Amenazas en la oscuridad (Privado)

Este tema va a continuación de éste:

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El viaje a Paris fue calmo, sin tempestad alguna los dioses parecían favorecernos con sus vientos. Hacia demasiado tiempo que no pisaba Paris, tierras de viejos fantasmas de buenos y malos recuerdos. No era el mismo hombre el que una vez salió de estos lares del que volvía y en parte un nudo oprimió mi estomago al darme cuenta que ni siquiera quería estar aquí en este instante.
Tomé una bocanada de aire mientras ladeaba la sonrisa, mil escudos impuestos y de las manos mis hijas al llegar frente a la mansión Cavey. En el porton las dejé ir, corrían sonrientes hacia su madre no sin antes darme un beso de despedida.
La nana que cuidaba de Dritt y que por supuesto se quedó con ellos para ayudar en el cuidado de los niños, caminó con el pequeño entre sus brazos y después simplemente me di la vuelta y me marche de allí.

Nuestra siguiente parada sería la casa de Elora, Sirius y Beth iban de la mano de Dani, sobre mis hombros Niels, Giuliana llevaba a su hijo en brazos, un carruaje la llevaría directamente a casa de su padre, las citas con los médicos habían sido tomadas y pagadas, no habría nada que no hiciéramos por salvar la vida de ese niño, si es que los dioses finalmente cedían a nuestras plegarias.*

Ese viaje tenía dos claros protagonistas: Sirius e Yrian. El primero porque corría peligro según nos explicaba Elora por carta y el segundo porque su frágil vida pendía de un soplo de aire. Akershus siempre necesitaba a alguien al frente, pero esta vez ellos no sacrificarían a los niños por esa carga. Giuliana portaba a sus mellizos nacidos apenas unas semanas atrás, y ella se encargaba de los pequeños que no se quedarían en la mansión Cavey. Sabía que para Höor sería un momento difícil, que eso le removería fantasmas del pasado, pero era un viaje necesario. Apretó su mano antes de que saliera hacia el portón y luego se quedó en el carruaje con Beth y Sirius explicándoles que iban a ir a casa de una amiga de su padre porque tenían asuntos que resolver. No conocía a la famosa nigromante, pero estaba claro que había sido importante para Höor, aunque tampoco tenía claro si habían tenido algo en esta dimensión, aun le costaba encajar esas cosas de cambios de planos y otras realidades. El cochero los llevó hasta la mansión Paine, nevaba levemente, los copos parecían purpurina cayendo del cielo y recortándose sobre los faroles de gas. Faroles…algo tan mundano y que en Akershus no tenían. El edificio tenía unos tremendos jardines y cuando llegaron a la puerta el aldabón anunció su llegada. Imponía bastante y daba la sensación de cierta soledad. Una mansión tan grande para tres personas, era extraño.*

El viaje en el carruaje fue largo, la mansión Cavey y la Paine se mantenían a una distancia considerable, algo que francamente agradecía. Durante todo el trayecto Sirius fue haciendo preguntas, todo le llamaba la atención, desde las lamparas de gas a los distintos carruajes que como el nuestro cruzaban por los empedrados suelos. Paris estaba llena de luz, color, pomposos vestidos y hombres elegantes como ningunos, francamente nada tenia aquel lugar que ver con lo que los niños estaban acostumbrados a frecuentar. Fui explicándole todo hasta que llegamos frente a la mansión Paine, golpeé el portón esperando que la bruja nos recibiera y por fin saliéramos de dudas de eso que nos había empujado a viajar de forma apresurada a estas tierras.*

Jana, la asistente de Elora, abrió la puerta y los hizo pasar. En el salón estaban Xaryne y Arya dormidas en un sofá, con una manta por encima, seguramente Xar habría ido a cazar y estaría agotada. La pequeña Arya dormitaba abrazada a ella, tan sólo tenía dos años, el pelo azabache y los ojos de un azul intenso, mas no eran de los Ackerman, su padre era un licántropo salvaje. Elora se levantó a recibirlos y les hizo la señal de silencio señalando a las durmientes. Era una casa muy grande, y los llevó hasta la siguiente salita.

— ¡cuanto me alegro de verte!.— se lanzó a los brazos de Höor y lo abrazó con fuerza sonriendo. Después miró a Danielle y como no tenía muy claro qué lío se traía el noruego con ella le tendió la mano.— Soy Elora. Y tú debes ser Sirius… ¿Y tú?.— preguntó a Beth, que no sabía quién era.— ¿lo ves?.— señaló su propia cabeza mirando a Sirius.— Soy como tú, así que no pasa nada si haces magia, no me voy a asustar.*


Entramos en la mansión, Xar la cazadora dormitaba en un sofá junto a una cría que intuí era la hija de ambas, una de esas largas historias de la bruja. Pasamos a una salita, allí con el ambiente mas discernido abracé a Elora, hacia tiempo que no nos veíamos, exactamente desde que Sirius llegó a nuestras vidas y teníamos seguramente muchas cosas de las que ponernos al día. Elora se presentó ante Dani y prestó especial atención a Sirius que tímido ante lo desconocido se ocultó tras mi pierna mirando desde allí el aura de la hechicera. En Akershus todos sabían tenia magia, pero yo le había pedido que intentara no usarla en Paris, no quería problemas con la inquisición.
-Dani es...-hice una pausa, a estas alturas aun no sabia si "novia" era la palabra -es la mujer con la que estoy- dije con mi don de ser parco en palabras -ella es Beth, su hija y el es Niels, uno de mis hijos, el pequeño.-¿que pasa Elora? -directo al grano, si algo teníamos los norteños es que no nos andábamos con rodeos*

Enarcó una ceja cuando la presentó así y le dio una colleja sin miramientos.— “la mujer con la que estás”. Podrías haber dicho mil cosas mejores…porque evidentemente que estás con ella, para ser exacto ahora mismo estás con 3 mujeres y un hombrecito. Pero no, tú siempre tan romántico. En fin. Mis condolencias.— le dijo a Danielle guiñándole el ojo.— Primero…¿habéis cenado? Algo me dice que no, vamos a cenar alguna cosa.— llevaron a los niños a la cocina y Jana les sirvió sendos vasos de leche y multitud de galletas y bollos, con lo cual los adultos pudieron retirarse un poco más a parte a hablar.— Tengo noticias que son complicadas de entender y de dar. Supongo que si estás aquí es porque sabes el origen de Sirius.— se refería a la rubia, que si estaba con Höor debía saber de qué iba aquello.— La Inquisición aquí nos tiene vigilados, pero el capitán Blackmore, el líder de la Orden de cazadores, nos protege y no nos tocan. Sin embargo en la realidad de la que Sirius procede las cosas son distintas. Ha cruzado a este lado un condenado, un brujo enviado por la Inquisición para cazar al niño. No sé cómo supieron que nos lo llevamos a este tiempo, pero lo saben.*

Me encogí de hombros tras el capon mirando a Dani ¿como quería que la presentara? a mi me había parecido mas sutil que el de "la mujer con la que fornico y comparto enfados y otros momentos…" Elora no quería hablar delante de los niños, en el norte solíamos decirlo todo delate de ellos, creo que a veces les arrancábamos parte de su infancia, ellos crecían queriendo ser guerreros, servir a los suyos, alzar la espada. estábamos hechos de otra pasta. Sirius confiado porque Bth se animo a ir a por las galletas y la leche fue también ,pronto las risas infantiles de ambos llenaron la estancia mientras Niels, en la alfombra frente a la lumbre jugaba con la funda de mi daga, le estaban saliendo los dientes y morder la piel le aliviaba.

Escuché las palabras de la bruja, mi gesto se tensó de inmediato, si un inquisidor había atravesado el portal temporal, podía ser cuestión de tiempo que lo hicieran mas.
-¿Donde esta? -pregunté con ira en mi voz -yo mismo acabaré esta noche con la amenaza.
Entendía que Elora no quisiera meterse en problemas con la inquisición, pero yo daría mi vida y mi alma de ser necesario por el niño de la cocina -¿donde esta bruja y no me digas que no lo sabes, te conozco lo suficiente como para saber que eres muy capaz de rastrear a alguien*

— Puedo saber dónde está, pero no puedes con esta amenaza tú solo. Por eso te he hecho venir, quiero tenderle una trampa, pensar bien nuestros pasos porque no puedes ir contra él espada en alto, esto se escapa de tus habilidades. Puede que ni siquiera yo sea capaz de matarlo, y ando en conversaciones de negocios con alguien que quizás sí pueda. Pero aquí estaréis seguros. Tengo toda la propiedad extra vigilada, y mientras estés tú, Xar y mis amigos invisibles, estaréis bien.*

-No me subestimes bruja -esas palabras las escupí con el orgullo de un norteño. Siempre Elora tendía a hacerlo conmigo y me ofendía, no me conocía. Me apoyé en el respaldo de la silla tratando de tragarme mis palabras, no había ido hasta allí para un enfrentamiento, Elora y yo siempre fuimos grandes amigos, pero quizás había pasado por alto que había cambiado, no conocía al Höor que hoy tenia en frente y que era muy diferente. Tensé el gesto, tomé la jarra y di un trago. ¿A salvo? yo no quería estar a salvo quería rebanarle el pescuezo a ese que amenazaba con arrancar la vida de mi hijo.*

—Höor sabes que te aprecio pero estás siendo un estúpido. Cuando necesite pelear una guerra abierta, ten por seguro que seguiré tus consejos, porque no tengo ni idea de qué es eso de estar al frente de un ejército. Pero cuando te hable de la Inquisición…hazme caso. Los conozco mejor que tú, los llevo estudiando y deteniendo para que vosotros viváis en paz desde que Sirius llegó, así que no me digas lo que tengo que hacer.— Esta vez empleó el tono más severo. No quería entrar en la discusión de si era tan hijo suyo como de ella, ya que no era de ninguno en realidad. Pero no dejaría que pensase que ella había estado al margen, viviendo como si ese niño existiera. Había hecho su parte y le había costado mucho más de lo que cabría imaginar. Expulsó el aire despacio.— aquí estaréis seguros hasta que tracemos un plan. Puedes bufar cuanto quieras, pero ya sabes cuan terca puedo ser. Mañana cuando los niños estén jugando, os daré todos los documentos que he recopilado sobre el asunto y mientras busco una forma de acabar con ese condenado, valoraremos las opciones.— puso las manos sobre la mesa y fue a la cocina a buscar a los pequeños, se alojarían todos en el ala este de la mansión, donde aún había más vigilancia y hechizos de protección. Era imposible entrar en la mansión Paine sin caer fulminado.*

Elora siempre hacia lo mismo, hablaba y hablaba, pero no escuchaba siempre creía tener la razón y como no estar en disposición de marcar los tiempos. Mientras ella pensaba como matar al condenado a mi me permitía jugar con los niños en el ala norte de su mansión ¿que esperaba? ¿que la obedeciera y le diera las gracias? los documentos me los daría esta noche, no esperaría a mañana y si no lo hacia, yo mismo saldría de su puta casa a descubrir por mi cuenta quien era ese maldito condenado, puede que no pudiera atacar con el acero en la mano, pero no era un necio incapaz de pensar en algo. Todavía contaba con amigos por estas tierras y de necesitarlos acudiría a ellos entre ellos a Lucio Sacro. Mi gesto denotaba el cabreo que llevaba encima, había osado decirme que mientras yo estaba en el norte criando a Sirius ella luchaba para que nadie le dañara ¿como? ¿y yo que he hecho este tiempo?resoplé al tempo que ella me dijo que dejara de hacerlo y como no se alzó de la mesa para ir por los niños.

Me alcé de la mesa y afiancé las correas de la bastarda a mi pecho, tomé a Niels para dejarlo en brazos de Dani y besé sus labios despacio. No permanecería a Salvo cuando podía tratar de hacer algo.*

La bruja lo vio alzarse y se cruzó de brazos.— Ni se te ocurra. No vas a poder salir, tengo las entradas protegidas, tendrás que echar la puerta abajo y entonces nos dejarás expuestos a todos. ¿Quieres sentarte y escuchar? ¿cómo lo soportas?.— le hizo un gesto a Danielle levantando las manos con desesperación.— Vamos a acostar a los niños y hablaremos.

Se acercó a Xar y la despertó suavemente, la cazadora se desperezó y saludó a los recién llegados cogiendo a su hija en brazos y subiendo la escalera para acostarla.

Danielle detuvo a Höor poniendo una mano en su pecho.— espera… escuchemos toda la información primero, no te ciegues, veamos si podemos tenderle una emboscada. No actúes sin pensar, confía en mi. Escuchemos lo que tiene que decir y si luego tienes que salir, saldrás, pero así no conseguís nada más que cabrearos.*

Señalé a la bruja con el indice -Ni se te ocurra prohibirme nada bruja, he entrado aquí por mi pie y por el mismo saldré ¿entiendes? no soy tu prisionero, si te pido abras esa puerta lo harás, no me desafíes a estas alturas Elora, créeme, no habrá un buen final.

Estaba desesperado, plagado de ira, la idea de que un inquisidor fuera tras Sirius no ayudaba y Paris me sacaba de mis casillas. Fue Dani la que se interpuso y posando su mano en mi pecho logro hacerme entrar en "razón" lancé la bastarda con rabia contra el sofá en un gesto de "escucharé" y aun en pie clavé mis tempestades en las de la bruja. Para ella puede fuera fácil insinuar que Sirius no era hijo de ninguno, mas para mi lo era, lo había criado, educado, lo quería del mismo modo que quería a Niels, o a Valeska o a Fio.*

— ¿Y vosotros dos sois pareja y habéis tenido un hijo en otra realidad? Que me aspen. El alcohol en ese mundo debe ser muy bueno.— La pirata fue al mueble bar y sirvió varios vasos de lo que fuera, era un liquido marrón y olía a alcohol.— Lo mejor será que todos nos tranquilicemos, que los niños se vayan a dormir y entonces hablemos como personas adultas que somos. ¿Si?

La bruja tenía el ceño fruncido, si el maldito Cannif quería poner a prueba el gen Paine, lo iba a tener crudo. Ya podía dar espadazos, que lo único que conseguiría es montar un desastre. Cuando la rubia cortó la situación la miró entornando los ojos pero la capitán Morgan mantuvo sus azules fijos en los ojos oscuros de Elora sin amedrentarse.— Pf. Pues ya sabes lo que necesitarás para aguantarlo.— Acabó soltando una carcajada, porque Elora era así, pasaba de furibunda a desternillarse en cero coma segundos.*

Enarqué una ceja cuando la bruja estalló en carcajadas, no sabia exactamente que encontraba tan divertido. Me dejé caer en el sofá con el ceño fruncido, maldiciendo en mi idioma mientras Dani me acercaba una de las copas para templar el ambiente que se respiraba tenso entre todos los presentes.De un trago la vacié, quemo mi garganta mas no mas que el calor que ahora devoraba mis entrañas.
-Habla bruja, te escucho -dije elevando mis pardos hasta los ajenos con el semblante serio -¿que sabes que no me has dicho?
Fue Sirius el que bajó las escaleras descalzo y corrió a mis brazos mirando de reojo a Elora con la que me había visto discutir momentos antes.
-¿Papa dormiremos aquí? -preguntó frunciendo el ceño cuando Elora buscó sus mares. La nana bajaba detrás de él con el pijama en la mano, al parecer Sirius se había negado a ponérselo.
-Tranquilo Sirius, esta señora solo quiere cuidar de ti, como yo, solo que ya conoces lo gruñón que soy -dije poniendo cara de oso enfadado -anda sube, iré en un rato a daros las buenas noches -dije dandole un azote suave en el trasero.
-Tengo miedo papa -susurró en mi oido pues el orgullo no le permitía decirlo en alto. La lluvia golpeaba los cristales con un fuerte murmullo.
-No debes tener miedo Sirius, los dioses te protegen -posé mi mano en su pecho sobre el martillo de Thor que pendía de su cuello mientras mis ojos se centraban en los suyos-Thor siempre estará contigo Sirius, ahora ve -susurré dejando caer un instante mi frente contra la de mi Sirius-no permitiré que te haga nadie daño, ve hijo.

Cuando de nuevo nos quedamos solos elevé la mirada hasta la de la bruja.
-Se que queremos lo mismo, a Sirius, pero no me mantengas lejos de lo que sabes y no me subestimes nunca mas bruja, no sabes de lo soy capaz por proteger aquello que amo.


— Y por eso que sé de lo que eres capaz, no te he avisado antes, Höor, porque este asunto requiere táctica y paciencia y ni a ti ni a mi se nos da bien eso.— Elora dirigió la mirada hacia Morgan que estaba despistada bebiendo y de pronto se percató que dos pares de ojos la miraban.

— Eh…¿qué? ah…táctica. Si, claro. Id sacando todos los documentos mientras subo con Sirius un rato y bajo en seguida, seguro que tenéis que hablar.— Agarró la mano de Sirius y ascendieron las escaleras de la mansión.— Guau…que sitio más lujoso. Me recuerda a mi casa, yo me crié en un sitio parecido, quizás algun día te lleve a visitarlo ¿quieres?. No tengas miedo, estamos todos aquí abajo y dormirás con Beth, y mañana a ver si podemos ir a ver algo de París, yo sólo he estado una vez y quiero comerme un croissant gigante. ¿Sabes lo que es? Mañana lo probarás, tiene chocolate dentro y está…hmmmm.— el niño se iba relajando y finalmente accedió a dormirse con Bethania mientras la inglesa les contaba alguna historia y les prometía un plan divertido para el dia siguiente.

Mientras tanto abajo, los dos cabezotas de la bruja y el vikingo comentaban cosas que de normal no podían comentar porque sus mensajes escritos siempre estaban codificados, por la Inquisición los interceptaba.

— Sé que tú asumiste la crianza de Sirius y sin duda ha sido lo mejor, pero no pongas en duda mi trabajo, Höor. Sé lo que me hago, ya sé que no te fías de mi magia, ni siquiera yo estoy muy segura de ella, pero en este caso he llevado estos asuntos sin pedirte nada y lo he hecho bastante bien. Pero esta vez nos enfrentamos a algo que no podemos solucionar nosotros solos a menos que seamos más listos.*

Asentí cuando Dani dijo que subiría a Sirius a la habitación y bajaría mas tarde. Morgan era lo suficiente inteligente para saber que este problema teníamos que solucionarlo la bruja y yo y que cuanto menos se implicara, menos escaldada acabaría. Devolví mis pardos a los felinos de Elora. Ambos habíamos cambiado en este tiempo, las cartas escritas siempre estuvieron cifradas y apenas podíamos contarnos nada.
-No te cuestiono bruja, se que has hecho lo imposible por mantener la inquisición lejos de la vida de mi hijo, te lo agradezco, pero no comprendo porque intentas marcar los tiempos. Dices que no podemos solucionar esto solos, de acuerdo, no tenemos porque hacerlo. Tengo aquí amigos y de ser necesaria una horda de vikingos, la traeré..pero no me mantengas al margen de la protección de Sirius, dudo me hayas hecho venir para nada ¿cierto?¿que has averiguado? ¿quien es el inquisidor? ¿con quien trabaja? ¿donde esta?*

—Es lo que iba a decirte pero no me has dejado, te has puesto histérico y a punto de desenvainar la espada. ¿recuerdas aquella tarde en el anticuario? ¿recuerdas que tú no tenías ni idea de la cortadora de dedos que tenía aquel cacharro? Pues tienes dedos gracias a que yo si lo sabía, así que cálmate y pensemos con sentido común. Tu novia…supongo que es de confianza, y me da la impresión que es más lista que… bah, da igual.— Iba a decir “que todas las anteriores mujeres de tu vida” pero no era plan de seguir pinchando al vikingo.— cuanta menos gente lo sepa mejor, aquí el sigilo y la confidencialidad es la clave. Pues esto es lo que he descubierto.— Lo hizo pasar al despacho que estaba protegido por conjuros imposibles de deshacer y mientras sacaba la información, Danielle se les unió.— En la otra realidad, hay una facción de espías de la Inqusición que al parecer dieron con el destino de Sirius, alguien del servicio, algun desliz supongo, se coló en su casa y les fue informando de todo. Siguieron el rastro de los portales y pusieron en marcha una operación compleja. Para poder venir hasta este tiempo necesitaron contar con un brujo poderoso, así que un condenado llamado Belakor Darkblade se hizo cargo de la misión. No sé más que lo que he encontrado en los registros de este tiempo, los espíritus no pueden decirme mucho, se oculta bien y es muy poderoso. Al parecer fue un bastardo del Gran Maestre de la Logia Inglesa y su madre, una bruja nigromante le enseñó todas las disciplinas a su alcance. Es inquisidor porque la Logia repudió a su madre, que con sus artes oscuras consiguió hacerse un hueco en las filas de éstos. No sé por qué se coge esto de forma tan personal, quizás tenga más asuntos en París que dar con Sirius. Controla la transmutación, podría tener cualquier aspecto, tambien la nigromancia, la dominación mental, los campos de fuerza y quién sabe qué más hechicería.*

Mi gesto se fue tensando tal y como la bruja iba hablando, la cosa parecía bastante mas complicada de lo que a simple vista el asunto podía parecerme. Si bien era cierto que yo mejor que nadie sabía que no había guerras sin víctimas, también que muchas de estas gestas eran interminables y no estaba en disposición de empezar una de estas contra las logias de Paris.
-Se me ocurren dos cosas, una no se hasta que punto es posible, no entiendo de magia Elora. Si diéramos en este tiempo con ese tal Belakor, el de nuestro tiempo, quizás podamos negociar o si matamos al de este tiempo ¿no moriría el del futuro?
Al ser una realidad alternativa no sabía hasta que punto todo era asi, pero la bruja cambió el destino de la cazadora, la que ahora era su esposa.
-Otra idea seria buscar información espiando a la logia desde dentro, tendríamos que lograr infiltrarnos y yo desde luego aparte de esa magia que tengo residual no tengo nada mas ¿y tu Elora?

Desconocía si la bruja tenía contactos dentro de la logia pero si la madre del inquisidor fue expulsada quizás tendrían registros, que si algo me decía no iban a darnos, infiltrándonos podríamos coger prestados.
-Lucio es un amigo de mi infancia, sus métodos dudo siempre sean aprobados, pero a mi no me traicionaría nunca..se que esto hay que llevarlo con discreción, pero...si no podemos luchar solos, hay que buscar soldados que unir a las filas.*

— ¿Lucio Sacro? Me parece bien, él es el líder de un aquelarre, puede votar en la Logia. Yo no puedo acercarme, la Logia y yo…bueno. Soy una Paine, ya sabes, no me llevo bien con nadie.— Stein sí estaba en la Logia pero nunca se fió del hechicero y no le confiaría algo así.—He intentado darle caza asociándome con un amigo que necesitaba de mis dotes mágicas para un asunto importante. Él es vampiro, imagínate el cabreo de Xar. Pero si él no ha podido cazarlo, es porque ese brujo es muy listo y muy poderoso. Si jugamos bien la baza de la Logia quizás consigamos algo, porque ahora mismo…podría ser el panadero del barrio, o la puta d ela esquina, puede alterar su aspecto y darnos esquinazo, así que tendréis que ir con mil ojos si salís a la calle. Por la noche estamos aquí bien protegidos, nadie puede cruzar mis salvaguardas, esto es seguro. Y Varinaël puede cubrirnos las espaldas de noche.*

Enarqué una ceja ¿Varinäel? la cazadora debía estar fumando en pipa como un indio, la cazadora no era precisamente devota de los vampiros y que su mujer andara de lios con uno, dudaba mucho le gustara.
-Tampoco tenemos mas opciones, hablaré con Lucio, me ayudará, le haré venir a tu casa o si conoces algún lugar privado ..intimo donde no podamos ser escuchados. Lucio suele tener negocios complicados e ir a su mansión no se si es lo mas adecuado, quizás mejor citarlo en algún punto. ¿Quien es ese Varinäel? ¿es de fiar? dices necesita tu magia para algún fin, pero ¿y si nos traiciona y se alía con la logia?

Enarqué una ceja mirando a Dani que había permanecido en un segundo plano.
-¿Que piensas pirata? quería escuchar su opinión, saber lo que pensaba, Elora no se había equivocado, era lista, muy capaz de trazar planes eficaces*

La pirata trataba de analizar a toda máquina la información obtenida y a su modo de ver debían que jugar con las ventajas que tenían.

— Los vampiros y la Logia son una mala combinación, y desde luego no conozco a ningun hechicero salvo Giuliana que sea de fiar, esos menos que nadie. Debemos partir de que no nos podemos fiar, que todo debe tener plan A, B y C. Si como bien dices Lucio nos ayuda, empezaremos recabando información, la información es poder. Que nos ponga a alguien dentro, y ese alguien tenerlo vigilado. ¿Puedes hacerlo?.— Elora asintió, porque los espíritus le obedecían y tendrían vigilado al espía de la Logia.— Por otro lado, debemos tratar de encontrar las conexiones con la Inquisición de este tiempo, si ha viajado no ha venido sin seguro, sería estúpido. Y si en este tiempo ya existe, deberíamos buscarlo y a sus familiares o seres queridos, siempre se puede hacer un…hum… “negocio”.— la palabra era “extorsión”, pero se entendía completamente.— Sobre todo… ninguna de las partes que no seamos nosotros pueden tener toda la información ¿de acuerdo? Sólo nosotros podemos tener la visión completa del puzzle.*

Mis pardos danzaron de los mares de Dani a los orbes de la hechicera, a fin de cuentas todos parecíamos estar de acuerdo en el plan a seguir.
-Empezaremos pues hablando con Lucio, le explicaré lo que sucede y le pediré que espíe por nosotros. Lucio entiende como funciona la logia, yo no, así que él podrá decirnos el mejor modo de entrar si ser descubiertos. Por otro lado ya que Varinäel y yo no podemos hacer nada con respecto a la magia nos encargaremos de dar con los vínculos que el inquisidor pueda tener aquí en esta realidad. Todos los hombres por hijos de puta que sean, tienen un punto débil, algo por lo que podrían llegar a negociar.- Dani era buena con las negociaciones, con los tratos y los subterfugios y Elora podría protegernos con su magia caótica a todos..para empezar..tendríamos que tirar con lo que había.*

La información había arrojado algo de luz al problema y ahora estaban un poco más cerca de ejecutar un plan para cazar al inquisidor que perseguía a Sirius, Höor se había cabreado con Elora al principio de la noche y estaba inquieto, normal, porque el niño estaba en peligro pero no podía quedarse sólo con eso, o acabaría desquiciado. Se fueron a dormir, aunque sabía que el moreno no lograría conciliar el sueño. Cuando la puerta se cerró a sus espaldas paseó los ojos por la habitación, tan opulenta, tan distinta de la que ocupaban en Akershus.

— Yo me crié en un lugar así, no recordaba cómo era esto de dormir en una suite.*

Mi gesto lo decía todo, estaba intranquilo, no porque la guerra me atemorizara o no estuviera preparado para de nuevo poner mi vida en mano de mis dioses. Arriesgarla no lograba que me temblaran las piernas y tampoco me quitaba el sueño, pero en este caso el objetivo no era yo, o una aldea, era uno de mis hijos y cuando hablabamo de eso, mi estado de animo se volvía irascible y furibundo, sobre todo porque no era capaz de hacer nada, tenía que sucumbir a los tiempos que Elora marcaba pues esto era cuestión de magia y yo con el acero poco o nada podía hacer solo. Frustrado cerré la puerta a mis espaldas, busqué los orbes azules de Dani ahora que había escuchado hablar de la suit en la que yo ni había reparado.
-A veces olvido que vienes de una vida opulenta, que mi hogar pese a ser un castillo es modesto para ti -dije ladeando la sonrisa -estarás cansada.- El viaje había sido largo, pesado y supuse que tras los acontecimientos y los nervios vividos tendría ganas de acostarse - ¿vamos a la cama?*

— La Reina Ana ha sido mi verdadero hogar y no es precisamente lujoso.— alargó la mano acariciando el cabello revuelto de Höor.— prefiero los lugares luminosos y admito que en Akershus hace más frío del que me gustaría, pero comparado con una bodega de barco donde se hacinan cientos de personas, es el paraíso.— Se paseó por la enorme habitación y descubrió un tocador, se sentó en él y observó todas las cosas que habían sobre él, frascos de perfumes, polvos de talco, cepillos, tijerillas…Muchas de esas cosas no las solía usar y en cambio Höor había estado casado con una verdadera experta en esas cosas. Miró el espejo y vio los ojos de Höor posados en ella. Le hizo un gesto para que se sentara a su lado. Cogió un cepillo y lo agitó frente a ambos.— ¿Crees que podría ser la nueva arma antivalquirias? nah…es muy pequeño.— comenzó a cepillar el cabello oscuro del vikingo entre risas.*

Dani tomó asiento frente a un tocador, aquella habitación no era muy distinta a la que un día compartí con mi ex mujer, la madre de mis hijas y francamente no encontraba nada en ese lugar especial para mi. Seguramente Akershus era mas gélido, mas sobrio que este lugar, pero para mi era mi hogar, por lo que luchaba. Me pidió que tomara asiento a su lado, así que caminé hasta ella dejándome caer en la banqueta, sonreí al ver el peine esgrimido frente a ambos.
-En manos de una mujer enamorada puede ser un arma letal, llévaselo a Giuliana y verás -bromeé sonriendo. No pasaban su mejor momento, pero Ulf era terco, no idiota, no dejaría escapar una mujer como la bruja, no habría otra que lo hiciera tan feliz.
Dani empezó a cepillar mi pelo, algo que nunca había hecho nadie excepto mi madre, fue instintivo y acabé apartándome, me resultaba extraño que alguien cuidara de mi...
-¿te gusta Paris? ¿habías estado aquí? Mañana enviaré a Lucio el mensaje, luego podemos si quieres salir con los niños ¿te apetece pirata?*

—shhhhh…— Había empezado a hablar tras un movimiento involuntario de esquiva, había algo en ese gesto que lo había puesto en guardia. Atrapó de nuevo su pelo con los dedos y esta vez con ellos acomodó los mechones, mirando sus ojos castaños, repasando mentalmente muchas cosas que había vivido últimamente, Akershus nunca paraba, siempre estaban en guerra, siempre surgían problemas pero a pesar de eso, tenían que encontrar el tiempo de estar juntos, de compartir algun rato en el que todo eso no existiera y pudieran ser sólo ellos.— todo saldrá bien. Siempre acabamos encontrando la forma de solucionarlo. ¿París contigo y los niños? Me parece un plan magnífico, pero ahora ya estamos en París, en una suite y estamos sólo tú y yo. Cuidas de los niños, de la gente, del condado…¿y quién te cuida a ti? Déjame hacerlo por un rato.*

Me costaba mucho permitir a nadie cuidarme, creo que para mi era la mayor intimidad que podía existir, no estaba acostumbrado a sentirme débil ante nadie, desde niño fui apaleado..ya no era ese niño y si cuando era un infante no necesité a nadie..ahora tampoco. Sus intenciones eran buenas, es solo que yo lidiaba con complicados fantasmas y últimamente quizás estaba mas frío de lo que acostumbraba. Tiré de su cintura para acercarla a mi, aparté con mi dedo su pelo dejándolo reposar tras su oreja.
-podemos cuidarnos en la cama mutuamente -atajé la distancia con sus labios y los besé despacio. Quizás ese era mi modo de huir de una conversación mas profunda que me dejaría mas expuesto de lo que pretendía.*

Bien, respetaría sus tiempos, pero enarcó una ceja antes de sonreirle aceptando su negativa, haciéndole saber que se había dado cuenta que huía. Se levantó del tocador y pasó las manos alrededor de su cuello.— Pues entonces llévame tú, me duelen los pies. ¿No querías cuidar de mi?.— Estaban en punto muerto, pero era eso o discutir, y no tenía ganas. Empezar a recriminarse que ninguno de los dos era muy competente emocionalmente no arreglaría nada, y ya estaba bastante demostrado que cuando se ponían cabezotas dejaban de entenderse.*

No me pasó desapercibido el gesto de la pirata, pero como muchas otras veces, dejó correr el tema porque no era el momento..aunque no lo era nunca, siempre estábamos sumidos en problemas y era cierto que necesitábamos tiempo para afianzar lo nuestro, pero ese tiempo se escapaba de nuestros dedos y nosotros simplemente veíamos con resignación como se esfumaba ante nosotros.

Sus brazos rodearon mi cuello, tiré de sus nalgas y de un saltó enredó sus piernas en mi cintura.
-así que te duelen los pies -susurré contra sus labios caminando con ella hacía el lecho. Deslicé mi lengua entre ellos, sus dedos se enredaron en mi pelo mientras el beso subía de tono. La dejé caer en el lecho, la miré deslizando mis ojos por su cuerpo curvilíneo, puede que ella pensara que no me atraía como otras mujeres de la corte, en eso se equivocaba. Me quité la camisola sacándola con presteza por mi cabeza.*

De nuevo enterraría todos sus fantasmas en su cuerpo, quizás con el tiempo y la confianza fuera capaz de exponerse del todo, había hecho un gran salto, ambos lo habían dado, al vacío y sin red. Pero Höor tendía a guardárselo todo y aunque lo habían hablado, las viejas costumbres eran difíciles de matar.
— ajá. También me duelen los labios.— elevó la barbilla incitándolo a que los besase. Acarició su espalda surcada por un mapa de cicatrices que contaban la historia de su vida, pero esas dolían menos que las que iban por dentro. Detuvo un segundo su cara, colocando las manos a ambos lados de sus mejillas.— Te quiero.— De inmediato se dio cuenta de que lo había soltado así, sin pensar, sin planearlo, sin que fuera el momento preciso. No lo había planeado y de inmediato sus cejas acompañaron a su propio gesto de sorpresa y confusión. ¿En serio lo había dicho?*

Ladeé la sonrisa mordiendo sus labios cuando alzó la barbilla ronroneando por un beso, mi nariz acaricio la ajena, nuestros alientos se encontraban sutilmente agitados y mi cuerpo ahora desnudo gateé por la piel ajena quedando sobre el cuerpo ajeno en el lecho de sabanas blancas.
-¿ahora te duelen menos? -pregunté con picardía. Sus orbes brillaban cuando atrapó mis mejillas con las manos, fue en ese momento, en el que de sus labios escaparon dos palabras que en nuestra relación parecían ser tabú o estar prohibidas. Me quedé quieto, intentando asumir exactamente lo que me había dicho, yo también la quería, estaba enamorado de ella y eso se pasó por mi cabeza pero no escapó de mi garganta aunque en ella se creo un nudo complicado de pasar. Hacía unos días...que estábamos mas fríos, no por nosotros, simplemente el tiempo no había acompañado a lo nuestro y supongo...se había perdido algo por el camino.
Cerré los ojos y apoyé mi frente contra la ajena.
-te deseo muchisimo Dani- la acallé con un nuevo beso que saqueó su boca, arraso con todo como una tempestad.*

Y esas palabras tendrían que bastar para derretir esa escarcha que tenía Höor sobre el corazón en ese momento. Entendía que todo lo que tenía que ver con sus hijos le afectaba el doble, ella había empezado a experimentar algo similar con Beth y podía alcanzar a comprender cómo de afectado estaría el conde. El fuego que desató fue la mejor salida para el momento y ambos se entregarían a la pasión desmedida, pero esta vez sus besos aún sabían a esas palabras y los sentimientos que arrastraban de forma que cuando sus pieles se fundieron en una sola la barrera cayó, aunque no lo dijera, aunque no contestase a sus dos palabras fatídicas.*

"Te quiero" dos palabras que no dejaban de bailar en mi cabeza, llevaba tiempo queriendo escucharlas y ahora simplemente tenía miedo. Yo era un guerrero, no temía a nada, ni a enfrentar a un ejercito ni a las peores bestias, pero con Dani vivía en una cuerda constante. Un salto al vacío sin maroma y sin red que nunca ninguno parecía atreverse a dar hasta hoy y yo reculaba aterrado porque la idea de bajar mis defensas y que en ese momento alzara el ancla y desapareciera de mi vida..me asustaba.

Nuestros cuerpos se fundieron lamidos por el fuego, los jadeos de ambos inundaron la habitación, perdidos en una pasión desatada que pretendía en mi caso borrar todo y simplemente sentir su cuerpo allí, conmigo. Un gruñido marcó el fin de un encuentro distinto, los besos sabían a algo mas que deseo y yo acabé apoyando mi frente en la ajena recuperando el resuello.
-Dani -susurré esperando que abriera sus ojos azules e intensos como el mismo cielo - yo... -cerré de nuevo los ojos -me cuesta decir las cosas, pero no es porque no sienta lo mismo..solo me cuesta mas decirlo. Yo te quiero Dani, pero no se si decirlo es justo.
Me dejé caer sobre su cuerpo colocando las rodillas apoyadas para no dejar que mi peso cayera al completo sobre ella.*

— ¿No sabes si es justo…?— ¿qué significaba eso? ¿justo para quien? A menos que decirlo no fuera verdad, era del todo justo. Lo miró con un interrogante escrito en las pupilas. Podían discutir una decisión táctica, podían no tener la misma opinión sobre algo de la crianza de los niños…pero si no estaban de acuerdo en los sentimientos que los unían eso sí era un problema grande.— tampoco yo soy la persona más expresiva pero…no entiendo que quieres decir.*

Dejé escapar el aire contra su cuello consciente de lo mal que había sonado lo que había dicho.
Me medio incorporé tomando asiento a su lado y extendí el brazo para que se apoyara en mi cuando dejé caer mi espalda contra el respaldo.
-No me he explicado bien. Y no se como explicarme bien.
— dime algo que no sepa Cannif…— se acomodó entre sus brazos.
-cuando empecé mi relación con Valeria todo era pasional y bueno, creo que para mi era sencillo porque no tenía mucho que expresar...no funcionó pero nunca sentí cosas que contigo me pasan. Me siento inseguro y me da vergüenza admitirlo.. -desvié mi mirada hacía el fuego -pienso que si...bajo las defensas contigo quedaré expuesto y no se... -resoplé -¡vamos Dani, échame una mano..no se como decirlo!

Amagó una sonrisa, pero dificilmente pudo disimularlo, le puso las manos en los carrillos, agarrandolo con los dedos y moviendolos un poco.— mira… se dice asi.. Yo tambien…— puso una voz gutural, más grave, como si fuera la de Höor y estuviera moviendo un muñeco.— No te preocupes, no tienes que decirlo si no te sale en este instante… yo tampoco sé si seré capaz de repetirlo muchas veces, me ha salido sin pensar.*

Negué con la cabeza cuando Dani fingido hablar por mi mientras me reía.
-parece fácil -bromeé rodeando su cintura con uno de mis brazos mientras enredaba los dedos de mi diestra en la ajena.-¿lo has dicho porque últimamente las cosas están mas frías entre ambos?.- Algo me decía que tampoco era la pregunta correcta pero necesitaba saberlo.*

— No…estaba pensando que tú siempre cuidas de todos y…que nadie cuida de ti y…que yo quiero hacerlo y no sueles dejarte y… no sé, un cúmulo de pensamientos y de pronto…¡¡buuum!! Ha salido. ¿Estamos fríos? Es lo que sientes? bueno… no hemos tenido demasiado tiempo para nosotros y cuando lo ha habido hemos ido a un funeral.*

-Tampoco tu te dejas cuidar Dani, en eso nos parecemos demasiado, a veces creo que nos enfrentamos como dos titanes que nunca quieren dar su brazo a torcer. Soy orgulloso, a veces digo cosas que no quiero y luego me cuesta recular. Estamos mas fríos, es un hecho, pero es cierto que últimamente entre tanta batalla, entre lo de Sirius y el funeral de tu padre..no hemos tenido tiempo de nada..a veces me da la sensación de que nos hemos saltado parte de esto. Es como si fuéramos socios, que intentáramos salir de una mierda y enseguida nos metemos en otra y ..- negué con la cabeza -supongo que yo me pierdo en la cama como desahogo y tu por contra necesitas estar bien para abrirme con ganas las piernas.*

Esa afirmación era cierta y visto desde esa perspectiva era apabullante. Pero las certezas eran buenas, no había nada mejor que conocer al enemigo, que saber el defecto, que detectar la debilidad, por que así podían atacarla y solucionarlo.

— pero al final hacemos buen equipo en todo, sólo que a veces miramos en direcciones opuestas. A veces lo fácil es lo que necesitamos, pero normalmente lo difícil es lo que al final apreciamos más. No le des muchas vueltas, lo que venga siempre será duro, pero lo afrontaremos, he echado el ancla, tan sólo…tengo que acostumbrarme a estar en tierra.*

Mordí su cuello con suavidad, rozando mi nariz por su piel pensando en aquello que había dicho.
-¿Necesitas acostumbrarte? Los dos seguimos enfrentando fantasmas propios, comprendo que te cueste echar el ancla, comprende que siga mirando a puerto por si un día levas el ancla y ya no te encuentro. Cuando estamos bien, bajo los escudos, es mas fácil para mi convencerme de que no quieres largarte en cuanto baje la marea, pero cuando te noto fría en la cama, me da la sensación de que en cualquier momento viraras el barco y surcaras de nuevo los mares. Puede que no tenga razón, pero no es la primera vez que soy abandonado pirata y las cicatrices del alma no curan, sangran. Últimamente no noto que me desees en la cama, te dejas llevar, pero no me buscas nunca...aunque es cierto que si te busco, te encuentro. -quería verdad, acababa de contársela y eso era mas complicado que decir un "te quiero" pues de no estar enamorado me importaría todo lo referente a esto una mierda.*

—¡Oh! Eso no es verdad! Te recuerdo que la bruja nos interrumpió cuando iba a comerte. Y rumbo a Londres…no puedes decirme que haya estado fría, tan sólo estaba algo decaída. Bueno, si tú lo sientes así, entonces es un problema, tengas o no razón.— Se cambió de postura enredando las piernas entre las suyas y se abrazó a él.— Sé que me dejo llevar por estrés del día a día, que me cuesta desconectar y que hasta que no encuentro el equilibrio mental no me acuerdo de que hay otras cosas más importantes en la vida. Esto es tan nuevo para ti como para mi. Tú por tu fracaso anterior y yo porque he dado un giro de 180 grados a mi vida y aún tengo que terminar de afianzarme… así que… confío que con un poco de tiempo y paciencia…quizás… quizás nos vaya bien si no nos sacamos los ojos.*

Me dejé caer en el lecho con el cuerpo de Dani sobre el mío en un lío de brazos y piernas, abrazados mientras conversábamos sobre lo que pasaba por nuestras cabezas y de normal no éramos capaces de contar al otro.
- como pirata un parche no te quedaría mal -bromeé apretando sus nalgas con mis manos mientras ladeaba la sonrisa. No podía decirle nada todo era cuestión de sensaciones, ella me pedía tiempo para ubicarse y yo solo podía dar un salto de fe y creer en que esas dos palabras pronunciadas fueran ciertas. -No se nos da bien ser pacientes, pero...enredado en tus piernas puedo hacer una excepción -volví a usar la broma como escudo. Cerré los ojos deslizando mis dedos por la curvatura perfecta de su espalda, la pirata se gastaba un buen culo, así que esa era sin duda una de las partes que mas me excitaba de ella, esa curva perfecta que como un valle se formaba. -descansemos un poco Dani, para variar nos esperan días complicados.

Apenas dormí en toda la noche, si lo de Sirius me tenia furibundo, mi comportamiento con Dani no es que fuera para anotarme otro triunfo en las gestas ganadas. Era para mi fácil combatir acero en mano, por contra los combates en los que desnudas el alma siempre los acaba perdiendo, era un incompetente sentimental y la pirata remaba a favor de obra como podía, no podía culparla de ser fría en la cama cuando yo era frío en el resto de cosas que hacía.
Dejé escapar el aire, seguí observándola en silencio durante gran parte de la noche, me planteé si yo era capaz de mantener una relación normal como la de Ulf y Giuliana o la de muchos de los presentes en Akershus y la verdad durante la noche mas de una vez tiré la toalla como un cobarde porque me veía incapaz de dar mas. Mi enfrentamiento con Randulf consumía mi existencia, como padre era un desastre, mis hijos me veían cuando la guerra me daba una tregua y me lo permitía, algún día me lo echarían en cara y lo sabía y como pareja ..
Cerré los ojos dejándome caer sobre la espalda, al abrirlos de nuevo miraba el techo y las horas pasaban. Hay batallas difíciles y otras imposibles, no sabía a cual de ambas pertenecía esta, yo no era de los que se rendían, pero en el amor las había perdido todas y esta vez no tenía por que ser distinta.
Skadi, a mi mente vino ella, fue un amor juvenil, impulsivo creados a base de acero por el mismo maestro. La guerra corría por nuestras venas desde casi antes de ser capaces de sostener con firmeza el acero. Randulf en su intento de matarme la mandó a la muerte a mi lado de forma incansable y ambos regresamos de la muerte, Hela se convirtió en nuestra confidente y las hogueras en testigos de una pasión distinta..si algo pudo salir bien fue eso y por contra no lo hizo, una lluvia de flechas marcó nuestro sino, hoy ella era un espectro y de nuevo la maldición de Freya caía sobre mi por vez primera y desde luego, no ultima. Con Valeria mas de lo mismo..cada intento dejaba consecuencias grabadas a fuego en mis entrañas y empezaba a pensar que había cicatrices que jamas iban a sanar por mas que lo intentara. Estaba hecho de jirones de experiencias, en el amor no triunfé en ninguna de ellas...
Dani era una gran mujer, independiente, valiente, decidida me daba esa templanza que en ella sobraba y en mi faltaba, éramos un gran equipo, eso nadie lo dudaba. La quería pero era incapaz de decirlo sin pensar que de nuevo Freya se ensañaría conmigo.

Las horas pasaron y por los postigos de la habitación los primeros haces de luz fueron inundando de un tono blanquecino la habitación, apenas quedaban rescoldos en la chimenea, pero el calor se mantenía al haber estado toda la noche la lumbre encendida.
La pirata se removía a mi lado, contemplé sus dos ojos que pesados se abrían despacio.
-Yo también -susurré llevando mis labios a los suyos con una picara sonrisa. Según ella era todo así de fácil, así que porque no probar suerte en la ruleta de la fortuna, a fin de cuentas ¿podía perder mas de lo que ya me había arrebatado la vida? -siento no habértelo dicho ayer, haberme comportado como un imbecil, hablé de tu frialdad pero no me percaté de la mía, lo siento.
Para mi pedir perdón era igual que un viaje a Hel de ida y no de vuelta, pero si pretendía que esto funcionara tenía que hacer algo mas que atrincherarme para que no me atravesara el fuego enemigo.*