Gambling With The Devil | Privado

por **Vesper Mozes-Kor** Mar Ene 02, 2018 1:30 am

Sus dedos tersos se deslizaron por la cabellera de la mujer que no llevaba más de dos días muerta. Hela se tomó el tiempo para recorrerle con suavidad.

–Es perfecta– masculló.

Donde otros veían un final, la hechicera encontraba un perfecto inicio para dar vida una nueva creación. De ese modo había canalizado sus habilidades que le costaron su lugar dentro de la familia que le expulsó en cuanto supieron que ella estaba maldita. Contrariamente a lo que muchos pensarían, la joven aceptaba su condición e incluso se sentía orgullosa de portar el estandarte que cualquier otro rechazaría. Para ese entonces cada imperfección en sus habilidades estaba dominada. Pues conocía perfectamente sus alcances y sus debilidades, le dotaban de una seguridad avasalladora. Cuando la noche caía salía normalmente de la casona donde habitaba a las afueras de las altas esferas parisinas, alejada del tumulto y el bullicio mundano que daba vida a las historias del día a día de cada uno de sus habitantes. Y entonces era libre, libre para deambular por cada rincón que muchos otros mortales temían visitar.

Hela era cuidadosa en elegir el material que utilizaba para crear sus muñecas. Al inicio le costaba un poco de trabajo adaptarse al ritmo que la capital gala demandaba, no obstante un par de meses habían bastado para que aprendiera a la perfección los senderos que debía recorrer y donde hallar lo que tanto buscaba. La luz argenta caía sobria por encima del cuerpo de la víctima, no más de 20 años y quizás atacada por algún vampiro o por escoria de la ciudad, poseía la lozanía que Hela estaba buscando a pesar de que empezaba a presentar indicios de descomposición. De entre su indumentaria sacó una navaja que le permitió tomar varios mechones de su víctima, era una pena que no pudiera llevar todo el cuerpo hasta donde se hallaba su escondite. Maldijo ese hecho, pero estaba consciente que con el cabello bastaría de momento para continuar con sus creaciones, no se permitiría una día más de retraso.

Sumergida en sus acciones, apenas pudo notar que no estaba sola completamente. Un par de ladrones probablemente los autores del crimen habían regresado a revisar el área, la hechicera se apresuró a colocar el material dentro de una pequeña caja de madera. Se adelantó a la jugada que le libraría de meterse en algún problema innecesario.

–Creo que estoy perdida– susurró.

Los asesinos rieron con malicia pensando que estaban frente a una presa fácil. Si las suposiciones de la bruja estaban correctas, aquellos sujetos no tardarían mucho en querer hacerle daño, en mostrar la esencia de ese monstruo que yacía en su interior. El murmullo exiguo que el viento acarreaba pareciera traer consigo los pensamientos retorcidos de los hombres en cuestión. Repentinamente se quedaron de pie únicamente, petrificados por las visiones que ella estaban conjurando dentro de sus retorcidas mentes, solo ellos sabían bajo qué clase de horrores estaban siendo hipnotizados, Hela sonrió al ver cuán frágil era la mente humana y la forma en la cual ella tenía la capacidad de disponer de sus vidas.