Devil Wouldn't Recognize You | Privado

por **Lennart Vranken** Dom Jun 10, 2018 7:20 pm

En sus manos aun podía sentirse la cálida textura de la sangre de aquella prostituta. Para el hechicero se había vuelto una constante el buscar nuevas víctimas que según sus preceptos merecían ser admiradas por siempre. Preservar sus almas pero sobre todo, usar sus huesos o cabello en cada muñeca que elaboraba se había convertido en una tarea ardua. Estaba seguro que nadie echaría de menos a la mujer, a quien había seducido y conducido hasta su cama un par de semanas atrás. Si bien su vasta fortuna era un arma perfecta, no había mejor táctica que esa mente malévola que maquinaba a la perfección cada detalle que debía ser trazado en su plan. Meticuloso como lo había sido hasta esa noche se jactaba de poseer un vasto poder que le permitía tener cierto control sobre los demás. Esta vez no tendría problema que en hallaran el cuerpo ya que se había especializado en desaparecer sus huellas del crimen, no obstante seguramente tardaría poco tiempo en que algunos de los conocidos de la víctima comenzaran a sospechar sobre los clientes que le habían visitado los últimos días. Así que durante una semana o dos cerró la posibilidad de tomar un par de pedidos.

Lennart prefería mantener un perfil bajo en ese aspecto y solo un par de familias de la alta sociedad parisina le conocían, así como a su trabajo. Lejos de esa sombra de hombre vanidoso, egocéntrico y cínico yacía la soledad que le devoraba con el paso de las noches, se pensaría que su consciencia no le dejaba dormir en ocasiones debido a las muertes que llegaron de la mano de sus engaños, pero, el mayor de los Vranken había vendido ya su alma al diablo la noche que asesinó a su hermano menor. De este modo no tenía nada que perder y como un alma en pena regresó al lugar de los hechos. El camino fue incómodo y largo, no obstante arribó casi a media noche a Noruega y no le tomó más de un par de horas para verse frente a la casona ya deteriorada de su familia. Ahí donde todo había comenzado. Abrió la verja negra, causando un chirrido en la calma de la oscuridad y se adentró a la parcela familiar, las paredes acanaladas daban la impresión de formar figuras grotescas en ellas, pero era quizás solo la humedad que causaba estragos en la magnificencia de una otrora suntuosa mansión.

Pisó con cuidado la tierra fría, oscura como las ramas secas de un viejo sauce que permanecía de pie, como único vigía y testigo de lo que había sucedido. Con sumo cuidado agacho su cuerpo tratando de no arrugar la camisa de algodón, porque si había algo que Lennart cuidaba en demasía era su apariencia. Sus dedos acariciaron el montículo de polvo para poder leer la inscripción.

“Vibeke, madre y esposa”

Ella había muerto a causa del nacimiento del tercer hijo, Lennart sonrió de forma amarga pues sentía cierta satisfacción al saber que saldó a tiempo esa cuenta. El destino no fue tan indulgente después de todo lo único que el hechicero aún conservaba era una perfecto artilugio que servía como recipiente de su madre, nadie se imaginaría los alcances de su poder, pero sobre todo la frialdad con la cual había desenterrado el cuerpo para atesorarle de ese modo. Estar en ese escenario causaba emociones contradictorias en él, aunque dicha sensación fue interrumpida por el aura que se aproximaba hasta él. Irguió su cuerpo acomodando el abrigo y los pliegues de la camisa, después de tanto tiempo de no saber nada de ella le veía nuevamente, bella, perfecta y nívea como siempre había sido.

–Geraldine–

Susurró mientras el viento recorría frío a su alrededor.