AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Entre espadas y doncellas (privado)
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Khayla
Höor Cannif
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Entre espadas y doncellas (privado)
La desaparición de niños en un aldea nos puso de inmediato en alerta, en principio podía no tratarse de ninguna de esas locuras de Randulf, desde una manada de licantropos salvaje que no rindiera tributo al acuerdo ancestral de no agresión con humanos o algún vampiro demente que hubiera encontrado allí su fuente de alimento, mas cuando descubrimos que todas eran niñas, de edades similares no tuvimos dudas de que teníamos que acudir e investigar que demonios estaba pasando allí.
Ulf hacia apenas unos días que había tenido a Brökk, así que decidimos darle descanso pues ademas sus heridas no estaban completamente cerradas y era mejor para él que estuviera en casa.
No se quejó, ni replicó ,creo que en esta ocasión la idea de permanecer junto a su mujer le pareció la mejor de las ideas.
Atharal y Khayla se prepararon, me acompañarían para descubrir que pasaba en aquellas tierras, era importante encontrarlos, esos niños de seguir con vida debían estar completamente aterrados, eran hijos del norte, fuera Randulf, licantropos o vampiros íbamos a solucionarlo, no iba a permitir que nadie se cebara con los hijos del norte.
Esos niños bien podían ser mis dos pequeñas y de ser así, me gustaría que alguien con capacidad de alzar el acero lo hiciera por ellas.
Emprendimos camino al día siguiente, mis hijos se quedaban a cargo de una doncella y sin duda Giuliana se encargaría directamente de velar por ellos, bueno y también Danielles uqe aunque le costaba reconocerlo desde que cuido de mis bestias les había cogido cierto cariño y los visitaba para ponerlos firmes como si fueran sus grumetes, algo que me hacia sonreír asomado al marco de la puerta.
Claro que como un espectro desaparecía antes de que la pirata me viera pues últimamente nuestra relación era algo tirante.
Valeria estaba de viaje en París, así que esperaba regresar de este viaje a tiempo para recibirla en puerto a su regreso y compartir con ella un tiempo junto a nuestras hijas, pues los problemas matrimoniales de sus padres no debían afectarlas a ellas.
Ulf hacia apenas unos días que había tenido a Brökk, así que decidimos darle descanso pues ademas sus heridas no estaban completamente cerradas y era mejor para él que estuviera en casa.
No se quejó, ni replicó ,creo que en esta ocasión la idea de permanecer junto a su mujer le pareció la mejor de las ideas.
Atharal y Khayla se prepararon, me acompañarían para descubrir que pasaba en aquellas tierras, era importante encontrarlos, esos niños de seguir con vida debían estar completamente aterrados, eran hijos del norte, fuera Randulf, licantropos o vampiros íbamos a solucionarlo, no iba a permitir que nadie se cebara con los hijos del norte.
Esos niños bien podían ser mis dos pequeñas y de ser así, me gustaría que alguien con capacidad de alzar el acero lo hiciera por ellas.
Emprendimos camino al día siguiente, mis hijos se quedaban a cargo de una doncella y sin duda Giuliana se encargaría directamente de velar por ellos, bueno y también Danielles uqe aunque le costaba reconocerlo desde que cuido de mis bestias les había cogido cierto cariño y los visitaba para ponerlos firmes como si fueran sus grumetes, algo que me hacia sonreír asomado al marco de la puerta.
Claro que como un espectro desaparecía antes de que la pirata me viera pues últimamente nuestra relación era algo tirante.
Valeria estaba de viaje en París, así que esperaba regresar de este viaje a tiempo para recibirla en puerto a su regreso y compartir con ella un tiempo junto a nuestras hijas, pues los problemas matrimoniales de sus padres no debían afectarlas a ellas.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Acompañé a Höor y Atharal en aquella nueva escabechina del rey Randulf. Ese hijo de perra era una máquina de cometer maldades ¿no descansaba nunca? a veces me preguntaba si es que había varios, porque parecía estar acosando, acechandonos y jodiéndonos por todas partes. Los ataques formaban parte de las guerras, eso no me era desconocido, pero el hecho de que desapareciesen niñas era algo que me producía una inquietud extraña que me removía por dentro. Ese degenerado podía quererlas para hacer experimentos con ellas y que gestaran criaturas malignas, o usarlas como oráculos si detectaba que tenían magia, o cualquier otra bestialidad y salvajada que se le ocurriese.
Las pistas nos llevaron a seguir su camino hacia el norte, a las tierras más gélidas del país. En la costa había un entramado de miles de islas, muchas de ellas deshabitadas por las razones obvias: mal clima, nulos recursos y un mar salvaje que lo dificultaba todo. ¿Qué narices estaría tramando? Mandamos mensaje a Danielle, necesitaríamos su transporte cuando alcanzásemos la costa porque era imposible acceder a aquellas islas a caballo o a pie, tardaríamos unos días en encontrarnos, mientras tanto, traté de reunir toda la información que podía y para ello no dudé en invitar a jarras o en partir cabezas y patear huevos, no estaba para tonterías cuando había vidas inocentes en juego.
Las pistas nos llevaron a seguir su camino hacia el norte, a las tierras más gélidas del país. En la costa había un entramado de miles de islas, muchas de ellas deshabitadas por las razones obvias: mal clima, nulos recursos y un mar salvaje que lo dificultaba todo. ¿Qué narices estaría tramando? Mandamos mensaje a Danielle, necesitaríamos su transporte cuando alcanzásemos la costa porque era imposible acceder a aquellas islas a caballo o a pie, tardaríamos unos días en encontrarnos, mientras tanto, traté de reunir toda la información que podía y para ello no dudé en invitar a jarras o en partir cabezas y patear huevos, no estaba para tonterías cuando había vidas inocentes en juego.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Después del encontronazo con el capitán Morgan, el nórdico tuvo más claro que nunca que debía poner las cosas en su sitio. Le pesaban todavía los asaltos a sus navíos mercantes, le habían molestado y causado tantas pérdidas como para que él personalmente se hiciera cargo del asunto y esta vez no iba sobre un navío pesado y cargado de vienes, era uno hecho para la guerra, su buque insignia, su corazón, su orgullo. El Jotunheim. En su proa la cabeza tallada de un carnero recordaba el más puro estilismo vikingo, mientras que las hechuras del barco eran totalmente modernas y potentes. Era muy lento pero la cantidad de troneras hacía que la mayoría desviase el rumbo de sus propios navíos evitando estar al alcance del fuego, como si no quisieran llamar la atención del gigante. Dos barcos más pequeños y ligeros cubrían los flancos, todos con la misma bandera izada.
No atracaron en ningún puerto, se quedaron en alta mar esperando al rey Randulf. Ysgramir podía ser muchas cosas, pero idiota no, había citado al monarca en un lugar neutral, donde el poder fuera el mismo para ambos y así hablar sin ningún tipo de ventaja para ninguna de las partes. La nobleza era harto engreída, pero sin la protección de su corte y sus fortalezas perdían fuelle como las putas demasiado viejas.
El encuentro había durado horas, en las que el islandés explicaba la situación con todo lujo de detalles y al parecer, tenían problemas en común. La sola mención del capitán Morgan y de la Venganza de la Reina Ana le puso de muy mal humor, hubiera aceptado un pacto con el mismo diablo solo por tener a su alcance a esa mujer y hundir su barco como ella había hecho con los suyos. Fijaron los términos y los pagos, Ysgramir tendría que hacerse cargo de una valiosa mercancía mientras Randulf protegería el mercante contra los posibles ataques y una vez realizada la entrega, ambos sacarían a los piratas de su ruta de comercio. Randulf obtendría su misteriosa mercancía y él de vuelta su negocio y, por supuesto, una merecida venganza.
No atracaron en ningún puerto, se quedaron en alta mar esperando al rey Randulf. Ysgramir podía ser muchas cosas, pero idiota no, había citado al monarca en un lugar neutral, donde el poder fuera el mismo para ambos y así hablar sin ningún tipo de ventaja para ninguna de las partes. La nobleza era harto engreída, pero sin la protección de su corte y sus fortalezas perdían fuelle como las putas demasiado viejas.
El encuentro había durado horas, en las que el islandés explicaba la situación con todo lujo de detalles y al parecer, tenían problemas en común. La sola mención del capitán Morgan y de la Venganza de la Reina Ana le puso de muy mal humor, hubiera aceptado un pacto con el mismo diablo solo por tener a su alcance a esa mujer y hundir su barco como ella había hecho con los suyos. Fijaron los términos y los pagos, Ysgramir tendría que hacerse cargo de una valiosa mercancía mientras Randulf protegería el mercante contra los posibles ataques y una vez realizada la entrega, ambos sacarían a los piratas de su ruta de comercio. Randulf obtendría su misteriosa mercancía y él de vuelta su negocio y, por supuesto, una merecida venganza.
- Spoiler:
Ysgramir Gunnarson- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 01/08/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
El momento había llegado. El plan surtió efecto, nos llegaron noticias de que el Conde Cannif y sus guerreros abandonaron Akershus para investigar ciertas desapariciones. Unas desapariciones de las que naturalmente, la escocesa conocía. Mandó a un grupo de seis hombres para llevar a cabo aquel secuestro que duraría apenas unas horas.
Hacía unas semanas que abandonamos nuestra querida Escocia para adentrarnos todos en el Norte. Antes de ejecutar cualquier movimiento, hicimos inspección del terreno, posibles enemigos o testigos que nos pudieran relacionar con la otra parte…el villano para esos norteños que no tenían ni idea de lo realmente importante en aquella lucha.
El interés que removía a la guerrera , no era otro que su apoyo a uno de sus más allegados amigos, al que debía un gran favor y brindaba lealtad y fidelidad extrema. Mi estado cambiante, le proporcionó a aun más información de los allegados del Conde. Debía tener cuidado con esa mujer, se oía de ella que era una sanguinaria, una auténtica guerrera…una digna rival. El Conde se encontraba bien resguardado, cubriendo sus espaldas con seres sobrenaturales, algo importante que tener en cuenta.
El grupo de guerreros escoceses, los mejores no solo en batalla, la estrategia era su punto fuerte, nos colmaba en lo más alto de la victoria. Las pequeñas estaban a buen recaudo, una pieza clave pues sus dones eran de total interés para el rey Randulf. Las niñas que no poseían el don de oráculo... terminarían siendo eliminadas, seguramente. Tres de los escoceses rodearon la zona, dos lican y un cambiante… dispuestos a más que atacar, hacerse notar y sería cuando , aparecería en escena.
Los tenía justo donde deseaba, al sur del Norte. Esperaron llegasen donde las pistas avisaban de que era el inicio de aquel rapto. Seguía en modo cambiante, la mamba negra.
Hacía unas semanas que abandonamos nuestra querida Escocia para adentrarnos todos en el Norte. Antes de ejecutar cualquier movimiento, hicimos inspección del terreno, posibles enemigos o testigos que nos pudieran relacionar con la otra parte…el villano para esos norteños que no tenían ni idea de lo realmente importante en aquella lucha.
El interés que removía a la guerrera , no era otro que su apoyo a uno de sus más allegados amigos, al que debía un gran favor y brindaba lealtad y fidelidad extrema. Mi estado cambiante, le proporcionó a aun más información de los allegados del Conde. Debía tener cuidado con esa mujer, se oía de ella que era una sanguinaria, una auténtica guerrera…una digna rival. El Conde se encontraba bien resguardado, cubriendo sus espaldas con seres sobrenaturales, algo importante que tener en cuenta.
El grupo de guerreros escoceses, los mejores no solo en batalla, la estrategia era su punto fuerte, nos colmaba en lo más alto de la victoria. Las pequeñas estaban a buen recaudo, una pieza clave pues sus dones eran de total interés para el rey Randulf. Las niñas que no poseían el don de oráculo... terminarían siendo eliminadas, seguramente. Tres de los escoceses rodearon la zona, dos lican y un cambiante… dispuestos a más que atacar, hacerse notar y sería cuando , aparecería en escena.
Los tenía justo donde deseaba, al sur del Norte. Esperaron llegasen donde las pistas avisaban de que era el inicio de aquel rapto. Seguía en modo cambiante, la mamba negra.
Ceyt- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 08/10/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Conversamos con el jefe de la pequeña aldea muy tocada por la guerra que asolaba el norte, era bastante tribal. El chaman con sus tabas rúnicas lanzaba junto al canoso hombre los huesos tratando de darnos pistas sobre la ubicación de las niñas.
En aquel lugar la magia y las creencias de nuestros dioses era tan fuerte que podíamos apreciar todavía los restos de los sacrificios hechos durante la noche para la protección de las jóvenes que todavía les quedaban.
Prometí que daría con las niñas y que haría todo lo posible porque regresaran, organicé con los hombres de la ladea el modo de mantenerse en guardia, un toque de queda para las jóvenes doncellas y en caso de nuevos problemas, Akershus les abriría sus puertas hasta que la amenaza pasara y pudieran regresar junto a sus madres que lloraban las perdidas.
Atharal alzó el vuelo, otear desde el cielo el horizonte siempre ayudaba a tener una perspectiva mejor, lo malo es que la zona era muy boscosa el follaje de los arboles no permitía una buena visión a vista pájaro.
Lund no tardó en encontrar el rastro de unas pisadas de caballo que tiraban de un carro con un peso lo suficientemente elevado como para poder transportar a las niñas perdidas.
Me agaché tocando la tierra mientras Lund y yo nos mirábamos al haber descubierto lo mismo, las pisadas no eran recientes, posiblemente de hace una semana, la tierra estaba seca y la ausencia de lluvias nos había ayudado a que no se cubrieran.
-Sigamos el rastro -dije sin mas.
Todos nos pusimos en marcha haciendo paras para inspeccionar bien la tierra en las zonas donde el rastro se difuminaba.
Lund era un gran rastreador, pocas veces perdía a la presa no ser que deliberadamente se borraran las huellas.
Atharal paró frente a nosotros recuperando su forma.
-Höor un barco, va hacia las islas de Lofoten.
Mire a Lund.
-El rastro va hacia la costa, es posible que hayan cargado allí a las niñas y vayan hacia la isla, apresurémonos, necesitamos a Danielle para seguir ese barco, si no las perderemos.
Espoleamos los caballos en dirección a la costa, no pensaba dejar que ese hijo de puta utilizara a esas niñas para parir a los engendros de sus experimentos, no pensaba permitirle que siguiera diezmando el norte a voluntad.
En aquel lugar la magia y las creencias de nuestros dioses era tan fuerte que podíamos apreciar todavía los restos de los sacrificios hechos durante la noche para la protección de las jóvenes que todavía les quedaban.
Prometí que daría con las niñas y que haría todo lo posible porque regresaran, organicé con los hombres de la ladea el modo de mantenerse en guardia, un toque de queda para las jóvenes doncellas y en caso de nuevos problemas, Akershus les abriría sus puertas hasta que la amenaza pasara y pudieran regresar junto a sus madres que lloraban las perdidas.
Atharal alzó el vuelo, otear desde el cielo el horizonte siempre ayudaba a tener una perspectiva mejor, lo malo es que la zona era muy boscosa el follaje de los arboles no permitía una buena visión a vista pájaro.
Lund no tardó en encontrar el rastro de unas pisadas de caballo que tiraban de un carro con un peso lo suficientemente elevado como para poder transportar a las niñas perdidas.
Me agaché tocando la tierra mientras Lund y yo nos mirábamos al haber descubierto lo mismo, las pisadas no eran recientes, posiblemente de hace una semana, la tierra estaba seca y la ausencia de lluvias nos había ayudado a que no se cubrieran.
-Sigamos el rastro -dije sin mas.
Todos nos pusimos en marcha haciendo paras para inspeccionar bien la tierra en las zonas donde el rastro se difuminaba.
Lund era un gran rastreador, pocas veces perdía a la presa no ser que deliberadamente se borraran las huellas.
Atharal paró frente a nosotros recuperando su forma.
-Höor un barco, va hacia las islas de Lofoten.
Mire a Lund.
-El rastro va hacia la costa, es posible que hayan cargado allí a las niñas y vayan hacia la isla, apresurémonos, necesitamos a Danielle para seguir ese barco, si no las perderemos.
Espoleamos los caballos en dirección a la costa, no pensaba dejar que ese hijo de puta utilizara a esas niñas para parir a los engendros de sus experimentos, no pensaba permitirle que siguiera diezmando el norte a voluntad.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Los cascos de los caballos se hundían en el suelo, sus respiraciones desbocadas era el único ruido de un bosque que parecía estar desierto.
Bajo nuestras piernas los músculos de los nobles animales se tensaban en un contrarreloj por llegar a tiempo antes de que el barco de Randulf se alejara de las costas y lo perdiéramos.
El gruñido de Höor retumbó como el trueno cuando se le escapó, su montura derrapó sumergiendo las patas en el agua, imposible llegar aunque la voluntad de este, férrea como ninguna, hubiera ido detrás.
Su mirada se centró en la mía, no era necesario que lo pidiera, mi huesos se quebraron, el plumaje pronto cubrió mi piel, mis piernas se convirtieron en dos patas poderosas con zarpas y mi boca en un pico.
Alcé el vuelo ante los ojos de mis compañeros dispuesto a seguir a ese barco hasta las profundidades de Hel de ser necesario.
Los niños eran nuestro futuro, luchábamos por un norte libre de la tiranía del monstruo que era el rey del norte.
Esas niñas en sus manos acabarían destrozadas, de ellas no quedaría ni siquiera su alma, salvarlas era nuestra prioridad, no podíamos permitir que Randulf actuara en nuestras tierras con total impunidad.
Los demás acudirían a las aldeas próximas, de seguro alguno de los pescadores, de los campesinos tenia que haber visto ese barco de grandes dimensiones, quizás pudieran obtener información sobre su capitán, o sobre el peligro a enfrentar.
Bajo nuestras piernas los músculos de los nobles animales se tensaban en un contrarreloj por llegar a tiempo antes de que el barco de Randulf se alejara de las costas y lo perdiéramos.
El gruñido de Höor retumbó como el trueno cuando se le escapó, su montura derrapó sumergiendo las patas en el agua, imposible llegar aunque la voluntad de este, férrea como ninguna, hubiera ido detrás.
Su mirada se centró en la mía, no era necesario que lo pidiera, mi huesos se quebraron, el plumaje pronto cubrió mi piel, mis piernas se convirtieron en dos patas poderosas con zarpas y mi boca en un pico.
Alcé el vuelo ante los ojos de mis compañeros dispuesto a seguir a ese barco hasta las profundidades de Hel de ser necesario.
Los niños eran nuestro futuro, luchábamos por un norte libre de la tiranía del monstruo que era el rey del norte.
Esas niñas en sus manos acabarían destrozadas, de ellas no quedaría ni siquiera su alma, salvarlas era nuestra prioridad, no podíamos permitir que Randulf actuara en nuestras tierras con total impunidad.
Los demás acudirían a las aldeas próximas, de seguro alguno de los pescadores, de los campesinos tenia que haber visto ese barco de grandes dimensiones, quizás pudieran obtener información sobre su capitán, o sobre el peligro a enfrentar.
Atharal Bird- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 12/09/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
El aviso le llegó cuando todavía se encontraba enseñándole a Orn y Fiolett un truco con los cuchillos, Sirius y Valeska estaban tomando sus clases diarias con la bruja que estaba haciendo grandes progresos con ellos. Los niños eran esponjas ávidas de aprender. Se habían quedado en Akershus Ulf, su mujer y ella como retén, básicamente los heridos o mermados. Todavía no se había repuesto del todo de la paliza que le dio el vampiro.
Cuando leyó la note supo que debía partir de inmediato, les prometió a los ninños que les traería algo de su nueva aventura y corrió hasta el puerto donde gritó las órdenes necesarias para poner rumbo inmediato a donde le indicaba el pliego de papel. Navegarían con viento en contra, eso la retrasaría horas, no llegaría hasta la costa de Lofoten al menos hasta dia y medio después a menos que los vientos cambiasen y con un golpe de suerte pudieran remontarlo.
La Venganza de la Reina Ana estaba llena de suministros y pólvora y la habían calafateado entera unos días atrás, así que su estructura era ahora más resistente y veloz al eliminar los lastres que se adherían a la superficie. La noche fue larga, se mantuvo en el timón de proa marcando el rumbo hasta que amaneció por el horizonte y midió los nudos a los que soplaba el viento. Calculó que tardarían todavía 10 o 12 horas, cuando el mar no te daba su gracia, nada se podía hacer. Bajó al camarote y se echó un rato, le haría falta.
Cuando leyó la note supo que debía partir de inmediato, les prometió a los ninños que les traería algo de su nueva aventura y corrió hasta el puerto donde gritó las órdenes necesarias para poner rumbo inmediato a donde le indicaba el pliego de papel. Navegarían con viento en contra, eso la retrasaría horas, no llegaría hasta la costa de Lofoten al menos hasta dia y medio después a menos que los vientos cambiasen y con un golpe de suerte pudieran remontarlo.
La Venganza de la Reina Ana estaba llena de suministros y pólvora y la habían calafateado entera unos días atrás, así que su estructura era ahora más resistente y veloz al eliminar los lastres que se adherían a la superficie. La noche fue larga, se mantuvo en el timón de proa marcando el rumbo hasta que amaneció por el horizonte y midió los nudos a los que soplaba el viento. Calculó que tardarían todavía 10 o 12 horas, cuando el mar no te daba su gracia, nada se podía hacer. Bajó al camarote y se echó un rato, le haría falta.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
A la costa.
Justo donde el rastro se perdía, ese sería el destino del Conde y su séquito. La mamba negra, se perdió entre la maleza, en dirección al norte hasta llegar a la Costa. Por el tiempo que le supuso llegar, ellos tardarían en doble a caballo, tiempo de sobra para llegar lo antes posible y ocupar el lugar que correspondía.
Desde su posición, alzó la vista al barco, un navío inglés que le fue ofrecido como regalo tras un acuerdo entre su familia y una noble inglesa. Un buen ejemplar, sin duda. Cuando cruzó la cubierta del barco, unos ojos azules como el cielo se clavaron en ella, un hombre de gran estatura con el cabello largo y tez morena, sonrió con picardía al verla aparecer tan tranquila.
-Está hecho, ya vienen...vendrán a preguntar, estaremos preparados por si no sale como está previsto. La respuesta a lo que estás pensando es... acabar con ellos. Y la segunda respuesta... es cosa mía -lanzó una mirada de reojo por encima de su hombro, debía estar preparada cuando llegasen a investigar sobre el rapto.
Los hombres descargaban mientras la cambiante supervisaba y ordenaba donde iba cada barril y baúl de madera, no había mal que por bien no venga y el ron escocés estaba bien cotizado por aquellas tierras, se llevaría una buena tajada aparte de otros intereses. Hati, se reuniría con ella en cuanto Alún le diese el mensaje, ese hombre de gran estatura no se separaba de la guerrera ni a sol ni a sombra.
-En cuanto esté descargado todo. Preparaos... se acercan nubes y no solo del cielo -intercambió un nuevo juego de miradas y sonrió de medio lado, estaba preparada para cualquier cosa.
Justo donde el rastro se perdía, ese sería el destino del Conde y su séquito. La mamba negra, se perdió entre la maleza, en dirección al norte hasta llegar a la Costa. Por el tiempo que le supuso llegar, ellos tardarían en doble a caballo, tiempo de sobra para llegar lo antes posible y ocupar el lugar que correspondía.
Desde su posición, alzó la vista al barco, un navío inglés que le fue ofrecido como regalo tras un acuerdo entre su familia y una noble inglesa. Un buen ejemplar, sin duda. Cuando cruzó la cubierta del barco, unos ojos azules como el cielo se clavaron en ella, un hombre de gran estatura con el cabello largo y tez morena, sonrió con picardía al verla aparecer tan tranquila.
-Está hecho, ya vienen...vendrán a preguntar, estaremos preparados por si no sale como está previsto. La respuesta a lo que estás pensando es... acabar con ellos. Y la segunda respuesta... es cosa mía -lanzó una mirada de reojo por encima de su hombro, debía estar preparada cuando llegasen a investigar sobre el rapto.
Los hombres descargaban mientras la cambiante supervisaba y ordenaba donde iba cada barril y baúl de madera, no había mal que por bien no venga y el ron escocés estaba bien cotizado por aquellas tierras, se llevaría una buena tajada aparte de otros intereses. Hati, se reuniría con ella en cuanto Alún le diese el mensaje, ese hombre de gran estatura no se separaba de la guerrera ni a sol ni a sombra.
-En cuanto esté descargado todo. Preparaos... se acercan nubes y no solo del cielo -intercambió un nuevo juego de miradas y sonrió de medio lado, estaba preparada para cualquier cosa.
Ceyt- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 08/10/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Una vez hecho el trato, el rey Randulf tomó su propio barco y se adelantó de vuelta a un lugar seguro, no podía arriesgarse a encontrarse de cara con los rebeldes y menos cuando tenía la carta de las muchachas en la mano, una gran ventaja frente a los traidores. Dejó a cargo a Ysgramir, que tendría que organizar las embarcaciones, dejó al Jotunheim cerca, pues iría a la cabeza mientras los lobos cubrían el navío que tenía en su interior la preciada mercancía del rey.
El islandés estaba en el camarote de su buque con las manos apoyadas en la mesa donde cartografías y papiros se esparcían por doquier, no sabía dónde estaba la amenaza pero sabía que tarde o temprano aparecerían, las chicas eran demasiado importantes para sus principios como para dejarlas en manos de Randulf sin luchar, lo que a él, personalmente, le parecía una absurda decisión. En qué momento unas cuantas crías eran más importantes que la guerra, pero él no estaba allí por las batallas o el poder, estaba para recuperar lo que tantos siglos había tardado en conseguir y si, además, hundía la Venganza de la Reina Ana, tanto mejor.
Se frotó la mejilla con los ojos entrecerrados, después de calcular los víveres que necesitaría cada tripulación dio la orden de preparar la travesía, en un momento los hombres empezaron a transportar las cajas, inflar las bodegas de los barcos, aprovisionarlos y preparando cabos. La oscuridad se fue cerniendo mientras los hombres obedecían sus órdenes, salió entonces del camarote y observó desde la cubierta el movimiento en su propio navío, vigilando que todos cumplieran con su deber.- Preparaos para zarpar.- Indicó a su segundo, que en seguida empezó a dar sus propias órdenes y hacían las señales pertinentes al resto de barcos.
Tardarían aun en tenerlo todo dispuesto, pero Randulf les había proporcionado una cobertura excelente, un barco inglés apostado en una de las islas que llamaría lo suficiente la atención mientras ellos ponían distancia.- Señor Nigel, a la cabina del vigía.- Dijo, a uno de los grumetes más jóvenes, pero sabía que si los rebeldes tenían el apoyo de seres como él, ese muchacho no serviría de nada.
Ysgramir notó entonces un ligero cambio en los pensamientos, al final los marineros no dejaban de ser hormigas de una inmensa colmena que pensaban todos a una, si notó al intruso fue precisamente porque era el único que no estaba centrado en salir de la cala. Levantó la vista, hasta que vio a un pájaro sobrevolando sus cabezas, entrecerró los ojos y luego volvió a fijar la mirada en su propia tripulación. Si aquel pájaro no era solo un ave corriente, mejor que no se percatara de que él lo tenía en cuenta.
El islandés estaba en el camarote de su buque con las manos apoyadas en la mesa donde cartografías y papiros se esparcían por doquier, no sabía dónde estaba la amenaza pero sabía que tarde o temprano aparecerían, las chicas eran demasiado importantes para sus principios como para dejarlas en manos de Randulf sin luchar, lo que a él, personalmente, le parecía una absurda decisión. En qué momento unas cuantas crías eran más importantes que la guerra, pero él no estaba allí por las batallas o el poder, estaba para recuperar lo que tantos siglos había tardado en conseguir y si, además, hundía la Venganza de la Reina Ana, tanto mejor.
Se frotó la mejilla con los ojos entrecerrados, después de calcular los víveres que necesitaría cada tripulación dio la orden de preparar la travesía, en un momento los hombres empezaron a transportar las cajas, inflar las bodegas de los barcos, aprovisionarlos y preparando cabos. La oscuridad se fue cerniendo mientras los hombres obedecían sus órdenes, salió entonces del camarote y observó desde la cubierta el movimiento en su propio navío, vigilando que todos cumplieran con su deber.- Preparaos para zarpar.- Indicó a su segundo, que en seguida empezó a dar sus propias órdenes y hacían las señales pertinentes al resto de barcos.
Tardarían aun en tenerlo todo dispuesto, pero Randulf les había proporcionado una cobertura excelente, un barco inglés apostado en una de las islas que llamaría lo suficiente la atención mientras ellos ponían distancia.- Señor Nigel, a la cabina del vigía.- Dijo, a uno de los grumetes más jóvenes, pero sabía que si los rebeldes tenían el apoyo de seres como él, ese muchacho no serviría de nada.
Ysgramir notó entonces un ligero cambio en los pensamientos, al final los marineros no dejaban de ser hormigas de una inmensa colmena que pensaban todos a una, si notó al intruso fue precisamente porque era el único que no estaba centrado en salir de la cala. Levantó la vista, hasta que vio a un pájaro sobrevolando sus cabezas, entrecerró los ojos y luego volvió a fijar la mirada en su propia tripulación. Si aquel pájaro no era solo un ave corriente, mejor que no se percatara de que él lo tenía en cuenta.
Ysgramir Gunnarson- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/08/2017
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Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Apreté los dietes tensó por la situación, no es que supiera mucho de piratas, no mas allá de lo que conocía a Danielle, pero si sabia bastante de mercenarios y el honor no era algo que lucieran por bandera.
¿Que grandisimo hijo de puta podía traficar con niñas? Muchas de ellas no superaban los siete años de edad, de seguro el que llevaba el timón tenia que ser tan despiadado como Randulf, pues solo alguien así es capaz de negociar con vida humana.
Seguimos la costa sobre nuestras monturas, la pirata posiblemente, por lo que había sido informado por Khayla que envió la misiva tardaría un día, tendríamos que hacer noche allí lo que nos dejaba en una clara desventaja.
Todo estaba en manos de Atharal y aunque bien sabia que no se rendía jamas, no dejaba de necesitar tierra firme donde posarse, esperaba que aguantara el envite de tantas horas surcando el cielo, esa era la única posibilidad de esas niñas pues si perdíamos el rumbo del barco no daríamos con ellas en nuestra misera vida.
Llegamos a una aldea costera, pequeña, bastante desorganizada, por suerte mi presencia calmó los ánimos pues eran bastante reacios frente a los desconocidos. Randulf había minado la confianza de los norteños y todos eran enemigos de no demostrar lo contrario.
Agradecí que en la posada, una preparada para los marinos que pasaban tiempo lejos de sus casas, nos hicieran un hueco donde poder dar descanso a nuestros cuerpos.
Bajamos al comedor, todos estábamos ademas de cansados por el viaje que llevábamos a cuestas, hambrientos y con el humor hastiado.
No nos gustaba perder y menos cuando se trataba de una carga como la que ese cabrón llevaba.
En silencio pedimos unas jarras mientras nos servían queso y un cocido de carne con habichuelas, no se puede decir que fuera la mejor comida que había probado peor agradecí que compartieran lo poco que tenían con nosotros.
Muchos nos veían como héroes, los niños se arremolinaban a nuestro alrededor esperando comprobar como eran los hombres que habían imaginado, es mas, algún comentario me hizo sonreír pues uno de los críos le decía a otro que me imaginaba mas grande de lo que era.
El posadero se sentó con nosotros, necesitábamos información y esperábamos que alguno de los pescadores hubiera visto quien y como habían recogido la carga, así como cuantas niñas habían embarcado o si podían darnos algún dato útil...
Atharal:
A vista de águila seguí ese barco guiado por un inmortal, su aura resplandecía ahí abajo como si nada mas que el mar y sus negocios de mierda existieran en ese mundo. Hubiera hundido el barco a cagadas de tener algo en el estomago.
Maldito hijo de perra que llevaba a nuestras mujeres al matadero sin importarle una mierda que solo fueran inocentes niñas.
No le pensaba quitar el ojo de encima y pronto lo tendría frente a frente acero en mano, iba a comerme la verga pidiendo clemencia cuando en vez de a niñas se enfrentara a hombres.
¿Que grandisimo hijo de puta podía traficar con niñas? Muchas de ellas no superaban los siete años de edad, de seguro el que llevaba el timón tenia que ser tan despiadado como Randulf, pues solo alguien así es capaz de negociar con vida humana.
Seguimos la costa sobre nuestras monturas, la pirata posiblemente, por lo que había sido informado por Khayla que envió la misiva tardaría un día, tendríamos que hacer noche allí lo que nos dejaba en una clara desventaja.
Todo estaba en manos de Atharal y aunque bien sabia que no se rendía jamas, no dejaba de necesitar tierra firme donde posarse, esperaba que aguantara el envite de tantas horas surcando el cielo, esa era la única posibilidad de esas niñas pues si perdíamos el rumbo del barco no daríamos con ellas en nuestra misera vida.
Llegamos a una aldea costera, pequeña, bastante desorganizada, por suerte mi presencia calmó los ánimos pues eran bastante reacios frente a los desconocidos. Randulf había minado la confianza de los norteños y todos eran enemigos de no demostrar lo contrario.
Agradecí que en la posada, una preparada para los marinos que pasaban tiempo lejos de sus casas, nos hicieran un hueco donde poder dar descanso a nuestros cuerpos.
Bajamos al comedor, todos estábamos ademas de cansados por el viaje que llevábamos a cuestas, hambrientos y con el humor hastiado.
No nos gustaba perder y menos cuando se trataba de una carga como la que ese cabrón llevaba.
En silencio pedimos unas jarras mientras nos servían queso y un cocido de carne con habichuelas, no se puede decir que fuera la mejor comida que había probado peor agradecí que compartieran lo poco que tenían con nosotros.
Muchos nos veían como héroes, los niños se arremolinaban a nuestro alrededor esperando comprobar como eran los hombres que habían imaginado, es mas, algún comentario me hizo sonreír pues uno de los críos le decía a otro que me imaginaba mas grande de lo que era.
El posadero se sentó con nosotros, necesitábamos información y esperábamos que alguno de los pescadores hubiera visto quien y como habían recogido la carga, así como cuantas niñas habían embarcado o si podían darnos algún dato útil...
Atharal:
A vista de águila seguí ese barco guiado por un inmortal, su aura resplandecía ahí abajo como si nada mas que el mar y sus negocios de mierda existieran en ese mundo. Hubiera hundido el barco a cagadas de tener algo en el estomago.
Maldito hijo de perra que llevaba a nuestras mujeres al matadero sin importarle una mierda que solo fueran inocentes niñas.
No le pensaba quitar el ojo de encima y pronto lo tendría frente a frente acero en mano, iba a comerme la verga pidiendo clemencia cuando en vez de a niñas se enfrentara a hombres.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Parte de la tripulación, se quedaría en el barco, custodiándolo. Alún y la escocesa, se hospedarían en el único lugar dónde aún daban servicio y habitaciones. Un sitio acogedor, limpio aunque llamar limpio a algo para ella carecía de sentido pues en peores lugares había dormido durante largos periodos de tiempo, lugares en los que muchos no sobrevivirían pero así se forjaba la supervivencia.
El encargo ya estaba entregado, un buen alcohol procedente directamente de su tierra, la salvaje Escocia. Tiempos en los que la mercancía valía casi el triple, la guerra del Norte hacía desconfiar hasta de tu propia sombra. No era la primera vez viajaba al norte, a la costa donde no solo tenía conocidos, gente de confianza que vigilaba los pasos de aquellos a los que esperaba entre las sombras.
Dejó el vaso vacío en la barra, ya llevaba un par de copas y allí solo se oían gruñidos seguido de silencios, esos norteños solo sabían hablar en susurros por miedo, temor a que pudiese ocurrir cualquier cosa si les oían tan solo hablar del tema. Acostumbrada a risas, gritos y peleas constantes durante toda la noche, terminaban heridos e inconscientes algunos pero bebiendo todos juntos hasta el amanecer.
-¿A esto lo llamais whisky? Es una vasofia. Podeis hacer uso ya de los veinte barriles que acabo de dejaros en vuestro estercolero -resopló , dejando el cabello a un lado, enredando los dedos en algún que otro mechón azabache, Alún jugaba las cartas y comenzaba a impacientarse ¿cuándo iba a ocurrir algo interesante? Aquellos vikingos tardarían en llegar o eso creía pues las risas de unos niños que coreaban el apellido Cannif, captaron su atención.
Se giró en el taburete de madera, buscando con sus acechantes ojos oscuros a alguien en cuestión. No tenía ni la más remota idea de quién de aquellos era el Conde, así que solo había un modo de saberlo. No se andó con rodeos, pidió una de las botellas, la más cara pero auténtico y verdadero whisky escocés. Paso firme, sin tambalearse ni un segundo, dejó la copa en medio de la mesa, un golpe seco que captaría la mirada de aquellos hombres.
-Dejad eso si no quereís morir enveneados y servíos de un buen whisky escocés -derramó el contenido de los vasos en el suelo y llenó sendos vasos, tomando uno y alzarlo , brindar por ese encuentro nada casual -No es una invitación, teneis que pagar la botella, seguro que será un chiste su precio con como os dejará durmiendo como bebés esta noche -sonrió, parecía como si bebiese agua, más de una botella para tumbarla. Ironía en sus palabras, ya se encargaría de ser ella ese veneno mortal...
El encargo ya estaba entregado, un buen alcohol procedente directamente de su tierra, la salvaje Escocia. Tiempos en los que la mercancía valía casi el triple, la guerra del Norte hacía desconfiar hasta de tu propia sombra. No era la primera vez viajaba al norte, a la costa donde no solo tenía conocidos, gente de confianza que vigilaba los pasos de aquellos a los que esperaba entre las sombras.
Dejó el vaso vacío en la barra, ya llevaba un par de copas y allí solo se oían gruñidos seguido de silencios, esos norteños solo sabían hablar en susurros por miedo, temor a que pudiese ocurrir cualquier cosa si les oían tan solo hablar del tema. Acostumbrada a risas, gritos y peleas constantes durante toda la noche, terminaban heridos e inconscientes algunos pero bebiendo todos juntos hasta el amanecer.
-¿A esto lo llamais whisky? Es una vasofia. Podeis hacer uso ya de los veinte barriles que acabo de dejaros en vuestro estercolero -resopló , dejando el cabello a un lado, enredando los dedos en algún que otro mechón azabache, Alún jugaba las cartas y comenzaba a impacientarse ¿cuándo iba a ocurrir algo interesante? Aquellos vikingos tardarían en llegar o eso creía pues las risas de unos niños que coreaban el apellido Cannif, captaron su atención.
Se giró en el taburete de madera, buscando con sus acechantes ojos oscuros a alguien en cuestión. No tenía ni la más remota idea de quién de aquellos era el Conde, así que solo había un modo de saberlo. No se andó con rodeos, pidió una de las botellas, la más cara pero auténtico y verdadero whisky escocés. Paso firme, sin tambalearse ni un segundo, dejó la copa en medio de la mesa, un golpe seco que captaría la mirada de aquellos hombres.
-Dejad eso si no quereís morir enveneados y servíos de un buen whisky escocés -derramó el contenido de los vasos en el suelo y llenó sendos vasos, tomando uno y alzarlo , brindar por ese encuentro nada casual -No es una invitación, teneis que pagar la botella, seguro que será un chiste su precio con como os dejará durmiendo como bebés esta noche -sonrió, parecía como si bebiese agua, más de una botella para tumbarla. Ironía en sus palabras, ya se encargaría de ser ella ese veneno mortal...
Ceyt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
La Venganza de la Reina Ana atracó en la pequeña cala del pueblo pesquero pasadas las dos de la madrugada. Habían tenido viento en contra y eso les había dificultado el avance, además de que esa costa era traicionera por la ensenadas submarinas y los bancos de arena que podían bloquearte la nave y dejarla inservible para navegar, por eso había tenido que alejarse unas cuantas millas de la costa, mar adentro.
Mandó recado inmediato a la taberna porque si estaban por allí, seguramente estuvieran descansando en ella. La noche era mala para navegar por la escasa visibilidad que otorgaba, pero por otro lado era la mejor forma de dar caza con sigilo a un barco que convenía no alertar.
Tenía las cartas de navegación sobre la mesa y la estudiaba con ojo analítico, ese conjunto de islas eran un laberinto peligroso y a la vez un escondrijo perfecto. Si ella hubiera operado desde ese terreno seguramente lo habría elegido conmo base, pero debían ser astutos y buenos navegantes para entrar y salir de ese entramado de rocas. Pensó en la flota del rey Randulf, no tenía buques de guerra apenas, se los había hundido casi todos, pero se hablaba del Jotunheim, de la compañía Gunnarson, y ese cabrón rubio la tenía en el punto de mira. Si ese cargamento tan importante llevaba protección de un barco así, tendría que jugársela contando con su rapidez. La Reina Ana era semipesado, tenía troneras y cañones en dos filas, pero su envergadura y diseño lo habían hecho mucho más veloz de lo que cabía esperar. Su padre era armador, de los principales de Inglaterra y ella conocía a la perfección los diseños y pormenores de cada buque construido. La Reina Ana era una nave magnífica para su cometido, es decir, incursiones rápidas y letales. Podría maniobrar entre las rocas y las islas con mayor rapidez y precision que el Jotun. Pero no cabía dejarlo todo a la suerte, ese buque era una bestia parda y como los alcanzase, ya podían darle entierro a su querida majestad de madera.
Analizó todas las posibilidades y las anotó en un cuaderno. Si había un buque, si había varios, donde sería la opción más lógica para tenderles a los rebeldes la trampa y que el navío de guerra los destrozase...su cabeza iba a mil por hora.
Mandó recado inmediato a la taberna porque si estaban por allí, seguramente estuvieran descansando en ella. La noche era mala para navegar por la escasa visibilidad que otorgaba, pero por otro lado era la mejor forma de dar caza con sigilo a un barco que convenía no alertar.
Tenía las cartas de navegación sobre la mesa y la estudiaba con ojo analítico, ese conjunto de islas eran un laberinto peligroso y a la vez un escondrijo perfecto. Si ella hubiera operado desde ese terreno seguramente lo habría elegido conmo base, pero debían ser astutos y buenos navegantes para entrar y salir de ese entramado de rocas. Pensó en la flota del rey Randulf, no tenía buques de guerra apenas, se los había hundido casi todos, pero se hablaba del Jotunheim, de la compañía Gunnarson, y ese cabrón rubio la tenía en el punto de mira. Si ese cargamento tan importante llevaba protección de un barco así, tendría que jugársela contando con su rapidez. La Reina Ana era semipesado, tenía troneras y cañones en dos filas, pero su envergadura y diseño lo habían hecho mucho más veloz de lo que cabía esperar. Su padre era armador, de los principales de Inglaterra y ella conocía a la perfección los diseños y pormenores de cada buque construido. La Reina Ana era una nave magnífica para su cometido, es decir, incursiones rápidas y letales. Podría maniobrar entre las rocas y las islas con mayor rapidez y precision que el Jotun. Pero no cabía dejarlo todo a la suerte, ese buque era una bestia parda y como los alcanzase, ya podían darle entierro a su querida majestad de madera.
Analizó todas las posibilidades y las anotó en un cuaderno. Si había un buque, si había varios, donde sería la opción más lógica para tenderles a los rebeldes la trampa y que el navío de guerra los destrozase...su cabeza iba a mil por hora.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Enarqué una ceja cuando una morena botella en mano se acercó a la mesa. Lund me dio un codazo como si estuviéramos de borrachera y eso fuera carne fresca.
Mis ojos se centraron en sus movimientos, serpenteaba ante nuestras miradas como si ya se hubiera bebido otra.
-Deslicé mi vaso para que lo rellenara.
-¿y bien? ¿que quieres? -pregunté sin mas.
No tenia pinta de ser de allí y no era de los que creía en las casualidades. Eso y que no me pasaba desapercibidas las armas que guardaba, al igual que las callosidades de sus manos, esa mujer blandía el acero.
Si traía información sobre el barco, que hablara, si era una socia de Randulf no iba a tener problemas en hacerla probar mi acero.
-Habla mujer -espeté hastiado dejando claro las pocas ganas que tenia de gilipolleces en ese momento.
Entró uno de los marineros de Danielle por la puerta a toda velocidad, al parecer el barco había llegado a la costa, no deberíamos perder tiempo.
-Tienes 20 segundos -dije poniéndome en pie mientras apretaba las correas de la cincho que aferraba a mi espalda la bastarda.
Mis ojos se centraron en sus movimientos, serpenteaba ante nuestras miradas como si ya se hubiera bebido otra.
-Deslicé mi vaso para que lo rellenara.
-¿y bien? ¿que quieres? -pregunté sin mas.
No tenia pinta de ser de allí y no era de los que creía en las casualidades. Eso y que no me pasaba desapercibidas las armas que guardaba, al igual que las callosidades de sus manos, esa mujer blandía el acero.
Si traía información sobre el barco, que hablara, si era una socia de Randulf no iba a tener problemas en hacerla probar mi acero.
-Habla mujer -espeté hastiado dejando claro las pocas ganas que tenia de gilipolleces en ese momento.
Entró uno de los marineros de Danielle por la puerta a toda velocidad, al parecer el barco había llegado a la costa, no deberíamos perder tiempo.
-Tienes 20 segundos -dije poniéndome en pie mientras apretaba las correas de la cincho que aferraba a mi espalda la bastarda.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Así sin más, le ofrecía el vaso para que se lo rellenara. No dudó de una desconocida y eso le supo aún más extraño. Las miradas fijas en el otro, atención a todo lo que les rodeaba, una mano siempre alerta para tomar sus armas. No se fiaba de ella, lo notó en la postura y la forma en la que la observaba. No dejó que el líquido llenase el vaso, no aún…dio un largo trago, algunas gotas resbalaron por sus labios, una sonrisa de medio lado, le estaba mostrando que la botella no estaba envenenada, no al menos esa.
-Daros la bienvenida a la Costa ¿qué iba a querer? -se sentó frente al Conde, su sonrisa se ensanchó mientras llenaba el vaso, ya dependía de él si deseaba o no beber y deleitarse en el delicioso sabor del buen ron escocés. Desvió unos segundos la mirada a uno de los marineros que entraban en la posada, le dedicó un gesto con la cabeza en señal de saludo, allí todos se conocían ¡Capitán Ceyt! ¿de vuelta? El mejor ron escocés por fin vuelve al Norte. Bienvenida -intercambiaron una breve sonrisa y volvió a centrarse en su acompañante.
-Y como veis soy habitual aquí, me quedaré unas semanas hasta que el oleaje se calme, las aguas y las tormentas constantes no dan tregua-tomó un vaso limpio, o al menos así lo parecía y se lo rellenó -Traigo alcohol…o al menos en este viaje. Tranquilo, teneis las espaldas cubiertas por los vuestros y… él me acompaña, se encarga de bajar la mercancía, acabamos de acabar…-no se levantó, con total tranquilidad siguió bebiendo, quedó de lado con un codo apoyado en la barra y la otra mano ocupada en sujetar el vaso -Un poco de tregua entre tanto caos. ¿Sois realmente quiénes os aclaman? La leyenda del norte…-se levantó de forma despreocupada, clavando sus tormentas en las ajenas -Ceyt. Acaba de llegar de la hermosa Escocia. Por allí teneis buenos aliados. Soy neutral en vuestra causa pero mi acero siempre a disposición si la situación lo requiere
-Daros la bienvenida a la Costa ¿qué iba a querer? -se sentó frente al Conde, su sonrisa se ensanchó mientras llenaba el vaso, ya dependía de él si deseaba o no beber y deleitarse en el delicioso sabor del buen ron escocés. Desvió unos segundos la mirada a uno de los marineros que entraban en la posada, le dedicó un gesto con la cabeza en señal de saludo, allí todos se conocían ¡Capitán Ceyt! ¿de vuelta? El mejor ron escocés por fin vuelve al Norte. Bienvenida -intercambiaron una breve sonrisa y volvió a centrarse en su acompañante.
-Y como veis soy habitual aquí, me quedaré unas semanas hasta que el oleaje se calme, las aguas y las tormentas constantes no dan tregua-tomó un vaso limpio, o al menos así lo parecía y se lo rellenó -Traigo alcohol…o al menos en este viaje. Tranquilo, teneis las espaldas cubiertas por los vuestros y… él me acompaña, se encarga de bajar la mercancía, acabamos de acabar…-no se levantó, con total tranquilidad siguió bebiendo, quedó de lado con un codo apoyado en la barra y la otra mano ocupada en sujetar el vaso -Un poco de tregua entre tanto caos. ¿Sois realmente quiénes os aclaman? La leyenda del norte…-se levantó de forma despreocupada, clavando sus tormentas en las ajenas -Ceyt. Acaba de llegar de la hermosa Escocia. Por allí teneis buenos aliados. Soy neutral en vuestra causa pero mi acero siempre a disposición si la situación lo requiere
Ceyt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Uno de sus marineros le llevó una nota que acababan de entregarle, un pillastre de ocho o nueve años se la había entregado.
"Tus amigos están en peligro, les van a tender una emboscada y el objetivo es Höor Cannif. Si quieres evitarlo, el asesino se encuentra escondido en la segunda dársena, tras el montón de redes de pesca. Apresúrate y no hagas ruido.
Firmado: el vigilante del Norte."
Esa nota era extraña, podría ser una emboscada, así que se llevó con ella a Herman y a Fjörd, porque no podía dejar de comprobar qué estaba pasando. El hombre que había mandado a la taberna no había regresado, quizás los espías de Randulf realmente estuvieran intentando acabar con Höor de ese modo, con subterfugio, ya que sabían que el conde no dejaría a su suerte a las niñas robadas. Todo era extraño y no podía fiarse ni de su sombra, pero tampoco podía ignorar algo así. "El vigilante del Norte." ¿Quién coño sería el autor o autora de esa nota? Si realmente era de los suyos, el nombre estaba muy acertado, pero si no lo era y daba con ese vigilante iba a arrancarle los ojos.
Cargó el pistolete, lo colocó en la cartuchera del cinto, se calzó la casaca y el sable y salieron los tres con rapidez atravesando la pasarela y poniendo pie en tierra. Serpetearon por los recovecos del puerto, que a esas horas estaba silencioso y no tenía apenas actividad. Sortearon el muelle de carga y descarga de mercancías, la lonja de pescados y se perdieron entyre unas naves donde reparaban barcos hasta alcanzar la dársena abandonada donde las redes de pesca hacía una montaña infranqueable. Allí las dejaban secar y pudrirse cuando no servían para nada.
"Tus amigos están en peligro, les van a tender una emboscada y el objetivo es Höor Cannif. Si quieres evitarlo, el asesino se encuentra escondido en la segunda dársena, tras el montón de redes de pesca. Apresúrate y no hagas ruido.
Firmado: el vigilante del Norte."
Esa nota era extraña, podría ser una emboscada, así que se llevó con ella a Herman y a Fjörd, porque no podía dejar de comprobar qué estaba pasando. El hombre que había mandado a la taberna no había regresado, quizás los espías de Randulf realmente estuvieran intentando acabar con Höor de ese modo, con subterfugio, ya que sabían que el conde no dejaría a su suerte a las niñas robadas. Todo era extraño y no podía fiarse ni de su sombra, pero tampoco podía ignorar algo así. "El vigilante del Norte." ¿Quién coño sería el autor o autora de esa nota? Si realmente era de los suyos, el nombre estaba muy acertado, pero si no lo era y daba con ese vigilante iba a arrancarle los ojos.
Cargó el pistolete, lo colocó en la cartuchera del cinto, se calzó la casaca y el sable y salieron los tres con rapidez atravesando la pasarela y poniendo pie en tierra. Serpetearon por los recovecos del puerto, que a esas horas estaba silencioso y no tenía apenas actividad. Sortearon el muelle de carga y descarga de mercancías, la lonja de pescados y se perdieron entyre unas naves donde reparaban barcos hasta alcanzar la dársena abandonada donde las redes de pesca hacía una montaña infranqueable. Allí las dejaban secar y pudrirse cuando no servían para nada.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
La mujer decía ser una mera comerciante, pero si algo había aprendido de la vida es que pocos eran quienes decían ser.
Ladeé la sonrisa al observar sus armas, demasiado para trasportar alcohol.
-Una pena que no pueda quedarme a degustarlo -dije sin mas alzándome seguido por los míos.
Al pasar por su lado, un susurro en su oído me basto.
-No necesito que nadie cubra mis espaldas, soy la leyenda del norte y te aconsejo que no te inmiscuyas en mi camino, esto es solo una advertencia a la próxima seré menos amable.
Sus ojos centellearon ante mi arrogancia mientras ambos mediamos al adversario.
Su historia hacia aguas, no creía en las casualidades y en este caso eran una consecución de coincidencias difíciles de encajar.
Habia atracado en puerto para descargar alcohol, pero lejos de estar negociando su precio con el cantinero se ocupaba y preocupaba de nosotros, era consciente de mi atractivo, pero hasta para alguien como yo era demasiado.
Ademas decía que las aguas bravas le habían obligado a echar ancla, pero Dani había llegado y nos esperaba para partir, dudaba fuera tan complicado pues sortearlas.
Caminamos para cruzar el umbral de la taberna, necesitábamos alcanzar ese barco o las niñas estarían perdidas y Dani nos esperaba en puerto, el tiempo apremiaba, no era le momento de conversar.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
El vampiro estaba inmerso en sus propios cálculos, necesitaban poner distancia con Höor y los suyos, pero hubo algo que le llamó la atención. Había tenido noticias, los ojos eran fáciles de pagar y había muchos muertos de hambre dispuestos a dar información del Conde y los suyos, no necesitó demasiados detalles para convencerse. Corrían rumores de que más barcos habían llegado a puerto, de gran potencia de fuego. Recopilando información, podía oírse lo suficiente como para escuchar el nombre del capitán Morgan. Aquello fue suficiente para despertar su interés y llenar los bolsillos del chivato.
El mero hecho de escuchar su nombre era suficiente para que la sangre le hirviera y era una sensación de lo más placentera que hacía siglos había olvidado, las ganas de recuperar un orgullo ultrajado por esa mujer, por su tripulación. Dio órdenes a sus hombres, el navío estaba listo para zarpar, pero esta vez lo harían sin prisas a un ritmo fijo y tranquilo. Decidió que debía confirmar la información él mismo y si, realmente, alguien había citado al capitán Morgan en cierto muelle, no era algo que quisiera dejar en manos de otro.
No necesitaba esforzarse por ocultarse entre la muchedumbre y la oscuridad, pero en vez de un impoluto traje prefirió ropas normales de marinero, de tonos sombríos, nadie repararía en él dos veces. Primero recorrió los barcos, distinguió la Venganza de la Reina Ana de un simple vistazo, destacaba sobre todas las demás en el horizonte, recordaría aquel montón de madera hasta el fin de su existencia, tanto como a su capitana. Esperó en la oscuridad, a cierta distancia del punto de encuentro. No necesitó, de hecho, mucha paciencia hasta que distinguió un rayo dorado a través de la oscuridad. No daría opción a que su perro guardián apareciera para acompañarla. Desde luego la mujer era descarada, presentarse allí acompañada por dos matones, esperaba que no fuera tan tonta como para haber caído en una trampa, él tampoco sabía quién firmaba la nota, si era verdad o mentira, pero la emboscada era evidente y si lo era para él, para ella también. Esa mujer podría ser muchas cosas, pero ignorante no.
No esperó ni siquiera unos minutos, salió a la luz de las antorchas del puerto, pero no lo hizo como hombre. Se lanzó como una exhalación a por uno de los gorilas que acompañaban a la inglesa y antes de que pudieran darse cuenta de lo que estaba ocurriendo el crujido de los huesos y el subsecuente golpe seco contra el suelo le delató. Ni siquiera se molestó en ocultar lo que era, porque al amparo de la noche y el anonimato no necesitaba fingir. Sus ojos brillaban rojizos en la oscuridad, el combate entre él y el segundo hombre, duró lo justo para intercambiar un par de golpes y lanzar al desdichado contra el mascarón de un barco de pesca, no acabó con su vida, pero si le dejó inconsciente. El Jotun se pudo centrar al fin en la rubia, estaba deseando que echase a correr, que pidiera ayuda, lo anhelaba.- Tenemos una cuenta pendiente, Morgan.- Esta vez si, se lanzó a por la rubia.
El mero hecho de escuchar su nombre era suficiente para que la sangre le hirviera y era una sensación de lo más placentera que hacía siglos había olvidado, las ganas de recuperar un orgullo ultrajado por esa mujer, por su tripulación. Dio órdenes a sus hombres, el navío estaba listo para zarpar, pero esta vez lo harían sin prisas a un ritmo fijo y tranquilo. Decidió que debía confirmar la información él mismo y si, realmente, alguien había citado al capitán Morgan en cierto muelle, no era algo que quisiera dejar en manos de otro.
No necesitaba esforzarse por ocultarse entre la muchedumbre y la oscuridad, pero en vez de un impoluto traje prefirió ropas normales de marinero, de tonos sombríos, nadie repararía en él dos veces. Primero recorrió los barcos, distinguió la Venganza de la Reina Ana de un simple vistazo, destacaba sobre todas las demás en el horizonte, recordaría aquel montón de madera hasta el fin de su existencia, tanto como a su capitana. Esperó en la oscuridad, a cierta distancia del punto de encuentro. No necesitó, de hecho, mucha paciencia hasta que distinguió un rayo dorado a través de la oscuridad. No daría opción a que su perro guardián apareciera para acompañarla. Desde luego la mujer era descarada, presentarse allí acompañada por dos matones, esperaba que no fuera tan tonta como para haber caído en una trampa, él tampoco sabía quién firmaba la nota, si era verdad o mentira, pero la emboscada era evidente y si lo era para él, para ella también. Esa mujer podría ser muchas cosas, pero ignorante no.
No esperó ni siquiera unos minutos, salió a la luz de las antorchas del puerto, pero no lo hizo como hombre. Se lanzó como una exhalación a por uno de los gorilas que acompañaban a la inglesa y antes de que pudieran darse cuenta de lo que estaba ocurriendo el crujido de los huesos y el subsecuente golpe seco contra el suelo le delató. Ni siquiera se molestó en ocultar lo que era, porque al amparo de la noche y el anonimato no necesitaba fingir. Sus ojos brillaban rojizos en la oscuridad, el combate entre él y el segundo hombre, duró lo justo para intercambiar un par de golpes y lanzar al desdichado contra el mascarón de un barco de pesca, no acabó con su vida, pero si le dejó inconsciente. El Jotun se pudo centrar al fin en la rubia, estaba deseando que echase a correr, que pidiera ayuda, lo anhelaba.- Tenemos una cuenta pendiente, Morgan.- Esta vez si, se lanzó a por la rubia.
Ysgramir Gunnarson- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/08/2017
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Re: Entre espadas y doncellas (privado)
Escuchó el sonido del cuello al romperse, los habían cazado por sorpresa, sabía que aquello olía mal, que era una trampa desde el principio. El otro también fue estampado contra la pared y su vida se esfumó en un suspiro. Lo que no esperaba era encontrarse al Jotun de nuevo, le había robado varios cargamentos y hundido otros tantos barcos, y ni qué decir tenía el encuentro en Bergen del cual salió mal parada pero salió. Ysgramir al parecir no sonsideraba saldada la disputa. Quizás tuviera algo que ver que le había vuelto a hundir un carguero unas semanas atrás, pero esa vez no sabía que era de la compañía Gunnarson.
Danielle sacó el sable y se puso en guardia, esta vez no tenía al cambiante que le ayudase en la pelea y seguramente aquello no iba a acabar bien para ella, pero igualmente lo intentaría, sabía que huir no tenía sentido porque el vampiro le daría caza en cuatro zancadas.
— eh! eh! lo del Zeester fue un accidente!!! no sabía que era tuyo, de haberlo sabido...— vio los ojos rojizos del cainita brillar en la oscuridad y tuvo que tragar saliva para hacer acopio de valor.— no puedo entretenerme a pelear contigo, tengo asuntos más urgentes que atender, como rescatar a un montón de niñas con las que tu simpático amigo Randulf quiere experimentar y hacerlas parir bichos y criaturas del demonio. Así que si vas a matarme, es el momento y si no...déjame pasar.
Ni siquiera ella se podía creer la seguridad con la que le estaba hablando al vikingo, a fin de cuentas no estaba mintiendo, bueno en lo del barco a medias, pero eso no era importante ahora. Podían suceder dos cosas: que la matara o que se descojonara de ella y por gracia divina la dejara pasar.
Danielle sacó el sable y se puso en guardia, esta vez no tenía al cambiante que le ayudase en la pelea y seguramente aquello no iba a acabar bien para ella, pero igualmente lo intentaría, sabía que huir no tenía sentido porque el vampiro le daría caza en cuatro zancadas.
— eh! eh! lo del Zeester fue un accidente!!! no sabía que era tuyo, de haberlo sabido...— vio los ojos rojizos del cainita brillar en la oscuridad y tuvo que tragar saliva para hacer acopio de valor.— no puedo entretenerme a pelear contigo, tengo asuntos más urgentes que atender, como rescatar a un montón de niñas con las que tu simpático amigo Randulf quiere experimentar y hacerlas parir bichos y criaturas del demonio. Así que si vas a matarme, es el momento y si no...déjame pasar.
Ni siquiera ella se podía creer la seguridad con la que le estaba hablando al vikingo, a fin de cuentas no estaba mintiendo, bueno en lo del barco a medias, pero eso no era importante ahora. Podían suceder dos cosas: que la matara o que se descojonara de ella y por gracia divina la dejara pasar.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Entre espadas y doncellas (privado)
No era solo el Zesteer, era el por culo general que Höor Cannif y el Capitán Morgan estaban dándole, lo mismo no sabían lo que habían conseguido, pero era hora de que supieran a qué se enfrentaban. Él no era un hombre luchando por tierras, un título y un poco de poder, hacía tiempo que esas cosas valían para él lo mismo que la carroña, a estas alturas de su vida habían cosas mucho más importantes. Como su nombre, la reputación en los mares. ¿Un pirata arrasando con sus barcos? No sabían a quién habían despertado. Ni siquiera era por el dinero, era por orgullo, por soberbia. Habían ido allí a hundir sus barcos, bien, él no era un pusilánime que se quedaba en un lugar seguro a ver cómo libraban sus guerras.
Se quedó en el sitio, mirando a la rubia con seriedad, si su pulso no estuviera tan acelerado y su garganta no tragara saliva en cuanto se vio sola podría haberle dado algún crédito. Dio un paso hacia ella, sabía que iba a defenderse, por los Dioses, eso esperaba, que tuviera el valor para hacer el mínimo esfuerzo para huir, para levantar la espada o para agredirle, entonces sí, iba a conocer al Jotun de verdad.- Tranquila, no pienso entretenerme mucho. Es más, todo se terminará antes si decides venir conmigo pacíficamente y no haces ninguna tontería. Tienes dos opciones o bajas el sable y vienes conmigo o te parto las piernas y te arrastro conmigo.-Se encogió de hombros, todo lo sereno que era un hombre como él, podría haberle partido ya mismo la boca, dejarla bien guapa y útil, sin dientes, sin piernas y seguramente también sin lengua, por ser tan embustera, pero algo de lo que había dicho le interesó y quiso escuchar más, aunque fue información que se ahorró de comunicar.
Se quedó en el sitio, mirando a la rubia con seriedad, si su pulso no estuviera tan acelerado y su garganta no tragara saliva en cuanto se vio sola podría haberle dado algún crédito. Dio un paso hacia ella, sabía que iba a defenderse, por los Dioses, eso esperaba, que tuviera el valor para hacer el mínimo esfuerzo para huir, para levantar la espada o para agredirle, entonces sí, iba a conocer al Jotun de verdad.- Tranquila, no pienso entretenerme mucho. Es más, todo se terminará antes si decides venir conmigo pacíficamente y no haces ninguna tontería. Tienes dos opciones o bajas el sable y vienes conmigo o te parto las piernas y te arrastro conmigo.-Se encogió de hombros, todo lo sereno que era un hombre como él, podría haberle partido ya mismo la boca, dejarla bien guapa y útil, sin dientes, sin piernas y seguramente también sin lengua, por ser tan embustera, pero algo de lo que había dicho le interesó y quiso escuchar más, aunque fue información que se ahorró de comunicar.
Ysgramir Gunnarson- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/08/2017
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Re: Entre espadas y doncellas (privado)
¿Ir de buena gana? ¿en qué universo paralelo sucedería eso? No iba a irse con esa bestia que casi la arrancó la lengua la otra vez. Levantó un poco el sable en un alarde de temeridad.
— Vale... escucha... es que no puedo ir contigo, de verdad que estamos en una emergencia, y seguramente te importe una mierda, pero dejemos esto más tarde, ya me sacudirás, me trocearás y me comerán tus hombres en el estofado de la cena.— por un instante dudó de algo, porque podría ser una emboscada todo ese tiempo. Sacó la nota de su bolsillo y se la tendió a Ysgramir.— ¿Eres tú quien la firma? ¿eres "el Vigilante del Norte"?
El vampiro hizo un movimiento para tomarla entre sus dedos y como no se lo esperaba reaccionó dando un paso atrás y descargando un mandoble hacia Gunnarson. Mierda.
Pudo ver como a cámara lenta que se formaban una minúsculas arruguitas alrededor de sus ojos al esbozar una levísima sonrisa y lanzarse hacia delante. Esos ojos, sólo podía ver el color de hielo escandinavo en ellos, aproximándose peligrosamente y supo que por rápido que le ordenase a su mano que descargara otra estocada, esa orden jamás llegaría a ser ejecutada pues el cainita era mucho más rápido. Notó la presa en su cuello, la mano cual tenaza agarrando su tráquea e impidiendo el paso del aire, era el fin. Vio su rostro frente a ella y pensó que como última vista no estaba mal, pero hubiera preferido morirse rodeada de sus amigos, haciendo algo que al menos sirviera para algo, no en un puerto apestoso y sin poder avisarlos.
— hasta en el infierno...te.. robare.. tus.. putos.. barcos.— jadeó mascullando a duras penas hasta que cayó inconsciente.
— Vale... escucha... es que no puedo ir contigo, de verdad que estamos en una emergencia, y seguramente te importe una mierda, pero dejemos esto más tarde, ya me sacudirás, me trocearás y me comerán tus hombres en el estofado de la cena.— por un instante dudó de algo, porque podría ser una emboscada todo ese tiempo. Sacó la nota de su bolsillo y se la tendió a Ysgramir.— ¿Eres tú quien la firma? ¿eres "el Vigilante del Norte"?
El vampiro hizo un movimiento para tomarla entre sus dedos y como no se lo esperaba reaccionó dando un paso atrás y descargando un mandoble hacia Gunnarson. Mierda.
Pudo ver como a cámara lenta que se formaban una minúsculas arruguitas alrededor de sus ojos al esbozar una levísima sonrisa y lanzarse hacia delante. Esos ojos, sólo podía ver el color de hielo escandinavo en ellos, aproximándose peligrosamente y supo que por rápido que le ordenase a su mano que descargara otra estocada, esa orden jamás llegaría a ser ejecutada pues el cainita era mucho más rápido. Notó la presa en su cuello, la mano cual tenaza agarrando su tráquea e impidiendo el paso del aire, era el fin. Vio su rostro frente a ella y pensó que como última vista no estaba mal, pero hubiera preferido morirse rodeada de sus amigos, haciendo algo que al menos sirviera para algo, no en un puerto apestoso y sin poder avisarlos.
— hasta en el infierno...te.. robare.. tus.. putos.. barcos.— jadeó mascullando a duras penas hasta que cayó inconsciente.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
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