hylle for å ringe blod //privado Guerra

"He oído tanto hablar de ti
En mis sueños te he visto llegar
En tus ojos veo el mal"

La noche acababa de presentarse, apagando su brillo en el cielo, los azules ojos de la vampiresa se abrieron observando el techo de su guarida, al cual correspondió con un bostezo donde se veían sus afilados colmillos que normalmente estaban ocultos por los labios de la vampiresa. Se sentó buscando algo parecido a lo que sería desperezarse, aunque realmente lo único que pensaba era en alimentarse, llevaba días en calma, disfrutando de ir a visitar la opera, o el teatro, era fascinante lo que a la vampiresa se entretenía y disfrutaba de esos sitios, esas historias contadas y representadas o escuchando a los artistas lucir su voz, y con un poco de suerte degustar su sangre entre bastidores.
Se levantaba con agilidad eligiendo el oscuro modelo que iría a lucir, con un abrigo negro con capucha echado por encima para ocultar sus ropajes, que si bien eran de estilo londinense eran bien femeninos, pero el abrigo bien recatado le encantaba, y con el frio de la epoca del año para ir perfectamente acorde.


Bajo las vestimentas ocultaba sus dos viejas dagas que habían pertenecido una a su padre y otra a su hermano mayor. Se colocó su medallón con la cabeza de un lobo tallada, y se dispuso a abandonar la guarida en busca de alguien a quien acechar, realmente con la mente notablemente dispersa en sus propios pensamientos, pasando la lengua por sus colmillos, mientras seguia su camino, olfateando con distracción el aroma de las personas que pasaban a su alrededor, decidiendo quien podía ser la posible victima, aunque lo más notable era el olor a lluvia que amenazaba con una señora tormenta prontamente, seguramente en apenas unas hora se escucharía a Thor amartillear, se deslizó con sigilo por las calles, relamiendo sus labios pensando en el sabor de la sangre, pero al atravesar un callejon donde el bandalo que había no despertó su interes para alimentarse, aunque se trataba de controlar más la sed por instrucciones de su improvisado Sire.
Salió del callejon deteniendose en seco mirando a dos hombres que había al otro extremo, ese olor a incienso, esos ropajes, esa cruz que resaltaba en el pecho, los dos hombres no se percataron en la rubia vampiresa, pero ella hizo un amago nervioso al identificar a los inquisidores, emitió un bufido antes de girarse y meterse por el siguiente callejon colocandose la capucha cuando empezó a gotear, pero se paró nuevamente, esta vez por el olor a licántropo, los azul celeste ojos de la vampiresa cambiaron a color rubí, y se giró justo a tiempo para que un tremendo golpe impactase contra su cara haciendo que se fuera de bruces contra él suelo, no le había oido ni llegar.


-Vaya parece que hemos cazado algo.- Dijo con fria voz el licano de pelo negro, un segundo vino por el otro lado del callejón, la vampiresa se puso en pie mirando a los dos bufando de sobrenatural forma. - No tienes salida chupa sangre...hereje...pagana..- Escupió esas palabras con todo el odio que alguien pudiera albergar.
Arikel les observaba, alterada, pero esas palabras le confirmaron, inquisidores... la vampiresa se puso en guardia. -Largaos de aquí.- Amenazó la rubía pero los dos licántropos, no le gustaban y había aprendido lo peligrosos que pueden ser, él primero se lanzó contra ella pero la rubia le esquivó haciendo que este chocase contra la pared, el segundo gruñó de bestial forma, desenfundando una daga que plata, el susodicho llevaba guantes lo que explicaba que pudiera sostenerla, busco cortar certeramente a la vampiresa, pero resultó ser muy rapida.
Lo que no contó fue con los dos disparos producidos por el otro licántropo, si bien las balas de plata no mataban vampiros si debilitaban, y consiguió que al quejarse dieran el momento oportuno donde uno de los lobos la cazó de improvisto. Arikel pataleaba y maldecia en su lengua natal, el lobo de pelo rubio encendió sus ojos dejando ver su naturaleza, agarrando por el cuello a la rubia, que nadie diría que daría tanto problemas con su complexión.

-Estate quieta, te vienes con nosotros, hay planes para tí.- Dijo con voz fria, mientras que Arikel alargó la mano arañando el rostro del que la tenía sujeta de tremenda forma, el lobo grito con fuerza por el dolor, y mordió el hombro de la vampiresa clavando bien los colmillos en su carne, las mordidas de licano eran demasiado dolorosas para su naturaleza, el grito de la chica fue casi gutural, antes de perder la consciencia despues de que el segundo lobo la golpeara, haciendo que fuera facil retirar a la joven del callejón, para llevarsela a un sitio donde resguardar los aullidos de dolor de la chica que seguramente tenían en plan propiciara antes de matarla, aunque todo apuntaba a intentar sonsacar a la joven, pues el a ver sido vista con el jinete parecía infundar terror, y se ve que había altos cargos detras, la vampiresa emitió gruñidos indicando que despertaba o empezaba hacerlo, mientras el miedo empezaba a enturbiar su mente, mientras revisaba el lugubre lugar, algun sitió abandonado, pero por el aroma a sangre se nota que solía ser un lugar que usaban amenudo.

Los rumores corrían por París de manos de los pies descalzos, murmullos solo aplacados por el viento de aquella noche de invierno donde la gelidez se trasformó en oda cuando el alegre canto de los pajarillos llegó a mis oídos a cambio de unos francos.
Los niños de la cale solían ser fuente fiable de todos los sucesos que se desarrollaban en las entrañas de París, así que no dudé de la veracidad de esa información dada, como nunca antes lo hice pues todas las que me llegaban jamas estaban erradas.

Arikel, mi única “amiga”, había caído en manos de lo que mas temía, la inquisición. Estos fieles de dios, se había apoderado de la inmortal y si no yacía bajo tierra sin corazón en el pecho y con la cabeza separada del cuello, posiblemente era porque buscaban información sobre algo que temían mas que a la misma inmortal vikinga, yo.
No dudé en buscar pistas allá donde fue capturada, para mi, un licantropo hecho a la guerra seguir un rastro no suponía mas enigma que el de ponerme en marcha.
Bien sabia que padre conocía mi potencia, quizás por ello debería ir con cuidado, quizás lo sensato hubiera sido acudir en busca de alguno de mis hermanos que a la retaguardia cubrieran la imprudencia de mis actos, mas la verdad es que Guerra solo conocía el caos, así que para que darle tantas vueltas, lo mejor era continuar.

Últimamente no pasaba mi mejor momento con mis hermanos, no me entendían y en su mayoría, yo no lograba seguirlos a ellos.
Caminé a paso rápido entre los callejones, el olor a mugre, moho y orín se fundía con el de la pobreza y la enfermedad, los barrios bajos tenían muchas cosas, mas no era dinero, no mas del que las putas guardaban entre sus tetas tras cada polvo mal echado con el que alimentaban a sus desgraciadas familias de niños descalzos.

El rastro me llevó ante un viejo almacén polvoriento, los ventanales cuidadosamente cubiertos con cartones no permitían la entrada de los rayos solares, o que me dejaba claro que o era un nido de vampiros o la prisión improvisada para la santa sede.
En su interior el latido incesante de varios corazones, mas uno no latía, aunque bien podía percibir su aura brillar entre otras muchas.
Arikel, rodeada de paladines de dios pretendía maniatada plantar cara, me necesitaba y no defraudaría la amistad creada.

Las cadenas eran dañinas, demasiado apretadas para las delgadas muñecas de la cainita, que miraba enfurecida encendiendo sus ojos de color rubí emitiendo notables sonidos sobrenaturales mientras levantaba su labio superior mostrando los colmillos a los allí presentes con una clara intención de atacarles, los dos licántropos estaban apoyados en la pared con una maliciosa sonrisa de satisfacción, mientras un tercero estaba frente a ella, con clara aptitud de superioridad, sin duda mandando sobre los otros dos condenados. -Os sacaré el corazón  del pecho.- Aseguró Arikel con un tono de voz frio, la mordedura recibida por parte del licántripo no se le cerraba, pues era especialmente peligrosa para los vampiros y de lo más doloroso.
El hombro de Arikel se veía mal herido y sangrante y el otro inquisidor parecía saber el daño causado al clavar de manera tan salvaje su compañero los colmillos en ella, quizá demasiado confiado se acercó agarrando la platina melena de la muchacha para obligarle a ladear la cabeza para descubrir más la herida.

-Esto tiene pinta de doler.
Dijo en un tono frio, cruel y no dudó en tocar la herida de la vampiresa que soltó un aullido tremendo indicando lo muy dañada que había resultado.
-Bien bien, ahora presta atención chupa sangre, vamos a hacerte unas preguntas y si no respondes....pues te prometo que te voy a hacer daño, voy a poner a prueba cuanta sangre puedes perder, y te prometo que me contaras hasta tus profundos y abobinables secretos, bien empecemos.
Sonrió de manera cruel y desenfundo un puñal de plata que no dudo en cortar primeramente de manera lenta el la mejilla de la chica antes de hundirlo en el abdomen, si bien no era tan peligrosa como para un licántropo como buena criatura de la noche le resultaba muy molesta, Arikel gruñó pero mantuvo una mirada desafiante.
-Bien, nuestro superior quiere saber donde está ese licántropo que te acompañaba la otra noche, asi que empieza a hablar.

Arikel le miró enfadada gruñendo con ferocidad, sus ojos rojos brillaban como rubies a las puertas del infierno, aprovechó lo cerca que se hayaba el inquisidor con el puñal hundido en su abdomen para repentinamente darle un señor cabezazo que sin duda rompió su nariz, Arikel intentó abalanzarse sobre él. -Que le follen a tu superior, no te diré nada...-Gruñó, los lobos titaron de las cadenas para obligarla a retroceder hasta dar con la pared, los extremos de las cadenas se podían manejar a distancia, la vampiresa gruño al verse inmovilizada, mientras aun con el puñal clavado las gotas de sangre deslizaban hasta el suelo, enfadado el inquisidor se puso en pie, y dió un señor derechazo a la chica antes de retirarle el puñal y esta vez clavarlo en sus costillas, la vampiresa gruño de dolor pero no gritó, no le iba a dar ese placer. Sabía que buscaban a Guerra, pero no comprendía el por qué, y le daba igual, no iba a delatar al Fenrir, a pesar de su condición la lealtad era demasiado importante.

-Eres demasiado estupida, ¿es que crees que le importas algo acaso? solo eres una pagana.

-La misma que te ha roto la nariz, ¿quieres más?- Arikel hizo acopio de fuerza sobrenatural para lanzarse nuevamente contra él, pero apunto estubo de alcanzar el cuello del inquisidor cuando uno de los lobos la inerceptó y la chocó violentamente contra la pared rasgando por el impacto esta. La vampiresa gruño dolorida y sacudia la cabeza. -Voy a matar a vuestras familias.- Amenazó con lo que provocó la ira del inquisidor que desahogó frustraciones con sendas puñaladas repetidas en el costado, el desangre era notable, un cerco de sangre se formaba a sus pies, se empezaba a sentir debil y el miedo a embriagarla, por muy dura que aparentase ser, por dentro la naturaleza de una niña asustada empezaba a aflorar, tenía sed, la mordida debilitaba mucho, y la plata ayudaba a eso, se debilitaba e incluso empezaba a cender clavando una rodilla en suelo, cosa que hizo sonreir con satisfacción a los inquisidores. -Empezamos a tener resultados...bien, vamos de nuevo...¿Donde está el licántropo? ¿Que sabes de él? ¿que te ha dicho? no seas estupida sanguijuela...nadie te va a ayudar, y el final puede ser rapido..o lento, personalmente prefiero lo segundo. -Dijo con una voz fria, cargada de ira, Arikel se puso de nuevo en pie y se encaraba contra ellos rugiendo de vampirizal forma mostrando la fortaleza de su condición y la propia voluntad que ella le podía dar, tenía sed, tenia miedo, y estaba furiosa, una combinación peligrosa para cualquier bestia, lo que hizo que amagara volver a intentar lanzarse contra ellos sin exito.

Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; ¡mi propia ira me sostuvo! En mi enojo pisoteé a los pueblos, y los embriagué con la copa de mi ira; hice correr su sangre sobre la tierra!»
Isaias 63:1-6


Mis pasos sonaron huecos en aquella nave industrial. La entrada triunfal mostró a los inquisidores porque mi nombre era Guerra . El amarillo mostaza centelleaba en aquella oscuridad en la que solo un rojo carmesí en forma de ríos escarlata destacaba por el suelo de terraza.
Arikel, mal herida, había aguantado estoica la tortura, no delató al jinete ni la mistad que entre ambos estaba asentada.
-¿Me buscabais? - pregunté ladeado la sonrisa como lo hace la mejor y mas peligrosa de las bestias.

El inquisidor cuya hoja despuntaba ante la lumbre improvisada de unos bidones, acortá lanzada por mano diestra la distancia, mas solo un ligero movimiento de cabeza uso, y basta para que el acero me peine pasando de largo.
-Yo soy guerra y si me buscáis, solo encontrareis a muerte.
No necesité ni media palabra mas para que dos inquisidores sobre mi se abalanzaran ardientes de protagonismo, de ganarse los méritos del Papa, cuando lo único que encontrarían es el frio acero de mi espada.

A mi espalda rechino violento el mandoble que emergió del abismo resplandeciente como el día, tan mortal como la noche.
El primero fue degollado, ese y no otro era mi trabajo, ladeé la cabeza, pues si bien era cierto que su ataque iba hacia mi flanco fue detenido por mi garra que se abrió paso por su esternón sajando de cuajo su corazón.

La sangre humana bañaba mis botas, salpicaba mi rostro y mis colmillos crecieron, solo tenia una necesidad, matar.
-Oí una voz que desde el templo decía a gritos a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del furor de Dios!»
Apocalipsis 16:1

Corrí hacia mi amiga, de un golpe seco de espada liberé sus cadenas liberando a la inmortal para que se cobrara su venganza particular. Ladeé la cabeza mirando a su torturador, ladeé la cabeza relamiendo la sangre de mis labios.
-Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.
Apocalipsis 20:15

La vampiresa se debilitaba por segundos, bajo las continuas heridas que mermaban sus fuerzas con utensilios de plata, reviviendo sus mas aterradores recuerdos, en circunstancia similar, el terror la tenía invadida, y el no estereorizarlo le estaba costando mucho, el auto control se iba por el desagüe, y solo podía temblar de terror y centrarse por no abrir la boca, el mordisco dolía tanto, y un corte más hizo que una única lagrima se deslizara por la mejilla de la vampiresa, a su vez que un bufido sobrenatural dejaba escapar de sus labios, el inquisidor sonrió satisfecho. -Empiezas a ceder...si...vaya vampiresa feroz, que su envoltura también va por dentro...patetica.- Se mofó de más que cruel forma, Arikel gruñó mientras un hilo de sangre salía por el centro de su labio, debido a los derrames internos provocado por las repetidas heridas, el inquisidor recogió ese resquició de sangre con el dedo. -Es curioso...que probar esto haría que un esclavo tendrías...pero eso no ocurrirá hoy..¡¡habla!! ¡¡Donde está el licántropo!!.- Rugió el inquisidor dando un puñetazo al rostro de la vampiresa, mientras los otros se reían.
Más la vampiresa captó el aroma conocido del licántropo, esbozó una sonrisa de medio lado que desconcertó a los inquisidores, aunque la incertidumbre duro poco, pues el licántropo apareció con sus ojos de bestia bien abiertos, la vampiresa veía a Fenrir en esa mirada.

Sin duda se veía la habilidad que poseía el licano para la batalla solo un movimiento de cabeza y esquivó la daga, los otros dos no fueron capaces de hacer nada contra él, demasiado sedientos de poder, riqueza y reconocimientos por parte de la iglesia, fueron ansiosos, el acero de ese enorme mandoble se movía con rapide, Guerra estaba dejando sacar su lado más bestial y animal, donde segó la vida de los otros dos, mientras recitaba los apocalipticos pasajes, mientras cuando el aroma de la sangre inhundó las fosas nasales de la muchacha, que se relamio, se moría de sed, observó como Guerra velozmente se situaba a su lado y de un certero golpe de espada las cadenas que mantenían a la vampiresa aferrada sin posibilidad de defensa calleron, la cara del inquisidor restante fue un poema, los ojos se le abrieron, el pulso se le aceleró dejando ver que sabía que era lo que venía a continuación.
Arikel observó unos segundos a Guerra que ensangrentado estaba, carta blanca a desfogar su venganza, de la garganta de la vampiresa un rugido sobrenatural resono, sus colmillos parecían mucho mas imponentes de lo habitual, con sus ojos de color rubí brillaban en aquella oscura instancia. -Mi turno.- Dijo con una fria voz que helaría la sangre de cualquiera.

Gruñó de esos tonos sobrenaturales antes de presentarse a velocidad sobrenatural delante del inquisidor, al que agarró para mirarla a los ojos, el inquisidor empezó a gritar de tal manera que parecía que su garganta se iba a desgarrar, la habilidad de dolor mental de Arikel estaba siendo totalmente despiadada, el inquisidor se llevaba las manos a la cabeza chillando como un cerdo, hasta que Arikel cesó la habilidad sobre él, que cuando consiguió enfocar con la vista estaba de rodillas frente a la vampiresa que desenfundó su vieja daga vikinga que hundió repetidamente en el estomago del inquisidor, dejando que se retorciera de dolor, seguidamente tiró de su pelo para que mostrara la garganta clavando sus dientes en su cuello bruscamente mientras bebía con avaricia, con sed, el calor de la sangre inhundaba su garganta, sus ojos brillaban de rojo intenso, mientras los clavaba en el rostro ensangrentado del licántropo, las heridas provocadas por las armas del inquisidor se cerraron a tremenda velocidad por la recuperación de energia, con la arteria colapsada, subcionando una vena ya vacía soltó al inquisidor, la herida de mordisco de licántropo tardaba algo más en curarsele, pero lo haría.
Se acercó a Guerra mirandole, aun emitiendo un aterrador gruñido sobrenatural, hasta enfrentarle, por un segundo parece que la vampiresa le atacaría pero no, se lanzó a abrazar su torso con fuerza, en un jadeo de alivio por que hubiese venido, realmente creía que ese iba a ser el final. -¡Fenrir!.- Dijo a modo gratitud, para despues separarse, la adrenalina del momento pasaba, y el rostro de la vampiresa se empezó a empañar de lagrimas, en un intento de aliviar la tensión y el terror que los inquisidores le provocaban, no le hacía gracia llorar delante de su amigo, la hacía más debil, odiaba eso. Pero no lo podía evitar, simplemente intentó solventar eso girandose, para que ese acto no estuviera a la vista del lobo.

La destrucción llegó de manos de Arikel, yo me regocije del placer de la lucha, de como los unos a los otros se degollaban y los ríos de sangre fluían bajo mis botas.
La deje vengarse, con mis ambar clamando mas sangre, admirado sus movimientos violentos, los de un monstruo que como yo era esclava de algo.
Solo cuando el ultimo de los inquisidores fue degollado, cuando nada mas que las bestias se alzaron del caos nos encaramos.
Ella gruñía desaforada por el frenesí, yo la miraba calmo, pues no temía. Su cuerpo se abalanzó contra el mio, necesitado del candor de mis brazos. Rodeé su gélida cintura calmando sus miedos, su desasosiego, ella no me había delatado y ahí dejó claro eramos amigos.

Las lagrimas de sangre bañaron mi camisa, avergonzaba buscó ocultarlo, no era la primera vez que veía a una mujer llorar, con Deorah me había pasado, aunque el orgullo de mi hermana la llevaba a no mostrarme el porque de su agravio.
Tiré de su mentón limpiando con mi pulgar sus mejillas.
-y si vamos a bebernos unas jarras

La inmortal se moría de la risa de repente, mirándome de arriba abajo íbamos ambos completamente ensangrentados y yo ni había reparado en ello, quizás porque era mi pan de cada día crear caos sobre la tierra.
Me mordí la lengua en un gesto pillo, pues...vamos a...¿mi casa?

Hacia poco que Estrella y yo habíamos decidido “vivir” mas o menos juntos, ay que yo seguia viviendo con mis hermanos, peor pasaba mucho tiempo en la casa con Estrella.
-No se si estará la chica con la que vivo, bueno, tengo una relación con ella, creo que somos ¿pareja?

Era bastante malo con esto de las relaciones personales, al lado de la paciente Estrella había aprendido muchas cosas, pero aun me quedaba un largo camino por recorrer.
-Tengo allí algunas botellas, podemos beber un poco y puedo prestarte ropa de mi novia para que puedas irte limpia a tu casa.

"De la luz soy el desterrado,
tortuoso monólogo con la muerte"

La tensión había sido liberada, y había encontrado consuelo en el licántropo, mucho, pero ahora podía empezar a relajar cada musculo de su cuerpo, aunque había pasado de la llantina a explotar de risa cuando derrepente el lobo había sugerido ir a beber. La vampiresa se reía divertida recuperando por completo la compostura, absolutamente como si nada de esto hubiera acontecido, solo necesitó liberar la tensión y ya volvió a su ser, bufó euforica mientras se sacudía los resquicios de sangre de su vestido igual que él estaba lleno de sangre...de hecho obviando en principio las palabras del lobo se acercó a él a pasar la mano sobre el sacudiendo los resquicios de sangre en su piel. -Siempre manchado de sangre...siempre...eres un lobo malo Fenrir.- Dijo con sorna antes de prestar atención a lo dicho por el licántropo, ciertamente sorprendida cuando la invitó a su casa, no solo eso...la vampiresa ladeo la cabeza, por que recordó que en el anterior encuentro vivia con sus hermanos y ahora con una chica.
La vampiresa enarcó una ceja soltando un ligero "ahh" con un aire de sabidilla, dibujó una maliciosa sonrisa en el que se vió su afilado colmillo sobre salir cuando sonrió de esa forma, emitió una risita. -Fenrir tiene novia, Fenrir tiene novia.- Empezó a canturrear como lo haría una chiquilla tratando de picar al licántropo que pareció confuso por esa entonadilla, pero pareció entender que la rubia lo hizo por juego, no por enfadar.


-Vaya...asi que pareja..-Sonrió mirando al lobo e intento poner un tono má grave para imitar la voz de Guerra o al menos intentarlo. - Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12, 9)- Recitó imitandole. -Asi que el jinete si tiene corazón y ha encontrado en quien depositarlo...jijiji.- Le dió unas suaves palmaditas en el pecho del licántropo en la parte donde notaba su palpitante corazón a modo felicitación más ladeo la cabeza pensativa. -No creo que a tu amor le hiciera ilusión que me invitases a vuestra casa y mucho menos me prestases ropa...ademas..- Miró a Guerra de arriba a abajo, intentando imaginar que tipo de mujer había captado la atención del jinete, primero pensó en una licántropa que con sus aullidos lo hubiera atraido, incluso empezó a olfatearle buscando algún tipo de pista, pero Guerra...su aroma entremezclado con el de la sangre que le bañaba le tapaba bastante, aunque Arikel al olfatearle no pudo evitar destellear los ojos en color rojo apenas 3 segundos y ladear una sonrisa picara. -..Seguro que esa chica tiene mejores atributos femeninos que los mios. -Dijo dibujando con los brazos su silueta exagerando ciertas zonas dejando entrever una vez el cierto complejo que tenía de no haber terminado su desarrollo antes de ser abrazada por el vampirismo. -No puedes llevarme sin avisarla, se va a enfadar contigo, tienes que entender eso...


Le hacía gracia, el lobo era tan ingenuo y basico para algunas cosas, era totalmente primitivo desde el punto de vista de la vampiresa. -¿Es una loba? o....- Se acercó un poco más a Guerra, tiró de su ropa para que se agachase ya que ella era más baja y pasó su nariz cerca de su cuello, ahí estaba...el perfume de ella..un leve resquició. -...Vaya...no es loba...- Dijo con cierta sorpresa, no es que le llegase mucha información pero si la justa para no notar licántropia, sonrió soltandole y miró alrededor. -Demonios...esto es una fabrica..tiene que haber algo por donde salga agua, empaparnos a cambio de limpiar sangre...es un desperdició pero se vera socialmente más aceptable.- Dijo con cierto sarcasmo, mientras inspeccionaba con la mirada, buscando algun conductor de agua e imprivisar una ducha, la verdad es que no le entusiasmaba la idea ya que la joven era algo coqueta, pero había que adaptarse. -Despues tu invitas a todas las rondas Fenrir.- Aseguró mientras pensaba, aunque igual la casa del lobo si iba a resultar una buena idea, pero no deseaba causarle problemas ciertamente, y ya había visto lo obstuso que podía ser emocional sin entender el comportamientos de otros. Se mordió el labio sin saber bien que hacer, su guarida estaba lejos, y la residencia de su jefe no era una opción, mucho menos la de su sire adoptivo que entraría en colera, miro a Guerra con cara de circunstancia rascandose la melena con algo de angustia.- Podemos asaltar una tienda textil.- Sonrió estallando en risa.

Enarqué una ceja incapaz de comprender los motivos por los que Estrella podría enfadarse porque llevara a alguien a mi casa.
Mi cara de estar dándole vueltas sin éxito al comentario de la mujer la hizo reírse de mi alegando que mi inocencia no conocía parangón.
-1 Corintios 3:19: 19 Porque la sabiduría de esta mundo es necedad para con Dios, pues escrito está: El que prende á los sabios en la astucia de ellos.

La inmortal comenzó a desnudarme con la mirada, como si en mi piel pudiera encontrar resquicios o respuestas sobre quien era esa mujer de la que hablaba, ladeé la sonrisa ante su curiosidad.
-Pues no, no es loba -dije corroborando sus palabras- y si, sus atributos son pffff -puse las manos cóncavas como si pudiera coger sus dos tetas sopesándolas con cara de pervertido.

Arikel se echo a reír, era evidente que su cuerpo era infantil, sin desarrollar pues al trasformarse era una niña, por contra el de estrella me llamaba a voz de grito cada vez que mis lobunos ojos se clavaban en su cuerpo perfecto.
-Pero no es su cuerpo lo que me vuelve loco, soy un jinete, no podría nunca estar con una mujer malvada, impura, que odiara, que albergara ira..Estrella es el ser mas bueno que jamas he conocido, hasta mi era virgen, ella ayuda a la gente..
No me estaba dando cuenta pero cada palabra delataba lo sumamente enamorado que estaba de ella.

Ni siquiera entendía como podía estar a mi lado cuando yo era Guerra, todo lo contrarío.
Escuché su propuesta, ir a robar ropa y bañarnos bajo alguna fuente de agua.
-Éxodo 22:7: 7 Cuando alguno diere á su prójimo plata ó alhajas á guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón se hallare, pagará el doble.

Negué con la cabeza, no podía robar ni permitiría que ella lo hiciera en mi presencia, los mandamientos de dios estaban claros.
-Estrella no tiene porque molestarse, te la presentaré -dije ensanchando la sonrisa -seguro se alegra de saber quien es mi amiga.
Mi inocencia era evidente en todos estos temas amorosos.

La vampiresa se cruzaba de brazos observando al lobo, mientras enarcaba una ceja escuchandole, no pudo abrir mucho los ojos al notar el olor a testosterona que emitía el licántropo cuando habló de los atributos femeninos de su amor, tuvó que retirar la mirada mientras dibujaba una ladina sonrisa, para despues mirar su propio cuerpo. -Unas tanto y otras tan poco...¡Bah! soy adorable y ademas sé manejar espadas y hachas- Comentó más para si misma que para el lobo, para despues dejar escapar una risilla negando con la cabeza, y volver a mirar como el lobo estaba tan emocionado hablando de la mortal, sin duda el lobo había sido atrapado por las crueles garras del amor, sin duda se esperaba a partir de ahora muchas horas nocturnas de taberna entre jarras de cerveza oir las palabras del lobo, aunque no era algo que la incomodase, a fin y al cabo eso era una amistad a fin de cuentas, él la salva, ella le escucha, un buen trato, o al menos asi le pareció a la albina. Seguía con la sonrisilla dibujada en los labios, y enarcó una ceja. -Todos acabais soñando con ser un caballero y tener que luchar por algo y un amor que defender...que poetico Fenrir...yo pensaba que nadie te iba a sacar ese palo del culo.- El tono jocoso de la vampiresa era notable.
Más cuando comentó lo buena que era y que había sido virgen hasta su llegada, la mirada de la vampiresa se desvió, por que su conservación milenaria había sido no hace mucho finalizada, pues la vampiresa había sido violada por otro vampiro más fuerte y más antiguo, y para más inrrí había acabado como secuaz del susodicho, más simplemente la vampiresa volvió a mirar al lobo.


Puso los ojos en blanco cuando volvió a recitar para negar la sugerencia de coger ropa de algún sitio, negó con la cabeza, estaba claro que no iba a estar deacuerdo con ello, emitió un gruñido y miró a Guerra sonriendo de medio lado. - Recoge tus babas romanticón, estas emitiendo demasiadas hormonas en el aire y hasta yo puedo olerlas y ni siquiera eres de mi especie.- Dijo de manera burlona mientras se quedaba pensando en como explicarle al licántropo lo que su idea podía provocar a su pareja, se pellizcó el puente de la nariz y miró a Guerra. -Veamos como explicarte...bien ya sé...- Chasqueo la lengua y le miró de arriba a abajo, no dejaba de ser un lobo y lo tenía en el adn.- Vale imagina que estás en casa y Estrella ¿no?....bien estás en casa y Estrella entra con otro hombre...puede que no el hombre más guapo del mundo, pero con otro hombre...dime que serias un buen cachorro y le recibirias con una sonrisa y los brazos abiertos...recuerda, no mientas.- Observó divertida la cara de Guerra cuando se lo explico de aquella forma.


Más tras reirse un poco puso cara de enfurruñamiento. - Además, si tan atractiva a es...¿te quieres reir de mi cuando su ropa me quede grande verdad? eres un Fenri cruel y malo...que lo sepas.- Fingió enfado para despues reir nuevamente, mientras negaba con la cabeza con resignación. -Si quieres ir vamos, pero ya te puse el ejemplo...solo que ella no es loba, lo cual no te "meara" encima para marcar territorio, pero igual podía ofender sus sentimientos...debes tenerlo en cuenta, realmente...mira, no te quiero causar problemas con ella...ademas....mira mi vestido es negro y no se nota la sangre, solo la huelo yo y me imagino que tú....en cambio tú...se te ve demasiado la sangre podría acompañarte y esperar fuera...personalmente me agrada el aspecto salvaje que tienes asi, ahhh...como añoro noruega...pero nuevamente aqui socialmente no esta bien visto. - Le guiñó un ojo de manera divertida, y se rió nuevamente mientras hacía un burruño su falda con sus manos para anudarla y escurrir la sangre. -Bueno puedo tirarme una buena jarra de cerveza por encima asi se "limpiara".- Bromeó. -Venga vamos cachorro Fenri..- Dijo poniendo rumbo a la salida.

Es verdad que soltaba testosterona por todos lados, como no hacerlo cuando pensaba en la mujer que me esperaba en casa.
Enarqué una ceja ante su pregunta ladeando la cabeza ligeramente intentando vislumbrar como sería mi actuación si Estrella llegara a casa con otro hombre.
-Estrella no llegaría a casa con otro hombre.
Ponerme en situación me resultaba complicado pues mi mujer era lo suficiente “señora” como para no llevar varón a nuestra casa, ni pasear con ninguno de ellos, mas si necesitaba una respuesta.
-Seria un buen cachorro y lo mataría -ensanché la sonrisa como si hablar de la muerte supusiera para mi lo mismo que hablar de comer en un restaurante.
-Todos tienen pecados a sus espaldas y si un hombre acompaña a mi “novia” a casa seria el de la lujuria el que estaría cometiendo, por no decir “no desearas a la mujer del prójimo” es el noveno mandamiento...

Arikel se llevo la diestra al puente de la nariz mientras yo mantenía mi sonrisa ácida en el rostro.
Ser un jinete no implicaba que fuera ecuánime en todo y era muy obvio que no veía las cosas igual cuando se trataba de ella o de mi.
-Pero mi mujer es una gran samaritana, te acogerá porque no existe en ella maldad y menos desconfianza en mi, porque ella sabe que yo nunca le seria infiel, soy un jinete, en mi código no está el de mentir o traicionar, he dado mi palabra -me quedé pensando un momento -bueno, quizás no de palabra, pero si de obra montandola una y otra vez, le he dejado claro que es con ella con quien quiero estar. ¿por que si no iba a pedirle que viviera conmigo?

Arikel no lo sabía pero yo solo me había acostado con dos mujeres en mi vida, es cierto que llevar la guerra al mundo no me había permitido desarrollar esa parte de hombre que ahora por fin empezaba a “entender” Estrella había cambiado mi vida ¿por que iba a joderla? Volvería a quedarme solo y ni de lejos era eso lo que quería.
Estrella había aportado luz a mi vida plagada de sombras, era lo único que me mantenía cuerdo y aunque mi misión era lo único que debía importarme..ya no era así. Ojala Armagedon me comprendiera.
-Vamos a casa, te aseguro que Estrella no va a enfadarse -dije con una seguridad pasmosa mientras le lanzaba el brazo por encima de los hombros y tiraba de ella con una sonrisa amistosa -no te preocupes, allí puedes lavarte, te prestaré ropa y podemos beber un poco para entrar en calor tras la masacre ¿te parece?

Las palabras del licántropo a la vampiresa se le mezclaba una mezcla de un cachorro ingenuo y sadico por las palabras que este destilaba, Arikel se pasaba la mano por la cara en un gesto de exasperación, era como intentar explicarle un libro de filosofia a un bebe, no había comprensión en lo que ella se refería y le miró sin poder evitar reirse mientras negaba con la cabeza. -Sin remedio.- Comentá finalmente la vikinga echando la cabeza hacia atras como si suplicara a los dioses por que le dieran algo de comprensión al menos para que entendiera a lo que se refería la vampiresa, mientras observaba como Guerra se le podía ver que se le caía la baba por esa mujer, la vampiresa lo veía hasta tierno, no lo pudo evitar.


-Discutir contigo no sirve.- protesto la vampiresa mientras le observaba, como hablaba de lo buena gente que era su nueva pareja, ciertamente era un cambio a mejor cuando le conoció ni una broma se podía hacer, y era un gruñon que nada más que quería escuchar la habilidad de la vampiresa con el violín, quizá por eso decidió que a lo mejor no era tan mala, se rió por ello mientras negaba y le observó, no le iba a convencer de otra cosa, asi que solo se limitó a ceder. -Está bien...seguro que tu chica es encantadora.


Suspiró y asintió dejandose arrastrar por el licántropo cuando le pasó el brazo por los hombros empezando a seguirle. -Estoy perdiendo aptitudes, me mangonean hasta los licántropos.- Se quejó Arikel con resignación mientras era conducida por el lobo hasta su casa. -¡un dia me revelo!.- Amenaza la vampiresa, pero por la risa que hizo el licano dando pabulo a la poca credibilidad de sus palabras, al menos asi se arreglaría un poco y podría beber antes de volver a la residencia y volver con el vampiro jefe o simplemente divertise de otra forma, pero no hara daño una charla con un amigo y alcohol.