AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Libre] Ponerse en peligro en vano.
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[Libre] Ponerse en peligro en vano.
[Este rol se desarrolla 2 semanas antes de [Privado] Otra tarde en el mercado y su continuación [Privado] Un nuevo día.]
Como era habitual, Aurora no había conseguido dinero suficiente ni tan siquiera para comprar una pieza de fruta en el mercado ambulante. Ese día tenía más hambre de lo normal, así que decidió levantarse de la acera en la que solía mendigar, para ir hacia un restaurante cercano. Había estado un par de veces allí, rebuscando entre la basura donde tiraban los restos de comida. Evitaba hacerlo, pero esta vez era necesario, no aguantaba más con el estómago vacío.
Caminó hacia el lugar, con algo de temor. Había un vampiro que de vez en cuando merodeaba por el mercado, y arrebataba todo lo que tenían los pobres como ella. Además, les amenazaba con que si no les veía en el mismo lugar la próxima vez que pasase por allí, los rastrearía y nada bueno ocurriría. Lo único que esperaba era que no apareciese durante el tiempo en que ella no iba a estar, ya que si no se metería en problemas.
Al llegar vio que el local estaba lleno. Cuanta más gente, más sobras habría, así que se apoyó en una de las paredes exteriores del local, al lado de los basureros donde solían depositar las sobras. Allí esperó pacientemente a que sacasen alguna que otra bolsa con algo aprovechable.
El tiempo pasaba, y las personas comenzaron a salir poco a poco, hasta que no quedaba apenas nadie. Esta vez estaban tardando bastante en quitar lo que había sobrado, cosa que a la muchacha le parecía extraña.
En seguida pudo ver que habían cambiado la forma de hacer las cosas. Había una puerta trasera, y al parecer era por ahí por donde los encargados de la limpieza del restaurante le entregaban las bolsas a los basureros, para que así nadie se pudiese aprovechar de lo que contenían.
-Mierda. No sé para qué me arriesgo a que ese chupasangres me pueda hacer cualquier cosa viniendo hasta aquí, si al final no he conseguido nada.- Pensó, y la rabia le invadió por dentro. Cerró su puño derecho con fuerza, y del enfado, pegó un puñetazo a la pared en la que se encontraba apoyada.
A continuación, observó a los pocos que quedaban dentro comiendo, y luego a los que iban saliendo con el estómago más que lleno. -Aprovechad lo que tenéis mientras podáis. Ojalá nunca os lleguéis a sentir como los que estamos en la calle, porque no aguantaríais ni un sólo día en esas condiciones.- Dijo, en un susurro, cabizbaja.
Como era habitual, Aurora no había conseguido dinero suficiente ni tan siquiera para comprar una pieza de fruta en el mercado ambulante. Ese día tenía más hambre de lo normal, así que decidió levantarse de la acera en la que solía mendigar, para ir hacia un restaurante cercano. Había estado un par de veces allí, rebuscando entre la basura donde tiraban los restos de comida. Evitaba hacerlo, pero esta vez era necesario, no aguantaba más con el estómago vacío.
Caminó hacia el lugar, con algo de temor. Había un vampiro que de vez en cuando merodeaba por el mercado, y arrebataba todo lo que tenían los pobres como ella. Además, les amenazaba con que si no les veía en el mismo lugar la próxima vez que pasase por allí, los rastrearía y nada bueno ocurriría. Lo único que esperaba era que no apareciese durante el tiempo en que ella no iba a estar, ya que si no se metería en problemas.
Al llegar vio que el local estaba lleno. Cuanta más gente, más sobras habría, así que se apoyó en una de las paredes exteriores del local, al lado de los basureros donde solían depositar las sobras. Allí esperó pacientemente a que sacasen alguna que otra bolsa con algo aprovechable.
El tiempo pasaba, y las personas comenzaron a salir poco a poco, hasta que no quedaba apenas nadie. Esta vez estaban tardando bastante en quitar lo que había sobrado, cosa que a la muchacha le parecía extraña.
En seguida pudo ver que habían cambiado la forma de hacer las cosas. Había una puerta trasera, y al parecer era por ahí por donde los encargados de la limpieza del restaurante le entregaban las bolsas a los basureros, para que así nadie se pudiese aprovechar de lo que contenían.
-Mierda. No sé para qué me arriesgo a que ese chupasangres me pueda hacer cualquier cosa viniendo hasta aquí, si al final no he conseguido nada.- Pensó, y la rabia le invadió por dentro. Cerró su puño derecho con fuerza, y del enfado, pegó un puñetazo a la pared en la que se encontraba apoyada.
A continuación, observó a los pocos que quedaban dentro comiendo, y luego a los que iban saliendo con el estómago más que lleno. -Aprovechad lo que tenéis mientras podáis. Ojalá nunca os lleguéis a sentir como los que estamos en la calle, porque no aguantaríais ni un sólo día en esas condiciones.- Dijo, en un susurro, cabizbaja.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
Hoy era el día del almuerzo familiar fuera, o al menos eso debía ser, porque lo que parecía en verdad era una lucha por ver que tan molesto podía ser el nuevo esposo de mi madre y que tanto podía yo resistir.
-No deberías comer eso Luna, una señorita debe cuidar su imagen- lo dice el cerdito con traje ¡Que encantador! Fingí no haber escuchado aquellas palabras disfrazadas de preocupación mientras continuaba leyendo la lista de postres, aquel hombre podría tener poder sobre mi madre más no sobre mí -Él tiene razón, Luna ¡Tienes que cuidarte para la boda!- miré por encima del menú al que ahora era mi padrastro y a mi mamá, esto tenía que ser una broma -No te preocupes mami, un trozo de tarta con té no me matará- pero no podía decir lo mismo del señor y de ella, habíaa comido tanto durante la mañana y parte del mediodía que parecían unos globos a punto de reventar -Gracias por su preocupación- me limité a sonreír como la niña tonta e ingenua que ellos creían que era mientras desviaba nuevamente la mirada al menú de postres, mientras más ellos dijesen que no yo diría aún más que sí.
-¡Quiero una rebanada de tarta de fresa!- comenté de forma cantarina para el camarero que se encontraba desde hacía un rato en espera de mi pedido -Y una taza de té, si no es mucha molestia- dejé de mirar al joven que ahora caminaba con rumbo a la cocina para mirar a mis queridos padres, los cuales me miraban con desaprobación -¡Vamos! Es solo un inocente dulce- y una forma directa de reto para con el señor pero eso no era algo que debiera decir en voz alta.
Espere paciente mi pedido mientras miraba a los pocos comensales que allí quedaban, personas que pegaban mucho dinero por mucha comida para comer menos de la mitad de esta, debía tener problemas para gastar todo su dinero. No paso mucho para que mi mirada se desviara hacia una de las ventanas del local en donde una chica miraba la comida como si mirase ángeles bajar del cielo -Pobrecita…- concentré todas mis energías en llegar a ella y conectar con su sentir, no fue difícil hacerlo ya que los sentimientos de tristeza y hambre de la chica sobresalían como una llama entre todas las emociones allí reunidas, mi sentido de la caridad se activó al instante -¡Con su permiso!- Y sin más tomé la bandeja de pan que se encontraba en el centro de la mesa y me dirigí a la salida, el señor y mi madre no se morirían por no comer más pan.
-No nos subestimes- había alcanzado a escuchar su comentario, ahora podía sentir la rabia dentro de ella -Tener o no tener dinero no nos hace buenos o malos para vivir en las calles- acerqué la canasta de pan a sus manos -¡Ten!- acompañé el gesto con una sonrisa, esperaba que la chica no se lo tomase a mal.
-No deberías comer eso Luna, una señorita debe cuidar su imagen- lo dice el cerdito con traje ¡Que encantador! Fingí no haber escuchado aquellas palabras disfrazadas de preocupación mientras continuaba leyendo la lista de postres, aquel hombre podría tener poder sobre mi madre más no sobre mí -Él tiene razón, Luna ¡Tienes que cuidarte para la boda!- miré por encima del menú al que ahora era mi padrastro y a mi mamá, esto tenía que ser una broma -No te preocupes mami, un trozo de tarta con té no me matará- pero no podía decir lo mismo del señor y de ella, habíaa comido tanto durante la mañana y parte del mediodía que parecían unos globos a punto de reventar -Gracias por su preocupación- me limité a sonreír como la niña tonta e ingenua que ellos creían que era mientras desviaba nuevamente la mirada al menú de postres, mientras más ellos dijesen que no yo diría aún más que sí.
-¡Quiero una rebanada de tarta de fresa!- comenté de forma cantarina para el camarero que se encontraba desde hacía un rato en espera de mi pedido -Y una taza de té, si no es mucha molestia- dejé de mirar al joven que ahora caminaba con rumbo a la cocina para mirar a mis queridos padres, los cuales me miraban con desaprobación -¡Vamos! Es solo un inocente dulce- y una forma directa de reto para con el señor pero eso no era algo que debiera decir en voz alta.
Espere paciente mi pedido mientras miraba a los pocos comensales que allí quedaban, personas que pegaban mucho dinero por mucha comida para comer menos de la mitad de esta, debía tener problemas para gastar todo su dinero. No paso mucho para que mi mirada se desviara hacia una de las ventanas del local en donde una chica miraba la comida como si mirase ángeles bajar del cielo -Pobrecita…- concentré todas mis energías en llegar a ella y conectar con su sentir, no fue difícil hacerlo ya que los sentimientos de tristeza y hambre de la chica sobresalían como una llama entre todas las emociones allí reunidas, mi sentido de la caridad se activó al instante -¡Con su permiso!- Y sin más tomé la bandeja de pan que se encontraba en el centro de la mesa y me dirigí a la salida, el señor y mi madre no se morirían por no comer más pan.
-No nos subestimes- había alcanzado a escuchar su comentario, ahora podía sentir la rabia dentro de ella -Tener o no tener dinero no nos hace buenos o malos para vivir en las calles- acerqué la canasta de pan a sus manos -¡Ten!- acompañé el gesto con una sonrisa, esperaba que la chica no se lo tomase a mal.
Luna Abbey- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/09/2017
Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
En cuanto escuchó el comentario de una voz que parecía pertenecer a una joven mujer, Aurora se sorprendió, ya que no la había visto llegar, y sobresaltada levantó la cabeza. Efectivamente, era una chica. Tenía un físico que destacaba sobre el de muchas otras personas. Era rubia, tenía los ojos verdes, vestía bien... Seguramente pertenecía a una familia de clase alta. Más claro le quedó esto último cuando observó que le ofrecía una cesta de pan, que seguramente procedía del interior del restaurante.
Ante las palabras de la muchacha, se comenzó a sentir decepcionada consigo misma. En un momento de rabia había soltado lo primero que se le había pasado por la mente, en vez de razonar. Sabía perfectamente que no todos los que tenían dinero eran desagradecidos con los que no compartían su misma suerte.
-Yo... Perdona, no pretendía generalizar con mi frase. Sé que hay gente amable y caritativa después de todo, pero cuando uno vive en la calle, ve día tras día un montón de cosas que le hacen pensar lo contrario excepto en momentos puntuales. A veces, eso me hace olvidar que no todo el mundo es así.- Dijo, mirando con sus ojos azules a la rubia, y a continuación cogió con sus dos manos la canasta de pan, con un ápice de esperanza y una sonrisa en su boca.
Se inclinó, a la vez que le daba las gracias por el alimento, y volvió a fijar su vista en ella. -No tenías por qué hacerlo. Muchísimas gracias de nuevo, de verdad. ¿Puedo agradecértelo de alguna manera? Quizás te puede traer problemas el haberme dado comida, y no pretendo que salgas perjudicada por ello.- Comentó, y nada más terminar la frase su barriga comenzó a quejarse con pequeños rugidos, provocando la risa de Aurora, algo avergonzada y colorada por esto último.
Acarició su vientre con una de sus manos. Iba a poder alimentar a su bebé. Estaría a salvo un día más. Vivía con la incertidumbre diaria de cuánto tiempo aguantarían de esta manera, pero mientras su cuerpo pudiese ni se iba a rendir, ni se lo iba a permitir.
Hoy volvería a salir adelante, y en este caso todo gracias a esa amable mujer, de la cuál quería conocer más, ya que su desinteresada acción le había producido curiosidad.
Ante las palabras de la muchacha, se comenzó a sentir decepcionada consigo misma. En un momento de rabia había soltado lo primero que se le había pasado por la mente, en vez de razonar. Sabía perfectamente que no todos los que tenían dinero eran desagradecidos con los que no compartían su misma suerte.
-Yo... Perdona, no pretendía generalizar con mi frase. Sé que hay gente amable y caritativa después de todo, pero cuando uno vive en la calle, ve día tras día un montón de cosas que le hacen pensar lo contrario excepto en momentos puntuales. A veces, eso me hace olvidar que no todo el mundo es así.- Dijo, mirando con sus ojos azules a la rubia, y a continuación cogió con sus dos manos la canasta de pan, con un ápice de esperanza y una sonrisa en su boca.
Se inclinó, a la vez que le daba las gracias por el alimento, y volvió a fijar su vista en ella. -No tenías por qué hacerlo. Muchísimas gracias de nuevo, de verdad. ¿Puedo agradecértelo de alguna manera? Quizás te puede traer problemas el haberme dado comida, y no pretendo que salgas perjudicada por ello.- Comentó, y nada más terminar la frase su barriga comenzó a quejarse con pequeños rugidos, provocando la risa de Aurora, algo avergonzada y colorada por esto último.
Acarició su vientre con una de sus manos. Iba a poder alimentar a su bebé. Estaría a salvo un día más. Vivía con la incertidumbre diaria de cuánto tiempo aguantarían de esta manera, pero mientras su cuerpo pudiese ni se iba a rendir, ni se lo iba a permitir.
Hoy volvería a salir adelante, y en este caso todo gracias a esa amable mujer, de la cuál quería conocer más, ya que su desinteresada acción le había producido curiosidad.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
La chica no tardó mucho en reaccionar a mis palabras, no tuve que mirar su expresión facial para saber que de la rabia y la tristeza había pasado a ser una vergüenza y decepción abismal, sentía bastante feeling con aquella castaña.
Sonreí complicidad ante sus palabras, se notaba a distancia que se trataba de era una chica dulce y encantadora pero que con el tiempo se había acorazado en sus palabras, me daba lástima saber que una flor tan linda estuviera rodando por ahí a merced de todo y de todos.
-¡Descuida! No pasa nada, de verdad- acomodé mi cabello detrás de la oreja antes de continuar -Yo suelo ser muy impulsiva y tiendo a decir lo primero que pasa por mi cabeza pero he aprendido con los años que hay que respirar antes de hablar- más cuando esa rabia hacía que tu cabello se tornase morado o de algún otro color -Pero no la culpo, las personas de mi clase suelen ser muy despiadadas y avaras- comenté mientras observaba como la chica tomaba la canasta de pan entre sus manos como si le acabase de entregar la fórmula para la juventud eterna, aunque era algo lindo saber que ellos apreciaban cada trozo de comida, también era triste saber que solo vivían para ello, me sentía obligada a ayudar a esta chica en todo lo que pudiera.
Una risa un tanto sonora salió de mis labios al escuchar las palabras de la joven castaña, era adorable que se preocupara por mí siendo ella la que estaba en malas condiciones -Ni se preocupe por eso, no sería la primera vez que me metiera en un lío por ayudar personas en su condición- y tampoco sería la primera vez que lo resolviera utilizando un hechizo pero eso era algo que la castaña no debía saber.
Aproveché la distracción que tuvo la chica con su estomago para observarla mejor. Era hermosa, realmente lo era, con ojos tan azules como el cielo y unas cejas de ensueño, una real perdida que toda esa belleza estuviera oculta entre harapos y suciedad -No se preocupe por tu pequeño gruñón hambriento- comenté divertida mientras daba una vista rápida a dentro del local, mi padrastro estaba hecho una fiera, una razón más para seguir afuera con la chica -¡Anda! Come, pero no se atragante o le sentará mal- había visto aquello varias veces y el resultado no era realmente bueno.
-Por cierto ¿Cuál es su nombre?- alisé los pliegues de mi falda fingiendo mirar al suelo, desde donde me encontraba era bastante difícil que mis padres notasen la presencia de la chica y aunque no me molestaba que me vieran con ella, me preocupaba que la fuese a tratar mal ya que allí no podría utilizar la magia a diestra y siniestra -¿Te importa si no movemos fuera de la ventana? No quiero que mis padres armen un espectáculo aquí afuera pro mi ausencia pero tampoco quiero estar con ellos- confesé finalmente, cualquier excusa para estar lejos de aquel hombre era buena.
Sonreí complicidad ante sus palabras, se notaba a distancia que se trataba de era una chica dulce y encantadora pero que con el tiempo se había acorazado en sus palabras, me daba lástima saber que una flor tan linda estuviera rodando por ahí a merced de todo y de todos.
-¡Descuida! No pasa nada, de verdad- acomodé mi cabello detrás de la oreja antes de continuar -Yo suelo ser muy impulsiva y tiendo a decir lo primero que pasa por mi cabeza pero he aprendido con los años que hay que respirar antes de hablar- más cuando esa rabia hacía que tu cabello se tornase morado o de algún otro color -Pero no la culpo, las personas de mi clase suelen ser muy despiadadas y avaras- comenté mientras observaba como la chica tomaba la canasta de pan entre sus manos como si le acabase de entregar la fórmula para la juventud eterna, aunque era algo lindo saber que ellos apreciaban cada trozo de comida, también era triste saber que solo vivían para ello, me sentía obligada a ayudar a esta chica en todo lo que pudiera.
Una risa un tanto sonora salió de mis labios al escuchar las palabras de la joven castaña, era adorable que se preocupara por mí siendo ella la que estaba en malas condiciones -Ni se preocupe por eso, no sería la primera vez que me metiera en un lío por ayudar personas en su condición- y tampoco sería la primera vez que lo resolviera utilizando un hechizo pero eso era algo que la castaña no debía saber.
Aproveché la distracción que tuvo la chica con su estomago para observarla mejor. Era hermosa, realmente lo era, con ojos tan azules como el cielo y unas cejas de ensueño, una real perdida que toda esa belleza estuviera oculta entre harapos y suciedad -No se preocupe por tu pequeño gruñón hambriento- comenté divertida mientras daba una vista rápida a dentro del local, mi padrastro estaba hecho una fiera, una razón más para seguir afuera con la chica -¡Anda! Come, pero no se atragante o le sentará mal- había visto aquello varias veces y el resultado no era realmente bueno.
-Por cierto ¿Cuál es su nombre?- alisé los pliegues de mi falda fingiendo mirar al suelo, desde donde me encontraba era bastante difícil que mis padres notasen la presencia de la chica y aunque no me molestaba que me vieran con ella, me preocupaba que la fuese a tratar mal ya que allí no podría utilizar la magia a diestra y siniestra -¿Te importa si no movemos fuera de la ventana? No quiero que mis padres armen un espectáculo aquí afuera pro mi ausencia pero tampoco quiero estar con ellos- confesé finalmente, cualquier excusa para estar lejos de aquel hombre era buena.
Luna Abbey- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 13/09/2017
Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
La mujer que estaba frente a ella tenía razón, sabía que no debía de decir lo primero que se le pasara por la cabeza. Durante estos últimos meses su forma de ser había cambiado. Antes medía sus palabras, pero desde que la habían violado decidió no seguir en contacto con sus conocidos, amigos, y nueva familia que había forjado en París, así que sus dotes de comunicación estaban bastante oxidadas. Por lo tanto, no importaba lo que ella dijese, ya que ahora casi nunca lo expresaba para nadie más que para ella misma.
Se martirizaba día tras día recordando que lo que le había ocurrido en parte había sido su culpa, por hacer caso omiso a lo que Kray, el hombre lobo que la había cuidado desde que había llegado a Francia, le había aconsejado. Además, si en ese momento hubiese sabido cómo defenderse, quizás no habría salido tan mal parada.
Cerró los ojos y sacudió la cabeza, intentando así volver a la realidad y dejar que sus pensamientos desapareciesen de su mente. En cuanto abrió sus párpados, la rubia le incitó a comer el pan que le había traído. Ganas no le faltaban, estaba hambrienta. -Entonces, con su permiso...- Dijo Aurora, y comenzó a deborar el delicioso alimento, procurando no parecer demasiado bruta haciéndolo.
La amable chica había descubierto su secreto. Sabía que estaba embarazada, o al menos eso parecía. Esperaba que no la despreciase por eso, ya que ser madre soltera daba mala imagen, y más perteneciendo a la clase baja. De todas maneras, no parecía que la fuese a despreciar por ello. Su carácter era dulce, se preocupaba por los demás y seguramente ofrecería ayuda a quien lo necesitase siempre que tuviese la oportunidad.
De repente, la joven le planteó una pregunta. -Por cierto, ¿cuál es su nombre?- Todavía tenía la comida en la boca, así que terminó el trozo de pan que tenía entre manos lo antes posible, y a continuación contestó. -Soy Aurora, mucho gusto. Puede tratarme de tú en vez de usted si lo prefiere.- Esbozó una amplia sonrisa después de decir esto, aun con la cesta sobre sus manos, donde ya sólo quedaban migas.
Acto seguido, la muchacha le pidió moverse del lugar en donde estaban. Al parecer tenía problemas familiares, pues no quería volver a entrar al restaurante. ¿Qué le podría ocurrir? Esperaba averiguarlo en algún momento si era posible, y ofrecerle la ayuda necesaria si podía hacer algo por ella. Quería devolverle el favor.
Caminaron juntas separándose de la ventana del local. -Si no le importa, ¿puedo conocer yo también su nombre? Y... Respecto a su familia, no sé lo que le ocurre con ellos, ni pido que me lo cuente si no le resulta cómodo, pero si puedo prestarle ayuda en cualquier cosa, no dude que lo haré.-
Se martirizaba día tras día recordando que lo que le había ocurrido en parte había sido su culpa, por hacer caso omiso a lo que Kray, el hombre lobo que la había cuidado desde que había llegado a Francia, le había aconsejado. Además, si en ese momento hubiese sabido cómo defenderse, quizás no habría salido tan mal parada.
Cerró los ojos y sacudió la cabeza, intentando así volver a la realidad y dejar que sus pensamientos desapareciesen de su mente. En cuanto abrió sus párpados, la rubia le incitó a comer el pan que le había traído. Ganas no le faltaban, estaba hambrienta. -Entonces, con su permiso...- Dijo Aurora, y comenzó a deborar el delicioso alimento, procurando no parecer demasiado bruta haciéndolo.
La amable chica había descubierto su secreto. Sabía que estaba embarazada, o al menos eso parecía. Esperaba que no la despreciase por eso, ya que ser madre soltera daba mala imagen, y más perteneciendo a la clase baja. De todas maneras, no parecía que la fuese a despreciar por ello. Su carácter era dulce, se preocupaba por los demás y seguramente ofrecería ayuda a quien lo necesitase siempre que tuviese la oportunidad.
De repente, la joven le planteó una pregunta. -Por cierto, ¿cuál es su nombre?- Todavía tenía la comida en la boca, así que terminó el trozo de pan que tenía entre manos lo antes posible, y a continuación contestó. -Soy Aurora, mucho gusto. Puede tratarme de tú en vez de usted si lo prefiere.- Esbozó una amplia sonrisa después de decir esto, aun con la cesta sobre sus manos, donde ya sólo quedaban migas.
Acto seguido, la muchacha le pidió moverse del lugar en donde estaban. Al parecer tenía problemas familiares, pues no quería volver a entrar al restaurante. ¿Qué le podría ocurrir? Esperaba averiguarlo en algún momento si era posible, y ofrecerle la ayuda necesaria si podía hacer algo por ella. Quería devolverle el favor.
Caminaron juntas separándose de la ventana del local. -Si no le importa, ¿puedo conocer yo también su nombre? Y... Respecto a su familia, no sé lo que le ocurre con ellos, ni pido que me lo cuente si no le resulta cómodo, pero si puedo prestarle ayuda en cualquier cosa, no dude que lo haré.-
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
-Adelante- la ojiazul comenzó a comer de forma muy divertida, se notaba a kilómetros que estaba intentando no parecer una loca desesperada por la comida, cosa que me sacó una risita, aquella joven era como una niña chiquita (aunque de chiquita no tenía nada, eso era obvio).
No pasó mucho tiempo para que la joven terminara de darse gusto con el pan y respondiese mi pregunta -¡Que nombre tan adorable tiene! Digo, tienes… Es un placer- sonreí de vuelta para la castaña. Pasar de usted a tu era algo que en verdad me costaba, después de todo me habían enseñado que siempre, sin importar la situación, la educación y la cortesía eran lo primero, claro… si la situación no involucraba a la plebe, ya que de ser así, se tenía derecho de ser mal educados y demás, una gran tontería en mi opinión -Me costará algo tratarla… tratarte de tu, pero lo lograré- cerré mi mano en un puñito mientras miraba al cielo en un gesto de motivación personal, si Aurora se sentía más cómoda de esa manera lo intentaría.
La chica era bastante curiosa pero sabía como preguntar sin sonar impertinente, cosa que me agradaba bastante y que planteaba una pregunta en mi mente ¿Esta chica de verdad era de la calle? Por su apariencia y su emoción al comerse el pan era obvio pero ¿Siempre lo había sido? Trataría más con ella para averiguarlo.
-Mi nombre es Luna, pero puede… Puedes llamarme Lu, si gustas- miré nuevamente dentro del restaurante mientras caminábamos, mi padrastro ya se estaba impacientando por mi ausencia en la mesa, no pasaría mucho para que saliera a buscarme -No es algo complicado la verdad, mi madre tiene un nuevo esposo y no lo soporto- fin, no debía decir nada sobre el ataque del vampiro y la muerte de mi padre por su causa, después de todo no todos los humanos conocían la existencia de seres sobrenaturales y lo menos que quería era asustarla.
No habíamos dado ni veinte pasos cuando la voz de mi padrastro llegó a mis oídos -¡Luna! ¡Ven aquí ahora!- me giré de golpe, no quería regresar -Tu voz y tu presencia son molestas, es por ello que quiero que te des vuelta- murmuré mirando al hombre a los ojos y sin más y veterano se alejo con rumbo al restaurante, hacer hechizos era genial.
-¿Tienes hambre aún Aurora? Puedo comprar algo más de comida para ti- tendría un gran regaño cuándo regresará a casa pero valdría la pena.
No pasó mucho tiempo para que la joven terminara de darse gusto con el pan y respondiese mi pregunta -¡Que nombre tan adorable tiene! Digo, tienes… Es un placer- sonreí de vuelta para la castaña. Pasar de usted a tu era algo que en verdad me costaba, después de todo me habían enseñado que siempre, sin importar la situación, la educación y la cortesía eran lo primero, claro… si la situación no involucraba a la plebe, ya que de ser así, se tenía derecho de ser mal educados y demás, una gran tontería en mi opinión -Me costará algo tratarla… tratarte de tu, pero lo lograré- cerré mi mano en un puñito mientras miraba al cielo en un gesto de motivación personal, si Aurora se sentía más cómoda de esa manera lo intentaría.
La chica era bastante curiosa pero sabía como preguntar sin sonar impertinente, cosa que me agradaba bastante y que planteaba una pregunta en mi mente ¿Esta chica de verdad era de la calle? Por su apariencia y su emoción al comerse el pan era obvio pero ¿Siempre lo había sido? Trataría más con ella para averiguarlo.
-Mi nombre es Luna, pero puede… Puedes llamarme Lu, si gustas- miré nuevamente dentro del restaurante mientras caminábamos, mi padrastro ya se estaba impacientando por mi ausencia en la mesa, no pasaría mucho para que saliera a buscarme -No es algo complicado la verdad, mi madre tiene un nuevo esposo y no lo soporto- fin, no debía decir nada sobre el ataque del vampiro y la muerte de mi padre por su causa, después de todo no todos los humanos conocían la existencia de seres sobrenaturales y lo menos que quería era asustarla.
No habíamos dado ni veinte pasos cuando la voz de mi padrastro llegó a mis oídos -¡Luna! ¡Ven aquí ahora!- me giré de golpe, no quería regresar -Tu voz y tu presencia son molestas, es por ello que quiero que te des vuelta- murmuré mirando al hombre a los ojos y sin más y veterano se alejo con rumbo al restaurante, hacer hechizos era genial.
-¿Tienes hambre aún Aurora? Puedo comprar algo más de comida para ti- tendría un gran regaño cuándo regresará a casa pero valdría la pena.
Luna Abbey- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 13/09/2017
Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
Cuando Aurora conoció el nombre de la rubia, esbozó una sonrisa. ¿Luna y Aurora? La aurora se puede apreciar cuando la luna comienza a esconderse. ¿Había sido sólo una coincidencia que se hubiesen encontrado, teniendo nombres que se complementan entre ellos? No. No creía eso. Quizás era una señal... Una señal de que probablemente las cosas irían a mejor a partir de ese momento.
De inmediato, la muchacha le explicó su situación. Al parecer no se encontraba cómoda con el nuevo miembro de su familia. Debía de ser un hombre horrible, porque la chica era bastante amigable, y si no lo soportaba seguramente tenía una gran razón de peso para ello.
-¡Luna! ¡Ven aquí ahora!- Efectivamente, ese varón no le inspiraba buenas vibraciones, y menos obligando a volver a la joven, seguramente sabiendo que no le apetecía. De todas maneras, ese grito se quedó en nada, ya que finalmente nadie salió a buscarla.
Acerca de esto último, no sabía muy bien lo que pensar. Podría ser que esa persona simplemente hubiese desistido, volviendo a la mesa, o a lo mejor había algo de sobrenatural en toda esta situación. Estaba acostumbrada sobre todo a ver los efectos de los poderes de los hombres lobo y de los vampiros, y en menor medida los de los cambiantes. Sin embargo, no creía que esta mujer fuese nada de eso. Conocía la existencia de otro tipo de magias, pero no tanto como para identificar a las especies que las pudiesen emplear.
Esto le produjo aun más curiosidad acerca de la rubia. Un cierto misterio agradable cubría su presencia. A saber. Seguramente a Aurora todavía le quedaba mucho por descubrir acerca de este mundo y los secretos que éste mismo encerraba.
En seguida, y a su vez evadiendo lo que acababa de ocurrir, Luna le ofreció la posibilidad de comprar más comida. -Yo... Si puede... Pero no hace falta que coja una gran cantidad de alimento. Con un trozo más de pan estaré bien, no quiero ser una carga.- La miró a los ojos con una sonrisa en la boca, feliz por haber sido invitada por ella.
-Por cierto, noto que se encuentra algo incómoda en este lugar. Si quiere podemos dar un paseo por los alrededores del restaurante, en vez de quedarnos simplemente apartadas de la ventana del local.- Dijo, esperando que así la rubia pudiese olvidar su situación, y de paso aprovechara para despejarse un poco.
De inmediato, la muchacha le explicó su situación. Al parecer no se encontraba cómoda con el nuevo miembro de su familia. Debía de ser un hombre horrible, porque la chica era bastante amigable, y si no lo soportaba seguramente tenía una gran razón de peso para ello.
-¡Luna! ¡Ven aquí ahora!- Efectivamente, ese varón no le inspiraba buenas vibraciones, y menos obligando a volver a la joven, seguramente sabiendo que no le apetecía. De todas maneras, ese grito se quedó en nada, ya que finalmente nadie salió a buscarla.
Acerca de esto último, no sabía muy bien lo que pensar. Podría ser que esa persona simplemente hubiese desistido, volviendo a la mesa, o a lo mejor había algo de sobrenatural en toda esta situación. Estaba acostumbrada sobre todo a ver los efectos de los poderes de los hombres lobo y de los vampiros, y en menor medida los de los cambiantes. Sin embargo, no creía que esta mujer fuese nada de eso. Conocía la existencia de otro tipo de magias, pero no tanto como para identificar a las especies que las pudiesen emplear.
Esto le produjo aun más curiosidad acerca de la rubia. Un cierto misterio agradable cubría su presencia. A saber. Seguramente a Aurora todavía le quedaba mucho por descubrir acerca de este mundo y los secretos que éste mismo encerraba.
En seguida, y a su vez evadiendo lo que acababa de ocurrir, Luna le ofreció la posibilidad de comprar más comida. -Yo... Si puede... Pero no hace falta que coja una gran cantidad de alimento. Con un trozo más de pan estaré bien, no quiero ser una carga.- La miró a los ojos con una sonrisa en la boca, feliz por haber sido invitada por ella.
-Por cierto, noto que se encuentra algo incómoda en este lugar. Si quiere podemos dar un paseo por los alrededores del restaurante, en vez de quedarnos simplemente apartadas de la ventana del local.- Dijo, esperando que así la rubia pudiese olvidar su situación, y de paso aprovechara para despejarse un poco.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
Mire a la chica de reojo en busca de alguna perturbación en su aura y emociones a causa de lo que acaba de pasar. Solo encontré una pizca de duda y curiosidad, nada realmente grave que no pudiese manejar con una buena excusa en caso que la chica preguntase algo. Me alegraba que fuera de esa manera, de por si no era fácil mantener mi cabello de su color natural como para ahora tener que explicar de forma creíble y lógica lo que había pasado hacia escasos segundos. No era como si pudiera andar gritando a los cuatro vientos ¡Hey! Soy una bruja sin esperar que las personas entraran en pánico o intentaran atacarme, aunque por supuesto habían humanos como el mandadero de Emet que conocían la existencia de seres sobrenaturales, no tenía idea de que tanto supiese la hermosa chica sobre algo más allá de lo común por lo que mantener mi boca cerrada respecto a ese tema era la mejor de mis opciones.
Para aún más alivio la castaña no hizo pregunta alguna sobre lo que ocurrió, se limitó a seguirme la charla sobre la comida, algo apenada por ello -¡No es problema! ¿Para qué es el dinero si no para gastarlo? Ya veré donde podemos comprarte comida para hoy y el resto de la semana y con algo de suerte un vestido y zapatos nuevos- comenté sonreída para la chica quien me miraba alegre y algo apenada. Nunca me había molestado gastar dinero y tiempo en alguien que lo necesitaba y más aún si eso hacía molestar a mi padrastro y que tuviese menos oportunidad de poner sus avaras manos sobre el dinero de los Abbey ¡Puff! Mataba dos pájaros de un tiro ¿Qué más podía pedir? Sí, bueno, podía pedir que el desapareciera pero ni siquiera con magia aquello pasaría.
-Sería una excelente idea, Aurora. Así podría comprarte de una vez comida y alguna que otra cosa que necesites- y con esas palabras me hice camino esperando que la castaña me siguiera.
-Y diga… dime linda ¿Tienes familia? ¿Algún lugar en el cuál dormir?- esperaba de todo corazón que dijera que si, sería muy triste saber que un ser tan tierno y lindo como ella anduviese paseando de un lugar a otro como barco a la deriva -Y si no soy muy impertinente ya- que sentía que lo era -¿Siempre has tenido esta condición? Lo digo por tu comportamiento, eres realmente educada- no decía que por ser de clase baja se era mal educado u ordinario pero casi todas las personas en esta condición económica a las que había conocido lo eran, por lo que Aurora me dejaba un sentimiento dulce de que estaba acompañada de una chica realmente civilizada.
Para aún más alivio la castaña no hizo pregunta alguna sobre lo que ocurrió, se limitó a seguirme la charla sobre la comida, algo apenada por ello -¡No es problema! ¿Para qué es el dinero si no para gastarlo? Ya veré donde podemos comprarte comida para hoy y el resto de la semana y con algo de suerte un vestido y zapatos nuevos- comenté sonreída para la chica quien me miraba alegre y algo apenada. Nunca me había molestado gastar dinero y tiempo en alguien que lo necesitaba y más aún si eso hacía molestar a mi padrastro y que tuviese menos oportunidad de poner sus avaras manos sobre el dinero de los Abbey ¡Puff! Mataba dos pájaros de un tiro ¿Qué más podía pedir? Sí, bueno, podía pedir que el desapareciera pero ni siquiera con magia aquello pasaría.
-Sería una excelente idea, Aurora. Así podría comprarte de una vez comida y alguna que otra cosa que necesites- y con esas palabras me hice camino esperando que la castaña me siguiera.
-Y diga… dime linda ¿Tienes familia? ¿Algún lugar en el cuál dormir?- esperaba de todo corazón que dijera que si, sería muy triste saber que un ser tan tierno y lindo como ella anduviese paseando de un lugar a otro como barco a la deriva -Y si no soy muy impertinente ya- que sentía que lo era -¿Siempre has tenido esta condición? Lo digo por tu comportamiento, eres realmente educada- no decía que por ser de clase baja se era mal educado u ordinario pero casi todas las personas en esta condición económica a las que había conocido lo eran, por lo que Aurora me dejaba un sentimiento dulce de que estaba acompañada de una chica realmente civilizada.
Luna Abbey- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 13/09/2017
Re: [Libre] Ponerse en peligro en vano.
-¿Comida para hoy y el resto de la semana? ¿Y un vestido y zapatos nuevos?- No se lo podía creer. La gratitud de esa mujer era infinita. Sí, tenía dinero, pero habiéndole podido ofrecer sólo la cesta de pan (que ya era bastante), quería gastarse todavía más en ella, y eso sin apenas conocerla.
Antes de volver a emprender el paso, Aurora agachó la parte superior de su cuerpo, a modo de reverencia y gratitud. Fue entonces cuando escuchó las preguntas de la chica. Su semblante se tornó algo serio al recordar su pasado. No quería profundizar demasiado en ello, ya que le hacía el suficiente daño como para derrumbarse delante de la rubia, y no pretendía que eso ocurriese. No se permitiría parecer débil ante los demás.
-Actualmente no, no tengo familia. Bueno, más bien a quien considero mi familia no sabe nada acerca de mí desde hace un tiempo. Simplemente, he decidido distanciarme desde lo de mi embarazo. No quería traer problemas mayores. Y respecto a si tengo un lugar en el que dormir... No, tampoco. Aunque hay un sitio en el mercado ambulante que es donde suelo estar.- Mientras estaba diciendo esto, intentaba que su semblante siguiera estando lo más indiferente posible.
A continuación, se dispuso a contestar la siguiente pregunta. -Realmente siempre he tenido esta condición, aunque de diferente manera. De pequeña vivía con mis padres, y éramos de clase media-baja, más bien tirando hacia esto último. Ellos siempre me intentaban dar lo mejor que tenían, y por eso no notaba apenas lo que era la escasez. De todas maneras, siempre me han educado con buenos valores, y además he trabajado para gente de clase alta, así que de todo se aprende.- Para cortar un poco la tensión que su respuesta había podido producir, esbozó una sonrisa acto seguido. -Pero de verdad que estoy bien. Estoy acostumbrada a esta forma de vivir, y tampoco es que pueda pedir más.- Continuó sonriendo a la vez que pronunciaba esta frase.
No habían dejado de caminar durante todo ese tiempo. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que el restaurante en el que antes se encontraba la joven, ya ni se distinguía. A pesar de no estar en el lugar más concurrido, había bastante gente por esas calles.
Fijó su vista en Luna. Quería hacerle una pregunta, y esperaba que no le sentase mal. -¿Siempre ha pertenecido a su clase? Es extraño coincidir con alguien que se preocupe y ayude de manera desinteresada a los que no son de su condición, si antes no ha vivido alguna situación en la que se sintiese como en nuestra carne.-
Antes de volver a emprender el paso, Aurora agachó la parte superior de su cuerpo, a modo de reverencia y gratitud. Fue entonces cuando escuchó las preguntas de la chica. Su semblante se tornó algo serio al recordar su pasado. No quería profundizar demasiado en ello, ya que le hacía el suficiente daño como para derrumbarse delante de la rubia, y no pretendía que eso ocurriese. No se permitiría parecer débil ante los demás.
-Actualmente no, no tengo familia. Bueno, más bien a quien considero mi familia no sabe nada acerca de mí desde hace un tiempo. Simplemente, he decidido distanciarme desde lo de mi embarazo. No quería traer problemas mayores. Y respecto a si tengo un lugar en el que dormir... No, tampoco. Aunque hay un sitio en el mercado ambulante que es donde suelo estar.- Mientras estaba diciendo esto, intentaba que su semblante siguiera estando lo más indiferente posible.
A continuación, se dispuso a contestar la siguiente pregunta. -Realmente siempre he tenido esta condición, aunque de diferente manera. De pequeña vivía con mis padres, y éramos de clase media-baja, más bien tirando hacia esto último. Ellos siempre me intentaban dar lo mejor que tenían, y por eso no notaba apenas lo que era la escasez. De todas maneras, siempre me han educado con buenos valores, y además he trabajado para gente de clase alta, así que de todo se aprende.- Para cortar un poco la tensión que su respuesta había podido producir, esbozó una sonrisa acto seguido. -Pero de verdad que estoy bien. Estoy acostumbrada a esta forma de vivir, y tampoco es que pueda pedir más.- Continuó sonriendo a la vez que pronunciaba esta frase.
No habían dejado de caminar durante todo ese tiempo. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que el restaurante en el que antes se encontraba la joven, ya ni se distinguía. A pesar de no estar en el lugar más concurrido, había bastante gente por esas calles.
Fijó su vista en Luna. Quería hacerle una pregunta, y esperaba que no le sentase mal. -¿Siempre ha pertenecido a su clase? Es extraño coincidir con alguien que se preocupe y ayude de manera desinteresada a los que no son de su condición, si antes no ha vivido alguna situación en la que se sintiese como en nuestra carne.-
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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