Conjeturas del pasado - Libre

por **Viola de Lesseps** Vie Jul 13, 2018 1:31 pm

Conjeturas
Viola

Del diario de Andrews de Lesseps. {Antepasado de la familia de Lesseps}

El rojo de la sangre siempre ha sido el punto de quiebre de mi vida, no solo el aroma sino también el color… ese rojo carmesí que deleita mi paladar, Arlett posee el dulce manjar que me hace un adicto a ella… Dios me perdone por sentir que el fuego quema mis entrañas cada vez que la veo mi mundo se vuelve loco… ella con sus cabellos rojizos con su mirada penetrante hace que todo cambie de dirección… ¿Quién Diría que aun con mis tantos siglos me enamoraría de una humana? ¿Es posible que exista el amor entre dos especies totalmente diferentes? Un vampiro condenado por la oscuridad y una humana tan frágil como un cristal… No puedo dar con certeza una respuesta… más por mi parte la amo con toda mi inmortalidad…

Aun sintiendo este amor no puedo dejar pasar que sus encantos van más allá de mis simples gustos…Sellers… la ronda le he observado como mira sus movimientos como cual cazador observa a su presa… estoy en desventaja… más él y yo compartimos algo más que el magnífico gusto por las mujeres… él es un sobre natural… uno diferente… uno más humano que inhumano… un ser que aparece de luna en luna… los dos jugamos a seducir a la misma mujer… ¿Es ella quien tendrá que elegir? No hay forma… ella solo puede amar a uno… ¿Quién es menos peligroso? , sé muy bien que él lo es, pero no podría dejar que toque a mi Arlett… porque desde el momento que ella me dio de probar su sangre una parte de ella me pertenece… si hay que luchar… lucharé… si hay que combatir lo haré… Apuesto a ganador…

Me quede completamente pensativa mientras volvía a releer aquella página del diario de Andrews, tenía claro que Arlett había elegido a él, su descendencia así lo decía pero… pase saliva un poco nerviosa, en otra página del diario había explicado cómo habían llegado a descendencia, algo que simplemente me pareció escalofriante, no podía sacar conjeturas asi como asi, y la única persona que podía darme una respuesta era Arlett, dudaba que en alguno de los diarios encontrara aquella respuesta, aunque a decir verdad, tal vez falten algunos diarios. Necesitaba aire fresco, necesitaba que mi cabeza pensara en otra cosa, que no fuera en aquella descendencia.

Mire a mi asistente en la perfumería, le deje instrucciones de lo que tenía que hacer y salí de aquel lugar, mire para ambos lados en la calle y comencé mi recorrido, pensativa, ida en mis ideas sin un rumbo fijo. Si analizaba todo lo que había leído, Arlett y yo compartíamos los mismos gustos por especies, apresure el paso sin siquiera darme cuenta por donde caminaba. Realmente ¿Podría ser que mi sangre o mis ancestros fueran Licantropos? Sentía que lentamente me faltaba el aire, me tambalee un poco y me apoye en una pared, veía luces destellantes, no podía pensar ni mirar con claridad; me detuve por completo aun mi cabeza daba vueltas ¿O el suelo se estaba moviendo? De un momento a otro todo se volvió negro y sentí que mi cuerpo se desvanecía, ahí en plena calle parisina. No supe de mí, ni de mis pensamientos, ni de nada.

por **Ionus Petri** Miér Jul 18, 2018 7:26 pm

El gitano caminaba con paso lento por las oscuras calles de París, buscando que hacer en su noche en la que no quería estar cerca del campamento ya que había recibido otro paquete del que ya se olía de quien era. La paliza a pesar de que había sido brutal el gitano ya se recuperaba de sus dolencias, todo iba estando en orden poco a poco, por lo que un paseo nocturno no le vendría nada mal pero para su sorpresa se quedó extrañado por lo que estaba viendo delante de sus verdosos ojos. Si bien lo vio delante de suya una mujer se desfallecía intentando agarrarse a la pared de manera fallida para terminar cayendo al suelo.

Ionus, quien podría tener debilidad para los extraños y heridos, dándole igual las habladurías tomó en brazos a la mujer para llevársela al establecimiento más cercano que parecía un hostal pero al encontrarse con todo tipo de personas, muy a su pesar pensó llevársela a su tienda en los bosques, apartados de los gitanos curiosos que siempre se rodeaban en diversas fiestas. Él vivía apartado y le gustaba que siguiera siendo de esa manera a excepto de Sybelle que estaba viviendo en una tienda contigua a la suya pero que no hacía demasiado caso a la mujer.

Fue un camino duro con la mujer en brazos, pero al entrar en su tienda la puso de manera horizontal sobre su cama, sin preguntar demasiado optó por mirarla mejor y detalladamente, estudiándola tras quitarle los guantes transparentes de tul y al hacer contacto con la piel de Ionus este se heló teniendo un escalofrió por su columna vertebral. La mujer estaba helada, se acercó a su caja de madera personal y sacando un Palo Santo lo encendió pronunciando unas palabras y pasándolo primero por el interior de la tienda y después lentamente de pies a cabeza de la mujer que tenía sobre su cama. Tapándola con la manta de su cama este volvió a tomar el Palo Santo, estando pendiente de que la mujer volviera a despertar. El aroma la haría volver en sí, eso es al menos lo que le ha funcionado a Ionus cuando le ha pasado a otra gente que le ha solicitado su ayuda.

- Ionus – Ionus con el palo Santo en el interior de la tienda sacó su cabeza manteniendo todavía el Palo Santo en el interior, este atento estaba a la llamada de Sybelle – Hay gente que necesita de tus cuidados – Sybelle se hizo a un lado para dejarle ver a Ionus que había gente con heridas.

- Véndales, son solo rasguños.

- Vale – Sybelle se dispuso a ayudar y llevó a los necesitados a su tienda, mientras en la propia de Ionus se mantenía la concentración para que el Palo Santo hiciera su trabajo y equilibrase el espíritu de la mujer de cabellos rojizos.

por **Viola de Lesseps** Sáb Ago 04, 2018 10:36 pm

Conjeturas
Viola - Ionus

“¿Qué es lo que quiere el Perro? – sus mirada profunda calo en mi cuerpo, quede completamente paralizada ante su presencia, una simple pregunta con una amplia respuesta no necesitaba una respuesta clara, solo lo necesitaba a el…”

Un aroma fuerte comenzó a envolver mi sentido del olfato, un sentido que tenía un poco más desarrollado del común de los humanos, intente abrir los ojos pero me pesaban, murmullos se alejaban y a mi cabeza venían de nuevo aquella lectura. ¡Licántropos! Quise gritar pero no podía, la pesadez se apoderaba de cada centímetro de mi cuerpo, el olor iba y venía, se juntaba con una humedad natural, ¿bosque? ¿Campo? No podía distinguir, ¿Por qué no me llamaban por mi nombre? Mis pensamientos iban y venían, las imágenes se esfumaban en la negrura de mi pensamiento.

Y aquel perfume es el recuerdo del alma, ese era mi lema, pero mi alma no tenía ese aroma, de eso estaba segura ¿Recuerdos? No se me venía ninguno claro en ese momento, debía intentar nuevamente abrir los ojos, mis parpados parecían secarse, me molestaba… pero ese aroma me relajaba, me extasiaba… en completo silencio con mi entorno, con mi mente con mi alma logre separar mi parpado la silueta se movía con lentitud, el humo difuminaba la imagen, mi imagen…

-¿Mihăiță? Estoy segura que curaste hasta el último de mis rasguños – pase saliva por mi áspera garganta, e hice el esfuerzo por enfocar la silueta, sentí como mi frente se arrugaba a medida que distinguía al extraño. Mis ojos completamente abierto se movieron por el lugar, un sitio desconocido, un hombre desconocido, mi respiración se comenzó acelerar y mi cabeza ¡Dios mi cabeza! – Ese aroma… -cerré mis ojos concentrándome, intentando de mantener la calma, mi cuerpo parecía ser un peso muerto – No… no sé qué es – la cabeza comenzó a darme vueltas de nuevo y aguante la respiración para poner en orden mis pensamientos, más que nada para intentar despertar… ¿o estaba despierta?

Solté el aire de mis pulmones y con fuerza erguí mi cuerpo quedando sentada sobre, una especia de cama, refregué con mis manos mis ojos- ¿Dónde… dónde estoy?- pregunte aun sin levantar la cabeza, apreté con fuerza mis ojos y enfoque al joven parecía tener un aspecto descuidado, desvié mi miraba buscando adivinar donde estaba, moviendo mi cabeza, intentando armar el puzle – No… no sé qué sucedió – dije más para mí que para el –estaba en la perfumería – continué – Leía el diario de Andrew… - suspire negando con la cabeza, buscando explicaciones. Ese aroma tranquilizaba mi cuerpo pero no así a mi mente que parecía ir a una velocidad más elevada de lo normal.

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