AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
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No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Lord Blackmore senior, como miembro del Consejo de los Diez, estaba al tanto de todo cuanto acontecía en Londres, París, Berlín y todos aquellos países donde la Orden de Hellsing tenía base de operaciones, pero su hijo era el senescal en París y la situación allí comenzaba a preocupar.
Por si la ruina económica no fuera suficiente problema, se les venía encima una Guerra de Sangre entre vampiros, dos facciones enfrentadas: el Consejo y los Akkad. Al parecer Caín había regresado pero nadie sabía dónde estaba en ese momento, y al parecer también, tendía a posicionarse de parte de Héctor y los demás príncipes del Consejo de otras capitales. Era sorprendente pues su hijos, los vástagos Black eran los impulsores de la revolución anarquista que abanderaba un mundo gobernado por vampiros, exterminando la raza humana hasta que fueran mero rebaño del cual alimentarse.
Esa tarde Melinda y Stuart habían acudido a la Sede a tomar el té de las cinco con Axel para tratar unos asuntos económicos urgentes pero el capitán no se hallaba allí. Stuart tenía entre las manos el expediente de Abbey, conocían a los Appleby, toda familia de renombre en Londres se conocía y por el gesto grave del cazador, algo rondaba su cabeza.
— Chase los incluyó en la lista de nombres de aquellos que nos tendieron la emboscada. ¿Crees que ella estará implicada? podrías invitarla a tomar el té, Faith dice que se lleva bien con ella, sácale información.
Metió de nuevo la carpeta en su sitio y repasó con los ojos lo que tenía su hijo sobre el escritorio. Melinda realizaba un enorme ejercicio de compostura, siempre lo hacía, mantenía la calma y la serenidad que le faltaba a su marido, todo impaciencia. Se conocían toda la vida, sabía leer en los ojos de su esposa la preocupación aunque no lo demostrase.
— Esto puede demorarse un mes o diez años, con el Consejo y los Akkad nunca se sabe, preocúpate de tu hijo en lo que concierne al asunto de la boda y en el primer nieto que nos va a dar Faith, esta guerra aún no va a estallar. Y si lo hace, estamos preparados.
El tono autoritorio y confiado de Stuart no lo hacía más verdad, el resultado sería incierto y si alguien sabía que era así, esa era Melinda. Pero el carisma de un gran líder requiere grandes dosis de autoconfianza y de arrastre, y eso es lo que había hecho el Lord durante toda su vida.
Por si la ruina económica no fuera suficiente problema, se les venía encima una Guerra de Sangre entre vampiros, dos facciones enfrentadas: el Consejo y los Akkad. Al parecer Caín había regresado pero nadie sabía dónde estaba en ese momento, y al parecer también, tendía a posicionarse de parte de Héctor y los demás príncipes del Consejo de otras capitales. Era sorprendente pues su hijos, los vástagos Black eran los impulsores de la revolución anarquista que abanderaba un mundo gobernado por vampiros, exterminando la raza humana hasta que fueran mero rebaño del cual alimentarse.
Esa tarde Melinda y Stuart habían acudido a la Sede a tomar el té de las cinco con Axel para tratar unos asuntos económicos urgentes pero el capitán no se hallaba allí. Stuart tenía entre las manos el expediente de Abbey, conocían a los Appleby, toda familia de renombre en Londres se conocía y por el gesto grave del cazador, algo rondaba su cabeza.
— Chase los incluyó en la lista de nombres de aquellos que nos tendieron la emboscada. ¿Crees que ella estará implicada? podrías invitarla a tomar el té, Faith dice que se lleva bien con ella, sácale información.
Metió de nuevo la carpeta en su sitio y repasó con los ojos lo que tenía su hijo sobre el escritorio. Melinda realizaba un enorme ejercicio de compostura, siempre lo hacía, mantenía la calma y la serenidad que le faltaba a su marido, todo impaciencia. Se conocían toda la vida, sabía leer en los ojos de su esposa la preocupación aunque no lo demostrase.
— Esto puede demorarse un mes o diez años, con el Consejo y los Akkad nunca se sabe, preocúpate de tu hijo en lo que concierne al asunto de la boda y en el primer nieto que nos va a dar Faith, esta guerra aún no va a estallar. Y si lo hace, estamos preparados.
El tono autoritorio y confiado de Stuart no lo hacía más verdad, el resultado sería incierto y si alguien sabía que era así, esa era Melinda. Pero el carisma de un gran líder requiere grandes dosis de autoconfianza y de arrastre, y eso es lo que había hecho el Lord durante toda su vida.
Stuart S.Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Apenas habían pasado un par de días desde que llegaron a París, los problemas económicos por si no fueran un dolor de cabeza constante. Dio la orden de que sirviesen el té, solía tomarlo con unas deliciosas pastas de mantequilla, recién traídas de Londres, Faith con el embarazo acabaría con las dos cajas repletas. Una de las empleadas del servicio sirvió la bandeja de plata, varias tazas de porcelana con dibujos de flores en tonos rosados, negó a que se lo echasen, le gustaba hacerlo ella misma y servirle a su marido.
-Conocemos a la familia Appleby desde hace años, no era de extrañar que estuviesen implicados, el patriarca de esa familia nunca me dio buena espina pero ya sabes lo que pienso al respecto, juzgar sin estar seguros es un error, demos un voto de confianza. Faith me comentó que vendrían hacernos una visita- un azucarillo a su taza, tomado delicadamente con la pequeña cura y un poco de leche, a su marido no le echó el azúcar, le gustaba el té de la misma forma que su primogénito Axel.
Lo conocía lo suficiente para saber que le inquietaba, más la preocupación se vio reflejada en los ojos azules del Lord, la señora Blackmore le regaló una breve sonrisa, su eterna y tranquilizadora sonrisa. Saboreó el té, dejando el dulce sabor en el paladar y la nata manchando sus labios, agachó la mirada pasando la lengua y retirar los restos, la mano libre buscó la de su marido quién se encontraba en la mesa revisando los expedientes en cuestión.
-Preparados y juntos. No me cabe duda, tú mismo lo has dicho, centrémonos en los acontecimientos del presente, cuando ocurra estaremos en pie, esperando. Me preocuparía más por el nieto que viene en camino, hace mucho que nuestros hijos dejaron la niñez... ¿estáis preparado, Lod Blackmore? -sonrió, una risa se le escapó, divertida, un soplo de aire fresco para la situación -Me adelanté e invité a la señorita Appleby, nuestros hijos asistirán también. Y Stuart, calma, es mucho más sencillo de lo que parece...y no me refiero a la rebelión. La unión hace la fuerza y nosotros estamos más que unidos, siempre lo hemos estado -sin perder la sonrisa ni la compostura, desvió la mirada hacia la puerta, estaba segura que no tardaría en ser llamada por la chica Appleby, según le dijo Faith, no solía utilizar el nombre ni el apellido, sólo un seudónimo.
-Conocemos a la familia Appleby desde hace años, no era de extrañar que estuviesen implicados, el patriarca de esa familia nunca me dio buena espina pero ya sabes lo que pienso al respecto, juzgar sin estar seguros es un error, demos un voto de confianza. Faith me comentó que vendrían hacernos una visita- un azucarillo a su taza, tomado delicadamente con la pequeña cura y un poco de leche, a su marido no le echó el azúcar, le gustaba el té de la misma forma que su primogénito Axel.
Lo conocía lo suficiente para saber que le inquietaba, más la preocupación se vio reflejada en los ojos azules del Lord, la señora Blackmore le regaló una breve sonrisa, su eterna y tranquilizadora sonrisa. Saboreó el té, dejando el dulce sabor en el paladar y la nata manchando sus labios, agachó la mirada pasando la lengua y retirar los restos, la mano libre buscó la de su marido quién se encontraba en la mesa revisando los expedientes en cuestión.
-Preparados y juntos. No me cabe duda, tú mismo lo has dicho, centrémonos en los acontecimientos del presente, cuando ocurra estaremos en pie, esperando. Me preocuparía más por el nieto que viene en camino, hace mucho que nuestros hijos dejaron la niñez... ¿estáis preparado, Lod Blackmore? -sonrió, una risa se le escapó, divertida, un soplo de aire fresco para la situación -Me adelanté e invité a la señorita Appleby, nuestros hijos asistirán también. Y Stuart, calma, es mucho más sencillo de lo que parece...y no me refiero a la rebelión. La unión hace la fuerza y nosotros estamos más que unidos, siempre lo hemos estado -sin perder la sonrisa ni la compostura, desvió la mirada hacia la puerta, estaba segura que no tardaría en ser llamada por la chica Appleby, según le dijo Faith, no solía utilizar el nombre ni el apellido, sólo un seudónimo.
Melinda M. Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Welcome.
La invitación de Lady Blackmore para acudir a tomar el té le había inquietado. Solía tomar el té con Faith y Axel Blackmore, nada más y eso que se juró a sí misma ni olerlo porque lo asociaba a su antigua vida “sus deberes”, ahora no lo veía de ese modo, en compañía de ciertas formas lo disfrutabas de otra manera e incluso sabía mejor. Aceptó la invitación, hacía años que no coincidían con Lord y Lady Blackmore, teniendo en cuenta de que la mayoría de las veces que sus padres asistieron a los eventos de Londres, la mayoría de las veces no acababan la fiesta como a los Appleby le gustaría, terminaban detrás de Abbey a causa de sus travesuras y su rebeldía.
Esa tarde debía ir más elegante, Faith le regaló unos vestidos no tan ostentosos pero elegantes que podría usar para esa ocasión. No eran de su agrado, prefería ropa más informal y cómoda pero por esa tarde tendría que cambiar sus costumbres, tenía gracia que una señorita pensase en esos bonitos y deslumbrantes vestidos en una carga pero Abbey siempre fue diferente... y eso no había cambiado un ápice.
Necesitó ayuda de una de sus compañeras de oficio, tampoco es que tuviese idea pero al menos el corsé lo llevaba bien atado, las gemelas la peinaron, el cabello recogido con un lazo negro, se veía muy elegante y distinguida si caminase de un modo más femenino. Sonrió frente al espejo, el sol pegaba con fuerza, decantándose de una de sus antiguas sombrillas, como siempre llegaba...tarde. Las cinco y media ¿media hora había transcurrido?
-No aprendo nunca, menos mal que cuando ejecutamos alguna misión sincronizamos los relojes y... -aceleró el paso, se despeinó un tanto, la respiración desbocada. Llamó a la puerta esperando ser atendida, cruzando el hall como un ventisco y subir las escaleras hasta el lugar en cuestión, llegar tarde era imperdonable pero ¡no tenía la culpa de no llevar encima el reloj!
Al darle paso, sus ojos buscaron a las dos personas que se encontraban en la sala, dedicándoles una elegante reverencia, el sofoco apenas le dejaba hablar... qué insolente, nunca aprendía, ni por una tarde era capaz de comportarse como una señorita.
-Lady, Lord Blackmore...buenas tardes, siento mi tardanza el dichoso vestido...quiero decir, siento haberles hecho esperar, me esperaban y... ¿sus hijos, dónde se encuentran? -le extrañó que aún no hubiesen llegado por lo que suspiró aliviada, quizás fuesen las seis de la tarde. -Es un placer volver a verles, bienvenidos a París...teniendo en cuenta las circunstancias, espero que su estancia sea de su agrado -sonrió, la presencia de Lord Blackmore le imponía, era muy respetado.
La invitación de Lady Blackmore para acudir a tomar el té le había inquietado. Solía tomar el té con Faith y Axel Blackmore, nada más y eso que se juró a sí misma ni olerlo porque lo asociaba a su antigua vida “sus deberes”, ahora no lo veía de ese modo, en compañía de ciertas formas lo disfrutabas de otra manera e incluso sabía mejor. Aceptó la invitación, hacía años que no coincidían con Lord y Lady Blackmore, teniendo en cuenta de que la mayoría de las veces que sus padres asistieron a los eventos de Londres, la mayoría de las veces no acababan la fiesta como a los Appleby le gustaría, terminaban detrás de Abbey a causa de sus travesuras y su rebeldía.
Esa tarde debía ir más elegante, Faith le regaló unos vestidos no tan ostentosos pero elegantes que podría usar para esa ocasión. No eran de su agrado, prefería ropa más informal y cómoda pero por esa tarde tendría que cambiar sus costumbres, tenía gracia que una señorita pensase en esos bonitos y deslumbrantes vestidos en una carga pero Abbey siempre fue diferente... y eso no había cambiado un ápice.
Necesitó ayuda de una de sus compañeras de oficio, tampoco es que tuviese idea pero al menos el corsé lo llevaba bien atado, las gemelas la peinaron, el cabello recogido con un lazo negro, se veía muy elegante y distinguida si caminase de un modo más femenino. Sonrió frente al espejo, el sol pegaba con fuerza, decantándose de una de sus antiguas sombrillas, como siempre llegaba...tarde. Las cinco y media ¿media hora había transcurrido?
-No aprendo nunca, menos mal que cuando ejecutamos alguna misión sincronizamos los relojes y... -aceleró el paso, se despeinó un tanto, la respiración desbocada. Llamó a la puerta esperando ser atendida, cruzando el hall como un ventisco y subir las escaleras hasta el lugar en cuestión, llegar tarde era imperdonable pero ¡no tenía la culpa de no llevar encima el reloj!
Al darle paso, sus ojos buscaron a las dos personas que se encontraban en la sala, dedicándoles una elegante reverencia, el sofoco apenas le dejaba hablar... qué insolente, nunca aprendía, ni por una tarde era capaz de comportarse como una señorita.
-Lady, Lord Blackmore...buenas tardes, siento mi tardanza el dichoso vestido...quiero decir, siento haberles hecho esperar, me esperaban y... ¿sus hijos, dónde se encuentran? -le extrañó que aún no hubiesen llegado por lo que suspiró aliviada, quizás fuesen las seis de la tarde. -Es un placer volver a verles, bienvenidos a París...teniendo en cuenta las circunstancias, espero que su estancia sea de su agrado -sonrió, la presencia de Lord Blackmore le imponía, era muy respetado.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
El cazador retirado escrutó de inmediato a la mujer nada más entrar en el salón, no se molestó ni en disimular, eso de lo dejaba a su mujer que lo hacía de maravilla. No podía decirse que sus modales fueran poco a cordes a su nobleza, pero sí que era cierto que a veces pecaba de rudo o directo por ese tremendo carácter que tenía.
— ¿Que no acostumbra a llevarlos?.— gruñó.— los vestidos, me refiero... es igual. Pues teniendo en cuenta las circunstancias, bastante bien, gracias por preguntar aunque nadie le haya dado la suficiente familiaridad para hacerlo, en Londres sería considerado de mal gusto recordarle a alguien su ruina. Dígalo sin tapujos: ruina.
Melinda lo fulminó con la mirada e intervino llevándose a Stuart hacia el mueble bar e indicándole que le sirviera un brandy para luego regresar con la invitada. A veces el temperamento de Stuart era incontenible, pero ella sabía subsanar sus consecuencias. El Lord chasqueó la lengua sintiéndose desplazado de inmediato, eso eran cosas de mujeres, por es emotivo las espías eran mucho mejores cuando pertenecían al sexo "débil". Eso le recordaba que debería revisar el tema del espionaje, estaban perdiendo fuelle y lo iban a necesitar con lo que se avecinaba.
— Vendrán más tarde, han tenido que salir a firmar unas cosas.— explicó Stuart bebiendo del vaso de cristal tallado.
— ¿Que no acostumbra a llevarlos?.— gruñó.— los vestidos, me refiero... es igual. Pues teniendo en cuenta las circunstancias, bastante bien, gracias por preguntar aunque nadie le haya dado la suficiente familiaridad para hacerlo, en Londres sería considerado de mal gusto recordarle a alguien su ruina. Dígalo sin tapujos: ruina.
Melinda lo fulminó con la mirada e intervino llevándose a Stuart hacia el mueble bar e indicándole que le sirviera un brandy para luego regresar con la invitada. A veces el temperamento de Stuart era incontenible, pero ella sabía subsanar sus consecuencias. El Lord chasqueó la lengua sintiéndose desplazado de inmediato, eso eran cosas de mujeres, por es emotivo las espías eran mucho mejores cuando pertenecían al sexo "débil". Eso le recordaba que debería revisar el tema del espionaje, estaban perdiendo fuelle y lo iban a necesitar con lo que se avecinaba.
— Vendrán más tarde, han tenido que salir a firmar unas cosas.— explicó Stuart bebiendo del vaso de cristal tallado.
Stuart S.Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
El temperamento de su marido podría asustar a cualquiera, su carácter fuerte y rudo lo caracterizaba , no por eso se ganaba el respeto de los miembros de la Orden, siempre fue un gran líder y junto a los suyos, lucharía hasta el final de su último aliento, ella a su lado. La joven Appleby tampoco ayudó mucho en su entrada triunfal, llegaba tarde y aunque para ella podía ser comprensible por cualquier asunto...para él..un error grave que la tachaba de impuntual y otras muchas cosas, cuando se encontraba en tensión constante era insoportable, Melinda se había amoldado a su forma de ser y lo afrontaba con tranquilidad y parsimonia, el único modo de que el Lord no perdiese los papeles.
-El té está servido, señorita...-lo dejó en el aire, acordándose de las palabras de Faith, no se consideraba una Appleby y mencionar el apellido sería una equivocación absoluta. -Pues para no soler llevarlos, he de decir que luce radiante-intentaba quitar el peso de cierto comentario de su marido, no pretendía que la joven se sintiese cohibida aunque por su mirada, dudaba de que así fuese -Faith y Axel me han hablado mucho de vos, rodearse de ingleses en París es como sentirse más en casa -le dedicó una sonrisa a la joven, una mirada fugaz a su marido, sentándose al lado de éste y frente a ella.
Tomó aire y lo soltó, dando un sorbo a su copa, lo necesitaba más que un té, el tema de la ruina de la Orden los llevaba de cabeza y con razón, buscaban soluciones pues las respuestas eran obvias, la rebelión de vampiros cada vez hacía más presión, tuvieron muchas perdidas irremplazables pero seguían adelante, como debía ser.
-Llegaran enseguida.-no quería profundizar en llamarla “Appleby”, no hasta que ella no hiciese referencia -Londres sigue igual como siempre, París tiene su encanto pero este clima...-
-El té está servido, señorita...-lo dejó en el aire, acordándose de las palabras de Faith, no se consideraba una Appleby y mencionar el apellido sería una equivocación absoluta. -Pues para no soler llevarlos, he de decir que luce radiante-intentaba quitar el peso de cierto comentario de su marido, no pretendía que la joven se sintiese cohibida aunque por su mirada, dudaba de que así fuese -Faith y Axel me han hablado mucho de vos, rodearse de ingleses en París es como sentirse más en casa -le dedicó una sonrisa a la joven, una mirada fugaz a su marido, sentándose al lado de éste y frente a ella.
Tomó aire y lo soltó, dando un sorbo a su copa, lo necesitaba más que un té, el tema de la ruina de la Orden los llevaba de cabeza y con razón, buscaban soluciones pues las respuestas eran obvias, la rebelión de vampiros cada vez hacía más presión, tuvieron muchas perdidas irremplazables pero seguían adelante, como debía ser.
-Llegaran enseguida.-no quería profundizar en llamarla “Appleby”, no hasta que ella no hiciese referencia -Londres sigue igual como siempre, París tiene su encanto pero este clima...-
Melinda M. Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Abbey conocía a los Blackmore desde niña, una absurdez ocultar su nombre y apellido cuando estaba claro que para ellos era una Appleby. A día de hoy, sacó en claro que su padre estaba implicado, lo del carruaje, sus constantes persecuciones para saber su paradero...terminaron por señalarlo como uno de los traidores y causantes de la ruina.
-Es muy amable.-no le echó azúcar al té, no solía echarle, desde que pertenecía a la orden Axel la habituó a la orden del té, (con lo que la odiaba) . No dijo la palabra ruina en ningún momento pero eso daba lo mismo, Lord Blackmore lo sacó a relucir como si ella tuviese algún tipo de culpa...y en parte así era, su familia tenía que ver y no era tan necia de saber o sospechar de que se encontraba en el punto de mira, con razón.
-Hace mucho tiempo que no visito Londres, lo extraño pero ya nada...me ata allí-fue franca y sin contemplaciones, su familia se había mudado a París por lo que podían ser ambas cosas, que su familia estuviese aquí o que realmente renegase de su pasado -Puede llamarme por mi nombre si lo desea, lo cierto es que pedí me llamase Lynn... pero es completamente absurdo si ya sabe mi nombre completo, e íncluido mi apellido -giró el rostro, su ceño fruncido no pasó desapercibido para Lady Blackmore, tan observadora, se percató de que el cuerpo de la cazadora se puso en tensión al mencionar a su familia.
-Las circunstancias nos han desembocado a una situación extrema, estoy incluida aunque sé que mi apellido esté en la lista de los traidores, nadie me lo tuvo que decir...lo vi con mis propios ojos. La traición y la burla. -se llevó la taza a los labios, no quería hablar demasiado pero David Peter Appleby... ese ser inmundo pagaría por todo el mal.
-Es muy amable.-no le echó azúcar al té, no solía echarle, desde que pertenecía a la orden Axel la habituó a la orden del té, (con lo que la odiaba) . No dijo la palabra ruina en ningún momento pero eso daba lo mismo, Lord Blackmore lo sacó a relucir como si ella tuviese algún tipo de culpa...y en parte así era, su familia tenía que ver y no era tan necia de saber o sospechar de que se encontraba en el punto de mira, con razón.
-Hace mucho tiempo que no visito Londres, lo extraño pero ya nada...me ata allí-fue franca y sin contemplaciones, su familia se había mudado a París por lo que podían ser ambas cosas, que su familia estuviese aquí o que realmente renegase de su pasado -Puede llamarme por mi nombre si lo desea, lo cierto es que pedí me llamase Lynn... pero es completamente absurdo si ya sabe mi nombre completo, e íncluido mi apellido -giró el rostro, su ceño fruncido no pasó desapercibido para Lady Blackmore, tan observadora, se percató de que el cuerpo de la cazadora se puso en tensión al mencionar a su familia.
-Las circunstancias nos han desembocado a una situación extrema, estoy incluida aunque sé que mi apellido esté en la lista de los traidores, nadie me lo tuvo que decir...lo vi con mis propios ojos. La traición y la burla. -se llevó la taza a los labios, no quería hablar demasiado pero David Peter Appleby... ese ser inmundo pagaría por todo el mal.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
David Peter Appleby, otro noble inglés que se había aliado con los vampiros y otros sobrenaturales que querían la ruina de la Orden de Hellsing d ela cual la familia Blackmore era benefactora y con la que obviamente estaban muy comprometidos.
— He de admitir que a su padre le ha salido una verruga en el prep...
—¡Stuart!.— una sola palabra de Melinda y el Lord corrigió a tiempo bufando, iba a ser soez porque le cabreaba enormemente que ese desgraciado estuviera haciendole la vida imposible a su familia en el ámbito económico y a su hijo en la Orden tratando de joder a una cazadora.
Stuart no era un necio y había pedido informes de Abbey, sabía que estaba totalmente comprometida con la causa, que acompañaba habitualmente a Axel y a Aveline, que la habian acogido y entrenado como a una más, pero quizás por ser inglesa, ahora tenían mejor relación y se aclaraban perfectamente entre ellos.
— está bien, tienes razón, referirme a la señorita como algo venéreo no ha sido de buen gusto, mis disculpas.— el ceño fruncido de Melinda se suavizó cuando su marido entró en razón.— Su padre ya tiene bastante diversión tratando de encarrilarla y que sea una damisela de nuevo. No me cae bien, ni usted ni su padre, pero si su vida es la caza... olvide lo que quiera su familia y siga adelante, el mundo ya está muy lleno de ingratos y de idiotas que no saben que nos deben la vida, no sea una más.
Evidentemente no podía saber si le caia bien o mal Abbey, era solo un poco de prejuicio, Stuart no siempre era razonable con esas cosas, yu cuando se trataba de defender a su familia, a veces no distinguía los límites de la cortesía, como en ese momento.
Axel y Faith llegaron de hacer los papeleos y entraron en el salón de té, hablando entre ellos. El capitán saludó primero a Abbey, que era la que estaba más cerca de la puerta, después besó a su madre y le dio medio abrazo a su padre. Faith hizo lo mismo con la diferencia de que a su padre le dio un abrazo completo. Axel siempre fue el favorito de Stuart, pero Faith era su debilidad.
— ¿qué nos hemos perdido?.— Dijo Axel.
— ¿Ya has cargado contra ella? lástima, siempre me pierdo lo mejor.— contestó Faith mimrando a su padre que fruncía el ceño, lo conocía, porque ella tenía un pronto parecido.
— He de admitir que a su padre le ha salido una verruga en el prep...
—¡Stuart!.— una sola palabra de Melinda y el Lord corrigió a tiempo bufando, iba a ser soez porque le cabreaba enormemente que ese desgraciado estuviera haciendole la vida imposible a su familia en el ámbito económico y a su hijo en la Orden tratando de joder a una cazadora.
Stuart no era un necio y había pedido informes de Abbey, sabía que estaba totalmente comprometida con la causa, que acompañaba habitualmente a Axel y a Aveline, que la habian acogido y entrenado como a una más, pero quizás por ser inglesa, ahora tenían mejor relación y se aclaraban perfectamente entre ellos.
— está bien, tienes razón, referirme a la señorita como algo venéreo no ha sido de buen gusto, mis disculpas.— el ceño fruncido de Melinda se suavizó cuando su marido entró en razón.— Su padre ya tiene bastante diversión tratando de encarrilarla y que sea una damisela de nuevo. No me cae bien, ni usted ni su padre, pero si su vida es la caza... olvide lo que quiera su familia y siga adelante, el mundo ya está muy lleno de ingratos y de idiotas que no saben que nos deben la vida, no sea una más.
Evidentemente no podía saber si le caia bien o mal Abbey, era solo un poco de prejuicio, Stuart no siempre era razonable con esas cosas, yu cuando se trataba de defender a su familia, a veces no distinguía los límites de la cortesía, como en ese momento.
Axel y Faith llegaron de hacer los papeleos y entraron en el salón de té, hablando entre ellos. El capitán saludó primero a Abbey, que era la que estaba más cerca de la puerta, después besó a su madre y le dio medio abrazo a su padre. Faith hizo lo mismo con la diferencia de que a su padre le dio un abrazo completo. Axel siempre fue el favorito de Stuart, pero Faith era su debilidad.
— ¿qué nos hemos perdido?.— Dijo Axel.
— ¿Ya has cargado contra ella? lástima, siempre me pierdo lo mejor.— contestó Faith mimrando a su padre que fruncía el ceño, lo conocía, porque ella tenía un pronto parecido.
Stuart S.Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Ese Appleby siempre se rodeó de personas que no eran trigo limpio, Melinda trató con la madre de Abbey cuándo era más joven por lo que les unía una relación más cercana de una amistad en la niñez pero contraer matrimonio con ese hombre la perdió completamente, alejándole de todo y centrarse en la educación de sus hijas a la estricta e imponente sombra de su marido.
La mujer negó con la cabeza, el enfado de la situación le llevaba a perder los papeles y salir a relucir ese carácter tan intenso y fiero que poseía, al que ella estaba acostumbrada. Sonrió a la joven, disculpándose con ese gesto aunque por lo que apreciaba, la joven Appleby parecía tranquila como si ya fuese normal encontrar al Lord de ese modo.
-Stuart, si la joven Appleby se encuentra aquí no creo que sea para oírte decir barbaridades, arriesga la vida como los nuestros. Demosle un voto de confianza -Stuart no iba a dar su brazo a torcer, sólo esperaba que fuese sensato, al menos por esa tarde. En cuanto sus hijos cruzaron la puerta, pudo oír a Abbey resoplar, como si se hubiese quitado un peso de encima. Dedicándole una mirada a su marido “Haya paz, por favor”, ya hablarían a solas más tarde.
-Nada importante, a tu padre le entran mil escalofríos cuando oye la palabra “RUINA” sí, estamos en RUINA ¡es un hecho! Atacar contra eso es absurdo, hay que poner soluciones. ¿Cómo estáis, hijos?-sonrió a ambos, sus pasos se perdieron hasta quedar a un lado de su marido, a quién acarició el brazo en una sutil caricia y una sonrisa que englobaba todo, le calmaba a su manera -A mí tampoco me cae bien ese hombre y a su hija le ha hecho gracia eso de la verruga ¿comportándose como un niño Lord Blackmore? -su tono divertido quitaba hierro a la situación, lo susurró para que sólo él lo oyese… esperaba que al menos con la llegada de sus hijos sus ánimos se calmasen y pudiesen hablar sin que el tono de su voz hiciese eco en toda la casa.
La mujer negó con la cabeza, el enfado de la situación le llevaba a perder los papeles y salir a relucir ese carácter tan intenso y fiero que poseía, al que ella estaba acostumbrada. Sonrió a la joven, disculpándose con ese gesto aunque por lo que apreciaba, la joven Appleby parecía tranquila como si ya fuese normal encontrar al Lord de ese modo.
-Stuart, si la joven Appleby se encuentra aquí no creo que sea para oírte decir barbaridades, arriesga la vida como los nuestros. Demosle un voto de confianza -Stuart no iba a dar su brazo a torcer, sólo esperaba que fuese sensato, al menos por esa tarde. En cuanto sus hijos cruzaron la puerta, pudo oír a Abbey resoplar, como si se hubiese quitado un peso de encima. Dedicándole una mirada a su marido “Haya paz, por favor”, ya hablarían a solas más tarde.
-Nada importante, a tu padre le entran mil escalofríos cuando oye la palabra “RUINA” sí, estamos en RUINA ¡es un hecho! Atacar contra eso es absurdo, hay que poner soluciones. ¿Cómo estáis, hijos?-sonrió a ambos, sus pasos se perdieron hasta quedar a un lado de su marido, a quién acarició el brazo en una sutil caricia y una sonrisa que englobaba todo, le calmaba a su manera -A mí tampoco me cae bien ese hombre y a su hija le ha hecho gracia eso de la verruga ¿comportándose como un niño Lord Blackmore? -su tono divertido quitaba hierro a la situación, lo susurró para que sólo él lo oyese… esperaba que al menos con la llegada de sus hijos sus ánimos se calmasen y pudiesen hablar sin que el tono de su voz hiciese eco en toda la casa.
Melinda M. Blackmore- Humano Clase Alta
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Inevitable que una risa se escapase de los labios de la manzana al oírle mencionar lo de la verruga, estalló en carcajadas a la atenta mirada de los presentes, otra persona se hubiese ofendido o incluso abandonado el lugar pero ella…no podía parar de reírse ¡era lo más divertido que había escuchado en mucho tiempo!, estuvo a punto que acabase la frase pero la señora Blackmore se adelantó. Esa mujer sabía mantenerse en su sitio…y evitar que su marido sembrase el caos con su forma de decir las cosas, ese hombre… le sorprendía a cada palabra que salía de sus labios.
-A mí mi padre me trae sin cuidado, como si en uno de sus “negocios” se queda en el sitio pero he de admitir que rebanarle la cabeza con mi hacha sería algo que disfrutaría recordar todo el resto de lo que me queda de vida… y al contrario que a vos, a mí sí me cae bien señor Blackmore pero no he venido a regarle las orejas, ni a faltarle el respeto, ni a recordarle…lo de la rui….inesperada situación -se mordió el labio inferior ¿cómo no meter en el tema la palabra ruina o similares? ¡era completamente imposible!.
Miró hacia otro lado, intentando encontrar las palabras adecuadas…ella pensando antes de hablar, sin duda en ese ambiente podía ser más calmada, relajarse y no estar mirando por encima del hombro cada dos por tres…se sentía como en casa y eso era algo que no podría explicar nunca. La puerta se abrió y como un resorte se levantó para saludar a los recién llegados, con una reverencia saludó a Axel y una sonrisa cómplice con Faith, sabía la estrecha relación que tenía su padre.
No debió decir eso de su padre pero no se escondía, pecaba siempre de sincera y en este caso por muy señores Blackmore que estuviesen… no iba a callarse lo que pensaba. Abbey los observó en silencio, el abrazo de Faith a su padre consiguió que un pellizco en la boca del estómago le hiciese sonreír de medio lado, no había tocado en toda su vida a su padre, ni de forma cortés pues para la cazadora ese hombre era un extraño, no la quería y era mutuo, la relación padre e hija la desconocía y verla reflejada en los Blackmore…sintió envidia sana.
-No me sentí atacada, en absoluto. Ha sido divertido tomar el té o lo que ha sido esta pequeña reunión. Vuestra madre es encantadora y vuestro padre todo un descubrimiento, ha sido un placer… os dejo a solas, hace mucho no os veis y tendréis que hablar de vuestras cosas -una breve sonrisa, la cara de circunstancia no la pudo fingir, la familia era la familia y ella tan sólo una invitada. Quería quedarse pero ¿Sería apropiado?
-A mí mi padre me trae sin cuidado, como si en uno de sus “negocios” se queda en el sitio pero he de admitir que rebanarle la cabeza con mi hacha sería algo que disfrutaría recordar todo el resto de lo que me queda de vida… y al contrario que a vos, a mí sí me cae bien señor Blackmore pero no he venido a regarle las orejas, ni a faltarle el respeto, ni a recordarle…lo de la rui….inesperada situación -se mordió el labio inferior ¿cómo no meter en el tema la palabra ruina o similares? ¡era completamente imposible!.
Miró hacia otro lado, intentando encontrar las palabras adecuadas…ella pensando antes de hablar, sin duda en ese ambiente podía ser más calmada, relajarse y no estar mirando por encima del hombro cada dos por tres…se sentía como en casa y eso era algo que no podría explicar nunca. La puerta se abrió y como un resorte se levantó para saludar a los recién llegados, con una reverencia saludó a Axel y una sonrisa cómplice con Faith, sabía la estrecha relación que tenía su padre.
No debió decir eso de su padre pero no se escondía, pecaba siempre de sincera y en este caso por muy señores Blackmore que estuviesen… no iba a callarse lo que pensaba. Abbey los observó en silencio, el abrazo de Faith a su padre consiguió que un pellizco en la boca del estómago le hiciese sonreír de medio lado, no había tocado en toda su vida a su padre, ni de forma cortés pues para la cazadora ese hombre era un extraño, no la quería y era mutuo, la relación padre e hija la desconocía y verla reflejada en los Blackmore…sintió envidia sana.
-No me sentí atacada, en absoluto. Ha sido divertido tomar el té o lo que ha sido esta pequeña reunión. Vuestra madre es encantadora y vuestro padre todo un descubrimiento, ha sido un placer… os dejo a solas, hace mucho no os veis y tendréis que hablar de vuestras cosas -una breve sonrisa, la cara de circunstancia no la pudo fingir, la familia era la familia y ella tan sólo una invitada. Quería quedarse pero ¿Sería apropiado?
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Lord Blackmore se alejó hasta la ventana para beberse su brandy con calma mientras rezongaba murmurando por lo bajo. Su esposa se le acercó y le dedicó unas acertadas palabras que lo sacaron de su mal humor en ciernes.
— como un niño? Luego te enseñaré lo niño que soy cuando tus hijos no puedan socorrerte...— le dijo depositando un beso en su mejilla pero con un tono de picarón de voz.
La familia no estaba al completo, dos de sus hijos, William Chase y Edwin James seguían en Londres arreglando el entuerto económico. La dichosa ruina, esa palabra que Abbey había evitado con acierto, pues al Lord le gustaba que los demás fueran comedidos y educado aunque el a veces no lo fuera, era el tema de conversación continuo desde hacía días. Así que le pareció refrescante que Abbey hablase de Carlo Appleby de ese modo.Asi le daba pie a seguir por ese derrotero.
— su padre es un cabron con mala leche. ¿Sabe que? Que pasado mañana es la recepción anual de la cámara de Comercio francesa, y usted junto con mis hijos y mi esposa acudirá bien elegante. Nosotros tendremos que aguantar los comentarios de los cotillas hablando de nuestra situación económica, pero usted tendrá que ver a su padre y a los socios de su padre, es el momento de hacer caer las máscaras. Usted es una señorita frente a la alta sociedad, como nosotros, así que guarde el hacha y afile la lengua, la necesitamos para extraer información.
Stuart era listo, no había llegado a la cumbre en la Orden por ser el mejor cazando o el más agresivo, sino por su capacidad de tener, urdir y entramar los planes, por pensar a largo plazo y sacar ventaja de todas las facetas que la vida le ofrecía. La joven Appleby no tenía madera de soldado raso, la veía con el fuego del líder, en algún momento podría ocupar un puesto en la Curia de cazadores, pero para eso habría que educarla como había educado a Axel o a Faith, curtiéndose en todas partes, ya fuera la arena o los salones.
— como un niño? Luego te enseñaré lo niño que soy cuando tus hijos no puedan socorrerte...— le dijo depositando un beso en su mejilla pero con un tono de picarón de voz.
La familia no estaba al completo, dos de sus hijos, William Chase y Edwin James seguían en Londres arreglando el entuerto económico. La dichosa ruina, esa palabra que Abbey había evitado con acierto, pues al Lord le gustaba que los demás fueran comedidos y educado aunque el a veces no lo fuera, era el tema de conversación continuo desde hacía días. Así que le pareció refrescante que Abbey hablase de Carlo Appleby de ese modo.Asi le daba pie a seguir por ese derrotero.
— su padre es un cabron con mala leche. ¿Sabe que? Que pasado mañana es la recepción anual de la cámara de Comercio francesa, y usted junto con mis hijos y mi esposa acudirá bien elegante. Nosotros tendremos que aguantar los comentarios de los cotillas hablando de nuestra situación económica, pero usted tendrá que ver a su padre y a los socios de su padre, es el momento de hacer caer las máscaras. Usted es una señorita frente a la alta sociedad, como nosotros, así que guarde el hacha y afile la lengua, la necesitamos para extraer información.
Stuart era listo, no había llegado a la cumbre en la Orden por ser el mejor cazando o el más agresivo, sino por su capacidad de tener, urdir y entramar los planes, por pensar a largo plazo y sacar ventaja de todas las facetas que la vida le ofrecía. La joven Appleby no tenía madera de soldado raso, la veía con el fuego del líder, en algún momento podría ocupar un puesto en la Curia de cazadores, pero para eso habría que educarla como había educado a Axel o a Faith, curtiéndose en todas partes, ya fuera la arena o los salones.
Última edición por Stuart S.Blackmore el Miér Sep 26, 2018 11:23 am, editado 1 vez
Stuart S.Blackmore- Cazador Clase Alta
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Faith y Axel presentes, menguaban un poco el ambiente tenso tras el encuentro de la joven Appleby y la palabra “ruina”. Melinda los observaba a ambos, evitando que su marido hiciese algún comentario fuera de lugar, bastaba un gesto de cabeza y una mirada para conseguirlo, a veces, claro.
-Lord Stuart Simon Blackmore, no necesito a mis hijos para que me socorran ¿vos sí? Cuando se pone serio no me da miedo -aprovechó que entre los cazadores conversaban para susurrarlo, sus dedos peinaron con suavidad su cabello, en un gesto natural que lejos quedaba de parecer que disimulaba. Las palabras dirigidas hacia la joven cazadora las secundó con una sonrisa que sólo le dedicó a Abbey, seguramente le preocuparía el hecho de exponerse tan a la vista pero en esa mirada azul como el océano, vislumbró seguridad, no iba a echarse atrás, eso reconfortó a la matriarca Blackmore.
-No te preocupes Abbey, me encargaré de ayudarte, será un placer. ¿Os quedais a comer? Claro que sí, os he mandado hacer vuestra comida favorita, estoy segura que a Abbey le lloverán grandes y gratos recuerdos de su tierra -Por como frunció ligeramente el ceño la joven Appleby, supuso que no guardaba gran cariño a su tierra -Oh vamos, no se preocupe. Ya no está sola, mandaremos a su padre al infierno donde nunca debió haber salido, considéralo hombre muerto -pese a sus duras y concisas palabras, su tono fue dulce y tranquilizador.
Tomó con suavidad la mano de la joven y acarició con el pulgar su dorso, le recordaba tanto a Ave cuando se despertaba asustada, la misma mirada aterrada y al ser devuelto el apretón por la otra parte, supo que no, ella tampoco lo estaría, Abbey era considerada una más, Axel le puso al corriente de esa muchacha y la verdad es que sus progresos eran sorprendentes, determinación, control y seguridad.
-En la fiesta todo saldrá rodado, cuento con ello -dedicó una fugaz mirada a Stuart, alzando ligeramente ambas cejas, esperaba que la secundase, fuesen a comer y se olvidasen de la ru…ese tema delicado.
-Lord Stuart Simon Blackmore, no necesito a mis hijos para que me socorran ¿vos sí? Cuando se pone serio no me da miedo -aprovechó que entre los cazadores conversaban para susurrarlo, sus dedos peinaron con suavidad su cabello, en un gesto natural que lejos quedaba de parecer que disimulaba. Las palabras dirigidas hacia la joven cazadora las secundó con una sonrisa que sólo le dedicó a Abbey, seguramente le preocuparía el hecho de exponerse tan a la vista pero en esa mirada azul como el océano, vislumbró seguridad, no iba a echarse atrás, eso reconfortó a la matriarca Blackmore.
-No te preocupes Abbey, me encargaré de ayudarte, será un placer. ¿Os quedais a comer? Claro que sí, os he mandado hacer vuestra comida favorita, estoy segura que a Abbey le lloverán grandes y gratos recuerdos de su tierra -Por como frunció ligeramente el ceño la joven Appleby, supuso que no guardaba gran cariño a su tierra -Oh vamos, no se preocupe. Ya no está sola, mandaremos a su padre al infierno donde nunca debió haber salido, considéralo hombre muerto -pese a sus duras y concisas palabras, su tono fue dulce y tranquilizador.
Tomó con suavidad la mano de la joven y acarició con el pulgar su dorso, le recordaba tanto a Ave cuando se despertaba asustada, la misma mirada aterrada y al ser devuelto el apretón por la otra parte, supo que no, ella tampoco lo estaría, Abbey era considerada una más, Axel le puso al corriente de esa muchacha y la verdad es que sus progresos eran sorprendentes, determinación, control y seguridad.
-En la fiesta todo saldrá rodado, cuento con ello -dedicó una fugaz mirada a Stuart, alzando ligeramente ambas cejas, esperaba que la secundase, fuesen a comer y se olvidasen de la ru…ese tema delicado.
Melinda M. Blackmore- Humano Clase Alta
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Ni ella misma lo hubiese dicho mejor. Su padre era el mal reencarnado, alguien sin escrúpulos que no le importaba cómo ni a quién llevarse por delante con tal de tomar más y más poder. Rió por lo bajo por la serenidad de Melinda Blackmore, la determinación de su esposo y la promesa que agradeció la joven cazadora con un leve movimiento de cabeza.
-Suena bien, veremos quién se arruina…¡no dije la palabra prohibida! Parecida pero no…diablos, tengo que pensar antes de hablar… -suspiró, provocando que algunos mechones de su cabello se removiesen, la cola de caballo dejaba escapar algún que otro mechón rebelde, el cepillo y ella no se llevaban muy bien, lo cierto es que el señor Gilles era el único que conseguía calmarla cuando la peinaba, los dos en silencio e incluso conseguía dormirla.
-Sólo pido una sola cosa, no lleve ese molesto encaje, me pica horrores y aún quitado puedo sentir su roce por horas -con complicidad, dedicó una mirada a Lady Blackmore, sonriendo divertida, para consentirla como una niña -Sois muy amables, prometo no sacar otra cosa que mi lengua afilada para clavar de lleno en el orgullo de mi padre, ponerlo en ridículo frente a su comandita de seguidores será algo que me llene de satisfacción -dedicó una reverencia al señor Blackmore, al menos no parecía tan enfadado…aparentemente.
-A comer…la verdad es que me muero de hambre, espero no ser más molestia aún. Sé que no le caigo bien y eso me agrada, ganarme su confianza es más valioso que ganarme por mi simpatía -chasqueó la lengua, era sincera ¿para qué guardarse todo eso? Nunca, jamás dándole igual a quién tuviese delante, la risa de Lady Blackmore, se la contagió a modo de sonrisa…hacía mucho no cenaba de esa forma, tan familiar…tan extraño para la cazadora.
-Suena bien, veremos quién se arruina…¡no dije la palabra prohibida! Parecida pero no…diablos, tengo que pensar antes de hablar… -suspiró, provocando que algunos mechones de su cabello se removiesen, la cola de caballo dejaba escapar algún que otro mechón rebelde, el cepillo y ella no se llevaban muy bien, lo cierto es que el señor Gilles era el único que conseguía calmarla cuando la peinaba, los dos en silencio e incluso conseguía dormirla.
-Sólo pido una sola cosa, no lleve ese molesto encaje, me pica horrores y aún quitado puedo sentir su roce por horas -con complicidad, dedicó una mirada a Lady Blackmore, sonriendo divertida, para consentirla como una niña -Sois muy amables, prometo no sacar otra cosa que mi lengua afilada para clavar de lleno en el orgullo de mi padre, ponerlo en ridículo frente a su comandita de seguidores será algo que me llene de satisfacción -dedicó una reverencia al señor Blackmore, al menos no parecía tan enfadado…aparentemente.
-A comer…la verdad es que me muero de hambre, espero no ser más molestia aún. Sé que no le caigo bien y eso me agrada, ganarme su confianza es más valioso que ganarme por mi simpatía -chasqueó la lengua, era sincera ¿para qué guardarse todo eso? Nunca, jamás dándole igual a quién tuviese delante, la risa de Lady Blackmore, se la contagió a modo de sonrisa…hacía mucho no cenaba de esa forma, tan familiar…tan extraño para la cazadora.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: No cows, no cares. (Quien no tiene, no teme). {Privado cazadores}
Continúa la siguiente escena en este tema:
https://victorianvampires.foroes.org/t43242-dream-of-a-night-of-hell-priv
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Stuart S.Blackmore- Cazador Clase Alta
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