Scream Queen.... (Privado)

por **Deimos Deligiannis** Jue Ago 02, 2018 5:37 pm

- ¡Hasta luego Básil! – Se despedía un Deimos animado por la tarea que tenía que hacer esa mañana.

Esa mañana, nada más levantarse, al estar los dos solos y con dos doncellas a su cargo era más que suficiente, pero Deimos sabía que una de las doncellas se estaba poniendo enferma por lo que quería comprarle medicinas suficientes para que esta pudiera descansar y luego estar completamente como nueva. También quería comprarse un cuaderno nuevo de dibujo ya que el que tenía estaba malgastado y el canto del libro se caía. Lo mantenía como podía a base de vaselina dura y parafina que se usaba para encerar el frontal de los barcos, pero ya había un momento en que la cosa ya no se sostenía por sí solo. – Vaya, debo de hacer una lista de la compra – Dijo para sí mismo mientras se echaba sus largos cabellos hacia atrás y entonces, en la esquina de una página ahí estaba la firma de su hermano a modo de quererle fastidiar mientras dibujaba, cuando estas dibujando concentrado y alguien te pintarrajea así para fastidiarte el buen lienzo, pero Deimos se rio y recordó buenos recuerdos.

Rápidamente se alisto para ir a la calle con una lista no muy extensa de cosas que tenía que comprar. Se llevó la bolsa de cuero para que aguantara todo lo que necesitaba llevar consigo pero no se percató que cogió la de su hermano ya que eran casi iguales ambas bolsas de ambos hermanos, pero claro, al ir con prisa cogió la errónea y al final del día se daría la sorpresa de que se había equivocado y era algo que no le gustaba que le pasara – Básil me matará…- Pero en cuanto pensó eso, se estremeció, pero pensó que podría matarle a placer, oh sí, entonces no sería tan malo. Solamente que bueno, le gustaba vivir aunque fuese a veces bastante miedica con algunas cosas. Deimos caminaba por las zonas peatonales y algunas calles que el suelo estaba realmente mal, por poco se cayó al suelo tras tropezarse con un agujero mal tapado – Maldita sea – Bufó hasta que por fin llegó a su primer destino que eran las medicinas de la doncella. Cuando salió de la tienda, fue a la librería a ver si tenían todavía aquel cuaderno de cuero al que le había echado el ojo hace unas semanas, pero no, cuando llegó ya estaba otro en su lugar y saliendo decepcionado de la librería se fue hasta una cafetería que fue en donde se llevó una sorpresa.

Allí estaba su hermano, sentándose al lado de una señorita o alguien. Deimos se pensó el entrar e interrumpirle, hacerle una escena de reina dramática pero se abstuvo y solamente respiraba lentamente hasta que este estuviera calmado en sus entrañas y no entrar y arrancar la cabeza a la muchacha. Tosió para si mismo, pero se sentó en la terraza que había en la cafetería, esperando con una sonrisa, mirando la carta que el mesero le había ofrecido y aguantando las ganas de no arrancarle a alguien la cabeza, sostenía el cartón de la carta esperando a que se calmara, pero estaba haciendo un gran esfuerzo. Finalmente, cuando no pudo más, llegaba el mesero con su café americano y se levantó, pero se volvió a sentar viendo que el mesero se acercaba con el café.

Dejó que el hombre hiciera su trabajo y estaría sentado un rato más para después ir a alguna parte a gritar a pleno pulmón.