AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Somos cómplices los dos | Privado
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Somos cómplices los dos | Privado
Irse es muy duro… hasta que te vas. Entonces es lo más sencillo del mundo.
John Green – Ciudades de Papel.
John Green – Ciudades de Papel.
Desde que lo conoció, Nina supo que en él había algo especial, tal vez se lo dijo su mirada, quizás su idioma gestual. No lo sabía con certeza, pero si veía en ese compañero cierto aire de libertad y por eso no dudó en acercarse a él. Confiar en los demás nunca se le había dado bien, ¡cuánto más difícil se le hacía viviendo allí, en ese nido de víboras hipócritas! Ah, pero en Noah ella veía algo diferente, un fuego sagrado en su aura que le decía que serían especiales el uno en la vida del otro.
Todos allí hablaban de ella, le veían aptitudes. Era buena en combate, tenía sus poderes bien desarrollados pese a ser tan joven, pero su problema era la rebeldía. Era demasiado osada y descarada, no temía decir lo que pensaba y se había ganado ya algunos castigos… por eso, los entrenadores parecieron sentir cierto alivio al ver que entablaba relación con uno de sus compañeros. Nina supuso que pensaban que una amistad con Noah podría hacerla entrar en razón, que seguramente el muchacho la convencería de abrazar la causa de la inquisición por completo. Y no podían estar más equivocados.
La relación se había dado de manera apresurada, pero eso no le había quitado naturalidad al crecimiento del vínculo. Ella podía ver cosas de él y hasta solía soñar con ciertas señales para el futuro de su compañero. Poco a poco fueron confiando el uno en el otro, aunque seguramente ambos se guardaban para sí algunos secretos.
-Tengo los mapas –le dijo al ingresar en el salón comedor de los soldados-, los de la misión que el líder nos encomendó, claro. –Mintió con la última frase pues muchos de los soldados eran condenados, cambiantes o licántropos ya que los vampiros estaban refugiados en las sombras a esas horas del día, y con su audición hiperdesarrollada cualquiera de ellos podría oírles-. Luego de comer podemos ir a la huerta, así hablamos al respecto.
Lamentablemente debían manejar frases en clave. Ir a la huerta significaba ir a otro sitio completamente diferente que eligiesen a último momento. Noah y Nina habían caído en el uso de esos códigos casi sin notarlo, ambos sabedores de que allí, entre los soldados y condenados, todo se oía.
-Creo que Chevret tiene razón –se refería a uno de los entrenadores y lo nombraba solo por nombrarlo porque en verdad ella lo detestaba, era con quien más problemas había tendido desde el principio-, todo saldrá bien y los mapas serán fundamentales, pero hay que estudiarlos a conciencia.
Tomó su bandeja de alimentos y fue a sentarse en una de las mesas largas y comunitarias. ¿Quién lo habría dicho? Ella, una señorita de buena familia acostumbrada a que le sirvan debía ahora comer con otros soldados en mesas largas y sin siquiera un mantel que las vistiese. Bah, ya todo le daba igual. Lo único que le daba sentido a sus días era pensar en el plan de escape que Noah seguiría.
Nina Pelkova- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 24/05/2017
Re: Somos cómplices los dos | Privado
Aún los sistemas más sofisticados y las organizaciones mejor estructuradas poseen grietas, grietas que no son fáciles de identificar de primera instancia pero que si son analizadas con detenimiento llegan a ser fáciles de quebrar si se usan los métodos precisos. Por fortuna o desgracia la mente de Noah siempre iba un paso más allá de lo que cualquiera veía a simple vista, meticuloso como pocos, el joven francés pronto dio muestras de dicha habilidad en sus pruebas de combate. Era por tal motivo que entre muchos causaba revuelo por la corta edad que tenía y envidia también, pues aunque el ambiente estaba lleno de camaradería y apoyo, no faltaba quien no veía con buenos ojos al soldado proeza como algunos solían llamarle. Noah estaba consciente de eso y nunca le importó, ese tipo de nimiedades no afectaban en lo absoluto sus entrenamientos o la manera en la cual se relacionaba con el resto de los jóvenes soldados la cual era nula. Conforme pasaban los días, el chico notó que existía algo más dentro de la Inquisición, enigmas que no eran revelados del todo y que por ciertos motivos se debían separar del resto de los huestes.
En más de una ocasión se le había llamado la atención por estar caminando en pasillos que no tenía autorizado caminar, solo porque realmente esperaban que ese carácter osado se pudiera moldear con el tiempo fueron condescendientes con él, pero, la advertencia la tenía encima. Fue en una de esas ocasiones cuando conoció a Nina Pelkova, una joven bella con habilidades únicas que también había sido reprendida en un par de ocasiones por situaciones similares. Al saber aquello, Noah se mostró interesado en conocerla y al poco tiempo la curiosidad derivó en una amistad entrañable, no solían demostrar ese afecto en público porque estaba prohibido que se relacionaran de más entre los soldados, sin embargo eran únicamente las horas de comida cuando ambos jóvenes podían tomar un descanso de los entrenamientos y poder charlar con cierta libertad sobre temas que no pertenecían a su rutina. Ese día Noah se encaminó directamente hacia el comedor y fue casi imposible no dirigir una mirada de complicidad hacia Nina cuando sus ojos se cruzaron.
–Buenas noticias Pelkova, la misión será un éxito si partimos mañana mismo hacia el punto de reunión que muestran los mapas, pero me parece que debemos tener vías alternas de escape– soltó con voz segura –Estuve pensando en un par de opciones que me parece podemos discutir y mostrarle Chevret esta misma noche–
Le siguió sin pensarlo dos veces y tan solo se detuvo unos segundos para tomar una manzana de las bandejas que habían para su disposición. Froto la misma con el puño de la camisa y le dio una mordida generosa.
–Verás estuve pensando que de noche es nuestra mejor opción, contamos con víveres suficientes para pasar dos noches en vela, reconoceremos el terreno y posteriormente atacaremos como la orden fue estipulada–
Sonrió con cierto dejo de malicia al saber que muchos de los soldados cercanos a su mesa pensaban que naturalmente era parte de una resolución superior.
–Por favor, no demores en terminar Pelkova, hay algo que quiero mostrarte–
En más de una ocasión se le había llamado la atención por estar caminando en pasillos que no tenía autorizado caminar, solo porque realmente esperaban que ese carácter osado se pudiera moldear con el tiempo fueron condescendientes con él, pero, la advertencia la tenía encima. Fue en una de esas ocasiones cuando conoció a Nina Pelkova, una joven bella con habilidades únicas que también había sido reprendida en un par de ocasiones por situaciones similares. Al saber aquello, Noah se mostró interesado en conocerla y al poco tiempo la curiosidad derivó en una amistad entrañable, no solían demostrar ese afecto en público porque estaba prohibido que se relacionaran de más entre los soldados, sin embargo eran únicamente las horas de comida cuando ambos jóvenes podían tomar un descanso de los entrenamientos y poder charlar con cierta libertad sobre temas que no pertenecían a su rutina. Ese día Noah se encaminó directamente hacia el comedor y fue casi imposible no dirigir una mirada de complicidad hacia Nina cuando sus ojos se cruzaron.
–Buenas noticias Pelkova, la misión será un éxito si partimos mañana mismo hacia el punto de reunión que muestran los mapas, pero me parece que debemos tener vías alternas de escape– soltó con voz segura –Estuve pensando en un par de opciones que me parece podemos discutir y mostrarle Chevret esta misma noche–
Le siguió sin pensarlo dos veces y tan solo se detuvo unos segundos para tomar una manzana de las bandejas que habían para su disposición. Froto la misma con el puño de la camisa y le dio una mordida generosa.
–Verás estuve pensando que de noche es nuestra mejor opción, contamos con víveres suficientes para pasar dos noches en vela, reconoceremos el terreno y posteriormente atacaremos como la orden fue estipulada–
Sonrió con cierto dejo de malicia al saber que muchos de los soldados cercanos a su mesa pensaban que naturalmente era parte de una resolución superior.
–Por favor, no demores en terminar Pelkova, hay algo que quiero mostrarte–
Noah Aimerich- Cazador Clase Media
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 23/06/2016
Re: Somos cómplices los dos | Privado
Habían quedado en encontrarse, luego de comer, en la huerta… lo que significaba que se verían en la biblioteca. Siempre lo hacían, hablaban en clave y con códigos que solo ellos comprendían. A Nina eso la emocionaba, el espíritu aventurero de Noah la contagiaba e inspiraba, pero aún no estaba decidida a escapar con él. ¿Cuestión de principios? No lo creía. ¿Miedo? Tal vez… No acertaba a definir qué era lo que la trababa e impedía, pero aún así ese plan era tan suyo como de él y por eso no pensaba abandonarlo hasta que se viera realizado sin importar si ella lo seguía o no.
Se encaminó a la biblioteca con paso lento, incluso en el camino se distrajo observando a algunos compañeros de los que siempre había desconfiado. Ellos la odiaban y ella les devolvía ese odio, no le perdonaban que destacase en el entrenamiento ni que fuese la rebelde del grupo de novatos. Mala suerte por ellos, Nina no tenía pensado cambiar y si le daban muchos problemas se los cargaría uno a uno. El entrenador le había tomado cariño –para más fastidio del resto- y no dudaría de lo que ella quisiera contarle. Bueno, tal vez estaba idealizando demasiado la situación…
Dio un doble rodeo por el edificio de la biblioteca antes de ingresar a ella. Nunca se podía ser lo suficientemente precavida, era una lección que allí había aprendido… debía desconfiar más de sus compañeros que de los aparentes enemigos.
-Aquí estamos –dijo cuando se acercó a su compañero y suspiró-. No has comido nada, Noah… Entiendo que esta misión es importante en verdad, pero deberías alimentarte bien.
Se sentó junto a él y desplegó sobre la mesa de perfecta madera lustrada uno de los mapas de la base, les había costado mucho conseguirlo pero lo tenían.
-¿Qué más has conseguido? ¿Qué querías decirme? –A veces creía que él pasaba más tiempo del que le convenía pensando en el plan. Entendía que debía fugarse pronto, pero temía que esa prisa lo arruinase todo-. Noah, he estado pensando en algo… algo que no te gustará nada –dijo, bajando la voz, aunque lo mismo daba porque hablaban siempre con sus códigos y cualquiera que los viera u oyera pensaría que estaban con un plan entre manos que les había sido delegado por sus superiores-. ¿No crees que nos convendría sumar a alguien más? Sé que me has incluido en esto por mis poderes, por ser condenada, pero soy joven y no tengo todos los poderes desarrollados… ¿Has pensado que con un condenado vampiro todo sería más fácil? Oh, no te preocupes, no he comentado de este plan que nos han dado con nadie, tampoco confío en ningún vampiro… pero creo que podrías considerarlo, es tu decisión después de todo tú estás a cargo.
Se encaminó a la biblioteca con paso lento, incluso en el camino se distrajo observando a algunos compañeros de los que siempre había desconfiado. Ellos la odiaban y ella les devolvía ese odio, no le perdonaban que destacase en el entrenamiento ni que fuese la rebelde del grupo de novatos. Mala suerte por ellos, Nina no tenía pensado cambiar y si le daban muchos problemas se los cargaría uno a uno. El entrenador le había tomado cariño –para más fastidio del resto- y no dudaría de lo que ella quisiera contarle. Bueno, tal vez estaba idealizando demasiado la situación…
Dio un doble rodeo por el edificio de la biblioteca antes de ingresar a ella. Nunca se podía ser lo suficientemente precavida, era una lección que allí había aprendido… debía desconfiar más de sus compañeros que de los aparentes enemigos.
-Aquí estamos –dijo cuando se acercó a su compañero y suspiró-. No has comido nada, Noah… Entiendo que esta misión es importante en verdad, pero deberías alimentarte bien.
Se sentó junto a él y desplegó sobre la mesa de perfecta madera lustrada uno de los mapas de la base, les había costado mucho conseguirlo pero lo tenían.
-¿Qué más has conseguido? ¿Qué querías decirme? –A veces creía que él pasaba más tiempo del que le convenía pensando en el plan. Entendía que debía fugarse pronto, pero temía que esa prisa lo arruinase todo-. Noah, he estado pensando en algo… algo que no te gustará nada –dijo, bajando la voz, aunque lo mismo daba porque hablaban siempre con sus códigos y cualquiera que los viera u oyera pensaría que estaban con un plan entre manos que les había sido delegado por sus superiores-. ¿No crees que nos convendría sumar a alguien más? Sé que me has incluido en esto por mis poderes, por ser condenada, pero soy joven y no tengo todos los poderes desarrollados… ¿Has pensado que con un condenado vampiro todo sería más fácil? Oh, no te preocupes, no he comentado de este plan que nos han dado con nadie, tampoco confío en ningún vampiro… pero creo que podrías considerarlo, es tu decisión después de todo tú estás a cargo.
Nina Pelkova- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 24/05/2017
Re: Somos cómplices los dos | Privado
Perspicaz como siempre lo había sido y ese era quizás un arma de doble filo para el francés. Su carácter rebelde le había bien valido un par de castigos, incluso muchos de sus superiores cuestionaban cada vez más que tan prudente resultaba tenerle con ellos, sin embargo algunos se aferraban a la idea de que con una disciplina rigurosa podrían moldear ese espíritu aguerrido que pocos poseían dentro de la organización. Pero en la mente de Noah ya se había sembrado la curiosidad de saber que era lo que había detrás de eso muros. Lejos de las vallas que les separaban de los campos de entrenamiento existía un mundo paralelo al suyo ajeno a cada precepto que se les inculcaba día con día. Al mirar de reojo a Nina comprendió que nadie más merecía ese lugar más que ella, su relación como compañeros de entrenamiento crecía conforme pasaban los días y a pesar de que se hallaban en celdas separadas él estaba plenamente consciente que podía contar con su apoyo de manera incondicional, incluso en esta nueva coartada que poco a poco comenzaba a cobrar forma.
Avanzó por las escalinatas y al verse dentro el magnificencia del edificio suspiró, quizás sería la última vez que pisaría ese lugar y aunque los términos de sentimentalismo resultaban ajenos a él, era casi inevitable sentir una especie de añoranza. Agitó la cabeza para alejar dicho estremecimiento. En definitiva Noah no era un hombre que se guiara por el corazón.
–De que demonios hablas Pelkova, necesito estar cien por ciento seguro de que esto funcionará y debes concentrarte también, descuida en un par de días podríamos estar de pie en un lugar muy lejos de este infierno, funcionará estoy seguro–
No había respondido a la preocupación de Nina de mala gana, no estaba siendo grosero con ella, esa era una reacción muy natural en el joven pero quizás ella ya estaba sabida de cómo era él así que esperaba no lo fuese a tomar a mal. Mordió nuevamente la manzana y dirigió su índice a través de las ilustraciones que los mapas le mostraban, indicándole el camino que había hallado.
–Por acá Pelkova, esta ruta es la que debemos seguir, si la información que conseguí estos días es correcta, nadie ha utilizado esa ruta recientemente. Detrás de las celdas existe un túnel que conecta a un campo aislado– miró a la joven con seguridad –El túnel no ha sido utilizado durante años y fue construido por los mismos soldados, tengo entendido que antes arrojaban los cuerpos de los condenados que no eran “útiles” para ciertos propósitos–
Su puño se cerró al pronunciar la palabra “útiles”. Porque estaba seguro que había más de un joven contra su voluntad dentro del edificio.
–Vivimos rodeados de todo esto, solo artificios Pelkova, mientras nosotros somos quienes harán el trabajo sucio limpiando las calles de la porquería que ellos nunca se atreverán a tocar–
En cuanto más rápido echaran a andar el plan mucho mejor.
La fachada de Noah se tornó dura cuando escuchó el término vampiro. No tenía nada en contra de ellos puesto que Nina era considerada una joven sobrenatural, pero a diferencia de muchos él bien sabía que podría traicionarles y errar era un lujo que no podía darse, no bajo esas circunstancias.
–Confío en ti, solamente en ti Pelkova, no estás conmigo en esto por capricho, sabes que es algo importante y necesito a los mejores a mi lado ¿De acuerdo?– Chasqueó la lengua –A ver, dime ¿A quién tienes en mente?–
A veces el mismo pensaba que era demasiado desconfiado, pero le daría oportunidad a su amiga de aportar al plan, después de todo ambos eran cómplices ya.
Avanzó por las escalinatas y al verse dentro el magnificencia del edificio suspiró, quizás sería la última vez que pisaría ese lugar y aunque los términos de sentimentalismo resultaban ajenos a él, era casi inevitable sentir una especie de añoranza. Agitó la cabeza para alejar dicho estremecimiento. En definitiva Noah no era un hombre que se guiara por el corazón.
–De que demonios hablas Pelkova, necesito estar cien por ciento seguro de que esto funcionará y debes concentrarte también, descuida en un par de días podríamos estar de pie en un lugar muy lejos de este infierno, funcionará estoy seguro–
No había respondido a la preocupación de Nina de mala gana, no estaba siendo grosero con ella, esa era una reacción muy natural en el joven pero quizás ella ya estaba sabida de cómo era él así que esperaba no lo fuese a tomar a mal. Mordió nuevamente la manzana y dirigió su índice a través de las ilustraciones que los mapas le mostraban, indicándole el camino que había hallado.
–Por acá Pelkova, esta ruta es la que debemos seguir, si la información que conseguí estos días es correcta, nadie ha utilizado esa ruta recientemente. Detrás de las celdas existe un túnel que conecta a un campo aislado– miró a la joven con seguridad –El túnel no ha sido utilizado durante años y fue construido por los mismos soldados, tengo entendido que antes arrojaban los cuerpos de los condenados que no eran “útiles” para ciertos propósitos–
Su puño se cerró al pronunciar la palabra “útiles”. Porque estaba seguro que había más de un joven contra su voluntad dentro del edificio.
–Vivimos rodeados de todo esto, solo artificios Pelkova, mientras nosotros somos quienes harán el trabajo sucio limpiando las calles de la porquería que ellos nunca se atreverán a tocar–
En cuanto más rápido echaran a andar el plan mucho mejor.
La fachada de Noah se tornó dura cuando escuchó el término vampiro. No tenía nada en contra de ellos puesto que Nina era considerada una joven sobrenatural, pero a diferencia de muchos él bien sabía que podría traicionarles y errar era un lujo que no podía darse, no bajo esas circunstancias.
–Confío en ti, solamente en ti Pelkova, no estás conmigo en esto por capricho, sabes que es algo importante y necesito a los mejores a mi lado ¿De acuerdo?– Chasqueó la lengua –A ver, dime ¿A quién tienes en mente?–
A veces el mismo pensaba que era demasiado desconfiado, pero le daría oportunidad a su amiga de aportar al plan, después de todo ambos eran cómplices ya.
Noah Aimerich- Cazador Clase Media
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 23/06/2016
Re: Somos cómplices los dos | Privado
Sabía bien como era su compañero, pero eso no hizo que le cayese bien su forma de hablarle, a Nina no le gustó nada que cuestionase su lealtad o su concentración en ese asunto que en definitiva involucraba a los dos, ella creía haber demostrado ya suficiente.
-¡Claro que estoy concentrada! ¿Acaso dudas de mí? Solo he traído a la mesa una idea, una propuesta que podría ayudarte. –Como estaba enojada no se unió a él usando un ayudarnos que podía resultar más inclusivo, en esas cosas se evidenciaba la edad que Nina tenía. Podría comportarse como una niña encaprichada a veces. Prefirió desistir de la idea-: No he pensado en nadie, solo confío en ti.
En él y en Anaïs, pero nunca le hablaba a Noah de ella. Era muy celosa cuando de Anaïs se trataba, quería siempre protegerla aunque ella no se hallase en peligro. Como sabía que Noah podía ser letal, tampoco le había hablado a su amiga de él. Así estaban bien las cosas, podía ser una Nina diferente con cada uno.
Observó en silencio el camino que él trazaba en el mapa, siguió con la mirada la línea irregular y la zona que él le refería. Poco a poco sus ansias de aventura le fueron ganando al enojo que acabó por disiparse.
-Deberíamos ir antes del día de la misión, hacer una excursión previa. No hay que dejar nada librado al azar. Me parece que es mejor perder unos días, retrasar todo un poco, pero ganar en seguridad.
Sí que lo entendía. De hecho ella misma era una de esas condenadas a las que bien podrían desechar más pronto que tarde. Nina no quería estar allí, ni siquiera esa ciudad le gustaba. Solo pensaba en regresar a Austria, tierra que no la había visto nacer pero sí crecer. Soñaba con marcharse y a la vez eso le daba miedo, siempre lo había tenido todo, ¿cómo sería vivir sin nada y ser una prófuga?
Un ruido se escuchó, la sala dejó de ser gobernada por el silencio, Nina buscó la mirada de su compañero y la halló. Rápida como era cerró el mapa que ambos habían estado observando mientras intercambiaban ideas y luego una corazonada la llevó a la ventana que estaba en el lateral opuesto a ellos, cerrada. La abrió y se asomó, llegó a ver que una sombra doblaba la esquina del edificio en el que se hallaban.
-Un cambiante, lo sé por su aura, no sé quién era pero era cambiante. ¿Crees que nos haya oído? No estábamos hablando muy alto –era cierto, pero bien sabían ambos de la agudeza auditiva de esos malditos-, tampoco hemos dejado de hablar… de hablar con nuestro estilo –definió así a sus códigos mientras se acomodaba el cabello algo nerviosa.
-¡Claro que estoy concentrada! ¿Acaso dudas de mí? Solo he traído a la mesa una idea, una propuesta que podría ayudarte. –Como estaba enojada no se unió a él usando un ayudarnos que podía resultar más inclusivo, en esas cosas se evidenciaba la edad que Nina tenía. Podría comportarse como una niña encaprichada a veces. Prefirió desistir de la idea-: No he pensado en nadie, solo confío en ti.
En él y en Anaïs, pero nunca le hablaba a Noah de ella. Era muy celosa cuando de Anaïs se trataba, quería siempre protegerla aunque ella no se hallase en peligro. Como sabía que Noah podía ser letal, tampoco le había hablado a su amiga de él. Así estaban bien las cosas, podía ser una Nina diferente con cada uno.
Observó en silencio el camino que él trazaba en el mapa, siguió con la mirada la línea irregular y la zona que él le refería. Poco a poco sus ansias de aventura le fueron ganando al enojo que acabó por disiparse.
-Deberíamos ir antes del día de la misión, hacer una excursión previa. No hay que dejar nada librado al azar. Me parece que es mejor perder unos días, retrasar todo un poco, pero ganar en seguridad.
Sí que lo entendía. De hecho ella misma era una de esas condenadas a las que bien podrían desechar más pronto que tarde. Nina no quería estar allí, ni siquiera esa ciudad le gustaba. Solo pensaba en regresar a Austria, tierra que no la había visto nacer pero sí crecer. Soñaba con marcharse y a la vez eso le daba miedo, siempre lo había tenido todo, ¿cómo sería vivir sin nada y ser una prófuga?
Un ruido se escuchó, la sala dejó de ser gobernada por el silencio, Nina buscó la mirada de su compañero y la halló. Rápida como era cerró el mapa que ambos habían estado observando mientras intercambiaban ideas y luego una corazonada la llevó a la ventana que estaba en el lateral opuesto a ellos, cerrada. La abrió y se asomó, llegó a ver que una sombra doblaba la esquina del edificio en el que se hallaban.
-Un cambiante, lo sé por su aura, no sé quién era pero era cambiante. ¿Crees que nos haya oído? No estábamos hablando muy alto –era cierto, pero bien sabían ambos de la agudeza auditiva de esos malditos-, tampoco hemos dejado de hablar… de hablar con nuestro estilo –definió así a sus códigos mientras se acomodaba el cabello algo nerviosa.
Nina Pelkova- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 24/05/2017
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