AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
No sabía cuándo había empezado todo, pero ya hacía días que algo extraño estaba ocurriendo en las caballerizas donde vivía. Ysgramir, el vampiro que cuidaba de ella y la tenía como mascota, le había cedido una de las cuadras para su uso personal ya que, según palabras de uno de los que trabajaban para él, ella era casi tan grande como un caballo. No le importaba dormir entre paja, adoptaba su forma animal y se hacía un ovillo bajo las briznas doradas que le daban calor durante la noche. Era mucho mejor que la jaula del barco o que las noches vividas a la intemperie durante su época más salvaje en África. Sin embargo, algo acontecía que no la dejaba descansar y que tenía al resto de las monturas nerviosas, estresadas. Había una presencia que deambulaba por el lugar, que les jugaba malas pasadas y que tenía a todo el establo como loco. El inmortal estaba fuera de viaje, acompañando a su otro perro a hacer cosas en las que la cambiante no pintaba nada. Ella sólo era guardiana y compañía, torpe ayudante había demostrado ser y le habían quitado responsabilidades grandes por miedo a que, de nuevo, metiera la pata.
No veía aura en lo que fuera que les atormentaba, pero sabía que estaba allí, no se había vuelto majara, estaba segura. La comida no desaparecía por sí sola, tampoco los golpes los hacían los cascos de los caballos contra los tablones de las paredes o las puertas, y mucho menos aquellos sonidos extraños, como alaridos, estridentes y espeluznantes, los hacía nada que ella hubiese conocido jamás. Había estado preguntando a la servidumbre y nadie le supo indicar lo que podía ser y menos aún se ofrecieron a solucionar el problema ni a comprobar que lo que decía era cierto siquiera. Al final se acercó a la ciudad en buscar respuestas y tras muchas largas y desprecio, encontró a una mujer mayor, encorvada y extraña que le sugirió que escribiera un anuncio en el tablón de la taberna. El problema era que Coco no sabía escribir, así que de nuevo solicitó ayuda a una muchacha de la panadería con la que había entablado algo parecido a una amistad y ella se la redactó. Tenía poco dinero, pero lo daría todo si con ello se libraba del malestar que la acechaba cada vez que cerraba los ojos e intentaba descansar.
Muchos ojos se giraron en su dirección cuando cruzó la puerta del local, era extraña, exótica, ella lo sabía, se lo habían dicho incontables veces ya desde que llegara a París y aunque lo tenía asumido, el modo en que aquellos ojos la analizaban seguía resultándole molesto e incluso incómodo. Tomó aire con fuerza y con pasos largos y medio decididos se aproximó a la zona que le interesaba para colgar un papel escrito a mano.
¡NECESITO AYUDA!
Vivo en una casa a las afueras de la ciudad y algo extraño está ocurriendo. Nadie es capaz de ofrecerme una solución y lo que sea que está atemorizando a los caballos, parece estar creciendo. No podría explicar de lo que se trata, pues no he podido verlo con mis propios ojos, pero he sentido el miedo calarme los huesos, el sudor frío que me provoca recorriendo mi espalda y el ensordecedor alarido de algo que, sin duda, no es humano.
No tengo mucho dinero, pero lo gastaré todo para conseguir que alguien me libre de ese espíritu, alma, fantasma, monstruo o lo que diablos sea que me atormenta.
Coco.
P.D.: Si estáis interesado, preguntar a la joven de la panadería por mi dirección.
Ya sólo quedaba esperar que alguien la contactara. Cruzó los dedos y de haber podido hasta lo hubiese hecho con la cola. Tenía miedo de volver al establo, pero aquel era ahora su hogar y no lo abandonaría por segunda vez.
No veía aura en lo que fuera que les atormentaba, pero sabía que estaba allí, no se había vuelto majara, estaba segura. La comida no desaparecía por sí sola, tampoco los golpes los hacían los cascos de los caballos contra los tablones de las paredes o las puertas, y mucho menos aquellos sonidos extraños, como alaridos, estridentes y espeluznantes, los hacía nada que ella hubiese conocido jamás. Había estado preguntando a la servidumbre y nadie le supo indicar lo que podía ser y menos aún se ofrecieron a solucionar el problema ni a comprobar que lo que decía era cierto siquiera. Al final se acercó a la ciudad en buscar respuestas y tras muchas largas y desprecio, encontró a una mujer mayor, encorvada y extraña que le sugirió que escribiera un anuncio en el tablón de la taberna. El problema era que Coco no sabía escribir, así que de nuevo solicitó ayuda a una muchacha de la panadería con la que había entablado algo parecido a una amistad y ella se la redactó. Tenía poco dinero, pero lo daría todo si con ello se libraba del malestar que la acechaba cada vez que cerraba los ojos e intentaba descansar.
Muchos ojos se giraron en su dirección cuando cruzó la puerta del local, era extraña, exótica, ella lo sabía, se lo habían dicho incontables veces ya desde que llegara a París y aunque lo tenía asumido, el modo en que aquellos ojos la analizaban seguía resultándole molesto e incluso incómodo. Tomó aire con fuerza y con pasos largos y medio decididos se aproximó a la zona que le interesaba para colgar un papel escrito a mano.
A quien pueda interesar:
¡NECESITO AYUDA!
Vivo en una casa a las afueras de la ciudad y algo extraño está ocurriendo. Nadie es capaz de ofrecerme una solución y lo que sea que está atemorizando a los caballos, parece estar creciendo. No podría explicar de lo que se trata, pues no he podido verlo con mis propios ojos, pero he sentido el miedo calarme los huesos, el sudor frío que me provoca recorriendo mi espalda y el ensordecedor alarido de algo que, sin duda, no es humano.
No tengo mucho dinero, pero lo gastaré todo para conseguir que alguien me libre de ese espíritu, alma, fantasma, monstruo o lo que diablos sea que me atormenta.
Coco.
P.D.: Si estáis interesado, preguntar a la joven de la panadería por mi dirección.
Ya sólo quedaba esperar que alguien la contactara. Cruzó los dedos y de haber podido hasta lo hubiese hecho con la cola. Tenía miedo de volver al establo, pero aquel era ahora su hogar y no lo abandonaría por segunda vez.
Última edición por Coco el Lun Feb 12, 2018 12:03 pm, editado 3 veces
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
El albino cazador de Monstruos estaba alojado en una de las habitaciones de la taberna-Posada “El tomillo Temeroso” tras realizar con éxito un contrato que le llevó a las Montañas. Resulta que un aldeano tocó donde no debía y molestó a quien no debía. En otras palabras, Valiont había realizado un Exorcismo a una Hacienda entera, pues los viñedos, las calabazas y las zanahorias habían cobrado vida presas de un fuerte hechizo de un Lessen joven y enojado por haber sido molestado en su sueño. Un Lessen es, en pocas palabras, un Druida del bosque, parecido a un Hombre-Ciervo cuyas manos tienen el poder de controlar el Bosque que tenga bajo su dominio así como a sus habitantes. En este caso, era la Hacienda que tenía uno de los lugareños en aquella montaña.
Tras varias noches de viaje a lomos de su fiel Yegua, Slavia, llegó de nuevo a Paris, hospedándose en dicha taberna-posada, con aras de relajarse toda la noche antes de comenzar a buscar el siguiente contrato. La noche había sido apacible sin ningún lío mas allá de las miradas recelosas de los parisinos allá donde iba o donde pisaba. Tenía suficiente dinero por el contrato del Lessen que incluso se había tomado el lujo de contratar el servicio de Baño. 3 Chicas de buen ver le esperaban tras la puerta. Valiont abrió recién levantado, aún con algunas greñas en su cabello plateado. -Buenos días.. señoritas. -Dijo echando la vista a las tres mujeres, una rubia, una morena y la última, pelirroja. Traían entre las tres un barreño de madera lleno de agua tibia perfecta para relajarse.
Entraron en la habitación entre vergonzosas risas. Valiont sabía que despertaba las miradas de las chicas, y no todas eran de recelo o miedo precisamente. No obstante, si notó que la Pelirroja no estaba muy contenta con su presencia mas estaba allí por que el tabernero le pagaba.
Sin pudor ninguno, el Peliblanco se despojó de su armadura de cuero con la que incluso dormía. De su ropa interior, de todo menos del Medallón con forma de Lobo que colgaba de su cuello. Las tres chicas miraron a donde había que mirar mientras el Cazador se metía en la bañera suspirando de gusto. Sonriendo de medio lado, y por supuesto; Dejándose lavar por la compañía.
- Spoiler:
El Tomillo Temeroso. 12:37 del Mediodía.
Armándose de nuevo con la armadura y colocándose bien las dos espadas a su espalda, cerraba la puerta, sonriendo y mirando de reojo el interior de la estancia, donde había dejado a las tres mujeres tumbadas, desnudas y sudorosas. No hacía falta decir nada más, Valiont era quien era. Bajó las escaleras ataviándose el cinturón de pociones y el zurrón. La taberna estaba llena de gente, todos en sus habladurías, algunos se giraron para ver al que tenía Ojos de Demonio según las malas lenguas, pero caso omiso hizo Valiont a todo aquello. -Whisky. -Alcanzó a decir atajando una palabra con voz seca, grave, inmediata.
Se iba a sentar pero algo llamó su atención al momento, el tablón de anuncios. -Ayer estaba vacío.. -Dijo para si mismo, sin preocuparle la respuesta del posadero. Se acercó con curiosidad viendo el nuevo papiro colgado. Abrió sus fosas nasales aspirando el aroma que desprendía. -Margarita.. Con toque de lirio rojo entre mezclado con paja y estiércol y cierto.. aroma a Poder. Interesante. -Reflexionó para su interior arrancándolo del tablón y desenrollándolo al completo.
Se tomó su tiempo para leer aquella caligrafía que debía de ser si no se equivocaba, de una mujer, nerviosa y tímida. Se sentó en su sitio donde le esperaba el Whisky. Dejó una bolsa de monedas, bebió todo de un duro trago y se marchó con el papel en sus manos. Siempre al despertar, Valiont tenía que ingerir una Poción que se llamaba Estrella de Sol, receta de una vieja amiga del pasado y que consiste en añadirle una extraordinaria resistencia al día. Es decir, puede caminar por el día y ejercer su trabajo como tal.
Seguía leyendo aquél papiro y a su vez, sus Sentidos de Cazador estaban ya activos, sus pupilas encendidas y encaminándose a la casa que decía tanto el Anuncio como el aroma con su siemprefiel Slavia.
Casa de Ysgramir a las afueras de la ciudad. 15:54 de la tarde.
Acarició la crin del animal, con parsimonia y serenidad, mirándola a los ojos. -¿Que te parece Slav? Digno caserón para un Señor Vampiro, ¿Verdad? -Valiont no era ni estúpido ni nuevo. Conocía al señor de esa casa y su olor, pero desconocía que hubiese mujeres entre sus filas. -El olor viene del Establo o cercanías. Allí podrás hacer amigos, procura buscar un buen Semental. -Bromeó de forma seria a su fiel compañera y ésta relinchó de forma cariñosa dándole un golpecito en la cabeza con la frente.
Tras varios minutos, Valiont se encontraba en el establo buscando a la chica que había escrito aquella caligrafía. Se sentó, esperando pacientemente, mientras limpiaba los cascos de Slavia.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Durante la noche, mientras la cambiante intentaba dormir entre alaridos y el frío que le congelaba los huesos a pesar del calor que siempre le había dado el monto de paja bajo el que descansaba, se había escuchado un estruendo y el relinchar agonizante de uno de los caballos. Se sobresaltó como era de esperar y salió corriendo en su forma perruna en busca del origen de aquel sonido. Se había encontrado con una de las cuadras abiertas y la yegua que ahí debía resguardarse de la intemperie, no estaba. Sabiendo que Ysgramir no se encontraba en la casa, ni tampoco Napayshni o William habían pasado por allí en varias semanas, menos aún la servidumbre tocaría a los animales o los sacaría de sus camas en plena noche. Aún así, aunque aquello hubiese podido suceder, la yegua no hubiese relinchado de tal modo de ser alguien conocido, casi pareciera que le hicieran daño. Pero aparte del olor habitual, no encontró rastro alguno, no había pisadas en el barro reciente de la entrada, era todo muy extraño. Había salido en su búsqueda, intentando rastrear el aroma de Navile, la yegua desaparecida, pero nada. No era un sabueso, pero se le solía dar bastante bien encontrar cosas cuando jugaba. Había regresado casi al alba con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas, triste, agotada. Se dejó caer sobre el montón de briznas doradas y durmió un par de horas, antes de salir de nuevo en busca de su compañera de establo.
Recorrió gran parte de los alrededores, el bosque, el sendero que llevaba al arroyo, el campo de maíz del otro lado de la masía, incluso se había aventurado a investigar los terrenos abandonados e infértiles del otro lado de la colina. Nada, ni señal de la yegua parda o de lo que fuera que se la hubiera llevado. La dogo estaba cada vez más segura de que había sido aquel espíritu o lo que fuera que les atormentaba, ¿pero a raíz de qué había pasado de asustarles a secuestrar animales? Estaba confusa y asustada.
Ya había pasado la hora de comer para cuando decidió regresar una vez más a la hacienda. Se acercaba al caserío a por algo que llevarse al estómago cuando un olor nuevo llamó su atención e hizo desviar su camino. Se acercó con sigilo a las caballerizas, hocico en alto, aspirando aquel aroma desconocido. Había una yegua nueva y un hombre… olía a hierbas y alcohol. Estornudó, sacudiendo la cabeza y se aproximó más, asomándose por la rendija de las hojas de madera que ejercían como puerta de acceso al gran cobertizo. Vio el aura primero y seguidamente la silueta del de cabellos plateados. Era un vampiro, mas su postura no se le antojó amenazante. Dio pasos lentos pero largos en su dirección y con un leve gruñido le avisó de su presencia, aunque estaba convencida de que él ya sabía que ella se encontraba allí. ¿Sería amigo de su dueño? Tal vez estuviera de visita, porque se le veía muy tranquilo, a gusto, como si aquella fuera su casa. Los caballos parecían tranquilos, no le tenían miedo, tan sólo le observaban con sus grandes ojos de iris aplanados, interesados en aquella presencia recién llegada de a saber dónde. Coco ladeó su cabeza de orejas grandes con curiosidad e intentó pegarse más al tipo para olisquearle, ¿se dejaría?
Recorrió gran parte de los alrededores, el bosque, el sendero que llevaba al arroyo, el campo de maíz del otro lado de la masía, incluso se había aventurado a investigar los terrenos abandonados e infértiles del otro lado de la colina. Nada, ni señal de la yegua parda o de lo que fuera que se la hubiera llevado. La dogo estaba cada vez más segura de que había sido aquel espíritu o lo que fuera que les atormentaba, ¿pero a raíz de qué había pasado de asustarles a secuestrar animales? Estaba confusa y asustada.
Ya había pasado la hora de comer para cuando decidió regresar una vez más a la hacienda. Se acercaba al caserío a por algo que llevarse al estómago cuando un olor nuevo llamó su atención e hizo desviar su camino. Se acercó con sigilo a las caballerizas, hocico en alto, aspirando aquel aroma desconocido. Había una yegua nueva y un hombre… olía a hierbas y alcohol. Estornudó, sacudiendo la cabeza y se aproximó más, asomándose por la rendija de las hojas de madera que ejercían como puerta de acceso al gran cobertizo. Vio el aura primero y seguidamente la silueta del de cabellos plateados. Era un vampiro, mas su postura no se le antojó amenazante. Dio pasos lentos pero largos en su dirección y con un leve gruñido le avisó de su presencia, aunque estaba convencida de que él ya sabía que ella se encontraba allí. ¿Sería amigo de su dueño? Tal vez estuviera de visita, porque se le veía muy tranquilo, a gusto, como si aquella fuera su casa. Los caballos parecían tranquilos, no le tenían miedo, tan sólo le observaban con sus grandes ojos de iris aplanados, interesados en aquella presencia recién llegada de a saber dónde. Coco ladeó su cabeza de orejas grandes con curiosidad e intentó pegarse más al tipo para olisquearle, ¿se dejaría?
Última edición por Coco el Jue Nov 16, 2017 3:39 am, editado 1 vez
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 18:45 de la tarde.
Slavia le daba toques de cariño a la mano del albino mientras éste jugaba con el morro de la Yegua observando el lugar. La noche caería en un par de horas pero no le importaba esperar pues su trabajo, su oficio se basaba en eso: Esperar. A veces por los que colgaban los anuncios, otras veces incluso por los monstruos, pues hay ciertos de ellos que.. aparecen solo en una hora determinada del día, lo cual suele molestar bastante al Cazador de Monstruos pero ya estaba mas que acostumbrado a dicha vida.
-Parece que tarda, ¿Verdad, pequeña? -Por supuesto Slavia no era pequeña en absoluto. Era bien grande con unas piernas y unos cuartos traseros musculados y bien formados. Una Yegua que a simple vista cualquier experto en la materia sabría a la perfección que había sido cuidada con el mayor mimo de todos. Era su fiel compañera, esa que nunca le abandonaba bajo ningún concepto. Valiont sonreía, con una tez de inocente y de bobo. -¿Ves a alguno que te guste, amiga? -Bromeaba. No obstante la Yegua parecía entenderse con el Brujo Vampiro a la perfección pues lanzaba sendas salvas de miradas a los caballos del lugar y negaba con la cabeza haciendo ese característico sonido del relinche suave. -Un consejo.. Slavia. Si empezamos a poner pegas.. aquí no fornica nadie. Hazme caso. -Comentaba alegre y felizmente a su amiga mientras observó el también a los caballo. -Oh.. vamos, ¿Seguro que ninguno es digno de la Gran Slavia, Yegua de Noruega? Algún día me gustaría criar a los Pequeños “Slavios”. -Valiont sonreía mientras su Yegua seguía negando. El albino se encogió de hombros finalmente.
Establo de Ysgramir. 19:03 de la tarde.
Tras varios minutos se percató de que ya no estaban solos. -Parece que ahi viene. -Añadió mientras olfateaba de forma serena y calmada. Estaba en lo correcto ya que vio aparecer a un perro, una perra mas bien, pues Valiont lo supo de inmediato. La dejó acercarse pues observó que aquél animal quería identificarle desde más cerca. Los ojos de serpiente que tenía el albino brillaron durante unos segundos, como si estuviese escaneando a la criatura, viendo su aura, posibles pistas. Pistas como.. que huele a Margaritas, Lirios rojos y paja. Sonrió de inmediato alargando su mano para acariciar el morro ajeno y dejarse lamer si el animal quería.
-Curiosos animales los caballos, ¿No crees, pequeña? -Dijo para romper el hielo mientras se levantaba de forma pausada y sin prisa. Se acercó a acariciar los muslos de uno de los caballos negros, entonces lo notó.. Aquella perra estaba alterada, alterada por algo, de modo que se dio la vuelta y cruzó directamente las miradas. -¿Es usted quien ha colgado este anuncio, joven cambiante? -Mostró entonces el trozo de papiro que ya estaba algo arrugado del viaje. Se acercó a ella para tratar de no asustarla pues en los latidos de aquél corazón pudo ver y apreciar la personalidad de ella. Su condición ya la sabía de antes, por su olor, por sus pupilas.
-He venido por ello. Para que me hable de su problema en este.. -Echó una última mirada al sitio. -Lugar. ¿Podría contarme con todo lujo de detalles los acontecimientos? Por favor, no se olvide de ninguno por pequeño e insignificante que sea. ¿Objetos moviéndose? ¿Rastros de baba? ¿Animales asustados? Cualquier detalle, por favor. Me sentaré aquí y la escuchare. -Efectivamente, se sentó, sin más, a esperar a que la pequeña cambiante hablase y pudiese ponerse manos a la obra.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
La actitud familiar y cercana del hombre le hizo sentir más segura, nadie que tratara bien a los animales podía ser mala persona, esa era la filosofía a la que la cambiante se llevaba aferrando toda su existencia y, hasta ahora, no le había fallado nunca. Le olisqueó la mano y le dio unos leves toques con el hocico en la palma, como si le hablara. Le escuchó con atención, ladeando la cabeza en actitud perruna total, siguiéndole al mismo tiempo con la mirada cuando el vampiro se movía por los establos a sus anchas. Pero no fue hasta que vio el papiro que lo relacionó todo y movió la cola, ilusionada porque alguien hubiese acudido en su ayuda, ¡no la habían ignorado! La anciana de la ciudad no le había tomado el pelo -cosa que hacían muchos por su actitud excesivamente confiada y comportamiento torpe-. Dejó caer su larga lengua al abrir el hocico, demostrándole que estaba contenta de verle. Ladró, obviamente así no podrían hablar. Arrugó la nariz y se alejó hasta su cuadra para hacer el cambio. Sus grandes y huesudas patas fueron perdiendo el pelo como todo el resto de su dermis, exceptuando la cabeza donde la melena oscura y ondulada creció con rapidez de manera desaliñada. Se encogió su hocico y también lo hicieron sus orejas, los omóplatos dejaron de marcarse tanto, aunque sus costillas siguieron ligeramente sobresalidas pues su cuerpo aún no se había acostumbrado a la dieta tras las largas semanas de viaje en barco. Irguió primero la espalda, dejando que las largas hebras de cabello negro le cubrieran la espalda y cayeran en cascada sobre los hombros. Con una rodilla hincada en el suelo terroso, apoyó el pie contrario y se levantó dirigiéndose a un lado a por una especie de vestido que se anudó en la nuca. Ella estaba acostumbrada a ir desnuda en África, pero Ysgramir le había dejado bien claro que en Fancia, en su forma debía ir vestida. Sólo la había convencido para llevar algo ligero que no le impidiera correr a sus anchas ni le molestara a la hora de trepar y hacer de las suyas. No le gustaba demasiado estarse quieta.
Una vez lista, giró y se acercó al albino con gesto afable y una sonrisa. Unió ambas manos y con una reverencia le agradeció su presencia. -Gracias por atender mi petición de ayuda.- Se le notaba un marcado acento desconocido, se notaba que el francés no era su lengua, ninguna humana realmente lo era. Volvió a incorporarse y le tendió la mano para que la tomara y acompañara sus pasos hacia la cuadra de la yegua desaparecida. -Este es el cuarto de Navile, esta noche se desapareció...- A veces construía mal las frases, pues conocía bien el idioma para entenderlo, pero formar ella oraciones era algo distinto. Le dejó espacio para que estudiara el lugar y ella se quedó fuera, olfateando. -Lo que sea que nos atormenta, no huele… Y aparece sólo de noche. Recordó algo que había ocurrido un par de noches atrás y se alejó corriendo un momento, sus pasos eras desgarbados cuando se movía deprisa, contrarios a la elegancia que emanaba cuando se desplazaba despacio. Regresó al trote hasta el establo de la parda y le tendió la mano cerrada al cazador, desplegando lentamente sus dedos hasta que a la vista quedó una pequeña esquirla de metal viejo y oxidado. -Una noche desperté sobresaltada con los alaridos y encontré esto frente a mi hocico... Fue la vez de todas que pasé más frío.- De nuevo habló de un modo extraño, pero ella no era consciente de sus fallos y consideraba que los demás siempre la entendían. Aguardó por si servían de algo sus opiniones o aportaciones al respecto, por si, tal vez, el vampiro tuviera preguntas que hacerle. Tal vez ella hubiese presenciado cosas sin darse cuenta y que éstas fueran relevantes, no sabía muy bien qué más aportar por el momento.
Observó con curiosidad como el hombre lo analizaba todo, olisqueaba como ella, como un perro, tocaba las cosas, las examinaba a conciencia con aquellos extraños y vistosos ojos. Se colocó tras los barrotes de uno de los lados de la caballeriza y le miró desde ahí con una mano sujeta a cada barra de hierro que enmarcaban los costados de su alargado rostro descolorido.
Una vez lista, giró y se acercó al albino con gesto afable y una sonrisa. Unió ambas manos y con una reverencia le agradeció su presencia. -Gracias por atender mi petición de ayuda.- Se le notaba un marcado acento desconocido, se notaba que el francés no era su lengua, ninguna humana realmente lo era. Volvió a incorporarse y le tendió la mano para que la tomara y acompañara sus pasos hacia la cuadra de la yegua desaparecida. -Este es el cuarto de Navile, esta noche se desapareció...- A veces construía mal las frases, pues conocía bien el idioma para entenderlo, pero formar ella oraciones era algo distinto. Le dejó espacio para que estudiara el lugar y ella se quedó fuera, olfateando. -Lo que sea que nos atormenta, no huele… Y aparece sólo de noche. Recordó algo que había ocurrido un par de noches atrás y se alejó corriendo un momento, sus pasos eras desgarbados cuando se movía deprisa, contrarios a la elegancia que emanaba cuando se desplazaba despacio. Regresó al trote hasta el establo de la parda y le tendió la mano cerrada al cazador, desplegando lentamente sus dedos hasta que a la vista quedó una pequeña esquirla de metal viejo y oxidado. -Una noche desperté sobresaltada con los alaridos y encontré esto frente a mi hocico... Fue la vez de todas que pasé más frío.- De nuevo habló de un modo extraño, pero ella no era consciente de sus fallos y consideraba que los demás siempre la entendían. Aguardó por si servían de algo sus opiniones o aportaciones al respecto, por si, tal vez, el vampiro tuviera preguntas que hacerle. Tal vez ella hubiese presenciado cosas sin darse cuenta y que éstas fueran relevantes, no sabía muy bien qué más aportar por el momento.
Observó con curiosidad como el hombre lo analizaba todo, olisqueaba como ella, como un perro, tocaba las cosas, las examinaba a conciencia con aquellos extraños y vistosos ojos. Se colocó tras los barrotes de uno de los lados de la caballeriza y le miró desde ahí con una mano sujeta a cada barra de hierro que enmarcaban los costados de su alargado rostro descolorido.
Última edición por Coco el Jue Nov 16, 2017 3:38 am, editado 1 vez
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 19:13 de la tarde.
Valiont seguía examinando el lugar con tranquilidad, únicamente con la mirada sin irse lejos a contemplar, ni siquiera se movió aún, tal y como le prometió a la chica cambiante, se sentó cerca de uno de los caballos para escucharla con la mayor paciencia del mundo, pues su trabajo consistia, básicamente en eso. Normalmente, los contratos de los lugareños no eran más que algunos poltergeist, quizá alguna plaga de Necrófagos por no quemar los cadaveres en la guerra, o simplemente, les asustaba el sonido del viento. Valiont ha visto y vivido de todo en ese ámbito, pero su trabajo le obligaba a escuchar con detalle y realizar la misión para poder cobrar. Muchas veces solo bastaba con practicar un exorcismo al hogar, aunque nisiquiera estuviese encantado, para que el dueño así lo creyera y diera por finalizada la tarea que Valiont realizara.
Tanto estuvo asumido en sus propios pensamientos y quietudes, así como su propia tranquilidad y paz interior que no se dio cuenta apenas si no llega a ser por el sexto sentido que tienen los de su calaña de que la joven cambiante se había marchado solamente para volver ahora sí, convertida en una hermosa joven de color y rasgos que no eran de este lugar. -Estuve un par de veces en África. No me gusta ni el calor ni el olor que desprende la Sabana, aunque si sus costumbres, bailes y mujeres. -Dijo sin más, sonriendo de medio lado, tratando de ser amable aunque se le diera horriblemente mal y ni siquiera le gustase, pero había que romper el hielo y hacer que la mujer estuviese calmada y lista para contarle todo lo que él necesitase escuchar para poder trabajar. ¿Gracias? Pensó para si mismo. 'Vaya, esto si que es nuevo' Volvió a hablar con su propia conciencia, a menudo su mejor compañía junto a su fiel Yegua.
Notó como se acercaba la mujer y le tendía la mano, así que de forma cortés y educada Valiont tomó la mano foranea para levantarse y asintió con la cabeza levemente indicando así que podía seguirle. Pasaron varias cuadras, el lugar era tal y como cabía de imaginar de alguien tan meticuloso, poderoso y gigante de los negocios como lo era Ysgramir Gunnarson, o como por aquí lo llamaban; El Coloso de Hielo. Valiont lo conocía mejor por el sobrenombre de "Jotun", en el pasado tuvieron algún que otro encuentro, meramente informativo para pedir según que pistas. Una de las cosas que tenía este trabajo era que, si no había contrato de por medio, no te veías obligado a cazar. Otra cosa claro está es que te tengas que defender.
Entraron a lo que parecía el cuarto de una Yegua en concreto, por el olor que desprendía el suelo. El cazador Albino clavó sus orbes doradas en la espalda de la chica cuyo nombre aún no sabía, y le siguió mientras escuchaba todo cuanto tenía que decirle. -De modo que el cuarto de Navile, un bonito lugar, digno de una princesa equina. No esperaba menos de Jotun. -Esta vez habló tan alto a su conciencia que no lo hizo mentalmente, algo bastante común en él y a lo que la chica acabará acostumbrándose, al igual que él tendría que acostumbrarse a las frases mal formadas de ella, cosa que en lo personal no le molestaba ni un poco. Lo siguiente que escuchó salir de los suaves foraneos si que le mantuvo en vilo y le llamó la suficiente atención como para elevar el nivel del contrato a: Contrato de verdad.
-¿Solo de noche has dicho? Y dices tambien que.. no huele. ¿Ni deja rastro? ¿Sabría decirme si sale a ciertas horas únicamente? -Pero antes de terminar de formular la pregunta concisa de nuevo la chica se marchó a toda prisa unicamente para volver con algo en las manos. Valiont tendió las suyas propias notando el peso del objeto al caer sobre sus palmas. Los examinó a la misma vez que su Medallón en forma de Lobo vibraba con intensidad. -Mmmh... Tiene poder, magia, de eso no hay duda. ¿Dices que esto apareció aquí así por que sí? -Dibujó una mueca de molestia sobre su blanca tez decorada por una frondosa barba abundante que él odiaba llevar puesto que daba demasiado trabajo, un trabajo extra que podía evitarse si se afeitaba, pero hasta ahora no había tenido tiempo suficiente.
Agarró con fuerza el cristal que la chica le dio. -Debe de tener unos 4 años.. a juzgar por el descamado y el agrietado. ¿Alguna vez has visto un haz de luz por extraño que te pudiese parecer? No sé, cualquier cosa. Necesito saber si lo que quiera que os esté atormentando a ti y a los animales de Ysgramir tiene una ruta fija, de ese modo podré saber donde seguír buscando. Quizá un cadaver o los restos de ello. -Sentención finalmente mientras observaba el aire, se levantó el viento. -El viento aulla. Vayamos con cautela.
Establo de Ysgramir. 19:33 de la tarde. Viento fuerte.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Sonrió ante la referencia a su tierra, le traía buenos recuerdos a la vez que una gran añoranza. Tal vez los últimos tiempos hubiesen sido los peores en el continente de las sabanas, pero aún y con todo, aún soñaba con regresar. Dejó escapar un sonoro suspiro, sin cortarse, sin medir sus actos. Ella era expresiva, demasiado quizás a veces, pero Coco era como era, quien era, y a su edad ya poco podía una cambiar.
Al pasar la mayor parte de su vida en forma de perro, sus instintos solían ser más primitivos que los de cualquier persona, más salvajes y animales. Pero el rasgo que más podía representar a la cambiante, era su tremenda curiosidad, innata y adquirida, nutrida con los años, con las presencias de tribus a su alrededor, de seres desconocidos, de monstruos, de los mismísimos seres humanos. Y con aquel creciente por el hombre que tenía delante, dilató sus pupilas en mitad de aquellos oscuros ojos, ladeando ligeramente la cabeza. Parecía perdida, tal vez un poco tonta, pero era atenta, sabía escuchar, comprendía mejor de lo que muchos esperaban de ella, y respondía con entrega y animosidad. Y no sentía vergüenza, ni tenía complejos, era una mujer directa, alocada y, muy de vez en cuando, hasta visceral.
Bajó la mirada a la esquirla que acababa de entregarle al albino, arrugando a su vez con ambas manos la tela del vestido que portaba. Algo la ponía nerviosa y no era la presencia del brujo. Claro, era el ser, el motivo por el que aquel norteño se encontraba ahora en su morada, en aquellas caballerizas que ejercían de hogar para la dogo arlequinada. Meditó un segundo ante la pregunta, intentando recordar los momentos experimentados en las últimas semanas. Los alaridos, los arañazos sin rastro, el frío helado y húmedo, más doloroso que cualquiera vivido en sus años de inviernos en África. Asintió al interrogante y señaló hacia el exterior por entre las puertas de las cuadras. -Una noche, vi algo que brillaba, pero no era la luz de una llama… Raro.- Por inercia dirigió hacia allí sus pasos, haciendo caso omiso de la advertencia que el vikingo le había dado segundos atrás. A ella el viento no le daba miedo, se lo daba aquel ser que les atormentaba. Y aún con el temor, a veces le salía lo valiente, no solía ser para bien, pero eso era algo que ella no controlaba, porque no sabía, porque no lo intentaba. Empujó la gran hoja de madera y fijó sus ocelos cada vez más negros en la lejanía, en la zona arbolada, más allá de la masía, cerca de la antigua alacena exterior que ahora no era más que un amasijo de runas, barro y paja. -Allí la vi.- Extendió el brazo y señaló con todos los dedos, girándose a ver si el cazador de monstruos la seguía o no. -No parpadeaba... Fija era.- Entonces recordó otra de las cosas que le había preguntado y aunque ella no tenía reloj ni sabía leer la hora, solía guiarse por instinto y los animales. -Siempre es cuando la luna más brilla, las ranas callan y el gallo aún no despierta.- Eso era lo más aproximado que le podía ofrecer, no sabía si le sería de utilidad o sólo ella comprendía aquella jerga, cosa bastante probable a decir verdad.
Sentía verdadera fascinación por aquel hombre, no sabía qué tenía, tal vez era su olor, o la actitud de su yegua. No, eran aquellos ojos… El pelo. ¡Las cicatrices! De manera inconsciente cambió la dirección de aquella mano tendida y tocó una de las marcas con la yema de los dedos. La canina desconocía lo que era el espacio personal y aunque Ysgramir la había regañado innumerables veces por sus impulsos de tocar las cosas que no debía, ella seguía sin aprender, sin cambiar. No retiró la mano, tampoco se disculpó. Dejó que sus falanges viajaran por encima de la dermis abultada, enrojecida, llamativa en comparación al resto de la palidez del brujo. Quería olerle más, lamerle. Pero un crujido a su espalda la hizo detener el acercamiento de su cara. No había sido más que una rata, lo supo aún sin mirar por el el peso de sus pisadas y la agilidad del menudo cuerpo.
Al pasar la mayor parte de su vida en forma de perro, sus instintos solían ser más primitivos que los de cualquier persona, más salvajes y animales. Pero el rasgo que más podía representar a la cambiante, era su tremenda curiosidad, innata y adquirida, nutrida con los años, con las presencias de tribus a su alrededor, de seres desconocidos, de monstruos, de los mismísimos seres humanos. Y con aquel creciente por el hombre que tenía delante, dilató sus pupilas en mitad de aquellos oscuros ojos, ladeando ligeramente la cabeza. Parecía perdida, tal vez un poco tonta, pero era atenta, sabía escuchar, comprendía mejor de lo que muchos esperaban de ella, y respondía con entrega y animosidad. Y no sentía vergüenza, ni tenía complejos, era una mujer directa, alocada y, muy de vez en cuando, hasta visceral.
Bajó la mirada a la esquirla que acababa de entregarle al albino, arrugando a su vez con ambas manos la tela del vestido que portaba. Algo la ponía nerviosa y no era la presencia del brujo. Claro, era el ser, el motivo por el que aquel norteño se encontraba ahora en su morada, en aquellas caballerizas que ejercían de hogar para la dogo arlequinada. Meditó un segundo ante la pregunta, intentando recordar los momentos experimentados en las últimas semanas. Los alaridos, los arañazos sin rastro, el frío helado y húmedo, más doloroso que cualquiera vivido en sus años de inviernos en África. Asintió al interrogante y señaló hacia el exterior por entre las puertas de las cuadras. -Una noche, vi algo que brillaba, pero no era la luz de una llama… Raro.- Por inercia dirigió hacia allí sus pasos, haciendo caso omiso de la advertencia que el vikingo le había dado segundos atrás. A ella el viento no le daba miedo, se lo daba aquel ser que les atormentaba. Y aún con el temor, a veces le salía lo valiente, no solía ser para bien, pero eso era algo que ella no controlaba, porque no sabía, porque no lo intentaba. Empujó la gran hoja de madera y fijó sus ocelos cada vez más negros en la lejanía, en la zona arbolada, más allá de la masía, cerca de la antigua alacena exterior que ahora no era más que un amasijo de runas, barro y paja. -Allí la vi.- Extendió el brazo y señaló con todos los dedos, girándose a ver si el cazador de monstruos la seguía o no. -No parpadeaba... Fija era.- Entonces recordó otra de las cosas que le había preguntado y aunque ella no tenía reloj ni sabía leer la hora, solía guiarse por instinto y los animales. -Siempre es cuando la luna más brilla, las ranas callan y el gallo aún no despierta.- Eso era lo más aproximado que le podía ofrecer, no sabía si le sería de utilidad o sólo ella comprendía aquella jerga, cosa bastante probable a decir verdad.
Sentía verdadera fascinación por aquel hombre, no sabía qué tenía, tal vez era su olor, o la actitud de su yegua. No, eran aquellos ojos… El pelo. ¡Las cicatrices! De manera inconsciente cambió la dirección de aquella mano tendida y tocó una de las marcas con la yema de los dedos. La canina desconocía lo que era el espacio personal y aunque Ysgramir la había regañado innumerables veces por sus impulsos de tocar las cosas que no debía, ella seguía sin aprender, sin cambiar. No retiró la mano, tampoco se disculpó. Dejó que sus falanges viajaran por encima de la dermis abultada, enrojecida, llamativa en comparación al resto de la palidez del brujo. Quería olerle más, lamerle. Pero un crujido a su espalda la hizo detener el acercamiento de su cara. No había sido más que una rata, lo supo aún sin mirar por el el peso de sus pisadas y la agilidad del menudo cuerpo.
Última edición por Coco el Jue Nov 16, 2017 3:38 am, editado 1 vez
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 19:38 de la tarde. Viento fuerte.
Valiont permanecía con la mirada fija en la esquirla, aparentemente no era puntiaguda como cabía de esperar si no que tenía la cúspide algo mellada, erosionada bien por el tiempo o bien por el uso. Algo latía en su interiór, pero no sabía bien desentramar ese misterio. Notaba que sería una pieza clave en esta encrucijada pero mas adelante, no ahora, de modo que la guardó en uno de sus pequeños zurrones que llevaba en el cinturon, a la espalda para ser mas exactos cuando vio que la presencia de aquél material ponía nerviosa a quien iba a pagarle la bebida de la siguiente noche. Se le pasó por la cabeza usar la Señal Axia para tratar de calmarla, pero no lo haría, no aún, al menos.
Cuanto mas recordaba la chica manchada, peor se ponía y mas se estremecía. El Albino notaba como cada pelo de su cuerpo se erizaba con el mero hecho de recordar todo aquello, pero era un mal necesario si querían llegar hasta la raíz del asunto, y raices aquí hay muchas. A continuación volvió a centrar enteramente su atención auditiva en ella. -Aham.. Brillaba pero no era una llama. -Dijo Valiont, con una mueca de extrañeza dibujada en el lienzo de su palidez, aquello no le sirvió de mucho pero no lo dijo, puesto que sabía que podía dañar a la persona, y eso que él no era muy ducho en acciones sociales. De hecho, se le daba como el puto culo, no era bueno haciendo amigos, y sin embargo siempre acababa metido en algún lio para ayudar a la gente incluso sin tener que ver Monstruos reales de por medio. ¡Si incluso le habían llegado a pagar por encontrar una sartén usada en una cabaña donde la mujer dueña no se atrevía a entrar!. A veces lo único que deseaba el Nórdico de Skellig, El Lobo Gris como le llamaban, era estar en una taberna el resto de sus días jugando al Gwent con buena compañía. ¿Tanto era lo que pedía?. Despertó de sus pensamientos con la agoníca mirada de aquella hermosa chica, que se iba sin él, de modo que volvió a ponerse en marcha y fue tras ella.
El peliblanco afinó la mirada y la estrechó consiguiendo así que sus pupilas se dilataran y el iris dorado se encendiera de fulgor, su Sentidos de Cazador habían sido activados y ahora todo era mas grande, como si viera con lupa o un catalejo, aquello le restaba bastante energía, pero era un mal necesario, como él acostumbraba a decir. Observó la lejanía que ahora era cercanía para él como si estuviesen a apenas 2 metros de allí, y entonces vio el rastro de algo. Se agachó al poco follaje que había por el camino, sin dejar de escuchar la preocupación de la Can. -Aquí tiraron de forma accidental.. una botella de Vino, del más exquisito de Francia. El Jotun se esfuerza en mantener su mascarada humana, pero ni en sus peores días tiraría algo tan caro. -Agarró los pocos cristales del vidrio violeta que quedaban y se los acercó a la nariz. Aquello le dolió puesto que el olfato lo tenía extrafino debido a las mutaciones que llevaba en el cuerpo, pero aquello le serviría para seguir el rastro de quien tirase aquél objeto. Eso, mas tarde, claro. Ahora había que averiguar que era lo que atormentaba el lugar. -¿A la media noche? No. En Africa, esa hora es cercana a la Una y media de la noche, mas cerca de las Dos. -Pronunció, sin hacerle falta que le escuchara nadie, simplemente, se hablaba a sí mismo.
Establo de Ysgramir. 20:14 de la noche. Viento fuerte.
Se levantó de nuevo y caminó sendos pasos hasta la alacena que anteriormente había señalado, el brillo de sus orbes volvió a la normalidad para no cansarse demasiado. Al llegar a las inmediaciones, el viento era aún mas fuerte que antes y el cielo se había nublado. Los relámpagos hicieron acto de presencia. -Parece que Thor nos acompañará en esta aventura. -Dijo, restando seriedad al asunto tratando de que ella estuviese bien y cómoda ante su presencia. Sin más se volvió a sentar entre la hierba. -Vamos, siéntate. Aún queda para la hora acordada. Podriamos aprovechar, y entablar lo que los humanos llaman, "Conversación Social". No soy ducho en ello, asi que tendrás que tener cierta paciencia. -Sonrió no obstante. Tenía ganas de saber mas de la historia de la cambiante. De sus costumbres, de África, un lugar que odiaba, pero a su vez, le gustaba. -Vamos, empieza tu, y luego puedes preguntarme a mi, si lo deseas. -Dijo finalmente, con esa pasimonia, paz y tranquilidad de su voz, como si estuviese sosegado permanentemente y le fuera imposible enfadarse o siquiera alzar la voz para gritar con ira.
Cuanto mas recordaba la chica manchada, peor se ponía y mas se estremecía. El Albino notaba como cada pelo de su cuerpo se erizaba con el mero hecho de recordar todo aquello, pero era un mal necesario si querían llegar hasta la raíz del asunto, y raices aquí hay muchas. A continuación volvió a centrar enteramente su atención auditiva en ella. -Aham.. Brillaba pero no era una llama. -Dijo Valiont, con una mueca de extrañeza dibujada en el lienzo de su palidez, aquello no le sirvió de mucho pero no lo dijo, puesto que sabía que podía dañar a la persona, y eso que él no era muy ducho en acciones sociales. De hecho, se le daba como el puto culo, no era bueno haciendo amigos, y sin embargo siempre acababa metido en algún lio para ayudar a la gente incluso sin tener que ver Monstruos reales de por medio. ¡Si incluso le habían llegado a pagar por encontrar una sartén usada en una cabaña donde la mujer dueña no se atrevía a entrar!. A veces lo único que deseaba el Nórdico de Skellig, El Lobo Gris como le llamaban, era estar en una taberna el resto de sus días jugando al Gwent con buena compañía. ¿Tanto era lo que pedía?. Despertó de sus pensamientos con la agoníca mirada de aquella hermosa chica, que se iba sin él, de modo que volvió a ponerse en marcha y fue tras ella.
El peliblanco afinó la mirada y la estrechó consiguiendo así que sus pupilas se dilataran y el iris dorado se encendiera de fulgor, su Sentidos de Cazador habían sido activados y ahora todo era mas grande, como si viera con lupa o un catalejo, aquello le restaba bastante energía, pero era un mal necesario, como él acostumbraba a decir. Observó la lejanía que ahora era cercanía para él como si estuviesen a apenas 2 metros de allí, y entonces vio el rastro de algo. Se agachó al poco follaje que había por el camino, sin dejar de escuchar la preocupación de la Can. -Aquí tiraron de forma accidental.. una botella de Vino, del más exquisito de Francia. El Jotun se esfuerza en mantener su mascarada humana, pero ni en sus peores días tiraría algo tan caro. -Agarró los pocos cristales del vidrio violeta que quedaban y se los acercó a la nariz. Aquello le dolió puesto que el olfato lo tenía extrafino debido a las mutaciones que llevaba en el cuerpo, pero aquello le serviría para seguir el rastro de quien tirase aquél objeto. Eso, mas tarde, claro. Ahora había que averiguar que era lo que atormentaba el lugar. -¿A la media noche? No. En Africa, esa hora es cercana a la Una y media de la noche, mas cerca de las Dos. -Pronunció, sin hacerle falta que le escuchara nadie, simplemente, se hablaba a sí mismo.
Establo de Ysgramir. 20:14 de la noche. Viento fuerte.
Se levantó de nuevo y caminó sendos pasos hasta la alacena que anteriormente había señalado, el brillo de sus orbes volvió a la normalidad para no cansarse demasiado. Al llegar a las inmediaciones, el viento era aún mas fuerte que antes y el cielo se había nublado. Los relámpagos hicieron acto de presencia. -Parece que Thor nos acompañará en esta aventura. -Dijo, restando seriedad al asunto tratando de que ella estuviese bien y cómoda ante su presencia. Sin más se volvió a sentar entre la hierba. -Vamos, siéntate. Aún queda para la hora acordada. Podriamos aprovechar, y entablar lo que los humanos llaman, "Conversación Social". No soy ducho en ello, asi que tendrás que tener cierta paciencia. -Sonrió no obstante. Tenía ganas de saber mas de la historia de la cambiante. De sus costumbres, de África, un lugar que odiaba, pero a su vez, le gustaba. -Vamos, empieza tu, y luego puedes preguntarme a mi, si lo deseas. -Dijo finalmente, con esa pasimonia, paz y tranquilidad de su voz, como si estuviese sosegado permanentemente y le fuera imposible enfadarse o siquiera alzar la voz para gritar con ira.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Un nuevo gesto del hombre llamó su atención, le vio detenerse, mirando fijamente el punto en la lejanía que ella había señalado con anterioridad. Le observaba con sumo detenimiento, con una incipiente curiosidad que empezaba a crear raíces en la cambiante y a crecer como una planta de menta. Cada detalle que percibía hacía que se mantuviera más alerta y, sin quererlo, se pusiera más tensa. Y ver como aquellos ojos cambiaron, no la sobresaltó, porque en sí ya eran distintos, llamativos, especiales y le hicieron pensar en un dragón, en lo que había escuchado que eran, en lo que había visto pintado en libros que Ysgramir le dejaba curiosear en la biblioteca, y sólo curioseaba, porque no sabía leer ni escribir, pero adoraba los dibujos.
Se quedó mirando aquellos orbes que a ella no le correspondían el interés, esperando a que el brujo hablara. Mas primero se agachó a buscar algo, a tocar y oler. Ella notaba el aroma del vino, pero no entendía de clases, de precios. Para ella todo el alcohol era igual, olía demasiado fuerte y la hacía estornudar. Arrugó la nariz, inconscientemente como si aún tuviera su perruno hocico.
Le escuchaba hablar, aunque para ella lo de las horas era algo que no tenía mucho sentido. El regirse por un reloj era cosa de humanos, los animales no entendían de eso, para ellos el tiempo lo marcaban dos cosas: el sueño y el hambre. Y las estaciones lo marcaban el frío, el calor y el celo. Aún así parecía ser algo relevante, tal vez incluso crucial, para que el albino descubriera de qué se trataba que les atormentaba. Le dejó hacer, tranquilo, centrado en sus pensamientos, en sus intuiciones. Ella no le interrumpió y quedó callada, intentó no moverse mucho, pues aún en su forma humanizada era bastante torpe. Y no fue hasta que él tomó asiento y la invitó a hacer lo mismo que despegó sus desnudos pies del suelo embarrado. -¿Thor?- Preguntó sin ocultar su incultura. Ella no sentía reparo en cuestionar las cosas, en querer que se las explicaran. No importaba si parecía una niña, tonta, o cualquier cosa. Lo único relevante era alimentar y aplacar los interrogantes que se agolpaban en su mente.
Tomó asiento junto al norteño, sentándose sobre los pies al apoyar todo el peso del cuerpo en las rodillas, espinillas y empeines. Dejó caer las manos sobre el regazo y con total descaro fijó de nuevo sus oscuros ojos en la faz del cazador. -¿Saber sobre África o llegada a Francia?- Comentó, aunque antes de que el hombre le respondiera, ella ya estaba empezando a narrar lo que le apeteció. Sin más. -Vivía salvaje, con otros como yo. Libres. Sin ataduras, sin jaulas.- Y aún así no se quejaba de su situación actual, pues Ysgramir la trataba bien, le daba comida, la dejaba correr por la zona a sus anchas. -Pero cazaron y trajeron aquí en una caja con barrotes.- Porque por su tamaño no lo consideraba ni prisión. Resopló, sacudiendo la cabeza y se rascó una oreja, apartando la larga melena tras ella. -Echo de menos hogar y mi hijo.- Porque había tenido un cachorro hacía ya muchos años, en su primer apareamiento. Ya estaba en una edad adulta para un cambiante, aunque para ser humano se le consideraría un niño de no más de diez años. No vivían en la misma cueva, pero se veían casi a diario, cazaban juntos, jugaban juntos. Y ahora ya no volvería a verlo.
Se quedó mirando aquellos orbes que a ella no le correspondían el interés, esperando a que el brujo hablara. Mas primero se agachó a buscar algo, a tocar y oler. Ella notaba el aroma del vino, pero no entendía de clases, de precios. Para ella todo el alcohol era igual, olía demasiado fuerte y la hacía estornudar. Arrugó la nariz, inconscientemente como si aún tuviera su perruno hocico.
Le escuchaba hablar, aunque para ella lo de las horas era algo que no tenía mucho sentido. El regirse por un reloj era cosa de humanos, los animales no entendían de eso, para ellos el tiempo lo marcaban dos cosas: el sueño y el hambre. Y las estaciones lo marcaban el frío, el calor y el celo. Aún así parecía ser algo relevante, tal vez incluso crucial, para que el albino descubriera de qué se trataba que les atormentaba. Le dejó hacer, tranquilo, centrado en sus pensamientos, en sus intuiciones. Ella no le interrumpió y quedó callada, intentó no moverse mucho, pues aún en su forma humanizada era bastante torpe. Y no fue hasta que él tomó asiento y la invitó a hacer lo mismo que despegó sus desnudos pies del suelo embarrado. -¿Thor?- Preguntó sin ocultar su incultura. Ella no sentía reparo en cuestionar las cosas, en querer que se las explicaran. No importaba si parecía una niña, tonta, o cualquier cosa. Lo único relevante era alimentar y aplacar los interrogantes que se agolpaban en su mente.
Tomó asiento junto al norteño, sentándose sobre los pies al apoyar todo el peso del cuerpo en las rodillas, espinillas y empeines. Dejó caer las manos sobre el regazo y con total descaro fijó de nuevo sus oscuros ojos en la faz del cazador. -¿Saber sobre África o llegada a Francia?- Comentó, aunque antes de que el hombre le respondiera, ella ya estaba empezando a narrar lo que le apeteció. Sin más. -Vivía salvaje, con otros como yo. Libres. Sin ataduras, sin jaulas.- Y aún así no se quejaba de su situación actual, pues Ysgramir la trataba bien, le daba comida, la dejaba correr por la zona a sus anchas. -Pero cazaron y trajeron aquí en una caja con barrotes.- Porque por su tamaño no lo consideraba ni prisión. Resopló, sacudiendo la cabeza y se rascó una oreja, apartando la larga melena tras ella. -Echo de menos hogar y mi hijo.- Porque había tenido un cachorro hacía ya muchos años, en su primer apareamiento. Ya estaba en una edad adulta para un cambiante, aunque para ser humano se le consideraría un niño de no más de diez años. No vivían en la misma cueva, pero se veían casi a diario, cazaban juntos, jugaban juntos. Y ahora ya no volvería a verlo.
Última edición por Coco el Jue Nov 16, 2017 3:38 am, editado 1 vez
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 20:19 de la noche. Viento fuerte.
- Spoiler:
Valiont de Skellig sonreía con paz y armonía pues la pregunta llena de curiosidad que formuló la chica sin nombre le recordaban a él cuando era mucho mas joven, cuando apenas escapó de donde se crió para comenzar a valerse por si mismo mientras huía de quienes querían darle caza. Por quienes tuvo que cambiarse el nombre. Él preguntaba todo tipo de cosas, cualquier cosa que le pareciese curiosa el formulaba la pregunta a quien quisiese respondérsela. Una lástima que incluso en temprana edad, sin saber absolutamente nada del mundo, la raza humana le detestara por el simple hecho de ser... Diferente y tener ciertas aptitudes, como esos ojos o el uso de las Señales de Cazador.
-Thor es el Dios del Trueno y de la Forja de allá de donde vengo, pequeña cambiante. Mi lugar de origen son las Islas Skellig situadas en Noruega, el frío norte. -Valiont lo decía sin tapujos, se puso en el nombre "De Skellig" por orgullo y además, para facilitarse el que confiaran en él para contratarlo, suficiente tenía con ser una abominación mutada, cualquier extra de confianza era más que necesario para él. Dio varias miradas hacia el norte, lo echaba de menos y esperaba volver pronto. Salió de su ensimismamiento para volver con la chica. -Ahora que lo pienso, y disculpa que te corte la conversación chica.. pero, ¿Cual es tu nombre? ¿O como te gustaría que te llamase? -Preguntó el nórdico cazador con la esperanza de saber así con quien hablaba. La inspeccionaba con cada vistazo que le daba, trataba de no fijarse demasiado en aquellas manchas, pero era algo dificil. No le daban asco ni nada por el estilo si no todo lo contrario, sentía una gran fascinación, aquella mujer, cambiante, era exótica hasta decir basta y aún más.
A continuación contempló como la chica se sentaba a su lado de una forma un tanto extraña pero que él ya conocía de su estancia en África. Pero algo tocó la fibra sensible que se suponía; No exístia en él. -¿Tenías un cachorro? ¿Y que fue de él? -Realmente, si estuviese en su mano, él mismo le traería a ese cachorro de vuelta sano y salvo, era todo un guardián, un protector y lo peor de todo y para su desgracia era que no podía evitarlo bajo ningún concepto como si fuera el juramento de su vida. Algo que ni él mismo alcanzaba siquiera a comprender del todo. -Cuanto lo siento.. Espero que esté bien. Si es como la madre, seguro que es fuerte como un roble y vivaráz como un girasol. -Sonrió finalmente, para intentar no volver la conversación demasiado seria o melancólica. -¿Y tu llegada a Francia? ¿Como ha sido? ¿Te compró Ysgramir? Nunca he oido que tratase mal a sus pertenencias, asi que imagino que vivirás mejor de lo que esperabas, ¿Me equivoco? -Y justo ahora había caido... el muy garrulo había preguntado el nombre de la dama pero él no había dado el propio. -Por cierto, soy Valiont. Valiont de Skellig. Y no, no es un apellido. -Confirmó por si las dudas, pues la gente acostumbra a pensar que es su apellido realmente, y su apellido ni lo sabe ni le importaba en estos momentos. Juntó varias ramas y con unas pequeñas piedras erosionadas por el viento hizo un diminuto círculo. Pronunció suavemente las palabras "igni" y prendió una pequeña hoguera para calentarse. El destello allá arriba en el cielo volvía a hacer acto de presencia y justicia, sin duda, Thor los estaba viendo desde el Asgard.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Escuchó la explicación que le dio el albino sobre qué o quién era Thor. Ella nunca había tenido que creer en deidades, aquello era algo que sólo los humanos hacían y que, los animales como ella, encontraban irrelevante. Aún así le parecía interesante, le gustaba escuchar las historias y leyendas sobre aquellos seres poderosos y gigantes, sobre sus hazañas y heroicidades o, en algunos casos, sobre sus atrocidades. Para ella eran todo como cuentos, mitos sin fundamento, pero buenos para liberar la imaginación o para hacer dormir a su hijo. Y se notaba en la manera en que miraba al brujo que le prestaba suma atención y no perdía detalle. Además, le gustaba el timbre de voz áspero y grave que tenía ese hombre. Asintió para, de todos modos, confirmarle que le entendía y no le interrumpió hasta que preguntó por su nombre. Aún recordaba que a su llegada a Francia había estado un tiempo sin ninguno, que no fue hasta que cogió la suficiente confianza con Ysgramir, que con el carácter perruno de la cambiante no fue demasiado, y mostró su forma humana que pudo decirle a su nuevo dueño cómo se llamaba. -Mi nombre es Coco.- Sonrió, mostrando aquellos blancos dientes que contrastaban con las zonas oscuras de su piel y parecían ir a juego con las claras. No le incomodaba que la mirase cuanto quisiera, ella hacía lo propio con él. La curiosidad era algo innato en los perros y ella creía que en todas las razas era igual.
Ya sentados y tras empezar a narrar su historia, vio como el nórdico mostraba interés en lo que ella decía y asintió a la pregunta. -Cachorro aún libre en África. Baro llama. Él cazar ahora solo…- En la última fracción de contestación se notó como la tristeza teñía las palabras de la morena. Nunca pensó que tendría que separarse de su hijo, porque allí, aunque cada uno tuviera su agujero, su cueva… todos convivían en un mismo terreno, todos se conocían, se cuidaban los unos a los otros y se hacían compañía. Volvió a sonreír, pues a pesar de sus rarezas, sabía apreciar los halagos cuando los entendía. -Baro más fuerte, igual padre.- Si bien el pequeño había heredado sus genes atípicos en lo que hacía referencia a su aspecto físico, su personalidad era muy parecida a la de su padre, otro cambiante cánido, pero un cazador de leones, un Rhodesian. Sacudió la cabeza ante el cúmulo de preguntas que le llovieron a continuación, alborotando su largo cabello rizado y asalvajado con briznas de paja que parecían decorarlo aleatoriamente. -Michael compró e Ysgramir quedó luego. Él trata bien, da comida, casa y mucha libertad.- Aunque no la dejaba volver a África, pero al menos no la tenía amarrada y la tenía bien atendida.
Rio al escuchar el nombre del cazador o más bien la aclaración, ya que ya le había dicho antes que Skellig era su lugar de origen. Su risa fue algo escandalosa, pero no tenía medida, no sabía lo que eran los modelas o el contener los instintos. Bastante que llevaba un vestido, aunque debajo no hubiera ya nada más de ropa. -Valiont.- Sonrió ampliamente al pronunciarlo, lo hizo despacio para no equivocarse. Mas sus ojos se desviaron a las manos foráneas y lo que hicieron, asustándose al ver que, de la nada, prendía el fuego. Dio un salto sumamente ágil hacia atrás y a un lado, escondiéndose tras lo primero que encontró, un monto de heno seco y mal tirado. Conocía el fuego, pero también había visto cómo se creaba y no había habido indicios de nada, sólo una palabra. El concepto de brujo no lo tenía claro, y en aquel momento quedó más que evidente. Se quedó observando desde allí, compungida como un perro asustado, y es que a fin de cuentas… eso era.
Ya sentados y tras empezar a narrar su historia, vio como el nórdico mostraba interés en lo que ella decía y asintió a la pregunta. -Cachorro aún libre en África. Baro llama. Él cazar ahora solo…- En la última fracción de contestación se notó como la tristeza teñía las palabras de la morena. Nunca pensó que tendría que separarse de su hijo, porque allí, aunque cada uno tuviera su agujero, su cueva… todos convivían en un mismo terreno, todos se conocían, se cuidaban los unos a los otros y se hacían compañía. Volvió a sonreír, pues a pesar de sus rarezas, sabía apreciar los halagos cuando los entendía. -Baro más fuerte, igual padre.- Si bien el pequeño había heredado sus genes atípicos en lo que hacía referencia a su aspecto físico, su personalidad era muy parecida a la de su padre, otro cambiante cánido, pero un cazador de leones, un Rhodesian. Sacudió la cabeza ante el cúmulo de preguntas que le llovieron a continuación, alborotando su largo cabello rizado y asalvajado con briznas de paja que parecían decorarlo aleatoriamente. -Michael compró e Ysgramir quedó luego. Él trata bien, da comida, casa y mucha libertad.- Aunque no la dejaba volver a África, pero al menos no la tenía amarrada y la tenía bien atendida.
Rio al escuchar el nombre del cazador o más bien la aclaración, ya que ya le había dicho antes que Skellig era su lugar de origen. Su risa fue algo escandalosa, pero no tenía medida, no sabía lo que eran los modelas o el contener los instintos. Bastante que llevaba un vestido, aunque debajo no hubiera ya nada más de ropa. -Valiont.- Sonrió ampliamente al pronunciarlo, lo hizo despacio para no equivocarse. Mas sus ojos se desviaron a las manos foráneas y lo que hicieron, asustándose al ver que, de la nada, prendía el fuego. Dio un salto sumamente ágil hacia atrás y a un lado, escondiéndose tras lo primero que encontró, un monto de heno seco y mal tirado. Conocía el fuego, pero también había visto cómo se creaba y no había habido indicios de nada, sólo una palabra. El concepto de brujo no lo tenía claro, y en aquel momento quedó más que evidente. Se quedó observando desde allí, compungida como un perro asustado, y es que a fin de cuentas… eso era.
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 20:29 de la noche. Viento fuerte.
- Spoiler:
Se humedecía los labios con pasimonia y sin prisa mientras sus orbes de serpiente estaban clavados en el carraspear de aquellas áscuas que pronto estarían mas vivas. Éstas crepitaban por el fuerte viento que soplaba y la hoguera en sí dejaba una estela tras de sí siendo arrastrada por el clima. De su zurrón izquierdo sacó tres piezas de carne de venado, eran de ayer lo más probable, pero Valiont jamás hacía ascos a la comida ni al sexo de modo que clavó las tres piezas en una pequeña rama que usó como soporte y la acercó al fuego mientras sus dorados ojos volvían al curso de la mirada de aquella chica. Escuchó su nombre, le pareció altamente curioso asi que sonrió con paz. -Vaya, con que Coco, ¿Eh? A mi tambien me gustan mucho los cocos, suelo partirlos en tres piezas, dos las lleno de agua y azucar y la tercera la suelo usar para hacer una ensalada con vinagre negra. ¿Has probado alguna vez esa ensalada? Me gustará acordarme de ti cada vez que la coma, por que esta muy rica. -Entrecerró los ojos al pronunciar aún mas aquellos gestos de bondad y paz que transfería en su sonrisa. Había una cosa que a Valiont se le daba francamente mal y era no ser sincero, de modo que siempre lo era, con todo. Aunque lo que acabase de soltar fuese una tontería tan grande como un volcán. -Es un nombre precioso, de verdad.
Mientras la carne se hacía lentamente y el viento cubría la piel de ambos, Valiont miraba a Coco mientras escuchaba la historia de su cachorro. Su mirada se ensombreció un poco puesto que aquello le quería entristecer, pero no podía. Alzó nuevamente la mirada hasta encontrarse los labios de la muchacha. Negó suavemente con la cabeza. -No importa si caza solo, de llevar genes tuyos, seguro que sabe cuidar de sí mismo y de los suyos. Si no me equivoco, los cambiantes alcanzais la madurez sexual y la pubertad infinitamente antes que un humano normal, de modo que seguro que no hay de qué preocuparse, Baro estará a salvo y volvereis a veros. Estoy seguro de que Jotun alguna vez, hará posible eso. En el fondo es un blando, pero no le digas que lo he dicho, o de lo contrario, querrá mi cabeza. -Dijo, sonriendo al final, pues lo último lo dijo con tono jocoso y de broma, no quería ver a Coco triste, le partía el alma y a la vez se sentía mal por no sentir tristeza ante un acontecimiento claramente triste. -¿Como era el Padre? ¿Tambien era un cambiante? -El Albino sabía que había cambiantes que jamás dejaban su forma animal y como tales seres, se apareaban y hacían su vida con un animal.
Tras aquello el Cazador de Monstruos siguió oyendo la historia personal de Coco en Francia, el cómo Ysgramir la compró. -Conociendo a Gunnarson, seguramente lo haya hecho, además de por que eres hermosa y exótica, por salvarte. Algo me dice que ese hombre, Michael, no era muy de tu agrado, ¿Me equivoco, Coco? -Cada vez que pronunciaba su nombre sonreía, simplemente le hacía gracia, pero en el buen sentido de la palabra.
-Así es, ese es mi nombre, intenta no borrármelo, eh. Los nombres son poderosos sellos. -Lo primero lo dijo claramente con tono jocoso y alegre, pero lo otro si fue en serio, pues decia la verdad, y de eso sabía bastante el Albino cazador. La observó asustada cual perra de la Sabana al ver el fuego. -¿Nunca has visto a un hechicero? Lo hace con mayor facilidad que mi Señal Igni, pequeña. No debes estar asustada, es solo eso; Fuego.- La carne parecía estar lista ya a la misma vez que el viento se hizo aún mas fuerte conforme el sol se iba alejando cada vez mas de la faz. -Ven, Coco, acércate, no me gustaría que pasaras frío. Además, vamos a comer. Espero que te guste la carne, no soy ni el mejor cocinero ni el más paciente, pero almenos llenaremos el estómago. -Entonces recordó que tenía un Odre de piel de conejo con Hidromiel. Sonrió, le encantaba el alcohol como buen hombre del duro Norte que era. Lo sacó y destaponó. -Tambien tenemos con que mojarnos la garganta. ¿Has bebido alcohol alguna vez, muchacha? -Le preguntaba mientras ponía sobre una piedra ovalada y de superficie suave las tres piezas de carne que ahora mismo quemaban demasiado como para ingerirlas. Tenian una buena pinta, con la piel bien hecha y el interior justo en su punto.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Se quedó viendo al brujo allí frente a las llamas, pequeñas, diminutas casi, pero allí estaban. Pero otra cosa llamó la atención de la cambiante, un olor que, por estar antes nerviosa y asustada, había pasado por alto, el aroma de la carne ruda. Estiró el cuello, ya que en su forma humana no alcanzaba a mover las orejas para orientarlas hacia los sonidos que le interesaban. La conversación bañaba sus oídos y aunque algunas cosas no las entendí, a grandes rasgos comprendía lo que el albino le explicaba y preguntaba. Ladeó la cabeza, algo extrañada y negó. Ni sabía lo que eran esos cocos que decía ni creía haberlos comido nunca. -Coco es sonido.- No le habías puesto el nombre por ningún alimento, sino por los sonidos de la selva, igual que había hecho con Baro. -Lo primero escuchó cuando nací, Coco.- Allí donde ella había crecido abundaban los ruidos extraños, tanto de animales al llamarse entre ellos como al caminar, trepar o galopar. El crujido de las ramas, el batido de unas alas. Y así elegían los nombres en su manada.
Aún se encontraba algo alejada, a cubierto, aunque ya no tenía miedo, pero era como si se hubiese olvidado de acercarse de nuevo. Las siguientes frases del norteño la confundieron enormemente, había demasiadas palabras que desconocía y aunque hubiese podido entender a rasgos generales, su mente colapsó y hasta le dio un mareo: Genes, madurez, pubertad, blando… Se llevó las dos manos a la cabeza como si sintiera que ésta de verdad le daba vueltas y al final se dio con ambas palmas contra las mejillas para espabilarse. Lo hizo justo para escuchar una pregunta y asintió en respuesta. -Padre cambiante. Perro, pero distinto a yo.- Se señaló alguna de las manchas de la cara, sonriendo. -Padre color del fuego y con cresta.- Se refería al pelaje más largo recubriendo la zona de la columna vertebral, algo muy característico de su raza, pero ellos no entendían de etiquetas, se habían criado como animales salvajes, como bestias. -Padre muchas hembras.- En su manada no existía la monogamia, había pocos machos y muchas féminas, así que el cálculo era sencillo.
Se acercó un poco, pero no demasiado, no quería interrumpir la cena del hombre, pues a pesar de su lado cánido, había aprendido con su dueño que la comida no se robaba de los humanos. -Michael buen hombre, Coco gusta Michael.- Sonrió al recordar al benévolo comprador de rarezas del vampiro que le había comprado y sacado del mercado negro donde querían echársela a los perros de pelea para que se limpiaran con sus huesos entre los dientes. Hizo una mueca al recordar aquello y sacudió la cabeza, regresando al presente. -Ysgramir creer comprar perro y hasta pasado tiempo no saber yo cambiante. Pero sí comprar por color pelaje.- Recordaba claramente la conversación que había tenido su actual propietario con el viejo que la había traído en carro. Aún así la trató bien desde el principio y tuvo mucha paciencia con ella y sus costumbres… y sobre todo sus torpezas.
Ante la explicación del isleño y su invitación a acercarse, la africana así lo hizo y, despacio, tomó asiento de nuevo junto a su acompañante. Miró el fuego y luego aquellos extraños y fascinantes ojos que la observaban. -Siempre vi crear fuego con objetos.- Aclaró, pues tampoco recordaba cómo se llamaban las herramientas que los humanos utilizaban para prender fogatas. El olor de la carne empezaba a volver loco a su olfato y enseguida se escuchó un gruñido, el de sus tripas. Sin embargo, ella hizo caso omiso de ese ruido y se centró en la oferta del brujo. -¿Alcohol?- No conocía ese nombre y aunque había podido ver a hombres bebiendo cosas similares, no lo asociaba. Ladeó de nuevo la cabeza y abrió la boca, dejando caer la lengua. En su forma de mujer la imagen que proyectaba al hacer eso era, cuanto menos, peculiar.
Aún se encontraba algo alejada, a cubierto, aunque ya no tenía miedo, pero era como si se hubiese olvidado de acercarse de nuevo. Las siguientes frases del norteño la confundieron enormemente, había demasiadas palabras que desconocía y aunque hubiese podido entender a rasgos generales, su mente colapsó y hasta le dio un mareo: Genes, madurez, pubertad, blando… Se llevó las dos manos a la cabeza como si sintiera que ésta de verdad le daba vueltas y al final se dio con ambas palmas contra las mejillas para espabilarse. Lo hizo justo para escuchar una pregunta y asintió en respuesta. -Padre cambiante. Perro, pero distinto a yo.- Se señaló alguna de las manchas de la cara, sonriendo. -Padre color del fuego y con cresta.- Se refería al pelaje más largo recubriendo la zona de la columna vertebral, algo muy característico de su raza, pero ellos no entendían de etiquetas, se habían criado como animales salvajes, como bestias. -Padre muchas hembras.- En su manada no existía la monogamia, había pocos machos y muchas féminas, así que el cálculo era sencillo.
Se acercó un poco, pero no demasiado, no quería interrumpir la cena del hombre, pues a pesar de su lado cánido, había aprendido con su dueño que la comida no se robaba de los humanos. -Michael buen hombre, Coco gusta Michael.- Sonrió al recordar al benévolo comprador de rarezas del vampiro que le había comprado y sacado del mercado negro donde querían echársela a los perros de pelea para que se limpiaran con sus huesos entre los dientes. Hizo una mueca al recordar aquello y sacudió la cabeza, regresando al presente. -Ysgramir creer comprar perro y hasta pasado tiempo no saber yo cambiante. Pero sí comprar por color pelaje.- Recordaba claramente la conversación que había tenido su actual propietario con el viejo que la había traído en carro. Aún así la trató bien desde el principio y tuvo mucha paciencia con ella y sus costumbres… y sobre todo sus torpezas.
Ante la explicación del isleño y su invitación a acercarse, la africana así lo hizo y, despacio, tomó asiento de nuevo junto a su acompañante. Miró el fuego y luego aquellos extraños y fascinantes ojos que la observaban. -Siempre vi crear fuego con objetos.- Aclaró, pues tampoco recordaba cómo se llamaban las herramientas que los humanos utilizaban para prender fogatas. El olor de la carne empezaba a volver loco a su olfato y enseguida se escuchó un gruñido, el de sus tripas. Sin embargo, ella hizo caso omiso de ese ruido y se centró en la oferta del brujo. -¿Alcohol?- No conocía ese nombre y aunque había podido ver a hombres bebiendo cosas similares, no lo asociaba. Ladeó de nuevo la cabeza y abrió la boca, dejando caer la lengua. En su forma de mujer la imagen que proyectaba al hacer eso era, cuanto menos, peculiar.
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Establo de Ysgramir. 20:39 de la noche. Viento fuerte.
El fuego estaba encendido y crepitando suavemente por su propia estela en el viento. El sol ya se había escondido del todo en los últimos minutos del crepúsculo, ahora lo único que iluminaba el lugar así como los rostros era la luz de la pequeña lumbre de aquella hoguera. Valiont ofreció la piedra con los trozos, las piezas de carne bien hechas y un trago de su Odre, tras escuchar su historia. -Así es, pequeña cambiante. Alcohol. Incluso hay monstruos que han desarrollado el gusto por este licor.. -Reflexionó durante unos segundos al recordar esa pequeña e insignificante anécdota. -Ten, prueba. Es Hidromiel. Pero traga con cuidado o sentirás que te quema la garganta. -Sonrió. -De modo que Michael. -Dijo omitiendo lo del perro con muchas hembras puesto que era algo lógico y que ya sabía y que solo preguntó por mera formalidad social a la que aún, tras tantos años aún no estaba del todo acostumbrado.
-Si Michael era un buen hombre bajo las apariencias y fuera.. -Se quedó pensando. -¿Por que te iba a comprar el Jotun? Entiendo lo del pelaje, pero no suele arrebatar ninguna compra a no ser que sea una subasta. Pues el Vikingo gusta de ganar, como buen hombre del norte y criado en alta mar. -Cogió un trozo de carne dándole el primer mordisco. -Mmmmh... -Estaba deliciosa, tenia ese sabor que solo la candela podía dejar en el regusto de la carne o un estofado. -Pruébala, Coco. -Al pronunciar su nombre recordó la explicación, pues por aquellos instantes casi se le había olvidado que ella era cambiante más animal que humano, y los animales se suelen llamar a sí mismos por los sonidos que escuchan al nacer o durante las primeras semanas. Un acto curioso, pero que les servía para dar individualismo entre ellos. -Coco. Me gusta el nombre, como ya dije. Me gusta pronunciarlo. Coco. Coco. Coco. -Sonrió alegremente, algo que no entraba en sus costumbres, pero con la cambiante parecía soltarse un poco mas. -¿Como fue la reacción de Gunnarson al saber que eras una cambiante? Es decir.. cuando vio a la hermosa muchacha que había tras el precioso animal. -Añadió algo de coquetería, probablemente ni se diera cuenta, es así de idiota a veces, no da para más. Pues Valiont era todo sinceridad, era incapaz de mentir.
Establo de Ysgramir. 02:00 de la noche. Viento fuerte. Lluvia y relámpagos.
De la hoguera ya nada quedaba salvo madera mojada y restos. Valiont acariciaba a la cambiante que había decidido descansar un rato por consejo del Brujo. -Ya es la hora. -Musitó el solitario albino mirando hacia el lugar. Minutos atrás había estado meditando a la vez que engrasando con mimo su espada de plata con aceite para Espectros, pues seguramente lo que rondaba allí era aquello, o parecido, al menos. Preparó dos pociones, una para ver en la oscuridad: La del gato. Y otra, llamada Elixir del Rayo, para aumentar sus capacidades motoras y reflejos hasta 70 veces. Algo muy peligroso, si no estuviese mutado.
Un horrible sonido apareció junto a los lamentos seguidos de aullidos. Los orbes dorados de Valiont viraron hacia su derecha, aquella luz que no era una llama, se presentó con titilos verdosos, mas blanquecinos que verde, pero con tonos a fin de cuentas. Despertó muy suavemente a coco. -Despierta, Coco. Nuestra visita de media noche nos espera. -El sonido era horripilante e iba de la mano con el sonido tipico de una manta, vestido o telaje que fondea sin parar y sin final.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Cogió el odre y lo olisqueó de cerca, humedeciéndose la nariz con los restos que había en la boquilla del objeto. Movió esa parte de su cuerpo como lo haría un perro o, tal vez, un ratón y con su larga lengua se limpió, saboreando entonces el sabor del líquido. Tenía bien desarrollado el sentido del gusto, pero aquellas gotas no eran suficientes para saborear como era debido algo parecido, así que le dio un trago, desmedido, porque todo su actuar era así, impulsivo, sin control y sacudió la cabeza al terminar como si le hubiese caído un cubo de agua encima. Le devolvió el recipiente de piel, de momento tenía bastante. Se rascó la lengua con los dientes, con las paletas, cuando la hacía salir de la boca y volver a entrar, intentando devolverla a su estado natural. Pasados unos segundos, respondió la pregunta del albino. -Michael dice su mujer enfadada si yo vivo con ellos, por eso comprar Ysgramir.- Asintió con una gran sonrisa, recordando al hombre que la solía venir a visitar todas las semanas.
Alargó su mano izquierda, pues la cambiante era realmente zurda y alcanzó uno de los trozos de venado al que, sin necesidad de olerlo, ya le daba un bocado. Parpadeó al escuchar al hombre decir tantas veces seguido su nombre y, una vez tragada la carne, rio sin mesura con la boca abierta y echando la cabeza hacia atrás. Mas por exagerada que fuera su carcajada, también fue breve y observó entonces la sonrisa dibujada en los labios del cazador. Le gustó, le sentaba bien el gesto, se veía más cercano, más cálido. Y con su actitud habitual, la de la cambiante, sin miramientos, sin vergüenzas y sin otra cosa más que instinto, aún sujetando el trozo de carne entre sus dedos, se puso en cuatro y aproximó su cuerpo al foráneo, con cuidado de no tocar el fuego ni sus brasas, hasta que su rostro con el del contrario quedaron tan cerca que poco faltó para que se rozaran sus pestañas. Le devolvió la sonrisa y lamió los labios adversos. Y con ello dejó en el aire la última pregunta que el brujo formuló, porque había dejado de prestarle atención a sus palabras y fijado su concentración sólo en los actos. Y tan pronto hizo lo que le vino en gana, se hizo un ovillo en su forma humana sobre una de las piernas del isleño y se terminó la cena, dejando caer poco a poco los párpados hasta dormirse.
Notó el movimiento de su cuerpo, como si la mecieran, algo que le recordó a sus tiempos en África. Fue un gesto suave, delicado, cuidadoso. Se repitió, mas la morena no quería despertar. Y, aún así, el horrendo sonido de aquellos alaridos la sobresaltó, haciendo que de un salto se pusiera de nuevo en cuatro y gruñera en la dirección donde aquel ruido se originaba. Vio entonces a Valiont y se relajó, aunque enseguida fue a buscar resguardo a su lado, como un cachorro asustado que se esconde detrás de su amo. Y es que, en momentos de pánico, era capaz de olvidar en qué forma se encontraba y actuaba como lo había hecho toda la vida, como una perra.
Y allí estaba aquel brillo, aquella luz que erizaba todo el vello de Coco, crispándole la nuca. Mostró los dientes con fiereza y hasta tal punto se sentía alarmada que su dentadura empezó a cambiar sin que lo hiciera el resto de ella. Crecieron sus colmillos y sus pupilas se dilataron, adaptándose mejor a la oscuridad, aunque con aquella cosa acercándose como un faro, tal vez lo último no hiciera falta.
Alargó su mano izquierda, pues la cambiante era realmente zurda y alcanzó uno de los trozos de venado al que, sin necesidad de olerlo, ya le daba un bocado. Parpadeó al escuchar al hombre decir tantas veces seguido su nombre y, una vez tragada la carne, rio sin mesura con la boca abierta y echando la cabeza hacia atrás. Mas por exagerada que fuera su carcajada, también fue breve y observó entonces la sonrisa dibujada en los labios del cazador. Le gustó, le sentaba bien el gesto, se veía más cercano, más cálido. Y con su actitud habitual, la de la cambiante, sin miramientos, sin vergüenzas y sin otra cosa más que instinto, aún sujetando el trozo de carne entre sus dedos, se puso en cuatro y aproximó su cuerpo al foráneo, con cuidado de no tocar el fuego ni sus brasas, hasta que su rostro con el del contrario quedaron tan cerca que poco faltó para que se rozaran sus pestañas. Le devolvió la sonrisa y lamió los labios adversos. Y con ello dejó en el aire la última pregunta que el brujo formuló, porque había dejado de prestarle atención a sus palabras y fijado su concentración sólo en los actos. Y tan pronto hizo lo que le vino en gana, se hizo un ovillo en su forma humana sobre una de las piernas del isleño y se terminó la cena, dejando caer poco a poco los párpados hasta dormirse.
***
Notó el movimiento de su cuerpo, como si la mecieran, algo que le recordó a sus tiempos en África. Fue un gesto suave, delicado, cuidadoso. Se repitió, mas la morena no quería despertar. Y, aún así, el horrendo sonido de aquellos alaridos la sobresaltó, haciendo que de un salto se pusiera de nuevo en cuatro y gruñera en la dirección donde aquel ruido se originaba. Vio entonces a Valiont y se relajó, aunque enseguida fue a buscar resguardo a su lado, como un cachorro asustado que se esconde detrás de su amo. Y es que, en momentos de pánico, era capaz de olvidar en qué forma se encontraba y actuaba como lo había hecho toda la vida, como una perra.
Y allí estaba aquel brillo, aquella luz que erizaba todo el vello de Coco, crispándole la nuca. Mostró los dientes con fiereza y hasta tal punto se sentía alarmada que su dentadura empezó a cambiar sin que lo hiciera el resto de ella. Crecieron sus colmillos y sus pupilas se dilataron, adaptándose mejor a la oscuridad, aunque con aquella cosa acercándose como un faro, tal vez lo último no hiciera falta.
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Siempre los detalles. |
- Spoiler:
Establo de Ysgramir. 02:07 de la noche. Viento fuerte. Lluvia y relámpagos.
Valiont notó como Coco buscaba resguardo a su lado. Sus pupilas estaban dilatadas y el iris dorado de sus ojos brillaba con fuerza. El aceite que había aplicado a su plateada era perfecto para los espectros. En el suelo aún quedaba el libro sucio que Valiont había estado leyendo mientras Coco descansaba felizmente refugiada en sus sueños. Se relamió los labios aún recordando la acción de la cambiante, la cual le fue agradable y le gustó bastante. El libro estaba abierto por la página de las Damas de Medianoche, un tipo de espectro poderoso aunque no el que más, él sabía que esto iba a ser facil si era llevado de la forma correcta. Cerró aquellas hojas harapientas y se guardó la lectura. -Vamos Coco, no te separes de mi.
Llegaron al sitio, justo en la alacena, bajo la interperie. La criatura presentaba una mandíbula desencajada y tan pronto como vio a los enemigos comenzó a gritar. Valiont se tapó los oidos, pues sabía lo que venía, pero Coco no, de modo que la cambiante comenzó a bailar y bailar sin poder hacer nada para parar. -Dammit… -Maldijo el brujo cazador mientras dibujaba con el dedo sendos sellos de Yrdeen en el suelo hasta formar un círculo. Tras eso, se desabrochó la parte de arriba de la armadura dejando su torso a la vista de la Dama de la medianoche. -Son atraidas por el cuerpo fornido de un hombre entrado en años. Espero que funcione. -Cerró los ojos y tras varios instantes, la criatura con ropa de novia a la fuga y raída se acercó con aquellos gemidos de ultratumba. Valiont sonrió.
-Bien. -El espectro quedó ralentizado y semi atrapado por la trampa arcana de la señal del brujo quien comenzó a dar sendos cortes por todo el cuerpo de la bestia abriéndole heridas que brillaban de color jade, fuego espiritual era la sangre de aquella atormentada alma que gritaba sin cesar alcanzando un brutal desgarro al pectoral derecho del Cazador. El Albino gimió de dolor y lanzó Aard para hacerla retroceder. La dama vociferó y desapareció ante la mirada atenta del Cazamonstruos, pues se le había pasado por alto el detalle mas importante. Se levantó de forma calmada, tranquila y serena, yendo en busca de Coco quien ya no estaría bailando dada la huida del monstruo. -Parece que tu beso me ha descolocado un poco. -Dijo de forma bromista, con una voz agradable, no le había molestado, pues Valiont sabía cuando se equivocaba. -Tenemos que buscar el cuerpo, y un objeto que ate su espíritu a este mundo. -Pero antes necesitaba descansar, no dejaba de ser de noche, y por el día todo se veía mejor. Además, hasta la medianoche del siguiente día no volverían a ver a la fantasmagórica criatura, de modo que se posó en las puertas de la Alacena jadeando un poco y mirando a la bonita cambiante. -¿Tienes permiso para abrir esto? No me importa estar debajo de la lluvia y la tormenta, pero algo me dice que prefieres cobijo, ¿Verdad? -La miró, aún sentía gracia por haberse equivocado en un detalle. Y recordó de nuevo el curioso nombre de su acompañante. -Coco, coco, coco. -Sonrió una vez más.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Tal y como le pidió el albino, aunque realmente no hubiera sido necesario que se lo dijera, la cambiante no se separó de su lado. Aunque fuera un perro en su forma habitual, seguía siendo miedosa. Sólo se envalentonaba cuando se trataba de proteger a su pequeño Baro, pues por él haría lo que fuera, entregaría su vida sin pensarlo, cruzaría el mismísimo infierno y se enfrentaría a Satanás, Hades o quien fuera que reinara allí abajo. Sin embargo, una vez allí al resguardo del brujo, ella no supo qué hacer, fue incapaz de protegerse de aquel extraño ataque que la sumió en un hipnotismo repentino que la obligó a alzarse sobre sus dos extremidades traseras y empezar a girar, danzando al son de una música inexistente. Extendió los brazos al dar vueltas como una peonza con sus pies descalzos sobre la hierba. A partir de ese punto, ella ya no era dueña de su cuerpo ni de su mente, no podía dejar de bailar.
De repente, se detuvo en mitad del lugar y vio a Valiont medio desnudo y recargado contra la puerta de la alacena. -¿Qué pasó?- Alcanzó a preguntar antes de sacudir la cabeza como si aún un lejano ritmo fuera tarareado en el fondo de su mente, como un cántico de su tierra, pero dolorosamente repetitivo y fantasmagórico. Aspeó una de sus manos junto a su oreja derecha como si fuera un zumbido lo que quedaba al final taladrando su recuerdo. Al final, desapareció. Se había perdido la mitad de lo que le había dicho el cazador de monstruos, pero se percató de lo último que le dijo y asintió a la pregunta. En realidad no sabía si tenía permiso, no se lo había preguntado a su dueño, pero, en teoría, tenía acceso a todo lo que no era la casa, al menos eso le había gritado la última vez que hizo algún destrozo dentro, sin querer, obviamente.
Se aproximó y empujó la puerta, pues a ella la lluvia nunca le había gustado, menos aún cuando los rayos restallaban a lo lejos iluminando atemorizantemente el cielo. Sonrió al escuchar como el isleño repetía su nombre con aquel tono suave y agradable. Quiso acercarse de nuevo a él como lo había hecho con anterioridad cuando se vio una luz cegadora fulminar un árbol a lo lejos y, de un salto, se coló dentro de la caseta, buscando la esquina más alejada de la entrada para esconderse del sonido que de inmediato hizo eco en el cielo. -Dioses enfadados…- Para Coco, una tormenta era una pelea entre dioses o un castigo sobre la Tierra de su mano. Algo no estaba bien y siempre había caos y muerte cuando los todopoderosos se enojaban, fuera con quien fuera.
De repente, se detuvo en mitad del lugar y vio a Valiont medio desnudo y recargado contra la puerta de la alacena. -¿Qué pasó?- Alcanzó a preguntar antes de sacudir la cabeza como si aún un lejano ritmo fuera tarareado en el fondo de su mente, como un cántico de su tierra, pero dolorosamente repetitivo y fantasmagórico. Aspeó una de sus manos junto a su oreja derecha como si fuera un zumbido lo que quedaba al final taladrando su recuerdo. Al final, desapareció. Se había perdido la mitad de lo que le había dicho el cazador de monstruos, pero se percató de lo último que le dijo y asintió a la pregunta. En realidad no sabía si tenía permiso, no se lo había preguntado a su dueño, pero, en teoría, tenía acceso a todo lo que no era la casa, al menos eso le había gritado la última vez que hizo algún destrozo dentro, sin querer, obviamente.
Se aproximó y empujó la puerta, pues a ella la lluvia nunca le había gustado, menos aún cuando los rayos restallaban a lo lejos iluminando atemorizantemente el cielo. Sonrió al escuchar como el isleño repetía su nombre con aquel tono suave y agradable. Quiso acercarse de nuevo a él como lo había hecho con anterioridad cuando se vio una luz cegadora fulminar un árbol a lo lejos y, de un salto, se coló dentro de la caseta, buscando la esquina más alejada de la entrada para esconderse del sonido que de inmediato hizo eco en el cielo. -Dioses enfadados…- Para Coco, una tormenta era una pelea entre dioses o un castigo sobre la Tierra de su mano. Algo no estaba bien y siempre había caos y muerte cuando los todopoderosos se enojaban, fuera con quien fuera.
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Ni dioses ni relámpagos. |
Alacena de Ysgramir. 02:27 de la noche. Viento fuerte. Lluvia y relámpagos.
El albino vio como la cambiante empujaba la puerta y el interior se abría. El polvo era bastante, salía como una densa niebla de tonos marrones. Ambos estaban calados y Valiont estaba casi desnudo aunque parecía aguantarlo bien era todo mera apariencia. Sus ojos contemplaron como Coco iba a hacer lo mismo que antes pero ésta se asustó, uno de los rayos de aquella tormenta eléctrica impacto con un árbol lejano de la colina y eso la asustó sobremanera, provocando que ésta se fuera al fondo de la alacena asustada y temblorosa. Valiont entró de forma calmada, cerró la puerta y buscó a Coco con la mirada. -Coco, coco, coco. -Volvió a decir, sabiendo que aquello le gustaba, tratando así de calmarla.
Buscó por los estantes varias mantas nórdicas, gruesas, el Jotun sabía bien como resguardarse del frío aunque no se resguardara del suyo propio. Encontró a la asustada cambiante y le ofreció un par de mantas, poniéndolas por el suelo, y una para él. Se sentó y encendió el farol que había en el suelo, oxidado y lleno de polvo pero aún funcional, un poco al menos. La lluvia golpeaba con fuerza la madera del tejado y los relámpagos eran constantes. Valiont abrazó el cuerpo de la africana. -No tengas miedo, Coco. No dejaré que ningún dios te marque con su ira. -Acarició con suavidad la melena azabache de su compañera, a quien había ido a ayudar. -¿Sabe Gunnarson que eres una cambiante? -Por que algo le decía que el grandullón aún no lo sabía. Y de saberlo, seguro que era una buena historia para contar hasta el amanecer, pues aún quedaba toda la noche.
Se levantó durante unos minutos, buscando algo que sirviera para beber. Solo encontró un par de botellas de cristal, seguramente con ron o agua sin más. Se quedó mirando el suelo, le pareció ver algo, algún tipo de pisada, pero ni su Sentido de Brujo le podría ayudar en una noche tan cerrada donde no había ningún tipo de luz mas allá d ella lumbre de la pequeña lámpara. Volvió, ofreciéndole la bebida a Coco tras probarla él. -Es ron. No es mi bebida favorita.. pero algo es algo. Bebe, Coco. -Dijo tras mirarla, volviendo a echar su brazo desnudo por encima de la chica a la espera que le contase la historia de si el Jotun sabía lo que ella era o no lo sabía aún. Si él era el primero en verla en forma humana, o no. Besó su frente en un intento de seguir calmándola, y volvió a susurrar, con los labios pegados a la piel de su frente. -Me gusta mucho tu nombre. Coco.-Suspiro mientras notaba con su nariz se aplastaba un poco conforme su rostro se juntaba más a aquella suave frente que tenía la cambiante. En cierto modo.. le parecía muy adorable, incluso mona. Le gustaba observarla.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Encogida como estaba en un rincón, la voz del albino al pronunciar su nombre, alcanzó sus oídos y la relajó temporalmente, hasta que el siguiente relámpago resonó en la caseta como si ésta fuera a venirse abajo, como si el techo se les fuera a derrumbar sobre las cabezas y a enterrarles vivos. Atemorizaba como se encontraba, en cuanto el brujo se agachó, la cambiante corrió a su lado, abrazándose al torso empapado del vikingo. Acurrucada contra él y con el fuerte brazo del cazador de monstruos rodeándola, se calmó. Le gustaba estar cerca de él, el modo en que la trataba y cómo la miraba. Sus ojos eran extraños, pero podía ver ternura en cada gesto que el isleño le dedicaba, al menos ella lo sentía de ese modo y no necesitaba opiniones ajenas para tomar decisiones, ella siempre había actuado por instinto.
La pregunta que le fue formulada, incomodó un poco a la africana, pues era un tema delicado del que prefería no hablar. Apretó los labios y desvió la mirada, avergonzada porque con el tiempo le había cogido miedo al hecho de intentar descubrirle su verdad a su dueño. Le había visto enfadarse con Napa por hacer mal las cosas y le había escuchado decir lo mucho que valoraba la confianza y, aunque ella jamás quiso hacerle mal, sentía que Gunnarson se enfadaría mucho cuando descubriera que era más que una perra, aunque para ella no fuese algo importante, pues había vivido la mayor parte de su vida como una dogo sin más. La única contestación que le dio cuando ya regresó y le tendió la botella, pues mientras ella meditaba el cazador se había levantado a por algo de beber para ambos. Ni siquiera sabía lo que era el ron, pero cogió el objeto de cristal y se lo llevó a la boca para darle un sorbo. De inmediato arrugó el gesto y estornudó, haciendo una mueca al extenderle de nuevo el alcohol que no le había gustado nada.
Sonó de nuevo un trueno y casi de un salto se sentó encima del vikingo, abrazándole por el cuello. Toda ella temblaba, tenía miedo y de un modo desesperad y necesitado, buscó aquello que más la tranquilizaba y podía distraer estando con el brujo al lado. Buscó directamente aquellos orbes dorados con sus dos esferas más oscuras y, ahora mismo, de pupilas sumamente dilatadas por el temor. Se quedó así, observándole, perdiéndose en la manera en que ese hombre la miraba. Se aproximó más, hasta que los labios de ambos casi se rozaron y entreabrió la boca, dándole una suave mordida al inferior foráneo. Aflojó poco a poco el agarre y dejó que sus manos se deslizara por la piel llena de cicatrices del albino, como si intentara leer la historia de sus batallas con la yema de los dedos. Sacó la lengua de un modo muy perruno y de manera delicada lamió la barba ajena, sus labios, subiendo hacia la oreja, antes de gruñirle muy levemente e iniciar un ascenso de mordisqueos por toda la ternilla. -Valiont... Valiont.... Valiont...- Susurró de manera suave, imitando el modo en el que él la llamaba.
La pregunta que le fue formulada, incomodó un poco a la africana, pues era un tema delicado del que prefería no hablar. Apretó los labios y desvió la mirada, avergonzada porque con el tiempo le había cogido miedo al hecho de intentar descubrirle su verdad a su dueño. Le había visto enfadarse con Napa por hacer mal las cosas y le había escuchado decir lo mucho que valoraba la confianza y, aunque ella jamás quiso hacerle mal, sentía que Gunnarson se enfadaría mucho cuando descubriera que era más que una perra, aunque para ella no fuese algo importante, pues había vivido la mayor parte de su vida como una dogo sin más. La única contestación que le dio cuando ya regresó y le tendió la botella, pues mientras ella meditaba el cazador se había levantado a por algo de beber para ambos. Ni siquiera sabía lo que era el ron, pero cogió el objeto de cristal y se lo llevó a la boca para darle un sorbo. De inmediato arrugó el gesto y estornudó, haciendo una mueca al extenderle de nuevo el alcohol que no le había gustado nada.
Sonó de nuevo un trueno y casi de un salto se sentó encima del vikingo, abrazándole por el cuello. Toda ella temblaba, tenía miedo y de un modo desesperad y necesitado, buscó aquello que más la tranquilizaba y podía distraer estando con el brujo al lado. Buscó directamente aquellos orbes dorados con sus dos esferas más oscuras y, ahora mismo, de pupilas sumamente dilatadas por el temor. Se quedó así, observándole, perdiéndose en la manera en que ese hombre la miraba. Se aproximó más, hasta que los labios de ambos casi se rozaron y entreabrió la boca, dándole una suave mordida al inferior foráneo. Aflojó poco a poco el agarre y dejó que sus manos se deslizara por la piel llena de cicatrices del albino, como si intentara leer la historia de sus batallas con la yema de los dedos. Sacó la lengua de un modo muy perruno y de manera delicada lamió la barba ajena, sus labios, subiendo hacia la oreja, antes de gruñirle muy levemente e iniciar un ascenso de mordisqueos por toda la ternilla. -Valiont... Valiont.... Valiont...- Susurró de manera suave, imitando el modo en el que él la llamaba.
Coco- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: En busca de ayuda // Privado - Valiont [+18]
Bajo mi protección. |
Alacena de Ysgramir. 02:37 de la noche. Viento fuerte. Lluvia y relámpagos.
Valiont notaba el miedo que aún reinaba en cada parte del cuerpo de Coco, la tenía encima de él. Un nuevo relampago la hizo hacer temblar, de modo que el albino la abrazó fuertemente contra él. No supo ni cómo ni cuándo, pero los labios de Coco quedaron a centimetros de los suyos. Podía sentir el calor de su aliento, la textura de aquellos labios que pronto se cernieron sobre los suyos en un mordisco, unas lamidas. Sintió como lamía su barba, su cara. La oreja.. el cuello y el sinfín de mordisqueos que le precedieron. El click le fue dado a la mente cuando en un suave y erótico susurro, Coco pronunció su nombre tres veces, al igual que él hacía.
En ese momento suspiró agarrando la cintura de la cambiante, tumbándola encima de las mantas con suma delicadeza y suavidad, dejando sus besos por el cuello de color, por las manchas blanquecinas y terminando en sus labios, gruesos y suaves, perfectos para él. Mordia el inferior, metía su lengua en busca de la suya y miraba directamente a los ojos a Coco. -Coco… -Dijo entre tantos besos. La izquierda fue a parar a uno de los pechos de la mujer, la derecha a sus muslos, subiendo muy lentamente hasta llegar a remangar las piernas, dejándolas desnudas. No podía parar de besarla. -Coco.. -Una vez mas dijo su nombre. Se despegó de forma calmada de sus labios y usó ambas manos para desnudarla al completo, viéndole ambos pechos desnudos que no dudó en atraparlos con la boca ni un solo segundo. Lamía, mordía y succionaba con ímpetu el pezón derecho de la dogo dibujando claramente el placer sobre éste.
Bajó aquellos besos y lamidas por el vientre, recorriendo cada palmo de piel que se le presentaba delante, haciendo paradas en las manchas exóticas, mordiéndolas, dejándolas rojizas, hasta llegar a la entrepierna de la chica. Con timidez simulada, dio con la punta de la lengua en el clítoris para probar el tacto y el sabor, acto seguido estaba besando aquellos labios como si fueran los de la boca de Coco, con ternura, candor, suavidad. Sin prisa por lamer, tomándose el tiempo necesario. Usaba dos de sus dedos para acariciar formando pequeños círculos sobre el clítoris, el botón de la felicidad. -Coco… coco.. coco. -Volvió a repetir mientras lamía sin parar. Se había puesto muy caliente a la vez que tierno, quería cuidar a aquella cambiante, hacérselo con mimo. Protegerla de sus miedos.. de este modo. No era lo normal, pues él aparentemente no podría sentir amor ni nada parecido, pero a la Cambiante le haría lo que los humanos denominaban "Hacer el Amor". El no entendía porque lo llamaban así, pero sabía que era hacerlo con cuidado, con ternura y suavidad, y es lo que estaba dispuesto a hacer con Coco. Durante toda la noche si hiciese falta. -No temas.. Coco. -Tras acabar con los besos allí abajo, Valiont volvió a subir pasando por ambos pechos desnudos hasta llegar a la boca, buscando resguardo en los besos ajenos, le encantaba besar, cuanto mas tierno era el beso, mas le gustaba, mas caliente le ponía. Esta vez usó su zurda para agarrar su miembro y sacarlo de su jaula de cuero, estaba duro, como para no, despues de lo que hizo Coco. Se masturbaba lentamente, disfrutando el aliento de la africana.
Valiont de Skellig- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 27/10/2017
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Sin is knocking at your door // Privado - Valiont
» Only the strongest will survive // Privado - Valiont [+18]
» The untold tale // Privado - Valiont [+18]
» Un poco de ayuda al leer ~ Privado.
» Su ayuda será bien recibida - Privado.
» Only the strongest will survive // Privado - Valiont [+18]
» The untold tale // Privado - Valiont [+18]
» Un poco de ayuda al leer ~ Privado.
» Su ayuda será bien recibida - Privado.
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour