Noche de Gala, de encuentros y confesiones -Privado

por **Leire Mallarme** Miér Ago 01, 2018 4:54 pm

A pesar de ser una idea un tanto peligrosa, Leire, no podía dejar de pensar en aquella gala de música, que se haría en el Teatro, una gala en beneficio del Orfanato de París, promovida por las Damas de la Caridad, el Ejercito, La Iglesia, y otros sectores de la clase alta. Aunque ella no pertenecía ya a las clases mas pudientes, el hecho de tener los contactos adecuados, le permitieron obtener una de las pocas entradas a la gala, que aún no había sido entregada. Sentada frente a su secreter, sus dedos acariciaban el sobre que contenía la invitación y el billete con el que podría acceder a ducha noche de gala. Su mirada clavada en el elegante sobre de color negro, con bella caligrafía en dorado, en realidad no le contemplaba, puesto que su pensamientos, se encontraban muy lejos de esa habitación, a varios kilometros de allí. Su mente recordaba a un joven, que hacía un par de años atrás, le prometiera que, al llegar a París, iría a verla, le demostraría que nada era realmente peligroso, cuando el amor decidía jugarse el todo por el todo.

Suspiró al momento en el que sus pensamientos y ensoñaciones, eran golpeadas por la realidad, cuando los suaves golpes en la puerta, le informaban que un caballero, le esperaba en la sala de música. Un vacío en el estomago la hizo palidecer, ¿acaso aquel joven, que no dejaba de rondar sus recuerdos, había podido llegar a su residencia? eso era imposible, pues Leire, jamás le había dicho su verdadero nombre, y los que la conocían, no serían capaces de traicionarla. Pero si no era así, si sus amigos le traían noticias de él. Si, eso podía ser mas lógico. intentó consolarse, aunque no supo porque, el miedo a una mala noticia, se apoderó de ella. Temblando como si todo el frío del invierno hubiera decidido abrazarla, fue bajando las escaleras. cruzando el ancho y verde patio encristalado. Un vuelco en el estomago le hizo detenerse, ante la puerta entreabierta. Su mirada buscó a quien interpretaba una triste pero bella melodía al piano. Su mano tomó el picaporte y empujó para entrar en el lugar. a sus ojos le costaron una fracción de segundo acostumbrarse a la penumbra. Entonces le vio, era un joven, pero no el que ella esperaba ver.

Horas mas tarde, con el corazón entristecido por la pena, sabiendo que el poder del amor, no siempre triunfa, se preparó para asistir a la gala. Aunque las lagrimas, no dejaban de mojar sus mejillas, aunque la muerte lo había oscurecido todo, ella, haría el último sacrificio, iría a aquella velada, escucharía tocar las bellas composiciones de aquel joven que alguna vez le amó, y que tras su muerte, decidió dedicarle cartas de amor convertidas en tristes melodías. Lo haría por él, por ella, y por ese amor, que le había dado las fuerzas de mantenerse viva, con la promesa del reencuentro. Al entrar en el teatro, pensó, en esa promesa que tras la verdad desoladora, se encontraba hecha añicos, mas no el amor que aún conservaba en su alma, ese amor, que diría adiós, aquella noche, cuando la última nota del piano, dejara huir el recuerdo de su primer amor, un amor trágico, puro, eterno.