Here I am [Soren]

por **Anuar Dutuescu** Vie Dic 10, 2010 2:00 pm

Recuerdo del primer mensaje :

El dia habia transcurrido de una manera tortuosamente lenta, el tiempo se habia convertido ahora en su mas temido y respetado enemigo, rogaba a veces al cielo que transcurriera con mas lentitud y otras que avanzara sin aquel sosiego que parecía embargarlo siempre que deseaba rapidez, aquel dia no era la excepción quería que el sol se ocultase ya y asi poder salir en búsqueda de aquella tienda que por dueño tenia a un vampiro, suponía, que de dia no lograría encontrarlo a el sino algun ayudante, quizas el mismo que le habia ayudado a hacer la comida de la velada.

Salio de su piso con la camisa blanca y el chaleco negro por encima, bajando los peldaños a grandes zancadas, aquellos a pedazos se caían y arrastraban consigo el murmuro de las voces de antaño, a veces temia que lo que se hablaba arriba resbalase hasta el primer piso directo a oídos de cualquier transeúnte. Salio varias horas antes del ocaso por temor de no dar con prontitud con la tienda y que entonces, cuando quería que el tiempo cesase de andar este comenzara a hacerlo con mayor prisa.
-disculpe- abordo a un señor que pasaba por la calle -¿sabe donde esta la tienda de antigüedades?- le cuestiono recibiendo un bufido y una negación por respuesta, el señor paso de largo con un andar presuroso, al parecer el tiempo también a el lo agobiaba, un divertido juego debía ser aquel para decidir hacerlo con la mayoría de las personas.

-doamna…podría indicarme ¿Dónde queda la tienda de antigüedades?- le cuestiono a una señora de porte ostentoso, supuso que debería saber dado que sus telas y objetos parecían ser piezas de arte de algun museo de tierras lejanas, la señora asintió dándole las indicaciones a duras penas, negando y repitiéndolas, cambiando siempre algun detalle –no debería tardar en llegar- le indico antes de marcharse con aquel pomposo andar y vaivén de caderas. Suspiro andando por las calles indicadas en un tormentoso silencio.

La ultima vez que se habían visto se habían quedado dormidos, el carruaje habia llegado antes del ocaso de modo que habia tenido que marcharse sin despedirse, habia entregado al caballo y habia emprendido el camino de regreso, durmiendo la mayor parte del tiempo y recibiendo los mismo cuidados. Dejo caer la nuca sobre la espalda observando los nombres de los puestos que se alzaban de un lado a otro de la calle, se fijo entonces en uno diferente del resto y se imagino co claridad a Soren dentro de el.

Toco a la puerta intentando abrirla aunque esta parecía estar cerrada, pego el oído a la puerta tocando nuevamente –hola…- llamo en voz baja alejándose unos pasos para inspeccionar el lugar desde afuera.

por **Anuar Dutuescu** Dom Dic 19, 2010 9:04 pm

-quizas pueda venir a ayudarte mas seguido- le irrumpió a pie de renglón porque contratarlo inquiría un pago y no estaba dispuesto a recibir ninguna suma monetaria proveniente de el, ya fuese por ayuda o sencillamente por asi lo habia decidido el vampiro –disparar un arma…la única vez que lo hice fui un asco- aseguro recordando aquella vez en el circo y no pudo evitar sonreir porque Soren habia sido sheriff o algo asi y seguramente poda manejar aquellos artefactos con facilidad aun cuando mas lógico parecía ser que el arma se le dispararse sola y terminara matando a algun inocente.

Reviso que las dos piezas de madera hubiesen ya quedado adheridas para comenzar con la tercera, vertiendo una moderada cantidad en un extremo y embonándolo perfectamente con la cola, que era la única parte suelta, apretó solo unos instantes dejando el objeto de lado y tomando el hilo y la aguja , introdujo la fina ebra en el diminuto ojo de la ranura del fino palo de metal y anudo el extremo desenredando del carrete algunos centímetros, introdujo el relleno que se le habia salido nuevamente en su interior y comenzó a cerrarla con maestra al manejar la aguja, tres años usando aquellos artefactos habia hecho de el un maestro. Creia que el único arte de una ama de casa que no dominaba era cocinar, vivía a base de carne y verduras cocinadas, nada nunca demasiado complicado.

-te conte ya como se la llegaron antes de eso no hay mucho, desde que nació mi padre me encomendó como su…esclavo personal, era mi deber cuidarla y velar por su bien, no importaba si yo regresaba con un brazo roto si con eso la habia salvado de tropezar…suena extremista pero llego a pasar- le indico suspirando ampliamente, se concentraba en seguir zurciendo para no abatirse por los recuerdos –mi padre siempre tuvo una notoria preferencia por ella y mi madre no intentaba hacerlo cambiar de opinión, inclusive en mi cumpleaños los recuerdos eran para ella- sonrio hilarantemente -en un principio la odiaba…aveces la hacia llorar para sentirme mejor pero…comprendi que no era su culpa y que debía cuidarla, no por mi padre sino porque era mi hermana- observo la muñeca unos instantes como si en ella viese una verdad que habia siempre existido y hasta ahora comprendía –ella era mi mundo y cuando se fue…pero eso no importa ha vuelto aunque hace tiempo que no la veo- aseguro intentando no dar a relucir su tristeza, sonrio cortando con los dientes el hilo sobrante y mostrándole la muñeca -¿a quedado bien?-

por **Soren Kaarkarogf** Dom Dic 19, 2010 9:59 pm

Definitivamente Anuar no había nacido para pelear. No podría ser un buen soldado, a no ser que se entrenara debidamente, no tenía buenos brazos, aunque a veces pensaba que su personalidad fuerte y decidida lo llevaría a cometer las más arduas tareas y los peores asesinatos si se le convencía de que era lo correcto. O por lo menos si él lo creía. Anuar podría ser un buen vampiro, pensaba mientras le escuchaba hablar sobre su pasado, de serlo, sería apetecido por los viejos y por los altos nobles que tenían el poder sobre los reinos, podrían convertirlo en un vampiro indomable, frío, apático y calculador que llevara sus tareas con precisión.

Sería un buen vampiro, Soren. Podrías crear otro monstruo, incluso peor que tu.

Negó con la cabeza, intentando alejar esos pensamientos de su mente. Pensar en Anuar vampiro le causaba un mundo de contradicciones. Por un lado pensar en que pasarían la eternidad juntos le producía algo que podría definir como felicidad, esa que había conocido sólo con él, pero al mismo tiempo, imaginar arrancándole la vida, la belleza con la que todo ser humano era bendecido al nacer, para mancharlo con la maldición de los condenados...

No, era mejor no pensar.

- Eres... increíble – Dijo al fin terminando de poner las cosas y regresando hacía la mesa donde el chico terminaba de coser con gran majestuosidad. Se paseó al rededor del escritorio y finalmente abrió sus brazos para abrazar a Anuar por la espalda recostando su cabeza en el hombro del chico - Realmente te admiro - Le dijo entre el cuello – Eres todo lo que yo... en 200 años nunca he podido lograr ser y quizás nunca podría llegar a ser y me siento afortunado de haberte conocido -

por **Anuar Dutuescu** Dom Dic 19, 2010 10:32 pm

No supo bien a que se refería con aquello porque bien podría ser un elogio a su trabajo o unas palabras encomendadas a el como persona y no a la labor que llevaba a cabo en aquellos instantes porque y a fin de cuentas no eran tan inusuales ya aquellos palabras por lo menos de labios del vampiro –eso es lo que buscamos en otros ¿no? Nuestro complemento ¿cierto?- porque si bien ambos llegaban a parecerse en varios aspectos en muchos otros llevaban a ser opuestos e inclusive contradictorios mas aprendía con el paso de los días y la compañía a aceptar cada una de aquellas ideas y acciones como si fuesen propias, el yo ya no existía o quizás si e implícito llevaba el nosotros.

Viro su rostro besando su mejilla con suavidad, atrapando entre sus labios aquella rugosa mejilla rasposa por la barba mal afeitada e inclusive quizás sin afeitar, rozo sus labios contra ella riendo por lo bajo al sentir un inusual cosquilleo consumirle el cuerpo entero, como una onda que se expandía desde su rostro hasta sus pies, rozo su nariz contra su mejilla llevando una de sus manos a su cuello para mantenerlo cerca de el.

-a mi no me crece asi- asevero en voz baja besando nuevamente su mejilla para soltarlo, se afeitaba como lo habia hecho durante los últimos cinco años, una vez por semana y que cada vez parecía ser menos necesario, la barba y bigote le salian irregulares y aquello si se dignaba a crecer, y mas que del todo rasposa parecía tersa pelusa, en sus brazos tampoco podia verse demasiado ni en sus piernas o cualquier otra zona de su escuálido cuerpo.

-¿sabes hacer pasteles? Le cuestiono sin mas con una idea rondando su cabeza ¿podrias hacer uno el dia que vaya a tu casa? Podrías comprarlo- aseguro pensando, el fuego no debía agradarle como habia presenciado ya mas aquel pastel debía estar y su motivo no podia ser pronunciado no aun por lo menos.

por **Soren Kaarkarogf** Dom Dic 19, 2010 10:58 pm

-Nunca creí que llegaría a decirlo... - Murmuró con un nudo en la garganta como si aquellas palabras fueran demasiado difíciles de pronunciar – Pero eres mi complemento – Afirmó dejándo escapar un suspiro, hasta ese momento no había en Anuar como su complemento, no hasta que el chico lo había puesto en esas palabras, pero era una verdad latente que quizás (como la mayoría de las cosas ) le había costado asimilar. Anuar era valiente, tenía el valor y la fuerza de voluntad de la cual Soren carecía.

Soren nunca pudo imponerse frente al hecho de que su padre prefiriera a su hermano, nunca tuvo el valor para dejar la casa con la decisión de comenzar una nueva vida, él simplemente había escapado porque era un maldito cobarde. Por el contrario Anuar había viajado sólo a Paris y sobrevivía con dignidad y orgullo a pesar de lo poco que tenía ¿Y Soren? Soren había tenido que ser convertido en vampiro para continuar. Porque estaba seguro de que, de no haber aparecido Erkki en su vida, habría muerto en la nieve aquella noche en la que había escapado del castillo.

Soren era un inútil. Las cosas que había aprendido, eran gracias a sus habilidades vampiricas, pero como humano no habría podido vivir en el mundo real ni un día. Por el contrario, Anuar enfrentaba todos esos peligros y penurias sin mostrar debilidad en su carácter. Si aquello no era su complemento, no existía entonces en ningún otro universo.

-Me crece todas las noches... es magia – Le explicó sonriendo por la sensación de los labios del chico en su mejilla – Verás cuando uno muere y es convertido en vampiro, queda con la misma apariencia que tenía en el momento de dejar su existencia humana, puedes cortarte el cabello a las 8 de la noche y a la noche siguiente cuando despiertes del sueño diurno, estará exactamente igual a como estaba cuando dejaste de ser humano, por eso uso gafas, por eso, debo afeitarme todas las noches, de lo contrario estaré siempre con el aspecto que tenía a mis 23 -

Arqueó las cejas y retiró un poco el rostro ante la inesperada pregunta, pero sin dejar de abrazarlo, porque la cercanía del cuerpo del chico le gustaba. ¿Sería acaso importante para Anuar que el supiera hornear un pastel o no? Quizás eso para el chico determinaba si era una buena pareja, amigo o lo que fuera, ¿Quien sabe? A lo mejor era un factor determinante.

- ¡Por supuesto que si! - Afirmó sin titubear, aunque jamás en su vida había elaborado uno y no tenía ni la más remota idea - ¿De que sabor lo quieres? - Agregó fingiendo, pensando que tendría que buscar la receta cuanto antes.

(( xDDD los hombres y su necesidad de guardar las apariencias lol ))

por **Anuar Dutuescu** Lun Dic 20, 2010 10:15 am

¡Veintitrés! Ahora sabia le dad exacta en que habia sido convertido porque lo habia descifrado por diversos motivos mas no antes le habia asegurado aquello por lo menos no asi que el pudiese recordar, solo un año, contando los años en que su corazón latia, les separaba, un año podia pasar muy rápido y aun mas rebasar loas veintitrés pronto el tendría cuarenta y las canas nevarían sus sienes y el vampiro, el seguiría con sus eternos veintitrés.

-de vainilla- murmuro recordando que de aquel sabor era el pastel de los cumpleaños de su hermana y le encantaba esa fecha, verse rodeado de comida y regalos porque aunque no fuesen suyos le alegraba el alma saber que Angeliqué estaba feliz por el contrario en sus cumpleaños habia pastel de lodo…el que el mismo se preparaba. Apoyo sus manos sobre las del vampiro inspirando fuertemente, inflando su pecho para dejar salir el aire de golpe. No supo bien porque no se le antojo confesar el motivo del pastel, porque no necesitaba que supiera no quería que cada año se enterase de la fecha exacta en que su vida se hacia menor, mas efímera, la fecha exacta de envejecer aunque en efecto envejecía todos los días y a todas horas.

-¿hay algo mas que reparar?- le cuestiono ladinamente intentando desviar la atención del pastel a la tienda de forma sutil, de modo en que no se le ocurriese preguntar al respecto porque se veria obligado a mentir o en defecto posponer la respuesta –seguramente hay otra muñeca por aquí aguardando nuestra ayuda- asevero sin soltarle, sus dedos se movían por encima de sus brazos, acariciándole distraídamente mientras rebuscaba sobre el suelo algun artefacto que reparar.

Mas su cuerpo parecía negarse a dejarlo ir en busca de mas objetos “veintitrés” resonaba en su cabeza como un eco claro, sin deformación, no por el tiempo y no por los objetos, rebotaba en su interior clamándose una y otra vez, debía dejar de pensar en el tiempo, parpadeo repetidas veces soltando con lentitud los brazos del vampiro.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Dic 20, 2010 4:45 pm

¿De vainilla? ¿Donde podría conseguir la vainilla? No tenía ni idea, de hecho no recordaba haberla probado nunca, en sus tiempos esas cosas no existían, Soren no recordaba haberse comido un pastel en toda su vida mortal, en el pueblo donde vivía se comía Gallina asada y pernil de cerdo. Como postre había comido El lussekatt, panecillo dulce de azafrán que se consumía para la fiesta de Santa Lucía. Disimuló sus nervios escondiendo su rostro entre el cuello de Anuar, dándole besos cortos mientras pensaba que tenía una noche para ir a la biblioteca e investigar la receta del pastel y buscar algún mercado de especias donde pudiese encontrar la vainilla.

Agradeció que Anuar cambiara de tema, pues de seguir el tema podría darse cuenta de que no tenía idea de como prepararlo, le dio un último beso cerca de la oreja y le soltó del abrazo, caminando hacía el centro de la tienda, recogiendo otros objetos, colocando muchos otros en las estanterías en silencio, era una suerte que no todos estaban rotos, porque era una verdadera tristeza que cosas tan valiosas se rompieran por un momento de insensatez de dos vampiros.

-¡Las Matryoshkas! - Exclamó agachándose como un resorte para recoger del suelo unas pequeñas muñequitas en madera pintadas a mano - A mediados del siglo XVII, Suecia era el tercer país más extenso en Europa, sólo superado por Rusia y España – Comenzó a decir caminando hacía el escritorio donde estaba Anuar, colocando las muñecas una al lado de la otra sobre la mesa - En 1658, Suecia alcanzó su máxima extensión bajo el reinado de Carlos X de Suecia, quien murió en el 1660, poco después de la firma del Tratado de Roskilde, como podrás imaginar en esas épocas otros reyes estaban interesados en ganarse los favores de nuestro imperio, así que la esposa del Zar de esa época, le regaló al rey Carlos, estas muñecas como muestra de fraternidad y amistad entre ambos imperios -

Las muñecas traían ojos saltones y chales de color aguamarina cubriendo sus bien pulidas cabezas talladas con delicada presión en madera muy liviana, aunque hubiesen pasado los años, la pintura se mantenía impecable. La más pequeña estaba astillada y partida por la mitad, pues se habían salido del interior de la más grande y seguramente en la caída se había partido.

(( las muñecas:
http://erleperle.typepad.com/.a/6a00d834516aac69e200e5536e7ba28834-500pi ))

por **Anuar Dutuescu** Lun Dic 20, 2010 9:50 pm

Escucho la historia mientras observaba y acariciaba aquellas muñecas de forma ovalada y rostros alargados, de chapas bien remarcadas y vestidos pintados, iba a empezar a meterlas una dentro de la mayor a esta y menor a la anterior cuando se percato de lo trozada que estaba las mas diminuta, era en verdad deprimente ver como aquellos objetos sufrían los destrozos de dos personas insensatas mas se limpiaba a juzgar tanto como sus conocimientos al respecto se lo permitían, el no estaba seguro de poder decir que en una situación parecida hubiese obrado de forma diferente.

Sonrio de medio lado negó –no tengo idea de que hables- asevero con tranquilidad aunque no le agradaba y jamás llegaría a hacerlo no comprender los temas que en su presencia se trataban, se sentía impotente y extrañamente desnudo porque podrían decir cualquier cosa y el no comprendería nada al respecto, era una rara forma de menospreciar a alguien –tienen entonces doscientos años- le indico pues aquella era de las pocas ideas que habia logrado rescatar de la idea en general, podia ser una persona culta en varios temas mas no comprendía todo ni tampoco asi lo sabia, la historia no era y jamás llegaría a ser su fuerte.

Tomo las piezas y el pegante uniéndolo con pulso firme, quitando el sobrante con la punta de su dedo y revisando si el guacamayo habia pegado ya en su lugar, sonrio satisfecho al percatarse que asi habia sido, llevaba ya tres objetos reparados aunque no estaba seguro de si les quedaba aun demasiado tiempo, la falta de sueño le indicaba que debía ser asi usualmente los bostezos se habían presentes varias horas antes de la salida del astro rey.

-son realmente bellas…todo lo que tienes asi es hermoso- aseguro comenzando a introducir una en otra las muñecas hasta que solo la de mayor tampoco quedo visible ante ambos –entonces la diversión de tener esta tienda es…¿recolectar objetos que pueden ser valiosos para alguien?, suena muy bien- confeso sonriendo torpemente apoyando su mentón sobre la mesa.

por **Soren Kaarkarogf** Sáb Dic 25, 2010 4:37 pm

Observó como el chico pegaba con magistral facilidad la diminuta muñeca y de nuevo el inevitable pensamiento llegó a su cabeza. Si Anuar fuera un vampiro sería uno increíblemente preciso y habilidoso en las artes manuales, podría convertirse en un genio del arte y de la artesanía, podría crear cosas increíbles, teniendo la eternidad para ello.

-Todo se resume a que la esposa del zar le dio estas muñecas al Rey para quedar bien, porque la alta sociedad siempre ha sido y será hipócrita – Resumió todo lo que había dicho haciendo un gesto de desidia. - A mi no me importan las relaciones políticas entre el Imperio Sueco y Rusia, pero me genera gran curiosidad pensar que algo tan pequeño como estas muñecas, pudieron determinar una posible guerra -

Tomó las muñecas que Anuar había guardado una dentro de la otra con suavidad, caminando hasta uno de los estantes y colocandola allí junto a otras reliquias – Ese es el verdadero valor de los objetos – Continuó agachándose para recoger otros y rápidamente llenando la estantería con ellos – No valen por lo que puedas pagar en monedas por ellos, sino por lo que realmente significan para una persona o para una causa, es la historia a través de ellos lo que realmente les hace valiosos -

Terminó con la estantería dejando que un suspiro de alivio escapara de sus labios, no quería encontrar más objetos rotos, realmente le entristecía verlos por ahí tirados, ya por lo menos la tienda lucía menos caótica, sólo quedaban algunas pocas cosas por ahí, si barría cuidadosamente, las cosas quedarían casi iguales a como estaban semanas anteriores.

-Si... aunque no lo había pensado como 'divertido' precisamente, pero si, es agradable recolectar objetos que se, harán sonreír a alguien en algún momento, además me gusta la historia, a través de ella aprendo más sobre el ser humano, quizás algún día logre entender muchas otras cosas, como por ejemplo los sentimientos y el comportamiento mismo de las personas – Se llevó las manos a la cintura y asintiendo con la cabeza, luego regresó de un salto hasta el escritorio.

- ¿Te preparo un café? ¿O vamos a comer algo? - Preguntó apoyando sus manos en el escritorio quedando por encima de Anuar – Podemos continuar más tarde o puedes dejárme el resto a mi, creo que ya no hace falta mucho, afortunadamente no habían tantas cosas rotas como pensé -

por **Anuar Dutuescu** Dom Dic 26, 2010 10:58 pm

Su rostro se deformo ante la mención de aquella palabra, como si hubiera escuchado la mas ruin verdad del hombre, la política se resumía a hipocresía en una forma colosal que solo aquellos altos mandatarios lograrían conocer y conocían, cordiales saludos y modestas sonrisas eran lo que se ofrecían en esporádicos encuentros, falsas palabras de elogio en aquel inútil juego del egoísmo, de construir su mundo con palabras tan vagas como el mundo mismo en que vivian sin un porque mas alla del poseer y codiciar mas de lo que puede mantener feliz a uno.

-tu alguna vez lo fuiste ¿no? ¿lo has olvidado ya?- le cuestiono con incredulidad aquella que pocas veces parecía poseer como un niño, porque con veintiún años su infancia no habia sido duradera ni memorable de modo que algunos comportamientos propios de dicha etapa seguían perdurando hoy dia en aquel carácter que a golpes y tropezones se habia logrado formar o en dado caso mal figurar -¿le contaras algun dia a alguien sobre mi? Quizás en algunas centurias…cuando algun grupo de rebeldes sin causa comprenda que esto no es como la sociedad quiere parecerlo…¿contaras nuestras historia?- cuestiono animadamente sin temor de que alguien mas pudiese escuchar porque aun siendo una posibilidad le parecía tan remota como el dia mismo en que tuviesen que separarse, estancias inalcanzables en aquel preciso momento, amenos claro estaba que la dichosa maldición de la pieza de porcelana de la bailarina no fuese solo una historia pagana.

-si crees que puedes encontrar café y una taza eso estaría bien, sino podríamos salir- aseguro encogiéndose de hombros, con aquella indiferencia casi tangible ante las opciones aunque de eso no habia mucho que dejase en completa libertad de elección a Soren distaba mucho de que no le importase en lo mas mínimo. Rodeo con sus brazos la espalda ajena –aunque yo no tengo hambre- asevero sin mas, comprendía la especie de engorda en que el vampiro pretendía aveces ponerle y no estaba del todo conforme, su organismo se habia acostumbrado ya a la nula ingesta de alimentos tendía, dada la ocasión a terminar con suaves dolores que le punzaban las tripas.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Dic 27, 2010 3:05 pm

Las mejillas de Soren se tornaron intensamente rojas, esta vez no sólo por la vergüenza si no también por la rabia de tener que reconocer que él había sido parte de ese ridículo circo de la nobleza. No corría sangre azul en sus venas por supuesto, pero había estado muy cerca de conseguir un importante titulo nobiliario, de haber querido, aún después de convertido en vampiro hubiera podido continuar siendo dueño de esas tierras,(de hecho por su apellido le pertenecían aún hoy en día) y habría podido continuar mezclándose con la alta sociedad, como muchos otros vampiros que sabía, tenían cargos nobles e inclusive de sangre azul.

-¿Que pensarías de mi si aún lo fuera? - Preguntó al aire, ocultando su rostro por la posición en la que estaba con relación al candelabro y las sombras generándose en su rostro – Si no fuera el profesor Kaarkarogf sino el Baron Kaarkarogf de Suecia...- Hizo una pausa, le parecía demasiado extraño referirse así mismo como 'baron' el titulo que le correspondía debido a la posición de su padre en el sistema feudal Sueco – Si en vez de invitarte a una pequeña cabaña en las montañas... ¿Te llevara a recorrer el mundo en mi carruaje privado? -

Suspiró meneando la cabeza, pensando en la siguiente cuestión. Contar su historia con Anuar al mundo. ¿Estaba preparado el mundo para entender el invisible lazo que los unía?. Desde la aparición de Jesus hacía casi 2000 años una relación entre dos personas del mismo sexo había sido catalogada como pecado y castigada con hoguera y deshonor. ¿Cambiaría eso en un par de centurias?, Soren realmente lo dudaba.

-La humanidad tal y como la veo... no creo que llegue a cambiar, por lo menos no por estos lados del hemisferio – Comentó pensativo – Pero le contaría nuestra historia a quien realmente supiera valorarla – Dijo al fin. Se giró al sentir los brazos del chico a su alrededor, no le sorprendió su calma y su indiferencia, había aprendido que a humano nunca le apetecía comer o beber algo, parecía vivir de ósmosis como algunas células o algo así.

Tomó las manos de Anuar, entrelazándolas con las suyas, sin girarse, quedando el humano abrazado por la espalda y caminó arrastrándole como si trajera en su espalda un bulto de papas, hasta la fogata que naturalmente estaba apagada, se agachó para recoger la cafetera de bronce, haciéndo que los pies de Anuar se levantaran y apenas las puntas lograran rozar el suelo, el vampiro se irguió con la cafetera, pensando en como encendería el fuego, porque no había cosa más inapropiada que un café frío.

por **Anuar Dutuescu** Lun Dic 27, 2010 4:01 pm

Lo pensó unos instantes encogiéndose de hombros sin mas con una idea clara de cómo hubieran sido las cosas de ocurrir aquello–si aun lo fueras nisiquiera habría motivo para que nos conociéramos, seguirías alla y yo aquí…quizas aquella noche en el bosque hubiese sido mi ultima porque y a fin de cuentas, aquella noche tu me salvaste- asevero observándole, forzando a sus pupilas a dilatarse hasta causarle un suave escozor que humedeció sus orbes , tantos títulos y lujos le harían sentirse fuera de lugar de aquello estaba seguro prefería al profesor antes que al barón –puedes llevarme a donde sea…- susurro distraídamente pensando en lo que el tiempo venidero les traería a ambos, seguramente un camino común los próximos años y no dudaba quizás algunas décadas mas tarde o temprano aquella desparecían de caminos llegaría porque el tiempo jamás se detenía.

-espero que algun dia puedas contarla…como me has contado a mi de Anatole- le indico en voz baja sonriendo de medio lado, quizas en algunos siglos Soren fuese capaz de encontrar a otra persona diferente a el, unidos de la misma forma, quizas entonces pudiese contarle y seria recordado como recordaba el a Anatole –que lleves ambos dijes y quizas logres encontrar un tercero- susurro a su oído levantándose y andando a cuestas suyas con la nariz pegada a su espalda embriagándose con el olor inexistente que las telas mantenían entre los pliegues, gimió suavemente ante la repentina presión sobre su estomago por la gravedad que le obligaba a buscar el suelo y en aquel caso la espalda del vampiro.

-o podrías no hacer café…en verdad no tengo mucho antojo- aseguro con parsimonia desviando sus manos a la cafetería y sacándola de las manos ajenas con lentitud, una vez la tuvo en su poder la dejo a un lado con delicadeza sin emitir ruido alguno –a veces pienso que quieres engordarme- aseguro en voz baja con las palabras perdiéndose por la presión de sus labios contra la espalda ajena.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Dic 27, 2010 4:19 pm

-Seguiría en Suecia... dios que pesadilla sería – Reconoció pensativo, luego de todo lo vivido con Anuar, no podía ya imaginarse como sería su vida sin él, habían cambiado tantas cosas en su interior que a veces no podía tan siquiera recordar el Soren antes del encuentro en el bosque, el tipo de persona que era. ¿Cambiaría las riquezas y la comodidad del mundo noble por unos minutos de la existencia de Anuar?, la pregunta sobraba. Ni siquiera por un segundo. El dinero no era algo que le atrayera ni le seduciera como a la mayoría de los mortales y mucho menos el reconocimiento público.

-Te salvaría mil veces más – Murmuró casi entre dientes, porque decir cosas que venían del corazón era difícil y la boca se le ponía como si se hubiese comido un jalapeño bien picante, ¡entumecida!.

Ante la mención de Anatole, no pudo evitar sentirse azorado. Pero no era por recordar algo tan íntimo y especial, era le hecho de que Anuar se estuviese comparando con él. Diciéndo que en un futuro, él sería una historia más para Soren y que acabaría siendo como Anatole, un simple recuerdo ya, representado en un dije de plata imperecedero. Tragó saliva y le pareció tan extraño pensar en ello ¿De haber tenido el poder y la posibilidad, habría mantenido a Anatole a su lado en su eternidad? Se preguntó aún en silencio ¿Habría Anatole aceptado quedarse a su lado?.

No. Anatole se había ido porque así lo había decidido. Y él no podría obligar a nadie a quedarse a su lado. Dejó de lado la cuestión del café o la comida, ya no podía pensar en esas cosas mundanas, ahora sus pensamientos viajaban caóticos en su cabeza al rededor de esas cuestiones.

- ¿Sabes? - Dijo al fin soltando finalmente las manos de Anuar – Aún inclusive luego de convertirme en vampiro... guardaba la esperanza de... encontrarlo – Le confesó con un hilo de voz – Erkki me habría convertido en vampiro de todas formas aún en contra de mi voluntad... creo yo... pero si yo hubiera tenido la valentía suficiente... me habría podido suicidar de día y así haberlo evitado, pero no lo hice – Dejó escapar un largo suspiro silencioso – No lo hice porque ilusamente creí que... en este nuevo estado, me volvería una persona más diferente... quizás esperaba que el vampirismo cambiara todo lo que odiaba de mi mismo, que me volviera una persona fuerte de carácter, valiente y que... le encontraría... en donde fuera que estuviese, le encontraría -

por **Anuar Dutuescu** Lun Dic 27, 2010 4:52 pm

Le escucho atento divagando con la mirada de un lado a otro pensando en el mar de opciones y posibilidades que les habían llevado a ambos a aquel preciso instante, al segundo mismo en que la torpeza del vampiro le habia hecho caer dentro de su vida, todo hubiese cambiado si su padre le hubiera amado estaría con el aun después de la perdida de su demás familia, seria diferente se aquella noche le hubiese ganado a los ladrones, no habría tenido que llorar en vano y huir de su casa, seria diferente mas aun con el simple hecho de haber decidido acudir al lago en lugar del bosque, cada acción se minimizaba ante aquel instante.

-¿guardas aun esa esperanza?- le cuestiono en voz baja con la voz temblorosa pendiendo de un hilo inexistente, como hojas contra el viento oscilaban aguardando por caer –yo creo que eres valiente…quizas no un guerrero en todas sus cualidades mas la valentía viene en mil formas diferentes que aveces…son imposibles de ver a simple vista- asevero susurrando como si le estuviese contado un secreto nunca antes mencionado –¿has pensado que podría seguir con vida? Como alguien como tu…o podría yacer como cenizas- en todo caso y aunque no pronunciase aquello rogaba a todos los cielos por ser la segunda opción, que solo sus restos yacieran aun en un féretro varios metros bajo tierra, con los gusanos habitando sus cenizas y la humedad consumiendo su lecho.

-no se…si deba sentirme mal o bien porque no le hallas encontrado- confeso apoyándose sobre el escritorio con los brazos cruzados sobre su pecho apretando su respiración –me alegro…por que eso te trajo aquí aunque…lamento que hallas tenido que sufrir para que esto ocurriese-le explico relamiendo sus labios que le parecían ahora tormentas de arena. Observo el suelo unos instantes reflexionando, la farsa no habia sido jamás un placer para el, mentir se hacia mas no por una fuerza menor ¿acaso el mentía? Solo para cubrir lo que sentía, para mantenerse a salvo.

Avanzo hacia el nuevamente quedando esta vez de frente viéndole sin realmente observarlo, introdujo sus manos dentro de su camisa sacando los dos dijes, el de Anatole y el propio que si bien perteneciéndole anteriormente a Angeliqué habia decidido otorgárselo como muestra de entregarle a su futuro su pasado –podrias volver a verlo- aseguro en voz baja, de una forma casi inaudible.

por **Soren Kaarkarogf** Lun Dic 27, 2010 7:22 pm

¿Que si guardaba que? Soren se encontró frente a un montón de cuestiones que antes no se había hecho. Con el paso del tiempo había dejado de pensar en Anatole de la misma manera, porque ese maestro carismático y sabio no había desaparecido meses atrás, estaban hablando de centurias. No era posible que uno pudiera mantener un sentimiento por tanto tiempo...

¿O si? ¿Pasarían otros 200 años y seguiría queriendo a Anuar? Se cuestionó en esos momentos, ¿Seguiría manteniendo un espacio en su corazón para él como seguía existiendo un espacio para Anatole?. Pensar en Anuar como un mero 'recuerdo bonito' le revolvía el estomago, no le gustaba pensar en Anuar en tiempo futuro o en tiempo pasado, porque eso le traía el inevitable dilema que para él presentaba el darle la inmortalidad y todos sus contras. Negó con la cabeza suavemente. Con un nudo en la garganta. Ya no esperaba ver de nuevo a Anatole, debía aceptar que, desde que Anuar había aparecido en su vida, el recuerdo de Anatole había pasado a un segundo plano, en ese momento comenzaba a darse cuenta de ese cambio drástico en su forma de pensar, pero no lo había notado, simplemente porque había dejado de pensar en ello.

-No...- Murmuró – No creo que siga con vida... no creo que pueda ya encontrarlo, ha pasado demasiado tiempo – Explicó, con expresión abatida – Pero durante los primeros 70 o 80 años si mantuve esa esperanza... creía que lo encontraría – Le confesó, recordaba aquellas noches en las que junto a Erkki aprendía a cazar y a vivir como un hijo de la noche , secretamente hacía averiguaciones para descubrir el paradero de Anatole. Las manos de Anuar se sintieron tibias cuando rozaron su piel, sacando a relucir ambos dijes que Soren ahora procuraba llevar muy cerca del corazón, aunque este llevara años muerto.

- Si le hubiese encontrado cientos de años atrás... nada hubiera cambiado – Dijo al fin al escuchar las palabras de Anuar que le hicieron sentir como si las tripas se le hubieran vuelto de gelatina – Mis sentimientos no eran correspondidos y yo lo sabía, pero aceptaba esa realidad y me sentía agradecido de contar con su amistad y su aprecio – Se mordió el labio y levantó el rostro para divisar el rostro de Anuar – Y si lo encontrara ahora... tampoco cambiaría nada... porque ahora estoy contigo - y su voz tembló con todos esos sentimientos encontrados en ese momento.

por **Anuar Dutuescu** Mar Dic 28, 2010 10:56 am

-a pasado mucho tiempo…y sigues tu aquí ¿Por qué no podría ocurrir con el?- le cuestiono curioso ante tales cuestiones y no negaba que hablar de aquel hombre que en cierta época le habia robado el corazón al vampiro le carcomía las entrañas como un virus, se expandía borrando todo rastro de felicidad mas aquello no debía ser y bien lo sabia quizas el motivo de atreverse a hablar de el era que secretamente y aunque diese la posibilidad de seguir con vida esperaba que no fuera de aquella manera porque ¿Qué ocurriría entonces con el?

Bajo la mirada escuchándole, porque el bien sabia que para amar a alguien no necesitaba ser un sentimiento reciproco el aprecio iba y venia en un flujo constante mas el amor, aquel era un sentimiento inestable sin reglas, como el agua fluía a su capricho y deseo -y eso te bastaba porque realmente le querías- murmuro como una aseveración para si mismo, suponía que aquel “amor” desinteresado era el que realmente valía la pena, suponía quizás que el mismo en nadie se habia fijado en esa forma porque antes de Soren su corazón latía rápidamente solo por aquellos a quienes no conocía y bien conocida a través de sus cuadros y libros, aquellos artistas sin rostro ni voz que aun asi le transmitían lo que mas nadie podia.

-y yo confió en que sea asi mas de no serlo confió también en que me lo harás saber…-murmuro sujetando su mentón entre sus dedos, con el pulgar y el índice sintiendo aquel áspero tacto producido por la irregular barba, sonrió de medio lado porque aquella sensación le recorría el cuerpo entero como un agradable espasmo, los músculos se le contraían y relajaban en una fracción de segundo.

Golpeo suavemente su nariz con su dedo índice besándole al instante en la misma zona para alejarse algunos pasos en la dirección del candil pensando ¿y de haber recibido un si por respuesta? ¿Qué habría pasado si Soren hubiese deseado verle nuevamente? Estaba pensando en dejarse “poseer” nuevamente, si aquella vieja bruja lo habia logrado una decena mas podría hacerlo, habia pensado en volverse un contenedor nuevamente, pasar al vacio y dolor por permitirle ver a quien podría arrebatárselo para siempre.

-¿entonces no deseas verle nuevamente?- le pregunto con curiosidad fijando su mirada en el objeto resplandecientes, que del cual manaba un agradable calor casi hogareño, le gustaba aquel lugar, si.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Dic 28, 2010 1:28 pm

-Para ser honesto... no sabía que era lo que sentía por él – Dijo al fin como respuesta a las palabras de Anuar – Pero lo que sentía, lo sentía cuando era humano... y los humanos tenéis esa capacidad de amar – Agregó pensativo – Así que supongo que podría ser considerado como amor, pero era bastante diferente a lo que quizás imaginas – Dijo al fin.

Sonrió casi instintivamente cuando el humano le había pinchado la nariz con el dedo y luego le había besado, en momentos como ese, no entendía como un gesto tan imperceptible y aparentemente tan inocente podía llenarlo a tal plenitud, pues siempre había creído que los amantes necesitaban demostrarse el cariño mutuo de otras maneras más expresivas, regalos costosos o sexo. Pero recibir un beso en la nariz y una caricia inocente de esos dedos de artista, bastaba para sentir el cariño de Anuar. Curiosas criaturas eran los seres humanos y porque no... también los vampiros.

-No puedo negarlo – Dijo al fin con un nuevo suspiro – Si me gustaría verlo de nuevo de tener la posibilidad – Soren tomó el butaquito de madera en el que solía sentarse su ayudante cuando el se encontraba haciendo cuentas en el escritorio y se sentó en él recogiéndo las piernas – Conocí a Anatole de una manera muy casual, verás, mi padre era un poderoso señor feudal y tanto el castillo como muchas tierras a su alrededor nos pertenecían, por supuesto las familias de campesinos que vivían en esas tierras nos 'pertenecían' también – Comenzó a explicar – Pero a las afueras del pueblo, vivía un viejo en unas tierras que habían sido heredadas por su abuela, mi padre quería comprar esas tierras, pero el viejo no quería venderlas porque habían sido un regalo de sus ancestros, así que aquella tarde, mi hermano fue enviado a hablar con el viejo y a convencerlo de que nos diera sus tierras – Meneó la cabeza levemente – Por supuesto si el hombre se negaba de nuevo, los Kaarkarofg lo tomarían a la fuerza... así es como funcionaban las cosas en esos días, en fin... ¿A donde quería llegar?... ¡Ah! Si, bueno resulta que me enviaron a mi junto con mi hermano, para que yo aprendiera tareas y responsabilidades de un Baron, así que fui obligado a ir esa tarde donde el viejo y en el camino mientras íbamos en el carruaje, vi a un hombre que cargaba unos libros escritos en una lengua desconocida, me llamó la atención porque él no parecía tampoco tener rasgos muy 'suecos' y vestía una larga túnica como una especie de monje, ese era Anatole -

Se tomó unos segundos para observar el rostro de Anuar en caso de que se estuviera aburriendo o incomodando con la historia y como no notó nada extraño continuó – Luego descubrí que Anatole era un filosofo andariego, sin patria ni hogar, que se estaba hospedando en la casa del viejo, de un modo u otro terminamos relacionándonos y con el tiempo volviéndonos amigos, aunque yo lo veía más como un maestro que como a un amigo, él era mayor que yo... quizás tendría 35 o más, no se, era de esas personas que transmiten tanta paz en sus rostros, que a pesar de las arrugas o las líneas de expresión es muy difícil determinar que tan viejos son, podría haber tenido 40 – Concluyó encogiéndose de hombros – El se quedó casi 6 meses en ese pueblo, llevaba a cabo una investigación para el libro que escribía, yo no podía más que sentirme fascinado por su manejo de los idiomas, yo apenas si leía y escribía Inglés, pero él entendía el Sánscrito de los hindúes, hablaba Italiano y Francés e inclusive algo de español... de cualquier modo, nunca le dije nada sobre mis sentimientos, no tenía el valor para hacerlo, era el primer único amigo que tenía... no quería arriesgarme a perderlo, pero ya vez, lo perdí tan fácilmente como había aparecido en mi vida, justo la noche en la que había planeado escapar del castillo para irme de viaje con él -

por **Anuar Dutuescu** Mar Dic 28, 2010 2:39 pm

Se encontraba entonces escuchando de nueva cuenta aquellas palabras que parecían hacerle sangrar el alma, y nuevamente se esmero por no dar a conocer aquello por medio de su rostro mas su mirada era siempre delatadora, las puertas del alma se esmeraban en decir y no podia mas que asentir y asegurar que en lo cierto estaban. Desvió la mirada sonriendo de medio lado, en un gesto casi amargo por que claro…solo los humanos tenían la capacidad de amar, era entonces una des concordancia, lo dicho y hecho no podría producirle mas que dudas prefería inclinarse por las acciones y no las palabras que, como bien sabia el, solian están cargadas de hipocresía y arte.

Se apoyo sobre la mesa observando el suelo, sus pies, mientras el vampiro comenzaba con el relato de su vida pasada, de aquella en que su corazón aun latía y el aire le era tan vital como para el humano ahora era, una vida en que no podría siquiera pensar conocerlo por ser demasiado distante. Jamás habia tenido nada contra los nobles y ricos, la codicia del dinero no se manifestaba en su ser, la envidia del bien ajeno no carcomía sus entrañas y por sobre todo la apatía a la sociedad le impedía sentir nada hacia esta, eran los perdidos como el quienes solian llamar su atención, porque le gustaba relacionarse con personas con quienes no se sentía un extraño mas de la sociedad.

Un filosofo conocedor de lenguas y lugares, seguramente hubiese llamado también su atención, negó internamente desprendiendo tales ideas de su cabeza, a quienes el había admirado y ansiado conocer alguna ocasión estaban ya muertos, enterrados varios metros bajo tierra y con ellos jamás podría hablar o descifrar en sus ojos, solo sus obras quedaban para contar su paso por este mundo ¿no habia ocurrido algo parecido con el moro sirviente suyo? Al parecer la incapacidad de expresar sus emociones venia aun mas atrás de su vida vampírica ¿y quien era el para juzgar aquello?

-entonces fui el primero con quien tuviste algo físico…mas el primero al que amaste- no se atrevió a verle porque aquellas palabras manaban con una facilidad estrafalaria de sus labios cuando el vampiro se retorcía al escucharlas, se habia creido especial por haber sido el primero mas el deseo físico no le parecía tan agradable como aquel lazo que iba mucho mas alla de los que los ojos podían apreciar, suspiro ampliamente aun con los brazos sobre el pecho y la mirada clavada en sus zapatos, como si algun códice se encontrase en estos –quizas verlo sea imposible…mas podrían volver a hablar- le indico volteándole a ver con aquella taciturna mirada y sosegado rostro –si el hijo de la anciana lo logro…seguro Anatole también lo hara ¿no?- le cuestiono pensando pues su cerebro no comprendía la complejidad del asunto.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Dic 28, 2010 3:41 pm

Había hablado demasiado, pensaba cuando sintió sus labios secos luego de terminar con la historia, aún quedaban muchos detalles por supuesto, momentos que había compartido con Anatole, esa intimidad extraña que había logrado con él en la cual no existía contacto físico más allá del permitido socialmente entre dos hombres, porque en esas épocas, Soren llegó a creer que Anatole podía leer en sus ojos todo lo que él era y le comprendía aún cuando las palabras no lograsen salir de sus labios. Habían pasado largas noches de verano tumbados en la vereda que daba con el bosque de pinos, simplemente recostados en el pasto haciendo figuras con las estrellas. Anatole le había enseñado los nombres de muchas de esas estrellas y le había explicado como los marineros se guiaban con ellas.

Las palabras de Anuar lo volvieron a la realidad. El primero... el primer hombre si. Nunca antes había besado y acariciado a un hombre como había hecho con Anuar, pero no había sido el primer cuerpo que había tocado, meses atrás había yacido desnudo con una mujer, porque ella le había prometido que no sería un cliente más, que serían amigos de verdad y que aquello no era amor. Irónicamente le había tranquilizado el hecho de saber que aquello no era amor, porque el amor le daba mucho miedo, afrontar la existencia de un lazo tan fuerte, era simplemente aterrador. Le hacía sentir débil y miserable, era simplemente algo que le costaba comprender.

No supo si aquel era el momento para hablar de ella o si debía seguir hablando más de lo ocurrido con Anatole, después de todo Anuar era su...pareja. Y no le parecía tan apropiado, pero se sentía demasiado bien poder decirle a alguien todas esas cosas, poder confiar tanto en alguien como para confesare sus miedos y sus recuerdos. Iba a decir algo más cuando las palabras de Anuar lo dejaron mudo por la sorpresa, abrió mucho los ojos ¿Que estaba queriendo insinuar, que una bruja usara su cuerpo para atraer a Anatole del otro mundo?

Soren se puso de pie y abrazó a Anuar con un rápido movimiento como si el chico fuera a escapar de allí si no lo hiciera.

- Ni se te ocurra – Le dijo recostando su rostro contra el cuello de Anuar – Tan siquiera pensar que yo querría que hicieras algo así por mi – Le aprisionó con más fuerza – Anatole es el recuerdo más importante de mi pasado... pero tu eres mi presente – Agregó casi murmurando. Anatole le había enseñado los nombres de muchas estrellas, pero Anuar le había hecho viajar hasta ellas en sus besos.

por **Anuar Dutuescu** Mar Dic 28, 2010 4:06 pm

El gesto le tomo por sorpresa, sus parpados se abrieron de par en par y sus brazos no reaccionaron sino que, estáticas permanecieron a ambos lados de su cuerpo paralelas al suelo, el frio de los dijes se colaba entre las telas enfriando su pecho, enfriando algo aun mas profundo porque todo le resultaba una bella escena de alguna obra teatral ¿no eran las personas marionetas del destino? El habia intentado cortar sus hilos y se habia desplomado sobre el escenario.

¿Por qué habia cruzado aquella idea sus pensamientos? Quizás porque en el fondo necesitaba escuchar aquello, Anatole habia sido el primero mas por no ello le prefería, suspiro ampliamente confundido, con la cabeza hecha un remolino de ideas y sentimientos antes habia creido que el amor mas claro y puro era aquel que no necesitaba del contacto físico mas ahora se sentía atado a aquel cuerpo que le sujetaba, le necesitaba de una forma en que antes le hubiese repudiado. Tantas dudas se cernían ahora a su alrededor y quizas no entorno al vampiro sino a si mismo ¿Cómo creer en una relación cuando no creía en si mismo? Relamió sus labios rodeando el cuerpo de Soren de forma temerosa, debía comenzar a conocerse mejor, después de veintiún años seguía teniendo dudas.

-creo…que se hace tarde debería irme- murmuro a su oído sujetándole por la cintura para apartarle con delicadeza, aunque su tacto resulto áspero, primerizo, rebusco con la mirada alguna de sus pertenencias, paseo su mano por su cabello sonriéndole de medio lado, aquello le recordaba a Lord Arthur de una manera extraña y diferente, porque se veía ahora en la necesidad de saciar sus dudas, aquellas producidas por aquella noche y aquel encuentro, las que solo el podia contestar.

Avanzaba ya hacia la salida cuando se vio obligado a regresar sobre sus pasos sujetando el rostro ajeno –no olvidaras que te amo ¿cierto?- le cuestiono en voz baja besándole con rapidez, se sentía desplomar con las piernas como hilachos sobresalientes de un muñeco de trapo ¿y que hacer ahora? Para contestar todo aquello.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Dic 28, 2010 4:30 pm

Se quedó con el chico entre sus brazos un rato más, quizás queriendo decir muchas otras cosas, cosas que jamás habían salido de sus labios sellados como candados de bronce a través de las centurias, cosas que sólo le diría a Anuar, ya que sólo Anuar lograría entender. O bueno, por lo menos intentaría entender. Quería creer, que ese chico era la persona que podría escuchar todas las voces escondidas en lo más profundo de su interior y aún así continuar allí aceptándolo tal y como era.

Lo siguiente lo sorprendió, aunque no tanto como su proposición anterior de dejarse poseer por un espíritu del más allá. No hizo nada por detener al chico que de repente decía que se hacía tarde cuando noches anteriores se había quedado tercamente con él hasta el amanecer. ¿Había dicho algo mal? Pensó de inmediato cuando el chico caminó hasta la puerta, seguro que era por su culpa, siempre era su culpa. Siempre terminaba por decir algo que incomodaba al muchacho, siempre terminaba rompiéndole el corazón. Soren realmente se odió en esos segundos de silencio en los que sólo vio a Anuar alejarse hacía la puerta.

Soy un imbécil.

Las palabras de Anuar lo trajeron de regreso a la realidad, la mención de ese verbo que era tabu y condena para muchos, le hizo temblar desde adentro y el beso le hizo querer aferrarse de nuevo al muchacho para nunca más dejarlo ir, como si pudiese mantenerlo guardado y cuidado como la más delicada y exquisita porcelana.

-No lo olvidaré – Dijo al fin reprimiendo el impulso de agarrarlo por los hombros, quedándose en silencio, sin poder decir nada más ¿Una disculpa? ¿Una promesa? ¿Que debía decir en una inesperada situación como aquella? Permaneció en silencio buscando en su cabeza dentro de todo lo ocurrido esa noche, las cosas que habrían hecho molestar a Anuar y lo peor de todo fue que, encontró muchas.

Tonto Soren, torpe Soren. Siempre empeorando las cosas.

- Pasado mañana a las 9 de la noche aquí ¿esta bien? - Dijo al fin con la cabeza gacha – Cocinaré el pastel de vainilla en mi casa...-

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