AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Despertar al mundo. (Privado)
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Despertar al mundo. (Privado)
La plaza de la fortaleza de Akershus brillaba en faroles hechos con papel, con calabazas vacías o con cualquier luminaria que los aldeanos pudieron encontrar. El buque Amelia había llevado hasta allí barriles y botellas para una muchedumbre, víveres y productos básicos que se repartieron entre la gente y como Arthur Mordrake había amasado una buena fortuna, tiró la casa por la ventana en la bienvenida al mundo de su primer nieto Brökk, mandó trar de Bergen un cargamento enorme para celebrar su nacimiento. Se montaron largas mesas con comida para reventar, dulces y todo tipo de viandas. Un festín enorme para más de mil personas. Que nadie olvidase jamás el nombre de ese niño que sería el protegido de Loki, destinado a grandes cosas. Habría música y baile y como regalo para sus padres, el orgulloso abuelo donó a la causa una yeguada de los mejores caballos norteños, que servirían a los rebeldes para seguir plantandole cara al malvado tirano que los oprimía.
En la casa de los Tollak la felicidad había venido de la mano de ese pequeño rubio de ojitos claros que había colmado a sus padres, a su abuelo y a Hilda y Arne que eran ya parte de la familia, pues llevaban la casa en marcha para que la bruja pudiera descansar un poco. Sirius y Valeska tenían allí a su tía Giuliana cada día, porque para ella esos dos pequeños eran como suyos y tener a Brökk no la limitaba para pasar tiempo con ellos, así que además del bullicio habitual se había organizado una fiesta de proporciones enormes que abrumaba a la joven, tan poco dada a esos excesos.
Danielle fue a verlos al caer la tarde antes de que empezaran a rugir las hogueras, se asara la carne y la música inundase las calles. Le llevó al pequeño Brökk un real de a ocho, un talismán pirata que garantizaba transporte gratuito en los barcos libres a quien lo portase. Ella tenía uno, ganado por su rango de capitán, y el otro se lo arrebató a Mary Read, una capitana pirata muy conocida que se atrevió a desafiarla en duelo cuando supo que Henry Morgan había muerto, tratando de apoderarse del Queen Anne's Revenge. Lo llevaba engarzado en un cordel de fibra de coco con cuentas, un pequeño talismán del caribe para el pequeño Tollak.
— Para que el mar nunca sea tu enemigo, pequeño vikingo. Tu dios quizás te proteja, pero las naves más rápidas son las de bandera negra, así que con esto llegarás siempre a donde quieras.
Se llevaba bien con Giuliana, que no era muy habladora de normal, pero con ella soltaba la lengua bastante. Ulf también le tenía cierta confianza y solían gastarse bromas, así que se sentía cómoda visitando ese hogar, aunque de alguna manera el calor que desprendía le producía cierta envidia. Sirius observaba con ojillos inquietos, así que la pirata se agachó hasta su altura.
— Me muero de hambre. ¿Robamos unas galletas? ehm.. robar no, pedir prestadas. ¿me acompañas? seguro que si voy contigo nadie me reñirá, a los niños nunca os riñen por eso. ¿Qué me dices?.— le guiñó el ojo y el pequeño, que era muy confiado fue de la mano de la rubia a la cocina a por unas galletas. Abrieron la puerta con sigilo y Danielle se apoderó de unas cuantas, que guardó en los bolsillos de su casaca, llevándose a Sirius después a la terraza desde la que había visto llegar a los falsos druidas y se sentaron allí con los pies colgando y royendo las galletas.— Iba a regalarte a ti ese real de a ocho, pero es que el pobre Brökk no puede invocar al viento y tú sí. Puedes hacer que La Reina Ana llegue hasta América en tres días. ¿No me crees? cuando seas más mayor iremos, ya lo verás. Pero el pobre Brökk lo necesitará más que tú, porque él no puede navegar rápido. ¿Aunque sabes qué? hay un montón de objetos piratas muy famosos; por ejemplo, el sable de Grace O'Malley, o la pata de palo de Edward Teach. Pero sin duda el mejor es el corazón de Davy Jones, dicen que quien lo posee puede controlar al Holandés Errante, un barco pirata legendario y a la bestia que lo guarda: el kraken. Si lo encuentro tendrás que ayudarme, ni tu padre con su espada, ni tu tía con la sartén pueden hacer nada contra él, sólo tú dominando el mar.
Las historias de Danielle siempre estimulaban la imaginación de los niños; Orn y Fiolett no necesitaban mucha, siempre andaban matando dragones imaginarios, pero Valeska y Sirius eran diferentes y tenían que sentirse incluidos en aquel maremagnum extraño que les había caido en su vida. Entendía lo que era sentirse diferente, raro, fuera de lugar, y aunque aquellos niños no fueran nada suyo, los había cuidado durante unos meses y siempre que podía se acercaba a pasar un rato con ellos.
Estaban rumiando las galletas robadas mientras columpiaban sus pies sentados en el suelo con las piernas pasadas entre los barrotes de la baranda de madera, dejando al protagonista de la fiesta rodeado de gente adentro, cuando Höor salió al exterior.
En la casa de los Tollak la felicidad había venido de la mano de ese pequeño rubio de ojitos claros que había colmado a sus padres, a su abuelo y a Hilda y Arne que eran ya parte de la familia, pues llevaban la casa en marcha para que la bruja pudiera descansar un poco. Sirius y Valeska tenían allí a su tía Giuliana cada día, porque para ella esos dos pequeños eran como suyos y tener a Brökk no la limitaba para pasar tiempo con ellos, así que además del bullicio habitual se había organizado una fiesta de proporciones enormes que abrumaba a la joven, tan poco dada a esos excesos.
Danielle fue a verlos al caer la tarde antes de que empezaran a rugir las hogueras, se asara la carne y la música inundase las calles. Le llevó al pequeño Brökk un real de a ocho, un talismán pirata que garantizaba transporte gratuito en los barcos libres a quien lo portase. Ella tenía uno, ganado por su rango de capitán, y el otro se lo arrebató a Mary Read, una capitana pirata muy conocida que se atrevió a desafiarla en duelo cuando supo que Henry Morgan había muerto, tratando de apoderarse del Queen Anne's Revenge. Lo llevaba engarzado en un cordel de fibra de coco con cuentas, un pequeño talismán del caribe para el pequeño Tollak.
— Para que el mar nunca sea tu enemigo, pequeño vikingo. Tu dios quizás te proteja, pero las naves más rápidas son las de bandera negra, así que con esto llegarás siempre a donde quieras.
Se llevaba bien con Giuliana, que no era muy habladora de normal, pero con ella soltaba la lengua bastante. Ulf también le tenía cierta confianza y solían gastarse bromas, así que se sentía cómoda visitando ese hogar, aunque de alguna manera el calor que desprendía le producía cierta envidia. Sirius observaba con ojillos inquietos, así que la pirata se agachó hasta su altura.
— Me muero de hambre. ¿Robamos unas galletas? ehm.. robar no, pedir prestadas. ¿me acompañas? seguro que si voy contigo nadie me reñirá, a los niños nunca os riñen por eso. ¿Qué me dices?.— le guiñó el ojo y el pequeño, que era muy confiado fue de la mano de la rubia a la cocina a por unas galletas. Abrieron la puerta con sigilo y Danielle se apoderó de unas cuantas, que guardó en los bolsillos de su casaca, llevándose a Sirius después a la terraza desde la que había visto llegar a los falsos druidas y se sentaron allí con los pies colgando y royendo las galletas.— Iba a regalarte a ti ese real de a ocho, pero es que el pobre Brökk no puede invocar al viento y tú sí. Puedes hacer que La Reina Ana llegue hasta América en tres días. ¿No me crees? cuando seas más mayor iremos, ya lo verás. Pero el pobre Brökk lo necesitará más que tú, porque él no puede navegar rápido. ¿Aunque sabes qué? hay un montón de objetos piratas muy famosos; por ejemplo, el sable de Grace O'Malley, o la pata de palo de Edward Teach. Pero sin duda el mejor es el corazón de Davy Jones, dicen que quien lo posee puede controlar al Holandés Errante, un barco pirata legendario y a la bestia que lo guarda: el kraken. Si lo encuentro tendrás que ayudarme, ni tu padre con su espada, ni tu tía con la sartén pueden hacer nada contra él, sólo tú dominando el mar.
Las historias de Danielle siempre estimulaban la imaginación de los niños; Orn y Fiolett no necesitaban mucha, siempre andaban matando dragones imaginarios, pero Valeska y Sirius eran diferentes y tenían que sentirse incluidos en aquel maremagnum extraño que les había caido en su vida. Entendía lo que era sentirse diferente, raro, fuera de lugar, y aunque aquellos niños no fueran nada suyo, los había cuidado durante unos meses y siempre que podía se acercaba a pasar un rato con ellos.
Estaban rumiando las galletas robadas mientras columpiaban sus pies sentados en el suelo con las piernas pasadas entre los barrotes de la baranda de madera, dejando al protagonista de la fiesta rodeado de gente adentro, cuando Höor salió al exterior.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Aquel día la celebración del nacimiento del primogénito de mi general y gran amigo Ulf había llenado Akershus de un ambiente de jolgorio y festividad.
Su abuelo, no había reparado en gastos, ciertamente algo que en parte necesitábamos, un día en el que olvidar que la guerra era cruenta, en el que beber y disfrutar, no porque vinieramso de una gesta, si no porque el nacimiento daba paso a la vida.
Valeska estaba con Giuliana, era una niña despierta y no dejaba de hacerle preguntas sin parar sobre el recién nacido.
Fio por contra tiraba del rabo a un gato negro y se reía sin parar cuando le lanzaba la zarpa y ella lo amenazaba con su dedito.
Orn estaba intentando cortejar a una de las vikingas que le sacaba un par de años, algo que me hizo ladear la sonrisa al pasar por su lado.
Al que no vi es a Sirius, seguí abanando hacia Ulf, nuestra frente choco mientras nos reíamos.
Me acerqué con este a la cuna de aquel crio de ojos claros que observaba todo atento pateando la cuna de madera arropada de pieles que Ulf había hecho a mano para su hijo.
-Frunce el ceño como tu -le dije echándome a reír mientras este maldecía la gracia que un día hizo su mujer.
De mi pantalón saqué un pequeño colgante, el martillo de Thor, todos mis hijos lo tenían ,se lo forje antes de su nacimiento.
-Representa pequeño Brökk no solo a nuestros dioses, al gran Thor y su poder, si no que también el coraje que necesitaras y la fuerza que ostentaras.
Lo enredé en su cuna, aquí te protegerá hasta que puedas colgarlo de tu cuello.
El padre de Giuliana se acerco, no podía estar mas henchido con su primer nieto, algo que me hizo sonreír y pensar en cierto modo en mi madre, le hubiera gustado poder conocer a mis Vástagos pero Randulf no se lo permitió.
Seguí mi camino, pregunté por Sirius y me dijeron que estaba en el exterior, así que hacia allí dirigí mis pasos hasta encontrar a la pirata y a este con los pies colgando de la balconada.
Mi sonrisa se ladeó al escucharlos hablar, los dos conectaban, se llevaban bien, supongo que porque la inocencia de mi hijo chocaba con la picaresca de Dani.
Carraspeé a sus espaldas acaparando la atención de ambos y me adentré en el balcón.
-Así que robando galletas -dije con tono severo.
La cara de mi hijo se descompuso, hasta que mi sonrisa se ensancho convirtiéndose en carcajadas.
-Me dais una -dije sin mas dejando caer mi cuerpo hasta que la espalda quedó apoyada en la reja.
Sirius me contó que Dan no le había regalado el doblón porque él podía hacer que un barco corriera como el viento.
Revolví su pelo sonriendo.
-Es cierto, estas destinado hijo a hacer grandes cosas y ni tu padre con la espada -dije mirando de medio lado a la pirata, pues había escuchado sus palabras -podría igualarte en grandeza.
Sirius reía feliz, él era un niño especial, distinto, y admito que a veces me sentía desbordado por su poder, pero bueno, yo no era de esos que se rendía.
De un tirón arranqué el martillo de mi cuello, Sirius era el único al que no pude forjarselo, pues llegó a mi con un par de años.
Los ojos del pequeño se deslizaron por el colgante.
-Es para ti hijo, te protegerá, y cuando no encuentres el norte, recuerda que los dioses te acompañan en cada viaje.
Mi padre se lo dio a madre para mi, me ha acompañado desde antes de venir al mundo y ahora es tuyo -dije atándolo a su cuello.
Sirius se abrazó a mi realmente feliz.
-puedo papa ir a enseñárselo a la tía Giuliana.
Asentí y el enano salió disparado dejándonos solos.
-¿Y bien? ¿Vas a darme esa galleta o tengo que saquear tus bolsillos pirata?
Su abuelo, no había reparado en gastos, ciertamente algo que en parte necesitábamos, un día en el que olvidar que la guerra era cruenta, en el que beber y disfrutar, no porque vinieramso de una gesta, si no porque el nacimiento daba paso a la vida.
Valeska estaba con Giuliana, era una niña despierta y no dejaba de hacerle preguntas sin parar sobre el recién nacido.
Fio por contra tiraba del rabo a un gato negro y se reía sin parar cuando le lanzaba la zarpa y ella lo amenazaba con su dedito.
Orn estaba intentando cortejar a una de las vikingas que le sacaba un par de años, algo que me hizo ladear la sonrisa al pasar por su lado.
Al que no vi es a Sirius, seguí abanando hacia Ulf, nuestra frente choco mientras nos reíamos.
Me acerqué con este a la cuna de aquel crio de ojos claros que observaba todo atento pateando la cuna de madera arropada de pieles que Ulf había hecho a mano para su hijo.
-Frunce el ceño como tu -le dije echándome a reír mientras este maldecía la gracia que un día hizo su mujer.
De mi pantalón saqué un pequeño colgante, el martillo de Thor, todos mis hijos lo tenían ,se lo forje antes de su nacimiento.
-Representa pequeño Brökk no solo a nuestros dioses, al gran Thor y su poder, si no que también el coraje que necesitaras y la fuerza que ostentaras.
Lo enredé en su cuna, aquí te protegerá hasta que puedas colgarlo de tu cuello.
El padre de Giuliana se acerco, no podía estar mas henchido con su primer nieto, algo que me hizo sonreír y pensar en cierto modo en mi madre, le hubiera gustado poder conocer a mis Vástagos pero Randulf no se lo permitió.
Seguí mi camino, pregunté por Sirius y me dijeron que estaba en el exterior, así que hacia allí dirigí mis pasos hasta encontrar a la pirata y a este con los pies colgando de la balconada.
Mi sonrisa se ladeó al escucharlos hablar, los dos conectaban, se llevaban bien, supongo que porque la inocencia de mi hijo chocaba con la picaresca de Dani.
Carraspeé a sus espaldas acaparando la atención de ambos y me adentré en el balcón.
-Así que robando galletas -dije con tono severo.
La cara de mi hijo se descompuso, hasta que mi sonrisa se ensancho convirtiéndose en carcajadas.
-Me dais una -dije sin mas dejando caer mi cuerpo hasta que la espalda quedó apoyada en la reja.
Sirius me contó que Dan no le había regalado el doblón porque él podía hacer que un barco corriera como el viento.
Revolví su pelo sonriendo.
-Es cierto, estas destinado hijo a hacer grandes cosas y ni tu padre con la espada -dije mirando de medio lado a la pirata, pues había escuchado sus palabras -podría igualarte en grandeza.
Sirius reía feliz, él era un niño especial, distinto, y admito que a veces me sentía desbordado por su poder, pero bueno, yo no era de esos que se rendía.
De un tirón arranqué el martillo de mi cuello, Sirius era el único al que no pude forjarselo, pues llegó a mi con un par de años.
Los ojos del pequeño se deslizaron por el colgante.
-Es para ti hijo, te protegerá, y cuando no encuentres el norte, recuerda que los dioses te acompañan en cada viaje.
Mi padre se lo dio a madre para mi, me ha acompañado desde antes de venir al mundo y ahora es tuyo -dije atándolo a su cuello.
Sirius se abrazó a mi realmente feliz.
-puedo papa ir a enseñárselo a la tía Giuliana.
Asentí y el enano salió disparado dejándonos solos.
-¿Y bien? ¿Vas a darme esa galleta o tengo que saquear tus bolsillos pirata?
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Observó la escena entre padre e hijo y pensó que eso había sido muy emotivo, sobre todo para el joven Sirius, un niño al que le costaría encontrar su lugar y su camino dada su peculiaridad y su origen, pero había tenido mucha suerte de contar con un padre así. Chasqueó la lengua y metió la mano en el bolsillo sacando una galleta que alargó a Höor, mas cuando éste iba a cogerla retiró la mano en un rápido movimiento.
— Recuerda que los piratas no damos nada gratis.— le dio un bocado y se la lanzó riendo. Tenía más en los bolsillos, así que podían compartirlas. Le señaló los farolillos de la plaza, a juego con banderolas.— ¿De qué color son?
La pregunta podía ser extraña, pues los faroles solían ser blancos, rojos o naranjas y ella no estaba ciega. Cuando Höor le contestó que eran rojos y naranjas asintió paseando la vista por el patio donde en breve se congregaría una multitud.— Eso pensaba.— Su expresión era pensativa y aquellos ojos claros refulgían aún más en contraste a la luz del crepúsculo. Se levantó un mechón del flequillo y le señaló al conde una pequeña cicatriz en el nacimiento del pelo.
— Esto es todo lo que conservo de mi padre. Tenía siete años y mi profesor de pintura lo mandó llamar porque pinté las copas de los árboles marrones y los troncos verdes. Me gritó y me obligó a repetirlo. Volví a pintarlo mal, porque confundo los colores, pero mi padre pensó que le estaba tomando el pelo ya que no me gustaba la pintura, me soltó un bofetón tan fuerte que mi cabeza rebotó contra la esquina de la mesa.— Sonrió para si misma recordando ese momento.— Poca gente sabe que soy daltónica, porque cuando lo contaba me preguntaban si en Daltonia todos ven como yo, pensando que era una nacionalidad.— Era uno de esos chistes que había acabado por integrar en su repetorio, la mayor parte de la gente no sabía lo que significaba eso, y muchos creían que era cosa de brujería.
Ciertamente no conservaba nada de sus padres, ni una joya familiar, ni una tradición familiar que no fuera rígida y encorsetada para aparentar, ni un momento emotivo... La alta sociedad inglesa los había convertido en una familia unida exclusivamente por un apellido, un conjunto de extraños que no se profesaban cariño alguno. ¿Podían culparla por ser tan desapegada?
— El internado era un buen lugar al que regresar tras las vacaciones de Navidad. Sirius tiene suerte de tenerte, en general todos los vikingos locos tenéis suerte de tener estas tradiciones. No entendía por qué la gente vive aquí con el frío que hace, la escasa cosecha, lo mala que está la hidromiel y sin té. Pero ahora lo pillo, no es sólo el sitio, son vuestras costumbres, sois todos como familia.
La gente empezó a abandonar la casa de los Tollak, iba siendo hora de salir a la plaza a festejar, empezarían encendiendo las hogueras, los músicos estaban colocándose en una plataforma de madera para estar un poco más altos y que se les escuchara bien.
— De pequeña me atrapó la historia de Grace O'Malley, la más famosa pirata irlandesa. La leía a escondidas porque mi padre decía que eso eran chorradas. Grace quería ir de expedición con su padre a España y éste se lo negó alegando que su largo cabello pelirrojo se enredaría con las cuerdas del barco. La pequeña O'Malley se cortó el cabello como un varón y se presentó en el muelle el día de la partida. Desafió a muchos hombres en un tiempo en el que las mujeres no contaban para nada, eso no ha cambiado demasiado, al parecer.
Sus espías le contaban lo que necesitaba saber y su familia todavía vivía, su padre estaba mayor y enfermo de gota pero vivo todavía. Hacía once o doce años que no los veía y sabía que era mejor no volver a verlos. La habían repudiado por ser la vergüenza de la familia, su presencia era non grata en Wessex donde residían y tenían el Astillero y para ella el apellido Wellington le estaba vetado. Ella había despertado al mundo en un lugar más frío que Akershus, no por el clima sino por la gente y sus costumbres; el pequeño Brökk lo había hecho rodeado de calor y alegría. Despertar al mundo era duro, pero lo era más sin el amor de una familia.
— Recuerda que los piratas no damos nada gratis.— le dio un bocado y se la lanzó riendo. Tenía más en los bolsillos, así que podían compartirlas. Le señaló los farolillos de la plaza, a juego con banderolas.— ¿De qué color son?
La pregunta podía ser extraña, pues los faroles solían ser blancos, rojos o naranjas y ella no estaba ciega. Cuando Höor le contestó que eran rojos y naranjas asintió paseando la vista por el patio donde en breve se congregaría una multitud.— Eso pensaba.— Su expresión era pensativa y aquellos ojos claros refulgían aún más en contraste a la luz del crepúsculo. Se levantó un mechón del flequillo y le señaló al conde una pequeña cicatriz en el nacimiento del pelo.
— Esto es todo lo que conservo de mi padre. Tenía siete años y mi profesor de pintura lo mandó llamar porque pinté las copas de los árboles marrones y los troncos verdes. Me gritó y me obligó a repetirlo. Volví a pintarlo mal, porque confundo los colores, pero mi padre pensó que le estaba tomando el pelo ya que no me gustaba la pintura, me soltó un bofetón tan fuerte que mi cabeza rebotó contra la esquina de la mesa.— Sonrió para si misma recordando ese momento.— Poca gente sabe que soy daltónica, porque cuando lo contaba me preguntaban si en Daltonia todos ven como yo, pensando que era una nacionalidad.— Era uno de esos chistes que había acabado por integrar en su repetorio, la mayor parte de la gente no sabía lo que significaba eso, y muchos creían que era cosa de brujería.
Ciertamente no conservaba nada de sus padres, ni una joya familiar, ni una tradición familiar que no fuera rígida y encorsetada para aparentar, ni un momento emotivo... La alta sociedad inglesa los había convertido en una familia unida exclusivamente por un apellido, un conjunto de extraños que no se profesaban cariño alguno. ¿Podían culparla por ser tan desapegada?
— El internado era un buen lugar al que regresar tras las vacaciones de Navidad. Sirius tiene suerte de tenerte, en general todos los vikingos locos tenéis suerte de tener estas tradiciones. No entendía por qué la gente vive aquí con el frío que hace, la escasa cosecha, lo mala que está la hidromiel y sin té. Pero ahora lo pillo, no es sólo el sitio, son vuestras costumbres, sois todos como familia.
La gente empezó a abandonar la casa de los Tollak, iba siendo hora de salir a la plaza a festejar, empezarían encendiendo las hogueras, los músicos estaban colocándose en una plataforma de madera para estar un poco más altos y que se les escuchara bien.
— De pequeña me atrapó la historia de Grace O'Malley, la más famosa pirata irlandesa. La leía a escondidas porque mi padre decía que eso eran chorradas. Grace quería ir de expedición con su padre a España y éste se lo negó alegando que su largo cabello pelirrojo se enredaría con las cuerdas del barco. La pequeña O'Malley se cortó el cabello como un varón y se presentó en el muelle el día de la partida. Desafió a muchos hombres en un tiempo en el que las mujeres no contaban para nada, eso no ha cambiado demasiado, al parecer.
Sus espías le contaban lo que necesitaba saber y su familia todavía vivía, su padre estaba mayor y enfermo de gota pero vivo todavía. Hacía once o doce años que no los veía y sabía que era mejor no volver a verlos. La habían repudiado por ser la vergüenza de la familia, su presencia era non grata en Wessex donde residían y tenían el Astillero y para ella el apellido Wellington le estaba vetado. Ella había despertado al mundo en un lugar más frío que Akershus, no por el clima sino por la gente y sus costumbres; el pequeño Brökk lo había hecho rodeado de calor y alegría. Despertar al mundo era duro, pero lo era más sin el amor de una familia.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Escuché sus palabras mientras mordía la galleta, ciertamente podía entender el desapego que sentía por cualquier lugar, pues en parte, no se sentía pertenecer a nada y posiblemente tampoco a nadie.
No iba a juzgar a sus padres, tampoco yo el padre del mes, iba a tantas batallas que posiblemente algún día los dejara huérfanos de padre, pero hasta que eso pasara, pensaba enseñares a ser guerreros, a amar al norte, a respetar a nuestros dioses y a vivir con intensidad esta vida efímera.
A no pedir permiso, mejor pedir perdón, a luchar por lo que creen, por lo que aman, sin miedo a nada.
-Las culturas de otros lugares son complicadas de entender para mi, no entiendo porque en otras culturas se empeñan en guardar a las mujeres tras urnas de cristal como si fueran tesoros que admirar.
Mi madre era fuerte, una oráculo, como lo era mi abuela, y su madre antes que ella. Nací en Hel, luche por nacer pues mi tío trato de arrancarme de las entrañas de madre mientras me gestaba en su vientre.
Mi madre como no se si sabrás era hermana de Randulf, su obsesión, su tesoro.
Dejé escapar el aire.
-En una batalla mi padre la secuestro del templo, ella se había consagrado a los dioses como es habitual en las oráculos y mi tío que no quería que nadie la tocara se sentía dichoso por ello.
Mi padre y ella se enamoraron y de esa unión fui engendrado yo.
Pero Radulf no se rindió hasta recuperar a mi madre, así que ese colgante que le acabo de dar a Sirius es todo cuanto tengo de mi padre, nunca lo conocí, no se si murió o simplemente se olvidó de que existíamos.
Tampoco es algo que tenga importancia ahora mismo.
Mordí la galleta de nuevo y ladeé la sonrisa no dispuesto a seguir con la historia porque hasta aquí era la parte bonita, lo que viví en ese castillo fue lo que me marco y convirtió en lo que soy ahora, quizás ella aun no lo sabia pero cuando creces frente a un monstruo acabas convirtiéndote en uno.
Yo tenia ciertos dejes peligrosos, los controlaba normalmente peor en ocasiones afloraban.
-¿que hacemos aquí comiendo galletas? -pregunté divertido -creo que es original eso de ser daltonica, te hace diferente, especial, creo que ves las cosas con otro prisma y admito que tu prisma ayuda a que yo enfoque la realidad, no siempre soy fácil de llevar y creo que conmigo has tenido que sortear mas de una tormenta. Un día te tiré de Akershus, hoy te digo, que no concibo Akersus sin la pirata, o sin la bruja...
Se que algún dia te iras, se que tu hogar es la mar y no voy a retenerte, pero vayas donde vayas, espero que una parte de ti sienta que este también es tu hogar y nosotros t familia -ladeé la sonrisa -vale, que no es una familia muy normal, pero joder, al menso tenemos hidromiel y galletas.
La gente empezaba a festejar por las calles.
-¿Dejamos esto de las galletas y nos vamos a beber y a bailar frente a las hogueras?
Lund estaba fuera de misión, así que supuse que no tenia mejor plan que compartir la noche conmigo.
No iba a juzgar a sus padres, tampoco yo el padre del mes, iba a tantas batallas que posiblemente algún día los dejara huérfanos de padre, pero hasta que eso pasara, pensaba enseñares a ser guerreros, a amar al norte, a respetar a nuestros dioses y a vivir con intensidad esta vida efímera.
A no pedir permiso, mejor pedir perdón, a luchar por lo que creen, por lo que aman, sin miedo a nada.
-Las culturas de otros lugares son complicadas de entender para mi, no entiendo porque en otras culturas se empeñan en guardar a las mujeres tras urnas de cristal como si fueran tesoros que admirar.
Mi madre era fuerte, una oráculo, como lo era mi abuela, y su madre antes que ella. Nací en Hel, luche por nacer pues mi tío trato de arrancarme de las entrañas de madre mientras me gestaba en su vientre.
Mi madre como no se si sabrás era hermana de Randulf, su obsesión, su tesoro.
Dejé escapar el aire.
-En una batalla mi padre la secuestro del templo, ella se había consagrado a los dioses como es habitual en las oráculos y mi tío que no quería que nadie la tocara se sentía dichoso por ello.
Mi padre y ella se enamoraron y de esa unión fui engendrado yo.
Pero Radulf no se rindió hasta recuperar a mi madre, así que ese colgante que le acabo de dar a Sirius es todo cuanto tengo de mi padre, nunca lo conocí, no se si murió o simplemente se olvidó de que existíamos.
Tampoco es algo que tenga importancia ahora mismo.
Mordí la galleta de nuevo y ladeé la sonrisa no dispuesto a seguir con la historia porque hasta aquí era la parte bonita, lo que viví en ese castillo fue lo que me marco y convirtió en lo que soy ahora, quizás ella aun no lo sabia pero cuando creces frente a un monstruo acabas convirtiéndote en uno.
Yo tenia ciertos dejes peligrosos, los controlaba normalmente peor en ocasiones afloraban.
-¿que hacemos aquí comiendo galletas? -pregunté divertido -creo que es original eso de ser daltonica, te hace diferente, especial, creo que ves las cosas con otro prisma y admito que tu prisma ayuda a que yo enfoque la realidad, no siempre soy fácil de llevar y creo que conmigo has tenido que sortear mas de una tormenta. Un día te tiré de Akershus, hoy te digo, que no concibo Akersus sin la pirata, o sin la bruja...
Se que algún dia te iras, se que tu hogar es la mar y no voy a retenerte, pero vayas donde vayas, espero que una parte de ti sienta que este también es tu hogar y nosotros t familia -ladeé la sonrisa -vale, que no es una familia muy normal, pero joder, al menso tenemos hidromiel y galletas.
La gente empezaba a festejar por las calles.
-¿Dejamos esto de las galletas y nos vamos a beber y a bailar frente a las hogueras?
Lund estaba fuera de misión, así que supuse que no tenia mejor plan que compartir la noche conmigo.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
El país del frío y del hierro era de contrastes, era oscuro por las criaturas y las leyendas que finalmente se convertían en realidad como aquel pantano apestoso donde las bestias tenían tamaños titánicos o deformidades horrendas; por otro lado todo tenía una pureza simple y clara, sus gentes, sus rios, sus montañas. Sin embargo Londres era gris, esa niebla sibilina lo envolvía todo, la cuna del progreso y la civilización sumida entre humos y nieblas donde esconder la decadencia.
El mar había sido su hogar porque siempre había un horizonte al que mirar, un motivo por el que seguir buscando, en movimiento, sin detenerse a pensar en las piezas del puzzle que no encajaban, que faltaban. Pero de un tiempo a esta parte se preguntaba acerca de esas piezas, de su necesidad de encontrarlas y encajarlas. En Akershus había encontrado algunas respuestas que no buscaba y éstas habían abierto la caja de Pandora. Sabía quién era la pirata Danielle Morgan, pero ¿quién sería ella a partir de ahora? quién quería ser?. Giró el rostro hacia Höor con media sonrisa maliciosa pintada en el gesto.
— Tu tío ya era un acomplejado impotente por lo que veo. A ver si vas a heredar su mal gusto...— Se quedó con esa parte de que Höor no sabía que había sido de su padre. Quizás empezara a investigar por su cuenta, a ver si podía arrojar algo de luz al asunto, pero no dijo nada, porque dependiendo de lo que encontrase se lo diría o no a Cannif. Se levantaron y Danielle sopesó el bajar por las escaleras, pero eso no habría sido para nada de su estilo. Llamó a Sirius y Valeska que aparecieron al momento en la terraza.— ¿quien quiere bajar por la cuerda?.— los dos niños gritaron "yo! yo!". Agarró a la niña que pasó los brazos alrededor de su cuello y se abrazó con las piernas a su cintura.— Agárrate bien que vamos allá.
Subió a la baranda sujetándose a una cuerda que colgaba de una polea y aseguró el nudo para hacer el tope. Se agarró con ambas manos a la maroma y lió el pie para bajar más despacio, saltando al vacío con la cuerda apretada y deslizándose hasta los adoquines. Le hizo un gesto a Höor para que bajase con Sirius del mismo modo, y le dio una galleta que le quedaba a la pequeña que de inmediato fue en busca de Fiolett para contarle lo que habían hecho. Cuando el conde alcanzó tierra y dejó al pequeño correr junto a su hermana, caminaron en pos del grupo que había salido de la casa.
— Ciertamente eres un anfitrión extraño, tan pronto me pones al cargo de tus hijos como me echas con cuatro gritos de tus tierras. ¿Seguro que no eres un poco Randulf? ah! mira...ahí lo veo, tienes las mismas orejas que él...— se descojonó al decirlo, porque ella no había visto a Randulf y no sabía que pinta tenía, era sólo por hacer rabiar a Höor.— De momento la Reina Ana está de vacaciones en Akhersus sin fecha de regreso. El Imperio puede apañárselas sin nosotros.
Eso era lo máximo que podía decir, porque no podía expresar en alto que ese concepto de familia que tenían era muy tentador, el quedarse allí, echar raíces y disfrutar por una vez de esa calidez que emanaba por debajo de la puerta de los Tollak pudiera alcanzarla. Se había convencido a si misma que el mar era su medio y la libertad su bandera. Pero no se le podía olvidar que en su historia favorita, la de Grace O'Malley, la pirata se casó dos veces, con Donal O'Flagherty (Donal el Batallador) y con Richard Burke (Iron Richard) y tuvo al menos tres hijos que crió en un castillo. Cuando la edad no le permitía seguir capitaneando naves se dedicó a sus actividades revolucionarias desde su fortaleza de Galway y llegó a entrevistarse con la reina Isabel a la que habló en perfecto latín. El cambio era bueno, la evolución era necesaria, pero daba miedo porque las rutas desconocidas podían llevarte a descubrir un tesoro o a encallar y morir.
Alguien les puso un vaso en la mano y la música empezó a tocar animando un poco el trajín que ya hervía en la plaza.
El mar había sido su hogar porque siempre había un horizonte al que mirar, un motivo por el que seguir buscando, en movimiento, sin detenerse a pensar en las piezas del puzzle que no encajaban, que faltaban. Pero de un tiempo a esta parte se preguntaba acerca de esas piezas, de su necesidad de encontrarlas y encajarlas. En Akershus había encontrado algunas respuestas que no buscaba y éstas habían abierto la caja de Pandora. Sabía quién era la pirata Danielle Morgan, pero ¿quién sería ella a partir de ahora? quién quería ser?. Giró el rostro hacia Höor con media sonrisa maliciosa pintada en el gesto.
— Tu tío ya era un acomplejado impotente por lo que veo. A ver si vas a heredar su mal gusto...— Se quedó con esa parte de que Höor no sabía que había sido de su padre. Quizás empezara a investigar por su cuenta, a ver si podía arrojar algo de luz al asunto, pero no dijo nada, porque dependiendo de lo que encontrase se lo diría o no a Cannif. Se levantaron y Danielle sopesó el bajar por las escaleras, pero eso no habría sido para nada de su estilo. Llamó a Sirius y Valeska que aparecieron al momento en la terraza.— ¿quien quiere bajar por la cuerda?.— los dos niños gritaron "yo! yo!". Agarró a la niña que pasó los brazos alrededor de su cuello y se abrazó con las piernas a su cintura.— Agárrate bien que vamos allá.
Subió a la baranda sujetándose a una cuerda que colgaba de una polea y aseguró el nudo para hacer el tope. Se agarró con ambas manos a la maroma y lió el pie para bajar más despacio, saltando al vacío con la cuerda apretada y deslizándose hasta los adoquines. Le hizo un gesto a Höor para que bajase con Sirius del mismo modo, y le dio una galleta que le quedaba a la pequeña que de inmediato fue en busca de Fiolett para contarle lo que habían hecho. Cuando el conde alcanzó tierra y dejó al pequeño correr junto a su hermana, caminaron en pos del grupo que había salido de la casa.
— Ciertamente eres un anfitrión extraño, tan pronto me pones al cargo de tus hijos como me echas con cuatro gritos de tus tierras. ¿Seguro que no eres un poco Randulf? ah! mira...ahí lo veo, tienes las mismas orejas que él...— se descojonó al decirlo, porque ella no había visto a Randulf y no sabía que pinta tenía, era sólo por hacer rabiar a Höor.— De momento la Reina Ana está de vacaciones en Akhersus sin fecha de regreso. El Imperio puede apañárselas sin nosotros.
Eso era lo máximo que podía decir, porque no podía expresar en alto que ese concepto de familia que tenían era muy tentador, el quedarse allí, echar raíces y disfrutar por una vez de esa calidez que emanaba por debajo de la puerta de los Tollak pudiera alcanzarla. Se había convencido a si misma que el mar era su medio y la libertad su bandera. Pero no se le podía olvidar que en su historia favorita, la de Grace O'Malley, la pirata se casó dos veces, con Donal O'Flagherty (Donal el Batallador) y con Richard Burke (Iron Richard) y tuvo al menos tres hijos que crió en un castillo. Cuando la edad no le permitía seguir capitaneando naves se dedicó a sus actividades revolucionarias desde su fortaleza de Galway y llegó a entrevistarse con la reina Isabel a la que habló en perfecto latín. El cambio era bueno, la evolución era necesaria, pero daba miedo porque las rutas desconocidas podían llevarte a descubrir un tesoro o a encallar y morir.
Alguien les puso un vaso en la mano y la música empezó a tocar animando un poco el trajín que ya hervía en la plaza.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Nos deslizamos por la maroma, Sirius enganchado a mi cuello se reía y eso que a mitad de camino me solté cayendo sobre la tierra amortiguando la caída con las rodillas flexionadas y cara de hazaña que la hizo rodar los ojos y a mi reírme sin dejar de mirarla.
No podía culparme por exhibirme como lo hacen los pavos reales, algo que la parecer a Sirius le pareció muy divertido y salió corriendo tras sus hermanas dispuesto a contarles que habíamos saltado desde muy alto.
Enarqué una ceja cuando me dijo que era un anfitrión extraño.
-Bueno, tampoco tu eres la invitada mas normal de todas, tan pronto llegas diciéndome que has perdido a tu marido por un ataque de Ranulf, como descubro que tu eres el marido ¿no seras prima mía? -pregunté volviendo a ladear la sonrisa -lo veo, tienes mis orejas -bromeé apartándole los mechones de pelo de su rostro para fijarme.
Esquivé el manotazo mientras ella negaba sacándome la lengua y yo cazaba dos jarras de hidromiel y le acercaba una.
-No es ron, pero servirá para llevarte al catre la final de la noche- bromeé sin mas antes de dar un trago y rodear su cintura con mi brazo para tirar de ella hacia las hogueras.
-¿y bien, como baila una pirata? -le pregunté alzando una ceja un par de veces con cierta picarda.
Ulf y Giuliana bailaban frente al fuego, ella reía mientras mi amigo con cara de pervertido la miraba como si fuera lo único.
-Cuando los ves, dan cierta envidia -le dije sin pensar -supongo que porque los dos somos lobos solitarios, nos vemos con estas mismas orejas mas solos que la una con el paso del tiempo -reconocí mirándola -lo bueno es que nadie nos da sartenazos.
Di un nuevo trago volviendo a dar un trago. Sabia que ella estaba con Lund, pero sinceramente no apostaba demasiado por esa relación, conocía a mi general, no abandonaría el norte, estaba demasiado atado, sus raíces como las mías eran profundas y cuando las indefinidas vacaciones de Dani la hicieran largarse con las primeras mareas, él no lo haría con ella.
-El norte tiene algo mágico, algo que atrapa, supongo que por eso tu brújula siempre apunta hacia nosotros -apunté de forma engreída.
Apuré de un trago la jarra y vacía la dejé sobre uno de los barriles que repartidos por todas las calles estaban para que nos sirviéramos de ellos.
Tiré de su mano acercándola mas la fuego.
-Vamos pirata, enséñame ese baile que os gastáis los ingleses.
No podía culparme por exhibirme como lo hacen los pavos reales, algo que la parecer a Sirius le pareció muy divertido y salió corriendo tras sus hermanas dispuesto a contarles que habíamos saltado desde muy alto.
Enarqué una ceja cuando me dijo que era un anfitrión extraño.
-Bueno, tampoco tu eres la invitada mas normal de todas, tan pronto llegas diciéndome que has perdido a tu marido por un ataque de Ranulf, como descubro que tu eres el marido ¿no seras prima mía? -pregunté volviendo a ladear la sonrisa -lo veo, tienes mis orejas -bromeé apartándole los mechones de pelo de su rostro para fijarme.
Esquivé el manotazo mientras ella negaba sacándome la lengua y yo cazaba dos jarras de hidromiel y le acercaba una.
-No es ron, pero servirá para llevarte al catre la final de la noche- bromeé sin mas antes de dar un trago y rodear su cintura con mi brazo para tirar de ella hacia las hogueras.
-¿y bien, como baila una pirata? -le pregunté alzando una ceja un par de veces con cierta picarda.
Ulf y Giuliana bailaban frente al fuego, ella reía mientras mi amigo con cara de pervertido la miraba como si fuera lo único.
-Cuando los ves, dan cierta envidia -le dije sin pensar -supongo que porque los dos somos lobos solitarios, nos vemos con estas mismas orejas mas solos que la una con el paso del tiempo -reconocí mirándola -lo bueno es que nadie nos da sartenazos.
Di un nuevo trago volviendo a dar un trago. Sabia que ella estaba con Lund, pero sinceramente no apostaba demasiado por esa relación, conocía a mi general, no abandonaría el norte, estaba demasiado atado, sus raíces como las mías eran profundas y cuando las indefinidas vacaciones de Dani la hicieran largarse con las primeras mareas, él no lo haría con ella.
-El norte tiene algo mágico, algo que atrapa, supongo que por eso tu brújula siempre apunta hacia nosotros -apunté de forma engreída.
Apuré de un trago la jarra y vacía la dejé sobre uno de los barriles que repartidos por todas las calles estaban para que nos sirviéramos de ellos.
Tiré de su mano acercándola mas la fuego.
-Vamos pirata, enséñame ese baile que os gastáis los ingleses.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
— Oh, pues ya sabes el dicho, que cuanto más primo, más me arrimo.— le guiñó el ojo al conde, que tenía la sana costumbre de tirale la caña a todo lo que se menease, pero lo cierto es que se reía mucho con sus tonterías y las de Ulf.— Lo que realmente me da envidia es ese pelazo rubio que se gastan ambos, si lo tuviera no se me verían las orejas randulfianas que me delatan como prima tuya.— le dio un puñetazo en el brazo y riendose le dio un trago a la jarra.
Los músicos ya estaban tocando una canción animada y la gente se empezaba a emparejar o a buscar a alguien a quien poder magrear porque a veces ambas cosas iban de la mano. Empezó a dar pasos rápidos arrastrando a Höor a un baile tipo polka girando y pateando el suelo alegremente. De vez en cuando giraba sobre si misma y el vikingo la recogía al volver, danzaban como tantos otros frente a una hoguera donde estaban asando espetos de carne, un cochino ensartado y dando vueltas, un venado troceado sobre parrillas que descansaban en ascuas candentes, y la gente dando palmas y siguiendo el ritmo.
— Bailas como un pirata borracho!! eres sordo de los dos pies? jajajaja.— rió cuando tropezaron alguna que otra vez o cuando se pisaron mutuamente, parecían dos adolescentes inexpertos en vez de dos adultos hechos y derechos que sabían cómo hacer para no caer en el ridículo. Pero la cosa es que hacía mucho tiempo que no se divertían, al menos no así, de esa forma, estando cómodos para hacer el chorra sin temer las consecuencias. La música cambió y tocaron una más lenta, iba a decirle al conde que mucho cuidadito con frotarse porque le podía cortar la mano y lo que no era la mano, pero notó que alguien le tocaba en la espalda. Orn le estaba pidiendo un baile. ¿En serio? si apenas le llegaba a la altura del pecho...¡Oh! eso era. Sonrió y le hizo una reverencia al crío y le aceptó el baile.
— ¿lo ves Cannif? aprende de los jóvenes, tú ya estás mayor. Asi se conquista a una dama.
La música empezó y Orn colocó la mano en su trasero, la pirata se la subió para que la recolocara en la cintura que era el lugar correcto, pero el enano era más listo que todas las cosas y la volvió a bajar al momento.
— Ni se te ocurra!! vuelve a bajarla a mi culo y te la corto con mi sable ¿queda claro?.— se lo dijo con una sonrisa contenida en la cara y Orn asintió gravemente tratando de bailar con Danielle una canción lenta. Ésta miro a Höor sonriendo y encogiéndose de hombros.
Los músicos ya estaban tocando una canción animada y la gente se empezaba a emparejar o a buscar a alguien a quien poder magrear porque a veces ambas cosas iban de la mano. Empezó a dar pasos rápidos arrastrando a Höor a un baile tipo polka girando y pateando el suelo alegremente. De vez en cuando giraba sobre si misma y el vikingo la recogía al volver, danzaban como tantos otros frente a una hoguera donde estaban asando espetos de carne, un cochino ensartado y dando vueltas, un venado troceado sobre parrillas que descansaban en ascuas candentes, y la gente dando palmas y siguiendo el ritmo.
— Bailas como un pirata borracho!! eres sordo de los dos pies? jajajaja.— rió cuando tropezaron alguna que otra vez o cuando se pisaron mutuamente, parecían dos adolescentes inexpertos en vez de dos adultos hechos y derechos que sabían cómo hacer para no caer en el ridículo. Pero la cosa es que hacía mucho tiempo que no se divertían, al menos no así, de esa forma, estando cómodos para hacer el chorra sin temer las consecuencias. La música cambió y tocaron una más lenta, iba a decirle al conde que mucho cuidadito con frotarse porque le podía cortar la mano y lo que no era la mano, pero notó que alguien le tocaba en la espalda. Orn le estaba pidiendo un baile. ¿En serio? si apenas le llegaba a la altura del pecho...¡Oh! eso era. Sonrió y le hizo una reverencia al crío y le aceptó el baile.
— ¿lo ves Cannif? aprende de los jóvenes, tú ya estás mayor. Asi se conquista a una dama.
La música empezó y Orn colocó la mano en su trasero, la pirata se la subió para que la recolocara en la cintura que era el lugar correcto, pero el enano era más listo que todas las cosas y la volvió a bajar al momento.
— Ni se te ocurra!! vuelve a bajarla a mi culo y te la corto con mi sable ¿queda claro?.— se lo dijo con una sonrisa contenida en la cara y Orn asintió gravemente tratando de bailar con Danielle una canción lenta. Ésta miro a Höor sonriendo y encogiéndose de hombros.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
Dani y yo estábamos pasándolo bien, nos reíamos bailando. La verdad es que el ritmo no acompañaba a esa mujer, aunque ella me culpaba a mi de los pisotones.¡ Por Odin que yo aprendí distintos bailes de salón! Mi madre se empeñó en que mi educación fuera digna del titulo que ostentaría, uno de esos contrasentidos porque mientras me molían a palos en el patio de armas y me enviaban a la muerte en las misiones mas complicadas, regresaba y bailaba.
Cosas de mujeres supongo.
-Ya estas borracha -le pregunté con picarda a Dani, o es que buscas caer entre mis brazos -bromeé lanzandole un bocado mientras me llevaba un puñetazo en el hombro y ambos reíamos.
La música empezó mas lenta.
-Ahora si voy a poder mostrarte mis dotes -ella enarcó una ceja ante mi obsceno gesto de entrepierna mientras negaba burlona con la cabeza.
Atrapé su cintura con mi diestra y antes de que posara su mano sobre la mía, mi hijo Orn golpeaba su omóplato con la mano pidiéndole un baile.
Esta vez fui yo el que plantado enarque una ceja ante la risa de Dani que se reía de la cara de pazguato que se me había quedado.
-¡Ya no hay respeto ni por los viejos! -dije entre bufidos mientras veía a mi hijo intentar meter mano a la pirata, algo que me hizo reír a carcajadas mientras ella fruncía el ceño levantandole la mano cada vez que el avispado chaval la bajaba.
Cuando creí suficiente tiré de la oreja de mi hijo para que me dejara sustituirlo.
-Vete por ahí a ligar con chicas de tu edad -le señale un grupo de tres que lo miraban -esas por ejemplo y deja el apellido bien alto -bromeé antes de darle una patada en el trasero para que se largara mientras él se reía.
Atrapé ahora si la cintura de la pirata y su mano acarició la mía al posarse despacio, fingí bajar la mano como hacia mi hijo ladeando la sonrisa de forma traviesa, lo que me hizo llevarme un manotazo que nos hizo explotar en carcajadas.
-Hay que aprender de las nuevas generaciones, me has dicho que así se conquista a una dama - me excuse, mientras nos movíamos frente a las hogueras.
-¿Y bien pirata? ¿de que color soy?
Puede que la pregunta fuera absurda, pero ya le había dicho que me gustaba su modo de ver las cosas, tan distinto al mio, no tanto el como las hacia.
Quería saber que era eso que tanto la molestaba de mi, porque era obvio que siempre andábamos enganchados de alguna u otra manera.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Morgan puso una mueca divertida, le había dejado a huevo la respuesta para esa pregunta.
— Verde, Cannif!! eres un viejo verde como no podía ser de otro modo!! jajajajaja.
Eso dicho por parte de una daltónica era todo un progreso, porque normalmente el verde y el marrón eran los colores que más confundía, a sus ojos ambos casi grisáceos y no los distinguía.
— Pero también rojo, como la sangre que derramas por los tuyos, por esta tierra. Eres ambos, Höor. Quizás ese sea el motivo por el cual aprecio tanto el mar, porque el azul y el amarillo son los dos únicos colores que veo tal cual son. Siempre sé que esperarme del azul del océano o del amarillo del sol, pero nunca sé si el rojo o el verde me van a dar el cambiazo.
Esas palabras estaban cargadas de dobles significados, pero sabía que Höor no era tan bárbaro como pretendía parecer y las había entendido, no en vano se había criado en una corte y se había casado en París con una dama cuyas armas eran las palabras.
— Dicen que lo de los colores es algo complejo, que las cosas en si no tiene un color, que eso depende de cómo refleja la luz en ella. En las cosas que vemos negras no hay luz, la absorbe toda, y tu cabeza es más negra que las alas de un cuervo, así que...tu cabeza absorbe la luz de alrededor. ¿Eres un angelito? cualquier dia te sale corona...jajajaja. Y luego también depende de nuestros ojos, los míos son defectuosos y lo veo todo distinto, por eso no sabes qué esperar de mi. ¿Me equivoco? Hey! no importa, puedes decirlo, soy defectuosa, lo tengo asumido.
Bailaban conversando, esta vez a pesar de sus diferencias podía hablar del tema tranquilamente sin lanzarse cosas ni gritarse.
— Que no vea ciertos colores no significa que no vea muchas otras cosas, pero supongo que prefiero quedarme a un lado, porque aqui tenéis la pintoresca y nada agradable costumbre de sacarle los pulmones por las costillas a quienes no lo ven igual...— evidentemente Höor no sentenciaba a muerte a quien discrepase con él, pero era una clara referencia a su cabezonería y a lo obstinados que eran los norteños. Tan sólo estaba haciendo gala de su humor negro, esa vena británica que de vez en cuando le salía.— ¿Crees que no veo lo que te pasa cuando te quitas la armadura? ¿Crees que sólo veo al héroe que todo lo puede y que todos aclaman? no soy tan inmadura. Pero tampoco tengo complejo de hermanita de la caridad, acarreas el peso que tú mismo te impones, y podría ser menor, pero como terco cabezota que eres, pues te empeñas en llevarlo a toda costa. Y sinceramente, no me gusta discutir, estoy acostumbrada a dar órdenes, no a recibirlas, así que disculpame si no te sigo la corriente cuando te empeñas en hacer las cosas difíciles.
— Verde, Cannif!! eres un viejo verde como no podía ser de otro modo!! jajajajaja.
Eso dicho por parte de una daltónica era todo un progreso, porque normalmente el verde y el marrón eran los colores que más confundía, a sus ojos ambos casi grisáceos y no los distinguía.
— Pero también rojo, como la sangre que derramas por los tuyos, por esta tierra. Eres ambos, Höor. Quizás ese sea el motivo por el cual aprecio tanto el mar, porque el azul y el amarillo son los dos únicos colores que veo tal cual son. Siempre sé que esperarme del azul del océano o del amarillo del sol, pero nunca sé si el rojo o el verde me van a dar el cambiazo.
Esas palabras estaban cargadas de dobles significados, pero sabía que Höor no era tan bárbaro como pretendía parecer y las había entendido, no en vano se había criado en una corte y se había casado en París con una dama cuyas armas eran las palabras.
— Dicen que lo de los colores es algo complejo, que las cosas en si no tiene un color, que eso depende de cómo refleja la luz en ella. En las cosas que vemos negras no hay luz, la absorbe toda, y tu cabeza es más negra que las alas de un cuervo, así que...tu cabeza absorbe la luz de alrededor. ¿Eres un angelito? cualquier dia te sale corona...jajajaja. Y luego también depende de nuestros ojos, los míos son defectuosos y lo veo todo distinto, por eso no sabes qué esperar de mi. ¿Me equivoco? Hey! no importa, puedes decirlo, soy defectuosa, lo tengo asumido.
Bailaban conversando, esta vez a pesar de sus diferencias podía hablar del tema tranquilamente sin lanzarse cosas ni gritarse.
— Que no vea ciertos colores no significa que no vea muchas otras cosas, pero supongo que prefiero quedarme a un lado, porque aqui tenéis la pintoresca y nada agradable costumbre de sacarle los pulmones por las costillas a quienes no lo ven igual...— evidentemente Höor no sentenciaba a muerte a quien discrepase con él, pero era una clara referencia a su cabezonería y a lo obstinados que eran los norteños. Tan sólo estaba haciendo gala de su humor negro, esa vena británica que de vez en cuando le salía.— ¿Crees que no veo lo que te pasa cuando te quitas la armadura? ¿Crees que sólo veo al héroe que todo lo puede y que todos aclaman? no soy tan inmadura. Pero tampoco tengo complejo de hermanita de la caridad, acarreas el peso que tú mismo te impones, y podría ser menor, pero como terco cabezota que eres, pues te empeñas en llevarlo a toda costa. Y sinceramente, no me gusta discutir, estoy acostumbrada a dar órdenes, no a recibirlas, así que disculpame si no te sigo la corriente cuando te empeñas en hacer las cosas difíciles.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
Me eche a reír a carcajadas, épica, había estado hábil y no podía negar la evidencia cuando mi mano bajaba por su trasero.
-Así que verde -bromeé sin poder dejar de reírme.
Escuche sus siguientes palabras todas ellas cargadas de dobles sentidos, no era tan burdo como para no ser capaz de entenderlos.
-No tengo dobleces capitán, soy lo que ves, verde y rojo por igual. No soy un barbato, al menos, no solo un bárbaro, pero me siento mejor entre ellos que parlamentando con la corte. Gano mis batallas con el acero en la mano y no dando ordenes desde un trono de hierro. Moriré con mis hombres y lo haré con ese honor y valores que tu detestas y yo ostento.
Se que no es exactamente lo que esperas de mi, que te gustaría mas lidiar con alguien que saqueara sin parar, podríamos discutir menos, pero pienso que de hacer eso como antaño hacían los míos, tendría un ejercito de barcos en mis costas.
Pido a mi gente que muera por la causa de un norte libre, no pienso malgastar una vida en una guerra que no les corresponde y se que no me entiendes, que crees que soy terco, obstinado y tienes razón, pero soy así Dani y estoy algo viejo para cambiar ¿no crees? -pregunté ladeando la sonrisa.
Sus siguientes palabras me hicieron pensar, me relamí los labios sin dejar de danzar con ella entre mis brazos, un baile lento, mas parecido al que bailaría en la corte que frente a los fuegos norteños.
-El problema no es que estés defectuosa, yo te veo con nitidez. Veo que te sientes mas cómoda en la mar que en tierra, veo que no eres de quedarte anclada mucho tiempo al mismo puerto y sinceramente creo que lo tuyo con Lund solo será un pasatiempo. Creo que el mar es tu hogar como el mio es Akershus y por experiencia se lo que es sentirte lejos.
Mi esposa nunca se hizo la norte, me costó darme cuenta de que solo aprisionaba un pájaro en una jaula que por bella que para mi fuera, para ella era solo Hel, helado , plagado de tradiciones que no entendía y de bárbaros que no había elegido. No volveré a cometer dos veces el mismo error.
Mis palabras también estaban cargadas de doble intención y quizás habían sido demasiado directas, pero así eramos los norteños a fin de cuentas.
Pero si algo me hizo alzar la mirada y clavar los pies en el suelo como si me hubiera descubierto, creo que incluso desencaje el rostro por unos segundos antes de recomponerlo en la altivez que me caracterizaba frente al resto, fue cuando dijo que sabia que me pasaba al quitarme la armadura.
Pesaba y no porque fuera de placas, porque sobre mi recaía una responsabilidad que en ocasiones me quebraba, pero no podía mostrar eso, de hacerlo, los míos se derrumbarían. Era la esperanza ..pero también solo un hombre que en ocasiones se hastiaba de todo, que bufaba, y que herido necesitaba algo mas que un lecho vació.
No hubo respuesta a aquello, quizás porque no me sentía preparado para hablar de ello.
Era algo que ni siquiera hablaba con Ulf, él, no veía al hombre tras la armadura, todos obedecían con fe ciega, todos menos ella.
-Partiré pronto hacia Inglaterra -cambié de tema -voy a hablar oc la reina, hay modos de conseguir armas sin robarlas -apunté curvando mis labios con picardia
-Así que verde -bromeé sin poder dejar de reírme.
Escuche sus siguientes palabras todas ellas cargadas de dobles sentidos, no era tan burdo como para no ser capaz de entenderlos.
-No tengo dobleces capitán, soy lo que ves, verde y rojo por igual. No soy un barbato, al menos, no solo un bárbaro, pero me siento mejor entre ellos que parlamentando con la corte. Gano mis batallas con el acero en la mano y no dando ordenes desde un trono de hierro. Moriré con mis hombres y lo haré con ese honor y valores que tu detestas y yo ostento.
Se que no es exactamente lo que esperas de mi, que te gustaría mas lidiar con alguien que saqueara sin parar, podríamos discutir menos, pero pienso que de hacer eso como antaño hacían los míos, tendría un ejercito de barcos en mis costas.
Pido a mi gente que muera por la causa de un norte libre, no pienso malgastar una vida en una guerra que no les corresponde y se que no me entiendes, que crees que soy terco, obstinado y tienes razón, pero soy así Dani y estoy algo viejo para cambiar ¿no crees? -pregunté ladeando la sonrisa.
Sus siguientes palabras me hicieron pensar, me relamí los labios sin dejar de danzar con ella entre mis brazos, un baile lento, mas parecido al que bailaría en la corte que frente a los fuegos norteños.
-El problema no es que estés defectuosa, yo te veo con nitidez. Veo que te sientes mas cómoda en la mar que en tierra, veo que no eres de quedarte anclada mucho tiempo al mismo puerto y sinceramente creo que lo tuyo con Lund solo será un pasatiempo. Creo que el mar es tu hogar como el mio es Akershus y por experiencia se lo que es sentirte lejos.
Mi esposa nunca se hizo la norte, me costó darme cuenta de que solo aprisionaba un pájaro en una jaula que por bella que para mi fuera, para ella era solo Hel, helado , plagado de tradiciones que no entendía y de bárbaros que no había elegido. No volveré a cometer dos veces el mismo error.
Mis palabras también estaban cargadas de doble intención y quizás habían sido demasiado directas, pero así eramos los norteños a fin de cuentas.
Pero si algo me hizo alzar la mirada y clavar los pies en el suelo como si me hubiera descubierto, creo que incluso desencaje el rostro por unos segundos antes de recomponerlo en la altivez que me caracterizaba frente al resto, fue cuando dijo que sabia que me pasaba al quitarme la armadura.
Pesaba y no porque fuera de placas, porque sobre mi recaía una responsabilidad que en ocasiones me quebraba, pero no podía mostrar eso, de hacerlo, los míos se derrumbarían. Era la esperanza ..pero también solo un hombre que en ocasiones se hastiaba de todo, que bufaba, y que herido necesitaba algo mas que un lecho vació.
No hubo respuesta a aquello, quizás porque no me sentía preparado para hablar de ello.
Era algo que ni siquiera hablaba con Ulf, él, no veía al hombre tras la armadura, todos obedecían con fe ciega, todos menos ella.
-Partiré pronto hacia Inglaterra -cambié de tema -voy a hablar oc la reina, hay modos de conseguir armas sin robarlas -apunté curvando mis labios con picardia
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
Los valores del norte...esa bonita palabrería tan poco práctica que caldeaba el corazón. Idealistas. ¿Pero acaso no lo había sido también ella en algun momento?
— Entiendo vuestros valores, en serio. Sólo que no los comparto, o al menos... no todavía. Lo que quiero decir con esto es que algun día yo también pensé que tenía el mundo a mis pies, que la libertad era la fragua donde forjaba mi coraje... pero pequé de ingenua y la vida me devolvió mucha bilis para tragar. No me he quedado en Akershus porque sea el negocio más rentable, ni siquiera porque pienso que hacer alguna buena obra vaya a purificar mi conciencia tras una vida de saqueo.
Desvió los ojos unos segundos hacia el fuego ordenando sus palabras. No era una mujer simple, las horas mirando al horizonte daban para pensar mucho y el capitán Morgan no era buen capitán por sus músculos sino por su talento e ingenio. Miró de nuevo a los ojos del moreno, ese que seguía siempre una linea recta hacia su querido Norte.
— Me quedo porque realmente creo en vuestra causa, pero sobre todo porque sois unos bárbaros salvajes, fuerza bruta, puro instinto y corazón... y necesitáis a alguien que os de una colleja y os enseñe estrategia. Todo es cuestión de equilibrio, la fuerza necesita al ingenio, el fuego al agua...nadie me había necesitado antes de ese modo y no sé muy bien si sabré estar a la altura de esa responsabilidad.— Uy, esa era una confesión que se le había escapado. Danielle era orgullosa, ¿como no serlo si era británica y se creían el puto ombligo del mundo?, así que había una parte de miedo a decepcionar, porque ser pirata era fácil, eran los malos, nadie esperaba nada de ellos. Ser el héroe era otra cosa.— Quiero decir que...mis hombres me necesitan, pero vamos a nuestro aire, saqueamos, obtenemos ganancias...pero vosotros estáis escribiendo una nueva página en la Historia. Lo que yo pueda hacer quizás marque una diferencia, quizás ayude a que esa página termine bien, y eso es algo muy grande. Yo sólo soy una egoista embaucadora y a veces me pregunto qué leches hago aquí.
El comentario sobre Lund le arrancó una risa.— Ah! sí, eso. El amor, la otra gran causa de sufrimiento y miseria o bien la mayor causa de estupideces del mundo. No dejaré el mar por un hombre, ni le pediré a ninguno que deje su hogar por mi. Creo firmemente en que para que una sociedad funcione debe ir al 50%, por tanto no es justo que uno renuncia a todo a favor del otro...en eso ya tengo experiencia. Pero de la misma forma, si dos personas son tal para cual, no habrá barreras que los separe, encontrarán el modo de tenerlo todo. Es como esos circenses que mantienen en el aire cinco o seis pelotas y cuando parece imposible, ponen otra más y consiguen mantenerlas volando sin que se caigan. ¿Complicado? Mucho. Pero no todos somos simples ¿no crees?
Notó el cambio de tema de Höor y sonrió para sus adentros, había rascado el hueso como buen perro de presa que era. No lo mortificaría más, no era el momento de tensar la cuerda, para una vez que podían hablar sin tapujos y sin tirarse cosas a la cabeza.
— Su Graciosa Majestad es bastante benévola, o de lo contrario no conservaría a la Reina Ana. ¿Quieres que te acompañe?
— Entiendo vuestros valores, en serio. Sólo que no los comparto, o al menos... no todavía. Lo que quiero decir con esto es que algun día yo también pensé que tenía el mundo a mis pies, que la libertad era la fragua donde forjaba mi coraje... pero pequé de ingenua y la vida me devolvió mucha bilis para tragar. No me he quedado en Akershus porque sea el negocio más rentable, ni siquiera porque pienso que hacer alguna buena obra vaya a purificar mi conciencia tras una vida de saqueo.
Desvió los ojos unos segundos hacia el fuego ordenando sus palabras. No era una mujer simple, las horas mirando al horizonte daban para pensar mucho y el capitán Morgan no era buen capitán por sus músculos sino por su talento e ingenio. Miró de nuevo a los ojos del moreno, ese que seguía siempre una linea recta hacia su querido Norte.
— Me quedo porque realmente creo en vuestra causa, pero sobre todo porque sois unos bárbaros salvajes, fuerza bruta, puro instinto y corazón... y necesitáis a alguien que os de una colleja y os enseñe estrategia. Todo es cuestión de equilibrio, la fuerza necesita al ingenio, el fuego al agua...nadie me había necesitado antes de ese modo y no sé muy bien si sabré estar a la altura de esa responsabilidad.— Uy, esa era una confesión que se le había escapado. Danielle era orgullosa, ¿como no serlo si era británica y se creían el puto ombligo del mundo?, así que había una parte de miedo a decepcionar, porque ser pirata era fácil, eran los malos, nadie esperaba nada de ellos. Ser el héroe era otra cosa.— Quiero decir que...mis hombres me necesitan, pero vamos a nuestro aire, saqueamos, obtenemos ganancias...pero vosotros estáis escribiendo una nueva página en la Historia. Lo que yo pueda hacer quizás marque una diferencia, quizás ayude a que esa página termine bien, y eso es algo muy grande. Yo sólo soy una egoista embaucadora y a veces me pregunto qué leches hago aquí.
El comentario sobre Lund le arrancó una risa.— Ah! sí, eso. El amor, la otra gran causa de sufrimiento y miseria o bien la mayor causa de estupideces del mundo. No dejaré el mar por un hombre, ni le pediré a ninguno que deje su hogar por mi. Creo firmemente en que para que una sociedad funcione debe ir al 50%, por tanto no es justo que uno renuncia a todo a favor del otro...en eso ya tengo experiencia. Pero de la misma forma, si dos personas son tal para cual, no habrá barreras que los separe, encontrarán el modo de tenerlo todo. Es como esos circenses que mantienen en el aire cinco o seis pelotas y cuando parece imposible, ponen otra más y consiguen mantenerlas volando sin que se caigan. ¿Complicado? Mucho. Pero no todos somos simples ¿no crees?
Notó el cambio de tema de Höor y sonrió para sus adentros, había rascado el hueso como buen perro de presa que era. No lo mortificaría más, no era el momento de tensar la cuerda, para una vez que podían hablar sin tapujos y sin tirarse cosas a la cabeza.
— Su Graciosa Majestad es bastante benévola, o de lo contrario no conservaría a la Reina Ana. ¿Quieres que te acompañe?
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
Ladeé la sonrisa al escuchar hablar de Lena, al menos así era como yo la conocía, aunque su nombre era bastante mas largo, de esos que dan solemnidad y otras tantas payasadas que se hacen en la corte y que queda como muy épico cuando el de la trompeta la anuncia en cualquier evento.
-Conozco a la reina de Inglaterra desde niño -Medité bien exactamente como contarle, sin contarle, pues había una parte de mi de la que tampoco solía hablar con nadie, seguramente porque dar lastima distaba mucho de ser mi fuerte.
-Madre era oráculo, así que ademas de ser la condesa de los Países bajos, titulo que ahora yo ostento, entabló una buena amistad con la nobleza inglesa.
La madre de Lena ,requería sus servicios y aunque por ese entonces ella no gozaba ya del poder de la profecía, si que era acompañada por una joven del templo que adivinaba las cosas por ella.
Hice un silencio antes de proseguir encontrando las palabras adecuadas.
-A mi madre le gustaba pasar allí temporadas mas menos largas, así que trataba de llevarme con ella siempre que Randulf se lo permitía.
Omití que madre me llevaba porque malherido pensaba que Randlf me mataría y ese era el único modo de salvar a su hijo de las torturas a las que en el patio de armas era sometido.
-Así que entablé amistad con vuestra reina, en aquel entonces eramos unos niños del mismo estatus, así que jugábamos juntos, nos divertíamos. No vimos de adolescentes un par de veces mas, pero a mi la guerra me reclamaba demasiado a menudo ,así que las visitas se fueron espaciando hasta que directamente desaparecieron.
Pillé una jarra para darle un trago relamiendome después los labios. Nos habíamos quedado casi quietos abducidos por la conversación ,aunque mi mano seguía en su cintura y la suya en mi hombro
-Ella hace poco que ha ascendido al trono ,estoy seguro que necesitara aliados y yo necesito armas, así que..supongo que de algún modo esta reunión nos puede beneficiar a ambos.
Se que no voy a encontrarme con esa niña que fue, ella ahora es una reina, así que no te preocupes, mantendré mis modales -bromeé guiñándole un ojo.
Ladeé la sonrisa.
-¿Llevarme? ¿Os preocupa mi seguridad en tierras inglesas? -pregunté divertido dándole una vuelta antes de hacerla caer nuevamente entre mis brazos.
-Conozco a la reina de Inglaterra desde niño -Medité bien exactamente como contarle, sin contarle, pues había una parte de mi de la que tampoco solía hablar con nadie, seguramente porque dar lastima distaba mucho de ser mi fuerte.
-Madre era oráculo, así que ademas de ser la condesa de los Países bajos, titulo que ahora yo ostento, entabló una buena amistad con la nobleza inglesa.
La madre de Lena ,requería sus servicios y aunque por ese entonces ella no gozaba ya del poder de la profecía, si que era acompañada por una joven del templo que adivinaba las cosas por ella.
Hice un silencio antes de proseguir encontrando las palabras adecuadas.
-A mi madre le gustaba pasar allí temporadas mas menos largas, así que trataba de llevarme con ella siempre que Randulf se lo permitía.
Omití que madre me llevaba porque malherido pensaba que Randlf me mataría y ese era el único modo de salvar a su hijo de las torturas a las que en el patio de armas era sometido.
-Así que entablé amistad con vuestra reina, en aquel entonces eramos unos niños del mismo estatus, así que jugábamos juntos, nos divertíamos. No vimos de adolescentes un par de veces mas, pero a mi la guerra me reclamaba demasiado a menudo ,así que las visitas se fueron espaciando hasta que directamente desaparecieron.
Pillé una jarra para darle un trago relamiendome después los labios. Nos habíamos quedado casi quietos abducidos por la conversación ,aunque mi mano seguía en su cintura y la suya en mi hombro
-Ella hace poco que ha ascendido al trono ,estoy seguro que necesitara aliados y yo necesito armas, así que..supongo que de algún modo esta reunión nos puede beneficiar a ambos.
Se que no voy a encontrarme con esa niña que fue, ella ahora es una reina, así que no te preocupes, mantendré mis modales -bromeé guiñándole un ojo.
Ladeé la sonrisa.
-¿Llevarme? ¿Os preocupa mi seguridad en tierras inglesas? -pregunté divertido dándole una vuelta antes de hacerla caer nuevamente entre mis brazos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
— No, lo que me preocupa es la segurida de Inglaterra cuando tú vayas.— soltó una carcajada, menudos eran los Cannif, una panda de salvajes.— Los británicos tenemos una extraña fijación con nuestra monarquía, y yo sinceramente no puedo hacer otra cosa que agradecerle a tu amiga que haga la vista gorda con las patentes de Corso. Supongo que a estas alturas alguien sabrá que el capitán Morgan es una mujer, pero no me han pedido que devuelva mi patente.
Esa visita podía ser fructífera para Höor, sin duda. A fin de cuentas las islas británicas eran el territorio más cercano que compartían por mar. Los ingleses tenían un imperio naval y habían sido dueños de muchas colonias, incluida Norteamérica hasta que ésta se separó de Inglaterra a finales del siglo XVIII, aunque seguían comerciando a lo largo y ancho del planeta tanto con la India como las colonias asiáticas o americanas.
— Aliados...eso siempre viene bien tenerlos. ¿Tendré que enseñarte a tomar el té? mañana mismo, después de comer, en vez de roncar como un gorrino en un cenagal, te recordaré las normas del té, no lo subestimes, es sagrado para nosotros.
Se lo dijo en clave de broma, pero si Höor conseguía al menos no ofender a su Majestad conociendo mejor las costumbres, ya sería algo más positivo. Que alguien haga el esfuerzo de adaptarse a tus costumbres siempre es de agradecer, y aunque ya se conocieran, sería una sopresa agradable.
La gente seguía bailando y comiendo, las jarras pasaban de mano en mano y la verdad es que hacía tiempo que no se divertía así, relajadamente. Seguramente aquello se torciese de alguna manera, porque siempre sucedía algo pero mientras durase...
— Acabo de recordar que tengo algo para ti, pero está en el barco. ¿Me acompañas? será sólo un momento.
Enfilaron calle abajo hacia el puerto, metió las manos en sus bolsillos, empezaba a refrescar, ajenos a lo que sucedería arriba en plaza cuando Freya entró en trance, bajaron hasta el espigón charlando.
— En realidad es una mala excusa para violarte y amordazarte, no quería hacerlo delante de tus hijos, es que estoy practicando para ser una bárbara saqueadora...jajajaja.
Subieron a bordo de la Reina Ana y Danielle bajó hasta la bodega donde le enseñó a Höor unas cajas perfectamente cerradas con clavos. Cogió una palanca e hizo fuerza para levantar la tapa, habían regresado de una incursión en el mar del norte para interceptar un barco de suministros de Randulf. La tapa cayó al suelo de madera y tras extraer unos puñados de paja quedó al descubierto lo que transportaban: unos jarrones de cerámica, tinajas llenas de aceite al parecer. Sacó una, parecía bastante vulgar y corriente y la dejó caer, la jarra se rompió en pedazos y sobre el suelo se vislumbraron algunas piedras cristalinas. Danielle las recogió y las colocó sobre la mano de Höor, eran diamantes.
— Randulf se cree muy listo, cree que camuflando las piedras preciosas en estos recipientes pasaríamos de esta carga, que iríamos directos a por los barriles de hidromiel o las sedas, pero no contaba con que tenemos ojos y oídos en todas partes. Esto le va a doler.— Limpió un rubí en la tela de su casaca, frotándolo, y se lo entregó a Höor.— Ahora ya puedes decir que una mujer te ha regalado joyas, una esmeralda... o un rubí, o lo que quiera que sea esto, no distingo su color, pero si te hace ilusión, espera que te diré todas esas frases típicas... tómalo, hace juego con tus ojos.— se rió al decirlo porque la verdad es que no veía una mierda, para ella era a mitad color entre pardo y gris.
Esa visita podía ser fructífera para Höor, sin duda. A fin de cuentas las islas británicas eran el territorio más cercano que compartían por mar. Los ingleses tenían un imperio naval y habían sido dueños de muchas colonias, incluida Norteamérica hasta que ésta se separó de Inglaterra a finales del siglo XVIII, aunque seguían comerciando a lo largo y ancho del planeta tanto con la India como las colonias asiáticas o americanas.
— Aliados...eso siempre viene bien tenerlos. ¿Tendré que enseñarte a tomar el té? mañana mismo, después de comer, en vez de roncar como un gorrino en un cenagal, te recordaré las normas del té, no lo subestimes, es sagrado para nosotros.
Se lo dijo en clave de broma, pero si Höor conseguía al menos no ofender a su Majestad conociendo mejor las costumbres, ya sería algo más positivo. Que alguien haga el esfuerzo de adaptarse a tus costumbres siempre es de agradecer, y aunque ya se conocieran, sería una sopresa agradable.
La gente seguía bailando y comiendo, las jarras pasaban de mano en mano y la verdad es que hacía tiempo que no se divertía así, relajadamente. Seguramente aquello se torciese de alguna manera, porque siempre sucedía algo pero mientras durase...
— Acabo de recordar que tengo algo para ti, pero está en el barco. ¿Me acompañas? será sólo un momento.
Enfilaron calle abajo hacia el puerto, metió las manos en sus bolsillos, empezaba a refrescar, ajenos a lo que sucedería arriba en plaza cuando Freya entró en trance, bajaron hasta el espigón charlando.
— En realidad es una mala excusa para violarte y amordazarte, no quería hacerlo delante de tus hijos, es que estoy practicando para ser una bárbara saqueadora...jajajaja.
Subieron a bordo de la Reina Ana y Danielle bajó hasta la bodega donde le enseñó a Höor unas cajas perfectamente cerradas con clavos. Cogió una palanca e hizo fuerza para levantar la tapa, habían regresado de una incursión en el mar del norte para interceptar un barco de suministros de Randulf. La tapa cayó al suelo de madera y tras extraer unos puñados de paja quedó al descubierto lo que transportaban: unos jarrones de cerámica, tinajas llenas de aceite al parecer. Sacó una, parecía bastante vulgar y corriente y la dejó caer, la jarra se rompió en pedazos y sobre el suelo se vislumbraron algunas piedras cristalinas. Danielle las recogió y las colocó sobre la mano de Höor, eran diamantes.
— Randulf se cree muy listo, cree que camuflando las piedras preciosas en estos recipientes pasaríamos de esta carga, que iríamos directos a por los barriles de hidromiel o las sedas, pero no contaba con que tenemos ojos y oídos en todas partes. Esto le va a doler.— Limpió un rubí en la tela de su casaca, frotándolo, y se lo entregó a Höor.— Ahora ya puedes decir que una mujer te ha regalado joyas, una esmeralda... o un rubí, o lo que quiera que sea esto, no distingo su color, pero si te hace ilusión, espera que te diré todas esas frases típicas... tómalo, hace juego con tus ojos.— se rió al decirlo porque la verdad es que no veía una mierda, para ella era a mitad color entre pardo y gris.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Emprendimos camino hacia el puerto, yo le iba narrando como salvamos el ultimo condado que Randulf atacó, salvamos a las dos hijas del conde, que ahora residían junto a nosotros en Akershus. Como un niño volteaba a su alrededor imitando el movimiento de una espada imaginaria que danzaba entre mis dedos haciéndola reír.
Bromeábamos sin parar, la verdad es que estábamos pasándolo bien esa noche en la que Brökk celebraba su llegada al mundo.
Enarqué una ceja cuando ante el cascaron del barco reconoció haberme traído hasta allí solo para violarme, mi sonrisa socarrona dejo clara mi barbarie y sin que lo esperara me acerqué a ella lazandola por las nalgas, emitió un grito, al no esperar tan rudo acto.
Con un brazo la sostuve anclada a mi cintura, la otra terminó contra el madero al igual que su espalda.
El vaho blanquecino copaba la escasa distancia que quedaba entre nuestros labios, respiración erratica bañada en alcohol.
Ladeé la sonrisa con picarda al ver su desconcierto.
-Tu me enseñaras a tomar té y yo a que para ser una barbara saqueadora, las cosas no se piden, se hacen.
Deslicé su cuerpo por el mio hasta bajarla, esa mujer me calentaba mas de la cuenta por mucho que lo camuflara en una broma.
Me separé recolocandome la verga mientras me fijaba en sus dos posaderas. Tras ella subí al navío, bajamos hasta las bodegas, allí había unas cajas de madera bastante grandes que me hicieron enarcar una ceja sin acabar de entender.
-Sorprenderme ¿que has robado esta vez -Ladeé la sonrisa apoyando mi espalda en una de las columnas de madera, esa mujer era corregible, pero empezaba a encontrarle cierta gracia a sus actos -y esto lo has hecho sin consultarme porque ...¿estaba en la guerra?
Me eche a reír por como directamente me ignoraba, sin duda la mejor manera de no discutir conmigo era esa.
La tapa cayó al suelo, apartó la paja sacando un jarrón que me mostró.
-¿ahora robamos jarrones? -me eche a reír -¿no se tomará el té ahí?
Me dio un manotazo para que guardara silencio.
-A lo mejor podemos usarlo para llenarlos de hidromiel y beber -bromeé de nuevo esquivando su siguiente manotazo.
Bufó, algo que de seguro había adquirido de nosotros y lo dejó caer contra el suelo recogiendo unas piedras preciosas de un intenso color verde.
-Vaya -dije tomándola con mi mano -esto tiene mucho valor, mi gente no come piedras, peor estoy seguro que podremos pagar con ellas los suministros necesarios. ¿Puedes colocarlas? -le pregunté -sin meterte en líos -advertí devolviendole la piedra.
De un salto me senté sobre la otra caja aun cerrada.
-Y bien, ya me has regalado las piedras preciosas y me has adulado...hemos bebido unas jarras, ahora solo queda fornicar para una noche redonda -bromeé riéndome.
Antes me había dicho que era fácil ser un villano, no así un héroe.
-En Akershus nadie te considera un villano, creo que lo sabes, no estoy de acuerdo contigo en muchas cosas, pero se que tus intenciones no son la gloria personal si no ayudar a todas estas personas , has cambiado capitán Morgan, el norte te cambia si dejas que corra por tus venas ¿da vertigo verdad? -pregunté -acojona saber que la gente espera mas de ti de lo que crees poder dar.
Bromeábamos sin parar, la verdad es que estábamos pasándolo bien esa noche en la que Brökk celebraba su llegada al mundo.
Enarqué una ceja cuando ante el cascaron del barco reconoció haberme traído hasta allí solo para violarme, mi sonrisa socarrona dejo clara mi barbarie y sin que lo esperara me acerqué a ella lazandola por las nalgas, emitió un grito, al no esperar tan rudo acto.
Con un brazo la sostuve anclada a mi cintura, la otra terminó contra el madero al igual que su espalda.
El vaho blanquecino copaba la escasa distancia que quedaba entre nuestros labios, respiración erratica bañada en alcohol.
Ladeé la sonrisa con picarda al ver su desconcierto.
-Tu me enseñaras a tomar té y yo a que para ser una barbara saqueadora, las cosas no se piden, se hacen.
Deslicé su cuerpo por el mio hasta bajarla, esa mujer me calentaba mas de la cuenta por mucho que lo camuflara en una broma.
Me separé recolocandome la verga mientras me fijaba en sus dos posaderas. Tras ella subí al navío, bajamos hasta las bodegas, allí había unas cajas de madera bastante grandes que me hicieron enarcar una ceja sin acabar de entender.
-Sorprenderme ¿que has robado esta vez -Ladeé la sonrisa apoyando mi espalda en una de las columnas de madera, esa mujer era corregible, pero empezaba a encontrarle cierta gracia a sus actos -y esto lo has hecho sin consultarme porque ...¿estaba en la guerra?
Me eche a reír por como directamente me ignoraba, sin duda la mejor manera de no discutir conmigo era esa.
La tapa cayó al suelo, apartó la paja sacando un jarrón que me mostró.
-¿ahora robamos jarrones? -me eche a reír -¿no se tomará el té ahí?
Me dio un manotazo para que guardara silencio.
-A lo mejor podemos usarlo para llenarlos de hidromiel y beber -bromeé de nuevo esquivando su siguiente manotazo.
Bufó, algo que de seguro había adquirido de nosotros y lo dejó caer contra el suelo recogiendo unas piedras preciosas de un intenso color verde.
-Vaya -dije tomándola con mi mano -esto tiene mucho valor, mi gente no come piedras, peor estoy seguro que podremos pagar con ellas los suministros necesarios. ¿Puedes colocarlas? -le pregunté -sin meterte en líos -advertí devolviendole la piedra.
De un salto me senté sobre la otra caja aun cerrada.
-Y bien, ya me has regalado las piedras preciosas y me has adulado...hemos bebido unas jarras, ahora solo queda fornicar para una noche redonda -bromeé riéndome.
Antes me había dicho que era fácil ser un villano, no así un héroe.
-En Akershus nadie te considera un villano, creo que lo sabes, no estoy de acuerdo contigo en muchas cosas, pero se que tus intenciones no son la gloria personal si no ayudar a todas estas personas , has cambiado capitán Morgan, el norte te cambia si dejas que corra por tus venas ¿da vertigo verdad? -pregunté -acojona saber que la gente espera mas de ti de lo que crees poder dar.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
Las piedras brillaban en sus manos, esas joyas eran valiosas y cuando se las pagasen en el mercado negro conseguiría mucho dinero que serviría para pagar más favores, callar bocas y comprar más ministros para los rebeldes. Ella había ido depositando su parte de los botines en un banco, porque sabía que llegaría el día que no podría capitanear una nave, o que sus reflejos ya no serían los mismos y tendría que echar raíces en algún lugar. Sin herencia ni marido pudiente podría acabar en la completa indigencia y no quería que eso le sucediese, prefería tener un pequeño colchón para cuando llegasen los momentos duros.
- la sensación de no pertenecer a ningún lugar es... inquietante. Debo estar haciéndome vieja. No tengo miedo a recibir un balazo o a que me apuñalen, puedo decir que he sido lo que quería en esta vida. Pero me inquieta que pase el tiempo y no saber dónde acabarán mis huesos, no es lo mismo ser vagabunda con 20 que con 60 y sé que el mar no será mi hogar para siempre. Supongo que el norte y yo tenemos más en común que la rígida sociedad inglesa. Allí nunca podría encajar, ningún hombre prestaría la más mínima atención a las palabras de una mujer y mucho menos acataría las órdenes, para que eso ocurra debes ser la misma reina y yo no lo soy, soy únicamente una oveja negra descarriada y delincuente.
Subieron a cubierta y desvío los ojos hacia el palo mayor donde pendía laxa una bandera inglesa, la Unión Jack. Había ciertos valores en su tradición británica que le resultaban indispensables pero por contra, había muchas otras cosas que no casaban con su espíritu libre.
- no me negarás que al menos mi puntualidad inglesa es de lo mejor.- sonrió, porque ya que esa noche estaban abriendo algunas puertas que hasta la fecha habían permanecido cerradas, estaba dispuesta a hacer algunas concesiones, a dejar entrever un poco más de quién era Danielle Wellington, alias el capitán Morgan.
La luna reflejaba sobre las aguas y la noche parecía tranquila, pero esa calma chicha pasaría en cuestión de horas, allí en Akershus no había nunca paz.
- una de las pocas cosas que aprendí de mi padre es que en la vida no lo es todo el deber, el negocio o la obligación. No es una lección que me diera él, es lo que pude aprender a lo largo de mi vida. Jamás fuimos una familia unida, a mis hermanos tampoco les importa un pepino la familia más allá de los intereses económicos. Sé que mi padre ha vivido toda su vida preso de su sentido del deber, del negocio, de darles a sus hijos una casa más grande, una cuenta más llena en el banco...pero se olvido de vivir.- miro a Höor, no se le había escapado que antes había pinchado algo que dolía.- espero que eso no te pase a ti. Tienes muchas cargas sobre tus hombros, pero si te olvidas de Höor, el hombre, no el conde ni el rebelde, ni el general ni el amigo, te pasará como a mi padre.- volvió a mirar por la baranda de proa.- somos lo que somos ¿no? Pero nadie dijo que no se pueda enderezar un poco el rumbo para tomar un camino mejor. ¡Ah! No me hagas mucho caso, bárbaro salvaje, en el mar da mucho tiempo de pensar. Colocaré tus piedras preciosas y el dinero lo depositare en el banco francés donde tienes firma, las sacas de monedas son fácilmente robables. Invierte tu ese dinero en lo que más falta haga para el norte.
- la sensación de no pertenecer a ningún lugar es... inquietante. Debo estar haciéndome vieja. No tengo miedo a recibir un balazo o a que me apuñalen, puedo decir que he sido lo que quería en esta vida. Pero me inquieta que pase el tiempo y no saber dónde acabarán mis huesos, no es lo mismo ser vagabunda con 20 que con 60 y sé que el mar no será mi hogar para siempre. Supongo que el norte y yo tenemos más en común que la rígida sociedad inglesa. Allí nunca podría encajar, ningún hombre prestaría la más mínima atención a las palabras de una mujer y mucho menos acataría las órdenes, para que eso ocurra debes ser la misma reina y yo no lo soy, soy únicamente una oveja negra descarriada y delincuente.
Subieron a cubierta y desvío los ojos hacia el palo mayor donde pendía laxa una bandera inglesa, la Unión Jack. Había ciertos valores en su tradición británica que le resultaban indispensables pero por contra, había muchas otras cosas que no casaban con su espíritu libre.
- no me negarás que al menos mi puntualidad inglesa es de lo mejor.- sonrió, porque ya que esa noche estaban abriendo algunas puertas que hasta la fecha habían permanecido cerradas, estaba dispuesta a hacer algunas concesiones, a dejar entrever un poco más de quién era Danielle Wellington, alias el capitán Morgan.
La luna reflejaba sobre las aguas y la noche parecía tranquila, pero esa calma chicha pasaría en cuestión de horas, allí en Akershus no había nunca paz.
- una de las pocas cosas que aprendí de mi padre es que en la vida no lo es todo el deber, el negocio o la obligación. No es una lección que me diera él, es lo que pude aprender a lo largo de mi vida. Jamás fuimos una familia unida, a mis hermanos tampoco les importa un pepino la familia más allá de los intereses económicos. Sé que mi padre ha vivido toda su vida preso de su sentido del deber, del negocio, de darles a sus hijos una casa más grande, una cuenta más llena en el banco...pero se olvido de vivir.- miro a Höor, no se le había escapado que antes había pinchado algo que dolía.- espero que eso no te pase a ti. Tienes muchas cargas sobre tus hombros, pero si te olvidas de Höor, el hombre, no el conde ni el rebelde, ni el general ni el amigo, te pasará como a mi padre.- volvió a mirar por la baranda de proa.- somos lo que somos ¿no? Pero nadie dijo que no se pueda enderezar un poco el rumbo para tomar un camino mejor. ¡Ah! No me hagas mucho caso, bárbaro salvaje, en el mar da mucho tiempo de pensar. Colocaré tus piedras preciosas y el dinero lo depositare en el banco francés donde tienes firma, las sacas de monedas son fácilmente robables. Invierte tu ese dinero en lo que más falta haga para el norte.
Última edición por Danielle Morgan el Lun Nov 06, 2017 4:52 pm, editado 1 vez
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Despertar al mundo. (Privado)
La miré fijamente, era la primera vez que manteníamos una conversación sobre los fantasmas de uno y otro, bueno, no era yo el que mas se estaba abriendo.
Tenia la costumbre que ocultar bajo la broma mis mas profundos miedos. Siempre me consideré un hombre valiente, no porque no temiera, si no porque era capaz de enfrentar mis demonios y salir vencedor de la gesta, peor últimamente reconozco que los silencios eran mas afilados que las espadas.
Era capaz de luchar en el campo de batalla sin amedrentarme, pero cuando me quitaba la armadura, cerraba la puerta de mi cámara y me sumergía en la tina me daba cuenta de lo mucho que pesaba esta vida.
Entendía sus palabras, supongo que los dos teníamos monstruos que enfrentar.
-Yo vivo el momento Dani, no pienso en el futuro, supongo porque desconozco si en mi caso va a existir ese futuro. Vivo con un pie dentro del Valhalla, la guerra me consume.
Ladeé la sonrisa.
-No creo que te falten lechos para meter tu culo en estos momentos en Akershus -le dije de forma picara -ahora con 60 tacos, creo que preferiré a dos de treinta -bromeé guiñándole el ojo.
Era cierto que en Inglaterra no contaba demasiado la opinión de las mujeres, bueno, ni en Inglaterra ni en la mayor parte de este mundo, algo que no terminaba de comprender.
En nuestra cultura, hombres y mujeres eramos igual de capaces, ellas parían vikingos ¿como no tenerlas en cuenta? Y si no solo teníamos que preguntarle a Ulf, su esposa con la sarten ponía a Ulf mas recto que una vara y desnuda ponía su vara igual de recta.
Ladeé la sonrisa con picarda.
-Si quieres quedarte en Akershus tengo libre el sofá a tiempo parcial.
Subimos a cubierta, sus ojos se perdían en el mástil, parecía tocarme el turno, y de forma mordaz me dejo atisbar aquello que ya había insinuado y que ahora me dejaba claro sin mas.
-El norte no necesita a Höor Cannif el hombre, necesitan al conde, al guerrero y mis hijos la padre. Supongo que es complicado entender que en ocasiones hay que sacrificar una parte de ti por un bien mayor.
Randulf esta destruyendo todo lo que me importa, lleva haciéndolo desde que tengo uso de razón, no seria justo para todas esas personas que creen en que hay un futuro, una esperanza lejos de los diezmos y de las masacres de un rey tirano, que yo me rindiera porque la carga pesa demasiado para el Höor hombre ¿no crees? No me considero un héroe, pero el norte necesita justo eso.
Me encogí de hombros dejando escapar el aire intentando disfrazar mi desazón, era cierto cuando la armadura abandonaba mi cuerpo solo quedaba un hombre cansado, pero esa imagen no dejaba que traspasara de las cuatro paredes de mi cuarto.
-Supongo que somos lo que somos Dani, tu una pirata que algún día quiere echar raíces y yo... no se...yo hago lo que puedo -dije limitándome a alzar mi mirada hacia la constelación de Orión.
Tenia la costumbre que ocultar bajo la broma mis mas profundos miedos. Siempre me consideré un hombre valiente, no porque no temiera, si no porque era capaz de enfrentar mis demonios y salir vencedor de la gesta, peor últimamente reconozco que los silencios eran mas afilados que las espadas.
Era capaz de luchar en el campo de batalla sin amedrentarme, pero cuando me quitaba la armadura, cerraba la puerta de mi cámara y me sumergía en la tina me daba cuenta de lo mucho que pesaba esta vida.
Entendía sus palabras, supongo que los dos teníamos monstruos que enfrentar.
-Yo vivo el momento Dani, no pienso en el futuro, supongo porque desconozco si en mi caso va a existir ese futuro. Vivo con un pie dentro del Valhalla, la guerra me consume.
Ladeé la sonrisa.
-No creo que te falten lechos para meter tu culo en estos momentos en Akershus -le dije de forma picara -ahora con 60 tacos, creo que preferiré a dos de treinta -bromeé guiñándole el ojo.
Era cierto que en Inglaterra no contaba demasiado la opinión de las mujeres, bueno, ni en Inglaterra ni en la mayor parte de este mundo, algo que no terminaba de comprender.
En nuestra cultura, hombres y mujeres eramos igual de capaces, ellas parían vikingos ¿como no tenerlas en cuenta? Y si no solo teníamos que preguntarle a Ulf, su esposa con la sarten ponía a Ulf mas recto que una vara y desnuda ponía su vara igual de recta.
Ladeé la sonrisa con picarda.
-Si quieres quedarte en Akershus tengo libre el sofá a tiempo parcial.
Subimos a cubierta, sus ojos se perdían en el mástil, parecía tocarme el turno, y de forma mordaz me dejo atisbar aquello que ya había insinuado y que ahora me dejaba claro sin mas.
-El norte no necesita a Höor Cannif el hombre, necesitan al conde, al guerrero y mis hijos la padre. Supongo que es complicado entender que en ocasiones hay que sacrificar una parte de ti por un bien mayor.
Randulf esta destruyendo todo lo que me importa, lleva haciéndolo desde que tengo uso de razón, no seria justo para todas esas personas que creen en que hay un futuro, una esperanza lejos de los diezmos y de las masacres de un rey tirano, que yo me rindiera porque la carga pesa demasiado para el Höor hombre ¿no crees? No me considero un héroe, pero el norte necesita justo eso.
Me encogí de hombros dejando escapar el aire intentando disfrazar mi desazón, era cierto cuando la armadura abandonaba mi cuerpo solo quedaba un hombre cansado, pero esa imagen no dejaba que traspasara de las cuatro paredes de mi cuarto.
-Supongo que somos lo que somos Dani, tu una pirata que algún día quiere echar raíces y yo... no se...yo hago lo que puedo -dije limitándome a alzar mi mirada hacia la constelación de Orión.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
- pues haces bien, yo también preferiría a dos de treinta que a uno de sesenta que ya ni se le levanta jajajajaja. Ya sé que mi culo tiene donde calentarse, pero es muy distinto bajar a puerto, calentarse un par de noches y largarse, que amarrar tu culo a un mismo sofá.
Arriba seguramente la fiesta continuase, así que invitó a Höor a bajar de la Reina Ana y volver caminando a donde los fuegos asaban manjares y la música junto al alcohol, entibiaba el animo y los corazones.
- me dijiste que tu esposa nunca se adaptó al norte, supongo que entre vosotros hubo algo muy fuerte, tenéis hijos y... no se, dicen que eso te cambia, yo no tengo ni idea. ¿Que os pasó? . En mi caso, me enamore más de lo que Henry Morgan representaba, que del propio hombre. Ansiaba la libertad, la rebeldía, no veía que además de un temerario y bravo capitan, era un capullo arrogante que se creía el ombligo del mundo; le daba igual joder a quien fuera si eso le aportaba más gloria, era tan egocentrico que cuando murió de peste ni siquiera llore por el, creo que ya hacía tiempo que no sentía nada. Así que me quede con su sombrero, su real de a ocho y su patente... total se iba a desperdiciar.
Y desde entonces solo había tenido relaciones esporádicas y sin complicaciones, eso explicaba su desapego y sus maneras de hacer las cosas. Podría decirse que nadie había golpeado su corazón tan fuerte como para que se planteara cambiar a otro estilo de vida.
Caminaron hasta la plaza donde acababa de suceder algo que ellos se habían perdido, pero que Ulf se apresuró a contarle a su amigo. La inglesa escucho el relato con atención. ¿Dioses? Por qué no. Había visto criaturas de todo tipo, brujas, trolls, gigantes y vampiros. Solo faltaban los dioses...meh. Ya tardaban en aparecer.
- si cada vez un nazca un hijo vuestro mandan cosechas como esas...creo que debería confiscarle la sartén a tu mujer, tenéis muchos mini-tollaks que fabricar.
Tras el desconcierto inicial la gente había decidido celebrar las cosechas que los dioses vudu habían enviado, y como Loki no se había puesto muy macabro, pensaron que realmente el encuentro había terminado con buen resultado, así que la música seguía y la gente celebraba. Solo las caras un poco largas del matrimonio revelaban su preocupación por el destino de su hijo, pero la pirata trato de animarlos con bromas y ánimos.
- No le deis más vueltas, hoy ya no va a suceder nada más hemos cubierto el cupo de rarezas diarias, celebrad la llegada de Brökk y cuando las cosas se compliquen...pues aquí estaremos para salvaros el culo.
¿Se estaba incluyendo en ese futuro lejano? Bueno, era una forma de hablar. Una posibilidad más entre muchas.
Arriba seguramente la fiesta continuase, así que invitó a Höor a bajar de la Reina Ana y volver caminando a donde los fuegos asaban manjares y la música junto al alcohol, entibiaba el animo y los corazones.
- me dijiste que tu esposa nunca se adaptó al norte, supongo que entre vosotros hubo algo muy fuerte, tenéis hijos y... no se, dicen que eso te cambia, yo no tengo ni idea. ¿Que os pasó? . En mi caso, me enamore más de lo que Henry Morgan representaba, que del propio hombre. Ansiaba la libertad, la rebeldía, no veía que además de un temerario y bravo capitan, era un capullo arrogante que se creía el ombligo del mundo; le daba igual joder a quien fuera si eso le aportaba más gloria, era tan egocentrico que cuando murió de peste ni siquiera llore por el, creo que ya hacía tiempo que no sentía nada. Así que me quede con su sombrero, su real de a ocho y su patente... total se iba a desperdiciar.
Y desde entonces solo había tenido relaciones esporádicas y sin complicaciones, eso explicaba su desapego y sus maneras de hacer las cosas. Podría decirse que nadie había golpeado su corazón tan fuerte como para que se planteara cambiar a otro estilo de vida.
Caminaron hasta la plaza donde acababa de suceder algo que ellos se habían perdido, pero que Ulf se apresuró a contarle a su amigo. La inglesa escucho el relato con atención. ¿Dioses? Por qué no. Había visto criaturas de todo tipo, brujas, trolls, gigantes y vampiros. Solo faltaban los dioses...meh. Ya tardaban en aparecer.
- si cada vez un nazca un hijo vuestro mandan cosechas como esas...creo que debería confiscarle la sartén a tu mujer, tenéis muchos mini-tollaks que fabricar.
Tras el desconcierto inicial la gente había decidido celebrar las cosechas que los dioses vudu habían enviado, y como Loki no se había puesto muy macabro, pensaron que realmente el encuentro había terminado con buen resultado, así que la música seguía y la gente celebraba. Solo las caras un poco largas del matrimonio revelaban su preocupación por el destino de su hijo, pero la pirata trato de animarlos con bromas y ánimos.
- No le deis más vueltas, hoy ya no va a suceder nada más hemos cubierto el cupo de rarezas diarias, celebrad la llegada de Brökk y cuando las cosas se compliquen...pues aquí estaremos para salvaros el culo.
¿Se estaba incluyendo en ese futuro lejano? Bueno, era una forma de hablar. Una posibilidad más entre muchas.
Última edición por Danielle Morgan el Lun Nov 06, 2017 4:50 pm, editado 1 vez
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
Caminábamos rumbo a Akershus, habíamos dejado a todos celebrando el nacimiento del primogénito de los Tollak, así que volvíamos a la fiesta mientras conversábamos de forma animada.
Hacia tiempo que no hablaba así con nadie, supongo que tras las victorias, cansados y heridos apetece mas beber, bailar y no pensar.
-En mi caso creo que fue en parte mas culpa mía que suya. Cuando fui a París en busca de una reliquia, me embelesó una mujer tan distinta a lo que estaba acostumbrado a ver en tierras norteñas. Mi mujer me ha dado hijos, no puedo decir que fue un error. Cuando llegamos al norte, volví a ser quien siempre fui, olvidé al hombre y me convertí en el guerrero, en el conde y en padre, pero no podía prestarle la atención que ella requería, toda, ella no fue bien acogida en estas tierras, tampoco puso de su parte.
Supongo que el norte no es para todo el mundo, entiendo que consume. Cambió las fiestas y el ser el demonio en el que centran su atención todos los presentes por una vida llena de sombras, de pieles de animales cubriendo su cuerpo por las gélidas temperaturas y el champan por hidromiel frente a una hoguera.
Me abandonó una vez, fue algo complicado y desagradable, a su vuelta regresó con un bastardo en su vientre fruto de una violación que se produjo aquí y de la que no supe nada hasta mucho tiempo después. La perdoné porque quería darnos una oportunidad, porque mis hijas lo merecían, pero la segunda vez que se largó para encontrarse, fue la misma noche que regresé con Sirius de otra realidad, esa noche supe que seria el fin.
Me encogí de hombros ladeando la sonrisa.
-Me he acostumbrado a estar solo, no anhelo una mujer, supongo que para calentar mi lecho no la necesito -deje escapar el aire, quizás no era del todo ciertas mis palabras, pero explicar mis miedos con respecto a lo que seria volver a empezar una relación dada mi situación era complicado. Sabia que ninguna mujer aguantaría a un norteño como yo, no por los hijos, o porque partía con frecuencia a la guerra, si no porque me consumía el papel de héroe que sobre mis espaldas como una losa caía.
Yo pertenecía al norte, al acero y al fuego y a diferencia de Ulf, por ejemplo, cuando me quitaba la armadura, seguía siendo el conde, el guerrero y no había paz, ni descanso.
-Echar raíces esta bien Dani, se que no es lo mismo saltar de lecho en lecho, perderás libertad, pero creo que ganaras mucho mas.
Lund es un buen hombre, que no ha tenido una vida fácil, es maduro, no es de imponer su voluntad y se que con la mujer adecuada sentará la cabeza y formará una familia. Las noches son frías en el norte cuando estas solo y quieras o no, aunque tampoco le faltan mujeres, no es lo mismo.
Conversando llegamos ante las hogueras, la cara de Ulf me lo dijo todo. ¿Dioses? Lo que nos faltaba lidiar también con ellos.
Posé mi mano sobre el hombro de mi abatido amigo.
-Ulf, tu hijo esta destinado a hacer cosas grandes, créeme cuando te digo que se hará un hombre y él sabrá lidiar con su destino, pero si nos necesita para navegar con él las bravas aguas, Dani cogerá el barco y si es necesario con el asediaremos el Valhalla.
También yo la había incluido en nuestros planes de futuro, aunque desconocía si se quedaría o la libertad tiraría de ella como una pesada ancla.
Hacia tiempo que no hablaba así con nadie, supongo que tras las victorias, cansados y heridos apetece mas beber, bailar y no pensar.
-En mi caso creo que fue en parte mas culpa mía que suya. Cuando fui a París en busca de una reliquia, me embelesó una mujer tan distinta a lo que estaba acostumbrado a ver en tierras norteñas. Mi mujer me ha dado hijos, no puedo decir que fue un error. Cuando llegamos al norte, volví a ser quien siempre fui, olvidé al hombre y me convertí en el guerrero, en el conde y en padre, pero no podía prestarle la atención que ella requería, toda, ella no fue bien acogida en estas tierras, tampoco puso de su parte.
Supongo que el norte no es para todo el mundo, entiendo que consume. Cambió las fiestas y el ser el demonio en el que centran su atención todos los presentes por una vida llena de sombras, de pieles de animales cubriendo su cuerpo por las gélidas temperaturas y el champan por hidromiel frente a una hoguera.
Me abandonó una vez, fue algo complicado y desagradable, a su vuelta regresó con un bastardo en su vientre fruto de una violación que se produjo aquí y de la que no supe nada hasta mucho tiempo después. La perdoné porque quería darnos una oportunidad, porque mis hijas lo merecían, pero la segunda vez que se largó para encontrarse, fue la misma noche que regresé con Sirius de otra realidad, esa noche supe que seria el fin.
Me encogí de hombros ladeando la sonrisa.
-Me he acostumbrado a estar solo, no anhelo una mujer, supongo que para calentar mi lecho no la necesito -deje escapar el aire, quizás no era del todo ciertas mis palabras, pero explicar mis miedos con respecto a lo que seria volver a empezar una relación dada mi situación era complicado. Sabia que ninguna mujer aguantaría a un norteño como yo, no por los hijos, o porque partía con frecuencia a la guerra, si no porque me consumía el papel de héroe que sobre mis espaldas como una losa caía.
Yo pertenecía al norte, al acero y al fuego y a diferencia de Ulf, por ejemplo, cuando me quitaba la armadura, seguía siendo el conde, el guerrero y no había paz, ni descanso.
-Echar raíces esta bien Dani, se que no es lo mismo saltar de lecho en lecho, perderás libertad, pero creo que ganaras mucho mas.
Lund es un buen hombre, que no ha tenido una vida fácil, es maduro, no es de imponer su voluntad y se que con la mujer adecuada sentará la cabeza y formará una familia. Las noches son frías en el norte cuando estas solo y quieras o no, aunque tampoco le faltan mujeres, no es lo mismo.
Conversando llegamos ante las hogueras, la cara de Ulf me lo dijo todo. ¿Dioses? Lo que nos faltaba lidiar también con ellos.
Posé mi mano sobre el hombro de mi abatido amigo.
-Ulf, tu hijo esta destinado a hacer cosas grandes, créeme cuando te digo que se hará un hombre y él sabrá lidiar con su destino, pero si nos necesita para navegar con él las bravas aguas, Dani cogerá el barco y si es necesario con el asediaremos el Valhalla.
También yo la había incluido en nuestros planes de futuro, aunque desconocía si se quedaría o la libertad tiraría de ella como una pesada ancla.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Despertar al mundo. (Privado)
— Pues para no necesitarlas bien que siempre haces alusión a mi trasero...— rió con el comentario.— no me tienes que explicar lo que es un hombre y cuáles son sus necesidades. Que mi marido muriese de peste o que dejase de amarlo a los pocos meses no me hace una mujer sorda, ciega o inútil. Pero entiendo lo que quieres decir. No es una prioridad ahora en tu vida, tienes cosas más apremiantes en las que pensar.
Y ciertamente era así, todos teníamos cosas que nos robaban el sueño, pero en el fondo todos deseábamos no estar solos, encontrar a una persona que te mirase como Ulf a Giuliana y viceversa; alguien que te comprendiera sin necesidad de explicar, que confiara en ti sin condiciones, que te apoyase sin restricciones, que aceptase las luces y sombras de quienes estamos hechos de muchos retales, cosidos y remendados tras muchas batallas contra la decepción, el desengaño, el desaliento o el miedo.
Pero llegaba un punto en que hasta ella se cansaba de desear algo que posiblemente no llegase, le daba mucha pereza empezar algo para descubrir que sería otra vez volver a la casilla de salida y por eso cuando le habló de Lund no pudo evitar expulsar el aire lentamente.
— Lund es un buen hombre, pero no siento nada por él más allá de la atracción, y no condenaré a nadie a estar conmigo por mero conformismo o comodidad. Nunca me gustó la gente conformista, aquellos que no luchan por tener lo que merecen. Él quiere una familia, un hogar al que regresar y merece tenerlo. Quizás todavía no lo haya visto claro, pero no soy la persona que busca. El día que decida echar el ancla en algun lugar no será porque pasaba por allí y me pareció una opción como otra, será porque realmente encuentre mi lugar, será como ese hogar que desea Lund, sólo que no lo veo como una casa llena de niños. No es que no me gusten o que no los quiera, pero el tiempo juega en mi contra y yo no me veo los próximos diez años pariendo hijos y lavando pañales. Es... no sé. Es complicado..— Hablar con un vikingo sobre sus problemas existenciales porque se le estaba pasando el arroz, era extraño y decidió cortar esa conversación ahí.
Tras hablar con Ulf, la fiesta prosiguió y las jarras corrieron de mano en mano hasta bien entrada la madrugada. La bruja se retiró a su hogar, necesitaba descansar y rambién el niño. Los hijos de Höor se iban durmiendo por los rincones, excepto Orn que estaba en su salsa bailando con las chicas aunque le sacasen unos años. Le indicó al conde que iba a llevar a Valeska a su cama, empezaba a hacer frío y la niña llevaba un bonito vestido poco abrigado. La cogió en brazos y ésta se abrazó a su cuello; una vez entró en el castillo las niñeras se hicieron cargo, poniendole el camisón y acostándola en su caldeado cuarto.
Y ciertamente era así, todos teníamos cosas que nos robaban el sueño, pero en el fondo todos deseábamos no estar solos, encontrar a una persona que te mirase como Ulf a Giuliana y viceversa; alguien que te comprendiera sin necesidad de explicar, que confiara en ti sin condiciones, que te apoyase sin restricciones, que aceptase las luces y sombras de quienes estamos hechos de muchos retales, cosidos y remendados tras muchas batallas contra la decepción, el desengaño, el desaliento o el miedo.
Pero llegaba un punto en que hasta ella se cansaba de desear algo que posiblemente no llegase, le daba mucha pereza empezar algo para descubrir que sería otra vez volver a la casilla de salida y por eso cuando le habló de Lund no pudo evitar expulsar el aire lentamente.
— Lund es un buen hombre, pero no siento nada por él más allá de la atracción, y no condenaré a nadie a estar conmigo por mero conformismo o comodidad. Nunca me gustó la gente conformista, aquellos que no luchan por tener lo que merecen. Él quiere una familia, un hogar al que regresar y merece tenerlo. Quizás todavía no lo haya visto claro, pero no soy la persona que busca. El día que decida echar el ancla en algun lugar no será porque pasaba por allí y me pareció una opción como otra, será porque realmente encuentre mi lugar, será como ese hogar que desea Lund, sólo que no lo veo como una casa llena de niños. No es que no me gusten o que no los quiera, pero el tiempo juega en mi contra y yo no me veo los próximos diez años pariendo hijos y lavando pañales. Es... no sé. Es complicado..— Hablar con un vikingo sobre sus problemas existenciales porque se le estaba pasando el arroz, era extraño y decidió cortar esa conversación ahí.
Tras hablar con Ulf, la fiesta prosiguió y las jarras corrieron de mano en mano hasta bien entrada la madrugada. La bruja se retiró a su hogar, necesitaba descansar y rambién el niño. Los hijos de Höor se iban durmiendo por los rincones, excepto Orn que estaba en su salsa bailando con las chicas aunque le sacasen unos años. Le indicó al conde que iba a llevar a Valeska a su cama, empezaba a hacer frío y la niña llevaba un bonito vestido poco abrigado. La cogió en brazos y ésta se abrazó a su cuello; una vez entró en el castillo las niñeras se hicieron cargo, poniendole el camisón y acostándola en su caldeado cuarto.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: Despertar al mundo. (Privado)
La fiesta iba llegando a su fin, Danielle me avisó de que Valeska estaba dormida y que se la llevaba dentro antes de que se quedara fría, asentí dando un beso a la pequeña en su mejilla y le dije a Dani que ahora iría yo con el resto, que iba a despedirme de Ulf.
Apenas quedaba ya nadie, la bruja se había metido hacia un rato con el bebe y Ulf tenia ganas de ir tras ella para aprovechar lo que le quedaba de noche.
Cogí a Sirius y Fio cada uno en un brazo y dándole unas patadas en el trasero a Orn conseguí que dejara a las mujeres y se fuera a la cama.
Este maldecía, bufaba y gruñía lo que me hacia bastante gracia.
Los niños se quedaron con la niñera, al menos a Orn se le pasó el cabreo al verle las tetas y entró de buena gana en la habitación con el resto.
Dani estaba fuera, mis ojos se pasearon por su cuerpo con descaro, había algo que no entendía y quizás ahora animado por el alcohol si iba a preguntárselo.
Acorté las distancias lo suficiente como para enfrentar su mirada.
-Tengo una curiosidad -dije sin mas ladeando la sonrisa – por lo que se y he visto de ti no eres una mujer con problemas a la hora de abrirle las piernas a un hombre, relaciones esporádicas. No me malinterpretes, no veo nada malo en ello, aquí es lo normal, puedes acostarte con una norteña sin esperar que al día siguiente llegue su padre para preparar vuestro enlace y hablar de la dote.
Hice una pausa mientras me acercaba, su espalda quedó contra la pared, mi diestra apoyada sobre la misma y mi cuerpo convertido en una cárcel con escapatoria, pues el otro brazo quedó pegado a mi cuerpo.
-¿entonces? Varias son las veces que me he acercad mas de la cuenta, hasta el momento pensé que te mantenías firme porque con Lund esperabas tener algo mas que sexo, algo serio, pero si no es así...¿que te pasa conmigo?no me considero uno de esos orcos con los que experimenta Randulf y la verdad es que las mujeres no reaccionan conmigo como tu lo haces ¿entonces?
Quizás no estaba acostumbrado a no gustar y simplemente era eso, pero la pregunta ya estaba formulada.
A mi espalda escuché como uno de los soldados me llamaba.
Dejé escapar el aire de forma pesada contra sus labios cerré un instante los ojos y apoye mi frente en la ajena, estaba cansado.
Cuadre los hombros, mi cuello sonó por la tensión y poniendo la mejor cara me giré para ver que pasaba.
-Dime
-Conde, se le requiere en las Almenas, al parecer por el camino de noroeste se vislumbra una fogata, parece que tenemos complicaciones.
Asentí
-Voy -dije tajante.
Dirigí de nuevo mi mirada hacia Dani, parece que finalmente no tendria respuesta mi pregunta.
-Que descanses, si quieres quedarte en palacio, hazlo, es tarde para volver a puerto, tengo el sofá libre y creo que mi cama también va a estarlo. Buenas noches -dije sin mas antes de seguir al soldado hacia el exterior.
Apenas quedaba ya nadie, la bruja se había metido hacia un rato con el bebe y Ulf tenia ganas de ir tras ella para aprovechar lo que le quedaba de noche.
Cogí a Sirius y Fio cada uno en un brazo y dándole unas patadas en el trasero a Orn conseguí que dejara a las mujeres y se fuera a la cama.
Este maldecía, bufaba y gruñía lo que me hacia bastante gracia.
Los niños se quedaron con la niñera, al menos a Orn se le pasó el cabreo al verle las tetas y entró de buena gana en la habitación con el resto.
Dani estaba fuera, mis ojos se pasearon por su cuerpo con descaro, había algo que no entendía y quizás ahora animado por el alcohol si iba a preguntárselo.
Acorté las distancias lo suficiente como para enfrentar su mirada.
-Tengo una curiosidad -dije sin mas ladeando la sonrisa – por lo que se y he visto de ti no eres una mujer con problemas a la hora de abrirle las piernas a un hombre, relaciones esporádicas. No me malinterpretes, no veo nada malo en ello, aquí es lo normal, puedes acostarte con una norteña sin esperar que al día siguiente llegue su padre para preparar vuestro enlace y hablar de la dote.
Hice una pausa mientras me acercaba, su espalda quedó contra la pared, mi diestra apoyada sobre la misma y mi cuerpo convertido en una cárcel con escapatoria, pues el otro brazo quedó pegado a mi cuerpo.
-¿entonces? Varias son las veces que me he acercad mas de la cuenta, hasta el momento pensé que te mantenías firme porque con Lund esperabas tener algo mas que sexo, algo serio, pero si no es así...¿que te pasa conmigo?no me considero uno de esos orcos con los que experimenta Randulf y la verdad es que las mujeres no reaccionan conmigo como tu lo haces ¿entonces?
Quizás no estaba acostumbrado a no gustar y simplemente era eso, pero la pregunta ya estaba formulada.
A mi espalda escuché como uno de los soldados me llamaba.
Dejé escapar el aire de forma pesada contra sus labios cerré un instante los ojos y apoye mi frente en la ajena, estaba cansado.
Cuadre los hombros, mi cuello sonó por la tensión y poniendo la mejor cara me giré para ver que pasaba.
-Dime
-Conde, se le requiere en las Almenas, al parecer por el camino de noroeste se vislumbra una fogata, parece que tenemos complicaciones.
Asentí
-Voy -dije tajante.
Dirigí de nuevo mi mirada hacia Dani, parece que finalmente no tendria respuesta mi pregunta.
-Que descanses, si quieres quedarte en palacio, hazlo, es tarde para volver a puerto, tengo el sofá libre y creo que mi cama también va a estarlo. Buenas noches -dije sin mas antes de seguir al soldado hacia el exterior.
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