Be strong- Privado

por **Abbey Appleby** Miér Feb 28, 2018 10:21 am

'cause when your in you're darkest hour
And all of the light just fades away
When you're like a single flower whose colours have turned to shades of gray
Well hang on and be strong

El manto de la noche había cubierto la ciudad parisina hacía un par de horas. Y antes de que el sol se pusiese en el horizonte, la cazadora vestida de riguroso negro y un atuendo muy poco femenino, abandonó su lugar de residencia para adentrarse en las profundidades de la ciudad, los rincones olvidados en donde con total libertad, los seres sobrenaturales se relacionaban a su antojo. Como un felino, oculto entre las sombras, sus orbes azules como el cielo se pasearon por el lugar, buscando a alguien y a nadie, el juego del gato y el ratón, en el que hacía mucho no salía vencedora de la gesta.

Decidida, sus pasos se perdieron entre las estrechas calles, dirigiéndose hacia las afueras. Apenas iluminado, la luz de la luna le daban la visión suficiente para localizar a su objetivo principal. Desde el hallazgo de aquel hombre, habían transcurrido un par de semanas, desde entonces...cada noche y a la misma hora realizaba el mismo camino, hasta encontrarle y mantener las distancias, observándole y estudiarlo, no daría un paso en falso hasta no estar completa y absolutamente segura de que ese hombre era a quién buscaba, el sebo perfecto para hallar lo que ansiaba encontrar.

Las nubes, tapaban el cielo, dibujándolo con tonos grises, esa noche...se veía mejor de lo que hubiese imaginado. Con las manos en los bolsillos, aminoró el paso, el camino se fue acabando hasta que le vio, pasear como cada noche a la misma hora. Medio sonrió, era él sin duda alguna. El cabello largo del hombre, se enredaba en el aire, causando justo lo que deseaba...se fijasen en su persona, mostrándose como el candidato perfecto de los seres de la noche con sed de sangre. Sería perfecto, su sangre llamaba a gritos ser tomada... pero esa noche no, no iba a permitir que se escapase de su red.

De entre las sombras, la cazadora salió a la luz, el sonido de sus botas resonaron en el callejón. No había salida, tras él, la cazadora carraspeó como si de “casualidad” se hubiesen encontrado. Una breve sonrisa, sus ojos azules buscaron los ajenos pero ¿por qué no? Examinó cada parte de su rostro, en silencio, de manera muy poco disimulada, era totalmente comprensible que se expusiese como el bocado suculento de esos vampiros, un hombre fuerte y atractivo que necesitaba su dosis diaria.

-Buenas noches. Creo que no hay salida.. a no ser que ya hayas encontrado lo que hayas buscando... -en medio del callejón, sonrió ampliamente dejando escapar una risa por haberle hecho aquella encerrona -No hay... en esta zona no al menos. Y por como puedo ver en tus pupilas....aún no has tomado nada... -se acercó con mucho sigilo quedando a un par de metros hacia él, hasta quedar frente a frente -No busques más, ya me has encontrado -

por **Derry Byrne** Vie Mar 02, 2018 4:41 pm

La noche estaba cayendo sobre las calles de París, naranjas y azules iban fusionándose lentamente llevándose la luz. En una de las estrechas arterias que recorrían la ciudad, la figura de un hombre alto y fornido deambulaba como una cucaracha más. Ruido de fiesta en algún bar no muy lejano, conversaciones susurradas en los pisos que le rodeaban y el sonido de sus propios pasos rompían el fúnebre silencio del lugar.

Dermont no escuchaba ninguno de aquellos sonidos que le rodeaban. En sus oídos retumbaban con fuerza los latidos de su acelerado corazón ante la falta de aquello que andaba buscando. Sangre. No la de cualquiera, pues seguía siendo un mortal corriente y moliente. Sangre de vampiro era lo que más ansiaba, igual que un yonki esperando su siguiente dosis. Se sentía agitado y nervioso; el par de lagunas oscuras que se abrían bajo sus ojos indicaban lo poco que había podido dormir aquellos últimos días. Hacía menos de una semana que le habían echado a patadas del teatro de vampiros, no le querían por allí rondando, pero lejos de aquella zona era más difícil dar con uno de los no muertos. No entendía por qué se escondían si tenían el poder para dominar el mundo entero. Dermont, en secreto, anhelaba convertirse en uno de ellos, aunque aún no era capaz de admitírselo ni a sí mismo.

Escuchó los pasos a su espalda antes de que la voz le enfrentara. Una pizca de esperanza le obligó a voltearse de inmediato creyendo que la espera se había acabado. Se equivocaba. Había pasado el suficiente tiempo con vampiros para poder diferenciarlos del resto de humanos sin tener que tocarlos o ver aparecer sus colmillos. La eternidad, o la imposibilidad de muerte, les daba un aire que nadie más podía imitar.

¿Qué le hacía pensar a esa mujer que era a ella a quien buscaba? De haber estado en sus plenas facultades habría podido llegar a la conclusión de que le había estado siguiendo, pero tenía demasiada urgencia con que se fuera para proseguir con su búsqueda. Movió la mano indicándole que se marchara claramente molesto por la interrupción. Por lo general Derry era un hombre amable e incluso divertido, pero a falta de su ración de sangre y sintiéndose en el límite de la necesidad su ánimo se enrarecía olvidándose de los modales. Sin pronunciar palabra, algo que no sucedería debido a su voto de silencio, se dio la vuelta y siguió andando sin rumbo por los callejones solitarios.

por **Abbey Appleby** Miér Mar 07, 2018 1:53 pm

My body...my soul.

Él, la clave para encontrar a quién buscaba, el señuelo perfecto. Alguien capaz de guiarle al ser de la noche en concreto, sin ninguna duda se encontraba en París pero ¿dónde? Deshacerse de todos los vampiros de la ciudad no era la solución, había demasiados y aunque era buena, no podría hacerlo sola. No, no iba a decírselo a nadie, contaba con sus compañeros de la Orden pero cuanto menos los inmiscuyese en sus asuntos, mejor.

Los ojos azules de la cazadora, se centraron en la silueta del hombre que lejos de detener sus pasos, los reanudó hacia su destino...la droga que ansiaba y le hacía sentir vivo. Nunca bebió de un vampiro pero sí conocía a algún adicto, terminaban cegados de deseo por el elixir férreo del ser de la noche, un esclavo a merced y títere entre las manos de aquel del que bebía. Y pudo notar incluso la falta de oxígeno, la respiración entrecortada... poco a poco comenzaba a caer en un estado de necesidad extrema, la adicción apenas le dejaba pensar, menos ser aquel que durante el día había estado observando.

Dio un par de pasos hacia él, esperando el momento clave y crucial, si se alejaba y le perdía la pista, no tendría otra ocasión como esa. Aceleró el paso, hasta adelantarse y seguir sus pasos como había hecho hasta ahora, intentó que fuese del modo más fácil pero tal cómo se encontraba el hombre, lo dudaba. Suspiró ofuscada, maldito fuese, si no lo detenía su oportunidad se iría al garete. Chasqueó la lengua, no esperaba detenerlo pero si no lo hacía, tanto tiempo de espera no serviría para nada.

-Esa no es la dirección que te llevará a tu perdición. Está desierto, vengo de allí. Ambos buscamos lo mismo pero...con la diferencia que en vez de saborear su sangre despacio y deleitándome en ella, prefiero que me salpique la cara, sentir la humedad y el olor óxido de la muerte. Sígueme y encontrarás lo que buscas -no tenía nada más que decir, sus pasos se alejaron hacia el Sur, él tendría la opción de seguirla o por ende, seguir dando bandazos sin encontrar lo que tanto ansiaba por esa noche.

por **Derry Byrne** Lun Mar 12, 2018 9:21 am

Un reloj lejano consumió una hora más. Una pelea de gatos impulsados por el celo era todo cuanto se escuchó tras la undécima campanada.

¿Por que aquella mujer no se daba por vencida? El primer encuentro con ella le hizo ser consciente de su presencia, del modo en que le perseguía, y Dermont se iba intranquilizando. Era más sencillo convertirse en objetivo para vampiros si estaba a solas, en compañía perdía valiosas posibilidades de encontrar a un no muerto. Detuvo nuevamente sus pasos cuando la mujer se pronunció, volteando a verla con el único motivo de lanzarle una mirada enrabietada. Le estaba molestando y quería dejárselo claro. Si hablara sería más sencillo quitársela de encima, pero se negaba a romper su voto de silencio por una desconocida que se dedicaba a acosarlo.

Era cazadora. Resultaba sencillo llegar a aquella conclusión por sus palabras y aunque él nunca había sido perseguido o cazado, sí lo fue indirectamente cuando aún estaba con su antigua ama. Habría sido de lo más sencillo dar media vuelta y continuar con su camino errático, pero la idea de que una mujer como aquella se lanzara sola a una pelea tan desequilibrada le hizo repensárselo. Era un adicto y solitario mudo, pero en el fondo seguía teniendo bondad en su interior y no podía simplemente dejar pasar la idea de que ella estuviera en peligro.

La siguió con las manos en los bolsillos de sus viejos pantalones, tenso por el frío y la necesidad, y no despegó la mirada de su melena rubia. Estaba molesto, inquieto, sufriendo ansiedad y claramente cansado por la falta de alimento y el vagar sin pausa. Alcanzó a la cazadora y le puso una mano en el hombro para que le mirara, clavando sus tristes ojos azules en los de la mujer. Entonces negó con la cabeza. No era buena idea lo que fuera que tuviera en mente.

por **Abbey Appleby** Jue Mar 15, 2018 6:36 pm

“Burnt out ends of smokey days
The stale cold smell of morning
The street lamp dies, another night is over
Another day is dawning”

A cara o cruz. Acababa de ofrecerle en bandeja la posibilidad y oportunidad de encontrar lo que buscaba esa noche, su objetivo principal. Sonrió al oír sus pasos tras la espalda, la seguía, acompañándola al lugar en dónde realmente se harían las presentaciones, el inicio de aquella locura. Él le llevaría hasta quién deseaba, todo a su tiempo. El dulce sabor de la victoria, comenzaba a impregnar sus labios, por fin conocer su localización exacta.

Durante el camino, el silencio se mezcló con las respiraciones de ambos, la suya pausada y relajada, segura de sí misma. Antes de llegar, sintió la palma en su hombro, agradeciéndole con un simple gesto aquello pero ¿estaba dudando? Lo estaba, eso la enfureció. Esa noche no había sido la más acertada para llevarle la contraria, chasqueó la lengua negando con la cabeza, apartando la mano de su hombro. Sus orbes azules se perdieron en la entrada de un local custodiado por un hombre de gran tamaño, vestido de negro y un sombrero que tapaba sus ojos.

-Están ahí pero no podrás entrar sin más, Me necesitas. Y … -no, le costaba la misma vida decirlo pero era cierto que lo necesitaba a él, el principal protagonista de esa noche -Me deben un favor así que, sígueme y déjame a mí. Ya...que tenga cuidado, tú deberías tenerlo -un gesto con la cabeza para que volviesen en sus pasos, al hombre corpulento en cuestión, le entregó un pequeño sobre, tras abrirlo y ver el contenido...les dio paso, devolviéndole a la cazadora el tal cotizado papel -Al fondo, te espera allí. También me debe un favor -sonrió pidiendo una copa, su semblante tranquilo, ojos llameantes de impaciencia... intentaba controlar sus nervios, cosa imposible.

-Izú. ¿Te suena? -esperó que se acomodase para hacer lo mismo, en uno de los taburetes, mirándole fijamente a los ojos, una clara advertencia de que no pensaba dejarle ir hasta obtener lo suyo -Podéis empezar con vuestro jueguecitos...y piensa bien el nombre -al apreciarle a la luz tenue, como las llamas lamían su espalda, cada músculo de su torso, la cazadora se relamió, dejando su copa en la barra y mirar hacia el techo -Bebe lo que quieras, invita la casa... -El vampiro, la llamó con el índice, terminó en una de las rodillas del ser de la noche, sentada, su mirada era incapaz de apartarse del esclavo de sangre -Aquí sólo vienen para eso pero no quién busco. Piensa ¿te suena? -insistió observando como el vampiro no la perdía de vista, en su cintura, ya tenía el arma preparada -Y puedes beber lo que quieras...siempre y cuando no te pases, no quiero problemas, me debes una -

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