AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vueltas del destino - Belmont
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Vueltas del destino - Belmont
Oh, Fortuna,
Al igual que la luna
Tu cambias constantemente,
Siempre creciendo
Y decreciendo;
Vida detestable
Que ahora oprime
Y luego restablece
La agudeza de la mente;
La miseria,
El poder,
Como la nieve los disuelve.
Muchas veces me preguntaron cómo podía ver el destino o como predecir el futuro, no era simple no cualquiera lo podía hacer, era un don que venía con uno al momento de nacer, no todos los gitanos podían verlo solo unos pocos éramos los afortunados, si aquella era mi fortuna la gracia de un don… mi mente comenzó a volar mientras mis pasos se volvían más lentos, saque cuentas mentales en el tiempo que llevaba en Paris casi una semana y las cartas no se habían equivocado hasta ahora, tenía miedo de tirarlas de nuevo y que con un solo de mis actos haya cambiado mi futuro, mi destino. Un escalofríos estremeció mi cuerpo mire a todos lados para ver si alguien me seguía aun habían luces, aún estaba de día.
Seguí adentrándome por los callejones de Paris mi extraño caminar llamaba la atención era como una danza de aquí y para allá. No me importaban las miradas, con los años me había acostumbrado a que me vieran de esa forma como un extraño bicho inadaptado, ingenuos los que creían aquello pues por mis venas corría la misma sangre que aquellos, ser gitana era mi maldición aunque muchas veces llore por esa razón hoy no, estaba en Paris, tenía un hogar, tenía un amigo y todos los días me alimentaba como nunca antes lo había hecho, nadie ni nada quitaría aquella sonrisa de mis labios. Mi vestido era tan colorido como la misma primavera de telas comunes que se mecían a mi andar ligero, mis ojos iban y venían observando el lugar buscando con alguien a quien hablar, las auras cambiaban a medida que los segundos transcurrían ¿acaso miedo me tenían?, sabía que las leyendas decían que nosotros los gitanos tirábamos maldiciones y males pero aunque si se podía hacer, en mi corazón no cabía aquello. No deseaba mal porque no era necesario el mal ya estaba en el mundo y no precisamente porque yo lo haya lanzado, reí ante mi comentario y seguí mi caminar volviéndolo más lento al llegar a una esquina. Me detuve ¿estoy perdida? Me gire rápidamente y mire en dirección opuesta.
Fruncí el ceño y seguí caminando en otra diferente dirección al final de cuentas no era tan grande Paris siempre encontraría que camino elegir. Llegue hasta el centro de Paris y me deslice entre una multitud que veía a un niño tocar el violín, su melodía era hermosa y como si de un imán hacia mí me acerque al pequeño, deposite unos francos en su maleta y comencé a bailar al ritmo de esa melodía tan especial, moví mis brazos de aquí para allá lentamente mientras una vuelta volvía a dar otra vuelta al compás, la gente comenzó a animarse y poco a poco varios depositaron monedas en su maleta donde guardaba el violín, el ultimo compas fue hermoso y con un gran final mi danza termino y los aplausos nos envolvieron, el niño agradecido me tendió la mano yo le revolví la cabellera dedicándole una amplia sonrisa y me fui de ahí, era su espectáculo no el mío.
Estaba en la plaza de la ciudad me senté en una banca con las piernas arriba, tapándolas con mi vestido para no escandalizar a la multitud que poco a poco se dispersaba por el lugar, un acto de solidaridad nada más que eso había sido. Toque mi bolsito con las runas y las cartas sintiendo la energía provenir de aquellas cargadas ya estaban.
Al igual que la luna
Tu cambias constantemente,
Siempre creciendo
Y decreciendo;
Vida detestable
Que ahora oprime
Y luego restablece
La agudeza de la mente;
La miseria,
El poder,
Como la nieve los disuelve.
Muchas veces me preguntaron cómo podía ver el destino o como predecir el futuro, no era simple no cualquiera lo podía hacer, era un don que venía con uno al momento de nacer, no todos los gitanos podían verlo solo unos pocos éramos los afortunados, si aquella era mi fortuna la gracia de un don… mi mente comenzó a volar mientras mis pasos se volvían más lentos, saque cuentas mentales en el tiempo que llevaba en Paris casi una semana y las cartas no se habían equivocado hasta ahora, tenía miedo de tirarlas de nuevo y que con un solo de mis actos haya cambiado mi futuro, mi destino. Un escalofríos estremeció mi cuerpo mire a todos lados para ver si alguien me seguía aun habían luces, aún estaba de día.
Seguí adentrándome por los callejones de Paris mi extraño caminar llamaba la atención era como una danza de aquí y para allá. No me importaban las miradas, con los años me había acostumbrado a que me vieran de esa forma como un extraño bicho inadaptado, ingenuos los que creían aquello pues por mis venas corría la misma sangre que aquellos, ser gitana era mi maldición aunque muchas veces llore por esa razón hoy no, estaba en Paris, tenía un hogar, tenía un amigo y todos los días me alimentaba como nunca antes lo había hecho, nadie ni nada quitaría aquella sonrisa de mis labios. Mi vestido era tan colorido como la misma primavera de telas comunes que se mecían a mi andar ligero, mis ojos iban y venían observando el lugar buscando con alguien a quien hablar, las auras cambiaban a medida que los segundos transcurrían ¿acaso miedo me tenían?, sabía que las leyendas decían que nosotros los gitanos tirábamos maldiciones y males pero aunque si se podía hacer, en mi corazón no cabía aquello. No deseaba mal porque no era necesario el mal ya estaba en el mundo y no precisamente porque yo lo haya lanzado, reí ante mi comentario y seguí mi caminar volviéndolo más lento al llegar a una esquina. Me detuve ¿estoy perdida? Me gire rápidamente y mire en dirección opuesta.
Fruncí el ceño y seguí caminando en otra diferente dirección al final de cuentas no era tan grande Paris siempre encontraría que camino elegir. Llegue hasta el centro de Paris y me deslice entre una multitud que veía a un niño tocar el violín, su melodía era hermosa y como si de un imán hacia mí me acerque al pequeño, deposite unos francos en su maleta y comencé a bailar al ritmo de esa melodía tan especial, moví mis brazos de aquí para allá lentamente mientras una vuelta volvía a dar otra vuelta al compás, la gente comenzó a animarse y poco a poco varios depositaron monedas en su maleta donde guardaba el violín, el ultimo compas fue hermoso y con un gran final mi danza termino y los aplausos nos envolvieron, el niño agradecido me tendió la mano yo le revolví la cabellera dedicándole una amplia sonrisa y me fui de ahí, era su espectáculo no el mío.
Estaba en la plaza de la ciudad me senté en una banca con las piernas arriba, tapándolas con mi vestido para no escandalizar a la multitud que poco a poco se dispersaba por el lugar, un acto de solidaridad nada más que eso había sido. Toque mi bolsito con las runas y las cartas sintiendo la energía provenir de aquellas cargadas ya estaban.
Última edición por Venus Katrakis el Sáb Ago 25, 2018 9:40 pm, editado 3 veces
Venus Katrakis- Gitano
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 30/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
There's a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch and it's bringing me out the dark
Finally I can see you crystal clear
Go 'head and sell me out and I'll lay your ship bare
See how I leave with every piece of you
Don't underestimate the things that I will do
There's a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch and its bringing me out the dark.
Rollind in the Deep - Adele
Reaching a fever pitch and it's bringing me out the dark
Finally I can see you crystal clear
Go 'head and sell me out and I'll lay your ship bare
See how I leave with every piece of you
Don't underestimate the things that I will do
There's a fire starting in my heart
Reaching a fever pitch and its bringing me out the dark.
Rollind in the Deep - Adele
El destino de cada persona está influido por fuerzas que para algunos son incomprensibles, marcan el camino para que pueda seguirse a rajatabla o bien, con pocas opciones de desvío. Es para Belmont un dolor de muelas que se convierte de vez en vez, en una completa pérdida de la razón provocando acciones agresivas y violentas porque ¿Quién quiere que su futuro esté comprometido para otras labores que pueden ser no propias de la natura de esa persona en particular? Para el licántropo, queda claro que su origen provino de una profecía cuyo contenido no alcanza a comprender del todo. Su padre se fue a la tumba ayudado por la mano del cachorro sin contar demasiado. El joven sabe que tiene un lugar en la intrincada maraña de la vida y de la sociedad, uno para el cual fue procreado y del cual su padre hacía gala de orgullo y vanidad. A pesar de todo eso, los sufrimientos que le contrajo cada una de esas palabras que el gitano le dijera, son justo lo que más odia.
Después de que su alfa le indicara su próxima mudanza a otro lugar, con otra manada, Belmont siente la necesidad de zafarse un poco de su terruño para avanzar entre el bosque con un propósito determinado: encontrar a un gitano para que pueda apoyar en la labor de encontrar los orígenes y la totalidad de esa profecía para que se la expliquen y de paso, comprender qué es lo que en realidad debe hacer. Las palabras se las lleva el viento y la memoria no es tan poderosa como algunos piensan. Llegó en su momento, a escuchar a Pierre, su padre, decir que ya no recordaba toda la profecía. Hablaba mucho de un verdugo, que el cachorro podría ser esa figura. Y si es coherente, lo fue. Pues de su mano, Pierre perdió la vida. De su mente provino la loca idea de matarlo y ahora que está enterrado, se siente más tranquilo de vivir como le place. Es por su obligación de comprometerse y vivir en otro lugar, que más que nunca, necesita saberlo todo.
Sus pasos le llevan al límite del bosque donde la manada está asentada para adentrarse en la locura de la ciudad. Donde la mayor parte de las personas son ignorantes de lo que acontece fuera de sus hogares si no es por la necesidad de satisfacer su curiosidad. En el sitio en el que, si caes, pocos tenderán la mano para ayudar a levantar a quien besó el suelo. Algunos incluso pueden reír a carcajadas. Es tal la distancia de los lazos afectivos y fraternales que hacen de la sociedad, un chiquero. Sabiendo lo que tiene qué buscar, sus ojos pasan de un lado a otro, teniendo en los bolsillos algunas monedas porque sabe y entiende que los gitanos deben recibir algo a cambio por su ayuda. Evita el contacto con cualquier otro ser, humano o sobrenatural. Aprendió a leer las auras para auxiliarse en sus labores, ahora es parte de su modus operandi. Revisando a su alrededor para estar seguro de que nadie le sigue, le busca, le presta atención.
Por fin, cuando está a punto de desesperar, logra ver algo que le atrae la atención. Un baile cuyos movimientos son dignos de una experta gitana como recordara cuando acudió a la caravana con su padre cuando sólo tenía seis años. El tatuaje en el cuello le empieza a molestar cuando su memoria regresa al pasado con esos movimientos de la joven. Se mantiene estático, esperando, acechando la oportunidad de abordar a la mujer. Cuando se aleja del violinista, ve que toma asiento en una banca acomodando sus faldas. Mejor oportunidad, ninguna. Su cuerpo se pone en movimiento con la agilidad que le da la licantropía y la firmeza que le otorga su determinación. Se sienta al lado de la joven mirándola de reojo - gitana, gitana. Me parece que sus movimientos en la danza son dignos de cualquiera de su pueblo. ¿Tiene tiempo para ayudar a un samaritano en una empresa? - su voz es suave, tranquila, discordante con sus ojos que vagan por el sitio analizando a todo aquél que le observe demasiado.
Es desconfiado per natura, como Sabine le aleccionara. En el mundo, pocos pueden hacer algo sin obtener beneficio - busco a alguien en particular que pueda dar fe de una vieja profecía. ¿Tienes la habilidad para ello? - sus ojos se posan en los de la joven. Si bien Belmont aparenta una edad mucho menor de la que tiene, su aura es capaz de indicar que quien hable con él, deberá tener cuidado de hacerlo enojar. Su musculatura es mayor a la de cualquier chico enclenque. Su piel denota que come todos los días y bien. Para eso caza y recolecta. Espera paciente a que ella responda, ya la atajará para que haga justo lo que quiere: que le diga sobre la profecía o que le lleve con alguien que pueda hacerlo.
Después de que su alfa le indicara su próxima mudanza a otro lugar, con otra manada, Belmont siente la necesidad de zafarse un poco de su terruño para avanzar entre el bosque con un propósito determinado: encontrar a un gitano para que pueda apoyar en la labor de encontrar los orígenes y la totalidad de esa profecía para que se la expliquen y de paso, comprender qué es lo que en realidad debe hacer. Las palabras se las lleva el viento y la memoria no es tan poderosa como algunos piensan. Llegó en su momento, a escuchar a Pierre, su padre, decir que ya no recordaba toda la profecía. Hablaba mucho de un verdugo, que el cachorro podría ser esa figura. Y si es coherente, lo fue. Pues de su mano, Pierre perdió la vida. De su mente provino la loca idea de matarlo y ahora que está enterrado, se siente más tranquilo de vivir como le place. Es por su obligación de comprometerse y vivir en otro lugar, que más que nunca, necesita saberlo todo.
Sus pasos le llevan al límite del bosque donde la manada está asentada para adentrarse en la locura de la ciudad. Donde la mayor parte de las personas son ignorantes de lo que acontece fuera de sus hogares si no es por la necesidad de satisfacer su curiosidad. En el sitio en el que, si caes, pocos tenderán la mano para ayudar a levantar a quien besó el suelo. Algunos incluso pueden reír a carcajadas. Es tal la distancia de los lazos afectivos y fraternales que hacen de la sociedad, un chiquero. Sabiendo lo que tiene qué buscar, sus ojos pasan de un lado a otro, teniendo en los bolsillos algunas monedas porque sabe y entiende que los gitanos deben recibir algo a cambio por su ayuda. Evita el contacto con cualquier otro ser, humano o sobrenatural. Aprendió a leer las auras para auxiliarse en sus labores, ahora es parte de su modus operandi. Revisando a su alrededor para estar seguro de que nadie le sigue, le busca, le presta atención.
Por fin, cuando está a punto de desesperar, logra ver algo que le atrae la atención. Un baile cuyos movimientos son dignos de una experta gitana como recordara cuando acudió a la caravana con su padre cuando sólo tenía seis años. El tatuaje en el cuello le empieza a molestar cuando su memoria regresa al pasado con esos movimientos de la joven. Se mantiene estático, esperando, acechando la oportunidad de abordar a la mujer. Cuando se aleja del violinista, ve que toma asiento en una banca acomodando sus faldas. Mejor oportunidad, ninguna. Su cuerpo se pone en movimiento con la agilidad que le da la licantropía y la firmeza que le otorga su determinación. Se sienta al lado de la joven mirándola de reojo - gitana, gitana. Me parece que sus movimientos en la danza son dignos de cualquiera de su pueblo. ¿Tiene tiempo para ayudar a un samaritano en una empresa? - su voz es suave, tranquila, discordante con sus ojos que vagan por el sitio analizando a todo aquél que le observe demasiado.
Es desconfiado per natura, como Sabine le aleccionara. En el mundo, pocos pueden hacer algo sin obtener beneficio - busco a alguien en particular que pueda dar fe de una vieja profecía. ¿Tienes la habilidad para ello? - sus ojos se posan en los de la joven. Si bien Belmont aparenta una edad mucho menor de la que tiene, su aura es capaz de indicar que quien hable con él, deberá tener cuidado de hacerlo enojar. Su musculatura es mayor a la de cualquier chico enclenque. Su piel denota que come todos los días y bien. Para eso caza y recolecta. Espera paciente a que ella responda, ya la atajará para que haga justo lo que quiere: que le diga sobre la profecía o que le lleve con alguien que pueda hacerlo.
Belmont Flamcourt- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 19/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
Come on, come on
Put your hands into the fire
Explain, explain
As I turn and meet the power
This time, this time
Turning white and senses dire
Pull up, pull up
From one extreme to another
(Into the Fire- Thriteen Senses)
Inspire aquel aire tan necesario para la vida misma, mientras mis pensamientos iban y venían, de un extreme a otro, ¿Cómo le explicaría a mi padre? Esa pregunta siempre rondaría en mi cabeza, de seguro llegarían comentarios al rey gitano, y cuando me viera mi padre comenzaría con su típico sermón de que una princesa no hace aquello y menos en público, menos a la vista de extraños que no conocen la cultura Romaní, podía oír la voz de mi padre intentando convencer de seguir mi camino, pero la verdad de las cosas es que no podía, los sueños recurrentes me mantenían alejada de aquellos sitios que se mostraban con claridad y por no decir que de los rostros que a veces aparecían en mis sueños, según lo viejos del Clan Katrakis todos mis sueños tenían un indicio de algo que podría ligar mi vida con la realidad, aquello simplemente lograba estremecer hasta mi propia alma.
¿Gitana? Alce la cabeza cuando un joven de estatura prominente se diría a mí, me tomo por sorpresa, estaba inmersa en mis pensamientos, absorta en las ideas de mis sueños. Ese rostro, pensé mientras recordaba de manera fugas las caras que había visto en mis sueños, estaba casi segura que el había aparecido en alguno, la pregunta era ¿En Cuál? Su aura destellaba poder, fortaleza, impulsividad y muy pero muy escondido denotaba sufrimiento quizás opacado con todo el poderío que acarreaba tras su espalda, por un escaso segundo logro intimidarme su presencia, pero de manera muy extraña sentía que tal vez podría ayudar… y todo rastro de inseguridad se esfumo de mi pensar, entre más clara tuviera mi cabeza, mas podía pensar y canalizar todo aquello que había aprendido con los años. – Venus, mi nombre y siempre hay tiempo para quien desea conocer o intenta saber algo más de sí mismo – tenía esa costumbre de presentarme, adoraba mi nombre así que prefería que me llamasen por el mismo. Dicho aquello, sentí aquella oleada de imágenes ir y venir mientras él decía aquello que parecía ser el detonante de su futuro, y del cual había sido preso en el pasado.
– Me has encontrado y todos los encuentros están predestinados desde mucho antes, tu rostro en sueños lo vi alguna vez, ahora que te presentas ante mi siento que te puedo ayudar en lo que tú dices una vieja profecía - le mire directo a los ojos, sin intentar nada, solo mirar, recordar y esperar a que el pudiera expresarse. – Las runas, son perfectas para profecías del pasado que normalmente afectan nuestro futuro – no era de esas personas que necesitara mucha información, mis dones naturales estaban para eso, la adivinación propiamente tan no era para algo que ya había ocurrido, sino más bien era indagar del pasado, que mientras unos intentan olvidar otros anhelan saber más, lo mismo pasaba para el futuro, era algo muy curioso. Su aura aun cuando escondía miles de secretos a simple vista cuando volví a prestarle atención note aquello, aquello que hablaba de el mismo, su complejidad, su naturaleza propiamente tal. El lobo no era de aullar a la luna sino más bien aullaba para buscar a su presa, atemorizar su alrededor, ¿domable o indomable? El conflicto era evidente, su rostro en mi sueño había dicho más de lo que deseaba y tal vez, existía la posibilidad de que tuviera las respuesta exactas que el buscaba, solo había que esperar. Tome la bolsa y la extendí hacia el – Introduce tu mano y saca las runas que quieras. – era prácticamente una orden.
Put your hands into the fire
Explain, explain
As I turn and meet the power
This time, this time
Turning white and senses dire
Pull up, pull up
From one extreme to another
(Into the Fire- Thriteen Senses)
Inspire aquel aire tan necesario para la vida misma, mientras mis pensamientos iban y venían, de un extreme a otro, ¿Cómo le explicaría a mi padre? Esa pregunta siempre rondaría en mi cabeza, de seguro llegarían comentarios al rey gitano, y cuando me viera mi padre comenzaría con su típico sermón de que una princesa no hace aquello y menos en público, menos a la vista de extraños que no conocen la cultura Romaní, podía oír la voz de mi padre intentando convencer de seguir mi camino, pero la verdad de las cosas es que no podía, los sueños recurrentes me mantenían alejada de aquellos sitios que se mostraban con claridad y por no decir que de los rostros que a veces aparecían en mis sueños, según lo viejos del Clan Katrakis todos mis sueños tenían un indicio de algo que podría ligar mi vida con la realidad, aquello simplemente lograba estremecer hasta mi propia alma.
¿Gitana? Alce la cabeza cuando un joven de estatura prominente se diría a mí, me tomo por sorpresa, estaba inmersa en mis pensamientos, absorta en las ideas de mis sueños. Ese rostro, pensé mientras recordaba de manera fugas las caras que había visto en mis sueños, estaba casi segura que el había aparecido en alguno, la pregunta era ¿En Cuál? Su aura destellaba poder, fortaleza, impulsividad y muy pero muy escondido denotaba sufrimiento quizás opacado con todo el poderío que acarreaba tras su espalda, por un escaso segundo logro intimidarme su presencia, pero de manera muy extraña sentía que tal vez podría ayudar… y todo rastro de inseguridad se esfumo de mi pensar, entre más clara tuviera mi cabeza, mas podía pensar y canalizar todo aquello que había aprendido con los años. – Venus, mi nombre y siempre hay tiempo para quien desea conocer o intenta saber algo más de sí mismo – tenía esa costumbre de presentarme, adoraba mi nombre así que prefería que me llamasen por el mismo. Dicho aquello, sentí aquella oleada de imágenes ir y venir mientras él decía aquello que parecía ser el detonante de su futuro, y del cual había sido preso en el pasado.
– Me has encontrado y todos los encuentros están predestinados desde mucho antes, tu rostro en sueños lo vi alguna vez, ahora que te presentas ante mi siento que te puedo ayudar en lo que tú dices una vieja profecía - le mire directo a los ojos, sin intentar nada, solo mirar, recordar y esperar a que el pudiera expresarse. – Las runas, son perfectas para profecías del pasado que normalmente afectan nuestro futuro – no era de esas personas que necesitara mucha información, mis dones naturales estaban para eso, la adivinación propiamente tan no era para algo que ya había ocurrido, sino más bien era indagar del pasado, que mientras unos intentan olvidar otros anhelan saber más, lo mismo pasaba para el futuro, era algo muy curioso. Su aura aun cuando escondía miles de secretos a simple vista cuando volví a prestarle atención note aquello, aquello que hablaba de el mismo, su complejidad, su naturaleza propiamente tal. El lobo no era de aullar a la luna sino más bien aullaba para buscar a su presa, atemorizar su alrededor, ¿domable o indomable? El conflicto era evidente, su rostro en mi sueño había dicho más de lo que deseaba y tal vez, existía la posibilidad de que tuviera las respuesta exactas que el buscaba, solo había que esperar. Tome la bolsa y la extendí hacia el – Introduce tu mano y saca las runas que quieras. – era prácticamente una orden.
Última edición por Venus Katrakis el Sáb Mar 09, 2019 8:28 pm, editado 2 veces
Venus Katrakis- Gitano
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 30/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
Los romaníes son un pueblo de matices. Pocos pueden ingresar en su núcleo para observar de primera mano sus conductas y costumbres. Enigmáticos, endogámicos, procuran que ningún payo se acerque lo suficiente. Cuando Pierre logró tener la confianza del anciano gitano y que le pronunciara aquéllas palabras proféticas, era porque tenía décadas tras él. Buscando ganarse su confianza. Belmont sabía desde el mismo momento en que salió del bosque, que la tarea sería complicada como el gitano que encontrara se sintiera amenazado por su presencia. En el aura de la mujer que tiene ante él, puede apreciarse ese matiz de precaución. Si eso no fuera suficiente, su propio olfato le revela que está un tanto a la defensiva. Así que procura relajar los músculos, presionar a una romaní hasta hacerla sentir amenazada, es sinónimo de tener a sus familiares tras él buscando una revancha. Y ya se sabe qué tan taimados son los gitanos en esos procederes.
Se cruza de brazos esperando que la posición defensiva sea para ella un anuncio de que él también se siente algo incómodo con la situación. Los negocios no tienen por qué ser placenteros, en muchas ocasiones son todo lo contrario. Y aún así, una transacción comercial es eso, un frío intercambio de favores. Algo por algo. En su caso, una profecía por dinero. - Belmont es el mío y puedo asegurar que no tienes nada qué temer conmigo - mira sus manos inquietas que van a un bolsito. Escucha sus palabras sintiendo que vuelve a sumergirse en el pasado donde el viejo gitano le tomara para llevarle a lo profundo de uno de los carromatos y hacer varias mezclas de líquidos y hierbas para darle a beber. No entiende incluso hoy en día, si lo que vio ahí fue una realidad o parte de un sueño. La mujer le ordena alzando el saco que contiene lo que ella llama runas. En su vida ha visto algo así, estira la mano para introducirla dentro de la tela cuando se detiene.
Mira a su alrededor por inercia, están en un lugar tan público que si alguien los observa, pensará que están practicando hechicería y pueden llamar la atención hasta de sujetos menos adecuados para su seguridad. - Sin ánimo de ofender, ¿No cree que estamos en un sitio demasiado expuesto? Lo pregunto porque si algún inquisidor nos ve, estaremos metidos de cabeza en un asunto muy negro. No quiero que me lleven a la hoguera por hechicero y supongo que usted menos que nadie, quisiera ese destino - además, como alguien note que Belmont es licántropo, la tiene sentenciada sin necesidad de defensa. - Puedo acompañarla a donde indique, sólo marque el camino - saca de sus bolsillos unas cuantas monedas para demostrar que tiene con qué pagar. - Ésto no es una trampa - desconoce cómo funcionan las mentes de los gitanos que tienen la facultad de ver el futuro. Sólo se conduce como lo haría con cualquier otro, ya se sabe que el pueblo romaní exige un pago por sus favores.
Espera paciente a pesar de que su aura diga lo contrario. Si ella le da las razones del por qué su padre era un hijo de puta con él, teme que pueda comprender, en lugar de seguir juzgando duramente, a su progenitor. Quizá no esté tan preparado para escuchar lo que ella tiene qué decir, la cuestión es que si no lo hace ahora ¿Cuándo?.
Se cruza de brazos esperando que la posición defensiva sea para ella un anuncio de que él también se siente algo incómodo con la situación. Los negocios no tienen por qué ser placenteros, en muchas ocasiones son todo lo contrario. Y aún así, una transacción comercial es eso, un frío intercambio de favores. Algo por algo. En su caso, una profecía por dinero. - Belmont es el mío y puedo asegurar que no tienes nada qué temer conmigo - mira sus manos inquietas que van a un bolsito. Escucha sus palabras sintiendo que vuelve a sumergirse en el pasado donde el viejo gitano le tomara para llevarle a lo profundo de uno de los carromatos y hacer varias mezclas de líquidos y hierbas para darle a beber. No entiende incluso hoy en día, si lo que vio ahí fue una realidad o parte de un sueño. La mujer le ordena alzando el saco que contiene lo que ella llama runas. En su vida ha visto algo así, estira la mano para introducirla dentro de la tela cuando se detiene.
Mira a su alrededor por inercia, están en un lugar tan público que si alguien los observa, pensará que están practicando hechicería y pueden llamar la atención hasta de sujetos menos adecuados para su seguridad. - Sin ánimo de ofender, ¿No cree que estamos en un sitio demasiado expuesto? Lo pregunto porque si algún inquisidor nos ve, estaremos metidos de cabeza en un asunto muy negro. No quiero que me lleven a la hoguera por hechicero y supongo que usted menos que nadie, quisiera ese destino - además, como alguien note que Belmont es licántropo, la tiene sentenciada sin necesidad de defensa. - Puedo acompañarla a donde indique, sólo marque el camino - saca de sus bolsillos unas cuantas monedas para demostrar que tiene con qué pagar. - Ésto no es una trampa - desconoce cómo funcionan las mentes de los gitanos que tienen la facultad de ver el futuro. Sólo se conduce como lo haría con cualquier otro, ya se sabe que el pueblo romaní exige un pago por sus favores.
Espera paciente a pesar de que su aura diga lo contrario. Si ella le da las razones del por qué su padre era un hijo de puta con él, teme que pueda comprender, en lugar de seguir juzgando duramente, a su progenitor. Quizá no esté tan preparado para escuchar lo que ella tiene qué decir, la cuestión es que si no lo hace ahora ¿Cuándo?.
Belmont Flamcourt- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 19/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
No tenía miedo del que dirán, jamás había tenido problemas con la Ley, pero algo en mi interior me decía que si no quedábamos ahí pasaría, el tenía razón en pedir ir a un lugar donde fuera más privado, mientras su nombre pronunciaba algo se descuadraba ante mis premoniciones, su nombre era algo mas mientras conversaba pude notar que aquel nombre con el que se presento era su identidad, valoraba aquello pero no me gustaban las mentiras. Sabía que estábamos predestinados a que nos juntáramos, yo debía ayudarle aun cuando el parecía confiar, existía esa mínima gota de desconfianza natural en todo ser. Su postura cambio junto con la mía, solté mis brazos y me puse de pie mirando el lugar, nadie parecía prestarnos mucha atención, pero siempre habían unos ojos extras escondidos por ahí. Yo no era una simple Gitana y él no era un simple Licántropo. Pase saliva mientras volvía a dejar colgada la bolsa con las runas a mi costado.
Tú necesitas de mis palabras y sé que no es una trampa, me ofende que piense que lo hago por una paga, pero no puedo negar que mi raza se ha ganado aquella fama; solo quiero aclarar que todo es gratis y luego de lo que tenga que decir puedes dejar lo que sea tu voluntad, si no es nada por mi está bien y si es algo también- mire hacia el cielo respirando profundamente – Belmont se dónde podemos ir lejos de las miradas de todos los curiosos que se esconden detrás de sus máscaras faciales - rodee el lugar con mis ojos y avance silenciosa – Solo sígueme… no es una trampa – ocupe sus propias palabras mientras atravesé la plaza, en la otra esquina había un edificio que daba a un callejón del cual normalmente habían ebrios, prostitutas de mala muerte y tráfico de quien sabe Dios qué cosas, pero ahí mismo había una escalera que llegaba a la azotea de aquella edificación, no la solían ocupar ya que habían clausurado las entradas laterales para evitar robos, pero muy pocos sabían que daba hasta la techumbre del edificio. Llegado al callejón di un salto para dejar caer la escalera de mano – Luego de que subas, hay que dejar la escalera lejos del suelo… así nos aseguramos que nadie más suba – le dije mientras, comenzaba a subir mi vestido contenía varias capas así que no temí que pudiera ver lugares indebidos de mi cuerpo. Subí con cuidado, los escalones estaban sucios y algunos oxidados. Eran tres pisos más menos los que había que subir así que en completo silencio hice mí recorrido, uno que varias veces había hecho en un pasado no muy lejano. Al llegar hasta la coronación del edificio me pase a la techumbre y me apronte a mirar el espectáculo hacia la famosa plaza Tertre.
Espere a que subiera, ahí nadie nos molestaría los parisinos tenían sus propios asuntos de que preocuparse, que de dos locos desconocidos que estaban en la techumbre de un edificio; tome asiento y mi cuerpo quedo completamente oculto ante las miradas de los que estaban en tierra firme, puse mis piernas en forma de mariposa para mi comodidad y espere a que él se acercara. No era una mujer que le gustaba hacer preguntas de más cuando se trataba de peticiones como esa, pero me causaba curiosidad su cautela, y en primera instancia su aura vibrante. Cerré unos instantes mis ojos mientras frotaba la bolsa con las runas para llenarlas de energía.- A muchos les da miedo saber el futuro… por el pasado ya lo vivieron, y tu deseas saber el pasado que creo podrá cambiar tu futuro – expulse el aire notoriamente de mis pulmones y espere alguna reacción por parte del hombre lobo.
Tú necesitas de mis palabras y sé que no es una trampa, me ofende que piense que lo hago por una paga, pero no puedo negar que mi raza se ha ganado aquella fama; solo quiero aclarar que todo es gratis y luego de lo que tenga que decir puedes dejar lo que sea tu voluntad, si no es nada por mi está bien y si es algo también- mire hacia el cielo respirando profundamente – Belmont se dónde podemos ir lejos de las miradas de todos los curiosos que se esconden detrás de sus máscaras faciales - rodee el lugar con mis ojos y avance silenciosa – Solo sígueme… no es una trampa – ocupe sus propias palabras mientras atravesé la plaza, en la otra esquina había un edificio que daba a un callejón del cual normalmente habían ebrios, prostitutas de mala muerte y tráfico de quien sabe Dios qué cosas, pero ahí mismo había una escalera que llegaba a la azotea de aquella edificación, no la solían ocupar ya que habían clausurado las entradas laterales para evitar robos, pero muy pocos sabían que daba hasta la techumbre del edificio. Llegado al callejón di un salto para dejar caer la escalera de mano – Luego de que subas, hay que dejar la escalera lejos del suelo… así nos aseguramos que nadie más suba – le dije mientras, comenzaba a subir mi vestido contenía varias capas así que no temí que pudiera ver lugares indebidos de mi cuerpo. Subí con cuidado, los escalones estaban sucios y algunos oxidados. Eran tres pisos más menos los que había que subir así que en completo silencio hice mí recorrido, uno que varias veces había hecho en un pasado no muy lejano. Al llegar hasta la coronación del edificio me pase a la techumbre y me apronte a mirar el espectáculo hacia la famosa plaza Tertre.
Espere a que subiera, ahí nadie nos molestaría los parisinos tenían sus propios asuntos de que preocuparse, que de dos locos desconocidos que estaban en la techumbre de un edificio; tome asiento y mi cuerpo quedo completamente oculto ante las miradas de los que estaban en tierra firme, puse mis piernas en forma de mariposa para mi comodidad y espere a que él se acercara. No era una mujer que le gustaba hacer preguntas de más cuando se trataba de peticiones como esa, pero me causaba curiosidad su cautela, y en primera instancia su aura vibrante. Cerré unos instantes mis ojos mientras frotaba la bolsa con las runas para llenarlas de energía.- A muchos les da miedo saber el futuro… por el pasado ya lo vivieron, y tu deseas saber el pasado que creo podrá cambiar tu futuro – expulse el aire notoriamente de mis pulmones y espere alguna reacción por parte del hombre lobo.
Venus Katrakis- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
La joven tiene un aura que a Belmont le intriga. Es demasiado etérea es la palabra. Como si fuese un hada o alguien más extraño, de esos que te causan impresión de las buenas, aún así sientes que están fuera del alcance de la comprensión. Y aún con todo y eso, se siente a gusto. Como que calma sus ánimos y su carácter licántropo. Le parece bien que ella pueda decirle lo que necesita porque odiaría ir de nuevo hasta las villas gitanas donde si no sabes a dónde acudir, puedes terminar desnudo porque te lo quiten todo. La fama del pueblo romaní se deja sentir por todos los lugares donde acuden. Alza una ceja cuando escucha su frase - no es por ofender, pero sé que todo servicio requiere una paga y tiene que ser en moneda. Eso me dijeron cuando era más joven - le aclara porque por supuesto no desea a una gitana ofendida con él. Les respeta porque conoce el poder que tienen.
Se sonríe cuando ella repite que no es una trampa. Sacude la cabeza - lamento si te ofendí con eso, sólo que estoy con algunas personas que desconfían de todo, supongo que echo a la bolsa a todos los demás pensando que con lo que digo, se sentirán más seguros - explica en tanto la sigue por la plaza hasta un edificio que a él no le produce perspicacia. La observa bajar la escalera, así que van a ascender, - de acuerdo, tú empieza, ya te alcanzo - la deja subir sola, hasta que puede ver que ha llegado hasta arriba. Ahora sí, revisa que nadie los haya seguido, ni que los vea. Coloca la escalera hasta su origen, tal cual indicó. Da unos pasos hacia atrás, se impulsa para saltar y sujetarse del primer escalón. Trepa los siguientes tres antes de que su pie encuentre el primero. Escala con rapidez propia de la juventud hasta el techo donde ella le espera ya acomodada, se sienta frente a ella en la misma posición esperando a que empiece.
Sus palabras le hacen emitir una larga y sonora exhalación - lo entiendo, más no puedo hacer. Necesito saber lo que le dijeron a mi padre antes de mi nacimiento porque así comprenderé el futuro que me toca y por qué viví lo que viví. Así que, adelante, soy todo oídos - relaja el cuerpo esperando a que ella empiece, cuando le da de nuevo la bolsita abierta, toca las runas y busca entre ellas dejando que las más calientes sean su opción. Saca cuatro en total, que le muestra extendiendo la palma para saber qué hacer, si tirarlas contra el piso o dejarlas ahí, a la vista de la gitana. Mantiene silencio para no ofuscar su mente, la de ella y la suya. Siente un hormigueo que le recorre toda la columna. Ésto le estremece y le eriza los vellos de la piel. Está nervioso, puede verse en cómo repasa los labios con su lengua.
Se sonríe cuando ella repite que no es una trampa. Sacude la cabeza - lamento si te ofendí con eso, sólo que estoy con algunas personas que desconfían de todo, supongo que echo a la bolsa a todos los demás pensando que con lo que digo, se sentirán más seguros - explica en tanto la sigue por la plaza hasta un edificio que a él no le produce perspicacia. La observa bajar la escalera, así que van a ascender, - de acuerdo, tú empieza, ya te alcanzo - la deja subir sola, hasta que puede ver que ha llegado hasta arriba. Ahora sí, revisa que nadie los haya seguido, ni que los vea. Coloca la escalera hasta su origen, tal cual indicó. Da unos pasos hacia atrás, se impulsa para saltar y sujetarse del primer escalón. Trepa los siguientes tres antes de que su pie encuentre el primero. Escala con rapidez propia de la juventud hasta el techo donde ella le espera ya acomodada, se sienta frente a ella en la misma posición esperando a que empiece.
Sus palabras le hacen emitir una larga y sonora exhalación - lo entiendo, más no puedo hacer. Necesito saber lo que le dijeron a mi padre antes de mi nacimiento porque así comprenderé el futuro que me toca y por qué viví lo que viví. Así que, adelante, soy todo oídos - relaja el cuerpo esperando a que ella empiece, cuando le da de nuevo la bolsita abierta, toca las runas y busca entre ellas dejando que las más calientes sean su opción. Saca cuatro en total, que le muestra extendiendo la palma para saber qué hacer, si tirarlas contra el piso o dejarlas ahí, a la vista de la gitana. Mantiene silencio para no ofuscar su mente, la de ella y la suya. Siente un hormigueo que le recorre toda la columna. Ésto le estremece y le eriza los vellos de la piel. Está nervioso, puede verse en cómo repasa los labios con su lengua.
Belmont Flamcourt- Licántropo Clase Media
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Re: Vueltas del destino - Belmont
Llevaba años leyendo las runas, nunca decían lo mismo, todo era a base de la interpretación certera, de algo estaba segura una vez tiradas las runas solo era momento de ver, de sentir más allá, aun cuando mis sueños premonitorios me ayudaban a saber lo que deparaba el futuro próximo, el pasado siempre estaba presente en las visiones, su rostro había aparecido en varios sueños, en varias premoniciones. De algo estaba segura, el poder que irradiaba era fuerte podía envolver y oscurecer todo a su alrededor, a eso realmente le temía, temía saber más de lo necesario. – Belmont – mire directo a sus ojos, sintiendo un escalofríos recorrer mi cuerpo y suspire notoriamente. – Deja que las runas caigan al suelo - hice un gesto con mi mano para que esparciera las cuatro runas que había sacado, cuatro runas de las cuales temía.
Abrí mis ojos mientras miraba los símbolos, vi en las direcciones que apuntaban , hice una mueca con el labio, volví a mirar a joven, apreté mis labios y un escalofríos recorrió todo mi cuerpo, ya estaba escrito – Siempre ha estado escrito tu futuro Belmont – apunte a una de las runas que se dirigía hacia el norte – Ella dice de tu futuro y deja ver tu pasado… pero no buscamos tu pasado buscamos algo mas – pase mis dedos por aquella runa y continúe con la runa que más alejada estaba de las demás y me atreví a tomar con la mano, sin moverla un centímetro el símbolo similar a una flecha apuntando hacia el sureste – Tyr – pronuncie una lengua casi extinta y deje que mis ojos se posaran en los ajenos y ahí… recién ahí pude observar lo que decía el pasado- La flecha apuntando al sur muestra al Guerrero, naciste para la victoria en batallas, eres la combinación entre el mal y el bien… fuiste creado para la grandeza… para ser el único, el guerrero – pase saliva sin dejar de mirarle – No dejes que te gobierne la oscuridad – me atreví a tocar el torso de su mano y desvié mi mirada hacia las otras dos runas que aún quedaban.
Sentí como una oleada de imágenes invadían mi cabeza, muerte, sangre, frio, gritos y sin siquiera pensarlo – La luna roja marco tu nacimiento para así dar paso a tu… tu legado… Alfa… creo que suele llamarse – no volví a mirarlo por unos instantes, sentía un poco de miedo a raíz de las revelaciones que sus ojos color cristal presentaban. Apunte a una runa que parecía una n – Tu fortaleza tu Uruz es más grande que tu voluntad… y eso te da y seguirá dando victorias… pero ten cuidado Belmont… aun cuando veo todo esto… hay… algo… no sé qué es – tome las tres runas que había leído y me quede con la última – Esta Runa esta en blanco- la tome entre mis manos y pude notar lo caliente que estaba y tome su mano dejándola para que la mire – La runa de Odín, de lo desconocido es la que puede marcar la diferencia, es la que puede hacer cambiar tu futuro… aun cuando tu pasado ya está escrito en sangre ahora es tu oportunidad- tome su mano entre la mía y apreté la runa – Lo desconocido puede ser lo que andas buscando….
No sabía si aquello era lo que necesitaba oír, o tal vez pensaría que estaba inventando alguna historia, pero las visiones no fallaban, lo había visto y aun cuando solo dije una parte de todo, harto más tenia para compartir con él, si algo había aprendido con los años era nunca decirlo todo, ya que la mayoría de las personas no estaba preparada para oír, sobre el futuro, pero si sobre el pasado. Solté mi mano y quede a la espera de alguna reacción que tuviera el. Tras mi últimas palabras me sentí más confiada con su presencia, tal vez, había visto más de lo debido.
Abrí mis ojos mientras miraba los símbolos, vi en las direcciones que apuntaban , hice una mueca con el labio, volví a mirar a joven, apreté mis labios y un escalofríos recorrió todo mi cuerpo, ya estaba escrito – Siempre ha estado escrito tu futuro Belmont – apunte a una de las runas que se dirigía hacia el norte – Ella dice de tu futuro y deja ver tu pasado… pero no buscamos tu pasado buscamos algo mas – pase mis dedos por aquella runa y continúe con la runa que más alejada estaba de las demás y me atreví a tomar con la mano, sin moverla un centímetro el símbolo similar a una flecha apuntando hacia el sureste – Tyr – pronuncie una lengua casi extinta y deje que mis ojos se posaran en los ajenos y ahí… recién ahí pude observar lo que decía el pasado- La flecha apuntando al sur muestra al Guerrero, naciste para la victoria en batallas, eres la combinación entre el mal y el bien… fuiste creado para la grandeza… para ser el único, el guerrero – pase saliva sin dejar de mirarle – No dejes que te gobierne la oscuridad – me atreví a tocar el torso de su mano y desvié mi mirada hacia las otras dos runas que aún quedaban.
Sentí como una oleada de imágenes invadían mi cabeza, muerte, sangre, frio, gritos y sin siquiera pensarlo – La luna roja marco tu nacimiento para así dar paso a tu… tu legado… Alfa… creo que suele llamarse – no volví a mirarlo por unos instantes, sentía un poco de miedo a raíz de las revelaciones que sus ojos color cristal presentaban. Apunte a una runa que parecía una n – Tu fortaleza tu Uruz es más grande que tu voluntad… y eso te da y seguirá dando victorias… pero ten cuidado Belmont… aun cuando veo todo esto… hay… algo… no sé qué es – tome las tres runas que había leído y me quede con la última – Esta Runa esta en blanco- la tome entre mis manos y pude notar lo caliente que estaba y tome su mano dejándola para que la mire – La runa de Odín, de lo desconocido es la que puede marcar la diferencia, es la que puede hacer cambiar tu futuro… aun cuando tu pasado ya está escrito en sangre ahora es tu oportunidad- tome su mano entre la mía y apreté la runa – Lo desconocido puede ser lo que andas buscando….
No sabía si aquello era lo que necesitaba oír, o tal vez pensaría que estaba inventando alguna historia, pero las visiones no fallaban, lo había visto y aun cuando solo dije una parte de todo, harto más tenia para compartir con él, si algo había aprendido con los años era nunca decirlo todo, ya que la mayoría de las personas no estaba preparada para oír, sobre el futuro, pero si sobre el pasado. Solté mi mano y quede a la espera de alguna reacción que tuviera el. Tras mi últimas palabras me sentí más confiada con su presencia, tal vez, había visto más de lo debido.
Venus Katrakis- Gitano
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Re: Vueltas del destino - Belmont
Sentado frente a ella, el tiempo se congela, como si no obedeciera las leyes y en cambio, acatara las disposiciones de la gitana. El cabello pelirrojo de la joven pareciera tomar vida con los pocos rayos del sol que entran al lugar. Por momentos, Belmont puede jurar y perjurar que no está ante una mujer, si no ante una ninfa o una elfa. Cada una más etérea y distante que la otra. La voz lo saca de su ensoñación, tira las runas como le indica. La opresión de su pecho se intensifica, las expresiones del rostro de la joven no ayudan a disminuir la tensión que se le acumula en el estómago provocando que sienta náuseas. La boca se le reseca y las falanges se le tensan cuando las entrelaza impaciente por escuchar. Es en este estado de total concentración, que el mundo empieza a desdibujarse y se sume como la primera vez que se presentara en el carromato del anciano gitano que le llevara a un trance.
Cada palabra de la gitana es memorizada a fuego en su piel, su tatuaje en el cuello le quema de la intensidad con que brilla. ¿Lo hace o sólo lo imagina? La potencia de las predicciones es de nuevo sentida por su cuerpo que intenta soportar el peso antes de caer de rodillas vencido. Una gota de sudor recorre su sien hasta llegar a su mejilla y caer por el hueso de la mandíbula. ¿Guerrero? ¿Él? ¿Nacido para vencer? Quisiera objetar hasta que el recuerdo de su padre muerto llega a su mente y baja la cabeza. Esa fue su gran guerra. Si bien perdió batallas y soldados, al final, lo logró. Lo mató. Aprieta los labios con fiereza sin atreverse a levantar la mirada por vergüenza. Y justo cuando siente todos los negativos pensamientos llegar a su cabeza, ella toma el dorso de su mano pidiéndole que no se deje gobernar por la oscuridad quebrando su ser en cientos de pedazos que como cristales, podría jurar que escuchó cómo caían en cascada al piso y se volvió a reconstruir.
Merde! Desliza la mano por la nuca con frustración. ¿Acaso creyó que sería fácil? Por supuesto que no. Y sigue escuchando. La luna roja marcó su nacimiento y su legado. ¿Él, un alfa? Se lleva la mano al cabello acomodando los rizos en silencio. Que no sepa qué es, que la runa esté en blanco, ahí es donde se pierde. Parpadea en silencio, tragando saliva intentando comprender hasta que al final, susurra - Uruz. No entendí eso. Odín. ¿Qué tiene que ver ese tipo conmigo? ¿Qué parte de lo desconocido? Creo que no me di a explicar. Quiero saber cuál es la profecía porque no la entiendo. ¡Cómo entender el futuro que me dices, si no comprendo mi pasado? - se rasca la nuca de nuevo, está en esta fase donde puede entender y al mismo tiempo, se le escapa de las manos. Mira las runas en el piso diseminadas, alza la mirada hacia sus claros orbes.
- Dijiste que me habías visto en premoniciones, en sueños. ¿Qué viste? - no quería saber cuando todo empezó, pero ahora ansiaba saberlo. Le urgía. Se mordía el labio inferior con impaciencia.
Cada palabra de la gitana es memorizada a fuego en su piel, su tatuaje en el cuello le quema de la intensidad con que brilla. ¿Lo hace o sólo lo imagina? La potencia de las predicciones es de nuevo sentida por su cuerpo que intenta soportar el peso antes de caer de rodillas vencido. Una gota de sudor recorre su sien hasta llegar a su mejilla y caer por el hueso de la mandíbula. ¿Guerrero? ¿Él? ¿Nacido para vencer? Quisiera objetar hasta que el recuerdo de su padre muerto llega a su mente y baja la cabeza. Esa fue su gran guerra. Si bien perdió batallas y soldados, al final, lo logró. Lo mató. Aprieta los labios con fiereza sin atreverse a levantar la mirada por vergüenza. Y justo cuando siente todos los negativos pensamientos llegar a su cabeza, ella toma el dorso de su mano pidiéndole que no se deje gobernar por la oscuridad quebrando su ser en cientos de pedazos que como cristales, podría jurar que escuchó cómo caían en cascada al piso y se volvió a reconstruir.
Merde! Desliza la mano por la nuca con frustración. ¿Acaso creyó que sería fácil? Por supuesto que no. Y sigue escuchando. La luna roja marcó su nacimiento y su legado. ¿Él, un alfa? Se lleva la mano al cabello acomodando los rizos en silencio. Que no sepa qué es, que la runa esté en blanco, ahí es donde se pierde. Parpadea en silencio, tragando saliva intentando comprender hasta que al final, susurra - Uruz. No entendí eso. Odín. ¿Qué tiene que ver ese tipo conmigo? ¿Qué parte de lo desconocido? Creo que no me di a explicar. Quiero saber cuál es la profecía porque no la entiendo. ¡Cómo entender el futuro que me dices, si no comprendo mi pasado? - se rasca la nuca de nuevo, está en esta fase donde puede entender y al mismo tiempo, se le escapa de las manos. Mira las runas en el piso diseminadas, alza la mirada hacia sus claros orbes.
- Dijiste que me habías visto en premoniciones, en sueños. ¿Qué viste? - no quería saber cuando todo empezó, pero ahora ansiaba saberlo. Le urgía. Se mordía el labio inferior con impaciencia.
Belmont Flamcourt- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 19/07/2018
Re: Vueltas del destino - Belmont
Una vida nace y una vida muere.
Un corazón late y un corazón se detiene.
Un cuerpo crece y un cuerpo envejece.
Hoy soy, pero mañana ¿seré?
Una nueva vida llega y otra vida se va.
La vida se renueva constantemente; nunca pierde lo que da.
La vida sólo cambia de sustancia como quien cambia de hogar.
Aunque mueras, la vida seguirá.
Es incombustible y nada la detendrá.
Valiéndose de nosotros, su cáscara,
hasta el infinito se reproducirá.
Podía ver la lucha que Belmont tenía con cada palabra que salían de mis labios, aquello me inquietaba, me desequilibraba, hacía que perdiera mi propio rumbo y eso, eso no podía pasar, mis pies sobra la tierra generaban raíces que me permitían percibir lo que ocurría a mi alrededor, la ansiedad que lo envolvía atemorizaba hasta a mis propios monstros inspire profundamente mientras él se desbordaba con las inquietudes con las que había llegado hacia mí, claramente no era lo que deseaba oír, él quería más. ¿Podía darle yo más? Claro que sí, siempre se puede más.
Cambie de posición ya que él había logrado desequilibrar mi energía, con un pedazo de cinta amarre mis cabellos desordenados, le tome el rostro para mirarlo directo a los ojos, invadí su espacio para que se concentrara solo en mí. Para que su respiración bajara de intensidad, decía mi padre que yo tenía el don de tranquilizar a las personas, no sabía si eso era verdad pero había que probarlo, al menos intentarlo en ese momento. Las auras de los dos luchaban entre la luz y la oscuridad, me adentre a sus ojos – Lo desconocido puede ser bueno Belmont, tu pasado dice que fuiste creado para ser el mayor exponente de tu raza, para gobernar si así lo deseas, pero… pero… esas dudas que te desestabilizan haces que te quiebres y no debería ser así, al mirarte veo grandeza y desde el momento que acudiste a mí, sabía que estas hecho para ser el alfa de tu manada, para guiar a tus seguidores para que así demuestres que eres un grande que no se debilita – la conjunción de la predicción del pasado y futuro habían sido descritas con tan solo unas runas y su mirada que emitía ese fuego que podía quemarte, nuestras auras comenzaron a bailar a nuestro alrededor un verdadero espectáculo de armonía y equilibrio.
Te vi en mis sueños… vi cuando mataste a tu padre… vi que tienes la daga para recordar que no debes perder los estribos y te he visto guiar a una manada… y vi como hacías crecer a tus seguidores… también vi que alguien quiere arrebatarte tu confianza pero tú eres más fuerte y debes creer que puedes vencer a cualquiera… y también vi amor… a una mujer… no le vi el rostro pero creo que es un amor mutuo y al parecer un poco imposible. Pero quiero que entiendas que el futuro lo escribes tú y no necesitas de predicciones para saber que hacer… en ti hay grandeza – me acerque un poco más a él y puse mi mano sobre su pecho a la altura de su corazón – tu corazón… late con tanta fuerza que puedes ser invencible si así te lo ropones. Confía en mi palabra y se el hombre que puede con todo. – me aleje de él, le di espacio para todas las palabras que había dicho y tome las runas entre mis manos cerrando los ojos moviéndolas cargándolas con mi energía, con mi aura vibrante. – Belmont – pronuncie con una amplia sonrisa en mi rostro - ¿Qué más quieres saber? – termine por preguntar, esperando que lo que había dicho hubiera sido lo que buscaba… y si no… siempre podría ir mas allá.
Un corazón late y un corazón se detiene.
Un cuerpo crece y un cuerpo envejece.
Hoy soy, pero mañana ¿seré?
Una nueva vida llega y otra vida se va.
La vida se renueva constantemente; nunca pierde lo que da.
La vida sólo cambia de sustancia como quien cambia de hogar.
Aunque mueras, la vida seguirá.
Es incombustible y nada la detendrá.
Valiéndose de nosotros, su cáscara,
hasta el infinito se reproducirá.
Podía ver la lucha que Belmont tenía con cada palabra que salían de mis labios, aquello me inquietaba, me desequilibraba, hacía que perdiera mi propio rumbo y eso, eso no podía pasar, mis pies sobra la tierra generaban raíces que me permitían percibir lo que ocurría a mi alrededor, la ansiedad que lo envolvía atemorizaba hasta a mis propios monstros inspire profundamente mientras él se desbordaba con las inquietudes con las que había llegado hacia mí, claramente no era lo que deseaba oír, él quería más. ¿Podía darle yo más? Claro que sí, siempre se puede más.
Cambie de posición ya que él había logrado desequilibrar mi energía, con un pedazo de cinta amarre mis cabellos desordenados, le tome el rostro para mirarlo directo a los ojos, invadí su espacio para que se concentrara solo en mí. Para que su respiración bajara de intensidad, decía mi padre que yo tenía el don de tranquilizar a las personas, no sabía si eso era verdad pero había que probarlo, al menos intentarlo en ese momento. Las auras de los dos luchaban entre la luz y la oscuridad, me adentre a sus ojos – Lo desconocido puede ser bueno Belmont, tu pasado dice que fuiste creado para ser el mayor exponente de tu raza, para gobernar si así lo deseas, pero… pero… esas dudas que te desestabilizan haces que te quiebres y no debería ser así, al mirarte veo grandeza y desde el momento que acudiste a mí, sabía que estas hecho para ser el alfa de tu manada, para guiar a tus seguidores para que así demuestres que eres un grande que no se debilita – la conjunción de la predicción del pasado y futuro habían sido descritas con tan solo unas runas y su mirada que emitía ese fuego que podía quemarte, nuestras auras comenzaron a bailar a nuestro alrededor un verdadero espectáculo de armonía y equilibrio.
Te vi en mis sueños… vi cuando mataste a tu padre… vi que tienes la daga para recordar que no debes perder los estribos y te he visto guiar a una manada… y vi como hacías crecer a tus seguidores… también vi que alguien quiere arrebatarte tu confianza pero tú eres más fuerte y debes creer que puedes vencer a cualquiera… y también vi amor… a una mujer… no le vi el rostro pero creo que es un amor mutuo y al parecer un poco imposible. Pero quiero que entiendas que el futuro lo escribes tú y no necesitas de predicciones para saber que hacer… en ti hay grandeza – me acerque un poco más a él y puse mi mano sobre su pecho a la altura de su corazón – tu corazón… late con tanta fuerza que puedes ser invencible si así te lo ropones. Confía en mi palabra y se el hombre que puede con todo. – me aleje de él, le di espacio para todas las palabras que había dicho y tome las runas entre mis manos cerrando los ojos moviéndolas cargándolas con mi energía, con mi aura vibrante. – Belmont – pronuncie con una amplia sonrisa en mi rostro - ¿Qué más quieres saber? – termine por preguntar, esperando que lo que había dicho hubiera sido lo que buscaba… y si no… siempre podría ir mas allá.
Contigo o sin ti, la vida va a continuar,
porque nunca se para; siempre se dirige a algún lugar.
La vida es una noria que gira y gira y nunca deja de girar,
como una locomotora que corta el viento sin que llegue a descarrilar.
La vida no tiene ni principio ni final; es el espectáculo de nunca acabar.
La vida no espera por nadie y nadie la puede esperar.
Si te hace suyo, suyo serás
hasta que ya no le valgas y te reemplace por otro más.
Si te llama a filas, no te puedes negar,
vendrás al mundo entre sollozos y entre sollozos te irás.
En cada uno de nosotros la vida nacerá y morirá
como un ciclo que acaba y vuelve a empezar;
pero no es la vida la que muere cuando morimos,
lo que muere es nuestra conciencia de estar vivos.
El hombre es un estar en el tiempo,
mientras que la vida es y será siempre
vida.
porque nunca se para; siempre se dirige a algún lugar.
La vida es una noria que gira y gira y nunca deja de girar,
como una locomotora que corta el viento sin que llegue a descarrilar.
La vida no tiene ni principio ni final; es el espectáculo de nunca acabar.
La vida no espera por nadie y nadie la puede esperar.
Si te hace suyo, suyo serás
hasta que ya no le valgas y te reemplace por otro más.
Si te llama a filas, no te puedes negar,
vendrás al mundo entre sollozos y entre sollozos te irás.
En cada uno de nosotros la vida nacerá y morirá
como un ciclo que acaba y vuelve a empezar;
pero no es la vida la que muere cuando morimos,
lo que muere es nuestra conciencia de estar vivos.
El hombre es un estar en el tiempo,
mientras que la vida es y será siempre
vida.
- Spoiler:
- espero este bien, si hay algo que cambiar me avisas me arriesgue con la premonición
Venus Katrakis- Gitano
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Re: Vueltas del destino - Belmont
La energía del licántropo es más parecida a un torbellino que a una brisa que alborota los cabellos. Belmont necesita saber todo su pasado, entender la profecía que le dijeran a su padre antes de su nacimiento y por la cual, le procreó aún fuera del matrimonio. Si esa ansiedad genera que la estabilidad de la romaní se altere, se declara culpable. Si esa necesidad por conocer su pasado, de dónde proviene y hacia dónde va, genera una oscuridad a su alrededor, se declara culpable.
Si alguien pudiera comprender todo el pasado del joven, ver a través del tiempo cada golpe que le dieron para llegar a ser quien es, quizá podrían entender una fracción de lo que siente. Del desespero y la urgencia que le guiaron hasta esta gitana de rojos cabellos que le ofrece una visión sin que tenga a su padre detrás exigiendo que se quede quieto, que no hable, que no oiga, que no vea, que no sienta. Prohibición tras prohibición hicieron de Belmont un juguete, un señuelo, un chivo expiatorio. Un sentenciado, un juez y un verdugo. El destino se empeñó en crear un monstruo y al mismo tiempo, a un mártir. La voz de la joven lo saca de sus recuerdos. Tiene razón. Alza la mirada dolida, resquebrajada, partida en tantos pedazos que es imposible pegarlos cuando ella le incita a hacerlo con sus manos en sus mejillas.
Los ojos de la flor salvaje son tan libres, que Belmont ansiaría poseer tal voluntad y le envidia su sino. Ese destino que se aferra a golpearlo. Estaba tan contento con su manada, con Sabine y hoy, es echado lejos a otra, de la que nadie conoce. Con la que nadie comparte algo. Traga saliva pues las palabras de la romaní están llenas de una fuerza desconocedora que ingresa en sus oídos y se cuela hasta su comprensión, atrapadas en su corazón con cadenas para no irse más. ¿Él? ¿Un alfa? Recuerda las palabras de Sabine. Si está siendo elegido para ser el consorte de la princesa que las profecías declararon como la Princesa Lupi, ¿Por qué tendría que ser menos? Tampoco superior, pero sí un igual.
Baja la mirada avergonzado, él hubiera deseado un mejor padre. Un mejor ejemplo. Un mejor guía. En cambio, su padre fue su mayor tormento, verdugo y azote. En la piel tiene todavía marcadas cada una de sus "caricias", de sus aleccionamientos. En la carne se marcó su amor y en el alma, su desdén. Una solitaria lágrima resbala por el rostro del joven licántropo en honor a su infancia perdida, a su inocencia violentada y su mente fragmentada. La mano que se coloca sobre su corazón quema dejando una marca invisible que recordará hasta el final de sus días. Sin saberlo, Venus le entregó el amor propio. Su visión de la vida es modificada en un giro de trescientos sesenta grados y tal cual, el licántropo asiente con la cabeza.
Las ideas van encajando como piezas de un rompecabezas que, al completo, tiene una hermosa visión. Lleva una mano a su tórax agachando la cabeza. - ¿Alguna vez mi padre estuvo orgulloso de mí? ¿Alguna vez tendré un padre que lo esté? - [b]esa es la clave de todo. El trauma de su niñez que jamás será recompuesto y que necesita una respuesta para saber a qué atenerse. Belmont como todo infante, necesita, ansía, grita por la atención de un padre. Porque el joven hizo lo que estuvo en sus manos para salir adelante, así fuera pisoteando el cadáver de quien le dio la vida.
Si alguien pudiera comprender todo el pasado del joven, ver a través del tiempo cada golpe que le dieron para llegar a ser quien es, quizá podrían entender una fracción de lo que siente. Del desespero y la urgencia que le guiaron hasta esta gitana de rojos cabellos que le ofrece una visión sin que tenga a su padre detrás exigiendo que se quede quieto, que no hable, que no oiga, que no vea, que no sienta. Prohibición tras prohibición hicieron de Belmont un juguete, un señuelo, un chivo expiatorio. Un sentenciado, un juez y un verdugo. El destino se empeñó en crear un monstruo y al mismo tiempo, a un mártir. La voz de la joven lo saca de sus recuerdos. Tiene razón. Alza la mirada dolida, resquebrajada, partida en tantos pedazos que es imposible pegarlos cuando ella le incita a hacerlo con sus manos en sus mejillas.
Los ojos de la flor salvaje son tan libres, que Belmont ansiaría poseer tal voluntad y le envidia su sino. Ese destino que se aferra a golpearlo. Estaba tan contento con su manada, con Sabine y hoy, es echado lejos a otra, de la que nadie conoce. Con la que nadie comparte algo. Traga saliva pues las palabras de la romaní están llenas de una fuerza desconocedora que ingresa en sus oídos y se cuela hasta su comprensión, atrapadas en su corazón con cadenas para no irse más. ¿Él? ¿Un alfa? Recuerda las palabras de Sabine. Si está siendo elegido para ser el consorte de la princesa que las profecías declararon como la Princesa Lupi, ¿Por qué tendría que ser menos? Tampoco superior, pero sí un igual.
Baja la mirada avergonzado, él hubiera deseado un mejor padre. Un mejor ejemplo. Un mejor guía. En cambio, su padre fue su mayor tormento, verdugo y azote. En la piel tiene todavía marcadas cada una de sus "caricias", de sus aleccionamientos. En la carne se marcó su amor y en el alma, su desdén. Una solitaria lágrima resbala por el rostro del joven licántropo en honor a su infancia perdida, a su inocencia violentada y su mente fragmentada. La mano que se coloca sobre su corazón quema dejando una marca invisible que recordará hasta el final de sus días. Sin saberlo, Venus le entregó el amor propio. Su visión de la vida es modificada en un giro de trescientos sesenta grados y tal cual, el licántropo asiente con la cabeza.
Las ideas van encajando como piezas de un rompecabezas que, al completo, tiene una hermosa visión. Lleva una mano a su tórax agachando la cabeza. - ¿Alguna vez mi padre estuvo orgulloso de mí? ¿Alguna vez tendré un padre que lo esté? - [b]esa es la clave de todo. El trauma de su niñez que jamás será recompuesto y que necesita una respuesta para saber a qué atenerse. Belmont como todo infante, necesita, ansía, grita por la atención de un padre. Porque el joven hizo lo que estuvo en sus manos para salir adelante, así fuera pisoteando el cadáver de quien le dio la vida.
- Opinión:
- C'est magnifique!
Belmont Flamcourt- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 19/07/2018
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