AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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I'm going to mess this up | Privado |
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I'm going to mess this up | Privado |
I keep saying that I'm looking
for a way to escape
for a way to escape
Angustia acumulada, reflejada netamente en pesadillas constantes, recuerdos a contra luz que rara vez lo dejaban descansar como habría deseado. A decir verdad, sentía merecer todo el ahogo mental que sentía ya hace un par de años, había momentos en que olvidaba todo, y quizás esa era la razón por la cual se castigaba con recuerdos de tiempos vividos, imágenes en amarillo que el tiempo se encargaría de ir borrando, pero... él no deseaba olvidar, sabía que debía pagar condenada por lo que había sucedido por su causa ¿Pero era necesario tanto castigo? Creer que sí muchas veces es simplemente victimismo, o no, quien sabría aquello.
Tragó en seco, estaba tendido contra la cama, tumbado hace un par de horas, pero parecía que el tiempo no pasaba, el que el día no tenía deseos de dar paso misma razón que lo tenía con la mirada contra luz de pequeñas señales de brillo que dejaba la luna contra su ventana. Frunció el ceño, llevaba somnoliento un par de días, pero no había razón para seguir dando vueltas contra el colchón si la finalidad de éste no daba resultados. Se levantó mientras con sus manos frotaba su cara, quitarse la pereza era el primer paso para iniciar el día a las… ¿Qué hora sería? Observó por los rincones de su casa y asintió, 5.23am. Se acercó para encender un par de velas por el alrededor entre tanto cubría solo su parte inferior con un pantalón de tela. Estaba solo, vivir en un lugar tan alejado, tan perdido y desconocido le daba aquella facilidad de ser casi un personaje huraño.
Debía trabajar y sinceramente, la caza no se le daba por esos días. Llevaba ya un par de semanas sin hacerlo, recordar las consecuencias que le llevaba la profesión sinceramente solía ser la causa para evadir un par de trabajos, pero jamás se negaría a la idea propia de ir en defensa de menores o una que otra damisela en apuros. No era un encantador, mucho menos coqueto o agradable, pero sabía sumir en féminas la fortaleza para defenderse sola o de quienes si necesitaban un poco de ayuda. Eso se lo había enseñado su ex-mujer, castaña valiente que podía dar frente desde los más musculosos a los más soberbios. Negó con la cabeza, ya era tiempo de dejar historias atrás.
Se sirvió un poco de té mientras daba un paso por los alrededores de la cabaña dónde vivía, la oscuridad era parte fundamental como compañía, mientras las hojas secas de un par de árboles se deshacían bajo sus pisadas, caminaba siempre como cada mañana en la misma dirección. El lugar donde estaba descansando las almas de sus hijas. Pequeñas infantes que no alcanzó a conocer. Se detuvo allí, frente a las rocas que cubrían la tierra, observando como una improvisada cruz le señalaba el camino hasta ese sitio.
Tomó una gran bocanada de aire, y así se quedó, un poco estático, simplemente observando con las hojas se removían entre las piedras para que el viento hiciese con ellas un pequeño baile que las llevaría a otro lugar. No podía olvidar su pasado cuando lo tenía a metros de su hogar, pero no quería hacerlo tampoco, pero allí se encontraba, entre remembranzas idealizadas y añoranzas rotas.
Y como se aclaraba, vivir en completa soledad lo tenía sumido como claro reconocedor de los ruidos que se armaban en el ambiente por simple causa natural, o atenciones que se marcaban por causa de visitantes. Y ese el ruido que lo hizo girarse sobre su propio eje. Eran pisadas, pausadas y descuidadas. ¿Se dirigían hacia él? ¿Solo iban de paso? Rápidamente el valor lo llevó hasta la cabaña, dónde sin temor a agredir tomó el hacha con la cual trabajaba cada atardecer para proveer de leña a sus clientes de la ciudad ¿Amenaza o visitantes? Debía estar alerta.
— ¿Se ha perdido del camino? — Cuestionó a las sombras.
Última edición por Caín S. Loughty el Dom Abr 22, 2018 1:18 am, editado 1 vez
Caín S. Loughty- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/03/2018
Re: I'm going to mess this up | Privado |
Últimamente no la dejaban en paz. Aurora vivía en un constante agobio pensando en que pronto daría a luz en precarias condiciones, y escapando continuamente de los vampiros. Desde el día en que no había podido pagar al que merodeaba por el mercado ambulante recogiendo la mayor parte de la limosna de los que pedían ahí, no la habían dejado de perseguir tanto él como otros de esta misma especie para saldar la deuda que la joven tenía pendiente con este chupasangres.
El día de hoy no iba a ser menos. La habían encontrado escondida entre unos matojos donde había podido descansar por lo menos unas horas. Por suerte, pudo escapar. Corrió sin rumbo por el bosque, esperando dejar atrás al individuo que la perseguía. ¿Cómo podía ser posible que una humana embarazada lograse no ser pillada por seres sobrenaturales durante días? No lo entendía. Cada vez estaba más segura de que lo que querían de ella era hacerla sufrir continuamente, hasta que no aguantase más.
Cuando desapareció del alcance de sus persecutores, miró a su alrededor. Conocía bastante bien los bosques, ya que había estado viviendo en ellos durante años, pero en ese instante se sentía desorientada. No sabía qué hacer, aunque sí que sabía lo que necesitaba: Agua. Estaba deshidratada a causa del esfuerzo físico que había tenido que hacer.
Para su asombro, mientras caminaba todavía sin orientación alguna por el lugar, encontró una cabaña. No sabía a quién pertenecía ni si habría alguien en ella, pero era muy probable que ahí pudiese encontrar lo que buscaba. No pasaba nada por probar, total, ya no tenía casi nada más que perder.
Se acercó a esta lentamente, intentando parecer así calmada por si había alguien dentro, aunque por desgracia no podía ocultar su torpeza al caminar, causada por su abultado vientre. Temía que esto se escuchase, pero era inevitable.
De repente, antes siquiera de ver a nadie, una voz masculina formuló una pregunta. La joven se dispuso a contestar a esta con tranquilidad. -No, verá... Disculpe, ¿por casualidad tendría un poco de agua?- Mientras pronunciaba esta última frase, emprendió de nuevo el paso, hasta quedar delante de la puerta, que estaba abierta. Dentro del hogar vio a un hombre con un hacha entre sus manos. Aurora, sorprendida ante este gesto y algo asustada, comenzó a retroceder poco a poco. -No quería molestar, ya... Ya me voy...-
Cómo no, al caminar hacia atrás sin fijarse en lo que había a sus espaldas, tropezó con un trozo grande de madera, y cayó al suelo. Esto hizo que varias tablas apiladas sobre este, se desmoronaran a su vez. La mujer se levantó lo más veloz que pudo, y miró al varón a los ojos. -¡Perdón, perdón! Ahora mismo lo recojo todo.-
Poco a poco apiló de nuevo la madera, y la dejó como estaba antes de hacer ese pequeño estropicio. ¿Quién le mandaba ser tan torpe? Sus piernas le temblaban a causa del miedo que le daba la afilada herramienta que tenía frente a ella. No podía seguir retrocediendo, sería inútil porque probablemente se volvería a caer por culpa del tembleque que se iba apoderando de todo su cuerpo. Sólo podía esperar en el sitio, y rezar para que todo quedase en un susto.
El día de hoy no iba a ser menos. La habían encontrado escondida entre unos matojos donde había podido descansar por lo menos unas horas. Por suerte, pudo escapar. Corrió sin rumbo por el bosque, esperando dejar atrás al individuo que la perseguía. ¿Cómo podía ser posible que una humana embarazada lograse no ser pillada por seres sobrenaturales durante días? No lo entendía. Cada vez estaba más segura de que lo que querían de ella era hacerla sufrir continuamente, hasta que no aguantase más.
Cuando desapareció del alcance de sus persecutores, miró a su alrededor. Conocía bastante bien los bosques, ya que había estado viviendo en ellos durante años, pero en ese instante se sentía desorientada. No sabía qué hacer, aunque sí que sabía lo que necesitaba: Agua. Estaba deshidratada a causa del esfuerzo físico que había tenido que hacer.
Para su asombro, mientras caminaba todavía sin orientación alguna por el lugar, encontró una cabaña. No sabía a quién pertenecía ni si habría alguien en ella, pero era muy probable que ahí pudiese encontrar lo que buscaba. No pasaba nada por probar, total, ya no tenía casi nada más que perder.
Se acercó a esta lentamente, intentando parecer así calmada por si había alguien dentro, aunque por desgracia no podía ocultar su torpeza al caminar, causada por su abultado vientre. Temía que esto se escuchase, pero era inevitable.
De repente, antes siquiera de ver a nadie, una voz masculina formuló una pregunta. La joven se dispuso a contestar a esta con tranquilidad. -No, verá... Disculpe, ¿por casualidad tendría un poco de agua?- Mientras pronunciaba esta última frase, emprendió de nuevo el paso, hasta quedar delante de la puerta, que estaba abierta. Dentro del hogar vio a un hombre con un hacha entre sus manos. Aurora, sorprendida ante este gesto y algo asustada, comenzó a retroceder poco a poco. -No quería molestar, ya... Ya me voy...-
Cómo no, al caminar hacia atrás sin fijarse en lo que había a sus espaldas, tropezó con un trozo grande de madera, y cayó al suelo. Esto hizo que varias tablas apiladas sobre este, se desmoronaran a su vez. La mujer se levantó lo más veloz que pudo, y miró al varón a los ojos. -¡Perdón, perdón! Ahora mismo lo recojo todo.-
Poco a poco apiló de nuevo la madera, y la dejó como estaba antes de hacer ese pequeño estropicio. ¿Quién le mandaba ser tan torpe? Sus piernas le temblaban a causa del miedo que le daba la afilada herramienta que tenía frente a ella. No podía seguir retrocediendo, sería inútil porque probablemente se volvería a caer por culpa del tembleque que se iba apoderando de todo su cuerpo. Sólo podía esperar en el sitio, y rezar para que todo quedase en un susto.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/10/2017
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Re: I'm going to mess this up | Privado |
I want my eyes to see these lights
Había perdido la capacidad para relacionarse con terceros, si bien su trabajo le daba cierta facilidad para entablar conversaciones obvias de cobranza y materiales, tener que buscar charla poco a poco se le tornaba cada vez más difícil. La soledad solía ser placentera, pero le quitaba esas habilidades blandas que había adquirido con el tiempo, con ayuda de su familia, su moral, su cultura, su educación, su capacidad de ponerse en la situación del otro sin ser avasallador. Sinceramente, se convertía en un ser que vivía de recuerdos, claro, si a aquello se le podía llamar vida o tal vez si lo que hacía se podía llamar vivir.
Mantenía entre su mano empuñada aquel hacha, no tenía reales intenciones de buscar pelea, o de atacar, a decir verdad se encontraba entre la duda de que podría hacer un personaje ajeno a sus terrenos, además, a esa hora tan particular. El sol aún no tenía intenciones de salir y la escaza luz que le proporcionaban las velas no era la necesaria como para reconocer algún rostro familiar, aunque ¿Qué rostros familiares tenía en mente? Su padre había muerto, como también así murió el interés por seguir en contacto con el resto de su familia, y ni hablar de la historia que lo limitó detener familia propia ¿Algún comprador? Pero no era la hora adecuada para salir por madera. Frunció el ceño, la paciencia no era una de sus virtudes. Caminó hasta la figura donde se detuvo de golpe al oír la voz temblorosa de una fémina a pasos de la puerta de su cabaña.
Enarcó una de sus cejas y antes de entender sus necesidades, simplemente pensó ¿Qué demonios hacía allí?
Caminó en su dirección, obviando el hecho de que entre sus manos se hallaba el hacha aún, arma que podría ser poderosa en manos posesión experta y ciertamente, él podría defenderse a la perfección con aquel filoso utensilio. Pero fue su reacción quien lo hizo caer en cuanta, como también sintió caer lotes de madera que tenía apilado a un costado de la puerta, para uso propio claramente. Chistó, pero cuando intentó inclinarse para ayudar a la muchacha a ordenar el desastre que había causado observó su abultado vientre y su corazón lo sintió latir en la garganta. Estaba en cinta. Y miles de recuerdos se vinieron a su memoria como si la perdida por la que había atravesad hubiese sido la noche anterior.
Petrificado ante su figura simplemente se quedó allí, casi boquiabierto viendo cómo se inclinaba cada vez que veía un trozo de madera lejos de donde se encontraba en un inicio. Parpadeó un par de veces y saliendo del trance llevó su diestra a la cien intentando calcular las palabras, queriendo hablar y no sentir que se agolpaban a toneladas remembranzas en su mente.
— Deje eso ahí, lo puedo ordenar luego — Algo tarde, pues la fémina ya tenía todo en orden como en un inicio, pero se encontraba aletargado. Dejó el hacha a un costado de su cuerpo, contra una pared cercana para luego alzar las manos casi como si lo estuviesen señalando con un arma — No se asuste señorita, no le haré daño, menos en la condición en la que se encuentra — Sentenció, señalando tan solo con la mirada su figura transformada por una vida que crecía en su interior.
— Verá, está en sus manos al decisión de quedarse o no — Comentó mientras lentamente para no alertara de movimientos bruscos caminó hacía la cocina para abrir el grifo y llenar un vaso con agua, como también encendió el hornillo para calentar un poco más de ésta con el fin de ofrecerle algo más. Se giró para observarla — Puede quedarse, señorita… con su condición no me perdonaría dejarla salir con esta oscuridad —
Caín S. Loughty- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/03/2018
Re: I'm going to mess this up | Privado |
Aurora suspiró del alivio al escuchar las palabras del varón. Parecía que sus intenciones no eran para nada dañinas. Había dejado el hacha a un lado, quedándose así completamente desarmado, sin defensa alguna. Eso a ella le aportaba confianza, ya que además él había decidido no atacarla sin conocerla de nada, cuando había sido la joven la que había invadido su propiedad.
Poco después, el hombre le ofreció refugio mientras llenaba un vaso de agua. No sabía muy bien cómo reaccionar ante esto. Lo había estado pasando muy mal todos estos días, y no quería continuar viviendo de esa manera, pero si se quedaba estaba segura de que esos vampiros la encontrarían de nuevo, y por lo tanto, a él también. No podía perjudicar a nadie más.
-Muchas gracias por su ayuda, pero estoy bien. Tengo un hogar en el centro de París, donde seguramente me estén esperando a estas horas, y si no vuelvo se preocuparán. Sólo me he perdido en el bosque y no sé muy bien cómo salir, si me pudiese indicar la manera de... Volver...- Dijo mientras entraba con aparente tranquilidad a la pequeña casa.
Había mentido. Y por ello esas últimas palabras habían salido titubeantes de su boca. Tenía ganas de llorar y de desahogarse de esta forma. Estaba cargando con demasiadas cosas, y era fuerte como para hacerlo, pero la fortaleza no es infinita, y menos cuando la vida de tu hijo peligra cada vez más. Rezaba todos los días para que su bebé esperase al momento adecuado para venir al mundo.
Quería decir la verdad, poder contarle a alguien lo que le estaba pasando y quitarse ese peso de encima. Su cuerpo lo pedía a gritos. ¿Por qué su vida tenía que ser una mentira constante? No entendía qué había hecho para ello. Ahora mismo habría preferido no tener los conocimientos que poseía acerca de lo sobrenatural. Seguramente de esa manera no estaría metida en tantos líos.
De repente, el sonido de unas uñas arañando madera con tranquilidad fuera de la cabaña, hizo que Aurora se sobresaltase. No se lo podía creer, ¿la habían seguido hasta allí? A continuación, se escucharon unas risas que retumbaron por todo el hogar. Lo que finalmente le confirmó que quien estaba merodeando alrededor de ese lugar era uno de esos chupasangres, fueron varios susurros audibles emitidos por este, en los que pronunciaba una y otra vez el nombre de la mujer con cierto desprecio y repulsión.
La muchacha se tapó la boca con sus manos, y sus ojos dejaron escapar lágrimas de terror. No podía decirle al hombre que se encontraba frente a ella lo que le ocurría. Si no conocía la existencia de esos seres, lo pondría todavía más en peligro, aunque quizás en ese momento ya todo daba igual. Lo importante era sobrevivir, y sobre todo que él no se viese afectado en nada por su culpa.
-No, no... Lo siento mucho... De verdad que lo siento muchísimo... Mantenga la calma, por favor...- Esas fueron las únicas palabras que pudo pronunciar mientras fijaba su mirada en el chico, una mirada que reflejaba miedo y culpabilidad.
Poco después, el hombre le ofreció refugio mientras llenaba un vaso de agua. No sabía muy bien cómo reaccionar ante esto. Lo había estado pasando muy mal todos estos días, y no quería continuar viviendo de esa manera, pero si se quedaba estaba segura de que esos vampiros la encontrarían de nuevo, y por lo tanto, a él también. No podía perjudicar a nadie más.
-Muchas gracias por su ayuda, pero estoy bien. Tengo un hogar en el centro de París, donde seguramente me estén esperando a estas horas, y si no vuelvo se preocuparán. Sólo me he perdido en el bosque y no sé muy bien cómo salir, si me pudiese indicar la manera de... Volver...- Dijo mientras entraba con aparente tranquilidad a la pequeña casa.
Había mentido. Y por ello esas últimas palabras habían salido titubeantes de su boca. Tenía ganas de llorar y de desahogarse de esta forma. Estaba cargando con demasiadas cosas, y era fuerte como para hacerlo, pero la fortaleza no es infinita, y menos cuando la vida de tu hijo peligra cada vez más. Rezaba todos los días para que su bebé esperase al momento adecuado para venir al mundo.
Quería decir la verdad, poder contarle a alguien lo que le estaba pasando y quitarse ese peso de encima. Su cuerpo lo pedía a gritos. ¿Por qué su vida tenía que ser una mentira constante? No entendía qué había hecho para ello. Ahora mismo habría preferido no tener los conocimientos que poseía acerca de lo sobrenatural. Seguramente de esa manera no estaría metida en tantos líos.
De repente, el sonido de unas uñas arañando madera con tranquilidad fuera de la cabaña, hizo que Aurora se sobresaltase. No se lo podía creer, ¿la habían seguido hasta allí? A continuación, se escucharon unas risas que retumbaron por todo el hogar. Lo que finalmente le confirmó que quien estaba merodeando alrededor de ese lugar era uno de esos chupasangres, fueron varios susurros audibles emitidos por este, en los que pronunciaba una y otra vez el nombre de la mujer con cierto desprecio y repulsión.
La muchacha se tapó la boca con sus manos, y sus ojos dejaron escapar lágrimas de terror. No podía decirle al hombre que se encontraba frente a ella lo que le ocurría. Si no conocía la existencia de esos seres, lo pondría todavía más en peligro, aunque quizás en ese momento ya todo daba igual. Lo importante era sobrevivir, y sobre todo que él no se viese afectado en nada por su culpa.
-No, no... Lo siento mucho... De verdad que lo siento muchísimo... Mantenga la calma, por favor...- Esas fueron las únicas palabras que pudo pronunciar mientras fijaba su mirada en el chico, una mirada que reflejaba miedo y culpabilidad.
Aurora Rose- Humano Clase Baja
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Re: I'm going to mess this up | Privado |
Observaba a la muchacha como si nunca antes se hubiese encontrado de frente con una mujer. Pero no era precisamente por aquello, o puede que sí. La soledad autoimpuesta con la cargaba lo traía un poco reacio a las visitas. Pero en esa ocasión al menos con excusa de esta, se trataba netamente por su abultado vientre que sobresalía de su diminuta figura. Estaba en cinta y era completamente imposible no hacerlo viajar en el tiempo, absorbiendo en totalidad su concentración como también, la atención que le estaba fijando a la chica extraña frente a su anatomía. Pero bueno, bajo la negativa de ayuda que ofrecía, tampoco es que tuviese que ponerle mucha atención a sus dichos. En resúmenes, ella simplemente quería salir de allí.
Tronó los dedos de sus manos uno a uno asintiendo a como simplemente responsabilizaba su presencia a “Perderse en el bosque” Observó sus prendas y entendió rápidamente que le mentía. Era un cazador, tenía qué, y o casi por obligación ser atento a los mínimos detalles que se le pusiera frente a las narices. Esta era una de aquellas veces. En las que debía confiar más que nunca en sus instintos y obviamente, no se equivocaba. Pero ¿Quién era él para retar a una muchacha como ella Si tenía familiar y un hogar donde la esperaban, su ayuda ciertamente no sería un acto primordial, lo ideal sería que estuviese a esas horas de las madrugadas descansado y cuidando de aquella criatura que vivía en su interior.
Asintió y haciendo memoria de los rincones que se acomodaban a las lejanías de su cabaña, miró a la joven — Si desea regresar por donde ha llegado, debe salir de acá he ir hacia la izquierda, irá… no sé, tan solo usted sabrá del lugar que viene, y si desea llegar al pueblo más cercano para así localizar a su familia para regresar a su hogar, debe ir por la derecha… son un par de minutos, quizás media hora… no se perderá, es un camino recto. Un poco oscuro, quizás algo tenebroso, pero… es lo único que le puedo ofrecer, a no ser que piense la idea de quedarse al menos esta noche y mañana con luz de día, la podría acompañar— Musitó, manteniendo aún la lejanía que consideraba correspondiendo en ese caso. Caso individual que lo tenía con los roces sociales un poco a la deriva. Desde que su mujer lo había dejado, él jamás tuvo la intención de ser compañero de algún otro personaje. A veces la soledad le era buena amiga, y a esos lazos, no se les traiciona.
Algo lo hizo estar más alerta que nunca y era el ruido ocasionado de forma intencional contra su cabaña. ¿Quiénes podrían ser? Y mientras caminaba hacia la puerta para encarar a los vándalos, la voz de la fémina lo alerto y supo de inmediato el porqué de sus mentiras ¿La seguían? ¿Porque razón? No le preguntó, simplemente frunció el ceño y se acercó hasta ella tomando su delicado y delgado brazo para hacerla caminar hasta la habitación — Quienes demonios son y que hacen acá ¿Eh? — No esperó a que respondiera, ni más faltaba. Simplemente caminó hasta la sala para tomar entre sus manos el hacha y abrir la puerta de sopetón encontrándose casi de frente con un sujeto que sonreía de forma maliciosa.
Su hacha no tardó en romper contra su cuerpo para salpicar de sangre todo entorno. Gruñó, furioso por verse en medio de un asunto que no era el suyo, observando también como el otro sujeto que lo acompañaba salía lejos — ¡Señorita, más le vale venir acá y salir de mi hogar… ese hombre no huyó, fue en busca de otros para terminar con su trabajo! — Alzó la voz, sabiendo que ella lo podría oír. Pero muy pronto se retractó de su actuar — Venga vamos, apure el paso y la podré llevar sana y salva a su hogar — Era casi parte de su trabajo cuidar por los más desvalidos o amedrentados.
Tronó los dedos de sus manos uno a uno asintiendo a como simplemente responsabilizaba su presencia a “Perderse en el bosque” Observó sus prendas y entendió rápidamente que le mentía. Era un cazador, tenía qué, y o casi por obligación ser atento a los mínimos detalles que se le pusiera frente a las narices. Esta era una de aquellas veces. En las que debía confiar más que nunca en sus instintos y obviamente, no se equivocaba. Pero ¿Quién era él para retar a una muchacha como ella Si tenía familiar y un hogar donde la esperaban, su ayuda ciertamente no sería un acto primordial, lo ideal sería que estuviese a esas horas de las madrugadas descansado y cuidando de aquella criatura que vivía en su interior.
Asintió y haciendo memoria de los rincones que se acomodaban a las lejanías de su cabaña, miró a la joven — Si desea regresar por donde ha llegado, debe salir de acá he ir hacia la izquierda, irá… no sé, tan solo usted sabrá del lugar que viene, y si desea llegar al pueblo más cercano para así localizar a su familia para regresar a su hogar, debe ir por la derecha… son un par de minutos, quizás media hora… no se perderá, es un camino recto. Un poco oscuro, quizás algo tenebroso, pero… es lo único que le puedo ofrecer, a no ser que piense la idea de quedarse al menos esta noche y mañana con luz de día, la podría acompañar— Musitó, manteniendo aún la lejanía que consideraba correspondiendo en ese caso. Caso individual que lo tenía con los roces sociales un poco a la deriva. Desde que su mujer lo había dejado, él jamás tuvo la intención de ser compañero de algún otro personaje. A veces la soledad le era buena amiga, y a esos lazos, no se les traiciona.
Algo lo hizo estar más alerta que nunca y era el ruido ocasionado de forma intencional contra su cabaña. ¿Quiénes podrían ser? Y mientras caminaba hacia la puerta para encarar a los vándalos, la voz de la fémina lo alerto y supo de inmediato el porqué de sus mentiras ¿La seguían? ¿Porque razón? No le preguntó, simplemente frunció el ceño y se acercó hasta ella tomando su delicado y delgado brazo para hacerla caminar hasta la habitación — Quienes demonios son y que hacen acá ¿Eh? — No esperó a que respondiera, ni más faltaba. Simplemente caminó hasta la sala para tomar entre sus manos el hacha y abrir la puerta de sopetón encontrándose casi de frente con un sujeto que sonreía de forma maliciosa.
Su hacha no tardó en romper contra su cuerpo para salpicar de sangre todo entorno. Gruñó, furioso por verse en medio de un asunto que no era el suyo, observando también como el otro sujeto que lo acompañaba salía lejos — ¡Señorita, más le vale venir acá y salir de mi hogar… ese hombre no huyó, fue en busca de otros para terminar con su trabajo! — Alzó la voz, sabiendo que ella lo podría oír. Pero muy pronto se retractó de su actuar — Venga vamos, apure el paso y la podré llevar sana y salva a su hogar — Era casi parte de su trabajo cuidar por los más desvalidos o amedrentados.
Caín S. Loughty- Cazador Clase Media
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