Reasoning [Privado]

Había salido de la mansión a causa de sus deberes. Antes de ello aquel mayordomo con diversos talentos, como el de un detective de los bajos mundos, se había hecho cargo, pero ahora le tocaba a él atender en persona todo aquello que había dejado inconcluso. Fingir ser parte de la humanidad le era tedioso.

Se había adentrado en los bajos mundos donde trataba otro tipo de negocios con criaturas diferentes o iguales a él. Se habían formado organizaciones en las cuales se había involucrado sin querer. Aquel mayordomo le acompaño como un fiel perro guardián y tras salir ilesos de ahí se dirigieron al centro de la ciudad a tratar con humanos. Arreglo los asuntos financieros de los cafés y también del jardín botánico. Sin dudas eso le había agotado, hacer números, ver el personal, checar que todo marchara según sus estándares, le era aburrido sin poder hacer uso de alguna de sus habilidades.

Subió una vez mas al carruaje con la idea de dirigirse a la mansión y encontrarse con aquel vampiro. Preguntó acerca de su paradero con Junno pero aquel tampoco le supo dar una respuesta. Torció los labios creyendo que quizás había salido por ahí. En su cabeza bien sabía que la idea de tenerle como un pajarillo en una jaula para su deleite le era imposible y menos después de lo sucedido.

Observó por la ventanilla del carruaje al correr las cortinas mientras escuchaba su itinerario a voz de aquel humano, pero sus pensamientos solo estaban invocando a aquel ser. Bajó la mirada por unos instantes y al volverla, por entre la multitud, y las vitrinas le observó. Él jamás se equivocaría. Era como si un deseo se le hubiera concedido. Ordeno que el carruaje se detuviera e indicó a Junno que se fuera a descansar y que dejara los pendientes a su cargo. Apenas se despidió del humano se acercó con calma a aquel lugar. Aunque su desesperación desbordaba quiso hacerlo para sorprender al otro.

Le observó como si aquello fuera una hermosa pintura en una galería. Sus gestos, la forma en la que se mezclaba con los demás le era fascinante, pues mas bien era un ángel jugando a ser alguien terrenal. Eso le sacó una dulce sonrisa, algo que no dirigía con cualquiera. Tras unos momentos de estar embelesado decidió entrar cuando una pareja salía, de esa forma aquel quizás no le notaría. Caminó firme hasta llegar a su mesa y sentarse en la silla vacía frente a él. – Tal vez no era a mi a quien esperabas en este momento, pero has sido tú quien se ha aparecido entre todos estos demonios al pedir un deseo. -Acarició con la mirada cada centímetro de su rostro clavando sus pupilas en las ajenas.

¿Qué tenía aquel vampiro para hundirlo con mas fuerza en aquel sentimiento del cual ya era preso?