Très Extravagant (Privado)

por **Ker Ahkbar** Jue Feb 08, 2018 4:48 pm

Era extraño para ella volver a tomar el camino hacia la caravana, luego de que la echaran por su comportamiento inmoral no se había acercado siquiera para recoger sus cosas, que de igual forma no eran muchas, y había perdido el contacto con las pocas personas con las que había congeniado en ese lugar. De igual forma ella nunca fue muy apegada a las personas, era fácil dejar que las relaciones se hicieran y deshicieran con el tiempo, no le importaba hacer mucho para modificar ese comportamiento. Sin embargo, había una molestia persistente en su cabeza cuando pensaba en lo que había dejado atrás, más bien a quién había dejado atrás.

Toda su estancia en ese lugar no fue muy grata, las comunidades de Francia eran muy diferentes a las de Italia y seguía sintiendo que a esos gitanos les faltaba un espíritu más salvaje como el que ya poseían los sicilianos. Sus primeros días fueron los más difíciles, sin duda, entre bailes y presentaciones, no le fue difícil ver la hipocresía que las gitanas de sus edad exudaban por cada uno de sus poros preguntando las razones por las que aún no se había casado o por qué seguía andando por los alrededores en lugar de estar en casa criando a cuanto niñato prepotente su esposo le viniera en gana tener. Eso era lo que hacían aquellas mujeres: criticar, humillar y repartir falsos elogios. Por eso no había nada que extrañar.

O quizás si lo había…

No fue una sorpresa cuando sin quererlo en lugar de hacer el recorrido hacia su propia carpa, de la cual podría no quedar nada, se dirigió a una calle diferente, encontrándose pronto con una fachada conocida.

La carreta de Kaleeh no era diferente a muchas otras, sólo era misticismo que la rodeaba lo que la hacía distinta, uno creado por el resto de los habitantes de la
caravana, ya sea porque la conocían como hechicera o simplemente por la consideraban loca e inestable. Si bien Ker nunca se había atrevido a adentrarse en los terrenos de la magia, conocía muy bien los terrenos de la inestabilidad mental y realmente la muchacha no le parecía mucho más loca de lo que ella había estado los últimos días.

Entró sin tocar, sabiendo bien la poca atención que la hechicera le prestaba a la seguridad. No fue sorpresa encontrarla ahí, apoyó su peso en una de las paredes esperando que la otra la notara, pero algo le decía que eso no sucedería pronto.

—Veo que sigues siendo el mismo desastre que eras cuando me fui. —Dijo con sorna intentando que Kaleeh finalmente notara su existencia.