme las gracias -susurré contra sus labios dejando que mi aliento golpeara sus húmedos labios.
No me dio tiempo a reaccionar, cuando me gire, Sol había hundido la punta en el ahora moribundo cadáver andante, mas eso no quitó que de igual forma el golpe hacia mi dirigido hubiera acabado asestado en su trémulo cuerpo que se desplomaba entre mis brazos sin perder una sonrisa que me arranco un gruñido de ira.
-Paños, agua hirviendo rápido -rugí mirando a la tabernera que de inmediato emprendió camino hacia las cocinas para traer la comanda que en esa ocasión era de vida o muerte.
Con el brazo lancé todo aquello que había sobre la mesa mas cercana, los platos se hicieron añicos, las jarras nada quedó excepto una botella que afiance con la zurda.
Subí el cuerpo de Sol con cuidado.
-Aguanta pequeña -pedí hundiendo mi cuello en su cuello dejando un reguero de besos por este.
-Rápido joder
Empecé a quitarle la ropa allá donde el tajo había quedado y pronto su torso quedo libre de toda tela mientras yo le examinaba la herida que sangraba en abundancia.
Apreté haciendo presión, una de las camareras me trajo el agua hervida, unos paños y le ordené que hiciera sobre la herida presión.
-Sol mírame, no puedes dormirte ¿me oyes? -besé sus labios -no puedo perderte, abre los ojos maldita sea.
Me acerqué sacando la daga de mi bota a la lumbre que prendía viva con sus tonos naranjas acerqué a ella la hoja hasta que este tomó un tono rojizo.
Regrese junto a sol aferrando su mano con la zurda.
-esto va a doler -aseveré -llevando el acero a su costado para cerrar la herida.
Había hablado de las mujeres que venían en mi busca, mas eso no era culpa mía así que no iba a darle explicaciones, hasta ese mismo día era libre, esto no iba a de amor...si no de intereses cruzados -quizás no has venido solo a darme las gracias -susurré contra sus labios dejando que mi aliento golpeara sus húmedos labios.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
El tajo del acero le quemó la piel, desangrándola poco a poco. Sin perder la sonrisa, intentó mantenerse despierta mirándole a los ojos, para Soleil no existía nada más que su guerrero quién seguramente, si era su hora... le acompañaría hasta las puertas del Valhalla y él..seguir luchando, conseguir encontrarse con su verdadero yo.
Las yemas de Sol , acariciaron la mejilla de Drittsekk, como si fuese el único sustento. No le importaba morir en ese momento, él le regalaba besos dulces y sinceros, le pedía que aguantase y eso intentaba. La herida no sólo escocía, era profunda y con paños y agua no iba a cerrarse por arte de magia. Sintió cómo los labios se le quedaban secos, como las voces quedaban en un segundo plano y él se movía cada vez más lento. Sonrió, perdiendo los dedos en su pelo, no podía dormirse , si lo hacía quizás no podría volver a verle nunca más.
-No me duermo, aún no puedo dejar que cometas tonterías -bromeó en medio del desastre, la herida no dejaba de sangrar y Sol se sentía cada vez más y más débil. -Dritt, no grites, estoy aquí, no hables como si no estuviera, maldito guerrier -rió lo que provocó que se le formase un nudo en la garganta , arrancándose a toser sin medida, un hilo de sangre abandonó sus labios sonrosados y la mirada enamorada de la que fue dama de confianza de los Cannif, centelleó al tenerle tan cerca -Sólo es un rasguño. Eso me decías, ¿te acuerdas? Siempre en pie y no caído, mi ejemplo a seguir -para ella, él era un ejemplo de lucha y superación, no sólo era un buen guerrero, era el mejor de todos y un día se coronaría como el líder entre los que lo verarían, será quién desee ser.
-Has cuidado de mí, qué menos. Quita esa mirada, no me agrada, sólo necesito un momento y me pondré en pie, seguiremos hasta llegar al sur -hizo ademán de incorporarse pero... la herida no estaba por la labor, no dejaba de sangrar y Sol palideció, había perdido ya mucha sangre y por más que intentaba taponar la herida, era imposible. Dejó la mano sobre la ajena, buscando sus ojos, si iba a alcanzar el Valhalla como guía que fuesen sus orbes oscuras mirarla, el amor y cariño que nació entre unos niños, la amistad y la confianza siempre latiendo con fuerza, como su propio corazón apresurado.
-No tengo miedo porque estás conmigo. Eres mi sol, Drittsekk, el que me calienta y arropa, mi más fiel y único amigo y compañero, no voy a esconderlo, menos algo que...ya sabes. Te quiero, siempre te he querido y siempre será así -en la estancia aparecieron dos mujeres quiénes apartaron a los curiosos quiénes en vez de ayudar, observaban la escena como si de una obra de teatro se tratara. Los había visto luchar desde una de las grandes ventanas de la taberna.
Una de ellas llevaba la espada en la mano, manchada con la sangre de Sol. La otra mujer más anciana, apartó al joven guerrero para poder examinar la herida. A sus oídos había llegado la noticia de la muerte de aquel hombre que aún yacía en el suelo, acariciado con las gotas de lluvia y mecido por la tormenta, solo y abandonado. Un tajo limpio, con una forma peculiar en “s”, la mujer al ver tal cosa murmuró palabras en un idioma desconocido para los dos jóvenes, ambas llegaron a la misma conclusión.
-No es cualquier herida, hijo. Debisteis dejar la posada antes de que ocurriese lo peor...pero fue tarde -Sol luchaba por no cerrar los ojos pero el cansancio y la perdida de sangre no eran buenos amigos en estos momentos . -Sal y tranquilo, detendremos el tiempo o al menos, hasta que encontréis viestro sino. -palabras que decían mucho más de lo que parecían. Ambas, tomaron cada una la mano de Sol y comenzaron a susurrar palabras sin sentido. La más joven, presionó la herida con la palma y una gasa, consiguiendo que la hemorragia se detuviese poco a poco. En cuanto terminaron, buscaron al joven que aguardaba, no todo eran buenas noticias -El mango de la espada tiene la solución a esa herida de muerte, hijo. Busca quién sepa descifrarla , sólo así...no la perderás. Hemos detenido la herida, por un tiempo indeterminado, cada segundo cuenta, ahora...sólo depende de vosotros. El norte esta vez no tiene la solución, debes cruzar la frontera, no será un viaje fácil -el destino acababa de echar sus cartas, ahora solo faltaba ganar el juego -Drittsekk -murmuró Sol perdida, se encontraba mejor pero la herida seguía supurando, los segundos contaban.
Las yemas de Sol , acariciaron la mejilla de Drittsekk, como si fuese el único sustento. No le importaba morir en ese momento, él le regalaba besos dulces y sinceros, le pedía que aguantase y eso intentaba. La herida no sólo escocía, era profunda y con paños y agua no iba a cerrarse por arte de magia. Sintió cómo los labios se le quedaban secos, como las voces quedaban en un segundo plano y él se movía cada vez más lento. Sonrió, perdiendo los dedos en su pelo, no podía dormirse , si lo hacía quizás no podría volver a verle nunca más.
-No me duermo, aún no puedo dejar que cometas tonterías -bromeó en medio del desastre, la herida no dejaba de sangrar y Sol se sentía cada vez más y más débil. -Dritt, no grites, estoy aquí, no hables como si no estuviera, maldito guerrier -rió lo que provocó que se le formase un nudo en la garganta , arrancándose a toser sin medida, un hilo de sangre abandonó sus labios sonrosados y la mirada enamorada de la que fue dama de confianza de los Cannif, centelleó al tenerle tan cerca -Sólo es un rasguño. Eso me decías, ¿te acuerdas? Siempre en pie y no caído, mi ejemplo a seguir -para ella, él era un ejemplo de lucha y superación, no sólo era un buen guerrero, era el mejor de todos y un día se coronaría como el líder entre los que lo verarían, será quién desee ser.
-Has cuidado de mí, qué menos. Quita esa mirada, no me agrada, sólo necesito un momento y me pondré en pie, seguiremos hasta llegar al sur -hizo ademán de incorporarse pero... la herida no estaba por la labor, no dejaba de sangrar y Sol palideció, había perdido ya mucha sangre y por más que intentaba taponar la herida, era imposible. Dejó la mano sobre la ajena, buscando sus ojos, si iba a alcanzar el Valhalla como guía que fuesen sus orbes oscuras mirarla, el amor y cariño que nació entre unos niños, la amistad y la confianza siempre latiendo con fuerza, como su propio corazón apresurado.
-No tengo miedo porque estás conmigo. Eres mi sol, Drittsekk, el que me calienta y arropa, mi más fiel y único amigo y compañero, no voy a esconderlo, menos algo que...ya sabes. Te quiero, siempre te he querido y siempre será así -en la estancia aparecieron dos mujeres quiénes apartaron a los curiosos quiénes en vez de ayudar, observaban la escena como si de una obra de teatro se tratara. Los había visto luchar desde una de las grandes ventanas de la taberna.
Una de ellas llevaba la espada en la mano, manchada con la sangre de Sol. La otra mujer más anciana, apartó al joven guerrero para poder examinar la herida. A sus oídos había llegado la noticia de la muerte de aquel hombre que aún yacía en el suelo, acariciado con las gotas de lluvia y mecido por la tormenta, solo y abandonado. Un tajo limpio, con una forma peculiar en “s”, la mujer al ver tal cosa murmuró palabras en un idioma desconocido para los dos jóvenes, ambas llegaron a la misma conclusión.
-No es cualquier herida, hijo. Debisteis dejar la posada antes de que ocurriese lo peor...pero fue tarde -Sol luchaba por no cerrar los ojos pero el cansancio y la perdida de sangre no eran buenos amigos en estos momentos . -Sal y tranquilo, detendremos el tiempo o al menos, hasta que encontréis viestro sino. -palabras que decían mucho más de lo que parecían. Ambas, tomaron cada una la mano de Sol y comenzaron a susurrar palabras sin sentido. La más joven, presionó la herida con la palma y una gasa, consiguiendo que la hemorragia se detuviese poco a poco. En cuanto terminaron, buscaron al joven que aguardaba, no todo eran buenas noticias -El mango de la espada tiene la solución a esa herida de muerte, hijo. Busca quién sepa descifrarla , sólo así...no la perderás. Hemos detenido la herida, por un tiempo indeterminado, cada segundo cuenta, ahora...sólo depende de vosotros. El norte esta vez no tiene la solución, debes cruzar la frontera, no será un viaje fácil -el destino acababa de echar sus cartas, ahora solo faltaba ganar el juego -Drittsekk -murmuró Sol perdida, se encontraba mejor pero la herida seguía supurando, los segundos contaban.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Ma vie, ma vôtre [Privado]
Dispuesto a desinfectar la herida tras ser cauterizada, a hacer lo que hiciera falta para no perderla mientras apretaba los dientes tanto que me rechinaban suplicaba a Odin que no se le llevara, yo no sabía vivir sin ella, así que les prohibía arrancarla de mi vida.
-Tranquila -susurré apretando su diestra -en el petate tengo un poco de opio, voy a traerlo, te calmará el dolor.
Estaba en manos de los dioses, si la infección actuaba se la llevarían con ellos y no pensaba ni de lejos permitir eso, iba a ir a por mi petate cunado dos viejas se abrieron paso ante mi mirada, una de ellas me aparto, gruñí desafiante mas esta me llamó a la calma asegurándome que la ayudarían, no se porque, pero la creí.
Asentí con la cabeza mirando fijamente a ambas, esperando que ellas pudieran hacer lo que yo no podía, sus palabras eran enigmáticas, como la de todas las oráculos que los dioses enviaban.
Baje la cabeza con respeto, salvarla era mi meta y si mi sino me llevaba lejos del norte con aquella espada en la mano para buscar respuestas, lo haría de inmediato.
Me fije en el grabado del mismo, un símbolo desconocido para mi quedaba en el reflejado.
-¿que es esto? -pregunté a una de las ancianas.
Ambas se miraron la una a la otra.
-¿estas seguro Dritt de querer empezar un camino del que quizas no vuelvas?
Asentí con la cabeza, para mi perder a Sol no era una opción.
-La Gorgona, es un símbolo de la mitología Griega. En la mitología Griega, llamada gorgo o gorgon la traducción "terrible" o de acuerdo con algunos, "rugiendo alto" era un monstruo vicioso femenino con colmillos afilados que era una deidad protectora de los principios de los conceptos religiosos. Su poder era tan potente que cualquiera que la mirara podría convertirse en piedra; por lo tanto, tales imágenes se ponían en las cráteras de vino dentro de los templos para protección. La Gorgona llevaba un cinturón con un broche de serpientes entrelazadas, confrontándose una con otra. Tres de ellas eran: Medusa, Esteno y Euríale. Solo Medusa era mortal, Las otras dos eran inmortales.
Clavé mis ojos en los de Sol.
-Nos marchamos.
Empezaba la contrarreloj y yo no era de los que se rendían, si mis dioses me ponían a prueba, la superaría, puede que por mis venas no corriera la sangre Cannif, pero me creí viendo como Höor luchaba contra las tempestades, no se esperaría menos de mi.
-Tranquila -susurré apretando su diestra -en el petate tengo un poco de opio, voy a traerlo, te calmará el dolor.
Estaba en manos de los dioses, si la infección actuaba se la llevarían con ellos y no pensaba ni de lejos permitir eso, iba a ir a por mi petate cunado dos viejas se abrieron paso ante mi mirada, una de ellas me aparto, gruñí desafiante mas esta me llamó a la calma asegurándome que la ayudarían, no se porque, pero la creí.
Asentí con la cabeza mirando fijamente a ambas, esperando que ellas pudieran hacer lo que yo no podía, sus palabras eran enigmáticas, como la de todas las oráculos que los dioses enviaban.
Baje la cabeza con respeto, salvarla era mi meta y si mi sino me llevaba lejos del norte con aquella espada en la mano para buscar respuestas, lo haría de inmediato.
Me fije en el grabado del mismo, un símbolo desconocido para mi quedaba en el reflejado.
-¿que es esto? -pregunté a una de las ancianas.
Ambas se miraron la una a la otra.
-¿estas seguro Dritt de querer empezar un camino del que quizas no vuelvas?
Asentí con la cabeza, para mi perder a Sol no era una opción.
-La Gorgona, es un símbolo de la mitología Griega. En la mitología Griega, llamada gorgo o gorgon la traducción "terrible" o de acuerdo con algunos, "rugiendo alto" era un monstruo vicioso femenino con colmillos afilados que era una deidad protectora de los principios de los conceptos religiosos. Su poder era tan potente que cualquiera que la mirara podría convertirse en piedra; por lo tanto, tales imágenes se ponían en las cráteras de vino dentro de los templos para protección. La Gorgona llevaba un cinturón con un broche de serpientes entrelazadas, confrontándose una con otra. Tres de ellas eran: Medusa, Esteno y Euríale. Solo Medusa era mortal, Las otras dos eran inmortales.
Clavé mis ojos en los de Sol.
-Nos marchamos.
Empezaba la contrarreloj y yo no era de los que se rendían, si mis dioses me ponían a prueba, la superaría, puede que por mis venas no corriera la sangre Cannif, pero me creí viendo como Höor luchaba contra las tempestades, no se esperaría menos de mi.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
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