Champán francés [Libre]

BSO:

Hacía pocos día había llegado a mi residencia, una invitación de uno de los clientes más prestigiosos de la ciudad de París. El propietario de las bodegas de Moët & Chandon, inauguraba su nueva mansión en la zona residencial. Sus bodegas siempre suponían un buen fondo de inversión, la venta de sus caldos le iba bien y habían alcanzado gran prestigio en Francia. Nunca antes he probado el champán, no siendo este una bebida corriente en los Estados unidos. En esos lares, el Wishky era la bebida predilecta de la población, aunque difería del Europeo por su sabor un tanto más dulzón. Una bebida que tenía tanta fama en una ciudad tan exigente y considerada a nivel mundial, no podría disgustarme. Su precio estaba fuera del alcance de la gente de a pie, pocos productos pueden permitirse un lujo semejante así que no podía negarme a asistir. Para la ocasión, opté por vestir con un traje de paño de color negro, el invierno en París es crudo y llevando algo ligero pasaría frío en demasía. Acompañaría mi atuendo con una capa y un sombrero de copa que cubriría mi testa, así a demás de distinción llevaría más abrigo. Cuando los criados tuvieron todo dispuesto, comencé a vestirme una horas antes del evento para no llevar prisa alguna. No tardaría en avisarle, para que me ayudasen con los gemelos que cerrarían las mangas de mi chaqueta.

Me aseé y empecé a vestirme cuando ya lo creí oportuno, luego tendría que preocuparme por encontrar un coche que me llevase hasta la mansión. No estaba dispuesto a caminar por la noche, París no es una ciudad que duerma y eso entraña problemas como el de la delincuencia. Según la ley de los Estados unidos todo hombre tiene derecho a defender su integridad y su hogar, amparando así el uso de las armas pero no en París. De tenderme una celada en una de las calles poco frecuentadas, estaría indefenso, un coche de caballos estaría a la vista de todos donde no se atreverían a intentar nada. Me aseguré de no llegaba tarde, mirando mi reloj de bolsillo para saber la hora, no andaba mal de tiempo pero tampoco podía demorarme demasiado. Cuando estuve listo, busqué uno de los coches de caballos que frecuentaban el centro de la ciudad. En cuanto le dije donde íbamos no me puso pegas, la zona residencial estaba destinada en su mayoría a gente de la alta sociedad. En mi caso he preferido instalarme en el centro, el banco quedaba a poca distancia de mi piso y podía acudir sin problemas. No vivía en una gran mansión, pero podía presumir de tener una casa acogedora y provista de todas las comodidades que cualquiera puede necesitar. En mi caso, Nueva York se había convertido en una ciudad pujante, no me veía estando en un lugar alejado del ajetreo diario.

Llegada la hora de poner rumbo a la casa del propietario de las bodegas de Moët & Chandon, salí a la puerta de mi portal. Oteé el horizonte y terminé dando con un coche que estaba disponible para ir hacia la zona residencial. -A la casa Chandon por favor. -Cerré la puerta del coche, y el chófer arrió las riendas de los caballos que empezaron a andar hacia donde le había dicho. Me aseguré de llevar la invitación conmigo para no tener problemas al acceder a la residencia, sabía que la casa era una magnífica construcción por lo que pude oír entre los coloquios de los clientes del banco. La florinata de la ciudad estaría presente en aquél ágape, en el que los huéspedes podríamos degustar los prestigiosos caldos a la hora de hacer un brindis. Si no me equivocaba, este hombre llegaría a ser una de las personas más ricas de toda Francia en poco tiempo. Estatus que a mi me conviene que mantenga, ya que buena parte de los beneficios que el empresario obtenga, pasan a engrosar el banco de Francia. Una fortuna que nos interesaba conservar, si queríamos seguir siendo una de las entidades más importantes a nivel mundial. El camino hasta la zona residencial no estaba tan concurrido como esperaba, había un tramo sin edificaciones hasta legar allí. El cochero se vio obligado a encender las lámparas, por la baja visibilidad.

Minutos después dejábamos atrás las casas residenciales de la gente de alto nivel económico, la gran mayoría clientes del banco de Francia. Mantuve las cortinillas del coche echadas, para que nadie pudiese verme aunque supondrían la dirección de este coche. A lo lejos había revuelo de gente a la entrada de la ostentosa mansión, no pude verlo pero las voces de los invitados se escuchaban. Cuando llegamos, el cochero me avisó y bajé apoyándome en el peldaño de metal empleado para tal efecto. -Aquí tiene, puedes quedarse con el cambio. -A la entrada, mostré mi invitación a los criados de la entrada para que viesen que estaba invitado al ágape. Dentro había muchas personalidades conocidas en toda la ciudad por sus fortunas. Pasamos a la sala principal de la mansión donde además de unos platos exquisitos, había diversas vividas con las que pasar una velada muy amena. Los criados se hicieron cargo de nuestras ropas de abrigo, al cabo de un rato vinieron con bandejas que tenían copas de champán. Tomé una de esas copas por probar el champán, inicialmente di un trago corto con intención de degustarlo y apreciar su sabor. Estaba especialmente bien, no había tomado una bebida con burbujas con anterioridad pero no me disgustaba. Al ser dulce, esta bebida era indicaba para celebrar eventos como este, invertir en estas bodegas era una apuesta segura.