Tras la función (priv. Loyd Granchester)

Recuerdo del primer mensaje :

La grada lentamente se iba llenando, inicio de que la función iba a empezar, la cambiante en su camerino se maquillaba de esa manera llamativa haciendo aun más felina su mirada y recoger su melena en dos coleta una con lazo azul cielo y otro con lazo rosa clarito, ropas que enseñaban y eran brillantes de colores azul negro y fucsia, fue entonces cuando el capataz entró en el camerino de la cambiante colocandose a su espalda. -Bien jovencita, hoy hay gente importante en el publico, y por tu bien si quieres cobrar hoy má te vale que sea una función expectacular, ¿me has oido?- Gruñé y la toma de la coleta para obligarla a acercarsele. -Me has hecho perder dinero, ganatelo de nuevo.- Gruñe con enfado antes de soltarlo mientras la rubía sacude la cabeza y le malmira siguiendose pintando los labios mientras emitia un bufido y seguia con lo suyo para dar el show pintando la puntas de su melena rubia con tizas de colores para dar este tonos llamativos y bonitos.



Se preparaba sentandose sobre el trapecio, que mientras la musica sonaba este se empezaba a elevar, a cerca de unos 15 metros del suelo quizá algo más, ni cuerda ni red de seguridad, giraba y bailaba sobre el trapecio dando la sensación de que en mas de una vez estaba a punto de caerse, o manteniendose en el trapecio sujeta solo con los empeines del pie mientras colgada boca abajo estendia los brazos y miraba a la gente que abria la boca observandola, mientras el trapecio se balanceaba cual columpio, saltaba y giraba sobre si misma dando vueltas y enganchandose con una mano o a veces manteniendo de punto de apoyo la nuca y lo demás sin agarre, sin duda entre eso y las contorsiones se llevó el aplauso contundente del publico.
El numero no solo fue de trapecio, tambien bailó con varios aros entrelazando eso con la contursión y demas habilidades totalmente sobrehumanas, que para eso le daba la ventaja de ser cambiante, aunque a los ojos del publico solo era una talentosa circense, que hacía todos esos numeros sin perder ni un segundo una amplia sonrisa con la que observaba el publico, tras salir a saludar y reverenciar al agradecido publico, la sueca se solto la melena y salió a la parte de atras de la carpa.


Un merecido descanso tras el numero, se sentó en un banco de piedra mientras se sacaba un pequeño saquito con mandarinas en su interior, se acarició el hombro izquierdo donde se podía ver una cicatriz en forma de estrella si se fijaba uno lo suficiente, una herida que había curado horrorosamente lenta, pero no estaba segura si la cicatriz desapareceria del todo, pelaba la mandarina liberandola de la gruesa y rugosa piel, para llevarse el dulce gajo a la boca, mientras el potente aroema de esta le distraía de cualquier otro aroma que la avisase de cercanía, mientras su mirada se desviaba al cielo mientras entrecerraba los ojos dando a entender el estado de relajación en el que estaba ahora mism, mientras jugaba con su nuevo collar, se lo había dado el capataz para la funcion, era una cinta de terciopelo color burdeos, que tenía un bonito cascabel colgado, le daba un poco sensación de gato domestico pero a la vez la agradaba, el collar le quedaba de gargantilla, pero le daba cierta relajación tocar el cascabel con la punta del dedo.

La cambiante miraba alrededor, pudo comprender que el enorme Loyd había captado su inquietante estado de animo, como podía oler que algo no funcionaba, más dejó que la conversación fluyese con las malas noticias para la familiar de esa mujer rubia, la cambiante ladeaba la cabeza mientras sus pupilas se contraían de sobre manera recordando a como lo haría un tigre, cuando fija un objetivo, observó como Loyd fingia beber, y sí ella al estar tan cerca y demás se fijó en ese detalle, pero a juzgar por los que a su alrededor estaban no vieron el detalle ni lo vieron amenazante si quiera. Más Yendra miró a la otra joven, que se sentaba aparentemente impactada por a noticia, más fue entonces cuando uno de los nuevos incluidos se acercó uno de ellos, que para qué mentir era enormemente atractivo, pero ahora no estaba para fijarse en esas miniedades, miró a uno de los hombres más cercanos a ella de reojo.
Pues seguía con esa terrible senación, esa sensación, ese instinto animal que le dice asi misma que no todo va tan bien como aparenta a su alrededor, y es el hecho de que aunque estaban en grupos y tomandose una cerveza los sitios eran demasiado estrategicos para la opinión de la tigresa.


El hombre se acercó y susurró algo a la rubia, algo que la hizo abrir los ojos, en un principio Yendra sospechó exactamente lo mismo que Loyd, y eso era que posiblemente había dicho un intento de frase para seducir a la joven, o alguna frase soez como si eso impresioanara a una dama, observó como Loyd se mostró protector con ella cosa que hizo que la cambiante ladeara la cabeza mirandole, para despues observar al otro hombre que levantó las manos mientras mascullaba que no quería problemas de ningún tipo con el grandullón de Loyd, aunque ese hombre también era notoriamente alto, aunque claro, Yendra era una mujer de corta estatura, de hecho de espaldas podría pasar por una joven adolescente si solo se fijase en la altura, ya que sus curvas y demas eran los de una mujer perfectamente bien formada, la cambiante olfateaba sin exito, tenía la sensación de que sus sentidos la engañaban en cuanto a lo que había a su alrededor.


El gesto de Loyd es recibido, Yendra se levanta. -Venga preciosa, la acompañaré fuera.- Sonrió la cambiante con esa dulce sonrisa que dibujaba en sus labios en todo espectaculo, el hombre que se acercó antes a la rubia las siguió con la mirada apenas unos segundos antes de girarse a hablar con uno de sus amigos, la cambiante iba distraida cuando chocó con uno de los hombres que había entrado en grupo, lo cual hizo que notara algo que le irritaba, entonces fue cuando vió el destello, veía el arma que este portaba, lo cual le hizó dar un paso atrás y mirar a Loyd alarmada, fue entonces cuando el hombre se percató de lo que vió la cambiante se puso algo irritable, levantandose amenazante, Yendra retrocedió.
Lo cual, el que había pedido la cerveza hizo que se levantara, la situación se volvió tensa cuando todos los que estaban allí mostraron que las sospechas de la cambiante eran ciertas y las posiciones eran totalmente estrategicas. -Vamos..rapido.- Indicó para que se moviera rapidamente la mujer rubia, mientras empujó valiendose la fuerza de su condición para en ese momento de tensión romperlo antes de que la hostilidad que se avistaba.

Septimus se puso tenso, si, la cosa no estaba saliendo como quería y cuando Lucy estaba alli entorpecía un poco las cosas y se vió obligado a tomar una variable, pero la presa estaba en su punto de mira, y aunque tenía también interés en la cambiante por ser capaz de escaparse incluso estando herida, ese merito que le concede a la pequeña mujer, a pesar de haberle herido con una bala que contenía plata liquida, que sin duda la habría dejado realmente jodida impidiendola curarse tan rapido como concedía su condición, los cambiantes aunque herejes los consideraba de menro categoria que un licántropo o un vampiro, claro que hacía un suavizado de vista con Xanandra, ya que aunque muy pocas veces lo mostraba tenía cariño a la cambiante, quizá por que se convertía en loba, o quizá por que al tener una naturaleza similar le comprendía mejor que nadie, aparte del lavado de mente que hizo con ella cuando era pequeña, cosa que le ayudó uno de los gemelos, eso provocaba que fuera más docil y su hermana nunca comprendía porqué.
Los ojos paseaban por las dos rubias, mientras permitia que se marcharan mientras escuchaba a la cambiante responder a la pregunta dada por Lucy, ya hablaría con ella despues. -Si, luego te diré donde podemos reunirnos.- Respondía esa mujer de baja estatura, cosa que hizo que Septimus sonriera de medio lado, ya que pensaba atrapar a Loyd costase lo que costase.


Septimus se percató de que la canija cambiante vio el arma en uno de sus hombres, eso hizo que Septimus hiciera un gesto, que sus hombres entendieron a la perfección. Se movían con cierto disimulo pero a Septimus no le costó leer que ya se olía algo, y sin contar la alarma que se daban entre ellos, el lobo miraba a todos que empezaban a mejorar las posiciones, antes de dar el paso.
El aroma conocido, sonrié de medio lado pudiendo escuchar de lejos debido al silencio de la taberna la vocecita de la cambiante. -No los conozco pero la cosa no encaja, pero empiezo a percibir su aroma, son 13 he contado...- La voz no era muy clara para el lobo por la distancía pero su oido era fino, la luna se aproximaba, y el hechizo se estaba desvaneciendo ya, eso hizo que Septimus soltara un gruñido, y sus hombres se movieran haciendo un corro alrededor de él y de el enorme hombre, aunque algunos se habían quedado "atrapados" tambien en el circulo, eran herejes, las bajas estaban autorizadas, y ya les habían preparado la tapadera para dar explicaciones de lo que iba a ocurrir ahí, el lobo tenía todos los cabos atrados, se acercó al enorme hombre que había quedado. Lo importante era que Lucy estuviera a salvo, y gracias a su Don de Gaia conseguiria mantenerse para no dañarla si la cosa se iba hacia donde no se tenía que ir.


-¡Eh amigo!- Dijo en tono amistoso fingido mientras se acercaba a él manteniendo unos pasos de distancia. -Creo que has sido cazado, nadie escapa a la mirada de Dios.- Junto las manos como si rezara unos segundos para despues desenfundar su arma abriendo su gabardina, su cruz de plata colgada del pecho chocaba contra su camisa, y le apuntaba con él arma mientras los hombres les rodeaban atentos, como si esperaran algo, un gruñido sobrenatural nacio de su garganta de manera involuntaría, se aproximaba el momento, algunos hombres respondieron al gruñido de forma involuntaria debido a la pronta transformación, el lobo quería ser meticuloso, pero la euforia le invadía, igual que el brillar de sus ojos. -Yo que tú vigilaría el siguiente movimiento. Sería un completo desatino obligarme a actuar....te vas a venir con nosotros...Granchester, te has escapado demasiado tiempo.- Amenazó ansioso, podía saborear su carne, quería vengarse de la ultima vez, quería desollarlo y mantenerlo vivo por ello.

Yendra observaba a la vampiresa, indicandole toda la información que tenía acerca de los estraños individuos, pero a medida que pasaba el tiempo el hechizo que los protegía se iba desvaneciendo, lo que hizo que Yendra reconociera a la legua el aroma que llegaba a las fosas nasales de la cambiante, que abría como platos sus azules ojos, mirando a la vampiresa. -Tenemos que ayudar.- Sentenció, ese maldito, habia dado con ella, si, cuando chocó con ella y fingió que no la conocía, cuando besó su mano sin duda debío hacer algo, algo como el hechizo que los ocultaba a su olfato a medias tintas, ya que la cambiante había tenido esa tensión toda la noche desde que ellos aparecieron, Yendra arrugaba la nariz entrando en alarma y acariciandose la herida cicatrizando de su hombro, por el disparo del último encuentro, ella bufa pero vuelve a mirar a la rubia que había acompañado para ponerla a salvo, se pasó los dedos entre su dorada cabellera pensativa. -Debería alejarse de aqui, esto no se va a poner muy agradable...este tipo de barrio es lo que tiene...asi que le ruego encarecidamente que se aleje lo antes posible, yo tengo asuntos que resolver.- Comentaba Yendra, había que mantener a salvo a los inocentes.
Asi seguro que lo querría el grandullón, pero Yendra quería volver, no le iba a dejar solo, no sabía que le empujaba a volver, quizá por que le caía bien, miró a la joven, seguramente estaba confusa, pero si era lista entendería que era un sitio peligroso, entonces fue cuando un escalofrío le recorrió la espalda.


Como si todo se moviera a camara lenta, los agudos sentidos de la cambiante dieron las primeras pistas de que la pelea empezaba, entonces los primeros hombres, quizá los más jovenes, salieron de la taberna para encontrarse con los vampiros, desenfundarón las armas, aunque había visto a esa vampiresa actuar, unas armas no sería suficiente para detenerla, pero entonces la cambiante sintió un aroma potente, a testosterona concentrada, mezclada con un olor muy particular, fue entonces cuando viendo como la pelea empezaba a hacerse presente, tratando de mostrar frente a los vampiros, fue entonces como alguíen salía apuntando a la nuca de Loyd, haciendo que Yendra abriera mucho los ojos, el que apuntaba a Loyd era ese maldito inquisidor, el hechizo se disipaba y sus ojos azules se vieron, esa maldita sonrisa egocentrica, observó a la cambiante y despues miró a la vampiresa, enarcando una ceja y relamiendose como quien ve una presa más.


Escalofrio invadían la espalda de la cambiante, sus musculos se tensaban frunciendo el ceño, emitiendo gruñidos sobrenaturales, ese maldito inquisidor, ese aroma a incienso. Yendra se encogió unos segundos mirandole, él inquisidor observaba. -Si te mueves preciosa concubina....vas a saborear la sangre de este hereje y restos de cerebro por tu bonita ropa...¿es que pensabais que soy tán estupido?- Rió este sarcastico, si bien en un momento pareció por un segundo sorprendido, o eso le pareció a Yendra, parecía tener más escapatoria, normalmente los licántropos no estarían tan bravos, y menos contra vampiros antiguos aunque los primeros sean inquisidores, Yendra miró rapidamente hacia el cielo, el astro nocturno mostraba su explendor, fue entonces cuando escuchó el primer gruñido, los hombres que se interponían y algunos golpeados por los vampiros empezarón a mutar de tamaño y formas, fue cuando Yendra hizo un rapido movimiento, aflojó los ropajes. -¡¡Loyd muevete!!.- Gritó la circense, pegando un sobrenatural salto, desaciendose de algunas prendas, y cuando aterrizó sobre uno de los lobos que se metamorfoseaban lo que tenía encima era un enorme tigre, escuchó un disparo y una quemazón en su lomo, no le había dado, solo rozado, pero había conseguido lo que quería, un breve instante de distracción para que Loyd y los vampiros cogieran las riendas.


El inquisidor había disparado, pero mientras se metamorfoseaba el pulso le había fallado, sus ojos azules se volvieron naranjas y observaba como los musculos reaccionaban, si persé era grande, en lobo debía ser monstruoso, Yendra aun en tigresa miro a Loyd y Aglaia esperando a que iban a hacer, pero estaba claro que él inquisidor había cogido obsesión con el medico y que esta noche iba a correr la sangre, miedo le daba el amanecer siguiente, si es que Yendra seguía conservando el pescuezo, dió un tremendo zarpazo a uno de los lobos y rugió con ferocidad, pronto, tendría combate bestia contra bestia, esperaba que la rubia hubiera hecho caso y se hubiera ido, por que esto se ponia en esceso peligroso.

La cosa se iba de madre, eso estaba claro, las cartas sobre la mesa, la cambiante se había llevado lo que más podía preocupar a Septimus, a Lucy, una vez ella fuera de escena se había visto con la suficiente libertad para poder hacer de manera forzada el plan que tenía, si bien no estaba encaminandose la cosa por donde él deseaba, si que estaba todavia dentro de los planes y lo controlable, asi que no había por el momento nada que le desconcertara en esceso y no le dejara sin salida, ahora tenía al hombre, a su presa, justo delante de él, y despues de haberle apuntado con el arma muy a su pesar se mostro sumiso, pero el inquisidor bien sabía que no es oro todo lo que reluce, el licántropo entrecerró los ojos cuando vió como Loyd alzaba las manos a modo rendición, el licántropo no pudo evitar dar un gruñido. -Vaya, con el dolor de cabeza que me distes la otra vez, y ahora sumiso como un cachorro...¡bah! que decepción.- Se mofó el licano con suma arrogancia, demasiada tal vez. -Si a la mujer la dejaré ir, pero a tu amiguita, la canija esa, por su culpa me causastes tú y esos chupasangres muchos problemas..- Amenazó, pero de momento no tenía por qué molestar a los hombres de esa taberna, quizá una redada para ver los herejes que le han ayudado, pero si no..ahora mismo quería disfrutar de lo cazado.


Pudo sentir como el efecto se pasaba empezando a demostrar sus verdaderos rasgos, su color de pelo original, más esa maldita sonrisa burlona que poseía Septimus se dibujaba, notaba como la luna y sus efectos retumbaba en su cuerpo, la voz de alarma sono por parte de los primeros que salieron, Septimus clavó la mirada en el hombre al que estaba encañonando con su revolver. -Uhm...vaya, otra jugarreta...veo que no eres tan idiota, me estaba decepcionando con lo facil que lo estabas poniendo.- Se mofa el licántropo, fuera empieza la acción, Septimus saca a empujones a Loyd, sorprendiendose de quien estaba ahí, y otra vez esos malditos chupasangres herejes.
El lobo ladeo la cabeza, con el ligero gesto de sorpresa, pero su pulso no tembló, escuchó el rugido de el enorme tigre que se tiró sobre uno de sus hombres, el licántropo sabía perfectamente que era la cambiante, disparó no para matar claro estaba solo herirla, vació el cargador lanzando disparos no solo a la cambiante, la luna estaba en su explendor y notaba el arder de su cuerpo.


Ahí empezaba la transformación, mientras de manera distorsionada veía como la vampiresa le arrebataba a su presa aprovechando el cambio del licántropo, vio como Loyd voló para caer rodando a los pies de la dulce rubia. Ella seguía cerca, eso no le gustaba, la maldita cambiante debió habersela llevado más lejos, jodida hereje. El lobo terminó su conversión y miró a la vampiresa, olfateando el olor de su enemigo natural, el lobo se agachó y arrastró sus garras por el suelo, haciendo que el roce generara chispas, notando cuan afiladas estaban sus garras.
La vampiresa estaba armada, y no se lo iba a poner tan facil.  El licántropo dió un feroz gruñido y se lanzó contra la vampiresa, buscando darla un zarpazo, pero su intención real era obligarla a esquivarle y emprender la carrera detrás de Loyd, pues lo tenía como presa, y por increible que pareciera, prefería perseguirlo a él, en lugar de enfrentarse a la conocida vampiresa, él licantropo empezó a correr directos hacia Loyd y Lucy dando un feroz gruñido.