Roses have thorns too

por **Valenka N. Dragomir** Miér Jul 04, 2018 2:15 pm

Aún podía recordar la última vez que había pisado mi casa, mi hogar o lo que lo había sido –o creído en este caso- durante casi doce años en los que tuve que ver cómo mi madre se iba apagando cada vez más por culpa de mi padre porque él quería tener un hijo varón y mi padre no podía darle más hijos. Él no me quería, siempre lo había dicho porque cuando vio que era niña y no un varón como él quiso para que heredara su imperio y sus negocios no me aceptó como tal, de hecho, casi nunca me había dado muestras de su cariño a lo largo de mi vida. Fue la noche cuando llegó borracho a casa que fue directo a por mi madre, sumida en depresión por el trato que recibía de su marido quien la machacó siempre por no darle un hijo cuando todo se torció; mi puse en medio de ellos y recibí el golpe de mi padre furioso también conmigo por haber nacido como mujer y no como hombre. Fue el momento que todo cambió para mí y que las cosas tomaron un cáliz diferente y distinto; me fui de allí porque me echó de casa y me amenazó con matarme, que renegaba de mí y que no quería volver a verme... ni siquiera lo pensé cuando salí y aunque pasé tiempo en la calle fue la Madam quien me recogió y me dio un sitio donde quedarme a cambio de trabajar limpiando en el lugar y posteriormente como una de sus chicas. Fue entonces cuando conocí a la que para mí era como mi hermana, la única de todas que se preocupó, la única que me ofreció quedarme con ella y no vivir en el burdel como estaba haciendo. De ella aprendí muchísimo y sobre todo valores que ella misma tenía y que ahora estaban inculcados en mí, también la lectura y la pasión por esta porque a Naitiri siempre le había gustado leer libros y tenía muchos en su casa. Como también la pasión por los animales, desde que vivía con ella descubrí lo mucho que me gustaban y nunca dudé en tener mascota cuando viviera en mi casa. Aprendí con ella también a montar a caballo y para mí se convirtió en la persona más importante de mi vida, me alegraba muchísimo de que hubiera encontrado su camino y después de lo que había pasado se lo merecía, veía el amor que ella y el vikingo se tenían y no podía evitar envidiarlos de manera sana porque yo anhelaba encontrar algo así también para mí, alguien que velara por mí y me cuidara... pero el destino parecía que tenía más sorpresas preparadas para mí y ni siquiera sabía lo que se me venía encima; muerte, sangre, cambios...