Donde fuimos invencibles (privado)

por **Khayla** Miér Mayo 09, 2018 3:45 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Los días en los que Khayla luchaba por su vida, fueron remitiendo con la llegada de su hijo Niord al mundo. El pequeño nació sano, la madre superó el dificultoso parto y el orgulloso padre no se quedó viudo como era de prever. La rehabilitación de la guerrera no cesó, pero no era tan imperativa como antes de dar a luz, no necesitaba estar tan fuerte para superar el trance y se lo tomó con más calma, alternaba los cuidados de Niord con su entrenamiento.

Pasados los primeros meses, se instaló en su hogar una rutina casera muy agradable, algo que ninguno de ambos esperaba experimentar alguna vez y a pesar de lo inquieta que era la finlandesa, disfrutaba de los ratos de relax, de una buena siesta después de comer, de sentarse los tres en el sofá por la noche al calor de la lumbre… Lund se marchaba a las misiones que le tocasen, como siempre, y Khayla a veces se acercaba al patio de armas y probaba con el arco, ya que cuerpo a cuerpo o con espada lo tendría complicado. El arco nunca había sido su arma favorita pero si quería seguir siendo útil a la causa practicaría hasta ser la mejor arquera, le costaba sujetarlo con fuerza porque los tendones de la mano no le respondían bien, pero las dificultades nunca habían supuesto la rendición de Khayla, ni lo serían ahora.

Esa mañana Danielle y Ulf los mandaron llamar a ambos y en la sala del consejo en el castillo, frente al mapa de Noruega dispuesto sobre la mesa, los esperaron. La pirata les explicó que debían marcharse y el motivo por el cual lo harían, dejando Akershus en sus manos. Les recomendaron quedarse en el castillo, así estarían más accesibles para aquellos que buscasen a la voz de mando, y el pequeño Niord estaría bien atendido hasta que regresasen. Era una gran responsabilidad la que deberían asumir, Llevar Akershus no era ninguna tontería y ellos dos eran buenos soldados, pero eso era muy distinto de ser los líderes de una nación rebelde.

Al principio se quedaron algo estupefactos, estaban acostumbrados a mandar en el ejército pero cuando Höor se ausentaba siempre estaba ahí Ulf y si no, la pirata que últimamente había sido la que recogía ese indigesto testigo. Ahora les iba a tocar a ellos dar respuesta a cualquier cuestión en el bastión libre, desde una cuestión cotidiana a cualquier ataque o problema que pudieran sufrir. La flota se quedaría en Akershus, a la espera de órdenes por su parte si debían izar velas hacia algún lugar o reventar a cañonazos a quien osara acercarse.

por **Lund Around** Dom Nov 11, 2018 9:19 am

Guerra, olía a sangre, a tierra mojada y tormenta, los truenos retumbaban en el cielo y cruzaban el firmamento sus rayos color dorado..
Thor estaba enfadado, norteños derramando sangre de norteños, las espadas silbaban al viento, choque metálico, rugidos de bárbaros entre las llamas de una guerra sin tregua.
Los muros temblaban ante nuestro poder, pero la defensa de Thorsmstein no cesaba, lluvia de flechas, hervía el agua, poco importaba si esto obligaba a Randulf a lazar su asedio contra Akershus.

Mi mujer era fuerte, ella era poderosa y aun tullida la admiraba, todos lo hacían. La amaba, lo hice despacio, sin prisa, pero ahora, con Hela mirándome de frente era ella mi escudo, ella era mi espada y nuestro hijo el motivo de volver a casa.
No me temblaría el pulso para sajar vidas, no me temblaría el pulso para proteger lo que amaba.

Los cuernos retumbaron enérgicos, aullaban, y las atalayas prendían sus luces, necesitaban refuerzos, ese era le mensaje que esperábamos y por eso mi mirada clara se perdió en la del conde Blodoks, estaríamos en deuda por su valor en esta hazaña.
Solo teníamos que aguantar la embestida, solo teníamos que hacer lo que sabíamos, luchar hasta la muerte y cenar en el Valhalla.

Buitres, carroñeros que sobrevolaban la gesta, conocedores de que la muerte cercenaría miembros, arrancaría vidas y ellos de eso se alimentarían, supongo que eso era el ciclo de la vida y mas en estas tierras donde nacemos adorando a dioses bélicos, donde soñamos con alzar la espada aunque eso signifique perder la vida y ser eternos.

por **Khayla** Dom Nov 11, 2018 3:05 pm

De nuevo y por segunda vez, Akershus sufría el asedio de Randulf en menos de una semana. Habían conseguido colar traidores entre sus muros y Khayla los descubrió a tiempo. Hundieron los barcos leales al rey tirano y se encargaron de liquidar a aquellos que consiguieron llegar hasta la puerta principal, tratando de dejarles la vía libre a los soldados del rey. Por suerte consiguieron cerrar el rastrillo e impedir que aquel caballo de Troya les costase demasiado caro.

Stan y Cronos se cebaron con la sangre enemiga, de la misma forma que los cambiantes que debería haber liderado Ulf de estar allí. Pero no estaba. Ni tampoco Höor, Dani o Giuliana, y estaba sufriendo mucho. Pronto se les acabarían las provisiones y si ellos intentaban regresar, no tendrían paso seguro. Además tampoco sabía nada de Lund y eso la carcomía por dentro. Pero no flaquearía; Khayla Ingve, ahora Khayla Arund no se rendía nunca, no existía esa palabra en su vocabulario. Cuando despuntó el alba subieron a la torre del homenaje a los traidores vivos y les aplicó la sentenia: el águila de sangre, y sin más rodeos, ordenó cercenar sus cabezas, clavarlas en picas y exponerlas en cada esquina de las murallas. Debían servir de aviso: la traición se pagaba en Akershus con la vida y sin opción a redención.

Se elevaron unas pocas piras para despedir a los caídos, pero las hicieron con la madera de las naves hundidas, no podían desperdiciar ni un solo material, pues no sabían lo que duraría el asedio, así que remolcaron algunas barcazas para recuperar los materiales útiles. estaban agotados, los alimentos ya escaseaban y sobrevivían a base de voluntad y coraje.

Encendió una pequeña vela frente a unas estatuillas talladas frente a una hornacina con una runa y rezó a sus dioses por un poco de suerte y que protegiesen a esas dos figuritas de madera, que representaban a Lund y a Niord.

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