Pare, mire y escuche - Libre

Ir a la prisión de visita no es que fuera algo habitual en ella ir a ese sitio, pero en esta ocasión la situación lo mercía, pues uno de los que allí se encontraban era un conocido de la cambiante, un antiguo miembro del circo que fue expulsado por robar, cosa que le divertía en cierta forma a Yendra, aunque el circo nunca había sufrido por las fechorias de la rubia, al contrarío que por este individuo, que los vicios le había incitado a cometer crimenes mayores, el vicio y la avaricia eran cosas peligrosas, y si las juntabas en un mismo cuerpo podría hacer que una persona cometiera un crimen donde inclutera la sangre, y este había sido la situacion dada con el individuo, de quien había segado alguna que otra vida, y meterse con quien no debía, todos esos crimenes le habían llevado a la carcel, no sabe que trato había hecho para recibir el privilegio de recibir visita, quizá había huntado a quien debía con bastante maestria, haciendo que no solo cartearan a Yendra pidiendole que fuera a vissitarle, si no ademas proporcionandole el lujo del mismo.
La cambiante había acudido, ¿como no hacerlo? no había motivo para no hacerlo, en el pasado se habían llevado notablemente bien entre ellos, no había motivo para negarle la visita, asi que más por curiosidad que por otra cosa ella había acudido.


Más cuando le vió acercarse miró alrededor había bastantes guardias sin duda, todos vigilando que no se hiciera algo ilegal, era logico, al otro lado se podía ver a los que no teneían la misma suerte que los que tenían el lujo de la visita, Yendra ladeó la cabeza. -Es curioso como tras casi un año has solicitado mi visita ¿que quieres?- Pregunta la cambiante con recelo, si, habían sido amigos, si, se habían llevado bien, pero no había sido muy encantador que digamos en los ultimos encuentros, por eso le sorprendió que la llamara, y vaya si se llevó una sorpresa, los azules ojos de la cambiante se abrieron notablemente, el preso no sabía bien como se había enterado de la posición sobrenatural de la acrobata, que ladeó la cabeza mirandole, mientras este la observaba, asegurandole que sabía lo que era y que sería bien recompensada si le daba su ayuda.


La cambiante abría los ojos, y arrugaba la nariz, mientras mantenia la escucha a la baja conversación que tenía con el prisionero, que la pedía usar sus habilidades y ayudarle a escapar, y a cambio de ello, este la recompensaría noblemente. -¿Enserio? te ayudo a salir...¿es lo que quieres? ¿y como sé que no me la jugaras?- Preguntó la cambiante, mientras se quedó en sepulcral silencio, cuando uno de los guardias pasó cerca antes de volver a clavar sus claros orbes en los ajenos. -Tengo que pensarlo me temo.- Susurró poniendose en pie para marcharse, el preso susurró lo que compartiria con ella con la intención de hacer el premio más jugoso, la menuda rubia se puso en pie y alzó la mano indicandole que ya le escuchó, más se detuvo un segundo cuando percibó el olor de uno de los de allí presentes quedando algo inquieta , aunque esperó que la conversación hubiese quedado entre ellos.
Entrecerró los ojos mientras meditaba la oferta y quizá empezando a plantearse como lo haría, ser la ayudante del mago en el circo durante una temporada, había echo que algunas de las habilidades de Yendra fueran potenciales por ejemplo los juegos de manos eran muy utiles. Resopló algo tensa por el aroma de uno de los guardia.

La joven fruncia el ceño mirando al preso, meditando si hacerle el favor, si bien la acrobata no tenía muchos problemas para el pillaje, de hecho le era algo divertido, pero ayudar a escapar de la carcel era una cosa muy distinta.  Más debía meditarlo, sobre todo que no se la juegue y el hecho de que supiera que era cambiante le tenía notablemente desconcertada. Más despues de finalizar la conversación en la que ella determinó que lo pensaría aunque desde luego tenía que darle una vuelta, en el pasado si que eran amigos y él buscó apelar a ese recuerdo para convencer a la joven cambiante. Yendra deslizó los dedos por su melena mientras se levantaba y ponía rumbo hacia la salida para abandonar la sala de visitas, mientras de reojo a los que allí acontecían, su mente distraida en tomar esa decisión, por lo que en principio no se percató en las auras ajenas para descubrir si ella era la única con una naturaleza sobrenatural.
Se mordía el labio inferior pensativa cuando miró al frente donde fue interceptada, miró al hombre que estaba en la única puerta que la sacaría de ahí, enarcó una ceja cuando la cortó el paso y ladeó la cabeza sin decir nada. Más una mueca de sorpresa dibujó su rostro cuando sacó su apellido con tanta rapidez, la petición de acompañarle la verdad es que no le gustó ni un apice.


¿Por qué demonios quería que le acompañase? ella se cruzó de brazos dispuesta a dar una rotunda negativa, pero cuando dos guardias se acercaron eso hizo que la felina se inquietara notablemente, incomoda. Yendra tenía que alzar la cabeza para enfrentarse al rostros de los guardias y de quien la había interceptado. Notaba como los pelos de la nuca se les erizaban por la tensión. Mientras giró la cabeza observando como dos guardias se acercaban al hombre con quien hasta hacía unos segundos había estado hablando. Se giró a mirar con cara de pocos amigos. -Está bien.- Cedió finalmente siguiendo algo obligada por los guardias al hombre que tenía delante, un rapido vistazo al aura para obtener más información le desveló el gato encerrado, un licántropo, no tenía mucha esperiencia en tratos con estos, pero la cambiante esperaba como siempre poder desenvolverse con soltura ante cualquier posible escenario que la pusieran delante.


Este la ofreció asiento, la cambiante cedió y se sentó cruzandose de pierna y tambolireando los dedos en el posabrazos del asiento mientras le miraba, les habían dejado solos, lo que daba cierta discrección, pero sin duda lo suficientemente protegido ante cualquier altercado. Estaba inquieta e incomoda, asi que buscó romper el hielo. -¿No es usted muy joven para llevar este lugar?.- Dijo la rubia buscando la forma de quitar tensión a la cosa, o al menos de disimular su incomodidad, y como buena gata, la curiosidad la mantenia en vilo.
-Bueno, supongo que no me ha traido aqui para lucir su cargo..- Casi acaba esa frase usando la palabra lobo, pero estaba dispuesta a jugar haciendose la despistada en ese aspecto. Yendra ladeo la cabeza mientras se mordió nuevamente el labio inferior pensativa. -Bien, mi curiosidad gana...¿Porqué me ha traido aqui? ¿acaso me porté mal?- El tono de la cambiante es algo jocoso, con una juguetona malicia en sus palabras, no lo podía evitar, le observó de arriba a abajo de manera descarada, estudiandolo, queriendo sacar cualquier detalle de él que le pudiera ser útil, más enarcó una ceja ansiando la respuesta de este.

La joven observaba al hombre que tenía frente a ella, algo quería o no la habría llevado ahí dejandoles a solas, si bien ella podía ver que él era un hombre lobo, sin duda el sabía que ella era cambiante, sus palabras fueron engreidas o asi se le antojaron a Yendra que entrecerraba sus claros ojos observando al hombre que frente a ella estaba y sonreía de medio lado haciendo que la rubia arrugara de manera efimera su nariz. El licano explicaba lo que para ella ya era obvio, a lo que la cambiante ni siquiera despegó los labios para emitir palabra alguna, solo le observaba lo que para ella era pavonearse claramente. Más el movimiento brusco que de repente hizo avalanzandose practicamente sobre ella atrapando con sus manos el posa brazos del asiento donde estaba ella, Yendra no pudo evitar soltar un bufido sobrenatural digno de un felino al que hacen algo que le altera, casi se pegó más contra el asiento más si cabía. Mientras enumeraba la hipotesis que tenía, y como la seleccionó despues de pensar que le podía traer a la rubía ir a visitar el preso, sin duda el licántropo era avispado, por qué aunque había acertado Yendra no dió el menor indicio de nada que revelara la realidad.
-Cuidado con esos movimientos bruscos, no quieras meterte en lios.- Respondió Yendra con cierto modo amenazante, y con toda la intención del mundo dandole igual la posición social de quien tenía frente a ella, hablando de su "adorada prisión" como él la había llamado unos instantes antes.


Las palabras que él pronucia solo despiertan que su instinto felino salga a relucir, mientras observa a este, como tan pedante dirige las opciones, sonando las primeras amenazantes, la opción de ganar oro apelando a la codicia de la cambiante y la ultima sin más. Yendra se quedó unos segundos pegada al asiento antes de levantarse y acercarse de manera rapida a él, olfateandole de manera descarada, mientras le miraba de manera intensa. Yendra por su situación de acrobata de circo no era muy alta, normal por porfesión, más aun asi se mantuvo en una distancia que rompía el espacio personal del ajeno a ella. -Tu corructela es maravillosa lobito...me ofreces un pago por información, no decirte nada y "ayudarle" y que su muerte pesara en mi conciencia...o irme sin más...te voy a decir una cosa, no me conoces lo más minimo para saber como soy y creer que puede llevarme por dende usted cree...querido, está taaaan equivocado que me divierte.- Gruñe ella, con una sonrisa maliciosa mientras se mantiene frente a él y ladea la cabeza.


Atrevidamente asciende la mano diestra para acariciar sin el consentimiento ajeno el rostro del lobo con su mano de suave forma, provocando, mientras estaba tan cerca de él. -Saca una bifida lengua a pasear muy rapido...eso no es bueno.- Se acercó a pocos centimetros de su rostro por pura provocación antes de alejarse de él a los pocos segundos. -No hagas tratos conmigos...tengo una corazonada contigo y no es buena precisamente.- Sonrió sumamente maliciosa mientras en vez de en la silla, se sentó sobre el escritorio cruzando las piernas sobre este, mientras alzaba su mano izquierda mostrandole que le había quitado la cartera en esos segundos que tan cerca de él había estado. -Estas hablando con la dulce ayudante del mago del circo, mis manos son rapidas...y no me interesen que me paguen por vender a nadie no soy una traidora. - Comenta con malicia mientras le lanza la cartera para devolversela intacta.

-Tú no puedes comprarme, pero disfruto jodiendo el bolsillo de los de alta cuna como tú que disfrutan de restregar su poder a los que no tienen el mismo poder adquisitivo...asi que cara bonita...te aconsejo que no me hagas enfadar, no quieres que cambie de montura y te prometo que mi hocico puede ser bien intimidante.- Amenazó la joven mientras emitió con la boca el sonido de un ronroneo como haria el de un felino y ladeó la cabeza observandole mientras jugueteaba con sus manos atrapando uno de los lapiceros para jugar con él entre sus dedos mientras divertida observa si consigue enfadar al licano, son para ella tan divertidos cuando se enojan y no es luna llena.

Ella observaba al licántropo que tenía frente a ella, había jugado sus cartas, he incluso robandole la billetera, aunque no tardó en devolversela, no quería robarsela, no tenía interes alguno en dejarle sin dinero, al menos por el momento, más inconscientemente el licántropo no sabía cuanto estaba provocando a la felina cambiante. Ella sonrie ante su comentario de que esto ya le aburre, eso hace que Yendra suelte una risotada. Observó como la abría la puerta para ver a esos guardias que parecían esperar las ordendes del licántropo, Yendra dejó escapar un suspiro y se estiró la ropa acomodandosela mientras andaba en dirección  a la puerta, mientras el alegaba que poco le importaba perder la billetera que apenas había documentos y una foto de su ciudad natal, ella enarcó una ceja. -Uhm...enternecedor.- Dijo con cierto sarcasmo mientras jugaba con un mechon de su rubia melena y mantenía esa sonrisilla capciosa, mientras los guardias se aproximaban a ella, Yendra empezaba a maquinar de malevola forma. Él aseguró que le gustaría verla en el circo, cosa que encontró la cambiante sumamente divertido ante esa mención que fue sin duda curiosa para la cambiante.
La verdad tampoco se imaginaba al licántropo comprando un ticket para ver un espectaculo de esa indole, mimos y payasos haciendo malabares, el mago usando sus trucos para engañar la inocente mente del publico, y ella formulando sus acrobacias a más de 15 metros del suelo donde lucir su contorsionismo y su habilidad para las acrobacias.


Más sin que él lobo fuera consciente absolutamente nada de lo que pasaba, a Yendra todo esto lo había convertido en un muy excitante juego, y la cambiante estaba dispuesta a jugar, de echo sus ganas se encendieron tan rapido como el roce de un fosforo, la rubia se mordió con fuerza el labio inferior. Se acercó mucho nuevamente al licántropo. -Di "abracadabra" y apareceré. - Susurró contra su oido y junto de descarada forma mejilla con mejilla de manera efimera emitiendo un ronroneo antes de apartarse riendose, mientras miró a los guardias. -Caballeros, ya lo habeís oido, yo hago lo correcto.- Recalcó la cambiante, mientras seguía a los guardias, mientras se acomodaba bien la ropa cubriendose bien, guiñando el ojo con descaro a uno de los guardias que la miraban antes de ser reprochados por el licántropo.


Yendra empezó a andar, para ella había empezado el juego, ese lobo se creía el rey en esta prisión que era su castillo, más darle un dolor de cabeza sería tan satisfactorio para ella, se acercó a uno de los guardias preguntandole si un hombretón como él no temía a los malechores que había ahí encerrados, acariciandole con suavidad, llevandose de manera rapida las llaves sin que este se percatara, ladina fue su sonrisa, mientras empezaba a desabrochar sus ropajes disimuladamente, no quería romperlos, mientras este hablaba y el otro guardia miraba al frente Yendra aprovechó y cambio su aspecto al más pequeña de sus converiones, el ocelote, entre eso y su mimetismo que le servia para pasar inadvertida, cogió las llaves con la boca para salir corriendo a toda velocidad, había decidido liberar a su colega, solo por tocarle las narices, él había convertido esto en un juego divertido, excitante, y ahora ella iba a divertirse, a ver cuanto podía provocarle.

Los guardias se dieron cuenta de la desaparición de la mujer y se acercaron a ver sus ropas huecas, no comprendiendo que había pasado, y más cuando el guardia se diera cuenta de que le habían robado algunos objetos entre ellos las llaves de las celdas, sin duda el juego iba a estar bien, ella se movia rapidamente buscando pasar totalmente desapercibida, para su suerte con quienes se cruzaba eran humanos asi que conseguía que ni se dieran cuenta cuando la felina pasaba delante de ellos a toda velocidad, tenía que encontrar a su compañero, ella lo abriría, el restro es cosa suya.