AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Donde fuimos invencibles (privado)
Los días en los que Khayla luchaba por su vida, fueron remitiendo con la llegada de su hijo Niord al mundo. El pequeño nació sano, la madre superó el dificultoso parto y el orgulloso padre no se quedó viudo como era de prever. La rehabilitación de la guerrera no cesó, pero no era tan imperativa como antes de dar a luz, no necesitaba estar tan fuerte para superar el trance y se lo tomó con más calma, alternaba los cuidados de Niord con su entrenamiento.
Pasados los primeros meses, se instaló en su hogar una rutina casera muy agradable, algo que ninguno de ambos esperaba experimentar alguna vez y a pesar de lo inquieta que era la finlandesa, disfrutaba de los ratos de relax, de una buena siesta después de comer, de sentarse los tres en el sofá por la noche al calor de la lumbre… Lund se marchaba a las misiones que le tocasen, como siempre, y Khayla a veces se acercaba al patio de armas y probaba con el arco, ya que cuerpo a cuerpo o con espada lo tendría complicado. El arco nunca había sido su arma favorita pero si quería seguir siendo útil a la causa practicaría hasta ser la mejor arquera, le costaba sujetarlo con fuerza porque los tendones de la mano no le respondían bien, pero las dificultades nunca habían supuesto la rendición de Khayla, ni lo serían ahora.
Esa mañana Danielle y Ulf los mandaron llamar a ambos y en la sala del consejo en el castillo, frente al mapa de Noruega dispuesto sobre la mesa, los esperaron. La pirata les explicó que debían marcharse y el motivo por el cual lo harían, dejando Akershus en sus manos. Les recomendaron quedarse en el castillo, así estarían más accesibles para aquellos que buscasen a la voz de mando, y el pequeño Niord estaría bien atendido hasta que regresasen. Era una gran responsabilidad la que deberían asumir, Llevar Akershus no era ninguna tontería y ellos dos eran buenos soldados, pero eso era muy distinto de ser los líderes de una nación rebelde.
Al principio se quedaron algo estupefactos, estaban acostumbrados a mandar en el ejército pero cuando Höor se ausentaba siempre estaba ahí Ulf y si no, la pirata que últimamente había sido la que recogía ese indigesto testigo. Ahora les iba a tocar a ellos dar respuesta a cualquier cuestión en el bastión libre, desde una cuestión cotidiana a cualquier ataque o problema que pudieran sufrir. La flota se quedaría en Akershus, a la espera de órdenes por su parte si debían izar velas hacia algún lugar o reventar a cañonazos a quien osara acercarse.
Pasados los primeros meses, se instaló en su hogar una rutina casera muy agradable, algo que ninguno de ambos esperaba experimentar alguna vez y a pesar de lo inquieta que era la finlandesa, disfrutaba de los ratos de relax, de una buena siesta después de comer, de sentarse los tres en el sofá por la noche al calor de la lumbre… Lund se marchaba a las misiones que le tocasen, como siempre, y Khayla a veces se acercaba al patio de armas y probaba con el arco, ya que cuerpo a cuerpo o con espada lo tendría complicado. El arco nunca había sido su arma favorita pero si quería seguir siendo útil a la causa practicaría hasta ser la mejor arquera, le costaba sujetarlo con fuerza porque los tendones de la mano no le respondían bien, pero las dificultades nunca habían supuesto la rendición de Khayla, ni lo serían ahora.
Esa mañana Danielle y Ulf los mandaron llamar a ambos y en la sala del consejo en el castillo, frente al mapa de Noruega dispuesto sobre la mesa, los esperaron. La pirata les explicó que debían marcharse y el motivo por el cual lo harían, dejando Akershus en sus manos. Les recomendaron quedarse en el castillo, así estarían más accesibles para aquellos que buscasen a la voz de mando, y el pequeño Niord estaría bien atendido hasta que regresasen. Era una gran responsabilidad la que deberían asumir, Llevar Akershus no era ninguna tontería y ellos dos eran buenos soldados, pero eso era muy distinto de ser los líderes de una nación rebelde.
Al principio se quedaron algo estupefactos, estaban acostumbrados a mandar en el ejército pero cuando Höor se ausentaba siempre estaba ahí Ulf y si no, la pirata que últimamente había sido la que recogía ese indigesto testigo. Ahora les iba a tocar a ellos dar respuesta a cualquier cuestión en el bastión libre, desde una cuestión cotidiana a cualquier ataque o problema que pudieran sufrir. La flota se quedaría en Akershus, a la espera de órdenes por su parte si debían izar velas hacia algún lugar o reventar a cañonazos a quien osara acercarse.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Khayla había traído al mundo a un guerrero, en el veía su espíritu, pataleaba enérgico en la cuna que yo mismo había construido para él. Enganchado al pecho de mi mujer enredaba su manita en los dorados rizos de esta que se columpiaba en la mecedora de nuestra habitación recién levantada y con una preciosa sonrisa en sus labios pintada.
Sinceramente no creí que algún día podría sentirme tan pleno, pero ahora tenia mi propia familia, las cosas nos iban bien y si era cierto que la lucha de mi mujer no había terminado, tras el parto las cosas se habían calmado los dioses nos habían favorecido.
Una esclava se encargaba de limpiar nuestra casa y cuidaba a Niord cuando Khayla necesitaba entrenar en el patio de armas. Le costaba aun mantenerse en pie y mas aun aferrar la espada, pero últimamente manejaba el arco con bastante maña.
Yo seguía con mis habituales misiones, así que en un principio cuando Ulf me hizo llamar no me pareció extraño, seguramente alguna revuelta en alguna aldea tendría que parar, mas cuando el muchacho me pidió que llevara a Khayla que también estaba convocada fue cuando supe que algo grave pasaba.
Ambos nos presentamos en el gran salón, Dani y Ulf estaban allí, como siempre discutiendo sobre lo que acontecía en Akershus.
-¿Que pasa? -pregunté dandole una palmada en la espalda al lobo.
-¿Te deja dormir el mocoso? -me preguntó riéndose.
-A mi si, a la que no le da tregua es a su madre, no ves la mala cara que pone -bromeé esquivando un jarrón que mi esposa casi me estampa en la cabeza.
Los tres estallamos en carcajadas mientras Dani, mas sobria miraba la escena con el ceño fruncido dispuesta a empezar el tema dispuesto.
-¿es que esta mal follada? -apuntó Ulf burlándose de ella.
Dani y yo no manteníamos una relación muy fluida, lo justo, ella me mandaba las misiones y yo las efectuaba sin preguntas ni quejas, supongo que no es que existiera ya a estas alturas ningún resentimiento, simplemente no me sentía "cómodo" con ella.
Sinceramente no creí que algún día podría sentirme tan pleno, pero ahora tenia mi propia familia, las cosas nos iban bien y si era cierto que la lucha de mi mujer no había terminado, tras el parto las cosas se habían calmado los dioses nos habían favorecido.
Una esclava se encargaba de limpiar nuestra casa y cuidaba a Niord cuando Khayla necesitaba entrenar en el patio de armas. Le costaba aun mantenerse en pie y mas aun aferrar la espada, pero últimamente manejaba el arco con bastante maña.
Yo seguía con mis habituales misiones, así que en un principio cuando Ulf me hizo llamar no me pareció extraño, seguramente alguna revuelta en alguna aldea tendría que parar, mas cuando el muchacho me pidió que llevara a Khayla que también estaba convocada fue cuando supe que algo grave pasaba.
Ambos nos presentamos en el gran salón, Dani y Ulf estaban allí, como siempre discutiendo sobre lo que acontecía en Akershus.
-¿Que pasa? -pregunté dandole una palmada en la espalda al lobo.
-¿Te deja dormir el mocoso? -me preguntó riéndose.
-A mi si, a la que no le da tregua es a su madre, no ves la mala cara que pone -bromeé esquivando un jarrón que mi esposa casi me estampa en la cabeza.
Los tres estallamos en carcajadas mientras Dani, mas sobria miraba la escena con el ceño fruncido dispuesta a empezar el tema dispuesto.
-¿es que esta mal follada? -apuntó Ulf burlándose de ella.
Dani y yo no manteníamos una relación muy fluida, lo justo, ella me mandaba las misiones y yo las efectuaba sin preguntas ni quejas, supongo que no es que existiera ya a estas alturas ningún resentimiento, simplemente no me sentía "cómodo" con ella.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Dani le frunció el ceño a Ulf, bien sabía él que desde que Höor se fue no follaba con nadie, y que él al menos siempre tendría a su mujer consigo para dormir juntos. Lo que la mayoría de esa gente no entendía es que el liderazgo comportaba soledad, sacrificio y mucho aguante, porque raras serían las veces que les lloverían palmaditas en la espalda, y muchas las que las caras serían largas y los dedos acusadores.
Por eso los pocos momentos de tranquilidad que a veces conseguían los valoraban mucho, aunque a ojos de los demás ella siempre estuviera fuera de lugar en Akershus. Las cosas con Lund no iban ni bien mal, se limitaban a hablar de trabajo, igual que con Khayla, aunque a ella solía preguntarle por su salud y por su hijo, y estaba bien que fuera asi, no era necesario ser muy amigos de nuevo porque estaba claro que siempre existiría una brecha invisible.
Señaló varios puntos en el mapa y se recompuso rápidamente, su estrategia siempre era la misma, hablar de trabajo, de algo práctico y obviar los comentarios dañinos.
— Aquí y aquí se detectó un fallo en la estructura de las murallas, ya hay tres equipos trabajando, pero deberían redoblarse, cuanto antes de acaben los arreglos mejor.— sacó la llave de la caja de caudales y se la puso en la mano a Lund.— ahí está el dinero reservado por partidas y ya he dejado estas cartas de pago con mi firma, están en blanco, úsalas como sea conveniente. Tienes a la Reina Ana en puerto y al Avenger y el Inferno amarrados en la línea de frontera, están avisados que tanto vosotros dos como Atharal, si dais las orden, navegarán o dispararán, ahora estáis al mando, pero ante la duda, confiad en los capitanes, saben lo que se hacen.
Sacó también una relación de documentos que les había preparado para que lo tuvieran todo claro y no les pudieran engañar.
— Los escribas os ayudarán, el contable también está al tanto y desde que el otro perdió la oreja y la vida, dudo que tengan ganas de meter la mano en la caja. Aquí está lo que necesitáis y… mucha suerte. A diario vendrán a buscaros con todo tipo de peticiones, disputas y problemas. Akershus no es sólo sangre y acero, confiamos en vosotros.
Por eso los pocos momentos de tranquilidad que a veces conseguían los valoraban mucho, aunque a ojos de los demás ella siempre estuviera fuera de lugar en Akershus. Las cosas con Lund no iban ni bien mal, se limitaban a hablar de trabajo, igual que con Khayla, aunque a ella solía preguntarle por su salud y por su hijo, y estaba bien que fuera asi, no era necesario ser muy amigos de nuevo porque estaba claro que siempre existiría una brecha invisible.
Señaló varios puntos en el mapa y se recompuso rápidamente, su estrategia siempre era la misma, hablar de trabajo, de algo práctico y obviar los comentarios dañinos.
— Aquí y aquí se detectó un fallo en la estructura de las murallas, ya hay tres equipos trabajando, pero deberían redoblarse, cuanto antes de acaben los arreglos mejor.— sacó la llave de la caja de caudales y se la puso en la mano a Lund.— ahí está el dinero reservado por partidas y ya he dejado estas cartas de pago con mi firma, están en blanco, úsalas como sea conveniente. Tienes a la Reina Ana en puerto y al Avenger y el Inferno amarrados en la línea de frontera, están avisados que tanto vosotros dos como Atharal, si dais las orden, navegarán o dispararán, ahora estáis al mando, pero ante la duda, confiad en los capitanes, saben lo que se hacen.
Sacó también una relación de documentos que les había preparado para que lo tuvieran todo claro y no les pudieran engañar.
— Los escribas os ayudarán, el contable también está al tanto y desde que el otro perdió la oreja y la vida, dudo que tengan ganas de meter la mano en la caja. Aquí está lo que necesitáis y… mucha suerte. A diario vendrán a buscaros con todo tipo de peticiones, disputas y problemas. Akershus no es sólo sangre y acero, confiamos en vosotros.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Dejé escapar el aire de forma pesada por mis labios, no era un hombre de añadir problemas donde ya los había pero no pensaba que fuera el mejor momento para que tanto ella como Ulf sacaran sus culos de Akershus.
-¿Esta al tanto Höor de esto? -pregunté elevando la mirada de los documentos y clavándola en la de Ulf que se limitó a encogerse de hombros antes de tomar la palabra.
-Los dioses han reclamado a Dani para una misión de vital importancia ¿quien somos nosotros amigo para enfrentar sus designios?, tendrás que apañártelas con lo que hay Lund. Lo harás bien, tu y Kahyla estáis preparados para esto.
Las palabras de mi amigo y general eran claras, no así lo que yo imaginaba pasaría.
-Sabes que Randulf aprovechará la marcha de Höor, lo ha hecho siempre -clavé mi dedo en la frontera -Atharal esta solucionando aquí unos problemas, no volverá aquí hasta dentro de una semana, consigo se ha llevado a los hombres mas preparados, y aquí quedan soldados. Los barcos no esgrimen espadas y su tripulación esta compuesta por marineros, proteger las murallas es fundamental.
Mis ojos fueron ahora a los mares de Danielle y una ladeada sonrisa se pintó en mi rostro.
-Ben viaje, a fin de cuentas ¿que puede ir mal? -bromeé cogiendo los documentos para ponerme a trabajar en ellos.
Ulf me dio una palmada en el hombro antes de salir del gran salón bromeando con mi mujer sobre los designios de los dioses. Al parecer Thor les daría una buena travesía.
-Dile al dios del trueno que asegure nuestras murallas, ya que se pone -bromeé a voz en grito mientras este pasaba su brazo por el cuello de mi mujer y besaba su mejilla y yo negaba riéndome.
-Quitale tu brazo peludo de encima -dije a carcajadas mientras Ulf me sacaba el dedo de en medio y seguía su camino para preparar sus cosas para el viaje.*
Khayla no veía la necesidad de mudarse al castillo, pero una vez salieron del despacho les persiguieron un montón de escribas, el contable, el ama de llaves, el maestro armero… todos con peticiones, problemas y cosas que había que resolver. Pasaron al menos dos horas hasta que entre los dos los pudieron despachar.
— pffff… ¿y esto es asi todos los días? Entonces creo que sí sería conveniente venir aquí, así de paso estaré más cerca del patio de entrenamiento. Ve a las murallas y acabemos cuanto antes ese trabajo, será lo único que nos separe de Randulf si no tenemos a los refuerzos. Yo mandaré formar a la guardia y reorganizaré las defensas por si acaso.
El primer día de trabajo fue intenso y algunas cosas se les escaparon, como era normal, pero Dani lo había dejado todo muy organizado y muy claro, así que eso redujo el caos y el impacto del cambio de mando. Caída la noche, todos los niños Cannif junto con los Tollak y sus cuidadores, cenaron con ellos en el Gran Salón, ahora eran los Arund los que ocupaban el castillo y de esa forma se hacían las cosas por allí.
-¿Esta al tanto Höor de esto? -pregunté elevando la mirada de los documentos y clavándola en la de Ulf que se limitó a encogerse de hombros antes de tomar la palabra.
-Los dioses han reclamado a Dani para una misión de vital importancia ¿quien somos nosotros amigo para enfrentar sus designios?, tendrás que apañártelas con lo que hay Lund. Lo harás bien, tu y Kahyla estáis preparados para esto.
Las palabras de mi amigo y general eran claras, no así lo que yo imaginaba pasaría.
-Sabes que Randulf aprovechará la marcha de Höor, lo ha hecho siempre -clavé mi dedo en la frontera -Atharal esta solucionando aquí unos problemas, no volverá aquí hasta dentro de una semana, consigo se ha llevado a los hombres mas preparados, y aquí quedan soldados. Los barcos no esgrimen espadas y su tripulación esta compuesta por marineros, proteger las murallas es fundamental.
Mis ojos fueron ahora a los mares de Danielle y una ladeada sonrisa se pintó en mi rostro.
-Ben viaje, a fin de cuentas ¿que puede ir mal? -bromeé cogiendo los documentos para ponerme a trabajar en ellos.
Ulf me dio una palmada en el hombro antes de salir del gran salón bromeando con mi mujer sobre los designios de los dioses. Al parecer Thor les daría una buena travesía.
-Dile al dios del trueno que asegure nuestras murallas, ya que se pone -bromeé a voz en grito mientras este pasaba su brazo por el cuello de mi mujer y besaba su mejilla y yo negaba riéndome.
-Quitale tu brazo peludo de encima -dije a carcajadas mientras Ulf me sacaba el dedo de en medio y seguía su camino para preparar sus cosas para el viaje.*
Khayla no veía la necesidad de mudarse al castillo, pero una vez salieron del despacho les persiguieron un montón de escribas, el contable, el ama de llaves, el maestro armero… todos con peticiones, problemas y cosas que había que resolver. Pasaron al menos dos horas hasta que entre los dos los pudieron despachar.
— pffff… ¿y esto es asi todos los días? Entonces creo que sí sería conveniente venir aquí, así de paso estaré más cerca del patio de entrenamiento. Ve a las murallas y acabemos cuanto antes ese trabajo, será lo único que nos separe de Randulf si no tenemos a los refuerzos. Yo mandaré formar a la guardia y reorganizaré las defensas por si acaso.
El primer día de trabajo fue intenso y algunas cosas se les escaparon, como era normal, pero Dani lo había dejado todo muy organizado y muy claro, así que eso redujo el caos y el impacto del cambio de mando. Caída la noche, todos los niños Cannif junto con los Tollak y sus cuidadores, cenaron con ellos en el Gran Salón, ahora eran los Arund los que ocupaban el castillo y de esa forma se hacían las cosas por allí.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Los siguientes dos o tres días fueron relativamente tranquilos, montañas de trabajo, mucha gente buscando consejo, o soluciones a sus problemas propios, zanjar disputas o pedir algo. La vida en Akershus no podía parar porque Höor o Dani no estuvieran, así que pudieron comprobar de primera mano que antes de juzgar es mejor verse en la situación y entender qué lleva a otro a actuar como lo hace. A Khayla no le gustaba en absoluto tener que mediar en disputas comerciales o de tierras, en valorar la conveniencia o no de cambiar un trozo de suelo podrido en una ala del castillo o revisar el presupuesto de cocina porque había algún agujero. En esos días su opinión sobre la inglesa pasó a ser de otro modo. Si antes la consideraba una oportunista, una extranjera con el capricho de quedarse un título nobiliario o algo así… ahora se daba cuenta que nada de eso compensaba lo que día a día tenía que tragarse la rubia.*
Los días en Akershus eran caóticos, aunque teníamos que reconocer que funcionaba como un engranaje perfecto, la ausencia de Höor, Dani, Ulf y Giuliana se notaba en exceso.
Khayla acogía cada día miles de disputas en el salón del trono, trataba de dar soluciones justas pero la paciencia nunca fue el fuerte de la vikinga que ademas tenía que ocuparse no solo de su recuperación, si no también del hijo que teníamos en común y que aun era muy pequeño.
Yo me ocupaba de los soldados, de los entrenamientos, de que los turnos de vigía en las murallas no cesaran y de enviar partidas de caza así como zapadores que pudieran tener información sobre los movimientos del escocido de Randulf.
La preocupación se fue instalando en mi y varios de los hombres al ver que aquellos hombres enviados para comprobar el estado de las fronteras no volvieron, algo estaba pasando y se nos estaba escapando.
Me adentré en el salón donde Khayla escuchaba a un par de granjeros discutir por un palmo de tierra, de un gruñido los hice salir de la estancia clavando mis ojos en los de la guerrera.
-Algo va mal, he enviado montaraces para controlar el terreno, la zona boscosa que por su espesor es imposible mantener bien controlada desde las almenas y hace ya varias lunas que partieron y no han vuelto, n han enviado cuervo alguno, pasa algo.
Ella iba a responder cuando dos de los hombres entraron en la sala con uno de los zapadores malherido, este se desplomó en el suelo casi inerte y ante la estupefacción de todos dijo un "Nos atacan"
Escuchamos los rugidos del exterior, los cuernos rugir y los soldados correr por el patio de armas para armarse.*
Khayla corrió como pudo hasta la torre del homenaje y desde lo alto se hizo una composición del panorama…era mucho peor de lo que pensaba. Hordas y hordas de soldados del rey se apostaban entre Akershus y las montañas. En el horizonte despuntaban varias naves cañoneras que tratarían de tomar la bahía. La noticia de que Höor se había marchado y después Morgan, le había servido a randulf como gatillo que desencadenaría la caída del bastión rebelde. Apretó los dientes y escupió en el suelo maldiciendo a ese hijo del mal. Si creía que Akershus caería, iba dado, plantarían batalla hasta la muerte, porque aunque Höor fuera el alma de la ciudad, todos los demás sentían su tierra como suya, su causa como la propia y no cederían ni un centímetro de su libertad al tirano.
— Cerrad los portones!!! A las almenas todos los arqueros!! mujeres, niños y ancianos a las cuevas por el sótano!!!
Los días en Akershus eran caóticos, aunque teníamos que reconocer que funcionaba como un engranaje perfecto, la ausencia de Höor, Dani, Ulf y Giuliana se notaba en exceso.
Khayla acogía cada día miles de disputas en el salón del trono, trataba de dar soluciones justas pero la paciencia nunca fue el fuerte de la vikinga que ademas tenía que ocuparse no solo de su recuperación, si no también del hijo que teníamos en común y que aun era muy pequeño.
Yo me ocupaba de los soldados, de los entrenamientos, de que los turnos de vigía en las murallas no cesaran y de enviar partidas de caza así como zapadores que pudieran tener información sobre los movimientos del escocido de Randulf.
La preocupación se fue instalando en mi y varios de los hombres al ver que aquellos hombres enviados para comprobar el estado de las fronteras no volvieron, algo estaba pasando y se nos estaba escapando.
Me adentré en el salón donde Khayla escuchaba a un par de granjeros discutir por un palmo de tierra, de un gruñido los hice salir de la estancia clavando mis ojos en los de la guerrera.
-Algo va mal, he enviado montaraces para controlar el terreno, la zona boscosa que por su espesor es imposible mantener bien controlada desde las almenas y hace ya varias lunas que partieron y no han vuelto, n han enviado cuervo alguno, pasa algo.
Ella iba a responder cuando dos de los hombres entraron en la sala con uno de los zapadores malherido, este se desplomó en el suelo casi inerte y ante la estupefacción de todos dijo un "Nos atacan"
Escuchamos los rugidos del exterior, los cuernos rugir y los soldados correr por el patio de armas para armarse.*
Khayla corrió como pudo hasta la torre del homenaje y desde lo alto se hizo una composición del panorama…era mucho peor de lo que pensaba. Hordas y hordas de soldados del rey se apostaban entre Akershus y las montañas. En el horizonte despuntaban varias naves cañoneras que tratarían de tomar la bahía. La noticia de que Höor se había marchado y después Morgan, le había servido a randulf como gatillo que desencadenaría la caída del bastión rebelde. Apretó los dientes y escupió en el suelo maldiciendo a ese hijo del mal. Si creía que Akershus caería, iba dado, plantarían batalla hasta la muerte, porque aunque Höor fuera el alma de la ciudad, todos los demás sentían su tierra como suya, su causa como la propia y no cederían ni un centímetro de su libertad al tirano.
— Cerrad los portones!!! A las almenas todos los arqueros!! mujeres, niños y ancianos a las cuevas por el sótano!!!
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Mandaron al personal más vulnerable a refugiarse en las cavernas bajo el castillo, allí el fuego y las flechas no los alcanzarían, y en la superficie combatirían todos aquellos preparados para hacerlo y todos los que pudieran ayudar llevando y trayendo armas, etc. El caos cundió por la ciudad como la pólvora, y también fue ésta la que comenzó a atronar cuando la Verga de Satán dio matarile a una goleta que pretendía atravesar sus filas.
Quedaban aún varias horas para el anochecer y Akershus era un hervidero, tratando de reorganizar las defensas, que aunque estaba todo bastante bien previsto, les había pillado por sorpresa.*
Varias escuderas guiaron a los niños y a sus cuidadoras por los pasillos de las bodegas, trataríamos de mantenerlos a salvo, pero de caer Akershus era necesario asegurar la vida de estos.
Nuestro bebe iba en brazos de Orn que aunque se había empeñado en pelear a nuestro lado al final cedido pues le dije que necesitaba a alguien que protegiera a los infantes que ni siquiera andaban.
Los arqueros se prepararon en las almenas, Khayla guiaría el ataque desde ellas mientras yo abajo junto a Stan, Sloan y unos cuantos hombres mas protegeríamos el portón.
-¡Bajad el rastrillo! -ordené de un gruñido.
El golpe de acero contra los escudos era atronador, los dos ejercitos estábamos preparados para el enfrentamiento, uno que cambiaría el rumbo de la historia de Akershus.
Lluvia de flechas nos obligó a lazar escudos, primero era invisible como una fina lluvia de otoño, llevándose a muchos de nosotros, pero después el fuego surcó el cielo, prendidas las flechas si bien fueron previstas y evitadas por los escudos los almacenes de grano no corrieron la misma suerte que nosotros.
El ariete golpeaba el porton desde el otro lado, unos cuantos hombres apuntalaban la puerta.
-Aguantad -Rugí mientras los granjeros luchaban contra las llamas que apenas comenzaban*
Stan corrió por el patio de armas acompañado de Sloan para apuntalar el portón mientras los aldeanos clavaban maderos de gran resistencia en el suelo para evitar que el ariete la rompiera. La fuerza del oso era descomunal, como la de tres hombres y apretando los dientes aguantó la embestida del tronco con cabeza de cabra satánica que tenía Randulf por ariete.
— Fíjate si es impotente que necesita que otros empujen su palo por él!! Seguro que ni se la encuentra para mear!!.— El escocés no podía dejar el humor a un lado, eso siempre levantaba el humor de las tropas.— Randulf cabrón!!!! Empuja fuerte la madera que es lo único que sabes empujar!!!
Algunos hombres sonrieron entre dientes por el descaro del moreno con faldas, y siguieron aprovisionando a los arqueros para devolver la lluvia de proyectiles. Estaban calentando brea para hacerla salir por las gárgolas de la fachada cuando alguien dio la voz de alarma de que los silos de trigo se estaban quemando. Hicieron salir de las cuevas a algunas mujeres y hombres mayores para hacer una cadena y apagarlos con cubos de agua. El pequeño Sirius levantó la voz, él quería ir a ayudar, pero Orn lo tenía agarrado.*
Quedaban aún varias horas para el anochecer y Akershus era un hervidero, tratando de reorganizar las defensas, que aunque estaba todo bastante bien previsto, les había pillado por sorpresa.*
Varias escuderas guiaron a los niños y a sus cuidadoras por los pasillos de las bodegas, trataríamos de mantenerlos a salvo, pero de caer Akershus era necesario asegurar la vida de estos.
Nuestro bebe iba en brazos de Orn que aunque se había empeñado en pelear a nuestro lado al final cedido pues le dije que necesitaba a alguien que protegiera a los infantes que ni siquiera andaban.
Los arqueros se prepararon en las almenas, Khayla guiaría el ataque desde ellas mientras yo abajo junto a Stan, Sloan y unos cuantos hombres mas protegeríamos el portón.
-¡Bajad el rastrillo! -ordené de un gruñido.
El golpe de acero contra los escudos era atronador, los dos ejercitos estábamos preparados para el enfrentamiento, uno que cambiaría el rumbo de la historia de Akershus.
Lluvia de flechas nos obligó a lazar escudos, primero era invisible como una fina lluvia de otoño, llevándose a muchos de nosotros, pero después el fuego surcó el cielo, prendidas las flechas si bien fueron previstas y evitadas por los escudos los almacenes de grano no corrieron la misma suerte que nosotros.
El ariete golpeaba el porton desde el otro lado, unos cuantos hombres apuntalaban la puerta.
-Aguantad -Rugí mientras los granjeros luchaban contra las llamas que apenas comenzaban*
Stan corrió por el patio de armas acompañado de Sloan para apuntalar el portón mientras los aldeanos clavaban maderos de gran resistencia en el suelo para evitar que el ariete la rompiera. La fuerza del oso era descomunal, como la de tres hombres y apretando los dientes aguantó la embestida del tronco con cabeza de cabra satánica que tenía Randulf por ariete.
— Fíjate si es impotente que necesita que otros empujen su palo por él!! Seguro que ni se la encuentra para mear!!.— El escocés no podía dejar el humor a un lado, eso siempre levantaba el humor de las tropas.— Randulf cabrón!!!! Empuja fuerte la madera que es lo único que sabes empujar!!!
Algunos hombres sonrieron entre dientes por el descaro del moreno con faldas, y siguieron aprovisionando a los arqueros para devolver la lluvia de proyectiles. Estaban calentando brea para hacerla salir por las gárgolas de la fachada cuando alguien dio la voz de alarma de que los silos de trigo se estaban quemando. Hicieron salir de las cuevas a algunas mujeres y hombres mayores para hacer una cadena y apagarlos con cubos de agua. El pequeño Sirius levantó la voz, él quería ir a ayudar, pero Orn lo tenía agarrado.*
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Gilmore no sabía luchar, pero ante la desesperación existente, corrió para ayudar a Akershus. Era joven y sano pero incapaz de sujetar un arma, le temblaban las piernas, Sloan al lado de su padre echó atrás la mirada a captar su olor, si hasta ahí se reía de las ocurrencias del oso secundandolas, la sonrisa se le borró al ver al cambiante caballo al que siempre protegió fuera de las bodegas.
Este cogía un cubo y lo rellenaba en el pozo para ir pasándolo a la cadena humana de mujeres y ancianos que colaboraban por no perder el sustento que tenían para pasar el invierno.
El patio de armas era un infierno, ruidos de tambores al otro lado y las bestias que Randulf había creado empezaban a subir por los muros sin necesidad de escalinatas, solo las flechas les daban muerte enviándolos de nuevo al suelo, pero eran de inmediato sustituidos por otros, varios empezaban a adentrarse tras los muros produciendo estragos.
-Padre -fue la primera vez que usó esa palabra -he de ir a ayudar
Esperaba que pudiera con el portón porque sin pedir permiso soltó la puerta y otro lo sustituyó.
Sloan salió corriendo hacía el centro del patio mientras desenvainaba la espada para proteger a aquellos que luchaban contra el fuego que se extendía sin remedio.*
En el puerto La Reina Ana había virado a sotavento encarando el cañón de proa al grueso del ejército que Randulf tenía cerca de la puerta. A la orden del capitán en funciones la vieja reina disparó proyectiles y metralla abatiendo a muchos de los que portaban el ariete. No podían disparar balas de cañón porque podrían darle a la puerta y reventar el acceso dejando libre la entrada a los enemigos. El Inferno y el Avenger batallaban ladeados con sus baterías de cañones contra todas las naves que se aproximaban, no iban a ceder ni un centímetro de la línea de costa a esos barraganes. Los barcos pesqueros y las flota menor también disparaban mosquetones, cañones de mano y bombardas, el aire se llenaba de sonidos de guerra atronadores, mezclados con cuernos, rugidos, gritos y explosiones. Sin duda el dios del trueno estaría escuchando la sinfonía del metal observando a los suyos desde Asgard. No se podía posicionar por ningún bando pues todos ellos decían respetar sus creencias, pero ciertamente los rebeldes le producían una punzada de orgullo.
Khayla desde la torre dirigía las fuerzas a un lado y a otro, teniendo una vista general de lo que estaba pasando alrededor de las murallas. El fuego de los graneros se extendió con rapidez, era preciso apagarlo o en el caso de salir de ese entuerto no tendrían qué llevarse a la boca en los meses venideros. Una oleada de caballería pesada se apostó en la muralla sur, llevaban como unas empalizadas que había que montar y arrastrar, su idea era acercarlas a las murallas y que cientos de hombres trepasen por ellas. Agarró un arco de tejo, prendió la flecha en brea candente y disparó, haciendo arder el cuero que recubría una de ellas. Repitió la operación acertando en otra, pero para hacerlas arder haría falta mucho más que eso. La situación comenzaba a ser desbordante.*
Este cogía un cubo y lo rellenaba en el pozo para ir pasándolo a la cadena humana de mujeres y ancianos que colaboraban por no perder el sustento que tenían para pasar el invierno.
El patio de armas era un infierno, ruidos de tambores al otro lado y las bestias que Randulf había creado empezaban a subir por los muros sin necesidad de escalinatas, solo las flechas les daban muerte enviándolos de nuevo al suelo, pero eran de inmediato sustituidos por otros, varios empezaban a adentrarse tras los muros produciendo estragos.
-Padre -fue la primera vez que usó esa palabra -he de ir a ayudar
Esperaba que pudiera con el portón porque sin pedir permiso soltó la puerta y otro lo sustituyó.
Sloan salió corriendo hacía el centro del patio mientras desenvainaba la espada para proteger a aquellos que luchaban contra el fuego que se extendía sin remedio.*
En el puerto La Reina Ana había virado a sotavento encarando el cañón de proa al grueso del ejército que Randulf tenía cerca de la puerta. A la orden del capitán en funciones la vieja reina disparó proyectiles y metralla abatiendo a muchos de los que portaban el ariete. No podían disparar balas de cañón porque podrían darle a la puerta y reventar el acceso dejando libre la entrada a los enemigos. El Inferno y el Avenger batallaban ladeados con sus baterías de cañones contra todas las naves que se aproximaban, no iban a ceder ni un centímetro de la línea de costa a esos barraganes. Los barcos pesqueros y las flota menor también disparaban mosquetones, cañones de mano y bombardas, el aire se llenaba de sonidos de guerra atronadores, mezclados con cuernos, rugidos, gritos y explosiones. Sin duda el dios del trueno estaría escuchando la sinfonía del metal observando a los suyos desde Asgard. No se podía posicionar por ningún bando pues todos ellos decían respetar sus creencias, pero ciertamente los rebeldes le producían una punzada de orgullo.
Khayla desde la torre dirigía las fuerzas a un lado y a otro, teniendo una vista general de lo que estaba pasando alrededor de las murallas. El fuego de los graneros se extendió con rapidez, era preciso apagarlo o en el caso de salir de ese entuerto no tendrían qué llevarse a la boca en los meses venideros. Una oleada de caballería pesada se apostó en la muralla sur, llevaban como unas empalizadas que había que montar y arrastrar, su idea era acercarlas a las murallas y que cientos de hombres trepasen por ellas. Agarró un arco de tejo, prendió la flecha en brea candente y disparó, haciendo arder el cuero que recubría una de ellas. Repitió la operación acertando en otra, pero para hacerlas arder haría falta mucho más que eso. La situación comenzaba a ser desbordante.*
Gilmore- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/11/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Humo, el patio de armas se había infestado de oscuridad, apenas la gente veía que hacia para combatir las llamas rojas que abrasaban alzándose imbatibles sobre sus cuerpos. Los rostros cargados de hollín y los cubos que no parecían ser suficientes para combatir aquello que los estaba dejando sin alimento y que de seguir así, también se cobraría sus vidas.
Como si Thor estuviera con ellos, como si se apiadara de su desdicha, los cielos se oscurecieron, truenos y relámpagos iluminaron el norte de forma voraz y una lluvia intensa calló sobre Akershus llevándose con ellas todo rastro infernal.
En medio de la plaza un niño con los brazos apuntando al cielo, sus ojos eran naranjas, Sirius había conseguido escapar del agarre de su hermano y ahora acababa de salvar a todos y cada uno de aquellos adultos que luchaban con valor por mantener Akershus en pie.
Las bestias no cesaron en su empeño, muchas ya dentro de las murallas atacaban a los hombres y mujeres desarmados cobrándose las vidas, dándose un festín de muerte. Los guerreros luchaban por protegerlos rugiéndoles que se retiraran nuevamente hacia las bodegas, tratando de formar un túnel protegiéndolos.
Una bestia aprovechando que Sirius estaba al borde de caer inconsciente se abalanzó sobre el cuerpo menudo del niño que asustado gritó cerrando los ojos, cubriéndose la cabeza con las dos manos mientras se hacia un ovillo en el suelo. Orn llegó a tiempo y con una daga que llevaba en la bota se interpuso en su fatal destino cortando el rostro de la bestia que rugió lanzando su zarpa contra el hijo mayor de los cannif abriéndole el pecho, la carnaza se separó y la sangre empezó a brotar manchando su camisola..
De nuevo los dos hijos del conde se enfrentaban a Hela, mas esta vez fue el león el que evitó el desenlace fatal de los dos cayendo con sus dos zarpas delanteras sobre os cuartos traseros del licántropo mutado. En su lomo hundió sus colmillos enzarzándose en un combate cuerpo a cuerpo.*
La lluvia provocada por Sirius había salvado el grano, pero en cambio había pagado también el fuego que Khayla se afanaba por prender en las plataformas con empalizada que se acercaban a la muralla. Llamó a Atharal, que se acercó volando hasta ella.
— Ve hasta el puerto, avisa a la Reina Ana y que nos ayude con esas torres!!!
El cambiante planeó en un vuelo picado raudo hacia el barco de la almirante Morgan, que a pesar de no tener la potencia de fuego del Inferno, se podía maniobrar bien. El capitán entendió las órdenes y esta vez giraron al buque para dejar la batería de cañones expuesta contra las torres de asedio. La lluvia de proyectiles no se hizo esperar, surcaron el aire con un estruendo atronador y derribaron a hombres, caballos y empalizadas por igual. Una oleada tras otra, sembraban las puertas de Akershus con sangre, tripas, miembros cercenados y carne en trozos.
Stan había resistido el envite del portón, y una vez cayó el ariete destrozado, dejó de apuntalar y subió hasta las murallas, por allí saltaban bestias que podían trepar si no eran abatidas por los arqueros. Empuñó su claymore y sesgó cabezas, patas y cuellos por doquier. Sloan combatía también en el patio, estaba protegiendo a los hijos del conde y nadie mejor que él podría hacer frente a esas bestias.
El ayudante de Giuliana que tenía magia y había estado practicando junto a ella, se hizo cargo del hospital y allí corrían a destajo, ni un sólo hombre o mujer de Akershus quedaría sin ser curado, o al menos intentarían hacerlo.*
Sirius se abrazaba a Orn aterrado, no había presenciado nunca la muerte y aquel acto de barbarié, la guerra presenciada por los ojos de un infante donde los miembros cercenados, las tripas y la sangre salpicaban por doquier el patio de armas era una imagen sádica.
Orn sujetaba su pecho abraznado a su hermano pequeño y esgrimiendo la daga en la diestra obserbaba el enfrentamiento del leon ocntra el lobo para de ser necesario proteger la vida de Sirius si alguien se acercaba a ellos.
Lund blandía el mandoble sajando cabezas entre gruñidos, matado a aquellas bestias inhumanas que habían logrado traspasar las murallas.
El toque de retirada no se hizo esperar, habían aguantado el primer envite, pero bien sabia que esto no había terminado.*
Como si Thor estuviera con ellos, como si se apiadara de su desdicha, los cielos se oscurecieron, truenos y relámpagos iluminaron el norte de forma voraz y una lluvia intensa calló sobre Akershus llevándose con ellas todo rastro infernal.
En medio de la plaza un niño con los brazos apuntando al cielo, sus ojos eran naranjas, Sirius había conseguido escapar del agarre de su hermano y ahora acababa de salvar a todos y cada uno de aquellos adultos que luchaban con valor por mantener Akershus en pie.
Las bestias no cesaron en su empeño, muchas ya dentro de las murallas atacaban a los hombres y mujeres desarmados cobrándose las vidas, dándose un festín de muerte. Los guerreros luchaban por protegerlos rugiéndoles que se retiraran nuevamente hacia las bodegas, tratando de formar un túnel protegiéndolos.
Una bestia aprovechando que Sirius estaba al borde de caer inconsciente se abalanzó sobre el cuerpo menudo del niño que asustado gritó cerrando los ojos, cubriéndose la cabeza con las dos manos mientras se hacia un ovillo en el suelo. Orn llegó a tiempo y con una daga que llevaba en la bota se interpuso en su fatal destino cortando el rostro de la bestia que rugió lanzando su zarpa contra el hijo mayor de los cannif abriéndole el pecho, la carnaza se separó y la sangre empezó a brotar manchando su camisola..
De nuevo los dos hijos del conde se enfrentaban a Hela, mas esta vez fue el león el que evitó el desenlace fatal de los dos cayendo con sus dos zarpas delanteras sobre os cuartos traseros del licántropo mutado. En su lomo hundió sus colmillos enzarzándose en un combate cuerpo a cuerpo.*
La lluvia provocada por Sirius había salvado el grano, pero en cambio había pagado también el fuego que Khayla se afanaba por prender en las plataformas con empalizada que se acercaban a la muralla. Llamó a Atharal, que se acercó volando hasta ella.
— Ve hasta el puerto, avisa a la Reina Ana y que nos ayude con esas torres!!!
El cambiante planeó en un vuelo picado raudo hacia el barco de la almirante Morgan, que a pesar de no tener la potencia de fuego del Inferno, se podía maniobrar bien. El capitán entendió las órdenes y esta vez giraron al buque para dejar la batería de cañones expuesta contra las torres de asedio. La lluvia de proyectiles no se hizo esperar, surcaron el aire con un estruendo atronador y derribaron a hombres, caballos y empalizadas por igual. Una oleada tras otra, sembraban las puertas de Akershus con sangre, tripas, miembros cercenados y carne en trozos.
Stan había resistido el envite del portón, y una vez cayó el ariete destrozado, dejó de apuntalar y subió hasta las murallas, por allí saltaban bestias que podían trepar si no eran abatidas por los arqueros. Empuñó su claymore y sesgó cabezas, patas y cuellos por doquier. Sloan combatía también en el patio, estaba protegiendo a los hijos del conde y nadie mejor que él podría hacer frente a esas bestias.
El ayudante de Giuliana que tenía magia y había estado practicando junto a ella, se hizo cargo del hospital y allí corrían a destajo, ni un sólo hombre o mujer de Akershus quedaría sin ser curado, o al menos intentarían hacerlo.*
Sirius se abrazaba a Orn aterrado, no había presenciado nunca la muerte y aquel acto de barbarié, la guerra presenciada por los ojos de un infante donde los miembros cercenados, las tripas y la sangre salpicaban por doquier el patio de armas era una imagen sádica.
Orn sujetaba su pecho abraznado a su hermano pequeño y esgrimiendo la daga en la diestra obserbaba el enfrentamiento del leon ocntra el lobo para de ser necesario proteger la vida de Sirius si alguien se acercaba a ellos.
Lund blandía el mandoble sajando cabezas entre gruñidos, matado a aquellas bestias inhumanas que habían logrado traspasar las murallas.
El toque de retirada no se hizo esperar, habían aguantado el primer envite, pero bien sabia que esto no había terminado.*
Sloan- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 18/06/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
La primera embestida del ejército de Randulf había dejado pocas bajas para lo violento que había sido. Las murallas habían resistido bien, los cambiantes habían hecho su papel, matando como dos o tres hombres entrenados, sus fortalezas físicas los habían adelantado en el marcador. Khayla era todo lo contrario, su cuerpo ya no respondía como antaño, pero su mente guerrera seguía fiel a Akershus, despierta e inquebrantable como su espíritu, y había sabido dirigir la batalla desde la torre, donde tenía visión de todos los flancos.
Reunió a todos los generales, sargentos y responsables de algo en la sala de guerra. Tenía que planificar los siguientes pasos, una guerra era incansable y nunca debía pillarlos desprevenidos. El mapa de Akershus estaba desplegado sobre la mesa y un montón de papeles sobre el escritorio.
—de acuerdo... el balance es bueno, Ingvar, tu harás listas de bajas y te encargarás de las piras de los caídos, ningún hombre dejara de ir al Valhalla porque andemos ocupados. Dakon, tu encárgate de redistribuir hombres donde haya habido más bajas, las murallas deben estar aprovisionadas de todo, brea, flechas, pebeteros donde encenderlas... Stan y Sloan, reunid a los cambiantes, sois la fuerza bruta, os necesitaremos en los lugares donde pueden romper la brecha. Atharal, espía como puedas y haznos un mapa de la situación ahí fuera... pero no te expongas a sus arqueros.- miró a Lund con cierta preocupación, estaba tranquila porque él estaba bien, los niños Cannif, a pesar del susto de Sirius estaban bien.- cuál crees que será su siguiente movimiento?
Era urgente establecer un plan, estar listos para todo. Bajaron después a la cavernas, allí comprobaron que mujeres, ancianos y niños estaban bien, pero les dieron trabajo, estar ocioso en un asedio era lo peor. Tenían que tejer mantas y vendas para los heridos, pelar plumas para las flechas, reparar armaduras y petos...todo lo que fuera útil para Akershus. Khayla no había llegado a general por pura suerte, sabía lo que hacía, llevaba toda su vida en el ejército sufriendo en sus propias carnes lo que era estar comandado por un tirano o por un buen general. Ellos trabajarían en equipo, pero alguien debía tomar las decisiones, Danielle y Ulf les habían dado esa encomienda. Podían hacerlo, teniendo a Lund con ella no había ejército que reventase las defensas de su hogar sin sufrir al menos tantas bajas como pudieran infligirles.
En el puerto, los generales designados por la pirata se reunieron a hacer balance de daños, no había sido mucho, se pusieron de inmediato a reaprovisionarse y a establecer de nuevo el sistema de defensa contando con que los atacantes no dejarían de hostigarlos. La Verga de Satán estaba limpia y lista para escupir muerte y desolación, descansarían cuando todo estuviera listo. Con unas horas debería bastar, porque la alerta era máxima.
Reunió a todos los generales, sargentos y responsables de algo en la sala de guerra. Tenía que planificar los siguientes pasos, una guerra era incansable y nunca debía pillarlos desprevenidos. El mapa de Akershus estaba desplegado sobre la mesa y un montón de papeles sobre el escritorio.
—de acuerdo... el balance es bueno, Ingvar, tu harás listas de bajas y te encargarás de las piras de los caídos, ningún hombre dejara de ir al Valhalla porque andemos ocupados. Dakon, tu encárgate de redistribuir hombres donde haya habido más bajas, las murallas deben estar aprovisionadas de todo, brea, flechas, pebeteros donde encenderlas... Stan y Sloan, reunid a los cambiantes, sois la fuerza bruta, os necesitaremos en los lugares donde pueden romper la brecha. Atharal, espía como puedas y haznos un mapa de la situación ahí fuera... pero no te expongas a sus arqueros.- miró a Lund con cierta preocupación, estaba tranquila porque él estaba bien, los niños Cannif, a pesar del susto de Sirius estaban bien.- cuál crees que será su siguiente movimiento?
Era urgente establecer un plan, estar listos para todo. Bajaron después a la cavernas, allí comprobaron que mujeres, ancianos y niños estaban bien, pero les dieron trabajo, estar ocioso en un asedio era lo peor. Tenían que tejer mantas y vendas para los heridos, pelar plumas para las flechas, reparar armaduras y petos...todo lo que fuera útil para Akershus. Khayla no había llegado a general por pura suerte, sabía lo que hacía, llevaba toda su vida en el ejército sufriendo en sus propias carnes lo que era estar comandado por un tirano o por un buen general. Ellos trabajarían en equipo, pero alguien debía tomar las decisiones, Danielle y Ulf les habían dado esa encomienda. Podían hacerlo, teniendo a Lund con ella no había ejército que reventase las defensas de su hogar sin sufrir al menos tantas bajas como pudieran infligirles.
En el puerto, los generales designados por la pirata se reunieron a hacer balance de daños, no había sido mucho, se pusieron de inmediato a reaprovisionarse y a establecer de nuevo el sistema de defensa contando con que los atacantes no dejarían de hostigarlos. La Verga de Satán estaba limpia y lista para escupir muerte y desolación, descansarían cuando todo estuviera listo. Con unas horas debería bastar, porque la alerta era máxima.
Última edición por Khayla el Jue Jul 12, 2018 8:18 am, editado 1 vez
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Khayla no solo había dirigido con acierto desde el torreón la batalla, si no que ahora se alzaba frente a todos dispuesta a asumir el peso de llevar Akershus frente a una situación complicada.
Ladeé la sonrisa cuando Atharl me dio un codazo porque mi preciosa mujer acaba de asumir el papel de líder.
No me importaba, al contrarío, yo nunca tuve dotes para ello a diferencia de Höor, yo era un guerrero, que comandaba bien a mi tropa pero esto se me quedaba grande.
-Atharal, quiero que mires cuando sobrevueles el cielo un camino despejado, no sabemos lo que tardará Höor en volver, necesitamos refuerzos, si nos asedian durante el invierno con las pocas provisiones que quedan no sobreviviremos, algo que Randulf sabe, quiere forzarnos a abrir las puertas y a batallar de forma directa o por contra, a morir como ratas en nuestro agujero.
Atharal asintió escuchando mis susurros, algo que evidenciaba que no quería que mi mujer escuchara mi plan descabellado.
-partiré al anochecer, necesitamos que alguien nos ayude, pocos son los condados con las armas y los hombres necesarios para batallar, los Blodoks quizás los únicos que podrían encular a Randulf, pero como siempre sus fronteras están en guerra contra el hijo de puta del rey tirano, así que dudo puedan prescindir de sus hombres, ademas de que el conde es muy terco. Por contra el condado de Almeirt no esta lejos, no tienen grandes guerreros, pero si conseguimos abrir unos túneles subterráneos podrían abastecernos de alimento, necesitamos alimento para luchar, para que nuestros hijos no se mueran de hambruna y el invierno se acerca, quedaremos incomunicados pronto, hay que hacer algo ahora.
-¿Y los barcos? -preguntó Atharal -No podrían ir por alimento.
-No, les habrán cortado el paso con los navíos de Randulf, ademas de que de seguro habrá buscado alianzas para cerrar el comercio con Akershus, no hay mas opción, he de informar al conde de Almeirt. Pide una vez parta a Khayla que empiece las excavaciones.
Asintio sin apartar la mirada de mi mujer.
-Que los dioses te acompañen Lund -concluyo.
Ladeé la sonrisa cuando Atharl me dio un codazo porque mi preciosa mujer acaba de asumir el papel de líder.
No me importaba, al contrarío, yo nunca tuve dotes para ello a diferencia de Höor, yo era un guerrero, que comandaba bien a mi tropa pero esto se me quedaba grande.
-Atharal, quiero que mires cuando sobrevueles el cielo un camino despejado, no sabemos lo que tardará Höor en volver, necesitamos refuerzos, si nos asedian durante el invierno con las pocas provisiones que quedan no sobreviviremos, algo que Randulf sabe, quiere forzarnos a abrir las puertas y a batallar de forma directa o por contra, a morir como ratas en nuestro agujero.
Atharal asintió escuchando mis susurros, algo que evidenciaba que no quería que mi mujer escuchara mi plan descabellado.
-partiré al anochecer, necesitamos que alguien nos ayude, pocos son los condados con las armas y los hombres necesarios para batallar, los Blodoks quizás los únicos que podrían encular a Randulf, pero como siempre sus fronteras están en guerra contra el hijo de puta del rey tirano, así que dudo puedan prescindir de sus hombres, ademas de que el conde es muy terco. Por contra el condado de Almeirt no esta lejos, no tienen grandes guerreros, pero si conseguimos abrir unos túneles subterráneos podrían abastecernos de alimento, necesitamos alimento para luchar, para que nuestros hijos no se mueran de hambruna y el invierno se acerca, quedaremos incomunicados pronto, hay que hacer algo ahora.
-¿Y los barcos? -preguntó Atharal -No podrían ir por alimento.
-No, les habrán cortado el paso con los navíos de Randulf, ademas de que de seguro habrá buscado alianzas para cerrar el comercio con Akershus, no hay mas opción, he de informar al conde de Almeirt. Pide una vez parta a Khayla que empiece las excavaciones.
Asintio sin apartar la mirada de mi mujer.
-Que los dioses te acompañen Lund -concluyo.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Las horas pasaron y la guerrera cuando se quiso dar cuenta ya no podía encontrar a Lund. Atharal le explicó la situación y aunque su reacción inicial fue de escupir improperios, entendió que su decisión ya no tenía remedio y que de nada servía quejarse, ya ajustarían cuentas cuando regresase su marido, ahora sólo podía apretar los dientes y mandar al personal auxiliar a excavar los túneles en dirección al oeste, empalmando los que ya tenían bajo Akershus para extenderlos hacia el condado de Almeirt por donde pasarían de contrabando el alimento imprescindible para la ciudad. Mandó también almacenar el grano en sacos en una de las cuevas, la más seca, al menos de forma temporal para que no pudieran incendiarles los silos de nuevo. Hacer frente a un asedio era complejo, pero muchos de los generales habían sufrido alguno o lo habían inflingido al enemigo y sabían de qué iba. Todas las sugerencias eran bienvenidas.
Durante los dos días siguientes su labor se centró en las reparaciones y el aprovisionamiento, todos debían saber su puesto y qué tareas desempeñar cuando no hubiera ataques. Los canteros trabajaron a destajo para aprovisionar de bolas de cañón a la flota, ya que no había suficiente plomo o acero para ese menester. Tambien reforzaron los muros con piedra y enormes vigas, no pasarían la muralla a base de estamparse contra ella Los cambiantes ayudaron en todas las labores de fuerza bruta. Giuliana había dejado el hospital muy bien organizado y ese flanco estaba cubierto.
Khayla sabía que pedirle aquello al niño era peligroso, pero también ella tuvo que enfrentarse con una bestia cuando apenas sabía manejar la espada, fue su prueba de fuego y estaba segura que Sirius lo haría bien. Subieron a la torre más alta y le señaló la falda de la montaña.
— ¿ves ese valle? ahí están acampados la mayoría de los soldados y bestias de Randulf. ¿Podrías provocar una avalancha de nieve? sería de mucha ayuda.
Sirius no sabía controlar aún su poder, pero su determinación era tan fuerte como la de sus hermanos y quería ayudar. Elevó las manos y se sintió enfadado, furioso con esos que les atacaban y pretendían aniquilarlos, el cielo comenzó a tornarse gris y oscuro y los rayos comenzaron a caer, también en Akershus, pues aún no sabía dirigir sus fuerzas.
—Muy bien pequeño... lo estás haciendo muy bien, trata de manbdar las nubes hacia allá y será perfecto...— su padre a veces no se daba cuenta del arma tan perfecta que era el niño, o más bien ellos no se daban cuenta que Höor lo sabía y quería procurarle una vida normal a su hijo.
El hechicero descargó su rabia contra esas nubes y guiadas por un viento huracanado chocaron contra la montaña provocanto una tormenta monumental que desprendió la nieve del pico sepultando medio campamento de Randulf.
Khayla elevó el puño exclamando "si!!" y después cogió a Sirius en brazos cubriendo de besos sus mejillas.
— muy bien!! ha sido increíble!! eso nos proporcionará al menos tres o cuatro días mas.
Durante los dos días siguientes su labor se centró en las reparaciones y el aprovisionamiento, todos debían saber su puesto y qué tareas desempeñar cuando no hubiera ataques. Los canteros trabajaron a destajo para aprovisionar de bolas de cañón a la flota, ya que no había suficiente plomo o acero para ese menester. Tambien reforzaron los muros con piedra y enormes vigas, no pasarían la muralla a base de estamparse contra ella Los cambiantes ayudaron en todas las labores de fuerza bruta. Giuliana había dejado el hospital muy bien organizado y ese flanco estaba cubierto.
Khayla sabía que pedirle aquello al niño era peligroso, pero también ella tuvo que enfrentarse con una bestia cuando apenas sabía manejar la espada, fue su prueba de fuego y estaba segura que Sirius lo haría bien. Subieron a la torre más alta y le señaló la falda de la montaña.
— ¿ves ese valle? ahí están acampados la mayoría de los soldados y bestias de Randulf. ¿Podrías provocar una avalancha de nieve? sería de mucha ayuda.
Sirius no sabía controlar aún su poder, pero su determinación era tan fuerte como la de sus hermanos y quería ayudar. Elevó las manos y se sintió enfadado, furioso con esos que les atacaban y pretendían aniquilarlos, el cielo comenzó a tornarse gris y oscuro y los rayos comenzaron a caer, también en Akershus, pues aún no sabía dirigir sus fuerzas.
—Muy bien pequeño... lo estás haciendo muy bien, trata de manbdar las nubes hacia allá y será perfecto...— su padre a veces no se daba cuenta del arma tan perfecta que era el niño, o más bien ellos no se daban cuenta que Höor lo sabía y quería procurarle una vida normal a su hijo.
El hechicero descargó su rabia contra esas nubes y guiadas por un viento huracanado chocaron contra la montaña provocanto una tormenta monumental que desprendió la nieve del pico sepultando medio campamento de Randulf.
Khayla elevó el puño exclamando "si!!" y después cogió a Sirius en brazos cubriendo de besos sus mejillas.
— muy bien!! ha sido increíble!! eso nos proporcionará al menos tres o cuatro días mas.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
El transcurso del día resulto calmo teniendo en cuenta que Akershus estaba asediada y que cada uno de mis pasos podía dar de bruces con las bestias que Randulf había dispuesto. Hice diversas paradas para comer y descansar un poco en varias de las grutas y remansos que encontré por el camino, atravesé tres aldeas, todas ellas cerradas a cal y canto, que los rebeldes estaban siendo atacados era un rumor que amedrentaba a propios y extraños.
Sus habitantes estaban asustados y los mercaderes que vivían de los forasteros y gente humilde, trabajadores en definitiva preparaban sus cosas para irse a tierras mas tranquilas, buscando la seguridad de las murallas de Blodoks, solo algunos guardias perecían garantizar la seguridad de aquellas ciudades.
La última de ellas era la más fortificada, y la guardia estaba mucho mas incrementada, por los comentarios que oí en la posada del ultimo poblado donde me hice pasar por un mero viajero sin destapar mi rostro pus Randulf tenia espías en todos lados, hablaban de que Randulf seguía moviendo tropas, al estar tan pegados a las montañas a veces tenían incursiones de orcos y huargos, de ahí que necesitaran mucha más vigilancia y la fortificación fuera mas segura.
Además al anochecer, había toque de queda, y todos los habitantes tenían que replegarse en su interior para estar protegidos por la muralla, por lo visto ya había desaparecido muchos de ellos antes de instaurar esa norma.
Tenía que hablar con el conde, pedir ayuda para los míos, necesitaríamos provisiones para aguantar el asedio pero llegar ante él no iba a ser tarea fácil, no en tiempos revueltos.
Había luchado a su lado, pero la guardia tenia orden de tirar a matar ante cualquier extraño que se acercara a su torre central fortificada, temían a Randulf y sus represalias y tras el ataque de Akershus temían ser los siguientes.
¿Como colarme en aquella maldita torre?
Sabia que mi mujer estaría luchando, ella era una guerrera y ahora estaba demostrando ante todos los rebeldes que también era grande para dirigir ejércitos, sabia que aguantaría las embestidas del estreñido rey, y yo no la defraudaría, conseguiría esas provisiones aunque me dejara en el intento la vida.
Sus habitantes estaban asustados y los mercaderes que vivían de los forasteros y gente humilde, trabajadores en definitiva preparaban sus cosas para irse a tierras mas tranquilas, buscando la seguridad de las murallas de Blodoks, solo algunos guardias perecían garantizar la seguridad de aquellas ciudades.
La última de ellas era la más fortificada, y la guardia estaba mucho mas incrementada, por los comentarios que oí en la posada del ultimo poblado donde me hice pasar por un mero viajero sin destapar mi rostro pus Randulf tenia espías en todos lados, hablaban de que Randulf seguía moviendo tropas, al estar tan pegados a las montañas a veces tenían incursiones de orcos y huargos, de ahí que necesitaran mucha más vigilancia y la fortificación fuera mas segura.
Además al anochecer, había toque de queda, y todos los habitantes tenían que replegarse en su interior para estar protegidos por la muralla, por lo visto ya había desaparecido muchos de ellos antes de instaurar esa norma.
Tenía que hablar con el conde, pedir ayuda para los míos, necesitaríamos provisiones para aguantar el asedio pero llegar ante él no iba a ser tarea fácil, no en tiempos revueltos.
Había luchado a su lado, pero la guardia tenia orden de tirar a matar ante cualquier extraño que se acercara a su torre central fortificada, temían a Randulf y sus represalias y tras el ataque de Akershus temían ser los siguientes.
¿Como colarme en aquella maldita torre?
Sabia que mi mujer estaría luchando, ella era una guerrera y ahora estaba demostrando ante todos los rebeldes que también era grande para dirigir ejércitos, sabia que aguantaría las embestidas del estreñido rey, y yo no la defraudaría, conseguiría esas provisiones aunque me dejara en el intento la vida.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Con nocturnidad y alevosía, como un mero pícaro ascendí por la muralla en el cambió de guardia, el mejor momento pues los hombres andaban algo distraídos poniéndose al día. Las cosas andaban revueltas, así que los nervios andaban crispados, era mucho mejor que no me pillaran o algo me decía tirarían al bulto.
Pegado al muro trepé con rapidez hasta alcanzar la zona alta, tras uno de los biombos de fuego que iluminaban las almenas me escondí y en cuanto el guardia se giró me precipite pegado a la pared escaleras bajo hasta alcanzar el patio de armas.
Entre luces y sombras fui cruzandolo, siempre adherido a las grises piedras, dejando que la capa de pieles camuflara mi presencia.
Mi idea no era matar hombres, así que saqué la cerbatana al alcanzar la posición adecuada. Dos de los vigiás espada en mano hacían guardia frente a la torre del homenaje, hablaban de su cosas pero se les notaba estar alerta.
Asomé el cuerpo y lancé el primer dardo que impacto en el cuello de uno actuando de inmediato, mas el otro al ver desplomarse a su compañero fue a tocar el cuerno, soplé el segundo dardo que impacto en su antebrazo, lo suficiente como para que se tambaleara y acabara sucumbiendo al sueño sin dar la alarma.
Ascendí las escalinatas, había estado en alguna ocasión en aquel condado y sabía donde estaba el gran salón donde el conde solía reunirse con familia y allegados.
Ahí si que varios fueron los soldados que me cortaron el paso, desenvainé la bastarda mientras a voz en grito llamaba al conde, ese que a mi lado había batallado en otros tiempos.
Los aceros silbaron entrechocando con su sonido metálico, un baile de fuego en el que tres contra uno buscaban parar al infiltrado hasta que la voz de Herth retumbó ordenado se detuvieran.
-Lund -dijo ensanchando la sonrisa y abriendo los brazos – cabron como has llegado tan lejos.
Pegado al muro trepé con rapidez hasta alcanzar la zona alta, tras uno de los biombos de fuego que iluminaban las almenas me escondí y en cuanto el guardia se giró me precipite pegado a la pared escaleras bajo hasta alcanzar el patio de armas.
Entre luces y sombras fui cruzandolo, siempre adherido a las grises piedras, dejando que la capa de pieles camuflara mi presencia.
Mi idea no era matar hombres, así que saqué la cerbatana al alcanzar la posición adecuada. Dos de los vigiás espada en mano hacían guardia frente a la torre del homenaje, hablaban de su cosas pero se les notaba estar alerta.
Asomé el cuerpo y lancé el primer dardo que impacto en el cuello de uno actuando de inmediato, mas el otro al ver desplomarse a su compañero fue a tocar el cuerno, soplé el segundo dardo que impacto en su antebrazo, lo suficiente como para que se tambaleara y acabara sucumbiendo al sueño sin dar la alarma.
Ascendí las escalinatas, había estado en alguna ocasión en aquel condado y sabía donde estaba el gran salón donde el conde solía reunirse con familia y allegados.
Ahí si que varios fueron los soldados que me cortaron el paso, desenvainé la bastarda mientras a voz en grito llamaba al conde, ese que a mi lado había batallado en otros tiempos.
Los aceros silbaron entrechocando con su sonido metálico, un baile de fuego en el que tres contra uno buscaban parar al infiltrado hasta que la voz de Herth retumbó ordenado se detuvieran.
-Lund -dijo ensanchando la sonrisa y abriendo los brazos – cabron como has llegado tan lejos.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Sirius había sido de vital importancia a pesar de ser un crío, cuando creciese sería un guerrero formidable, sólo esperaba que la oscuridad no campase en su corazón, porque por culpa de los magos de Randulf ella estaba como estaba.
Los siguientes tres días les dieron la ventaja de reorganizarse, pertrecharse y aprovisionarse para el siguiente asedio, porque habría otro. Randulf no dejaría pasar la oportunidad de golpearles cuando Höor no estuviera. Ojalá Lund estuviera allí, pero se que estaba encargando de asegurarles alimento y refuerzos y era tan importante como resistir la siguiente acometida, que no se hizo esperar. Esta vez la flota enemiga se atrincheró en la bahía, varias baterías de barcos cañoneros apuntaban a los tres buques de guerra y al puerto, destrozar sus efectivos marítimos era la consigna que tenían y aunque la flota de Danielle estaba bien instruída y plantarían batalla, si no hacían algo los acabarían reventando.
El Inferno y el Avenger prepararon las baterías de cañones dispuestos a hacer saltar la madera de los buques enemigos, pero eran muchos, de menos potencia y con personal improvisado, pero al fin y al cabo...muchos.
Khayla tomó la decisión de mandar varias levas de soldados, cambiantes y licántropos en pequeñas embarcaciones rodeando el fiordo y atacando por detrás. La idea era abordar dichos barcos con sigilo y acabar con las tripulaciones. Las barcas pequeñas no eran objetivo de cañones, no se podían alcanzar con facilidad, así que salpicados en un millar de botes y canoas, envolvieron a los enemigos por detrás.
El fuego no se hizo esperar y empezaron a rugir las bocas del acero. La Reina Ana disparaba también a discreción defendiendo el puerto y las murallas, pero obviamente Randulf quería destruir el enorme barco de guerra que tantos dolores de cabeza le había supuesto, con la Verga de Satán escupiendo proyectiles letales.
Llegaron a los primeros barcos y alguien dio la voz de alarma, pero de poco sirvió, porque los cambiantes y lobos treparon a cubierta en un santiamén despejándola en un momento, pies cuerpo a cuerpo aquellos marineros o piratas o no tenían nada que hacer. Los soldados ocuparon la nave y se dedicaron a bombardear ahora los barcos enemigos, sumando potencia de fuego a las tres naves de Danielle y todas las auxiliares que tambien batallaban con fiereza. Repitieron la operación varias veces más, y con esto se igualaron las fuerzas, con la salvedad de que ahora los barcos de Randulf quedaban atrapados entre Akershus y el mar sin opción a salir.
Desde la muralla Khayla ordenaba llevarles más pólvora y proyectiles, más soldados para ocupar las naves conquistadas y defender la flota, que si bien quedaría tocada, también se incrementaría en barcos cañoneros ocupados, lo cual les haría desistir de otro ataque por mar. Giuliana se marchó con Atharal hasta la cumbre de uno de los fiordos y soltó toda su energía, cosa que solía hacer en la cantera cuando necesitaba soltar la rabia contenida tras un enfado con Ulf, peroen este caso, lo que buscaba era derrumbar parte de la montaña y dificultar la huida de los barcos del rey, aunque quisieran, ahora no podrían retirarase, tendrían que pasar de uno en uno.
La montaña de en frente bramó bajo el impacto de la terrible energía de la bruja y el pico se desprendió cayendo al agua y generando un pasillo angosto. Los barcos del tirano se vieron acorralados en una ratonera y algunos se rindieron elevando la bandera blanca, los hombres no querían morir bajo aquellas circunstancias, así que Khayla tendría que decidir si aceptaba la rendición o les daba muerte.
Los siguientes tres días les dieron la ventaja de reorganizarse, pertrecharse y aprovisionarse para el siguiente asedio, porque habría otro. Randulf no dejaría pasar la oportunidad de golpearles cuando Höor no estuviera. Ojalá Lund estuviera allí, pero se que estaba encargando de asegurarles alimento y refuerzos y era tan importante como resistir la siguiente acometida, que no se hizo esperar. Esta vez la flota enemiga se atrincheró en la bahía, varias baterías de barcos cañoneros apuntaban a los tres buques de guerra y al puerto, destrozar sus efectivos marítimos era la consigna que tenían y aunque la flota de Danielle estaba bien instruída y plantarían batalla, si no hacían algo los acabarían reventando.
El Inferno y el Avenger prepararon las baterías de cañones dispuestos a hacer saltar la madera de los buques enemigos, pero eran muchos, de menos potencia y con personal improvisado, pero al fin y al cabo...muchos.
Khayla tomó la decisión de mandar varias levas de soldados, cambiantes y licántropos en pequeñas embarcaciones rodeando el fiordo y atacando por detrás. La idea era abordar dichos barcos con sigilo y acabar con las tripulaciones. Las barcas pequeñas no eran objetivo de cañones, no se podían alcanzar con facilidad, así que salpicados en un millar de botes y canoas, envolvieron a los enemigos por detrás.
El fuego no se hizo esperar y empezaron a rugir las bocas del acero. La Reina Ana disparaba también a discreción defendiendo el puerto y las murallas, pero obviamente Randulf quería destruir el enorme barco de guerra que tantos dolores de cabeza le había supuesto, con la Verga de Satán escupiendo proyectiles letales.
Llegaron a los primeros barcos y alguien dio la voz de alarma, pero de poco sirvió, porque los cambiantes y lobos treparon a cubierta en un santiamén despejándola en un momento, pies cuerpo a cuerpo aquellos marineros o piratas o no tenían nada que hacer. Los soldados ocuparon la nave y se dedicaron a bombardear ahora los barcos enemigos, sumando potencia de fuego a las tres naves de Danielle y todas las auxiliares que tambien batallaban con fiereza. Repitieron la operación varias veces más, y con esto se igualaron las fuerzas, con la salvedad de que ahora los barcos de Randulf quedaban atrapados entre Akershus y el mar sin opción a salir.
Desde la muralla Khayla ordenaba llevarles más pólvora y proyectiles, más soldados para ocupar las naves conquistadas y defender la flota, que si bien quedaría tocada, también se incrementaría en barcos cañoneros ocupados, lo cual les haría desistir de otro ataque por mar. Giuliana se marchó con Atharal hasta la cumbre de uno de los fiordos y soltó toda su energía, cosa que solía hacer en la cantera cuando necesitaba soltar la rabia contenida tras un enfado con Ulf, peroen este caso, lo que buscaba era derrumbar parte de la montaña y dificultar la huida de los barcos del rey, aunque quisieran, ahora no podrían retirarase, tendrían que pasar de uno en uno.
La montaña de en frente bramó bajo el impacto de la terrible energía de la bruja y el pico se desprendió cayendo al agua y generando un pasillo angosto. Los barcos del tirano se vieron acorralados en una ratonera y algunos se rindieron elevando la bandera blanca, los hombres no querían morir bajo aquellas circunstancias, así que Khayla tendría que decidir si aceptaba la rendición o les daba muerte.
Última edición por Khayla el Miér Ago 29, 2018 2:29 pm, editado 1 vez
Khayla- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
El conde me hizo pasar a su gran mesa, si bien era cierto conocía de los problemas de Akershus no de las dimensiones de las que hablábamos.
Sin alimento no aguantaríamos demasiado y eso lo sabía Randulf.
-No tengo un ejercito suficiente para apoyaros, estamos diezmados como sabéis, Randulf lo destruye todo y apenas soy capaz de mantener mi fortaleza a salvo, si envió a mis hombres a Akershus, caeremos.
Asentí siendo consciente de que de suceder eso, de tomar Randulf esta fortaleza tendría una posición privilegiada para poder atacarnos, así que por supuesto no nos interesaba su caída ni dejarla desprotegida.
No pido que saques a tus hombres, lo que mas impera es la necesidad de alimento, aguantar las embestidas de Randulf depende de eso.
El conde meditaba mis palabras, tampoco a él le interesaba que los rebeldes cayéramos porque de ser así acabaría teniendo que rendirse ante el tirano, sin nosotros no había esperanza.
-Solo tendrás que enviar granjeros, mineros, gente, no necesariamente soldados a cavar con disimulo una entrada hasta Akershus, unos túneles subterráneos que pasen desapercibidos, he pedido a Khayla que haga lo mismo desde el otro lado, así podréis pasarnos comida sin poneros en peligro y sin que Randulf descubra que en secreto nos esta llegando alimento.
-Blodoks -sentenció el conde -él lleva aguantando estoico en las fronteras de Randulf, habla con él ,es sanguinario y orgulloso, pero os ayudara.
Asentí, no le faltaba razón, el trato se zanjo así, ellos empezarían a acabar y a acumular provisiones y yo emprendería camino hacia las tierras del conde Blodoks de inmediato.
Si el conde Blodoks lanzaba un ataque contra las murallas de Randulf tendrían que replegarse o al menos parte de sus tropas para proteger su fortaleza.
Sin alimento no aguantaríamos demasiado y eso lo sabía Randulf.
-No tengo un ejercito suficiente para apoyaros, estamos diezmados como sabéis, Randulf lo destruye todo y apenas soy capaz de mantener mi fortaleza a salvo, si envió a mis hombres a Akershus, caeremos.
Asentí siendo consciente de que de suceder eso, de tomar Randulf esta fortaleza tendría una posición privilegiada para poder atacarnos, así que por supuesto no nos interesaba su caída ni dejarla desprotegida.
No pido que saques a tus hombres, lo que mas impera es la necesidad de alimento, aguantar las embestidas de Randulf depende de eso.
El conde meditaba mis palabras, tampoco a él le interesaba que los rebeldes cayéramos porque de ser así acabaría teniendo que rendirse ante el tirano, sin nosotros no había esperanza.
-Solo tendrás que enviar granjeros, mineros, gente, no necesariamente soldados a cavar con disimulo una entrada hasta Akershus, unos túneles subterráneos que pasen desapercibidos, he pedido a Khayla que haga lo mismo desde el otro lado, así podréis pasarnos comida sin poneros en peligro y sin que Randulf descubra que en secreto nos esta llegando alimento.
-Blodoks -sentenció el conde -él lleva aguantando estoico en las fronteras de Randulf, habla con él ,es sanguinario y orgulloso, pero os ayudara.
Asentí, no le faltaba razón, el trato se zanjo así, ellos empezarían a acabar y a acumular provisiones y yo emprendería camino hacia las tierras del conde Blodoks de inmediato.
Si el conde Blodoks lanzaba un ataque contra las murallas de Randulf tendrían que replegarse o al menos parte de sus tropas para proteger su fortaleza.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Con los cañones rugiendo a diestro y siniestro, los barcos que quedaban en pie se rindieron con la bandera blanca izada, no podían huir por mar y la otra opción era morir frente a la bahía de Akershus.
Khayla no estaba por la labor de perder manos y hombros fuertes que pudieran pelear, no al menos llegados al punto en el que no sabían cuánti tiempo más tendrían que aguantar el asedio. Mandó buscar a los capitanes o aquien estuviera al manod de las naves que quedaban y se reunió con ellos en la sala de visitas. Acordó con ellos que los dejarían vivir por el momento y si demostraban su lealtad, garantizaría su seguridad. Por lo pronto los pondría a las labores de reconstrucción de los barcos y el resto de marineros a ayudar con las murallas, dejaría sólo flota mínima para asegurarse de que no huían como ratas cobardes a la que se dieran la vuelta.
Con el puerto casi cerrado no podían salir ni casi comerciar, tendrían que apañarse con lo que hubiera, pero prefería tener a todos esos extraños trabajando por reconstruir la fortaleza que subidos a sus barcos girando las grupas hacia Trondheim.
Mandó llamar a Atharal, quería hablar con él, y cuando regresó del fiordo con Giuliana se encerraron en la sala de guerra.
— Necesito que vigiles a los marineros, no me fio de ellos. Ningún norteño recula, pelea incluso aunque su vida esté en juego, pero éstos han pedido rendición... no sé. Entiendo que Randulf los amenaza, que no son leales a él por afinidad pero aún así...
Sabía que podía dejar a Atharal al mando de aquello, era el general "más joven" de todos los que tenía Akershus pero no por eso menos válido. El día iba cayendo y estaba agotada, fue a ver a su pequeño Niord, que la recibió con los gorgeos de bebé que necesita los brazos de su madre.
— ¿dónde cojones estás Lund...?.— murmuró para si.
Khayla no estaba por la labor de perder manos y hombros fuertes que pudieran pelear, no al menos llegados al punto en el que no sabían cuánti tiempo más tendrían que aguantar el asedio. Mandó buscar a los capitanes o aquien estuviera al manod de las naves que quedaban y se reunió con ellos en la sala de visitas. Acordó con ellos que los dejarían vivir por el momento y si demostraban su lealtad, garantizaría su seguridad. Por lo pronto los pondría a las labores de reconstrucción de los barcos y el resto de marineros a ayudar con las murallas, dejaría sólo flota mínima para asegurarse de que no huían como ratas cobardes a la que se dieran la vuelta.
Con el puerto casi cerrado no podían salir ni casi comerciar, tendrían que apañarse con lo que hubiera, pero prefería tener a todos esos extraños trabajando por reconstruir la fortaleza que subidos a sus barcos girando las grupas hacia Trondheim.
Mandó llamar a Atharal, quería hablar con él, y cuando regresó del fiordo con Giuliana se encerraron en la sala de guerra.
— Necesito que vigiles a los marineros, no me fio de ellos. Ningún norteño recula, pelea incluso aunque su vida esté en juego, pero éstos han pedido rendición... no sé. Entiendo que Randulf los amenaza, que no son leales a él por afinidad pero aún así...
Sabía que podía dejar a Atharal al mando de aquello, era el general "más joven" de todos los que tenía Akershus pero no por eso menos válido. El día iba cayendo y estaba agotada, fue a ver a su pequeño Niord, que la recibió con los gorgeos de bebé que necesita los brazos de su madre.
— ¿dónde cojones estás Lund...?.— murmuró para si.
Khayla- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Invencibles, así era Akershus ante los ojos de Randulf, algo que le jodía profundamente y ahora que el conde no estaba el demente nos atacaba con saña pensando que caeríamos a sus pies y que cuando este llegara solo encontraría escombros que recoger, se equivocaba.
Pasé noches campo a través, el bosque era peligroso y aun así no dude, luche contra bestias normales y otras aberraciones del mismo tirano que oprimía mi fortaleza y que condenaba a mi hijo y a mi mujer a muerte o a servidumbre.
No consentiría que ese fuera el sino de una revoluciona que nació con dificultad, bajo la sombra del maltrato de un niño y que se llevó la vida de grandes hombres, entre ellos la de mi madre.
La fortaleza de Turment era impenetrable, así alzaba sus murallas ofreciendo resistencia a Randulf, estaba tocada, como no hacerlo cuando el tirano se paseaba por el norte mostrando sus almorranas y aun así, imbatible.
No tardaron en anunciar mi llegada, como si me esperaran, elevé la mirada al cielo, un ave sobrevolaba mi cabeza y supe entonces que Blodoks estaba informado de todo.
La conversación fue en su gran salón, Höor y Blodosks no siempre compartían las formas de hacer las cosas pues el sanguinario tenia su particular modo de ver la guerra y pensaba que si unos pocos tenían que caer para un bien mayor ¿por que evitar que así fuera?
Pero en esta ocasión...
-¿Por que debería yo interceder por vosotros ahora? No os he visto aquí batallando a mi lado cuando asediaban mis murallas -se tarjaba el sanguinario.
-Porque si Akershus cae, seras el siguiente enemigo a batir y caerás con nosotros, tu sino lo marca el nuestro te guste o no y lo sabes tan bien como yo.
Podía ser una bestia parda pero sabía de estrategias de guerra y también de la veracidad de mis palabras, una vez Randulf lograra batir a Höor, su principal enemigo mostraría al norte entero que la esperanza moría en la misma plaza donde le haría el águila de sangre, y todos acabarían rindiendo pleitesía al tirano por miedo.
-¿cuanto duraran tus muros en pie cuando caigan las manadas, las fronteras, cuando las ladeas bajen del todo la cabeza? Piénsalo.
Un niño apareció en escena, era rubio, de ojos claros, arrastraba una espada de juguete en su diestra con la zurda sujetaba la mano de su madre, la ave que vi sobrevolar las tierras.
-Ambos somos padres, somos maridos, ayudame Blodoks o nuestros hijos alzaran la espada para un villano.
La conversación fue ardua, peor antes de que el sol se pusiera tenia una respuesta, la guerra estaba en marcha. Blodoks llevaría su ejercito a las murallas de Randulf y atacaría con catapultas y saña, solo necesitábamos que el hijo de puta del rey tirano se sintiera amenazado y replegara parte de sus tropas para aliviar la carga de Akershus y de paso permitir con el descuido el abastecimiento de alimentos.
Pasé noches campo a través, el bosque era peligroso y aun así no dude, luche contra bestias normales y otras aberraciones del mismo tirano que oprimía mi fortaleza y que condenaba a mi hijo y a mi mujer a muerte o a servidumbre.
No consentiría que ese fuera el sino de una revoluciona que nació con dificultad, bajo la sombra del maltrato de un niño y que se llevó la vida de grandes hombres, entre ellos la de mi madre.
La fortaleza de Turment era impenetrable, así alzaba sus murallas ofreciendo resistencia a Randulf, estaba tocada, como no hacerlo cuando el tirano se paseaba por el norte mostrando sus almorranas y aun así, imbatible.
No tardaron en anunciar mi llegada, como si me esperaran, elevé la mirada al cielo, un ave sobrevolaba mi cabeza y supe entonces que Blodoks estaba informado de todo.
La conversación fue en su gran salón, Höor y Blodosks no siempre compartían las formas de hacer las cosas pues el sanguinario tenia su particular modo de ver la guerra y pensaba que si unos pocos tenían que caer para un bien mayor ¿por que evitar que así fuera?
Pero en esta ocasión...
-¿Por que debería yo interceder por vosotros ahora? No os he visto aquí batallando a mi lado cuando asediaban mis murallas -se tarjaba el sanguinario.
-Porque si Akershus cae, seras el siguiente enemigo a batir y caerás con nosotros, tu sino lo marca el nuestro te guste o no y lo sabes tan bien como yo.
Podía ser una bestia parda pero sabía de estrategias de guerra y también de la veracidad de mis palabras, una vez Randulf lograra batir a Höor, su principal enemigo mostraría al norte entero que la esperanza moría en la misma plaza donde le haría el águila de sangre, y todos acabarían rindiendo pleitesía al tirano por miedo.
-¿cuanto duraran tus muros en pie cuando caigan las manadas, las fronteras, cuando las ladeas bajen del todo la cabeza? Piénsalo.
Un niño apareció en escena, era rubio, de ojos claros, arrastraba una espada de juguete en su diestra con la zurda sujetaba la mano de su madre, la ave que vi sobrevolar las tierras.
-Ambos somos padres, somos maridos, ayudame Blodoks o nuestros hijos alzaran la espada para un villano.
La conversación fue ardua, peor antes de que el sol se pusiera tenia una respuesta, la guerra estaba en marcha. Blodoks llevaría su ejercito a las murallas de Randulf y atacaría con catapultas y saña, solo necesitábamos que el hijo de puta del rey tirano se sintiera amenazado y replegara parte de sus tropas para aliviar la carga de Akershus y de paso permitir con el descuido el abastecimiento de alimentos.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
Lund debía viajar a las tierras del conde Blodoks, el que batallaba contra Randulf sin descanso protegiendo la frontera noroeste, y mientras tanto en Akershus se reorganizaban, sin levantar el ojo de los nuevos marineros que se habían rendido. Las rendiciones a veces eran reales pero otras no eran más que una forma de ganar tiempo y seguir vivos, así que Khayla no descuidó ese flanco, no quería traidores en sus filas y sabía que podía confiar en los marineros de Dani, pero no en los recién llegados.
Esa noche se durmió agotada en la cama junto a Niord, no pensaba que ser la madre de su vástago aún la haría más fiera en el combate, pero sobre todo más sabia. Estaba descubriendo a una nueva Khayla, menos kamikaze y más estratega. Rondando las cuatro de la madrugada sonaron las campanas y los cuernos a zafarrancho, algo pasaba. Se despertó sobresaltada y lo primero que hizo fue pedir a gritos que alguien se llevase a Niord y lo pusieran a salvo. Desde la ventana observó que ardía una de las naves, no era la de Danielle, de hecho la Reina Ana disparaba a bocajarro a uno de los barcos que trataba de huir con nocturnidad y alevosía. ¡Malditos piratas! No se podía confiar en ellos. Sabía que iban a dar problemas.
A duras penas y arrastrando su pierna mala, bajó por las escaleras del castillo dando órdenes de reunir a Atharal, Stan y los que quedasen en pie para hacer frente a la amenaza. Llegaron al puerto cuando el Inferno se unía a la ración de plomo basto haciendo saltar la madera de la proa de uno de los veleros que intentaban abandonar el puerto.
Eso no tenía sentido, aquello sabían que sucedería y que la potencia de fuego de las naves de Dani acabaría con quienes intentaran la huida… debía ser un señuelo, una distracción. ¿Dónde cojones estaba la trampa?
De pronto una rapaz se precipitó desde el cielo en picado hacia Khayla, era Atharal. La guerrera se esforzó por correr hasta donde impactaría el ave y agarrarla entre las manos impidiendo que chocase contra el pavimento. Una vez sujeto, se dio cuenta que tenía el ala dislocada. Lo depositó en el suelo y el general cambió de forma, gruñendo entrecortadamente.
— han abierto la puerta sur…van a darle entrada a los secuaces de Randulf…
Khayla ordenó a gritos que corriesen hacia allí, Stan con su vozarrón llamó a zafarrancho a todos los cambiantes, que con su fuerza superior y la velocidad aumentada, llegarían raudos a la puerta, estableciendo la primera barrera de contención, pero tenían que apuntalarla.
Esa noche se durmió agotada en la cama junto a Niord, no pensaba que ser la madre de su vástago aún la haría más fiera en el combate, pero sobre todo más sabia. Estaba descubriendo a una nueva Khayla, menos kamikaze y más estratega. Rondando las cuatro de la madrugada sonaron las campanas y los cuernos a zafarrancho, algo pasaba. Se despertó sobresaltada y lo primero que hizo fue pedir a gritos que alguien se llevase a Niord y lo pusieran a salvo. Desde la ventana observó que ardía una de las naves, no era la de Danielle, de hecho la Reina Ana disparaba a bocajarro a uno de los barcos que trataba de huir con nocturnidad y alevosía. ¡Malditos piratas! No se podía confiar en ellos. Sabía que iban a dar problemas.
A duras penas y arrastrando su pierna mala, bajó por las escaleras del castillo dando órdenes de reunir a Atharal, Stan y los que quedasen en pie para hacer frente a la amenaza. Llegaron al puerto cuando el Inferno se unía a la ración de plomo basto haciendo saltar la madera de la proa de uno de los veleros que intentaban abandonar el puerto.
Eso no tenía sentido, aquello sabían que sucedería y que la potencia de fuego de las naves de Dani acabaría con quienes intentaran la huida… debía ser un señuelo, una distracción. ¿Dónde cojones estaba la trampa?
De pronto una rapaz se precipitó desde el cielo en picado hacia Khayla, era Atharal. La guerrera se esforzó por correr hasta donde impactaría el ave y agarrarla entre las manos impidiendo que chocase contra el pavimento. Una vez sujeto, se dio cuenta que tenía el ala dislocada. Lo depositó en el suelo y el general cambió de forma, gruñendo entrecortadamente.
— han abierto la puerta sur…van a darle entrada a los secuaces de Randulf…
Khayla ordenó a gritos que corriesen hacia allí, Stan con su vozarrón llamó a zafarrancho a todos los cambiantes, que con su fuerza superior y la velocidad aumentada, llegarían raudos a la puerta, estableciendo la primera barrera de contención, pero tenían que apuntalarla.
Khayla- Humano Clase Alta
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Re: Donde fuimos invencibles (privado)
La puerta sur necesitaba defensa urgente, y hasta allí llegaron los cambiantes. Mientras en el puerto las naves de la inglesa defendían Akershus y hundían a los piratas de Randulf que bajo falso juramento habían dicho que cambiaban de bando y que protegerían a los rebeldes. En caso de quedar alguno vivo iban a ajusticiarlos con el águila de sangre a plena luz del día. Si eran norteños, no merecían el Valhalla, aquella traición sucia y ruin no quedaría impune.
Contra la puerta un ariete golpeaba con saña, el rastrillo había sido elevado por los traidores y sólo la madera recubierta de placas de hierro tachonadas los separaba de un contingente de más de 500 soldados. Probablemente la caballería y algún destacamento mayor se ocultaba tras el fiordo, a la espera de tener las puertas abiertas para aniquilar a los fieles de la causa Cannif.
Stan y Cronos agarraron vigas de madera para apuntalar la puerta, con su descomunal fuerza las apoyaron sobre las hojas de esos maderos que vibraban con las acometidas del ariete. No tardaron en llegar los refuerzos, pero los traidores ya habían entrado en la fortaleza y mataban objetivos determinados con el fin de abrir más accesos al ejército de Randulf. Khayla vio a uno de los piratas acuchillando a un soldado joven que estaba dando la voz de alarma, alertando al resto de dónde había más renegados. Sin dudralo ni un instante agarró el arco y el carcaj de uno de los caídos y sin ocultarse de la vista de nadie, cargó la flecha tensando la mano que aún tenía agarrotada. Los tendones crujieron y el dolor la hizo apretar los dientes. La tensión de la cuerda hizo temblar levemente su brazo, que no estaba ya tan entrenado para disparar, pero impactó contra el objetivo clávandose entre las costillas del marinero que no lo esperaba. Esa ya no viviría para contarlo, había perforado el pulmón.
Cargó otra flecha y oteó la muralla en busca de más secuaces de Randulf buscando aniquilar a los vigías o a quienes pudieran asegurar la puerta. Allí estaban...disparó de nuevo y otro cayó hacia atrás con una flecha entre los ojos. De inmediato gritaron entre ellos y uno recibió otro flechazo en el pecho, pero los dos que quedaban vivos se afanaron por alcanzar a la letal rubia, guareciéndose de sus disparos y alcnzándola en el patio con sus cuchillos. De haber estado bien, esos dos sólo serían pasto de gusanos, pero sus músculos no reaccionaban todo lo rápido y fuerte que le gustaría y pronto tuvo serios problemas para defenderse de los dos tridores. En algún momento de la pelea uno de ellos le barrió los pies y la guerrera cayó al suelo. Eso podía ser su fin. Interpuso el brazo menos malo en la cuchillada que el tipo pretendía darle, pero el otro estaba ya muy cerca e iba a rebanarle el cuello en un suspiro. En ese momento Atharal lo ensartó con su bastarda, que emergió por las tripas y el otro se giró un segundo al ver lo que había pasado. Segundo que Khayla aprovechó para hundirle el cuchillo en la garganta con un movimiento hosco. No lo había matado, así que Atharal lo remató ensartándolo con la espada y empujándolo hacia atrás con su bota, dejando el arma libre así.
Agarró el antebrazo del general que la ayudó a ponerse en pie. El gesto de su rostro fue de profundo agradecimiento, sabía que Atharal tenía el ala dañada, seguramente su brazo estuviera fuera del sitio, pero aún así había corrido en su ayuda. Pegaron espalda con espalda e hicieron frente a dos más que querían acabar la faena.
Para aquel entonces los cambiantes habían parapetado la puerta y bajado el rastrillo, nadie entraría ni saldría de la fortaleza, pero quedaban traidores entre ellos.
Contra la puerta un ariete golpeaba con saña, el rastrillo había sido elevado por los traidores y sólo la madera recubierta de placas de hierro tachonadas los separaba de un contingente de más de 500 soldados. Probablemente la caballería y algún destacamento mayor se ocultaba tras el fiordo, a la espera de tener las puertas abiertas para aniquilar a los fieles de la causa Cannif.
Stan y Cronos agarraron vigas de madera para apuntalar la puerta, con su descomunal fuerza las apoyaron sobre las hojas de esos maderos que vibraban con las acometidas del ariete. No tardaron en llegar los refuerzos, pero los traidores ya habían entrado en la fortaleza y mataban objetivos determinados con el fin de abrir más accesos al ejército de Randulf. Khayla vio a uno de los piratas acuchillando a un soldado joven que estaba dando la voz de alarma, alertando al resto de dónde había más renegados. Sin dudralo ni un instante agarró el arco y el carcaj de uno de los caídos y sin ocultarse de la vista de nadie, cargó la flecha tensando la mano que aún tenía agarrotada. Los tendones crujieron y el dolor la hizo apretar los dientes. La tensión de la cuerda hizo temblar levemente su brazo, que no estaba ya tan entrenado para disparar, pero impactó contra el objetivo clávandose entre las costillas del marinero que no lo esperaba. Esa ya no viviría para contarlo, había perforado el pulmón.
Cargó otra flecha y oteó la muralla en busca de más secuaces de Randulf buscando aniquilar a los vigías o a quienes pudieran asegurar la puerta. Allí estaban...disparó de nuevo y otro cayó hacia atrás con una flecha entre los ojos. De inmediato gritaron entre ellos y uno recibió otro flechazo en el pecho, pero los dos que quedaban vivos se afanaron por alcanzar a la letal rubia, guareciéndose de sus disparos y alcnzándola en el patio con sus cuchillos. De haber estado bien, esos dos sólo serían pasto de gusanos, pero sus músculos no reaccionaban todo lo rápido y fuerte que le gustaría y pronto tuvo serios problemas para defenderse de los dos tridores. En algún momento de la pelea uno de ellos le barrió los pies y la guerrera cayó al suelo. Eso podía ser su fin. Interpuso el brazo menos malo en la cuchillada que el tipo pretendía darle, pero el otro estaba ya muy cerca e iba a rebanarle el cuello en un suspiro. En ese momento Atharal lo ensartó con su bastarda, que emergió por las tripas y el otro se giró un segundo al ver lo que había pasado. Segundo que Khayla aprovechó para hundirle el cuchillo en la garganta con un movimiento hosco. No lo había matado, así que Atharal lo remató ensartándolo con la espada y empujándolo hacia atrás con su bota, dejando el arma libre así.
Agarró el antebrazo del general que la ayudó a ponerse en pie. El gesto de su rostro fue de profundo agradecimiento, sabía que Atharal tenía el ala dañada, seguramente su brazo estuviera fuera del sitio, pero aún así había corrido en su ayuda. Pegaron espalda con espalda e hicieron frente a dos más que querían acabar la faena.
Para aquel entonces los cambiantes habían parapetado la puerta y bajado el rastrillo, nadie entraría ni saldría de la fortaleza, pero quedaban traidores entre ellos.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Donde fuimos invencibles (privado)
La noche se tiñó de rojo, sobre mi rostro tres dedos se deslizaron ansiosos dejándome el rastro de la sangre del carnero.
Las ofrendas estaban hechas, los dioses nos bendecían con su ira, Thor golpeaba con saña el cielo, eran los relámpagos y los truenos los que clamaban nuestra impetuosa marcha de escudos contra aceros.
Sobre el fango los hombres arrastraban las catapultas al unisono, tirando de las cuerdas, empujando entre gruñidos, la noche no era silenciosa, mas ninguna guerra lo era hasta que los campos quedaban anegados de muerte y solo el llanto de las viudas retumbaba en el paisaje.
No, aquella noche era ruidosa, porque nosotros queríamos dejar claro a Randulf que no iba a ser fácil derrotar as los rebeldes, que aunque creyera que estábamos solos no era así. Las Atalayas se prendieron avisando al tirano de nuestra marcha, mas poco duraron prendidas porque ambas fueron tomadas por la primera oleada de bárbaros, causaron bajas sus arqueros mas no las suficientes y enardecidos por la muerte mantuvimos el paso para ahora si dejar las catapultas a buen recaudo, las piedras llegarían lejos, destruirían murallas mientras los arietes harían crujir las vigas de madera hasta que el portón quedara reducido a la nada.
La lluvia de flechas de fuego calló sobre la formación de escudos, nuestros arqueros también decididos a dar muerte dispararon con saña y se escucharon los cuernos dando la voz de alarma.
Dentro los guerreros se armaban para el encuentro, las bestias de Randulf ansiaban ser soltadas y aullaban como perros hambrientos animadas por el inminente encuentro.
Dos aves surcaron el cielo, detuve al arquero que iba a darles muerte, pues quería que los soldados del otro lado supieran que nosotros también eramos peligrosos vikingos y ante sus muros apostados pensábamos destruirlo todo.
Sus defensas estaban bajas pues para atacar Akershus muchos barcos habían zarpado llenos de hombre,s otros por tierra tuvieron que dañar nuestras fronteras y gran parte de sus aberraciones se encargaban de sembrar el caos a las aldeas para que no pudieran socorrer la ciudadela.
No tardaron en llegar los primeros golpes de los arietes, ni en que las escaleras se convirtieran en empalizadas para llegar a las murallas, donde volcaban una, alzábamos dos, rugí con el hacha en la mano animé a los soldados mientras las flechas me caían a cada lado, así encomendé mi alma a Thor pues volviera a casa o no, mi acto daría esperanza a la rebelión y paz a mi hijo recién nacido al que esperaba que su madre pudiera contarle lo mucho que a ambos los había querido.
Las ofrendas estaban hechas, los dioses nos bendecían con su ira, Thor golpeaba con saña el cielo, eran los relámpagos y los truenos los que clamaban nuestra impetuosa marcha de escudos contra aceros.
Sobre el fango los hombres arrastraban las catapultas al unisono, tirando de las cuerdas, empujando entre gruñidos, la noche no era silenciosa, mas ninguna guerra lo era hasta que los campos quedaban anegados de muerte y solo el llanto de las viudas retumbaba en el paisaje.
No, aquella noche era ruidosa, porque nosotros queríamos dejar claro a Randulf que no iba a ser fácil derrotar as los rebeldes, que aunque creyera que estábamos solos no era así. Las Atalayas se prendieron avisando al tirano de nuestra marcha, mas poco duraron prendidas porque ambas fueron tomadas por la primera oleada de bárbaros, causaron bajas sus arqueros mas no las suficientes y enardecidos por la muerte mantuvimos el paso para ahora si dejar las catapultas a buen recaudo, las piedras llegarían lejos, destruirían murallas mientras los arietes harían crujir las vigas de madera hasta que el portón quedara reducido a la nada.
La lluvia de flechas de fuego calló sobre la formación de escudos, nuestros arqueros también decididos a dar muerte dispararon con saña y se escucharon los cuernos dando la voz de alarma.
Dentro los guerreros se armaban para el encuentro, las bestias de Randulf ansiaban ser soltadas y aullaban como perros hambrientos animadas por el inminente encuentro.
Dos aves surcaron el cielo, detuve al arquero que iba a darles muerte, pues quería que los soldados del otro lado supieran que nosotros también eramos peligrosos vikingos y ante sus muros apostados pensábamos destruirlo todo.
Sus defensas estaban bajas pues para atacar Akershus muchos barcos habían zarpado llenos de hombre,s otros por tierra tuvieron que dañar nuestras fronteras y gran parte de sus aberraciones se encargaban de sembrar el caos a las aldeas para que no pudieran socorrer la ciudadela.
No tardaron en llegar los primeros golpes de los arietes, ni en que las escaleras se convirtieran en empalizadas para llegar a las murallas, donde volcaban una, alzábamos dos, rugí con el hacha en la mano animé a los soldados mientras las flechas me caían a cada lado, así encomendé mi alma a Thor pues volviera a casa o no, mi acto daría esperanza a la rebelión y paz a mi hijo recién nacido al que esperaba que su madre pudiera contarle lo mucho que a ambos los había querido.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
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