AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
2 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Recuerdo del primer mensaje :
Otra noche, otra luna, otra cacería. Las cosas han cambiado más de lo que quisiera admitir. Tal vez es extraño pensar que lo que creí no tomaría más de 2 semanas, se está convirtiendo en una estancia más permanente de lo deseado. Comienzo a sentirme una marioneta en un juego más grande y eso me disgusta más de lo que puedo expresar. Y luego de haber destrozado el muñeco de práctica, lo que puedo expresar es mucho.
Mi hermano y mi padre comienzan a volverse en un recuerdo dentro de mi mente, puesto que no hay un solo rastro de ellos en la vida real. La gabardina negra se mueve con el viento ocultando mi traje de cacería. Pesado, pero nunca como los incomodos vestidos de estos tiempos. La modernidad es un gran baile de disfraces y nadie es realmente quién dice ser. Mi única compañía en las últimas 7 semanas, ha sido, el profesor Legrand, de quién comienzo a escuchar más palabras que silencios, aunque la mayoría son de cómo debo interpretar técnicas de piano. Y André, su hermano, de quién no hay palabras, pero la menos las risas se multiplican. Estoy segura que estaba a punto de decirme algo el otro día, pero al ver a su hermano se arrepintió. Son como mínimo, extraños. Y yo sin lugar a dudas, patética. Necesito una vida mejor, pero Charles no es tan adecuado.
Nadie lo es. El tejado es oscuro y enmohecido, pero tengo la mejor vista de las calles oscuras, si uno salió de ahí, sé que más chupasangres lo harán. Los guantes están algo manchados, pero sobre el negro, sólo resplandece como un brillo agonizante, nadie sabría que es sangre, nadie imagina que soy dama y todos se niegan a creer en los vampiros. Respiro profundo. Sus compañeros notarán que el nocturno no ha regresado a la taberna, y la jovenzuela no tenía tanta sangre realmente, sólo es cuestión de tener paciencia. Juego con el ala de mi ancho sombrero negro, mientras me hayo reclinada contra una chimenea dormida. La cornisa es baja, como todas en esta zona, así que aunque estoy sentada, en un solo salto puedo estar de pie.
Comienzo a tararear esa canción, la que no quería tocar y ahora la repito una y otra vez en mi mente como si no hubiese nada más. El silencio es mortal, y eso siempre es malo. Pero una voz en un tono horrible y chillón. ¿Son esas súplicas? Cuatro gigantes y un flacucho de mala apariencia, parece que te llegó la hora de la muerte. Dije que ella estaba rondando. Aunque no es precisamente mi asunto, me da pena. ¿Debería hacer algo? Esa voz, la conozco… Me sobresalto de un golpe. ¡¿Acaso no es ese…?!
Otra noche, otra luna, otra cacería. Las cosas han cambiado más de lo que quisiera admitir. Tal vez es extraño pensar que lo que creí no tomaría más de 2 semanas, se está convirtiendo en una estancia más permanente de lo deseado. Comienzo a sentirme una marioneta en un juego más grande y eso me disgusta más de lo que puedo expresar. Y luego de haber destrozado el muñeco de práctica, lo que puedo expresar es mucho.
Mi hermano y mi padre comienzan a volverse en un recuerdo dentro de mi mente, puesto que no hay un solo rastro de ellos en la vida real. La gabardina negra se mueve con el viento ocultando mi traje de cacería. Pesado, pero nunca como los incomodos vestidos de estos tiempos. La modernidad es un gran baile de disfraces y nadie es realmente quién dice ser. Mi única compañía en las últimas 7 semanas, ha sido, el profesor Legrand, de quién comienzo a escuchar más palabras que silencios, aunque la mayoría son de cómo debo interpretar técnicas de piano. Y André, su hermano, de quién no hay palabras, pero la menos las risas se multiplican. Estoy segura que estaba a punto de decirme algo el otro día, pero al ver a su hermano se arrepintió. Son como mínimo, extraños. Y yo sin lugar a dudas, patética. Necesito una vida mejor, pero Charles no es tan adecuado.
Nadie lo es. El tejado es oscuro y enmohecido, pero tengo la mejor vista de las calles oscuras, si uno salió de ahí, sé que más chupasangres lo harán. Los guantes están algo manchados, pero sobre el negro, sólo resplandece como un brillo agonizante, nadie sabría que es sangre, nadie imagina que soy dama y todos se niegan a creer en los vampiros. Respiro profundo. Sus compañeros notarán que el nocturno no ha regresado a la taberna, y la jovenzuela no tenía tanta sangre realmente, sólo es cuestión de tener paciencia. Juego con el ala de mi ancho sombrero negro, mientras me hayo reclinada contra una chimenea dormida. La cornisa es baja, como todas en esta zona, así que aunque estoy sentada, en un solo salto puedo estar de pie.
Comienzo a tararear esa canción, la que no quería tocar y ahora la repito una y otra vez en mi mente como si no hubiese nada más. El silencio es mortal, y eso siempre es malo. Pero una voz en un tono horrible y chillón. ¿Son esas súplicas? Cuatro gigantes y un flacucho de mala apariencia, parece que te llegó la hora de la muerte. Dije que ella estaba rondando. Aunque no es precisamente mi asunto, me da pena. ¿Debería hacer algo? Esa voz, la conozco… Me sobresalto de un golpe. ¡¿Acaso no es ese…?!
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Mantuve mi mirada al frente. Me sobraba valor para exponerme a cualquier tipo de monstruo que a noche arrojara a mis pies. No desistí a pesar de dejar la mitad de mi sangre en el campo de batalla, o ver a mí alrededor un sembradío de restos humanos. Pero expresar un sentimiento y afrontarlo en la mirada ajena; me llena de cobardía. ¡Cuánta ironía! Mejor volver a la cama con las manos ajenas de sangre ajena a contener una gota propia. No amar por el temor a sufrir es la peor de las cobardías, tanto como no querer vivir, por temor a morir. El dolor hace en ti, lo que tú le permitas. Te conviertes en su esclavo, te aprisionas en lo que te da; y refugias en la prisión que crea a tu alrededor. O lo dejas fluir, pasar a través de ti, que sean pasos en una escalera que te hagan crecer como persona. A veces tienes que reír a través de las lágrimas, sonreír a través de la tristeza; y resurgir como un fénix de las cenizas que quedaron de ti. Y todo o que nace, algo nuevo, siempre es puro, es la perversidad de la mente humana lo que lo tuerce de un resurgir a un rencor incontrolable. Su voz remarca la respuesta que esperaba y la vergüenza me consume. El corazón me punza y garganta parece inflamarse a un punto tal, que el mínimo hilo de aire la raspa como una lija contra el tejido sensible. No voy a llorar, no necesito más humillación innecesaria hoy. Pero cuando toda mi decencia y el poco orgullo que tenía en pie comienzan a derrumbarse, todo cambia.
A veces, la belleza, se esconde en los humildes detalles; y las cosas más bonitas, son aquellas que no esperas. ¿En verdad estaba tan feliz de que hubiese tenido tal atrevimiento? Las reservas se habían quedado atrás y el sonido animoso de su voz, me hizo sonreír. Bien cobarde para enfrentar los momentos difíciles, pero absolutamente ávida para disfrutar los buenos me viré viéndole sonrojada aunque no creo que la oscuridad hubiese dejado notar esa característica rojiza en mis mejillas. Algo acaba, algo empieza; pero lo seguro es que sin quererlo, alguna vez, volverás a amar. Todo puede cambiar de un instante al otro, y no siempre tiene que ser tan beneplácito como escuchar de tu tímida boca cuanto disfruto e contacto con la mía. Estiro mi mano, pero no logro tocarlo, no me atrevo a irrumpir en su naturaleza cuando logra expresar sentimientos tan duros, tan profundos. Romperse en mil pedazos, y esos en otros mil más. Conozco el sentimiento. La melodía que me negué a tocar la primera vez que vino a darme clases. Unas muy interesantes, que llevaron que cada evento que aconteció, nos tocáramos, aunque nunca fuera con la piel. Hay mejores y más profundas maneras de llegar a alguien. El pianista, sólo ha vivido las de la clase ‘mala’.
El punto de ruptura llega en la primera parte del relato. ¿Cómo alguien puede ser tan cruel? ¿Qué clase de mujer es tan infiel a su naturaleza de burlarse de la debilidad ajena? Frunzo el ceño y contengo mis ganas de pedir su nombre su dirección y 12 horas con ella. No voy a matarla, pero no importa que tan magullada este, su esposo ya no puede separarse de ella, así que, ¿cuál es el problema? Mis ojos brillan en la oscuridad conteniendo derramar el agua que se acumula en ellos. ¡Tengo tantas ganas de matarla! Son las perras engreídas de la alta clase social, las mismas que se creen la imagen viva de los ángeles en la tierra, las mismas que fomentan que otras inocentes vivan con la cizaña en sus puños contra sus frágiles mujeres. Niego con la cabeza. Lo siento tanto. No necesito saber más, para comprender que no merecías eso. Había más, mucho más. Tanto y tan profundo que no podía ni pensar en ello, por eso lo escondió detrás de una risa nerviosa. Ya no puedo evitarlo, y mis lágrimas se derraman en compás silencioso por mi piel. Y todo cobra sentido. Jeremy no había cambiado su dulce actitud, sólo dejo de ser inocente. No dejó de creer en un mañana mejor, sólo empezó a desconfiar de su entorno. No dejó de sentir, sólo dejo de demostrar lo que sentía. No esperar de nada de nadie, te ahorra desengaños. Siempre es mejor sentirse sorprendido, que decepcionado. ¿Cómo podría pensar mal de él que sólo fue víctima de mujeres caprichosas que lo usaron para sentirse bellas e importantes, cuando de seguro, no lo valen? – “Jeremy…” – Susurro por lo bajo con la voz entrecortada.
Mis sentimientos son completamente apasionados: amo tan intensamente como odio. Vivo tan intensamente como olvido. Y cuido tan intensamente como mato. Y tenía razón, cuidar sus sentimientos, integrarse en su vida, requería una paciencia impasible. Y tiempo, mucho tiempo. Lamentablemente no era mi principal característica. Las mentiras habían roto mi corazón antes, tal vez, debí decirlo. Pero en cuanto advertí su mano buscando la mía, olvide todo lo que debía ser, para hacer lo que quería. La tome sin dudarla, mientras me acercaba, aún húmeda de mis lágrimas, y sumida en el dolor que vi reflejado en mi... en él, frente a mí. Me acerque, volviendo a sentarme en la cama mientras pronunciaba las últimas palabras. No puedo dejar la cacería ahora. Lo haré, pero necesito una respuesta primero. Necesito saber que paso con mi familia…
Eso no impide a mis arrebatos hacer mella en mis acciones y tomar completo control de mi cuerpo. Lo abrazo, con cuidado a no presionar en sus heridas. – “Lo siento. Lo siento tanto. No mereces eso. Nadie, pero tu menos.”- Acomodo mi rostro en su hombro y mientras acaricio su espalda, lento, pausado, los besos se forman en mis labios expresándolos en su piel. Subiendo cuidadosamente a su reacción por el cuello. Quiero compensar todo su dolor entre caricias. – “No podré sanarlo, no podré lograr que sea un hombre nuevo mañana, no podré volver a unir las piezas rotas. Pero al menos, quiero que sepa que aquí y ahora, es amado.” – Me detuve para pronunciar la frase directo a su rostro. Sólo que quería que me viera, que sepa que siento su dolor como propio, justo antes de volver a mi tarea. Tomo nuca con mi roce, lo atraigo a mis labios latentes, desde su clavícula hasta su mentón. Soy tan tonta, y tan incorregiblemente inocente, que creo que puedo hacer todo lo que garanticé que no haría. Alguien que me salve de mi propia estupidez, por favor. Sigo creyendo que puedo salvar al mundo. Sigo creyendo, que puedo ser feliz.
A veces, la belleza, se esconde en los humildes detalles; y las cosas más bonitas, son aquellas que no esperas. ¿En verdad estaba tan feliz de que hubiese tenido tal atrevimiento? Las reservas se habían quedado atrás y el sonido animoso de su voz, me hizo sonreír. Bien cobarde para enfrentar los momentos difíciles, pero absolutamente ávida para disfrutar los buenos me viré viéndole sonrojada aunque no creo que la oscuridad hubiese dejado notar esa característica rojiza en mis mejillas. Algo acaba, algo empieza; pero lo seguro es que sin quererlo, alguna vez, volverás a amar. Todo puede cambiar de un instante al otro, y no siempre tiene que ser tan beneplácito como escuchar de tu tímida boca cuanto disfruto e contacto con la mía. Estiro mi mano, pero no logro tocarlo, no me atrevo a irrumpir en su naturaleza cuando logra expresar sentimientos tan duros, tan profundos. Romperse en mil pedazos, y esos en otros mil más. Conozco el sentimiento. La melodía que me negué a tocar la primera vez que vino a darme clases. Unas muy interesantes, que llevaron que cada evento que aconteció, nos tocáramos, aunque nunca fuera con la piel. Hay mejores y más profundas maneras de llegar a alguien. El pianista, sólo ha vivido las de la clase ‘mala’.
El punto de ruptura llega en la primera parte del relato. ¿Cómo alguien puede ser tan cruel? ¿Qué clase de mujer es tan infiel a su naturaleza de burlarse de la debilidad ajena? Frunzo el ceño y contengo mis ganas de pedir su nombre su dirección y 12 horas con ella. No voy a matarla, pero no importa que tan magullada este, su esposo ya no puede separarse de ella, así que, ¿cuál es el problema? Mis ojos brillan en la oscuridad conteniendo derramar el agua que se acumula en ellos. ¡Tengo tantas ganas de matarla! Son las perras engreídas de la alta clase social, las mismas que se creen la imagen viva de los ángeles en la tierra, las mismas que fomentan que otras inocentes vivan con la cizaña en sus puños contra sus frágiles mujeres. Niego con la cabeza. Lo siento tanto. No necesito saber más, para comprender que no merecías eso. Había más, mucho más. Tanto y tan profundo que no podía ni pensar en ello, por eso lo escondió detrás de una risa nerviosa. Ya no puedo evitarlo, y mis lágrimas se derraman en compás silencioso por mi piel. Y todo cobra sentido. Jeremy no había cambiado su dulce actitud, sólo dejo de ser inocente. No dejó de creer en un mañana mejor, sólo empezó a desconfiar de su entorno. No dejó de sentir, sólo dejo de demostrar lo que sentía. No esperar de nada de nadie, te ahorra desengaños. Siempre es mejor sentirse sorprendido, que decepcionado. ¿Cómo podría pensar mal de él que sólo fue víctima de mujeres caprichosas que lo usaron para sentirse bellas e importantes, cuando de seguro, no lo valen? – “Jeremy…” – Susurro por lo bajo con la voz entrecortada.
Mis sentimientos son completamente apasionados: amo tan intensamente como odio. Vivo tan intensamente como olvido. Y cuido tan intensamente como mato. Y tenía razón, cuidar sus sentimientos, integrarse en su vida, requería una paciencia impasible. Y tiempo, mucho tiempo. Lamentablemente no era mi principal característica. Las mentiras habían roto mi corazón antes, tal vez, debí decirlo. Pero en cuanto advertí su mano buscando la mía, olvide todo lo que debía ser, para hacer lo que quería. La tome sin dudarla, mientras me acercaba, aún húmeda de mis lágrimas, y sumida en el dolor que vi reflejado en mi... en él, frente a mí. Me acerque, volviendo a sentarme en la cama mientras pronunciaba las últimas palabras. No puedo dejar la cacería ahora. Lo haré, pero necesito una respuesta primero. Necesito saber que paso con mi familia…
Eso no impide a mis arrebatos hacer mella en mis acciones y tomar completo control de mi cuerpo. Lo abrazo, con cuidado a no presionar en sus heridas. – “Lo siento. Lo siento tanto. No mereces eso. Nadie, pero tu menos.”- Acomodo mi rostro en su hombro y mientras acaricio su espalda, lento, pausado, los besos se forman en mis labios expresándolos en su piel. Subiendo cuidadosamente a su reacción por el cuello. Quiero compensar todo su dolor entre caricias. – “No podré sanarlo, no podré lograr que sea un hombre nuevo mañana, no podré volver a unir las piezas rotas. Pero al menos, quiero que sepa que aquí y ahora, es amado.” – Me detuve para pronunciar la frase directo a su rostro. Sólo que quería que me viera, que sepa que siento su dolor como propio, justo antes de volver a mi tarea. Tomo nuca con mi roce, lo atraigo a mis labios latentes, desde su clavícula hasta su mentón. Soy tan tonta, y tan incorregiblemente inocente, que creo que puedo hacer todo lo que garanticé que no haría. Alguien que me salve de mi propia estupidez, por favor. Sigo creyendo que puedo salvar al mundo. Sigo creyendo, que puedo ser feliz.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Se permitió a sí mismo ser sumergido entre aquellos brazos, sintiéndose temblar bajo su tacto, su espalda arqueándose unos centímetros, como si quisiera que aquellas manos recorriéndole tuvieran el máximo espacio para moverse. Se avergonzó inmediatamente de aquél pensamiento, y volvió a tensarse pese a todo lo vivido hasta el momento cuando ella volvió a pasar por las cicatrices también presentes en su espalda. Era demasiado para él, y pese a desearlo, pese a que sus brazos la envolvieron para invitarla a acercarse más a él, las heridas internas, las costumbres y los muros tras los que se protegía, eran obstáculos que no podían salvarse en una sola noche. El camino que aquellos tiernos labios marcaban en su cuello fueron sentidos con tal intensidad que fue imposible resistirse a ladear su cuello, pidiéndola silenciosamente que continuara, su respiración agitada tanto por el sentimiento como por el nerviosismo, produciendo un gemido involuntario que brotó desde su garganta, demasiado cerca del oído de la cazadora como para que hubiera pasado desapercibido. Su bochorno ante ello fue tal que hundió su rostro en el hombro ajeno, encogiendo su cuerpo, tensando cada músculo.
Ella podría sentir la reacción a sus últimas palabras, cómo las manos del músico presionaron suavemente su piel sobre la fina tela de su camisón, subiendo una de ellas hacia la sensible y aterciopelada piel de su cuello, hundiendo sus finos dedos entre su cabello. Ella no tenía ni idea de cuánto significaban para él aquellas palabras, cuánto tiempo había anhelado escucharlas, y ahora se dejaba inundar por tanta gratitud, tanta exaltación, que se sentía como si su corazón fuera a estallar en cualquier momento.
-Arden...
Fue un susurro tan tenue contra la piel ajena, tan vibrante por la falta de aire en sus pulmones... y a la vez tan lleno de significado que no necesitaba decir absolutamente nada para que ella entendiera cuán dichoso se sentía por oír esas palabras, por tenerla tan cerca.
Sin embargo, también estaba teñido de la amarga sensación de que todo aquello terminaría por la mañana. De que por mucho que deseara que así fuera, la realidad era que no estaban hechos para estar juntos de aquella forma. Y Jeremy tenía muy claro que quería lo mejor para ella, incluso cuando él no entraba en esa categoría. Fue con ese pensamiento en mente, siendo consciente de la realidad, que volvió a pecar de egoísta, besándola una vez más, atrapando sus labios en cuanto estos estuvieron a su alcance, acercándola cuanto pudo a él, cumpliendo su condena en la jaula de sus brazos, bebiendo de ella como un hombre que encuentra un oasis tras llevar toda su vida vagando por un árido desierto. Fue intenso, demasiado para él, sintiéndose helado y al mismo tiempo candente, alargando aquél contacto tan necesitado hasta que sus pulmones no aguantaron más la falta de aire. La miró fijamente, a escasa distancia de su rostro, temblando como si estuviera desnudo ante su profunda mirada. Estaba dando demasiado. Demasiado de sí mismo, y eso solo haría lo inevitable todavía más doloroso. ¿Cómo iba a ignorar aquello a la mañana siguiente? ¿Como podría fingir que no había ocurrido, que podía controlar sus emociones, cuando eso era precisamente lo único que no podía controlar de sí mismo?
Posó con gran cuidado y suavidad su frente contra la de ella, sin importarle el dolor que le producía la herida bajo el vendaje. Las lágrimas volvían a aflorar en él, e intentaba mantenerlas bajo control, siendo solo una solitaria la que descendió por su mejilla. Aquello decía todo lo que no era capaz de repetir con palabras.
Ella podría sentir la reacción a sus últimas palabras, cómo las manos del músico presionaron suavemente su piel sobre la fina tela de su camisón, subiendo una de ellas hacia la sensible y aterciopelada piel de su cuello, hundiendo sus finos dedos entre su cabello. Ella no tenía ni idea de cuánto significaban para él aquellas palabras, cuánto tiempo había anhelado escucharlas, y ahora se dejaba inundar por tanta gratitud, tanta exaltación, que se sentía como si su corazón fuera a estallar en cualquier momento.
-Arden...
Fue un susurro tan tenue contra la piel ajena, tan vibrante por la falta de aire en sus pulmones... y a la vez tan lleno de significado que no necesitaba decir absolutamente nada para que ella entendiera cuán dichoso se sentía por oír esas palabras, por tenerla tan cerca.
Sin embargo, también estaba teñido de la amarga sensación de que todo aquello terminaría por la mañana. De que por mucho que deseara que así fuera, la realidad era que no estaban hechos para estar juntos de aquella forma. Y Jeremy tenía muy claro que quería lo mejor para ella, incluso cuando él no entraba en esa categoría. Fue con ese pensamiento en mente, siendo consciente de la realidad, que volvió a pecar de egoísta, besándola una vez más, atrapando sus labios en cuanto estos estuvieron a su alcance, acercándola cuanto pudo a él, cumpliendo su condena en la jaula de sus brazos, bebiendo de ella como un hombre que encuentra un oasis tras llevar toda su vida vagando por un árido desierto. Fue intenso, demasiado para él, sintiéndose helado y al mismo tiempo candente, alargando aquél contacto tan necesitado hasta que sus pulmones no aguantaron más la falta de aire. La miró fijamente, a escasa distancia de su rostro, temblando como si estuviera desnudo ante su profunda mirada. Estaba dando demasiado. Demasiado de sí mismo, y eso solo haría lo inevitable todavía más doloroso. ¿Cómo iba a ignorar aquello a la mañana siguiente? ¿Como podría fingir que no había ocurrido, que podía controlar sus emociones, cuando eso era precisamente lo único que no podía controlar de sí mismo?
Posó con gran cuidado y suavidad su frente contra la de ella, sin importarle el dolor que le producía la herida bajo el vendaje. Las lágrimas volvían a aflorar en él, e intentaba mantenerlas bajo control, siendo solo una solitaria la que descendió por su mejilla. Aquello decía todo lo que no era capaz de repetir con palabras.
Jeremy Legrand- Humano Clase Media
- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 12/05/2018
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Lastimar a otra persona, no te convierte en alguien por arriba de él, no te hace más fuerte o más poderoso; sólo te convierte en un miserable. Confío en que Dios juzgará esos actos sin piedad, puesto que… no creo que me deje que yo me ocupe de ellas. Cuando te vuelves frío y distantes, en ese momento en el que todo cambia, es cuando las personas comienzan a valor quién eras antes. Cuando todo está perdido y ya no tienes a ese ‘alguien’ en quién confiar o con quién llorar. Quizás, por primera vez en mucho tiempo, me encuentro frente a alguien mucho más frágil que yo. Quizás, sólo no expresa lo fuerte que es, al haber salido adelante frente todo eso. Caricias, es lo único que puedo ofrendarle, aunque no sean suficientes. Ese gemido tan íntimo aún late en mis oídos, y no deseo que se avergüence por sentir placer; para eso lo hago, para que lo disfrute. Me ofrenda su cuello tan abiertamente, si así fue como dio su corazón; no me extraña que abusonas no supieran apreciar, la importancia de ese acto tan sublime, que implica tu rendición silenciosa a los brazos de alguien más. A pesar de todo, él jamás me hirió y tuve suerte… creo.
El camino que recorremos es largo y tedioso. No somos magnetos, y los opuestos, por más que atraigan, no hacen una unión fuerte. Pero nada de eso cruzo mi mente, sino el seguir viviendo la sensación tan íntima, tan cálida que me hace creer que todo puede estar bien. Sus brazos me atrapan y siento el escalofrío de la ansiedad, al estar tan cerca de alguien otra vez. Los días, parecen ahora haberse convertido en siglos al recordar la sensación. Acercas nuestros labios y no me resisto, me dejo sublimemente hacer en tus brazos, tan pasible como puedo, aunque nunca lo demuestre. Completamente sumisa a tu placer. Mi boca arde con tu calor. Hay tanto que no sabes de mí… ¿Cómo puede esconder una persona tanta pasión? No lo hace. Lo expresa a través de su música. Que tonta, ¿Cómo no lo noté antes? Me acaricia son su frente con tal ternura, que no puedo evitar sonreírme torpemente. Tan inundada en la sensación estaba, que fue tarde cuando vi sus lágrimas y bese el recorrido de ella. – “Eres tan lindo. Lo siento tanto. No debieron hacer eso. Pero te prometo, que no todos somos así.” Con el borde de mi bata repase su rostro borrando los restos de humedad en ella. – “Y tu sonrisa es preciosa. No creo haberla visto tan luminosa antes.” Mi mano derecha mina con cuidado su rostro, quiero que se sienta contenido, que no siempre la historia pasa igual. Todos podemos cambiar lo que queremos, debemos ser dueños de nuestro destino y con la ayuda de Dios, crear algo mejor de lo que encontramos cuando fuimos convocados a este mundo.
Tome con persistencia su camisa de los bordes. – “No querrás que André te vea así. Prometo no juzgar y tú debes confiar. Nada romperá este círculo de confianza, aunque sea un poco más allá de la punta de tus dedos.” – Mi voz ya es más animada. También yo, en este momento, me siento plena y feliz; incluso aunque no sea así en la mañana. Esta vez no hay dudas ni preguntas y una vez su torso desnudo, comienzo a limpiarlo. – “Mi padre es médico. He visto esto; y cosas peores. Mucho peor. Esto no esta tan mal, créeme. Asistirlo en sus tratamientos, fue la mejor forma de aprender” – No diría que es un rasgo atractivo para la mayoría de las mujeres, pero a mí no me molesta. El único hombre cuyo cuerpo pude explorar, casi libremente, tenía una inmensa cicatriz que recorría su espalda y llevaba hasta su abdomen. Llevo mi propio camino marcado en mi piel. Incluso los criados tan fieles y amados que me cuidan como si fuera su propia familia, tienen espaldas que ostentan marcas mucho más severas. En el momento en el que termino con su espalda, el punto sobre el cual se siente más sensible y vulnerable con mi mano sobre su nuca, le ayudo a recostarse. – “Tienes que relajarte y descansar”- Justo antes de hacer que nuestro labios vuelvan a encontrarse. Es un horrible vicio el saber que cuentas a tu disposición un momento tan apasionado como la música que toca, y no disfrutarlo. Cuando algo es demasiado bueno, usualmente, es un pecado. Así que para ahorrarme el sufrimiento de la duda, ni siquiera me lo pregunto. Sólo disfruto, tanto como sus melodías celestiales. – “¿Qué hace un chico tan bueno como tú con una rebelde como yo? Porque ahora mismo estoy pensando en pecaminosos actos.”
El camino que recorremos es largo y tedioso. No somos magnetos, y los opuestos, por más que atraigan, no hacen una unión fuerte. Pero nada de eso cruzo mi mente, sino el seguir viviendo la sensación tan íntima, tan cálida que me hace creer que todo puede estar bien. Sus brazos me atrapan y siento el escalofrío de la ansiedad, al estar tan cerca de alguien otra vez. Los días, parecen ahora haberse convertido en siglos al recordar la sensación. Acercas nuestros labios y no me resisto, me dejo sublimemente hacer en tus brazos, tan pasible como puedo, aunque nunca lo demuestre. Completamente sumisa a tu placer. Mi boca arde con tu calor. Hay tanto que no sabes de mí… ¿Cómo puede esconder una persona tanta pasión? No lo hace. Lo expresa a través de su música. Que tonta, ¿Cómo no lo noté antes? Me acaricia son su frente con tal ternura, que no puedo evitar sonreírme torpemente. Tan inundada en la sensación estaba, que fue tarde cuando vi sus lágrimas y bese el recorrido de ella. – “Eres tan lindo. Lo siento tanto. No debieron hacer eso. Pero te prometo, que no todos somos así.” Con el borde de mi bata repase su rostro borrando los restos de humedad en ella. – “Y tu sonrisa es preciosa. No creo haberla visto tan luminosa antes.” Mi mano derecha mina con cuidado su rostro, quiero que se sienta contenido, que no siempre la historia pasa igual. Todos podemos cambiar lo que queremos, debemos ser dueños de nuestro destino y con la ayuda de Dios, crear algo mejor de lo que encontramos cuando fuimos convocados a este mundo.
Tome con persistencia su camisa de los bordes. – “No querrás que André te vea así. Prometo no juzgar y tú debes confiar. Nada romperá este círculo de confianza, aunque sea un poco más allá de la punta de tus dedos.” – Mi voz ya es más animada. También yo, en este momento, me siento plena y feliz; incluso aunque no sea así en la mañana. Esta vez no hay dudas ni preguntas y una vez su torso desnudo, comienzo a limpiarlo. – “Mi padre es médico. He visto esto; y cosas peores. Mucho peor. Esto no esta tan mal, créeme. Asistirlo en sus tratamientos, fue la mejor forma de aprender” – No diría que es un rasgo atractivo para la mayoría de las mujeres, pero a mí no me molesta. El único hombre cuyo cuerpo pude explorar, casi libremente, tenía una inmensa cicatriz que recorría su espalda y llevaba hasta su abdomen. Llevo mi propio camino marcado en mi piel. Incluso los criados tan fieles y amados que me cuidan como si fuera su propia familia, tienen espaldas que ostentan marcas mucho más severas. En el momento en el que termino con su espalda, el punto sobre el cual se siente más sensible y vulnerable con mi mano sobre su nuca, le ayudo a recostarse. – “Tienes que relajarte y descansar”- Justo antes de hacer que nuestro labios vuelvan a encontrarse. Es un horrible vicio el saber que cuentas a tu disposición un momento tan apasionado como la música que toca, y no disfrutarlo. Cuando algo es demasiado bueno, usualmente, es un pecado. Así que para ahorrarme el sufrimiento de la duda, ni siquiera me lo pregunto. Sólo disfruto, tanto como sus melodías celestiales. – “¿Qué hace un chico tan bueno como tú con una rebelde como yo? Porque ahora mismo estoy pensando en pecaminosos actos.”
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
No pudo evitar aquella sonrisa tímida ante sus palabras, bajando la mirada, sin saber qué decir, las palabras arremolinándose torpemente en su lengua sin ser pronunciadas, temiendo fastidiar aquél instante tan personal con esa torpeza de la inexperiencia. Como sustitución a las palabras, ladeó su rostro buscando la caricia que le brindaba su cálida mano durante el tiempo que esta fue ofrecida... Pero esa amargura, el saber que no debía continuar con todo eso, seguía presente en su cabeza, a pesar de que el resto de su cuerpo intentaba ignorar a la razón, pues aunque un corazón esté roto, sigue latiendo.
No obstante, había heridas que nunca sanaban, o que requerían de demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, en cuanto volvió a notar las manos de Arden guiando aquél paño húmedo a lo largo y ancho de su torso desnudo, Jeremy se tensó de nuevo, sus manos aferrando nerviosamente las sábanas a ambos lados de su cuerpo.
-L-la oscuridad ayuda.-rió inquieto, intentando ocultar su tensión, apartando la mirada a algún punto lejano de la habitación, incapaz de mirarse a sí mismo.- Hay... hay una gran diferencia entre sus cicatrices y las mías. Las suyas las obtuvo luchando por una noble causa. Las... las mías son un recordatorio constante de graves errores de los que nunca podré escapar.
No podía disfrutar de ese momento ni aunque lo deseara con todas sus fuerzas, pero no hizo nada por detenerla, permitiendo que lo recorriera, inundado como estaba por el miedo y la vergüenza, hasta que decidiera ayudarle a recostarse sobre la cama. Asintió ante sus palabras, aunque no sabía cómo, después de todo lo que había ocurrido en aquella noche, iba a ser capaz de cerrar los ojos y descansar como si nada hubiera ocurrido, su corazón latiendo aún rápidamente contra su pecho, la dedicación de Arden en su cuello y labios todavía demasiado reciente en su memoria y el saber que todo eso debía acabar por el bien de ambos.
Su pregunta le hizo volver a reír suave, tímidamente, desviando su rostro ligeramente hacia un lado, la oscuridad ocultando el color del que se tornaban sus mejillas. Volvió inmediatamente a ella cuando abandonó su pregunta para formular aquella confesión, sus gesto una mezcla de sorpresa y curiosidad.
-¿Q-qué tipo de...-se incorporó ligeramente, apoyando sus brazos contra la cama y elevando su cabeza para no perder detalle de ella.- ...actos?
No obstante, había heridas que nunca sanaban, o que requerían de demasiado tiempo para hacerlo. Por eso, en cuanto volvió a notar las manos de Arden guiando aquél paño húmedo a lo largo y ancho de su torso desnudo, Jeremy se tensó de nuevo, sus manos aferrando nerviosamente las sábanas a ambos lados de su cuerpo.
-L-la oscuridad ayuda.-rió inquieto, intentando ocultar su tensión, apartando la mirada a algún punto lejano de la habitación, incapaz de mirarse a sí mismo.- Hay... hay una gran diferencia entre sus cicatrices y las mías. Las suyas las obtuvo luchando por una noble causa. Las... las mías son un recordatorio constante de graves errores de los que nunca podré escapar.
No podía disfrutar de ese momento ni aunque lo deseara con todas sus fuerzas, pero no hizo nada por detenerla, permitiendo que lo recorriera, inundado como estaba por el miedo y la vergüenza, hasta que decidiera ayudarle a recostarse sobre la cama. Asintió ante sus palabras, aunque no sabía cómo, después de todo lo que había ocurrido en aquella noche, iba a ser capaz de cerrar los ojos y descansar como si nada hubiera ocurrido, su corazón latiendo aún rápidamente contra su pecho, la dedicación de Arden en su cuello y labios todavía demasiado reciente en su memoria y el saber que todo eso debía acabar por el bien de ambos.
Su pregunta le hizo volver a reír suave, tímidamente, desviando su rostro ligeramente hacia un lado, la oscuridad ocultando el color del que se tornaban sus mejillas. Volvió inmediatamente a ella cuando abandonó su pregunta para formular aquella confesión, sus gesto una mezcla de sorpresa y curiosidad.
-¿Q-qué tipo de...-se incorporó ligeramente, apoyando sus brazos contra la cama y elevando su cabeza para no perder detalle de ella.- ...actos?
Jeremy Legrand- Humano Clase Media
- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 12/05/2018
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Mi padre decía que tengo un alma sensible al dolor ajeno; tal como mi madre. Que sin quererlo ni pedirlo, nací al mismo tiempo que caía una estrella del cielo, pero tan luminosa, que dejo su brillante estela en mi… Las cosas que se inventaba mi padre. De niña, creía que todo era cierto, y me hacía sentir muy especial. Hoy entiendo que él quería que así me sintiera y diría lo que fuera por eso. También dijo, que un ángel bajo una noche, y le pidió en persona que me cuidaran de la enviada del cielo; que era un alma única llena de luz y amor para dar. Sólo me gustaría que eso fuera cierto, pero comparada con la ternura de Jeremy, no soy más que una vil asesina. Una situación, que mientras más pienso en soledad, más me incomoda y me hace preguntarme, porque lo hago y en nombre de quién. Mírenlo. Sólo vean la intensa pureza que hay en él, todo lo que sufrió por amor y aún sigue en pie. O fui una cobarde, obvie la situación y en cuanto tuve fuerzas para continuar, sólo fingí que nada de eso había sucedido. Me escondí de todo lo que pudiera llevar a enfrentarme a ese fracaso, y rechace a mi propio corazón. El pianista, no. Vive todos los días con las consecuencias de su elección, con su corazón roto en las manos; pero continua. Es mucho más noble y admirable que yo. Eso, es lo que más me gusta de él.
Su sonrisa es tan agradable. Su tono de voz es extraño, debo confesar, pero apacible, como una caricia con un deje tono nasal, pero… Sólo quisiera que tartamudeara menos para apreciarlo más. Ahora soy yo quien ríe nerviosa y agacha su mirada. Mis mejillas aren por su atrevida pregunta, pero no me niego a dónde esto nos conduzca. Al fin y al cabo, es demasiado caballeroso, como para poner mi honor en riesgo. Quiero contestarle, en verdad, quiero darle una respuesta a su pregunta, pero cada vez que intento ponerme sería, la risa nerviosa, me vuelve a dominar. Me cubro la boca y carraspeo la garganta para lograr controlarla. – “Bueno… Bueno.” – Un acto dice más que mil palabras. Es una declaración abierta de las intenciones sin dar lugar a dudas o segundas interpretaciones. Me levante de la cama. La recorrí hasta llegar al extremo opuesto, dónde había más espacio. Me quite la bata, algo nerviosa y la deposite a un lado, sobre el mueble más cercano. Solté mi cabello y moví ligeramente el cuello, para darle libertad. Levante ligeramente la sábana y me recosté a su lado. – “Cómo pasar la noche contigo.” – Dije casi en un susurro, en parte por la vergüenza y otra por la oscuridad que propicia que todo sea más delicado.
Me acomodé de lado, para poder verlo mejor. Tome su mano y entrelace sus dedos con los míos. – “Pasar la noche con alguien, compartir tus sueños, ¿hay algo más íntimo y de mayor confianza que estar junto a alguien en su momento más vulnerable? Esta vez, la situación es la inversa. Dios nos da a todos la oportunidad de hacer lo que otros hicieron con nosotros. O podemos ser nobles servidores de su causa, y ser mejores.”-Realmente creo en eso, que tarde o te temprano todos estamos en la posición de ventaja, de tomar la vulnerabilidad de alguien. – “Confío en ti. No rechazo tus cicatrices, son parte de quién eres. Y eso está bien.” – Me aproximo a su pecho y dejo besos a lo largo de una de ellas. – “Pasa la noche conmigo, y demuestra que la tempestad no ha hecho de ti un villano. Siempre puedes ser mejor. Todo tiene sus consecuencias y sus recompensas. Lo prometo.” – Es mi único consuelo. Eventualmente encontraré una recompensa en ser una sirvienta del señor. Su mano izquierda en os actos abominables que cometo en su nombre, y que recompensará mi amor y mi fe. Cierro los ojos y me dejo a su merced. - "Confío en ti"
Su sonrisa es tan agradable. Su tono de voz es extraño, debo confesar, pero apacible, como una caricia con un deje tono nasal, pero… Sólo quisiera que tartamudeara menos para apreciarlo más. Ahora soy yo quien ríe nerviosa y agacha su mirada. Mis mejillas aren por su atrevida pregunta, pero no me niego a dónde esto nos conduzca. Al fin y al cabo, es demasiado caballeroso, como para poner mi honor en riesgo. Quiero contestarle, en verdad, quiero darle una respuesta a su pregunta, pero cada vez que intento ponerme sería, la risa nerviosa, me vuelve a dominar. Me cubro la boca y carraspeo la garganta para lograr controlarla. – “Bueno… Bueno.” – Un acto dice más que mil palabras. Es una declaración abierta de las intenciones sin dar lugar a dudas o segundas interpretaciones. Me levante de la cama. La recorrí hasta llegar al extremo opuesto, dónde había más espacio. Me quite la bata, algo nerviosa y la deposite a un lado, sobre el mueble más cercano. Solté mi cabello y moví ligeramente el cuello, para darle libertad. Levante ligeramente la sábana y me recosté a su lado. – “Cómo pasar la noche contigo.” – Dije casi en un susurro, en parte por la vergüenza y otra por la oscuridad que propicia que todo sea más delicado.
Me acomodé de lado, para poder verlo mejor. Tome su mano y entrelace sus dedos con los míos. – “Pasar la noche con alguien, compartir tus sueños, ¿hay algo más íntimo y de mayor confianza que estar junto a alguien en su momento más vulnerable? Esta vez, la situación es la inversa. Dios nos da a todos la oportunidad de hacer lo que otros hicieron con nosotros. O podemos ser nobles servidores de su causa, y ser mejores.”-Realmente creo en eso, que tarde o te temprano todos estamos en la posición de ventaja, de tomar la vulnerabilidad de alguien. – “Confío en ti. No rechazo tus cicatrices, son parte de quién eres. Y eso está bien.” – Me aproximo a su pecho y dejo besos a lo largo de una de ellas. – “Pasa la noche conmigo, y demuestra que la tempestad no ha hecho de ti un villano. Siempre puedes ser mejor. Todo tiene sus consecuencias y sus recompensas. Lo prometo.” – Es mi único consuelo. Eventualmente encontraré una recompensa en ser una sirvienta del señor. Su mano izquierda en os actos abominables que cometo en su nombre, y que recompensará mi amor y mi fe. Cierro los ojos y me dejo a su merced. - "Confío en ti"
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Era fascinante como una persona podía transmitir tanto con tan poco, con un simple gesto, una mirada, o decir tanto siendo irónicamente incapaz de pronunciar palabra. Jeremy sabía perfectamente, incluso antes de haber formulado su pregunta, a lo que Arden se estaba refiriendo, pero no quería dar nada por sentado y hacer una incómoda suposición. Pero era tan evidente... ¿por qué tuvo que hacer aquella pregunta? Seguro que ella habría pensado... la sola idea avivaba el rojo del que ya se habían tornado sus mejillas.
Apreciaba tanto lo que la joven trataba de hacer... ni tan siquiera podía empezar a explicar lo mucho que significaba para él cada palabra, cada pequeño acto de cercanía y confianza... pero era demasiado para él. Una sobrecarga a su modo de ser, a sus emociones, a sus viejas costumbres... y fue lo único que necesitó para reafirmarse en sus palabras: Arden no tendría la paciencia para lidiar con él, y él, en ese instante, tenía miedo de herirla, de que al negarse a pasar la noche con ella lo interpretase como un cruel y egoísta rechazo... pero no podía. Simplemente no podía.
-A-arden, yo...
Era tan difícil hablar cuando sentía que su cuerpo le traicionaría si ella continuaba dedicándole aquel trato... trató de centrarse en el tacto de sus dedos entrelazados, y no en el rastro de besos que ella dejaba por su pecho, haciéndole desear más incluso cuando la situación evidentemente le incomodaba, dada la tensión a la que estaba sujeto.
Lo más doloroso era que sabía que nada de eso debería estar pasando. Sabía que, cuanto más lejos fueran aquella noche, más inaguantable sería para alguien como él, que nunca había probado aquella miel, que nunca se había sentido amado o necesitado por otra persona, el tener que alejarse al día siguiente.
-E-es.... sé que es ridículo, pero...-ella no tendría dudas de que realmente estaba pasando un mal rato tratando de encontrar las palabras adecuadas, la lucha interna que estaba teniendo consigo mismo.- ¿Podríamos...? ¿Te importa si solo... nos tumbamos juntos un poco más?
Se sintió tan sumamente ridículo diciendo aquello, tan decepcionante, tan fiel a esa imagen de extraño con la que todo el mundo le asociaba, que no fue capaz siquiera de mantener su mirada, la mano que ella aún mantenía entrelazada a la suya temblando por miedo a su respuesta. Cualquier otro hombre seguramente no se lo habría pensado dos veces y ya estaría aprovechando la oportunidad que el calor del roce entre ambos cuerpos brindaba, sin pensar en el mañana, en lo que significaría para ninguno de los dos, buscando meramente el placer de una noche. Pese a que la invitación era evidente, Jeremy no era capaz de aceptarla. No era de piedra, pero por mucho que su cuerpo le pidiera sentir el ajeno más cerca, toda su experiencia hasta el día de hoy, la persona que aquellas vivencias habían construido, estaba ya haciendo un soberano esfuerzo al aceptar una mera caricia.
-Lo siento... no quiero ver el final de esta noche, pero cada segundo que pase contigo, será una aguja más clavándose en mi cuando no te sienta a mi lado. Ojalá las cosas pudieran ser distintas. Ojalá yo pudiera ser distinto. Todo sería mucho más sencillo.
Apreciaba tanto lo que la joven trataba de hacer... ni tan siquiera podía empezar a explicar lo mucho que significaba para él cada palabra, cada pequeño acto de cercanía y confianza... pero era demasiado para él. Una sobrecarga a su modo de ser, a sus emociones, a sus viejas costumbres... y fue lo único que necesitó para reafirmarse en sus palabras: Arden no tendría la paciencia para lidiar con él, y él, en ese instante, tenía miedo de herirla, de que al negarse a pasar la noche con ella lo interpretase como un cruel y egoísta rechazo... pero no podía. Simplemente no podía.
-A-arden, yo...
Era tan difícil hablar cuando sentía que su cuerpo le traicionaría si ella continuaba dedicándole aquel trato... trató de centrarse en el tacto de sus dedos entrelazados, y no en el rastro de besos que ella dejaba por su pecho, haciéndole desear más incluso cuando la situación evidentemente le incomodaba, dada la tensión a la que estaba sujeto.
Lo más doloroso era que sabía que nada de eso debería estar pasando. Sabía que, cuanto más lejos fueran aquella noche, más inaguantable sería para alguien como él, que nunca había probado aquella miel, que nunca se había sentido amado o necesitado por otra persona, el tener que alejarse al día siguiente.
-E-es.... sé que es ridículo, pero...-ella no tendría dudas de que realmente estaba pasando un mal rato tratando de encontrar las palabras adecuadas, la lucha interna que estaba teniendo consigo mismo.- ¿Podríamos...? ¿Te importa si solo... nos tumbamos juntos un poco más?
Se sintió tan sumamente ridículo diciendo aquello, tan decepcionante, tan fiel a esa imagen de extraño con la que todo el mundo le asociaba, que no fue capaz siquiera de mantener su mirada, la mano que ella aún mantenía entrelazada a la suya temblando por miedo a su respuesta. Cualquier otro hombre seguramente no se lo habría pensado dos veces y ya estaría aprovechando la oportunidad que el calor del roce entre ambos cuerpos brindaba, sin pensar en el mañana, en lo que significaría para ninguno de los dos, buscando meramente el placer de una noche. Pese a que la invitación era evidente, Jeremy no era capaz de aceptarla. No era de piedra, pero por mucho que su cuerpo le pidiera sentir el ajeno más cerca, toda su experiencia hasta el día de hoy, la persona que aquellas vivencias habían construido, estaba ya haciendo un soberano esfuerzo al aceptar una mera caricia.
-Lo siento... no quiero ver el final de esta noche, pero cada segundo que pase contigo, será una aguja más clavándose en mi cuando no te sienta a mi lado. Ojalá las cosas pudieran ser distintas. Ojalá yo pudiera ser distinto. Todo sería mucho más sencillo.
Jeremy Legrand- Humano Clase Media
- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 12/05/2018
Re: La noche no esconde mentiras (Priv. Jeremy Legrand)
Tuve la intensión en todo momento, de que descubriera que el abrirse emocionalmente a alguien, es mucho más que sólo un beso o una caricia. Quería que se sintiera aceptado, tal como es. Algo que evidentemente, no puede hacer por sí mismo. ¿Por qué es tan difícil ser quién uno es? Esta sociedad absurda que nos obliga a vivir constantemente en un juego de máscaras que al removerse, sólo nos deja expuestos, vulnerables y culpables del acto infame, de mostrarnos como somos. La ‘intimidad’, no es algo únicamente físico. La mera idea de conectar con alguien a punto de que puedes tocas su alma, sin usar tus manos. ¿Acaso cree que a mí no me asusta la idea? La última vez, no termino muy bien. Lo veo con ojos extraños, y sus espasmos se reflejan contra mi piel. No hay peor sensación que saber que se esa dañando a alguien. No puedo evitar que la tristeza haga que desista de mis actos y agache la mirada. La insistencia de su incomodidad, es un zumbido en mis oídos que no me abandona. Nunca quise sentirme presionada a entregar más de mí, de lo que estaba mi gusto entregar. No puedo obligar al artista a que se exprese a través de otra forma, que no sea la que lo consagra como músico. Lentamente retiro mi mano, los minutos se acumulan de forma angustiante y resaltan la inestabilidad de mi compañero esta noche. Lo hago sentir incómodo y con ese acto, así me siento yo también.
No lo entiendo, por momentos, tengo la impresión que quisiera devorarme con sus besos, se torna tan intenso como el océano en alta mar, furioso, inquieto, penetrante en los pulmones. Y luego toma distancia, como resguardándose de un daño que jamás le ocasione. Su pregunta me confunde aún más. ¿Acaso no me he expresado bien? Si exactamente eso lo que le he propuesto. Sólo duerme conmigo esta noche, sólo resguárdate en la idea de permanecer junto a alguien sin que nada más que compartir, que lo que lleves esta noche en tu corazón. No es hasta que termina su última frase que comprendo, y aunque esta frente a mí, bajo la mirada. No quiero verlo con los ojos acuosos y mucho me temo, que hasta me siento algo humillada. – “Hablas de mi como si fuera… “ – Me causa un sentimiento tan profundo, ni siquiera sé que es; no puedo describirlo, pero se expande por mi torrente sanguíneo, llevándome una vez más a esa compulsiva verborragia, que no puedo evitar cuando me encuentro frente a alguien de confianza. – “¿Todavía no lo entiendes, Jeremy Legrand? Es porque tú eres así. Es porque eres en la forma en la que eres, que te he dado la gracia de mis caricias. ¿Crees que esto es algo que comparto a diario con cualquiera?” – Eso me ofende Y MUCHO. – “Tú me haces sentir las... Los sentimientos más profundos y tú mano no se ha posado en mí hasta el día de hoy. Es lo que transmites con tu música. ¿Recuerdas nuestra primera clase? Tú dijiste que te demostrara como me sentía con sólo una tonada. Incluso si… entiendo que… tu… y yo… ¿Crees que no lo entiendo? Lo entiendo.” – Lo entiendo perfectamente y la vergüenza en mi voz lo delata.
Por un absurdo momento, intento imaginar cómo sería. Pienso y recreo en mi mente, sólo una tarde y una noche a su lado. Los días serían buenos, las noches, serían… pésimas como mínimo. Me vestiría y prepararía para ir de caza, mientras él me observa con pena y angustia por mi partida, por el no saber si regresaré. André, igual. No podría aceptarlo, vivir con la mirada acusadora del temor, de no saber si regresaré. Eso no funcionaría. Pero incluso, si pudiéramos superarlo, desearía intensamente que se impusiera como hombre frente a mi tío; quién buscaría todas sus debilidades y lo pisotearía públicamente para su beneficio. Una salida al parque, yo, con mis caprichos, él con su flaqueza; lo que todos pensarían es muy claro: La zorra que lo manipula. Él no se merece eso. Cómo si e condenarse a sí mismo no fuera suficiente, no necesita que la sociedad lo apoye en tal miseria. – “Desnudar a alguien no es intimidad. Es vestirle con tu presencia.” – Fue el susurro más legible que pude ofrecer, y el único sabio consejo que mi madre me dejó, al momento de elegir un compañero a mi lado. – “Todo el mundo quiere, al menos de vez en cuando, soledad; para eso existen as nubes, para cubrir al sol de tanto en tanto. Pero que no vuelvas a abrirte con nadie, no… si quieres que me vaya, me iré. No… quiero lastimarte y siento que estas tan tenso como una madera y…” La garganta se siente hinchada, como si algo obstruyera el paso de mi saliva. Sólo… sólo quiero que nadie vuelva a sufrir jamás.
No lo entiendo, por momentos, tengo la impresión que quisiera devorarme con sus besos, se torna tan intenso como el océano en alta mar, furioso, inquieto, penetrante en los pulmones. Y luego toma distancia, como resguardándose de un daño que jamás le ocasione. Su pregunta me confunde aún más. ¿Acaso no me he expresado bien? Si exactamente eso lo que le he propuesto. Sólo duerme conmigo esta noche, sólo resguárdate en la idea de permanecer junto a alguien sin que nada más que compartir, que lo que lleves esta noche en tu corazón. No es hasta que termina su última frase que comprendo, y aunque esta frente a mí, bajo la mirada. No quiero verlo con los ojos acuosos y mucho me temo, que hasta me siento algo humillada. – “Hablas de mi como si fuera… “ – Me causa un sentimiento tan profundo, ni siquiera sé que es; no puedo describirlo, pero se expande por mi torrente sanguíneo, llevándome una vez más a esa compulsiva verborragia, que no puedo evitar cuando me encuentro frente a alguien de confianza. – “¿Todavía no lo entiendes, Jeremy Legrand? Es porque tú eres así. Es porque eres en la forma en la que eres, que te he dado la gracia de mis caricias. ¿Crees que esto es algo que comparto a diario con cualquiera?” – Eso me ofende Y MUCHO. – “Tú me haces sentir las... Los sentimientos más profundos y tú mano no se ha posado en mí hasta el día de hoy. Es lo que transmites con tu música. ¿Recuerdas nuestra primera clase? Tú dijiste que te demostrara como me sentía con sólo una tonada. Incluso si… entiendo que… tu… y yo… ¿Crees que no lo entiendo? Lo entiendo.” – Lo entiendo perfectamente y la vergüenza en mi voz lo delata.
Por un absurdo momento, intento imaginar cómo sería. Pienso y recreo en mi mente, sólo una tarde y una noche a su lado. Los días serían buenos, las noches, serían… pésimas como mínimo. Me vestiría y prepararía para ir de caza, mientras él me observa con pena y angustia por mi partida, por el no saber si regresaré. André, igual. No podría aceptarlo, vivir con la mirada acusadora del temor, de no saber si regresaré. Eso no funcionaría. Pero incluso, si pudiéramos superarlo, desearía intensamente que se impusiera como hombre frente a mi tío; quién buscaría todas sus debilidades y lo pisotearía públicamente para su beneficio. Una salida al parque, yo, con mis caprichos, él con su flaqueza; lo que todos pensarían es muy claro: La zorra que lo manipula. Él no se merece eso. Cómo si e condenarse a sí mismo no fuera suficiente, no necesita que la sociedad lo apoye en tal miseria. – “Desnudar a alguien no es intimidad. Es vestirle con tu presencia.” – Fue el susurro más legible que pude ofrecer, y el único sabio consejo que mi madre me dejó, al momento de elegir un compañero a mi lado. – “Todo el mundo quiere, al menos de vez en cuando, soledad; para eso existen as nubes, para cubrir al sol de tanto en tanto. Pero que no vuelvas a abrirte con nadie, no… si quieres que me vaya, me iré. No… quiero lastimarte y siento que estas tan tenso como una madera y…” La garganta se siente hinchada, como si algo obstruyera el paso de mi saliva. Sólo… sólo quiero que nadie vuelva a sufrir jamás.
Arden Annice Gladstone- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Edad : 224
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» El manto de la noche (priv)
» Una noche de diversión (Priv)
» Bajo la noche se esconde el dolor... (Bianna) Privado
» Sabanas con secretos y mentiras [Priv +18]
» Mentiras y más mentiras {Libre}
» Una noche de diversión (Priv)
» Bajo la noche se esconde el dolor... (Bianna) Privado
» Sabanas con secretos y mentiras [Priv +18]
» Mentiras y más mentiras {Libre}
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour