AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The plague it's coming - Flashback [Privado]
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The plague it's coming - Flashback [Privado]
La situación para Fyodor era cada vez más peligrosa e insostenible pues cada día, descubría que poseía más y más enemigos que la verdad, le odiaban sin motivo real. La mayoría de los enemigos que poseía eran hechiceros que envidiaban sus habilidades mágicas, las cuales estaban muy por encima de las de la mayoría; otros le odiaban por el poder que poseía en el reino mientras que algunos más, le odiaban sin siquiera él tener una razón clara, pero todo eso daba igual, el punto es que lo odiaban y trataban de destruir lo que él había conseguido con el sudor de su frente. El Alekséyevich sin embargo, estaba dispuesto a rendirse a aquellos que deseaban su desgracia, toco con tal de que no metieran a su hijo en el problema que era, lo que en los últimos tiempos estaba sucediendo.
Fyodor podía aceptar pues, que trataran de hacerle ver como un traidor, que le acusaran falsamente de lo que se les ocurriera e incluso aceptaba que trataran de asesinarlo, pero algo que sencillamente no podía tolerar, era que Yuri se viera amenazado. En las últimas semanas, el hechicero se había enfrentado a dos intentos de asesinato en su propio hogar, intentos que por fortuna logró mantener ocultos de su pequeño. Yuri era un niño muy listo, querido por todos los que servían en la mansión Alekséyevich, pero sobre todo, amado por su padre, que aún no daba con quien hubiera tratado de quitarle la vida a su hijo, el único que sobreviviera de aquel dificultoso parto en el que su amada perdió la vida.
Afectado entonces por lo que estaba ocurriendo pero en especial por su falta de información respecto a cuando podría suceder un nuevo ataque, Fyodor aumento la seguridad dentro de la mansión Alekséyevich e incluso, decidió que lo mejor sería que Yuri pasará las noches en su habitación, donde podría estarlo vigilando y protegiendo de cualquier posible peligro.
Tras una semana de compartir habitación y de no tener nuevas potenciales amenazas, Fyodor no se sentía más seguro, por eso era que a pesar de que Yuri se encontraba descansando a su lado, él no podía conciliar el sueño. La mirada del hechicero se encontraba pues fija en el rostro angelical de su pequeño, iluminado por la luz de una vela cercana. Yuri no temía a nada, pues descansaba plácidamente, sabiendo que su padre estaba ahí para protegerle.
– No permitiré que nadie te haga daño o te separe de mi – susurró antes de apartar un mechón de cabello rubio de la frente de Yuri.
Fyodor podía aceptar pues, que trataran de hacerle ver como un traidor, que le acusaran falsamente de lo que se les ocurriera e incluso aceptaba que trataran de asesinarlo, pero algo que sencillamente no podía tolerar, era que Yuri se viera amenazado. En las últimas semanas, el hechicero se había enfrentado a dos intentos de asesinato en su propio hogar, intentos que por fortuna logró mantener ocultos de su pequeño. Yuri era un niño muy listo, querido por todos los que servían en la mansión Alekséyevich, pero sobre todo, amado por su padre, que aún no daba con quien hubiera tratado de quitarle la vida a su hijo, el único que sobreviviera de aquel dificultoso parto en el que su amada perdió la vida.
Afectado entonces por lo que estaba ocurriendo pero en especial por su falta de información respecto a cuando podría suceder un nuevo ataque, Fyodor aumento la seguridad dentro de la mansión Alekséyevich e incluso, decidió que lo mejor sería que Yuri pasará las noches en su habitación, donde podría estarlo vigilando y protegiendo de cualquier posible peligro.
Tras una semana de compartir habitación y de no tener nuevas potenciales amenazas, Fyodor no se sentía más seguro, por eso era que a pesar de que Yuri se encontraba descansando a su lado, él no podía conciliar el sueño. La mirada del hechicero se encontraba pues fija en el rostro angelical de su pequeño, iluminado por la luz de una vela cercana. Yuri no temía a nada, pues descansaba plácidamente, sabiendo que su padre estaba ahí para protegerle.
– No permitiré que nadie te haga daño o te separe de mi – susurró antes de apartar un mechón de cabello rubio de la frente de Yuri.
Última edición por Fyodor Alekséyevich el Miér Mayo 30, 2018 9:25 pm, editado 1 vez
Fyodor Alekséyevich- Hechicero Clase Alta
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Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
Se arrojó hacia su padre y colocó su pequeño rostro en el regazo ajeno, aún se hallaba sobresaltado por el miedo y la sorpresa que le causó la escena previa en sus sueños. Tenía pesadillas constantes, pues veía cosas en ellas, augurios que formaban parte de la naturaleza sobrenatural que poseía.
–Quédate conmigo, no me vuelvas a dejar solo–
Susurró.
Trató de contener las ganas de llorar, pero fue inevitable que un par de gemidos escaparan de sus labios.
–¿Todo está bien verdad?–
Inquirió en un suave lenguaje, atemorizado un poco por la respuesta ajena.
Era bien sabido que aquel imperio se había forjado a base de sangre y luchas de la mano de los dones sobrenaturales que habían sido conferidos a su padre, el duque. Incluso Ana, su madre había sido heredera de un arsenal de habilidades que en más de una ocasión habían sido utilizados en favor del reino e incluso como parte de la educación del pequeño aunque Fyodor se mostró renuente a que su único hijo formara parte de ese panorama. Apenas podía recordar pasajes con ella, pues tenía un par de años cuando ella murió. Un hecho que devastó por completo a Fyodor, su padre, pero que no mermaba en ningún momento sus acciones como Duque. De hecho, el lazo entre padre e hijo se había hecho mucho más fuerte. Indestructible.
El pequeño posó sus orbes mancillados por un par de lágrimas sobre la figura amorosa de su progenitor
–Es, el mismo sueño papá, otra vez ¿Pero solo es un sueño cierto? Nunca me dejarás solo, nunca nos separaremos ¿Verdad?–
Aquella sospecha intangible en el pequeño daba indicios de que quizás poseyera algún don como el de sus padres, sin embargo Ana, que siempre supo cómo calmar aquellos demonios en el pequeño no estaba más con él. Suspiró y en esa acción dejó entrever que necesitaba mucho de su compañía, quizás más que ninguna otra noche. Normalmente cuando sufría de pesadillas, tardaba un tiempo para conciliar nuevamente el sueño. Así que con los ojos muy abiertos miró fijamente a Fyodor, era una mirada de temor, de incertidumbre.
–Papá, quiero preguntarte algo, pero…–
Dudó un segundo antes de continuar.
–Espero que no te molestes conmigo por lo que te voy a pedir ¿Podrías contarme como era mamá? Es que, a veces la extraño mucho, pero no puedo recordarla ¿Eso está mal papá? ¿Es algo malo que no recuerde a mamá?–
–Quédate conmigo, no me vuelvas a dejar solo–
Susurró.
Trató de contener las ganas de llorar, pero fue inevitable que un par de gemidos escaparan de sus labios.
–¿Todo está bien verdad?–
Inquirió en un suave lenguaje, atemorizado un poco por la respuesta ajena.
Era bien sabido que aquel imperio se había forjado a base de sangre y luchas de la mano de los dones sobrenaturales que habían sido conferidos a su padre, el duque. Incluso Ana, su madre había sido heredera de un arsenal de habilidades que en más de una ocasión habían sido utilizados en favor del reino e incluso como parte de la educación del pequeño aunque Fyodor se mostró renuente a que su único hijo formara parte de ese panorama. Apenas podía recordar pasajes con ella, pues tenía un par de años cuando ella murió. Un hecho que devastó por completo a Fyodor, su padre, pero que no mermaba en ningún momento sus acciones como Duque. De hecho, el lazo entre padre e hijo se había hecho mucho más fuerte. Indestructible.
El pequeño posó sus orbes mancillados por un par de lágrimas sobre la figura amorosa de su progenitor
–Es, el mismo sueño papá, otra vez ¿Pero solo es un sueño cierto? Nunca me dejarás solo, nunca nos separaremos ¿Verdad?–
Aquella sospecha intangible en el pequeño daba indicios de que quizás poseyera algún don como el de sus padres, sin embargo Ana, que siempre supo cómo calmar aquellos demonios en el pequeño no estaba más con él. Suspiró y en esa acción dejó entrever que necesitaba mucho de su compañía, quizás más que ninguna otra noche. Normalmente cuando sufría de pesadillas, tardaba un tiempo para conciliar nuevamente el sueño. Así que con los ojos muy abiertos miró fijamente a Fyodor, era una mirada de temor, de incertidumbre.
–Papá, quiero preguntarte algo, pero…–
Dudó un segundo antes de continuar.
–Espero que no te molestes conmigo por lo que te voy a pedir ¿Podrías contarme como era mamá? Es que, a veces la extraño mucho, pero no puedo recordarla ¿Eso está mal papá? ¿Es algo malo que no recuerde a mamá?–
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Edad : 36
Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
La angustia con la que su pequeño le pedía que no lo abandonase rompía el corazón de Fyodor.
– Yuri, sabes que siempre volveré a tu lado y que cuando salgo, es para atender asuntos importantes para ambos – sonrió afectuosamente – asuntos que comprenderás cuando seas mayor – dijo aquello no porque Yuri fuera incapaz de comprender que se encontraban en peligro, que debían andar con pies de plomo y que el peligro estaba cada vez más cerca de ellos; de hecho, lo que sucedía era que el hechicero trataba de mantener el mal lejos de su hijo, quien ya tenía suficiente con las pesadillas que inundaban sus sueños y que sin saberlo, se trataban de sueños premonitorios. Con cariño, Fyodor abrazó a su pequeño contra su pecho. – Claro que todo esta bien, estamos juntos Yuri y mientras lo estemos, todo ira excelente – el brujo pronunciaba aquellas palabras con una solemnidad absoluta, pero eso se debía al hecho de que Fyodor estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de mantener a su hijo a salvo. Al Alekséyevich no le importaba llenarse las manos de sangre y ser temido, si es que eso garantizaba el bienestar de Yuri, quien creía Fyodor, sería capaz de perdonar todos sus pecados si es que sabía que lo había hecho por el bienestar de ambos.
La vida para ambos se había tornado complicada desde que la madre de Yuri y esposa de Fyodor abandonara el mundo terrenal. Ana, la amada del hechicero había fallecido después de años de sufrir debido a un mal misterioso que la atacó apenas nació Yuri. Aquel mal, la había consumido en un inicio de manera lenta, pero fue en los últimos momentos de Ana, cuando se dieron cuenta de que ella se debilitaba cada vez más si es que usaba sus habilidades mágicas, sin embargo, aunque Fyodor le pidió a su esposa que dejará la seguridad familiar en sus manos, Ana no cedió y lucho al lado de su esposo para proteger a los que amaba, hasta que su cuerpo no pudo más.
La ausencia de su esposa solo volvió a Fyodor más sobreprotector de lo que fue y por eso era que ahora, Yuri estaba tan unido a él, además que era la idea de que su hijo sufría aun debido a la muerte de su madre lo que desencadenaba, según el hechicero, las pesadillas respecto a la separación de ambos.
– No vamos a separarnos, siempre estaré a tu lado – besó a frente de su hijo – Lo que sueñas no va a pasar, yo no permitiría que pasará – ingenuamente, el Alekséyevich creía que su hijo no poseía poderes mágicos o más bien, se negaba a creer que así fuera debido al temor que experimentaba al pensar en la posibilidad de que Yuri heredara el mal que le arrancó a Ana.
– Pregúntame lo que quieras – animo con aquellas palabras a su pequeño, quien al preguntar sobre su madre afectaba a Fyodor como nunca. El hechicero sufría pues al ver la manera en que Yuri se encontraba al darse cuenta que no recordaba a su madre y aunque el hechicero habría dado toda su magia con tal de evitarle el dolor a su hijo, la verdad era que mientras se tratará de su madre, nunca podría evitar el sufrimiento de Yuri, pero si de aminorarlo – No la recuerdas porque aun eras muy pequeño cuando ella nos dejo, pero eso no es malo – la tristeza inundaba su alma, aún así, se forzó a si mismo a sonreír – ¿Qué quieres que te cuente de tu mamá?.
– Yuri, sabes que siempre volveré a tu lado y que cuando salgo, es para atender asuntos importantes para ambos – sonrió afectuosamente – asuntos que comprenderás cuando seas mayor – dijo aquello no porque Yuri fuera incapaz de comprender que se encontraban en peligro, que debían andar con pies de plomo y que el peligro estaba cada vez más cerca de ellos; de hecho, lo que sucedía era que el hechicero trataba de mantener el mal lejos de su hijo, quien ya tenía suficiente con las pesadillas que inundaban sus sueños y que sin saberlo, se trataban de sueños premonitorios. Con cariño, Fyodor abrazó a su pequeño contra su pecho. – Claro que todo esta bien, estamos juntos Yuri y mientras lo estemos, todo ira excelente – el brujo pronunciaba aquellas palabras con una solemnidad absoluta, pero eso se debía al hecho de que Fyodor estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de mantener a su hijo a salvo. Al Alekséyevich no le importaba llenarse las manos de sangre y ser temido, si es que eso garantizaba el bienestar de Yuri, quien creía Fyodor, sería capaz de perdonar todos sus pecados si es que sabía que lo había hecho por el bienestar de ambos.
La vida para ambos se había tornado complicada desde que la madre de Yuri y esposa de Fyodor abandonara el mundo terrenal. Ana, la amada del hechicero había fallecido después de años de sufrir debido a un mal misterioso que la atacó apenas nació Yuri. Aquel mal, la había consumido en un inicio de manera lenta, pero fue en los últimos momentos de Ana, cuando se dieron cuenta de que ella se debilitaba cada vez más si es que usaba sus habilidades mágicas, sin embargo, aunque Fyodor le pidió a su esposa que dejará la seguridad familiar en sus manos, Ana no cedió y lucho al lado de su esposo para proteger a los que amaba, hasta que su cuerpo no pudo más.
La ausencia de su esposa solo volvió a Fyodor más sobreprotector de lo que fue y por eso era que ahora, Yuri estaba tan unido a él, además que era la idea de que su hijo sufría aun debido a la muerte de su madre lo que desencadenaba, según el hechicero, las pesadillas respecto a la separación de ambos.
– No vamos a separarnos, siempre estaré a tu lado – besó a frente de su hijo – Lo que sueñas no va a pasar, yo no permitiría que pasará – ingenuamente, el Alekséyevich creía que su hijo no poseía poderes mágicos o más bien, se negaba a creer que así fuera debido al temor que experimentaba al pensar en la posibilidad de que Yuri heredara el mal que le arrancó a Ana.
– Pregúntame lo que quieras – animo con aquellas palabras a su pequeño, quien al preguntar sobre su madre afectaba a Fyodor como nunca. El hechicero sufría pues al ver la manera en que Yuri se encontraba al darse cuenta que no recordaba a su madre y aunque el hechicero habría dado toda su magia con tal de evitarle el dolor a su hijo, la verdad era que mientras se tratará de su madre, nunca podría evitar el sufrimiento de Yuri, pero si de aminorarlo – No la recuerdas porque aun eras muy pequeño cuando ella nos dejo, pero eso no es malo – la tristeza inundaba su alma, aún así, se forzó a si mismo a sonreír – ¿Qué quieres que te cuente de tu mamá?.
Fyodor Alekséyevich- Hechicero Clase Alta
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Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
Irguió su cuerpo mirando atentamente a su padre, las muestras de afecto que tenía con él relajaban un poco más sus preocupaciones. De algún modo u otro Yuri llegó a creer que la presencia de Ana, su madre estaba aún a su lado, en la habitación cuando la oscuridad de la noche inundaba todo, él creyó ver su silueta, cruzando la habitación de un lado a otro, incluso en el jardín extenso del castillo, en más de una ocasión escuchó su voz. En un inicio pensó que todo aquello era producto de su imaginación, no obstante ahora que era un poco más grande, estaba casi seguro de que no se encontraba solo del todo cuando Fyodor estaba lejos de él. Recargó su cuerpo sobre el de su padre y cerró los ojos por unos segundos, cada palabra que brotaba de los labios del hechicero eran bálsamo para su agitado corazón. Realmente creía que eso no pasaría aunque a veces la realidad le resultaba mucho más oscura y distorsionada que las escenas vistas en sus pesadillas. No estaba consciente de que aquellas imágenes eran solo el inicio de muchas otras que experimentaría en adelante.
Yuri sentía una ligera culpa en su consciencia. Pensaba que por el hecho de no recordar a su madre del todo estaba incurriendo algún tipo de crimen, la verdad era que tan pequeño había sido arrancado de Ana que era normal hasta cierto punto que fuesen pocas las memorias que conservaba de ella. Levantó su mirada cristalina para toparse contra los ojos solmenes de su padre y sonrió apenas con dificultad, suspiró y estuvo un poco más convencido de que en efecto, eran solo malos sueños. Se mostró un poco dubitativo antes de preguntar, pese a que era un niño de solo 8 años, era muy consciente y sagaz así que no formularia una pregunta simple.
–¿Cómo era ella papá? Es decir, hay un par de pinturas suyas en la sala, era muy bonita no cabe duda pero quiero saber cómo era cuando estaba con nosotros ¿Sonreía mucho? ¿Le gustaba cantar o caminar por el jardín quizás? ¿Se enojaba a menudo con ciertas cosas?–
Agachó su mirada para dirigirla después hacia el pequeño buró de madera que se hallaba a un lado de su cama. Una pequeña caja de música estaba ligeramente empolvada, puesto que solo Ana era la única que abría su música para el pequeño en noches interminables como esa. No obstante se mantuvo en su lugar evitando pedir que Fyodor la abriera.
–Una última cosa papá ¿Por qué se fue mamá? ¿Hicimos algo malo para que se molestara con nosotros?–
Esa era quizás la pregunta más difícil que el pequeño haría a su padre. Aun una hechicera como ella no pudo salvarse de la muerte y es que era un hecho que todos conocían el alcance de sus habilidades como hechiceros pero, seguían siendo tan humanos y vulnerables como cualquier otro. Notó que el semblante de Fyodor se descompuso después de la última aseveración.
–Te ves triste papá– susurró acariciando su mejilla –¿También la extrañas?–
Yuri sentía una ligera culpa en su consciencia. Pensaba que por el hecho de no recordar a su madre del todo estaba incurriendo algún tipo de crimen, la verdad era que tan pequeño había sido arrancado de Ana que era normal hasta cierto punto que fuesen pocas las memorias que conservaba de ella. Levantó su mirada cristalina para toparse contra los ojos solmenes de su padre y sonrió apenas con dificultad, suspiró y estuvo un poco más convencido de que en efecto, eran solo malos sueños. Se mostró un poco dubitativo antes de preguntar, pese a que era un niño de solo 8 años, era muy consciente y sagaz así que no formularia una pregunta simple.
–¿Cómo era ella papá? Es decir, hay un par de pinturas suyas en la sala, era muy bonita no cabe duda pero quiero saber cómo era cuando estaba con nosotros ¿Sonreía mucho? ¿Le gustaba cantar o caminar por el jardín quizás? ¿Se enojaba a menudo con ciertas cosas?–
Agachó su mirada para dirigirla después hacia el pequeño buró de madera que se hallaba a un lado de su cama. Una pequeña caja de música estaba ligeramente empolvada, puesto que solo Ana era la única que abría su música para el pequeño en noches interminables como esa. No obstante se mantuvo en su lugar evitando pedir que Fyodor la abriera.
–Una última cosa papá ¿Por qué se fue mamá? ¿Hicimos algo malo para que se molestara con nosotros?–
Esa era quizás la pregunta más difícil que el pequeño haría a su padre. Aun una hechicera como ella no pudo salvarse de la muerte y es que era un hecho que todos conocían el alcance de sus habilidades como hechiceros pero, seguían siendo tan humanos y vulnerables como cualquier otro. Notó que el semblante de Fyodor se descompuso después de la última aseveración.
–Te ves triste papá– susurró acariciando su mejilla –¿También la extrañas?–
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
Fyodor estaba decidido, más que nunca, a honrar la memoria de su amada Ana protegiendo de todo mal al ser por el que ella había abandonado aquel mundo. En más de una ocasión ella le había dicho a Fyodor, que morir por uno de sus amores era algo que ella consideraría un honor. ¿Quién le hubiera dicho que efectivamente ella moriría por uno de sus grandes amores?. La ausencia de Ana pero la presencia de su pequeño Yuri, era sin duda alguna una señal de que debía seguir luchando hasta las últimas consecuencias para que su hijo fuera feliz y tuviera en el futuro, una vida plena y sin preocupaciones.
Las preguntas inocentes de su pequeño lo hicieron sonreír y llevar sus pensamientos a tiempos mejores, tiempos donde creía que tenía todo lo que podía soñar y desear.
– ¿Cómo era ella? – de manera inevitable, hasta los recuerdos de Fyodor llegó el primer momento donde vio a Ana, rodeada de rosas tan blancas como su alma, con los rayos del sol iluminando su rostro y sus cabellos dorados como el oro enmarcando sus bellas facciones. Una sonrisa apareció en los labios de Fyodor al recordar que la primera vez y la última que vio a Ana, ella sonreía. Observo entonces Yuri. – Sonreía siempre que estaba con nosotros, ella decía que vernos la hacía feliz. Amaba caminar por el jardín, en especial en primavera pero más que eso, amaba cantar canciones para ti – acarició los cabellos de su pequeño – Ahora que lo pienso, tu mamá te amaba más que a cualquier actividad, cosa o persona – incluso por sobre él y ella misma – Y no solía enojarse mucho, sus enojos los reservaba para mi – porque aunque su amada Ana fue un ser de luz siempre se empeñaba a llevarle la contraria a Fyodor, siendo ese el motivo final que acabara por arrancarla del lado de los hombres Alekséyevich.
Irse. La palabra en los labios de Yuri daba la impresión de que dejarlos fue decisión de Ana, que ella por su propia voluntad había decidido que ya no deseaba estar más tiempo a su lado. Fyodor sintió como la garganta se le cerraba y la tristeza consumía lentamente la felicidad que hubiera sentido al recordar aquel primer encuentro con su amada.
– Bueno pues ella… – inició antes de callar. El hechicero creyó haber estado listo para tocar aquel tema, sin embargo, decir que Ana estaba muerta era mucho más complicado que pensarlo. La mano cálida de Yuri acaricio entonces la mejilla del hechicero, que con sorpresa asocio aquel gesto con su amada. Cada vez que algo lo perturbaba, Ana acariciaba de la misma manera su mejilla – Claro que la extraño – respondió antes de sentir escozor en sus ojos, sensación que lo llevó a rodear el cuerpo de Yuri y abrazarlo – Tu mamá no nos dejo porque hicimos algo malo, ella se fue porque su tiempo con nosotros se había terminado, ella tenía que irse al cielo – la voz se le quebró – pero estoy seguro que desde allá nos observa y nos cuida.
Las preguntas inocentes de su pequeño lo hicieron sonreír y llevar sus pensamientos a tiempos mejores, tiempos donde creía que tenía todo lo que podía soñar y desear.
– ¿Cómo era ella? – de manera inevitable, hasta los recuerdos de Fyodor llegó el primer momento donde vio a Ana, rodeada de rosas tan blancas como su alma, con los rayos del sol iluminando su rostro y sus cabellos dorados como el oro enmarcando sus bellas facciones. Una sonrisa apareció en los labios de Fyodor al recordar que la primera vez y la última que vio a Ana, ella sonreía. Observo entonces Yuri. – Sonreía siempre que estaba con nosotros, ella decía que vernos la hacía feliz. Amaba caminar por el jardín, en especial en primavera pero más que eso, amaba cantar canciones para ti – acarició los cabellos de su pequeño – Ahora que lo pienso, tu mamá te amaba más que a cualquier actividad, cosa o persona – incluso por sobre él y ella misma – Y no solía enojarse mucho, sus enojos los reservaba para mi – porque aunque su amada Ana fue un ser de luz siempre se empeñaba a llevarle la contraria a Fyodor, siendo ese el motivo final que acabara por arrancarla del lado de los hombres Alekséyevich.
Irse. La palabra en los labios de Yuri daba la impresión de que dejarlos fue decisión de Ana, que ella por su propia voluntad había decidido que ya no deseaba estar más tiempo a su lado. Fyodor sintió como la garganta se le cerraba y la tristeza consumía lentamente la felicidad que hubiera sentido al recordar aquel primer encuentro con su amada.
– Bueno pues ella… – inició antes de callar. El hechicero creyó haber estado listo para tocar aquel tema, sin embargo, decir que Ana estaba muerta era mucho más complicado que pensarlo. La mano cálida de Yuri acaricio entonces la mejilla del hechicero, que con sorpresa asocio aquel gesto con su amada. Cada vez que algo lo perturbaba, Ana acariciaba de la misma manera su mejilla – Claro que la extraño – respondió antes de sentir escozor en sus ojos, sensación que lo llevó a rodear el cuerpo de Yuri y abrazarlo – Tu mamá no nos dejo porque hicimos algo malo, ella se fue porque su tiempo con nosotros se había terminado, ella tenía que irse al cielo – la voz se le quebró – pero estoy seguro que desde allá nos observa y nos cuida.
Fyodor Alekséyevich- Hechicero Clase Alta
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Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
Yuri se sentía seguro y protegido, aunque hubiese querido que su madre también compartiera con ellos aquel momento. Se mantuvo callado con los ojos abiertos de par en par, atento a lo que el Duque decía, repentinamente su mirada cristalina se posó en el umbral de la puerta, como si en cualquier momento su madre fuese a entrar por ella y él, correría como siempre hacia sus brazos. Pero no fue así, de manera involuntaria sintió que podía respirar nuevamente con tranquilidad, quitándose un gran peso de sus hombros diminutos pues había creído que algún error suyo había causado que su madre se apartara de él. Era un hecho que Ana le amaba más que cualquier otra cosa en el mundo, pero por desgracia para el niño, el tiempo no bastó para que realmente gozara del beneplácito de ser guiado por ambas figuras paternas. Era por ello, que la respuesta de Fyodor era importante y se sintió aliviado en realidad. El tema de la muerte de Ana o se había tocado desde aquel día fatídico, no porque el pequeño no fuese a saber cómo reaccionar ante la eventualidad, sino porque quizás su padre aguardaba el momento para poder ser fuerte y de ese modo verse como un sostén para su hijo.
Mientras la cabeza de los Alekséyevich desgranaba con dolor la confesión de su garganta y voz quebrada, el niño cerró los ojos por unos instantes, transportándose hacia aquella escena que su padre describía. Un jardín, unas rosas y la sonrisa pura de Ana, aunque eso no era nada raro pues desde hace unos meses el niño venía presentando esa especie de sueños despierto. La magia estaba prohibida en casa, eso había escuchado muchas veces, no obstante se quedó callado porque pensó que contradecir a su padre en ese aspecto no era algo que fuese bueno en ese momento. Suspiró y asintió cuando su padre confesaba que también la echaba de menos.
–Papá, creo– dudó antes de seguir hablando –Creo que extrañar a las personas no es algo malo, creo que eso significa que la querías mucho y que honras su memoria al recordarla–
Acunado entre los brazos de su padre comprendió que nada le hacía falta aunque Ana físicamente no estuviese con ellos.
–Papá– le miró con seguridad a los ojos, intentando darle un poco de calma ahora que le veía ligeramente afectado por el relato.
–Mamá está con nosotros, si no la olvidamos vivirá por siempre en nuestros corazones ¿Cierto?–
El niño jamás se había comportado de forma caprichosa, ni siquiera dimensionaba el alcance de su poderío cuando heredara el trono, simplemente se limitaba a vivir la vida en base a las pequeñas cosas que le hacían sentir feliz, estar con papá, caminar con mamá por el jardín o ser arrullado por ella en noches de tormenta. Eso era la medula espinal de su felicidad. Se mantuvo en esa posición y fue como una necesidad de contarle a su padre lo que alguna vez juró no decir, algo que Ana le pidió no contarle a nadie.
–Una vez mamá me contó sobre la magia que encierra este lugar, Rusia es conocida por su leyenda de guerreros, de bestias y magia. Me dijo que esta última ha sido una constante en nuestra familia e incluso ella, me mostró en una ocasión lo que sucedía si liberábamos ese poder que está en nuestra sangre. Papá ¿Tú también crees en la magia?–
Soltó en un susurró.
Mientras la cabeza de los Alekséyevich desgranaba con dolor la confesión de su garganta y voz quebrada, el niño cerró los ojos por unos instantes, transportándose hacia aquella escena que su padre describía. Un jardín, unas rosas y la sonrisa pura de Ana, aunque eso no era nada raro pues desde hace unos meses el niño venía presentando esa especie de sueños despierto. La magia estaba prohibida en casa, eso había escuchado muchas veces, no obstante se quedó callado porque pensó que contradecir a su padre en ese aspecto no era algo que fuese bueno en ese momento. Suspiró y asintió cuando su padre confesaba que también la echaba de menos.
–Papá, creo– dudó antes de seguir hablando –Creo que extrañar a las personas no es algo malo, creo que eso significa que la querías mucho y que honras su memoria al recordarla–
Acunado entre los brazos de su padre comprendió que nada le hacía falta aunque Ana físicamente no estuviese con ellos.
–Papá– le miró con seguridad a los ojos, intentando darle un poco de calma ahora que le veía ligeramente afectado por el relato.
–Mamá está con nosotros, si no la olvidamos vivirá por siempre en nuestros corazones ¿Cierto?–
El niño jamás se había comportado de forma caprichosa, ni siquiera dimensionaba el alcance de su poderío cuando heredara el trono, simplemente se limitaba a vivir la vida en base a las pequeñas cosas que le hacían sentir feliz, estar con papá, caminar con mamá por el jardín o ser arrullado por ella en noches de tormenta. Eso era la medula espinal de su felicidad. Se mantuvo en esa posición y fue como una necesidad de contarle a su padre lo que alguna vez juró no decir, algo que Ana le pidió no contarle a nadie.
–Una vez mamá me contó sobre la magia que encierra este lugar, Rusia es conocida por su leyenda de guerreros, de bestias y magia. Me dijo que esta última ha sido una constante en nuestra familia e incluso ella, me mostró en una ocasión lo que sucedía si liberábamos ese poder que está en nuestra sangre. Papá ¿Tú también crees en la magia?–
Soltó en un susurró.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/06/2014
Edad : 36
Re: The plague it's coming - Flashback [Privado]
Le era tan complicado expresar en voz alta la muerte de Ana y no que no quisiera que Yuri supiera de su madre por sus anécdotas o relatos del pasado. Lo que verdaderamente pasaba era que Fyodor aún no podía imaginarse el resto de su vida sin ella y es que las decisiones importantes eran siempre tomadas entre ambos hechiceros, ya que Fyodor siempre buscaba la opción más certera pero más fría y distante, mientras que Ana, ella siempre le hacía ver las cosas de una manera diferente, ella le mostraba las posibilidades que él se negaba a observar y lo llevaba a creer que verdaderamente era un buen proveedor y padre, algo que desde su muerte se le había complicado creer porque aunque se esforzaba por demostrarle calor y afecto a Yuri, sentía que no podría darle todo lo que Ana si. Así pues, con todo el peso de su alma, tuvo que decirle a su hijo que ellos no eran culpables de nada, que Ana había tenido que irse porque ya era tiempo de ello, y aunque no era del todo una mentira, tampoco era la verdad total.
Abrazaba pues Fyodor a su hijo cuando este le demostró la fuerza interior que poseía, así como su sabiduría, pues aun a pesar de ser un pequeño, tomaba la partida de su madre de una manera más adecuada que su padre.
– Así es – suspiró aferrado aun al pequeño cuerpo de Yuri – Yo quiero aún a tu madre y siempre la querré – aseguró a quien era el único capaz de transmitirle verdaderamente que Ana estaba ahí, porque afortunadamente Yuri, había sacado lo mejor de ambos y gracias a ello, solía actuar como la amada de Fyodor lo haría en varias circunstancias. Fue por eso que no le sorprendió las siguientes palabras que salieran de los inocentes labios de su hijo – Ella vivirá para siempre sí, porque nosotros la amamos – y se quedó aún así, abrazado al delicado y cálido cuerpo de su hijo, él único ser a quien él deseaba proteger más que nada en el mundo y por quien estaba dispuesto hasta a dar su vida.
Así como no le tomó por sorpresa la madurez de su pequeño al hablar de su madre, tampoco le sorprendió la manera tan secreta en que le interrogaba respecto a la magia. Fyodor había acordado con Ana nunca hablar de la magia con su pequeño, ni incitarlo a buscar habilidades mágicas en su sangre debido a que estaban en peligro constante, pero siendo realista, él nunca creyó en que su amada cumpliría con aquella promesa y ahora, tras su muerte, finalmente lo confirmaba. Un suspiro salió de sus labios pues aunque hubiera deseado que la magia fuera un secreto para Yuri, la realidad era que no podía ocultarle la verdad de su procedencia por siempre, en especial considerando que debía ser cuestión de tiempo para que la magia que dormía en él despertase.
– Sí, yo creo en la magia – se apartó entonces para mirar los ojos de Yuri – Y sí, nuestra sangre es especial como la de mamá – sonrió – la mía y la tuya, son como la de ella, así que dime, ¿Qué te mostro tú mamá? – quería saber que tanto mostró su amada al hijo de ambos y que tanto, podía mostrarle él ahora.
Abrazaba pues Fyodor a su hijo cuando este le demostró la fuerza interior que poseía, así como su sabiduría, pues aun a pesar de ser un pequeño, tomaba la partida de su madre de una manera más adecuada que su padre.
– Así es – suspiró aferrado aun al pequeño cuerpo de Yuri – Yo quiero aún a tu madre y siempre la querré – aseguró a quien era el único capaz de transmitirle verdaderamente que Ana estaba ahí, porque afortunadamente Yuri, había sacado lo mejor de ambos y gracias a ello, solía actuar como la amada de Fyodor lo haría en varias circunstancias. Fue por eso que no le sorprendió las siguientes palabras que salieran de los inocentes labios de su hijo – Ella vivirá para siempre sí, porque nosotros la amamos – y se quedó aún así, abrazado al delicado y cálido cuerpo de su hijo, él único ser a quien él deseaba proteger más que nada en el mundo y por quien estaba dispuesto hasta a dar su vida.
Así como no le tomó por sorpresa la madurez de su pequeño al hablar de su madre, tampoco le sorprendió la manera tan secreta en que le interrogaba respecto a la magia. Fyodor había acordado con Ana nunca hablar de la magia con su pequeño, ni incitarlo a buscar habilidades mágicas en su sangre debido a que estaban en peligro constante, pero siendo realista, él nunca creyó en que su amada cumpliría con aquella promesa y ahora, tras su muerte, finalmente lo confirmaba. Un suspiro salió de sus labios pues aunque hubiera deseado que la magia fuera un secreto para Yuri, la realidad era que no podía ocultarle la verdad de su procedencia por siempre, en especial considerando que debía ser cuestión de tiempo para que la magia que dormía en él despertase.
– Sí, yo creo en la magia – se apartó entonces para mirar los ojos de Yuri – Y sí, nuestra sangre es especial como la de mamá – sonrió – la mía y la tuya, son como la de ella, así que dime, ¿Qué te mostro tú mamá? – quería saber que tanto mostró su amada al hijo de ambos y que tanto, podía mostrarle él ahora.
Fyodor Alekséyevich- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/09/2016
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